Haciendo nuevos amigos (Arthur Curry 25-7-2018)

Hacía más de veinte días que no sabía nada de Kyle y Blair lo había dado por perdido, no se había molestado demasiado, esas cosas pasaban, era consciente que las relaciones no duraban y el amor auténtico no existía. Le había enviado sus cosas por correo, cortando de raíz. Tenía un par de llamadas suyas, pero no había querido cogerle el teléfono, no quería escuchar excusas ni numeritos, se había acabado, había captado el mensaje y no quería hacer más sangre del asunto. No es que todo aquel asunto le hubiera hecho daño, es sólo que... bueno... la había pillado de improviso, generalmente era ella la que terminaba las relaciones, no al revés y desde luego no se había esperado que Kyle fuera quien terminara aquello de aquella manera; simplemente estaba agobiada, necesitaba vacaciones...

Se había cogido unos días de vacaciones, en un principio había pensado ir a la casa de sus padres en los Hamptons, pero no quería ir a un sitio donde fueran a preguntarle por lo sucedido, ya había ido con Kyle allí y no quería que sus amigas le hicieran preguntas y se regodearan en una ruptura que no había llegado de su mano, quería estar sola, pensar, descansar, leer mucho, hartarse de mojitos y volver descansada de sus vacaciones.

Estaba en ese momento en la playa que había cerca del hotel, tumbada en su toalla, parcialmente cubierta por una sombrilla y leyendo una novela policiaca que estaba la mar de interesante en aquel momento, justo cuando el viejo detective se encontraba en problemas, graves problemas...

De repente se armó un gran revuelo en la playa, la gente profería exclamaciones de admiración y las mujeres cuchicheaban emocionadas, y sin embargo, Blair estaba a punto de quedarse dormida bajo la sombrilla con su libro entre las manos. La noche anterior había hecho un calor insoportable y dormir había sido complicado; llena de curiosidad por conocer el motivo de tanta agitación se levantó de su tumbona, dejando su libro atrás y se asomó a ver que sucedía. No le sorprendía el motivo, el tipo que se encontraba rodeado de mujeres era realmente atractivo, pero lo último que le apetecía en ese momento era acercarse a un hombre, o más concretamente, a ese hombre; no le gustaba comportarse como una hiena al acecho de una presa, al menos, no cuando otras hienas babeantes acechaban con desesperación. Corría el riesgo de ser confundida con una de ellas y eso sería terrible.

Se metió en el agua para darse un chapuzón, estaba fría, pero agradecía el contraste con el calor del ambiente, ignoró el revuelo esquivando mujeres que lucían palmito junto a la orilla, aun así de vez en cuando fijaba su mirada sobre el chico que recibía sus adulaciones, no se parecía demasiado a los demás surfistas, es decir, si llevaba adornos de coral y esas cosas, pero tenían un aire diferente, más elaborado, así como su traje, no se parecía en nada a ninguno de los modelos que las marcas habituales diseñaban y tampoco parecía un traje de neopreno usual, no eran una gran experta en surf, pero veía algunos en Southampton y... él no se parecía en nada a a lo que ella estaba acostumbrada a ver.

Salió del agua unos minutos más tarde y se dirigió de nuevo a su tumbona para aplicarse el protector solar, una cosa era querer broncearse y otra querer freírse vuelta y vuelta como si fuera una gamba. Suspiró complacida por el fantástico día que hacía y algo fastidiada porque no podía llegar bien a su espalda, pero a su lado sólo había un grupo de adolescentes y la última que pidió a un crío que le echara crema en la espalda, casi le arrancó la parte de arriba de un tirón. No quería repetir la experiencia.

Blair se había sumergido de nuevo en su lectura, a fin de cuentas no tenía nada mejor que hacer. El surfero de antes se había acercado, cogiendo sitio a su lado y se permitió estudiarlo más detenidamente parapetada detrás de su libro. Era atractivo, el tipo de hombre con el que seguramente podría pasar un buen día de playa, quizás podría hacerlo, un clavo sacaba a otro clavo, y aunque en un principio no le apetecía intimar con nadie, quizás sería la mejor manera de olvidar a Kyle.

Se estaba planteando la posibilidad de elegir una buena compañía para sus vacaciones cuando la conversación de al lado le desencajó la mandíbula, aquello tenía que ser una mala broma. ¿Kyle Rayner? No podía ser posible. ¿Qué posibilidades había de que fuera él? Siempre podía ser otra persona con el mismo nombre. No, estaba segura de que no era él. Eso era imposible.

Aun así, ya se había quedado mirando al rubio como una tonta, fijándose en él sin fijarse, con la boca semiabierta y el libro sobre su regazo. Si su hermano estuviera allí, ya habría hecho algún comentario gracioso al respecto, como cualquier hermano que se precie al ver que su linda hermana estaba haciendo el ridículo más integral de manera escandalosa. Pero no tenía un hermano a mano que actuara como un pepito grillo para recordarle que parecía una estúpida frente a un hombre atractivo con el que en otra situación estaría riéndose y tomándose unos mojitos.

Blair retomó de inmediato un gesto más normal en su cara y le dedicó una sonrisa de disculpa al rubio surfista que tenía ante ella. La verdad es que acababa de quedar como una idiota y no tenía muy claro como disculparse, así que pensó que lo mejor era recurrir a la verdad, sería lo menos doloroso en aquel momento. Tampoco es que a Blair le gustara mentir, no si no encontraba una justificación para ello, y en aquel momento, no la tenía.

- No, es sólo que... pensé que estabas hablando de alguien que conocía, nada más.

Y sonrojada por la vergüenza que acababa de pasar, simplemente se ajustó de nuevo las gafas de sol y volvió de nuevo a su lectura, retomando el libro por la página en la que se había quedado. Era imposible que él conociera a Kyle, nunca le había escuchado hablar de ningún amigo que fuera surfista, profesional o amateur, de hecho, Kyle no tenía demasiados amigos y por lo que había escuchado, parecía que el hombre del que hablaba si tenía muchos, así que seguramente sería otra persona que simplemente se llamaba igual.