Las calles de NY estaban bastante solitarias un martes a las 4 de la madrugada, era normal, las personas decentes dormían a esas horas, se deleitaban soñando con cosas que jamás tendrían, claro, eran seres humanos vulgares y corrientes, pero luego los había como él, John Constantine, que enfundado en su gabardina marrón deambulaba por las aceras, con un cigarrillo entre sus labios (para variar), caminaba y se perdía por las más insólitas calles de la ciudad, no parecía estar buscando nada en concreto, tal vez un paseo nocturno para aclararse con sus pensamientos;
‘’Estupendo John, eres un maldito genio, sales esta mañana a comprar un par de paquetes de tabaco y acabas poniéndote en contra a media banda de Papa Midnite, muy bien, claro que sí, lo peor es que me siento orgulloso’’, hizo una pausa a sus propios pensamientos para exhalar el humo del tabaco, formando espirales del mismo que se perdieron en la noche ''enserio, a veces creo que alguien ahí arriba se burla de mi, y no sería extraño, aunque bien mirado, es a lo que se arriesga la gente como yo, es decir, jugamos a engañar al universo, a conseguir cosas que queremos, pero que no merecemos, usamos métodos sucios y rastreros para obtener beneficios siempre que podemos, supongo, que le hecho de que ahora una panda de macarras me quiera romper las costillas es algo normal, al fin y al cabo, el universo siempre va a cobrarse lo que le tomes’’.
Así deambulando por sus pensamientos y repasando los hechos de esta mañana, llegó a una entrada al metro, se quedó allí cinco minutos, mientras acababa el cigarro, el último que le quedaba...Había robado un talismán a Midnite, algo que era capaz de ocultar la presencia mágica de quien lo llevase, eso le había salvado la vida unas horas, sin embargo, John tenía la certeza de que eso no le protegería de lo que en cinco minutos iba a ocurrir. Acabó el cigarrillo, lo tiró al suelo y lo pisó al mismo tiempo que por las escaleras del metro subían dos hombres de raza afroamericana con cara de mal humor:
- Hombre, mira quien anda por aquí, si es John Constantine...Papa te está buscando, dice que esta vez te has pasado...- Dijo el más grande de los dos gorilas mientras el otro, sencillamente sonreía con gesto amenazador, como buen estúpido que era...El rubio sonrió y levantó las manos, como mostrando que no tenía nada:
- Tíos, me pilláis en bragas, enserio, Midnite debe de estar confuso, hay muchos rubios en NY, os lo juro, yo esta mañana estaba en misa, por quedarme, no me quedan ni cigarros. – Pronunció John con voz suave e inocente y con una sonrisa burlona en el rostro, de nuevo el más grande de los dos hombres habló mientras las farolas que alumbraban la calle parpadeaban: - No me tomes por idiota Constantine, se acabó nuestra paciencia! – En el momento en el que aquel tipo se llevó su mano al interior de los pantalones y sacó un revólver de este, las farolas se apagaron dejándolo todo a oscuras y en ese instante, John desapareció, ambos hombres lo buscaron asustados; ‘’Midnite debió advertirles, es imposible pillarme despistado’’, pensó para sí mismo en el momento en que apareció en la espalda de los dos tipos, susurró unas palabras, sus manos se iluminaron con un fugaz verde, todo fue muy deprisa, ni ellos lo vieron venir, tocó a los dos hombres y estos cayeron al suelo paralizados:
- Veamos que tenéis por aquí...- Registró los bolsillos de los hombres y de estos sacó unos 20 dólares y un paquete de cigarros: - Buena marca, no es mi favorita, pero me servirá, muchas gracias por el viaje en metro gorilas, y decidle a Papa que no se preocupe, voy a devolverle su talismán en cuanto resuelva unos asuntos con la ‘’Llama fría’’, decidle también que si la jugada me sale bien, el tampoco tendrá que volver a preocuparse por ellos nunca, pero que deje de darme el coñazo, al fin y al cabo, estamos juntos en esto...- Dijo en voz alta, para que los hombres lo oyeran bien mientras bajaba las escaleras del metro y las luces de la calle volvían a encenderse.
‘’Estas hecho un cabronazo John’’ pensó para sí mismo mientras se encendía un cigarro y lo llevaba a sus labios ‘’Esto va a costarme un par de costillas mínimo, pero no puedo resistirme, me puede el sentirme más listo que todos esos peces gordos y darles en las narices’’. Y con ese último pensamiento, Constantine subió al metro destino a su siguiente reunión.
Off: La prueba me ha quedado un poco, bueno, rara, espero que sirva, Constantine es dificilillo de usar por sus diálogos internos, el Constantine que utilizo está inspirado en el del New 52, que es con el que estoy más familiarizado, espero que no haya un problema, gracias.