Proud and strong [Magneto]

Ya había pasado el tiempo acordado con Magneto. Había transcurrido una semana que se sintió como si después de años trabajando horas extra, me hubiera tomado unas vacaciones en las Bahamas con todo pagado.

Por primera vez en años, me sentía descansada, centrada... e incluso motivada. Si vivir en Genosha era así de normal, este era un lugar que querré proteger con todo mi corazón. Magneto tenía razón con que lo sentiría como un hogar. Como un refugio. Y no sólo para mí, si no para muchos que habían sido repudiados por ser diferentes. Por sus exóticos colores de piel, por sus poderes, o simplemente por pensar distinto.

Así que ahí estaba, con la intención de dar mi apoyo de forma oficial a la ciudad, e incluso dispuesta a convertirme en una habitante más. Como la ocasión era importante, incluso oficial, me había puesto mi armadura completa, casco incluído (aunque iba desarmada), un gesto que Magneto podría identificar como de confianza: Me estaba envolviendo en metal delante de él.

Con otra persona, podría incluso considerarse como un gesto agresivo, pero... ¿Con él? Era casi más cercano a uno de sumisión. Estaba aún más a su merced que con ropa de calle.

No había estado de brazos cruzados en Genosha, por supuesto. No soy ese tipo de persona, y gracias a mis conocimientos tecnológicos, las bases obtenidas en mis años de trabajo para STAR y los libros sobre teoría antigravitacional y nuevos métodos energéticos, me había puesto a montar por las noches a Tali, mi primer dron.

Aún distaba mucho de ser algo más que una prueba de concepto, poco más que una cámara de vídeo en una carcasa que podía flotar y moverse de forma independiente, pero estaba orgullosa de haber conseguido algo así en tan poco tiempo, y con el hándicap de no conocer la tecnología antigravitacional ni energética de antes. No estaba mal, y esperaba que sirviese como un ejemplo de lo que, creía, podía llegar a aportar a la isla.

Cuando me dieron el paso franco al despacho del hombre, entré con paso seguro y la cabeza alta, un gesto que hacía años que no tenía, y me puse en silencio delante del hombre, en un intento de pose de "espera" militar. Se notaba que no tenía entrenamiento en ese aspecto, pero lo compensaba con ganas. Mis labios estaban curvados en una suave y plácida sonrisa, mientras Tali revoloteaba en silencio a mi alrededor, filmándome.

Con una rápida mirada, establecí conexión con el dron, y este paró en seco, girándose suavemente y colocándose a un par de metros detrás de mí, y por encima mío, apuntando de tal modo que podía verme como si fuera un juego en tercera persona. Por alguna razón, eso me relajaba un poco.

Señor Magneto, estoy aquí como le prometí comencé, con una seguridad en mi voz que no se había visto en tiempo He visitado Genosha, he aprendido de ella y... No le voy a mentir, me ha enamorado. Es una hermosa utopía la que tenemos aquí.

No era el tipo de mujer dada a discursos grandilocuentes, así que sólo sonreí, abriendo mis brazos

No voy a permitir que Luthor ni nadie destruya lo que se ha construído en esta isla. Mis poderes y conocimientos están a su disposición. Usted me dio un voto de confianza, y ahora es el momento de que yo demuestre que no era en vano. Crearé por esta isla. Protegeré a esta Isla. Y lucharé por ella, si hace falta.

Pero también quiero advertirle, señor Magneto, que yo no mato. Lo hice una vez, y no quiero verme obligada a hacerlo de nuevo añadí, con cierta seriedad. Me gustaría que siguiera así... No dudaré si se da la situación extrema, pero preferiría que no ocurra. Si puede respetar sólo ese deseo egoísta por mi parte, seré toda suya

La mañana estaba siendo productiva; Magneto acababa de salir de una reunión del consejo de la ciudad y todo en la isla parecía estar funcionando correctamente. El sol comenzaba a acariciar las cúpulas y torres de Genosha, iluminando con un resplandor casi dorado los edificios que en otro tiempo habían sido símbolo de explotación y ahora eran emblemas de esperanza y resiliencia para los suyos. Al salir de la sala, uno de sus asistentes le informó de que Nicrom estaba esperándolo en su despacho. Él asintió brevemente, y con su habitual calma autoritaria pidió que la condujeran hacia su presencia.

