Las musas de Nueva York [Gotham Sirens, Tony Stark]

FDI:  He pensado como fecha algo rollo Junio que es bastante "tarde" para la ambientación que estamos pasando la mayoría. Si algo no os parece bien ya sabéis dónde encontrarme.

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El tiempo pasaba demasiado lento. Llevábamos un mes planeándolo, hablando de ello, haciendo que esto saliera a la perfección. Todos mis años en Gotham habían sido agotadores, los golpes, Arkham, las torturas… Era hora de probar una luz nueva. Y habían llegado a mis oídos varios rumores bastante interesantes sobre los “pequeños” cambios dimensionales que acontecían nuestro pútrido mundo. Gracias a los medios y a Nigma, cuya boca impulsiva me facilitaron la suficiente información, me enteré de que en Nueva York la cosa se había complicado bastante. Mutantes malvados, mutantes héroes, dioses, ingenieros super poderosos… El circo de los horrores había abierto sus puertas desde el día D.  Y Hiedra necesitaba ese soplo de aire nuevo. Tras mi liberación no tardé mucho en dejar correr por las ramas de mi corazón el sentimiento de odio y rencor… Había que sembrar un poquito de pánico y de respeto. Además…Selina me hizo buena conocedora de que había un directivo, empresario, ingeniero, inventor… llámalo como quieras. A la larga, y como siempre, un HOMBRE que se dedicaba a la industria armamentística. Más tecnópatas chiflados para los cuales lo único verde que existía tenía el rostro serigrafiado de un gobernante difunto. Se hacía llamar Stark, Iron Man para la prensa morbosa. Tenía edificios, plantas y plantas de proyectos y laboratorios secretos,  y como mi querida gatita sabe tocarme la fibra sensible no me faltó mucho más para querer vengarme de la fertilidad de esas tierras mal aprovechadas. Las hojas que se ahogaron al ser taladas, el sonido de cada crujir de los troncos cayendo, las excavadoras y su traqueteo infernal… Merecía morir.

Tal y como tengo entendido, la motivada principal para esta excursión era Sel. El tío estaba forrado, y no hace falta mencionar que si hay algo brilla es porque ella no ha pasado por ahí. Se le ocurrió dar un gran golpe. Había que robar en las industrias Stark. Recuerdo mencionar que Harley también estaba interesada. No necesité plantearme su razón, estaba chiflada. ¿Diversión? Era la opción más fácil. ¿Y la mía…? Venganza, liberación, sentir la sumisión… Y quizá pudiese retorcerle el cuello al ricachón. Además… la felina me lo planteó como colaboración, no necesitaba un ábaco para explicar que el día que necesitase sus servicios, no tendría más misterio que recurrir a mi apoyo dado en esta ocasión. Alquimia, intercambio equivalente.

Ese día nos poníamos en marcha y me equipé todo lo que preparé. Todos los venenos externos. Las bombas de toxinas. Todo camuflado en simples frascos pequeños colocados en un maletín especial para transportar muestras. No dudé de que me pondrían impedimentos para ello y confié en mi carné de experta botánica para escudarme en una investigación estatal para que me dejasen transportarlo, y así fue. Idiotas. También me inyecté antídoto de todo lo que había creado. No quería que mis niñas corriesen problemas. Me preparé psicológicamente. Debería tener paciencia, más aún de la que tengo, tendría que llevar ropa, no saltar hasta llegado el momento de la verdad. Y mi autocontrol era limitado. Me puse lo más cómoda que pude con unos pantalones de licra apuntados por unas botas y una camisa blanca como las que solía vestir. Deseaba llegar. No soportaba la sensación de tener la piel aprisionada en tejidos artificiales.

Las otras dos podían pasar desapercibidas pero… ¿una mujer con la piel hermosamente verde? Era algo poco sutil a pesar de mis esfuerzos de taparlo, por poco que me gustase.  Varios niños gritaron a su madre que yo era una mutante, los adultos, casi peores, rumoreaban como pensando que de verdad no me daba por aludida. Lo extraño es que parecían tener asumido que a su alrededor había gente con poderes. Lo tenían normalizado. No se armó revuelvo, nadie llamó a la policía. Parecía una guerra fría dentro de su propia sociedad. Nadie lo hablaba pero no dejaba de hablarse.

Llegamos a la habitación de hotel, en la que me fue más fácil esconderme yendo de espaldas al recepcionista y al poco personal de hotel que estaba activo a esas horas. Llegamos pronto y cogimos una habitación con dos camas. Nada más entrar solté mi equipaje en el suelo y me quité la ropa dejándola tirada lo más rápido que pude.

-No sé cómo podéis llevar eso a todas partes… Es repulsivo – añadí recolocándome el pelo tras quedarme con un body de parra estándar, al que estaba tan acostumbrada.
Aún teníamos tiempo. Había que ultimar el plan.

FDI: Por esas fechas me va bien, así que no problem ;p

Harley Quinn recibió el último mensaje de Catwoman y Hiedra esa misma mañana. Muchas veces ella recogía el correo que llegaba a la Fundición, y no tenía ningún problema para esconder según que cartas de su amante el payaso. De echo, el Joker no se había preocupado ni una vez por el correo que Harley recibía, por no decir que nunca se preocupaba de ella en general. Al Joker no le interesaba mucho lo que ella hacía, a dónde y con quién salía. El rey de las bromas no era un hombre celoso, ni siquiera con su supuesta novia, ya que solo podía tener una cosa en la cabeza a la vez y casi siempre ese lugar estaba ocupado por Batman.

- Facturas, facturas, facturas, ¡ah! - la rubia dejó el resto de correos encima del escritorio del Joker y pasó a encerrarse en su habitación. El entusiasmo llenó sus ojos al ver los símbolos de sus dos amigas estampados en la carta. Se tumbó en la cama y destripó la carta hasta sacar la hoja que escondía en su interior y se puso a leerla con avidez. 

Se llevo las uñas a los labios y las mordisqueaba nerviosa mientras sus ojos bajaban lentamente por las líneas. Cuando la arlequina terminó la carta, saltó de su cama y gritó entusiasmada.

-¡Si! ¡Nos vamos de marcha a Nueva York!- gritó, marcándose un baile animado mientras sacaba su traje característico de arlequina y lo metía dentro de una maleta de color marrón. Abrió varios de los cajones y metió también en la maleta su antifaz, maquillaje, su revólver, munición y unos cuantos artilugios más que podría necesitar, como bombas de humo y grilletes.

Sacó de la percha su traje de médico, se despintó la cara y empezó a vestirse con la ropa de calle normal. Se recogió el pelo con un moño y se puso sus gafas redondas sin graduar. Ahora parecía una psiquiatra normal y corriente que nadie detendría por si la veían por la calle.

-¡Adiós,Pudding! ¡Mañana estaré de vuelta! - le gritó mientras salia de la base sin preocupación alguna.

-Si, si... - se escuchó la voz del Joker en su despacho, mientras seguía con sus planes para atrapar al murciélago. Era evidente que no le había prestado ni un mínimo de atención, y seguramente para cuando ella volviera no se habría dado ni cuenta de que había desaparecido durante dos noches.

Harley encendió los motores de sus descapotable rojo y negro y fue en busca de sus dos amigas. Una vez estuvieron las tres juntas, puso el coche en dirección hacia Nueva York.

