Sex, Love and Heavy Metal (Edward Johns) [30/03/2019]

Aquella mañana había amanecido algo más gélida de lo normal para aquella época del año, lo cierto es que muchas cosas no eran normales últimamente...Edward salió del lujoso apartamento que había ocupado durante su estancia en casa, de un tiempo a esta parte, su trabajo estaba bastante tranquilo, así que había venido a casa a descansar, buscó hasta que encontró un lugar que le pareciera apetecible para quedarse a dormir, un par de sencillos conjuros de ilusionismo y el dueño de la casa le dio las llaves para que hiciera un exorcismo del lugar, estaría allí un mes, y luego ya vería que se inventaba.

Era muy temprano, así que las calles estaban prácticamente vacías, Johns iba arrebujado en un abrigo marrón largo, hasta las rodillas, llevaba además una camiseta interior negra de manga larga, un pantalón tejano y unos zapatos marrones, caminaba prácticamente sin pensar, ya conocía el camino de memoria hasta el Paddington Club, un pub de estilo inglés en el que Edward prácticamente se había criado, sus padres, tenían muchas cualidades, pero la cocina no era una de ellas, así que todos los días, cuando era un crío, bajaba a desayunar a aquel local.

Se detuvo un instante ante la puerta del lugar, limpió sus zapatos golpeando suavemente con el talón en el suelo y entró en el sitio. Delante de el se extendía un pasillo bastante largo, con suelo de madera oscura, igual que el techo, del que colgaban unas sencillas lamparas de hierro y cristal, a la derecha, quedaba la barra, de madera maciza con decoraciones doradas, donde algún trabajador madrugador tomaba una taza de café mientras tenían la mirada clavada en el televisor:

- Ayer terminaron las obras de restauración de algunos de los edificios que quedaron destrozados tras la coli….- La misma mierda de siempre, los medios no habían parado de hablar de esa basura desde que sucedió...A la izquierda de Edward había una serie de mesas, alineadas una detrás de la otra, de madera robusta, que ya empezaban a tener un aspecto desgastado, igual que las sillas que las acompañaban, se sentó en la primera que pudo mientras un aroma a tostadas y fritura le inundaba la nariz, no pudo evitar sonreír de forma nostálgica.

Se retiró el abrigo y lo dejó recostado en la silla de al lado: - ¡Estoy harta de oír noticias tristes! - La televisión se apagó de golpe y dio paso a la emisora KAMP – FM: - Ahora les damos paso a….- El locutor hizo una pausa dramática mientras empezaba a sonar música de fondo: - Mamma Cass Elliot, Make Your Own Kind of Music!!! - Y la voz de la radio se fue difuminando para dejar paso a la canción.



Muriel, la dueña del lugar, una mujer de avanzada edad, con un pelo entre canoso y anaranjado de haber decidido dejar de teñirse, delgada y no muy alta, vestida con unos vaqueros y una camisa blanca y con un delantal azul celeste encima se dirigió hacia Johns entre caminando y bailando, cuando llegó hasta donde el estaba, le acarició el pelo con ternura y le dijo:

- Buenos días cariño ¿Como estás? Hacia tiempo que no te veía por aquí...- Sacó la libreta en la que anotaba las comandas y le dedicó una sonrisa: - ¿No me estarás poniendo los cuernos con otro restaurante verdad? Le romperías el corazón a esta anciana. -

Edward le dedicó la mejor de sus sonrisas a la mujer y suspiró: - Si el tacaño de tu marido sigue utilizando esa mierda de panceta, tal vez me lo tenga que pensar… - Dijo Johns en voz lo bastante alta para que pudiera oírlo Joe, el marido de Muriel y cocinero del lugar, Cass Elliot seguía sonando en la radio: - Tomaré lo de siempre cielo, un café sin azúcar y unos huevos revueltos con salchichas. - Muriel le guiñó un ojo y se dio la vuelta, de la cocina se oían insultos dirigidos hacia el chico, vio irse a la mujer cuando se percató de algo extraño, la música ahora sonaba algo más lenta: - Maaaaaakkkkeeeeee….Yoooourrrrr…..- Exageradamente lenta, la emisora sonaba con interferencias mientras la voz de la cantante se distorsionaba y la melodía pasaba a ser un ruido desagradable.

