[España] Sweet Home (alabama?) [Martha][22/6/2019]

La casa que una vez perteneció a la familia Diaz Kotska se hallaba en el más absoluto silencio, roto por el crujir de la madera con los fantasmales pasos de la mujer que se paseaba por entre sus habitaciones. Un regalo de su tío, para que tuviera un hogar mejor y más acogedor que su piso de Nueva York, la casa fue reformada y dejada prácticamente como estaba antes del accidente.

Más en las paredes no colgaban los cuadros rellenos de fotos que deberían adornar las paredes blanquecinas del hogar, al igual que tampoco se encontraba ningún tipo de adornos, ni siquiera una pequeña planta apostada en la ventana. Si no fuera por la presencia de Martha en la casa, bien podría tratarse de una casa abandonada.

Caminaba prácticamente desnuda por las distintas habitaciones, siendo su unica ropa un pantalon vaquero negro polvoriento, el resto de su ropa reposando en el sofá del salon. Sus pies se movían con gracia por la madera, dando piruetas de un lado para otro mientras sus brazos se movían en una extraña danza; no era Martha la que llevaba en aquellos momentos, pues el Ente se regocijaba ahora en el pensamiento de lo cerca que estaba el fin de todo.

En el rostro de Martha asomaban unas obvias ojeras. Nunca duerme, el Ente. Sigue bailando por la casa mientras el subconsciente de Martha se toma un respiro. Al terminar la extraña danza, el cuerpo de Martha se detiene en el vacío salón y se sienta en su cómodo sofá, dejando a la mujer tomar las riendas de su cuerpo de nuevo

- Queda poco, niña

Martha asintió como si el Ente estuviera enfrente suya y su conversación tuviera lugar fuera de su propia mente

- Y todos los que me hicieron daño pagarán

El Ente no contestó, no necesitaba hacerlo para que Martha se auto creyera sus propias palabras; promesas de venganza, de poder, todas alimentadas por el propio odio que el psique atormentando de Martha guardaba en su interior. El Ente no era más que el pastor que ahora movía todos esos sentimientos, guiandolos hacia donde le interesaban.

Puede que el mago se le hubiera escapado, pero disfrutó de aquella cacería con un éxtasis que llevaba tiempo sin sentir y eso le daba una vigorizada sensación de “vida”. Martha, sin embargo, tenía el cuerpo cansado y dolorido, llegando al punto de casi no poder levantar el brazo para ponerse su ropa, las ojeras producidas por el uso constante de su cuerpo a manos del Ente pesandole con gravedad.

Se vistió con un sujetador y una camisa blanca fina, con botones de un leve tono rosado. El Ente le explicó los siguientes pasos de su plan y tendría que prepararlo todo para estar preparados, Martha deseando ver en la cara de sus enemigos el temor de ver la “perfecta unión” que ahora eran ella y el Ente. Era más ingenua ahora que antes, cuando no podía ni comunicarse con el.

El Ente no la dejaría vivir, al igual que tampoco deseaba vengarse de aquellos que hicieron daño a Martha; él quería el fin de todo y tener a la mujer controlada era uno de los pasos de su plan. Cuando por fin diera sus frutos, el cuerpo de la española sería desechado como la basura que el Ente percibia que era.

Martha, ajena a los tenebrosos verdaderos pensamientos del Ente, subió por las escaleras y se adentro en una de las habitaciones, un dormitorio con una cama doble; la cama de sus padres. Posó su cuerpo sobre el colchón cuando sonó la puerta, levantándose sobresaltado por el repentino sonido y se acercó a la ventana que, si no recordaba mal por sugerencia de su madre, daba a la puerta delantera de la casa para así poder ver de quien se trataba.

La mente de la mujer estaba llena de acontecimientos recientes que por unos momentos no reconoció a la rubia que esperaba allí abajo. El Ente la reconoció al momento y para sus adentros, sonrió; otra presa. Tras unos momentos, la propia Martha tambien reconocio a su amiga

- Es… Victoria ¿Que hace aquí? - se preguntó, llevando segundos después sus preguntas al propio Ente - ¿Puede resultar ella un peligro para nuestro plan?

Y en aquella pregunta noto… reticencia. Martha no parecía estar dispuesta a “ocuparse” de su amiga si de verdad se tratara de una amenaza para su plan, esas emociones tan humanas llenando de asco y odio al Ente . Aun así, contesto:

- Yo juzgaré si resulta ser o no ser un peligro para nuestro plan, tu aparentaras normalidad

Quedando como espectador, dejó que Martha bajará hasta la puerta para abrir la puerta, recibiendo a su amiga

- ¡Victoria! ¡Cuánto tiempo sin verte! - y sin que pudiera decir nada, la apretó con fuerza entre sus brazos, abrazándola como si fuera la primera persona que veía en meses - Pasa, pasa, tenemos mucho de lo que hablar

La invito a pasar a su “hogar”, llevándola hasta el austero salón en el cual le dejó un sillón para que se sentara, ella eligiendo el sofá a su lado para que estuvieran cara a cara

- Me sorprende verte por aquí… ¿A qué debo esta inesperada visita?