En el despacho, Magneto se mantenía serio, observando cómo Nicrom cruzaba la puerta con paso seguro. La estudiaba atentamente, sus ojos fríos e imperturbables deslizándose sobre la armadura metálica que envolvía su cuerpo. Se permitió un leve arqueo de ceja al notar el pequeño dron que revoloteaba junto a ella, moviéndose con una precisión y agilidad que denotaban no solo su avanzada tecnología, sino también la habilidad de su creadora. Permaneció en silencio, escuchándola con la atención cortés y calculada de un hombre que ha oído muchas declaraciones de lealtad, de intenciones. No interrumpió ni una sola vez, aunque su mirada penetrante parecía no dejar lugar a titubeos.

Finalmente, cuando Nicrom terminó de hablar, el labio de Magneto se curvó ligeramente, lo más parecido a una sonrisa que solía permitirse. Había esperado esta respuesta, lo sabía desde el primer momento en que la invitó a la isla, el Amo del Magnetismo no solía cometer errores a la hora de juzgar a las personas. Su dedicación a Genosha no era algo que subestimara, y ver en ella esa disposición genuina solo confirmaba que su intuición no lo había traicionado.

El despacho estaba decorado con austeridad, apenas algunos libros bien seleccionados en una estantería de madera oscura, una pequeña colección de objetos históricos, artefactos de momentos que consideraba cruciales para entender la lucha de los suyos, y, sobre una mesa lateral, un modelo en miniatura de la isla, cuidadosamente detallado, símbolo tangible de sus aspiraciones, parecía hecho de plata y oro. Magneto se tomó un momento para asimilar cada palabra de Nicrom, luego alzó la vista, sus ojos grises como el acero templado, cálidos y duros a la vez, con una intensidad que parecía casi palpable.

Después de todo, ¿no era ese el mismo espíritu de lucha y convicción lo que le había otorgado a Genosha su fortaleza? Pensaba en los años de esfuerzo y sacrificio que habían convertido aquella isla en un refugio para su gente, un hogar construido sobre las ruinas de la opresión y el sufrimiento. Y ahora, frente a él, una mujer joven, una humana mutada, estaba dispuesta a unir sus talentos a esa causa. Magneto sabía que la isla sería más fuerte con ella en sus filas; alguien que no solo poseía habilidades tecnológicas notables, sino que había escogido su camino con la convicción de un alma que, aunque herida, no estaba rota. Cuando habló, su voz fue baja, grave y con un tono de respeto que rara vez permitía que se asomara.

- Has hablado como alguien digno de esta isla, Nicrom. La devoción y la entrega que muestras son las cualidades que levantaron este refugio y que lo mantendrán firme ante cualquier amenaza. Te doy la bienvenida a Genosha, no solo como un lugar donde vivir, sino como un hogar que defenderemos juntos.

Magneto se acercó a la ventana, contemplando el paisaje de Genosha extendiéndose bajo el sol de la mañana. La voz se le hizo algo más suave, aunque con esa firmeza que surgía del peso de los ideales. Si ella estaba dispuesta a proteger a Genosha, a ofrecer su conocimiento y habilidades para el crecimiento de la isla, él le otorgaría el lugar que había ganado. Hizo una breve pausa, y mirando a través de la ventana hacia el mar que rodeaba la isla, continuó, con un tono bajo:

- Entiendo tus principios y los respeto. En este lugar, honramos el valor y las convicciones de cada uno, y no te pediré que traiciones los tuyos. Nadie aquí debería ser obligado a convertirse en algo que no es. La causa que defendemos no se basa solo en la fuerza, sino en la voluntad y en el espíritu de cada individuo que, como tú, decide quedarse y proteger este ideal de libertad.

