[WWD Mini Evento] Cuervos de Sangre: Horror Circus. (18/04/2019) [Dick Grayson, Korian´dr, warlock, Andy, Bart Allen]]

Estaba pletórico. Lleno de una energía rebosante que sólo una estancia en Arkham le proporcionaba. Aquello era como para volverse loco, pero pasar un par de días allí siempre le llenaba la cabeza de ideas. No hay nada como ver todos tus planes dibujándose ante tus ojos sobre esas paredes blancas de textura acorchada. Claro que no formaba parte de sus intenciones que esa chalada triste le arrastrara hasta allí con un abracadabra. Cuando intentaba comprender lo que había pasado, la imagen venía a él como rescoldos de fotos quemadas en una hoguera, cubiertas de una ceniza que su mente no era capaz de retirar. Cuando se esmeraba, recordaba la sensación de un par de puñetazos, algo de sangre, y las risas... después todo se volvió negro, confuso y frío. Ni siquiera estaba muy seguro de nada de todo aquello. Sólo supo que al despertarse al menos la muy desgraciada le había dejado unos merecidos trofeos. En general, si quería un recuerdo de sus actuaciones debía cogerlo por sí mismo. En este caso se lo tomó casi como un agradecimiento, al fin y al cabo, su único objetivo había sido hacerla reír. Igual que al resto.

Obviando los horrores que se producirían después, volvió a su guarida para compartir con todos la maravilla de su actuación, dispuesto a adornar los espacios en blanco de su mente con florituras y recuerdos inventados con los que rellenaría todo lo que le faltaba, convirtiéndolo en un espectáculo teatral digno de los más grandes maestros.

Cuando llegó allí se sintió contrariado. Su público no estaba. Ni siquiera Harley, a la que llamó con vehemencia. Sabía que al segundo o tercer grito aparecería... si es que estaba allí. Al darse cuenta de que estaba solo, su mueca sonriente se frunció hacia abajo, distorsionando sus rasgos de una manera desagradable, mientras hacía pucheros.

- QUE SOLO ESTOY. ¡¡QUE SOLO!! - exclamó dramático, mientras se arrojaba sobre su trono de príncipe payaso, al tiempo que se echaba un brazo sobrecargado y dolorido en la parte en la que le habían puesto la vía por la que entraba la medicación que iba a "sanarle" la mente. Se quedó suspirando durante un momento, y luego se levantó como impulsado por un muelle, con una pataleta digna de una primadonna.

Tenía que contárselo a alguien como fuera.

Desvió la vista y contempló su atrezzo, que le devolvía una imagen yerta. Estaba más entretenido en Arkham. Pero entre toda aquella vorágine de utensilios para circo, y objetos desproporcionados en escala encontró a uno de sus más fieles y antiguos amigos. Le devolvía la mirada con sus vacíos ojos negros y esa sempiterna sonrisa en la cara que siempre le alegraba el día. Por eso le encantaba su compañía. Dio unas cuantas zancadas y la cogió con sus manos enguantadas.

- Mi queridísimo amigo. ¡Cuánto tiempo! Te veo de excelente humor. - se rió de su propio chiste, mientras el cráneo pelado era manoseado con cierta ansiedad. - ¡No te vas a creer lo que he hecho hoy!- dijo, impostando un tono como de animadora que habla a sus amigas sobre una gran fiesta.

En nada le sorprendió que una voz cavernosa saliera despedida de entre los dientes perfectamente blancos de la calavera.

- Sseguro... que no...Porqué no... meeeh... lo cuentassss...- sonaba como una serpiente de 20 metros reptando sobre grava alquitranada... pero eso no impidió que el Joker la hablara con la misma pasión con que el Hamlet más talentoso le hubiera recitado su soliloquio...


Bárbara era muy capaz de ver el parque a través de las cámaras de seguridad antiguas de la instalación. Nadie se había molestado en quitarlas, por lo que parecía. Aquello era un descuido por parte del joker... ¿o no? Tal vez quería que lo vieran. Tal vez quería darles la sensación de que podían controlarle, porque podían vigilar en cierta medida sus movimientos. Que tuvieran esa sensación de confianza y seguridad, y en el momento más inapropiado, les estallaría en la cara, como una de esas malas bromas del infame payaso.

En cualquier caso, presenció cómo de vez en cuando paseaba arriba y abajo, a través de la calle central, portando siempre esa calavera a su lado. La sujetaba a ambos lados, pegada a la oreja, como si estuviera susurrándole cosas de lo más interesantes. Aquello le pondría a cualquiera los pelos de punta. Era lo último que le faltaba al maldito Joker.

Se tranquilizó al saber que por fin estaba localizado, y que ahora podría dar el chivatazo a sus compañeros. Sabían su paradero. Encontrar los anillos que tenía, arrebatárselos, y salvar así a Raven sería cuestión de tiempo...

Música ambiental:

No es que Gotham fuera una ciudad muy luminosa, pero como si hubiera querido acompañar la terrible sensación que producía tener que encarar a Joker en cualquiera de sus facetas, el día, si así podía llamarse, se había elevado con una inmensa capota de nubes negras sobre un cielo rojo. O quizá se debía a que, sin importar dónde estuvieran, el mundo entero se había convertido en el mismísimo infierno. No sería de extrañar. La avanzadilla se aproximó a la localización proporcionada. Pero a medida que recortaban las distancias escucharon algo... un sonido que les desconcertó a todos y les sumió en un instante de desgarradora confusión.

Era el mismo estruendo de una feria en su apogeo.

Todas las luces estaban encendidas en la milla de la diversión. Los chirriados goznes de las atracciones viejas se accionaban a medida que los mecanismos las hacían funcionar, y podía escucharse la melodía de las risas en su interior. Aquello... era retorcido incluso para Joker. Había llegado el fin del mundo...¿Y él a qué se estaba dedicando? Antes de entrar, todos tuvieron la sensación inequívoca de que algo estaba tremenda y rematadamente mal. ¿Acaso...Lo estaba celebrando?

Un mar de risas se levantó desde la montaña rusa. Siempre había estado rota desde que abandonaran el parque. Cómo lo había hecho para poner de nuevo todo en marcha, y atraer hasta allí a todas las personas que se oían escapaba al entendimiento del equipo. Pero habían ido con un objetivo y lo cumplirían. La música siguió sonando hasta que se acercaron a la puerta principal...

Luego comenzó a alejarse, y quedó tan sólo un extraño zumbido. Podían ver a la gente comiendo algodón de azúcar, haciendo cola, jugando a tirar los aros en las botellas para llevarse el premio. Y sin embargo, no dejaba de parecerles una extraña ficción a cámara lenta. Si querían centrarse en alguno de sus rostros, sólo podían ver sonrisas difuminadas y permanentes. Tenían ojos, nariz, y boca, pero si intentaban memorizar alguno de esos rasgos, todo se volvía borroso.

Si la escena en sí era antinatural, aquel silencio posterior no hizo más que empeorarlo...

Eso, y la sensación de que estaban siendo observados...

Apagué el ordenador holográfico después de enseñarles las últimas imágenes de la grabación que había capturado Oráculo en la clásica guarida del Joker, la Milla de la Diversión. En ellas se podía ver al payaso, paseando tranquilamente por el silencioso y desanimado parque de atracciones, llevando consigo una calavera..

Aquel era un comportamiento extraño incluso para ser del Joker. Y es que el príncipe del crimen había hecho mil y una cosas extrañas, pero resultaba desconcertante que se dejara ver tan fácilmente, mientras paseaba con tranquilidad por su base secreta. Parecía estar solo en aquel solitario y silencioso parque, y eso no me generaba ningún tipo de confianza. Algo tramaba, me lo decían las entrañas. Había trabajado los suficientes años con Batman como para aprender a no subestimar al psicópata más peligroso de todo Gotham.

— Bien, ahora que sabemos dónde está nuestro objetivo haremos lo siguiente… Kid Flash —dije mirando al velocista. — Necesito que cuando lleguemos a la Milla de la Diversión, recorras el perímetro lo más rápido que puedas y nos avises en el caso de que haya demonios y/o algún tipo de amenaza.  —Después mis ojos se clavaron en el rostro dulce de Kori.  — Starfire, tu sobrevolarás el parque de atracciones para tener mejor visión y protegernos en caso de peligro.  — finalmente volví mi vista a Andy y a Warlock.  — El resto entraremos en el parque para buscar al Joker y capturarlo. Lo mejor será que yo haga de avanzadilla y vosotros dos os ocultéis hasta que os haga una señal. Es mejor que el Joker no sepa que hemos venido a por él, y si me ve a mi solo se confiará y actuará pensando que tiene ventaja. Entonces caeremos todos sobre él y le atraparemos. ¿Entendido?

Repartí un comunicador a Andy y otro a Warlock, y esperé a que mis compañeros me contaran sus dudas e inquietudes sobre la estrategia a seguir, o por si alguien sugería una mejor idea sobre cómo abordar esta situación. Estaba dispuesto a hacer cambios de planes si se requería. Yo no era un líder rígido como lo había sido Batman, y aunque tuviera un par de ases bajo la manga, a veces, en ciertas situaciones, era mucho mejor improvisar sobre la marcha.

Cuando llegamos al parque, la situación cambió drásticamente a cómo la habíamos planteado desde un principio. Hice un ademán con la mano para detener nuestro avance y observar la animada Milla de la Diversión desde el exterior. Las luces de colores adornaban el parque entre risas y el crujir del movimiento de las recién restauradas atracciones. Aquel particular sonido que debía animar a cualquier niño con ganas de jugar, hacía que mi cuerpo se estremeciera en un ligero escalofrío que recorría mi espalda. ¿Qué demonios estaba sucediendo allí dentro?

