Tragaluces... (Conner Kent, Warlock) OMEGA

(15 de Marzo de 2018)

(Para no liarnos, el aspecto que tiene Warlock ahora mismo es humano, ya que no sabe quien es tras la colisión, y sus recuerdos se fusionan con los de su amigo fallecido Douglas Ramsey, por lo que su aspecto es una mezcla de rasgos de ambos que da como resultado un chico parecido a éste, pero rubio y de ojos ámbar:


Habían pasado algunos días desde que decidió huir del piso de aquélla mujer llamada Alice que le había acogido tras la colisión, no por su falta de hospitalidad, ni mucho menos, sino por el miedo que le asaltó de pronto al recordar de qué eran capaces sus poderes. La imagen de aquél enorme dinosaurio convertido en chatarra inerte se cambió por la de Alice en una de sus pesadillas, y en ese momento supo que si deseaba protegerla, lo mejor era salir de su vida. Tal vez ya ni le recordase, pero en todo caso, estaba seguro de que si conociese sus razones, lo entendería. Desde entonces había caminado por lugares solitarios, cruzado varios pueblos y ciudades. Se había convertido en Douglas Ramsey, el vagabundo. Olfateó su axila con preocupación, pero seguía sin emitir olor alguno. Se preguntaba si sería cosa de su nariz, pero podía percibir muchos otros olores, así que lo descartaba cada vez. No tenía nada mejor que hacer en su largo caminar que debatir acerca de su no-olor corporal, pero al menos era mucho mejor que cuando sentía hambre...

...cuando eso sucedía, por lo general solía descontrolarse. Comía lo que encontraba en la basura, o de lo que le daba la gente que se apiadaba de él, pero apenas le saciaba. Era como si aquélla comida no supusiera mayor aportación que el poder saborearla. Entonces ese "algo" que era, tomaba el control. Varios perros y gatos callejeros se habían convertido ya en chatarra a su contacto, un día incluso una vaca despistada. No se los tragaba, ni siquiera los troceaba, simplemente se convertían en basura, dejaban de moverse, de brillar, y entonces él se sentía saciado... a la par que terriblemente culpable. Por ello se alejaba cada vez más de la gente.

Sin embargo, en una gasolinera aislada, hizo un gran descubrimiento; Allí una farola en mal estado titilaba cerca de las instalaciones, al parecer por causa del choque de un vehículo. Tenía la trampilla del cableado interno abierta, y chisporroteaba de vez en cuando. Por alguna razón, sintió la necesidad de agarrar aquéllos cables. Tal vez estaba delirando en extremo por el hambre, la amnesia y el temor a sus propios poderes, tal vez quisiera acabar con todo de una vez, allí, en medio de la nada... Pero no. No fue así. La gasolinera, la farola, y todas las farolas en un radio de un par de kilómetros a la redonda se apagaron mientras él se "saciaba". Sintió la electricidad alimentándole a través de las venas, fluyendo por su cuerpo como un renacer, haciéndole sentir mejor que nunca...

______________________________________________

Happy Harbor, un lugar agradable y tranquilo, incluso después de la catástrofe multiuniversal. Casas bajas, muchos árboles, césped... un buen lugar para vivir. Allí podría aclarar sus ideas, y entre otras cosas, tratar de averiguar quién era, y de dónde podía proceder un muchacho con poderes como los suyos. Oyó hablar de movimiento de jóvenes superhéroes por aquélla zona, lo cual le llevó a visitarla en primer lugar en busca de pistas, pero aún no había encontrado ni rastro de ellos. Y tenía hambre... La ciudad sufriría otra oleada de apagones sin explicación, ¿Qué podía decir? Lo sentía por aquélla gente, pero eran ellos o su deliciosa red eléctrica...

