Days Long Gone [Omega][Roy Harper/Oliver Queen] (10-05-2018)

Fecha: 10 de mayo de 2018

Star City la ciudad en la que nació y se crió. Siempre le pareció una ciudad fría y dura. Quizá así eran todas las grandes ciudades, tenían una parte luminosa y bella mientras que la otra parte era oscura y tenebrosa. Vivió muchas cosas terribles en aquel lugar y otras no tan malas. Hacía mucho tiempo que había abandonado ese lugar y siempre sintió que para no volver.  Algunos lugares le resultaban muy conocidos, otros no tanto. Sonrió eso pasaba con los años como las personas las ciudades iban cambiando. La impresión general que le dio Star city esos primeros días de su estancia era muy buena. Todo parecía bastante calmado y tranquilo.

Siendo sinceros él prefería los lugares un poco más soleados y con la playa cerca. Además aquel lugar tampoco le hacía nada bien, sacaba todo lo peor de él o por lo menos ese pensaba Roy.  No tenía ni idea cómo su camino había ido a desembocar en allí. Desde que ocurrió lo de Omega se sentía perdido y desorientado. No sabía dónde estaba  nada ni nadie. Ni siquiera sabía si podía contar con los que sí sabía dónde estaban.  La confianza era algo frágil y él había roto unas cuantas de esas sustancias endebles. Al principio sólo empezó a vagar sin rumbo, yendo de aquí para allá. Trabajando en esto y lo otro para poder subsistir medianamente.  En ocasiones ofrecía su ayuda a personas que le parecían necesitarla. Un día, hacía ya una semana, sin tener muy claro cómo un autobús le dejó en la estación de Star city. Aunque el autobús continuaba su destino hasta otras estaciones de Norte américa, Roy decidió bajarse allí. Era cómo un hijo pródigo pero no era tan ingenuo como Dorothy para pensar  que “realmente no hay lugar como el hogar”.


Otro día en Star City que prometía ser tranquilo sin embargo tenía la intuición de que nada sería como parecía.  Era de noche, no sabía exactamente que hora era porque había sentido el viejo hábito de salir a patrullar la ciudad. Sentía la necesidad de buscar a alguien. Un par de días atrás había echado el ojo a un narcotraficante novato.  No era un acto de redención, él ya se sentía bastante redimido de sus meteduras de pata en su ciudad natal. No completamente porque aún le faltaba algo por hacer pero por el momento dejaría que todo llegase a su debido tiempo.

Tampoco era por su pasado como adicto, perseguía a ese criminal por aquella pobre chica a la que encontró tirada en el suelo. A la que vio convulsionarse frenéticamente y derramar saliva por su boca cual perro rabioso. La había tenido que llevar al hospital más cercano porque se había metido una sobredosis. En el primer momento en que la vio sintió que se le encogía el corazón, no es plato de buen gusto ver a alguien a punto de morir. ¿Qué sintió su mentor cuando le pilló consumiendo? A veces solía preguntárselo pero no paraba mucho tiempo en ello. Le hacía mejor ignorar ese flujo de ideas.

Había  recabado información sobre ese vendedor de drogas, sabía cuales eran los lugares por los que solía moverse y traficar con sus mercancías. Roy salió  a buscarlo a  su presa por los lugares habituales. Al llevar a uno de esos lares vio que la policía estaba en lo que parecía una escena del crimen así que decidió alejarse de allí y proseguir su búsqueda.

A lo lejos vio a dos tipos en una persecución. Estaba un poco lejos y no veía nada bien. A uno no le logró reconocer aunque llevaba una ropa verde un tanto cantosa pero el otro hombre si que le reconoció enseguida, ya que, era su presa. Lo sabía por sus movimientos. Ese era el hombre al que andaba buscando. Hubiese agradecido tener consigo sus gafas de visión nocturna pero ese no era el caso. No creyó que las necesitase y no las cogió.

Nota mental: llevar las gafas de visión nocturna cuando se sale de noche- dijo en un susurro para sí mismo.

Se puso a correr tratando de alcanzar a aquellos dos hombres, en especial al narco. Iba bastantes metros por detrás, no tenía muy claro que consiguiera alcanzarles. Tenía buena forma física pero correr no era exactamente su fuerte. Cuando logró llevar al callejón donde se dirigían las personas a las que perseguía, no encontró a nadie. Por breves segundo pensó que les había perdido. No obstante al ver la puerta  de madera ligeramente entreabierta y con el candado  roto se dio cuenta de que él aún seguía en el juego.  Tan rápido como pudo se adentró en el edificio. Al ingresar en el lugar pudo ver como unos metros más adelante estaban los dos hombres peleando. Más bien el hombre vestido de verde había reducido a hombre que buscaba y se estaba ensañando con él. No sabía si era por una juste de cuentas o cualquier otro motivo.

Una  flecha salió disparada y silbó suavemente en el aire. Iba rápida y certera hasta su objetivo. No era una flecha normal, era una flecha bastante peculiar. Una que había modificado justo para cosas como la que estaba ocurriendo. Sabía que uno era un criminal pero el otro aún no podía determinar si lo era, aunque estaba actuando de forma brutal e incorrecta.  Roy no se podía permitir herir a un civil, ya había cometido suficientes errores y tenía demasiada culpa y remordimientos sobre sus espaldas para ir acumulando más pesares. La flecha golpeó en el suelo y Roy cerró fuertemente sus ojos. Al impactar contra el pavimento emitió una luz fuerte y cegadora. Contó mentalmente unos segundos y abrió los ojos para aproximarse a los otros hombres.