Hizo una pausa, y luego añadió, con una suavidad que demostraba la comprensión:

- Te has envuelto en metal delante de mí, Nicrom, y sé lo que eso significa. No es un gesto de sumisión ni de amenaza; es de confianza, y por eso lo respeto. La defensa de Genosha es tanto tuya como mía. Como has dicho, no permitiremos que ni Luthor ni ningún otro de sus aliados deshaga lo que hemos construido aquí. Me enorgullece contar contigo.

Finalmente, su mirada se suavizó, aunque manteniendo la seriedad:

- Descansa, y toma tu lugar aquí como lo mereces. Con el tiempo verás que Genosha no es solo una isla, sino un símbolo de todo aquello que nos han negado. Te doy la bienvenida a este hogar, Nicrom. A tu hogar. Ven, acompañame, iremos a ver a la Señorita Frost para que se encargue de buscarte un lugar en el que instalarte de manera más permanente.

Estaba nerviosa. Sabía que Magneto no haría nada violento contra mí, pero en mi fuero interno sentía algo de vértigo. No sólo por marcar mis límites ante un hombre poderoso (algo que normalmente terminaba saliéndome mal) si no porque también era una incógnita. Lo que había visto de Magneto me hacía pensar que sería un hombre comprensivo con aquellos que identificaba como iguales (respecto a especie, al menos), pero eso no significaba que realmente me viera como una.

Cuando vi cómo sus labios se curvaban en una leve sonrisa, no pude evitar soltar suavemente el aire que estaba conteniendo sin saber, y le dediqué una sonrisa también.

Su respuesta me resultó también un alivio, hasta el punto de que subconscientemente hice que el dron se restregase contra mí, lo que me sorprendió y provocó una leve carcajada de sorpresa, apartando a Tali levemente. Menuda vergüenza, como se lo contase a Mística, estaría riéndose a mi costa durante una semana.

Esto debería contárselo a alguien que sepa de poderes, lo mismo era un indicativo de algo interesante sobre mis poderes. Apenas había tenido tiempo para explorarlos de una forma que no fuese vida o muerte o buscando una utilidad inmediata

Seguí a Magneto con la mirada, viendo cómo miraba a la ventana. Dudé unos segundos, pero me acerqué unos pasos, mirando también, pero a una distancia respetuosa, escuchando con atención. Cuanto más veía del hombre, más entendía por qué la gente parecía verle como un líder. Si hasta respiraba discursos el hombre y todo...

Cada minuto que paso en Genosha me queda claro que es mucho más... Quizás no pueda ver exactamente lo mismo que usted, pero sí veo su promesa. Y es hermosa dicho eso, le dediqué una sonrisa, encogiéndome de hombros. Agradecía que él hubiera visto el gesto tal y como lo había planteado yo, y parecía claro que le había gustado.

Dicho eso, le franqué el paso para seguirle en busca de la tal Frost. Algo me sonaba haber leído, algún informe sobre Emma Frost, una telépata muy poderosa que podía convertise en diamante o algo así. Lo de Frost no era como el Doctor Freeze, creo que vendría más porque parecía un cristal de hielo. O eso, o era su apellido, cosas más raras se habían visto.

Por supuesto, usted manda comenté, mientras realizaba el gesto Estoy dispuesta a actuar como agente si fuera necesario. Para bien o para mal, tengo algo de experiencia al respecto. Y aún tengo algún contacto que ha sobrevivido a todo el... lío con los demonios

Magneto avanzaba junto a Nicrom por los pasillos de la imponente sede administrativa de Genosha, un edificio moderno que reflejaba la funcionalidad y el orden que él valoraba profundamente. Las paredes eran de un gris limpio, con ventanales altos que dejaban entrar la luz en amplios haces, iluminando con naturalidad cada rincón del lugar. A su lado, Nicrom, seguía enfundada en su armadura, caminaba con la misma seguridad que había mostrado antes. Magneto mantenía el paso firme, mientras empezaba a delinearle lo que tenía en mente para su futuro en la isla.

