Fiesta en Gotham (Elysia, Coral, Warlock, Wiccan) [10-04-2018]

- ¿Estás seguro de ésto? Una vez lo hagas no habrá vuelta atrás. Deberás elegir, y para los humanos nunca es bueno elegir. Lo sé bien.
- Lo tengo presente... pero es algo que tengo que hacer. No hay vuelta de hoja.

Perdido en su espacio dimensional propio, Sloan flotaba subido encima de una baldosa, rodeando una masa amorfa que palpitaba y se revolvía de dentro a fuera, suspendida en una torre cuya base jamás verían sus ojos. La tormenta que no tenía ni principio ni fin, de nubes grises y relámpagos violetas mostraba el estado anímico con el que se encontraba el amo y señor de aquella "fortaleza" dimensional. Sloan tenía las manos aferradas a sus piernas en forma de mariposa, balanceándose de delante hacia atrás, como si algo le estuviera carcomiendo.

Y entonces, a sus espaldas, la figura de un hombre entrajado con la cabeza de sombras y llena de tentáculos que se debatían en la inmensidad del vacío se les acercó, caminando sobre la nada.

- La decisión está tomada. Voy a hacerlo. El tiempo que hemos tenido para hablar se ha terminado. Has expiado el último minuto en mi cuerpo.
- Aunque me hubiera gustado tenerte más tiempo. Las cosas que me has contado...
- Imposible. No hay tiempo. Debe empezar.
- Si. Debes verlo con tus propios ojos. Después, ya lo pensarás detenidamente. Tu mente humana ofusca la verdad de éste mundo. Tienes que verlo.
- Lo veré.
- Sé que lo veré.






9:50 am, Gotham

- ¡Jefe! ¡Tenemos un problema con la señal!
- ¿Qué mierdas pasa ahora con la señal? - El director en cabeza de las noticias de Gotham levantó su orondo trasero para acercarse a la mesa de montaje y señales, donde uno de sus nuevos becarios estaba a punto de tener un ataque de ansiedad.
- Es otra vez lo mismo: la señal digital se solapa con otras dos señales cercanas-
- ¡¿Otra vez?! Desde que el mundo se volvió como un cencerro no dejan de aparecer señales fantasma que nos tocan las narices. ¡EMMA! Coge el teléfono y pásame con los de arriba. ¡Me cago en todo!

Emma no tuvo tiempo de llegar hasta el teléfono cuando las puertas del estudio de televisión se abrieron de par en par debido a una soberana patada propinada por un tipo con traje negro y casco aun más negro.

- Toc, toc...
- Señor, lo que nos faltaba...






10:00 am, Gotham

Las pantallas de todos los televisores y de todas las pantallas de Gotham y de sus ciudades más cercanas cambiaron de golpe para ver de cerca le dibujo hecho a mano de una cabra dando saltos por el monte así, toda feliz ella. De fondo, la voz de Project inundó los salones, calles y habitaciones de los estadounidenses que tenían la televisión encendida.

- ¡A las muy buenas, señoras y señores! ¿Se me oye bien? ¿Si? Estupendo. No voy a robarles mucho tiempo así que presten atención: más o menos, para las diez de ésta noche, hora local- - el dibujo de la cabra cayó al suelo, y se vio perfectamente el casco de Project emitido en HD - Gotham recibirá la visita de unas criaturas la mar de divertidas y entrañables. Invito a toda la población de la ciudad a que se queden encerrados en sus casas durante lo que viene siendo el paseo nocturno de éstas criaturas. El que crea que no pasa nada y quiera salir a la calle, o bien se cree un superhéroe y se ve en la necesidad de salvar la ciudad, allá ellos. Yo ya he dejado mi mensaje. ¡Bye bye! ¿Ésto como se apaga ahora?

Señal cortada.



[b]


22:00 pm

Como había predicho Project, las calles de la ciudad recibieron la visita de unas criaturas tan extrañas como desagradables a la vista.

Los primeros signos de aquella marcha se notaron en forma de gritos. Los ciudadanos de Gotham ya debían conocer de antemano que si un pirado con máscara (o casco) salía por la televisión anunciando alguna burrada, cierta o no debían hacerle caso, porque en el primer caso podrían terminar mal... muy mal.
Aquellos que dieron los primeros gritos eran extranjeros que no conocían la ciudad y querían pasar un buen rato por sus calles. Aquellos que desaparecieron en las sombras fueron los que quisieron atacar a las criaturas pensando que sus cabezas deformes y monstruosas quedarían estupendas en el salón de sus madrigueras.

Y Project, tumbado en una hamaca en el edificio más alto de toda Gotham esperaba, con los ojos bien abiertos a ver el desencadenante de aquella marcha nocturna. Pudo ver cinco grupos de criaturas aglomerarse alrededor de la torre Wayne, cerca de Arkham, en los muelles de Gotham, en el museo de historia y un pequeño grupo en el parque más grande de la ciudad. El moreno no se conocía la ciudad al dedillo así que tan solo veía edificios, calles y grandes explanadas sin nombre ni historia. Pero sí que podía darles nombre a aquellas criaturas que removían los cubos de basura en busca de comida, bebían de las aguas que salían de las tuberías rotas del suelo (a base de mordiscos) y se rascaban en los muros de los edificios, mientras los ciudadanos observaban a través de sus ventanas con las luces apagadas como iba pasando aquella marcha de los horrores.

- Bueno, que sea lo que tenga que pasar...

Eran las 17:30 de la tarde cuando el joven hechicero conocido como Wiccan despertaba en la cama de su apartamento cercano a Central Park, tras una larga noche de transcripciones de información obtenida acerca de la Colisión del mes pasado a su ordenador personal, envíos de correos electrónicos a sus desaparecidos compañeros y varias horas dándole vueltas a la cabeza antes de coger el sueño. Los rayos de Sol atravesaban por entre los recovecos de las persianas de su dormitorio cuando Billy comenzó a abrir los ojos, entre un montón de sábanas revueltas a su alrededor. Después de bostezar un par de veces y rascarse los ojos, el cuerpo semidesnudo del joven vengador consigue despegarse de su posición horizontal y caminar lentamente hasta la cocina. No termina de acostumbrarse, tras un mes, a la soledad que actualmente inunda cada habitación de aquella casa. Soledad y silencio.

Después de varios minutos con la puerta de la nevera abierta y Billy observando su interior, parece descubrir que es hora de hacer la compra. "Cada cosa a su tiempo..." piensa y suspira. Antes de cerrar la nevera coge el brick de leche que quedaba y apura su contenido en un bol, añadiendo a continuación un puñado de cereales.

Luego de haber desayunado, haberse dado una relajante y tranquila ducha, y haber llamado a sus padres para preguntarles cómo estaban, Billy se vistió con unos pantalones vaqueros, una sudadera roja y unas zapatillas deportivas, saliendo de su apartamento para ir a hacer la compra. Aún llevaba el pelo algo alborotado, sin peinar, y de camino al supermercado más cercano iba pensando en cómo recobrar cierta rutina diaria, levantarse temprano y hacer cosas de persona normal. Una vez en el súper llenó una cesta con alimentos varios, condimentos, productos de higiene y de limpieza. Pagó y se marchó, de vuelta a la casa. De camino se paró en un puesto callejero para comprar el periódico.