-Hey, se nota que dar palizas es lo tuyo- dijo dándole un leve toquecito en el hombro a Oliver, sintiendo aquel gesto a la vez familiar y a la vez extraño.

Lo había sentido y finalmente su mente acabó por confirmárselo, estaba delante de la persona de Star City con la que evita deliberadamente encontrarse.  La suerte nunca estaba de su parte, hechos como ese no hacían más que evidenciarlo. La vida era tremendamente irónica en algunos momentos. Muchas veces pensaba que había llegado el momento de hacerle frente pero al segundo siguiente se arrepentía. Sabía que Oliver no era el único que se había comportado de una manera errónea pero aún no acababa de cerrar su herida emocional o quizá tenía miedo de volver a discutir y empeorar más la situación de lo que ya de por sí estaba.  Aunque mirándolo de otra manera, quizá la situación no podía empeorarse más. Roy trató de poner su mejor cara. Le salió un gesto entre incomodidad y simpatía. Ollie había sido un mentor, un amigo y casi un hermano pero sintió que le había fallado cuando más le necesitaba.

-Eres bueno golpeando a la gente, esa siempre fue una de tus mejores cualidades. - Quizá no debió hacer ese comentario. No podía saber  a ciencia cierta si  le pateó mientras estaba en el suelo o era un producto de su mente alcoholizada. Oliver era demasiado digno a veces para usar golpes bajos. Era algo demasiado fuerte para poder preguntarlo cuando la relación estaba dañada.

Roy asintió ante la propuesta del otro arquero. No podían dejar huir a ese narcotraficante. Era un tipo inmoral que repartía dosis letales de aquella basura sin ton ni son. Sin contar que los jóvenes a los que les vendía esas drogas en su mayoría eran menores de edad. Niños inseguros que recurrían a las drogas buscando algo de confianza y de escapar a sus problemas. Eso lo sabía muy bien el pelirrojo. Él antes solía recurrir al alcohol para solucionar cada uno de sus males.

Como Oliver había dado con el objetivo y había logrado reducirlo primero. No había mucho que Roy pudiese hacer. Arsenal observó cada acto que realizaba su mentor. Le resultaba un tanto paradójico. Había aprendido a asumir que el principal culpable de su adicción era él y que no tenía que recargar las culpas en su antiguo compañero. Pero le resultaba interesante ver aquellas muestras de una actitud tan radical con las drogas cuando el rubio no le ponía ninguna pega para que bebiese ni se dio cuenta de su dependencia al alcohol hasta que la adicción había tomado el control.

Ante la mención de tener una conversación con el rubio, Roy se tersó un poco. Oliver quería arreglar las cosas con él y no sabía muy bien si salir corriendo con algún tipo de excusa o enfrentarle a lo que tenía pendiente. Dio un suspiro largo y decidió que no tenía nada mejor que hacer y ya que el destino había sido el encargado de esa reunión probaría suerte.

– Será mejor que no hablemos de los antecedentes penales.- Roy se rió un poco. No es que fuera alguien peligroso pero estaba seguro que sus actos eran calificados por el sistema de justicia como actos criminales.- Lo de caminar no me importa pero lo malo de no tener dinero es que no hay fiestas con damas bellas y exuberantes. – dijo mientras igualaba el paso al del más mayor.

-Viejo no te creas tan importante en mi vida. Era mi presa. Tan sólo quería ayudar a alguien que merecía ser ayudado es todo. No podía seguir dejando que ese tipo siguiera arruinando vidas de jovencitas.- Notó que Oliver estaba nervioso. Eso era buena señal, si les estaba costando a los dos quizá es que iban por buen camino. Cuando dijo aquello de hablar, por primera vez en mucho tiempo las palabras de Oliver le resultaron sinceras y eso le animó a seguir con el tema pendiente entre ellos.

- En realidad es una mezcla de dos compuestos químicos. La flecha tiene un dispositivo que al impactar contra algo libera dos productos que al mezclarse crean esa luminiscencia. – Se sintió un poco más relajado al hablar de sus trabajos en las armas y las modificaciones que realizaba a su armamento.- Ya decía yo que me parecías alguien más maduro Ollie- Roy se rió de forma jovial- A pesar de que estaba evitando que nos encontrásemos siento una especie de desahogo al ver que estás bien. – Roy asintió y tras un largo suspiro- Aunque seas pobre espero que tengas un lugar agradable en el que alojarte porque donde yo estoy viviendo es una porquería. No sólo es pequeño sino que ya sabes cómo soy, está muy desorganizado con un montón de herramientas y piezas tiradas por todos los rincones. No es un sitio agradable en el que hablar.

Roy  se quitó la gorra, se acicaló el pelo y volvió a colocar su preciada gorra. Por un momento sintió que las cosas volvían a ser como cuando Oliver y él tenían una buena relación. Sonrió ante las palabras del otro arquero. Había estado metido en líos con la policía  casi desde su más tierna adolescencia. No sabía cómo se habían conocido ese Ollie y su otro yo pero no parecía que fuere como él se había conocido con el Oliver de su mundo. No parecía que la primera vez que el rubio había puesto sus ojos en él fuese en la comisaría de Star city. El pelirrojo no era un angelito sino un chico inquieto que a veces no entendía muy bien cuál era la línea entre lo legal y lo ilegal.

