Muertos en el Jardín (Angela Strazza) [Tarde del 16 de marzo de 2018]

Nota:
Este tema, continuación de "Negro sobre Negro" forma parte de la precuela de un minievento que dirigirá Omega. Angela Strazza, acompañada de los Green Lantern John Stewart y Hal Jordan, regresa a su jardín en Gotham para investigar el suceso que se produjo el día de la Colisión.


 Mi nombre es Hal Jordan. Soy piloto de pruebas para Ferris Aircraft. Ése es mi trabajo oficial, y también en el que invierto menos horas de mi tiempo. Y luego está el otro trabajo, el que me obliga a pasar más noches en vela y me deja menos tiempo para llevar una vida normal. Soy un Green Lantern, una especie de policía espacial a cargo del sector 2814 de nuestra Galaxia. En otras palabras, soy uno de los protectores de la Tierra. Y, siendo un tipo tan importante y con tanto carisma, aún me pregunto por qué me va tan mal con las chicas.

Está bien, Jordan. No hagas esa broma en voz alta, o John volverá a lanzarte una de esas miradas fulminantes que reserva sólo para ti. Claro que también puedes hacer otras; no serías tú si no lo hicieras.

- Señores pasajeros, nos disponemos a aterrizar. No se desabrochen los cinturones hasta que el avión se haya detenido por completo. Gracias por volar con Aerolíneas Green Lantern. 

La máscara reflectante de John impide que le vea poner los ojos en blanco, pero sé que es lo que acaba de hacer ante mi gran interpretación de una voz de azafata.

- ¿Podemos bajar ya? - pregunta, tan estoico como siempre.

Le complazco y hago aterrizar el avión en el patio. La verdad es que la mansión es un tanto... pintoresca, ¿cómo lo diría? Muy del estilo de Bruce. Por supuesto, estamos en Gotham, lo cual debería hacer que no me extrañara en exceso.

- ¿Las cenizas forman parte de la decoración? - pregunto (haciéndome el gracioso, como hubiera dicho Carol), asegurándome de que tanto John como la propietaria del jardín (cuyo nombre, como me he preocupado por averiguar, es Angela Strazza) tengan los pies en el suelo antes de hacer desaparecer el avión.

Si una cosa había sacado en claro Angie del rápido viaje de vuelta a Gotham era que los dos hombres junto a ella podrían compartir poder y obligaciones, pero ni de lejos compartían personalidad. Donde uno era de porte serio, el otro no hacía más que soltar chanzas. Eran un par curioso, más allá de que pudieran construir aviones completamente funcionales a partir de luz verde. Eso sí, en cuanto el susodicho avión de luz aterrizó en su jardín, no tardó ni cinco segundos en saltar a tierra, feliz de volver a estar en suelo firme.

-¿Las cenizas forman parte de la decoración?- escuchó que preguntaba uno de los dos hombres.

-No perturbo los restos de los fallecidos. No les gusta que lo hagan- respondió, con la misma naturalidad con la que se comenta el tiempo que hace.

Bien era cierto que los espíritus de dichos fallecidos estaban en donde debían estar, y probablemente no les importaba tanto el asunto. Pero prefería mantener las buenas costumbres y no darles razón alguna para volver a cantarles las cuarenta. Eso implicaba que sí, su jardín estaba cubierto de ceniza allí donde los cadáveres habían caído y se habían deshecho. Al menos no eran cuerpos completos. A parte de que entonces sí era recomendable hacer los ritos mortuorios correctos, le hubiera costado la vida misma explicar por qué tenía el jardín lleno de muertos.

Unos ladridos comenzaron a sonar desde la parte trasera de la casa, lejos en un principio pero acercándose cada vez más, hasta que la figura de Anubis asomó por uno de los lados de la casa, siguiendo un pequeño camino que la bordeaba. Como si no hubiera visto a su dueña en años, corrió hacia ella sacudiendo la cola y ladrando, hasta que la alcanzó. Milagrosamente, no se le tiró encima como hacía a veces. Probablemente estaba todavía dolorido del golpe que se había llevado hacía seis días. Angie sonrió y le hizo unas cuantas carantoñas a su fiel compañero.

-Yo también te he echado de menos, grandullón.

Sin embargo, no podía prestarle toda su atención a Anubis, por lo que se giró hacia los dos hombres que la habían acompañado.

-Allí es donde cayó el tipo ese- comentó, señalando un punto hacia el centro del jardín.

No era muy difícil distinguirlo del resto de la zona. Estaba cubierta de ceniza, igual que el resto, pero allí la hierba había quedado ennegrecida en muchos puntos, allí donde había caído el fósforo blanco de la granada de la chica. No solo eso, sino que todavía podían distinguirse la forma de cuatro huellas de paquidermo, hundidas fírmemente en la tierra a causa del peso. Y, por alguna causa, probablemente por el cúmulo de circunstancias nada favorables, esa pequeña área había comenzado a tomar el tono marrón de las plantas muertas. Destacaba, vaya que si lo hacía. Seguramente ni siquiera hubieran necesitado que se lo dijera.

