[WWD Mini Evento] Cuervos de Sangre: Devorar y Sesgar [Shawn/ Gwen Stacy]

[18 de Abril 2019]

Lorenzo recibió una comunicación que fue recibida a través del casco. Dick Grayson había entrado en contacto con un joven que tenía información respecto a uno de los cuerpos que habían sido poseídos por las semillas de Trigón. Tal vez pudieran ayudar a detectar algún tipo de debilidad en ellos. Al fin y al cabo habían tenido que elegir mutantes y metahumanos como recipientes, lo que significaba que, con suerte, compartirían las debilidades de aquellos a quienes habían poseído.

Lorenzo procuro hacer lo posible para asegurarse de que no le seguían y de nuevo, pidió asistencia a Rostchreck para teleportarse en la base de operaciones que tenían disponible. La batcueva parecía ahora aun más cavernosa y oscura que antes.

Dick le explico como funcionaria. Había  hablado con Shawn para que se dirigiera a una dirección cercana que el muchacho le había proporcionado. Allí, un vehículo con los cristales tintados le había recogido, de manera que le sería imposible discernir el camino. Lo dejo en uno de los túneles que se adentraban en la batcueva, con la indicación de continuar a través de una pequeña salida. Al final de ella se encontraba una pequeña cámara hueca con diversos túneles de acceso a pie. Allí esperaba la imponente figura de dos metros, con el casco puesto. Su traje emitía pequeñas luminiscencias anaranjadas, que iluminaban la cámara con una cálida luz parpadeante, lo cual le daba un cierto aire tétrico.

Aún me encontraba en shock, había sido poseído por un demonio homicida que  atacó a un grupo de héroes adolescentes para finalmente volver a ser dueño de mis acciones y tener que sobrevivir a duras penas el ataque de un antiguo aliado de los héroes. Sin duda había sido un día movidito, pero lo que en verdad hizo que finalmente me rompiese, fue enterarme  de lo que había hecho Savage tras librarse de mí.

Cuando la silueta del joven apareció tímidamente a través de la puerta, Lorenzo le dio unos instantes para que sus ojos se acostumbraran a la luz. Su voz tenía una distorsión metálica que habría hecho imposible que le reconocieran, gracias al distorsionador.

- Tú eres Shawn, ¿Verdad?

Tenía un presentimiento de que la mente retorcida del simbionte iba a apuntar a mis seres queridos, pero nunca me hubiese imaginado las grotescas imágenes del apartamento de Gwen hecho pedazos junto a lo que quedaba del desagarrado cadáver de su padre. La bilis empezó a subir hacia mi garganta y acabé vomitando en una esquina de la calle debido a la tensión acumulada.

El joven tenía un aspecto consumido. Aunque en estos días oscuros quien no lo estaba se inclinaba hacia los demonios que asolaban el mundo. O habían sido poseídos, o formaban parte de sus huestes. Algunos incluso habían participado en la elaboración del fin del mundo que ahora sufrían todos los demás. Todo era tan retorcido que  revolvería las entrañas al más duro veterano.

- Me han dicho que tienes información acerca de una criatura a la que poseyeron los demonios. Necesito que me digas todo lo que sepas al respecto.

Estaba en medio de un ataque de nervios cuando un pitido extraño salió de la sudadera prestada que le habían prestado los Titanes, extrañado hurgué en los bolsillos hasta encontrar un pequeño móvil de prepago. Temeroso contesté para escuchar la confiada voz del tal Dick Grayson diciéndome que en escasos minutos un coche iba a pasar a recogerme. Extrañado solo pude asentir mientras colgaba.  Tan exacto como un reloj suizo, 10 minutos después una elegante limusina apareció a mi lado, pitando levemente como señal para que me metiese, cosa que hice.

No pude ni ver al conductor ni mi entorno, ya que los cristales estaban tintados, aumentando aún más mi nerviosismo. Tras un viaje que me pareció horas debido al mazazo psicológico que tenía, el vehículo paró, señal que interpreté para bajarme. No me esperaba encontrarme en una especie de túnel subterráneo, pero lo que en verdad me sorprendió fue una extraña figura en el centro de dicho túnel con un aspecto que parecía sacado de la película de Tron.

Normalmente sería más reticente a hablar sobre mi alterego, y mucho menos de Gwen, pero sabía que yo solo no podía lograr nada, y no podía dejar a Gwen en manos de esos monstruos; por mi culpa su padre había muerto, tenía que salvarla costase lo que costase.

-Em,si,el monstruo rojo parecido a un moco homicida es Savage, un simbionte del que antes era su anfitrión. Es un alienígena que vive de habitar otros cuerpos de seres vivos, proporcionándoles a estos habilidades como superfuerza, expulsar una sustancia pegajosa semejante a telarañas o incluso poder transformar sus extremidades en diversas formas tales como espadas o guadañas. Por suerte, es muy débil al calor y a los sonidos fuertes, de hecho tus aliados fueron capaces de expulsarlo de mi cuerpo gracias a esto. Pero lo más importante no es él, ese monstruo capturó a una amiga mía, Gwen Stacy, espero que sepas guardar secretos, pero ahí va: Es White Spider. No sé qué harán con ella, pero visto el protocolo que estuvieron siguiendo, seguramente intenten poseela a ella también. Por favor, yo la metí en este lío, necesito rescatarla-dije desesperado mientras me acercaba a la figura y casi me saltaban unas lágrimas de la desesperación.

Escucho con atención todo lo que el joven compartió con él. Era mucho que asimilar. No sabía demasiado respecto a los simbiontes, pero tal vez pudiera contactar con la MKL para que escudriñaran en su base de datos. En cualquier caso parecía que una de las opciones quedaba descartada. No había visto a ninguno de los poseídos sufrir debido al calor.

Había otro matiz de suma importancia. Respecto a la joven que mencionaba, era muy probable que la joven estuviese muerta. No quería ser él quien tuviera que meterle esa idea en la cabeza. No podía permitirse que perdiera esa esperanza. Sabía lo que el amor le hacía a la gente. Lo había experimentado en su propia carne. Siempre daba fuerzas cuando estabas a punto de caer.

- Es una gran información. Creo que lo mejor será centrarnos en comprender todo lo que podamos del simbionte. De momento sus fuerzas nos superan de maneras inimaginables, y todos los miembros que podamos sustraer de su ejército serán de ayuda. El viejo divide y vencerás. - sugirió dejando de momento a la joven fuera de la ecuación de forma intencionada-Tengo ubicada la criatura que dices. El demonio que le ha poseído es gula, si no me equivoco. ¿Podrías reconocerla en una fotografía?

Sabía que aquel extraño estaba ignorando a Gwen aposta, pero la única opción que tenía para llegar hasta ella era colaborar con él, así que disimulé mi disgusto mientras que este me mostraba diversas fotografías. Entre ellas había una imagen de la amalgama caótica que se había vuelto Savage tras mi expulsión.

Lorenzo proyecto gracias al casco diversas imágenes. Había fotos de Raven, Blood y la iglesia de sangre. También de las horrendas piscinas de sangre y de los pilares fabricados con cuerpos humanos, que se esmero en pasar rápido. Centro la atención en una imagen donde se veía al simbionte a la perfección.

-Sí, ese es Savage, y creo que tanto Raven como el resto de sus comandantes se referían a nosotros como Gula-dije intentando recuperar un poco la serenidad.

- Comprendo. - asintió, y luego se permitió un tiempo para pensar-Debes saber que mi intención es desarticular a aquellos miembros de los que pueda encontrar puntos débiles. Por eso nos hemos puesto en contacto. Por lo que he visto la influencia demoníaca le ha hecho inmune al calor, pero aun podría intentarlo con el sonido. - sugirió, casi pensando en alto. - ¿Podrías decirme algo más de él? Como piensa, como se comporta cuando no está contigo.- pasaba imagen tras imagen. Entonces apareció, de manera nítida y clara, una imagen de Gwen. Shawn la vería perfectamente, antes de que Lorenzo continuara pasándolas.

-Lo entiendo, sé que no soy muy útil tal como estoy ahora, pero intentaré ayudar en lo que pueda. Siendo sincero, llevo ya demasiado con el simbionte, y en el fondo no creo que sea tan malo, es como un bebé o un animal, se guía casi siempre por instintos. Si ve algo delicioso intentará comérselo, si algo le cabrea intentará hacerle daño... Al principio costaba demasiado controlarlo, pero con el tiempo él y yo fuimos llegando a una especie de acuerdo; hasta que llegó Raven y mandó todo a la mierda-dije melancólicamente recordando las sesiones de meditación que practicábamos. -Pero cuando fuimos poseídos por ese tal Gula, fue como si la personalidad de Savage se volviese aún más brutal. Ya no pensaba en nada más que en devorar a todo aquel que se cruzase en su camino, para él todos nosotros solo somos sacos de carne andante que van a ser sacrificados para saciar su hambre. No sé hasta qué punto Savage sigue ahí, pero cuando estaba con él se notaba que no le gustaba someterse a ese demonio...-iba a continuar hablando cuando una imagen de Gwen apareció en el visor. Al instante agarré de los hombros al hombre mientras lo miraba desesperado:

-¡Esa es Gwen, dios mío sigue viva! Por favor, tienes que rescatarla, ya no solo por mí, sus habilidades por si sola eran extraordinarias, no sé que podría pasar si metiesen a otro demonio dentro de ella. Por favor, tenemos que salvarla-rogué al extraño.

El chico hablaba con sinceridad. Al menos así le pareció a Lorenzo. Aunque la criatura que él había conocido no tenía nada que ver con la que había narrado, no podía juzgarle por eso. Al fin y al cabo esa cosa que ahora les dominaba a todos ellos no tenía nada que ver con la Raven a la que había recibido en la Mkl. La Raven con quien se había carteado, y la que en secreto se había enamorado de él.