Inspiró y expiró con calma antes de darse la vuelta y ver que delante de el, sentado, había un hombre, si es que podía llamarse así, tenía la piel putrefacta y apenas tenía pelo en la cabeza, aquella cosa sonrió con una boca sin apenas dientes: - Buscale… - Murmuró, luego, su piel empezó a caerse a pedazos sobre la mesa, aunque Johns no parecía sorprendido, no era la primera vez que se encontraba cosas así, la radio cada vez emitía unos sonidos más agudos, entre pitidos y gruñidos, la carne putrefacta caía sobre la mesa, y de golpe, un plato de huevos revueltos y salchichas sobre su mesa que Muriel dejaba, en la radio sonaba una voz fuerte, potente, guitarras, batería...No sonaban nada mal, la canción estaba terminando: - Ahora estábamos escuchando a Deamhan, con la potente voz de Aidan Doyle, el gran descubrimiento sinfónico que ha….- Edward no siguió escuchando, sonrió y engulló el desayuno, dio un par de sorbos al café, se puso en pie, cogió el abrigo y dejó 5 dólares sobre la mesa antes de salir corriendo del local, que sabía que la próxima vez que viniera, Muriel le escondería en el abrigo, era una especie de juego de ellos dos.

…..

Johns estaba inquieto, no le gustaban demasiado las multitudes, y estar en una maldita discoteca era todo lo contrario a su concepto de diversión, todo lleno de capullos pretenciosos, fingiendo ser lo que no eran para ver si aquella noche podían mojar...En aquella ocasión vestía una camisa blanca que llevaba arremangada y remetida por dentro de un pantalón negro de tiro alto y unos zapatos negros, dentro del bolsillo del culo llevaba un paquete de tabaco y un mechero, tenía la mirada fija en el grupo de músicos que había ido a buscar, desde aquella mañana había estado haciendo investigaciones, sumamente interesantes…

Estaba a punto de decidirse entrar a interrogar al grupo cuando entraron en el reservado: - Mierda… - Musitó el hombre mientras esquivaba a un chico que iba con dos cubatas en la mano y que debía ir ciego de alcohol, decidió salir a la zona exterior a fumar un cigarro para pensar un plan, estaba apoyado sobre un muro, inhalando y exhalando el humo del tabaco con calma, pensando en posibles formas de meterse en el reservado sin levantar sospechas, cuando le llegó un trozo de una conversación de una pareja:

- Asegurar el futuro pierde todo el sentido si no hay un futuro que asegurar. Piénsalo. Me vuelvo dentro con las chicas. - Dijo la mujer, tras eso, volvió al interior del local, Edward se fijó en el hombre mientras exhalaba humo del cigarro, alguien allí abajo (y se imaginaba quien podía ser) debía estar terriblemente interesado en que Edward y aquel tipo se encontraran, el hombre se acercó a Johns mientras le decía:

- Eh, oiga, amigo, ¿me podría dar fuego? - Él sonrió y sacó el encendedor de su bolsillo, se acercó para encenderle el cigarro el mismo mientras le decía: - Parece que su novia no está de muy buen humor amigo...Lo siento, no he podido evitar escuchar, supongo que el maldito volumen de la música le deja a uno idiota y le hace acostumbrarse a hablar fuerte...- Retiró el encendedor cuando el cigarro estuvo encendido y lo guardó en su bolsillo: - Me llamo Edward...Edward Johns...Disculpe si le ha molestado que me meta en asuntos personales...- Le ofreció la mano para estrecharsela mientras le miraba a los ojos, entonces, fingió una mueca de duda y dijo: - ….Usted me suena ¿Sale en la tele o algo así? ¿No es usted el del programa de bricolaje del canal nacional? -

Se llevó el cigarro a los labios con tranquilidad, inhaló el humo con suavidad, dejando que este inundara sus pulmones mientras escuchaba hablar al tipo, ya sabía quien era, por supuesto, había hecho los deberes antes de presentarse allí, pero quería oírle hablar sobre si mismo, normalmente, la gente se delataba cuando plasmaban la concepción que tenían de ellos.