Ordenar, dormir, comer a veces y ordenar. Desde que apareci por uno de esos portales en este mundo, esa era mi rutina. Habia podido contactar con la Liga de la Justicia y con mis compañeros de la Corporacion, pero, me sentia extraño. Volvi a mi casa a Nueva York, y pude ver que todo era un desastre. Por la colision, habia aparecido un piano en medio de mi sala, rompiendose al chocar contra mi sofa, y dejandolo todo destrozado. Mis dibujos habian salido volando, junto con mis documentos que tenia para algunas entrevistas de trabajo. Me preocupaba todo esto, pero, por alguna razon, me sentia mas inundando de fuerzas que antes. Con ese mensaje de ese grupo llamado Omega, durante una finita cantidad de segundos senti un poco de temor, pero, viendo que quizas ellos tengan alguna relacion con este caos, me senti con la voluntad de hacer un cambio.

Aunque habian pasado dias de poco dormir y mucho luchar, las cosas se iban calmando poco a poco. Habia estado trabajando en reparar satelites espaciales, ayudar en Sudamerica para reparar los desastres causados. Inclusive tuve que viajar hasta la Antartica para reajustar algunos sensores que los laboratorios S.T.A.R reportaron como dañados despues del siniestro. Ahora, cuando creia que me podria tomar un momento libre, sentado en mi cama en Nueva York, me puse a ver mi anillo, que tenia entre las manos. Todas las misiones anteriores las habia hecho gracias a lo que la Liga de la Justicia me enviaba por comunicador o en mensajes, pero, no habia recibido nada de mis otros compañeros.

Me coloque el anillo, y dije- Anillo, indicame misiones pendientes -El anillo desplego entonces un haz de luz en mi pared, y la voz que provenia de este menciono -El agente Jordan, coma Hal se encuentra a la investigacion con el agente Stewart, coma John sobre un incidente en la ciudad de: Gotham. Pais: Estados Unidos de Norteamerica. Continente: America. Planeta: Tierra. relacionado con señales de la corporacion negra. Mostrando investigaciones. -Y, con mi cara de sorpresa, casi cayendome de la cama, mostro en la pared lo que John y Hal estaban investigando. Fui corriendo rapido al baño, me eche agua en la cara y abri la ventana, saliendo disparado hacia Gotham.

Una hora despues.

Cruzando el cielo a gran velocidad, una mancha verde llego al jardin de Angela Strazza. Aterrice dentro de la casa, sin necesidad de saltarme el muro que rodeaba la casa, para ver a los dos linternas y a una chica de pelo cafe. Mire la zona, llena de polvo, vieja, y camine detras de ellos.

-Eh, compañeros. Ya llegaron los refuerzos. -Dije en voz alta cuando estaba cerca de John y de Hal, y al voltear la señorita, sonrei un poco y la salude con la mano. Me puse a la altura de los dos linternas y mire hacia el suelo, notando que en relacion al suelo de la entrada, esa zona parecia dañada por algun tipo de quimico. -¿Que tenemos por aqui? - De pronto, me percate en el perro, y me rasque la barbilla. No queria que el perro se metiera dentro de la investigacion, aunque, no podia evitar sentir algo de curiosidad por el especimen.

 ¿Sabéis? No es que me moleste no ser el único Green Lantern de la Tierra. Es decir, si te paseas por Oa verás a un montón de tipos que han decidido ponerse el mismo uniforme que tú. Y, siendo sinceros, de los cuatro que estamos en activo, a mí es a quien le sienta mejor.

¿Que a qué viene esto? A que apuesto a que la señorita Strazza nunca se había imaginado tener a tres Green Lanterns en su jardín. Claro que tampoco tenía planeado que hubiera un Black Lantern, supongo. Qué pequeño es el mundo.

- Uno más y estaremos todos - bromeo, ante la llegada de Kyle. Me alegro de ver al chico; con todo el jaleo de la Colisión ha sido difícil coincidir.

- No, gracias - oigo decir a John, con ironía. Parece que la perspectiva de que Guy nos acompañe en nuestra pequeña investigación no le acaba de entusiasmar.

Mi compañero saluda a Kyle mientras la señorita Strazza acaricia al enorme perro negro que ha acudido a su encuentro. Lo cierto es que el lugar donde cayó el Black Lantern resulta bastante evidente, con la hierba muerta y todo eso.

- Anillo: analiza la zona en busca de Linternas Negros - digo, colocándome al lado de Kyle.

Un haz de luz verde se despliega desde mi mano, peinando la zona mientras yo echo a andar por el jardín.

- Análisis: en proceso. Análisis: completado. Presencia actual de anillos negros: negativa.- responde la voz robótica de mi eterno compañero.

- Genial...- empiezo, pero el anillo tiene algo más que añadir.

- Detectando energía residual de anillos negros. Resultado del análisis: positivo.

- ¿"Anillos negros", en plural? - interviene John, tenso.

- ¿Cuántos? - interrogo a mi anillo. No puedo evitar que los sucesos de la Noche más Oscura vuelvan a mi mente.

Hal Jordan nunca tiene miedo. Pero esa noche... esa noche es realmente difícil de olvidar.

- Número: indeterminado. - responde la voz.

John no es de los que maldice en voz alta. Yo sí.

- Mierda.

- ¿Está segura de que destruyeron un único anillo, señorita Strazza? - pregunta John, con tan poca esperanza en la respuesta que estoy seguro de que Saint Walker se sentiría profundamente decepcionado.

