El renacer de la hija pródiga (Charles Xavier, profesorado de la Mansión) [10/03/2018]

*Viene de aquí Prueba de rol

!:

Cuando alcancé a ver las verjas de la mansión, mi pulso empezó a acelerarse. Estaba nerviosa, y expectante, y abrumada. Ya casi estaba.

No puedes acabar conmigo, Jean. Lo sabes. Ahora estoy débil, tú lo sabes y yo lo sé. Pero en cuanto me recupere las cosas no serán fáciles para ti. Lo sabes, ¿verdad?
¿Por qué quieres acabar conmigo? Estaba vez no ocurrirá lo mismo, Fénix. Seré yo la que acabe contigo. No volveré a perder a todo el mundo. No me consumirás de nuevo.
¿Y si me quedo tranquila? ¿Me dejarías quedarme? Podríamos ser únicas juntas.

Juntas. Me estaba sugiriendo... ¿coexistir? Pero... ¿sería capaz de mantenerla a raya? Estaba acercándome a la puerta principal de la Mansión X, en cuanto cruzara las puertas todo empezaría de nuevo. Sopesé la oportunidad que me estaba brindando. Fénix podría vivir sin mí, pero yo sin ella...

Está bien. Pero si te propasas, aunque sea mínimamente, te juro que acabo contigo aunque eso signifique perderme a mí. Te lo juro- le escupí al ente que habitaba dentro de mí.

El camino desde el hospital hasta la Mansión X había sido largo y yo no estaba en mi mejor momento. Me agarré con fuerza la cabeza y me doblé sobre mí misma, intentando colocar todos los pensamientos en sus sitio, intentando atar cabos, intentando entender qué había pasado, intentando no volverme loca… Necesitaba a Xavier, cuanto antes. Hice lo que pude y le contacté telepáticamente, avisándole de mi regreso y que necesitaba ayuda, por si quería avisar a alguien de la Patrulla para que le acompañase. Después de hacerlo, caí al suelo debilitada y me concentré en respirar y llegar a la Mansión y no quedarme a las puertas. Cuando estuve en la misma verja de la Escuela esperé a que los alumnos volvieran a sus clases y liberaran los jardines para pasar sin llamar su atención. Sin duda alguno me habría reconocido y por el momento era algo que quería evitar, así que me medio arrastré sin ser capaz de caminar correctamente hasta la puerta del edificio, abrí la puerta y con cuidado fui hasta el despacho de Charles con la esperanza de que estuviera allí.

Estaba nerviosa, asustada, confusa y perdida; sin embargo, me sentía como en casa: las mismas paredes, el mismo suelo reluciente pero gastado con los pasos de los alumnos, el aroma de las plantas, la luz del sol que se colaba por las ventanas... Me permití un momento para cerrar los ojos y respirar. Respirar. Estaba allí, viva. Estaba de vuelta. Pude verlo en la sonrisa de Charles cuando abrí la puerta de su despacho, aunque la sonrisa no le llegaba a los ojos y estaba solo. Quizás no quería involucrar a nadie por el momento.

-Ayúdame a entender... Por favor... No recuerdo nada... Sólo sé... Sólo sé que desperté en un... Hospital... No sé cómo llegué allí... Ayúdame...- le supliqué en un sollozo, cayendo de rodillas, agotada. Si miraba dentro mí, sabría cómo había llegado hasta allí, porque de dónde venía él lo sabía de sobra.