- No sé si es inteligente que tú participes. En caso de hacerlo debemos hacerlo bien. El poder de ellos nos sobrepasa, es algo que solo podremos superar con perspicacia y astucia. Sera una temeridad, pero ahora solo podemos confiar en las buenas ideas y en la suerte. - estaba a punto de guardar el proyector holográfico cuando Shawn le agarro por los brazos, dándole suaves empujones. - ¿Como? ¿A quien te refieres? - volvió las imágenes hacia atrás para que le detuviera. El rostro de la mujer que el reconocia como pereza apareció en el holograma. Hubo un silencio denso, y el hombre coloco una de sus enormes manos sobre el hombro del chico desesperado. - me temo que ya es tarde para eso. Ya ha sido poseída por uno de los demonios. Se la conoce como pereza. - le informó. De hecho el había presenciado su posesión. Lorenzo tenía que dejar que Shawn comprendiera la situación, antes de profundizar. Al menos le quedaba la esperanza de que estaba viva.

-Entiendo que soy un blanco fácil en una pelea, pero creo que si Savage sigue ahí, el mejor cebo que puede haber para atraerlo soy yo mismo-Por un instante me sentí un poco más tranquilo cuando la mano del enmascarado reposo en mi hombro, sensación que se transformó en miedo al mencionar que Gwen también había sido poseída. Fijándome mejor en la foto, veía como Gwen se notaba alicaída, como si estuviese ida. -Eso significa que no tienen intención de eliminarla, tenemos que salvarla antes de que sea demasiado tarde y se manche las manos de sangre inocente.

Estaba llevando a cabo un encuentro muy delicado. No quería decirle que tal vez fuera tarde para eso también. Al fin y al cabo todos habían cometido atrocidades. Aunque quizá la joven se hubiera librado. Pereza parecía siempre demasiado cansada para hacer nada.

- En caso de que intentemos un rescate, lo cual ya era peliagudo, nuestras vidas están en juego. Si tratamos de hacer algo por los dos nuestras probabilidades no solo se reducen, si no que además puede que debamos implicar a otras personas, así que no voy a dar rodeos. Si tenemos que priorizar solo a uno de ellos, ¿A cuál debemos salvar primero?

-Gwen-dije al instante sin pensar. Hasta a mi me sorprendió la rapidez de mi respuesta, literalmente Savage me había salvado la vida, pero Gwen me había hecho sentir demasiado en tan poco tiempo que no podía dejar que todo acabase así. Ella a diferencia de mi sí que era una verdadera heroína y una joven brillante, no se merecía   terminar su corta vida bajo el yugo de un demonio. Sabía que me iba a odiar para toda su vida, pero me lo merecía y me daba igual, solo quería que ella sobreviviese.

Sentía pena por el simbionte, habíamos hecho muchos avances estos últimos meses, pero aún no me fiaba totalmente de él, y no sabía hasta que punto solo me estaba utilizando para su beneficio.

- Bien. - asintió el hombre mientras su cabeza se ponía a trabajar a toda mecha. - trabajare desde el terreno e intentare elaborarlo de tal modo que podamos hacernos con ambos. Te dejare un comunicador directo conmigo. Necesito que a partir de ahora estés preparado porque te llamare en el momento en que sea idóneo. No te daré avisos. No programare las cosas. Si puedo informarte con algo de antelación lo haré, pero es poco probable. - le advirtió el español, al tiempo que minimizaba las imágenes. - Eres muy joven para estar metido en esto... Casi todos lo sois. - rumio para él, con un suave tono de lamentación. - Tengo que hacerte otra pregunta. ¿Qué tipo de relación tienes con la muchacha? - como sabía que la pregunta era intrusiva, se explicó- Necesito saber si sois aliados, enemigos o que. No quiero dar nada por hecho y equivocarme. De vuestra relación dependerá que se muestre hostil o colaboradora. Ya lo he presenciado antes.

-Estaré atento las 24 h del día tranquilo. Sé que ahora mismo me veo como un niñato enclenque pero lamentablemente no es la primera vez que me meto en problemas, puedes confiar en mí-intente sonreír mostrando confianza, algo que me salía rotundamente mal siendo sincero.

Un fuerte sonrojo apareció en mi rostro al escuchar la pregunta del extraño, la cual había sido formulada en mi cabeza miles de veces desde que compartí ese momento íntimo en su piso tras la fiesta. Éramos... ¿Amigos? ¿Pareja? ¿Partners in crime? De repente las brutales imágenes del asesinato de su padre volvieron a aparecer en mi psique, provocándome un escalofrío.

-Antes teníamos una relación muy estrecha, pero tras el asesinato de su padre a manos de Savage no creo que la opinión hacia mí sea muy positiva. Seguramente me odie, pero antes de eso éramos "pareja"-me sentí incómodo etiquetando la relación que tenían con la rubia, y más sabiendo que esta era imposible de recuperar; pero el extraño había pedido todo lujo de detalles y quería ayudarlo de la manera más completa posible.

Un enorme suspiro abandono los labios del español, aunque el distorsionador no lo reprodujo al exterior. La situación era peor de lo que podía imaginar. El joven que tenía delante había sido el huésped de una criatura que había acabado con la vida del padre de su novia. Si había escenarios peores para lo que estaban a punto de hacer a él no se le ocurrían.

- Teniendo en cuenta nuestras opciones, necesito saber que eres capaz de hacer. ¿Sabes usar un arma? ¿Puedes conducir un vehículo? No obvies ningún talento que tengas. Hasta la cosa más pequeña puede ser de ayuda.

-Mm, físicamente hablando soy muy promedio. Pude sobrevivir al ataque contra tus aliados usando un par de flechas multiusos, no es que sea un as con eso pero al menos puedo lanzar cosas. Sé conducir y estoy estudiando bioquímica, algo que se me da bastante bien siendo honesto. Mi madre trabaja en S.H.I.E.L.D  así que podría mover un par de hilos, pero viendo como está la situación actual aún no tuve ni tiempo de asegurarme que este con vida-dije nervioso mientras me anotaba a fuego en el fondo de mi mente el llamar a mamá cuanto antes

Vio que Shawn se estaba agobiando por momentos.

- Los problemas de uno en uno, Shawn. - le sugerí dándole un ultimo apretón en el hombro antes de soltarle. - De momento, el comunicador. - lo saco del bolsillo de su chaqueta y se lo tendió- Ten cuenta lo que te he dicho. Procura mantenerte a salvo... - dudo en si continuar a advertencia- y si por lo que fuera en el último momento decidieras no venir, cosa que entendería... Solo te pediría que colgases mi llamada. Lo intentare dos veces más. Responde colgando siempre. - sabia que en ese mundo la edad era algo relativo. Había adolescentes que Vivian situaciones que no le habría deseado a nadie. Pero como maestro, sabía que no había mayor falacia que plantear una imposición. Los jóvenes y los niños debían ser protegidos. Debían tener la seguridad de tener una alternativa siempre.

-No va a pasar-dije por primera vez de forma segura desde que empezó la conversación, puede que no tenga a Savage, pero sigo siendo un héroe y tenía que salvar a Gwen. No podía agachar la cabeza y esperar a que otros arreglasen mis mierdas.

- Eso te honra. - a pesar de que no podía verle, le dirigió una sonrisa. - De momento, tengo unas cuantas ideas. No sé cuántas de ellas podremos llevar a cabo. Si tal como he entendido los simbiontes comparten convivencia con sus huéspedes es posible que Savage quiera volver contigo, y si es capaz de acceder a tu memoria podría saber qué tramamos. No sabemos cómo se comportará si es que somos capaces de exorcizar a su poseedor. Así que si te parece bien, no te contaré todas y cada una de las opciones si no aquellas que pretendamos llevar a cabo, ya que el resto sólo sucederán en caso de emergencia. - iba a arriesgar la vida. Lo menos que podía hacer el español era ser franco con él. - Bien, empecemos...




No disponían de margen para planificar, el tiempo era algo de lo que no disponían desde el punto en que Raven había capturado a todos sus hermanos y los había expulsado en cuerpos que además estaban por encima de la media en capacidades. Había estado estudiando con cuidado las capacidades de de Superboy, de aquella extraña criatura que se hacía llamar gula y de todos los demás. El problema era que no tenían demasiados datos sobre Dolphin, y ninguno sobre otros como la chica rubia a la que había poseído pereza. No tenía idea de cuál era su capacidad, aunque estaba claro que debía tener alguna, como todos los demás. Lorenzo sabía que era la excepción, aunque no estaba seguro de qué había impedido a Lujuria entrar en su cuerpo. Tal vez el estallido de esa luz que había percibido... o quizá su cuerpo no fuese válido y el enlace no se llevó a cabo, sin más.

De lo que podía estar seguro era de que tenía que darles la señal en el momento oportuno, o todo eso acabaría con más muertes. No podía ser de mas ayuda que como un mero observador, cualquier cosa que hubiera despertado las sospechas de los presentes habría supuesto una muerte inmediata. Después de ver lo que hacían en esa iglesia, estaba seguro de ello.

En sí, la catedral parecía un espacio como cualquier otro, pero sólo era una tapadera para el infierno que se escondía debajo. A través de las escaleras de caracol se podía llegar a la verdadera iglesia de sangre y sus diferentes cámaras, todas mantenidas en una construcción subterránea que albergaba horrores inimaginables, entre los que se incluían calabozos, salas de tortura, y una cosa que había aberrado al español y con la que tendría pesadillas toda su vida, la piscina de sangre. Postes con cadáveres adosados y una gran laguna de sangre que siempre estaba fresca, apestando a hierro, donde el jefe del culto, llamado hermano sangre, solía bañarse como quien se da unos largos en una piscina. Todo lo que sucedía allí era repugnante y grotesco, su único modo de sobrevivir era verlo todo a través de una máscara de irrealidad y un extraño sentimiento que le apaciguaba cada vez que sentía que estaba a punto de estallar. Le sorprendía haber sido capaz de convivir con aquel monstruo de cuatro ojos durante todo ese tiempo sin lanzarse a por ella y estrangularla con sus propias manos. En un par de ocasiones hasta había olvidado la debilidad que sentía por las mujeres, porque ella ya no lo era más. Su cuerpo podía parecerlo, pero en su interior no quedaba nada de humanidad. Cada segundo en su compañía era como una puñalada que le recordaba que la joven tímida y angustiada que había conocido estaba perdida en algún lugar de su interior... o tal vez sólo era una esperanza a la que quería agarrarse.