Contacté con Oráculo al instante, pero Barbara necesitaba estar pinchada a cada atracción para poder ver lo que pasaba por dentro, ya que el parque funcionaba con un sistema de circuito cerrado. Chasqueé la lengua, y después miré en dirección al velocista del grupo. Sabía que Kid Flash tenía cierta afinidad con la tecnología, y era el que podía trabajar más rápido que cualquiera de los presentes. En caso de necesidad, sabía que podía contar con él para pinchar las cámaras y buscar más rápidamente al payaso.

— Cambio de planes, chicos. Nuestra prioridad es encontrar al Joker, y con tanto barullo en el parque lo mejor es que no nos separemos hasta analizar la situación desde dentro…

Y dicho esto, cruzamos la puerta principal, donde fuimos testigos de la cantidad desorbitada de niños y adultos que disfrutaban de las atracciones y correteaban alegremente por la calle principal. Sentí una extraña sensación que me revolvía las tripas y traté te interponerme a tan desagradable sentimiento de mal rollo.

— Abrid bien los ojos, chicos… no os confiéis...  — susurré.

Observé con cautela las figuras antinaturales que nos rodeaban, con sus rostros extrañamente hilarantes, y me sentí un mero espectador de su diversión. Era como si estuviera viendo una comedia de bajo presupuesto desde el televisor de mi casa. Quise romper esa sensación de irrealidad, y alargué una de mis manos enguantadas para alcanzar la espada de la figura de un niño que pasaba delante mío, y comprobar así si se trataba de una ilusión o era algo más...

Warlock contempló con gesto extrañado el comunicador que le ofreció Nightwing, y luego miró al tal Andy. Con que le hubiese dicho la frecuencia era suficiente, ya que podía sintonizarla desde su propio cuerpo, pero era algo que la gente olvidaba con facilidad. Eso le recordó a una de sus aventuras con los Guardanes de la galaxia, donde vivió ago similar con Rocket. No tenían una relación fácil ellos dos...

...y sin embargo, se preguntaba si estarían bien él y Groot. Se preguntaba si todos sus seres queridos estarían bien en esos momentos. Sacudió la cabeza para alejar preocupaciones. Debía estar atento a las órdenes del líder. Sin embargo, escucharle sólo añadió más inquietud a su ser ¿De veras iba a enviar a Bart a explorar solo el recinto? Había oído que la guarida del conocido como "Joker" era un lugar terrible y peligroso, lleno de trampas locas y mortales perpetradas por su insano morador. Observó al muchacho con preocupación, sólo para toparse con su rostro decidido y en cierto modo risueño. El alien se debatía entre confiar en esa seguridad propia del héroe o seguir padeciendo por el muchacho tan joven y potencialmente vulnerable que veían sus dorados ojos. Resignado, esbozó media sonrisa y decidió confiar.

Sin embargo, era más fácil decidirlo que llevarlo a cabo.

Conforme se acercaron al lugar, Warlock vio aumentar su incertidumbre. Su mirada no paraba de desviarse al velocista. Sólo se tenían el uno al otro, eran los mejores amigos de Conner, y les necesitaba a ambos. Quiso expresarle en varias ocasiones sus temores, pero no encontró el valor ni el momento, y finalmente, llegaron al lugar.

Realmente no parecía tan terrible. De hecho, parecía un lugar divertido, y con mucha gente pasándolo bien. La música llenaba el aire, y las luces y atracciones llenaban el lugar de un ambiente festivo, sin embargo, algo empezó a ponerse extraño. Warlock no detectaba señales de ningún tipo en los paseantes, de hecho, ni siquiera podía escanear bien sus facciones. Posó su zarpa en su rostro, confuso, y en ese breve intervalo, Bart desapareció. Alargó su otra mano hacia allí, pero antes de poder lamentarse, el chico estaba de regreso.

Suspiró. Tal vez se preocupaba demasiado...

Andrew estaba intranquilo. No sabía ni como había logrado coger aquel comunicador ni como se lo había guardado en el bolsillo. No entendía muy bien el plan ni tampoco cual era su función en él, de hecho, ni siquiera sabía si podría llevarlo a cabo, pero decidió no hablar, no quería que sus dudas ralentizasen la misión y mucho menos cuando se traba de salvar a Raven.

Po otra parte estaba aquello de capturar al Joker. Como si fuese tan fácil. Andrew nunca se había enfrentado a él, de hecho, ni siquiera se había enfrentado a un atracador, pero por las noticias sabía que el Joker era escurridizo y muy astuto. Enfrentarse a él era una locura y capturarlo con vida probablemente era algo mucho más peligroso que eso.

Andrew no abrió la boca en todo el camino, cualquier buen observador veía los nervios en su cuerpo y en su mirada intranquila. El muchacho miraba a todas partes y a todos los presentes como si estuviese desperado por encontrar algo, quizás un rostro familiar o algo que le bridase seguridad respecto a lo que estaba a punto de hacer. No lo encontró. Nightwing parecía completamente centrado en lo que estaba haciendo, no transmitía ni un mínimo de emoción, le recordaba a un robot y Warlock no paraba de mirar al otro superhéroe. Andrew simplemente caminaba de su lado, mirando a la gente y tratando de disimular.                        

Sus ojos pasaban de una persona a otra a gran velocidad, no se fijaba en ninguna, pero no dejaba de intentar verlas a todas. Llevaba las manos en los bolsillos de su gabardina y apretaba los puños con fuerza. Estaba tenso y aquello le ayudaba un poco a relajarse, aunque su instinto le decía que era mala idea tener las manos guardadas.  

Poco a poco fue acortando su distancia con Nightwing, no terminaba de entender que estaba pasando en aquel sitio. Aquellas personas estaban disfrutando mucho de una noche en la feria, pero algo estaba mal, tremendamente mal. Tenía la misma sensación que cuando alguien movía los objetos de su habitación.

—No me siento bien. Hay algo aquí que no encaja. — Le susurró a Grayson cuando estaba lo bastante cerca. —¿Qué hacemos si pasa algo?


No le gustaba para nada aquella sensación porque significaba que algo iba a suceder pronto y el no sabía como reaccionar. Lo mejor era pedir consejo, saber que hacer si de repente aparecía un chalado vestido de payaso con un lanzagranadas o algo así. Por alguna razón, Andrew esperaba que las palabras del líder de los titanes le hiciesen sentir más seguro.

Los héroes avanzaron a través de la masa pletórica, pero sus risas no ensordecieron el suave crujido de los goznes del enorme portón principal de entrada a la milla de la diversión. Chirriaba como la risa de un anciano que acaba de recordar alguna anécdota graciosa, pero cuya senilidad no le permitía compartirla. Con cada paso que ellos daban hacia el interior la puerta recortaba centímetro a centímetro la distancia que la mantenía abierta. No se cerró con rapidez, con el golpe ensordecedor que habría sucedido en una de esas modernas películas de terror con los que se consigue que los adolescentes den un salto que les desprenda de sus sillas. Fue con una lentitud casi tediosa, pero inexorable, y todo se resolvió con un suave choque metálico. Un sonido que todos los miembros del equipo pudieron oír sobre el estruendo, como si alguien se lo hubiera susurrado en la intimidad al oído.

En el silencio que siguió a ese suceso, todos tendrían una extraña certeza de que todo acababa de encajar en su lugar. Ellos debían estar allí. Les estaban esperando, y el cierre de la puerta sólo marcaba el pistoletazo de salida.

-¡EN ESTE LUGAR TODO ES POSIBLE! ¡LA DIVERSIÓN Y LAS RISAS NUNCA ACABAN! SED TODOS BIENVENIDOS A LA MILLA DE LA DIVERShiongsnghhh…- el extraño anuncio pregrabado mostraba una voz alegre que poco a poco se distorsionaba como si la cinta acabara de engancharse.

Los dedos de Dick grayson se cerraron sobre el hombro del niño, y percibió el dolor punzante que le hizo retirar la mano de inmediato. El corte que tenía en la palma comenzó a sangrar con suavidad. Tenía la suerte de ser superficial. Si en lugar de haberle sujetado con gentileza hubiera golpeado, habría podido perder los dedos en el proceso. Una carcajada resonó mientras el cuerpo del niño se removía, dejando caer jirones de tela aquí y allá, desvelando así una pequeña silueta con una expresión conocida. Parecía una preadolescente, de pelo corto y verdoso. Sus proporciones sin embargo estaban deformadas de un modo que Dick supo reconocer al instante. Era como solían dibujar los dibujos animados antiguos. Hasta tenía esos pequeños ojos negros, que se le antojaron casi como dos agujeros en su rostro, pintado de blanco y con la sonrisa a juego con la del príncipe payaso del crimen.

-¡Oh, menudo problema! ¡Qué torpeza la tuya! Ven, déjame ayudarte. –sugirió la figura con voz chillona mientras agarraba con fuerza el brazo de Dick y tiraba de él. Lo que pasó a continuación ni él podría explicarlo. Sólo sintió un enorme vértigo y mareo, mientras la joven lo arrastraba en un extraño remolino. Cuando por fin se detuvo, comprobó que su mano estaba vendada. Los extraños brazos de ella, como una cadena en la que habían engarzado hojas de navaja brillaron con diversos colores, al reflejarse las luces de la feria- ¡Eso es! Como nuevo, hahahaha. – su risa compartía un parecido con la de Joker, sin embargo la suya sonaba limpia y sincera. Era la risa de una niña.

