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La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat]
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Edward Johns DC Universe
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Mensajes : 177 Fecha de inscripción : 30/03/2020 Localización : -- Empleo /Ocio : Exorcista Humor : Depende del día
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Tema: La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat] Sáb 4 Abr - 11:51
Era una noche de junio, calurosa, de esas en las que el sudor se pega a la ropa, el silencio inundaba totalmente las galerías del museo nacional de historia natural Smithsonian, Jack, un guardia regordete de unos 55 años caminaba por los pasillos del lugar con una linterna en la mano, no entendía muy bien por que se dedicaba a recorrer cada noche aquellos pasillos, nadie estaba lo bastante loco como para meterse allí a robar, aparte de los complicados sistemas de seguridad que había, estaban las cámaras y las alarmas, que traerían a la policía en menos de 5 minutos al museo:
- You shook me all niiight loong…. - Canturreaba el hombre mientras dejaba atrás una habitación dedicada en su mayor parte a un esqueleto enorme de dinosaurio y se adentraba en la sala Janet Annenberg: - Todas las noches igual...Al menos puedo ahorrarme el cardio...- Murmuró mientras caminaba con parsimonia, alumbrando aleatoriamente diferentes partes de la estancia, hasta que un escalofrío recorrió su nuca, una sensación de que algo le observaba, se dio la vuelta rápidamente,no había nada a sus espaldas: - Vamos Jack...No te pongas nervioso, aquí no hay más que bichos disecados...- Cogió el walkie que le colgaba del cinturón y lo acercó a su boca, pulsó el botón para hablar y dijo: - ¿Todo bien por ahí Ray? - Silencio…
Ray era un compañero suyo, mas joven, llevaba trabajando en el museo un par de semanas, era un tipo raro, de Los Angeles al parecer, había venido a buscarse la vida: - ¿Ray? ¿Me oyes? - De nuevo silencio: - Maldito capullo...Seguro que está viendo una película o algo así, cuando acabe el turno me va a oír...- De pronto se oyó un ruido en la galería, a unos 4 metros de donde el estaba, tras un expositor: - Mierda...Escuchame, si es una broma, no tiene ni puta gracia...- Dijo el hombre con voz alta, mientras se acercaba titubeante al lugar del que provenía el ruido, alumbrando con su linterna, que ahora empezaba a parpadear a medida que se acercaba, quedando, finalmente, a oscuras:
- Maldito trasto...- El hombre golpeó la culata de la linterna un par de veces con la palma de la mano que estaba libre, provocando que esta alumbrase de forma intermitente una parte de la estancia, dejando al descubierto un enorme tigre que estaba a apenas un metro de el, en el lugar donde había escuchado el ruido, el animal, rugió con fiereza y Jack dio dos pasos hacia atrás, antes de salir corriendo, con la mala fortuna de que acabó tropezando, cayendo de bruces contra el suelo y quedando inconsciente.
Se encendió la luz de una linterna cerca de dónde el hombre había tropezado, allí, de pie plantado y aún con el pie estirado con el que le había hecho la trabanqueta a Jack, estaba Edward, vestido con el uniforme de guardia y con una placa en su pecho en la que ponía ‘Ray Potter’, llevaba una mochila a su espalda con diversos objetos necesarios para lo que estaba a punto de hacer, el nombre que el hechicero había elegido hace dos semanas, cuando su plan de infiltración en el museo empezó, se presentó a una entrevista de trabajo y utilizó su magia para ser seleccionado, con un nombre diferente (y utilizando sus ilusiones para que la gente con la que se relacionó le viera con un rostro diferente al suyo), aprendió como funcionaban los sistemas de seguridad del Smithsonian y lo estudió minuciosamente durante dos semanas para preparar el golpe, ahora estaba solo ante su objetivo, con los sistemas inutilizados y el guardia fuera de juego, miró al lugar donde antes estaba el tigre, sonriendo, no había nada, todo un simple espejismo que le había hecho ver al viejo:
- Bueno, vamos a ponernos manos a la obra...- Susurró mientras se orientaba en la galería, robar un museo no era lo que solía hacer, sin embargo, tenía un trabajo que hacer allí, el diamante Hope, una joya de valor incalculable y maldita, dentro de la misma, había un demonio encerrado, la joya se cree que fue robada a la corona francesa durante las revueltas de 1792, posiblemente algún monarca francés, borracho de poder, quiso hacer algún pacto con uno de los amigos de abajo, cuando saquearon todas las pertenencias de la corona, la joya, cambió de dueños y así, empezó un carrusel de muertes inexplicables, hasta que alguien sabio decidió que lo mejor era que el dichoso diamante estuviera en un museo: - Y ahora...Me toca a mi hacer el trabajo sucio...- Murmuró Edward para si mismo mientras caminaba hacia la vitrina en la que la joya debía estar y se iba quitando la chaqueta del uniforme, quedando ahora con una camisa blanca, una corbata azul marino y un pantalón del mismo color a juego, el calor, era insoportable.
- D-d-denttttrrrrrooooo del diam-mantttteeeee e-e-está uno de los s-s-siervossssss de mi h-h-hermano....D-deshazte de el....- Le había dicho Samigina en una de sus 'agradables meriendas en familia en el infierno' antes de enviarle hasta Washington.
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Ficha de Personaje Alias: Black Cat Nombre real: Felicia Hardy Universo: Marvel
Tema: Re: La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat] Mar 7 Abr - 15:46
Queens, NY Miércoles, 12 de junio de 2019 04.22 h
Felicia había estado en vela leyendo artículos de misterio, cuando de pronto llegó a uno que le llamó especialmente la atención. Se trataba de un artículo que hablaba sobre algunos de los objetos más misteriosos conocidos hasta la fecha. Todos parecían compartir un rasgo en común, la facultad de dar mala suerte a aquellos quienes los poseían, llevando incluso a la muerte a sus dueños.