Ya de vuelta, Wiccan dejó el periódico en la mesa del salón y se puso a colocar la compra. No lo había mirado durante el camino pues llevaba ambas manos ocupadas con las bolsas de la compra. Tras terminar de poner un poco de orden en la cocina, el joven se disponía a acomodarse cuando pasó por el salón y echó una ojeada al periódico. Miró primero los titulares más llamativos, y después los que se encontraban en las columnas laterales. Fue en una de estas últimas donde encontró la fatal noticia: Desconocido criminal amenaza a toda Gotham con cundir el caos en la ciudad a las 22:00 h. La primera reacción fue de asombro, después incredulidad, y tras leer la descripción de los hechos ocurridos se convirtió en preocupación. Procuró revisar más de una vez la fecha del periódico para cerciorarse de que se trataba de ese mismo día, luego miró el reloj de pared del salón. Eran las 20:30. El joven tardó en decidirse si acudir o no ante la curiosa amenaza televisiva, hasta que pensó que quizá Coral y Promethea pudieran correr peligro. Aparte de a ellas dos, no conocía a nadie más en Gotham, y las conoció el mes pasado, poco después del desastre.

Nervioso, Billy recortó la noticia, dobló el papel un par de veces y lo guardó en uno de sus bolsillos del pantalón. Luego, apresurado, salió de su apartamento cerrando con llave, y subió todas las escaleras restantes del edificio hasta llegar a la azotea. Una vez fuera cambió su vestuario de calle por el de Wiccan y echó a volar desde allí para levantar menos sospechas.

A medio camino aceleró el vuelo para no llegar tarde a la extraña cita, mientras formulaba un hechizo de búsqueda con Coral de objetivo. Al hacerlo, sus ojos se envolvieron en un intenso brillo azulado. A pocos minutos de llegar al punto de encuentro una mancha roja, formada por la capa de Billy, destacaba entre el inmenso negro estrellado del cielo de Gotham. "Espero no llegar tarde..." pensó, con un semblante totalmente serio, tirando a preocupado, mientras descendía de altura sobrevolando por entre los rascacielos de la ciudad, guiado por la señal mágica dejada por el hechizo. Justo a las 22 horas 05 minutos el joven hechicero consiguió visualizar a su joven amiga en frente de un enorme rascacielos que destacaba entre el resto. Aparte de ella, las luces de las farolas y unos rugidos extraños de los que el hechicero desconocía su origen, no había ni un alma más en las carreteras de la ciudad, tampoco en las aceras, y casi todas las luces de los edificios se encontraban apagadas. El ambiente era bastante tenebroso y algo perturbador. -¡Coral! -exclamó Billy mientras descendía los pocos metros que le quedaban para tocar el asfalto de la carretera. Al aterrizar caminó varios pasos en dirección a Coral, cuando logró vislumbrar extrañas e ilógicas formas oscuras, parecidas a algún tipo de animal, a varios metros de ella. -¿Estás... ... ... qué son esas cosas? -la visión de aquellas criaturas impidió que Billy pudiera terminar de preguntarle por su estado a la joven Coral, rehaciendo la pregunta poco después. Su rostro pasó de expresar preocupación a asombro al ver aquellos monstruos y, finalmente, se tornó en seriedad.

NOTA:

- Vaya... veo que llegan los héroes.

Sloan se levantó de la hamaca, puso los dedos de ambas manos en forma de cuadro como si fuese un director de cine, viendo a través de su visor para poder captar a la perfección su visión de la obra. En ese caso, por descontado, la obra era tan real como la vida misma, y dentro de aquel encuadre, estaban Coral y Wiccan.
No los conocía. No los había visto en la vida, pero supuso que eran una pareja de esos héroes de los cuales se habla tanto hoy en día por sus trajes y sus capas (en serio, ¿quién lleva capa para pelear? Es un engorro. Vale sí, te puede servir como distracción, pero si te agarran por detrás o se te engancha en algún aparato peligroso la cagaste).
Las criaturas por su parte levantaron todos la cabeza, dándose cuenta de la presencia de esos dos. Sin embargo, ninguna de ellas mostró los dientes o dio signo alguno de querer devorarlos. Sus ojos (diminutos y casi imposibles de ver por culpa del color gris oscuro de sus cuerpos) los analizaron como si fueran una especie de criaturas distintas, curiosa y exótica. Después volvieron a sus quehaceres, rascándose contra las paredes y rebuscando por los cubos de la basura.

- ¡QUIETOS! - bramó una voz a través de un megáfono.

Las criaturas volvieron a levantar las cabezas pero ésta vez hacia el grupo de contingencia que había formado la policía alrededor de los pies de la Torre Wayne. Alguien había hecho una llamada. Alguien con mucho dinero y mucho que perder si las criaturas decidían meterse dentro de la torre. A saber por lo que fue, pero el caso es que una llamada anónima había alertado a la policía de la congregación de criaturas alrededor del emblemático edificio.
La policía no dudó en sacar las armas y apuntar a las criaturas apostados tras sus coches, con las puertas abiertas o por encima del capó. Estaban preparados para disparar si hacía falta y no sentirían remordimiento alguno. Y por su parte, las criaturas se agacharon y mostraron sus tres hileras de dientes, emitiendo guturales gruñidos de advertencia.

- ¡Preparados para disparar! ¡Apunten!

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Al otro lado de la ciudad (o mejor dicho, a medio camino), las criaturas que estaban corriendo tras aquel grupo de personas se detuvieron en seco. Todas y cada una de ellas captaron la misma sensación: un ser que sus ojos no podían ver se había colado entre ellas, sin emitir un solo sonido. Se agruparon unas junto a las otras, mostrando los dientes y gruñendo, preparadas para atacar si hiciese falta.

El resto de la ciudad estaba más o menos igual: la policía se estaba movilizando advirtiendo a sus conciudadanos que no saliesen de sus casas. Otros grupos perseguían en silencio a las criaturas, esperando la orden para atacar. Todo eso mientras Project observaba con un pie en el borde del edificio y las manos en la cintura. Era un mero espectador en todo eso.
Y hablando de espectadores, al agachar la cabeza le pareció ver una cabellera conocida.

2nda NOTA:

Billy estaba intentando vislumbrar algo entre las sombras para reconocer con exactitud la forma y las acciones de los extraños seres que se encontraban en frente de ambos jóvenes, cuando Coral contestó a su pregunta mencionando su nombre en clave y expresándole la alegría por verle, aunque fuera en estas circunstancias. Parecía querer decirle algo más, pero de repente se escuchó el sonido de varias sirenas acercándose rápidamente. "¿Pero qué...?" pensó, mientras se giraba para observar detrás suya cómo aparecía todo un pelotón de coches de policía, saliendo varios agentes de ellos, colocándose a cubierto tras las puertas o capós de sus coches, apuntando con sus armas.

De inmediato Coral se dirigió hacia los agentes, ordenándoles que se detuvieran, a lo cual hicieron caso omiso, bien porque no suponía ninguna autoridad, o bien porque simplemente no la escuchaban con todo el alboroto. Uno de los policías daba la orden al resto de apuntar, y entonces la joven mística dirigió su mirada a Wiccan. Él no sabía cómo reaccionar, se encontraba paralizado. Los policías parecían estar seguros de saber lo que hacían, pero por alguna razón, Coral no estaba de acuerdo con dicha decisión. Desconocía el origen de aquellas amorfas criaturas, y su propósito, mientras que los agentes los consideraban directamente enemigos en el punto de mira. Quizá eran peligrosos, quizá no deberían de estar allí. Los agentes estaban a punto de disparar. Wiccan no podía simplemente quedarse ahí parado.

