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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Tema: Una pausa para el café [libre] (7/4/2018) 20th Mayo 2020, 14:14
La motorista se había vestido aquel día con unos pantalones blancos, un top crop de color celeste y una chaqueta vaquera que en su espalda tenía dibujado un simpático bol de helado. Se había recogido el pelo en una coleta alta. Estaba maquillada en colores rosados y azulados de un tono claro pastel. de un había dejado su taller por un día para dar una charla en un colegio de la ciudad. Jeremy la había convenido para hablar sobre su profesión. Porque eso era bueno para publicitarse y darse a conocer. Sentía muchos nervios porque no sé la daba nada bien confrontar las situaciones con público. Su personalidad era introvertida y tener que interactuar con más personas le producía un ligero temor.
Temblaba como una hoja al llegar al centro educativo. Nunca antes había hablado frente a otras personas en un entorno formal. Fue acogida por una de las profesoras de una de clases a las que iba dirigida su charla. Se llamaba Eli. Era alta y delgada. Tenía un estilo hippie. Llevaba el pelo corto y una gafas moradas de pasta. Su rostro amable sonreía a Sonya, haciéndola sentir un poco más segura.
Tras unos minutos Sonya pasó al auditorio. Después de que todo el público se hubo sentado, fue el momento de la pelirrosa. Estaba nerviosa y sentía que casi no podía respirar. No sabía por dónde empezar. Todos esos ojos mirándola. Mil pensamientos sobre fracaso agolpaban y nublaban su mente. Su nerviosismo la impedía actuar. Se oían sonidos de los asistentes. Los infantes empezaban a hablar cuando no había nada que los entreteniese. Un fuerte carraspeó de un profesor serio entrado en canas freno los cuchicheos. Aquel hombre, amablemente preguntó a Sonya su nombre y su profesión. De forma amigable y cálida fue creando una conversación para guiarla y hacer que la motorista relatase lo interesante de su actividad laboral. Sonya se sintió muy agradecida del auxilio de el desconocido.
Terminada su intervención, los niños la habían hecho muchas preguntas. La pelirrosa más relajada satisfizo como pudo la curiosidad de los alumnos. La aventura había sido interesante. Al principio se le antojó una experiencia desagradable pero al final resultó muy satisfactoria.
Con esa alegría de subidón que te da que las cosas salgan mejor que lo esperas decidió variar un poco su planning. En vez de volver a su taller, decidió pasear un poco por la ciudad. Quizá tomarse un tentempié en alguna cafetería.
Kim HwaJae Marvel Universe
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Tema: Re: Una pausa para el café [libre] (7/4/2018) 21st Mayo 2020, 19:19
Justo en una esquina a plena vista, una niña que sin duda debería estar en el colegio se peleaba para tratar de mantener de pie y apoyar un patinete eléctrico en una esquina, tratando de acceder a la caja donde estaba la maquinaria que lo hacía funcionar. Mantenía las cejas fruncidas sobre sus ojos rasgados, y la punta de la lengua asomando por un lado de la boca en un gesto de graciosa concentración que la hacía parecer adorable por tener ese rostro aniñado. Cuando se agachaba el mango se desequilibraba y amenazaba con caerse al suelo cada dos por tres, haciendo que la pequeña efectuara una especie de pelea de wrestling improvisada entre ella y el artefacto.
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- ¡JODER! - exclamé asustando a unos cuantos viandantes y espantando a otros tantos con el "grosero" vocabulario del que había hecho gala.
Que rabia. Que puta rabia. Justo ahora que había conseguido que funcionara va y se me quedaba parado. Valiente mierda de chatarra. Normal que la tiraran a la basura, y yo tan contenta pensando que me había tocado la lotería con el patinete eléctrico. Si es que no había nada mas confiable que los malditos patines. Por vaga me pasa. Por vaga.
- ¡Funciona de una puta vez, cacharro asqueroso!- berreé, pegándole una patada a la rueda delantera y haciendo que el patinete rebotara, para volver a reposar en la pared. Estaba en plena escalada y no estaba considerando el hecho de que era un tanto atípico ver a una niña a esas horas y menos actuando así.
