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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Las Puertas de la Nada (Edward Johns) [05-05-2019]
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Dr Stephen Strange
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Mensajes : 15 Fecha de inscripción : 17/05/2022
Tema: Las Puertas de la Nada (Edward Johns) [05-05-2019] 18th Junio 2022, 13:35
LAS PUERTAS DE LA NADA
Siempre es igual cuando empieza. Esa sensación en la nuca, ese… cosquilleo. Es como un sueño. Una de esas pesadillas de las que intentas despertarte, pero eres incapaz. Estás en un lugar conocido, familiar, pero hay algo que no termina de encajar del todo. La gente es distinta, el mismo rostro, la misma voz, pero… hay pequeños detalles. Su forma de andar, de mirarte… sobre todo, eso. Sus ojos. Te observan… como si supieran algo más, un pequeño secreto oscuro y siniestro. Algo de lo que tú no estás enterado y… eso… Eso es lo que más odio. El no saber…
Las imágenes se agolpan en el cerebro de Stephen Strange. Imágenes de fuego y trueno. De muerte…
Recuerda la primera vez que lo vio, completamente ataviado de negro, elevándose por encima de las ruinas llameantes del museo. Ese rostro impertérrito, muerto. Un rostro familiar. El rostro del atlante… Pero, de nuevo, era como un sueño. Era él pero, a la vez, una persona completamente distinta. Recuerda sentir su ponzoña, a un nivel casi físico. Y los nervios en su estómago cuando cruzaron la vista. Parecía extrañado, sorprendido… curioso.
Y así era.
Los nervios… Siempre son los mismos. Como un estudiante aplicado pero inseguro que da la vuelta al folio para encarar su examen final. Preparado, pero no lo suficiente, porque nunca es suficiente. Tan consciente de lo que conoce como de lo que ignora.
El hombre de negro alza la mano, y el cielo imita el color de sus ropajes. Los nubarrones lo cubren todo, ensombrecen la tierra, como si una mano gigante hubiese tapado una bombilla diminuta. Strange se pone en marcha. Algo en su interior le dice que no va a ser fácil. Y, de nuevo, es tanto lo que sabe como lo que desconoce.
Una columna de fuego rodea el espacio entre ambos. Los deja encerrados en un improvisado ring circular. Uno que les impedirá salir y también disuadirá a otros de entrar. Prefiere no tener que ocuparse de los civiles.
- Las llamas de Faltine podrían fundir un bloque de acero en menos de lo que dura un cubito de hielo bajo el sol de verano- Strange desciende un poco, encarando a una distancia prudencial al hombre- ¿Quién eres? ¿Y por qué portas el rostro del Hechicero Protector de Atlantis?
Ninguna respuesta, solo una media sonrisa sardónica y, entonces, Strange confirma sus sospechas. Aquello no será, ni mucho menos, fácil. Las columnas de fuego se alzan con un mero gesto del enemigo, las llamas se disparan hacia el infinito, hendiendo la negrura al igual que los rayos de sol se cuelan a través de las nubes. Acto seguido, con otro ademán, una lluvia ardiente cae sobre Strange. Las manos del Hechicero Supremo responden al unísono, y las lenguas flamígeras chocan en el escudo de los Seraphim, como las olas del mar rompiendo contra las rocas. Pero su rival es inteligente, y al tiempo que se precipitan se dividen, lanzándose como una serpiente de mil cabezas hacia los curiosos que observan la escena. Strange reacciona y, mientras su defensa lo guarda, extiende una mano y dibuja un símbolo con los dedos índice y meñique. Justo en el instante crucial, cuando los civiles van a ser tragados por las llamas, éstas se separan, tomando la forma de cientos de palomas, alzando el vuelo sin un rumbo fijo. El primer asalto termina, y los dos rivales se observan. Ya se han tomado la medida.
- Parece que sabes un poco de magia- se burla el falso Arión. Strange cruza las manos frente a su pecho.
- Sé un par de cosas. Como, por ejemplo, que tú no eres Arión de Atlantis- Las manos de Strange se iluminan, el enemigo sigue riendo como un mono- Dime ahora mismo quién eres y qué haces en esta realidad.
- ¿Con qué derecho te crees, estúpido mortal, para interrogarme?
- Con el que me otorga mi título de Hechicero Supremo de la Tierra.