-¡QUIEROPROTEGERACORAL! -gritó, y justo cuando la policía soltó una ráfaga de disparos hacia las criaturas, una esfera de color azul claro envolvió a la joven muchacha, comenzando a elevarse en el aire. Acto seguido Wiccan comenzó a levitar hasta colocarse a un metro de la esfera, quedando ambos a un par de metros por encima del asfalto. Tras el estruendo de los primeros disparos, se escucharon unos tremendos chillidos que parecían provenir de ultratumba. Un par de segundos después, un par de docenas de aquellas criaturas salieron corriendo en dirección a los agentes, a una velocidad extraordinaria, mostrando sus varias filas de dientes al abrir sus fauces, dispuestos a morder todo aquello que pillaran a su paso. Los primeros en aparecer alcanzaron a dos pares de agentes tras realizar grandes saltos que les permitió sobrepasar la barrera formada por los automóviles.

Billy contemplaba la escena con estupor, y después dirigió su mirada hacia el lugar de donde habían salido las criaturas. En aquel rincón, se hallaban otras cuantas criaturas aparentemente derrotadas, tiradas sobre el asfalto. "Parece que las balas les afectan..." pensó. Y entonces se volvió para mirar a su compañera. -Coral... ¿qué hacemos? -evidentemente, sabía que la respuesta iba a ser "intervenir", pero lo que no sabía era si atacar de lleno a aquellas criaturas o mantenerse en una posición defensiva, intentando evitar la mayor pérdida de vidas humanas posible.

Wiccan había conseguido proteger a Coral de una posible salva de balas o de los dientes y garras afilados de las criaturas (lo que la pillara primero), pero no pudo evitar que los miembros de la policía firmaran su sentencia de muerte: cuando el primero de ellos disparó y acertó a una de esas cosas, las demás saltaron sin vacilar a por aquel desgraciado. Una a una las pistolas sonaron, las balas silbaron y los cadáveres de aquellos bichos cayeron contra el suelo, dejando tras de si un chasquido húmedo y un cuerpo inmóvil.
Pero bastó con que tres de esas bestias llegara ante la línea de los policías para que empezara la matanza.
Eran rápidas. Más que los policías. El primero no tuvo tiempo de gritas antes de que las fauces se cerraran alrededor de su cabeza y la arrancara de un bocado. El segundo cayó ante un zarpazo profundo y un desgarre continuo mediante los dientes. Y así, uno tras otro los agentes cayeron.
Tan sólo quedó uno. El que se había quedado rezagado y no podía apuntar. El único que había tenido la suerte de que se le encasquillara la pistola y el único que quedó vivo tras ser abatida la última criatura por su propia víctima al quedarse el dedo apretando el gatillo.

Aquel agente no sabía qué hacer: ¿salir corriendo? ¿Pedir refuerzos? Sudaba a mares mientras contemplaba aquel mar de sangre y carne muerta.

Por otro lado, Warlock y Elysia se encuentran de forma... inesperada para la chica. Sin embargo no están solos: el grupo en el que se había infiltrado Warlock estaban cerrando la salida del parque. Buscaban algo, pues no paraban de olisquear con las cabezas alzadas y los orificios nasales abiertos como nunca. Emitieron unos chasquidos, como si se comunicaran, y entonces abandonaron el lugar. El cadáver de la víctima estaba suficientemente destrozado como para que no les llamara la atención.

Un grito resonó por la calle: era el grito de una vieja que había abierto las ventanas por curiosidad y se había encontrado con el peor desfile de su vida: un montón de criaturas recorrían las calles en una misma dirección.

Coral y Wiccan no tardarían en ver de los a más grupos de aquellas bestias acercarse. Estaban siendo llamadas por el olor a sangre. La sangre de su familia. De sus hermanos, hermanas, primos y primas.

Sloan se mantenía en su lugar. Escuchó el sonido de las campanas, anunciar que eran las 22:30.

- Quedan treinta minutos. A ver qué hacen cuando llegue el segundo acto.

Carnicería. La escena se había convertido en una verdadera carnicería. Y el hechicero no pudo hacer nada más por evitarlo que cerrar los ojos e intentar concentrarse en un hechizo que lanzar. Para cuando quiso reaccionar, lo único que había eran cadáveres. De policías y de las extrañas criaturas. Y sangre, demasiada sangre. Sin darse cuenta Coral se había escapado de su esfera de protección, había intentado luchar por salvar a alguien. Wiccan estaba en shock y tan solo escuchó algunos susurros, no podía apartar la vista de los cuerpos sin vida de los policías. A los pocos segundos volvió la mirada hacia Coral, que miraba cómo se marchaba del lugar un muchacho joven. Era un policía, el único superviviente. De repente algo se iluminó dentro de Billy. De alguna manera sintió como un suspiro, un alivio.

-Vamos a derribarlos, Wiccan. Que no quede ninguno. -dijo Coral. Will siguió la mirada de Coral, y encontró a más de aquellas criaturas agrupadas, olfateando el aire.

La compañera del hechicero no se lo pensó dos veces antes de coger una de las armas de fuego de los policías muertos y disparar a aquellos monstruos, provocando la ira y furia del resto, que se lanzaron corriendo hacia ella. Con gran agilidad y pericia la joven se zafó de las criaturas a través de un portal. Billy, en respuesta y para apoyar a Coral, comenzó a almacenar energía arcana en sus manos, iluminándose sus ojos con un color azulado. Era un hechizo sencillo, estaba ya harto de hacerlo. Su compañera canalizó y lanzó dos esferas de luz a dos criaturas, estallando al impactar con ellas, provocando un socavón en el cuerpo de cada una de las criaturas.

-¡Vamos, Coral! ¡No dejes que te alcancen! -gritó, aún flotando a un par de metros sobre el asfalto, justo antes de que de sus manos saliesen disparados dos rayos en dirección al grupo de criaturas, de los cuales se iba abriendo una docena de ramificaciones eléctricas.

La concentración del hechicero se centró en evitar que ninguno de los rayos o sus ramificaciones alcanzaran a su joven compañera, dejando que el resto del caos eléctrico alcanzara al mayor número de criaturas oscuras posibles. Aún quedaban muchas preguntas sin responder. Como a dónde llevaría todo esto: toda esta lucha. ¿Qué eran estas criaturas? ¿Había un número limitado de dichos monstruos en la ciudad de Gotham o no dejarían de aparecer hasta finalizar su cometido? ¿Era esto consecuencia directa de la amenaza de esta mañana? Pero de ser así, ¿es que el criminal que realizó la amenaza controlaba a esas criaturas? ¿Cuál era su verdadero objetivo? Si Wiccan y Coral no terminaban pronto de luchar, no podrían pasar al siguiente paso: buscar todas las respuestas.