Miró el reloj con disimulo mientras avanzaba por uno de los pasadizos, sabiendo que para bien o para mal, pronto pasaría algo. Algo que ellos no esperaban, pero le preocupaba la congregación. Los sectarios se estaban aglomerando para una especie de ritual, y si bien se convertía en un nido de ratas que podía aprovecharse desde el punto de vista estratégico, los rituales de esos cabrones siempre eran retorcidos y horrendos. Hasta las orgías lo eran.

Cuando sucediera, el tendría que aprovechar la confusión y arriesgar el pellejo aún más de lo que lo había hecho ya. Todo para usar la técnica mas vieja desde que el mundo es mundo. "Divide y vencerás"

Aunque la victoria se dibujaba cada vez mas como una fantasía, con cada paso que recorría.

Todo mi ser vibraba de una mezcla extraña entre emoción y miedo, si el acompañar en la retaguardia del grupo de héroes que en este momento estaba atacando la catedral parecía un suicidio, el separarme de ellos para reunirme con el topo e intentar recuperar a Savage yo solo era sin duda alguna un suicidio.

Pero parecía que la suerte me sonreía, pudiendo escabullirme sin problema alguna en medio de todo el caos que había provocado la abrupta aparición del equipo. Ya fuera del campo de batalla, parecía que mi fin había llegado al encontrarme cara a cara con dos presencias que intuía que eran enemigos. Estas resultaron ser todo lo contrario, siendo Wally West y Roy Harper, en mi vida me había alegrado de haber visto a un pelirrojo. Parecía que ellos habían logrado lo imposible, consiguiendo escapar de su aprisionamiento sin ayuda.

Esperanzado les pregunté por el paradero de Gwen, el verdadero motivo por el cual había aceptado toda esta misión suicida, pero lamentablemente no habían visto ni rastro de ella. Estaba desesperado por encontrarla, no podía dejar que siguiese en las manos del enemigo después de que su padre fuese asesinado y ella capturada solo por mi culpa, aunque una parte de mi no pudo evitar relajarse al pensar que por ahora no iba a tener que pensar como poder mirarle a los ojos después de haberle destrozado la vida.

Ahora mismo tenía que centrarme en recuperar a Savage para evitar que siguiese manchando nuestras manos de sangre inocente, a la vez que debilitábamos la fuerza enemiga y recuperaba mis poderes. Con todo eso en mente seguí mi camino mientras los dos héroes se dirigían a modo de refuerzos hacia la escaramuza principal.

Comencé a descender las angustiosas escaleras de caracol, y tras lo que me parecieron siglos debido a la angustia que sentía a cada paso que daba, llegué a la zona más profunda de la estructura, la denominada "catedral de sangre". Aquí tendría que estar nuestro topo, el tío que me ayudaría a retomar a Savage.

Nervioso, preparé una granada en una mano con antelación en caso de que algún enemigo apareciese, mientras que comenzaba a mirar alrededor. Tuve que refrenar mis impulsos de vomitar al ver numerosos pilares formados por lo que parecían seres humanos, o al menos lo que quedaba de ellos tras caer en las garras de las hordas demoniacas.

De repente mi vista captó la fornida figura de un atractivo hombre que llevaba la ropa de un sectario pero si la capucha puesta, mostrando sus definidos rasgos. El tío parecía ser al que andaba buscando, por lo que avancé hacia él con pasos lentos mientras escondía la mano con la granada detrás de la espalda lista para ser lanzada en caso de que se tratase de un enemigo.

-Supongo que tú y yo tenemos cosas entre manos- intenté decir de forma confiada, aunque un leve temblor en mi voz delató el nerviosismo que me había invadido desde que pisé la Iglesia.

Había pocos hombres que correspondieran con la talla de Lorenzo, pero no entre las fuerzas del hermano sangre. En los últimos tiempos los sectarios de la congregación se habían multiplicado, y lo que les distinguían eran los atuendos que todos llevaban en común y les señalaban como miembros de la iglesia de sangre verdadera. La colisión había traído resurgimientos de cultos, credos y todo tipo de fes perdidas hace largo tiempo. Con ellas, se había aumentado la invención de nuevas creencias de todo tipo, en las que algunos espabilados, embaucadores y iluminados se autodenominaban salvadores de la humanidad. Basaban sus dogmas de nueva creación en las tragedias y vaticinios de textos antiguos, proclamaban el fin del mundo cada jueves, y sacaban todo el provecho que podían de la gente crédula y asustada que, ahora más que nunca, necesitaba responder preguntas difíciles sobre su existencia.

La iglesia de sangre sin embargo se había afianzado como una opción de culto aceptada por toda la comunidad, y el Hermano Sangre se había convertido en una figura notable de su comunidad. Claro que sólo algunos de sus acólitos conocían la verdad sobre la base de su iglesia.  Al menos hasta que la WWD había estallado. Ahora la discreción ya no era una parte fundamental de su modus operandi. Para todos ellos, era el momento de ver el mundo arder.

El joven se aproximó a uno de los sectarios y le susurró una cosa, justo a tiempo de que Lorenzo saliera por uno de los túneles anexos y le viera acercándose a ellos.

“¡MIERDA, NO ME JODAS!" pensó al tiempo que apretaba el paso justo a tiempo.

El sectario enorme, que llevaba un extraño bate metálico con agujas en la punta se giró para encontrarse con el rostro del chico.

- ¿Cómo dices?- preguntó el sectario, confundido.

El español alcanzó entonces a Shawn y le abrazó desde atrás, pasándole las manos sobre los hombros y dejándolas reposar sobre el pecho. Estaba vestido con el mismo traje que había visto en la cueva, pero no llevaba el casco puesto, de manera que contempló por primera vez las facciones de su aliado. Ninguno de los poseídos vestía las ropas ceremoniales, así que él se había limitado a llevar su uniforme siempre.

- No se lo tengas en cuenta. Es de mis concubinas mas nuevas, ¿verdad que si dulzura?- le preguntó, aproximando su boca a su oído y dándole un bocado juguetón.

El sectario dibujó una expresión azorada, tragó saliva, y observó al hombre con adoración.

- Claro, mi señor Lujuria. Lo lamento mucho. Debía haberlo sabido.

- Ahora lárgate, haz lo tuyo. Este muchachito y yo vamos a jugar un ratito. - se sonrió y lamió los labios con  lascivia, mientras soltaba a Shawn y le pasaba un brazo sobre los hombros, tratando de girar sobre sus pasos para ir directo a los sótanos.

- ¡Recuerde que pronto se llevará a cabo el ritual, mi señor!

Le recordó el sectario con voz sumisa. Lorenzo se giró hacia él con una mirada depredadora.

- Ya lo sé. Precisamente por eso me vendrá bien desfogar un poco. Este no me durará mucho. - se rió al tiempo que apretaba el paso.

Cuando se alejaron de ellos lo bastante, el hombre miró a Shawn. Habló con él en tono suave, pero su andar se convirtió en una marcha rápida a medida que dejaban atrás las galerías de cuerpos enroscados en dirección al sótano.

- Recuerdas el plan, ¿Verdad? Iremos directo a los sótanos. Ya he preparado todo. Los haré venir hasta aquí uno a uno. A ti te tocará atraerlos en las escaleras para hacer de cebo. Primero a Gula, y después a Pereza. Por lo que más quieras no te caigas al bajar.- dijo dándole un suave apretón de apoyo al muchacho. - Si te quedan preguntas o dudas, el momento es ahora.

Como cojones podía ser tan imbécil, la confusión en el rostro del sectario al que me había dirigido era todo lo que necesitaba para confirmar que la había cagado con mi aliado. Intenté procesar rápidamente algún tipo de respuesta que pudiese librarme de la situación, pero de repente unos fuertes brazos le abrazaron por detrás.

-Es el final, acaban de descubrir mi fachada y me van a eliminar. Joder, joder, joder...-pensé nervioso para casi colapsar cuando el contacto de los brazos se volvió suave para dejarlos caer en mi pecho.

Extrañado giré un poco la cabeza para reconocer el traje del extraño que me había encontrado en la cueva, había que admitir que era agraciado. Pero cuando mordió mi oreja colpasé de los nervios, nunca había sido un don juan, lo máximo que había intimado era con Gwen; y ver como ese extraño jugueteaba conmigo en medio de una iglesia satánica era lo último que esperaba.

Sin saber que decir me quedé callado mientras Lorenzo seguía hablando, el tío pudo fingir ser un poseído sin que nadie lo notase, se notaba que era bueno. Mis dotes interpretativas dejaban mucho que desear, pero al menos intenté fingir una sonrisa mientras me acomodaba entre los brazos del moreno.

Cuando el sectario cedió y nos dirigimos a paso raudo hacia el sótano, dejé que escapase de mis pulmones un profundo suspiro.

-Antes de nada, perdón por la cagada, y sí, llevo casi sin dormir días pensando en como vamos a hacer todo esto. Otra cosa no, pero correr y parecer débil son mi especialidad, seré el cebo perfecto-levanté un pulgar intentando sonar positivo, pero el temblor en mi mano me delataba.

Ya en el sótano, noté un extraño pentagrama dibujado en el suelo de la habitación. Siempre me consideré un hombre de ciencias, no creyendo en lo paranormal, pero eso de estar viviendo el apocalipsis abre bastante la mente a esos temas.

Con un leve cabeceo en señal de confirmación hacia Lorenzo, salí del sótano y me dirigí hacia las escaleras donde se suponía que atraería a nuestro primer objetivo. Estaba nervioso por saber si sería Savage o Gwen, no estaba preparado para volver a ver a la cara a cualquiera de ellos; especialmente la rubia, pero era ahora o nunca.

Mientras andaban, el español se percató de lo cerca que habían estado de echar todo a perder antes siquiera de empezar. Las ideas pesimistas se le agolpaban en la cabeza amenazando con desbordar su confianza y eso era algo que en ese instante no se podía permitir en absoluto. Demasiadas variables, demasiadas incógnitas, demasiados riesgos. Sieglinde no habría llevado a cabo una misión como esa y lo sabía. Aunque también sabía que la Iron Maiden II habría confrontado la situación con toda entereza en caso de tener que recurrir a medidas desesperadas. A veces había que aceptar que en algunos momentos cruciales un salto al vacío era la única alternativa a perder la vida. Aunque no por ello la perspectiva de partirse todos los huesos en la caída le tranquilizaba en absoluto. Había tantas cosas que podían salir mal con tan poco...

