Posesión Infernal (Bart Allen & Edward Johns) Palo Alto a 2 de mayo de 2019

Tras lo acontecido en la invasión demoníaca, Bart tuvo que trasladarse a vivir con su primo Wally y su esposa. No era nuevo para él velocista tener que mudarse. A lo largo de su vida se había trasladado cuatro veces. Primero cuando fue liberado de la máquina en la que vivía y  asignado al cuidado del gurú de la Speedforce Max Power. En segundo lugar, tuvo que trasladarse a Keystone City, la ciudad gemela de Central City, cuando su tutor desapareció y Hay y Joan Garrick asumieron la labor de cuidarle. La tercera vez fue al aparecer en Omega. En esa ocasión se delegó su cuidado a Tornado Rojo y pasó a vivir con otros jóvenes héroes en el Monte Justicia en la localidad de Happy Harbour. No le agradaba los s cambios. Le costaba adaptarse a nuevas rutinas, hábitos e instituciones académicas.

Pero en aquella circunstancia la razón de peso para estar en contra de emprender una nueva vida en Palo Alto era que no le hacía mucha gracia Artemis. Las cosas no habían ido bien entre ellos. Apenas se conocían y no se llevaba particularmente bien con la arquera. Si bien era cierto que las distancias se habían acortado con el secuestro del actual Flash y haber tenido que trabajar en equipo, el camino hasta tener una relación de complicidad y cercanía aún era largo.

Palo Alto era estaba en California.  La ciudad tenía un clima mediterráneo donde los inviernos eran fríos y húmedos y los veranos cálidos y secos. Que los veranos fueran calurosos le agradaba.  Le gustaba le gustaba el calor. No podía decir lo mismo sobre los inviernos fríos y húmedos. No soportaba el frío. Porque el frío ralentiza el organismo y necesitaba mucho más aporte calórico para poder usar sus poderes. Además, los abrigos eran aparatosos y le dificultan correr.

Era el primer día del castaño en su instituto nuevo, el instituto público de Palo Alto. No quería ir. No tenía ganas de enfrentarse de nuevo a caras desconocidas, profesores aburridos y materias que ya se sabía. Le producía mucho aburrimiento y desgana pensar en eso. Pero no quería disgustar al velocista mayor en los primeros días de convivencia juntos. Como solía hacer, se levantó cinco minutos antes de la hora. Como se vestía en un segundo, no tenía problemas de tiempo. En esos cinco minutos le dio tiempo de sobra para agregarle y desayunar. Partió camino al instituto y cuando llegó al centro educativo se quedó mirando el edificio de color amarillo claro. Era un edificio extraño, que no parecía el típico de instituto. Le parecía curioso.



Entró al centro sin muchas ganas y se dirigió a secretaría. Allí, la secretaria le informó de su horario y sus clases. Una compañera muy amable le guió hasta su aula. Las clases transcurrían monótonas hasta que llegó el recreo. Bart dio gracias al cielo, pues las horas de clase se le estaban haciendo eternas. Como no conocía a nadie aún, se dispuso a indagar por el centro educativo. Recorrió los pasillos y subió a todas las plantas. Fue al gimnasio y a la pista de entrenamiento.

En la raza humana siempre hay especímenes que no tienen mucha inteligencia. Personas que exponen su vida y las de los demás porque no piensan lo que hacen. Porque solo quieren divertirse, vivir la vida alocadamente o porque quieren ser populares. Hacía nada habían tenido un duro período donde la población mundial se había sumido en el caos cuando las fuerzas demoníacas intentaron adueñarse del mundo. La situación había sido crítica, alarmante y cada día motivando miles de personas. La población mundial había sido diezmada, ciudades arrasadas e ingentes daños materiales. A los héroes les había costado un gran esfuerzo y una gran implicación salvar a la tierra de la dominación y devastación. Cabía pensar que después de haber vivido este holocausto, las personas serían más precavidas y no actuarían de forma imprudente manipulando o jugando con las fuerzas místicas que no conocían.