Una vez allí, aparcaron el coche en un lugar discreto y fueron caminando hacia el hotel con tranquilidad. Harley disfrutaba paseando en aquel día soleado y escuchando el agradable silbido de los pájaros. Nueva York le gustaba mucho más que la ciudad tétrica de Gotham, si pudiera elegir un lugar para vivir el resto de su vida junto a su amorcito, tenía claro que no sería la ciudad del murciélago.

Cuando llegaron al hotel, Harley realizó el Check-In con discreción y sin problemas, y pronto subieron a la habitación que habían reservado. En cuanto cerraron la puerta, Pamela ya se estaba desprendido de sus ropas, ella siempre había sido muy liberal en ese aspecto.

La Arlequina no había tenido la ocasión de saludar a sus amigas cómo era debido. Por culpa del viaje y de que estaban "de incógnito" no podía llamar la atención de ninguna manera, así que una vez solas en la habitación Harley se abalanzó primero sobre Hiedra a besarla en la mejilla y luego hacia Selina, que la abrazó con mucha fuerza y cariño.

-¡Que ganas tenía de veros! ¡Va a ser tan divertido lo de esta noche! - exclamó entusiasmada Harley, mientras también se desprendía de sus ropas de psiquiatra y empezaba a ponerse el traje rojo y negro de lycra. Se fue al baño, dejando la puerta abierta para seguir escuchando el plan de sus compañeras. Sacó el pote blanco y se lo untó en la cara, para luego maquillarse con algo de polvos y sombras negras en los ojos. También pintó sus labios de un negro intenso y se colocó el antifaz. Desmontó su moño y cambió su peinado a dos coletas que fueron cubiertas por el sombrero de arlequín y sus dos pompones blancos.

Harley salió del baño y miró divertida a sus dos amigas. ¡Ya estaba lista para la batalla!

Estaba dentro de mi rutina tratar con estas encantadoras mujeres, pero cada vez que nos divertíamos juntas, pequeños detalles me seguían sorprendiendo. El entusiasmo con el que Harley extendía el blanco sobre sus mejillas, lo encantadoramente seductora que Selina resultaba con una conversación de pasacalles. Lo distraída que parecía, y lo inteligente que era.
El último rayo de sol iluminaba la habitación y decidí aprovecharlo. Robé un almohadón de una cama de mis compañeras y lo eché en el metro cuadrado de sol que quedaba, tumbada, cerré los ojos y me organicé.


- Vale... Entonces el plan es llegar a la fiesta de disfraces, contactar con Stark, yo ocuparme de él y llevármelo a otro sitio, alguna señal, que me acompañéis y allí os dejo para que cada una obréis en consecuencia. Yo con la vendetta me sirvo sola - Suspiré y me relajé el cuerpo completo.... Hasta que me di cuenta de un fallo en el plan- Oye, si es tan famoso y de prestigio tan elevado... ¿No tendrá una lista de invitados? ¿O de la seguridad se encargan las feromonas? - consideré que era una cuestión verdaderamente importante.

El sol iba desapareciendo, la hora se acercaba y debía empezar a prepararme yo también, por poco que necesitase. Me levanté, estiré mi columna llevando mis manos juntas al techo y me relajé con un giro de cuello.
Abrí la bolsa donde lo llevaba todo. Saqué dos ligueros con tres jeringuillas cada una con un color más vistoso que la anterior. Las enganché en el muslo, cercanas a la ingle. Eran suficientemente pequeñas como para poder llevarlas ocultas en el vestido que se empezó a formar sobre mí con el roce de mi mano. Con una liana me hice un semirecogido y estaba prácticamente lista. Pude ver algo de extrañeza en el rostro de mis compañeras con la parte de las jeringas.

- Es por si no me da tiempo a crear la mezcla, por si la cosa se pone muy fea, son muy agresivos pero de todos modos antes de salir os proporcionaré antídoto para doce horas. -

Tengo que reconocer que me gustaba poder trabajar sin mirarme las espaldas y pudiendo confiar en que si corría peligro, una de ellas me la cubriría. Era relajación, tranquilidad, descanso y diversión pura.
Me preocupaban y las quería de verdad.

Harley escuchó entusiasmada el plan, ¡era perfecto! Normalmente lo era, las cosas funcionaban mejor cuando estaban al mando Ivy o Catwoman. Cuando la arlequina tenía que ser la líder del equipo siempre sucedían cosas sin sentido y los planes se giraban ciento ochenta grados. Estaba acostumbrada a recibir órdenes y ser dirigida, así que no tenía ningún problema. 

-Pueees... ahora que lo pienso.... - se llevó una mano ala barbilla y puso morritos. - supongo que si que tendrán pases vip, ¡pero estoy segura de que con nuestros encantos nos dejarán pasar!

Harley se quedó mirando a Pamela mientras se ponía el vestido. No había hombre que se resistiera a una venenosa hiedra, y ella jamás lo dudaría. Había tenido el privilegio de estar en primera fila cuando su amiga usaba su influencia con los hombres, y era más que efectiva. Con un poco más de recursos a su espalda y un buen plan, las musas de Gotham podrían llegar a ser imparables.

Entonces la rubia se fijó en las jeringuillas y parpadeó dos veces, sorprendida al ver tanta droga junta.

- Creo que desde que nos conocemos ya me has vacunado para todo - se rió la arlequina.

Una vez se terminaron de preparar, Harley cogió una pequeño mazo hecho de cartón que había sacado de la maleta. Estaba pintado con spray para simular el color de la madera, y había dibujado los grabados con un Taker. El martillo se veía inofensivo por fuera, así que no tendría ningún problema cuando la dejaran entrar en la fiesta, pero lo cierto era que guardaba una pequeña sorpresita dentro...

- ¿Listas?- preguntó Harley con una sonrisa de oreja a oreja.

- Vale... Entonces el plan es llegar a la fiesta de disfraces, contactar con Stark, yo ocuparme de él y llevármelo a otro sitio, alguna señal, que me acompañéis y allí os dejo para que cada una obréis en consecuencia. Yo con la vendetta me sirvo sola - Pam habló con calma, mientras su cuerpo bebía los últimos rayos de sol del día. Lo cierto es que Selina aprobaba las vendettas, pero aprobaba más aún la fortuna de Stark. Bueno, trabajar con las chicas era estupendo; siempre había una concesión para cada una y, además, todo se volvía el doble de divertido.

Entonces, Pam las miró, preocupada.

- Oye, si es tan famoso y de prestigio tan elevado... ¿No tendrá una lista de invitados? ¿O de la seguridad se encargan las feromonas?

-Pueees... ahora que lo pienso.... - Harley, que había terminado de arreglarse, hizo un puchero que rápidamente se convirtió en una sonrisa confiada - supongo que si que tendrán pases VIP, ¡pero estoy segura de que con nuestros encantos nos dejarán pasar!

Selina apoyó la mejilla en la palma de la mano, pensativa. Bueno, sí, era un tema que tendrían que solventar.

