El té de las cinco (Charles Xavier incialmente)

[Nota : En principio es una conversación sólo entre Erik y Charles. Si alguien más quiere meterse en algun momento concreto, dejad un PM, gracias]

Los jardines de la Mansión. Probablemente si cerrase los ojos, todavía podría ver a los muchachos echándose agua los unos a los otros. Tiempos en que... bueno, sí, los había disfrutado después de todo. Los Nuevos Mutantes, como los quiso llamar Charles (ya que la Patrulla X aún seguía en vigor) no fueron más que unos chicos jóvenes, llenos de ilusiones, pero también de miedo y dudas. El mundo, antes uno y ahora dos, tenía una crueldad indecible con los mutantes.

En el fondo, supuso que este ciclo debía de haber pasado en la naturaleza una y otra vez. ¿Cómo se habrían comportado los congéneres primates cuando hubo un mono que decidió andar en lugar de estar subido a las ramas de los árboles? Probablemente le estarían tirando sus propias heces, si hacía caso a los documentales del National Geographic. Pero al menos no intentaban matarlos, como aquí. Ah, tan propio del ser humano : mata, arrasa, conquista, esclaviza, y luego olvidate de ella. En el fondo daba gracias que hubiera otras razas en el universo y otras personas habitando la luna como los Inhumanos, porque si no fuera así, la podredumbre humana se habría expandido como una plaga.

Los métodos de Magneto no eran perfectos - era humano, y por muy homo superior que fuera, podía equivocarse. Pero se levantaba y volvía a intentarlo, y si bien Genosha no era sino lo más cercano a una tiranía ilustrada, no era Corea del Norte, y por supuesto no se dedicaba a molestar a sus vecinos. Después de todo, eso es lo que siempre quiso y siempre querría : que le dejasen en paz. Que intentasen dejar de usar a los mutantes como armas. Y eso era algo que compartían Magnus y Charles. Hasta Logan estaría de acuerdo - después de todo, él era un arma viviente por culpa de los experimentos. ¿Tan difícil era?

Pero estaba divagando, y con un pequeño cabeceo se fue girando hacia la puerta de la mansión, por donde vendría Charles después de haber calmado a sus alumnos. McCoy se pondría en breve con la información y comprobaría aquello que a Magnus le había dado una gran preocupación y por lo que había acudido a Charles. Ahora sólo quedaban las conversaciones, las implicaciones, y las realidades. Aunque la verdad, esperaba que fueran breves. No se le daba mal jugar al ajedrez, pero a veces la tentación de tirar el tablero por los aires era tan grande...

[Nota: En este post menciono a Dianne e Irene para continuar con la trama de ellas preparando el té para Magnus y para dar coherencia a la introducción de Xavier a Magneto. Si queréis, podeis postear una continuación de esa trama, pero en principio la idea es que Magneto y Xavier interactuarán únicamente entre ellos, así que si os parece bien, podeis continuar esa línea en el otro post. Como veáis mejor ^^]

Ahi estaba. Tan orgullo, altivo y arrogante. Su mejor amigo, su mayor rival, su hermano de batalla y la mayor amenaza a la que se había enfrentado la Patrulla X. Erik Magnus Lensher. Magneto.

Xavier siempre se sentía un poco culpable de no haber detenido a Magnus aquel día en Haifa. Aunque muchas veces se recordase que no había podido hacer nada para evitarlo, que Erik ya había tomado la decisión de declararle la guerra al mundo, alguna vez se preguntaba si, de haber insistido un poco más, de haber tratado de entenderle mejor en vez de preocuparse tanto por sí mismo, quizás nunca hubiesen sucedido las tragedias de los siguientes años.

En cierto modo, la Historia había justificado sus puntos de vista. Xavier tenía su Escuela (seguía siendo su hogar, no importa lo que dijera Cíclope), y Magneto tenía Genosha. Ambos habían luchado por ellas, las habían gobernado (con mejores y peores decisiones), y las habían mantenido. En resumen, Xavier y Magnus se habían convertido en líderes de la comunidad mutante por derecho propio, y a pesar de sus diferencias irreconciliables, estaban condenados a entenderse. Por el bien de sus protegidos, pero también por el bien de la humanidad (a pesar de lo que pudiera pensar Erik al respecto).