Sin embargo, allí estaba Marcia Graves con sus amigas dandoselas de badass. Había encontrado en las cercanías de su casa una biblia negra. Olvidada por alguno de los múltiples seguidores de cultos a los demonios surgidos en esos momentos de incertidumbre, oscuridad y miedo en los que se había sumido el mundo. A Marcia le pareció muy guay llevarla al instituto y enseñarsela a sus amigos. La adolescente y su pandilla eran los típicos rudos y abusones que hay en todo centro educativo. Esos que se creen mejores que los demás. Esos que piensan que tienen derecho a pisar a los demás. Esos que se burlan de todo y no tienen miedo a nada. La morena vestida con una minifalda roja y un top muy corto y apretado, se puso a leerse unos cuantos versos de la banda biblia negra en el patio. Sus amigos eran Dave, Brandon y Monse. Los dos chicos eran jugadores estrellas del equipo de fútbol americano, acorde a su estatus de estrellas deportivas vestían con la sudadera del equipo. Monse era la típica animadora desalmada y popular. Era rubia y vestía un pantalón blanco de pitillo con una camiseta rosa chicle. Todo el grupo se burló y rió de las palabras en idioma de extraño que recitaba Marcia poniendo voz de erudita del teatro inglés. Estaban acampados en una zona un poco escondida dentro del gimnasio. habían entrado cuando todo el mundo había ido a disfrutar el sol que hacía a las zonas verdes del patio escolar. los jóvenes querían esconderse de la vista de los docentes para poder beber, fumar y festejar a sus anchas. Entraron al gimnasio sigilosamente y se situaron en la zona más alejada, cerca de un ruinoso vestuario que hoy estaba cerrado. Seguían con su ambiente de risas y fiesta, hasta que la voz de Marcia se volvió estrada. El cuerpo de la muchacha morena se retorció de forma poco natural y su voz sonaba aterradora.

Marcia había invocado sin ser consciente a un demonio, que había poseído su cuerpo. Ahora aquel demonio en el cuerpo de la chica quería alimentarse. Agarró a Brandon de la pierna. El chico pensó que su amiga les estaba gastando una broma. Pero sintió que Marcia le hacía daño. La adolescente, ahora con atributos demoníacos, rasgó la camisa de Brandon como si fuera un animal salvaje. Tras un chito de dolor, el pecho del joven  empezó a sangrar. Monse gritó horrorizada. Eso no era normal. Bart que pasaba por allí, escuchó el alarido de la rubia y corrió rápidamente hasta donde se encontraban. En un segundo se dio cuenta de que eso no era normal. Tenía que intervenir. Apretó su anillo y sacó su traje de Kid Flash. A hipervelocidad se vistió. La velocidad era tanta que no era perceptible por la vista normal humana. Una vez con su identidad heroica, pues no podía mostrar sus poderes con su identidad civil para no exponerse, apartó a un maltrecho Brandon de las garras de la justicia ven poseída. No entendía lo que pasaba, no parecía una villana.

- Las clases son aburridas para todos, no por ello hay que atacar a los compañeros. - dijo con un tono afable.

Marcia le intentó morder. Pero Bart usó sus poderes para esquivarla. Así, empezaron un pilla-pilla donde la morena poseída intentaba dar caza al castaño y este una y otra vez la esquivaba.

Marcia intentaba calmar sus ansias de asesinato y sangre cazando al velocista. Bart esquivaba cada uno de los movimientos de la poseída con gran presteza. No sabía lo que estaba ocurriendo. Parecía una joven normal, sólo que estaba embebida como en una obsesión insana por hacerle daño. No entendía el por qué. Él no conocía a esa chica de nada. Entendía que se pudiera haber ensañado con su amigo por rivalidades o cualquier tipo de disputa. Pero es que contra él no tenía nada. Bart era nuevo allí. Su alter ego Kid Flash también lo era. Su memoria le llevó a cuando Dolphin y él tuvieron que enfrentarse a Savage. La situación era muy similar. Alguien embebido en una sed macabra les atacaba sin descanso queriendo hacerles daño. Daba igual la presa. Podría ser que la joven hubiera sido ...