- Genosha prospera gracias a las mentes que, como la tuya, son capaces de innovar y crear, comenzó con tono casual, pero calculado, en él todo estaba calculado. - La ciencia es el arma más poderosa que tenemos, más que cualquier habilidad o fuerza física. Aquí, podrías desarrollarte en diversas ramas de investigación; tus habilidades tecnológicas serían invaluables en nuestros laboratorios. Nuestra gran ventaja respecto a otros países no es el armamento, sino la capacidad de crear energía casi ilimitada.

A medida que avanzaban, el mutante siguió hablando, dejándole tiempo a ella para añadir algo si lo deseaba. Aunque sus palabras sonaran a discurso, esta vez no lo era.

- También tenemos un equipo en el área de investigación y desarrollo que trabaja en tecnología defensiva, innovaciones que potencian las capacidades mutantes de quienes lo necesiten. Tu experiencia en diseño y tu control sobre la tecnología podrían crear una diferencia en nuestras defensas. La verdad, sería un desperdicio que una mente como la tuya no se dedicara a I+D, pero, prosiguió con su mirada intensa observándola por el rabillo del ojo, también reconozco la importancia de la fuerza en el campo. Tu armadura te permite actuar en el frente de batalla si eso es lo que deseas.

Los pasos de Magneto y Nicrom se detuvieron frente a la oficina de Emma Frost, una figura clave en la organización y el crecimiento de Genosha. Su oficina era un espacio elegante y distinguido, al igual que su ocupante. El mármol pulido del suelo contrastaba con muebles de líneas modernas y el toque suave de telas en blanco y gris que colgaban de las ventanas. Una gran lámpara minimalista colgaba del techo, bañando el lugar en una luz suave que resaltaba la perfección en cada detalle. En una pared, un gran espejo veneciano reflejaba la escena, casi como un marco para la imagen que Emma proyectaba.

La mutante misma estaba sentada detrás de un amplio escritorio de cristal o quizá incluso de diamante puro, con pilas de documentos ordenados meticulosamente junto a una tablet que consultaba de vez en cuando. Su expresión era de tranquila confianza, y la elegancia natural con la que lucía su atuendo impecable era imposible de ignorar. Emma Frost, con su cabello rubio brillante y su porte inquebrantable, inspiraba respeto y una pizca de intimidación a quienes se presentaban en su oficina. Bueno, a todos salvo quizás al propio Magneto. Al ver al líder de Genosha entrar, Emma esbozó una ligera sonrisa y se levantó de su silla, con la gracia de quien está acostumbrada a controlar cada situación.

- Emma, saludó Magneto inclinando ligeramente la cabeza. - Te presento a Nicrom. Es nueva en Genosha, pero estoy seguro de que pronto se convertirá en un pilar fundamental para nuestro futuro. Necesita no solo un lugar donde establecerse, sino también las oportunidades adecuadas para explorar su potencial tecnológico.

Emma observó intensamente a Nicrom de arriba abajo con una mirada precisa y calculadora, que revelaba tanto su curiosidad como su habilidad para evaluar a alguien con rapidez y profundidad. La mutante dedicó a Nicrom una sonrisa fría, como todo en ella, y extendió su mano en un gesto educado.

Bienvenida, Nicrom, respondió Emma con voz aterciopelada y cautivadora, reflejando una calidez impropia para aquellos ojos. - Me alegra verte aquí; parece que Magneto no se ha equivocado al confiar en ti. Genosha necesita mentes como la tuya, no solo dispuestas a aportar, sino con la agudeza para ver más allá de la superficie. Hay muchos que no dudarían en destruir nuestro sueño.