Las bestias que atacaron a Coral quedaron hechas pedazos gracias a sus trucos mágicos y a la ayuda de Wiccan, quien ensartó en una red eléctrica a casi todas las criaturas a su alrededor. Las restantes seguían confusas. No sabían si atacar o batirse en retirada. Las habilidades de aquel duo eran claramente superiores a las garras y las fauces, amén de su velocidad en el combate. Por ello, y porque sabían que les sería imposible vengar a sus familiares muertos, se giraron y partieron lejos de aquel par, no sin dar alguna dentellada rencorosa en forma de aviso.
El olor a sangre era aun más contundente que antes con tantos cadáveres en la calle. Al fin, un momento de calma para descansar mentalmente. Pero estaba claro que ésto no había hecho más que empezar.

Una explosión, a lo lejos les llamó la atención.


- ¡VAMOS, VAMOS, VAMOS! ¡Moveos!

Entre las calles de la oscura ciudad, una mancha negra se movía entre los edificios a alta velocidad, con gritos y vociferios. Una criatura rezagada se topó con dicha mancha, y una luz la cegó antes de que una ráfaga de balas le castigara el cuerpo hasta morir. Antes de cerrar sus ojos para siempre, pudo ver la silueta de un soldado altamente armado.

- ¡Desplegaos! ¡Equipo Beta, sector 3! ¡Equipo Gamma, secto 16! ¡No dejéis a ninguno vivo!

Las órdenes del capitán resonaban por encima del eco de sus pasos y las ruedas de los vehículos dentro de los cuales esperaban las fuerzas especiales para salir y pegar cuatro tiros. Alguien había hecho una llamada por refuerzos, y dada la situación no se andaron con chiquitas. En pocos minutos, casi toda la ciudad de Gotham había sido ocupada por las fuerzas especiales de defensa, acabando con todo rastro de las criaturas. Éstas, superadas en número se refugiaron entre los callejones y los lugares más apartados donde sería más difícil encontrarlas.
Ningún convoy pasó cerca del parque donde estaban Elysia y Warlock ni por la calle de los cadáveres.

- Vaya... creo que ésto adelantará los acontecimientos.

Sloan estaba sentado en el borde del edificio, jugando con dos cubos entre los dedos de sus manos. Los agitaba y los giraba como si fueran dos pelotitas. La diferencia entre una pelotita y esos cubos eran los miles de ojos que parpadeaban y rugían en silencio. Sloan los apretó en la palma de su mano.

- Lo sé. Es hora de salir amigo.

Abrió la mano y dejó caer los cubos, que estallaron en miles de cristales cuando tocaron el suelo. La explosión que llamó la atención tanto de Coral y Wiccan como de Elysia y Warlock hizo temblar el suelo con un poderoso rugido. De entre la oscura nube que surgió de los restos de los cubos, una zarpa tan grande como un coche se clavó en el asfalto, y tras ella se irguió un cuerpo compuesto por la masa más oscura que el hombre haya visto jamás. Era una criatura que medía cinco metros de alto y 20 desde su cabeza hasta sus patas traseras. Recordaba mucho a las criaturas pequeñas que se habían encontrado, pero con la diferencia del tamaño y la infinidad de ojos que tenía por todo su cuerpo.
Como respuesta ante aquel rugido, un sin fin de chillidos y gruñidos repartidos por toda la ciudad acudieron a la llamada. De entre las sombras, las criaturas supervivientes se arrastraron en silencio hacia el alfa.

Pero no serían los únicos ya que, enterados de la aparición de aquella criatura, un par de helicópteros sobrevolaron por encima de los edificios, alertando a las demás tropas y señalándola con focos.

Entre el hechicero y la joven de cabello castaño consiguieron reducir a las extrañas criaturas casi por completo, valiéndose ambos de algunos de sus hechizos. Sin embargo, cuando aún quedaban algunas de esas criaturas en pie, algo les hizo dar la vuelta y retirarse a toda velocidad, desapareciendo de escena en pocos segundos. A continuación, y justo cuando el dúo creía que habían salido victoriosos y que podían tomarse un respiro, se oyó una explosión a lo lejos.

Ambos miraron en la dirección de donde provenía el sonido, y la primera en reaccionar fue Coral, que tras aconsejar a Billy que debían de llegar hasta el lugar, salió corriendo por entre las calles asfaltadas y llenas de cadáveres tanto de policías como de criaturas. El joven hechicero tan solo suspiró durante un momento, se recolocó la capucha de su capa y salió volando por detrás de su joven amiga, que empleó un gancho disparador para desplazarse por entre los edificios tomando cada vez más altura.

Por el camino Billy se observó a sí mismo para comprobar la cantidad de sangre negruzca que había repartida entre su traje y su capa debido a la anterior batalla, y luego se elevó entre los edificios mientras Coral pasaba de un tejado a otro. Hasta que algo los detuvo a ambos a pocos metros de donde provino el estruendo. Una segunda explosión. Esta vez más grande, más destructiva, cegadora y con una mayor onda expansiva. Eso, o se encontraban más cerca del epicentro de esta segunda explosión. El fuerte viento provocado por la onda expansiva hizo perder el control al hechicero que, desconcentrado, no pudo maniobrar bien su aterrizaje y cayó con un golpe seco sobre el tejado en el que se encontraba la joven castaña. Tendido boca arriba y algo dolorido, probó a incorporarse para ver qué había sucedido esta vez, tras escuchar las palabras de su compañera. -Wicc...qué...¿qué es eso...? -De repente Wiccan sintió un fuerte dolor en su brazo derecho, desde su hombro hasta el codo, ante lo cual soltó un rugido de dolor.

Casi sin poder mover dicho brazo, consiguió finalmente incorporarse y posicionarse a la altura de Coral, observando la escena que había dejado aquella segunda explosión. Lo que presenció fue aún más perturbador que tener que ver y luchar contra las criaturas de hace unos minutos. Una criatura como las de antes, solo que enorme. Gigante. Y con un montón de puntos blancos por todo su cuerpo que desde la lejanía el hechicero no alcazaba a distinguir de qué se trataba. Y alrededor suyo, cada vez más de las pequeñas criaturas negras se reagrupaban desde diferentes puntos de la ciudad.

Con el dolor expresado en su rostro, Billy no pudo apartar la mirada hasta que percibió que su compañera se movía. No la había contestado, pero la visión que observó y los pensamientos que recorrían su cabeza a cada cual más aterrador le impidieron hacerlo. Parecía que nada detenía a la joven. Iba directa hacia el gran monstruo. -¡Coral! ¿Qué haces? ¡Para! ¡No puedes ir allí abajo-agh... Al menos, no hasta que ideemos un plan, ¡puede ser muy peligroso! -El hechicero intentó detener a su compañera, al menos durante un momento, murmurando a gritos para evitar llamar la atención de la extraña y gigante criatura, de la cual desconocía el alcance de sus sentidos.

Ajenos aparentemente a la presencia de ambos hechiceros sobre aquel tejado, dos helicópteros de las fuerzas policiales de Gotham sobrevolaban en ese momento las inmediaciones. Si no hacían algo, en pocos minutos aquello iba a convertirse en una auténtica carnicería.

Las cosas habían dejado atrás el castaño oscuro para tornarse de un negro como la carne calcinada en una barbacoa salida de madres.