– No es por competir pero tengo antecedentes tanto en Star city como en Gotham y quien sabe en cuantas ciudades más. Además no puedo viajar a Oriente Medio por crímenes contra el régimen en el estado de Qurac. Estuvieron a punto de ejecutarme, eso sí que fue malo.- comentó lo último como si fuera una anécdota sin importancia. Pero en sus ojos se reflejó un brillo de tristeza. Siempre pensó que Oliver no había ido porque no se había enterado pero luego se enteró que el mayor sí lo sabía y le dolió que le hubiese dejado a su suerte. Él habría acudido si supiese que el arquero verde estaba en peligro mortal.

-¿Qué ocurre? Tengo alguna mancha en el traje. A veces no me doy cuenta de esas cosas, no soy muy pulcro.- Le miró desconcertado y su cara de incredibilidad fue épica cuando le dijo eso de que era todo un héroe. - Tranquilo, mi Oliver, es un poco más joven que tú. Me alegra saber que alcanzada cierta edad dejas de ser un idiota.- Su rostro adquirió una expresión despreocupada y alegre. Hacía mucho que no se sentía así hablando con un Queen.- Actúo sin pensar mucho en las consecuencias. Soy muy recriminado por mi proceder impulsivo. Es más una de las últimas veces que nos vimos, tu otro yo dijo que era un idiota imprudente. Aunque quizá en esa ocasión tenía algo de razón, supongo que estaría algo preocupado porque estuve en estado crítico. –

Roy era un joven muy emocional y no se podía quedar parado viendo como a la gente sufría o era víctima de injusticias. Esa actitud era la causa principal de su comportamiento impulsivo y arriesgado, cada vez que creía que algo estaba mal tenía que parar la situación de alguna manera. - No me gusta ver a gente indefensa sufriendo y eso hace que me meta en muchos líos como seguir a un traficante de drogas para entregársele a nuestros queridos amigos de azul.- Roy suspiró e inhaló profundamente para luego exhalar despacio.- Bueno es porque yo soy un genio.- dijo Roy medio en serio y medio en bromas- Simplemente me sé la teoría, sé como funcionan las cosas y luego veo en mi cabeza cómo funciona todo. No sé.- se encogió de hombros- Es fácil para mí hacer esas cosas. Además nunca tengo miedo, es mi carácter ser un temerario.- Roy se quedó pensativo un momento.- Me equivoco algunas veces- dijo como si tal cosa con una pose relajada y se rascó la nuca.- Pero no pienso demasiado en ello.-

Mientras Oliver le iba contando sobre su vida no pudo evitar pensar que de alguna manera se parecían bastante. Roy tampoco estaba en muy buena situación económica y nunca había logado tener una economía solvente por sí mismo. – Entiendo eso perfectamente. A menudo estoy sin un céntimo. Cuando trabajaba con Ollie me consentía mucho y gastaba grandes cantidades de dinero tanto en materiales como en la vida diaria. Supongo que me consintiera tanto es por lo que no tengo ni idea de cómo ahorrar y despilfarro mucho dinero. A pesar de ello, me sé buscar la vida.- El arquero rojo pensó en aquellas veces en las que tuvo que mendigar, cuando no tenía ni edad suficiente ni trabajo ni dinero para poder vivir con un poco de dignidad. Una sonrisa asomó en su rostro, cuando eres un adicto se puede decir que no tienes nada por lo que sentir vergüenza, ya que, en estado de ebriedad todos los alcohólicos hacen cosas realmente denigrantes. Pero sin duda lo peor es las cosas que llegas a hacer cuando tienes el síndrome de abstinencia y tu organismo está tan necesitado de sustancias psicotrópicas.

- Así que al Ollie de aquí le ha ido bien.- El pelirrojo sabía muy bien cómo era tener dinero y también la incómodo que era no tenerlo. La vida era difícil sin aquel verdoso amigo de papel. Roy se rió ante el comentario del piso desordenado. Cada vez se iba sintiendo más relajado y tranquilo con ese Oliver.- Antes tenía una moto bastante moderna y a juego con mi traje pero tuve que venderla para subsistir. Te puedo conseguir algo decente para combatir el crimen si tienes un poco de paciencia y si tienes algo más de paciencia y puedo hacerle unas modificaciones increíbles y sea un vehículo que envidiaría hasta el mismísimo Batman – su antigua moto era muy buena y casi no le costó nada tan sólo una de sus flechas trucadas. Quizá debería preocuparse porque algún villano pudiese hacerse con sus flechas en alguna casa de empeños de Star City pero Oliver acababa de decir que esta ciudad estaba tranquila eso quería decir según Roy que el riesgo era menor y no tenía que preocuparse realmente.