Se dirigió a la joven de la armadura, aunque su mirada se posó en Magneto por un instante, transmitiéndole mentalmente la opinión que, por el momento, se había formado sobre ella. La joven parecía sincera en su actitud y tras una lectura superficial lo único en lo que parecía pensar era en lo fuera de lugar que estaba allí y en que quería empezar cuanto antes a trabajar. Lo que no le transmitió al Amo del Magnetismo era que la joven la encontraba atractiva, se podría haber sentido halagada por la situación si Nicrom fuera su tipo, pero simplemente se almacenó el dato por si le era útil en el futuro.

- Si eres capaz de identificar los fallos de diseño que otros podrían pasar por alto y desentrañar los motivos por los que un dispositivo no funciona, tienes un talento invaluable, continuó Emma. - Nuestro departamento de I+D trabaja con tecnologías de vanguardia, pero a menudo es esa habilidad para notar lo sutil, lo invisible a simple vista, lo que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso. Además podrías ser de gran ayuda a la hora de desentrañar tecnología alienígena y replicarla mediante ingeniería inversa.

- Permíteme mostrarte algunas opciones, Nicrom, dijo suavemente, mientras señalaba el espacio más allá del escritorio, donde varias pantallas comenzaron a proyectar imágenes de posibles residencias y laboratorios. - Claro que para algunos de los proyectos más sensibles deberás someterte a medidas de seguridad adicionales, como dar tu consentimiento para una exploración mental más profunda.

Magneto avanzaba junto a Nicrom por los pasillos de la imponente sede administrativa de Genosha, un edificio moderno que reflejaba la funcionalidad y el orden que él valoraba profundamente. Las paredes eran de un gris limpio, con ventanales altos que dejaban entrar la luz en amplios haces, iluminando con naturalidad cada rincón del lugar. A su lado, Nicrom, seguía enfundada en su armadura, caminaba con la misma seguridad que había mostrado antes. Magneto mantenía el paso firme, mientras empezaba a delinearle lo que tenía en mente para su futuro en la isla.

- Genosha prospera gracias a las mentes que, como la tuya, son capaces de innovar y crear, comenzó con tono casual, pero calculado, en él todo estaba calculado. - La ciencia es el arma más poderosa que tenemos, más que cualquier habilidad o fuerza física. Aquí, podrías desarrollarte en diversas ramas de investigación; tus habilidades tecnológicas serían invaluables en nuestros laboratorios. Nuestra gran ventaja respecto a otros países no es el armamento, sino la capacidad de crear energía casi ilimitada.

A medida que avanzaban, el mutante siguió hablando, dejándole tiempo a ella para añadir algo si lo deseaba. Aunque sus palabras sonaran a discurso, esta vez no lo era.

- También tenemos un equipo en el área de investigación y desarrollo que trabaja en tecnología defensiva, innovaciones que potencian las capacidades mutantes de quienes lo necesiten. Tu experiencia en diseño y tu control sobre la tecnología podrían crear una diferencia en nuestras defensas. La verdad, sería un desperdicio que una mente como la tuya no se dedicara a I+D, pero, prosiguió con su mirada intensa observándola por el rabillo del ojo, también reconozco la importancia de la fuerza en el campo. Tu armadura te permite actuar en el frente de batalla si eso es lo que deseas.

Los pasos de Magneto y Nicrom se detuvieron frente a la oficina de Emma Frost, una figura clave en la organización y el crecimiento de Genosha. Su oficina era un espacio elegante y distinguido, al igual que su ocupante. El mármol pulido del suelo contrastaba con muebles de líneas modernas y el toque suave de telas en blanco y gris que colgaban de las ventanas. Una gran lámpara minimalista colgaba del techo, bañando el lugar en una luz suave que resaltaba la perfección en cada detalle. En una pared, un gran espejo veneciano reflejaba la escena, casi como un marco para la imagen que Emma proyectaba.

