¿Haciendo nuevos amigos? [Emma Frost]

Manhattan. En una de las calles principales y una de las más transitadas por viandantes debido a su gran diversidad de comercios, tiendas de todo tipo, cafeterías y discotecas o, al menos, así lo era antes de la Gran Colisión. Actualmente pocos comercios se encuentran abiertos o en funcionamiento. Muchos de ellos han sido abandonados por sus dueños, otros tantos han sufrido asaltos de bandas de ladrones que han sabido aprovechar el desconcierto generalizado por el desastre. La gente que ahora circula por aquí no lo hace paseando, al menos no tranquilamente, no para tomarse un café con los amigos o comprarse un par de caprichos.

Está anocheciendo, y Wiccan llega puntual a su cita con una de las telépatas más poderosas del mundo. Una telépata en cuyo último encuentro noqueó psíquicamente a la madre del propio Billy. Cuanto menos, un último encuentro un tanto agridulce. No obstante, de eso hace ya varios años, cuando Wiccan era aún tan solo un adolescente. Para su cita, el joven hechicero ha decidido presentarse con su traje de Wiccan, ya que cree que se evitará posibles problemas con aquellos que sepan de quién se trata. Es más seguro que te tomen por un superhéroe con capa que por un simple civil... o, al menos, eso es lo que él piensa.

Llega hasta Manhattan volando desde su actual apartamento, y una vez en la calle indicada, aterriza y se dirige caminando hacia el punto de encuentro, con la capucha puesta y la capa hondeando al viento. Camina erguido, recto, como seguro de sí mismo. En este momento no puede mostrar el miedo que realmente siente, lo cual es, ante su gran desconocimiento de lo sucedido, mucho. De las intenciones de la Srt. Frost no sabe mucho. Tan solo recibió un mensaje telepático hace un par de días citándolo en este lugar, hoy, y a esta hora, revelándole su identidad y diciéndole tan solo que quería mantener una conversación con él. A decir verdad, y dado lo sucedido, no tenía nada que perder y... puede que algo que ganar, aunque fuera solo alguna explicación de lo que le había sucedido al planeta.

Al poco de llegar Wiccan hasta allí, la Reina Blanca aparece en escena en limusina, con chófer incluido, y con un despampanante vestido blanco. Con la elegancia y la discreción que la caracterizaba observó al joven y se dirigió a él para invitarlo a tomar algo. Billy simplemente la siguió, sin decir palabra alguna. Mientras caminaba a su lado se echó atrás la capucha, dejando ver su rostro ligeramente preocupado. Al ver la fachada del restaurante donde estaban a punto de entrar, Wiccan cree que no lleva el atuendo adecuado para la ocasión, y chasquea los dedos para cambiar de vestuario. Esta vez, opta por un clásico traje de chaqueta negro, con pantalones y zapatos a juego. Debajo, una camisa de un tono azul claro, y una pajarita ajustada al cuello de color azul marino. En su camino, varias personas observan atentamente a la pareja, miradas que el joven mago ignora por completo, no porque no le importe.

Tras entrar en el lugar, ambos se acercan a una mesa para dos y Emma pide una botella del mejor vino al camarero, el cual sirve a ambos tras dejar el menú en la mesa. Billy se mantiene en silencio. Al marcharse el camarero, el joven sostiene su copa con una mano y da un primer sorbo. "Un poco amargo..." piensa, al no estar acostumbrado a beber ninguna clase de alcohol. En todo momento la telépata parece mirar fijamente al hechicero, y tras reposar su copa en la mesa de nuevo, éste la mira a los ojos por primera vez desde que han entrado en el restaurante, mientras ella expone sus intenciones. Quería que fuera a la Mansión X con ella. La primera impresión que se lleva el joven es de sorpresa, no se esperaba que esas fueran sus intenciones, ante lo cual no puede evitar fruncir ligeramente el ceño.

-No. Nunca me lo han propuesto, la verdad. Supongo que la razón puede deberse a la difícil relación que Los Vengadores y los X-Men han mantenido hasta donde yo sé. -responde tranquilamente, haciendo una pausa en la que domina el silencio. -¿Está proponiéndome que me una a los X-Men o que únicamente vaya a vuestra escuela como... estudiante? -continúa, con cierta desconfianza en su tono de voz. Vuelve a hacer una pausa para darle otro sorbo a su copa, antes de concluir.

-En cuanto a mi gente... no sé nada de ellos. Ojalá supiera dónde están... -termina, esta vez bajando un poco el volumen de su voz, y desviando su mirada hacia su copa, cabizbajo. "Ojalá los tuviera conmigo... no saben cuánto los necesito..." piensa para sí, suspirando levemente antes de volver a mirar a su compañía a los ojos, esperando escuchar su respuesta.