Un hermoso dia para detener un ¡Robo de banco! (Libre)

Es un día  hermoso en la ciudad de japón, el sol se hace presente brindando calor a la ciudad,mientras un viento  fresco y apacible la recorre.La gente lleva acabo sus actividades cotidianas, los adolescentes asisten a la escuela, los adultos trabajan, los ancianos se sientan sobre sus viejas sillas mecedoras, pero, en la vida de un vigilante, sin familia ni ocupaciones algo escencial es el patrullaje, y eso es lo que hacía el joven Daika aquel hermoso día.

Daika recorria las calles como de costumbre, tranquilo, pero claro, no lo hacía frente de la gente, sería raro ver a un chico con un casco que trae una mascara al frente y con dos katanas en su espalda, asi que lo hacia por los callejones o brincando sobre los edificios.

Al ver que grandes multitudes de chicos y chicos con uniformes iguales y mochilas sobre sus espaldas caminan por las aceras Daika sabe que ya es tarde y debe volver a casa con su hija adoptiva para darle alimento, asi que sin pensarlo dos veces corre camino a su casa, pero el sonido de disparos y gritos de la nada lo obligan a detenerse,dar media vuelta y dirigirse al origen de esos sonidos, finalmente al recorrer una corta distancia Daika mira que los gritos y disparos provienen de un gran banco, mira que hay dos tipos con armas afuera y se ven muchos mas dentro, sin duda no es un simple grupo de chicos que decidieron ganar dinero facil, esto parece mas bien alguien con poder y experiencia lo que hace que se pregunte:

¿quien esta detrás de esto?

Japón, un día hermoso en una ciudad ajetreada. Horas atrás estaba en un avión abandonando mi querida Venecia para cumplir un encargue del Consejo. La ciudad asfixiante y las calles repletas de gente contrastaban bastante con la ciudad de los canales, pero el clima era lo de menos ya que no me afectaba a pesar de que me molestaba que me hubieran hecho vestir formal para la misión. Recorrí las calles orientándome por el GPS que me habían proporcionado llegando al banco casi sin retraso. Todo parecía muy sencillo: entrar, mostrar la documentación pertinente, recoger el contenido de la bóveda y llevarlo a la sede central intacto o en caso contrario con la menor cantidad de daño posible.

Todo venía bien hasta cuando me disponía a entrar a la bóveda y grupo de sujetos armados irrumpió en el edificio. Rápidamente redujeron a todo el personal de seguridad e hicieron que la gente se arrojara al suelo. Eran 5 y pude divisar 2 más afuera, bien equipados para ser ladrones comunes, la situación se ponía cada vez mejor y mi paciencia se estaba colmando.

Accedí de mala gana a las exigencias del sujeto que se acercó para obligarnos a soltar los teléfonos o cualquier otro medio de comunicación con el exterior, tuve 2 oportunidades claras para quitarle el arma pero las vidas de las personas que estaban a mi alrededor podrían haber corrido peligro y tuve que dejarlas pasar aunque el tipo se mantuvo de pie todavía a mi alcance mientras que uno se encargaba de las cámaras de seguridad y otro revisaba detrás de los mostradores mientras que los demás vigilaban a los rehenes.

Los hombres afuera dispararon como para anunciarle a público desprevenido lo que sucedía y eso genero gritos que sonaron hasta dentro de las instalaciones. Solo necesitaba una oportunidad después que desactivar el circuito cerrado del banco y me pondría en acción. Iban a tener problemas por fastidiarme un trabajo fácil.

Estaba sobre el edificio frente al banco, solo miraba a los dos sujetos haciendo guardia y gastando balas dando “advertencias”  pero no alcanzaba a ver cuántos tipos había dentro así que baje del edificio por uno de sus costados, el banco no era de esos bancos con puertas de vidrio y muchas ventanas, parecía que había un pasillo antes de llegar a la puerta principal, una gran ventaja ya que podría asesinar a esos dos y nadie me vería, sin perder más tiempo pensando me puse mis nekotes y rodee los edificios.
Una vez detrás del banco recorrí uno de sus costados y me detuve en la esquina, no tuve que pensar en un gran plan, imagine que como casi todos los asaltantes no tendrían las agallas de dispararme tan repentinamente, así que corrí hacia ellos con el puño en alto, ambos me vieron y uno me dio una patada en la cara, deje que me la dieran y caí al suelo, mientras ambos se acercaban decían.