- Si esta cerca tu guarida sería un buen lugar donde tomar algo. Me muero de hambre- Roy era muy dado a pasar de las necesidades primarias cuando estaba persiguiendo a alguien o cuando estaba enfrascado en alguna mejora de su armamento o del traje.-Mientras no sea el arco te puedes llevar lo que quieras. Es el único de este modelo que tengo y ahora no dispongo recursos para hacerme otro igual. Además es un regalo.- recordaba perfectamente cuando el Oliver de su dimensión se le había dado. No estaba todo bien entre ellos pero era un muestra de que algún días podrían sincerarse los dos y de que todo estaría bien entre ellos. Era un símbolo de que estaban dispuestos a solucionarlo cuando todas las heridas estuvieran sanadas.

Hizo un leve asentimiento con la cabeza al escuchar al Ollie. Con el permiso de su extutor, el pelirrojo empezó a hurgar en la nevera y los estantes de la cocina de su rubio amigo. Como había estado tan metido y centrado en encontrar y capturar al traficante, que no había inferido alimentos en día y medio. Por ello, ahora el hambre le atacaba con fuerza y esperaba encontrar algo en casa de Oliver que le ayudase a paliar su  necesidad alimentaria. Quería a lo que aportase a su organismo una gran cantidad de nutrientes y proteínas. La carne era una gran opción y sonrió con entusiasmo al encontrar entre los alimentos de la nevara algo de carne picada con la que freírse una hamburguesa. No es que el pelirrojo se desenvolviese con soltura en la cocina, simplemente sabía lo básico para vivir por su cuenta sin tener que depender de otra persona.

Le sorprendía un poco que ese Oliver le riñera por su lenguaje, ya que, el de su mundo era bastante permisivo en sus modales y su lenguaje. Roy solía comportarse como un chico de barrio educado en la calle, lo que había sido. No tenía unas maneras de la lata sociedad con la que su amigo se había codeado en sus años de prosperidad.

-No te preocupes- dijo haciendo un gesto de restarle importancia con la mano. – Siempre intento corregirme para ser mejor. Y siendo sinceros se me pegan los malos hábitos de la calle muchas veces. No puedo dejar de actuar como un raquero- dijo lo último con su habitual carácter chistoso y un matiz jocoso.


Tomó una sartén de la alacena y se dispuso a freír la carne en el fogón. Una vez cocinada la carne, cogió dos trozos de pan de molde, un poco de lechuga y un tomate. Con esos ingredientes se preparó su tentempié.

-Te haces el valiente, Ollie. En el fondo tú también le tienes miedo a ese grinch negro- Le dijo con un sonrisa divertida en sus labios para luego darle con unas inmensas ansias un mordisco a su hamburguesa. – No sé si es demasiado estricto o nosotros somos demasiado diferentes a él.- dijo con aire taciturno y pensativo.

Al escuchar la mención de un nuevo robin mujer se quedó viendo fijamente a exmentor. La verdad que en esa materia Oliver y él era bastante parecidos. A los dos les gustaban mucho las mujeres y para Roy, eran como una perdición.

-Es que los pelirrojos somos geniales. Viejo somos unas personas encantadoras y además atractivas. No sé que más se podría pedir.-

Tenía ganas de conocer a esa nueva robin, toda la batfamilia era interesante. Cada robin era como una caja de sorpresas, no había ninguno igual. Cada uno de los jóvenes que eran elegidos por Batman tenían algo que les hacía brillar, eran únicos.

-oh ¿Ha ocurrido algo? ¿Hay Problemas en la Batfamilia?- El pelirrojo era amigo de Dick y de Jayson. Además de que nos e llevaba mal con el pequeñajo de la familia, Damian. Por lo que el comentario del rubio le hizo preocuparse por aquellos jóvenes a los que él conocía tan directamente. Puede que no estuviese en la mejor relación con ellos, pero seguía considerándolos como sus amigos.  

-Pensé que era la familia de héroes mejor avenida- dijo con cierto toque de humor. Había coincidido con Dick hacía un par de semanas y no le había comentado que los murciélagos estuvieran teniendo problemas. Habían retomado su relación de amistad pero quizá la confianza de antaño no era exactamente la misma.

-La inactividad de Green Arrow y de Batman todos sabemos que se debe a la edad.- dijo Roy en tono humorístico para quitarle hierro al asunto.

Al escuchar su nombre de la boca de Oliver, dejo de comer su hamburguesa y le miró fijamente. Algo le decía que tenía que poner toda su atención en lo que el rubio le iba a decir.
-Ollie- Roy inspiró de forma profunda y soltó un largo suspiro – Sé que mi Oliver me quiere. Sé que el siente el mismo afecto de hermano que yo tengo por él. Pero …- No sabía muy bien como decírselo a ninguno de los Olivers que existiesen. Volvió a respirar profundamente como cogiendo fuerza tanto física como mental para hacer una gran revelación. Algo que ni siquiera se había dicho a sí mismo en voz alta.  – Él me falló … me siento traicionado …  utilizado – el pelirrojo se cruzó de brazos y puso un postura cerrada. Como protegiéndose a sí mismo.