Miró a Shawn. También parecía hacer el mejor de sus esfuerzos por mantenerse entero, a pesar de que en el momento de toda la pantomima que le había salvado la vida le había notado tensarse al contacto. Sus nervios estaban a flor de piel. El muchacho no era un soldado. No era parte de su equipo. No sabía cómo trabajaba y tampoco lo que haría en el momento de la verdad. Cuando el miedo se hace con las personas son capaces de cualquier cosa, para bien y para mal. Tendría que hacer frente a lo que se les venía encima con lo mismo que le había mantenido cuerdo en ese infierno. La esperanza. La creencia ciega de que aún quedaba algo por lo que pelear. De que podría salir bien si confiaban.

- Vamos a por ello entonces. - intentó transmitirle ánimos.

A pesar de la seguridad que proyectaba, sabía que en su interior quedaba aún ese pequeño eco, como un cimbreo sordo, que le aventuraba un sin fin de desgracias. Un hormigueo se extendió por sus extremidades. La anticipación. Cuando arriesgabas el pellejo de manera continua, lo que al principio eran temblores se convertían en tensión, y después en una especie de entumecimiento. Al final acababa siendo una cosa parecida al vértigo y eso sólo se acallaba cuando por fin venía la frenética bajada después de la parsimoniosa subida. Aunque se adentraban en una de las cavidades de los sótanos, la sensación de Lorenzo era una continua y lenta subida.

- Recuerda. Quédate en la parte baja de la escalera, pero a la vista. Tiene que verte. El círculo no está muy lejos. Luego accionaré el dispositivo. Si conseguimos que el simbionte se desestabilice lo bastante, tal vez consigamos que vuelva contigo. - repasó con él en voz alta, buscando alguna confirmación. Revisó con rapidez el Círculo de contención. No estaba seguro de cuánto duraría el efecto, ni si sería tan efectivo como lo era con los demonios con quien lo había probado antes. Pronto lo descubrirían.

El chico lo comprendió. Le dió un último apretón en el hombro, antes de volver a subir hacia arriba para localizar al primer interesado. Todos iban a estar pendientes del ritual, pero sabía cómo convencerle después de convivir lo que para él había sido un tiempo interminable con esas abominaciones. Lo localizó y le explicó la situación. Gula lo siguió a través de las pasarelas. Su saliva iba dejando un rastro pegajoso y denso tras ellos.

- ¿Dónde has dicho que estaba?

- Aquí mismo. No seas ansioso.

- ¿Y cómo ha acabado partido por la mitad?- Lorenzo le remitió una mirada alzando una ceja como si fuese una obviedad. - Me lo comeré, pero sabes que me gustan las presas vivas. - rezongó.

- No he dicho que esté muerto. - le respondió el español con picardía y una sonrisa revoltosa. Gula pareció contemplarlo con renovada energía y sus pasos apuraron velocidad. Podía ser cuestión de segundos y quería alcanzar su almuerzo agonizante.

Comenzaron a descender por las escaleras, al tiempo que la figura de abajo comenzaba a ser visible. No sabía cómo actuaría cuando viera a Shawn, su antiguo portador. Aunque los poseídos no daban demasiada muestra de recordar mucho de su vida anterior. Sólo algunos comportamientos mecanizados o retazos de personalidad que no servían para rivalizar con sus nuevos portadores.

Desde el fondo de una pasarela la silueta semioculta apoyada contra uno de los pilares de cadáveres a la que parecía costarle hasta respirar fijó su mirada lánguida en ellos. Con el mayor de sus esfuerzos frunció el ceño. El ritual iba a comenzar pronto y aún tenía que ir hasta allí. ¿Porqué estaban bajando hacia los sótanos? Con la misma desidia con la que hacía todo lo demás se puso de pie y comenzó un indolente caminar en dirección a sus dos hermanos. La distancia no era tan amplia, pero aún le costaría una barbaridad recorrerla. Le pesaba el cuerpo como si estuviera hecho de piedra y cada paso era una hazaña titánica... como cada cosa que hacía.

Casi no podía hablar fruto del nerviosismo, asistiendo a duras penas ante las instrucciones de Lorenzo. El plan simplemente era quedarme quieto y servir de cebo, era imposible que la cagase ¿no? Aunque un mínimo error de cálculo y podía olvidarme de seguir viviendo, adiós a intentar disculparme con Gwen o volver a ver a mi madre... era un todo o nada. Pero no podía acobardarme ahora, había cometido demasiados errores como para volverme con el rabo entre las piernas, puede que ya no tenga poderes pero puedo aportar mi pequeño grano de arena en todo esto; y si ese granito servía para que un alien homicida dejase de asesinar a diestro y siniestro mejor que mejor.

La voz de Lorenzo comenzó a escucharse desde lo lejos, seguida de sonidos gurutales que parecían jadeos de un gran animal. En cuestión de segundos la figura del hombre acompañado de la monstruosidad pegajosa en que se había convertido Savage apareció en mi campo de visión. Me daba asco verle a la "cara" directamente, sentía una mezcla de asco y rabia al verlo, pero me obligué a mantenerle la vista encima mientras nuestras miradas se curzaban.

Lo que debieron ser segundos parecieron años, era como si el tiempo avanzase a cámara lenta, pero en ese tiempo fui capaz de vislumbrar una leve conmoción en Savage, como si me hubiese reconocido. Estaba a punto de decir algo, pero no pude acabar de hablar ya que noté como la sorpresa inicial de Savage era sustituida por una sonrisa psicópata y lanzaba un potente rugido mientras se avalanzaba sobre mi. Por suerte fui capaz de reaccionar a tiempo antes de ser devorado,pudiendo evadir su ataque por los pelos.

Invadido por la adrenalina, eché a correr lo más rápido que podía en dirección al círculo de contención, sobrepasándolo mientras me giraba para ver si el simbionte había decidido seguir cazándome, en cuyo caso debería estar en el medio de dicho círculo.

[FDP: Acciones pactadas con el Usuario de Shawn]

La reacción fue inmediata. Instintiva.

Había recopilado todos los datos posibles sobre los simbiontes, pero la verdad era que poco se sabía acerca de la afectación real que tenían en el huésped. A menudo ni siquiera ellos mismos podían explicarlo bien. Había tenido que confiar en la palabra del muchacho a la hora de afrontar la cuestión, con el complejo añadido de la posesión demoníaca a una criatura cuya naturaleza era desconocida y se caracterizaba por ser bastante inestable. Decía que Savage, como llamaba a la criatura, tenía reacciones viscerales basadas en sus impulsos primarios. Cuanto más explicaba más empezaba a comprender el español porqué Raven lo había considerado un sujeto idóneo para la posesión. Al introducir a Gula en su cuerpo le había dado al ser una obsesión que podía satisfacer con el uso de su fuerza sin ningún tipo de limitación. Combinando las cualidades y capacidades de ambos se convertían en una criatura insaciable que seguiría haciendo su voluntad a menos que le detuvieran por la fuerza. Una fuerza que sería muy, muy difícil de dominar.

La criatura rugió y se abalanzó contra el muchacho usando sus cuatro patas, como un animal desmandado. Lorenzo sólo pudo intentar seguirlo a toda la velocidad posible.

"NolomatesNolomatesNolomates" oía en la cabeza como un extraño mantra mientras descendía a trompicones por las escaleras.

Entró en el espacio justo a tiempo de ver como el joven pasaba por encima del círculo y la criatura le seguía. Estaba cegado por una necesidad que parecía mayor que el apetito, pero no podía pararse a pensar en eso. Sus ojos se centraron en el círculo en el mismo momento en que la masa viscosa pasaba por encima en su vertiginosa carrera por su presa.

"FuncionaFuncionaFuncionaFuncionaFuncionaFun..." hizo su aparición el segundo rezo mental.

Un extraño resplandor blanquecino encendió la habitación, aunque no era lo bastante fuerte como para cegarlos. La criatura se detuvo justo en el instante en que estaba a punto de alcanzar a Shawn. Le miró con los ojos desorbitados, paralizado, con la mandíbula desencajada dejando caer hilos de baba sobre el suelo. Sus patas traseras estaban apoyadas en el suelo, pero las dos superiores se habían detenido en el despegar de un salto que tal vez habría sido el último para Shawn. La criatura trató de hablar pero sólo un ruido ronco salió de su boca.


- Date prisa. Acércate. - le indió a Shawn, al tiempo que buscaba el dispositivo oculto en los recovecos de la pared y lo accionaba. El sonido retumbó en las paredes de la gruta. No estaba alto como para que pudieran escucharlo a través de las gruesas paredes, pero sí como para que una criatura que era débil al sonido lo captara con la mayor claridad. Las voces coreaban una melodía ignominiosa de tonos graves que contenían rezos purificadores. Sin embargo en ella se ocultaban una serie de altas frecuencias imposibles de captar para el oído humano que desestabilizarían al simbionte lo bastante para querer escapar. Estando paralizado Gula en el interior del círculo y sufriendo por los rezos eso no le sería posible. El sonido desestabilizaría la simbiosis entre ambos y con un poco de suerte, el simbionte estaría dispuesto a volver con Shawn, su antiguo huésped, ya que remitiría el dolor de los rezos y podría huir del sonido.

Si conseguían afianzar al simbionte, Gula sería destruido por la ausencia de su cuerpo, y podrían tener mas posibilidades de enfrentar a su siguiente objetivo. Pereza.

La masa informe y negruzca comenzó a temblar. Efectuó un sonido que no era ni un rugido, ni un grito, si no una extraña mezcla entre ambos. Se movió su superficie haciendo un intento por replegarse, pero no podía hacerlo en Gula como lo habría hecho en Shawn, introduciéndose en su interior. Su actual huésped no tenía un cuerpo en el que refugiarse. Él era su cuerpo. Pareció darse cuenta de forma repentina de ese insignificante detalle que en otras ocasiones tan útil había sido para su supervivencia. Para pasar desapercibido, ocultarse e incluso defenderse. Esa opción había desaparecido. No tenía donde ir. Comenzó a desprenderse de un modo extraño, dejando caer trozos de si mismo y volviendo a unirlas a la masa central, como si le costara mantener su compostura. Lorenzo subió un poco más el volumen, y la criatura volvió a chillar.