- Hechicero… Supremo…- un nuevo gesto y del suelo, rompiendo el asfalto como si se liberasen las raíces de un árbol colosal, surgen cientos de tentáculos espinosos- Interesante- Las zarzas se abalanzan contra Strange pero él ya estaba esperando algo así. Un instante antes del impacto un portal llameante se abre, hundiendo los misteriosos apéndices en una nada infinita. Al rato, un nuevo portal aparece tras el enemigo, pero este se limita a saltar sobre las espinosas ramas, moviéndose a través de ellas como arrastrado por una cinta transportadora, regresando de nuevo contra el Maestro de las Artes Místicas. Sumiéndolo en…
Oscuridad… Una Oscuridad insondable… Apenas puedo distinguir si tengo los ojos abiertos o cerrados. No puedo percibir nada a mi alrededor. No noto la humedad del ambiente, o el tímido soplo de la brisa. Estoy en la nada. Soy… la nada. Y estoy solo. Solo… ¿Por qué estoy solo? Había… Había otro…
Un relámpago corta el aire como un cuchillo. Impacta contra el maligno visitante, lo hace caer de su lecho de espinas hasta chocar contra el suelo. Un enorme cráter se abre en el pavimento, como si hubiese colisionado un pequeño meteorito. Y entonces lo ve. Los ojos relucientes tras el casco dorado. La capa ambarina ondeando al viento, casi en movimiento gemelo de la suya.
- Y tú eres…
- Me han llamado por muchos nombres- dice con una voz equiparable al trueno que acaba de convocar, reverberando por todo el lugar, creando un eco metálico que la dota de una autoridad casi divina- Pero mis compañeros me conocen como Dr. Fate.
- Da gusto encontrar un colega- el Hechicero supremo saluda con la cabeza- Dr. Strange. Apelo, pues, a la cortesía profesional ¿Quién demonios es este tipo?
- En mi mundo se le conocía como “Mordru el Despiadado”, Amo de la Oscuridad, Señor del Caos, aquel cuya vida no tiene principio ni final…
- Sí… Tiene toda la pinta de “Señor del Caos”. He conocido unos cuantos- Strange vuelve a hacer un gesto con sus manos- ¿Cómo acabamos con él?
- No es posible acabar con él…
- ¿Y si le echamos un poquito de imaginación?
- … pero puedo tratar de encerrarlo en mi amuleto. Ha funcionado antes aunque es… arriesgado. Y llevará tiempo.
- Tranquilo, tengo unas cuantas nociones sobre el…
Tiempo. El tiempo parece haberse detenido. No sé cuánto llevo aquí… Tampoco dónde es aquí. Ni siquiera sabría que estoy vivo si no fuera por este dolor. Este dolor insoportable que me recorre los dedos, las manos, los brazos… Es como… Me recuerda al accidente. Me sentí igual entonces. Impedido. Extraviado… Inútil
- Es inútil- sonríe Mordru mientras se alza de nuevo. Sin un rasguño, como si no hubiera ocurrido nada- No sois nada.
Soy la nada…
Un viento huracanado rodea al Señor del Caos. Todo a su alrededor se alza. Los coches, los escombros, las personas... Strange y Fate emprenden el vuelo en paralelo, imágenes reflejas, dos iguales de mundos muy distintos y, al tiempo, similares. Tras unos segundos, un portal se abre brevemente frente a Fate. El agente del Orden se desvanece para aparecer unos metros atrás. Alza las manos y, de su espalda, una miríada de brazos dorados se despliega, como si fuese una especie de Hecatónquiro. Las extremidades fantasmales van sujetando a la gente. Mordru quiere reaccionar, pero es a Strange a quien tiene delante.
- ¡Por los Vientos de Watoomb!
Un huracán, con la misma fuerza que el de Mordru, rodea a los dos contendientes. Los vientos rivales bailan una danza errática hasta que Fate Termina su tarea. Sus brazos espectrales se alargan de nuevo, pero esta vez para sujetar a Mordru mientras, por acción de Strange, los vientos van perdiendo fuerza hasta que se calman. Pero el Amo de la Oscuridad no está dispuesto a ceder con tanta facilidad. Una decena de escombros se precipitan contra el Hechicero Supremo. El escudo de los Seraphim hace su trabajo y, con un nuevo giro de la mano, se coloca de canto, cortando a la mitad, como una sierra, los cascotes. Sin embargo, estos van perdiendo su forma al tiempo. Se dividen una y otra vez, como células. Su consistencia ya no es la de la roca, sino similar a la arcilla, una que se va moldeando bajo la presión de unas manos invisibles hasta resultar en un centenar de criaturas humanoides que agarran a Strange de pies y manos.
