Agridulce resaca (Warlock, Wiccan)

(OFF: Este tema es continuación de "Fiesta en Gotham")

Recordaba haber llegado a la cima del edificio ruinoso tras la explosión... Allí debían estar la amiga del chico que llevaba en ese momento cargado en brazos y Elysia, la humana que había conocido antes de aquélla locura, además del extraño hombre con el que ésta empezó a discutir. Volaba hacia allí tan rápido como podía, mientras veía acercarse a los helicópteros del ejército. Tenía que darse prisa...

Enfocó su visión para ver qué sucedía, y pudo ver desaparecer a Elysia y el hombre del casco, como si se los hubiese tragado la nada absoluta, simplemente los escáneres dejaron de registrarlos. Esperaba que ella estuviera bien... Y de pronto la halló; allí estaba la chica de la capucha tendida en el suelo, seguramente por causa de la explosión del monstruo o el temblor del edificio. Animado por la idea de compensar su fracaso al proteger a las criaturas, Warlock dio más potencia a sus reactores y advirtió al joven Wiccan:

- ¡Wiccan-tú tiene que agarrarse fuerte, a amiga-de-tú no le queda mucho tiempo antes de que se le echen encima los agentes que puedan llevar esas aeronaves!

Aceleró y en un abrir y cerrar de ojos, voló rasante sobre la superfície de la azotea, sacando un brazo extra de su espalda con el que cazó el cuerpo de la muchacha, y salieron prestos de allí perseguidos por los focos de sendos helicópteros, que no consiguieron iluminar más que una mancha borrosa que se perdía en el horizonte nocturno...

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(Upper West side, Nueva York, 05:15h)

La noche estaba cerca de su fin, y Warlock se dirigía a una localización que Wiccan le había indicado, lugar donde hallarían refugio y en el que Coral, la chica que acababan de salvar, podría descansar. El chico dormía profundamente ahora, pero había tenido tiempo para contarle que eran héroes como él que habían acudido a ver qué pasaba con aquéllos seres que se extinguieron ante sus ojos, aunque ninguno de los presentes imaginó que acabaría todo así... Warlock seguía desolado por aquélla experiencia, aunque sus sistemas empezaban a disminuir las emisiones de culpabilidad, tal vez debido al cansancio. Por fortuna, estaban próximos a su destino, y llamó al chico para avisarle.

- Wiccan-tú... ¡Wiccan-tú!- El muchacho dormía tan plácidamente que al alien le sabía mal interrumpir su descanso. Mirarlo le transmitía cierta paz, algo que agradecía en ese momento, pero ya estaban flotando sobre el lugar, y era preciso notificarlo- Wiccan-tú, hemos llegado, ¿Qué debe hacer Yo ahora? ¿Descender? ¿Dónde quiere Wiccan-tú que Yo aterrice?

A sus pies, un tranquilo barrio de Manhattan cercano al enorme parque que los humanos llamaban Central Park dormía, y su tranquilidad sólo se veía alterada de vez en cuando por el sonido de un coche al pasar o el ladrido de algún perro callejero.