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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
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Mensajes : 2176 Fecha de inscripción : 14/12/2014 Localización : Atlantis Empleo /Ocio : Sumo Mago Humor : Melancólico
Ficha de Personaje Alias: Arion Nombre real: Ahri'ahn Universo: DC Universe
Tema: Votación Highlights Septiembre 2020 27th Septiembre 2020, 01:10
Pues ya estamos aquí con la votación a la mejor intervención del mes. Deberíamos haberla iniciado hace una semana pero por diversos problemas técnicos nos hemos demorado un poco. Tendréis que votar sólo una intervención, la que más os guste, y dichas votaciones deberán referirse a la cuenta de Omega por mp.
Paso ahora a enumerar a los/as candidatos/as. Como es demasiado largo y no caben todos en un solo post, lo publicaré todo en dos, pero son para votar todos los que aparezcan en los dos post.
Warlock escribió:
- Sí, Connie es así... a yo a veces también le cuesta acercarse a él, pero... eso es lo que más anima a yo a intentarlo. Y cre que él aprecia ese esfuerzo precisamente por su dificultad con las personas. Así que yo está seguro de que, aunque muchas veces no lo aparente, y Bart-tú crea que no le importa a Connie, en el fondo es todo lo opuesto. Yo cree que te tiene mucha estima - Sonrió y miró cándidamente al chico. Estaba seguro de que Conner lo adoraba. El súperchico no era muy paciente, y sin embargo, con ellos, que solían resultar molestos a la gente por su ineptitud o su gran curiosidad, se mostraba comprensivo y tranquilo- Bart-tú... Yo siente que tú perdiese a gente tan importante... Por cómo habla tú se nota que les quería mucho. A yo le gusta la gente que suena así al hablar de otros. Yo puede sentir ese afecto, como si hablase... tu corazón. Yo sabe que los humanos asocian esa víscera bombeadora de sangre al cariño y el afecto por alguna razón, y que no tiene capacidad de habla, pero... yo espera haber usado bien la metáfora.
He llamado a los sanitarios para que te vengan ayudar ya que claramente te ha dado una crisis. Pero si crees que necesito a otros para echarte de mi habitación vas muy equivocada, así que adiós, que tengas un agradable día.
La foto consistía en mi con mi traje de Robin sin antifaz, dormido en el hombro de un Bruce sin máscara mientras veíamos cualquier chorrada en la tele y comíamos palomitas. Para cualquier persona podría considerarlo una chorrada, pero para mí era el recuerdo más feliz que atesoraba, Bruce había antepuesto por una vez a Batman, y se había quedado a cuidarme cuando había un resfriado, en uno de los primeros días como Robin. Hace ya años había hecho un trato con una bruja para ganar poder a cambio de este recuerdo, pero parecía que tras la colisión de mundos y el ver la foto habían provocado que todas estas memorias perdidas regresasen.
- En este mundo yo soy Dios…Y tú...- La voz de Edward resonó de nuevo en la oscuridad, aunque, en aquella ocasión, el eco ya no era tan intenso: -...Solo eres un insecto.
Apoyó el vaso sobre la mesa sin soltarlo y miró a Elian fijamente, Edward se sentía excitado, aquella caza le había reavivado la llama que hacía unos minutos había quedado extinguida, le hizo un gesto con el dedo, indicando que se acercara mientras apoyaba las nalgas en el escritorio: - ¿No te cansas de estar ahí sentado? ¿Por qué no vienes y charlamos más cerca? – Elian se levantó y se acercó hasta Edward, estaban muy cerca el uno del otro, sus respiraciones podían mezclarse, formando un torbellino, sus rostros estaban muy cerca, casi podía percibirse la electricidad estática entre los dos: - ¿Soy yo…O hace calor…? – Johns le dedicó una sonrisa mientras acercaba su rostro al de él.
Un estallido de cristales rompió la enorme tensión sexual del ambiente, el vaso que hacía unos instantes había tenido Edward en la mano saltaba ahora en decenas de trocitos pequeños al haber impactado contra la cabeza del empresario debido al golpe que le propinó con el mismo, el exorcista no esperó una respuesta, rodó hacia atrás por encima del escritorio, la botella, el maletín y todos los objetos que había en esta cayeron al suelo provocando un gran estruendo:
- Casi me lo he creído…- Edward le dedicó una sonrisa al hombre y dijo: -…Nos vemos al otro lado del arcoíris Dorothy. – Y de repente se lanzó contra el cristal de la ventana de la oficina, lo siguiente fue una sensación de vértigo enorme, Edward se precipitaba al vacío a toda velocidad acompañado de trozos de la ventana, sus tripas se apretaron en el interior de su barriga ¿Y si se había equivocado? El asfalto estaba cada vez más cerca, pensó en cuerpo aplastado y hecho un amasijo de sangre y tripas en el suelo, ya era tarde, era todo o nada, agitó los brazos inútilmente cuando estuvo a punto de golpear contra la acera, le faltaba el aire.
Abrió los ojos repentinamente, habría tomado aire, de haber podido, las manos de Elian le apretaban el cuello con una fuerza inesperada para un hombre de su clase, Johns intentó forcejear, pero en su posición estaba totalmente vulnerable, el hombre se había subido encima suyo y él, estirado en el sofá poco podía hacer, salvo...
Separó con todas sus fuerzas las manos de Iquello de su cuello, lo suficiente para poder hablar y murmuró: - ᛁᛚᚢᛊᛁᛟᚾ ᚾᛟᚲᛏᚢᚱᚾᚨ - La oscuridad se tragó el despacho, el sofá, los envolvió con violencia y, poco a poco empezó a tragarse a Edward, como si el hombre se sumergiera en una piscina de lodo oscuro, aquella negrura empezó a abrazar también las manos de Elian, que soltó instintivamente el cuello de Edward y se puso en pie, en alerta:
- Ha sido un buen truco, casi me matas hijo de puta…- La voz del exorcista retumbaba por todo el lugar, como si estuvieran en una cueva, parecía no provenir de ningún lugar y de todas partes a la vez: -…Pero has elegido a la presa equivocada…Ahora...Vamos a descubrir que eres. - Bajo los pies de Elian empezó a abrirse, poco a poco, una especie de obertura que empezó a absorberle con violencia hacia abajo, del agujero se intuía un brillo escarlata y emanaba un potente calor, cómo si el mismo infierno estuviera intentando llevarse de vuelta a aquella criatura.
-Weno… po amo pa ya- empezó a caminar hacia donde tenía aparcado el coche esperando que Jesse le siguiera, aunque se giro un segundo y miró a su colega directamente a los ojos -Epeo que no uze ezo conmio, que me cago en dio- volvió a girarse, prosiguiendo su camino , mas segundos después volvió a girarse hacia Jesse, esta vez señalandole con el dedo como cuando un adulto reprende a un niño -Y no uze ezo pa… pa mata a gente, que como lo vea io te pego una coieja que ze te van a zali lo diente, son
La canción empezó potente, como las que le gustaban a él pero no fue hasta el magnífico solo de la guitarra que comenzó a comprender la letra de la canción. ¿Hablaba de los que tenían doble vida? ¿Los que fingían ser algo que no son y que el cantante los tenia calados? No podía evitar sentirse identificado con la canción. Su vida se dividía entre su rol de Conner Kent y su rol de súper héroe Superboy ¿pero cuál de esos dos roles era el realmente? ¿Era realmente un adolecente más cerca de la edad adulta o solo era una arma que decidió ponerse en el bando de los buenos y salvar inocentes?
Sabía que un gran dolor embargaba al cantante de Deamhan. Era la persona, a parte de su amigo Pauly, con quien más se había abierto en años. La noche que le recogió y brindó su ayuda Valerie había expresado muchas más emociones de lo que estaba acostumbrada. No sabía cómo sería para el cantante pero para ella, habían tenido una especie de conexión. No era sólo por aquella nueva atracción que sentía por lo que había escogido la canción que hablaba sobre ser fuertes y no rendirse. Sobre afrontar el destino con entereza y abrirse a las nuevas oportunidades que el mundo nos ofrecía. Que a pesar de las desgracias de la vida siempre se abrían ante nosotros nuevos caminos que podían ser el remedio a nuestro sufrimiento y una alivio para nuestros males. Para la rubia no era fácil relatar su pasado. Aunque hubiera contado escuetamente sus desgracias, era mucho más de lo que solía hablar sobre su pasado. Val era muy reacia a contar su pasado y lo que había sufrido.
Cantó con todo su corazón para impregnar cada palabra de la melodía de su mensaje de fortaleza y perseverancia. A ambos les había dejado trizas las muertes de seres importantes y queridos. Pero la vida es demasiado larga para vivir en un luto constante. En la existencia hay frecuentemente nuevas oportunidades para alcanzar nuestros sueños. Eso era lo que quería transmitir. Hacerle llegar lo agradecida que estaba porque con su pequeño acto de darle la tarjeta de su manager había trastocado de una forma maravillosa su miserable universo. Había llenado de luz su mundo. Una oportunidad de brillar se le había ofrecido y era todo gracias a él. Estaba muy agradecida y quería poder hacer lo mismo por Aidan. Aunque sabía que una canción no era suficiente para devolverle el favor.
- Quiero que llame a Parrish y le diga que está tras la pista de algo bueno, algo muy gordo, pero que fue interceptada por miembros de mi Iglesia y ha tenido que ocultarse un tiempo. Que le volverá a llamar cuando todo pase. Lo que hará en ese tiempo es ir a visitar a unos aliados de mi fe que trabajan desde el edificio Warren. No, no está abandonado, si accede al sótano, sólo debe mentar esto ante la puerta "La sangre nos hermana, el Rojo es nuestro reino, el Hermano sangre nos guarda" con facilidad la dejarán entrar a una madriguera de Hackers de alto nivel. Le daré una carpeta con unos informes para ellos, pero resumiendo y para que no le quede información oculta, vamos a transferir el contenido de las cuentas de Parrish a un fondo de la Iglesia de sangre. Esos tipos son buenos, será algo imposible de rastrear. Y hablando de algo irrastreable... la segunda parte del plan. Cuando el pobre Parrish se de cuenta del robo, quiero que lo traiga ante mí. Le ofreceré ayudarle, como muestra de mi buena fe. Si acepta, me encargaré de convertirlo en un socio rentable. Es un as d elos negocios y aún le quedan muchas propiedades, ese varapalo económico será un bache, pero no su fin. Si no acepta... usted se encargará de acabar con la gallina de los huevos de oro. Haremos que parezca cosa de uno de sus socios, tal vez... asustado por la desaparición del dinero, discuten, el más joven acaba con el más anciano... ya sabe, esas cosas. ¿Le parece bien? Obviamente, es un plan más complejo, y le haré un precio acorde al mismo.
