Me desperté de golpe abriendo mucho los ojos mientras ahogaba un grito. Después, cerré los ojos y me sumí en una calma y un silencio muy agradables, pero no fui capaz de abrir de nuevo los ojos. Me pesaban los párpados, me sentía exageradamente exhausta. ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado?
Intenté moverme pero los miembros me resultaban muy pesados, notaba cables clavados en mis brazos, en mi nariz, por muchos sitios. ¿Qué era aquello? ¿Vías? ¿Acaso estaba en un hospital? ¿Qué pasaba?
Era la única forma, pero no durará mucho. No te preocupes.
¿Qué? ¿Quién...?
Sabes quién soy. Hace mucho que no hablamos, pero sabes quién soy. Si no... tu pulso no se habría disparado, Jean.
¿¡Fénix!? No puede ser... yo... tú... no... ¡¡No!! - el pánico que sentía empezaba a crecer en mí como un fuego abrasador. Me revolví en mi cama, rodeada por la oscuridad que mis ojos cerrados me otorgaban. Era como estar ciega. Daba pasos en falso, tiraba de las vías y me hacía daño pero me daba igual. No quería saber nada de Fénix. Era demasiado doloroso. Y para colmo no recordaba nada. Nada.
¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Qué ha pasado? ¿¡Qué has hecho ahora!?
Tiempo al tiempo, Jean. Te enterarás cuando llegue el momento.
Tenía que salir del hospital, o lo que fuera ese lugar. Me esforcé por abrir los ojos y me tomó unos minutos abrirlos del todo, pero una vez abiertos reaccioné deprisa. Tardé unos segundos en aclarar mi mente, las voces habían vuelto pero yo estaba falta de memoria. No sabía por qué estaba allí y me sentía confusa. Concentré mis fuerzas en acallar a Fénix, notaba su debilidad y me aproveché de ello. Me incorporé en la cama y me quité las vías de un tirón, me dolió pero me acaricié y masajeé la zona para calmar el dolor. Tardé un poco más con la vía de la nariz, pero no supuso un problema mayor.
Necesitaba un destino. Y respuestas, y sólo una persona podía dármelas. El Profesor. Necesitaba llegar hasta él y por mi bien, tenía que ser rápido. Fénix no iba a acabar conmigo de nuevo.
No sabía cuánto tiempo había pasado desde mi ausencia, pero estaba segura de que Charles estaría bien. Salí de la habitación a hurtadillas y fui a la sala de espera que había cerca de mi cuarto. Vi a una señora mayor con un joven, se daban la mano y se daban apretones de vez en cuando, dándose ánimos. Me acerqué a ellos y les hablé en susurros para que las enfermeras no me oyeran.
-Disculpen... ¿Qué día es hoy?- empecé insegura. Me miraron a la vez con los ojos llorosos, pero el joven respondió con rápidez.
-Hoy es 18 de Marzo, señorita. ¿Se encuentra bien? ¿También le alcanzó la explosión?- ¿Qué? ¿Qué explosión?
-¿Qué explosión? ¿Qué ha pasado? ¿En qué año estamos?- el joven me miró con preocupación y comprensión, como afirmando que me había alcanzado esa explosión de la que hablaba.
-Estamos en el año 2018. Algo ha pasado en el cielo, y ha habido diversas explosiones muy dispersas, casi erráticas, y han comenzado a ocurrir cosas muy extrañas. A mí mujer le alcanzó también, pero ella está en el quirófano...- bajó la mirada, triste- pero, parece que usted está bien. Sólo se habrá dado un golpe en la cabeza y por eso le cuesta recordar- acabó la frase dándose unos golpecillos en la sien con sus dedos a la vez que me ofrecía una sonrisa tranquilizadora. Asentí con todo mi respeto y salí corriendo a la calle en dirección a la Mansión X. Allí estaría a salvo. Mientras me dirigía allí, con mis poderes intenté comunicarme con el profesor, pero no estaba segura de si funcionaría. ¿Año 2018? ¿Hablaba en serio? Estaba en shock. No tenía ni idea de qué esperar a mi llegada a la mansión. Cuando alcancé a ver las verjas de la mansión, mi pulso empezó a acelerarse. Estaba nerviosa, y expectante, y abrumada. Ya casi estaba.
No puedes acabar conmigo, Jean. Lo sabes. Ahora estoy débil, tú lo sabes y yo lo sé. Pero en cuanto me recupere las cosas no serán fáciles para ti. Lo sabes, ¿verdad?
¿Por qué quieres acabar conmigo? Estaba vez no ocurrirá lo mismo, Fénix. Seré yo la que acabe contigo. No volveré a perder a todo el mundo. No me consumirás de nuevo.
¿Y si me quedo tranquila? ¿Me dejarías quedarme? Podríamos ser únicas juntas.
Juntas. Me estaba sugiriendo... ¿coexistir? Pero... ¿sería capaz de mantenerla a raya? Estaba acercándome a la puerta principal de la Mansión X, en cuanto cruzara las puertas todo empezaría de nuevo. Sopesé la oportunidad que me estaba brindando. Fénix podría vivir sin mí, pero yo sin ella...
Está bien. Pero si te propasas, aunque sea mínimamente, te juro que acabo contigo aunque eso signifique perderme a mí. Te lo juro- le escupí al ente que habitaba en mí mientras miraba a los ojos al Profesor, que me esperaba en la entrada de la escuela. Estaba solo. Y sonreía, pero la sonrisa no le llegaba a los ojos. Estaba preocupado, y conocía los motivos-. Ayúdeme a entender...- le dije en un sollozo. Y caí de rodillas, agotada.