Los focos de los helicópteros enfocaban a la criatura más grande, la cual estaba siendo rodeada poco a poco por las más pequeñas, las cuales parecían tener cierto vínculo de respeto hacia su "hermana mayor". Y ya fuera por el miedo a que fuera dañada o por simple protección hacia sus congéneres, éstas gruñían con descaro y sin control hacia los focos y las pequeñas sombras que se movían por las calles en su dirección. Esas sombras se endurecieron, brillaron con faros pequeños y fusiles cargados y a punto para disparar. Las tropas de defensa estaban entrando en el área de la criatura alfa, y no serían bien recibidos ni por la mayor ni por las menores.
Entretanto, Coral se topó en su camino con algunos agentes posicionados para apuntar a las criaturas desde una altura considerable, parapetados en las esquinas de los tejados. Otra cosa no, pero los acabados de los edificios de Gotham eran perfectos para preparar emboscadas sin que nadie los viera. Uno de esos agentes cruzó la mirada con Coral y con Wiccan, pero les hizo el caso mínimo antes de que una voz le diera la orden de cargar y apuntar.
Y eso hizo.

En la parte baja, de las calles emergieron más tropas y vehículos preparados para sostener contundentes ataques, creando barreras de metal entre sus tropas y el enemigo. Salieron de cara y estacionaron de lado, impidiendo el acceso a las calles. Estaban creando un culo de saco, rodeando a las bestias y así poder acabar con ellas con mayor facilidad.
El ambiente no podía estar más tenso. Los pequeños tenían las espaldas arqueadas y las cabezas gachas. El mayor vociferó un rugido que hizo tambalear hasta las cortinas y tiritar las propias ventanas. Uno de los helicópteros perdió el control durante unos segundos, y al retomarlo la luz pasó por encima una figura de la cual nadie había parado atención: el hombre con la armadura negra estaba sentado en la cornisa del edificio más alto, como si nada fuera con él.

- Repita eso. - Un momento de silencio producido por el que parecía dar las órdenes, escondido tras uno de los muros de metal y ruedas aumentó la expectación del resto de los agentes, los cuales esperaban órdenes concretas para actuar. - Recibido. A todas las unidades; avistado el objetivo primario en la cornisa del edifico de la una y cuarto. Repito; avistado el objetivo primario en la cornisa del edificio de la una y cuarto. Francotiradores del 2 al 5, apuntad a las criaturas. Los demás, apuntad al objetivo. Disparad a mi orden. Equipos de Delta a Gamma, cargad armas y preparad las granadas. Atacaremos a mi señal. Diez - nueve - ocho... - y la cuenta continuó.

Pese a los intentos de Wiccan de detener el suicida plan de Coral, esta se guió por su instinto y se desplazó entre los edificios utilizando un disparador de gancho. El hechicero suspiró hondo, viendo que no le quedaba más alternativa que hacer de niñera ante esta situación. Despacio, se tapó el rostro colocándose la capucha de la capa con la mano no lastimada, y comenzó a volar detrás de su compañera, manteniendo cierta distancia de seguridad. Era casi imposible que alguno de los agentes no se hubiera percatado ya de la presencia de ambos, pero por alguna razón parecían no estar preocupados con eso.

Sin saber absolutamente nada de lo que Coral pretendía hacer contra el nuevo y gigante monstruo, Billy era consciente de que en su estado no podía correr demasiados riesgos. La tensión de la situación era tal que al propio hechicero le costaba mantener la concentración, sumado al dolor que sentía en el brazo. La enorme criatura parecía cada vez más ansiosa, ante los movimientos de los agentes que parecían querer rodearla para acabar con ella y el resto de criaturas más pequeñas. Sin previo aviso la criatura alfa soltó un rugido tal que hizo perder el control a uno de los helicópteros, y el hechicero se puso algo nervioso, en cualquier momento podía cundir el caos. Para cuando Coral pareció detenerse en uno de los edificios, se mantuvo de pie mirando a diversas partes. Parecía pensativa. Hubo un momento en que llevó su mirada hacia el que podía ser el edificio más alto de la ciudad. Billy aterrizó sobre el edificio, quedando a un par de metros de su compañera, y la imitó, intentando divisar lo que fuese que la chica estuviera mirando. De pronto, se dirigió a él.

-Hay algo ahí arriba...y si es lo que dicen ser, esto no puede ser tan fácil. -Al parecer había escuchado algo a unos agentes que se encontraban postrados sobre las esquinas de unos tejados cercanos a ellos. Por la distancia de los agentes con respecto a la criatura, debía de tratarse de francotiradores. Billy se limitó a mirar a los ojos a su compañera, sin entender qué pretendía que hicieran. Luego ella dirigió la mirada a la enorme criatura. -También tenemos que hacer algo con él. ¿Se te ocurre algo? Podría probar hasta que punto mis hechizos de luz sirven, al igual que con los pequeños.

Wiccan tan solo lo pensó un par de segundos, luego se acercó hacia la cornisa del edificio que se encontraba de cara a la criatura. Se subió a ella y se sentó, cruzando las piernas en postura de meditación. -Está bien, Coral. En mi estado no puedo acercarme más a las criaturas sin que haya riesgo de salir herido, por lo que trataré de inmovilizar a la más grande para que los agentes puedan abatirla sin demasiadas bajas. -Justo después de decir esas palabras, un círculo y unas líneas rojas comenzaron a dibujar un pentagrama alrededor del hechicero. Este levantó su brazo ileso y apuntó con su mano abierta a la criatura de mil ojos. Entonces miró nuevamente a su compañera. -Si quieres, puedes encargarte de lo que sea que se encuentre allá arriba. Solo... ten cuidado. -Le indicó refiriéndose al edificio más alto. Billy volvió a mirar entonces a la criatura, mientras murmuraba algo en un idioma que pocos allí conocerían. -הכבלים של האמונה... -Que quería decir, en hebreo, "grilletes de fe".

En ese momento cuatro círculos luminosos de color azul aparecieron en el suelo alrededor de la gigantesca criatura. En cada uno de los círculos, un pentagrama. Casi como si aquella situación hubiese sido ensayada previamente, con una sincronización casi perfecta, los agentes dieron la orden de disparar y Billy cerró su mano en puño, haciendo que unas enormes cadenas luminosas de color azul, igual que el de los círculos, saliesen despedidas en dirección de cada una de las patas del enorme monstruo, atrapándoselas en grilletes de magia pura. Al mismo tiempo, los disparos comenzaron a sucederse, a discreción, contra todas las criaturas allá abajo. La más grande comenzó a agitarse sin control con todas sus fuerzas, intentando liberarse de las cadenas que lo apresaban. Wiccan apretó fuertemente los dientes, procurando mantener el hechizo. La fuerza de aquella criatura era descomunal, y el sobreesfuerzo del mago lo estaba haciendo sudar en cantidad. Por si fuera poco, debía de concentrarse lo suficiente como para que el dolor de su lesión no rompiese el encantamiento.

Sin saber cuánto más podría aguantar así, esperaba que Coral encontrase a aquel que estuviese detrás de todo este embrollo. Antes de que la situación fuera a mucho peor.

- ¡FUEGO!

Se dio la orden, y todo el mundo disparó a sus objetivos. Los francotiradores abatieron una a una las criaturas más pequeñas que rodeaban a la grande. Algunas balas atravesaron la carne del gigante, abriendo agujeros como puños en su cuerpo. Los agentes del suelo dispararon a discreción sin darse cuenta de los grilletes que sostenían a la bestia, y por ello no les atacaba. Creían que le estaban haciendo el suficiente daño como para que no se moviera. Una idea bastante estúpida, pero una idea al fin y al cabo.
Las balas que iban a por Sloan pasaron silbando cerca de su cuerpo, el cual se movió para esquivarlas. Recordaba que las balas de un fusil de francotirador hacen más daño que una pistola normal, y dejan un agujero que quema como el infierno. Aunque ninguna arma portable supera el dolor de un bazuca.