Se rió un tanto nervioso. – Sabes esa sensación de nunca estarlo haciendo bien. De que hagas lo que hagas nunca tienes su aprobación. Es como que nunca terminas de ser lo suficientemente bueno y eso te va quemando por dentro.-  Desvió su mirada para mirar a un punto fijo en la pared y le dio un trago a su coca cola- Pensar eso no es malo, viejo, lo que es realmente malo es tener evidencias de que lo que tú estás pensando es lo mismo que está pensando la persona en que confiabas y lo más peor del caso es que no se arrepintiera ni un segundo por pensar eso. Porque en el fondo cree que es la verdad, cree que soy un perdedor y que no merezco que me tenga ninguna confianza.-

Decir aquello le estaba quebrando, le dolía de una forma inimaginable en su ser peor tenía que sacárselo de encima. Llevaba mucho tiempo guardándoselo. Con una de sus manos tapó sus ojos pues se sentía algo vulnerable con aquella confesión. En sus ojos había lágrimas contenidas tanto de rabia como de pena.

-Eso fue en mi caso lo que me llevó al alcohol. Me sabía querido y esas monsergas pero me sentía solo y traicionado. Y no sé muy bien como la relación se fue volviendo superficial y distante. Tú no creías en mí y yo dejé de creer en ti. Empecé a creerle más al alcohol. Me hacía pensar menos. – Siempre le hacía mal comerse la cabeza. Sentir que la situación le desbordaba, que estaba  fuera de luchar y que era un incomprendido le hacía tener ganas de ingerir un trago de alcohol. Los vicios y las adicciones eran lo único que  conseguía calmar durante unos instantes sus autodestructivos pensamientos.

-Tú y mi Oliver se parecen bastante por lo que creo que puedes estar tranquilo. Tu Roy está bien. Seguramente se parezca a mí y sí soy un adicto me lo repito cada día pero sabes lo que soy también un superviviente y soy muy fuerte. -


Las palabras de su mentor le reconfortaban. Le hacían sentir que la relación no estaba tan rota como creía y que podían dejar de lado sus viejas rencillas y enterrar los rencores. Quizá ahora que los dos habían madurado un poco, la relación podía ser mejor.

-He cometido errores muchas veces y fallado a mucha  gente. Mentí a uno de mis mejores amigo, le dije que todo estaba bien sonreí y luego intenté suicidarme. Luego a pesar de que Dick no debería no debería ni hablarme me tendió la mano, viejo, como si nada hubiese ocurrido. ¿No crees que sería una especie de hipócrita si no pudiera perdonaros? – Mientras hablaba se acercó al mayor, abrió sus brazos y le dio un fuerte abrazo.

Se sentía todo tan raro. Roy no se había dado cuenta de lo mucho que había extrañado a Oliver hasta que se dieron ese sentido abrazo. Toda la rabia e impotencia que sentía. Toda esa maraña de sentimientos y emociones que le confundían y no le dejaron saber con exactitud que como actuar con respecto a la situación con el arquero verde. Muchas veces le trató con evasivas y procuró no cruzarse en el camino del otro. Hasta entonces el pelirrojo no había tenido el valor de encarar el problema que tenía con su amigo directamente porque esos pensamientos confusos no le dejaban tener una perspectiva positiva de la situación y no se sentía preparado para poder lidiar con el pasado ni con los errores que habían cometido ambos. Durante mucho tiempo había estaba  tan furioso, decepcionado y enfadado con Oliver que no había notado que en realidad le echaba mucho en falta. Pero ahora lo veía todo más claro. La mayor parte de lo que había vivido con Oliver había sido bueno. Él le acogió y le sacó de un futuro que conducía a una institución de menores. Le había criado en un ambiente de hermandad donde confiaban el uno en el otro y disfrutaban mutuamente de la compañía del otro. Sus ojos como los de su antiguo tutor también dejaron fluir las lágrimas.

Se situó en uno de los sofás y le dio un mordisco a su jugosa hamburguesa esperando que  el mayor empezase a hablar. Escuchó atentamente el desgarrador  y conmovedor relato sobre su otro yo que le narraba Ollie. Notaba como palabra se le atragantaba a su exmentor. Era evidente que no le resultaba fácil contar ese episodio de su vida. A él tampoco le resultaba fácil hablar de las desavenencias que tuvo con el Oliver de su mundo. En ese momento se dio cuenta que no debe resultar muy grato ver autodestruyéndose a alguien al que has querido como si fuera un hijo.  Entendía que el rubio hubiese sentido rabia y dolor. Porque él también la había sentido cuando se pelearon.

- No fue todo culpa tuya- dijo para hacer sentir mejor al rubio. – Cada uno afronta sus fantasmas como puede. – Suspiró. Dejó su comida y bebida de lado. Se le empezaba a quitar el apetito al recordar su caótica y conflictiva adolescencia.  Era una época de su vida en la que se había sentido muy incomprendido. Él  era caótico y rebelde por eso había necesitado de unas directrices claras. - Lo hiciste lo mejor que pudiste. Quizá yo necesitaba otra cosa. El Oliver con el que conviví había tenido un padre muy estricto me lo decía muchas veces. Por eso él siempre pasaba por alto las cosas que no se le deben permitir a un adolescente. No tenía ni horarios ni límites claros. Él siempre pensó que mi actitud desobediente, libertina y alcohólica eran de esas cosas típicas de la adolescencia. No era como un padre, era como un amigo que te da dinero y te invita a fiestas y a copas. Llegó un momento en el que ni siquiera nos veíamos sino era en una fiesta de Industrias Queen para presumir de alguno de mis logros o algún exitoso invento. – Su padre biológico también había sido un tanto negligente en ese aspecto. Siempre miró con gracia las travesuras que hacía Roy.- Yo no recuerdo muy bien que pasó cuando me echaste de como tú mismo dijiste Tú Casa, Tu empresa y Tu vida. La verdad estaba muy borracho hacía semanas que no tenía ni una hora de lucidez. – Miró al suelo como si fuese la cosa más interesante del mundo.- Ese día estoy seguro que yo inicié la pelea. Sé que te empujé y luego todo es muy confuso.- se levantó de su sitio y dio vueltas por la habitación como si eso le sirviese para calmar su estado de ánimo.