Angela parpadeó cuando un tercer Green Lantern aterrizó en su jardín. Y una vez más, no pudo sino percatarse de lo diferente que era su personalidad, al menos en apariencia, con respecto a la de los otros dos. El recién llegado se paró un momento a mirar a Anubis y el perro, sentado, le devolvió la mirada, la cabeza torcida en un gesto de curiosidad, como si se preguntara por el repentino interés. Mientras, la italiana mostró una sonrisa nerviosa y le tendió una mano al último Lantern para saludarle.

-Me llamo Angela Strazza, soy la dueña de la casa. Y este es Anubis, mi compañero- dijo-. Si hubiera sabido que esto era tan complicado, habría intentado avisar antes.

Lo cierto y verdad era que estaba intentando controlar un ataque de pánico. Cuando se había dirigido a preguntar por aquella cosa, no se había imaginado que fuera TAN grave como para atraer no a dos, sino a tres superhéroes. ¡Y a toro pasado! ¿Pero qué demonios era esa cosa y qué tipo de milagro les había concedido el cielo para salir vivos de algo que ponía en alerta a hombres como estos? Antes de que de verdad tuviera el susodicho ataque de pánico, notó el hocico de Anubis golpeando su mano. Al mirarle, este volvió a darle un topetazo, en un gesto que intentaba centrar su atención en otro sitio, tal vez para que no pensara en lo que estaba pensando. Sonrió y le rascó la cabeza en un gesto cariñoso. Realmente, cuando decía que era su compañero, lo decía de corazón.

Mientras, otro de los Green Lantern paseaba por el jardín, con el anillo emitiendo una luz verde que parecía recorrer todo el jardín. Finalmente, una voz mecanizada, igual y a la vez distinta de la que había escuchado aquella vez hacía seis días, anunció que no había presencia de anillos negros. Por un segundo, Angie pensó que ahí se acabaría todo, pero entonces la voz del anillo volvió a hablar, diciendo que detectaba energía residual de dichos anillos.

"¿Qué?"

La reacción de los dos hombres con los que había llegado fue bastante similar a la suya y, a la pregunta de cuántos anillos detectaba, la voz replicó con un "indeterminado". En aquel momento, Angie se puso blanca como una hoja de papel y comenzó a temblar imperceptiblemente. ¿Había MÁS cosas de esas?

-¿Está segura de que destruyeron un único anillo, señorita Strazza?

Por un segundo, Angie se quedó allí, con la boca abriéndose y cerrándose, incapaz de hablar, hasta que al fin reunió la fuerza suficiente como para hacerlo.

-Solo uno. El resto de los muertos eran diferentes, y se convirtieron en polvo en cuanto el tipo del anillo cayó- se llevó las manos a la cabeza, mesándose el pelo. Eso no podía estarle pasando-. Eran diferentes a él, de todas maneras. Él estaba muerto, gritaba a muerto, pero los otros... Los otros no... Estaban muertos, pero era como si no lo estuvieran. Es difícil de explicar, ni yo misma lo entiendo. Pero ninguno de ellos llevaba el anillo, o el símbolo. O no parecían llevarlo.

Angie no solía hablar abiertamente de sus capacidades a extraños, incluso si no le importaba demasiado que la tomaran por una lunática. Pero aquello había pasado simple curiosidad a un problema mayor, y ni siquiera ella se dio cuenta de que había empezado a hablar como si las personas a su alrededor supieran que, por norma general, podía ver y hablar con los muertos. Aquello era tan abrumador que ya poco le importaba, mientras le dijeran que no, no había más cosas de esas, y menos aún acechándola para atacar su jardín otra vez. Por favor.

Angela Strazza. Lo anoto en mi libreta mental, tomando en cuenta el nombre para la investigacion de este caso. El recibimiento de Hal me alegro, aunque me hubiese gustado que John me hubiera hablado de una forma mas... calurosa. Supongo que el siempre sera asi, y ya me acostumbraba a eso. Incline mi cabeza, y vi que Hal se puso a pasear por el jardin, haciendo un analisis rutinario. Yo despliego una especie de burbuja con mi anillo, donde meto muestras de tierra en la zona que parecia ser el lugar donde habia tomado lugar el encuentro.

Empece a observar sus propiedades, tratando de encontrar una anomalia a simple vista, y fuera del hecho de que estaba putrefacta... No me percate de mucho. Voltee a ver a Hal, cuando escuche que su anillo detecto energia residual. Me puse serio, girando mi cuerpo hacia Hal y John, pero la guinda del pastel fue cuando demostro que habia un numero indeterminado de anillos.

Tome aire, y me cruce de brazos, mirando a Angela cuando le preguntaron sobre si solo habian destruido un anillo. Me puse rapidamente a su altura, tomandole del hombro para que se tranquilizara un poco. Escuchar acerca de otros muertos me resultaba inquietante, pero a la vez, me daba una muy pequeña marca de esperanza.

-¿Asi que... solo uno portaba el oscuro manto de Nekron? Bien... Veamos... Si se escuchaba el susurro de la carne, debemos de buscar a todos Black Lantern antes de que empiecen a atacar a los que tenian alguna emocion con una persona en especifica. -Manifeste una banca con mi anillo e hice que Angela se sentase para recuperarse de la impresion. Despues, me fui con Hal y con John -Bien... Esto no es una invasion a gran escala, y si podemos detener tanto lio antes de que se haga algo mas gordo, hagamoslo ahora-De pronto, mire hacia el suelo, como si hubiera tenido una idea- ¿Donde se esconderia alguien como Black Hand? -Y entonces fui con Angela, sonriendole lo mas que pude, aunque no sabia como reaccionaria a lo que le iba a comentar -En los ultimos dias, ¿Ha habido algun entierro reciente en una zona cercana? ¿Alguien ha abierto una tumba? Creo que deberiamos inspeccionar el lugar, cavar un poco. Algo debe de atraer a este lugar al tipo del anillo.