- Wow, eso si que es mala suerte... —comentó para sí mientras seguía leyendo. De pronto un objeto la cautivó más que el resto. El Diamante Hope, el cual por lo visto se encontraba muy cerca de allí y además estaba valorado en más de 250 millones de dólares.
- Cuatro horas en coche y una hora en avión, ¿eh? —comentaba tras abrir en segundo plano de su navegador la ruta más óptima para llegar hasta el Museo Smithsonian de Arte Americano— No está mal...
Mientras tanto, en otra pestaña abría los horarios de visita del museo. Y confirmó que se hacían visitas guiadas para grupos de estudiantes. La primera visita tenía lugar a las 10.30 am de ese mismo viernes para hacer un recorrido por la exposición Janet Annenberg Hooker en el Salón de geología, gemas y minerales del museo. Así que reservó habitación en el Hotel The Capital Hilton situado a medio camino entre la Universidad The George Washington y el Museo. Sacó un billete de avión en primera clase que salía ese mismo día a las 17.00 h del Aeropuerto Internacional John F.Kennedy y llegaba al Aeropuerto Nacional de Washington-Dulles a las 18.30 h; desde donde tomaría un taxi que la llevaría hasta el Hotel en el que se había alojado bajo el nombre de Felicity Harmon.
Hotel The Capital Hilton, Washington D.C. Jueves, 13 de junio de 2019 08.00 h
La gata pasó el día entero buscando información acerca de los alumnos y profesores de la universidad y preparando su personaje y apariencia para pasar desapercibida. Optó por un look sencillo: una coleta alta con dos mechones sueltos en la cara, unas gruesas gafas de pasta de color negro sin graduar, un jersey de cuello alto de color negro, y unos pantalones tejanos y unas converse de color negro. Logró infiltrarse en algunos de los dispositivos de los alumnos y gracias a eso pudo estar al día de los líos entre alumnos, quién era más popular, quien lo era menos, que profesor les caía mejor, cual les caía peor... Estuvo anotando todos esos datos en un cuaderno a parte para memorizarlo todo y lograr mezclarse con el alumnado a la perfección.
Museo Smithsonian, Washington D.C. Viernes, 14 de junio de 2019 10.30 h
El plan era sencillo, infiltrarse entre los alumnos de la Universidad tras la llegada del autobús hasta la parada de Constitution Ave & 10th St Nw. Ella conocía el recorrido del autobús por lo que simplemente esperaría sentada tomando algo en el Benjamin Bar & Lounge a verlos pasar. Tras eso, caminaría hasta la parada donde aprovecharía el momento en el que se bajaran todos los alumnos para mezclarse con el grupo.
***
El plan había salido mejor de lo esperado, ya que al parecer una de las alumnas estaba enferma, y el profesor era un sustituto que hacía poco que estaba con la clase y todavía no se conocía todos los nombres así que simplemente hizo el recuento por personas. Una vez dentro del museo, en su cuaderno, Felicity simuló estar prestando atención situada en la parte más rezagada del grupo, pero en realidad lo que estaba haciendo era anotar la posición de todas y cada una de las cámaras de seguridad del museo, así como las posibles rutas alternativas de entrada y salida. Subieron hasta la segunda planta dónde se encontraba el Diamante Hope justo al lado de los ascensores de bajada. Una posible entrada sería a través de las Alas de Investigación que daban justo con la 9th Street. El problema es que era una zona a la que solo tenía acceso el personal. Pero por suerte, la rotonda central comunicaba todas las planta del museo, por lo que podría ser fácil utilizar su gancho-pistola para deslizarse. Y más teniendo en cuenta que dicha rotonda estaba culminada por una cúpula de cristal. Y justo en lo alto de la entrada principal había un gran ventanal en forma de semicírculo por el que también sería factible entrar. En cualquiera de los casos sería fácil dejarse caer y acceder hasta la segunda planta sin ser vista por la mayoría de cámaras de las zonas centrales inferiores.
Museo Smithsonian, Washington D.C. Martes, 18 de junio de 2019 00.00 h
Felicia dejó en la habitación del hotel la identidad de Felicity Harmon para volver a enfundarse en el traje de Black Cat con todos sus artilugios a punto. Tenía constancia de que habrían dos guardias de seguridad pendientes de la vigilancia nocturna. Sería fácil esquivarlos sin necesidad de usar la fuerza, pensó. Decidió entrar a través del ventanal de semicírculo de la fachada principal. Utilizó sus garras para cortar el cristal como si de mantequilla se tratase para lograr hacer un agujero por el que dejarse caer en completo silencio. Cuando estaba bajando en caída libre escuchó algo, un sonido contundente de algo chocando contra el suelo.
Rápidamente activó su gancho-pistola, para no caer más abajo de la segunda planta y lo activó de nuevo para posicionarse en uno de los balcones de la segunda planta. Esperó unos segundos para ver si lograba escuchar algo cerca de ella. Parecía que no había nadie cerca, dado que tan sólo se escuchaban unos pasos procedentes de la primera planta. Se apresuró a llegar a la sala del Diamante, dónde cómo Felicity pudo observar que tan sólo había una cámara que debido a su disposición podría contar con un ángulo muerto si Felicia pasaba en el momento oportuno. Tras eso tendría apenas 4 segundos para acercarse al expositor, cortar el cristal de la vitrina y extraer el diamante. Lo tomó y lo guardó en su bolsa de cuero negra. Salió de la zona de minerales y se disponía a salir de nuevo por el techo cuando de pronto escuchó los pasos mucho más cerca ésta vez. No podía arriesgarse a salir por la zona superior dado que no le daría tiempo a salir sin ser vista. Por tanto decidió tomar otra ruta, dejándose caer hasta la primera planta, justo al lado del Elefante que presidía la rotonda central. Ahora tan sólo tenía que encontrar la manera de atraer a los guardas de seguridad hasta su posición para de ese modo, volver a salir por dónde había entrado.