Usando sus poderes, Blood insufló algo de temor extra en su acompañante, asegurándose de que no se le ocurriría ninguna tontería, y aceptaría el plan sin demasiada protesta.
De veras esperaba poder convertir a Parrish a su fe. Un alma tan devota como para hacerle frente era digna de ser parte de una iglesia ganadora. En el fondo, admiraba dicha osadía.
Durante un par de minutos el silencio fue pleno, denso como el maquillaje con el que ambos se cubrían los rostros. Harley estaba quizá demasiado inquieta para hablar, o tal vez siquiera mirar a su pastelito. Pero de reojo era capaz de ver como de vez en cuando sufría un pequeño espasmo, casi como si su propio cuerpo le estuviera haciendo cosquillas por dentro... hasta que al final, rompió a reír. Al principio contuvo el sonido como un ronquido en su garganta, una risa que podría haberse escuchado de la manera mas inapropiada y deliciosa en medio de un funeral. Su tono no tardó en animarse, llenando el coche con una carcajada que puso a los presentes el vello de punta. No era una risa limpia, como la que el Joker soliera efectuar tras una actuación, o cuando estaba de buen humor. Sonaba como si no pudiera controlar esa extraña risotada, y tomaba aire con una necesidad que parecía asfixiarle. Tomaba aire y reía, sus pulmones se peleaban por llenarse lo máximo posible para poder volver a reír...
Harley lo contempló sentado en ese asiento. Los codos sobre las rodillas y sus manos enguantadas sujetando la cabeza con una furia como si estuviera a punto de arrancársela. Su rostro se ladeó un momento y se encontró con el de la arlequina. Sus ojos verdes estaban anegados en lágrimas que le resbalaban por el rostro blanco, llevándose parte del maquillaje con ellos. Ojos aterrorizados.
Tal vez... ¿los ojos de un hombre CUERDO?
La mandíbula se tensó, en una expresión de miseria y confusión.
Yo era como ellos. Una persona alegre, siempre positiva y llena de esperanza. Pero eso fue antes de perderlo todo. Me recordaban a mi familia, y no podía culparlos por su inocencia e ingenuidad. Por intentar mantener viva la llama. Pero para mi… el fuego ya se había apagado hacía mucho tiempo.
- Nuestro objetivo es unificar el continente, acabar con los grupos que traen la miseria a estas tierras y traer la paz- aunque todo eso a ella le importaba una mierda, era una mentira que estaba acostumbrada a repetir y ya la dictaba como si de una actriz se tratase -No queremos la guerra, pero es una efectiva forma de conseguir nuestros objetivos
- Buenas…- Dijo con calculada timidez, se acerco a una mesita que había en la habitación y dejó la bolsa: - Yo…He pensado que tal vez te gustaría tener compañía… - Por lo que conocía, este chico podía no ser el mismo Conner que el conocía, por lo que fue cauteloso en sus palabras: - He hablado con los médicos, dicen que en una semana aproximadamente, si todo va bien, podréis salir…- Abrió la bolsa de Big Belly Burger y sacó una hamburguesa doble con queso y bacon que iba envuelta en papel de plata, se la ofreció estirando el brazo: - Estoy seguro de que en este sitio no tienen grandes cocineros ¿Te apetece? He pensado que podemos comer juntos y charlar. -
Llegó a tiempo de escuchar cuando le sugirió escoger un miembro más para su crew de pateadoras de culos. Y sin pensarselo dos veces, señaló al cantante de Heavy que le había caído en gracia.
— ¿Y a mí por qué? ¡Si ni siquiera te conozco, joder!— protestó el Irlandés.
— ¿Cómo que no? — inquirió la rubia, tan ofendida que casi se le puso a hacer pucheritos. Después de todo lo que habían vivido juntos aquel día, ¿ya se había olvidado de ella?. La pelea en el bar, el baile y la canción en el escenario, la persecución de los matones...— ¡Un par de peleas más y ya pronto podremos ser mejores amigos!— Harley soltó una súbita y siniestra carcajada, que casi hizo sentir incómodos a los que la rodeaban. ¿De qué narices se estaba riendo ahora?
Siguió las indicaciones de la seguridad del festival y le requisaron el bate de madera maciza que llevaba amarrado a la espalda. La mujer de pantalones cortos y top de color caqui, observó con detenimiento el bate preferido de Harley y esbozó una mueca al ver las pequeñas manchas de sangre que salpicaban la madera.
— ¿A que es una monada? Cuida mucho de mi bebé, ¿vale? Lo quiero de vuelta — comentó la divertida alrequina, guiñándole un ojo con complicidad.
La organizadora le dio a cambio un bastón de gomaespuma, a Aidan una hacha y el resto escogieron las espadas. Harley alzó una ceja, mientras miraba con sospecha el arma de plástico. No era la única confundida por aquellas armas de pacotilla y es que Gray Fox acababa de darle un mordisco a su espada y no parecía disfrutarla demasiado.
Una vez dentro del domo, la novia del Joker decidió hacer su propia presentación, mientras escuchaba los vítores y los gritos de furor de todos los espectadores de la cúpula del trueno.
— ¡Atenciooooooon! ¡Señoras y señores! — empezó a gritarle al público, imitando la voz de una locutora, como si realmente estuviera retransmitiendo en directo la pelea.— A mi derecha, Graaaaay Foooooox puño de acero, un peso pesado que os enviará de una torta al cielooooo.—exclamó alzando el puño, esperando que los espectadores reaccionaran con entusiasmo. — A mi izquierda, la misteriosa Gaaaaaghieeeeeel colmillos de tiburón. Os devorará antes de que podáis usar el bat-repelente de tiburoneeees. Y a mi otra izquierda tenemos al guaperas de Aidaaaan Dooooyle, el cantante que os derretirá con su voooz. ¿Pero qué es lo que veo? Está entrando la hermosa, la increíble y maravillosa, Harleeeeeeey Quiiiiin, ¡¡Uaaaaaaahhhh!!
El festival se estaba animando por momentos. Era como si todo el mundo estuviera esperando a que se realizara la primera pelea en la cúpula del trueno de aquella tarde. Y Charlie y sus ángeles, estaban a punto de prometerles un espectáculo que no olvidarían jamás.
Justo antes de que sonara la campana que daba inicio a la batalla, Harley ya estaba a medio camino, gritando con la furia de una amazona y lanzándose contra sus enemigos a golpe de bastón de gomaespuma. No entendía el concepto de esperar, pero tampoco fue demasiado relevante su ataque inicial. Aquella dichosa arma de plástico no hizo más que estorbarle, y recibió el primer puñetazo en toda la cara. Del golpe, cayó de espaldas contra el suelo, y se manchó la cara de arena y sangre. Cuando quiso darse cuenta, ya tenía al tipo encima.
— Así que eres de los que les gusta dar por detrás, ¿eh? —sonrió traviesa. — Chico malo… — y voló de pronto una patada directa a entrepierna, que hizo retorcerse de dolor al enmascarado.
Harley apoyó firmemente las manos en el suelo y pateó el rostro de su agresor al levantarse de un salto. Fue un ejercicio digno de una experta gimnasta. Después sintió como las entrañas le rugían, como si ardiera un fuego en su interior, y se dio cuenta de lo motivada que se sentía escuchando la voz de Aidan a todo volumen. ¡Eso sí que era música y lo demás tonterías!
—¿Cómo era la intro de esa serie de Dragones y Mazmorras? ¿Tú el Bárbarooo? — comentó, señalando a Gray Fox, que acababa de enviar por los aires a uno de los matones. — Acróbata —se señaló a si misma y después lo hizo en dirección a Gaghiel.— Mago y Aidan el Bardo.
El moreno la señaló el camino hacia las celdas y ella levantó el pie. Pero cuando tenía que moverse para avanzar, no lo hizo.
-Do ut des (Doy para que des)- dijo la sacerdotisa encarando al mayor.- Te daré la información que tengo para que encuentres tu salida sí … - se paró un momento, recobrando el valor y la entereza.-cuando llegue el paladín me dejarás llevarme a todo el que quiera seguirme y formar parte de mi templo. -
Sacó un pequeño cuchillo ceremonial. -De tí no se puede fiar nadie. Haz un pacto de sangre. Córtate y mientras tu sangre caiga conjura.- A pesar de que sus palabras tenían un mensaje firme, ni su cuerpo ni su voz transmitían aquello.
La muchacha estaba aterrada, pero algo de pronto cambió su sentir y la inundó de una inusitada serenidad. Seguía sientiendo inquietud ante el porvenir, pero se mostraba firme en su desconfianza. Aún así, Blood sonrió. Su treta había funcionado; La visión a cambio de unos pocos borregos de su rebaño, sin embargo, algo volvió agridulce su momento de gloria... ella había mencionado la llegada de un paladín.
"Qué torpeza, pequeña... "
Utilizar secretos a modo de amenaza contra alguien a quien tildas de poco fiable no era el mejor comienzo para su alianza. Blood observó la daga, y luego dirigió una profunda y severa mirada a la joven sacerdotisa.
- Quod finis, ad initium (Un final, para un comienzo). Cuando mi Iglesia caiga, podrás llevarte a los descarriados, pero no cederé ante tu petición de un juramento hasta que me digas quién es ese paladín al que esperas... No puedes exigir una prueba de sinceridad a quien ocultas tus secretos.