Así que, cuando finalmente localizó al líder de Genosha pasear con McCoy (no le costó mucho: la agitación de ambos era palpable para un telépata), se había calmado lo bastante como para no parecer agitado. Dianne e Irene le seguían no muy atrás, con un té listo que humeaba y, por el olor, parecía delicioso. Suponía que Magnus querría volver a jugar al ajedrez (si había algo que conocía bien de su amigo, era el respeto por los rituales y las rutinas), así que se había asegurado de indicarles a la sección del jardin con las mesas de juego. Adoptando el clásico tono neutro y severo que siempre empleaba para hablar con sus alumnos y con delegados importantes, Xavier se aproximó a Erik con calma:

-Magnus.

Henry se giró enseguida al oír su voz. Como esperaba, el aspecto de Magnus era impecable. No le cabía la menor duda que, incluso sin su característico traje, Erik tenía un sentido de la presencia. La agitación de sus alumnos le dejaba bien claro que no había olvidado como dejar una impresión en las personas, tanto jóvenes como veteranas.

-Perdona que haya tardado en llegar, Magnus. Ciertos asuntos me han tenido ocupado. Si te parece bien, podemos empezar a tratar el asunto que te ha traído aquí.

Dirigiéndose al preocupado Bestia, Xavier le puso la mano en el hombro y dijo:

-Gracias por atender a nuestro invitado, McCoy. Si no te importa, me gustaría hablar con Magnus a solas. No te preocupes, os prometo que hablaré con vosotros después, pero querría tener un poco de privacidad para esto.

Xavier suponía que eso aliviaría las tensiones de Bestia. Aunque había sido uno de los alumnos que menos le había condenado por sus actos, Xavier sabía que debía mantenerse honesto con todos ellos si alguna vez podrían perdonarle de verdad por sus actos. No importaba lo que pensara Magnus, pero no estaba dispuesto a arruinar la poca confianza que había recuperado con ellos en los últimos meses.

-Podemos ir a las mesas de ajedrez cuando quieras, Magnus. Aunque si no te importa, agradecería dar una pequeña vuelta por el jardín antes.

-Magnus.

-Charles. - replicó. Como los viejos tiempos.

Erik notó las miradas, las actitudes. Ah, el mundo es cruel también para los puros. En el momento que hayas caído una vez en la tentación, no importa cuantas veces te hayas redimido... siempre serás malvado a los ojos de los demás. Después de todo, él era la viva estampa de esa definición.

-Podemos ir a las mesas de ajedrez cuando quieras, Magnus. Aunque si no te importa, agradecería dar una pequeña vuelta por el jardín antes.

-Se nota que te agrada esa sensación - mencionó en un inusual tono jovial, aludiendo a la recuperación de las extremidades inferiores de su amigo. Tener a Charles andando a su lado le traía momentos de nostalgia, cuando ellos no eran más que dos adolescentes, cada uno escondiendo sus habilidades, sus poderes, conociendo lo que el mundo les depararía en el momento en que la máscara se cayese y rompiese en mil pedazos... en tantos pedazos como se rompió su mundo, una y otra vez. Creado y destrozado. Unido, reformado, reconvertido. Y ahora, el caos. Era obvio que él había tenido que hacer tanto trabajo como le había tocado al propio Magnus.

-No has perdido el tiempo con los muchachos, Charles. Y sabes lo que su aparición significa. Lo sabía muy bien. En parte, Magneto se sentía responsable de ello, aunque no fuera su culpa. Wanda... ah, desearía poder volver a hablar con ella, pero sólo sabía que estaba muy lejos, tratando de recuperarse. Pietro había ido a por ella, como el hermano que siempre estuvo allí. Era irónico : en lo que había visto, en lo que le habían contado, la locura estaba presente en ellos. En su sangre. Sangre que él les había legado, y que McTaggert le había dicho muy claramente... "Cuanto más uses tus poderes, más loco te puedes volver. Pero si no los usas, te volverás loco del todo". Era para reirse de Havok. Era una de esas cosas que demostraba que la vida no era sino un error, y que los mutantes no eran sino los intentos de la naturaleza. Algunos funcionarían, muchos serían descartados en la carrera. Ah, pero la humanidad no quería esas mutaciones. Irónicos como ellos sólos, querían que todo desapareciese. Como si hubiera sido la palabra divina lo que les hubiera puesto en ese planeta y no podían ser movidos de allí... Ilusos. Ilusos todos ellos...