La entrada de Edward cortó el pensamiento de Bart. No solía ser muy bueno manteniendo la concentración. Mientras seguía con su lucha con Marcia, buscaba alguna manera de detenerla. estaban en un gimnasio podría hacerse con una cuerda y amarrarla hasta que la morena se tranquilizase. Pero era un peligro dejarla un minuto sola mientras buscaba el material y volvía. la muchacha podía encontrarse con alguien y desatar esa furia desmedida. Bart no podía poner en peligro ni a los estudiantes, ni a los profesores ni al personal del centro. Lo que para él era muy poco a poco, que para los demás era un tiempo bastante apresurado, fue moviéndose hasta la zona donde se encontraban los almacenes de material.

- Mucha gente piensa que la vida es una comedia sin sentido.- contestó el castaño con buen talante. Tras responder se fijó en aquel hombre que había entrado de repente. Vestía de manera formal pero desarreglado. No tenía pinta de ser del profesorado o igual era un profesor una tanto grunge, de esos que apenas abundaban pero existían. A buena parte de los hippies les iba la enseñanza, otros a los que les iba eran personas más ordenadas y severas.

Mientras Bart trataba de conducir a la chica a la zona de almacenaje para poder buscar una cuerda con que amarrarla, Edward sacó su material para ponerse a trabajar. Con una frase que parecía de un conjuro mágico el desconocido hizo que la perseguidora de Bart se elevase por los aires. La sorpresa se marcó en el rostro del velocista. había visto cosas similares, como cuando su amigo Kon usaba su telequinesis táctil, peor nunca había visto hacer levitar por decir unas palabras. Ese señor era como Zatanna o Harry Potter. La Chica no sólo estaba suspendida en el aire, sino que poco a poco empezó a girar. El castaño se sorprendió de nuevo. Otra vez su primera idea le rondó la cabeza. Justamente cuando Edward pronunció la pregunta Quién es tu señor. Cosas muy parecidas solían decir los exorcistas de la televisión y el velocista, gracias a su gran y precisa memoria lo relacionó. Todo concordaba. En efecto, Marcia se comportaba como la vez que Shawn les atacó poseído por la semilla de Trigón. Bart corrió en círculos por la escena intentando capturar cada momento. Aquel hombre les habría sido muy útil en el ataque de Happy Harbour.

El demonio dentro de Marcia se resistía a seguir las órdenes de Edward. El castaño enfrascado en la escena que tenía ante sus ojos no se percató de que Brandon sido dominado por el poder del demonio, había tomado la biblia negra y se había puesto a recitar una invocación. un demonio se adueñó del cuerpo del atleta. El velocista parpadeó confuso. No sabía que leer párrafos de un libro maldito podía traer demonios que se hacían con tu cuerpo. No tenía nada de experiencia en ese terreno, solamente le había tocado enfrentarse a personas poseídas por hijos del noveno demonio, los hermanos de Raven. Pero nunca había tenido que echarlos de este plano de la existencia. Simplemente en aquellas batallas los dejaron inconscientes y acabar con la Raven demoníaca hizo que los poseídos volvieran a la normalidad.

Brandon parecía estar en la misma situación que Marcia. Asimilando lo que estaba ocurriendo Bart se dispuso a reaccionar. Pero la carencia de información sobre cómo se infectaban las personas y se convertían en poseidos, le hizo reaccionar demasiado tarde. Corrió para dar alcance al atleta e intentar de alguna manera inmovilizarle pero un gran corriente de aire le pilló de improvisto. Cayó junto al exorcista al suelo, se levantó ipso facto pero no podía salir tras los huidos sin saber a lo que se enfrentaba. Miró al desconocido.

Una voz fantasmal se escuchó por megafonía. Parecía la que siempre le ponían a los personajes de American Horror Story cuando querían aterrar al personal.

- ¿Están poseídos? ¿Sabes como exorcizarlos? Porque yo no tengo muy claro cómo se hace. Me puedo enfrentar a demonios pero sería mejor que me dieras algunas instrucciones. - dijo a modo de respuesta a lo que comentaba el exorcista. - Soy velocista. Puedo anticiparme a sus ataques. ¿Necesitas hacer un hechizo para expulsarlos? Porque puede enfrentarme a ellos y controlarlos mientras lo haces.-

Mientras decía esto, para mostrar sus poderes al mayor le tomó y con Edward a cuestas se plantó en la sala de dirección donde se encontraba la oficina del instituto donde hacían los anuncios. El castaño no tardó en llegar al lugar ni diez segundos.