Blood miró a la muchacha con un deje burlón. Sin perder la sonrisa, acercó una de sus muñecas a su rostro, y entreabrió la boca, mostrando uno de sus fieros colmillos. De un modo casi sensual, dio un mordisco que rasgó tela y piel, liberando un fino, pero constante hilo de sangre. Una vez terminó, dejó caer su mano para que el líquido vital la empapase, mientras se relamió un leve resto de los labios. Disfrutaba del tan particular y sutil sabor de la sangre, incluso la propia, sin embargo, había una satisfacción más allá del sentido del gusto en ese acto, en el modo en que la vida que fluía en cada célula despojada de su hogar se marchitaba lentamente en sus papilas gustativas... Nunca supo determinar si era parte de su vinculación demoníaca, o algo natural en él dicho deleite. Era algo que preocuparía a una persona corriente, le haría plantearse seriamente si era un psicópata o algo similar.
Pero él... él estaba por encima de lo mundano, de lo mortal. Él sólo lo disfrutaba. Como disfrutaba de otros placeres prohibidos por la moral construida entre mediocres. Miró a la sacerdotisa, con su pose decidida, y su interior hecho trizas. Solía preguntarse por qué los místicos como ella, que ningún provecho podían obtener de sus creyentes, se afanaban por cuidarlos y amarlos. Miró la daga. Seguía intrigado por qué clase de augurios escondía el hecho de que no la usase contra él...
- No fuiste capaz de derramar mi sangre con tu pequeña daga. Sea un honor o una vergüenza para tí, dejaré que su filo siga impoluto, recordándotelo... -Un par de gotas carmesí resbalaron desde las metálicas garras hasta el frío suelo de piedra. La mirada del sectario se desvió hacia su mano un instante, y alzó la ensangrentada extremidad hacia la muchacha con expresión satisfecha- Es un trato, sacerdotisa. No faltarás a tu palabra. Y juras ayudarme, no lo olvides...
No fui consciente hasta ese momento del profundo olor metálico que me rodeaba. Una gran sensación de ahogo empezó a devorar mis pulmones y traté de salir cuanto antes de aquel lago y pisar suelo firme. Abrí el visor del casco en busca de aire, pero al sentir la repentina subida de la náusea, eché todo lo que había desayunado esa mañana por el borde de la montaña.
La visión de la sangre me hizo recordar detalles de la batalla que había olvidado. Visiones de las que no había sido consciente mientras la rabia y el miedo tomaban control de mi cuerpo. Tenía las manos manchadas de sangre, sangre de nuestros enemigos, muy parecida a la sangre que me rodeaba. Y aquel océano de sangre me devolvió la mirada, con unos ojos horrorizados que se retorcían de dolor. La misma mirada de aquellos sectarios que había atravesado con mis espadas mágicas.
Una parte de mi había obviado esa información hasta ahora. Me había dejado llevar por mi parte más primitiva, impulsiva, alterada por todo lo que estaba enfrentando. Me sentía tan rabiosa por lo que le habían hecho los demonios al mundo, por todo lo que le habían hecho a Roy y al resto de sus amigos… que no me había dado cuenta de que no estaba luchando contra demonios. Eran otro tipo de demonios, sí, pero también eran personas, seres humanos, hechos de carne, hueso y sentimientos. Probablemente muchos de esos sectarios ni siquiera sabían en donde se habían metido al seguir a Blood…
Y yo...
No. Aquellos no eran muñecos de madera como los del Adversario, ni villanos robots mal programados. Eran seres vivos. Igual de vivos que los alienígenas que pasearon pacíficamente por Gotham y que fueron masacrados por el ejército, por el simple hecho de existir.
¿Dónde había quedado mi discurso de aquel día?
La violencia generaba odio y el odio generaba más violencia. Un círculo sin fin de muerte y destrucción.
Y yo…
Y yo había caído de cabeza en ese círculo
Había matado.
— Por...favor… A-ayu...da...— la sensación de ahogo aumentó, y sin poder evitarlo, solté un grito de gran angustia, que rápidamente se convirtió en sollozo. Pensé por un momento que mi corazón iba a estallar en mil pedazos. Las lágrimas empezaron a recorrer con prisa mis mejillas, calentando con fuerza la piel a su paso, y yo me cubrí el rostro, manchándomelo de sangre al intentar detener aquel remolino de emociones.
Acababa de romper la primera norma del Superhéroe, y con ella, había matado a Chroma también.
Una pausa. Por la expresión del atlante, supo que debía explicarse mejor.
Deseo. Deseo hace que las cosas… quieran cosas.
Era la mejor manera de definirlo y, por supuesto, era la definición que Deseo usaba.
Nadie está a salvo de mi hermano-hermana. Ni mortales, ni inmortales, ni Eternos. Dicen que ni siquiera Deseo está a salvo de sí mismo.
Eso decían, aunque Sueño no hubiera sabido explicar por qué. No había visto a su hermano-hermana sufrir de verdad por ningún amante. Suponía que el amor que sentía Deseo por su propio ser debía de contar.
Pero no es compasivo. Ni justo. No le gusta la simetría. Es inconstante. Es voluble. Te quita lo que te da.
Las palabras sonaron con más rencor del que pretendía.
- Como puedes ver, el Jefe y Deseo no se llevan bien - intervino Matthew, como si el atlante necesitara la aclaración.
Hubo un breve silencio, y los ojos de Sueño regresaron a Arión.
… Aún así, tiene mala memoria. Y, a veces, se le olvida ser cruel.
Y esperaba que aquélla fuera una de esas veces.
- Creo que deberíamos ir por el camino del norte - dijo, finalmente, el atlante.
Y hubo otro silencio, uno distinto, que incluso Matthew respetó. Y el cuervo tuvo que parpadear, porque le pareció que una figura los contemplaba desde el camino de la izquierda, alzaba la mano para despedirse, y se perdía finalmente en la bruma.
- Adelante -dijo Arión, y emprendió el camino de la derecha.
Sueño asintió.
El mundo helado les dio la bienvenida con un soplido en pleno rostro; un viento que hablaba de picos helados y glaciares distantes. El silencio era sobrecogedor, infinito…
- Joder, qué frío.
El eco les devolvió multiplicada la queja de Matthew, que se sacudía los copos de nieve depositados sobre sus plumas. Sueño lo ignoró. Estaban en las capas más superficiales de la conciencia de Arión. Pronto, el atlante despertaría.
El desfiladero nevado los aguardaba. Caminaron lentamente, despertando crujidos y susurros. La nieve y el hielo se tragaban el sendero de tanto en tanto, ocultándolo a sus ojos y volviéndolo resbaladizo y traicionero. El frío, sin embargo, parecía estar remitiendo a medida que avanzaban, y pronto supieron por qué. El camino descendía a un valle nevado, y una luz los aguardaba allí, llamándolos.
La nieve se había fundido en un círculo perfecto alrededor de un objeto que parecía haber caído del cielo. El brillo rojo provenía de ahí; y también el calor que, a medida que se acercaban, se volvía más y más intenso.
Parecía una gema incandescente, el núcleo de una estrella. Pero, cuando estuvieron lo bastante cerca, los hombres y el cuervo vieron que latía como el corazón de un mortal.
Sueño se volvió hacia el atlante. En su pecho se había encendido un vacío que relucía con el mismo tono carmesí.
- Finders keepers - susurró Matthew, expectante, desde el hombro de Sueño.
Mención general a Dick Grayson sin fragmento en específico por el tema: una muerte en la familia
Aidan Doyle escribió:
Absorto en sus pensamientos, no se dio cuenta de que se había ido formando cola en el tobogán y, de repente, un grupo de niños ansiosos por tirarle le empujó pendiente abajo, haciéndole rodar y rebotar en el acolchado del fondo de una manera muy poco digna, provocando las carcajadas de todos los niños y niñas presentes. Al cantante se le escapó una sonrisa. Tenía que resultar particularmente ridículo, allí, con su aspecto agresivo, los tatuajes, la ropa negra, los brazaletes de pinchos y las cadenas sobresaliendo del bolsillo de los pantalones tirado en un castillo inflable infantil mientras un montón de niños y niñas saltaban y reían a su alrededor. Se rascó la nuca, algo abochornado, buscó a Dinah con la mirada y se encogió de hombros con una expresión que quería decir claramente: "he sido derrotado por un puñado de críos de educación infantil".
"Y yo tenía un objetivo. Blood. Había que neutralizar a Blood. Hubo algo poético en que las flechas de Artemis... no, las flechas de Ollie, me abrieran camino al interior. Hubo algo poético en que Jason me flanqueara, su expresión oculta por la capucha roja, tan impenetrable como su mentor."
Esta vez no aparté la mirada de su torso desnudo, y me fijé en todas las heridas que salpicaban su pálida piel. Era como ver un cuadro pintado de forma caótica, casi con rabia, dejando que los colores cayeran y resbalaran por su piel sin ningún sentido, sólo expresión. Cuando pasó sus dedos por las heridas, me detuve en la formación de los músculos y me di cuenta de que ninguna herida había alcanzado los puntos vitales, pero por muy pocos centímetros de diferencia.
— No me gustaría que te murieras ahora que nos acabamos de conocer— Tardé en darme cuenta de que me había quedado mirando más rato de lo normal el pecho de Jason. Empecé a enrojecer como un tomate, y como un acto reflejo, me llevé la cerveza a los labios, para desviar rápidamente la mirada hacia la dirección contraria de su existencia, esperando que mi interlocutor no se hubiera dado cuenta de ese pequeño despiste. Por suerte, la conversación siguió por otro lado.
(...)
Y fue entonces cuando Jason quiso demostrarme la gran aceptación que había tenido el Tzaziki con un gesto que llamó mi atención. Se llevó los dedos a la boca y me fijé en la forma curvada de sus labios. Tuve que contener la respiración ¿La cerveza me estaba subiendo a la cabeza? ¿O es que empezaba a encontrar a Jason muy atractivo?