Pero los humanos se podían ir al carajo ahora mismo. Había muchos otros personajes que le importaban en este momento.

- Hay demasiadas cosas en las que tenemos que hablar... He entregado a McCoy toda la información que he podido recopilar en estos días... Pero hay tres temas muy importantes sobre los que tenemos que hablar. El primero- dijo levantando el dedo índice -es, por supuesto, esta unión de lugares. Genosha no ha sido demasiado afectada, aunque ha habido apariciones de algunas otras islas, aparentemente tan confusos como nosotros. Sólo puedo mencionar que al parecer Wakanda está preocupada porque ha aparecido una especie de... ciudad llena de gorilas inteligentes, o algo así... no pude entender mucho de las conversaciones... el problema más grande parece aquí, en Estados Unidos.

Dejó un tiempo para que Charles pudiese analizar la situación. Probablemente su ausencia de la Mansión se había debido a algo relacionado con esta colisión de universos, pero tampoco iba a incidir sobre ello. No tenían tiempo como para quedarse a pensar en las repercusiones de todo ello, al menos por el momento.

- La segunda... - alzó el dedo corazón esta vez -...es la aparición de nuevos mutantes y persecución de los antiguos. El miedo ha causado un mayor pánico que nunca, y por supuesto los culpables son siempre los mismos. He protegido a los que he podido, pero es imposible estar en todos sitios a la vez. - dijo en tono lúgubre. Igual que Charles se castigaba mentalmente, Magnus hacía lo mismo. El odio engendra odio, lo aprendió de pequeño, y sólo el miedo que sea más fuerte que el odio podrá superarlo... pero no iba a dejar que sus congéneres cayeran presa del odio generado por el miedo. No. Nunca.

- Y la tercera... no estamos sólos, Charles. Esta... Colisión, o como quieras nombrarlo, ha traído a muchos más mutantes. Más seres incluso de los que jamás podríamos haber contado. Fortalezas, torres, estaciones espaciales, nombra la que quieras. No debo... No debemos mostrarnos como dos grupos separados esta vez. Los mutantes necesitan un sitio donde vivir. Farouk ha vuelto, y se aprovechará. Espoleará a los odiados, a los incomprendidos, a los ingénuos y a los débiles. Si hace frente común con alguien que tenga sus mismas intenciones... no sé si podremos detenerle. Pero no pienso dejar que toque Genosha... y por eso he venido aquí, Charles. Te pido que me ayudes, que te ayudes. Debemos usar esa tecnología Shi'Ar y al menos protegernos. No necesitamos armas, pero sí escudos, Charles. Debemos prepararnos para una guerra que nunca hemos librado y en miles de campos : diplomáticos, militares... Esto es como una partida de Risk. Y no pienso dejar que me hagan el primer movimiento. Su puño había dejado de mostrar dedos, siendo sustituido por el puño enervado que se había cerrado casi ajeno a la voluntad de Magnus, llevada por su pasión. Siempre había sido el que perdía el control, comparado con la frialdad casi reptiliana de Charles. Siempre había sido las llamas del infierno frente al gélido hielo de su mente opuesta. Pero no era momento para rivalidades. Al menos, por ahora...

Su discurso era impecable. Sus motivos, sinceros. Como siempre, Magnus era un hombre predecible, y a pesar de todo, Charles siempre sentía el impulso extraño de apoyar todas las ideas de Magnus. Si había un adjetivo que describía a Erik es que era carismático.


Cada uno de sus puntos era lógico, racional, honesto y bienintencionado: Charles ya había tenido noticias de algunos de los sucesos que le había mencionado (aunque la idea de una ciudad de gorilas inteligentes en Wakanda se le antojaba tan...extraña...parecía sacada de una novela pulp de los cuarenta), pero sus noticias solo servían para confirmarle lo que se había temido: que esto era un suceso global. Y, aún peor, que afectaba a los mutantes de forma directa.