- ¡Reclámalo! ¡Ahora!- le indicó a Shawn.

El joven se aproximó y alargó la mano hacia la masa. Para su sorpresa, ésta se posó en su brazo, alargando su tejido hasta casi el codo de manera instantánea. Sólo con ese contacto Shawn fue capaz de sentir el dolor y el agotamiento que Savage estaba padeciendo. Tan acostumbrados a su mutua presencia que el entendimiento fue instantáneo. Aun sentía rechazo por lo que había hecho el simbionte, pero debía recibirlo como fuera, sin importar su propio dolor, sus sentimientos o su decepción. Ni siquiera importaba que el simbionte le estuviera transmitiendo a él su dolor. Tenía que resistirlo si quería sacarlos de allí. Tener una oportunidad de redimirse. Rescatar a Gwen.

El simbionte se afianzó entonces alargando más tentáculos. Le agarraron las piernas, los hombros y el rostro, como si lo necesitara de anclaje para empujar. El rostro lleno de dientes se desvaneció de su posición y se trasladó a través de la materia de Savage, tratando de resistir. Gula sufría algo inimaginable. Le estaban arrancando el cuerpo, y no podía moverse. Lorenzo se aproximó al joven y lo agarró por el torso tratando de tirar de él.

-¡Tira! ¡Tira mas fuerte!- Gritó a Shawn mientras él mismo hacía fuerza. Mas tentáculos salieron despedidos agarrándose al joven. Su rostro se cubrió de aquella extraña mucosidad. Media cara de la que comenzaron a asomar unos dientes, un par de ojos. Casi lo tenían.

Entre la intensidad y el esfuerzo, Lorenzo abrió los ojos tras un último tirón. Todo se congeló durante un instante. La silueta lánguida les contemplaba a través de la entrada de la escalera, apoyada como si la bajada hubiese requerido toda su energía. Sus ojos, casi siempre a medio cerrar se abrieron desencajándole el rostro en una expresión de incredulidad que habría llevado demasiado esfuerzo como para llevarlo a cabo...

"¡MIERDA!" maldijo para si, paralizado por el terror durante un segundo crucial...

Ahí estaba Pereza.

No sabía como, pero seguía vivo, y con el asqueroso cuerpo de Gula a escasos centímetros de mi cara. Suspiré de alivio al ver como el monstruo estaba paralizado dentro del círculo mágico, Lorenzo no había mentido cuando dijo que tenía todo planeado, poco después esos cánticos espeluznantes comenzaron a inundar el lugar provocando un visible dolor en el demonio.

Sabía que con tanto follón tenía poco tiempo para capturar a Savage antes de que cualquier acólito o demonio viniese alertado por el ruido, por lo que acerqué mi brazo al círculo, momento en el que la masa que era el alienígena saltó encima de él desesperado por intentar huir del dolor. Al instante todas esas emociones estallaron en mi sistema nervioso, teniendo que morderme los labios para no gritar del dolor, provocando que comenzase a sangrar por la zona. El dolor era insufrible, pero tenía que aguantar si quería volver a ver a la cara a Gwen, justo la chica que estaba bajando por esas escaleras...-¡Espera queee!...no pude evitar gritar internamente cuando mis ojos vislumbraron la figura de la rubia.

No sabía muy bien que me estaba produciendo más dolor: Savage o ver el triste aspecto que tenía la que prácticamente consideraba mi "pareja"; y todo por mi jodida culpa. Quería avisar a Lorenzo pero antes de que pudiese abrir la boca, numerosos tentáculos comenzaron a salir del simbionte y me rodearon, ahogándome en el proceso. Toda mi cara estaba metida en esa masa viscosa, siendo incapaz de ver nada y de apenas respirar.

Los segundos parecían horas dentro de esa oscuridad agobiante, y más si me ponía a pensar que el amor de mi vida estaba ahí fuera siendo poseída por un demonio y con intención de acabar con Lorenzo y conmigo, tenía que dominar a Savage cuanto antes y liberarla.

Pero antes de que pudiese hacer algo, noté un fuerte tirón que me empujaba hacia arriba, era tan potente que incluso pudo retirar parte de la sustancia que me envolvía, pudiendo ver con dificultad el cuerpo de Gwen jalando a Lorenzo y a mi hacia ella, ya con las garras listas para rajarnos.

Pero ella no contaba con los desesperados intentos de Savage por sobrevivir, yo era su última esperanza y no me iba a soltar así porque sí. Comencé a gritar de dolor cuando noté en ambos brazos como los dos demonios tiraban con todas sus fuerzas en su dirección, estirando cada músculo de mi cuerpo a unos límites insanos. Notaba como en cuestión de tiempo mis extremidades iban a explotar del dolor y la tensión. Unas pequeñas lágrimas salieron de mis ojos fruto del dolor y de la impotencia que sentía al volver a ser una carga: primero a los Titanes y luego a Lorenzo.

-Si tan solo hubiese sido más fuerte, lo siento Gwen-fue lo único que pude gritar entre los jadeos del esfuerzo que hacía por no ser partido en dos. Pero llegó un momento en el que no pude más...y todo se volvió rojo.

Un dolor intenso de mi brazo derecho hizo que gritase desgarrado del dolor, todo estaba borroso pero pude discernir la mirada horrorizada de Lorenzo ,el cual también estaba luchando contra el agarre de Gwen, dirigirse hacia mi extremidad derecha. Extrañado intentñe centrarme en ella para ver como todo el brazo había sido arrancado de cuajo por la fuerza de Gwen, haciendo que por inercia Savage tirase tan fuerte de mi que salí disparado contra el suelo impactando en él.

Me sentía tan débil que no podía ni gritar, solo podía llorar mientras veía como el suelo alrededor se estaba tiñendo de rojo de mi sangre mientras yo intentaba levantarme con ambos brazos sin éxito ninguno. Esa maldita sensación del miembro fantasma era lo único que me mantenía consciente del dolor, pero cada vez me costaba respirar más, seguramente me había fracturado una costilla en la caída y no paraba de perder sangre de mi muñón.

-Quizás me merecía esto desde un principio-pensé con angustia mientras luchaba internamente por no cerrar los ojos.

La situación se complicó de manera instantánea. La palabra "TRAIDOR" con ese tono que les heló la sangre y resonó duplicada, fue como el pistoletazo de salida que marcó un giro de tornas frenético que alteró por completo el orden de prioridades en el cerebro del español. Tal vez había infravalorado las circunstancias, aunque desde un punto de vista táctico habían escogido lo más razonable. Comenzar con el enemigo que podía plantear más complicaciones y problemas. Durante su tiempo de reclusión forzosa en la iglesia de sangre había procurado recabar todo tipo de información posible por muy irrelevante que pudiera parecer. Había realizado planos de todas las salas a la que había accedido, localizado puntos claves, defectos estructurales y cualquier cosa que pudiera ser de utilidad. Sin embargo, lo más esencial consistía en estudiar a cada uno de sus enemigos en aras de encontrar alguna flaqueza que pudieran usar en su beneficio durante un enfrentamiento. Gula era antojadizo, feral e insaciable. Puro instinto animal enaltecido por un demonio cuyo único objetivo era consumir todo a su paso y que sin importar cuanto devorara nunca estaba satisfecho. Su fuerza era colosal, y de hecho, él era una de sus principales preocupaciones a la hora de haber planteado cualquier movimiento como el que estaban llevando a cabo. Ira y Gula configuraban los dos objetivos a los que no había sido capaz de encontrar una flaqueza evidente, junto con Raven y Blood. Había cometido un terrible error de cálculo con Pereza. Desde que había sido poseída, no había hecho el menor esfuerzo por nada. No había hecho gala de ninguna intención, todo parecía pesarle hasta un punto que lindaba lo doloroso. Verla moverse hacía parecer cada paso un martirio.

No sabía que fuese capaz de moverse con tal velocidad, ni que sería capaz de utilizar una energía que Lorenzo creía imposible por cómo la había visto comportarse con anterioridad. No es que esperara que después de reencontrarse la reacción fuera inexistente. Sólo esperaba que se diera en un entorno mucho más controlado, y por su experiencia, que tuviera mucha menos intensidad.

Un error que ambos lamentarían, sin dudarlo.

De sus manos expulsó una sustancia rígida y pringosa, con la que los elevó hacia el techo sin permitirles tiempo alguno de reacción. Shawn aún seguía luchando por el simbionte que sufría transfiriéndole a su vez su dolor. Lorenzo se elevó en dirección a las garras y trató de utilizar la inercia  para cambiar la posición y tratar de patearla al subir. La criatura le propició un garrazo que lo lanzó de vuelta al suelo. Se cubrió con los brazos, pero amortiguó bastante mal la caída a pesar de sus esfuerzos haciéndose un daño terrible en la cadera. Elevó la vista entre su melena revuelta notando el intenso dolor que le sacudía la columna vertebral para encontrar aquella horrenda guerrilla entre el simbionte y pereza. Ella no dejaba de tirar de él hacia sus afiladas garras, y el alienígena, desesperado por acabar con el dolor, tampoco le soltaba. No se estaba dando cuenta de lo que le hacía a su huésped, pero ella sí lo sabía. Lo sabía a la perfección.

El español trató de recobrar el equilibrio. La adrenalina ayudó a que volviera a ponerse de pie, pero no tenía tiempo para pensar. Los gritos de Shawn se unieron al coro de voces de fondo creando una horrible cacofonía trágica. Pereza... la contempló desde su posición durante un instante, dándose cuenta de que ni siquiera le miraba. Sus ojos desorbitados estaban fijandose en Shawn y sólo en Shawn. El chico tenía la cara desencajada. Tenía que acabar con eso. Tenía que acabarlo como fuera.

El crujido fue escalofriante.