Gruñí para mi y volví a agacharme buscando sin parar en mi riñonera. ¿Donde estaba el estúpido destornillados? Ah. Aquí. Debajo de... un sospechoso paquete de papel albal que no recordaba haber metido allí. Lo mas probable es que fuera algún resto de comida de la basura. Lo mejor que podía hacer era tirarlo en cuanto tuviera la oportunidad. Me senté en el suelo sin reparo, y comencé a abrir la caja. No tenía ni idea de cómo arreglarlo, pero lo intentaría. Tan complicado no podía ser, ¿no? La última vez que lo había intentado me había colado en un ciber y había escatimado los últimos siete minutos de un señor que se había levantado para ir al baño en ver como la gente lo arreglaba. Le había cambiado la batería por el de otro que había encontrado en una pila de cacharros de ese tipo en el desguace, y ahora no tenía motivos para que no funcionara la dichosa porquería. Pero ahora youtube no iba a ayudarme, y yo me estaba desesperando y montando una escena en medio de la calle. No era lo más inteligente, pero si alguna vez os habéis frustrado de verdad, sabréis de que iba la cosa.
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Tema: Re: Una pausa para el café [libre] (7/4/2018) 25th Mayo 2020, 21:16
Sonya canturreaba jovial mientras decidía donde tomarse algo. estaba feliz de haber podido superar su primera charla en público. Aunque tenía que reconocer que fue con mucha ayuda. En vez de ser el típico monólogo y luego una ronda de preguntas, había sido más bien como una entrevista guiada. Ese profesor tan amable que la resolvió el problema la hacía preguntas y ella las contestaba. Cuando respondía una le lanzaba otra y así hasta finalizar. Pero para ella que no estaba acostumbrada a tratar con entornos muy concurridos y a hablar tanto a menos que fuera con personas de su familia o Jeremy, su amigo y mánager, era una gran victoria.
Cuando pasaba por una esquina, una maldición la hizo percatarse de la situación de Kim. Se percató de que una niña morena parecía tener problemas con el motor de su patinete eléctrico. No le desagradan los niños, había tenido mucha relación con sus sobrinos. De sus tres hermanos tenía un total de dieciséis sobrinos. Dudaba si intervenir o no. Después de todo ella era mecánica, sabía como arreglar el problema que tuviera el motor. Pero no llevaba ninguna de sus herramientas consigo. al final decidió prestarle ayuda. Era una niña pequeña y quizá se hubiera perdido. Tal vez necesitaba el patinete eléctrico para llegar al trabajo de su madre soltera. Era bastante común que los niños de sectores pobres fueran solos hasta lugares como el trabajo de sus padres, su casa o el médico. Muchas familias tenían que trabajar en turnos donde no se podían hacer cargo de sus retoños. A veces los padres y madres no disponían ni tiempo ni dinero para contratar a alguien que vigilase o acompañase a sus pequeños. Por eso, esos menores se volvían autónomos e independientes desde muy jovencitos.
La pelirrosa se aclaró la garganta suavecito y fue elevando un poco el volumen de su carraspeo. En cierta medida, le dió vergüenza hacer un ruido tan fuerte para llamar la atención de alguien. La verdad es que cuando iba a preguntarle a esa morena sentada en el suelo que ocurría se puso.nerviosa y no supo lo que decir.
- Hola- Miró lo que la chica estaba haciendo la batería parecía estar bien pero no parecía que llegase electridad al motor. - puede que el cable esté quemado. - comentó duditativa y un tanto nerviosa. La voz de Sonya era dulce y agradable. - Mi taller está cerca. Te puedo ayudar.-
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Tema: Re: Una pausa para el café [libre] (7/4/2018) 28th Mayo 2020, 01:56
No me había considerado jamás una persona afortunada. La última vez que lo pensé acabé metida en toda esta puta mierda y me había prohibido a mí misma tener ni un solo pensamiento más de ese tipo. Si existía la suerte en realidad como ese tipo de fuerza cósmica que es capaz de hacer mejor un asco de vida, lo único a lo que podías aspirar era a cruzarte con ella e intentar forzar un tropiezo, pretender que te enganchabas en la cadena de su bolso o algo así como si fuera algo casual y no un intento de retenerla y esperar la patada antes de que se tirara un pedo en tu cara, siguiera su camino y se chocara con el siguiente desgraciado.