-Puede funcionar con los de seguridad... pero está el asunto de la I.A. de la mansión de Stark... - reflexionó, en voz alta; seguramente, ese trasto se daría cuenta de si había más invitados de la cuenta - La verdad es que podríamos, ya sabéis, aprovechar alguna de las invitaciones existentes... - la gata esbozó una sonrisa traviesa; no sería ni la primera ni la última vez que adoptaba una falsa identidad. - Si ese hombre es la mitad de mujeriego de lo que se dice, habrá invitado a un montón de... señoritas a su fiesta. Nadie se va a dar cuenta de si sustituyen a tres, y más si llevan antifaz. Dudo que él mismo note la diferencia; he conocido antes a hombres así. - Selina se encogió de hombros, indulgente - Seguro que encontramos a una rubia, una morena y una pelirroja que se adapten al perfil...

Mientras Ivy preparaba sus jeringuillas, Catwoman siguió pensando en la I.A. de Stark. Lo cierto era que, para que el plan funcionara, necesitarían desactivarla en algún momento. Para ello, lo ideal sería que el propio Stark apagara el sistema, lo cual no levantaría sospechas. Y allí era donde entraban las feromonas de Pam, que lo tendrían comiendo de su mano toda la noche, si ella quería.

Selina se lo comentó en voz alta a las chicas. El Plan B, por supuesto, implicaba encontrar la fuente de alimentación e inutilizarla, cosa que esperaba que no tuvieran que hacer. Era mucho menos discreto, y Catwoman prefería sus robos limpios y sin complicaciones.

Harley sacó una curiosa versión en cartón de su martillo, y Selina no pudo evitar preguntarse por qué querría llevar algo así a la fiesta. Sin embargo, la sonrisa que se dibujaba en el rostro de la arlequina ya era una garantía de que aquello no era lo que parecía ser.

- ¿Listas?- preguntó Harley. Pam ya se había puesto un precioso vestido de hojas, y la única que quedaba por enfundarse su traje de la noche era ella.

-Casi. Me visto en un momento. - dijo.

Su ropa de trabajo no era la mejor opción para presentarse en la mansión; al contrario que el alegre y colorido mono de Harley, era demasiado sobria para tratarse de un disfraz. Pero Selina no quería renunciar al tópico; las tres iban a llevar sus símbolos aquella noche, aunque fuera lo bastante discretamente como para que nadie atara cabos hasta que todo hubiera pasado.

Mientras sus dos amigas aguardaban, Selina se puso uno de sus vestidos negros favoritos con sus zapatos a juego. Después, sacó de su bolsa una preciosa máscara negra de gato; una de sus piezas robadas favoritas. La deslizó sobre su rostro, ocultando sus rasgos para únicamente dejar visibles sus ojos verdes, su barbilla y sus labios, que ya se curvaban de nuevo en una sonrisa de anticipación.

Dobló el mono cuidadosamente, hasta que ocupó el mínimo espacio posible, y lo guardó junto con su látigo en un bolso que había traído para ese propósito. Nunca se sabía cuándo los podía necesitar, y un vestido era muy poco práctico a la hora de meterse en un conducto de ventilación.

- Cuando queráis - dijo, cuando consideró que había terminado.

Se moría de ganas de dar aquel golpe.

El aroma a flores y el loco ambiente de oscuridad se mantuvieron como constantes desde que aseguramos nuestras pertenencias, cerrando bien la puerta de nuestra habitación, y de nuevo, rumbo a la gran manzana.

El día empezaba a caer y los últimos rayos de sol se reflejaban en los altos ventanales de los famosos rascacielos neoyorquinos. Los neones suplían a las estrellas y el ambiente de juerga de barrio se quedó atrás con el gas del tubo de escape.
Empezó a sentirse el glamour, la clase, la elegancia de una educación bien servida....
La alta gama.

La felina dejó el coche en la puerta y nos guió hasta la entrada tras darle una propina al aparcacoches. En la puerta, ocupada por unas quince personas, nos quedamos esperando a que el gorila de la entrada hiciese bien su trabajo. Casi pude escuchar los gritos entusiastas de Harley.
Cría encantadora.

Nos pusimos a la cola y decidimos empezar.
-Pelirroja dos personas más adelante, tres rubias a lo largo de la cola y morenas de sobra por las que cambiarte, Sel... Os encargáis vosotras del cambiazo mientras yo le distraigo-
Y avancé convencida y a paso firme hacia el portero, dejando la cola atrás. Él de espaldas hablando a gritos con alguien del interior, se dio la vuelta murmurando al notar mis toques insistentes con el dedo índice sobre su hombro.

-OIGA NO SEA IMPACIENTE CREO QUE PUE- Se quedó petrificado al no esperar lo que vio.

Cerré los ojos, respiré hondo y liberé ese aroma encantador y peligroso.
-Hola...-dijo sonriente y con tono de gallito inútil
Miré atrás comprobando que mis nenas me habían entendido. ¿El mensaje era claro no? Quitáis a las tres personas por las que debíamos suplirnos, yo les distraigo y entramos sin esperar.
-Verás tengo una muy buena razón para saltarme la cola y estar aquí...-
- No lo dudo, muñeca... -
-Tuvimos varios problemas para recibir la invitación así que el señor Stark nos rogó a mis amigas y a mí...- y mientras estaba más pendiente del movimiento tras mi espalda que de mis palabras, junté mis puños a la altura de mis ingles y junté mis brazos, acentuando el escote mientras seguía hablando - por la molestia así que no debíamos esperar...- no debía jugármela y aproveché en un momento de coqueteo para soltar una carcajada con una dosis más seria de feromonas.

Creía que habían terminado, les había dado tiempo más que de sobra y los que estaban en la zona posterior de la fila se empezaban a impacientar.
- ¿Qué me dices grandullón? - apoyé mi pecho contra el hombre trajeado y dibujé espirales en su corbata - ¿Puedo llamar a mis amigas y pasar, por favor...?- los morritos lo fueron todo.

Mi parte del trabajo estaba hecha, y tras la afirmativa babeante del cuerpo inútil de seguridad, eché un vistazo atrás y buscando a mis amigas con la vista, les hice venir con un gesto de la mano. Por favor, decidme que lo habéis conseguido.

La fiesta por la reconstrucción de la nueva Mansion Stark estaba siendo un éxito, lleno completo, incluso los amplios jardines estaban a rebosar de gente, gente a la que Tony ni siquiera conocía en su mayoría, había habido cientos de invitaciones, pero allí debía haber más de mil personas.


- ¿Cuantas personas habrá aquí esta noche?, se pregunto en voz alta el multimillonario

- Mil trescientas ochenta y siete, Señor contestó la voz de Jarvis

- ¿Qué?, pasaron casi dos segundos antes de que Jarvis volviera a responderle a su programador, Señor, no se que tipo de aclaración requiere, ¿es acerca del numero o desea los nombres de los asistentes?, ¿Qué?, de nuevo unos segundos silenciosos, Señor, creo que ha bebido usted demasiado, quizás debería usted quitarse el resto de la armadura, en su actual estado podría causar daños a alguien, o al menos permitirme desconectar los sistemas más peligrosos

- Nononono Jarvis, ahora viene la parte más divertida de la fiesta, el tiro al plato, ¿de que sirve tener una armadura superavanzada y con unos rayos chulísimos si no puedes divertirte?, Señor, debo recomendarle que no lo haga, aunque ha estado en estados de embriaguez mucho más avanzados en repetidas ocasiones, su estado actual es suficiente para causar daños a sus invitados, vale... tomo nota de tu recomendación... ES LA HORA DEL TIRO AL PLATO.