Me gire, y mire a mis compañeros, esperando saber su opinion acerca de mi idea.

Nota:

No me considero una persona pesimista. Pero sé lo que esos anillos negros son capaces de hacer, y saber que siguen dando vueltas por ahí...

La respuesta de Angela sugiere que, si bien han pasado por aquí, el resto de anillos no se han utilizado en su jardín. Eso es bueno para ella, pero no soluciona nuestro problema. He visto esto antes; decenas, cientos de anillos, volando en enjambres para encontrar a sus portadores. He visto un planeta entero revivir con esas cosas. Aunque, ciertamente, "revivir" es algo relativo.

Kyle se acerca a la señorita Strazza y le pone la mano en el hombro, tranquilizador. Dedico un gesto de asentimiento al chico. A pesar de ser el más joven de nosotros, siempre ha sabido cómo llevar las cosas. Kyle se ha estudiado bien la lección de los Black Lantern; ya tiene una teoría por la que empezar a investigar.

-¿Así que... sólo uno portaba el oscuro manto de Nekron? Bien... Veamos... Si se escuchaba el susurro de la carne, debemos de buscar a todos los Black Lantern antes de que empiecen a atacar a los que tenían alguna emoción con una persona en específica.- dice, y tras acomodar a Angela en una banqueta de luz, se dirige a Hal y a mí -Bien... Esto no es una invasión a gran escala, y si podemos detener tanto lío antes de que se haga algo más gordo, hagámoslo ahora- dice, haciendo que todo suene sencillo - ¿Donde se escondería alguien como Black Hand? - continúa. Está siguiendo un tres de razonamiento que pasa por la repetición de los acontecimientos de La Noche Más Oscura, pero yo no sé qué pensar. Salvo por la persistencia de los anillos, esta vez todo parece funcionar de forma distinta. Muertos de otro mundo, eso dijo Angela. ¿Los llamaría también Nekron por su nombre, igual que fue despertando a nuestros muertos, uno a uno? ¿Y por qué sólo uno de ellos se quedó con el Anillo? ¿Adónde fueron los otros?

- En los últimos días, ¿Ha habido algún entierro reciente en una zona cercana? ¿Alguien ha abierto una tumba? Creo que deberiamos inspeccionar el lugar, cavar un poco. Algo debe de atraer a este lugar al tipo del anillo. - dice Kyle. Es un buen lugar por el que empezar, pero no creo que en el jardín de Angela hayan enterrado a alguien recientemente... Y, aún así...

- El chico tiene razón - digo, en voz alta. - Alguien ha tenido que liderar el reparto de anillos. Pero, si fuera como aquella otra vez, no hubiéramos tenido un único Black Lantern.

- Y sabemos que los anillos han estado aquí - prosigue Hal, sin rastro de humor en su voz - No se me ocurre la razón por la que no acudieran a un huésped de inmediato. El tipo que atacó el jardín de Angela debía de ser un nigromante o algo parecido; eso explicaría por qué podía controlar a otros muertos sin necesidad de que ellos llevaran un anillo cada uno. Y eso nos deja con varios anillos que han "despertado", pero no se han detenido a buscar quien los lleve... - mi compañero se coloca al lado de Kyle.

- Sabíamos que podían afectar a habitantes de otros planetas, así que no debería sorprendernos que afectaran a los de otros mundos, como ha sido el caso. - continúo, pensativo - Aún así, es como si algo hubiera abortado el proceso habitual. Empezó la infección, pero no llegó a extenderse... que sepamos. Y deberíamos saberlo, a estas alturas...

- Si eso es así, el primer "infectado" era de otro mundo - continúa Hal - En otras palabras, los Anillos Negros habrían despertado en el otro universo...

- Una entidad como la que dirige los Anillos Negros podría ser capaz de actuar en ambos mundos - sugiero. Soy soldado y arquitecto, no un experto en temas esotéricos, pero algo tan grande como las Entidades debería poder ser universal... o "multiuniversal", para el caso que nos ocupa. - O bien hubo "grietas" antes de que todo se mezclara. Los muertos del otro mundo estaban aquí antes, por alguna parte tuvieron que entrar...

- Si seguimos la pista del chico - dice Hal - tenemos que tener en cuenta que las tumbas removidas pueden no ser de nuestro "lado" - mi compañero dirige su anillo hacia la zona de hierba corrupta y ordena en voz alta - Anillo: ¿de dónde procedía el tipo que cayó aquí?

- Origen del portador del Anillo Negro: indeterminado. Es probable que no pertenezca a nuestra dimensión. - es la respuesta.

Hal nos mira, preocupado.

- Si el Anillo sacó al tipo de su tumba, y su tumba no estaba en nuestra dimensión, está claro que los anillos tuvieron que ir "al otro lado" en algún momento... seguramente por el mismo camino por el que los muertos de los que habla la señorita Strazza llegaron aquí - Hal hace una mueca - Parece la clase de temas de los que la Liga de la Justicia Oscura se encargaría mejor que nosotros... ¿Qué sabemos últimamente de John Constantine?

