Pueblo Chico, Infierno Grande [Pre-Omega, Oliver Queen/Conner Kent]

¡Hola Hola, Paisanos! KTC 113.4 FM Kansas dandoles la mejor musica toda la tarde, ¿Y que mejor manera de comenzar la tarde que con algo para relajar esos hombros de tanto arar? ¡Yeehaw!

Odiaba con todo su ser a ese hombre. Le molestaba de mala manera que chillara cada dos por tres, había venido a relajarse no que le taladraran la cabeza. Por suerte se callo pronto poniendo una música que al principio sonaba extraña pero que mediante mas tiempo las escuchabas mas te gustaba.  Nunca había sido fan de la música Country pero aquella logro amansar la súper fiera, algo bastante complicado. Con cuidado de no romper nada recogió la pequeña merienda que le había servido la señora Croker, como modo de darle las gracias por ayudarle a cargar con la compra.

Me tengo que ir Señora Croker, gracias por la merienda y no se cargué tanto la próxima vez.

“Que ya tiene una edad “Pensó Conner mientras se despedía de la entrañable abuelita. Cuando salió de la casa se coloco bien las gafas, hoy venia Flecha verde y seria la primera vez que lo vería en su faceta de Conner Kent, no como Superboy. Empezó a andar por la calle, ni una alma había en la calle, algo normal a esas horas. Pero su súper oído le advertía de una amenaza, de un ruido que a esas horas no se oía con normalidad. El ruido provenía del almacén de los Harley, eran unos amantes de las armas. Se acerco y vio como la puerta estaba abierta con el pomo fundido, esto no pintaba nada bien. El moreno se quito las gafas y la camiseta de cuadros que lucia para tapar su característica camiseta negra con el símbolo rojo de Superman en el pecho. Una vez transformado en Superboy entro con sigilo, a saber con quién se iba a encontrar. Con la luz que entraba por las ventanas altas del almacén logro ver a alguien con una armadura verde metálico.

¿Quién eres y que haces?

Pregunto con autoridad Superboy, viendo como ese hombre se giraba a verle. Llevaba como una especie de núcleo en el pecho, esa luz verdosa no le gustaba para nada.

Vaya, vaya… ¿Qué te has encogido Superman? Supongo que debes ser Superboy

Cuando mas se acercaba ese hombres más extraño se sentía, más débil, dando pasos hacia tras hasta que su espalda toco la pared.

Así que a ti también te afecta la kriptonita ¿he? ¡Perfecto! ¡Me voy a descargar contigo!

El enemigo se balanceo contra él dando un fuerte puño en la pared, haciendo un gran agujero. Superboy pudo evitar el ataque por los pelos pero ahora su enemigo estaba demasiado cerca, siendo una presa fácil. Con rapidez aquel hombre le cogió del cuello escañándolo con fuerza. Maldecía aquella estúpida roca, si no fuera por ella se libraría con facilidad. Intentaba forcejar pero era inútil, si no llegase a ser por su ADN Humano ya se habría desmayado.

No te muevas mocoso, o si no te tendré que darte un regalito que he encontrado por aquí

Su otra mano se fue volviendo como un bazuca y antes que pudiera darse cuenta ya había travesado la otra pared aterrizando en medio de la calle, por suerte no había nadie por ahí. El golpe había sido brutal pero al menos estaba lejos de la kriptonita, logrando al menos sentarse en el asfalto. Tenia que encontrar a Flecha verde cuando antes, ahora entendía el motivo de su visita

La cabeza le dolía horrores, por mas que se acariciara la frente ese maldito dolor no se iba. Estar tan cerca de kryptonita y haberse comido literalmente un disparo de un bazuca no sentaba nada bien, aun no se creía que estuviera consiente. Coloco la mano en el suelo para levantarse pero toco un pequeño trozo de pared, empezando a pensar una estúpida estrategia: lanzarle la piedra en la cara y salir dando súper saltos. Le daría tiempo a pensar y a buscar a flecha verde, ya que mientras ese estúpido llevara esa odiosa piedra en el pecho las tenía todas las de perder. Cuando vio que ese desgraciado se acercaba se supo de pie, estaba dispuesto a recurrir su ridículo plan. Como si hubiera sido un milagro caído del cielo apareció Oliver, hubiera pensado que esa entrada era ridícula y muy vista pero ahora solo podía pensar que era genial. Pero nunca se lo diría. Antes de que pudiera reaccionar todo se volvió blanco, cayéndose la piedra y siendo arrastrado por Oliver.