La mutante misma estaba sentada detrás de un amplio escritorio de cristal o quizá incluso de diamante puro, con pilas de documentos ordenados meticulosamente junto a una tablet que consultaba de vez en cuando. Su expresión era de tranquila confianza, y la elegancia natural con la que lucía su atuendo impecable era imposible de ignorar. Emma Frost, con su cabello rubio brillante y su porte inquebrantable, inspiraba respeto y una pizca de intimidación a quienes se presentaban en su oficina. Bueno, a todos salvo quizás al propio Magneto. Al ver al líder de Genosha entrar, Emma esbozó una ligera sonrisa y se levantó de su silla, con la gracia de quien está acostumbrada a controlar cada situación.

- Emma, saludó Magneto inclinando ligeramente la cabeza. - Te presento a Nicrom. Es nueva en Genosha, pero estoy seguro de que pronto se convertirá en un pilar fundamental para nuestro futuro. Necesita no solo un lugar donde establecerse, sino también las oportunidades adecuadas para explorar su potencial tecnológico.

Emma observó intensamente a Nicrom de arriba abajo con una mirada precisa y calculadora, que revelaba tanto su curiosidad como su habilidad para evaluar a alguien con rapidez y profundidad. La mutante dedicó a Nicrom una sonrisa fría, como todo en ella, y extendió su mano en un gesto educado.

- Bienvenida, Nicrom, respondió Emma con voz aterciopelada y cautivadora, reflejando una calidez impropia para aquellos ojos. - Me alegra verte aquí; parece que Magneto no se ha equivocado al confiar en ti. Genosha necesita mentes como la tuya, no solo dispuestas a aportar, sino con la agudeza para ver más allá de la superficie. Hay muchos que no dudarían en destruir nuestro sueño.

Se dirigió a la joven de la armadura, aunque su mirada se posó en Magneto por un instante, transmitiéndole mentalmente la opinión que, por el momento, se había formado sobre ella. La joven parecía sincera en su actitud y tras una lectura superficial lo único en lo que parecía pensar era en lo fuera de lugar que estaba allí y en que quería empezar cuanto antes a trabajar. Lo que no le transmitió al Amo del Magnetismo era que la joven la encontraba atractiva, se podría haber sentido halagada por la situación si Nicrom fuera su tipo, pero simplemente se almacenó el dato por si le era útil en el futuro.

- Si eres capaz de identificar los fallos de diseño que otros podrían pasar por alto y desentrañar los motivos por los que un dispositivo no funciona, tienes un talento invaluable, continuó Emma. - Nuestro departamento de I+D trabaja con tecnologías de vanguardia, pero a menudo es esa habilidad para notar lo sutil, lo invisible a simple vista, lo que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso. Además podrías ser de gran ayuda a la hora de desentrañar tecnología alienígena y replicarla mediante ingeniería inversa.

- Permíteme mostrarte algunas opciones, Nicrom, dijo suavemente, mientras señalaba el espacio más allá del escritorio, donde varias pantallas comenzaron a proyectar imágenes de posibles residencias y laboratorios. - Claro que para algunos de los proyectos más sensibles deberás someterte a medidas de seguridad adicionales, como dar tu consentimiento para una exploración mental más profunda.

Se sentía extraño sentirse reconocida, pero tampoco era desagradable. Le sonreí ante la explicación sobre lo que se hacía en las distintas zonas de I+D, siguiéndole en silencio. Aunque no creía que pudiera aportar mucho a las mentes tan avanzadas de muchos de los mutantes de la isla, sí que estaba de acuerdo en que mis capacidades de conectar con tecnología a la que entiendo podría ser muy útil.

Como él mismo había dicho, poder sentir la tecnología como si fuera mi cuerpo me permitiría percibir si hay algo que no está bien. Igual que cuando has cogido un catarro puedes notarte la fiebre o dolor en el cuerpo. También tenía un punto lo que decía que podía trabajar en el frente. Para bien o para mal, mi tiempo como mercenaria me había enseñado tanto a trabajar en equipo como a liderar pequeños grupos, y en el frente podría también ayudar si fuera preciso con mis capacidades y conocimientos.