El tipo no se lo tenía muy creído, eso significaba que hacía relativamente poco que había ejecutado la magia que le rodeaba, fuera cual fuera, Edward retiró el cigarro de sus labios a la vez que exhalaba el humo: - Yo tenía un colega que era músico, vivía al día porque era lo único que podía permitirse… - Jacob, maldito capullo...Johns lo echaba de menos: -...Se lo que es eso… -

Volvió a dar una calada...Analizó sus palabras con calma mientras soltaba el humo, dejando que este hiciera espirales en el aire de la noche: - No te preocupes amigo, se que, a veces, es más fácil hablar con un extraño, no pasa nada, soy todo oídos, cualquier cosa antes que entrar en ese antro de mala muerte. -

Tiró el cigarro al suelo, lo pisó con suavidad mientras pensaba en sus palabras, si fuera un usuario de magia, sería mas precavido, se atribuía el mérito de su éxito y hablaba como si fuera un mártir, bueno, no había que ser muy inteligente para concluir de que se trataba, miró al hombre y dijo:

- Lo cierto es que...No me gustan demasiado estos ambientes, yo soy un tipo clásico ¿Sabes? Una cerveza, música con guitarras y un camarero desdentado que me escupa en la copa cuando no miro...Ya sabes a que me refiero. - Le dedicó una sonrisa y continuó: - La verdad, todo es un poco...Extraño ¿No? Una banda de música de la que nadie ha oído hablar jamás, de la noche a la mañana os convertís en el mayor éxito del panorama actual, es normal que tu mujer esté estresada amigo… -Le puso la mano en el hombro: -...No todos los días tu marido ha hecho un pacto con un demonio. Dime ¿Lo sabe ella? No, no creo... -

Luego retiró la mano del hombro del tipo y se apartó un par de pasos de el, listo para usar su magia si hacia falta, sabia por experiencia que a esta clase de personas no les solía gustar cuando el pastel se destapaba, y menos, cuando era de mano de un extraño:

- No estoy aquí de casualidad colega, sabía que había algo extraño en ti y tu banda, los detalles de como lo se son irrelevantes… - Se llevó la mano al bolsillo mientras caminaba de un lado a otro, sin mirar al hombre directamente: -...Soléis ser víctimas fáciles los músicos ¿Sabes? Siempre hambrientos de fama, solo hay que apretar un par de tuercas y firmáis cualquier cosa...Una banda que no triunfa, una familia a la que alimentar, un orgullo dañado...Un buen cóctel...-

Detuvo su caminar y miró al hombre a los ojos, con las manos en los bolsillos y una sonrisa en los labios, una mueca de superioridad, del gato que sabe que tiene al ratón arrinconado: - Dime, Aidan Doyle ¿A que perra satánica del inframundo le regalaste tu alma para que tú y tu banda pasarais de ser unos desconocidos a sonar todo el puto día en la radio? -

Ahí estaba, el miedo…Ese sentimiento de presión en el pecho, esa angustia que te aprieta desde el inicio del estómago hasta la garganta…Saber que tu estatus actual se puede derribar como un castillo de naipes en un instante…El exorcista conocía esa sensación, la había visto ya muchas veces reflejada en otras personas, al principio, cuando se juega con fuerzas que uno desconoce, se está en una especie de nube, un estado de éxtasis indescriptible que te hace sentir tremendamente fuerte y poderoso, un volcán a punto de entrar en erupción…Que de pronto se apagaba.

Johns disfrutaba viendo esa expresión en el rostro de la gente, sabiendo que había puesto en jaque al rey en aquellas partidas de ajedrez mental…El tipo le amenazó…Y eso era como echar otra palada de tierra sobre su propia tumba, le estaba confesando prácticamente lo que había hecho…Johns sonrió, murmuró algo entre dientes y chasqueó los dedos, de pronto, una súbita oscuridad los envolvió a ambos mientras el cuerpo del exorcista se desvanecía:

- Dime ¿Cómo fue? ¿Lo llamaste tu mismo? – Se dibujó una escena ante los ojos de Aidan, era él mismo trazando un círculo satánico en el suelo y conjurando en latín: - No…No creo…No te veo con las pelotas para llamarlo tú mismo, los que tenemos esas capacidades…solemos ser más…Discretos…- La imagen anterior desapareció, deshaciéndose el cuerpo ilusorio del cantante poco a poco, fundiéndose como si se tratara de un metal a alta temperatura, para luego, poco a poco, volver a tomar una nueva forma, esta vez era el castaño hablando con un tipo bien vestido, elegante: - Tal vez se te apareció en un momento de verdadera necesidad…Cómo una aparición divina… - La voz de Edward resonaba por la absoluta negrura que envolvía a Doyle, como si se la voz reverberase a través de unos altavoces invisibles.