De repente, una de sus piernas se estiró de forma antinatural y de un solo paso, se plantó ante el resto de miembros del equipo. De la parte superior de su vestido, se desprendieron más  de esas extrañas correas que conformaban sus brazos, todas ellas terminadas en guantes blancos, que se tendieron en su dirección extendidas de un modo amigable.

- ¡Dejad que me presente! ¡Soy Carcajada, maestra de ceremonias de la milla de la diversión! – dijo mientras hacía una reverencia y estrechaba manos, si es que alguien tenía el valor de darle alguna. - ¡Estoy aquí para ayudaros en lo que haga falta! Puedo daros pases Vip, guiaros por el parque, ayudaros a encontrar secciones o hasta programaros las visitas. – risueña, mostró una de las correas donde, en lugar de cuchillos, habían engarzado todo tipo de relojes. Incluido un cuco del que salió desprendido un pájaro de pico rojo, rostro blanco y plumas moradas con cresta verde que se puso a piar de una manera desagradable. Cuando terminó de dar la hora señalada, el pájaro explotó. – ¡Oh, diablos! ¿Ya es esta hora? - miró hacia el interior del parque.

A lo lejos había una enorme fuente expulsando agua a chorros de colores. Varios chasquidos metálicos detuvieron la marcha de la corriente, y todo volvió a ser silencio. Un rugido creciente recorrió el parque. Era como si algo se hubiera atascado en sus cañerías, y estuvieran elevando la presión con la esperanza de que ésta lo desatascara.

Todas las figuras que los rodeaban, todo hombre mujer y niño que había esperado en las colas y continuaban jugando de manera despreocupada , giraron sus cabezas con rapidez hacia el grupo de los héroes, en una sincronía perfecta, adquiriendo posiciones imposibles. Hasta aquellos que les daban la espalda dirigían sus emborronados rostros hacia ellos. Sus cuerpos por el contrario no se movieron ni lo más mínimo. Sus sonrisas continuaban grabadas en sus labios como si fuera lo único que los héroes pudieran enfocar.

Carcajada se aplastó contra el suelo para coger impulso, y después saltó a lo alto de uno de los postes que sujetaban la instalación lumínica del parque haciendo equilibrio con una sola pierna. Pareció sacar de entre sus faldas un enorme sombrero de copa que reventó de un puñetazo, y habló a través del agujero resultante sujetando ante su boca el sombrero por el ala. Su voz se escuchó con más fuerza que si hubiera hablado a través de la megafonía.

- ¡A TODOS NUESTROS VISITANTES, HA LLEGADO LA HORA DE LAS SONRISAS! – la joven dibujó en su rostro una que amenazó con deformarle las comisuras de la boca. Miró hacia el grupo que había a ras de suelo justo antes de que la fuente reventara, haciendo saltar restos de cascotes y agua coloreada aquí y allá.

Miles de risas se alzaron cuando las pequeñas mandíbulas brotaron de la estructura, abriéndose y cerrándose con los chasquidos de sus pequeños dientes. Avanzaron como una plaga agresiva y hambrienta, llenando el terreno y moviéndose entre la gente.

- ¡Os lo advierto, yo sonreiría si fuera vosotros! – advirtió Carcajada con un tono cantarín. Sacó de entre sus ropajes una cabeza cercenada, cuya expresión mostraba una grotesca tristeza, y la arrojó hacia los dientes castañeteantes. En cuanto la alcanzaron, las mandíbulas dejaron escuchar su apetito. Del cráneo no dejaron siquiera el hueso…

El tiempo era lo único que avanzaba silenciosamente, casi inadvertido en aquel bullicioso lugar. Las risas y los gritos de niños y adultos de aquel malsano parque de atracciones nos desconcertó por completo. La misión hubiese sido mucho más fácil de llevar a cabo con el intranquilo silencio de la ruinosa Milla de la Diversión… pero ahora, los estímulos externos eran una gran distracción y una ventaja que sin duda nuestro enemigo sabría aprovechar. Al Joker nunca se le ha dado bien pasar desapercibido o ser discreto… pero aquella actuación… digamos que no me la esperaba.

—Lo siento, es la costumbre...— me disculpé con una sonrisa, al ver que Warlock no necesitaba el comunicador de la Young Justice, tan solo con sintonizar la frecuencia era suficiente. Alargué entonces el chip de oreja a Andy y noté como la inquietud de mis compañeros aumentaba a medida que nos adentrábamos en aquel siniestro parque.

—Estará bien.—le dije al Technarch al notar la mirada de preocupación que le dedicaba a Bart.—  Confío en él, sabe lo que hace.

Y en un parpadeo, Kid Flash desapareció y apareció con una gran sonrisa en los labios. Al ver que habíamos cambiado de planes, el primo de Wally se sintió algo confuso y me preguntó acerca de lo que había descubierto.

— Claro que quiero saberlo, Kid Flash— arrugué la nariz, algo extrañado por la pregunta del más pequeño— Toda información nos será útil a la hora de enfrentarnos al peligro…

Avanzamos cautelosamente por la Milla de la Diversión, y cuando quise comprobar la verdadera naturaleza de las personas que nos rodeaban… dejé escapar un quejido y aparté la mano con rapidez al notar la cálida sangre correr por la palma de mi mano. Palidecí al instante. El guante de Kevlar había sido desgarrado… por suerte era tan solo una herida superficial…

—¡No les toquéis! — advertí a mis compañeros. Si con tan solo una caricia la cría había traspasado la armadura… ¿Qué  hubiera pasado si le hubiese agarrado con fuerza?

Pero cuando quise darme cuenta, la niña ya me había agarrado del brazo y tiró de todo mi cuerpo como si nada. Me sentía mareado, y no fui demasiado consciente de lo que acababa de pasar... pero recuperé el contacto con la realidad, tenía la mano vendada, y la extraña niña, que más bien parecía sacada de un dibujo animado de los años cuarenta, nos saludó y nos ofreció una extraña y perturbadora bienvenida.

—¿Qué diablos está pasando…?— esto no era ni medio normal. Aquella criatura no podía ser humana, era imposible. ¿Estábamos alucinando? ¿Y si acabamos de ser gaseados por algún tipo de veneno del Joker que nos estaba haciendo enloquecer poco a poco?

Traté de contactar con Oráculo, para preguntarle si ella estaba viendo lo mismo que nosotros desde las pantallas de su ordenador. Si era así, es que no estábamos sufriendo ningún tipo de alucinación. Entonces... ¿Cómo diablos había hecho el Joker para transformar así a sus secuaces y devolverle la vida a la Milla de la Diversión?

Me abstuve de darle la mano a esa deformada niña de pelo verde cuando se presentó. Ya había tenido bastante con un corte en la mano como para querer perder la otra. Así pues, después de la incansable verborrea de Carcajada, ésta sugirió darnos unos  pases Vip e incluso guiarnos por el parque... a lo que le respondí:

— Queremos ver al Joker. ¿Puedes llevarnos hasta él? — le pregunté con el corazón en un puño. Quizás esa era la manera más rápida de llegar a nuestro objetivo sin tener que enfrentarnos a más dificultades, pero no estaba seguro de si la maestra de ceremonias reaccionaría positivamente a nuestra petición. Pero bueno, de momento era mejor idea que intentarlo por las malas…

Antes de que la niña animada nos respondiera, varios relojes empezaron a sonar a la vez. Un extraño cuco salió de sus correas y explotó, indicando la hora señalada. De pronto, todos los clientes del parque se giraron al unísono para mirarnos con aquel rostro indescriptible y esas sonrisas rotas y deformadas…tenía la sensación de que nos habíamos adentrado en una película de miedo de Serie B, dirigida por el mismísimo Joker.

—¡No dejéis de sonreír! — advertí a mis compañeros, a pesar de que aquella situación no facilitaba ni siquiera una pequeña carcajada. Al contrario, mi cuerpo no paraba de sentir que debía salir corriendo de allí sin mirar atrás, pero tuve que hacer el esfuerzo de esbozar una sonrisa si queríamos conseguir los anillos de Raven sin ser devorados por el camino por ridículas mandíbulas de juguete...

Las sospechas de Dick no eran infundadas. Al fin y al cabo Joker había sido capaz de crear a lo largo de los años una serie de químicos que producían muchos tipos de alteraciones, aunque el más conocido fuese el gas de la risa. Le acuciaron recuerdos, que no estaba seguro de que fueran propios, de un asesinato masivo en Gotham que se llevó a cabo con otro tipo de químico ácido que derretía la carne dejando el hueso casi intacto. Todo el que bebió de aquellas latas acabó con las mandíbulas peladas. Entonces había buscado sonsacar a todo el mundo su "Sonrisa interior". ¿Pero cómo había podido colarles el gas si acababan de entrar en la milla de la diversión? La respuesta de oráculo no se hizo esperar. Corroboró que podía ver a la que se hacía llamar maestra de ceremonias, y también unas extrañas siluetas distorsionadas a su alrededor. La estabilidad de la imagen era casi nula. En sus pantallas ciertas secciones habían empezado a tener problemas en la imagen, mostrando todo tipo de deformaciones, rayas y ruido blanco. Algo que era imposible ya que era característico de los televisores antiguos, no de la tecnología moderna con la que ella contaba. Hasta para Bárbara en la distancia la situación era extraña.

Carcajada hizo honor a su nombre dejando salir una gran risa ruidosa muy alegre, al tiempo que la nube de mandíbulas barrió el parque con más velocidad que cualquier plaga. Bart hizo bien en poner al joven Andy a salvo, ya que evitó con ello que las mandíbulas lo devoraran. El joven místico habría sido incapaz de sonreír aunque le hubiera ido en ello la vida... y le iba. Literalmente.