¿Quién eres? ¿Quieres morir?

Me cubría la cara con mis manos haciéndoles creer que me dolía mucho, cuando estuvieron cerca uno tomó mi hombro, tome su mano, lo estrellé en mi espalda y lo empuje contra el otro haciéndolos caer a ambos, debido a que no tenían cascos simplemente estrelle sus cabezas contra el suelo digamos que con “delicadeza”, rápidamente tomé una de sus armas y recorrí en pasillo con sigilo hasta que alcance a ver que había 5 tipos dentro, no sabía qué hacer y de pronto comenzaron a hablar

¡Oigan¡ ¿todo bien afuera? ¡!Oigan¡¡

Al no tener respuestas se dirigieron hacia mi 3 tipos y otros 2 se encargaban de acceder al dinero…

Los ladrones al parecer se dieron cuenta de algo que sucedía en el exterior y comenzaron a acercarse a la entrada, entonces uno de los rehenes en un atisbo de valentía le quito el arma a uno de los asaltantes para encañonarlo con ella. Por la cara de pánico en sus ojos me di cuenta que hasta ahí llegaba su coraje y que ya no sabía qué hacer.

-¡Bingo!- Fue la palabra que cruzo por mi mente ante este acto tonto  del civil, aunque no calculo que si los tipos son mercenarios a sueldo o ladrones comunes  no dudarían en acribillarlos a balazos a ambos para tener una tajada más grande del botín, pero la distracción que necesitaba estaba plantada y no podía perder oportunidad. Me levante rápidamente acercándome sin hacer ruido al delincuente que tenía más cerca, porque ambos me estaban dando la espalda, adelantándome por su lado izquierdo para tomar su arma por el gatillo para que no pudiera disparar con la mano izquierda mientras que le propinaba un codazo directo a la nariz con el otro brazo. Pude sentir el tabique romperse cuando mi codo derecho impacto en sus fosas nasales y mientras estaba aturdido golpee la mano que empuñaba el arma, rompiéndole el dedo del gatillo lo que hizo que soltara la ametralladora, cayendo al suelo ayudado por un pequeño empujón de mi parte. Su compañero se dio cuenta de que algo sucedía pero cuando quiso reaccionar ya tenía el cañón de la automática apoyado contra la nuca. Lentamente levantó los brazos y lo despoje de arma, para luego darle un golpe en la nuca que lo dejo inconsciente. Le quite los cargadores y las balas de la recamara a las ametralladoras con maestría y las metí en el bolsillo de mi saco para luego lanzar el resto detrás de un escritorio fuera de la vista.

-Aparta el arma de su cara, yo me encargaré del resto-. Dije tomando el tipo para luego golpearlo hasta dejarlo fuera de combate.- Bueno, deshagámonos de esto-. Tome la ametralladora del rehén, el cual aún estaba bastante confundido pero aun así se la quite inmovilizando el gatillo en caso de que disparara por accidente, y repetí el mismo proceso que con las anteriores.-Gracias por la ayuda, no lo habría podido hacer si no hubieras intervenido-.

Era una mentira piadosa, en realidad si podría haberlos desarmado solo  usando mis poderes, pero hacer demostraciones públicas no estaba dentro de mis planes. Ahora solo quedaban los que estaban dentro de la bóveda y los dos de afuera, sería mejor que terminara con esto rápido para poder volver a Venecia antes de la situación se complicara más todavía.