El mundo había cambiado. Las calles, los edificios, las ciudades, la galaxia... Donde antes había campos enteros vacíos donde tan solo algunas casas perdidas se veían ahora pueblos, enormes urbanizaciones o largas autopistas se levantaban. Millones de nuevas mentes y almas habían aparecido de la nada en cuestión de horas. El profesor notó una perturbación en el espacio tiempo tan fuerte que le dejó inconsciente un largo rato. Cuando despertó corrió a cerebro para ver qué había pasado, pues sintió unas fuerzas tan grandes que tan solo un cambio en el propio tejido del universo podía explicarlo. ¿La fuerza Fénix? ¿La Bruja Escarlata? ¿Thanos? Algo había pasado, de eso no había duda, pero ¿el qué? No podía saberlo con certeza. Así que cuando entró en su pequeño templo personal, en aquella estancia desde la cual era capaz de acceder a todas y cada una de las mentes del planeta, buscando a quienes necesitaban su ayuda y su apoyo, estuvo a punto de perder la razón. Tantas nuevas caras, tantos nuevos poderes, aparecieron frente a él como una noche estrellada, como los fuegos artificiales en una feria, luminosas, centelleantes que cubrían el espectro mental del mutante por completo. Necesitó unos minutos para conseguir ordenar todo aquel caos con cuidado, y cuando lo consiguió estabilizar supo que algo había cambiado. Todo había cambiado.

Durante todo el día meditó, intentando ordenar su mente y lo que acababa de ver. ¿Cómo era posible? ¿Qué o quién habría hecho algo así? Fuera como fuese podía ser bueno o malo, dependiendo del cristal como se mirase. Pues al final todo se reduce a eso, ¿no es así? ¿Qué está bien o qué está mal? Las dudas caían como las gotas de una cascada, arremolinándose en la base de esta con fuerza y sin ningún orden aparente. Pidió al resto de profesores que aquel día le dejasen a solas con sus pensamientos, y al notar la preocupación que parecía emanar de los ojos del director así lo hicieron. Sin embargo, hubo algo que el profesor no se esperaba ni por asomo. Algo que le obligó a abrir los ojos y levantar la cabeza para mirar a través del cristal, con los primeros rayos del atardecer colándose por la ventana. Una llamada de alguien a quien hacía mucho, mucho tiempo que no oía.

- Jean...-


Su antigua alumna y compañera Jean Gray, la cual había muerto sacrificándose para salvar la galaxia y contener la fuerza Fénix estaba viva. ¿Cómo? ¿Cómo era eso posible? No entendía. Él mismo había visto apagarse la luz de la mutante, y ahora estaba allí, tan brillante como el sol del medio día. Se pasó la mano por su lisa cabeza, desde la frente hasta la nuca, mientras en la otra mano sujetaba una foto en la que aparecían él y la joven, el día de su graduación. Escuchó su llamada de socorro, diciéndole que estaba de camino. La siguió todo el camino, intentando acceder a sus recuerdos, pero sin éxito. ¿Por qué? Parecía como si Fénix le estuviese bloqueando el paso, con aquella mirada penetrante y devastadora, casi riéndose en la cara del profesor por sus vanos intentos de acercarse a la que fue su alumna. Estaba decidido a salir a buscarla, pero la mutante le pidió que no lo hiciese, que ella llegaría hasta allí. Fueron los minutos más largos de su vida. Y entonces...

La puerta chirrió ligeramente, lo justo para saber que esta se estaba entornando. El profesor se giró sobre sí mismo, y allí estaba. Ante sus ojos, con los cabellos carmesí y sus ojos esmeralda, asustada, sin saber muy bien qué había pasado. Xavier sonrió y se acercó a ella, abrazándola con cuidado y besando su frente dándole ese calor y cariño que había ido a buscar al que fue su hogar durante toda su vida.

- Bienvenida a casa, Jean Grey. Tranquila, todo se andará. Ahora estás aquí.- No podía creerlo. Ahora que la tenía delante ya no había duda alguna de que ella era real. Su mente estaba allí, su cuerpo estaba allí. Su poder estaba allí. Se separó ligeramente de ella y le ofreció una butaca donde sentarse, justo en frente de la mesa del profesor. Pensó en qué debía decir a la muchacha, cómo explicarle todo.. No era fácil, y menos aún teniendo en cuenta la forma en que ella había contactado con él, asustada, sin entender qué le había pasado. Xavier juntó las manos frente a él uniendo las yemas de los dedos, pensativo, con los ojos cerrados.- Jean, necesito que me cuentes todo lo que recuerdas. Todo. De dónde vienes, qué has estado haciendo estos últimos años. Sé que seguramente no entenderás el por qué te pido esto, ya que en teoría he estado ahí contigo todo este tiempo, pero necesito que me lo expliques con cuidado y detalladamente.-

Jean vería en los ojos del profesor que era una petición real, que no le estaba tomando el pelo ni era una broma. Parecía muy serio ante este asunto, y el profesor jamás se andaba con minucias ante un tema tan delicado.