La gente se arremolinaba en torno a Tony y varias chicas empezaron a lanzar botellas, platos, fruta y cualquier cosa que fuera susceptible de ser arrojada para ser pulverizada por los repulsores de la armadura.


- Señor, debo reiterarme en la petición, ademas, en este caso le recomiendo aceptar, ¿y eso?, La señorita Virginia Potts se aproxima, y parece furiosa, Señor, upss... BUENO, MUCHAS GRACIAS POR SU ATENCIÓN SEÑORAS Y SEÑORES, EL NUMERO HA TERMINADO POR AHORA, dijo Tony bajando de un salto de la mesa y evitando la caída solo gracias a los sistemas automáticos de la misma.

La joven se acercó al Superhéroe y le habló casi a gritos. - Anthony Edward Stark, vas a quitarte inmediatamente esa armadura, y vas a jurarme aquí y ahora que no vas a volverla a usarla así, ¿voy a hacerlo?, si, Tony, vas a hacerlo, o me iré ahora mismo, y no solo de la fiesta, dejare Stark Internacional, he recibido ofertas de muchas otras compañías,vale, vale, vale, la interrumpió, lo haré Pepper, tranquila, solo estaba bromeando un poco, ese es tu problema Tony, siempre estas bromeando, le contesto ella mientras se dirigía a la puerta.

- Jarvis, desconéctala y guárdala, Eso no será posible, Señor, ¿Como?, Me refiero a que debería guardarla y desconectarla, Señor, si la desconectase antes no podría guardarla, Tu simplemente hazlo Jarvis, me da igual el orden, pero que la armadura acabe guardada ¿ok?, Por supuesto señor

Tony se sentó en una de las sillas mientras la armadura se dirigía por su propio pie hacia el garaje. - Me apetece un poco de tranquilidad Jarvis, ¿cual es el lugar más vacío de la casa?, ¿se refiere al lugar donde hay menos personas, Señor?, si, Jarvis, exactamente, a veces me pregunto como una inteligencia artificial puede carecer de inteligencia..., Su habitación y el garaje, Señor, ambas zonas están bloqueadas para los invitados, perfecto, creo que un poco de trabajo me irá bien.

¡La idea de Selina me había superencantado! Seguro que encontrábamos a tres perfectas candidatas dispuestas a perder su dignidad y su pase a la fiesta del ricachón.

Seguí a mis dos mejores amigas y en un abrir y cerrar de ojos ya nos encontrábamos cerca de la mansión Stark, dispuestas a llevarnos todo lo que nos cupiera en los bolsillos y lo que no también.

Hiedra se adelantó para hablar con el segurata mientras la gata y yo nos escurríamos entre la gente. La pelirroja nos dio tiempo de sobras para dejar K.O. a tres chicas que nadie echaría de menos en aquella fiesta. Sel y yo nos encargamos por separado de encontrar a nuestras dobles y después juntas le estiramos del pelo a una pelirroja.

Me fijé en una rubia muy mona que llevaba un vestido azul muy ajustado y provocativo. Se notaba a leguas que no había venido solo a la fiesta para divertirse, si no que seguramente querría conseguir algún favor más de ese tal Tony Stark. Entonces se me ocurrió una gran idea.

- ¡¡Ahhhh!! ¡Es Tony Stark! - grité entusiasmada mientras señalaba en la dirección contraria a la cola que se había formado para entrar. Fui corriendo hacia unos matorrales que había cerca de allí, esperando que una masa de chicas locas y obsesionadas con Tony Stark me siguieran. Y así fue, no esperaba que funcionara tan bien el engaño, al parecer había más chicas tontas de las que había contado. Me agaché en uno de los matorrales y esperé a que pasara la tropa de mujeres enloquecidas, por mi lado se detuvo la rubia del vestido cobalto y cuando la tuve a tiro le ensarté un golpe fuerte en la cabeza con mi pequeño martillo. Aquella mujer acababa de descubrir que a pesar de que mi love hammer parecía echo cartón, estaba en realidad reforzado por dentro y el golpe había sido bastante seco. La rubia cayó de lleno en el suelo inconsciente y la arrastré por la hierba hasta dejarla debajo del matorral y sacarle el pase.

Mildred Winston... ¿en serio? ¡Yo no quería un nombre tan feo! Pero bueno, era muy tarde para cambiar de carta...

Selina y yo nos acercamos casi corriendo cuando Pamela se giró para señalarnos. Sin que el guarda se diera cuenta, dejé el pase de la pelirroja en la mano que Pamela tenía a la espalda y sonreí al hombre como si nunca hubiera roto ningún plato y pestañeé varias veces de forma inocente.

- ¿Nos deja pasar?... ¿Porfi?

A Selina siempre le había gustado trabajar sola... hasta que había conocido a Harley y Pam. Y aquella noche prometía ser una de aquellas noches en las que se reafirmaba su teoría: con ellas dos, no tenía tiempo para aburrirse.

Selina esbozó una sonrisa divertida mientras su mirada recorría la cola con aire crítico. Como había sugerido Ivy, había morenas para dar y vender, pero a la ladrona no le habían gustado nunca las imitaciones baratas. Fue descartando mentalmente varias candidatas; al principio, simplemente por altura o longitud del cabello... aunque luego no pudo evitar ponerse un poco más sibarita.

Le falta clase...

¿Vestido rosa de volantes? Estás de broma...

Demasiado discreta...

Finalmente, Catwoman se quedó entre dos posibles candidatas; una de ellas llevaba un bonito collar de perlas con pendientes a juego, y la otra no. Digamos que la elección fue bastante sencilla.

En aquel momento, Selina oyó la aguda e inconfundible voz de Harley.

- ¡¡Ahhhh!! ¡Es Tony Stark!

La expresión divertida de Selina se transformó, al instante, en una mueca de horror. La morena con clase en la que se había fijado estaba a punto de perder toda la dignidad uniéndose a la estampida de fans de Stark. No podía permitirlo; el honor de su nombre (falso) estaba en juego.

Lo cierto es que la conmoción la ayudó, en cierto modo. Los tacones de la futura víctima de Catwoman no eran el calzado más adecuado para las carreras a media distancia. La morena se quedó un poco rezagada, lo suficiente como para que nadie advirtiera su chillido cuando el látigo de Selina la rodeó y la arrastró tras un matorral. La ladrona la dejó K.O. sin muchas contemplaciones, se hizo con su pase (Evelyn Crown)... y luego se tomó un minuto para ponerse los pendientes y el collar.

Tras dejar a la chica en una posición más o menos cómoda, y después de comprobar lo bien que le sentaban sus nuevas joyas en el retrovisor de un descapotable que había cerca de la entrada, se unió a Harley en la caza de la pelirroja. Fue rápido y limpio y, en unos minutos, ambas estaban de regreso con Pam.

- ¿Nos deja pasar?... ¿Porfi? - preguntó Harley. Selina disimuló una sonrisa.

El guardia de seguridad, cómo no, se hizo a un lado... obediente como un perrito. Si Pam le hubiera dado unas palmaditas en la cabeza y una galleta, Selina no se hubiera sorprendido lo más mínimo.