-Así que es cierto...los mutantes están volviendo, después de todo lo sucedido.

El sueño no se había roto. Una parte de él le estaría eternamente agradecida a Erik por haberle traído esas noticias. La idea de abrir de nuevo la Escuela no había sido, al final, futil. Gracias a Dios.

-Pero, Magnus. Lo que me estás pidiendo es que nos armemos.

Era la clásica estrategia de Erik: ante un mal mayor, repliégate, ármate y entierra el hacha de guerra. Habían jugado a ese juego infinidad de veces en el pasado. Muchas veces, Xavier había estado de acuerdo con él. Ahora, las cosas eran distintas.

-¿Quieres que convierta la Escuela en otra fortaleza? ¿Que protejamos a todos los mutantes en Genosha y esperemos a que pase el vendaval? ¿Que siga el mismo camino que han seguido Cíclope y otros de mis antiguos alumnos?

La mención de Cíclope no hizo más que traerle recuerdos peores, y, de alguna manera, eso le dio las fuerzas y recursos que necesitaba para contrarrestar a su viejo amigo.

-Erik, sé que tienes buenas intenciones. Sé que te preocupan los mutantes tanto como a mí. Sin embargo, sabes que ese no es el camino. Mira lo que le pasó a la antigua Patrulla: acorralados, paranoicos, incapaces de confiar en nadie. Mira lo que me pasó a mí: toda una vida tratando de defender unos ideales mientras escondía otros actos, y lo único que he conseguido es empeorar las cosas.

Piensa con detenimiento lo que una actitud como esa implica. Si, como me aseguras, Farouk ha regresado, y los efectos de esta aparente Colisión están trayendo más mutantes y metahumanos que nunca, entonces debemos empezar por lo más básico: debemos sopesar el terreno.

En este momento, Charles había comenzado a elaborar planes y a calcular variables en su cabeza. Su obsesión por los planes meticulosos era uno de esos rasgos que nunca había considerado un desperfecto.

-Dices que, probablemente, han surgido nuevas naciones en las inmediaciones de Genosha. Aquí mismo, en Nueva York, tenemos barrios enteros que no existían, y sus residentes están tan confundidos como nosotros. Y si abarcamos a los Estados Unidos, tenemos ciudades e incluso condados nuevos. Respóndeme a una pregunta. Si apareciera un nuevo vecino en tu barrio ¿Sería tu primera reacción armarte y esconderte de él? Puede que algunas de esas naciones contengan mutantes. Otras serán profundamente anti-mutantes. Y otras puede que no hayan oído hablar de mutantes en su vida. Pero, tarde o temprano, tendrán que saberlo ¿Y no sería genial para nuestra causa que tuvieran una buena impresión?

Charles empezaba a notar que, en estos momentos, su tono había abandonado parte de su clásico hablar meticuloso y empezaba a adoptar el mismo carácter pasional que tanto reconocía en su amigo Magnus. Bueno, al fin y al cabo, no eran tan diferentes.

-Escúchame, Magnus. No son sólo los mutantes los que están en una encrucijada ahora, es el mundo. En los próximos años (puede que en los próximos meses) va a haber multitud de cambios en la relación de poderes. Tu y yo estamos en una posición privilegiada porque somos líderes de una comunidad muy influyente. Quieres que colaboremos ante esta situación, y no podría estar más de acuerdo, pero debo exigirte esto: si no participamos en estos cambios, si nos limitamos a observar y escondernos para evitar los golpes y confiamos en que podamos reunir los restos tras los inevitables conflictos que están por venir...

Súbitamente, su tono se rebajó, sus palabras se convirtieron en meros suspiros de resignación.

-...entonces es posible que no seamos más el homo superior. Y una actitud beligerante ante esta situación no hará más que perjudicarnos. Me gustaría creer, por un momento, que esta ocasión podrá servirnos para unirnos, no para dividirnos.

-Pero, Magnus. Lo que me estás pidiendo es que nos armemos.