Estaba esperándolos, a esos 3 criminales armados, posiblemente experimentados en combate, ¿en qué diablos estaba pensando? mi idea era tomarlos por sorpresa, quitarle el arma a uno de ellos y quizás obligar a los otros a soltar las suyas si no querían ver morir a su amigo, claro sería una amenaza falsa, no me creo capaz de asesinar a alguien, aunque no me importe ver morir a alguien, malo. Tenía mucho calor en ese momento, la sensación de la esponja empapada en sudor del casco es bastante incómoda, además de que los googles se empañan y dificultan la vista, pero, nunca llegaron, ni siquiera seguían hablando Así que decidí entrar con cuidado, para mi sorpresa veo a tres tipos en el suelo, completamente desechos, y a otros dos de pie, no se miraban igual a los otros, eran distintos, además eran ellos quienes habían desecho a los otros 3 tipos, no creo que sean malos pero tampoco me agradan, los dos pusieron en riesgo su vida y la de la demás gente, no sé cómo rayos lograron hacer eso, pero parece que no hicieron bien su trabajo, según mi vista inestable había 5 asaltantes dentro, y solo había 3 en el suelo, entonces miré la puerta que daba a la bóveda, era claro los últimos 2 se encuentran ahí, poniendo sus sucias manos en el dinero de otra gente, pero no puedo culparles o ser un juez ante ellos, A veces me pregunto ¿por qué no me doy una paliza a mi mismo? sin perder más pensando me levanto y comienzo a caminar hacia la puerta que da a la bóveda, volteo a ver a aquellos dos “heroes” pero desvió la mirada lentamente sin decir nada, entonces la gente comienza a levantarse y correr hacia la puerta, por un lado me parece bien, pero por otro ¿qué pasaría si esos salen y abren fuego? seguramente la gente les haría más fácil el trabajo de matarlos, así que me detengo y grito.

¡Alto, esto aún no ha acabado!

Y resulta que me equivoque, porque no salieron disparos de aquella puerta, sino humo de las ventilas del banco.

Me cubrí la nariz y la boca con la manga del saco hasta que el humo se volvió muy denso y me puse una máscara de hielo que me tapaba toda la cara dejándome ver mientras avanzaba con paso seguro hacia la bóveda. Crucé al chico de las espadas que había entrado antes del humo, parecía estar teniendo problemas con sus visores, lo cual me ayudó porque no notó mi avancé junto con cualquier pregunta innecesaria sobre que cubría mi cara. Llegué hasta la bóveda pero estaba vacía, no solo de los ladrones sino que también habían abierto un gran número de cajas de seguridad y vaciado el contenido, me dirigí a la que realmente me interesaba solo para descubrir que también había sido saqueada. Sin perder más tiempo me dirijo a plena carrera hacia la bolsa que contenía los aparatos electrónicos que los ladrones nos arrebataron. Tomé mi teléfono celular junto con mi GPS y salí del banco de forma disimulada evadiendo a los policías aunque no pude evitar a una periodista de noticias que se dio cuenta que estaba en el interior y comenzó a bombardearme con preguntas. No necesitaba esa pérdida de tiempo así que busque el chivo expiatorio más fácil, resulto ser el muchacho  que distrajo a los 3 tipos del interior.

-No sé, todo fue tan rápido. Pero ese chico de allá nos salvó, el detuvo a los ladrones del interior antes de que mataran a todo el mundo-. Respondí actuando como si estuviera asustado, me tendrían que haber nominado al Oscar por eso.

Mi pantomima surtió efecto y la periodista salió corriendo tras el joven mientras arrastraba al joven detrás y el resto de los reporteros que habían oído lo que dije persiguiéndola, lo que me dejo el camino libre para perderme entre la gente y salir fuera del radio del banco y el descontrol del robo. Unas cuantas calles más abajo, me había quitado el saco, la camisa y la corbata dejando solo la camiseta blanca que llevaba debajo mientras las prendas colgaban de la mano que llevaba el maletín a la vez que marcaba aceleradamente en el teléfono el número de mi contacto en el lugar.

-¿Que sucede?-. Se escucha del otro lado después de 3 timbrazos.

-Intromisión externa en el punto de encuentro, status del paquete desconocido. Necesito elementos para realizar una búsqueda en el área-.

-Entendido agente, ¿quiere que notifique a sus superiores sobre el hecho?-.

-No, yo mismo les informaré una vez realice el informe en la central-.