Recibí su abrazo dejando que su calor me inundara, Charles hacía que me sintiera protegida y segura. Después me ofreció un lugar en el que sentarme y yo acepté, consciente de que era momento de hablar de lo que había pasado y el suelo no era un buen sitio, además estaba un poco entumecida. Me acomodé en la butaca y me pasé la mano por la frente, frotando mis ojos. Estaba allí. Estaba en casa. Podía respirar tranquila y relajarme.

Cuando Charles me pidió que le contase lo que recordaba me quedé en blanco, mirándole. ¿Lo que recordaba? No recordaba... casi nada... Hice un esfuerzo por recordar, por recuperar lo que fuera que estuve haciendo, pero nada.

-Tengo... Lagunas... No...- miré a un lado, frunciendo el ceño en señal de esfuerzo. -Fénix no... No me deja...- cerré los ojos con fuerza, llorando del esfuerzo, del agobio, de la impotencia...

No llores, Jean. No puedo dejarte hablar de ello... porque yo tampoco lo recuerdo todo. No se lo digas a papá...- se reía.

Abrí los ojos de golpe ante esa revelación de Fénix, inesperada, desesperanzadora... Aún así, sequé mis lágrimas con el dorso de mi mano y miré de nuevo al profesor, con la mirada menos perdida.

-No... No lo sé. Sólo sé que estaba muerta y de pronto no, estaba en un hospital, viva. ¿Qué ha ocurrido? Alguien en el hospital me dijo que me habría alcanzado la explosión, que ha habido cambios... ¿De qué hablan? ¿Estamos de verdad en 2018?

Me encogí en la butaca, recogiendo mis pies en esta y abrazándome las rodillas. ¿Qué ocurrió?

Logan volvía a la Mansión tras pasar unos días lejos. Aparcó la moto en el patio delantero.

Desabrochó la chaqueta que cuero que llevaba, para ir en moto hacía fresco y era mejor cerrarla pero estando parado no había necesidad de cubrirse.

Entró en el vestíbulo y notó el olor. Aquel olor que hacía tiempo que no olía, aquel olor que antaño llenaba los pasillos de la mansión, olor que llenaba la mente Logan. Un olor de calidez, pero a la vez de fuego de destrucción. Y hasta los vellos de sus brazos se erizaron en una reacción animal.

Siguió el rastro hasta llegar a la puerta del despacho del Profesor Xavier.

Llamó a la puerta antes de entrar, pero se introdujo en ella y allí la vio.
Esos cabellos rojos ahora inmóviles sobre sus hombros pero que había visto moverse como las llamas de un fuego intenso. Aquel mismo cabello que había tenido entre sus dedos tiempo atrás.

Y ella se dio cuenta y giró su cabeza para mirar a Logan y al mirar sus ojos verdes casi pudo ver como si los ojos de ella se iluminaran con sus propias pequeñas llamas.
La vio, estaba hermosa, como siempre había sido. ¿Pero dónde había estado?

Sin mediar palabra fue a sentarse en una silla frente a la butaca de ella, sin dejar de mirarla. Como si nada más existiera.

El profesor pudo ver la batalla que su alumna y la fuerza fénix tenían en la mente de la mujer. Intentó acceder a ella pero fénix se lanzó a por él, protegiendo la mente de Jean. Xavier vio aquella criatura de fuego y odio que siseaba, como un perro que protege el hogar de un desconocido. Abandonó aquella idea para más adelante y se centró en explicar a la joven Jean la situación.