- ¡¡Ah!! No me… ¡¡Por las hirsutas huestes de…!!
Hoggoth, anciano, el más antiguo de la divina tríada. Tú, que eres el Señor de los Ejércitos, el poderoso tigre a cuyo paso tiemblan las dimensiones. Socorre a éste, tu indigno aprendiz. Me humillo y me muestro ante ti como lo que soy. Un niño ignorante, de enclenques miembros y frágil voluntad. Socórreme. Dame…
- ¡¡Valor, Strange!!- grita el agente del Orden. Su mano se alza, y un sinnúmero de pequeños relámpagos desintegran a las criaturas que aprisionan al Hechicero Supremo. Mordru se libera, los fantasmales brazos se rompen como el cristal, pero Strange no está dispuesto a darle un respiro. Sus manos dibujan un glifo en el aire, y un colosal puño pétreo impacta contra el Amo del Caos, precipitándolo varios metros. Fate ve la oportunidad. Extiende los brazos, y siete ahnks dorados caen del cielo, encontrando a Mordru en su caída. Bajan con él, clavándose en el pavimento, aprisionando al monstruo, hincándose en la carne prestada. No tardará mucho en liberarse, pero Strange ve clara su oportunidad.
- ¡¡Sagrados VIshanti!! ¡¡Éste vuestro agente os suplica!! ¡¡Hacedme digno, al menos, de una fracción de vuestro infinito poder!!
Y la tríada atiende el pedido de Strange. Un destello cegador surge del Hechicero Supremo y… después… Todo se detiene. Los coches… el humo… los cascotes… la gente. Congelados, atrapados en un instante. Solo Strange y Fate están libres del hechizo.
- ¡¡A… Ahora Fate!!- el antaño cirujano se duele. Se siente como Atlas, sujetando a duras penas el peso de la bóveda celeste- No podré… No podré aguantar mucho… Esto me…- los miembros le arden, la cabeza le va a explotar- … no podré hacer mucho después… Sólo tienes una oportunidad.
Fate desciende grácilmente. Se coloca frente a Mordru. El dorado amuleto en su pecho brilla con intensidad.
- Entonces, no la desaprovecharé.
Pero ocurre algo. Algo que no entra en los cálculos de Strange. Mordru se alza, obviando los ahnks, ignorando el hechizo de parálisis temporal. En un rápido movimiento agarra la cabeza de Fate. Lo alza en volandas, sosteniéndolo como si fuese un niño. El hechicero forcejea, pero el poder de su adversario es inconmensurable.
- Agente del Orden- espeta Mordru, escupiendo veneno con sus palabras- Menuda estupidez. El orden natural, viejo amigo… Es el Caos.
Strange yace impotente. Observa la escena con la rabia grabada en los ojos. Lo ha puesto todo en el último hechizo y ha sido… inútil. Y entonces ocurre. Las llamas devoran el cuerpo de Fate. La capa se desvanece. Los miembros arden. El olor a carne quemada se graba en la mente del Hechicero Supremo. Primero la piel, luego el músculo… el hueso. Y, en un instante, todo son cenizas. Y como único recuerdo del Dr. Fate solo queda…
05 de mayo de 2019. En algún lugar desconocido.
…el casco dorado cayó a los pies de Strange. Era lo único que podía ver aparte, claro está, de aquél que lo había arrojado. Mordru se hizo visible ante el Hechicero Supremo. Aún con su sonrisa maliciosa. Observando con deleite a su cautivo. Se quedó un rato sin decir una sola palabra. Escrutando a su adversario, disfrutando el momento.
- Te preguntarás por qué lo guardo- dijo finalmente- Lo cierto es que ese casco es un artefacto de considerable poder mágico. Aunque, tampoco es como si yo estuviese en posición de utilizarlo. No… supongo que lo guardo por simple nostalgia. Un recuerdo de un viejo adversario. Un recordatorio para el futuro ¿Sabes? Cuando uno ha vivido tantas vidas como yo… Cuando es tan consciente de lo absurdo del tiempo o la memoria frente a la inmensidad de la eternidad... Hay que buscar cosas que le hagan a uno rememorar los “buenos momentos”- Mordru comenzó a deambular entorno a Strange, con las manos colocadas tras la espalda. El hechicero intentó contestar pero… algo se lo impedía. No sólo era incapaz de moverse. También el habla le había abandonado. Se sentía como una víctima de parálisis del sueño. Las palabras surgían de su mente para morir en su garganta- ¿Quieres decir algo? Sí… lo veo en tus ojos ¿Sabes? Creo que puedo permitirlo… Sí… No te veo en posición de hacer nada peligroso. Vamos a arriesgarnos. Tampoco fuiste una gran amenaza cuando estabas en plena forma.