Intenté de mala gana meter el destornillador en la cabeza del tornillo, empezando a desenroscar los cuatro poco a poco, pero a la vez para no perderlos, y luego sacando la placa dejando las tripas de aquella cosa al aire. Me rasqué la cabeza, antes de inclinar el patinete para que la luz pudiera dar de lleno en el cajetín aunque con tanto lío de baterías, conectores, cables y clemas, apenas era posible ver mucho mas allá de una maraña. Escuché una especie de tos a mi espalda y me giré con expresión de pocos amigos. Siempre iba pensando que lo más probable es que fuera alguien intentando abroncarme por mi manera de hablar, como si ellos no se cagaran en todo por cualquier gilipollez. En lugar de eso me encontré con... bueno.
Para ser honesta tardé unos segundos en reconocerla, lo cual era algo imperdonable teniendo en cuenta que se trataba de uno de mis ídolos. La expresión me cambió por completo al encontrar ese característico pelo rosa. La boca se me abrió de par en par y los ojos se me humedecieron, mientras ella, ELLA, intentaba darme ayuda. Me puse nerviosa y metí las manos en el interior del bolsillo de mi sudadera, mientras el color me subía a las mejillas y era incapaz de apartar la mirada de la mujer a la que había visto sacar la cabeza de un casco en la línea de llegada.
- ¡Eres Sonya!- exclamé, señalándola con un dedo mientras ella me ofrecía ayuda como una persona normal. Me ofreció ir a su taller para ayudarme, y entonces entendí que me había chocado con la suerte y ahora me tocaba a mi hacer el siguiente movimiento para "tropezarme" y engancharme en su bolso. - ¿Si? ¿Me ayudas? - mis ojos brillaban como las largas en un coche nuevo. - Jo, que ilusión. ¿Y puedo ver tu moto?- pregunté dando pequeños botes en el sitio.
Me hubiera parecido hasta bien tirar el patinete eléctrico a tomar por culo si con eso conseguía ver la maravilla que solía montar ella durante sus carreras.
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Tema: Re: Una pausa para el café [libre] (7/4/2018) 7th Junio 2020, 11:11
Cuando la niña se giró y puso cara de malas pulgas ante su interrupción. Se sintió un poco cortada. No le gustaba lidiar con los enfados y las palabras duras de los demás. Pero en un impulso por ayudar, dirigió unas palabras a la jovencita. No estaba segura de si estaba actuando de forma correcta. Tal vez estaba molestando a la pequeña. Se sintió un poco estúpida al meterse donde nadie la había llamado. Pero Kim pareció reconocerla y su cara cambió. La niña pareció de un momento a otra muy emocionada. Sonya se sobresaltó un poco con la emoción de la morena. La pelirrosa siempre esperaba pasar desapercibida. No sé acostumbraría nunca a ser una figura pública.
- Sí, soy Sonya. ¿Y tú cómo te llamas?- se agachó un poco para ponerse a la altura de Kim. - Mi casa queda a un rato andando en esa dirección.- señaló a su izquierda. - Allí tengo herramientas para arreglar cualquier cosa. - Como había acudido a dar la charla a los niños no tenía consigo nada para arreglar el monopatín eléctrico de Kim.
-La moto que uso para competiciones está en el garaje de los patrocinadores. Pero en mi casa si tengo las que uso en las acrobacias.- En las carreras los patrocinadores te daban una moto anualmente. Esa motocicleta era para destacar las cualidades de la marca a la que representaba el corredor. Cuando un piloto ganaba con la moto de X marca, dicha marca ganaba popularidad y prestigio. Eso era bueno pues generaba que más personas quisieran comprar artículos de la empresa.