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Tema: Re: La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat] Vie 17 Abr - 14:47
Edward apretó la mandíbula con rabia cuando llegó hasta la vitrina en la que el diamante se exhibía, cerró el puño derecho, el vidrio había sido rasgado en forma circular, era el trabajo de un profesional, y justo, esa maldita noche: - Hijo de puta… - Murmuró el mago mientras se acercaba y examinaba el expositor, habían hecho un trabajo formidable, en el tiempo que el había dejado su posición e inhabilitado al guardia, habían entrado y se habían llevado la joya:
- Maldito idiota...No sabes lo que te has llevado… - Se arrodilló en el suelo y cogió su mochila, rebuscó en ella y sacó una bolsa de piel pequeña: - No puede andar muy lejos...- La abrió y mojó con el contenido su dedo índice y corazón de su mano derecha, era un líquido viscoso, rojizo – granate, sangre de demonio, un bien muy preciado y escaso.
Johns dibujó unas líneas en el suelo, dispares, sin aparente sentido alguno mientras murmuraba palabras en un idioma extraño, desconocido para la mayoría de humanos, la lengua del infierno: - K’alakh, Shinimah…- Susurró mientras acababa de pintar las líneas, estas, emitieron un brillo apagado, el líquido empezó a desplazarse poco a poco, formando un reguero, un camino que lo llevaba de nuevo a la primera planta, se volvió a poner la mochila y siguió la sangre de demonio hasta donde le guiaba.
Al minuto se encontraba en la rotonda central del museo, y allí estaba, destellaba desde lejos, el diamante, y una figura que el hechicero no acababa de distinguir del todo bien: - Has ido a robar la peor noche del año amigo… - Murmuró Edward al ladrón, la sangre de demonio seguía avanzando con rapidez hasta el diamante, ansiosa de entrar en contacto con el: - ¿Acaso sabes lo que te has llevado? -
Se iba acercando poco a poco, repasando en su cabeza todos los hechizos que conocía, por si tenía que utilizar alguno para defenderse, la sangre ya estaba a los pies de Felicia, se lanzó hacia el diamante y se adhirió al mismo, emitiendo un brillo rojizo que parecía palpitar, iluminando parcialmente la estancia y la figura del ladrón: - No me jodas… - Murmuró Edward al ver de quien se trataba.
Era una mujer preciosa, cabello plateado, una figura envidiable, un traje con mucho gusto, no era lo que uno solía esperar de un ladrón: - Escucha...Eso que llevas en la mano es muy peligroso. - Edward vio como los dedos que tenía pintados de sangre de demonio se iluminaban también, había sido una apuesta arriesgada, exponer un poseído a sangre de demonio podía causar graves problemas, como violentar al demonio, nunca se había topado con un diamante poseído, no tenía ni idea de como podía reaccionar ante aquello, pero probablemente era una bomba de relojería esperando a estallar...Hace 5 minutos, Johns estaba preparado para cualquier cosa, por eso no le importaba si el demonio se volvía un poco loco y se cargaba al ladrón, sin embargo, ahora la cosa había cambiado, no quería ser responsable de la muerte de aquella mujer.
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Tema: Re: La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat] Vie 17 Abr - 21:59
Museo Smithsonian, Washington D.C. Martes, 18 de junio de 2019 00.24 h
Felicia permanecía atenta a la espera de ver aparecer a uno de los guardas de seguridad del Museo, sin embargo algo pareció encontrarla antes; un sendero de tono rojizo bioluminiscente se acercaba a ella a toda velocidad.
- ¡¿Pero qué...?! —espetó Felicia sorprendida tras ver la rapidez a la que se acercaba el reguero hasta su posición. Apenas le quedaba unos segundos hasta que aquello le alcanzase, así que intentó correr en la direción opuesta a fin de lograr algo de tiempo para pensar qué podría ser aquello. “Menudo dispositivo de seguridad...” Pensó para sí.
Finalmente la rojiza sustancia logró alcanzar su bolsa de cuero negro. Ella, en un gesto, casi impulsivo, sacó de su interior el Diamante; al cual terminó llegando irremediablemente la extraña sustancia. Entonces sintió una extraña sensación de ardor en la mano, cierto olor a azufre y de pronto... la luz se hizo más intensa alumbrando parcialmente el lugar con un color rojizo que la obligó a apartar la mirada y entrecerrar los ojos para evitar quedar cegada por el brillo repentino. De pronto escuchó una voz:
- Escucha...Eso que llevas en la mano es muy peligroso. —trató de ver a través de la palma de su mano la figura que le hablaba. No parecía un simple guarda de seguridad, a pesar de ir vestido como tal. En su placa había escrito un nombre: Ray Potter. Su mirada siguió casi de forma sincronizada la del interesante guarda hacia sus dedos. Estaban manchados con la misma sustancia que la perseguía. Definitivamente no era un simple guarda y al parecer tenía información acerca del diamante que no figuraba en los panfletos del museo. Por lo que quizá sería mejor escucharle.
La sensación de ardor en la palma de su mano cada vez se hacía más intensa. Necesitaba tiempo, pero sobretodo necesitaba dejar de estar en esa posición arrinconada a la que le había llevado la situación.
- ¿Lo quieres Ray? ¡CÓGELO!