Después de enumerar los objetos que necesitaba me dio una dirección de un hotel donde alojarme, esperaría allí hasta que me enviaran lo que necesitaba y luego saldría tras los ladrones restantes.

Una densa niebla invade el lugar, no consigo ver nada y aún menos cuando mi visor se empaña, trato de limpiarlo metiendo mis manos por debajo del casco pero me resulta muy complicado, muevo mis pies con cuidado intentando no tropezar o torcérmelos, sin embargo me estrello contra la pared, para mejorar mi vista me quito el casco y coloco la simple máscara de plástico sobre mi rostro, así veo mejor pero no delato mi identidad ante las autoridades o criminales. Cuando logro ver la salida respiro hondo y, enseguida me echo a correr lo más rápido posible, sé que abra agentes de policía buscando restablecer el orden y muchos reporteros haciendo su molesto trabajo. Mi cuerpo se mueve ágilmente entre la gente, intento ocultar mi cuerpo, mi rostro, todo de mí y por suerte nadie nota mi presencia, todos están ocupados calmándose a sí mismos.

Una vez lejos trato de relajarme yo y pensar bien qué debo hacer, claro está que debo buscar a esos ladrones, pero, primero me dirijo a uno de esos teléfonos públicos, deposito varias monedas y tomo la bocina.

- Tomoko... em... verás -mira el suelo, esperando los gritos de su amiga, y tenía razón, esos gritos podrían hacer reventar los oídos-

- ¡IDIOTA, HACE 2 SEMANA NO SÉ NADA DE TÍ NI DE SAYUMI! ¿¡DÓNDE ESTÁS!?

- No tengo tiempo Tomoko, estoy en algo importante, necesito que alimentes a Sayumi hoy ¿Sí? por favor... adiós.

- ¡OYE...!

Colgué. Una vez hecho aquello, vuelvo al banco, este ya ha sido "abandonado" solo la policía está allí y unos 2 reporteros,  me acerco con cautela a las instalaciones cuando observo a dos oficiales salir, traen papeles en mano, quizás información del caso, enseguida me oculto tras unos tambos de basura.

- ¿Como los sigo? -observa el auto arrancar y meter reversa- ¿Un taxi? -mira hacia los lados y ninguno asoma-

No tengo opciones y comienzo a desespérame, observo y sigo observando cuando algo llama mi atención: una bicicleta. Robo la bici y sigo a la patrulla, claro, no les sigo así nomás, me voy por una calle vecina y observo pasar al coche patrulla en cada intersección, tras un largo recorrido llegamos a una instalación, yo simplemente espero lejos y descanso. No pasa tanto y vuelven a salir, se les ve contento. Tras recorrer otros cuantos kilómetros llegamos a un hogar muy bien arreglado, mis piernas quieren acalambrarse pero no las dejo, aún no he terminado. Ellos tocan la puerta y yo me acerco a una ventana abierta, entonces escucho la voz de un señor ya mayor, seguida por una voz femenina de edad avanzada. Los ancianitos abren la puerta, pasan a los oficiales, les ofrecen té y comienzan a platicar, entablan una profunda y muy larga charla, tal parece que ellos señores de cabello blanco son los dueños de la camioneta usada en el robo de hoy y padres de uno de los ladrones, me sorprendió como admitieron saber que su hijo era un "completo desastre". Los oficiales no sacan nada útil hasta que se quedan callados, es allí cuando el padre menciona algo de utilidad: "Y todo comenzó a irle mal desde aquellas noches, cuando se juntaba con sus amigos en los almacenes a las afueras de la ciudad" los oficiales dan un brinco, mientras yo me dirijo a la patrulla, no podría pedalear más aunque lo quisiera, por eso subo al coche y me recuesto en el suelo del auto, entre el sofá trasero y los asientos delanteros, en mi mente pasa la idea de que no me notarán y tengo éxito, ninguno me ve al subir, pero claro debo mantenerme sumamente quieto y no producir ni el más mínimo ruido. Vamos en camino a esos ladrones, los tres mosqueteros a una aventura o a una pérdida de tiempo, pues no se sabe si allí están realmente.