- ¿Pero qué te pasa? ¿Por qué te quedas ahí? ¿No dijiste que querías...? Oh, ya veo. - Al agacharse y fijarse en sus piernas, pudo ver las cadenas que ataban a la bestia. Hacía tiempo que no veía algo así. Demasiado tiempo. - ¿Y vas a dejar que ésto te detenga?

La bestia, feroz y rebosante de ira empezó a convulsionar. Su cuerpo se debatía entre balas y temblores, y unas enormes protuberancias que recordaron los cinco dedos de una garra salieron de sus costados, cinco por cada costado, y se clavaron con fuerza en el suelo. La bestia tiró con fuerza, y las cadenas se soltaron. Wiccan perdió el control cuando la fuerza de la criatura le superó, además del dolor de su lesión. Un cuerpo que no está completamente sano siempre termina perjudicando a su portador.

- ¡Soltad las anillas! - Los agentes prepararon las granadas. - ¡LANZAD!

Al mismo tiempo que una salva de granadas fueron lanzadas contra la bestia, ésta agachó la cabeza y arremetió contra los agentes. Los abría arrollado, aplastado y destrozado si no hubiera sido por un alto muro blanco que apareció de la nade ante sus narices. La mayoría de granadas chocaron contra éste y cayeron al suelo, estallando. La bestia se dio de bruces contra el muro y algo hizo crack. El muro se resquebrajó y desmenuzó, al tiempo que la bestia caía al suelo y las granadas que salvaron el muro le estallaban en la espalda. Fueron pocas pero le hicieron mucho daño. Además, su cabeza sangraba por el fuerte golpe que se había dado contra el muro.
No aguantaría mucho más...
... y Sloan lo sabía.

- Hasta aquí has llegado, ¿eh? - Le llamó la atención el batir de unas alas. Se giró y se encontró cara a cara con una criatura que no había visto en su vida, pero que había algo en ella que le resultaba familiar. Una sensación extraña pero calmante. Inclinó la cabeza para poder verla mejor, pero otro rostro captó su mirada: Lyz. - ¡Vaya Lyz! Menuda sorpresa la mía al verte aquí. ¿Cómo es que has venido? ¿Tanto me echabas de menos que- ¡BANG! ¡ZIU! La bala de un francotirador hizo una muesca en su casco al rozarlo, y casi cae de culo por el impacto. - Joder... ¡¿Es que no nos podéis dar un segundo de tranquilidad?! ¡ACABAMOS DE REENCONTRARNOS! Menuda gente más maleducada. Tenías razón, ¿sabes? Tenías razón. O mejor dicho, me hiciste ver que tenía razón. Las cosas están mal, Lyz, muy mal. Mira - señaló con la mano el macabro espectáculo que tenían bajo sus pies. - ¿Tú lo ves normal? Por cierto, ¿quién te acompaña?

Abajo, la mole de carne iba dando cansados y pesados pasos en un campo de sangre donde sus pequeñas criaturas florecían en sangre y muerte a su alrededor. Era el único que quedaba, y los agentes se estaban preparando para volver a disparar contra la bestia. Ésta, sin embargo no caería sin plantar cara, o eso daba a entender su posición.

La fuerza de la gran criatura sumado al sobreesfuerzo del joven hechicero, el cansancio acumulado y la herida que tenía en el hombro terminaron por causar la ruptura del hechizo, y la posterior liberación de la criatura de sus grilletes. -¡¡Grrrraaaaargh!! Wiccan soltó un grito de dolor justo en el momento en que el encantamiento se deshizo, debido a su empeño de llevarlo hasta el límite, dejándose caer sin fuerzas hacia su derecha, quedando suspendido a duras penas en la cornisa. Pocos centímetros lo separaban del tejado o del vacío. Por suerte, se mantenía consciente, tumbado sobre el límite del edificio. En este momento tan solo pensaba en respirar y descansar lo suficiente para volver a levantarse y proteger a los agentes que pudiera.

Mientras tanto, bajo él la actividad continuaba. Sin poder presenciarlo, la bestia arremetió contra lo que parecía ser un gran muro de consistencia sospechosamente mágica que se resquebrajaba debido al golpe, provocando en ella una herida grave en la cabeza. Al mismo tiempo, decenas de granadas caían a uno y otro lado del muro, estallando algunas en la espalda de la bestia. Esta parecía no aguantar mucho más.

Por su parte, Coral finalmente había llegado hasta su destino, y al parecer el objetivo que se encontraba en lo alto del edificio más alto de la ciudad no estaba solo... el hechicero esperaba que su compañera y amiga pudiera desenvolverse bien sin su ayuda, y que no corriese peligro.

Vale, no se esperaba que volviera a saludarlo como la vez que le echó de casa. ¿Es que esa chica tenía esa peculiar forma de saludar? ¿Empujando o tirando las cosas por encima de la cabeza? Tal vez si, tal vez no pero... espera, espera, ¡por supuesto que no! Y lo demostró con la reprimenda que le montó. ¡Pero si ella mismo le aconsejó que lo hiciera! Arreglar lo que estaba mal, de eso se trataba. ¿Las muertes? Fueron un daño colateral. Un segundo, ésto habría que decírselo.

- ¡Eh, eh! ¡Cálmate un segundo, ¿quieres?! En primer lugar: buenas Warlock. Encantado. - Ante todo, educación hacia los recién llegados. - En segundo lugar... - Hablando de recién llegados, la chica que había visto antes pululando por las calles con capucha azul y una estrella en la frente se presentó ante ellos. - Hmmmmmpff - respondió a su pregunta, llevándose los dedos a la frente (o lo que sería la frente si no llevara casco). - No, no es un lugar muy bonito la verdad. Y somos Sloan y Lyz. Yo Sloan. Ella Lyz e intentamos mantener una conversación. Ah, y el que se está yendo es Warlock. ¡Adiós Warlock! - gritó cuando éste bajó hacia el suelo para proteger a las criaturas, las cuales no les iba muy bien. La más grande, la mayor, estaba agonizando. Sloan sabía que no tardaría mucho en expirar su último aliento, pero el sentimiento era algo que no tenía muy arraigado en su psique.
>>Yo no he matado a toda esa gente ni a esos seres. Se han matado entre ellos. Yo no disparé las balas ni perforé sus pulmones. No estoy destruyendo la ciudad. Tan solo estoy cumpliendo una última voluntad. - Se acercó al borde del edificio para poder ver cómo estaba la criatura y sus pequeños. - Éste ser es... bueno, llámalo Rocky si quieres; su nombre es tan complejo para la lengua humana que llegarías a insultarle de querer pronunciarlo. Nos conocimos en África, hará ya... bastante tiempo. Peleamos y le vencí, y como vencedor lo devoré. El problema fue que aun tenía mucha fuerza cuando lo hice y se quedó una parte de mi interior para él. Como si fuera un inquilino, empezó a susurrarme por los resquicios de mi ser. Me hablaba de un mundo que no conocía. Me hablaba de sus gentes, de su forma de ser. Me hablaba de algo tan cercano que decir que no podía verlo era tratarme de ciego. Me hablaba de éste mundo, la Tierra y sus habitantes. Me contaba las cosas que le habían hecho en el momento de su llegada a éste mundo, no muy lejos de lo que le han hecho hoy. - Señaló una mano hacia abajo, donde los agentes rodeaban a la criatura ahora protegida sin saber cómo actuar. - Avisé por la tele que pasarían por Gotham. Les avisé que no les harían nada, que estaban de paso. Pero su reacción ha sido dispararles, quemarlos, destrozarlos... Yo le dije a Rocky que no harían eso, que era ilógico: atacar a unos seres que no estaban haciendo nada en contra de los humanos era tan absurdo que me entraron ganas de reír. Los humanos no comen su carne, ni usan sus pieles. No tenían motivos para hacerlo... pero lo hicieron. Rocky ganó la apuesta y me pidió que le dejara libre. Me dijo que le soltara para proteger a su progenie. Así lo hice y ya podéis ver el resultado. ¿Qué está mal entonces? Dime, ¿por qué han muerto tantos ésta noche? ¿Porque pasaron por su ciudad? ¿Porque buscaban un lugar donde asentarse y sobrevivir? Decidme, si eso les hacen a ellos, ¿qué harán con los demás? ¿Conmigo?