De pronto Felicia lanzó el Diamante hacia arriba y ésta lo siguió en una acrobática parábola por encima de la cabeza de Ray que finalizó unos segundos antes que la pieza, lo que le permitió abrir la bolsa y dejar que el Diamante se introdujese de lleno en ella sin necesidad de volver a tocarlo.
- ¿Demasiado alto? —preguntó con ironía— Perdona. Fallo mío. Y ahora dime, ¿qué narices le has hecho a MI Diam-....? —Felicia no pudo terminar su frase...
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Tema: Re: La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat] Sáb 18 Abr - 4:51
La chica lanzó el diamante por los aires e inmediatamente dio un salto acrobático por encima de la cabeza del hombre, cuando aterrizó, se burló de el: - ¿Demasiado alto? - El hombre enarcó una ceja mientras el diamante entraba en la bolsa de nuevo, eso, no iba a servir de nada: - Perdona. Fallo mío. Ahora dime, ¿qué narices le has hecho a Mi Diam-…? - La chica no pudo acabar la frase, la joya empezó a vibrar dentro de la bolsa, la temperatura aumentó en el diamante y el brillo rojo se incrementó con fuerza, lo mismo pasó con la sangre que el mago llevaba en la mano, destellaba con fuerza:
- Yo...No le he hecho nada… - Dijo con un tono extrañado, lo cierto es que no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo, era la primera vez que hacía algo así…De golpe, la bolsa de cuero se rasgó por la parte de abajo y el diamante calló al suelo, la vibración del objeto hizo que este se alejara unos pasos de la ladrona y el exorcista, ahora, el brillo de la joya era intermitente:
- En esta joya hay un demonio ¿Crees que era casualidad que todo aquel que tuviera la joya acabase muerto? - Dio un paso hacia la mujer, quedando ahora a su lado y pudiendo verla de cerca, debían de ser más o menos de la misma edad, aunque era difícil de intuir por la máscara que esta llevaba: - Prepárate, a partir de ahora no estoy seguro de que va a ocurrir. - La joya ahora temblaba emitiendo el brillo con más intensidad, de golpe, empezó a emitir un pitido agudo, muy intenso, el ruido se prolongó durante unos segundos, de golpe, una especie de chasquido y el diamante empezó a expulsar la sustancia rojiza, formando un charco alrededor de la joya, poco a poco, el charco empezó a juntarse, formando una masa irregular.
Era la primera vez que Johns veía algo así, aquella cosa empezó a arrastrarse en dirección a ellos, quedando el diamante en el suelo, al principio, muy lenta, y de golpe, cambiando el ritmo, se lanzó con una gran velocidad hacia ellos: - ¡Cuidado! - El hombre se puso delante de la chica en el momento en que aquella cosa se lanzaba hacia ellos, extendiendo su cuerpo y abarcando un gran tamaño, Edward abrió la palma de su mano y murmuró un conjuro, repeliendo aquel ser hacia atrás, que cayó al suelo emitiendo una especie de quejido lastimoso: - Así que es eso...El demonio ha salido del diamante, buenas noticias, las malas son… - La masa se escapó rápidamente, perdiéndose en uno de los pasillos:
- Tenemos que atrapar a esa cosa, escucha, te acabo de salvar la vida ¿No? Ahora me debes una. - Cogió el diamante que estaba en el suelo y se lo guardó en el bolsillo: - Si lo haces, te daré la joya. - Edward se limpió la sangre de demonio de la mano contra la camisa que llevaba: - Los demonios no pueden vivir mucho tiempo fuera de un cuerpo, se esfuman, necesitan un anfi….trión… - Miró hacia el pasillo por el que la criatura se había perdido: - No me jodas, el viejo. - Salió corriendo sin mediar palabra hacia el lugar en el que el guardia había quedado inconsciente.
Cuando llegó al sitio donde el hombre se había desmayado solo encontró la ropa del guarda tirada en el suelo, el hombre se había desnudado por completo y había desaparecido del sitio: - Johns… - Un susurro que venía de un pasillo a oscuras más adelante, el mago murmuró algo entre dientes mientras pensaba que hacer.
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Tema: Re: La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat] Sáb 1 Ago - 17:37
Museo Smithsonian, Washington D.C. 00.36 h
«Qué mono...Se cree que me ha salvado, cuando en realidad seré yo quién lo salve a él» , pensó para sí —sin preocuparse en ocultar la sonrisa que se dibujaba en su rostro, ante la idea de “ser salvada por alguien”— mientras veía como se alejaba hacia la oscuridad su “héroe”.
— Sigámosle el juego...¡y recuperemos ese Diamante! —comentó para sí, activando el mecanismo de su gancho-pistola; el cual había quedado encajado en una de las barandillas de la planta superior. Hecho que le permitiría volver por el mismo lugar del que había descendido momentos antes.
Con la ayuda de sus lentillas, Felicia observó dos cuerpos que desprendían calor; uno, por la forma en que avanzaba corriendo, correspondía al tal Ray. El otro, parecía encontrarse en una posición extraña... Sus movimientos parecían erráticos y parecía encontrarse en el techo de uno de los pasillos a los que su salvador se estaba dirigiendo.
— Será mejor, que cuide de él... Es tan bello... Tan puro...—comentaba en voz alta a medida que se dirigía hacía el punto de calor, desde el piso superior, dónde tendría una perspectiva distinta a la del guardia— No puedo permitir que por culpa de ese irresponsable con aires de Superman me quede sin él —sentenció mientras adelantaba a Ray por el piso superior.
En pocos segundos se encontraba en la entrada del pasillo donde había observado el otro foco de calor situado en alguna parte del techo del mismo. De pronto una voz de ultratumba susurró un nombre tras ella... Felicia tenía claro de quién provenía... En seguida llegó el diamante, que viajaba en el bolsillo del guardia. Felicia le cortó el paso, cruzándose de brazos y ladeando ligeramente la cabeza. No estaba dispuesta a dejar pasar al guardia sin cobrarse su parte.