- Eso es. Estamos a diez de marzo de 2018. Pero hay algo que debes saber. Ahora...- La puerta sonó y el profesor miró quién era. Logan. Debía haber sentido la presencia de Jean. Por lo que había podido ver Logan y él provenían de un universo bastante parecido, por no decir posiblemente el mismo. Permitió que se uniese a ambos ya que sabía lo importantes que eran el uno para el otro, o al menos lo importantes que habían sido en el pasado. Suspiró y apoyó las manos en la mesa.- Veréis... Al parecer ha ocurrido algo en el universo. Tú, Jean, ya sabes cómo funciona este. Hay portales a otras dimensiones e incluso universos paralelos. En estos las vidas de una persona pueden haber cambiado por completo. Si consideramos la posibilidad física de infinitos universos alternativos, en alguno de ellos nosotros no existimos, o no tenemos poderes. La característica común que tienen todos esos universos es que confluyen a la vez. El tiempo que pasa entre ellos es el mismo, por lo que en todos sigue siendo el año 2018. Acceder a esos universos es posible, pero la dificultad es enorme. Además, podía traer consecuencias catastróficas para la propia realidad si alguien viajase a un universo que no es el suyo.-

>> Pero dejemos eso de lado. No quiero confundiros. La esencia de esta explicación es la existencia de universos paralelos.- Esta explicación iba especialmente por Logan, ya que el profesor sabía que Jean había visto eso debido a la fuerza fénix. El profesor suspiró y se acarició la cabeza.- Como os iba diciendo, el universo ha experimentado un cambio que jamás en toda su historia había ocurrido. Ha habido una colisión de universos. Pero ya no sólo de nuestro mismo universo... Al parecer en esa hipótesis de los infinitos universos paralelos existía otra connotación: la posibilidad de realidades totalmente opuestas al a nuestra. Lo que os quiero decir es que al parecer había otro universo. Un universo parecido al nuestro, con héroes y personas con poderes, pero cuya evolución y cambios en la historia eran completamente distintos. Ciudades que jamás existieron en el nuestro, formas de vida únicas, poderes inimaginables... Y hemos chocado con ese universo. ¿El cómo ha sucedido? Lamentablemente no puedo responderlo. Ni siquiera Thanos con el poder de las seis gemas podría acariciar algo tan gigantesco. No hay nadie en todo el universo con un poder como para hacer eso... Y sin embargo, ha sucedido... Sin duda nos enfrentamos a la que podría ser la mayor crisis de toda nuestra historia... Y lo peor es que no creo que estemos preparados para ella...-

Miré incrédula a Xavier... Claro que le creía, creería cualquier cosa que me dijese, pero... Me costaba tanto procesar el hecho de que estábamos en el 2018... Era complicado que no me sobrepasara toda la información que estaba apunto de revelarme el profesor, y por si eso fuera poco, alguien tocó la puerta y entró sin esperar a que el profesor diera su aceptación. Me giré para ver quién era... Y...

...Logan...

Fénix se maravilló al verle, como siempre lo hacía, re retorcía de las ganas que tenía de ponerle la mano encima para darle algo más que caricias... Pero, yo... No fui capaz de articular palabra. Sólo pude mirarle mientras se movía por el despacho en busca de una butaca en la que sentarse frente a mí y quedarse mirándome fijamente. Ninguno medió palabra y eso me hacía sentir más confusa. Por suerte, la voz de Xavier me sacó de mi ensimismamiento y me obligó a centrarme en él y lo que tenía que contar.

¿Colisión de universos? Ya sabía de la existencia de universos y realidades paralelas pero... Colisionar con un universo en parte parecido al nuestro, con sus héroes y villanos, sus historias, sus edificios, sus emblemas... Eso era nuevo. Había un equilibrio, siempre lo había. ¿Quería decir que nos habíamos fusionado? ¿Que algo o alguien ha roto el equilibrio? Pero no parecía que nos hubiésemos fusionado al completo, el caos estaría reinando en las calles, la gente habría enloquecido... Era poco probable. Fruncí el ceño molesta y me llevé ambas manos a la cara, ocultando mi rostro. ¿Qué estaba viendo? Una especie de flashback que duró un segundo, un recuerdo de algo que yo no viví... Pero... ¿Fénix? No reconocí nada de lo que vi en aquella visión, pero me dejó aún más debilitada mentalmente. Desde que aparecí de nuevo respirando por mi cuenta me había esforzado en comprender todo, absolutamente todo lo que me rodeaba e intentaba procesar toda la información que pudiera captar, pero eso me estaba cansando mucho.