Al otro lado de la puerta, la música era ensordecedora. Catwoman echó a andar junto con sus dos amigas, mirando disimuladamente a su alrededor. El pisito de Stark no estaba nada mal. Debía de valer unos cuantos millones, sumando cristaleras, domótica inteligente, sofás de cuero y butacas forradas... Muy pocas obras de arte a la vista, notó Selina, algo que la contrarió bastante. Y aún serían menos si el propietario del edificio seguía destrozando la vajilla.

Catwoman se detuvo, dando un suave codazo a Pam para señalarle la escena que estaba teniendo lugar en el salón de Stark. El millonario, vestido con una de sus armaduras, se dedicaba a algo similar al tiro al plato. Aunque, a juzgar por sus movimientos, había bebido demasiado. Selina resistió la tentación de poner los ojos en blanco... ¿en serio iba a ponérselo tan fácil?

No, corrección: iba a ponérselo más fácil.

Selina pensó en enviarle un ramo de flores a Pepper Potts en cuanto estuvieran lejos; acababa de facilitarles muchísimo el trabajo. Tras la amonestación de su Asistente Personal, Tony Stark había dejado, al menos de momento, de ser el centro de atención de la fiesta, y se había alejado un poco, en busca de privacidad. A Catwoman no se le ocurría un momento mejor para abordarlo; estaba borracho, solo y sin armadura.

- En bandeja, chicas... - musitó, al ver como Stark intentaba escabullirse discretamente por uno de los pasillos.

Pude notar cómo mis chicas se incorporaban a mi espalda al pasar por la puerta principal. Noté un pase deslizándose entre mis dedos y miré el nombre de reojo... "Ginny Hoover". Bien.

Entramos y las risas, las luces, los chillidos de niñatas desesperadas el olor a... a... a... ¿Mango? Mango. Granada. Cítrico....

Eché una ojeada siguiendo el olor y parecía que el suelo era un gigantesco exprimidor gigante. ¿QUÉ CLASE DE ANIMAL SE ENTRETIENE DESTROZANDO FRUTA? ¿ACASO LOS RICACHONES NO SABEN DE LOS NIÑOS EN EL MUNDO MURIÉNDOSE DE HAMBRE?¿DE LAS PLANTAS Y RESTOS DE ÁRBOLES QUE QUEDAN INERTES SI LES QUITAS LA FRUTA?
Noté un codazo de Sel pero mis ojos enfocaban con rabia al borracho trajeado que acababa de quitarse la armadura. Apreté el puño notando cómo la tela del guante me oprimía en los nudillos y le di un golpetazo con el dorso de la mano a lo primero que pillé. Una mesa de convite. El ruido sonó más de lo que pretendía y algunos rostros se giraron buscando el origen del estruendo.

Gracias a ese toque de atención pude centrarme en el plan, en vez de dejarme llevar por la ira. Carraspeé mirando las caras - He-e-he.... perdido una apuesta...- improvisé. Y por la reacción de los invitados, salió bastante bien. El protagonista pareció no enterarse de nada. Hora de pasar a la acción.

Me coloqué el pecho, eché un par de rizos hacia atrás y me miré de arriba a abajo. Antes de empezar a andar me perfumé, simulando tener un frasco de perfume en la mano, con el cóctel más delicioso de mi repertorio de feromonas. Busqué la mirada de aprobación de mis compañeras y salí a la marcha.
Aunque... por desgracia no puedo elegir que a un grupo de gente no le afecten las feromonas y el camino fue bastante desafortunado. Un piropo, un par de silbidos, miradas de un par de mujeres que aparentaban estar sorprendidas ante un nuevo impulso sexual y.... ÉL.

Me planté frente a él, cortándole el camino que acababa de emprender dejando la fiesta atrás y le miré dejando resplandecer mis carnosos labios en una sonrisa pícara.
- Buenas noches... - la seda sensual de mi voz y la mano alzada, enguantada hasta los codos hicieron del saludo un irresistible deseo- veo que hay quien coarta al genio... - me encogí de hombros remarcando mis atributos y liberando por el aliento aún más ese aroma dulce de perdición - ¿Querría disfrutar el señor Stark de un poco de compañía esta noche?  ¿Mnh..? - terminé con un gemidito insistente en el tono interrogante. Por el atavío era más que claro que yo no era una prostituta y tampoco había utilizado de más el peloteo. Sólo... una dosis más que de sobra de feromonas para un hombre que tenía fidelidad. O eso parecía cuando había obedecido a la otra pelirroja...

Chicas, no me falléis. Buscad con todo lo que tengáis. Terminad YA y dejad que me vengue...

La verdad duele, sobre todo cuando te la dice alguien a quien aprecias, alguien que lleva a tu lado tanto tiempo que es difícil imaginar la vida sin él... o ella en este caso, Pepper había estado en Stark Internacional cuando su padre aún la dirigía y Tony era un universitario incapaz de estudiar mas de diez minutos seguidos, que con esos diez minutos fuera suficiente para aprobar nunca dejó satisfecho a su padre... ni a Pepper.

Cuando Howard falleció ella le ayudo a mantener la compañía, siempre había estado a su lado, soportando sus excentricidades, sus cambios de humor, sus borracheras..., en realidad Tony siempre la había visto como una hermana mayor, hasta esta noche, la sola idea de perderla le había arrancado la feliz borrachera y le había llevado directamente a la depresión del alcohólico, sin pasar por la casilla de salida.

Ni siquiera se fijó en la impresionante joven que se paró frente a él, a punto estuvo de apartarla inconscientemente, ni siquiera había escuchado lo que le decía, ¿Qué?, no estoy de humor, empezó a decir aún más aturdido por el alcohol que excitado por las feromonas de Ivy, aunque esa guerra pronto la perdería, levanto lentamente la mirada admirando la escultural belleza de la joven, eres preciosa, acertó a decir, pero la verdad, no creo que ahora mismo yo sea muy buena compañía, ni creo que pueda estar a la altura de las circunstancias, la verdad.

Ese perfume que llevas huele estupendamente, continuó poco después el millonario, a pesar de sus palabras no había hecho el más mínimo intento de alejarse de la chica, por su voz y sus gestos Tony ya había sucumbido a los poderes de Pamela, por mucho que consciente o inconscientemente deseara estar solo, su cuerpo había empezado a decidir por él, algo a lo que ya estaba bastante acostumbrado en realidad.

No me apetece estar rodeado por tanta gente, que te parece si vamos a un lugar más íntimo, la mente y el cuerpo hicieron una tregua, así ambos conseguían lo que querían, por ahora.

Tony se dirigió entonces al interior, pero para sorpresa de su acompañante no se dirigió a un dormitorio, sino que bajó por una escalera circular detrás del salón principal y llego a una puerta de cristal negro, apoyó su mano y acercó un ojo, pero la puerta no se abrió, ¿Jarvis?, ¿Si?, Señor, ¿Por que no se abre la puerta?, la señorita Hoover no está autorizada, Señor, abre Jarvis, como desee, Señor, pero creo que es mi deber informarle de que es una decisión errónea, ok, Jarvis, pero abre.