— Dame lo que es mío y te diré donde se encuentra lo que buscas... —añadió con aire altivo.
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Tema: Re: La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat] Jue 6 Ago - 12:01
Edward atravesó el pasillo a toda velocidad, no sabía exactamente que había sucedido al realizar aquel ritual, la sangre de demonio había reaccionado con la joya y parecía haber tomado voluntad propia, ahora, el diamante no era más que una piedra bonita sin ningún poder, sin embargo, el peligro que había suelto era mayor, un demonio había poseído al otro guardia y andaba suelto por el museo…
El exorcista atravesaba secciones a toda velocidad cuando de golpe la mujer se le cruzó delante: - No vas a pegármela cielo. – Dijo de forma tajante, lo último que necesitaba era que aquella tipa le diese por culo para conseguir el diamante: - Escucha, estamos en peligro, tenemos que encontrar al otro guardia y asegurarnos de eliminar al d….- Un ruido en sus cabezas le interrumpió, era como una especie de quejido o lamento, de pronto una luz les iluminó, una linterna desde el techo devolvió el color a la oscura sala, pudiendo verse el hombre y la mujer por fin:
-Hazle caso a Ray chica…. – El guardia colgaba del techo, parecía estar adherido mediante las uñas, que le habían crecido exageradamente, iba desnudo y las carnes le colgaban de forma desagradable, tenía los ojos en blanco y le caía un espumarajo blanco de la boca, que se deslizó por la comisura de sus labios hasta caer hacia la cabeza de Felicia: - …Soy muy peligroso…- Una risa aguda y estridente resonó en sus oídos, la luz se apagó y se quedaron a oscuras, la risa se apagó:
-¿Qué haces aquí? – Ahora Edward había reconocido a la mujer, se habían encontrado en aquel extraño suceso hace un tiempo…No tuvo tiempo de decir nada más, algo le agarró por detrás y lo arrastró por el suelo, subiéndose encima suyo, pudo notar como la baba del hombre le caía por encima mientras forcejeaba con él: - ¡Sal de aquí hijo de puta! – Una fuerte risa resonó por todo el pabellón, de golpe notó un impacto en la cara y luego, el peso que tenía encima desapareció:
-Venid a buscarlo…- La voz del guardia se perdió en la negrura del museo mientras Edward se incorporaba con un esfuerzo, entonces abrió los ojos y murmuró: - Tiene tu diamante. -
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Tema: Re: La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat] Miér 19 Ago - 0:38
Museo Smithsonian, Washington D.C. 00.48 h
El ingenuo guardia seguía hablándole a Felicia como si realmente le incumbiese lo más mínimo la situación con el demonio. Al parecer este seguía sin entender que lo único que la había llevado hasta allí era el diamante que ahora él guardaba en el bolsillo de su chaqueta. Justo cuando se disponía a responderle que lo que él se trajera entre manos con su demonio le importaba más bien poco, y habiéndose acercado a este para tenerlo más cerca, un extraño lamento la detuvo. De pronto una luz la cegó por unos instantes. Aquella cosa les estaba alumbrando desde el techo con la linterna del guardia. Justo cuando se acostumbró a la luz proyectada sobre ellos, pudo observar con detenimiento el rostro confuso del molesto guardia que se encontraba frente a ella y lo reconoció al instante. Se trataba de Edward, aquel tipo que ya había llamado su atención hace poco menos de un mes en aquel extraño evento relacionado con aquellas misteriosas cartas... Iba a preguntarle si se había obsesionado con ella, cuando el extraño ser se dirigió a ella desde su posición.
—Hazle caso a Ray chica…— La imagen que encontró Felicia al mirar hacia arriba fue grotesca; la criatura, que había poseído el cuerpo desnudo del guardia se mostraba frente a ellos sin ningún tipo de pudor. Sujetándose al techo mediante unas uñas más largas y toscas que las de ella. Sus ojos estaban completamente en blanco y por su boca resbalaba un reguero de saliva que amenazaba con caerle encima a la ladrona. Felicia se apartó y el demonio prosiguió—…Soy muy peligroso…—añadió finalmente la criatura emitiendo después una risa chirriante que cesó en el mismo instante en que la luz que les apuntaba se apagaba.
Edward, quien también parecía haber reconocido a Felicia, se acercó a ella y le preguntó qué hacía allí; denotando que no tenía ni idea de que la ladrona iba a encontrarse en el museo. Pero ella no tuvo mucho tiempo para responderle ya que, en un abrir y cerrar de ojos, el joven desapareció de su vista. Siendo arrastrado a través del pasillo, que él mismo había dejado atrás minutos antes, se le oía vociferar con el demonio totalmente encolerizado.
Felicia suspiró resignada ante tal situación. «Parece que al final voy a tener que inmiscuirme si no quiero que ese demonio destroce a Edward», reflexionaba la gata, algo molesta por como se le estaban complicando las cosas «y al final me quede sin el diamante». Corría tras los guardias hasta que finalmente se detuvo al ver a Edward forcejear con el demonio. Felicia, desde su posición, pudo observar como el ente aprovechaba uno de los forcejeos para sustraer con gran astucia el diamante que se encontraba en la chaqueta de Edward sin que este apenas se diera cuenta.
—¡Suéltalo ahora mismo!—gritó Felicia, visiblemente molesta al ver como el demonio se hacía con su preciado tesoro, a medida que avanzaba hacia ellos. Un grito que pasó inadvertido debido a los gritos de Edward que le decían al demonio que se marchase de allí.