Hoy era el día libre de Conner Kent y siempre lo aprovechaba dando una vuelta por ese pintoresco pueblo portuario. Iba andando por las animadas calles escuchando la música que producía de sus cascos, acompañándolo en ese tranquilo paseo. Como aun hacia algo de frio se puso una sudadera negra y sus pintorescos tejanos azules marino, junto a sus botas militares. Se asombraba ver lo tranquila y animada que iba la gente por la calle, hablando en las terrazas de las cafeterías o esperando que el semáforo se pusiera en verde, el tenia que estar yendo de arriba abajo ayudando que reinara la paz. Aunque hiciera frio en el sol se estaba genial y Conner lo notaba perfectamente, era muy agradable pasear bajo sus intensos rayos de vida. Al cruzar la calle llego a su destinación: una barbearía. Cuando entro la típica campanilla sonó anunciando su llegada, haciendo voltear al barbero

Hola muchacho, al fin te dejas caer por aquí ¿lo de siempre verdad?

Superboy solo afirmo con la cabeza, quitándose la sudadera y colgarla el perchero de la entrada, dejando al descubierto la mítica camiseta negra con el logo rojo de Superman. El dueño pensaba que era uno de los fans del chico de acero, ya que le era impensable que el mismo viniera hasta aquí. Se quito los cascos y se sentó en una de  las sillas esperando su turno.

¿Has oído las noticias? Las gasolineras y algunas casas del rededor se quedaron sin luz durante un par de horas

La que está en las afueras ¿verdad? Mi cuñado me lo conto, ya que él estaba en gasolinera

El barbero y uno de los clientes estaban hablando sobre el apagón, en la liga se comento, pero al ser un pequeño apagón no le dieron mucha importancia. En un par de minutos el dueño termino y se puso con el moreno, colocándole la bata y empezando a cortarle el cabello como siempre quería el muchacho. Hablaron de cosas típicas para que no reinara el silencio, pero Conner no era muy hablador y decía lo justo. El barbero lo sabía y disfrutaba haciéndole hablar. Al rato termino y le quito la bata.

Ya estamos chico, lo de siempre.

Conner se levanto y del bolsillo del pantalón saco la cartera y un par de billetes, para luego coger el cambio. Volvió a guardarla y se coloco la sudadera, despidiéndose de ese amable hombre antes de salir del local. Dio un par de pasos por la calle y semáforos comenzaron a fallar, al igual que las luces que se encendían y se apagaban en plena luz del día, los focos de las tiendas tampoco se escaparon de ese mismo destino. La electricidad empezaba a fallar y eso no era normal. Por suerte Superboy estaba ahí para investigarlo, pero… ¿por dónde podía empezar a investigar?

Ese era un callejón que le gustaba mucho para "alimentarse". Estaba casi desierto, y había muchos viejos postes eléctricos por todas partes, además de farolas desvalijadas, pero lo mejor era que daba a la parte trasera de muchos comercios, y allí solo se asomaban los dueños para tirar la basura, o los mendigos para rebuscar en ella, pero también era el lugar en que algún técnico, probablemente muy escéptico sobre las energías alternativas, había ubicado un puesto de carga para coches eléctricos. No creía que por esa calle fueran a transitar muchos, pero la "gasolinera eléctrica" como la llamaban los ciudadanos de happy harbor, estaba aún activa, y suponía una fuente de alimentación suficiente para saciarle sin dañar a nadie. Lo había hecho un par de veces y aún nadie le había pillado, no tenía por qué ser distinto ahora. Si bien se hablaba de los apagones en el pueblo, y algunas personas le miraban acusadoramente por ser una cara nueva, aún nadie le había relacionado directamente con el hecho.

Mientras posaba sus manos en la máquina y éstas se deshacían en una amalgama de piel robótica, filtrándose por las ranuras en busca de los sistemas que debía accionar para extraer su manjar gratis, pensaba en si sería bueno que le viesen hacer eso mismo. Quizás sería mejor si mostrase su verdadero aspecto en público y causase un escándalo, para atraer la atención de ese grupo de héroes que habitaba la zona... o de la policía armada y recibir algunos disparos. No estaba seguro de si esto último lo dañaría, pero tampoco quería comprobarlo. Al fin y al cabo, era humano...