Bart muchas veces olvidaba lo que suponía para los demás viajar a hipervelocidad. Su metabolismo estaba acostumbrado a esa sensación de vertiginosa aceleración. La Speedforce era consustancial a él. Siempre había estado unido a esa fuerza, no sabía el vértigo y sensación de mareo que les producía a los demás.Puesto que nunca lo sintió. Cómo era algo que sucedía en un suspiro no daba tiempo al cuerpo a acostumbrarse al viaje. Cuando tú cuerpo intentaba acomodarse, el viaje hacia tiempo que había terminado.

Se rió un poco nerviosamente culpable. -Lo siento.- La verdad que aunque causase esa sensación, la fuerza veloz les había ahorrado mucho tiempo. Habían ganado más terreno y estaban casi frente al enemigo. Si algo sabía bien como velocista era lo mucho que contaba en una pelea un segundo. Podía marcar el todo o la nada.

Tras el viaje, Edward se puso a dar instrucciones al velocista. Bart estaba acostumbrado a escuchar las medidas que tomaba la persona que tomaba el rol de líder. El exorcista le contó que Brandon y Marcia tenían un libro peligro y que no debía abrirlo porque influía en la gente.

- De acuerdo- dijo asintiendo enérgicamente con la cabeza.

Luego, el místico sacó unos amuletos. Le dió uno a Bart y dijo que se lo pusiera. El velocista se lo colgó al cuello siguiendo la indicación del exorcista. Mientras hablaban se escuchó un ruido estridente y metálico. Edward le hizo una seña para que estuviera en silencio. Bart intentó estar lo más callado y sigiloso que pudiera. Por los altavoces se transmitía un sonido chirriante que hacía doler el oído. Bart comprendió que era la típica técnica ruda para llamar la atención.

El exorcista le lanzó una frasco. Bart lo analizó mirando el bote detenidamente. El frasco tenía un líquido incoloro. El castaño lo agitó un poco a ver si hacía burbujas o algo pero nada. Tenía mucha apariencia de ser agua. Kid Flash desechó esa idea no creía que el agua pudiera hacer nada contra los demonios. No sabía de las propiedades del agua bendita y la santificación de la iglesia.

- ¡Qué grife!- comentó el velocista ante el sonido molesto. Grife es una expresión del siglo treinta en el que nació Bart y se usaba para quejarse.

- Tranquilo sé dónde me meto.- Aunque no tenía ni la más mínima idea de cómo luchar contra seres poseídos, él era muy optimista. Bart confiaba mucho en sus capacidades y era optimista. - Precaución: Reserva, cautela para evitar o prevenir los inconvenientes, dificultades o daños que pueden temerse.- Citó la definición del diccionario. Bart conocía el significado de la palabra pero que lo aplicase era otro cantar.

De repente, a través de los altavoces Evil Brandon y Evil Marcia comenzaron a retransmitir un mensaje. Lo primero que captó el velocista es que eran malhablados. Edward abrió la puerta del despacho y Bart rápidamente se posicionó tras él. el exorcista entro y Bart detrás de él. Antes de que le hiciera la seña, el velocista ya estaba en la habitación. No se había quedado atrás. La puerta se cerró de golpe y Bart por su personalidad un tanto despreocupada no el dió mucha importancia.

Edward lanzó una pregunta a los poseídos y estos respondieron riendo. Parecía que Marcia y Brandon estaban en la habitación contigua. Pasaron a la siguiente estancia que estaba completamente a oscuras. Los demonios campaban a sus anchas mientras el exorcista intentaba conseguir un poco de visión encendiendo su mechero. Bart podía intuir dónde estaban por sus agudos sentidos. Pero no sé arriesgaría a intentar algo faltándole visibilidad. Cuando la estancia le llegó de luz, se pudieron ver los cuerpos corrompidos de los estudiantes. Ahora sí que los jóvenes parecían sacados de una horrorífica pesadilla.

- No la verdad. - contestó sincero el velocista al ver aquel horror que era en aquella circunstancia Marcia.