Ante aquello, la criatura volvió a emitir una sonora carcajada que retumbó por todo el Museo y seguidamente golpeó a Edward en la cara dejándolo inconsciente. «No hombre, en la cara no...», pensó ella, «para algo mono que tiene el chico...».
—Venid a buscarlo…
El demonio había aprovechado el golpe para huir y comenzar así, lo que parecía ser, el juego de gato y el ratón; algo que a Felicia se le daba de fábula. Llegó junto a Edward, quien parecía recuperar la consciencia y éste le dijo, con un leve murmullo, algo que ya sabía: Que aquel bicho tenía su diamante.
—Está bien “Eddy”—comentó asegurándose que no necesitaba ayuda para reincorporarse— Ya me has dado suficientes problemas, así que ¿por qué no me haces un favor y te quedas quietecito mientras yo me encargo de resolver esto? Mira y aprende—sentenció dándole la espalda para situarse en la dirección por la que se había marchado la criatura—Sobretodo mira —añadió dedicándole un guiño de reojo, antes de activar el mecanismo de su gancho para ir tras la maldita criatura.
Felicia se perdió en la oscuridad del Museo. Activó sus lentes térmicas, para tener controlada a la bestia; y pensó en cómo podría apresarla para servírsela en bandeja a su compañero y así recuperar su diamante, mientras reconstruía el plano del museo mentalmente. El ente emanaba muchísimo calor, por lo que era fácil seguirle la pista a pesar de la oscuridad del lugar, gracias a la lentes de Felicia. Parecía dirigirse a la segunda planta del edificio.
«¡Genial!», pensó Felicia, «Con un poco de suerte se dirigirá a la exposición de Huesos y Momias que he visto antes y así tendré con qué tratar de apresarlo...»
De pronto sonó nuevamente esa horrible carcajada. Felicia aun no lo sabía, pero aquella cosa también tenía planes para ella...
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Última edición por Felicia Hardy el Miér 18 Nov - 4:58, editado 2 veces
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Tema: Re: La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat] Jue 20 Ago - 2:30
A medida que Felicia se adentraba en los pasadizos y recovecos del museo en busca del que el creía que era el ratón, sin percatarse, estaba adentrándose inexorablemente hacia una trampa, la risa estridente de la criatura la atraía por un pasadizo oscuro y largo…
A medida que la chica se movía más hacia los dispositivos electrónicos que llevaba empezaban a tener, de manera exponencial a su avance, más interferencias, hasta que, finalmente, las lentes dejaron de mostrar las huellas de calor de la zona: - Felicia…- Susurró una voz de hombre, lejos de ella, incluso, podría decirse que había sido el propio viento el que había emitido, en un siniestro e inexplicable silbido, el nombre de la chica.
El calor en el museo era cada vez más insoportable ¿Acaso alguien había conectado la calefacción? Era difícil de decir, pero el aire era denso y caliente caminaras por donde caminaras, la chica ya estaba cerca de llegar al final del pasadizo, que se abría a una gran galería llena de vitrinas con objetos decorativos antiguos pertenecientes al antiguo Egipto, papiros, cetros, etc…Solo iluminaba la sala una débil luz roja que indicaba la salida de emergencia, en un lateral del vestíbulo principal de la exposición, y otra débil luz verdosa, una indicación de que la exposición continuaba en aquella dirección hacia los sarcófagos:
-Felicia…- Ahora el susurro era más inteligible, claramente alguien había dicho su nombre y parecía venir del mismo pasillo iluminado por luz verde, cuando la chica se empezó a encaminar en aquella dirección un movimiento a sus espaldas la puso en alerta, la puerta de la exposición se cerró abruptamente, chirriando y generando un gran ruido al golpear con violencia el marco metálico:
-Felicia…- Aquella voz de hombre empezaba a resultarle familiar a la chica, provenía, claramente y sin dudas, de la zona de exposición de los sarcófagos, de dicha zona, además, empezó a provenir un terrible hedor, era difícil identificar de qué se trataba exactamente, pero había algo muy claro en aquella peste, olía de manera similar a la muerte…
Cuando la chica finalmente se adentró en el pasadizo, la puerta de acceso a este quedó también cerrada con violencia, el hedor en aquella zona era aún más intenso, unos pasos se empezaron a encaminar hacia ella, era la forma de caminar de alguien elegante, alguien que sabía dónde colocar los pies, no se trataba de la pesada y torpe criatura a la que estaban dando caza, no ¿Edward? No, era imposible…
Un nuevo susurro trajo de vuelta a la chica al mundo real: - Felicia…Hija mía ¿Eres tú? - ¿Era posible? La voz que le hablaba a unos tres metros delante suyo era la de Walter Hardy, pero eso no era posible ¿No? Walter Hardy estaba muerto: - Así que este ser decía la verdad…Me ha dicho que podríamos volver a vernos…Oh cariño…- Los pasos estaban cada más cerca, resonaban en el pasillo, pero de golpe se vieron interrumpidos, el silencio reinó por unos tensos segundos que parecieron horas:
-Te he echado tanto de menos…- Susurró la voz de Walter el oído de la chica desde su espalda, rodeándola con los brazos y abrazándola, el olor a muerte y putrefacción era ahora terriblemente intenso, casi podría decirse que insoportable, el hombre se separó de ella: - L-Lo siento…Él me ha dicho que solo puedo estar aquí muy poco tiempo, pero que hay una forma de que volvamos a vernos…- La voz y el olor empezaron a disolverse en la espesa oscuridad: - Dice que tienes que dejarle entrar…Y entonces, volveremos a estar juntos para siempre…Solo debes decir en voz alta; Eres bienvenido Belfegor...- Los cristales de las vitrinas que había en exposición temblando inquietos cuando el nombre del demonio fue pronunciado, sobre el hombro izquierdo de Felicia había quedado un trozo de carne en descomposición que le había caído de la cara del que, supuestamente, era su padre, Walter Hardy, el gato ladrón.