El casi absurdo optimismo de Bart fue lo que le salvó de perder un dedo, mientras los pequeños dientes recorrían el terreno y el velocista ignoraba la amenaza con su alegre sonrisa. Para él aquello parecía más una jugarreta infantil que el peligro real que el líder de los Titans no era capaz de ignorar. Dibujó una forzada sonrisa en su rostro, y las mandíbulas le pasaron por alto tanto a él como al Ternach que se encontraba a pocos pasos. La sonrisa desproporcionada del robot hizo sonreír aún más a la maestra de ceremonias. Con un suave gesto volvió el sombrero a su ser, lo colocó en el suelo y del agujero sacó un enorme palitroque, haciendo que se convirtiera ante sus ojos en un palo saltarín al que se encaramó y con el que aterrizó junto al alienígena.

- ¡Que preciosa sonrisa, caballero! Se nota que ha hecho esto antes. ¿Acaso es profesional? ¡Jajajaja!- a pesar de las similitudes en el maquillaje y la actitud bromista, había algo muy diferente entre ella y Joker. Sus bromas eran infantiles, su risa cristalina. Por tremendo que hubiera sido verla arrojar una cabeza a esa marabunta, de verdad parecía que su humor era inofensivo. Las pequeñas risas continuaron mas allá de la vista, y al llegar al borde del parque desaparecieron en el aire con un castañeteo. - Bueeeeeeno. ¿Por dónde íbamos? - inquirió rascándose la cabeza, para después recoger de nuevo el sombrero que había recuperado su forma tradicional, y limpiarlo con sus manos enguantadas. - Ah si. ¿Queríais ver a Joker verdad? - dijo mirando a los tres miembros restantes del equipo. - No es problema. ¡No hay nada que Carcajada no sepa! Se donde, cuándo y cómo pasa todo en este parque de diversiones. ¡Cualquier cosa para que lo paséis bien! Así que seguidme, si sois tan amables- dijo con teatralidad haciendo una reverencia dejándoles pasar antes que ella. Cuando los héroes volvieron la vista al frente se dieron cuenta de que la joven no solo estaba delante suyo, si no que ya había empezado a caminar. Un hecho que fue capaz de impresionar incluso a Kid flash. Sus extraños brazos llenos de cuchillas tintineaban a medida que avanzaba por el parque con total seguridad. - y decidme chicos ¿Es vuestra primera visita a la Milla de la Diversión después de la reforma? ¿Qué os parece? Bonito ¿eh?. - dijo tratando de tener algo de conversación intrascendente. - ¡Oh, que cabeza! Acabo de darme cuenta de que no os he preguntado. ¿A qué Joker queréis ver? - la pregunta pareció desconcertar a sus invitados, lo cual, a su vez, la confundió a ella.

—¿Cómo dices?- preguntó el líder.

- Joker. Que a qué Joker queréis ver. - preguntó de nuevo.

—¿A qué te refieres? Sólo hay un Joker.- preguntó el líder.

Hubo un intercambio de miradas propio de un diálogo de besugos, y luego ella contuvo una carcajada.

- ¡Me estáis tomando el pelo! ¿A que si? - preguntó intentando hacer que su sonrisa les hiciera renunciar a esa especie de jugarreta. - ¡Me refería a con quién queréis tratar! ¿Con ÉL o con ELLA? - por mucho que quisieran entenderlo, la pequeña carcajada había pensado que bromeaban sobre algo que el grupo ignoraba.- ¡Bueno, tampoco importa mucho! Donde está uno el otro no anda lejos. ¡Cualquiera diría que están demasiado "apegados" el uno al otro! ¡JAJAJAJAJAJAJA!- se secó las lágrimas que habían empezado a caer por su cara, como dos cascadas. Pasaron bajo la gran boca abierta del Joker que indicaba el acceso al área principal del parque, dejando atrás las atracciones, la algarabía y los puestos con juegos. Al pasar la entrada encontraron un inmenso espacio abierto. En medio de la plaza había una monstruosa carpa que antes no había estado allí. La luz salía a través de la puerta, que no era otra cosa que un hueco a cuyos lados había atados dos trozos de tela enrollados sobre sí mismos. Una luz cálida salía del interior, donde se escuchaban más carcajadas, sonidos de asombro, gritos y una voz que Dick conocía bien... sobretodo al escucharle reír.

Me sentí aliviado al saber que, de momento, no nos estaban induciendo ningún gas de la risa ni ningún otro tipo de alucinógeno. Barbara no podía expresar con palabras a través del comunicador, lo que estaba viendo por las pantallas de su ordenador. Y eso me aliviaba y me inquietaba a partes iguales. Carcajada y su séquito parecían tan reales y palpables como el mismo parque de atracciones, aunque éste seguía sin tener demasiado sentido, ya que nadie se subía a las atracciones a pesar de las colas infinitas que se formaban para montar en ellas.

Justo antes de la hora de las sonrisas, Bart había acompañado a Andy fuera del parque tras el repentino ataque de ansiedad.

No tenía que haberle dejado venir, pero Andrew había insistido en que quería ayudar a pesar de todos los peligros que podría generar el imprevisible Joker. Nos quedamos sin el factor magia, y es que era lógico contar con sus artes místicas si queríamos adueñarnos de los anillos de Raven. Para eso estábamos haciendo todo esto, para poder salvar a su pareja. Pero algo en mi interior me decía que aquel mago era de todo menos el amor de la Azarina.

— ¡No toques las dentaduras! — advertí ante la imprudencia de mi compañero el velocista, y en mi rostro se dibujó el terror durante un instante. Intenté acercarme a Bart, pero las dentaduras empezaron a rodearme cuando perdí la sonrisa, así que tuve que volver a forzarla.  El corazón se me puso en un puño en cuanto vi al menor rozar a una de esas cosas con celeridad, evitando así que le arrancara un dedo de cuajo. Un escalofrío de alivio recorrió mi cuerpo cuando las dentaduras desaparecieron de nuestro campo de visión sin causar el menor daño.

En estos casos, a veces era mejor evitar la confrontación que sufrir daños innecesarios como el que nos hubieran causado esas pequeñas mandíbulas hambrientas si hubiésemos dejado de sonreír. ¿Qué podía hacerle? Una pequeña sonrisa no le hacía daño a nadie. Aunque en esos momentos tuviera más ganas de empezar a darme de leches con todo el mundo para dejarnos de tonterías. Menos mal que no había traído a Damian a la misión. No hubiera podido hacerle sonreír ni aunque me mataran. Entonces sí que hubiésemos estado jodidos...

— Queremos ver al Joker— repetí, al ver que Carcajada se empezaba a despistar. Su compañía casi me pareció adorable y divertida. Pero este maldito lugar era real, y me daba muy malas vibraciones. No estábamos en una serie de dibujos animados por mucho que lo pareciera.

— y decidme chicos ¿Es vuestra primera visita a la Milla de la Diversión después de la reforma? ¿Qué os parece? Bonito ¿eh?.

— Sí, es cómo si… se hubiera reparado todo por arte de magia...— comenté con cierto tono irónico, sin apartar la mirada de las cuchillas que tenía la muchacha en los brazos. Así que esa era la razón por la que me había cortado al tocarla antes...

De pronto la pregunta me dejó patidifuso. ¿Cómo que qué Joker? ¿Es que había más? No supe cómo responder a eso, y soné bastante tajante ante la absurda conversación entre los dos. El Joker sólo era uno solo. El enemigo mortal de Batman. Ese maldito payaso sin gracia que había apalizado a Jason con una palanca hasta destrozarlo. Ese lunático psicópata que había lesionado a Barbara de por vida, y que pronto le haría pagar por todo su dolor.

Arrugué la nariz ante la carcajada de la niña después de hacer un chiste que no tenía ni pies ni cabeza. ¿Quién era él y quién era ella? ¿A qué venía tanta broma?

— Sí hay dos personas que usan el nombre de Joker, queremos verlas a las dos. Hay más probabilidades de que sea a “él” a quién buscamos… — no se si la pequeña había captado el mensaje, pero nos hizo pasar por uno de esos típicos marcos pintados con la cara del Joker. Él siempre tan egocéntrico...

Cuando llegamos a la carpa mi cuerpo se tensó. El circo me traía recuerdos de mi familia, los Grayson voladores, quienes murieron asesinados durante una de sus famosas actuaciones. Al escuchar la carcajada familiar, hice de tripas corazón y me adentré al interior del lugar, siguiendo los extraños pasos de Carcajada...

Las siluetas se deslizaron al interior de la carpa arrastrando con ella recuerdos que hubieran permanecido mejor más ocultos bajo el color de la nostalgia. No tanto en blanco y negro, mas bien, en sepia. No habían hecho frente a su principal enemigo y ya habían mermado en número de una manera considerable a causa de las forzosas circunstancias. La distorsión de la realidad que encontraron respecto a la que esperaban fue demasiado dura para Andy, y el velocista al sacarlo había encontrado sus propias dificultades donde el límite de la milla de la diversión, que de algún modo era también el horizonte de la cordura, se terminaba. Su velocidad era mas alta que la de la luz, y sin embargo, se vio atrapado en un extraño vórtice del que no era capaz de salir, donde corría y corría hacia una salida que no se acercaba más, por mucho que tratara de cambiar su dirección. Aquel paisaje repetitivo, una y otra vez, sin el menor cambio, sin la menor alteración, estaban desquiciando al muchacho. No hay nada mas horrible que una escena aburrida para alguien de cerebro despierto.