La puerta de cristal se abrió dejando ver lo que debía ser el garaje de la mansión, una gran sala donde antes se albergaban una docena de bólidos, pero que en la actualidad parecía el puesto de mando de una fabrica alienígena, varios robots industriales se movían e incluso saludaron a Tony cuando entró, había grandes pantallas holográficas con diseños que Jarvis apagó inmediatamente para evitar que la joven “no autorizada” pudiera robar los diseños.

Aquí vengo cuando quiero estar solo, ellos no me juzgan, dijo mientras caminaba hacia el interior, la verdad del borracho, al fondo había un minibar y un amplio sofá, al parecer ese era el objetivo de Tony, llenó un vaso con una generosa ración de whisky, y tu preciosa, ¿que quieres tomar?.

Aunque lo más llamativo de toda esa gran sala sin duda estaba al otro lado, al menos una docena de armaduras de Iron Man dentro de vitrinas, ¿acaso este tipo no tenía suficiente con una?

Hiedra se echó un poco de su perfume de feromonas para después lanzarse a conquistar al hombre de la fiesta. Harley se colocó detrás de ella para recibir un podo de ese aroma. Lo olió y sus labios se curvaron en una divertida sonrisa.

-¡Que bien huele! ¡Con esto seguro que el hombre de hierro cae ante tus pie...¡raíces! - sonrió la Arlequina.

Junto con su amiga Selina, Harley esperó a que Hiedra hiciera su actuación. No tardó ni un minuto en seducir al ricachón y llevárselo a un sitio más "privado". La rubia pensó que era el momento perfecto para actuar y y empezar a llevarse lo ajeno al bolsillo.

- ¿Qué hacemos ahora, Sel? - le preguntó a Catwoman, que estaba quedando seducida ante la joyería de todas las invitadas a la fiesta. - ¿Vas a quedarte merodeando por aquí o miramos si hay un mejor botín en el resto de las habitaciones?

Su alma de curiosa no pudo evitar salir casi sin hacer ruido de la sala principal, para subir por las escaleras a las habitaciones del piso superior. Con mucha suerte encontrarían alguna sala interesante, con cuadros caros, jarrones de la era ming, o estatuas de oro y diamantes...

Harley Quinn se equivocaba al pensar que Tony Stark tendría esa clase de cosas en su mansión...

Selina esbozó una sonrisa confiada al ver lo bien que estaba marchando el plan. Pam se había acercado a Tony Stark, desplegando su ineludible red de feromonas y seducción. En unos segundos, el millonario se sacudiría allí dentro como un pececillo atrapado. No, se corrigió la ladrona, pensándolo mejor. Ni siquiera se resistiría. Pamela Isley no era un depredador cualquiera. Como una planta carnívora, no necesitaba correr detrás de su presa; simplemente debía quedarse quieta, y esperar a que ellos cayeran, obedientes y en fila, en su perfumada trampa.

Cuando Pamela y Tony abandonaron la estancia, Selina y Harley se quedaron prudentemente atrás, con el resto de los invitados. Seguirlos de inmediato hubiera llamado demasiado la atención.

La gata empezó a mirar a su alrededor, primero interesada en las rutas de escape que ofrecía aquella habitación, por no hablar del edificio en general. Pero pronto su atención se desvió a las joyas que llevaban las invitadas. Como si se hubieran arreglado, todas y cada una de ellas, para impresionar al mismísimo Tony Stark (lo que, por cierto, era bastante probable), las modelos de la fiesta no sólo lucían sus mejores modelitos, sino también sus más valiosas piezas de joyería.

Una pena que algunas las fueran a echar en falta a la hora de volver a casa.

- ¿Qué hacemos ahora, Sel? - la voz de Harley devolvió a Selina a la realidad, obligándola a apartar la mirada de un precioso collar de perlas - ¿Vas a quedarte merodeando por aquí o miramos si hay un mejor botín en el resto de las habitaciones?

La ladrona titubeó un instante, lo suficiente como para que la rubia, tan impulsiva como siempre, ya estuviera a medio camino de las escaleras cuando la alcanzó.

- No deberíamos alejarnos demasiado, Harley - le recordó Selina, mientras ambas se deslizaban por un pasillo - Hasta que Pam no obligue al ricachón a apagar el sistema operativo, no es seguro abrir puertas... No queremos alertarle de que no somos invitadas normales... todavía.

La gata esperaba que Poison Ivy no tardara demasiado en lograr que el embelesado Stark diera la orden de dormir a su I.A. Entonces, serían libres de recorrer toda la mansión, y ella podría probar suerte con la caja fuerte.

Selina sonrió con anticipación, mientras guardaba en el bolso negro el collar de perlas que, de algún modo, había terminado en sus manos.

Una mampara cristalina se desplazó y el aroma que inundó mi nariz casi me hizo repudiarlo.  Metal, fundición, chapa... Más tecnología... Esperé que mis amigas estuvieran bastante ocupadas o no merecería la pena. Intenté no parecer asustada ni insegura mientras sujetaba mis manos por delante mía, encogiendo los hombros y procurando no tocar absolutamente nada.
Unas máquinas hicieron gestos y mataría por jurar que parecían saludos hacia él. DIos santo...

Mi boca abierta acompañaba perfectamente a lo aturdida que me encontraba en ese sitio. Era un triste sitio gris brillante y metálico por cada costado. Una imagen perfecta y educativa de la palabra TALLER. Cada vez que veía una chispa me entraba el pánico y miraba hacia otro lado y traté de contenerme con todas mis fuerzas.

- Es... muy... Es... verdaderamente abrumador- dije perdida, siguiéndole como lo hace un brote a la luz del sol.

Ante la oferta de la copa me relajé un poco,dentro de lo que cabía.
- Creo que un Tequila me vendría bien... - dije llevándome una mano a la cabeza.
Recapacité sobre el momento. No debía desconcentrarme de la verdadera causa. Tenía que convencerle de que apagase la seguridad y aunque fuese la persona más elocuente sobre la faz de la tierra, dudo mucho que encontrase un motivo suficientemente convincente como para hacer que el millonario apagase el sistema. La única opción que me quedaba era drogarle de feromonas hasta que necesitase un polvo en un momento inmediato, antes que garantizar su propia seguridad.

- Tú y yo no somos tan distintos como lo puedes ser de cualquier otra mujer con la que puedas disfrutar... Yo también tengo un trabajo peculiar y me aislo en él del mismo modo.- carraspeé mientras agarraba la copa. - ¡Propongo un brindis!- dije extendiendo el brazo para chocar con su whisky - Por todos esos esfuerzos inútiles que invierte la gente en apartarnos del trabajo para relajarnos sin comprender que el trabajo es nuestro relax...- y acerqué mis labios a ambas copas - ¿Un soplido de la suerte?- y lo hice sin esperar respuesta. Sobre ambas copas, un aliento tan animado como el mismísimo hijo de la lujuria. Separé mi copa y... bebí.


Ahora sólo faltaba esperar supongo que aproximadamente unos cuarenta segundos y todo iría sobre ruedas...