………..
Edward vio como la chica se perdía por uno de los pasadizos con total confianza, negó con un gesto de la cabeza, no sin antes dar un rápido vistazo a la espalda de la chica, recorriendo de arriba abajo su cuerpo, suspiró y murmuró para sus adentros: - Mujeres…-
Se palpó la cara, no notaba nada dolorido, ni tampoco tenía sangre, bien, estaba en condiciones de continuar, tenía que alcanzar a la chica antes de que acabase muerta, o peor, poseída por aquella criatura, se agachó y abrió su mochila, del interior sacó un péndulo de plata que llevaba una cristal verde sujeto en un extremo, lo empezó a hacer girar mientras murmuraba cosas en una lengua incomprensible, el péndulo giró rápidamente en el sentido de las agujas del reloj y, de golpe, se quedó rígido apuntando a una dirección:
-Bien…Veamos con que nos encontramos…- Murmuró mientras se adentraba en dirección al lugar que el objeto le indicaba, sabía que debía darse prisa, los demonios podían ser más terribles de lo que la gente solía creer, el jodido Hollywood había hecho mucho daño y las personas creían que con agitar una cruz delante de sus caras se les podía enfrentar:
-Mierda…- Edward se encontró frente a una puerta cerrada, intentó abrirla sin éxito, miró a su alrededor y suspiró, debería dar un rodeo, solo esperaba que no fuera demasiado tarde cuando llegara hasta allí.
Mensajes : 87 Fecha de inscripción : 18/08/2019 Localización : Queens
Ficha de Personaje Alias: Black Cat Nombre real: Felicia Hardy Universo: Marvel
Tema: Re: La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat] Miér 18 Nov - 8:58
Museo Smithsonian, Washington D.C. Miércoles, 19 de junio de 2019 01.05 h
A medida que sus pies se adentraban en aquel oscuro e interminable pasillo, sus dispositivos empezaron a emitir interferencias, cada vez más molestas hasta el punto de hacerse inservibles más que para desquiciarse. Felicia perdió su visión térmica, así que ya no tenía sentido seguir llevando aquellas lentillas.
De pronto le pareció oír su nombre... Achacó aquello a las interferencias producidas por sus pendientes. Por lo que decidió quitarse las lentillas y los pendientes —las interferencias de los cuales le estaban provocando dolores intensos de cabeza; debido a la conexión directa con los centros de equilibrio que estos tenían con su cerebro—. Tras guardar los molestos dispositivos, Felicia sentía cada vez más el calor intenso del ambiente adhiriéndose en cada poro de su piel. Una leve sensación de mareo la obligó a detenerse para apoyarse un instante en una vitrina de la exposición de Egipto en la que se encontraba.
De nuevo escuchó su nombre... Esta vez de una forma más clara.
—¿Edward...?
Sabía que aquella no podía ser la voz de Edward pero aquella voz distaba mucho de la criatura que estaba persiguiendo y allí no había nadie más que la pudiera estar llamando o al menos eso creía ella. Decidió salir de dudas, dirigiéndose al lugar de origen de aquella voz.
De pronto, lo que a Felicia le pareció una sombra, pasó de forma rauda tras ella. La puerta de la exposición se cerró generando un gran estruendo. Antes de que pudiera girarse para ver qué había sucedido a sus espaldas, escuchó de nuevo su nombre en aquella voz que ahora le resultaba más familiar. Por fin pudo localizar el origen de aquella voz... Parecía proceder de la zona de sarcófagos. A medida que se acercaba un terrible hedor se hacía cada vez más intenso... Era sin lugar a dudas el olor de la muerte.
Al adentrarse en el pasillo, la puerta de acceso se cerró de forma abrupta. El hedor era ahora más intenso y de pronto el sonido de unos pasos empezaron a sonar al compás de los suyos propios. Aquellos pasos los había escuchado anteriormente... Y no eran los de Edward. Eran unos pasos con los que estaba muy familiarizada.
Un nuevo susurro le confirmó sus sospechas. La voz que la estaba llamando y se estaba dirigiendo a ella pertenecía a su fallecido padre, Walter Hardy. «No puede ser...» se decía a sí misma la ladrona a medida que la voz de su padre seguía acercándose poco a poco hasta su posición.
—Te he echado tanto de menos…
Aquel susurró la pilló de imprevisto. Abrió los ojos sobresaltada, pero pronto el cálido abrazo la reconfortó; la sensación agradable duró muy poco, ya que el hedor a muerte y putrefacción que el cadáver viviente de su padre desprendía era terriblemente intenso... Hasta el punto que Felicia no pudo contener una arcada.
Su padre se disculpó... Y le quitó a su hija un trozo de carne del hombro, que se había desprendido de su propia cara tras el abrazo. Parecía perfectamente consciente de su estado actual. Ambos allí sabían que él ya no era el mismo Walter Hardy de años atrás... Al parecer aquel demonio le había prometido a su padre volver a verse e incluso poder estar junto a su hija para siempre... A cambio de que Felicia dijera una frase en voz alta que no estaba dispuesta a mencionar.
—Lo siento papá pero... cumplí con tu última voluntad una vez* y me temo que si hiciera lo que dices, no podría asegurarte el mismo final... ¿Lo entiendes verdad... papá?—los ojos de Felicia se empañaron mientras se acercaba al cuerpo descompuesto de su padre — Por favor, dime que lo entiendes...—Felicia sostuvo las manos de Walter entre sus manos mientras apartaba la mirada para dejar que su larga cabellera blanca hiciese de velo para sus lágrimas.