No le gustaba estar encerrado ahí pero sabía que era por su bien, después de todo lo ocurrido era normal asegurarse que los que están poseídos estén de nuevo en sus cabales y no haya rastro de demonios. Por suerte por la mañana entre las pruebas y los ejercicios se mantenía animado, agradeció interiormente que los separaran por sexos, así no tendría que encontrarse con Cassandra. El solo hecho de recordar lo que ocurrió le venía un tremendo dolor de cabeza y un profundo pesar ¿de verdad era la imitación de alguien? Adiaba cuando las palabras le resonaban por la cabeza, tenía ganas de golpear cosas pero respiro hondo y se relajó.?
-Una pregunta un poco difícil de contestar, digamos que tengo dos cumpleaños-dije en un tono sombrío mientras hacía referencia a mi resurrección forzada tras la paliza del Joker.
- Pero Dox era bueno con tú, ¿verdad? Si vosotros estaban en un mundo virtual, la única realidad que importaba era esa. Yo... cree que es algo injusto decidir que alguien bueno es menos importante o valioso sólo por que su realidad es distinta -Su tono se ensombreció un poco- Yo siente que tiene "alma", y sin embargo constantemente yo debe recordar al mundo que yo no es una máquina, no del todo... Yo no lo hace por que yo piense que ser una máquina sea algo malo... Lo hace por que los demás lo creen. Porque una inteligencia artificial, algo programado, no suele ser tomado en serio ni considerado igual por los humanos, u otros seres orgánicos. Yo no lo comprende... ¿Por qué los humanos infravaloran una entidad creada por ellos, pero sin embargo no hacen lo mismo con los niños, también creados por humanos? ¿Es esto... a lo que llaman "Racismo"?
El alien miró al chico. Aunque su intención fue animarlo, lo cierto es que sus propias inquietudes habían vuelto a enturbiar el ambiente. Sus sensores notaron cómo el ánimo del muchacho decaía, tal vez le hizo sentir culpable con sus reflexiones. A veces se sentía tan torpe... Apartó la vista, nervioso.
- Yo... Yo lo siente, no quería acusar a tú de nada, sólo quería decir que... A Yo le alegra mucho que tú sienta añoro y apego por una I.A, y que... no debería parecerle raro. Todos aman a quien es bueno con nosotros -De veras deseaba no estropear más las cosas con el velocista, pero algo rondaba su mente desde su confesión- ¿Bart-tú... siente que es raro sentir afecto por yo entonces?
Notar la excitación de él incrementaba la suya, haciendo que la adrenalina se le disparase. Nunca había sido precisamente sumisa en la cama... Con mano experta, tomó su masculinidad con la diestra y la guió en su interior hasta sentirse plena. Sus uñas se clavaron en la espalda del hombre al compás de sus movimientos, sabiendo que no tenía que contenerse porque no llegaría a traspasar la dura piel. Con la ferocidad de una tigresa se inclinó para morderle el lóbulo de la oreja, haciendo presión contra el árbol para conseguir tumbarle. Una vez encima de él en el suelo, se alzó, haciendo que la luz de la luna bañara su cuerpo desnudo, y se quitó el pañuelo, dejando que su largo cabello se derramara por su espalda. Con una sonrisa felina, cabalgó sobre él hasta que alcanzó su clímax. La luna arrancó entonces un destello plateado a algo que sostuvo en su mano justo antes de clavarlo en la tierra, a escasos centímetros de la cara de Kah’An: era uno de los sais. Elektra se apoyaba en el arma, jadeante, recuperándose de la abrumadoramente intensa oleada de placer que acababa de experimentar. Estaba tan cerca del hombre que él podía notar el calor de su agitada respiración contra su rostro.
¿Qué estaba haciendo? Por primera vez la misión no importaba, su tierra no importaba, la nave que le esperaba no importaba, solo había una cosa, aquel momento y la mujer contra el árbol ¿Aquello era el placer? Se dejó guiar por la hembra, que sujetó su miembro y lo introdujo en su interior, pudo notar entonces, junto al calor una sensación de estrechez, las paredes apretaban su miembro, empezó a jadear e instintivamente arremetió con las caderas, como un animal.
A medida que Felicia se adentraba en los pasadizos y recovecos del museo en busca del que el creía que era el ratón, sin percatarse, estaba adentrándose inexorablemente hacia una trampa, la risa estridente de la criatura la atraía por un pasadizo oscuro y largo…
A medida que la chica se movía más hacia los dispositivos electrónicos que llevaba empezaban a tener, de manera exponencial a su avance, más interferencias, hasta que, finalmente, las lentes dejaron de mostrar las huellas de calor de la zona: - Felicia…- Susurró una voz de hombre, lejos de ella, incluso, podría decirse que había sido el propio viento el que había emitido, en un siniestro e inexplicable silbido, el nombre de la chica.
El calor en el museo era cada vez más insoportable ¿Acaso alguien había conectado la calefacción? Era difícil de decir, pero el aire era denso y caliente caminaras por donde caminaras, la chica ya estaba cerca de llegar al final del pasadizo, que se abría a una gran galería llena de vitrinas con objetos decorativos antiguos pertenecientes al antiguo Egipto, papiros, cetros, etc…Solo iluminaba la sala una débil luz roja que indicaba la salida de emergencia, en un lateral del vestíbulo principal de la exposición, y otra débil luz verdosa, una indicación de que la exposición continuaba en aquella dirección hacia los sarcófagos:
-Felicia…- Ahora el susurro era más inteligible, claramente alguien había dicho su nombre y parecía venir del mismo pasillo iluminado por luz verde, cuando la chica se empezó a encaminar en aquella dirección un movimiento a sus espaldas la puso en alerta, la puerta de la exposición se cerró abruptamente, chirriando y generando un gran ruido al golpear con violencia el marco metálico:
-Felicia…- Aquella voz de hombre empezaba a resultarle familiar a la chica, provenía, claramente y sin dudas, de la zona de exposición de los sarcófagos, de dicha zona, además, empezó a provenir un terrible hedor, era difícil identificar de qué se trataba exactamente, pero había algo muy claro en aquella peste, olía de manera similar a la muerte…
Cuando la chica finalmente se adentró en el pasadizo, la puerta de acceso a este quedó también cerrada con violencia, el hedor en aquella zona era aún más intenso, unos pasos se empezaron a encaminar hacia ella, era la forma de caminar de alguien elegante, alguien que sabía dónde colocar los pies, no se trataba de la pesada y torpe criatura a la que estaban dando caza, no ¿Edward? No, era imposible…
Un nuevo susurro trajo de vuelta a la chica al mundo real: - Felicia…Hija mía ¿Eres tú? - ¿Era posible? La voz que le hablaba a unos tres metros delante suyo era la de Walter Hardy, pero eso no era posible ¿No? Walter Hardy estaba muerto: - Así que este ser decía la verdad…Me ha dicho que podríamos volver a vernos…Oh cariño…- Los pasos estaban cada más cerca, resonaban en el pasillo, pero de golpe se vieron interrumpidos, el silencio reinó por unos tensos segundos que parecieron horas:
-Te he echado tanto de menos…- Susurró la voz de Walter el oído de la chica desde su espalda, rodeándola con los brazos y abrazándola, el olor a muerte y putrefacción era ahora terriblemente intenso, casi podría decirse que insoportable, el hombre se separó de ella: - L-Lo siento…Él me ha dicho que solo puedo estar aquí muy poco tiempo, pero que hay una forma de que volvamos a vernos…- La voz y el olor empezaron a disolverse en la espesa oscuridad: - Dice que tienes que dejarle entrar…Y entonces, volveremos a estar juntos para siempre…Solo debes decir en voz alta; Eres bienvenido Belfegor...- Los cristales de las vitrinas que había en exposición temblando inquietos cuando el nombre del demonio fue pronunciado, sobre el hombro izquierdo de Felicia había quedado un trozo de carne en descomposición que le había caído de la cara del que, supuestamente, era su padre, Walter Hardy, el gato ladrón.
………..
Edward vio como la chica se perdía por uno de los pasadizos con total confianza, negó con un gesto de la cabeza, no sin antes dar un rápido vistazo a la espalda de la chica, recorriendo de arriba abajo su cuerpo, suspiró y murmuró para sus adentros: - Mujeres…-
Se palpó la cara, no notaba nada dolorido, ni tampoco tenía sangre, bien, estaba en condiciones de continuar, tenía que alcanzar a la chica antes de que acabase muerta, o peor, poseída por aquella criatura, se agachó y abrió su mochila, del interior sacó un péndulo de plata que llevaba una cristal verde sujeto en un extremo, lo empezó a hacer girar mientras murmuraba cosas en una lengua incomprensible, el péndulo giró rápidamente en el sentido de las agujas del reloj y, de golpe, se quedó rígido apuntando a una dirección:
-Bien…Veamos con que nos encontramos…- Murmuró mientras se adentraba en dirección al lugar que el objeto le indicaba, sabía que debía darse prisa, los demonios podían ser más terribles de lo que la gente solía creer, el jodido Hollywood había hecho mucho daño y las personas creían que con agitar una cruz delante de sus caras se les podía enfrentar:
-Mierda…- Edward se encontró frente a una puerta cerrada, intentó abrirla sin éxito, miró a su alrededor y suspiró, debería dar un rodeo, solo esperaba que no fuera demasiado tarde cuando llegara hasta allí.
Última edición por Ahri'ahn el 27th Septiembre 2020, 01:11, editado 1 vez
Ahri'ahn DC Universe
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Ficha de Personaje Alias: Arion Nombre real: Ahri'ahn Universo: DC Universe
Tema: Re: Votación Highlights Septiembre 2020 27th Septiembre 2020, 01:10
Jesse Custer escribió:
Jesse estaba cenando en un triste bar de carretera cercano a Nueva York cuando una figura desconocida apareció de la nada y, con toda la naturalidad del mundo, se sentó en los asientos acolchados que había delante de él. Jesse se quedó inmóvil, con el trozo de sandwich que acababa de pinchar con el tenedor a medio camino entre el plato y su boca abierta mientras se quedaba mirando atónito al desconocido. Iba completamente vestido de negro, y llevaba una capucha que no permitía entrever sus rasgos, dejando su rostro en la más absoluta oscuridad (lo cual no dejaba de ser extraño considerando la iluminación del local). Inicialmente la sorpresa le impidió decir nada, pero cuando vio cómo el tipo sacaba de entre sus ropajes una baraja de cartas y empezaba a barajarlas se obligó a salir de su estupefacción.