Ah, el mismo Charles de siempre. No había tonos de grises, sólo blanco o negro. Era como si le pegasen en una mejilla y sólo pensase en poner la otra. Ya no en devolver la bofetada, ni siquiera pensaba en esquivarla. A veces pecaba de un simplismo tan absoluto que casi podía notar las venas de su sien amenazando con reventar por la frustración. Aunque no podía culparlo... en una época donde los dogmas parecían romperse con mirarlos, era lo único a lo que podía aferrarse uno.

-¿Quieres que convierta la Escuela en otra fortaleza? ¿Que protejamos a todos los mutantes en Genosha y esperemos a que pase el vendaval? ¿Que siga el mismo camino que han seguido Cíclope y otros de mis antiguos alumnos? Erik, sé que tienes buenas intenciones. Sé que te preocupan los mutantes tanto como a mí. Sin embargo, sabes que ese no es el camino. Mira lo que le pasó a la antigua Patrulla: acorralados, paranoicos, incapaces de confiar en nadie. Mira lo que me pasó a mí: toda una vida tratando de defender unos ideales mientras escondía otros actos, y lo único que he conseguido es empeorar las cosas.

Piensa con detenimiento lo que una actitud como esa implica. Si, como me aseguras, Farouk ha regresado, y los efectos de esta aparente Colisión están trayendo más mutantes y metahumanos que nunca, entonces debemos empezar por lo más básico: debemos sopesar el terreno.

- No he dicho que nos ocultemos, Charles, pero no va a ser todo un camino de rosas. Sabes cómo surgieron los apretones de manos, ¿verdad? - respondió con firmeza. Era el ejemplo más clásico de la naturaleza humana... La gente desarrolló el apretón de dos manos para asegurar que la persona con la que hablaba no tenía una daga escondida en la mano que habría quedado de otra manera fuera de la vista. Y eso era lo que estaba diciendo Magnus : habría gente con buenas intenciones, reales, definitivas. Pero gente llena de palabras vacías, engaños y traiciones. Y lo que no quería era que Genosha estuviera lleno de gente poseída por Farouk en el proceso.

-Dices que, probablemente, han surgido nuevas naciones en las inmediaciones de Genosha. Aquí mismo, en Nueva York, tenemos barrios enteros que no existían, y sus residentes están tan confundidos como nosotros. Y si abarcamos a los Estados Unidos, tenemos ciudades e incluso condados nuevos. Respóndeme a una pregunta. Si apareciera un nuevo vecino en tu barrio ¿Sería tu primera reacción armarte y esconderte de él? Puede que algunas de esas naciones contengan mutantes. Otras serán profundamente anti-mutantes. Y otras puede que no hayan oído hablar de mutantes en su vida. Pero, tarde o temprano, tendrán que saberlo ¿Y no sería genial para nuestra causa que tuvieran una buena impresión?

- Y por eso estoy aquí, Charles. La Mansion es mi primera parada en Estados Unidos, pero no va a ser la única. Voy a ir a esos lugares nuevos, esas ciudades nuevas que han aparecido. No voy a negar mis pecados, pero no voy a negar mis virtudes. La verdad por delante. Genosha es un refugio para aquellos acosados por sus mutaciones y el mayor enemigo de aquellos que desprecian a los que han nacido con poderes. La Escuela es un lugar donde aprender. Pero Genosha es un lugar donde vivir. Y lo sabes. No todos los que estén ahí fuera serán niños precisamente. Esa era uno de las razones por las que había ido a la Mansión : Magneto iba a mostrarse al mundo de nuevo. Iba a ser como la ONU le había pedido... claro que probablemente ahora la ONU tendría unos treinta países nuevos, que probablemente no sabía si estarían de acuerdo con una nación de mutantes... así que lo que iba a hacer era, simple y llanamente, decir la verdad. Incluso tenía pensado pasarse a informar al Capitán América de la situación. Si es que no estaba luchando ahora mismo contra otra amenaza extraterrestre...

-Me gustaría creer, por un momento, que esta ocasión podrá servirnos para unirnos, no para dividirnos.

Erik se detuvo un momento, y miró a Charles a los ojos. En ellos, al igual que en los suyos propios, se podía ver el cansancio, el agotamiento, ese brillo de aquel que se ha levantado tantas veces que parece un muelle, de esa vocecita en la cabeza que dice "dejalo ya, es imposible". Con el peso de los años, pero con el vigor de la esperanza, Erik Lehnsherr puso sus manos sobre los hombros de Charles Xavier.