- Por cierto querido... ¿No te cansas de que esa voz te diga constantemente lo que tienes que hacer? ¡Eres Tony Stark! Libérate por una vez cariño...- Y acercándome hacia su oído, cerciorándome de no rozar ni un milímetro con su piel susurré - y seré toda tuya esta noche-

Tony bebió de su copa sintiendo oleadas de deseo casi inmediatamente, era extraño, se sentía bien, tremendamente bien... demasiado bien, la cabeza le daba vueltas y sentía una fuerte opresión en el pecho que no le dejaba respirar, cayó hacia atrás, boqueando como un pez fuera del agua, ¿Señor? Sus constantes caen, he llamado a una ambulancia, pero temo que esta mujer lo ha envenenado, Jarvis bloqueo las puertas del garaje, mientras comprobaba quien era la joven y revisaba las grabaciones, segundos después ya tenía toda la información y había localizado a las cómplices.

Señorita Isley, analizando la sangre de Anthony veo que es posible que esta situación no haya sido intencionada, al parecer su compuesto ha reaccionado con el alcohol, la medicación y los restos de Paladio, dudo que la ayuda pueda llegar a tiempo, si lo ayuda estoy dispuesto a liberarlas y no presentar cargos, decía la voz digital mientras Tony seguía en el suelo con la mirada perdida, el millonario era literalmente un padre para él, su mejor amigo, alguien con quien hablar y medir su ingenio, perderle no era una opción.

La armadura de Iron Man se activó y salió de la vitrina apuntando a Pamela con ambos brazos, La otra opción es que Anthony Stark muera esta noche, pero puedo asegurarle Señorita Isley, que si eso ocurre usted y sus amigas jamas abandonarán la casa, no es mi deseo acabar con sus vidas, no me considero una persona vengativa, pero no tengo nada que perder aparte de a él, los robots de todos los tamaños que poblaban el garaje tampoco tenían una actitud muy amistosa y se acercaban lentamente a Hiedra Venenosa.

Por algún motivo desconocido Jarvis no hizo sonar la alarma, aunque había aislado las comunicaciones a través de cualquier sistema en toda la zona, aparte de la llamada a emergencias ningún sistema de comunicación inalámbrico funcionaba, la fiesta continuaba como si no ocurriera nada aparte de eso.

- Yohoho, Yohoho... - la rubia cantó entusiasmada mientras se lo pasaba de muerte robando con su amiga Selina. Ambas estaban ocupadas con sus tareas y no podían imaginar lo que estaba pasando en la planta subterránea.

Harley esperaba que su amiga no tardara mucho en drogar el mujeriego pervertido de Tony Stark y desactivara las puertas interesantes a aquella mansión. ¿Encontrarían montañas de dinero tras las cajas fuertes? ¿Algún artilugio que pudiera interesarle al Joker? Aquello aún estaba por ver.

De mientras, la Arlequina disfrutaba de la intrusión e imitiaba a su otra compañera, acercándose sigilósamente a sus víctimas y robándolas sin que nadie se percatara. Se sentía casi como Robin Hood si no fuera porque el dinero acabaría en las manos de las "pobres" sirenas de Gotham.

- ¿Cuándo empezará la verdadera diversión? Me estoy aburriendo de tanto esperar... - le dijo a Selina, acariciando su pequeño martillo de cartón. 

FDI: no tengo mucho más que decir porqué Sel y yo estamos paradas hasta que no se solucione lo que pasa entre Tony y Ivy xD

Lo cierto es que Ivy tardaba demasiado.

Normalmente, la pelirroja sólo necesitaba un instante para que los hombres empezaran a tartamudear y boquear como peces fuera del agua. Y, por mucho que Selina estuviera disfrutando del robo, empezaba a sentirse inquieta. ¿Se habría distraído Pam más de lo necesario con el millonario...? ¿Habría pasado a su venganza personal sin avisarlas...? ¿O se habría encontrado con algún problema?

Desde la sala de la fiesta, Selina no tenía ninguna oportunidad de saber si la I.A. seguía operativa o no. Sin embargo, los pasillos eran otra cosa. Mientras avanzaban por uno de ellos, la ladrona localizó una cámara de seguridad. El pequeño piloto rojo estaba encendido y la lente giraba lentamente para efectuar el barrido de la zona.

El ojo de Jarvis seguía abierto.

Incluso con su apariencia encubierta, Selina detestaba que la siguieran con una cámara. Nunca se sentía cómoda bajo el escrutinio de aquellas cosas, incluso cuando ofrecía un aspecto perfectamente inocente, como era el caso de aquella noche.

- Parece que Pamela no ha conseguido deshacerse todavía del perrito electrónico de Stark - Selina hizo una mueca; no soportaba los perros. - ¿Por qué no bajamos a ver qué está pasando...? - propuso.

Recordaba la dirección que el millonario y la pelirroja habían seguido al retirarse de la celebración; sería fácil encontrar su rastro.

Me quedé mirando cómo el ricachón boqueaba. ¿Qué demonios...? ¿Cómo podía alguien reaccionar así a unas feromonas? Todo el mundo se excita... Salvo los impotentes pero nadie NADIE reacciona así a unas feromonas... Todos tenemos en nuestro cuerpo por dios santo.

Escuché la voz de la máquina, buscando el altavoz del que provenía. - ¿Mi compuesto... qué...?-  Puse cara de niña que no había roto un plato y... tengo que decir que bastante creíble. No había flaqueado en eso de actuar... Me acerqué corriendo a Anthony poniéndole una mano en el pecho notando una sección circular, dura y metálica. Me sorprendí levantándole la camiseta y contemplando un enorme cilindro brillante y metálico. ¿Un androide? No.. no podía ser. Bebía y reaccionaba a las feromonas. Tal vez... algún tipo de implante biónico o... No lo sé. Pero no importaba. El caso es que se estaba ahogando y le necesitaba. Le rajé la camiseta con ambas manos, fingiendo ayudarle. Aparentaba nerviosismo, miraba las máquinas, cosa que ayudó mucho y le miré al rostro con la vista perdida. Miraba a todas partes, a las máquinas, las mesas, los altavoces... a Tony...

- ¡Claro! Claro que quiero ayudarle ¡No quiero que muera! - dije con lágrimas de cocodrilo en los ojos. Saqué de uno de mis bolsillos una masa de textura verde oscura, esponjosa y me la metí a la boca masticando. Seguía disimulando angustiada, aunque si la máquina ya sabía que tenía aliadas fuera, que eran hembras y demás... Seguramente ya supiera quién era yo y que era tóxica. Debía andar con cuidado. El mejunje era una pasta que me hacía dejar de ser tóxica por una media hora aproximadamente, lo justo. En cuanto la tragué apoyé mi mano derecha sobre su pecho y recliné su cuello sobre mi mano izquierda. No notaría ningún picor, ningún escozor... Sería como una humana durante esos minutos. Le tapé la nariz y junté mis carnosos labios con los suyos y soplé, haciéndole el boca a boca. No era necesario hacer el masaje pulmonar ya que estaba consciente y podía respirar por su propio pie. Además con esa cosa en el pecho resultaría bastante complicado.

Cerré los ojos y me concentré. Le soplé tres veces, dándole tiempo para respirar entre cada una, pero en cada soplido había una cantidad de feromonas que no había usado con nadie hasta la fecha. Había dos opciones. O le sentaba tan mal que moría, y tenía que encontrar la manera de salir de ahí... O estaría tan excitado que casi le estallarían los testículos. Estaría totalmente bajo mi merced. Si he conseguido que hombres llegasen a acostarse conmigo a pesar del dolor... ¿No sería capaz de conseguirlo de un millonario mujeriego?