Todavía enfrascada en sus preocupaciones, Angie casi dio un respingo cuando notó una mano en su hombro, y se volvió para encontrarse con la presencia tranquilizadora del tercer Green Lantern. De algún modo, el gesto consiguió ralentizar su tren de pensamiento, si no aliviar sus temores, y ella le ofreció una sonrisa de agradecimiento. Creó un banco de luz verde y la hizo sentarse, y de inmediato Anubis se acercó a ella y se sentó a su lado, poniendo la cabeza sobre las piernas. Ella le rascó la cabeza al perro, murmurándole un "gracias" al hombre, antes de que él y sus compañeros se pusieran a hablar del tema.

Lo de que aquellos "Black Lantern" buscaban a gente a la que habían estado unidos por emociones le hizo fruncir el ceño. Estaba claro que habían atacado su casa, y en ese momento solo estaba ella, y podía jurar que nadie de aquel grupo le sonaba en lo más mínimo. Tal vez habrían tenido relación con la chica que se transformaba en animales, pero esos habían sido dos de los muertos controlados, no el del anillo... ¿no? Sacudió la cabeza, porque todavía no entendía muy bien por qué a ella de entre todas las personas.

Cuando el tercer Green Lantern le preguntó si había tenido lugar un entierro reciente, la cara de Angie solo pudo reflejar lo que le pasaba por la cabeza en ese momento:

"¿Me tomas el pelo?"

¿Se daba cuenta de en qué ciudad estaba? ¡Gotham, ciudad del crímen! Por supuesto que habían enterrado a alguien hacía poco "cerca", si se consideraba que el cementerio estaba cerca. Del que ella tuviera conocimiento, tres semanas antes de la debacle había tenido lugar el entierro del anticuario, el que había tenido la genial idea de partir por la mitad una estatuilla con media docena de espíritus cabreados. Pero parecía que, aunque la teoría era sólida, había más cosas a tener en cuenta. Como, al parecer, el hecho de que no habían aparecido en masa.

Y entonces, le preguntaron al anillo por el origen del tipo que había aparecido en el jardín, y este replicó que el origen era probablemente otra dimensión. ¿Tal vez la misma de la que llegó Aithne? A fin de cuentas, ella sabía que iba a ocurrir algo. Sabía que su hija iba a aparecer. Tal vez debería convocarla y preguntarle, pero si no se lo había dicho entonces, ¿por qué lo iba a hacer ahora? Los fantasmas tendían a ser crípticos, y poco colaborativos, y a decir verdad no le parecía bien volverla a traer después de que terminara sus asuntos pendientes con su hija. Estaba pensando en eso cuando uno de los Green Lantern mencionó un nombre que reconoció.

-¿John Constantine?- Angie torció el gesto-. ¿Mago, inglés, rubio, apesta a tabaco? ¿ESE Constantine?

Vale, de acuerdo, el tema de la dichosa estatuilla y su media docena de espíritus cabreados no había acabado tan mal, y había aceptado aquella especie de alianza. Y si era la persona que necesitaban para averiguar qué demonios había pasado, y para evitar problemas futuros, ella no iba a ser la que se negara. Pero eso no quería decir que le tuviera que gustar. Como si compartiera su opinión, Anubis emitió un gruñido quedo. La italiana suspiró y le dio unas palmaditas a su perro en la cabeza. Si era lo que tenía que hacerse...

-Si es él, puedo intentar entrar en contacto con él, aunque no sé cuánto éxito tendré.

Había dejado un modo de contactar con él, pero Angie tenía la sospecha de que, del mismo modo que ella era fácilmente localizable debido a su poca movilidad, encontrar a Constantine iba a ser una tarea complicada.

OOC:

Me llevo la mano derecha a la barbilla y escucho las teorias de mis camaradas de la corp. Aun me sigue molestando un poco que se me siga tratando como al mas joven, habiendo yo demostrado con creces mi experiencia y calidad como la de ellos. Pero ya me habia acostumbrado, supongo que era normal, ¿Y no era eso lo que buscabamos? Tener a John tan serio (mas de lo normal) y a Hal como John es cuanto menos inquietante. Aun no tenia porque preocuparme, es decir, cuando algo como esto pasaba, es porque las cosas van en serio, y si somos Green Lantern es porque tenemos la voluntad para cambiar todo lo que sea asi.

La idea de traer a los miembros de la Liga Oscura me parecio un poco atrevida, pero, comprensible. Los magos sabrian que hacer, yo ni aun, que habia visitado tantos planetas, comprendia como es que funciona. La magia, hasta donde tengo acceso a mi anillo, esta recolectado en el Corazon Estelar, como bien sabia Alan Scott. Pero tampoco yo estaba muy lejos, considerando que usaba un anillo verde que dispara luces, energia, que adquiere propiedades de la materia dependiendo de la fuerza de voluntad del usuario.