-...- no supe qué decir. Estaba rebanándome los sesos intentando encontrar una respuesta lógica y válida a lo que Xavier nos estaba contando, pero no encontré nada útil que decir. -¿Qué opinan los dirigentes de las ciudades? ¿Y los demás profesores? ¿Ororo?- miré a Logan con la mirada preocupada por todos mis compañeros... por Scott... Después bajé la mirada, procurando controlar mis emociones.

Sin desviar la mirada de Jean, Logan habló.
-¿Y qué podemos esperar?, ¿lo mismo que tenemos ahora pero multiplicado por dos?, ¿o peor aún, que con tanto nuevo malvado junto se genere tal competencia que se peleen entre ellos?, sobre todo por el caos que podría organizar algo así.-
No pudo dejar de preocuparle un nuevo universo así que fuerzas podría desembocar, como una presa de agua que se rompe y deja libre todo el caudal de agua acumulada en un segundo, desparramándose sin control por el universo, arrasando todo a su paso. Y al pensar eso vio la imagen de Jean convertida en Fenix, una hermosa personificación de una fuerza esencial de la naturaleza, salvaje y mortífera. Y Logan se sentía como una mosca atraida por la intensa luz destructora.
No quería pensar mucho en ello, sabía que los dos presentes podían leer su mente con la misma facilidad que podía leerse un rótulo pasando por Times Square.

- Los dirigentes de cada país llevarán a cabo una reunión estos días, para determinar la gravedad de la situación. Pero eso no nos atañe ahora mismo, sino lo que puede suceder. Verás Jean, para que lo entiendas, el choque no ha sido únicamente entre esos dos grandes universos. Nuestro propio universo ha chocado con tantos universos como puedas imaginar... Es posible que haya gente que nunca haya oído hablar de ti o de mí. Gente que en su universo no estábamos nosotros. No existíamos. No sería raro encontrar a alguien que ni siquiera sepa qué son los mutantes, o qué son los héroes, o que las personas con poderes como nosotros sólo existamos en las películas o en las historietas de los cómics. Esa es la razón por la cual nosotros estamos tan consternados al tenerte de vuelta. En nuestro universo tú... Bueno, habías muerto sacrificándote para que la fuerza fénix no acabase con el universo. En cualquier otra situación tu presencia podría significar una desestabilización en el equilibrio del universo. Sin embargo, aún no sabemos muy bien como, a pesar del choque está todo bastante equilibrado... No debería tener ninguna lógica, ya que un choque de esas dimensiones sería catastrófico a todos los niveles. Y sin embargo, aquí estamos, aparentemente sin señales de que el universo esté a punto de colapsarse... Lo cual me preocupa con creces, no puedo negároslo. Sin embargo, supongo que tendrás una enorme cantidad de preguntas al respecto, mi joven Jean. Pues, para eso estás aquí... ¿Me equivoco?- El profesor ofreció una cálida sonrisa a su alumna predilecta, la cual había sido sin lugar a dudas la más complicada de todas las que habían pasado por la mansión. Ella había correteado por aquellos pasillos desde que fuese una niña de apenas ocho años, y él había intentado ayudarla todo lo que había podido. Cuando murió por salvarles, el profesor lloró amargamente, pero se alegró de que su joven alumna se liberase de semejante carga. Y ahora ahí volvía a estar, frente a él, pidiéndole ayuda de manera indirecta, una ayuda que él siempre le prestaría, pasase lo que pasase.

El director miró al otro miembro de la patrulla, con el mismo gesto paternal y tranquilo.