- Nunca hemos estado separados, viejo amigo. Si, nos hemos enfrentado. Sí, hemos luchado hasta la muerte. Sí, nos hemos causado dolor. Pero hemos caminado el mismo camino, aunque no lo parezca. Con matices, por supuesto. Los tiempos cambian, pero las personas nunca lo hacen, sólo muestran cada vez menos máscara y más realidad. Xavier había mantenido su máscara mucho más tiempo que Magneto, y eso le había pasado factura. Cuando su lado oscuro se mostró a la humanidad y al mundo mutante, la gente dudó de Xavier. De hecho, la gran ironía es que el propio Magneto ni siquiera fue más odiado por ello : lo dieron por sentado. Sin embargo, el golpe para su amigo había sido indudablemente cien veces más fuerte. Toda persona tenía su lado oscuro... pero Magnus nunca lo había rechazado y Xavier sí, por eso él había salido peor parado. -Nunca estaremos unidos, Charles. Pero no vamos a estar divididos tampoco. Simplemente, miraremos en la misma dirección.

Porque, en el fondo, los dos buscaban lo mismo.

Xavier respiró profundamente. La conversación con Magnus le estaba trayendo de vuelta aquél cansancio tan terrible que había sentido el día que sus alumnos le dieron la espalda. Odiaba tener que admitirlo, pero hablar con su viejo amigo parecía...desinflarle, de alguna manera.

Lo cierto era que no le gustaba que le recordasen sus errores. Xavier siempre se había admitido, desde el día que decidió volver a utilizar a Cerebro, que quería dejar todo eso atrás. No más regodearse en auto-compasión, no más lamentar errores pasados. Los eventos recientes habían demostrado que aquella decisión fue un acto providencial, con un número cada vez mayor de jóvenes mutantes presentándose en su Escuela. Todos esos jóvenes le necesitaban, ahora más que nunca, y no podía permitirse dudar de sí mismo sólo porque su amigo le recordara sus errores.

Con una nueva resolución, miró a Magnus directamente a los ojos:

-Dices que Genosha sería un lugar perfecto para vivir, Erik, pero sabes que no es tan sencillo. No puedes esperar que todos los mutantes del mundo quieran vivir en tu nación. No me cabe duda que muchos lo harán, pero muchos otros preferirán seguir en su lugar de nacimiento. Sabes que, a pesar de que jamás podré aceptar muchas de tus decisiones, respeto lo que intentas hacer en Genosha, pero no puedes negar que, en tanto país, ha contado y cuenta con muchos enemigos. Farouk es uno de ellos, pero ¿Quién sabe cuántos más? Dices que no espere que vaya a ser un camino de rosas. Precisamente, estoy pensando en la posibilidad de que las nuevas naciones reaccionen con hostilidad ante la idea de tener un vecino a una nación de ciudadanos con superpoderes.

Con delicadeza, Charles se zafó de las manos de Erik y se giró para mirar a la Escuela. A estas horas, su silueta se extendía a lo largo del jardín como una fortaleza. Resultaba irónico que, instantes antes, hubiese dicho que su Escuela jamás se convertiría en una, pero ahora la imaginara como una. Debería ser más preciso: su Escuela no era una fortaleza; era un santuario.

Por eso es importante que exista un lugar neutral, como esta Escuela, que sirva a estos jóvenes mutantes. Que les permita refugiarse y, al mismo tiempo, aprender a vivir en el mundo actual. Sé que también tenemos muchos enemigos, pero tambien contamos con muchos aliados.Tu nación no cuenta con ninguna, al menos de momento ¿Y qué favor le haríamos a los jóvenes entonces?

Y, finalmente, se giró de nuevo para mirar a Erik directamente a los ojos:

-Dejáme sugerirte lo que podemos hacer. Colaboraremos y dejaremos nuestras diferencias en nombre de la comunidad mutante. Sin embargo, hay algo que jamás haré, y es coaccionar a los jóvenes en sus decisiones. Magnus, si algún alumno, cuando se gradúe, desea ir a Genosha, no se lo impediré en ningún momento. Pero, si alguno de ellos desea permanecer aquí, o ,marcharse a cualquier otro lugar, entonces debes respetar sus decisiones. Tienes que prometerme eso, Erik.