-Bien, me parece sensato llamar a los magos. Aun asi, a menos que John este con la señorita Zatanna, tendra que andar para venir aqui. Puedo ir yo por el, pero debemos comenzar con una investigacion dentro de la zona. Busquemos cualquier alteracion como la de los dias pasados, un rastro de energia, alguna linea que indique hacia donde iria el hilo de esto. Tambien deberiamos hacer un mensaje prioritario a los Guardianes, avisarles de esto... -Miro de reojo al Marine- Y avisarle tambien a Guy, si es que esta en el sector, que investigue en otros lugares del planeta que representen un riesgo... -Y mire mi anillo, pasando a ver despues a Hal. El sabia que me referia a Coast City, y no hablaria mucho de eso. Simplemente, baje un momento la cabeza y me di la vuelta para ver a los ojos a la señorita Angela-

-¿Prefiere usted acompañarme, o quedarse con alguno de mis compañeros para investigar en el lugar? -Tenia total fe que mis compañeros, Constantine, la señorita Strazza y yo pudieramos resolver todo este misterio. Y sabia que lo mejor seria buscar dentro de Gotham, por alguna razon, hasta en otros sectores del espacio, los criminales siempre vuelven a la escena del crimen. Cerre los ojos, recordando momentaneamente mis tiempos en la juventud en que escuchaba las proezas de Batman contra el crimen. Quien pensaria que años despues estaria trabajando a su lado.

-En un día temeroso - Susurre, estirando mis brazos, mientras tomaba de la mano a Angela, levantandola del banco de luz verde - En una noche rabiosa -Mi tono era solemne, cual ceremonia religiosa, respetuosa y protocolaria, pero siempre baja. Mi antifaz verde se cambiaba a otra forma - Con corazones fuertes nuestras almas se encienden. -Mencione, con el tono mas alto, mientras mis botas pasaban a ser de un negro a un gris, y mis pantalones se iban azulando por cada momento que pasaba.  -Cuando todo se vea perdido en la guerra de la luz -Mi estilizado emblema verde se fue cambiando como si fuera una imagen tridimensional por el circulo azul de la esperanza, y el azul empezo a predominar por los rastros verdes que quedaban. Hasta que mi anillo verde desaparecio, y pude abrir los ojos-  Mira hacia las estrellas. Porque la esperanza arde brillante. -Solte entonces la mano de la señorita Strazza.

Era Kyle Rayner, y ahora necesitaba la esperanza para toda esta noche. Levante mi mano derecha a la altura del pecho, listo y cargado, con mi anillo azul listo para ir a cualquier lugar (Dentro de este plano fisico) para buscar a Constantine.

FdI:

Al parecer, la señorita Strazza conoce a John Constantine. La descripción, por cierto, es bastante acertada. El olor a tabaco envuelve a ese tipo como la voluntad a un Green Lantern. Y la mala suerte. Francamente, comparto la opinión de la señorita y su perro con respecto al mago, y a ellos parece gustarles más bien poco. Pero bueno, en situaciones como la que nos ocupa, hay que contar con aliados inesperados, supongo.

-Bien, me parece sensato llamar a los magos. Aun asi, a menos que John este con la señorita Zatanna, tendra que andar para venir aqui. Puedo ir yo por el, pero debemos comenzar con una investigacion dentro de la zona. Busquemos cualquier alteracion como la de los dias pasados, un rastro de energia, alguna linea que indique hacia donde iria el hilo de esto. Tambien deberiamos hacer un mensaje prioritario a los Guardianes, avisarles de esto... -Kyle está decidido a llegar al fondo de esto - Y avisarle tambien a Guy, si es que esta en el sector, que investigue en otros lugares del planeta que representen un riesgo...

Hal y yo suspiramos a la vez. En fin, si puedo tolerar a John Constantine, también puedo trabajar con Guy. En cuanto a investigar otros "sitios de riesgo"... Sí, es mejor que sea Guy quien lo haga. La relación de Hal con Coast City es demasiado personal, y demasiado dolorosa.

- La señorita Strazza puede contactar a Constantine. Y, si es necesario, incluso yo puedo traer al inglés en brazos, si es que conseguimos sacarlo del tugurio donde haya decidido meterse esta vez. La perspectiva de encontrar a Zatanna sonaba mucho mejor. - dice Hal, mostrándose despreocupado a pesar de la alusión velada a su ciudad. Sin duda, agradece el tacto mostrado por Kyle.- ¿Quieres acompañar tú a la señorita? - continúa, dirigiéndose a Kyle - Yo puedo encargarme de investigar lo que queda de este jardín y los alrededores, si descubro algo os lo haré saber.

- Yo informaré a los Guardianes - intervengo. Jordan no ha destacado nunca por su respeto a la autoridad, y su relación con los Guardianes es la mejor muestra de ello. En cuanto a Kyle, sé que prefiere seguir el hilo de su investigación; se sentiría decepcionado si lo aparto de ella pidiéndole que vaya a Oa - También avisaré a Guy. Que él se encargue de buscar en otras ciudades. Os mantendremos informados en todo momento. - añado.

Me dispongo a marcharme, y entonces oigo el juramento de los Linternas Azules de los labios de Kyle. Decido quedarme un poco más. La capacidad de mi compañero para adaptarse a las distintas luces del espectro siempre llama mi atención.

"Todo estará bien"

- Esperanza. Muy apropiado - comenta Hal - Vas a necesitarla para convencer a ese tipo de que investigue esto con nosotros.

Muertos de otro mundo. Anillos Negros en paradero desconocido. Desgarros previos a la Colisión que permitieron que los muertos pasaran a nuestro lado... ¿Cómo y por qué lo hicieron? ¿Vinieron solos, o alguien los llamó? ¿Tiene Nekron algo que ver...? Y, si así es, ¿pasó él al otro lado? Sin duda, todas estas preguntas podrían llegar a interesar a Constantine lo suficiente como para dedicarles una investigación... ¿no?