- Lo mismo va por ti, mi querido Logan. Cualquier duda o aportación que quieras hacer, este es el momento.-

Las palabras de Xavier lejos de consolarme hicieron que el vacío que sentía dentro y que Fénix ocupaba como un parásito se hiciese más grande. Sabía que su intención era ayudarme y sabía que de algún modo lo estaba haciendo, pero no eran las palabras ni el reconforte que esperaba. Pero, ¿qué es lo que esperaba? ¿Una bienvenida con globos, bombones y rosas? La gente no sabía que los héroes existían y ciudades enteras se han reducido a cenizas, ocupadas por otras que no deberían estar. La gente se ha vuelto loca, el caos reina estos días... Y yo me preocupaba por lo que "esperaba" de Xavier, y lo único que debía esperar era su sinceridad. Nada más que eso. Lo sabía y, sin embargo, seguía mintiéndome a mí misma como siempre. La opción de que estuviera diciendo esto para que yo no me sintiera culpable no me parecía factible, Charles no era así y sabía que yo acabaría descubriendo su mentira, igual que él mis pensamientos. ¿O es que reakmente me sentía culpable o mínimamente responsable por lo que estaba pasando? En ese caso, ¿por qué? ¿Por qué no podía recordar? ¿Por qué tenía que ser tan complicado? Estaba resultando muy frustrante. Nada de lo que decía Xavier tenía sentido, ¿por qué podría pasar eso? ¿Por qué la colisión? ¿Qué pasó? Piensa, Jean. Piensa...

Era inútil. No podía recordar nada. Nada. En ese momento sería capaz de hacerlo todo arder si no fuera porque Fén- No. No podía ser. Me estaba dejando llevar por ella. No. No... Me llevé las manos al rostro y me tapé los ojos, soltando el aire por la boca. Aire que hasta ese momento no sabía que estaba conteniendo. Miré fijamente a los ojos a los dos hombres que tenía delante y, si se fijaban, podrían ver un destello rojizo en mis ojos por un segundo. Menos de un segundo. Un destello de Fénix, atrapada y cautiva. Débil.

-Yo... Lo siento...- fruncí el ceño, con la mirada perdida. -...Al... Al principio estaba confusa y asustada, p-pero pronto me alegré porque supe que tendría otra oportunidad para estar con vosotros, para veros sonreír, para vivir de nuevo... Sin embargo, lo que me encuentro son más dudas y lagunas en mi mente, Fénix y yo estamos débiles, el mundo se ha vuelto loco y con razón, nada tiene sentido... Y yo... Yo creo que soy responsable. Una voz dentro de mí que no es Fénix me dice que todo esto es culpa mía, que si no hubiera regresado esto no tendría que haber pasado... ES... Doloroso... Muy doloroso... Siento tanta muerte y tanta agonía, toda la pérdida que ha tenido lugar, es... tan... doloroso...- las lágrimas brotaban de mi sin control, sin impedimentos por mi parte. Estaba cansada, esta aturdida, estaba exhausta emocional y mentalmente, mi cuerpo no podía más tenso y muerto a partes iguales, me ardía la garganta y mis ojos eran vidrieras. No quería llorar.

Procuré serenarme, no quería que sintieran lástima por mí o dar la nota. No era el momento. Me froté los ojos hasta secar mis lágrimas y disipar mi rabia y respiré hondo varias veces. Eso estaba mejor. Serena podría pensar con más claridad. Me estaban presentando la posibilidad de que al llegar yo, ninguno de ellos estuviera aquí esperándome, que nadie me conociera, que podría haber despertado sola en un hospital que no conocía... Podría haber sido peor, mucho peor. Por suerte les tenía a ellos, aunque no estuviera Scott, me quedaba el resto de mi familia.

-¿Algo más que debamos saber?- Fénix y yo, por supuesto. Lo demás seguro que Logan lo conocía de sobra, lo había vivido.

-Profesor, mi opinión personal respeto de la fusión de los mundos ya debe saber cual es, no me preocupa especialmente en cuanto a mí como persona, tan solo hay el doble de idiotas que pueden molestarme. Pero aparte de eso sé hacerme respetar.-
-Ahora lo esencial es saber lo que podemos hacer por ella.- Mientras miraba a Jean.

Se levantó y se puso juntó a ella, poniendo la mano sobre el hombro más cercano de ella. Porque un gesto puede trasmitir más que muchas palabras.

-¿Y qué podemos hacer por ella?...-
-...¿que podemos hacer por ti?- dijo girándose hacia su cara.