Al fin la luz verde dio la señal de que podía recargarse. Sacó sus extensiones de la máquina y agarró la pistola recargadora, metiendo parte de su brazo hecho un fino tentáculo por su extremo. Al fin, sintió la sacudida de la electricidad, y empezó a absorberla. A su alrededor empezaron a oírse quejas de los pisos cercanos acerca de televisores u ordenadores que no funcionaban bien, algún frenazo en el semáforo de la esquina de la calle principal... Lo normal. Ya apenas le daba importancia. Muchas veces cerraba los ojos y lo tomaba como una música de fondo. A veces se reía con los comentarios más brutos, otras veces sentía miedo al oír las sirenas de la policía acercarse, pero dentro de lo que cabe, era lo normal.

Lo que no era tan normal era que una pequeña niña en pijama y con una regadera, hubiera visto todo el proceso desde una escalera de incendios donde había algunas macetas con maltrechas flores. Paralizada por el miedo, observaba al joven del brazo metido en la manguera y el cuerpo rodeado de pequeños rayos con ojos desorbitados. El muchacho se sentía intimidado por los adultos, pero siempre le habían resultado adorables los niños, y no pensó que fuese ninguna amenaza, por lo que le dedicó un jovial saludo.

-¡Hola desconocida de pequeño tamaño! ¿No debería Tú estar en la escuela?

-¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!!! ¡¡MAMÁAAA!! ¡¡UN MONSTRUOOOO!! ¡¡UN MONSTRUO QUE LANZA RAYOOOOOOOS!!

La pequeña huyó hacia dentro de su casa lanzando la regadera al suelo. A juzgar por la molestia en sus oídos, Doug supuso que sus gritos se habrían oído en un radio de incluso dos calles alrededor. Seguramente nadie la creería, pero era mejor ser cauto, así que se desconectó de la máquina, echó una mirada al callejón en ambas direcciones y comenzó a correr, aún con algunas chispas saltando de su cuerpo.

Conner andaba tranquilamente viendo el panorama. Los coches estaban parados por riesgo a sufrir un accidente ya que los semáforos estaban descontrolados. El moreno escuchaba atentamente los lamentos y las quejas de los ciudadanos, pero nada fuera de lo común. Estaba tranquilo porque la Young Justice no le había llamado, sería un fallo del generador del pueblo. De golpe escucho un grito de una niña, hubiera ignorado si no fuera porque iba acompañado de la palabra monstruo. Rápidamente fue en su ayuda.

Por el camino se quito la sudadera y se la ato a la cintura, luciendo su famosa camiseta. Al llegar no vio a nadie, solo una gasolinera eléctrica y unos edificios alrededor. Nada del otro mundo. En busca de una pista le llamo la atención un callejón que desprendía unas luces, intrigado entro, encontrándose con un vagabundo que echaba chispas. Superboy se esperaba algo mas monstruoso, pero tenía que actuar rápido, las apariencias engañaban.

¿¡Quien eres y que haces en este pueblo!?

¡Maldición! Nunca había tenido que abandonar la recarga a medias, y ahora su cuerpo no paraba de emitir chispazos. Esperaba que al perderse por aquélla callejuela la oscuridad le cubriría hasta poder escurrirse hacia un lugar seguro , pero entonces oyó ese grito potente. Alguien acababa de verle, y no era la niña chillona de la escalera de incendios. Se dio la vuelta y vio la silueta de un hombre recortada contra la luminosidad de la calle. Era imposible saber su edad exacta, pero por el tono de voz, algo era seguro; Era alguien fuerte, y no venía con buenas intenciones. Miró tras de sí y y el callejón tenía un desvío hacia la izquierda, así que echó a correr hacia él mirando atrás por si su descubridor le seguía, pero ello le llevó a tropezar con unos cubos de basura, chisporroteando aún más al contacto con el metal.