Cuando Oliver empezó a enumerar sus virtudes, una sonrisa orgullosa apareció en el rostro de Roy. Llevaba mucho tiempo tras algún alago de su exmentor. Antaño había buscado de una forma tan ardua la aprobación del rubio y cuando se cansó de que su esfuerzo no diese frutos pasó a buscar justamente lo contrario, su desaprobación y su enojo. - Soy un chico rápido en muchos sentidos. No por nada era Speedy- dijo con un matiz alegre en su voz. -Ni tú eres Batman ni yo soy Robin. –Dijo con un tono bastante brusco, cruzándose de brazos y apoyándose en una de las paredes, con un sutil gesto de disgusto en su semblante. No le gustaba que le comparasen con Dick porque siempre salía perdiendo. Dick era siempre el líder perfecto, el compañero ideal, el chico más guapo, la persona más amable y el hijo que todo padre quiere. Richard John Grayson era como un sueño.   Sin embargo él sólo era el gracioso y el imprudente de turno. Sabía perfectamente como era sentirse en la sombra de Richard, quizá por eso siempre le contrariaba y acababan discutiendo cuando estaban juntos en los jóvenes titanes. Si hasta su exnovia había sido antes la novia de Dick. Porque en algún momento de tu vida deseas destacar por quien eres y no por el reflejo de alguien que nunca llegarás a ser. - No eres el único que comete fallos. Él también decepcionó mucho a Jay. No sólo le hizo sentir que era el remplazo de Richard sino que le dejó morir. Y eso no es ni tan malo, el problema es que rompió su confianza y cuando eso se pierde es muy difícil de recuperar. – Se dio cuenta de que igual había sido un error sacar al Segundo Robin a colación. En su mundo Oliver y Jayson no se llevaban muy bien. Para el arquero Jaybird había puesto la vida de Roy en peligro en miles de ocasiones y era como esa mala hierba que no quieres que se acerque a tus hijos. Ese chico malo que corrompe la inocencia de tus niños. - Y yo también decepcioné a muchas personas. –  Se movió para sentarse de nuevo en su sitio y con sus dedos empezó a tamborilear en la mesa de café. Estaba nervioso y se notaba.  Tomó su Coca Cola y le dio un largo trago, que le costó pasar por la garganta.

- Mira que esto no te lo digo porque te conozco y lo digo desde el cariño; muy listo nunca has sido. Esa obsesión por la cruzada contra el crimen, esa obsesión morbosa que compartes con el murciélago, como cada cosa de esta vida trae consecuencias. Que no te centres en nada más hace que pierdas lo demás. No soy yo el más indicado para dar este discurso. También estoy infestado con el virus del héroe y por más que lo intente no puedo dejar de jugarme la vida por salvar a otros. Pero al menos sé que si dedico todo mi tiempo y esfuerzo a ser Arsenal no seré otra cosa y Roy Harper habrá muerto porque perderé todo aquello que me importa. – Después de soltar aquella regañina se sintió que le faltaba el aire pero sobre sus espaldas tenía menos peso. Lo suyo no era dar consejos a la gente para eso había personas y héroes más validos y capaces. Roy simplemente se dejaba guiar por lo que sentía y experimentaba. Parecía que las cosas podían solucionarse entre él y Oliver y eso le brindaba una sensación cálida.

- Supongo que es mejor pobre y honrado que rico estafador. – Sacó su móvil del bolsillo e hizo un leve malabar con el aparato electrónico. Sólo le hacía falta un clik para conseguir dinero rápido y fácil. Ese pensamiento le trajo a la memoria exactamente cómo conoció al Oliver de su mundo. Él era un adolescente huérfano al que pareció muy interesante transferirse parte del dinero de Industrias Queen. Era un tanto novato en el campo de delitos informáticos por aquel entonces y no escondió bien su ubicación por lo que la policía le detuvo. A través de unos barrotes fue cómo vio por primera vez en persona al magnate de las prestigiosas industrias.  
- Aunque, siempre pensé que tu traje se inspiraba en Robin Hood y él roba a los ricos para dárselo a los pobres.- Lo último que había dicho tenía un tono humorístico.- ¿Y cómo consigues dinero? ¿Trabajas? Es que nunca te visto hacer ningún trabajo mundano en el que uno se pueda manchar las manos.- La última vez que se vio con el Ollie de su mundo este presumió de que los ricos generalmente no tienen mucho que hacer. Le causaba gran curiosidad saber cómo se ganaba la vida alguien que anteriormente estaba bien posicionado.