El tono de voz de Sloan fue transformándose poco a poco, pasando de una sonrisa risueña a la desesperación más absoluta. Lo ilógico de aquella situación le estaba volviendo loco. No le veía la lógica. No la veía.

Abajo en la calle, la cosa se estaba poniendo fea: aquellas criaturas, asustadas, se acercaron poco a poco a su mayor, sabiendo que de ahí no saldrían vivas, aun con la protección que les brindaba Warlock. La gran bestia era su progenitor, y como tal, era el que llevaba los genes de los seres en su interior. Su vida.
Si él desaparecía, también lo harían los más pequeños... y es lo que pasó.
La piel de la gran bestia se tiñó de negro en pequeñas plachas cuando la bestia apodada Rocky dejó de respirar. Su cabeza estaba abierta con una gran brecha y su sangre se evaporaba a ritmo alarmante. Su pequeña progenie convulsionaba y caía al suelo, sin vida, según las manchas negras se apoderaban de sus cuerpos. Los agentes por su parte no sabían qué estaba pasando, pero se podía ver una leve sonrisa bajo algunos cascos, aliviados, al ver que la pesadilla estaba llegando al fin.
El cuerpo de Rocky estaba casi negro del todo, y al verlo Sloan se agachó y clavó sus dedos en el duro tejado que les hacía de suelo.

- Agarraos a algo.

Sin previo aviso, Rocky se hinchó y estalló.
No fue una explosión dicha, sino más bien una implosión: su corteza aumentó, se rasgó y se redujo, para terminar estallando desde dentro, esparciendo sus restos por las paredes de una cúpula alienígena que salió volando cuando la onda expansiva golpeó su cuerpo. Aquella onda sonora acabó con el sonido propio en un radio que se elevó y se alargó mucho más allá de la propia ciudad: las ventanas temblaron y se resquebrajaron; los agentes salieron volando hacia atrás, agarrándose a lo que pudieron o estampándose contra coches y casas; los restos de las criaturas muertas se diseminaron por el cielo convirtiéndose en ceniza; mil alarmas de coche sonaron a la vez cuando la onda sonora impactó sobre sus capós.

Y de repente, el silencio.

Sloan se mantenía en su sitio, habiendo destrozado parte de la fachada del edificio sin querer cuando se sostuvo para no salir volando. Al sacar los dedos se levantó, agachando la cabeza hacia el pequeño cráter que había dibujado su "compañero" cuando cayó al suelo. Sin más, se sentía vacío.

- Promesa cumplida. - Se giró a sus espaldas para ver si alguien había perdido el sentido o había salido volando. Esperaba que no: quería seguir la conversación donde lo había dejado.

Mientras, bajo el gran edificio, por toda Gotham inundaba el silencio a excepción de las alarmas. Los agentes habían perdido el sentido, tumbados contra el suelo. Al menos vivirían un día más...

Tumbado sobre la cornisa de la azotea, Billy continuaba respirando hondo y muy despacio, procurando tranquilizarse y guardar las mayores fuerzas posibles. Sobre su pecho apoyó el brazo izquierdo, correspondiente al hombro lastimado, intentando no moverse demasiado. Su mirada se encontraba fija en un mismo sitio: el punto más alto del edificio donde se encontraba Coral. Hacía ya varios minutos que no sabía nada de ella, y no parecía haber movimiento en lo alto de aquel edificio. Salvo una figura de color oscuro que Will creyó ver bajando desde el lugar en dirección a la batalla.

Mientras, abajo las cosas continuaban igual, por lo que el mago podía escuchar. Bestias y hombres matándose los unos a los otros, sin tregua. Ni siquiera se molestó en girarse para observar qué estaba ocurriendo, tan sólo se limitó a intentar escuchar algo mientras seguía con sus ojos clavados en la ubicación de Coral.

En momentos como este, Billy solo pensaba en una cosa: que si Teddy se encontrase allí todo esto quizá no habría pasado. Si estuviera allí seguramente habría aconsejado al mago de no entrometerse en asuntos tan turbios como este, y aunque éste último no le habría hecho caso, Hulkling lo habría acompañado y apoyado en la batalla. En este momento estaría llevándose a Will en sus brazos a casa, sobrevolando la ciudad en medio de todo aquel caos.

Pero por desgracia no estaba allí.

Durante un instante los pensamientos de Billy se vieron interrumpidos por lo que parecían las voces de varios agentes, que gritaban algo que el hechicero no alcanzaba a entender, pero se notaban bastante más alterados. Pocos segundos después toda la ciudad quedó inundaba por un sonido ensordecedor, primero hueco y luego un poco más fuerte, seguido de una onda expansiva que estalló cristales, ventanas e incluso se dejó notar con un pequeño temblor sobre los edificios. Durante un primer momento Billy tan sólo escuchó un fuerte pitido en sus oídos, y a continuación la onda expansiva lo lanzó por los aires unos metros hacia el interior de la azotea, cayendo esta vez de espaldas.

Dolorido sobre el suelo, esperó a que la onda expansiva se disipase y comenzase a recuperar su audición, dejando paso al sonido progresivo de las alarmas de los automóviles, que se escuchaban a lo largo y ancho de la ciudad. Aparte de eso, no se oía nada más. Fue entonces cuando el mago hizo un esfuerzo por asomarse a la cornisa para ver la situación abajo.

Pero antes de que pudiera ver lo ocurrido, apreció en el cielo una figura de color oscuro que caía a toda velocidad en dirección al asfalto. Salvo por la distancia a la que se encontraba de él, Billy juraría que se trataba de la misma figura que había visto minutos atrás bajar de la azotea donde se encontraba Coral. No podía afirmar si se trataba de un "algo" o de un "alguien", pero lo que sí sabía es que estaba vivo, por lo que sin pensárselo dos veces el mago extendió el brazo sano en dirección a la criatura que caía, abriendo la palma de la mano por completo. Aún cansado y débil, intentó formular un sencillo hechizo de levitación, que consistía tan sólo en desear muy fuerte que aquello no cayese.

Si finalmente conseguía alcanzarlo, el mago lo haría levitar hasta su posición para ver el estado en el que se encontraba, y para averiguar de qué o de quién se trataba. Casi no se había dado cuenta de que el cielo se encontraba teñido de gris, como impregnado de una tenue nube de ceniza.