El profesor escuchó las palabras de Jean que ya conocía tras echar un rápido vistazo a sus pensamientos, a pesar de que fénix le había cerrado el paso a sus sentimientos más profundos. Siempre había tenido problemas con ella, y no pensaba que el choque hubiese cambiado eso. Las palabras de su antigua alumna le turbaron y negó con la cabeza en cuanto terminó.

- Oh, no, Jean. Esto no es culpa tuya d eninguna manera. Hay algo mucho más profundo y peligroso que tú. Ni siquiera Fénix tiene un poder tan terrible como para esta unión entre universos...- Se levantó y se acercó hasta ella, apoyando su mano en el hombro de la mujer. Parecía turbada, asustada como pocas veces él la había visto. La entendía. Su situación era tensa y dura. Recordar que habías muerto sacrificándote por aquellos que amabas para volver y pensar que eras la culpable de posiblemente la crisis más grande que el universo había sufrido no era sencillo de ninguna de las maneras. Pero el profesor no sólo era eso para la mujer, era un amigo, casi un padre para ella, y nunca le habría permitido tener ese pensamiento en la cabeza si podía evitarlo.- Sé como te sientes... He sentido todo ese dolor y esas pérdidas igual que tú... Pero no es tu culpa, por mucho que Fénix diga que sí. Me alegro de tenerte aquí, y debes pensar que ahora es todo distinto... Vuelves a estar con nosotros, y todos nos esforzaremos para que te sientas como en casa como siempre ha sido...-

El rostro de Xavier se tornó más serio y miró al interior de la mente de la muchacha, dirigiéndose directamente a Fénix. El fuego, el dolor, la abrumadora presencia de horror y destrucción, como las llamas del sol.

"Ya es suficiente Fénix. No sois las culpables de esto y lo sabéis, así que deja de atormentarla..."

Oh, no, profesor. No soy yo quién atormenta a nuestra querida Jeannie...- se excusó Fénix poniendo voz de niña buena, aunque decía la verdad.

-Lo sé... Es... Creo que necesito descansar. ¿Henry está? Quizá debería hacerme análisis y algunas pruebas...- comencé a decir mirando a Logan a mi lado, con su mano en mi hombro. -Llevarme con alguien que pueda hacerme pruebas estaría bien...- me incorporé y estiré las piernas, devolviendo la vida a mis músculos y dejando que la sangre recorriera de nuevo mi cuerpo. Eso sí, no me solté de la silla en ningún momento.

Tenía intención de irme del despacho en busca del laboratorio de Henry si estaba donde lo recordaba, hasta que me armé de valor y me dirigí a la mesa de Xavier, apoyando mis manos sobre la superficie de su escritorio.

-Profesor... Me da miedo preguntarle esto... Pero......... ¿Scott?- tragué saliva sonoramente y fruncí el ceño preocupada. No me había atrevido a preguntar por él por la respuesta que pudieran darme, pero lo mejor era enfrentarme a la verdad cuanto antes. -¿Por qué no está aquí ahora?- se me quebró la voz y se me llenaron los ojos de lágrimas que intenté no derramar.

No quería ni pensar en un mundo en el que no estuviera él...

off:

-Te apoyaremos en lo que haga falta.-
No dejó de mirarla mientras sus personalidades salían a flote, como buscando el perdón, un arrepentimiento de algo que no habían hecho.

Y ella dijo:
-Profesor... Me da miedo preguntarle esto... Pero......... ¿Scott?-
Él no pudo obviar el fastidio que le producía Scott, el chico bueno, el siempre perfecto Scott, que jamás podía cometer ninguna mala acción.
Hizo como si no hubiera escuchado nada y dejó que el Profesor respondiera.

El profesor frunció el ceño y negó para sí mismo. No pudo obviar las palabras de Fénix y saber que eran reales. No era ella la que agobiaba a la joven Jean, sino la propia mujer. Ella había causado en el pasado daño y había destruido miles de vidas. Pero este era un futuro distinto, donde ella podía empezar de cero de nuevo. Él se encargaría de que su alumna predilecta tuviese un lugar donde crecer y evolucionar sus poderes de nuevo, aunque no le gustaba que Fénix hubiese ido con ella. Aquello podía volver a terminar muy mal.