Era uno de los sonidos que desearía poder olvidar. Lo había escuchado muchísimas veces durante la construcción de los subterráneos. Huesos crujiendo. Carne desgarrándose. Ese chasquido húmedo y horrendo. Solo que ésta vez la persona estaba viva... y se trataba de sólo un muchacho. Contempló como caía, mientras el pánico se adueñaba por un momento del rostro del español. Su brazo flotó hacia pereza como un extraño cometa con cola sangrienta, mientras el resto de él caía impulsado por la fuerza con que el simbionte tiraba de él. Su sangre, saliendo a borbotones de la herida regó el rostro de la muchacha poseída por el pecado capital que acababa de destrozar sus posibilidades.

Estaba a punto de dar todo por perdido, y entonces de algún modo su mirada se focalizó de manera repentina con tanta claridad que era capaz de apreciar cada detalle. Todo su entrenamiento, cada situación de riesgo, cada simulación le sobre estimularon el cerebro para ayudarle a reaccionar tratando de buscar una alternativa a su plan inicial.

"No podemos con los dos. No podemos con los dos. ¿Qué puedo hacer? Reducir el número de enemigos. ¿Cómo hago eso? Cambiando de escenario. Un herido, no es posible. ¿Sirviendo de cebo? No funcionaría. Está centrada en Shawn. Sólo puedo tratar de eliminar a uno de ellos. ¿Cómo? ¿De qué dispongo?"

Las venas de su frente se marcaban del esfuerzo al tiempo que el cuerpo de Shawn golpeaba contra el suelo. El simbionte lo soltó con un extraño chillido lastimero, replegándose de nuevo hacia el círculo. No podía aguantar tanto dolor procedente de ambos huéspedes. El joven no se movió. Ni siquiera sabía si estaba aún vivo. Una herida como esa podría haberle dejado sin conocimiento. El golpe podía haberle partido la espalda, o el cuello. Podía...

"¡COMO! ¿¡DE QUE DISPONGO?!

Tenía que reaccionar y hacerlo ya.

El español contempló al joven tendido boca arriba, lloroso y destrozado. El muñón sangriento le amenazaba como un cronómetro en el que no quedaba tiempo... y entonces su rostro se tiñó con la iluminación que sólo da la lucidez que otorga el instinto de supervivencia. El español corrió la escasa distancia que le separaban de gula. Sacó algo de su bolsillo y lo clavó directo a la masa informe que aún gritaba tratando de recobrar las partes de su cuerpo que Shawn había intentado arrebatarle.

No hubo nada que delatara lo que acababa de pasar. Ni una luz, ni un soplo de aire. Nada.

El círculo estaba vacío. Gula había desaparecido.

Shawn dejó de sentir la presencia del alien en su sistema nervioso, y aunque sólo fuera porque ya no estaba experimentando en su carne los efectos del exorcismo, por un instante de extraña paz, su cuerpo se insensibilizó con un hormigueo que se fue redirigiendo a su miembro amputado. Si se había roto o no las costillas, sería incapaz de sentirlo. El cerebro priorizaría la lesión de mas gravedad, aunque eso no supusiera ningún alivio para él y lo que estaba sufriendo.

Lorenzo dirigió la mirada contra el techo, donde la joven se mantenía asida de un modo antinatural. ¿Aquello era el demonio, sus poderes de White Spider, o acaso era una combinación de las dos? No importaba. No tenían más alternativas.

En esa circunstancia tampoco podrían hacerle frente a ella.

Shawn no tenía tiempo. Era todo o nada. Ahora.

El español corrió hacia Shawn sin dejar de mirar hacia su "hermana", mientras recitaba en murmullos el conjuro que estaba destinado a revivir a sus pequeñas creaciones. Tenía que conseguir interponerse entre los dos, o Pereza acabaría por matarlo. Tenía que contener la hemorragia. Tenían que sobrevivir. Tenían que salvar a Gwen.

Demasiados deberes y muy pocas opciones reales o posibilidades.

La música aún resonaba en el interior de la concavidad revotando en las paredes y creando un eco que ahora se le antojaba ajeno. No dejaba de contener influencias sagradas. Tendría que surtir efecto también en pereza, aunque en su caso no tenía claro cuánto le afectaría. Mucho menos que al simbionte, seguro. Al fin y al cabo ese sonido había sido diseñado en especial para él. Tal vez le distrajera lo suficiente para favorecer en algo su situación.

En una situación normal, las peleas no tienen nada que ver con cómo las narran. La mayoría de combates cinematográficos tenían grandes efectos, coreografías y elementos que las hacían interesantes. La realidad es que las peleas en la mayoría de los casos por los pelos solían sobrepasar los pocos segundos antes de que algo externo interviniera o se decidiera un claro vencedor, y mucho menos se prolongaban durante varios minutos. Los actos solían ser viscerales, los movimientos frenéticos. Por eso el español se encontraba con una de las circunstancias mas extrañas que había vivido jamás en un adversario. Pereza tenía potencia, velocidad, y otras cualidades como esa pringue, a pesar de lo cual se movía con tal lentitud que ni siquiera parecía estar luchando. Sólo encadenaba un acto con otro, sin importar los largos preludios en los que se movía.

Lorenzo la vio descender con aquel brazo en la boca, conteniendo la náusea que esa imagen aberrante le producía. Sin prisa, se arrastró hacia ellos con la sensación lánguida que la había caracterizado en todo lo que hacía. Esos preciosos instantes no serían desaprovechados. Se puso de rodillas sobre el suelo y cogió los restos de la telaraña que se había adherido antes a su cuerpo, y se habían despegado a causa del corte. Envolvió con la velocidad que otorga la urgencia y la experiencia el torso del joven, colocando un torniquete en el lugar que había ocupado antes su brazo tan apretado que la sangre dejó de manar. Levantó la cabeza. Ahí estaba ella, acercándose tan lentamente como la sangre de Shawn se había deslizado a través de los cauces que dibujaba el empedrado del suelo de la sala.

-Sálvale...

Lorenzo le remitió una mirada que hubiera deseado que no fuera tan angustiosa como lo fué. Su rostro estaba lleno de sangre diluida a causa de las lágrimas. Tuvo un momento de duda, en el que sintió un dolor punzante en el pecho. Ella era otra víctima. Como había estado punto de serlo él de no ser por... No. No podía permitirse eso.

Su siguiente movimiento tenía que ser tan rápido o más que la resolución que había tomado con Gula. Tenía que hacerlo en el momento oportuno, o se libraría de ellos con demasiada facilidad. Como si Pereza no se percatara de su presencia en su obsesiva persecución del joven, se aproximó hasta el cuerpo tendido e inconsciente de Shawn y comenzó a elevar las manos con la misma grácil flacidez que utilizaba para todo. Lorenzo se levantó mientras Pereza preparaba el golpe de gracia. Las pequeñas criaturas salieron entonces de su traje y se lanzaron contra ella en un ataque frenético. Caminaban sobre su cuerpo haciendo que sus pequeñas garras se clavaran en su piel como diminutas agujas. Avanzaban con rapidez haciendo que el foco del dolor fuera difuso, trepando por sus piernas y su tronco hasta llegar a sus brazos, donde activaron unos potentes imanes mágicos que se atrajeron entre sí obligando al demonio a unir sus brazos con un violento choque que los retuvo. El hombre agarró entonces los brazos de ella, dando un potente tirón, tratando de empujarla lo justo para que al menos una parte de su cuerpo entrara en el círculo. La notó hacer resistencia, pero sus piernas resbalaron sobre la sangre coagulada ayudándole a él con el movimiento. Un gruñido abandonó sus labios y sus pies trataron de encontrar otro apoyo al verse arrastrada, pegándose al suelo justo en el momento en que su torso traspasaba el margen de los límites del hechizo. Sus piernas tiraron con fuerza, quebrando el pavimento bajo sus pies. Pero su torso continuaba paralizado. El español se asomó al rostro de la mujer, que aún lloraba y le miraba con confusión y algo de odio. El demonio continuó tirando de sus piernas, pero Gwen Stacy, lajoven White Spider, seguía asomada a ese rostro confundido y consumido. El español sacó un nuevo artefacto, mientras las pequeñas criaturas sobrantes salían del círculo subiendo a su cuerpo y aferrándose a él.

- Ayúdame a salvarlo. - casi se lo suplicó.

La resistencia se volvió aún mayor mientras el español aproximaba el artefacto hasta los labios de la muchacha que ahora, por primera vez parecía tener algo más que desidia en la mirada. Dejó el pequeño transportador entre sus dientes con delicadeza.

- Lo conseguiremos. - Gwen no podía estar segura de si se refería a ella... o a ellos mismos.

Accionó el pequeño botón, y sintió un leve vértigo, mientras abandonaban la estancia de la que sólo un momento antes también había desaparecido su hermano...

Observó durante un instante más el hueco que un instante antes había ocupado el cuerpo de la joven. Sus destinos eran muy distintos. No le había quedado mas remedio que enviar a Gula a la MKL. Para ella tenían un objetivo diferente. Tendría que encargarse de ello más tarde. Tenían que aprovechar para huir mientras todos asistían al ritual. No habían enviado a nadie a buscarle, pero lo harían. Tenían que desaparecer de inmediato, pero ya no le quedaban medios para transportarse fuera del sitio. Había usado el de Shawn en Gula, y el suyo propio lo había modificado para la nueva localización de Gwen. Su única alternativa era salir con sus propios medios.

Se sujetó siseando la cadera, contemplando al joven desmayado en el suelo. Agarró los restos de telaraña que quedaban prendidos al brazo y los utilizó para improvisar una sujección con ayuda de sus pequeñas creaciones, colocando al joven a su espalda. Era un esfuerzo que no estaba seguro de poder hacer por mucho tiempo. Sus ojos se desviaron de manera inevitable hacia el suelo.

Había mucha sangre. Shawn aún estaba vivo pero no tardaría en entrar en Shock.

- Vamos. Vamos. Tienes que seguir. Sigue. - se dijo en voz alta, comenzando a caminar con cuidado pero todo lo deprisa que podía. Tenía que sacarlo de allí como fuera.

El esfuerzo de cargar con Shawn estando inconsciente era extenuante. Aunque parezca mentira, cargar con un cuerpo que tiene cierta rigidez resulta mas fácil que un peso muerto. No pudo evitar recordar la escena que había sucedido unos instantes atrás. La cantidad de planificación que había hecho falta para arañar unas pocas posibilidades a esa misión casi suicida...