Podría estar mejor, pero si, estoy bien, gracias.

Comenzó a mirar el lugar donde estaban mientras el otro no se callaba, al parecer estaban en la tienda de los Harley ¿pero como podía saber estas cosas con lo antisocial que era? Todo eso que le decía el buen hombre lo sabía de sobras, no estaba hablando con el chico recién salido de una capsula. Ya llevaba años viviendo y había madurado, sabiendo que la fuerza bruta no es la única solución y aun mas si un tío metamórfico de armas aparecía con kryptonita. ¿Creatividad? ¿El? Mejor que no le contara que estaba planeando hacer antes que apareciera y encima ahora le preguntaba. Genial, ahora pensar un plan que no sonara tan ridículo.

Recuerdo… que Artemis tenia unas flechas que salía una espuma que enseguida se solidificaba ¿tú tienes de esas? Porque a lo mejor, si tapamos el núcleo impediremos que salga la radiación y yo pueda golpearle hasta tumbarlo. Que por cierto ¿Quién es ese? Al parecer tenia muchas ganas de ver a Superman.

Que como siempre era el segundo plato, la gran mayoría de problemas que tenia era por ser el “hijo” del gran súper héroe Kryptoniano. Y para rematarlo le había destrozado la camiseta, empezaba a odiar profundamente ese sujeto.

Superboy sonrió levemente al saber que su plan no era tan alocado como pensó, había hecho bien en observar con que artilugios luchaban sus compañeros, nunca se sabía cuándo podría necesitar esa información. Así que ese desgraciado se llamaba Metallo, juro por el símbolo de su camiseta que pagaría caro al verle buscado las cosquillas, nadie se burla de Conner Kent. Ya le preguntaría mas tarde como consiguió un pedazo de Kryptonita, creía que no había en la tierra. Según lo que estaba explicando Flecha Verde no era un villano extremadamente peligroso, así que con un par de asaltos lo dejarían para el arrastre. El también comenzó a escuchar pasos gracias a su súper oído pero la presencia de Metallo también era sentida por esa radiación tan molesta, ya empezaba a tener leves dolores de cabeza.

Todo entendido, cuando reciba…

Otra vez volvía hablar y para colmo mencionaba a su “padre” ¿Qué pretendía ahora? Alzo una ceja al ver que decía cosas que ya había intuido en lo largo de su corta vida. Observaba en silencio como dejaba la flecha y posaba su mano en su hombro. A partir de ahí el joven moreno se quedo viendo al rubio mayor de forma sorprendida y melancólica. En sus claros ojos se podía ver como hacía tiempo que ansiaba esas palabras, que alguien le dijera que fuera el mismo sin importar sus origines. Volvió a observar sus movimientos, parándose en su pecho para alzar la vista y escuchar atentamente lo que le tenia que decir. Ahora sentía como sus ojos empezaban a escocerles un poco, reprimiendo todas ganas de llorar, no era el momento.

“Hazme sentir orgulloso, chico...”

Ante esas palabras sonrió abiertamente, hacia muchísimo tiempo que no sonreía con tanta franqueza. Afirmo con la cabeza para indicarle que había entendido el plan. Siguió un poco sus pasos para estar cerca de la puerta, el dolor de cabeza cada vez era más fuerte. Espero pacientemente su turno, cuando el dolor le desapareció por completo esa era la señal. Una vez neutralizado la Kryptonita salió corriendo hacia aquel hombre, dándole una fuerte lluvia de golpes en la cara: derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda, uno, dos, uno, dos, uno, dos. Para acabar con todo esto se agacho para darle un fuerte golpe en la barbilla haciendo que se elevara del suelo, para luego girarse sobre si mismo y darle una tremenda patada en la boca del estomago, haciendo que volara unos cuantos metros, llevándose de paso también un poco del asfalto al aterrizar. Se quedo mirando a Metallo con la respiración un poco agitada, llevaba tiempo sin entablar batalla de esas dimensiones.