Mientras la ilusión se iba desarrollando el exorcista caminaba en círculos alrededor del otro, aquella visión solo estaba en la mente de Aidan, él caminaba en círculos a su alrededor, observando detenidamente, mientras en el mundo ilusorio, la negrura envolvía absolutamente al músico: - Sea como fuera que sucediera… -Murmuró mientras se detenía en su espalda, a un par de metros de distancia: - ...Créeme, no vas a salir ganando, los demonios nunca pierden con sus tratos amigo...Esos hijos de perra se cobran sus deudas multiplicadas por diez...- Se formó un brillo dorado en medio de la oscuridad que envolvía al hombre, dibujando una silueta femenina, que fue perdiendo brillo hasta mostrar a la esposa del tipo, iba vestida igual que aquella noche, sin embargo, tenía gran parte de la zona del vientre desgarrada, con unas profundas heridas que dejaban al descubierto parte de sus tripas, la mujer, emitía un sollozo mientras caminaba hacia su marido: - ¿Por que nos has hecho esto Aidan…? - Se desplomó en el suelo de rodillas: - Nos has matad...-

Muriel no pudo acabar la frase, su cara, empezó a derretirse mientras emitía un agudo chillido que retumbó en la oscuridad, primero la piel, dejando la musculatura al descubierto, luego el cráneo...Por último, el esqueleto de la mujer se desplomó en el suelo, se oyó un chasquido y de pronto la oscuridad desapareció, Edward seguía detrás del cantante, a unos dos metros, estaba en cuclillas, con las rodillas flexionadas y los brazos apoyados sobre los muslos, mirando distraído el suelo: -...No he venido aquí a pelear contigo...Si no a advertirte amigo… - Miró al hombre con un tono serio en la mirada: - Lo que has desencadenado no solo te afectará a ti, va a arrastrar a todos tus seres queridos contigo. - Se puso en pie manteniendo la mirada fija sobre el otro: - Ahora...Se bueno y dime con quien hiciste ese pacto. -

Rebuscó con calma y sacó un cigarro, colocando el pitillo en su boca mientras escuchaba al músico hablar, sacó su encendedor mientras pensaba en lo que le decía, tenía sentido, quien sabe si el mismo demonio era el que estaba detrás de todas las desgracias que le habían sucedido al tipo...La luz del mechero iluminó por unos segundos el rostro de Edward mientras encendía el cigarro, dejó que el humo inundara sus pulmones mientras daba unos pasos hacia el, algunos demonios escondían su nombre cuando hacían un pacto, eso, solía significar una de las siguientes cosas:

- O tu amigo es un don nadie que quiere pasar desapercibido…- Exhaló el humo del cigarro cuando estaba a apenas medio metro del hombre, observando, por unos breves instantes como el humo dibujaba espirales que se perdían en la noche, de fondo, se oía la música proveniente de la discoteca, pero ahora mismo, era como si hubiera una pared muy gruesa entre aquel mundo y el suyo: -...O te has topado con un pez de los gordos, amigo…-

- ...Pero... ofreció cosas... y lo que pedía a cambio parecía muy lejano como para preocuparse ahora mismo. No he querido verlo, pero... la he cagado en grande, ¿verdad?  - Johns no pudo evitar sonreír cínicamente: - Siempre prometen cosas y...El precio a pagar siempre parece ridículo, es parte de su juego, el mayor poder que tienen sobre nosotros es hacernos creer que no existen… - Volvió a dar una calada al cigarro escuchando la pregunta de aquel tipo, dió unos pasos de izquierda a derecha, pensando absorto sobre si contarle sobre él, finalmente, se detuvo dándole la espalda y miró al hombre de reojo, suspiró y dijo:

- Siempre he tenido estas mierdas a mi alrededor, mi familia estaba hasta el cuello de basuras de brujería, satanismo y demás movidas, los detalles sobre eso, no son especialmente importantes...- Tiró el cigarro al suelo y lo pisó, con cierta dureza, como si al hacer aquel acto estuviera, en parte, pisoteando su pasado: -...Yo era un capullo arrogante ¿Sabes? Cuanto más te metes en este mundo, más poderoso te crees, más grande...- Se dibujó una sonrisa amarga en su rostro mientras se giraba para mirar al tipo a los ojos: -...Alguien asesinó a mis padres, a día de hoy, aún no se quien lo hizo...Lo acabaré descubriendo, de eso no me cabe duda...El tema es que idiota de mi, pensé que podía pactar con un demonio para que me permitiera hablar con ellos y averiguar que había sucedido…- Hizo una pausa, lo cierto es que era la primera vez que hablaba del tema con un desconocido de forma tan abierta: - Bueno ¿Qué crees que sucedió? Para que no me arrastrase al infierno le ofrecí a ese capullo trabajar para él, me dedico a sacar del medio a su competencia….Y eso...- Suspiró mientras le ponía una mano en el hombro: - ...Me lleva hasta ti… -