Korian´dr por su parte estaba perdiendo cada vez más la perspectiva. El punto de vista aéreo se estaba transformando poco a poco en escenarios que le transmitían horribles visiones, forzándola a aterrizar en el suelo. El resultado no fue mejor. No era capaz de encontrar a sus compañeros, a pesar de intentar ponerse en contacto con ellos a través de los comunicadores.

En el de Dick Grayson sonó una extraña distorsión, como si alguien quisiera transmitirle algo, pero todo lo que escuchó era una pegajosa sinfonía propia de un parque de atracciones. Podía intentarlo, pero las palabras del resto de miembros de su equipo no se oirían sobre la repetitiva musiquilla. A veces, la mejor manera de confrontar un escenario es hacerlo ante el abrumador vacío de un foco sobre un fondo negro, lleno tan sólo con las críticas miradas de todos aquellos que estaban deseando ver la obra seguir su curso.

No le daría esa satisfacción al payaso. Tenía a Warlock de su lado.

Al entrar, encontraron unas inmensas gradas llenas de personas. De nuevo sonrisas sobre esos inquietantes rostros sin facciones. Bocas, dientes y carcajadas. Nada más. En el centro de la arena, que mostraba motivos extraños como si alguien hubiese dibujado con un palo sobre ella hasta quedar exhausto, se alzaba un inmenso pedestal donde en otro tiempo tal vez un pomposo maestro de ceremonias habría dado comienzo al espectáculo. Todos los haces de luz estaban fijados en la figura de perfil que se encontraba sobre él en una posición insólita. El Joker, que tanto gozaba de la teatralidad tenía el rostro hacia arriba, su brazo colgaba del cuerpo como sin fuerza y sus piernas parecían a punto de ser incapaces de aguantar su peso ni un instante más. Incluso a esa distancia podían ver que su boca no paraba de moverse, murmurando algo, a pesar de que sus ojos estaban cerrados.

Carcajada se colocó de un extravagante salto en el que hacía arcos intercalando su cabeza y sus pies a la delantera de los dos invitados, justo donde empezaba la pista. Parecía uno de esos coloridos muelles de juguete que los niños disfrutaban tirando escaleras abajo.  Colocó su mano como si se dispusiera a hacer un saludo surfero y llenó sus carrillos hasta límites que estaba claro que ningún humano podía alcanzar, metiendo el pulgar dentro de su boca y haciendo así que su meñique se dilatara hasta formar una improvisada trompetilla con la que les dio una entrada digna de la realeza.

- ¡Atención, Atención! Nightwing y acompañante desean tener una audiencia con el Joker. Señor, Señora, ¿Les permitirían pasar?- colocó sus manos detrás de la espalda y se meció adelante y atrás sobre la punta de sus pies y sus talones, sin perder en ningún momento la sonrisa.

Se hizo el silencio.

No un silencio. ÉL silencio.

Tan denso y asfixiante que los dos presentes fueron capaces de oír los sonidos de su propia biología. Dick escuchó con total claridad el corazón martilleando en la cabeza, y Warlock los ínfimos chispazos de energía que se transmitían por su cuerpo de ternach a toda velocidad. El Joker alzó la cabeza entonces con un grito gutural, y su rostro se dirigió hacia ellos. Sus ojos estaban en blanco. Los héroes pudieron ver entonces que tras la estructura de su cuello y su cabeza se alzaba otra cosa...

Parecía... ¿un cráneo?

Lo siguiente que vieron les heló la sangre en las venas y la energía en los circuitos. Su cuerpo se ladeó permitiendo que sus miradas se asomaran a la desagradable estructura que componía a la aberración embutida en su traje violeta. En su parte derecha entre el hombro y el cuello tenía un agujero sangrante del que sobresalía un trozo de columna vertebral de aspecto húmedo, con un cráneo que no parecía del todo humano por el tamaño y la cantidad de dientes que tenía, dando como resultado un retorcido ser de dos cabezas.

Los iris verdosos volvieron a los ojos del Joker, y por primera vez en la vida, a Dick Grayson le pareció ver algo humano en una mirada que siempre había estado empapada de locura. Algo que le atenazó las entrañas.

Aquello no era miedo. Ni siquiera pánico.

Era auténtico terror.

- ¡NIGHTWING AYUDAME! ¡AYUDA...- su petición de auxilio se cortó con una serie de horripilantes gritos a medida que su cuerpo parecía ganar fuerza colocándose de pleno cara a cara con quienes le habían pedido audiencia. Su brazo izquierdo se agarró de los restos de hueso que sobresalían de su cuerpo con desesperación, como si tratara de arrancarlos sin éxito. No parecía poder controlar nada más de su persona. La calavera enfocó a los dos héroes que aún quedaban fuera de su influencia.  El tejido comenzó a trepar por sus huesos, llenándola de venas, nervios, arterias, músculo y piel. Tardó poco más que un parpadeo. Aun así esa imagen, esos sonidos húmedos y esos crujidos se les quedarían tan clavados en el subconsciente como los gritos de absoluto sufrimiento que profería el payaso. Ni la peor de las palizas de Batman le habían hecho gritar así. Joker perdió la fuerza a medida que su segunda cabeza comenzaba a tomar forma. Sus ojos volvieron a ponerse en blanco, su cuello se cedió hacia delante y la baba mezclada con la sangre comenzó a gotear desde su boca cubierta de maquillaje rojo.

Se había abierto las comisuras de los labios, a causa de sus propios gritos.

La calavera profería a su vez sus propios sonidos. Un renqueo horrible se abrió paso entre sus enormes dientes. Una mata de pelo encrespado y verdoso se abría dejando ver un rostro blanco con pintalabios rojo que, de nuevo, hacía reminiscencias al Principe Payaso del Crimen. Pero su estructura facial en nada tenía que ver con él. Su rostro coronaba en clavos y su barbilla estaba llena de púas como diminutos anzuelos. Sus inmensos ojos de dos colores dirigían a Warlock y Dick una mirada penetrante, tal vez porque no tenía párpados de ningún tipo. Parecía un rostro humano que alguien hubiera arrancado y colocado sobre uno tan ignominioso que no habría sido posible mirarlo sin perder la cordura por completo.

Y ese sonido que hacía...¿Pretendía ser una risa?

- LoOOo... sss-sSSienTO... El JOker... al QUe llAMmas... esTA apag-GAdo... o fuerA DE coBERtur-raaaaaah... - aquella cosa volvió a reír, mientras alzaba ambos brazos, como si les diera la bienvenida. El sonido de su voz rota hizo que se les pusiera la piel de gallina y tuvieran que luchar por no salir corriendo de allí en ese mismo instante.

Aquello, fuera lo que fuera, ya no era El Joker.

Repetí el nombre de mi compañero velocista varias veces a través del comunicador, pero parecía haber interferencias en el sistema. Bart Allen había abandonado la Milla Verde en compañía de Andy para poner a salvo al mago de la insostenible situación, y Starfire tampoco respondía a la llamada.

—Mierda...— susurré en dirección al Technarch— Mantén los ojos bien abiertos. Pase lo que pase, no te separes de mí.— Le advertí. Ahora sólo quedábamos Warlock y yo contra lo que fuera que estuviésemos a punto de encontrarnos bajo aquella gigantesca carpa de circo.

Antes de deslizar la pesada tela de color sepia, me detuve un segundo para pensar. Respiré hondo y dejé escapar el aire poco a poco por la nariz, tratando de concentrarme todo lo posible. Iba a necesitar el cien por cien de mí mismo si pensaba salir con vida de aquel alocado y surrealista parque de atracciones.

Una vez en su interior, me fijé en los extraños motivos de la arena y los movimientos dramáticos de nuestra anfitriona. Cuando nos hubo anunciado, no pude evitar tragar algo de saliva al notar los cientos de ojos alcanzándonos como cuchillos en un más que absoluto silencio.

— Vale, eso si es una entrada a lo grande… — protesté, con cierto aire de nerviosismo en la voz. Me salió solo, como un vano intento de cortar la tensión del ambiente con una pésima broma. Y es que en momentos como esos, los comentarios divertidos eran mi punto fuerte para mantener la cordura.

Pero las bromas, los chistes y las frases ingeniosas no tenían cabida en aquel lugar y menos en aquel momento. Al Joker le había brotado un hermano no muy simpático en el hombro, tan poco amigable que el desesperante grito de ayuda del villano más odioso de Gotham me erizó todos los cabellos del cuerpo. Noté el punzante dolor del miedo extenderse por mi pecho mientras que el resto de articulaciones se paralizaron al completo tras ser testigo de aquella espantosa aberración.

No las tenía todas conmigo. No sabía si pasar directamente a la acción después de sentir como mis piernas luchaban por salir corriendo de allí, o si detenerme a entablar una conversación con quien fuera esa cosa. Pero no creía que quedara algo de cordura bajo aquella máscara espeluznante de fanático sádico del Joker. Aún así, Richard Grayson es de los hombres que siempre usan la diplomacia antes de usar el puño. Algo en lo que Bruce y yo diferimos a veces.

—¿Qué le has hecho al Joker?— arrugué la nariz, mirándole a los ojos al nuevo Joker sin apenas pestañear. Me adelanté un paso, para posicionarme por delante de Warlock y darle algo de ventaja si pensaba pasar a la acción, así que traté de encontrar un poco de valor y fuerza sacando la rabia que llevaba dentro.