Tardó más tiempo en decirle Edward en decirle al joven héroe que fue tras Brando, que lo que tardó el velocista el darle alcance. Bart salió disparado en nada estaba sobre los talones del poseído. Lo que primero intentó Bart fue hacer perder la consciencia a Brandon golpeándole con el dorso de la mano en la nuca. Un golpe seco en ese lugar, bien dado podía dejar sin sentido a un persona. Pero Brandon y Marcia ya no eran humanos corrientes y molientes. Así que, el joven no calló desplomado al suelo como pretendía el castaño. El demonio que poseyó el cuerpo del estudiante seguía en pie. Ante el fracaso de Bart,el demonio rió de forma antinatural y estridente, burlándose del velocista. Brandon intentó abrir el libro para invocar a sus hermanos y poseyesen tanto la velocista como a cualquier persona que escuchase las palabras profanadas de la Biblia Negra.

Aunque el castaño no sabía de las intenciones del pérfido ser, intuyó, por las advertencias de Edward, que no era nada bueno que Brando abriera el libro. En menos de un segundo el velocista frustró el intento del poseído de invocar con la Biblia Negra. En medio del pasillo empezó una especie de toma y daba para ver quien conseguía ganar a su rival. Mientras estaba esquivando los intentos de Brandon por clavarle las negras y afiladas uñas, vio una oportunidad. Había una especie de alfombra en el pasillo. Bart la rasgó muy rápida y magistralmente. luego la entretejió a la velocidad exorbitante para hacerse una especie de cuerda. Con una gran maestría enroscó la cuerda por el cuerpo del poseído y le quitó el libro. Parecía que esta vez Bart lo había conseguido. No obstante, Brandon no estaba acabado. El demonio se retorció de una forma antinatural; estirando el cuerpo de Brandon, quebrando huesos y la carne para poder librarse del amarre. Bart tenía una última idea. Corrió muy velozmente formando energía eléctrica y le dio una descarga al poseído. De nuevo, nada había cambiado. Brandon seguía riendo muy consciente de que el velocista había vuelto a fallar en intentar detenerle. No quedándole de otra, Bart de forma muy audaz hizo estallar el frasco que le había dado el exorcista, regando todo el cuerpo de Brandon con el agua bendita.

Al arrojarle el agua bendita Brandon empezó a gritar y retorcerse. El dolor de lo sagrado había inmovilizado al poseído. Una vez que su adversario estaba fuera de juego, el velocista emprendió su misión de encontrar el libro maldito. Bart agarró la Biblia Negra de los dedos del convulsiona te poseído y se dispuso a llevársela a Edward.

El libro intentaba llamar a Bart. Las voces intentaban meterse en su cabeza. Querían influirle para que leyese alguno de los párrafos malditos de la Biblia Negra y así entrar en su cuerpo. Las voces susurrantes intentaban minar su resistencia y dominar su voluntad. Sus susurros demoníacos podían convertirse en algo que las personas por la imperante y urgente llamada se solía confundir en el deseo propio.

Los demonios jugaban con tus anhelos más profundos. Prometían darte aquello que ansiabas. Sin embargo, Bart era bastante sencillo. No deseaba nada que no pudiera conseguir con su propio esfuerzo. Sus deseos no eran desproporcionados y algo que le hiciera sucumbir a un embrujo. Por eso, las voces del libro apelaban a los valores nobles del muchacho. Pedían ayuda como si fueran víctimas o estuvieran presas injustamente.

El castaño estaba tentado de abrir ese libro y ayudar. Sin embargo, había dos factores que no hacían a Bart tener una firme voluntad para no abrir el libro. Primero, por su velocidad de pensamiento a las voces les era muy difícil meterse en su cabeza. En segundo lugar, el castaño era muy consciente de lo que el libro había obrado en Marcia y Brandon.

Así que intentando apagar esas voces que intentaban llevarle a su terreno, se acercó a un pequeño charco en el suelo e impregnó sus manos con el líquido que estaba allí. Ese líquido eran restos del agua bendita que se había desparramado por el suelo. Con sus manos mojadas en agua bendita recogió el libro demoníaco y usando su velocidad se apresuró a llegar a la habitación donde se encontraba en exorcista.