- En mi caso creo que es mejor tener a todos los  Robins en casa juntos que no encontrar a alguien.-  Estaba pensando sobre todo en su amigo Jayson. Había sido un gran apoyo en la etapa precedente a la colisión. Era alguien muy importante en su vida que le había ayudado y comprendido. – Sabes lo que odio no poder hablar y divagar con alguien. Nadie que escuche mis chistes o me cuente algo interesante. Prefiero una casa llena al silencio. – Lo que comentó Oliver Queen le preocupó. No conocía mucho a Bárbara Gordon. Sabía de ella de una manera muy superficial: pelirroja, guapa, inteligente y Batgirl. Sabía que Dick la tenía en gran estima y Jason también. Sabía que entre los tres había una situación muy extraña, básicamente  Nigthwing y Red Hood siempre querían lo mismo.- ¿Le ha ocurrido algo malo?- Siempre le afectaba que a una chica le ocurriese algo terrible, quizá fuera porque nunca conoció a su madre y eso le hacía volcarse más en el otro sexo.  

Le dio un bocado a su comida mientras pensaba en lo que estaba diciendo el rubio. Analizaba cada uno de los gestos del Green Arrow. Parecía que no le hacía nada de gracia lo que le contaba acerca del Oliver de su mundo. Quizá ese Ollie era un tanto diferente del que él conocía.- Sí, tenía sus cosas como todos.-

Oliver comentó que sus vivencias habían sido duras y el pelirrojo simplemente asintió con la cabeza mientras seguía disfrutando de su comida y su bebida. La mente de Roy se revolvió al traer oscuros recuerdos. Duro sería un eufemismo si tuviera que describirlo. ¿Cómo poner en palabras lo que se siente cuando la persona que amas con todo tu corazón lo rompe en mil pedazos? Y por si eso fuera poco, tiempo después uno de tus mejores amigos muere. ¿Cómo se puede describir la soledad y abandono que se siente cuando no tienes a la persona que se supone tu figura paterna para abrazarte y consolarte? - Creo que la principal diferencia es que tú y yo en tu mundo nos llevábamos una cantidad considerable de años. Oliver y yo en mi mundo teníamos tan sólo unos cuantos años de diferencia. Él no podía actuar como un padre porque yo no era tan joven para ser su hijo. Era algo así como el hermano pequeño y mimado. Tampoco es que fuera alguien responsable para lidiar con un adolescente.- Notaba que parte de su enfado al Oliver de su mundo se estaba transmitiendo al Ollie que tenía frente a él. No le podía culpar, él hacía años que no le hablaba. Todavía quedaba en su interior ese resquemor que se inserta en el alma cuando descubres que alguien al que idolatrabas no es la viva imagen del ser al que venerabas. Esa descorazonadora certeza del que ha sido víctima de la traición de una amigo. Su rubio amigo le falló considerablemente pero tenía que reconocer que hubo entre ellos muchos buenos momentos. El arquero de su mundo no era tan malo, negligente tal vez pero no actuaba con maldad. Quizá con egoísmo porque siempre fue un niño rico y mimado al que nunca se le negó nada. Aunque el pelirrojo le culpase de muchas cosas, en el fondo Oliver era parte de su familia; era su amigo, su compañero y casi como un hermano mayor.A pesar de todos sus fallos sabía que el rubio siempre le había querido como si fuesen realmente hermanos de sangre.

-Seguramente él estaba destrozado, algo debió pasar. Cuando se está completamente bien no se cae de lleno en una adicción. – Eso lo sabía por experiencia propia. Cuando un pesar te aflige más se engarzan los malos vicios a nuestros desprotegidos huesos. Esa sustancia que te va pudriendo por dentro también hace aflorar lo peor de ti. -Es un Tic, no se mentir cuando lo hago las cosas sensiblemente más despacio o volteo ligeramente la cabeza desviando un poco la mirada. Siempre he sido muy rápido- Sonrió ligeramente con orgullo. Todavía seguía teniendo unos reflejos muy rápidos.

Se movió ligeramente para estar un poco más cerca del rubio cuando a este le empezó a fallar la voz y le ocultó su rostro. El pelirrojo sabía muy bien que Ollie no quería mostrarse débil ante él. A ningún padre le gusta que sus hijos le vean llorar. Un padre debe ser fuerte por y para sus pequeños polluelos, aunque ya hayan dejado el nido. – Si te consuela he pasado mucho tiempo remendando mis errores. He trabajado mucho ayudando a personas que han caído en las redes del alcohol o de las drogas. No es algo fácil peor es gratificante cuando a quien ayudar se levanta y camina por sí mismo.- Cuando el mayor se sentó en frente suyo, Roy le puso una mano en el hombro para dar consuelo y apoyo. No sabía que más hacer. Tan bien era muy duro para él enfrentarse a esos viejos fantasmas del pasado.

- Podrías intentar recuperarlas o empezar algo nuevo.- Era una empresa difícil apropiarse y restaurar el imperio Queen. Sin embargo, Roy no era una persona de las que se rinden, si él pudo recobrarse de sobrevivir desamparado en als calles de Gotham, ¿qué le impedía a ollie recuperar algo que legítimamente era suyo?- Ah ya la liga- Dijo sin mucho énfasis con un gesto indiferente en su rostro- Como que no les caigo muy bien.- podría jurar que estaba en la lista de sus peligrosos criminales proscritos. No había hecho nada malo simplemente a esa sociedad selecta de héroes no le gustaban sus compañías. -Oh, tienes nueva chica y ahora va en serio. Casi no me lo puedo creer. Preséntamela un día.- Tenía interés en saber quien había cazado a Oliver y le había convertido en un hombre decente.