¿Salvar al Joker? Le estaba bien merecido aquello. Después de lo que le había hecho a Barbara, ser tratado como una simple marioneta por aquella calavera era el mejor de los castigos. No había venido a ayudar a nadie, estábamos allí para recuperar los anillos de Raven, así que no debía perder de vista mi objetivo, fueran cuales fueran las circunstancias, por mucho que una parte de mi supiera que no podía dejar que gente inocente corriera peligro dentro de aquel circo de locos. Y el Joker era de todo menos inocente. Joder, debería dejar que se pudriera en ese maldito infierno… ¿Entonces por qué me estaba comiendo tanto la olla?

—¿Dónde están los anillos de Azarath? — Mis ojos se desviaron a las manos del payaso, y al no encontrar nada en sus dedos, decidí preguntar abiertamente. Ya no teníamos nada que perder, ni lugar seguro dónde escondernos. Era el momento de pasar a la acción...

Habían sucedido tantas cosas en el breve camino hacia la carpa...

Warlock presintió el nerviosismo creciente del tal Andy, pero como buen velocista, Bart se adelantó a atenderlo y ponerle a salvo...

...Y no había vuelto a verle desde entonces.

Por si la preocupación por su amigo no hubiese sido suficiente, una extraña criatura, que le recordó a los dibujos animados que tanto le gustaban se personó ante ellos de forma excéntrica. Eso logró relajar un tanto al alienígena, que esbozó una sonrisa ante la actitud alegre y despreocupada de la caricatura, pero pronto la breve magia del momento se disipó ante una tétrica escena protagonizada por cientos de juguetes asesinos devorando la cabeza de algún pobre desgraciado. Warlock perdió por completo la sonrisa, y su rostro mudó en un gesto de incomprensión. Sin embargo, obedeció la orden de Dick y pronto su gran boca recuperó el gesto que le caracterizaba, cosa que le valió un halago por parte de la que ahora conocían como "Carcajada".

Cuando las pequeñas bocas se alejaron, Dick prosiguió su camino. Parecía intentar contactar, sin éxito, con el resto del equipo. Warlock se detuvo y miró atrás con preocupación. Estuvo tentado de volar en busca de Kory y Bart, pero temía que lo que fuese que los retenía, le impidiese regresar junto a Dick, y éste quedase solo ante los peligros del extravagante parque. De unas pocas zancadas alcanzó al héroe, y se adentraron en la carpa.

El ambiente opresivo del lugar, y la difícil situación a la que se enfrentaban, la incertidumbre ante lo que pasó con el resto... todo ello se arremolinaba en su ser haciéndole sentir nervioso. Cuando contemplaron el grotesco espectáculo de aquél hombre desarrollando otra cabeza, Warlock observó a Dick. Sus escáneres detectaban un aumento de las pulsaciones y otros indicadores en el humano que activaron sus alertas; Se había mantenido sereno y estable hasta ahora pese a todo el caos, así que debía ser realmente malo lo que vio en la escena. Sin embargo, para Warlock, no era tan diferente d elo que toda su especie podía hacer con sus cuerpos. En ocasiones Warlock había tenido más d euna cabeza, más extremidades, e incluso podía crear un duplicado completo de sí mismo siempre que siguiese unido a su cuerpo de alguna manera, por lo que esa visión de reconstrucción no le resultó tan aterradora, sin embargo, los sonidos...

Aún podía sentir el terror del primer hobre pidiendo ayuda. Sabía cómo era esa sensación... él hubiese gritado así por ayuda mientras Magus le perseguía si hubiese habido alguien en el inmenso vacío cósmico que pudiese escucharle...

Dick se adelantó para hablar con la criatura, pero Warlock se tensó, preparado para lo que fuese. Al fin y al cabo, estaban allí para arrebatarle algo a ese ser, y esa no iba a ser una negociación sencilla. Además, algo le decía que Grayson no iba a permitir que el huésped de ese cráneo sufriese más daño, lo cuál haría complicado el combate. Todos sus ataques tendrían que enfocarse a un único punto, lo cual, reducía ostensiblemente las posibilidades de éxito.

El alien se mantuvo cerca, y susurró a su nuevo líder:

- Yo está preparado.

Era un mensaje claro y breve, pero que esperaba que brindase al humano la sensación de apoyo y seguridad que el technarch estaba dispuesto a ofrecer pasase lo que pasase.

La criatura abyecta les contemplaba con aquellos ojos bicolores mientras trataba de recomponer su posición de nuevo, volviendo a colocar los brazos a ambos lados del cuerpo. Como si el funcionamiento de las articulaciones humanas le fuese por completo desconocido, dejó caer los brazos con tanta virulencia que golpeó sus muslos con un chasquido que, en el mejor de los casos, produciría un tremendo moratón. Resultaba igual de desconcertante e incómodo que presenciar a una persona a la que le da un ataque, cuando no se tiene idea de qué hacer en esos casos. La criatura comenzó a ladear la cabeza hasta un límite antinatural. Warlock no comprendió el chasquido tan bien como Dick, convencido de que lo que fuera esa cosa, acababa de tirar tanto de la articulación de su cuello que se lo había roto. No pareció importarle en lo mas mínimo.

- Lo esssHHSs... esSSSHhtiii...- gruñó con esa horrenda voz ajada que parecía de todo menos humana. La criatura dejó caer el rostro hacia delante, pero sus ojos se dirigieron hacia arriba hasta casi desaparecer en el interior de sus cuencas. - Cual... Cual paalabraaaaa esssshsss...

El ser hacia el que miraba en busca de asesoramiento no era otro que Carcajada, que seguía manteniendo su misma actitud relejada y sonriente, como si aquello no fuese más que otro día en un parque temático en el que ella estaba tan acostumbrada a estar en su papel que ya ni recordaba cómo salir de él.

-¡Estudiarlo! Ha venido a conocerle todo lo que pueda, antes de marcharse a cumplir los deseos de su padre. - su voz cantarina sólo hacía que todo ganara un aura aún mas inquietante.

La segunda pregunta del líder de los Titanes generó un silencio que no había podido prever. Tan sepulcral que parecía imposible, puesto que no era capaz de escuchar siquiera su propia respiración. ¿Qué era aquello? ¿Esa sensación terrible y asfixiante? Ni siquiera se escuchaban los ligeros zumbidos o chisporroteos del Ternach, justo detrás de él. Al monstruoso ser que manejaba el cuerpo del inconsciente Joker le temblaron los párpados. Tal vez había querido pestañear, pero la tirantez de la piel de su rostro lo hacía imposible.

- La ancinaaaAAah... PPpuede sehhrrRRrr peligrosshssaa...- se llevó una de sus manos hacia el rostro colocando un dedo frente a su inmensa boca. - Assshi que la eshCONdimossss... DoNdEeeh nADieeeeh enNN suU SSssSanooOoo jUicioOooohHhh...- tomó aire con tanta fuerza que tanto Warlock como Dick pudieron sentir como la carpa entera parecía temblar...

Como si respirara de manera simultanea con el monstruo.

- Pueda encontrarla jamas. - su voz cambió. Aún seguía siendo horripilante, pero dejó de arrastrar sus palabras. La impresión era que llevaba tanto tiempo sin conversar que sus cuerdas vocales estaban entumecidas y poco a poco a medida que las utilizaba para hablar con ellos, éstas recobraba sus capacidades.

Aquello habría sido capaz de alterar a cualquiera con suficiente inteligencia o instinto para llegar a una angustiosa conclusión. ¿Qué otras facultades recobraría, si le otorgaban el tiempo suficiente?

- ¿Estás seguro? - En el rostro de la anfitriona había una extraña sensación de seguridad perturbadora mientras miraba a Warlock. Parecía haber oído lo que había susurrado a su líder, y por su expresión, le complacía la perspectiva de que fuera cierto. - Sólo un auténtico perturbado lo estaría...- Se desabrochó la chaqueta, dejando entrever aquel cuerpo deformado de ancho torso, dejándola caer sobre la arena. - Así que... ¿Moriréis ahora, o luego?

Una expresión entristecida flotó a través de la carpa. Procedía de Carcajada, que les miraba por primera vez con una expresión que en nada se parecía a la que mostraba. Parecía abatida, casi... triste.

- Aaawww. ¿Es necesario? - preguntó descendiendo de donde estaba deslizándose con una se sus enormes manos enguantadas, para aproximarse a ellos y darles un efusivo y sentido abrazo a cada uno. - Me ha encantado conoceros. ¡Me he divertido mucho!- dijo al envolver la fina cintura del Ternach con sus brazos, envolviéndolo como sólo las criaturas con cuerpos fluidos podrían hacerlo. Acto seguido se dirigió a Dick, con el que repitió el gesto. - Recordad que podéis llamarme en cualquier momento. ¡Pasadlo bien! - dijo despidiéndose de Dick mientras se perdía entre los bancos que rodeaban el escenario, haciendo que su figura acabase por convertirse en algo difuso entre la fantasía irreal que les rodeaba.

La criatura comenzó a transmutarse durante la despedida. Tras desabrocharse la chaqueta, agarró la piel de su cuello con los dedos, clavó sus falanges en el interior y comenzó a tirar hacia abajo, desollándose en el proceso, sin hacer el menor gesto de dolor. Al hacerlo, los restos de ropa y de la cabeza de Joker acabaron en el suelo como si no fuese mas que un grotesco disfraz de carnaval, desvelando una silueta que le doblaba en tamaño, de la que salían protuberancias afiladas en sus articulaciones, y coronada con dos inmensos cuernos a cada lado del cráneo. Sus ojos estaban cubiertos de la neblina propia de quienes han perdido la vista por completo.