Y lo mal que había salido todo al final.

Nada había salido como deseaban. Nada. No habían conseguido distanciar sus apariciones. No habían hecho que el simbionte completara la transferencia, no habían podido vencer a Pereza y llevarla juntos hacia el lugar acordado para poder recuperar la conciencia de su portador. Si, había sido capaz de teleportarla allí pero el español estaba seguro de que no lo hubieran logrado de ninguna manera de no ser porque había alguna clase de discrepancia entre el poseedor y el receptáculo. Durante toda su confrontación la joven se había mostrado dividida, actuando con lentitud en los momentos claves. Ella misma le había pedido que lo salvara. Ahora todo lo que podía pensar era en llegar afuera con la esperanza de poder salvar su vida. La imagen del brazo inerte en la boca de la joven hizo que se estremeciera, empezando a notar el agotamiento general y el dolor muscular.

- Venga Hostia.-- gruñó mientras se abría camino por las escaleras saliendo de la sala de torturas hacia la del gran pilar. Avanzó a través de las pasarelas dispuesto a localizar el siguiente pasaje. Aquello era como un gran hormiguero y para evitar que pudieran encontrarlos se había visto obligado a llevar a cabo el ritual en la zona más baja. Algo que pronto iba a lamentar.

Un derrumbamiento estaba bloqueando el pasadizo de salida. Daba la impresión de que la estructura había cedido por algún motivo estructural o algún daño explosivo. La gente se agolpaba contra el taponamiento tratando de encontrar un resquicio por el que salir cuando un inmenso estruendo inundó la sala con ecos ensordecedores. Los pedruscos y restos de los cuerpos salieron despedidos, a medio despedazar, cuando un inmenso agujero se abrió en la parte bloqueada dejando ver tras de sí un ojo sangrante que congeló durante un momento el corazón de los presentes. Lorenzo sintió un miedo aterrador engarrotarle las piernas.

"No hay salida."La intrusión de un instante de pánico en su mente le detuvo, mientras se le llenaban los oídos con los gritos de los prisioneros supervivientes, mientras trataban de dar marcha atrás, atropellando a otros en la estampida humana. "Vamos a morir aquí. No hay salida."

El cuerpo le reaccionó aún antes que la cabeza. Aquella cosa seguía gritando. Algunas personas intentaban calmar a otras. Unas pocas trataban de levantar a los pisoteados, pero en general, se dirigía hacia él una marabunta que volvía atrás. Creyó que le iban a embestir, pero entonces los ojos de unos cuantos se dirigieron hacia él y los gritos volvieron a sucederse.

- ¡ES LUJURIA!¡LUJURIA!- entonces parecieron ser aún mas conscientes de que no había salida. Algunos se arrojaron a las aguas por voluntad propia, llegando a considerar eso su única opción. No me había dado cuenta de que muchos de ellos me habían visto rondando a Raven, pues era el sitio que había tenido que ocupar en toda esa pantomima.

Le ardió el cerebro cuando vió a muchos otros arrodillarse y rogar por su vida, o quedarse paralizados, como si no tuvieran fuerzas para luchar mas. ¿Qué podía hacer ahora? ¿Convencerles de que no era quienes ellos creían? No había tiempo. No lo había.

Notó como si estuviera a punto de desfallecer... y entonces, como una mano amiga en un momento de indefensión, una sensación vibrante llenó su interior extendiéndose por su cuerpo. Lo abrazó bajo su amparo como una hermosa capa blanca. ¿Qué era aquello? ¿Esperanza?

Lo único que cabía en su cabeza era continuar, o sucederían cosas peores. Todo su entrenamiento hizo acto de presencia. Tenía que conseguir salir. Tenía que salvar a Shawn. Tenía que sacar a esa gente de allí, pero podía contar con que escaparían por sí mismos en cuanto tuvieran una vía libre lejos del peligro. Tenía que enfrentarse al inmenso ojo sangriento, cuyo margen se volvía cada vez más y mas ancho mientras extrañas protuberancias y garras asomaban por los lados del agujero. Una extraña energía brotó de su interior, y comenzó a correr amenazando con perder las fuerzas a cada paso, pero sin que llegara a suceder. La bestia al otro lado del boquete retiraba más y más escombros con un bramido aterrador. De un momento a otro sería capaz de salir de ahí. Se colocó a una distancia prudencial de la puerta, mientras agarraba una piedra del tamaño de una bola de petanca.

- ¡EH! - Gritó, tratando de llamar la atención de la criatura al otro lado, que sin lugar a dudas se trataba del cambiaformas que Raven tenía a su servicio. Su piel era verde. Bastaba para ser un buen indicativo.- ¡EH, EH!- volvió a gritar. Su inmenso ojo volvió a asomarse a través del boquete cada vez más grande. Cargó ese gesto con todas sus fuerzas. Arrojó la piedra acertándole sobre el párpado que la criatura cerró de manera instintiva, abriéndole una herida muy fea. Los bramidos se convirtieron en gritos furiosos, mientras se esmeraba más y más en abrir el hueco para poder entrar.

Lorenzo se quedó plantado, esperando que la criatura tuviera espacio suficiente para colarse en el interior, donde algunos presos seguían gritando aterrorizados, y otros contemplaban la escena confusos. ¿Qué estaba tratando de hacer? ¿Enfadar a la criatura? Como fuera, muchos estaban ya dándose por devorados. Tenía que esperar al momento justo. Al momento justo.

Cerró los ojos y un aura negra que sólo podrían alcanzar a ver los magos comenzó a rodearlo mientras se comunicaba con sus pequeñas criaturas, dispuesto a cambiar la orden principal. No podía renuncia a todas ellas, algunas mantenían a Shawn prendido a su cuerpo. Pero no había nada más que pudieran hacer. Cuando la bestia emergiera del hueco, abriendo paso hacia la siguiente sala, arrojaría las criaturas hacia él con una sencilla y primitiva orden.

"DEVORAR"

La explosión hizo que una cantidad inmensa de escombros salieran volando por todas partes cuando la masa informe y verdosa irrumpió en la sala haciendo estremecer los pilares con su fuerza destructora. El español se cubrió la cara cuando sobrevino la lluvia de cascotes mientras percibía con claridad las esquirlas golpeándole. Notaba las afiladas garras de sus criaturas descendiendo por su cuerpo lanzándose en una carrera precipitada y frenética hacia el ser al que les había ordenado consumir. Sus pequeñas creaciones podían tener una apariencia graciosa, incluso divertida, y un comportamiento sencillo o primitivo, pero la realidad es que eran temibles adversarios por inofensivos que parecieran a primera vista. Habían superado las necesidades biológicas. No dormían. No se cansaban. Jamás se detenían, y lo que para Garfield era la promesa de un sufrimiento agónico prolongado, por mucho que comieran jamás veían satisfecha su hambre. Tenían boca y conductos que daban hacia el tórax pero allí la carcasa se abría dejando caer todo lo que entraba en sus diminutas fauces, de manera que no podían sentirse llenos. Lo triturarían. Lo despedazarían, tardaran lo que tardaran, a pesar de su colosal tamaño. Un tentáculo agarró a una mujer, al tiempo que otro salía disparado hacia un hombre y lo arrastraba hacia sus inmensas fauces abiertas.

Un bramido horrible acabó con el plan de acabar con los prisioneros cuando sus invenciones se introdujeron en cada conducto al que tuvieron acceso a través de sus mucosas. Se introdujeron por sus ojos, su nariz y unas cuantas en su boca. Le mordieron la lengua, y también la suave carne de sus encías. Descendieron por su garganta con esas pequeñas garras como alfileres, convirtiendo lo que fueron tan sólo unos segundos en un martirio de agonía insoportable.

La criatura tenía pocas opciones, salvo tratar de convertirse en algo tan pequeño que al hacerlo, las criaturas serían expulsadas de su cuerpo con la reducción de tamaño. Embravecido y furioso no estaba razonando lo bastante como para pensar en ello. Su ira no le dejaba. Su dolor no le dejaba. Trastabilló como una gran mucosa llena de facciones que en algún momento recordaban a las humanas pero con una disposición tan monstruosa que nadie habría usado esa palabra para referirse a él. Llegó al límite de la plataforma que parecía a punto de ceder bajo su peso y su cuerpo se desequilibró arrojándose al lago subterráneo mientras los ojos de Lorenzo seguían su trayectoria hasta el fondo, donde algunos supervivientes aún gritaban y chillaban tratando de patalear en la superficie del agua a la que se habían tirado con la idea de salvar la vida. La gigantesca aberración verde produjo una salpicadura inmensa mientras aún chillaba.

Ahora o nunca.

Su cuerpo amenazó con dejar de responderle. Shawn empezaba a pesar más que cualquier cosa que hubiera levantado. Había cargado también con su propio cuerpo, e ignoraba que la pelea anterior estaba teniendo efectos aún peores en él. Uno de sus ojos lagrimeaba, y se daría cuenta mas tarde de que se trataba de un derrame que le colorearía la esclera en el intenso rojo de la sangre durante días. El dolor intenso de la cadera le hizo tropezar y caer de rodillas justo a la entrada del ascenso de subida hacia la siguiente sala.

- Vamos...- apoyó las manos en el suelo mientras las rodillas y la cadera le ardían hasta tal punto que no creía que pudiera volver a levantarse. La gente había huido a través del túnel en cuanto habían tenido opción. Los rezagados pasaban a su lado como si no existieran. Los vio por el rabillo del ojo mientras apretaba los dientes y les veía marchar, dejándolos a los dos atrás. De repente se vio impotente. No podría sacar a Shawn sólo de allí. El desamparo le atenazó el cuerpo sin piedad. Sintió tal frustración que se vio obligado a gritar con todas sus fuerzas, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Estaba al límite de sus fuerzas.


- No puedo. No puedo...- gimió mientras notaba las lágrimas cayéndole de los ojos...

Y entonces...

El joven a su espalda hizo un suave ruido. Fue apenas un gruñido que dejó escapar el aire entre sus dientes. De pronto sintió tanto miedo por la idea de que el joven estuviera en sus últimos momentos que el ardor que sentía se transformó en pura adrenalina. Aún estaba vivo. Aún estaban los dos vivos.