- Y también tengo algunas motos antiguas muy hermosas. - También estaba la moto de Mihai. Aquella que nunca había logrado tocar. Una motocicleta destrozada que se propuso arreglar. Pero nunca había sido lo suficientemente valiente para dejar eso atrás. Un sentimiento de nostalgia y tristeza vino a ella al pensar en el hombre que fue su marido. Aún le seguía extrañando y seguramente siempre lo seguiría haciendo. A pesar de que su vida en aquel momento era muy diferente a la que solía llevar con Mihai.
- Si te gustan las motos y las carreras podemos tomarnos un dulce y una bebida mientras te enseño el taller de mi casa y tenemos un charla. ¿Qué te parece?- comentó animada. A la pelirrosa le alegraba poder compartir dos de sus grandes pasiones; la cocina y las motos.
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Tema: Re: Una pausa para el café [libre] (7/4/2018) 17th Octubre 2020, 02:04
- ¡Tortita! - respondí emocionada.
No me entendáis mal. Sabía que no iba a poder pasar con ella el tiempo que me gustaría. Habría podido mudarme a su felpudo y habría sido para mi un placer recogerle el periódico a diario, pero sería cuestión de tiempo que el cabronazo que me tenía esclavizada acabara por aparecer y convertir todo eso en la peor decisión de mi vida, y por tanto, de la de la estrella que tenía delante que además se estaba comportando de un modo muy amable conmigo.
- ¿Y puedo ir contigo? - le pregunté con los ojos brillantes.
Porque una podía soñar aunque fuese sólo un ratito. Además sentía una curiosidad morbosa sobre cómo y donde viviría. Para mí era un símbolo de lo que una mujer puede conseguir cuando tira la puerta de un patadón y se mete, lo quieran o no, en un mundo que parece que sólo es para señores que están dispuestos a partirse el cuello en trozos como ese gallito de Jhony Blaze. Ignoraba que la realidad de Sonya había sido muy diferente de lo que yo pensaba de ella. ¿Pero no es así siempre con los famosos? Piensas que su mundo todo es flashes, fiestas, glamour y alfombras rojas. En caso de Sonya Stoian ese mundo era asfalto, banderolas, la velocidad y las motos que valían más de lo que yo sería capaz de juntar en docemil vidas. Ignoraba que durante años había vivido a la sombra de un marido que había acabado anulándola, para llevarse él los premios, el reconocimiento y la gloria. Aún así había sido incapaz de opacarla, porque el talento acaba brillando más que lo que oculta todo lo que hacen los demás por ocultarlo.
- Oh, que lástima. - dije sin poder evitar un cierto tono de decepción infantil que me duró menos de un par de segundos. - ¡¿En serio?! ¡Eso es mejor todavía! Me encantan las acrobacias. Cuando te veo por la tele es como si volaras, y entonces pienso en el miedo que tiene que dar hacer lo que tu haces. ¿Tu no tienes miedo? ¿No te asusta caerte? ¿Alguna vez te has caído? ¿Te hiciste daño? - solté una retahíla adorable, a medida que comenzaba a andar hacia donde ella me había indicado que estaba su casa. - ¿Tienes muchas motos? ¡Yo querría tener una cuando sea mayor! - dije casi sin pensarlo. Cuando me escuché casi me escoció. - ¡Me encantaría! - exclamé agarrándole de la mano sin poder evitarlo y dando saltos de alegría.
Saltos de verdad. No fingidos porque quisiera conseguir algo, no para dar una sensación inocente. De pronto un día de puta mierda se acababa de convertir en la lotería. Si además conseguía algo dulce de comer ya iba a ser el premio gordo completo. Eché a andar con toda la rapidez que me concedía mi altura y mis piernas enanas. En parte fue por la emoción.... pero una parte muy chiquitita de mi quería desaparecer de esa calle concurrida lo mas rápido posible.