- Disculpe, amigo... ¿qué se cree que está haciendo? -inquirió, entre confundido, molesto e irritado. Llevaba todo el día en la carretera, estaba muy cansado y lo único que pedía era poder terminarse su sandwich en paz, ya que en aquél tugurio de mala muerte ni siquiera servían alcohol que pudiera hacer un poco más llevadera la cena.
Pero la figura desconocida le ignoró totalmente. Haciendo caso omiso a sus palabras continuó barajando hasta extraer una carta, que depositó en la mesa frente a Jesse. La carta representaba lo que parecía ser un papa, con un báculo en la mano izquierda y la derecha alzada para bendecir a los feligreses que se arrodillaban ante él.
- Disculpe... -repitió, cada vez más molesto, pero ésta vez la figura le interrumpió:
- Interesante... No me esperaba ésta carta, aunque, quizás, sea precisamente la que más te identifica... ¿Sabes qué es esto, Jesse?
El tenedor estuvo a punto de caérsele de la mano al escuchar su nombre. Se tensó automáticamente, irguiéndose en el asiento y preparándose por si tenía que pelear.
- ¿Quién coño es usted y cómo sabe mi nombre?
Por toda respuesta, el hombre dio dos toquecitos secos sobre la carta que aguardaba sobre la mesa.
- Te he hecho una pregunta muy simple, Jesse. ¿Qué ves aquí?
Contrariado, Jesse miró la carta de refilón.
- Es una especie de sacerdote. Un papa.
- Efectivamente. El Sumo Sacerdote. El jefe mayor de cada culto. El constructor de puentes entre el mundo material y la sustancia espiritual. En ese sentido no pensaba que pudiera identificarte, puesto que todos sabemos que no te encuentras en buenos términos con Dios. Sin embargo, hay una diferencia entre la Suma Sacerdotisa y él...
Sacó del mazo otra carta y se la mostró. Ésta representaba a una mujer vestida con túnica sosteniendo un libro en su regazo.
- La Suma Sacerdotisa consulta las leyes, de ahí el libro. El Sumo Sacerdote no tiene un libro porque no necesita consultar nada. El Sumo Sacerdote habla con la Palabra de Dios, y, por tanto, él es la Ley que todos deben obedecer...
La figura oscura miró en su dirección, y Jesse casi pudo sentir sus pupilas fijas en él, incluso aunque no podía verle la cara. No pudo reprimir un escalofrío. ¿Qué estaba implicando? ¿Acaso sabía...? Pero no podía ser... Muy poca gente en aquél mundo lo sabía.
- Mira, amigo -Jesse enarboló el tenedor, amenazante-. Como seas otro flipado pretendiendo convertirme en una especie de mesías voy a coger éste tenedor y te lo voy a meter por el...
- El opuesto del Sumo Sacerdote es el diablo -al decirlo, sacó otra carta y la puso ante él. Representaba al diablo, y, a sus pies, había un hombre y una mujer encadenados-. Son opuestos porque mientras que el diablo seduce, encadenando y aturdiendo a las personas con sus pasiones, el Sumo Sacerdote utiliza la Palabra, la ley y el conocimiento. Por eso en su carta las personas le escuchan pero no están atadas. Son libres, porque la verdadera autoridad no necesita cadenas -se le quedó mirando un instante más a través de ese vacío sin ojos y asintió-. Sí... en verdad es la carta que más te describe, Jesse Custer....
Con parsimonia recogió las cartas y se puso en pie.
- Hasta la vista. Ah, y por cierto... -el desconocido se inclinó por última vez hacia él-. ¿Sabes también lo que significa cuando sale la carta del Sumo Sacerdote? La formalización de una relación amorosa.
- ¿Qué? -Jesse se sentía como si estuviera siendo víctima de alguna clase de sueño surrealista-. ¿Qué cojones acaba de pasar? -inquirió, sacudiendo la cabeza. Entonces fue cuando se dio cuenta de que el desconocido se había dejado una de las cartas en la mesa, la del Sumo Sacerdote. Alzó la mirada y le vio cruzando la puerta del bar para salir-. ¡Eh, oiga, amigo, que se deja una!
Cogió la carta y salió corriendo del local, pero, al salir, el desconocido había desaparecido. No había rastro alguno de él, como si se hubiera volatilizado en el aire. Un brillo extraño proveniente de su mano le hizo mirar hacia abajo, donde la carta aparecía recubierta por un halo dorado.
- Venga, hombre, no me jodas...
Entonces, por alguna razón, miró hacia el cielo, y lo que vio le dejó boquiabierto. Era como si varias estrellas se dispersaran hacia puntos concretos de la ciudad... ¿Qué era eso? ¿Aviones en movimiento? Pero no podía haber tantos por la misma zona a la vez... ¿verdad?
- Bueno, bueno, bueno... -pensativo, sacó un cigarrillo del paquete, se lo puso entre los labios y le prendió fuego-. El desafío del predicador...
La mujer de cabello negro miró al joven con una mirada fría, examinando cada parte de su cuerpo antes de acercarse a él y ayudarle a levantarse con su mano derecha
-Tranquilo, soldado- le dijo con su voz que sonaba algo metálica al salir de su respirador -Dime, ¿Qué ha pasado aquí?
Con esa pregunta, el destino del joven fue sellado. El no lo sabía aún, pero lo que estaba a punto de decir le cambiará la vida… pero al menos no por mucho tiempo -No… no lo se, cuando empezó todo yo me escondí tenia… tenia mucho miedo
Kotska, con los brazos cruzados tras su capa, se giró y miró el cielo azul sin ninguna nube para cubrir el sol. Sacó su brazo derecho y se lo empezó a mirar, como si estuviera buscando desperfectos en las metálicas uñas de su traje
-Me alegro que siga con vida, se ve que es usted alguien con recursos- esto último sonó casi como un cumplido sincero de verdad -Sin embargo… en nuestro ejército, los cobardes son castigados
De un giro, agarró del cuello al joven y lo levantó en el aire, alzandolo por encima de su cabeza. El joven intentó escapar de las garras metálicas de la mujer, pidiendo ayuda a sus camaradas que apartaban la mirada sabiendo que estaba a punto de suceder. Como último recurso, miró directamente a los ojos de la mujer, pidiendo clemencia con el poco aire que le quedaba, más lo único que vio, y lo último que vio, fueron los ojos llenos de odio de la cyborg. Un crujido puso fin a la vida del chico, el cual tiró al suelo como si de basura se tratase
Los solados, después de unos segundos de silencio, siguieron con sus tareas de buscar entre los escombros del campamento, encontrando que muchos de los recursos de este seguían intactos y podían volver a reutilizarse así que empezaron a trabajar en llevarse todo lo posible, mientras Kotska los miraba desde lejos cruzada de brazos sobre las ruinas de la tienda bajo la que estaba el soldado que acababa de asesinar con sus propias manos. Fue entonces cuando una radio, que se encontraba a unos metros de ella, empezó a emitir el críptico mensaje del poblado Scar.
No tardo ni unos segundos en fruncir el ceño, sacar su espada cubierta por su energía y cortar la radio por la mitad. Escuchar la palabra héroe le enfurecia y escucharla repetidas veces más todavía, sin embargo, el mensaje había captado su atención; si algunos héroes sobrevivientes de la catástrofe escuchaban ese mensaje y acudían en la ayuda del pueblo, puede que si ella fuera también y fingiese ser uno de ellos le confiesen donde hay más héroes, para dar con ellos…. y aniquilarlos, como su amo quería, aunque eso llegaría mucho más adelante, de momento tendría que ayudar a ese pueblo a fin de conseguir su premio y si tenía que hacerlo acompañada de unos bonachones… que así fuera
-Capitán- llamó a uno de sus soldados, que dejando todo lo que estaba haciendo fue corriendo a su presencia -Recojan todos los recursos que puedan llevar y quemen el resto, yo partiré sola hacia el Paso, creo que ahí pueden hallarse algunos enemigos del Imperio que deben ser eliminados
Le mintió a sus hombres, ya que ellos reportarian todo a su amo y a él no le gustaría lo que iba a hacer en realidad. El soldado asintió a las órdenes, más se quedó a fin de hacerle una pregunta sobre las órdenes que acababa de recibir
-¿Qué hacemos con los muertos, mi señora?
Kotska arqueo una ceja, sacando su espada de la vaina que llevaba atada al cinturón e imbuyendola de energía se la acercó al hombre a la cara, casi apoyándola en su hombro y le miró fijamente a los ojos
-¿Quiere que repita mis órdenes, capitán?- el hombre, con algo de sudor frío que le caía por la frente, negó con la cabeza rápidamente -Asi me gusta.
La mujer se giro, dándole la espalda al capitán que siguio con sus tareas y se saco la brújula que llevaba en la muñeca izquierda a fin de ver a donde se tenía que dirigir para encontrar el Paso. Tenía un destino y una “misión” y aunque tuviera hacer cosas que no le gustaban para completarla, haría todo lo necesarioa para hacerlo; llegar a El Paso era la primera parte.
Pasaron un minuto en silencio hasta que Borja decidió romperlo con su pregunta
¿Me puedes dar tu Instagram? Seguro que con este cuerpazo tendrás muchos seguidores.
…
¿Qué?
¡¿Qué?!
¿Esto es en serio?
Para volver en si el moreno golpeo la superficie de la nave justo en el momento cuando su compañero desactivo los escudos, dejando en la superficie una bonita abolladura. Justo en ese momento apareció el castaño invitándoles a entrar. Conner entro con muchas ganas de descargar todo ese cumulo de sentimientos con los estúpidos invasores. Mientras se pegaba a puñetazo limpio hablo a hipervelocidad con su amigo.