OOC:

Al parecer, sí, se trataba de ese Constantine. Angela suspiró, mientras intentaba recordar dónde había dejado el dichoso cascabel cubierto de runas. Frente a ella, los Green Lantern estaban haciendo planes sobre los pasos a seguir, hablando de ir a comprobar puntos de riesgo, incluso llamar a una cuarta persona para investigar en otras ciudades. Intentó no pensar demasiado en ello. No le convenía si quería mantener un mínimo de apariencia de calma.

-¿Prefiere usted acompañarme, o quedarse con alguno de mis compañeros para investigar en el lugar?

Angie miró al tercer Green Lantern, que acababa de dirigirse a ella. Por un momento, dudó, solo unos instantes. Luego asintió.

-Iré con usted, si no es molestia. No sé cuanta ayuda puedo prestar, pero ya que he causado todo este follón, lo mínimo es que le ponga fin también. Pero Anubis se tendrá que quedar- esto lo dijo mirando al segundo hombre, el que les había llevado hasta allí-. No molestará. Pero todavía tiene que recuperarse de lo que le hizo aquella cosa.

Anubis lanzó un quejido lastimero, pero ella solo sonrió y le dio unas palmaditas en la cabeza. Le echaba de menos cuando no estaba a su lado, sin duda, pero sabía que no estaba en condiciones para meterse en líos. Además, no era como si fuera a estar sola, ¿verdad? Solo iban a investigar, e incluso si sufrían algún ataque, tenía a un superhéroe a su lado, y en su experiencia eso solía mejorar las posibilidades de éxito. Por poca que fuera aquella experiencia, claro...

Antes de que pudiera ponerse en pie, sin embargo, el Green Lantern estaba a su lado, tomándola de una mano y ayudándola a levantarse, mientras recitaba lo que parecía un juramento. Durante todo el proceso, al que Angie asistió en primera fila teniendo en cuenta que todavía la sujetaba, sus ropas cambiaron de verde a azul, aunque la italiana apenas si fue consciente de ello. Más tarde seguramente lo negaría, pero en aquellos momentos estaba haciendo un enorme, y vano, esfuerzo en no pensar que estaba a meros centímetros de un hombre que, a pesar de la máscara, tenía todos los rasgos de alguien bastante atractivo.

"Bueno, ahora no tendré problemas con cómo llamarle..." pensó una parte de su mente.

La otra todavía estaba intentando reiniciar las funciones lógicas básicas.

Se suponía que tenía un deber, que eso era lo más importante y lo demás, incluida una vida normal y corriente, era secundario en el mejor de los casos. ¡Pero ella no era de piedra, maldita sea!

Dos segundos después, su cerebro logró ponerse en marcha.

-Eh... Si me disculpa... Voy a intentar avisar a Constantine- dijo, antes de entrar en la casa un poco más rápido de lo que hubiera pretendido.

Afortunadamente, no tardó en encontrar el cascabel encantado. Estaba en una vieja cómoda en el salón, en un cajón, un sitio en el que lo había dejado para probablemente olvidarse de él. No había querido tener que "deberle favores" al inglés. Tuvo que recordarse que todo aquello era su deber, y que tendría que aceptar lo que ocurriera.

Una parte de ella había temido que hacer sonar el cascabel habría hecho que Constantine se transportara allí mismo, teniendo en cuenta que le había dicho que "allí le tendría" si lo hacía sonar. Afortunadamente, no fue el caso, aunque tras la conversación resultante, Angie se tuvo que preguntar por qué los magos tenían que ser tan rebuscados para comunicarse. Con lo simple y sencillo que era tener un móvil y un correo electrónico...

Volvió fuera para decir que ya había hablado con el mago, y dónde podrían encontrarle.

-Cuando quiera- le dijo al ahora Blue Lantern con una sonrisa-. No creo que vaya a estar más preparada para tratar con esto que lo que ya estoy.

Al menos, mis compañeros de la tropa habian estado de acuerdo con el plan. Una vez que me cambie de color al azul, sabia que Hal haria algun comentario supuestamente gracioso, lo que me hizo sonreir un poco. Ese tipo de bromitas siempre habian sido tan tipicas de el, y solo algunas veces se le habia visto guardarselas. Asenti con firmeza a las propuestas que ellos habian dado.

-Esta bien, yo tambien les mantendre informados de lo que pase.

Cuando la señorita Strazza me pidio tiempo para ir a avisar a John, asenti y deje que fuera, mirando al perro que la acompañaba en el jardin. Era un perro bastante curioso, hasta diria que tiene un aire inusual, pero tampoco fue algo a lo que le preste mucha atencion. Camine unos cuantos pasos, dando vueltas en el lugar en el que estaba, hasta que vi salir tras un rato a la mujer.

-Bien, si ya esta lista, usted me guiara a donde sea que se encuentre John. -Me puse a su lado, y alrededor de nosotros, hice una esfera color azul con una especie de asiento flotante para que la dama se sentara. Una vez lo hizo, eleve la esfera en el aire hasta una altura considerable, y dirigi su rumbo directo a la direccion que me dio la señorita Strazza. El viaje pudo haber sido mas rapido, pero no se que tan acostumbrada este la chica a viajar en esferas voladoras con vistas increibles al suelo.