Mordru chasqueó los dedos y, al instante, Strange recuperó el habla.
- ¿Por… qué?- era difícil. Se sentía un niño tratando de balbucear sus primeras palabras- ¿Por qué… sigo vivo?
- Buena pregunta- contestó Mordru meloso- Curiosidad, supongo… No nos conocemos mucho, pero sospecho que es un sentimiento con el que puedes empatizar.
- No creo que sea capaz de empatizar contigo nunca.
- ¿No?- Mordru sostuvo el casco de Fate en las manos- ¿Es por esto? Apenas lo conocías, según creo. Me parece que estás siendo un poco melodramático. Aquel que busca el conocimiento debería ser capaz de ver las cosas con más perspectiva… Y más quien se hace llamar a sí mismo ¿Cómo era? ¿Conjurador Máximo?
- Hechicero Supremo…
- Ah sí…-se rió Mordru- Es curioso. No había “Hechicero Supremo” en el lugar del que vengo. Bueno, siendo este un nuevo mundo y, dado que te he derrotado de una forma humillante, supongo que eso me convierte a mí ahora en Hechicero Supremo.
- Lamento decirte…- Strange giró la cabeza con ironía- … que no funciona así.
- ¿No? Bueno… tampoco es que me importe. Me interesa bastante más…-Mordru señaló el Ojo de Agamotto con el dedo- … esta baratija que llevas colgada al cuello. Puedo percibirlo… Emana un gran poder mágico de ella. Dime ¿Cómo funciona?
- ¿Por qué no te acercas a cogerla y lo averiguas?- sonrió Strange.
- Jajajajajajajajajaja- Mordru palmeó las manos divertido- Bueno, supongo que hasta un mago de segunda fila como tú habrá puesto algún tipo de protección en un artefacto tan valioso ¿Por qué no te ahorras sufrimientos y me dices la forma de anular sus defensas?
- Mira… Mushu…
- Mordru.
- Ah sí, perdona… No es que no esté disfrutando de nuestra pequeña charla pero… supongo que “El Señor del Caos” tendrá cosas más interesantes que hacer que descubrir la combinación de un colgante. Así que, te doy dos opciones. Lárgate y déjame tranquilo en mi cautiverio o mátame… Lo que sea para no seguir aguantando este monólogo de villano de opereta.
- Cerdo insolente…-la mano de Mordru aprisionó la barbilla de Strange. Su fuerza era impresionante, pero el Hechicero Supremo pudo observar un detalle que le había pasado desapercibido. Su enemigo estaba más desmejorado, avejentado… ¿Qué había ocurrido?- ¿Qué más querrías que una muerte rápida e indolora? Pero no… Te quedarás aquí encerrado hasta que a mí me plazca. Desesperado, dando vueltas a tu limitada mente mortal, buscando la forma de escapar. Víctima del desaliento hasta que supliques tu muerte. Hasta que descubras que un “Hechicero Supremo” no es más que un insecto para mí.
Mordru se alejó a grandes zancadas, pero Strange tenía una última cosa que decir.
- ¡¡Mordru!! Yo también quiero darte algo en que pensar hasta que volvamos a vernos- Strange sonrió- Has cometido tres errores fatales. Dale vueltas a esa mente inmortal y, cuando llegues a una conclusión, ven a contármelo.
El Señor del Caos abandonó el lugar, tragado por la negrura, dejando a Strange de nuevo en la nada insondable. Pero el Hechicero Supremo seguía sonriendo.
Primer error: Me has dejado vivo.
Segundo error: Me has dicho que existe una forma de salir de aquí.
Tercer error: Me has dado tiempo para pensar.