- A mí se me ocurren varias formas pero no sé si serán de tu agrado. Podrías hakear su sistema informático y poner todas las acciones de la compañía a tu nombre o quizá arruinar la empresa, comprarla a bajo precio y luego hacerla resurgir.-

Al escuchar el nombre del clan Wayne de Gotham, Roy prestó especial atención a esa parte de la conversación. -Eso es ser ingenuo Oliver- dijo con una leve risita- Soy un tanto bocazas y lo sabes. – “ Pobre chica. “ Pensó Roy mientras un sudor frío recorrió su espina dorsal. Podría entender todo el odio y la rabia que pudiese sentir Dick por el payaso en esos trágicos momentos. Si algo parecido le hubiese pasado a Donna, estaba seguro que removería cielo y tierra para castigar de la forma más horrible que pudiese al agresor. Esa intensa sensación de impotencia y desamparo unida al vengativo y cegador fuego que arde en tu interior cuando alguien le hace daño a una persona que amas.
No había entablado una relación muy profunda con el primer robin de ese nuevo universo y no sabía si llamarle para expresarle un gesto de consuelo y apoyo sería inapropiado. Quizá se lo debía a su Richard. Ese amigo que le sacaba de los bares a las tres de la mañana y le daba aquellas regañinas que en aquel entonces no entendía y que ahora sabía eran por su bien.

Aunque la situación era trágica y critica, lo comentado por su exmentor le hizo soltó una sonara carcajada.- No sé donde conociste a tu Roy pero la primera vez que el Ollie de mi mundo me vio, yo estaba tras las rejas de una celda. Porque me pillaron desfalcando sus cuentas corrientes y las de las empresas Queen. Así que, en el fondo, ese ladroncillo desesperado de Gotham y yo no somos tan diferentes.- Le resultaba curioso que ese Oliver y el suyo le tuvieran tanta tirria al segundo Robin.

Cuando Ollie habló mal de su amigo, el pelirrojo dio un fuerte golpe en la mesa. No le gustaba que nadie hablase mal de Jayson. Él había sido su único apoyo cuando sentía en mundo quebrarse en pedazos. Cuando se sentía nada y todo el mundo pensaba que no era más que otro desperdicio humano. Jayson le había enseñado a creer en sí mismo.

- Eso no pasó con el Jay que conozco y claro que Bruce le fue destruyendo por dentro. En cada comparación con Richard, con cada falta de confianza, cada vez que no acudió a ayudarlo, cuando no vengó su muerte … Es como si el mismo hubiese empuñado la palanca y hubiese estallado la bomba que lo mató.- Se movió alrededor de la mesa del café como un león enjaulado.- ¿Sabes lo que es eso, que alguien por el que habría dado tu vida te deje en la estacada? Yo me hubiese metido en cualquier misión suicida por salvar a Ollie y sin embargo él me hubiese dejado morir ejecutado en una cárcel de Qurac. Hay personas que te arruinan la vida. Su falta de apoyo, desconfianza y menosprecio hace mella en ti. Jayson puede parecer un delincuente y sus técnicas son un poco rudas. A primera vista puede parecer una mala persona pero es alguien en quien se puede confiar. Siempre está cuando se le necesita. –

El pelirrojo no odiaba a Dick, era y había sido uno de sus mejores amigos. Se conocía desde los doce años y sabía que ambos eran muy diferentes. Sin embargo se sentía un poco desplazado cuando la atención se centraba exclusivamente en el moreno.-Richard es Richard, tiene algo de mágico y perfecto en su ADN hasta un ciego puede verlo. Sólo quería que alguien viese que yo era Roy y no podía ser Richard porque somos como él agua y el aceite.- Alguien que viese que era en algo mejor que Dick hubiese querido añadir. Ahora que no sabía cuál era el sido de Donna Troy se preguntaba si todavía quedaba alguien que encontrase algo especial en él o si alguien le elegiría antes que al chico maravilla. Se puso un tanto nostálgico al recordar a su antigua exnovia y compañera delos jóvenes titanes. – Tengo el consuelo de que soy mucho más listo y rápido.-A la tierna edad de ocho años Roy ya leía proyectos de ingeniería avanzada - Pero sobre todo soy más simpático y divertido.- No sentía ningún tipo de rencor por Dick, simplemente odiaba que les comparasen. El robin original le había ayudado y apoyado muchas veces. Simplemente en algunas ocasiones se culpaba de haberle fallado y traicionado su confianza. De haberle mentido.

- Pues no me escondo ni nada, estoy en todas y cada una de las redes sociales existentes en el mundo y con mi nombre verdadero. Mi novia me dejó hace algún tiempo. Supongo que eso te hará feliz, tú la odiabas. El trabajo va y viene. Antes tenía una empresa con un amigo. Ya sabes, ese chico que antes calificaste como mala influencia, Jayson Tood. Se llamaba Rent a Bat y éramos algo así como héroes de alquiler. Desde la colisión Trabajo en todo lo que me otorgue el dinero suficiente para subsistir. –