El viaje se desarrollo con relativa tranquilidad, cosa que aproveche para charlar con mi acompañante.

-Por cierto, disculpe las pocas formalidades. Me puede llamar Kyle, alla atras dejamos a mis compañeros Hal y John. Hal era el de pelo castaño, y John el moreno. -Asenti, aunque de pronto me vino a la cabeza la vaga idea de que seria dificil describir a compañeros linterna de otros sectores- Es usted muy valiente por ayudar a estas situaciones tan complicadas. Espero que pronto le demos una solución y pueda volver a su vida habitual.

OOC:

Debería haberse visto venir que volvería a acabar volando en alguna otra construcción de luz. En aquella ocasión, una esfera de luz azul con asiento incorporado. Angie intentó no pensar en que lo único que la separaba de una caída mortal era una burbuja de algo que no debía ser palpable para empezar. Volar no la daba miedo, a fin de cuentas había tomado un avión para llegar hasta Estados Unidos. No, lo que la ponía nerviosa era mirar hacia abajo y ser capaz de medir la distancia que la separaba del suelo. Así que se esforzó mucho en mantener la mirada clavada en su acompañante.

El cuál le hizo el favor de darle su nombre de pila, y el de sus compañeros. Le resultaba extraño, creía que todos los superhéroes andaban ocultando sus nombres. Ya se sabía, todo aquello de no poner en peligro a inocentes, no ser perseguidos por el típico psicópata de turno... Así que decidió asentir mientras aparcaba ese conocimiento en un lugar seguro de su mente, solo para ser usado en caso de absoluta necesidad.

-Es usted muy valiente por ayudar a estas situaciones tan complicadas. Espero que pronto le demos una solución y pueda volver a su vida habitual.

La benandante hizo un gesto, quitándole importancia.

-Ah, salvando el loco con anillo negro dirigiendo el cotarro, tampoco es tan diferente a mi vida habitual. Tengo tendencia a atraer a los muertos y a los brujos- y de vez en cuando a algún que otro demonio, pensó con algo de ironía, pero decidió no añadirlo-. Como ya dije, si hubiera llegado a saber que era tan grave, habría ido a avisar antes.

No sabía si se podía considerar a sí misma valiente. Suicida, tal vez, teniendo en cuenta el cariz que había tomado aquel combate. Claro que comparada con la loca de las granadas de fósforo blanco, todavía tenía un poco de sentido común. Por desgracia, su sentido del deber era muy superior a su sentido común, porque de ser al revés, hacía mucho que se habría ido de aquella ciudad. Pero era una benandante; si no atendía ella a los espíritus de los fallecidos, ¿quién iba a hacerlo? Aunque tenía que admitir que lo de los portales dimensionales estaba un tanto alejado de su especialidad. Claro que, ¿quién podía decir que las grietas entre universos paralelos eran su especialidad?

-Y puede llamarme Angie. Todo el mundo me llama así.

Al menos, todo el mundo con el que trataba más de media hora en una conversación tranquila, claro está, pero eso, al igual que lo de los demonios ocasionales, no era preciso decirlo.

OCC:

El vuelo avanzaba sin ningun contratiempo. Angela podia estar tranquila, aunque no lo percibia, como si el estar a una altura como esta le incomodase. Y era normal, cuando Ganthet me dio mi anillo, yo tambien tarde un poco en acomodarme al vuelo. Los animales que no conocen otro lugar mas que la tierra, siempre se asustaran cuando les muestres el agua o el aire. Y era comprensible, su situacion lo permitia. Todas las situaciones a veces justificaban el porque alguien rechazaba o aceptaba algo si se miraban con paciencia y calma. Ojala fuese Constantine tan comprensible con nuestra causa como yo lo seria si el no lo acepta.

-Los Black Lantern son una de las mayores amenazas del universo. Son entes puros de oscuridad, la suma de todos los monstruos que los seres vivos han creado... Y sin embargo, la luz prevalece ante ellos. La esperanza sigue ardiendo, y ardera para todos los que sufren por el mal.

Auch, estaba sonando como el Saint Walker. El hombre azul estaria orgulloso, aunque supongo que apaciguaria las dudas de mi acompañante. No queria una persona comprometida a medias, queria alguien totalmente firme contra cualquier enemigo que estuviese relacionado con la orden de Nekron. Semejante amenaza requeria mas valor del que cualquier alma pudiese cargar consigo.

¿Y que tanto ayudaria Constantine contra eso? A veces, ese mago tiene la fama de ser todo menos una persona con esperanza. Pero es una persona a la cual se le debe de tener respeto, como a todos los aliados. Confiaba en que Angela tuviese buena mano eligiendo a sus apoyos, porque de haberlo preferido, hubiese llamado a Zatanna.

-Angie... ¿Que tanto confias en Constantine? -Pregunte, mientras vigilaba el vuelo.

Realmente no faltaba mucho. El anillo fue guiando la esfera para que bajara pausadamente conforme estuvieramos mas cerca del punto donde estaba el hechicero. Cada vez se veia mas cerca el suelo, los edificios, las casas y las calles tan... tristes. No era un lugar especialmente lindo, ni mucho menos.

-Segura que... Bueno, Constantine tiene fama de estar siempre en los peores antros.