- Las ruedas del bus giran y giran. Giran y giran. Giran y giran. - el suelo se movió bajo sus pies, sin el menor sonido. Observaron cómo los laterales de la carpa, la arena, el techo... Todo comenzaba a girar en torno a la plataforma en la que se encontraba la aberración. Usándolo como eje, los discos en el suelo rotaban en diferentes direcciones y a diferentes ritmos. Comenzó despacio, como un viejo tiovivo al que le cuesta arrancar, después de muchos años parado. Delante de ellos y detrás, hasta la salida, había varias secciones complicando la tarea de huir o acercarse. Iban a necesitar de todos sus reflejos y agilidad. La voz comenzó a distorsionarse, creando una inquietante melodía de fondo...

Una de las enormes manos de la criatura se adentró en el boquete que había hecho en la zona de su cuello, que desvelaba una capa repugnante de músculos húmedos a causa de la sangre. Su gesto... recordaba al de alguien cogiendo algo del bolsillo interior de una chaqueta.

Resplandecieron al salir de esa superficie blanquecina que le cubría. Era difícil percibir si era piel, hueso, o acaso se trataba de otra cosa. A pesar de que la luz se había vuelto menos nítida y más pesada como cuando se intenta dar en el teatro un momento de tensión o intimidad, el brillo de las aceradas cuchillas les llegó con tanta claridad como si estuviesen a la luz del día.

Dick Grayson reconoció de inmediato esas armas. Había visto cómo se utilizaban muchas veces en uno de los números circenses más peligrosos que podían practicarse. Aunque estaba seguro de que en este caso, la "gracia" estaba en que el anfitrión procuraría hacer justo lo contrario que solía hacerse en el número.

Warlock y él se habían convertido en volunarios forzosos en ese retorcido lanzamiento de cuchillo.

La voz del technarch me llegó como un soplo de aire fresco. El simple hecho de notar su presencia y saber que estaba allí, cubriéndome las espaldas, aliviaba ligeramente la tensión que oprimía mi pecho.

Ver al Joker convertido, literalmente, en una marioneta destartalada y crujiente, no entraba en mis planes. No es que fuera la imagen más bonita de aquel circo dantesco, ni tampoco podía regodearme de su más que merecido sufrimiento. Más bien… sentía lástima por él. Lástima y horror a partes iguales.

Una mirada de reojo hacia mi compañero hizo que me diera cuenta de lo impasible que podía resultar el mutante a veces. Parecía tenso, pero su rostro me decía que había visto cosas más terribles que la actuación con la que nos estaban deleitando. ¿Qué clase de vivencias había experimentado aquel chico, que podía ser inocente y feroz al mismo tiempo? Quizás se lo preguntaría algún día. 

La respuesta de Carcajada no me aclaró demasiado la situación. ¿Quién demonios era aquella criatura que estaba manipulando al payaso del crimen? ¿Y de que "padre" hablaban?

— ¿Estudiar al Joker? No creo que puedas sacar nada útil de ese psicópata...— protesté, sin entender nada de lo que estaba ocurriendo a nuestro alrededor.

Un silencio inhumano inundó la carpa y me dejó sin aliento. Aquella monstruosidad desprendía un aura tan poderosa que mis pulmones dejaron de coger aire por un instante. Era la primera vez que me enfrentaba a algo que se escapaba de mis habituales conocimientos del crimen. Acostumbrado a matones, mafiosos y líderes sectarios, no me sentía capaz de manejar aquella situación con la suficiente cordura. Desconocía a mi enemigo y sus particularidades, y el resto de mi equipo había desaparecido en un parpadeo nada mas entrar en aquel delirante parque de atracciones. Esperaba que las habilidades de mi amigo mutante fueran de mayor utilidad que mis puñetazos y acrobacias.

Al menos me quedaban mis capacidades deductivas. Aquel ser no parecía controlar el cuerpo de la marioneta-Joker con soltura. Sus movimientos eran toscos y bruscos, y había necesitado un rato para ejercitar la voz y hablar con claridad. Eso suponía un nuevo enemigo: el tiempo. Cuanto más rápidos fuéramos en actuar más probabilidades habría de ganar esa batalla. Warlock y yo éramos ágiles, y en una pelea cuerpo a cuerpo podríamos ganar sin duda a aquel misterioso ser. Pero también me preocupaba carcajada. Esa especie de dibujo animado era capaz de manipular su cuerpo a voluntad, había sido tan rápida de vendarme la mano sin que yo fuera consciente de ello. Así que si la las cosas se torcían… podría convertirse en una adversaria más que temible. 

Teníamos que escoger bien nuestras cartas… y rápido.

- ¿Estás seguro?

—Ponme a prueba...— sonreí con confianza fingida, a la vez que lanzaba un wing-ding que trazó un arco perfecto hasta el otro lado del escenario, con la intención de colisionar en lo que antes había sido una calavera. Al fin al cabo, parecía ser la única parte del cuerpo ajena al Joker, y que probablemente fuera el lugar más indicado para hacerle daño a aquel monstruo.

No estaba preparado para lo siguiente que pasó. La criatura se desprendió de su propio cuerpo, como si se tratara de un pijama de cuerpo entero, y la carpa empezó a girar sobre si misma gracias a un mecanismo invisible. Me recordó a una rueda de casino gigantesca, mientras que Warlock y yo éramos las bolas rojas y negras que corrían y saltaban los obstáculos.

Salté en dirección a uno de los trapecios, sabiendo que desde el aire podría controlar mejor mis movimientos. No en vano era un Grayson volador, y aquella era una pequeña ventaja que desconocía nuestro adversario. Me balanceé con precisión hasta tener a mi enemigo a tiro. Con el siguiente salto, mis piernas se aferraron a la barra, quedando así mi torso y mis brazos libres para lanzar la Wing-garra. Disparé en dirección al ser deforme, rezando para que el gancho se cerniera sobre sus protuberantes carnes y conseguir desequilibrarlo antes de que empezara a ensartarnos con sus nuevos cuchillos recién salidos del horno.  

Aquella ya no era una misión de entrar y salir. De coger los anillos de Raven y marcharse por patas. El Joker demoníaco era una amenaza de la que no podía dejar escapar de su jaula. Si no la deteníamos aquí y ahora, ¿Quién nos aseguraría de que no convirtiera a toda Gotham en un gigantesco y retorcido circo?

Warlock contempló desafiante a la criatura tras sus palabras. Estuvo tentado a responder, pero de pronto, el escenario entero empezó a moverse cada vez más velozmente. Sus escáneres evaluaban cada parámetro posible para controlar la situación; Sería fácil con su cuerpo inestable adaptarse a cada obstáculo, pero...

...¿Y Grayson?

El alien analizó velozmente al humano antes de verlo despegar de un ágil salto haca un trapecio y comenzar su ataque. Sus habilidades físicas no iban a ser un problema, sino más bien... que era humano, a secas.

Los miembros del clan del héroe Batman no tenían poderes especiales como los mutantes que él conocía, los aliens, o los monstruos como el que iban a combatir. Ya había vivido algo similar antes, en su vida del universo anterior...

Cypher...

Aún le dolía recordar cómo el joven mutante al que tanto adoraba se sentía débil e inútil cada vez que le rodeaba en forma de armadura para protegerle, pues su poder no le otorgaba ventajas físicas como al resto. Su ira, su frustración cada vez que se terminaba una misión hacían que sintiera que había herido a su amigo de algún modo. Debido a ello, aún le costaba decidir si emplear esa forma con sus aliados, pero Dick no tenía grandes defensas, y no sabían qué artes iba a emplear ese monstruo si alcanzaba una forma más madura.

El alienígena entornó los ojos. Estaba decidido. En un instante se deshizo en mil formas diferentes, como una mancha de tinta escurriéndose entre obstáculos, y alcanzó finalmente el cuerpo del moreno en el trapecio, cubriendo su piel justo tras el disparo de su garra. Éste se exaltó creyendo que era una artimaña del demonio, por lo que Warlock le habló para calmarlo:

- ¡Dick-líder, no sufras, esta sustancia es Yo! ¡Yo va a ser tu blindaje, sólo espera!- Una vez el cuerpo de Nightwing estuvo totalmente cubierto por una capa de technarch, ésta se engrosó y tomó la forma de una estrambótica armadura con el aspecto del rostro del mutante.- ¡Yo te brindará extremidades extra y actuará si Dick-líder lo necesita! Yo va a cambiar su densidad a dureza extrema...

Ahora que el humano estaba a salvo, sólo quedaba analizar a la criatura frente a sí... por desgracia no mentía. Sus escáneres casi colapsan al tratar de recopilar datos sobre ese fragmento viviente de caos.

Un par de brazos extra aparecieron a la espalda de Dick con grandes garras. Por suerte, él también era de naturaleza inestable, nada podía combatir el caos mejor que el propio caos.

- ¡Listos, Dick-líder!

[FDP: Si queréis que edite algo, lo hago sin problema. ¡Vamos a darle caña!]

Cuando el escenario comenzó a rotar, Dick Grayson no perdió el tiempo para actuar. Elevándose a través de los trapecios y partes móviles, comenzó a utilizar el escenario a su favor. En una jugada arriesgada, pero muy ingeniosa, lanzó una de sus cuchillas voladoras. La cuchilla esgrimió una trayectoria perfecta, que sólo impidió que diera en su objetivo el rápido movimiento sibilino que la criatura llevó a cabo, de un modo antinatural y grotesco, plegando el cuello en un ángulo posible solo para quienes habían abandonado la vida con el cuello roto. Sin embargo, al hacerlo, el detective fué capaz de escuchar, incluso a pesar del sonido y el estruendo, un tintineo tan claro como si hubiera ocurrido a la altura de su propio oído. Tal vez… un eco sobrenatural. Sonaba como sonarían un montón de dados metálicos en un cubil de plástico. Rebotaban contra las paredes, chocaban entre sí… cuando se estabilizaron, todo quedó en silencio. Aquella monstruosidad lánguida retomó de nuevo su lugar junto al rostro del Joker, que colgaba inconsciente, con un movimiento seco. Al hacerlo, tanto Grayson como el Ternach fueron capaces de escucharlo. De nuevo, aquel tintineo.