Bart volvió con la Biblia Negra al lugar donde se encontraba Edward. Al entrar vio la desagradable escena de Marcia retorcerse mientras de su boca salía un espeso y negro fluido. El velocista nunca había pensado que las posesiones y exorcismos fueran algo tan repugnante. Sí que había visto escenas repulsivas en las series y películas sobre demonios y entidades diabólica. Desde que vivió los eventos de la Word War Demon, con sus amigos poseídos por las semillas de Trigón, cambió su idea. Desde entonces pensó que la parte más gore era un poco la magia de la ficción y el cine. Pero ahora comprendía que quizá cada situación y contexto tenían su manera de ser. Cada demonio era diferente y sus formas de poseer a los humanos eran diversas. Además, los hijos del octavo demonio eran de una clase especial. No podían meterse en un humano cualquiera, sino que necesitaban alguien que aguantase sus fuerzas y naturaleza.

El exorcista está tirado en el suelo tras liberar a Marcia de la posesión. En ese momento el castaño pensó que era el momento indicado para acercarse a Edward. El hombre parecía un poco malherido. Bart le evaluó inmediatamente. El velocista tenía muchos conocimientos médicos. Los daños no requerían  una atención inmediata. No era algo crítico y quizá fuera mejor que después de la misión atendiera a Edward un médico.

- Vale. - respondió entregándole al exorcista el libro maldito. Bart era alguien especialmente confiado. No pensaba que quizá aquel desconocido podía tener malas intenciones con ese peligroso libro demoníaco.

Cuando el libro estuvo en manos del místico. Marcia empezó a moverse de nuevo. Emitió unas palabras dando la impresión de que el demo aún no iba a doblegarse. Edward le ordenó que trajera a Brandon junto con Marcia. En un visto y no visto, llevó al chaval a la habitación donde estaban. Una vez que estaban los dos poseídos en la estancia, fue a por cuerdas al gimnasio y les ató fuertemente con ellas. El castaño no tardó nada en hacer lo que le habían pedido.  El exorcista empezó a intentar controlar el libro.  El joven se quedó un poco apartado mientras el místico se encargaba del libro. Empezó a hablar en latín, una lengua que Bart no entendía. El libro empezó a levitar e iluminarse, el velocista intrigado centró su atención en aquel fenómeno mágico. Cuando el libro dejó de brillar, se abrió por una página específica. Bart desde cierta distancia. Los dibujos le resultaron al velocista muy desagradables e hizo un gesto de asco.

-Soy especialista en cosas movidas- se rió bastante alegre y confiado.

Edward seguía hablando en un idioma completamente desconocido para el castaño. Las desposesiones al parecer tardaban su tiempo. Cosa que impacientaba al joven velocista. Como hacía todo tan raudo para él el tiempo se medía de forma distinta. Los minutos podían ser como horas y las horas como días. Además, esperar tampoco es que fuera el fuerte de Bart, que era bastante impaciente. Aunque Bart se movía por toda la habitación evitando que los objetos y muebles resultasen muy dañados, para ver el proceso al completo y grabarlo a fuego en su memoria, para él era muy lento. Se sentía como estar viéndolas venir sin hacer nada de provecho. Pero tampoco podía hacer nada más. Él no tenía ninguna clase de conocimiento sobre esos rituales místicos. Un especie de nostalgia se acumuló en su interior. Ojalá hubiera contado con ese tipo de saberes cuando pasó la posesión de sus amigos. Ojalá hubiera podido encontrar a alguien como el señor Johns. Seguramente si se hubieran conocido primero, la guerra mundial de los demonios no hubiera causado tanto dolor a sus seres querido y hubiera podido ayudarles de una mejor manera. Suspiró. Eso era el pasado y nada podía hacer por cambiar lo acontecido. Bart no era tan imprudente como su abuelo Barry o su Primo Wally para viajar al pasado con sus poderes y cambiar cosas. El menor podía parecer impulsivo y temerario pero a nivel de hechos no lo era tanto como los Flash de su familia. Tuvo la suerte de haber sido instruido por el zen de la velocidad Max Power y la verdad es que sacaba mucho partido a las enseñanzas de su primer mentor.