Nunca sabías qué par de ojos eran los del mismísimo diablo, y Mephisto tenía un gusto especial por interrumpir cualquier actividad que pudiera hacerme feliz, aunque fuera lo mas mínimo.
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Tema: Re: Una pausa para el café [libre] (7/4/2018) 25th Octubre 2020, 22:02
Sus ojos se abrieron de par en par y parpadeó sorprendida por aquel nombre tan singular de la pequeña. Seguramente sus padres eran o muy peculiares o muy amantes de los buenos desayunos. Una sonrisa se formó en sus labios pintados de un fogoso e intenso rosa.
- Qué nombre tan sabroso. - Comentó la pelirrosa con una simpática y amigable sonrisa.
Un matiz de duda se reflejó en el tono de la voz de la infante cuando le preguntó si aquella invitación era cierta. Era como si no se creyera su propuesta. Sonya siempre había sido alguien sencilla y aún no estaba acostumbrada a la popularidad que conllevaba la profesión que había elegido. A la motorista le gustaba actuar con cercanía, más si era con infantes.
- Por supuesto. Nada me encanta más que tener compañía.-
Sonya había crecido en una familia numerosa rodeada de hermanos. Cuando se casó con Mihai esperaba que su matrimonio tuviera por lo menos unos tres o cuatro retoños. No obstante, no fue así. Siempre habían sido ellos solos. No llegó ningún hijo o hija. Y tras la muerte de su consorte, la casa se llenó de un tangible vacío. La pelirrosa se sintió bastante sola. Por eso adoptó a su gatita Lola. Una bolita de pelo tricolor a la que le faltaba un ojo. Poco después llegó Mimi, una bull terrier de un pelaje marrón oscuro, para completar su unidad familiar. Sus niñas le hacían muchísima compañía. Pero a veces extrañaba tener a algún que otro ser humano con el que hablar en su casa. Alguien con quien tomarse un té y unos frutos secos tras un largo día de trabajo o en los días más malos un bollo de crema con un café calienta corazones y almas. Alguien con quien compartir su vida y su jornada. Alguien con quien disfrutar y a quien querer, apoyar y cuidar.
- Así son los patrocinadores. Dejan pero Tienes que devolverlo al final de la competición.- Sonrió al ver de nuevo la sonrisa en el rostro de la pequeña.
Nunca en su vida se había planteado por qué cuando se subía en la moto y hacía sus acrobacias lo que sentía no era miedo. Ni siquiera sintió repudio cuando Mihai murió por hacer el imprudente en carreras ilegales. En su moto lo que sentía era como si tuviera alas. Era como si de pronto se convirtiera en otra Sonya. La Sonya intrépida y audaz dueña de sí misma. Es como si esos instantes en los que su moto baila en el aire ella descubriera el secreto del viento.
- La verdad es un misterio. Cuando me subo en mi moto no pienso en el miedo ni en qué si algo sale mal pueda partirme la crisma. Es cómo una sensación de ser libre. Es como si la moto fuera una prolongación de mí misma y todo fluyera. La adrenalina y el peligro hacen que mi sangre fluya.- se ríe. - Creo que todos los motoristas se han caído. Cada vez que me he caído me he hecho mucho daño. Nunca he tenido heridas graves. Pero si que me he roto un brazo y la muñeca. - Recordaba aquellas caídas y sobre todo, la histeria y las reacciones histriónicas de su madre al enterarse. Su progenitora le dio tremendas regañinas preocupada por su integridad física, más concretamente por si se llegaba a afear o perder su fertilidad al meterse en ese mundo de hombres y marimachos.
- Lo que pasa es que las acrobacias hasta que les pillas el tranquillo las practicas en alturas bajas y circuitos más seguros y pequeños. -
Su pasión por los motores y las motos le devolvía la individualidad y libertad que el estilo de crianza y mundo en el que la habían metido sus padres.