Oía los pasos de su perseguidor, y se estaba poniendo nervioso, lo cual le hizo echar más chispas. Ahora mismo en el suelo no había un chico y unos cuantos cubos de basura, sino una bola de rayos. Tenía que hacer algo, ese extraño no debía acercarse a él, era peligroso y no quería hacerle daño... Observó a su alrededor, y llegó a una conclusión que no le gustaba demasiado...

...¿Pero qué otra cosa podía hacer?

Cambiando su aspecto a su forma mutante aprovechando la oscuridad, se levantó del suelo y lanzó algunos tentáculos contra un cubo de basura aún en pie para agarrarlo, lanzándolo contra el desconocido, procurando no darle y así asustarlo.

"Por favor, márchate"

No quería que los justicieros del lugar le encontrasen por haber causado una víctima. Cualquier cosa menos eso.

Se extraño que ese ser no se lanzara sobre el, normalmente cuando eran pillados y reacción era de entablar combate. Este debería ser la excepción de la regla. Al seguirle y observar que era un mutante o un alienígena con poderes metaformos, logrando alertar al chico para que fuera con pies de plomo. Sonrió cuando vio que le lanzo un cubo de basura,  que lo esquivo con agilidad, ¿acaso piensa que va a detenerlo? Iba muy equivocado.

¿Crees que con eso vas a detener a Superboy? Al parecer no conoces quien soy…

No esperaba que todo el  mundo conociera quien era, pero si el símbolo que lucía en su camiseta. Aunque fuera pleno día, los altos edificios no iluminaban bien la callejuela, así que se puso debajo de un rayo de luz, mostrándose completamente. Se lo quedo mirando desde una prudente distancia, le notaba asustado y no quería agobiarle. Con esa nueva forma metálica le recordó a su adorable Esfera, haciendo que se relajara y dejara su pose amenazante. Comenzó a escuchar como los gritos de la gente fueron cesando, entrando los de los coches, al parecer el pueblo volvió a la normalidad, pasando como un simple susto por la red eléctrica.

Dime quien eres si no quieres que llame refuerzos.

Se cruzo de brazos esperando alguna respuesta pronto, su fuerte nunca  había sido la paciencia.

- ¿Crees que con eso vas a detener a Superboy? Al parecer no conoces quien soy…

El tono desafiante de su perseguidor y la facilidad con que esquivó el cubo lo desconcertaron. Sonaba joven, pero era extraño que un muchacho cualquiera no se hubiese aterrado ante aquélla muestra de fuerza. No sabía qué hacer. Tal vez debiera agarrarlo y apartarle del camino para escapar, pero tenía miedo de "devorarle" involuntariamente. No... nada de acercarse a los civiles... No por ahora. El chico se mostró a la luz y comprobó que efectivamente, no tendría más de 16 años, aún así, se cruzó de brazos y pareció mostrar una actitud más conciliadora. ¿De dónde había salido, y por qué no parecía inmutarse ante tan extraña situación?

El pequeño caos causado por su desvío de energía había comenzado a amainar, y la vida en el pueblo volvía a la normalidad mientras el joven mutante seguía sopesando qué podía hacer respecto al muchacho que le tenía acorralado, cuando de pronto dijo:

- Dime quien eres si no quieres que llame a los refuerzos.

¿Refuerzos? ¿Se referiría a su pandilla, o tal vez...?

"¡Claro!"

Él había llegado allí buscando al grupo de héroes que actuaba en la zona, y ese chico, su extraño comportamiento y los supuestos refuerzos... Tal vez fuesen ellos. ¡Tal vez los había encontrado al fin! Ya sólo quedaba una opción... Se levantó con calma y se acercó al muchacho, dejándose ver a la luz. Por unos instantes, el chico pudo ver con mayor claridad sus rasgos de naturaleza electrónica, antes de que la oscura piel metálica y sus luminosidades fuesen cambiando poco a poco a su aspecto humano, siendo sustituídos por el pelo  alborotado y la piel clara del flaco vagabundo que unos minutos antes aún era.

- Hola joven tú. Yo es Doug Ramsey, mutante. ¿Tú es uno de los héroes de Happy harbor? Yo está buscándolos... Yo es peligroso para los humanos, pero no quiere hacer daño a nadie. Yo no puede decir más a tú. Yo no recuerda mucho más allá de su nombre...