Marcía y Brandon se retorcían como gusanos presas del dolor y la sensación desagradable que les producían las palabras del exorcista. Por lo que apreciaba el ojidorados, no debía ser muy agradable ni para el demonio ni para el anfitrión el exorcismo. Era algo agónico y bastante repulsivo a ojos del Bart. El exorcista siguió recitando con sus cánticos hasta que un vomitivo y asqueroso ser parecido a un gusano verdoso con dos cabezas salió de los cuerpo de los jóvenes. Bart miró con atención al demonio. Todos los demonios que conocía tenían un aspecto más antropomórfico por eso al ver esa criatura de aspecto tan animal, se sorprendió.

Mientras Edward hacía de buena cuenta del demonio, Bart se acercó a los cuerpos inconscientes de Brandon y Marcia. Lo primero que hizo fue comprobar sus constantes vitales. Una sensación de alegría inundó su ser al comprobar que los muchachos seguían vivos. Con premura llevó a ambos adolescentes a la enfermería del colegio. Primero llevó a Marcia. Porque era la que más tiempo había pasado poseída y luego a Brandon. cuando la enfermera le preguntó que les había pasado Bart se rió nervioso. Tenía pensado decir que habían sufrido un especie de colapso nerviosos pero al castaño no se le daba muy bien mentir. Así que, simplemente se rió todo el tiempo y la enfermera pensó que el joven le había encontrado a esos dos heridos y lo primero que había salido era llevarles allí.

Tras dejar a salvo y bien atendidos a Marcia y Brandon, Bart volvió al lugar del incidente. Llegó para ver cómo Edward abría el portal y tiraba al asqueroso y repulsivo gusano por él. Después de esto, el exorcista selló la Biblia negra con una cadena que llevaba con él. Una basta energía se liberó e impactó en el exorcista al haber realizado la apertura de un portal sin estar en las óptimas condiciones. Bart no había podido prever esta situación por sus escasos conocimientos en el ámbito de los portales y los exorcismos, por lo que no pudo evitra que la energía impactase con violencia en Edward. No obstante, reaccionó con rapidez y uso la energía cinética que podía generar con la speedforce para neutralizar la otra fuerza. Tomó al mayor en sus manos y le llevó a la enfermería con los demás. Allí con toda la entereza y mentalización que pudo, logró articular que ese señor era su tío y le había dado una especie de bajón de azúcar. La enfermera era agradable y atendió a Edward a pesar de que ese servicio era sólo para alumnos del centro. Bart se quedó esperando en una silla a que el exorcista recobrase el conocimiento.

Tras llevar a Marcia, Brandon y al exorcista a la enfermería, el velocista dejo que la profesional sanitaria hiciera su labor. La buena mujer se ocupó primero de los adolescentes porque parecían los que estaban en peores condiciones. La enfermera hizo buena cuenta de las lesiones de Edward. Limpió, cosió las heridas profundas y vendó las zonas afectadas. Mientras despertaba Edward, Bart para no aburrirse se puso a jugar videojuegos en su teléfono móvil.

Después de un tiempo Edward comenzó a despertar. Fue un tanto abrupto el paso de inconsciencia al despertar. Como todo era del mundo psicológico, perceptivo y paranormal Bart no se percató de las vivencias de Edward. Cuando abrió los ojos el velocista le miró ansiosamente. Esperaba de todo corazón que el exorcista se encontrase bien.

El de ojos dorados se alegró de ver bien a Edward. También le alegraron las palabras del mayor. A todos les agradaba que alguien alabadle su labor y les hiciera un cumplido.

- Estoy entrenado para este tipo de cosas.- El actual Kid Flash era uno de los velocistas que más había entrenado y practicado para controlar sus poderes. La finalidad de alcanzar un dominio de sus habilidades era afrontar situaciones críticas como aquella. El castaño quería no sólo hacer una vida sino además convertirse en un héroe de pleno derecho.

- De acuerdo.- Asintió contestando a las recomendaciones del exorcista. Esas situaciones eran complicadas y a Bart no se le daba bien lidiar con ellas. No tenía para esas circunstancias el don de gentes que tenía para otras.

Bart era muy bondadoso y bien pensado. El velocista sonrió sin imaginarse que Edward le podría estar engañando. El joven era muy bien pensado siempre.

- Gracias- dijo recogiendo la tarjeta que le tendía el exorcista. Guardó la tarjeta en su mochila mientras Edward se marchaba. Después de vivir aquella aventura, no le quedaba más que volver a las clases.