No recordó nada de ese tramo, ni en ese momento ni cuando le preguntaran después. De algún modo volvió a levantarse y consiguió seguir avanzando, porque cuando su conciencia volvió se encontraba más arriba, en la cámara del Lago de Sangre. Allí había una escena macabra incluso para las aberraciones que se habían llevado a cabo en la Iglesia de Sangre. Decenas de cuerpos estaban esparcidos por la sala medio derruida, la sangre coagulada lo empapaba todo con salpicaduras. La pestilencia era atroz.

"Da otro paso."

Sus ojos estaban nublados. Uno de ellos estaba cubierto de una película rojiza que le dificultaba un poco la tarea, aunque era difícil percatarse de eso en una escena tan dantesca como esa.

"Da otro paso."

No podía permitirse pensar más a futuro. En su cerebro no cabía la posibilidad de que Garfield hubiera sido capaz de quitarse de encima a sus criaturas, y que pudiera aparecer por el hueco que había dejado atrás en cualquier momento. En su campo de visión apareció una extraña formación, y en su interior, una mujer parecía pedir ayuda desesperada. Se abalanzó con sus últimas fuerzas, desgarró a una de sus criaturas de la formación de telarañas que mantenía a Shawn sujeto y la dirigió hacia el extraño huevo verdoso haciendo que comenzara a arañar y morder la cubierta hasta que por fin se abrió un agujero. Necesitaba liberarla como fuera, no sólo por ella, si no por ellos dos. Necesitaba que alguien más le ayudara a cargar con Shawn. La cubierta pegajosa cedió poco a poco, liberando a la mujer de esa desagradable mucosidad que la envolvía.

- ¡Ayúdame, por favor! - le suplicó al tiempo que sus brazos conseguían salir, y él le ofrecía los propios para que agarrara sus antebrazos y tirar de ella para liberarla por fin de la presión que la había mantenido cautiva.

Atrapada. Impotente. Inútil.

A través de la cobertura gelatinosa, Dinah apenas veía lo que sucedía en la cueva. La luz apenas se filtraba dentro del huevo. El mundo que la envolvía tenía la consistencia de un flan, sólo que mucho más repugnante.

No sabía cuánto tiempo aguantaría dentro de la prisión de Garfield. Al atrapar a Dinah, una bolsa de aire se había generado en el interior del receptáculo. Pero allí terminaba su suerte, ya que la cubierta no parecía transpirar. Al fin y al cabo, no era un verdadero huevo. Era una trampa.  

¿Cuánto tiempo hasta que terminara con el oxígeno de sus reservas, entonces? Los párpados empezaban a pesarle... la concentración de dióxido de carbono debía de estar aumentando.

Desesperada, intentó un único Grito, pero la sustancia, aunque vibró, no pareció alterar su consistencia. Demasiado flexible como para romperse. Sintiendo el sudor frío resbalar por su frente, Dinah se guardó la voz… Y también la maldición que iba a escapar de entre sus labios. Hablar consumía demasiado aire. No podía permitírselo.

Los golpes tampoco habían servido de nada. Su única esperanza era que alguien rompiera la superficie exterior del huevo.

Era una esperanza frágil.

Adoptó una posición relajada, tratando de engañar a su mente a través de su cuerpo. Concentrándose, hizo descender la frecuencia de su respiración tal y como sus maestros le habían enseñado. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Dentro de su pecho, sintió como su corazón se ralentizaba también.

Un tiempo indeterminado transcurrió, lento, como agua que gotea de un grifo mal cerrado.

Entonces, Dinah creyó ver sombras moviéndose al otro lado de su viscosa ventana al mundo.

¿Hombres de Blood?

No importaba. Su única opción era llamar su atención.

Si resultaban ser enemigos... se ocuparía de ellos fuera.


La cubierta cedió y Dinah rodó por el suelo.

El hombre junto a ella vestía una túnica. Era tal y como había temido… Un sectario de Blood.

Dinah despegó los labios para gritar

- ¡Ayúdame, por favor! -dijo él, angustiado.

Y ella se detuvo, analizando la situación.

No llevaba ningún arma en la mano. La desesperación estaba escrita en cada centímetro de sus atractivos rasgos. Junto a él, un bulto envuelto en telarañas, como si fuera un improvisado transportín. Aquel era…

- Shawn -musitó Dinah.

El muchacho estaba inusitadamente pálido, y en el lugar donde debería haber estado su…

- Dios -gimió Canario Negro, al ver la sangre que manchaba las vestiduras y la telaraña.

Entonces, el hombre que tenía delante era…

Dinah se obligó a aspirar, bocanada tras bocanada, el aire viciado de la cueva. Como si fuera el más limpio y puro del mundo. Necesitaba reunir sus fuerzas.

- Tú eres… nuestro contacto dentro -logró decir. No podía ser otro. ¿Por qué salvar a Shawn, si no? - Soy Dinah -añadió, dando por finalizadas las presentaciones-. ¿Cuánto hace? -preguntó, refiriéndose a las graves heridas de Shawn. El terror empezaba a abrirse paso en sus entrañas. - Te ayudaré a llevarlo -musitó- ¿Sabes dónde está la salida?

El hombre vio aparecer el rostro mortecino enmarcado en pelo rubio al otro lado de la repugnante membrana verde de la que su pequeña criatura metálica acababa de deshacerse a mordiscos y garrazos. Era posible que el hecho de que hubiera sido tan pequeña hubiera servido de ayuda para conseguir su objetivo, ya que se había dedicado a punzar la membrana en superficies muy pequeñas, debilitando la pared flexible y consiguiendo por fin perforarla con su inagotable hambre, nunca saciada. El cuerpo de la mujer salió a través de la oquedad, cubierta de aquella papilla verdosa del color de la bilis. Jadeó, haciendo que el español se percatara de que en el interior de aquella cosa había tenido problemas para respirar. Más tarde, en la inquieta tranquilidad del insomnio, se preguntaría qué cosas le habrían pasado por la cabeza, apresada en esa cárcel pegajosa.
¿Habría pensado que iba a morir, como lo había hecho él? ¿Se habría rendido, como había estado a punto de hacerlo él, cuando sentía que las últimas fuerzas le abandonaban? ¿Sería capaz de recordarle cuando todo hubiera terminado, o apenas sería poco más que un espejismo cubierto por la neblina de un trauma que en ese momento ni se planteaban superar?

Todas aquellas preguntas sólo podrían hacérselas bajo la promesa de un mañana que pocas horas antes habían dado por perdido. El tiempo que les había otorgado sus acciones sólo tendría espacio para culpa, remordimientos, y una sensación de pérdida tan grande que, tal vez, en el delirio que produce la desesperanza en el cerebro humano, les haría desear que todo hubiera acabado entre las paredes de aquel infierno subterráneo inundado de sangre.

Sin embargo, en la mente de Lorenzo sólo había margen para los más breves instantes. Su cerebro apenas planificaba a segundos vista, porque de haber visto el esfuerzo que aún le quedaba por hacer, hubiera hundido todo su peso sobre sus rodillas, incapaz de dar un solo paso más.
El hombre jadeó, con los ojos aún llenos de un rastro de lágrimas, mientras se desprendía algo de sangre del que tenía el derrame. Escuchó el nombre del muchacho en los labios de su aliada, y el presente cobró aún más peso si cabía. Se aferró a él, pues era lo único que tenía.

- Lorenzo. - respondió, escupiendo esas sílabas como si fuesen algo ajeno. Una palabra en un idioma desconocido que no llegara a comprender del todo. - No lo sé. ¡No lo sé! Lo he arrastrado desde las cámaras inferiores hasta... - en su mente los pasadizos comenzaron a dibujarse con extrema claridad. Un instante fugaz de pura lucidez, tal vez inducida por pura supervivencia. -Tenemos que seguir subiendo. A través de las escaleras de caracol llegaremos a la iglesia de sangre. Llegaremos. Tenemos que llegar. - Dinah lo sabría solo con verle. Lorenzo no la hablaba a ella. No hablaba a nadie. Ni siquiera a sí mismo. Su mente estaba lejos, mucho más lejos de lo que pudieran alcanzar.

Dinah le ayudó a desprender el pesado fardo que era el muchacho inconsciente que llevaba a su espalda, para compartir su carga. Con esfuerzo, pero sin pausa, consiguieron ir recorriendo la distancia que los separaba de la primera de las salidas de ascenso a través de las accidentadas escaleras por las que otros muchos se habían precipitado en busca del fin del infierno, escapando hacia la libertad. Las pequeñas creaciones metálicas de Lorenzo apartaban pequeños escombros e impedimentos de su camino. En el interior del subsuelo, las entrañas de la tierra aún parecían rugir bajo sus pisadas, recordándoles la urgencia que los amenazaba con un final aciago.

”Da otro paso”

Ninguno de los dos creyeron el mundo que se abrió de golpe tras pasar a través de los arcos de la iglesia. El cielo se abría sobre ellos, lleno de polvo, pero el olor de la sangre se desvanecía hasta quedar sumido en un recuerdo insípido a los sentidos, como los rastros de un mal sueño que uno no consigue recordar al despertar de golpe. Los operarios de emergencia acudieron hacia ellos de inmediato, gracias a la intervención de Dinah. Le arrebataron al muchacho de las manos, llevándolo hacia una de las múltiples ambulancias que habían acudido ante la histérica llamada de los civiles que habían dado parte del suceso que amenazaba con tirar la estructura abajo. Policía, bomberos, en el hormigueo frenético de un nido de insectos en llamas. Sus brazos cayeron en el lateral de su cuerpo. Sus lesiones palpitaron, llenándole de un hormigueo balsámico el cuerpo, a punto de colapsar.

Su rostro elevado hacia el cielo abandonó todo rastro de expresión, mientras su mirada se perdía en aquella cúpula celestial que parecía pura ficción. La distante voz de Dinah reverberó como un eco lejano, un canto de sirena que se desvanecía en el aire fresco que acarició sus pulmones en una última respiración profunda. Fue lo último que escuchó, antes de desmayarse.