Francamente, no tenía seguro dónde podría aportar más de mi granito de arena, pero supongo que tanto Genosha como yo podríamos beneficiarnos que estuviese con la defensa, y si fuera necesario, salir fuera de la isla con otros equipos de asalto. Quizás no ser un agente en el frente de forma constante, pero sí tener un rol más flexible.

Sin embargo, antes de que pudiera formular mis pensamientos, entramos al despacho de la señorita Frost. Era un lugar distinto pero a la vez similar al despacho de Magneto: Ambos se caracterizaban por la elegancia y la utilidad, solo que la señorita Frost parecía tener un gusto por el mármol y las superficies blancas o reflectantes. La mujer sentada al otro lado del escritorio era, a todas luces, despampanante, con una de esas presencias que casi parecían someterte sólo de mirarle a esos fríos y atractivos ojos.

Al contrario que Mística, que parecía por fuera un glaciar con un río de lava tras las miradas llenas de emoción y energía de esos ojos amarillos, Emma era un completo iceberg. Bello, frío, distante y sin imperfección alguna. Casi me quedé embobada mirándola, pero conseguí recuperarme, siguiéndola con la mirada mientras se acercaba.

Todo lo que hacía estaba medido al milímetro, ni un gesto fuera de lugar.

Joder, qué daban de comer en Genosha, todo Cristo era guapo a rabiar, incluso los menos "humanos" de aspecto. Parpadeé un par de segundos, y me forcé a escuchar la voz de la mujer, que sonaba como un chorro de agua fría escanciándose en un cálido día de verano. Parecía que el apellido le venía al dedo.

Gracias por recibirme, señorita Frost. dije, intentando ser educada. Algo me decía que la mujer estaba acostumbrada a ser poco más que una diosa entre mortales, y esperaba que se le tratase con esa deferencia al menos. Escuché con atención la información que me indicaba, y me acerqué a las pantallas, mostrando clara curiosidad.

Siempre había soñado con poder estudiar tecnología alienígena, ya fuera Marciana o Kryptoniana, y desde la colisión, la idea de poder estudiar a otros como los misteriosos Shi'ar, o los elusivos Skrull también despertaban mi interés. Los ojos me brillaban sólo de pensar en lo que podría conseguir si me hacía con algún objeto Kree...

Estoy deseando ayudar en este sueño nuestro. comenté, sonriendo de oreja a oreja, totalmente emocionada y entusiasmada ante la idea Y no mentiré que cuando me uní a los laboratorios STAR estaba precisamente deseando aprender algo sobre la tecnología alienígena. comenté, estudiando con interés las pantallas. Tali observaba un puñado y yo otro con mis ojos, y mi cerebro parecía beber la información de esas pantallas a la vez, a toda velocidad

¿Exploración? Ah, claro. Es comprensible, siendo proyectos importantes... No, claro que no tengo problemas. No tengo nada que ocultar, a decir verdad... Supongo que seré una de las mutantes más aburridas a las que hayan estudiado en ese sentido comenté con una leve risa Me encantaría ayudar en cualquier tarea relacionada con alienígenas, a decir verdad. Pero tampoco deshecho el trabajo de campo. Es lo que he estado haciendo durante años y estoy muy familiarizada con todo tipo de sistemas informáticos, al menos terrestres. No me importaría ayudar a células en otros países si es necesario... comenté, mirando a los ojos a la fría y hermosa mujer. Le sonreí suave y tímidamente, antes de volver a desviar la mirada a las pantallas

A decir verdad, no he tenido tiempo de explorar a fondo mis capacidades... No me vendría mal probarlas de cuando en cuando. Estirar las piernas, como quien dice

- Nuestro amado líder, en ocasiones, puede ser demasiado blando con los nuevos, las palabras de Frost parecían un intento de bromear, pero su tono se mantenía completamente serio y carente de emoción. - Yo soy muy diferente como comprobarás. No doy por sentado ni tu capacidad, ni tu lealtad hasta que me las demuestres.