En la mente privilegiada de Nightwing, resonaron sus palabras…

“Donde nadie en su sano juicio pueda encontrarla jamás…”

El ataque se volvió violento. Una hondonada de seis cuchillos se dirigió hacia el Ternach y el acróbata, que hicieron todo lo posible por esquivarlos. A Dick le requirió un par de piruetas, que amenazaron con desequilibrarlo. Al ternach, por el contrario, le bastó con dejar camino en su propia materia, dejando tres oquedades a través de las que las aceradas cuchillas pasaron sin hacerle el menor rasguño. Las manos del ser volvieron al interior del pliegue abierto de su carne, en busca de nuevo equipamiento. Grayson se agarró a uno de los trapecios, y atacó con su Wing-garra. El gancho se clavó de manera violenta en uno de sus inmensos hombros blancos, atravesando la carne y haciéndola sangrar. La criatura cayó de rodillas. Chilló de manera aterradora, cuando el tirón le obligó a inclinarse hacia delante, dejando caer no sólo los cuchillos de su mano, si no arrancándole gran parte de la piel que recubría su torso. El pellejo cayó sobre el suelo, delatando una especie de pliegue en cuyo interior había prendidos más y más cuchillos, que efectuaron un estruendo metálico al chocar contra el suelo. En aquella visión desollada al descubierto contempló que había más armas enganchadas, clavadas entre los pliegues de los músculos. La criatura, sujetó con una mano el cordón que unía el garfio a la pistola con que lo había disparado, y con la otra mano, arrancó tres de las cuchillas clavadas en su propia carne, dispuesto a lanzarlos con rapidez certera en la dirección al otro lado de la pistola. Se percataron entonces… de que en realidad era incapaz de verlos. 

Aquello no tenía sentido alguno. ¿Quién escogería una prueba de puntería estando ciego?

Un escalofrío sacudió la columna del antiguo chico maravilla. Ya se había encontrado con ese tipo de incomprensión antes. Esa incapacidad para predecir lo que escapaba de toda razón. Sólo una persona les había hecho sentir así… y ese monstruo la había engullido.

Fuera lo que fuera lo que enfrentaban, de algún modo retorcido y consciente, se estaba nutriendo del Joker.

Los cuchillos salieron despedidos hacia Nightwing, que no tendría oportunidad de esquivar. Su compañero le salvó la vida, cuando decidió expandirse en todas direcciones, como zarcillos de materia voluble, cubriendo el cuerpo de su líder, endureciéndose y aprovechando su ductilidad para hacer que tres tentáculos desviaran las armas que había lanzado a su dirección. Cuando el demonio percibió su diálogo, su sonrisa se deformó. Arrugó la nariz, haciendo que su expresión se convirtiera en agresiva, como un animal salvaje que muestra los colmillos. Arrancó el garfio de su carne, desgajando parte de su pecho. A través del hueco purulento, que desprendía un hedor nauseabundo a azufre mientras supuraba un líquido negruzco lleno de vapor, se veían las blancas secciones de unas costillas expuestas. Sus ojos blanquecinos brillaron con un halo espectral.

De los huecos intercostales comenzaron a aparecer cientos de pequeñas puntas metálicas. 

-¡Oh, oh! - escucharon reír entonces a carcajada. - ¡No dejéis de moveros, chicos! - dijo la pequeña anfitriona, al tiempo que elevaba uno de sus brazos al cielo, y chasqueaba los dedos. Cuando lo hizo, decenas de trapecios descendieron desde la parte superior de la carpa. Se balanceaban con movimientos continuos y sin embargo jamás chocaban entre sí. - ¡Partíos una pierna, pero no el cuello! - añadió una coletilla divertida, justo en el instante en que la horrenda criatura central bramaba con un grito gutural, antes de que la metralla se expandiera por la carpa en todas direcciones. 

Todo a su alrededor comenzó a estallar por los aires, bajo el influjo de aquella hondonada que no parecía tener final. Dick y Warlock fueron alcanzados entonces, haciendo que varias chispas salieran despedidas de la sólida cubierta del Ternach. A pesar de la dureza, se dió cuenta de que una exposición continua a aquel ataque resultaría abrasivo para él. No tenían más opción que continuar moviéndose. Un resbalón y no se expondrían sólo a la caída, sino también a esa explosión de metal constante que los consumiría hasta convertirlos en pulpa. Había un punto ciego. Un espacio en forma de cono que se situaba precisamente en  la sección vertical a la zona sobre la cabeza de la criatura, que comenzó a girar sobre sí misma, mientras trataba de esprintar dando tumbos de un lado para otro, lanzando de vez en cuando garrazos al aire, como si tratara de alcanzar un enemigo invisible. 

Si podían combinar la dureza y ductilidad de Warlock con las habilidades acrobáticas de Dick, tal vez consiguieran mantenerse dentro de la zona segura, aunque estaba la dificultad añadida de lo erráticos que resultaban los movimientos del monstruo. 

La criatura se detuvo durante un instante, parado en el mismo sitio. Su rostro se movía de un lado a otro, expectante. Los dos escucharon como sus cuerpos combinados en aquella sólida silueta cortaban el aire…

Aquella cosa trataba de localizarles mediante el sonido.

Fui consciente de que cada vez se me pegaban más las manías de Damian cuando chasqueé la lengua al ver que mi Wing-ding había atravesado el vacío. La grotesca criatura lo había esquivado sin el menor esfuerzo, retorciendo su cuello en una postura antinatural. Pero gracias a ese exagerado gesto, me di cuenta de la verdad que estaba buscando.

—Los anillos… — susurré para comunicarme con mi compañero mutante.— Creo que los tiene escondidos en el cuello…

No estaba muy seguro de cómo habían llegado hasta allí, ni de cómo pensábamos sacarlos. Pero lo que sí tenía claro, es que hacía tan solo unos minutos, aquella monstruosidad había sacado sus armas de la obertura que tenía en el cuello…

Justamente en aquel momento, el falso Joker volvió a hacer ese gesto cuando la Wingarra atravesó su hombro y tiró de él hacia adelante. Fuimos testigos de cómo los afilados cuchillos atravesaban sus músculos y tendones desde el interior, como un alfiletero. Antes de dejarle reaccionar, activé la descarga eléctrica de la pistola-garra, y la corriente atravesó la cuerda a toda velocidad de un extremo al otro. Ahí te achicharres grandísimo hijo de…  

— Mierda.— Solté la Wing-garra al ver que acababa de convertirme en el objetivo principal de sus ataques. Me encontraba en el aire cuando fue demasiado tarde para poder esquivar los cuchillos voladores. Recé para que ninguno de ellos atravesara un órgano importante cuando de pronto, sentí una masa fría y viscosa abrazando mi cuerpo y expandiéndose por mi pecho como una enorme mancha de petróleo.

—¿Pero qué demonios…?— grité, y del susto casi tropecé al realizar el siguiente salto, pero la voz del Technarch me tranquilizó al momento. Ahora que mi pierna estaba forrada con esa particular armadura, se había movido sola y había sido capaz de recuperar el equilibrio para volver al trapecio sin más contratiempos.

—¿Eres tú…?— pregunté sorprendido, al ver aparecer el rostro de mi amigo sobre mi torso, pestañeando con sus resplandecientes ojos dorados. — Gracias Warlock… ¡Eres el mejor! — respondí confiado. El mutante se había convertido en una robusta armadura protectora, y eso me daba la seguridad suficiente para intentar atacar al demonio cuerpo a cuerpo.

— No dejemos de movernos…— repetí las palabras de carcajada para mi mismo y entonces todo encajó. Los trapecios, las ruedas cambiantes, todo ese espectáculo de circo estaba hecho para que no dejáramos de movernos por toda la carpa… para seguir haciendo ruido, así el monstruo que se había apoderado del cuerpo del Joker sabía en qué dirección tendría que disparar…

—Warlock—susurré con la intención de que solo pudiera escucharle el Technarch.—¿Hay alguna manera de que puedas hacernos volar?

Cuando empezaron las explosiones de metralla, vi como el cuerpo del mutante chisporroteaba ante la fricción. Aquello no tenía buena pinta, así que no tuvimos más remedio que colarnos en su punto ciego. Es decir: encima del maldito bicho.

Nos las ingeniamos para mantenernos en silencio mientras la extraña criatura iba dando tumbos, atacando al aire sin ton ni son. Realmente parecía que no podía vernos. Aquello supondría un momento de ventaja si lo hacíamos bien. Me preguntaba si aquel bicho era inmune a las explosiones, pero no tuve demasiado tiempo para pensar. Tenía que moverme y tenía que hacerlo ya.

Salté sobre la criatura al mismo tiempo que lanzaba un Wing-ding sónico para despistar. El proyectil con forma de ala azul se estampó frente al bicho, justo al borde del precipicio donde estaba solo, merodeando. Era una mera distracción, provocar un leve sonido para que el falso Joker se acercara y atacara al frente encontrándose con la nada. En ese momento, yo aterrizaría sobre su espalda como un murciélago y de una patada le enviaría al vacío con el resto de trapecios, ruedas, luces... y con suerte... las explosiones le harían pedazos...