- Por supuesto. Lo mejor es que descanses y te centres. La mansión es tu hogar siempre y cuando así lo desees, ya lo sabes. Henry está por aquí. Llegó ayer. Estará encantado de ayudarte. Ya sabes que siempre ha sentido cariño por ti. Cuando hayas descansado te acompañaré junto a él.- El profesor asintió y volvió a su sitio, tras sonreír a Jean y asentir a las palabras de apoyo de Logan. Eran algo más que un equipo. Xavier no había querido crear un cuerpo de élite, sino una pequeña familia que cuidaban unos de otros y se ayudaban cuando era necesario. Amigos convertidos en hermanos, o amantes, dependiendo del caso. Él intentaría seguir con su labor de conseguir que humanos y mutantes pudiesen llegar a una armonía conjunta algún día, valiéndose de los conocimientos y la diplomacia de su fiel amigo Henry. Algún día lo conseguiría. Lo presentía.

Tal y como presintió la siguiente pregunta que Jean le hizo. Una pregunta tan justa como desagradable dada la situación de todos. Un suspiro sirvió de preludio a las palabras que abandonaron los labios del profesor.

- No he sabido nada de Scott desde la colisión. En mi universo, Scott había abandonado la mansión para buscar respuestas y encontrarse a sí mismo, pero ahora no tengo ni idea de dónde puede estar. Siento... Que con la colisión mis poderes han sufrido un cambio. No es que ya no pueda usarlos, pero son tantos los nuevos mutantes que han aparecido que me llevará un tiempo acostumbrarme a ello y a usar a Cerebro. Tened en cuenta que la población mundial ha aumentado considerablemente de la noche a la mañana. Un uso precipitado sin valorar las consecuencias podría volverme loco o destruir mi mente si siento tanta gente nueva de repente... Seguiré intentando localizarlo y ponerme en contacto con él. Hasta entonces, lo único que puedo ofreceros es consejo y mi guía, tal y como siempre he hecho. ¿Alguna pregunta más?- El profesor había intentado usar a Cerebro para localizar a los mutantes que estuviesen vivos, pero tuvo que quitárselo casi al instante. Los gritos, el dolor, la emoción que sintió de golpe de tantos millones de nuevos individuos lo dejó inconsciente un par de horas. Debía acercarse a Cerebro con cautela y paciencia. Pequeñas dosis, como cuando empezó a usarlo por primera vez. Con el tiempo, todo volvería a su cauce, como siempre lo hacía.

Asentí en silencio mirando al suelo en respuesta a la "desaparecida" existencia de Scott. Algo me temía al no haberle visto aún allí, aunque también se me pasó por la cabeza que quizás habría rehecho su vida como ya pasó una vez.
Me abracé en un gesto de ánimo a mí misma y les dediqué una sonrisa triste a mis compañeros, tratando de llevar todo aquello lo mejor posible. En cuanto descansara un poco y se me aclararan las ideas, podría comenzar a pensar de verdad.

-Gracias- con voz débil y algo ronca, luché por no romper a llorar. Empezaba a sentirme muy abrumada y aturdida, una combinación de emociones para anda recomendable.

Fui hasta uno de los dormitorios que quedaban libres con la mente a mil por hora y, sin embargo, a un paso muy lento. Me costaba moverme y sólo quería tumbarme y dormir, y que todo fuera un mal sueño.
Quería despertar y que Scott me hubiera encontrado. Puede parecer extraño, pero me sentía muy sola en ese momento, pese a estar rodeada de la que una vez fue mi autentica familia. Después de todo, yo estaba muerta y los demás continúan con sus vidas.

Llegué a la habitación y cerré la puerta tras de mí, respirando de veras por primera vez. Me derrumbé en la cama y lloré hasta quedar sumergida en un sueño tranquilo, en el que ni siquiera Fénix intervino. Cuando despertara podría ver a Henry y hablar con él, y con suerte, encontrar alguna respuesta que calmara mi psique.