La fría mutante se acercó a la joven y situó las manos junto a las sienes de Nicrom. El gesto no era necesario para alguien de sus capacidades, pero por algún motivo parecía ayudar a aquellos que se sometían a su poder voluntariamente a comprender lo que sucedía. En cuanto sus dedos rozaron la cabeza de la tecnóloga las imágenes acudieron a su mente, a la de ambas, pues Frost no tenía intención de ocultar lo que veía allí a la joven mutante.

Esta vez la sonda mental no se limitó a un vistazo superficial, profundizó hasta los más oscuros rincones de la mente de Nicrom. Cuanto más quería esta ocultar algo más presionaba Frost en esa dirección para revelar el recuerdo, sin piedad, no lo hacía por crueldad sino por la seguridad de todo el pueblo de Genosha, debía asegurarse no solo de las auténticas intenciones de la nueva recluta, sino de cosas como que no fuera un constructo mental que escondiera a un enemigo. Toda la vida de la joven, desde los momentos mas traumáticos y humillantes a los más felices quedó expuesta hasta que Frost se dio por fin por satisfecha.

- Lamento las molestias que esto te haya podido causar, dijo con su fría voz mientras las piernas de Nicrom flaqueaban de al liberarse, espero que saber que has aprobado el examen lo compense.

La experiencia no había sido precisamente agradable. Revivir todos aquellos momentos, como si le volvieran a suceder, comprimidos en... ¿Cuanto tiempo había pasado? ¿Segundos? ¿Minutos? ¿Días? El reloj interno de Tali le reveló que había sido casi una hora. Magneto las había dejado a solas, al fin y al cabo era un hombre ocupado. Mientras la joven se recuperaba Frost volvió a sentarse tras su escritorio.

- Puedes ir a verle antes de irte, le dijo Frost sin necesidad de leer sus pensamientos mientras tecleaba unos datos en la pantalla. - Como pronto descubrirás, si no lo habías hecho ya. Genosha es una meritocracia. En nuestra sociedad las necesidades básicas de todos los habitantes quedan cubiertas por el gobierno, alimentación, sanidad, educación, una vivienda, energía, etc., una de las cosas más valiosas en la isla es el espacio personal. El tamaño de tu nueva casa, el vehículo que se te asignará y tus ingresos vendrán determinados por tu aportación para nuestra sociedad. Es simple. Cuanto más aportes, una mayor proporción de los excedentes se te entregará, pero incluso si decidieras simplemente vivir aquí y no aportar nada tus necesidades estarían cubiertas.

La mutante la miraba con esos ojos tallados en hielo desde la comodidad de su sillón y le ofreció uno de los asientos frente a este. Seguía introduciendo datos mientras hablaba, perfilando los gustos y las necesidades de Nicrom y cruzándolos con lo que tenían disponible en aquel momento y con la estimación de la aportación de la joven, que no era nada despreciable.

- Si te parece bien, te asignaremos provisionalmente un alojamiento cercano a los laboratorios de robótica, no es demasiado amplio, pero cuenta con un discreto sótano, como a ti te gusta. Dentro de unos días podré asignarte otro lugar más amplio si lo deseas, aunque creo que ese te sentará como anillo al dedo, la voz de la mutante permanecía inalterada, pero ahora conocía a la joven tan bien que sabía perfectamente sus preferencias. - Puedes presentarte allí a partir de mañana ante Forja, aunque puedes llamarle Águila Solitaria si lo prefieres, a él le da igual. Tienes hasta tres días para hacerlo y si tardas más iré reduciendo tus privilegios. Seguro que os caéis bien, al menos mientras no menciones tu relación con Mística, la suya no acabó de forma demasiado apacible.

Frost esperó un momento por si la joven necesitaba alguna aclaración o deseaba preguntar algo antes de hablar. Aunque no esperó demasiado ya que ella no era una mujer a la que le gustara perder su valioso tiempo.

- Bien, pues por mí hemos terminado. Si no tienes alguna duda, queja o sugerencia puedes irte ya.