Puede que Martha estuviera dando la cara ahora mismo, el Ente q quedando como mero espectador. Sin embargo, cuando las dos mujeres se abrazaron sintió la facilidad con la que podría… aplastarla; hacer que su carne se fundiera gracias a su energía. Sin embargo se mantuvo al margen, dejando que Martha llevase la situación.

Ambos escucharon a Nicrom hablar, el Ente intentado sostener sus ganas de acabar con la farsa y mostrar su verdadera naturaleza. Martha escuchando a lo que aún consideraba una “amiga”, al menos de momento mientras el Ente no le indicara otra cosa, claro; si Nicrom resultaba ser un obstáculo para sus “objetivos” no dudaría en deshacerse de ella… aunque no le gustaría hacerlo, pues desde su conexión con el Ente llevaba sin hablar con una persona mucho…

El Ente activo sus receptores de dolor, sus ojos temblando unas milésimas de segundo a la vez que le decía “No te permitiré tener esas debilidades”. Haciendo como si no hubiera pasado nada y le respondió

- Yo… no sé si te enteraste, pero fui poseída por un demonio… como si no hubiera tenido con esa cosa

Dijo, señalando la mano. Se detuvo por unos momentos, mirándole y continuó, el Ente sonriendo para sus adentros sabiendo lo que estaba a punto de decirle

- Conocí a un exorcista, el me salvo de la posesión y… también me libró del Ente

Los ojos de Martha emitían un aspecto alegre, mientras mostraba la gema azul incrustada en su mano

- Ahora tengo control total sobre mis poderes y estoy libre del Ente, mira esto

Señaló la cocina, cuya puerta se podía ver desde la posición en la que estaban sentadas, y un armario se abrió, salieron dos vasos de agua y se llenaron de agua en el fregadora, flotando hasta ellas, cayendo una pajita en uno de ellos para que Martha pudiera beber sin labios

- ¿Ves? Nunca me he sentido más… liberada, más fuerte en mi vida

Bebió de su vaso, metiendo la pajita profundamente en su boca para que, usando su lengua y su garganta, pudiera beber sin tener que echarse el vaso encima. El profundo sonido de aquella acción interrumpiendo la conversación, más el Ente no dejaba de analizar a Nicrom… no era nadie, al menos no alguien que pudiera ser conflictiva para sus planes. Para él ni siquiera era una mota de polvo en una pared, no era nada, ni siquiera merecía que acabara con su vida, dejando que Martha siguiera con las riendas.

Mas no dudaría en activar los receptores de dolor si pensaba que se estaba sobrepasando o sintiendo emociones de algún tipo, pues ya le había indicado como tenía que actuar muchas veces; todas las persona a su alrededor debian de ser vistas como herramientas que usar para llegar a su objetivo.

Las cejas de Martha se inclinaron, un gesto fingido de preocupación hacia Nicrom por las palabras que ella expresó hacia ella y le pasó su mano por la mejilla, apartandole su cabello rubio de la cara y viéndole la cara, la cara… su cara… tan parecida a la de su hermana. Sus ojos temblaron por unos segundos, un dolor frío consumiendo su interior que se estremeció ante la imagen de la mujer que se mostraba ante ella.

El Ente no actuó, pues el dolor de Martha era lo que la hacía cooperar tan fácilmente, esa promesa de que caerá castigo sobre aquellos que “se lo arrebataron todo”. Si, todo ese dolor, esa furia interna, todo hacía que la castaña fuese la herramienta perfecta, al menos hasta que el Ente pudiera salir de la gema al fin, mas eso ella no lo sabía.

Dejando el vaso en la mesita, estiró el brazo hacia Nicrom y la trajo hacia ella, estrechándola entre sus brazos en un fuerte abrazo, mientras le decía al oído

- Gracias por venir…

El Ente, escéptico, pensó en si debería activar los receptores de dolor o, simplemente, hacer que le rompiera el cuello a la rubia. Demasiado aburrido, demasiado… predecible, y sus planes debían de ser cualquier otra cosa antes de predecibles “Estas tentándome, niña, tentándome a enseñarte qué les pasa a las personas débiles que titubean… por esta vez, no sufrirás castigo, al menos no ahora”.