Dfkjghdf
Sdfghasdudr
Erfgergtrsh
Kjhljklkljjkl
Se deslizo por el suelo de rodillas para acabar a los pies de un enemigo y así poderle coger de los tobillos levantándolo al mismo tiempo que el kryptoniano se ponía en pie, lanzando al soldado contra sus compañeros como si estuviera jugando a los bolos. Esa acción pareció ayudar a Conner a encontrar la paz interior.
Kid flash, llévanos a la sala de mandos para acabar ya con esta locura
Los diálogos:
: bart! Este iluminado me ha dicho que si tengo Instagram ¡en medio de una misión!
: pierdes muchos fans y muchos corazones al no tener Instagram. ¿Cómo sabes que tus fans te quieren si no recibes los comentarios cariñosos y de ánimo?
: Bart, ¿te parece buen momento para venderme las redes?
: dado que podemos hablar a hipervelocidad sí. Yo hablo con mi abuelo y con Wally de muchas cosas mientras estamos en misiones. ¿No es lo habitual?
No, eso estaba mal. Estaba muy mal. Debía recordarme a mí misma que esos dos hombres jugaban en otra liga, y que además, eran mejores amigos entre ellos. Sabía de sobras de qué palo iban los tipos guapos, y que tan pronto te desean que te dejan tirada. Y que no podía seguir permitiéndome pensar en Roy día y noche. Desearle. Si lo hacía, volvería a cometer el mismo error que cometí con Alec. Y si dejaba sueltos mis pensamientos más ocultos... si se me ocurría expresarlos en voz alta… si deseaba con todas mis fuerzas que correspondiera a mis sentimientos…
Mi magia se descontrolaría y volvería a alterar mi propio destino. Como aquel dibujo de dos personas besándose bajo el florecido almendro en una noche de luna llena.
Ahora conocía mejor mis poderes que en aquel entonces, y había aprendido que no sólo afectaban a lo que dibujaba, sino que también podía cambiar la realidad con tan solo imaginarla con mucha intensidad. Mi maestro Aureole me explicó, que por alguna razón, nada de lo que deseara para mí se cumpliría, y que si trataba de usar mi poder para conseguirlo, acabaría cumpliéndose, pero con otra persona como protagonista.
Y es que al final, siempre pasaba lo mismo. Era una cobarde, y mis miedos me dejaban paralizada, estancada, anclada... incapaz de seguir pintando en mi propio lienzo. Admirando en silencio como el resto de vidas de mi alrededor continuaban y se desarrollaban con normalidad. Mientras que yo... seguiría siendo una hoja en blanco rodeada de cuadros de colores.
- La Raven de ésta dimensión merece estar muerta -dijo, con una frialdad que transmitía el resentimiento que albergaba hacia su propia madre, un resentimiento que, quizás, no había permitido nunca aflorar por el amor que inevitablemente le profesaba. Después de todo, Raven siempre le había dado todo el amor que había podido brindar, y nunca había sido otra cosa más que comprensiva y paciente con sus arrebatos.
— Se llama magia. ¿Sabes lo que es la magia, no? Pues eso es lo que te ha traído hasta el Bar de Morgan. — concluyó, dándole un sorbo a su batido de fresa, que ahora estaba camuflado como una sensual copa de vino tinto. — Y no puedes entrar al bar de Morgan a menos de que seas invitado… y tu, querido Aidan, lo encontraste por qué no eres lo que dices ser.
Llegados a ese punto, la mirada del embaucador se tensó, observando la expresión de Aidan sin perder detalle de su reacción.
— Presta atención porque no volveré a repetírtelo dos veces… —hizo una breve pausa y al ver que el cantante le escuchaba, prosiguió— Sé lo que hiciste en el Madison Square Garden. Puede que en aquel momento no lo entendieras por ti mismo, pero tu concierto le abrió las puertas al mundo demoníaco en el cual estamos todos atrapados ahora mismo…
Las palabras de Loki sonaron con más crudeza de la que deseaba mostrar en aquel momento. Y es que la invasión demoníaca había traído consigo sumas desgracias que impedían al hijo adoptado de Odín llevar a cabo su tan ansiada venganza. El padre de todos les había negado la entrada a sus hijos y a su desesperado pueblo a pesar de las atrocidades que le estaba haciendo Karnilla al planeta de Asgard. La muerte de Brunilda le recordaba continuamente su fracaso, y en parte, eso le había alterado más de lo normal en esa situación. Sin contar, que ya había perdido la cuenta de las veces que los demonios habían arruinado sus planes anteriormente, empezando por Surtur y terminando por el desgraciado de Mephisto. Así pues, Loki detestaba a los demonios y no le hacia ninguna gracia que siguieran campando a sus anchas por Midgard ni el resto de los nueve reinos.
— Pareces una buena persona, Aidan, y no sé si los remordimientos de conciencia te han dejado vivir hasta ahora… pero este problemilla se podría solucionar fácilmente de la misma manera…
Con un chasquido de dedos, el hechicero hizo aparecer un pergamino con un breve texto escrito en sánscrito, la antigua lengua de los textos sagrados hindúes. Solo que, al mirarlo por segunda vez, Aidan vio como las letras empezaban a adaptarse a su lengua materna, hasta que finalmente, el mortal consiguió entender lo que había escrito en el papel descolorido por el tiempo. Si lo había interpretado bien, aquello parecía una especie de invocación a Kali, la diosa destructora de la maldad y de los demonios...
— Cantarás para mi… como lo hiciste la ultima vez. Reuniendo a 20.000 fieles que te escucharán y repetirán la invocación. Si lo consigues, alejaras a la diosa hindú del lugar que no quiero que vea, para sacar de su infierno a la única persona de este planeta que podrá ayudarnos a deshacer la que liaste… ¿Qué me dices?
Loki se sorprendió de sí mismo al darse cuenta de que, por primera vez en su vida, no había contado ni una sola mentira durante todo el rato que llevaba hablando con Aidan.
Había algo en la obcecación que hacía de Gotham un lugar especial. Al fin y al cabo casi todos sus ciudadanos vivían de eso. Batman sentía la necesidad compulsiva de limpiar las calles de la violencia y la corrupción. Pingüino de convertirse en el hombre en que nadie pudiera reírse, a pesar de tener todo en su contra. Ivy quería un mundo en que la naturaleza pudiera vivir en paz sin ser explotada y consumida por el monstruo sin fondo de la raza humana. ¿El espantapájaros? La dominación del miedo para crear al humano perfecto. ¿Freeze? vivir su cuento de hadas. ¿El sombrerero? Su Alicia.
Mientras tanto, Bárbara Gordon vivía la obcecación a su propio modo. Lisiada en una silla de ruedas, deshecha y rota, y aún así imparable. Porque si algo te enseñaba esa ciudad era que con la obcecación se podía llegar a donde se quisiera, siempre y cuando estuvieras dispuesto a sacrificar todo lo demás.
En cuanto a Joker... tenían que entender el chiste.
El caos reinaba en la iglesia cuando por el rabillo del ojo divisé la inconfundible melena pelirroja de mi macarra favorito, el mismísimo Roy Harper. Hubiese saltado en su dirección si no fuese por todos esos colgados que nos intentaban arrancar los ojos, teniendo que masacrarlos uno por uno en un intento desesperado de avanzar hacia mi amigo.
Estaba tan centrado en volver a su lado que no me fijé en el techo, siendo víctima del mítico cliché de la estalactita descendente, pero por suerte para mi, Roy fue más rápido que ese trozo de roca y saltó en mi ayuda cayendo ambos en aquel extraño portal que el tal Blood estaba convocando.
-La práctica hace al maestro-me burlé jocoso sobre mi experiencia en el otro mundo. Eso de estar apenas unos segundos reunidos era una putada, pero me alegraba que los últimos momentos de esta mierda de vida los pudiese pasar con mi mejor amigo.
Cerré los ojos esperando el duro impacto con el suelo, o con peor suerte, un último golpe fatal de alguna estalactita o munición perdida, pero en vez de eso, caí en una superficie viscosa semejante al agua pero mucho más densa.
Extrañado abrí los ojos para ver como Roy y yo nos encontrábamos rodeados de un mar de sangre, parecía que eso de llamarse Blood se lo tomaba en serio.
(...)
-Parece que tu superpoder es el de invocarme cada vez que tu gordo culo está en problemas Harper-me reí mientras me giraba en dirección al arquero.
Billy enrojeció ligeramente cuando la chica guapa le llamó Nerd. No sabía si tomarse aquello como una crítica o un cumplido, pero la joven se mostró muy agradable con él. No parecía disgustada por su compañía, y le pareció muy graciosa aquella faceta suya, así que probablemente fuera la segunda opción.
— Sólo un poco… — El moreno sonrió con timidez y se llevó la mano a la nuca, ligeramente avergonzado por haberse mostrado tan entusiasta hablando de mitología Egipcia.— Lo cierto es… que todavía no he decidido lo que voy a estudiar en la universidad…
El moreno se sintió algo confuso, tras darse cuenta de que ni siquiera había vuelto a pensar sobre el tema. Hacía tan solo un par de años conocía la respuesta. Su sueño siempre había sido dedicarse a tiempo completo en la carrera del “superhéroe”. Pero ahora ya no podía hacer eso. Es más, se percató de que aquel tipo de pensamiento era muy infantil, y él ya había pegado el estirón. No podía permitirse seguir en las nubes, soñando con una vida de fantasía. Debía tomar una decisión para encaminar su vida a un nuevo futuro. Algo distinto a lo que había soñado, pero que a la vez, le hiciera feliz. Y eso le agobiaba. No sabía lo que le hacía feliz, y por eso se mostraba tan indeciso.