Apretó ligeramente la mano que tenía puesta sobre el hombro de Aidan: -...No sé exactamente lo que me ha traído hasta aquí, pero hace tiempo que dejé de creer en las casualidades...Escucha...- Rebuscó en el bolsillo derecho del pantalón y sacó una tarjeta blanca, en ella rezaba el siguiente texto ‘’Edward Johns – Demonologo y exorcista’’, se la ofreció a Doyle y dijo: -...Creo que es importante que nos mantengamos en contacto, si, lo sé, no hay un número de teléfono, no me gustan esos chismes...Cuando me necesites, sabré encontrarte, es importante, lleva eso siempre encima...-

Las reglas que regían el mundo, estaban cambiando poco a poco, hacía días que Johns tenía un mal presentimiento, y no tenía del todo claro si todo aquello estaba relacionado.

- Por lo general, así es… - Apartó la mano del hombro de Aidan y levantó los hombros con fingida indiferencia: -…Los demonios son muy escurridizos, cuando tu voluntad es lo suficientemente fuerte y sabes enfocarla, puedes llegar a someterlos si no son muy poderosos y están vinculados a un cuerpo humano, los demonios no pueden estar en este mundo, es cómo luchar contra las leyes de la naturaleza…-

Paró un momento mientras daba un par de pasos de izquierda a derecha, pensando: -…Deben ser invitados a quedarse, por eso necesitan un cuerpo humano al que estar ligados, cuando alguien con una fuerte voluntad les hace frente y rebela su naturaleza acaban siendo
expulsados, por lo general…-

Detuvo su caminar y miró al suelo distraído mientras metía las manos en los bolsillos: - …Sin embargo, eso no se aplica con determinados seres, los hay muy poderosos ¿Sabes? Eso es a la vez una ventaja, no es tan fácil que salgan del infierno, lo usual es que en la Tierra caminen las hordas, o los demonios rasos que, a su vez, son los que se dedican a recolectar almas para los peces gordos…Ahí es donde entran los pactos en juego. – Se agachó y arrancó una brizna de hierba del suelo, manteniéndola en su puño cerrado, miró a Aidan y sonrió:
- La magia es algo complicado de explicar, no es como las matemáticas o la física, es la capacidad de retorcer el universo y quitarle algo que sabes que no te pertenece, lo que he hecho es un simple truco de ilusionismo, magia básica… - Extendió su brazo y abrió su puño, la brizna de hierba se convirtió en mariposas de color dorado que volaron hacia el cielo: -…Existe magia de muchas clases, pero, cuanto mas le quitas al universo, más rompes el equilibrio, y más fuerte te devuelve le golpe, créeme, siempre hay consecuencias. –

Ante las preguntas del tipo, no pudo hacer más que sonreír, la tarjeta tenía un hechizo de rastreo, si, tal vez había exagerado diciendo que sabría cuando aparecer para darle dramatismo e importancia, pero eso, solo lo sabía el…Metió las manos en los bolsillos mientras escuchaba a Doyle, tener amigos en aquel submundo era importante, la situación estaba encajando tal y como el esperaba: - Llevo tiempo intentando averiguar la forma de librarme de mi amigo, no va a ser tan sencillo, pero descuida, acabaré averiguando la forma, y cuando eso suceda, te lo haré saber. – Murmuró mientras cogía la caja de tabaco, la miraba unos segundos
y se la guardaba: - Lo siento, pero si no, te hubieras cerrado en banda, no me gusta andarme por las ramas, y era la forma más rápida de llegar a este punto. –

Se apartó unos pasos del hombre y suspiró: - Nos mantendremos en contacto, Aidan Doyle, lo mejor es que no digas nada de lo que ha sucedido hoy, cuanto menos sepan que estamos en contacto, más fácil será eludir los problemas, escucha…- Miró de reojo al cantante: -…No confíes en nadie, aunque no lo creas, tienen ojos y oídos en todas partes…Volveremos a vernos tarde o temprano amigo…- Le dedicó una última sonrisa y se dirigió al interior del recinto sin mediar más palabra, ya le había robado mucho tiempo, las cartas estaban echadas y la partida había comenzado, ahora, era importante que no les desplumaran.