- Sí, soy una gran fan de las motos. Tengo unas veinte. Cuando encuentro alguna en algún desguace me gusta repararla y convertirla en una pieza única. seguro que cuando sea grande tendrás una moto y todo lo que quieras.- dijo con su tono de voz dulce y acaramelado.
Ante la efusiva respuesta de la morena ante su pregunta sobre que la podía enseñar las motos y el mini-taller, las féminas se pusieron a caminar. Tras un paseo de quince minutos llegaron a una de las zonas de bien de la ciudad. Era una zona residencial que denotaba poder económico y elegancia. La casa de la pelirrosa no era una mansión pero era bastante grande. Tenía dos pisos y anexo a la casa había una enorme edificación con un gran portezuela de metal, que era el taller y garaje.
La motorista abrió la puerta de madera que daba acceso a su hogar. En seguida se oyeron las efusivas pisadas de Mimi para recibir a su dueña. La perrita saltó con intensidad pidiendo caricias y mimitos de la mujer. Al ver a la niña, emitió un sonido afectuoso y movió su rabo felizmente.
-Esta es Mimi. Salida a Tortita, Mimi.- presentó a la perrita a la morena. La bullterrier en respuesta a su ama lanzó un ladrido amistoso. - ¿Te sirvo alguna o un refresco? Ven sígueme a la cocina, y vemos si tengo algún dulce para acompañar nuestra charla.-
La cocina de la pelirrosa parecía sacada de los años cincuenta. Tenía un estilo muy pin Up. Suelo de madera de un color claro. Tenía un gran mueble de mármol blanco con armarios y cajoneras de un color verdiazul pastes que aunaba isla de cocina, fregadero y fogones en uno. En la parte de la isla tenía dos banquetas con los asientos de cuero rojo. En la parte más interna de esa estancia había una mesa de un color rosita palo con sillas de metal.
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Tema: Re: Una pausa para el café [libre] (7/4/2018) 16th Noviembre 2020, 20:55
Sonya era muy diferente a como me la esperaba. Siempre tenía un comportamiento cálido y pícaro cuando los periodistas deportivos le preguntaban tras una carrera o unas acrobacias. Intentaban que ella les contara algunas cosas sobre sus secretos, o incluso sus impresiones sobre el resto de competidores. Me ponía muy nerviosa ver como para algunos era una especie de atracción, y se tomaban sus intervenciones como una oportunidad para saber cosas de su vida personal. Cosas que nunca les hubieran preguntado al resto de competidores, pero que pensaban que podía servir para dar sabor a sus tristes entrevistas. Sonya era una profesional de lo suyo, y no sólo corría. Conocía las máquinas. Ella había sido la que se había encargado de los aspectos técnicos de las motos de Mihai. Me acordé entonces de que si no me fallaba la memoria él había fallecido, no hacía tanto tiempo. De pronto me sentí un poco estúpida aunque tampoco le habría sacado el tema a colación en absoluto. No eran cosas que la gente estuviera cómodo hablando y menos con niños. No era tan idiota.
- ¡Pues menudo royo! Son unos egoístas. ¡La moto la conduces tu, deberían dártela! - dije muy convencida, haciendo gala de una de esas perspectivas simplistas que los niños suelen tener cuando todavía no han crecido lo suficiente para entender de Márketing, seguros y propiedad privada.
Oírla hablar me daba unas mariposas en el estómago que no sabía explicar, pero me sentía muy identificada con ella. Todo lo que ella decía yo lo comprendía perfectamente. Era parecido a lo que yo sentía cuando había empezado a patinar. Te aprendías la pista, hacías vueltas, giros, saltos y cuando despegabas los pies del suelo era como si al extender los brazos no fueras a necesitar ponerlos nunca más. Esa sensación de mareo, de vértigo y de que la gravedad no existía por una décima se segundo. Era lo mejor del mundo. Además, era algo que me hacía feliz de manera incondicional y que el imbécil de Mephisto no sabía, porque era algo personal, privado. Era una de las alegrías que, por mucho que intentara joderme la vida, no podía quitarme.