-

Off-Rol: Como Warlock salía disparado por la implosión, y no sabía el estado en que quedaría tras eso, pensé que quizá estaría bien que lo "rescatase". De todas formas, si el user de Locke cree que él mismo puede salir ileso de eso, que me lo diga y edito el post, o si no le parece bien, también =)

Aquel estallido había hecho mella en las "fuerzas del orden" en Gotham, pero poco a poco los que consiguieron recobrar el sentido se levantaron y ayudaron a sus compañeros heridos. Al ver el cadáver de las criaturas fueron muchos los que se felicitaron los unos a los otros, incluso haciéndose fotos con sus camaradas sobre las bestias abatidas.
Otros, como los del alto mando estaban ya retransmitiendo las órdenes para limpiar la ciudad, reparar los edificios y amortizar cualquier daño moral o físico que hubiera causado aquella "batalla por la ciudad" sobre los gothamitas.

En lo alto del edificio sin embargo, la cosa era muy distinta: el grito insultivo que soltó Lyz hacia los agentes que estaban bajo sus pies fue incluso más poderoso que la implosión de la criatura muerta. Sloan se la quedó mirando, pues no se esperaba esa reacción. ¿Una humana insultando a toda la humanidad? No era la primera que encontraba ni encontraría que, por X factores odiara su propia raza. Pero de Lyz no se esperaba esa reacción (pensó que se giraría hacia su persona y le aporrearía con todas las fuerzas que tuviera mientras le gritaba e insultaba, como la última vez. Pero no fue así... ).
A sus espaldas estaba la otra chica, la que apareció sin más. Estaba en el suelo, inconsciente. La dejó ahí tirada y se acercó a Lyz, a tiempo para recibir su dosis de rabia femenina. Bajo su casco, Sloan sonrió. Esa chica no dejaba de sorprenderle, a veces por bien y a veces por mal. Tal vez esa sonrisa se dibujó por la aportación de "Rocky" hacia su forma de pensar, de ver la realidad sin ser como era. Pero la había visto, y ya no había vuelta atrás.

- Lyz - dijo con una voz pausada y tranquila - escucharon lo que quisieron escuchar. De haber dicho que pasarían soltando rosas, igualmente habrían desplegado sus tropas. Míralos, sacándose fotos con los muertos. Yo eso... no lo veo lógico. Acaban de exterminar toda una familia, y lo celebran y... ¿de verdad me veías destrozando una ciudad, sin motivo alguno? - se encogió de hombros cuando un foco iluminó la azotea. Las hélices del helicóptero abofeteaban el aire a su alrededor. Sloan le extendió una mano a Lyz. - Puedo llevarte a casa si quieres. Solo tienes que cogerme la mano. Si no... espero que volvamos a vernos en otra ocasión muy diferente.

FDI: Los agentes están tomando el edificio. En poco menos de un minuto llegarán a la azotea. Sloan desaparecerá una vez Lyz le coja o no le coja la mano y saldrá de escena. Os dejo el siguiente turno para terminar el mini-evento. Gracias por haber participado en éste "experimento" de Sloan .

Antes de que Billy pudiera traer hacia sí mismo al desconocido que caía del cielo, éste pareció reaccionar, aún consciente, y alcanzó el borde de la azotea fácilmente estirando lo que parecían ser sus brazos. Cuando por fin consiguió ponerse a la altura del hechicero, éste dejó de concentrarse en el hechizo y el brillo azulado de entre sus manos se deshizo. Entonces se quedó mirando al desconocido de aspecto extraño. Su cuerpo era de una tonalidad azul oscura, con líneas amarillas que parecían brillar, así como lo hacían sus ojos. Su piel tenía un aspecto metalizado. Parecía... ¿un robot? ¿Un sintezoide?

La capacidad que había demostrado para estirar sus extremidades no las había visto anteriormente en ningún otro ser androide. Y la expresión de su rostro parecía manifestar sentimientos reales. Se le veía triste. -Hola joven humano... Nombre de Yo es Warlock, y Yo... ehm...

-Gracias por salvar a Yo... ¿Tú está bien? ¿Yo puede... hacer algo por tú? -Efectivamente, podía comunicarse. Aunque de una forma un tanto extraña. Además, era capaz de mostrar gratitud y empatía.

-No tienes que darme las gracias... yo... estoy bien. Puedes llamarme Wiccan. ¿Tú estás bien? -Le respondió aún algo sorprendido. La verdad es que tanto por su aspecto como por su habilidad para hacer un último esfuerzo aún después de haber salido por los aires debido a la explosión no parecía demasiado dañado, lo cual también era increíble, a juzgar por la fuerza de la onda expansiva.

-Perdona la brusquedad pero, ¿tú bajaste de aquel edificio? -Le preguntó mientras señalaba con una mano el edificio de donde lo vio descender hacía unos minutos, y donde se suponía que estaba aún Coral. -Es que una amiga mía fue hasta allí hace un buen rato... y no sé nada de ella desde entonces. -Ya se ocuparían más tarde de conocerse. De alguna forma Billy creía tener un leve recuerdo de aquel ser, pero no sabía de qué le sonaba o dónde lo había visto antes.

Quizá Warlock sabía algo de Coral, de qué había ocurrido allí arriba con el causante de todo este caos, y si se encontraba bien. Fuese cual fuese su respuesta, al haber terminado la batalla abajo, Wiccan estaba decidido a averiguar las respuestas por él mismo... yendo a aquella azotea.

Los agentes llegaron a la azotea del edificio, apuntando sus armas por todas partes. El que estaba al mando emitió un comunicado a sus superiores: "Todo despejado". No había nada ni nadie en aquella azotea a parte de los agentes. El cuerpo inconsciente de Coral tampoco estaba, seguramente llevada por Wiccan y su nuevo acompañante. No era de sentido común quedarse en aquel edificio cercado por las fuerzas especiales, teniendo en cuenta que sus métodos se reducían en capturar, interrogar y luego atender a las exigencias de los detenidos.

Lyz pudo volver a su casa de Nueva York llevada de la mano de Sloan, saludada con entusiasmo por su perro. El moreno no tardó en desaparecer de su vista, ya que tenía ciertas preguntas que necesitaban respuesta. Por su parte Lyz pudo abandonar por fin aquella pesadilla, pero de alguna forma quedó marcada por siempre en su subconsciente.

Las autoridades competentes de Gotham cercaron la zona alrededor del edificio donde se había disputado la extinción completa de las criaturas. Miles y miles de gothamitas se acercaron a la zona cero para sacar fotos, vídeos y hacer preguntas que no serían contestadas. Los agentes no dejaron pasar a nadie, y requisaron toda cámara o aparato con el cual se hizo alguna captura de imagen o vídeo.
Durante varios días por los canales de noticias de la ciudad no se habló de otra cosa que no fuera el suceso de las criaturas. Se diagnosticó que perdieron la vida medio centenar de personas entre policías de Gotham, agentes especiales y algunos pocos civiles que quisieron hacerse los héroes. Así mismo, y tras levantar el cierre llevándose todo resto que quedara de las criaturas, se declaró como enemigo público la figura del hombre con la armadura negra, supuesto responsable de semejante episodio.

Su paradero, así como su identidad, sigue siendo un misterio para el público.