Si hubiera tenido que comparar el placer que notaba con algo lo habría hecho con el de la batalla, sin embargo, ni siquiera la lucha le hacía sentir tan reconfortado y lleno como lo hacía aquella mujer: - Elektra…- Murmuró en el oído de la mujer, lo mordió con suavidad mientras jadeaba con fuerza, tenía clara una cosa, jamás olvidaría aquel nombre.
- ¿Por qué no hablamos? Creo que podemos ser buenos amigos, tú y yo, si me dejas ayudarte… - Con un rápido movimiento se levantó de la silla y empezó a caminar hacia él: - Verás, yo no soy como esa gente que habitualmente se dedique a cazar a cosas como tú, mis intereses van más allá de todo eso…Y alguien con tus características me resultaría un aliado ideal… - Se paró cuando estuvo a un metro del tipo:
- Tú puedes entrar en los sueños de las personas, encontrar cuando algo falle o sucedan cosas extrañas, me interesa conocer ese tipo de información, y yo…Por el otro lado… -
Edward se acercó un poco y le puso la mano en la mejilla izquierda: - …Puedo arreglar los desastres que provocas cuando te dejas llevar. – Acercó su rostro al de Elian y le dio un beso corto en los labios, la punta de su lengua rozó por unas milésimas la comisura de los labios de Elian, luego se separó del hombre y estiró su mano para ofrecérsela:
En todo caso, su mirada se posó en todos los presentes, y suspiró. Esperanza... Eso era lo que moraba en los cansados ojos de los amigos de Raven. Sólo por ello ya valió la pena conseguirlos. Necesitaban creer que había luz al final de tanto dolor y oscuridad...
Entre el extraño vacío lleno de personas que era y para su sorpresa, encontró que la calavera pertenecía a una mujer. Llevaba un uniforme de enfermera con la medalla franquista sobre el cuello de la camisa. Se encontraba confusa y perdida, pero no paraba de repetir una y otra vez el mismo nombre: “Carlos”. El Español abrió los ojos de nuevo, y con rapidez depositó la calavera en la caja. Cogió la otra con avidez y repitió el proceso, esta vez a mayor velocidad. La silueta de un hombre apareció de nuevo entre el amalgama del resto de presencias. Él parecía desesperado y asustado. Cada gesto suyo desprendía angustia, y sus ojos estaban cubiertos de una neblina blanca propia de las cataratas. Temblaba de un modo constante y daba pasos desorientados hacia ningún lugar concreto. Preguntaba al aire a punto del llanto, y también repetía un nombre. Preguntaba al aire como si este fuera a ser en algún momento capaz de responder. El nombre que él pronunciaba era “Octavia”.
- Los humanos sois... muy extraños. ¿Me estás diciendo que estarías dispuesto a permitir que drenara la energía vital de hombres y mujeres inocentes a cambio de información? ¿Traicionarías a tu propia especie? ¿Por qué?
Se apoyó en el borde de la mesa y se lo quedó mirando, esperando una respuesta.
Simplemente asentí hacia las palabras de Nightwing, ninguno de los dos estábamos en nuestro mejor momento, y la tensión tras nuestro encontronazo al descubrir la muerte de Bruce había hecho que nos separásemos aún más. Sabía que Bruce hubiese querido que nos llevásemos bien, pero tampoco creo que el millonario hubiese deseado ser pulverizado y así quedó, la vida era una perra.
Había pocos hombres que correspondieran con la talla de Lorenzo, pero no entre las fuerzas del hermano sangre. En los últimos tiempos los sectarios de la congregación se habían multiplicado, y lo que les distinguían eran los atuendos que todos llevaban en común y les señalaban como miembros de la iglesia de sangre verdadera. La colisión había traído resurgimientos de cultos, credos y todo tipo de fes perdidas hace largo tiempo. Con ellas, se había aumentado la invención de nuevas creencias de todo tipo, en las que algunos espabilados, embaucadores y iluminados se autodenominaban salvadores de la humanidad. Basaban sus dogmas de nueva creación en las tragedias y vaticinios de textos antiguos, proclamaban el fin del mundo cada jueves, y sacaban todo el provecho que podían de la gente crédula y asustada que, ahora más que nunca, necesitaba responder preguntas difíciles sobre su existencia.
La iglesia de sangre sin embargo se había afianzado como una opción de culto aceptada por toda la comunidad, y el Hermano Sangre se había convertido en una figura notable de su comunidad. Claro que sólo algunos de sus acólitos conocían la verdad sobre la base de su iglesia. Al menos hasta que la WWD había estallado. Ahora la discreción ya no era una parte fundamental de su modus operandi. Para todos ellos, era el momento de ver el mundo arder.
El joven se aproximó a uno de los sectarios y le susurró una cosa, justo a tiempo de que Lorenzo saliera por uno de los túneles anexos y le viera acercándose a ellos.
“¡MIERDA, NO ME JODAS!" pensó al tiempo que apretaba el paso justo a tiempo.
El sectario enorme, que llevaba un extraño bate metálico con agujas en la punta se giró para encontrarse con el rostro del chico.
- ¿Cómo dices?- preguntó el sectario, confundido.
El español alcanzó entonces a Shawn y le abrazó desde atrás, pasándole las manos sobre los hombros y dejándolas reposar sobre el pecho. Estaba vestido con el mismo traje que había visto en la cueva, pero no llevaba el casco puesto, de manera que contempló por primera vez las facciones de su aliado. Ninguno de los poseídos vestía las ropas ceremoniales, así que él se había limitado a llevar su uniforme siempre.
- No se lo tengas en cuenta. Es de mis concubinas mas nuevas, ¿verdad que si dulzura?- le preguntó, aproximando su boca a su oído y dándole un bocado juguetón.
El sectario dibujó una expresión azorada, tragó saliva, y observó al hombre con adoración.
- Claro, mi señor Lujuria. Lo lamento mucho. Debía haberlo sabido.
- Ahora lárgate, haz lo tuyo. Este muchachito y yo vamos a jugar un ratito. - se sonrió y lamió los labios con lascivia, mientras soltaba a Shawn y le pasaba un brazo sobre los hombros, tratando de girar sobre sus pasos para ir directo a los sótanos.
- ¡Recuerde que pronto se llevará a cabo el ritual, mi señor!
Le recordó el sectario con voz sumisa. Lorenzo se giró hacia él con una mirada depredadora.
- Ya lo sé. Precisamente por eso me vendrá bien desfogar un poco. Este no me durará mucho. - se rió al tiempo que apretaba el paso.
Cuando se alejaron de ellos lo bastante, el hombre miró a Shawn. Habló con él en tono suave, pero su andar se convirtió en una marcha rápida a medida que dejaban atrás las galerías de cuerpos enroscados en dirección al sótano.
- Recuerdas el plan, ¿Verdad? Iremos directo a los sótanos. Ya he preparado todo. Los haré venir hasta aquí uno a uno. A ti te tocará atraerlos en las escaleras para hacer de cebo. Primero a Gula, y después a Pereza. Por lo que más quieras no te caigas al bajar.- dijo dándole un suave apretón de apoyo al muchacho. - Si te quedan preguntas o dudas, el momento es ahora.
- No te lo tomes a lo personal, es un tipo orgulloso…- Le indicó con un gesto que le siguiera y salieron de la sala, volviendo a los pasillos, solo que en lugar de ir hasta el hangar se desplazaron por un bifurcación hacia la derecha, caminaron un tiempo corto y entonces llegaron a un pequeño taller en el que había todo tipo de herramientas insólitas, delante de ellos, al fondo de la sala, había unos paneles e indicadores que parecían describir los niveles de la nave, presión, energía y otros valores difícil de comprender:
- Este es mi taller, desde aquí también controlo todo lo que sucede en la nave…Bien…- Le indicó con un gesto que se detuviera y entonces él se adentró en la habitación, caminó hasta una especie de taquilla que abrió y examinó detenidamente: - Mi glorioso y amado líder me ha pedido que te ejecute… - Sacó entonces un arma, era negra y de bastante gran tamaño, en la parte trasera tenía un depósito de cristal que contenía un líquido marronáceo ¿Alguna especie de ácido? Klobux apuntó a Sonya con el arma: - Pareces buena chica, y seguro que podríamos haber aprendido mucho el uno del otro. –
Le dedicó una última sonrisa y entonces accionó el gatillo, el líquido salió disparado hacia la mujer y ¿La empapó? El alienígena empezó a reírse: - Tendrías que verte la cara humana…- Rompió en una carcajada y arrojó el arma al suelo, ella tenía el torso y parte de la cabeza mojadas en aquel líquido que despedía un fuerte olor a alcohol: - Ja…Esto es ¿Cómo lo llamáis los humanos? Whiskey…Ahora a ver quién cree a una borracha. - Volvió a reír fuerte, como si aquella broma hubiera sido la mejor de la historia:
-Era una broma, no me ha pedido que te mate, puedes irte, al salir de la habitación vuelve a la bifurcación y ve en el otro sentido, llegarás al hangar de nuevo, verás una plataforma circular roja, ponte sobre ella y te haremos descender. – Le hizo un gesto para que se marchara: - Por cierto, esto ha sido una broma, pero si le cuentas a alguien de nuestra existencia…- Levantó los hombros en un gesto de ‘ya veremos’ y entonces se giró hacia el panel del fondo para dedicarse a su trabajo.
Así que salté. Salté por el precipicio mientras cerraba los ojos, tratando de concentrarme para conjurar una plataforma. Y de pronto me vino la imagen de Elissa, mi hermana, mi otro yo… Quería verla, tenía tantas cosas que contarle de estos últimos días… y tenía miedo, mucho miedo de lo que podría pasar. ¿Y si ya no podría volver a casa?
Mis pies aterrizaron de pronto en una plataforma maciza blanca y negra. Juré que por un momento había escuchado el sonido de un Do sostenido mientras la pisaba. Seguí corriendo por el aire, plataforma por plataforma, hasta darme cuenta de que había invocado las teclas de un piano sobre el aire. Las notas, junto con su respectiva plataforma, iban desapareciendo a medida que corría sobre ellas. Cuando estuve lo suficientemente lejos del acantilado, busqué con la mirada a los primates sangrientos. Esperaba haberlos dejado atrás...