Spoiler:

-Dices que Genosha sería un lugar perfecto para vivir, Erik, pero sabes que no es tan sencillo. No puedes esperar que todos los mutantes del mundo quieran vivir en tu nación. No me cabe duda que muchos lo harán, pero muchos otros preferirán seguir en su lugar de nacimiento. Sabes que, a pesar de que jamás podré aceptar muchas de tus decisiones, respeto lo que intentas hacer en Genosha, pero no puedes negar que, en tanto país, ha contado y cuenta con muchos enemigos. Farouk es uno de ellos, pero ¿Quién sabe cuántos más? Dices que no espere que vaya a ser un camino de rosas. Precisamente, estoy pensando en la posibilidad de que las nuevas naciones reaccionen con hostilidad ante la idea de tener un vecino a una nación de ciudadanos con superpoderes.

Por un momento, Magneto tuvo que reprimir una carcajada. Vaya, gracias Charles Xavier, alias el Capitan Obvio. A partir de ahora era su segunda identidad junto con la de Profesor-X.

-La visita de cortesía no es por casualidad, por supuesto. He dado ordenes para que se manden mensajes a los paises no conocidos si se acercan por la isla, y pidiéndoles que lo hablen con la ONU. Si es necesario, iré yo mismo en persona país a país hasta que entiendan que Genosha es un lugar que no quiere la guerra. Al menos, no por el momento, pensó para sus adentros. Ya que su país no sería sino un muelle del odio humano : golpealo con fuerza y se te hundirá en el estomago con el doble de la que has usado.

Por eso es importante que exista un lugar neutral, como esta Escuela, que sirva a estos jóvenes mutantes. Que les permita refugiarse y, al mismo tiempo, aprender a vivir en el mundo actual. Sé que también tenemos muchos enemigos, pero tambien contamos con muchos aliados.Tu nación no cuenta con ninguna, al menos de momento ¿Y qué favor le haríamos a los jóvenes entonces? Dejáme sugerirte lo que podemos hacer. Colaboraremos y dejaremos nuestras diferencias en nombre de la comunidad mutante. Sin embargo, hay algo que jamás haré, y es coaccionar a los jóvenes en sus decisiones. Magnus, si algún alumno, cuando se gradúe, desea ir a Genosha, no se lo impediré en ningún momento. Pero, si alguno de ellos desea permanecer aquí, o ,marcharse a cualquier otro lugar, entonces debes respetar sus decisiones. Tienes que prometerme eso, Erik.

Quid pro quo. Tu no me estropeas mis cultivos y yo no te robo las ovejas. Bueno, en el fondo era lo que esperaba de Xavier, y más en una situacion así, por lo que no se iba a quejar. Pero no iba a dejar que tuviera la ultima palabra.

- No les voy a atraer a Genosha con falsas promesas, Charles, pero no les endulzaré sus oidos diciendo que la Escuela es lo mejor para ellos. No son tontos, y tratarlos como inocentes es lo que menos deberías hacer. Todos han tenido su pasado. A veces, con miedo. A veces, con odio. Otros han sido más afortunados y han recibido la comprensión o incluso la admiración de sus semejantes. Pero les expondré la realidad, y ellos seran quienes decidan su propio camino. Como hemos hecho todos de una manera o de otra...

Un suspiro, quizas en senal de alivio, salio de los labios de Erik. Era como si se hubiera quitado un gran peso de encima, y probablemente así habria sido. Tenia claro que iba a tener que pelear en muchos frentes, como para encima tener otro más abierto.

- Bien, creo que eso era todo lo importante... La tecnología sera necesaria, pero supongo que podre buscarme otros apoyos. Dejando ese tema de lado... ¿que tal esa partida de ajedrez? - dijo, con una sutil sonrisa, con esa sonrisa que recordaba que, pese al paso del tiempo y a las innumerables veces que habian luchado en combate, Xavier seguía siendo su amigo.

Y lo era. Incluso el dia que tuviera que poner su cabeza en una pica si fuera necesario.

[OOC : Opino que el post se puede cerrar en este punto, y asi vamos avanzando]