—Mi dulce niña... —Walter devolvió el gesto a su hija cogiéndola de las manos, sintiendo como sus huesos se debilitaban— No te preocupes. Lo entiendo perfectamente...—añadió apartando el pelo del rostro de su hija en un último esfuerzo por ver su rostro, pues sabía que le quedaba muy poco tiempo...
Padre e hija se miraron durante unos instantes. Él le sonrió.
—Al menos te he vuelto a ver, siempre te querré
Antes de que Felicia pudiera responderle, el cuerpo de su padre se descompuso por completo, quedándose de pie aun con las manos de su padre sostenidas. Hasta que pasaron a convertirse en gusanos blancos. Felicia sacudió las manos para deshacerse de aquellos gusanos. Allí ya no quedaba nada de su padre más allá del recuerdo. Aquella criatura había cruzado los límites y había cabreado de verdad a Felicia Hardy, quién era mucho más peligrosa que la mismísima Black Cat, cuando se trataba de su padre.
—¡Da la puta cara!—quien gritaba con lágrimas en los ojos y llena de rabia y dolor era Felicia —¡Enfrentate a mi sin trucos ni artimañas Belfegor!
Los gritos de Felicia se mezclaron con los del demonio y de nuevo las vitrinas de la exposición volvieron a temblar, esta vez estallando en miles de diminutos fragmentos de cristal.
A juzgar por los gritos, no podría decirse quién de los dos estaba más enfadado.
Mensajes : 177 Fecha de inscripción : 30/03/2020 Localización : -- Empleo /Ocio : Exorcista Humor : Depende del día
Ficha de Personaje Alias: Nombre real: Edward Johns Universo: DC Universe
Tema: Re: La maldición del diamante esperanza - Museo Smithsonian - 18 de junio 2019 [Black Cat] Lun 28 Dic - 7:39
Los cristales de las vitrinas de exposición estallaron en mil pedazos cuando a los gritos de la criatura, que se esparcían cómo ondas en el agua por el aire, se unieron los de la ladrona, colérica y furiosa, posteriormente al estallido empezaron a caer las momias de la zona, los cuerpos, momificados y embalsamados siglos atrás empezaron a revolverse en el suelo de repente, emitiendo un lamento terrible y poderoso que salía de sus gargantas, cómo un llanto que llevaba muchos años atrapado en la garganta:
-Felicia…Tu padre te está esperando en el infierno…- Murmuró la voz del demonio, que parecía provenir del techo, se escuchó cómo algo reptaba por encima de su cabeza, la oscuridad era densa y complicaba ver nada, el nauseabundo olor inundaba la estancia y el calor, junto con la humedad, que parecían ir en aumento, sumada a los chillidos de las criaturas que había en el suelo tiradas, hacían que la sensación en la sala fuera de incomodidad y angustia.
De golpe el enorme y pesado cuerpo del guardia desnudo cayó sobre Felicia desde el techo, pudo notar cómo con una fuerza sobre humana la sujetaban de las muñecas, algo húmedo y áspero le acarició la cara desde la mejilla izquierda hasta la frente: - Tu cuerpo es precioso Felicia…Entrégamelo…- Un parpadeo en las luces le dejó ver unas milésimas de segundo cómo la cara del guardia parecía estar fundiéndose con el resto de su cuerpo, parte de la carne ya se había desprendido de su rostro y caía cómo un colgajo repugnante, su ojo izquierdo estaba salido de la cuenca y colgaba grotescamente y su mandíbula, desprovista de piel, formaba una terrible sonrisa: - …Dámelo…- Intentó lanzar un mordisco a la mujer pero ella respondió con un fuerte cabezazo en la nariz, la criatura se lamentó y cayó de espaldas hacia atrás: - ¡Zorra! –
Algo agarró de golpe las piernas de la mujer, una de las momias de la exposición se había arrastrado hasta ella y ahora la agarraba con fuerza…Un ruido en la puerta del otro extremo de la galería rompió con los chillidos de la criatura:
-¡Felicia! – Gritó Edward mientras se adentraba en el lugar, ignorando los gritos de las momias y corriendo directo hacia la posición en que estaba la mujer: - Lucis…Quo est. – El murmullo del mago resonó por la sala, rápidamente una pequeña mota de luz salió disparada hacia el techo y de golpe estalló en un fuerte haz de luz que cegó a todos los presentes, desvelando el panorama.
Belfegor chilló colérico debido a la ceguera que el hechizo le provocó, la momia que había sujeta a la mujer intentó propinarle un mordisco, pero Edward le lanzó una certera patada en la cabeza que la hizo salir volando contra la pared…El haz de luz empezó a disolverse en cientos de motas de luz que permanecieron flotando en la sala: - ¿Estas bien cielo? – Edward sonrió a Felicia, estaba empapado en sudor y la ropa se le había pegado al cuerpo, aunque parecía que poco a poco la influencia de Belfegor había ido desapareciendo: - Bien Belfegor, la última vez te me escapaste…Pero hoy…- Johns extendió su mano derecha hacia el demonio, que bufaba enfurecido mientras su visión se restablecía:
-Jooohns….- La criatura, cuya piel ya se había empezado a desprender a jirones empezó a correr de frente hacia ellos: - Et nomine pater….Et filie…- Murmuró el exorcista mientras apuntaba con su palma al demonio, que de pronto resbaló y cayó al suelo, impactando contra una pared: - ¡Hijo de puta! – El demonio empezó a gimotear mientras Edward seguía con su conjuro:
-Felicia…Coge una de esas vendas. – Señaló una vitrina en la que se exponían las vendas que se utilizaban para hacer el rito mortuorio: - Y amarra su cuello, sus manos y sus piernas, no escuches nada de lo que te diga, una vez lo hayas atado, lo expulsaré de nuevo al infierno. -