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Edward Johns DC Universe
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Mensajes : 177 Fecha de inscripción : 30/03/2020 Localización : -- Empleo /Ocio : Exorcista Humor : Depende del día
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Tema: Re: Las Puertas de la Nada (Edward Johns) [05-05-2019] 19th Agosto 2022, 12:56
- ¡Como vuelva a pillarte por aquí te romperé la cara desgraciado! – La puerta del pub se abrió y Edward fue lanzado contra la acera, un hilo de sangre le caía de un corte en la frente y tenia un ojo inflado y morado: - Aaauch....- El hombre se revolvió en el suelo un par de segundos lamentándose de su mala suerte, tambaleándose se puso en pie y miró a su alrededor, la noche empezaba a ser menos oscura, en una hora como mucho habría amanecido, suspiró mientras se sacudía el polvo de la ropa y miro a ambos lados, sus movimientos eran torpes, desprovistos de elegancia alguna: - Creo que era...Pooooor aquí. – Señaló hacia el lado derecho de la calle y empezó a caminar en silencio.
Hacia un par de horas que había dejado a Aidan en su habitación, había sido un día largo y él tenía demasiada mierda en la cabeza como para meterse en la cama a dormir, así que había decidido por la peor opción de todas, irse a beber hasta olvidarse de los fantasmas que le atormentaban aquellos días...Se movía de lado a lado, no tenía claro hacia donde se dirigía, simplemente su cuerpo se movía por inercia, como empujado por un hilo invisible que iba tirando de él mientras el cielo, la tierra y todo lo que su vista alcanzaba a vislumbrar se difuminaba en un vertiginoso torbellino producto del alcohol que recorría su cuerpo:
-Uf...- Se tuvo que detener cuando sintió un reflujo que le subía por el estómago...Ahí estaba: - Me cago en la put....- El gusto amargo en sus papilas cuando el vómito subió de la garganta hasta la boca fue el indicativo de que necesitaba parar, miró a ambos lado y a su izquierda, al otro lado de la calle vio un callejón al que se dirigió corriendo, casi esquivando por milímetros un coche que estuvo a punto de atropellarle. Se apoyó con la mano en una pared una vez estuvo resguardado y se inclinó hacia el suelo del callejón, entonces dejó que la naturaleza siguiera su curso, abrió la boca y… --- Se dejó caer en la cama de la habitación pesadamente, ni siquiera sabía como había llegado, ni siquiera sabía que hacía allí, en la otra punta del mundo, jugando a ser el superhéroe y después el terapeuta de una estrella de rock...Una pinzada de dolor le cruzó el pecho cuando pensó en su amigo, casi como si pudiera sentir toda aquella muerte, toda aquella amargura, todo aquel dolor que restaba sobre los hombros del cantante: - Joder…- Se puso de pie torpemente, a su alrededor la habitación se movía y se tambaleaba, complicándole el equilibrio, caminó con cuidado hasta el baño, moviéndose de un lado a otro y casi cayendo al suelo en varias ocasiones…Llegó hasta el baño y cayó de rodillas justo delante de la taza, que estaba salpicada en los bordes con vómito y orina: - Uf…- Volvió a vomitar en el váter y después apoyo la cabeza sobre el vómito del borde de la tapa, estaba agotado, hoy había tocado fondo…Cerró los ojos lentamente, el cuerpo le pesaba, la mente le giraba…La oscuridad lo invadió todo. --- No tenía muy claro que le había despertado, si la extraña luz que venía de la habitación, el zumbido que se escuchaba en el lugar o sus ganas de orinar…Se frotó los ojos perezosamente, pringándose la mano derecha de lo que parecía ser vómito y frunció el ceño: - J-joder…Que asco…- Aún seguía borracho, pero el cuerpo estaba algo descansado: - Mierda…- Se puso en pie mientras tanteaba para coger el papel de váter, cogió una cantidad generosa y se limpió la cara como pudo, su aspecto era, desde luego, deplorable:
-¿Qué coño…? – La luz que probablemente le había despertado y que parecía provenir del comedor se intensificó, era un fulgor azulado con destellos amarillos, como si el mar, en medio de una mañana de verano con los reflejos del sol, se hubiera manifestado en su habitación de hotel: - ¿Eres tú Aidan…? – Camino de nuevo con bastante torpeza y ladeándose ligeramente fuera del baño, al abrir la puerta la imagen que se encontró le dejó con la boca abierta: - ¿Se puede saber de que cojones va esto? - ¿Estaba soñando? ¿Seguía drogado y borracho? Desde luego a su mente ebria eran las dos únicas opciones que se le planteaban realistas en aquel momento…Si, desde luego que estaba soñando…Y si no ¿Qué hacía aquel tipo que parecía sacado de un partida de rol en vivo en su habitación de hotel?