Sangre en las calles. [Libre para personajes magicos]

Al final ya todos averiguamos lo que queríamos saber del vampiro y, por ende, ya no tuve motivos para mantenerlo con nosotros. No es por ser cruel ni nada…bueno, un poquito sí, pero este tipo era un vampiro joder; no hay crueldad suficiente aplicable a seres como él. El asunto es que si ya no nos sirve de nada, y no puedo dejarlo ir puesto que obviamente avisaría a su amo sobre nuestros planes de ir a patearle el culo, lo más lógico es o mantenerlo encerrado o matarlo, y no pienso hacer de carcelero ni nada, así que lo desintegre. Literalmente, de mis manos comenzó a salir fuego Infernal, que se esparció por la ropa del vampiro a una velocidad tal que pareciera como si este se hubiese untado en aceite antes de encontrarnos. Y la verdad no distaba mucho de aquello: el fuego del infierno es donde arden las almas de los condenados, apenas entra en contacto con uno se esparce hasta hacerlo cenizas; su carne era como “aceite” para mi fuego. El tipo ni siquiera tuvo tiempo de gritar (no mucho) antes de que se desintegrara, pues en cosa de dos segundos ya no existía. Instintivamente voltee hacia los presentes, esperando algún tipo de reproche por mi conducta, o algo por el estilo, pero afortunadamente me lleve una sorpresa. Y que grata fue esa sorpresa. Nadie me estaba reclamando nada, ni siquiera una mirada despectiva…bueno quizás una de parte de la maga del sombrero gracioso, pero tenía la sensación de que no se debía precisamente a mi reciente actuar. Ni siquiera el vampiro me veía con mala cara y eso que acababa de matar a uno de su “especie”. Sep, definitivamente no me molestaría demasiado trabajar con este grupo de personas. Al menos si me dejaban claro, pero esos eran detalles menores; no es como si los fuera a dejar irse sin mí al fin y al cabo.
Entonces la maga sugirió separarnos, ir cada uno por su lado y encontrarnos en un punto en concreto de la ciudad: donde nos había indicado el vampiro.- Suena bien por mi…- comente despreocupado mientras iba a buscar mi moto-…probablemente me retrasarían.- Remate con una sonrisa burlona dirigida hacia la maga, a quien sabía que no le caía demasiado bien, pero me daba igual. Ya habría tiempo para eliminar tensiones entre nosotros, y con algo de suerte…tiempo para algo más...

Con toda la calma del mundo me subí a mi vehículo, encendí el motor, y me fui a la mierda sin molestarme en ver hacia atrás, alejándome lo más de ellos que pudiera, o al menos eso quería que creyeran. La verdad es que no soy estúpido, aunque Zarathos opine distinto. Sé que cuando alguien dice “separémonos” lo que quiere decir es “ojala te pierdas y no nos encuentres en el resto de la noche, así podemos trabajar solos”. Y si esos dos querían irse solos, quien era yo para negarles la ilusión de haberme perdido. Una de las maravillas de poder sentir el alma de las personas es que casi no hay forma de detectar que las estoy sintiendo. De seguro notarían si intentase quemarlas, pero solo seguirlas, esa era otra historia. Ellos podían intentar perderme todo lo que quisieran, pero ya había visto sus almas, ya había sentido su poder; podrían haberse ido a otro estado y aun así los hubiera encontrado. Desde luego, sospecho que ellos pueden detectar mi “olor” demoniaco, pero en todo caso esperaba que eso solo les hiciera desistir del inútil propósito de intentar perderme. No es por alardear, pero soy de los mejores rastreadores del mundo; quisiera verlos intentar perderme. Bueno técnicamente conozco un par de hechizos que permiten camuflar la esencia del alma, pero no es magia que cualquiera pueda tener al alcance de la mano, y aunque la tuviesen, requeriría de artilugios mágicos de bastante poder; no sentí nada parecido cuando los conocí, así que supuse que no debía preocuparme por eso. Por otra parte estaba el vampiro cazador, pero de él deje de preocuparme cuando sentí que se alejaba del lugar; de hecho, iba exactamente en el sentido contrario a los magos del orden, quienes supuse, se dirigían a la dirección indicada. Ni idea porque habrá decidido alejarse de repente considerando que todo esto del grupo fue idea suya, pero francamente me parecía mejor así. El tipo ya había logrado caerme mal.

Vi a los dos poderosos, enormes, magnificentes magos blancos subirse a un taxi. Sep, un puto taxi; usan la magia hasta para empujar a desconocidos pero un hechizo de vuelo lo teletransportacion resulta ser demasiado; a estos quien los entiende. De todos modos, así eran mucho más fáciles de seguir así que no me queje mucho. Es más, si mi teoría era correcta, diría que podría seguirlos tranquilamente sin que ellos se diesen cuenta. Yo sabía podría sentir su presencia a más de una ciudad de distancia si quisiera, sin embargo ellos parecían no haberse enterado siquiera de mi existencia hasta el momento en el cual salieron del bar y me vieron frente a frente, aunque yo llevara ya bastantes días en esa ciudad. Si las cosas eran como yo pensaba, tenía una ventaja clave en esta “carrera”. No podía ganarla, pues no tenía ni puta idea de donde estaba esa torre y odio pedir indicaciones, pero si podía arreglármelas para llegar a la meta a tiempo. Y si tenía razón, podría hacerlo sin que ellos se diesen cuenta de que los seguía. Espere a que estuviesen, mínimo, a medio kilómetro de distancia antes de avanzar en su dirección. Me asegure de mantener una distancia mínima de casi un kilómetro, variando en los semáforos rojos. El viaje en sí no fue muy largo: había poco tráfico y el taxista sabia como tomar atajos, así que los magos llegaron a su destino bastante pronto. Hubiese pagado por ver la cara de profunda decepción de la maga cuando, unos segundos después de llegar al lugar y creer que serían los únicos esa noche, arribe yo, con una sonrisa de oreja a oreja.- Entonces… ¿Tienen un hechizo de cerrajería o la tiramos abajo?- Una burla amistosa para romper el hielo, esperemos que no se lo tomen personal

Chicos, elimino este tema porque solo quedamos 2 jugadores de 5 y me parece un poco absurdo seguir. Además, la trama era de Zatanna. Un saludo.