- Zsasz, baja ese cuchillo, tienes las de perder. - Delante mío, el maníaco de Victor Zsasz tenía agarrada a un rehén por el cuello, usándola de escudo humano y la amenazaba con un cuchillo, la madera del suelo crujía, los viejos embarcaderos de Gotham: - C-Calla niñato...Tú no me das miedo ¿Dónde está el murciélago? - Me apuntó con el cuchillo amenazándome, estaba a un par de metros de mi, lo suficiente para que yo no pudiera llegar lo bastante rápido hasta su posición sin poner en riesgo a la chica.
Los criminales se habían dado cuenta de una cosa, algo había cambiado en la ciudad, su imponente caballero oscuro ya no les vigilaba por las noches, eso les hacía ser más temerarios y peligrosos, fruncí el ceño, en el segundo bolsillo de la izquierda de mi cinturón tenía una pequeña pistola eléctrica, derribaría a Victor en 65 milisegundos, el tiempo promedio que una carga eléctrica de esas magnitudes tarda en atravesar todo el cuerpo y llegar hasta el cerebro, solo necesitaba una distracción, por suerte, aquel lugar ofrecía todo lo que necesitaba:
- Aún estás a tiempo de rendirte Victor...- Di un paso hacia él, lo que instintivamente le hizo retroceder, observé el entorno, el techo tenía unas inestables vigas de madera, si aquellos muelles se dejaron de utilizar fue porque en su momento se destapó el enorme pastel que había detrás, la empresa encargada de su construcción se endosó millones utilizando materiales de mala calidad que no estaban preparados para un ambiente húmedo como aquel, la madera, a los pocos años se pudrió y se deterioró y el sitio quedó en aquel estado de abandono y dejadez…Ahora mismo aquel terreno era inestable y totalmente inseguro, hasta el más mínimo esfuerzo podía derrumbar la estructura.
Di otro paso hacia él, esta vez di un pequeño pisotón, allá donde había suciedad y mugre, había ratas...Esta vez él psicópata no se amedrentó y colocó la punta del cuchillo en la cara de su rehén: - ¡LA MATARÉ! - Pat, pat, pat...Podía oír el ruido de los animales correteando, miré la viga que estaba justo encima de Zsasz, un grupo de ratas corrió por ella: - No...No lo harás Zsasz, él va a impedírtelo. - Miré a la viga con una sonrisa desplegando mis mejores dotes de actuación mientras esta crujía por el paso de los animales, cómo si de verdad hubiera alguien allí.
El criminal se giró un instante, apartando el cuchillo de la chica, con miedo y fascinación a la vez, esperando ver la imponente mole negra detrás suyo, un instante era todo lo que necesitaba...Desenfundé rápidamente la pistola y apunté a su cuello...Disparé.
No había estado allí para mis amigos durante la invasión demoníaca que había asolado el mundo, no había estado allí para Bruce ¿Qué había hecho durante estos meses? ¿Estudiar algo para llegar una y otra vez a la misma conclusión? Y ahora, por mi ausencia, mi equipo estaba roto, mis compañeros destrozados por dentro, mi hogar asolado de crimen y muerte ¿Y que hacía yo? Salir cada noche vestido de Robin, prolongando un parche que sabia que no iba a aguantar mucho tiempo, sabiendo que la solución era muy diferente, sin embargo aún no me atrevía a dar el paso.
Me había desplazado hasta Gateway city, le debía una disculpa a Cassandra, ella era una de las que había cargado con un gran peso en los hombros por culpa de mi ausencia, intenté verla en STAR Labs cuando fui a ver a Conner pero ella se había marchado...Siempre tan temperamental.
Caminé por las calles, ya no me sorprendía los cambios que había en la estructura de las mismas, muchas las conocía ya como la palma de mi mano...Me desplacé hasta la puerta de la casa de mi amiga, delante de esta había parada una motocicleta de reparto de comida, un hombre asiático caminaba hasta la misma con un paquete en la mano.
Me acerqué hasta el hombre mientras me quitaba la capucha de la sudadera roja que llevaba, me había cortado el pelo y me había adecentado: - ¡Buenas noches! ¿Ya ha llegado el pedido? Mi hermana me dijo que había pedido la cena. - Saqué la cartera del bolsillo de atrás de mi pantalón tejano y le pagué al hombre lo que me indicó, me miraba con desconfianza, aunque supongo que no le importaba a quien darle la comida mientras le pagasen, una vez me despedí de él caminé hasta la puerta de Cassandra y piqué al timbre, no sabía exactamente que me diría, ni como reaccionaría, pero, por una noche, necesitaba dejar de ser Robin, Tim Drake necesitaba una noche libre para aclararse las ideas.
Ya no había Batman, y eso Gotham lo notaba, los criminales cada vez eran más audaces y el número de pandillas aumentaba cada día que la Batseñal no iluminaba el cielo nocturno de la ciudad. Solo era cuestión de tiempo que se descubriese que su protector había caído, momento en el que un segundo infierno se iba a desatar por las calles, pero yo no iba a dejar que esa mierda pasase.
Donde algunos más blandos como Grayson veían el mayor momento de crisis desde que se creó el manto, yo veía la oportunidad de por fin hacer bien las cosas. Sin la mirada de Bruce en cada movimiento que hacía, podía moverme libremente por mi terreno sin tener que preocuparme que intercediese en mis planes; se acabó convertir el Asilo Arkham en el resort de vacaciones de todos los lunáticos homicidas.
Decidido a no perder el tiempo, tras la reunión familiar que acabó en desastre, empecé mi pequeño plan de "reconquista", instalándome en el único piso franco que consideraba decente para vivir de forma prolongada. Casi colaría por un hogar normal si no fuese por las numerosas armas colgadas en estantes de la pared, así como un pequeño tatami con saco de boxeo incluido que usaba para entrenar.
El primer movimiento que iba a hacer con mi recién descubierta libertad era algo con lo que había soñado años: El jodido Joker. Así mataba dos pájaros de un tiro: por una parte daba un golpe sobre la mesa ante todos los criminales de la ciudad, si su rey del caos caía, solo era cuestión de tiempo que el resto lo acompañase. Por otra parte, solo quería ver a ese jodido bastardo con el cuello roto:
-La venganza perfecta-medité mientras mi vista caía en una palanca oxidada expuesta al lado de mi cama. Mis dedos la rozaron suavemente mientras mi mente recordaba cada uno de los golpes que me había proporcionado ese dichoso montón de hierro, pero había llegado el momento de devolvérselos.
Como en todo maníaco con un plan, coloqué un corcho en una pared mientras que meticulosamente fui colocando a medida que reunía información, fotos y fotos unidas por distintos hilos de todos los secuaces del payaso, formando una estructura piramidal, donde los dos últimos eslabones eran el propio Joker y su compinche, Harley Quinn.
Me iba a llevar tiempo desmontar todo su imperio, pero juraba por la tumba de Bruce, que iba a librar al mundo del cáncer que era el Joker.
La palabra esclavo provocó que la calavera de Legba se diferenciase aún más de su tez oscura. Apretó las manos haciendo crujir el cuero de los guantes sintiendo cómo le escocían las cicatrices de las manos y la espalda. -Ah, sí… lo entiendo… ¿Cuántos latigazos te han dado tus dueños? ¿Cómo es que conservas tu nombre, Aidan Doyle? ¿Cuántas violaciones has tenido que presenciar de tus hermanas, madre, abuela o hija? ¿Te estás curando las cicatrices correctamente? Perdón, mal formulado… ¿Tienes recursos para poder curarlas? ¿A qué familia sirves? ¿Cuánto tiempo llevas sin comer ni beber?- por un instante pareció que su rostro eran dos brillantes estrellas rojas en lo más profundo de un cráneo humano. El dios respiró hondo, aunque no le hizo falta. Sabía que se encontraba en pleno colapso y volvió a relajarse y con él, su imagen -Siempre se puede estar peor… Siempre queda algo que perder… No subestimes lo jodido que puedes estar, Aidan.
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Tema: Re: Votación Highlights Septiembre 2020 5th Octubre 2020, 02:00
Señoras y señores, damas y caballeros... tenemos el orgullo de presentar a los ganadores de esta primera edición de...
El personaje más votado en las intervenciones del post de repetición de las mejores jugadas y que va a llevarse la medalla de Highlights es...
Prrrrrrrruuuuuuuuuuuuuuuuummmmmmmmmmmmm *sonido de tambores*
Spoiler:
Venga un poco más...:
Estás con la intriga, ¿eh?:
Edward Johns
Y... el usuario que cuenta con 31 post a sus espaldas este mes, y se va a llevar a casa la medalla de Dedos ardientes es...
Spoiler:
Chan Chan Chaaaaan:
Vale, vale, ya paro xDD:
¡Roy Harper!
¡Enhorabuena a los dos! ¡Esperamos que os hayáis divertido!
Pero esto no acaba aquí, el próximo mes vendremos con más premios, así que estad atentos y animaros a mencionar a vuestros compañeros de rol y a votar en los premios del mes.
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Jesse Custer Vértigo Universe
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Tema: Re: Votación Highlights Septiembre 2020 5th Octubre 2020, 09:56
Mi enhorabuena a ambos. Creo que son muy merecidos.
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Tema: Re: Votación Highlights Septiembre 2020 5th Octubre 2020, 15:12
Gracias por la mención de que sé contar tres con las manos en alemán, así no me tirotean los nazis xD
Para quien no entienda el chiste referencia: Los alemanes hacen el tres así con los dedos:
y la parte siguiente es de la película Malditos Bastardos.
Edward Johns DC Universe
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Tema: Votación Highlights Septiembre 2020 6th Octubre 2020, 12:41
¡Muchas gracias! Creo que esta comunidad esta llena de grandes roleros, así que el premio se lo podría haber llevado cualquiera de nosotros.
Espero seguir publicando cosas que os gusten y os emocionen tanto cómo yo lo hago cuando leo vuestros temas.