Por eso se sentía tan bien.
- ¡Es como, como...- - a ver Kim. Despacito. Piensa, que te estás atropellando. - Como cuando me pongo los patines y me voy al circuito, y hay muchas rampas de bajada con los saltos por en medio y te crees que en cualquier momento vas a volar! ¿A que si? - le pregunté emocionada.
no había encontrado a mucha gente que pudiera entender lo que significaba experimentar una sensación como esa. La adrenalina. La velocidad. De pronto me invadió el recuerdo de una estela de fuego, y de subir en vertical por una pared, y se me puso la piel de gallina. Ahora no. No voy a dejar que nada me estropee esto, joder.
- ¡Au, au, au!- se retorció al pensar en las lesiones. Aquello tenía que doler que te cagas. - Yo lo hago así también, aunque me he hecho mucho daño a veces. Cuando vas muy rápido, porque te resbalas y de pronto sales asi, pfiuuuu medio volando y entonces ¡PAM! te pegas un tortazo de aúpa.
La chica solo tenía buenas palabras para mi. Empezaba a sentirme tan extraña que no sabía ni que decir. Se me humedecieron los ojos. De pronto me dieron como ganas de empezar a llorar, aunque no lo hice. Sólo sonreí de oreja a oreja, y mis ojos brillaron de la emoción.
Nos adentramos poco a poco en la zona bien. No solía pasar mucho tiempo en esos sitios. La gente como yo destacaba mucho cuando no íbamos acompañados, y siempre había alguien de seguridad o una patrulla vecinal que te sometía a una especie de tercer grado pero en plan majo. Como si eso fuera a cambiar el hecho de que daban por hecho que no eras de allí con todo ese rollo de "¿Quien eres? ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres? Se sale por allí." Me daba curiosidad pensar que por fin iba a poder darme un paseo por la zona sin que nadie viniera a molestar, y ver cómo vivían esas personas que eran iguales que las que dormían en la calle, pero con un sinfín mas de suerte, dinero, o ambas cosas. La casa de Sonya era de dos pisos, y tenía una especie de nave pequeña a un lado. Supuso que eso sería el almacén de sus motos, o el garaje. Ser mecánico es una profesión en la que necesitas tener buen espacio para la chatarra y ganas de ensuciarte hasta detrás de las orejas.
Cuando abrió la puerta, un perrazo enorme se dirigió hacia nosotros, y yo me resguardé detrás de Sonya. El animal ladró hacia mi, causándome un respingo, pero parecía juguetón, no agresivo.
- Hola, Mimi. - saludé como si tuviera mis reservas al principio. - ¡Claro! - de verdad que no podía creerme mi suerte. - ¡Menuda casa mas grande! ¡Que bonita es! - exclamé intentando empaparme de todo lo que veía. Cuando se lo contara a Mamá Oddy iba alucinar. A ella también le gustaban las motos, aunque no podía verlas siempre.
Entré en la cocina y me quedé mirando todo. Me sentía como si acabaran de meterme en uno de esos restaurante de los años cincuenta, con los asientos tapizados en azul y blanco, un hombre con el tupé de Elvis lleno de brillantina tras la barra y todas las camareras con esos uniformes rosados y blancos en patines de cuatro ruedas en paralelo, con las bandejas plateadas redondas. Dibujé una O perfecta con la boca y me quedé en la puerta, como si no fuera capaz de entrar hasta que ella me invitó a hacerlo con un suave gesto. Es la primera vez que estaba preocupada por mancharle a alguien algo.
- Tengo las manos llenas de porquería. ¿Me las puedo lavar en el baño? - empecé a darme cuenta de que lo único que desentonaba en esa casa era yo. La preciosa chica de pelo rosa encajaba con la decoración como uno de esos posters pin-up tan chulos por los que se peleaban los coleccionistas.
Estaba deseando comer algo, pero más aún, estaba deseando ver el garaje.
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Tema: Re: Una pausa para el café [libre] (7/4/2018)