[Minievento WWD] Cuervo de Sangre - Prólogo: La caída de Azarath (Andy) [12-04-2019]

Andy gozaba sobre todo del momento justo antes de despertar, ese momento en e que se esta soñando y a la vez se puede notar la sabana sobre la piel y ver retazos de tu cama y de tu habitación en el sueño, ese era el momento donde dos mundos se unían en uno solo el cual le había brindado grandes experiencias al joven. Pero a veces, ese momento, en vez de mezclar un sueño con la realidad, mezclaba una pesadilla, convirtiendo aquella dulce transición hacia la realidad física en uno de los más grandes horrores imaginables. No obstante, aquel día la pesadilla que debía dar lugar a la tranquilidad de la cama nunca llego a completarse, por el hecho de que la realidad era mucho peor que el peor de los sueños.

El cielo parecía un baño de sangre cruzado por lanzas relampagueantes que solo infundían terror hasta en el ser más temerario de la existencia. El apacible lugar situado en medio de la nada se había convertido en una gran explosión de caos y destrucción incesante e interminable, producto de la ira de un dios vengativo cuya única finalidad es acabar con toda la existencia para así, saciar de una vez por todas una sed de sangre que solo se amplia con cada nueva muerte, provocando un hambre interminable de muerte.

El joven mago, sintiendo un terror casi paralizante al observar aquel dantesco espectáculo, no hizo otra cosa que buscar refugio en los monjes de Azarath, aquellos sabios a los que Raven le habia confiado con el fin de que le instruyesen y seguramente le protegiesen de cosas como estas. No obstante, los monjes, permanecían quietos e impasibles ante las hordas de devastación que se aproximaban hacia ellos. Más que personas, parecía estatuas de piedra que se mantendrían adornando el lugar hasta que este encontrase su final, sin importar lo horrible o amenazante que fuese y aun teniendo la posibilidad de escapar.

El mayor de los sacerdotes le confió una ultima misión al joven mago, una misión o mas bien dicho una cruzada que quizás pudiese evitar la destrucción de otros mundos como este, pero que cualquier persona con un mínimo de raciocinio habría dado por imposible. Sin duda a Andrew se le vino el mundo en cima, aquella era una montaña que no podía escalar, era un reto insuperable o al menos eso era lo que el dictaba su razón.

Siempre se sentía superado por las circunstancias, hiciese lo que hiciese, pero ahora no había momento para la duda, ahora solo había momento para la acción. Con toda la determinación posible el joven atendió a las ultimas palabras que le dedicaría aquel monje, grabándolas a fuego en su mente, dejando una cicatriz en su memoria que seguramente no se olvidaría nunca. Y con este cometido en la mente, el joven huyo de aquel lugar, de los monjes y de las hordas de horrores tíndalicos que escupían fuego y sembraban la destrucción bajo las ordenes de la que aun consideraba su única amiga.

La carrera entre las calles que conformaban aquel lugar fue mucho más rápida de lo que cualquiera podría haber imaginado, gracias al terror de la muerte que perseguía a Andrew y a su acompañante(la cual debía llevarlo de vuelta a su hogar).

Pero, finalmente, tras un parpadeo, el joven volvía a estar en la tierra, como si nunca se hubiera ido de esta. Por un momento pensó que aquel apocalipsis solo se trataba de un sueño, pero las ropas de Azarath le recordaron lo contrario y junto a este recuerdo también le recordaron que tenia una misión que cumplir.

Una vez de nuevo en la ciudad pudo volver a acariciar aquel suelo frio y gris, tan distinto del de Azarath. Volvió a mirar al cielo y recordó que ya no era todo magia y enigmas sin respuesta y, como no, sintió el impulso de volver a su casa, cerrar la puerta y olvidar todo aquello que había sucedido, deseando solamente una vida mas fácil. Pero no podía hacerlo, había alguien que dependía de el por una vez y no podía darle la espalda. Y con este cometido presente Andrew se encamino hacia su casa, ahora solo debía localizar en esta algo que perteneciese a su antigua amiga y así poder usar un hechizo de localización, aunque no tenía demasiado claro como hacerlo, ni siquiera sabía que captaría, pero creía que si podía notar la esencia de Raven podría encontrar aquellos anillos. Además...¿Que otra posibilidad de encontrarlos tenía?

Terror, no existia ninguna otra expresión que denominase mejor aquello que Andrew había visto. Pero no era un terror normal, sino mas bien parecía que el rincón mas oscuro del universo hubiese cobrado vida y le hubiese mirado directamente a los ojos, entrando por ellos para finalmente tocar su alma y dejar en ella una huella oscura e imborrable.

El joven estaba completamente pálido, con las manos sobre la ropa de ella, la cual estaba reposada sobre un circulo en el suelo mágico que había sido improvisado con rotuladores. ¿Aquello que había visto era Raven? ¿Era de verdad ella? Sin duda alguna no lo parecía. Estaba...distinta, pero no solo en su aspecto, también irradiaba un aura de maldad y terror que le remitía a una sensación parecida a la que se enfrentaban siempre los protagonistas de los libros que solía leer antes de todo esto.

Tardo varios minutos en recomponerse de aquella visión y cuando lo hizo se sintió sucio, culpable, como si por el solo hecho de haberlo visto ya estuviese condenado al ultimo circulo del infierno. Poco a poco logro ponerse en pie, de forma torpe y tambaleante para al final agarrarse a una estantería y no caer por los temblores de sus piernas. Se mantuvo varios minutos en aquella posición hasta que finalmente logro adquirir el suficiente autocontrol para poder mantenerse de pie sin caer al suelo.

Una vez de pie y habiendo recuperado el control de la mayoría de sus funciones camino velozmente  hacia su habitación, de donde agarró una largo abrigo marrón que ocultaba la túnica de Azarath, se lo puso por encima y después decidió salir hacia Happy Harbor, a encontrarla.

Caminó hacia la puerta de la calle, guiado por una especie de fuerza, quizás fuese su instinto, quizás una fuerza interdimensional o quizás era que aquella imagen lo había vuelto completamente, pero sabía que debía de hacer en aquel momento. Sus pasos se dirigieron hacia la otra acera donde se encontraba alguien con un vehículo que parecía ser una motocicleta, simplemente tocó a aquella persona y esta cayo al suelo, desmayada. Andrew se subió en el vehículo y lo arranco.

¿Que estaba ocurriendo? Sin duda alguna algo que no le había pasado nunca. No sabía como había hecho aquello al hombre de la moto, ni como había conseguido arrancarla, ni siquiera como había logrado saber cual era la ruta correcta por carretera hacia Happy Harbor. Parecía que su cuerpo se hubiese puesto en modo piloto automático y no sabía como cancelarlo, aunque tampoco quería intentarlo, porque suponía que así podría encontrar a Raven.

Después de lo que para él fueron unos instantes(Aunque en realidad habían sido un par de horas) Andrew se encontraba frente a la montaña de su visión, corriendo hacia ella, desesperado por encontrarla, no sabía que iba a hacer cuando la encontrase, pero tenia que hacerlo, algo dentro de el se lo pedía. Además, quizás cuando la encontrase, podría eliminar toda aquella maldad.

Continúa aquí.