Su mirada se paseaba nerviosa evitando los ojos de mirada dura de su interlocutor. Ojalá no se hubiera equivocado...

¿Es un robot? ¿Es un androide? ¡No! Es un mutante. Eso es lo que iba pensando el joven moreno al ver el cambio que experimentaba ese extraño ser que acababa de encontrar. Le había llamado la atención esa oscura piel que resaltaba esa especia de tribal luminiscente de su rostro, ya que no le dio tiempo a mirar nada más. Una fina sonrisa se le marco a sus labios cuando le escucho hablar, le hacía gracia su forma de expresarse. Gracias a eso Conner intuyo que llevaría poco tiempo en la tierra y andaría algo confuso, seguramente debido al desastre que causo Omega. Se sorprendió que alguien peligroso les estuviera buscando, normalmente causan desastres y son, por ejemplo, la Young justice los que buscaban para encerrarlos y proteger a la ciudadanía.

Encantado de conocerte Doug, así que quieres nuestra ayuda ¿cierto? A ver qué puedo hacer… no te aseguro nada.

Suavizo su tono al hablar, pero aun se le notaba terco. Saco su teléfono dándole a la tecla rápida, acercándoselo a la oreja esperando que le cogieran la llamada. Había llamado a su mejor amigo y líder de la YJ: Dick Grayson.

Hola Dick ¿te pillo en un mal momento?

Mientras hablaba iba de un lugar a otro, mirando de vez a cuando al tal Doug, relatándole toda la situación a su viejo amigo. Al cabo de media hora de dialogo colgó el teléfono, mirando fijamente al mutante.

Sígueme, la Young Justicie te ha abierto las puertas. Pero cuidado con lo que haces, estarás bien vigilado.

Dicho eso empezó a andar hacia su destino, parando de vez en cuando para voltearse y asegurarse que le seguía de cerca Doug.

"¡Al fin!" El muchacho resultó finalmente ser parte de los héroes del pueblo, tal como había deducido en el último momento. Por fin había sido encontrado, y seguro que ellos podrían ayudarle a controlar esos poderes tan fatídicos para cualquier forma viviente. No quería pasarse la vida huyendo de los demás... Y hablando de huir, el chico había echado a andar sin más, dándose la vuelta de vez en cuando para ver si le seguía, ¡Qué confiado! Podría haber huído o atacarle por la espalda sin más. No sabía si pensar que era un novato o que quizás habría podido interceptarle en cualquier momento... En cualquier caso, lo primero no formaba parte de sus planes, y lo segundo le asustaba, por lo que decidió seguirle. Al cabo de diez minutos, se hartó de caminar solo yendo vigilado como un animal peligroso, y decidió situarse al lado del muchacho a una distancia prudencial. En previsión de cualquier reacción desaprobatoria por parte del joven, el vagabundo expuso su más sincera sonrisa. Sabía que ese gesto tenía mucho poder en situaciones tensas, aunque a veces también salía mal, pero no creía que este muchacho se sintiese ofendido por ello. Lo que le preocupaba era que no hablaba mucho, y después de un tiempo huyendo de toda compañía, tenía ganas de conversar un poco.

- Y ¿Cómo son los miembros de la Young Justice? ¿Van todos con esa bonita camiseta negra y esa S roja? ¿Tiene la Young Justice una base secreta o es una casa normal para pasar desapercibidos? ¿Son todos tan jóvenes como joven-tú?

No recibió respuestas en todo el camino, pero eso no le impidió seguir preguntando, explicar sus vivencias y comentar el paisaje al pobre chico que le había recogido, que aguantaba con paciencia estoica. Doug no sabía muy bien por qué, pero se lo pasaba en grande dando la brasa al muchacho, aunque buena parte de su verborrea imparable se debía también al hecho de que estaba terriblemente nervioso. Se preguntaba qué le esperaba en esa tal Young justice...