Me separé esperando reacción, mirándole a los ojos mientras me secaba las lágrimas con el dorso de la mano. Debía contactar con mis chicas ya.

- Por favor Jarvis, por favor... baja a mis amigas aquí, ellas podrán ayudarme- miraba angustiada las armaduras y a los ojos de Tony - O desaloja la fiesta, ¡Yo no he sido y alguien más podría salir herido!-


Show must go on...

Señorita Isley, accederé a su petición, sus amigas podrán entrar aquí, pero ni usted ni ellas abandonarán el lugar si el Señor Stark no sobrevive, la voz artificial no era como cualquiera podría esperar, estaba cargada de sentimiento en contra de lo que se podría pensar de una máquina, parecía preocupado y furioso por igual, no hace falta que finja preocupación conmigo, y ni que decir tiene que sus trucos químicos son inútiles, se quien es usted y quienes son las mujeres que le acompañan, con estas palabras aparecieron flotando en el aire imágenes de las tres musas de Gotham y un amplio dossier junto a cada una, no me importa lo que hayan venido a buscar ni lo que pretendían conseguir, de hecho estoy dispuesto a darles lo que pidan salvo la tecnología relativa a Iron Man, solo le pido que haga lo posible por salvar al Señor Stark, mientras tanto las puertas y ventanas de la casa estaban todas controladas por el sistema de seguridad, si Harley o Selina se acercaban a una de ellas quedaba completamente bloqueada, solo el camino hacia el sótano les permitía avanzar.

Lo que quiera que hubiera hecho Pamela elevó rápidamente las pulsaciones del millonario, pero al menos Tony dejó de convulsionarse al cabo de un momento, se encontraba lejos de estar estable y Jarvis no dejaba de comprobar su estado con todos los sensores que Tony se había instalado en diversas partes del cuerpo, los resultados eran preocupantes, el corazón del Vengador no tardaría en detenerse, de una de las puertas laterales de servicio salió un nuevo robot con lo que parecía el típico gorro de castigo que se usaba antiguamente en los colegios.


Señorita Isley le recomiendo que se aparte un momento del Señor Stark, , Tonto se acercó a su creador con dos placas de cobre ancladas a su único brazo robótico y no tardó en aplicarlas sobre el pecho de Tony, que sufrió una fuerte sacudida, operación que repitió un par de veces mientras Patoso inyectó algo en el brazo del millonario, eso debería ser suficiente, gracias por su colaboración señorita Isley, realmente era difícil de comprender para cualquiera que no hubiera convivido con Jarvis durante un tiempo, pero el tono de su voz sonaba realmente aliviado, como si una máquina pudiera tener sentimientos sinceros, pero eso era imposible ¿o no?, ahora les recomendaría que usted y sus amigas abandonaran el edificio antes de que lleguen los servicios de emergencias.

Harley Quinn se sentía nerviosa por nos saber nada de su amiga, y después de debatir qué hacer con la gata, ambas propusieron bajar también al sótano para vigilar de cerca lo que estaba sucediendo.

La Arlequina bajó los pasillos con sigilo pero no sirvió de nada, Selina ya había detectado que Jarvis no había sido desactivado, el perrito seguía vigilando la fiesta.

- Mierda... - chasqueó los dientes y siguió bajando por el sótano. El resto de puertas estaban blindadas y no tenían ninguna opción más que seguir bajando hasta que...

¿Pamela haciéndose la niña buena? ¿Tony Stark convulsionando? ¿Sus fichas como Villanas colgadas en la pared como hologramas? ¿Pero qué mierda era esto?

La rubia no se lo pensó dos veces y se presentó en medio de la sala echa una furia.

-¡Pero qué morro tienes robotijo de las narices! Acabamos de llegar, venimos a pasar un buen rato ¿y ahora ya nos quieres echar de la fiesta? ¡PUES VA A SER QUE NO!

Harley Quinzel pegó un martillazo a la pantalla por dónde hablaba Jarvis y después sacó del interior del martillo de cartón una pistola de munición real e igual de peligrosa que una normal, echa con plástico y que había sido indetectable para la seguridad de Industrias Stark.

- ¿Ves? ¡Esta es la magia de las impresioras 3D! - la rubia soltó una carcajada y entonces apuntó con la pistola a la cabeza de Tony Stark.

- Hemos venido por las buenas y ahora no nos vas a fastidiar la fiesta. Así que toca ir por las malas. O nos das veinte millones de dólares o le vuelo la cabeza a tu amigo Stark. ¿Vas a espabilar ahora? ¡Y nada de polis ni emergencias!- A Harley no le gustaba que le tomaran el pelo, o más de lo normal. Había venido a la fiesta a por algo, y no iba a irse sin una buena despedida.

Selina Kyle era una ladrona. De guante blanco, si hay que precisar (dejando al margen que vestir de blanco nunca era una opción). No le gustaban los atracos, tenían poco estilo y solían acabar mal, aunque con sus compañeras de equipo estaba dispuesta, de vez en cuando, a correr el riesgo. Lo que no le gustaba era cuando las cosas se ponían así.

En resumen; Selina Kyle era una ladrona. Podía ser una atracadora. Pero no era una asesina.

- Maldita sea. - espetó.

La situación era lamentable. Stark estaba en el suelo, como si acabara de tener un infarto. Aquél no era el estilo de Pam; Hiedra era mucho más sutil, mucho más inteligente que eso. Harley había destrozado el monitor de Jarvis, que emitía chispazos y zumbidos. La armadura de Iron Man acababa de unirse a la fiesta, seguida de la asistente del millonario, quien se encontraba arrodillada a su lado, hecha un mar de lágrimas.

No, aquello no podía acabar bien.

Plan de emergencia, Selina. Piensa.

- ¿Qué diablos le pasa a Stark, Pam? ¿Se puede revertir? - el campo de las toxinas era la especialidad de Hiedra, no sería Sel quien le diría cómo hacer su trabajo. - Baja eso, Harl, a este paso se nos va a morir él solo... - continuó, contrariada... no con la arlequina, sino con el tipo que yacía en el suelo. ¿Lo de Iron Man era algún tipo de... chiste mal escogido? Porque había elegido un mal momento para demostrar lo humano que era...

Y lo cierto es que Catwoman no tenía ninguna intención de ver morir a Stark. Quería el dinero, sí, pero era bastante mirada con que sus billetes no vinieran con manchas de sangre. Llámalo perfeccionismo.

- Virginia Potts, ¿verdad? - dijo Selina - Nadie quiere que tu jefe muera. Tranquilízate. No hemos usado fuerza letal... aunque puede que haya bebido demasiado. - seguramente, Hiedra podía utilizar alguna de sus sustancias químicas para estabilizar a Stark y que no la palmara de camino al hospital - ¿Esta cosa puede llevárselo a emergencias?

La ladrona no estaba del todo segura de la armadura, pero no tenía tiempo para llevar personalmente al tipo al centro médico más cercano. Dicho esto, se volvió hacia Harl y Pam.

- Chicas, creo que va siendo hora de irse... - concluyó.

¿Sin el dinero? Sí... Por mucho que le doliera, no tenían otra opción, a no ser que Virginia Potts se sintiera especialmente generosa y les pagara un taxi para volver a casa...