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Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
 
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Martha R.
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MensajeTema: El Ente {Autoconclusivo} [PRE-OMEGA ]   El Ente {Autoconclusivo} [PRE-OMEGA ] Icon_minitime11th Junio 2024, 14:24

Una tímida luz se filtraba por el filtro situado en lo más alto de la pared, la única luz de la oscura habitación donde, agachado sobre una mesa, Javis parecía estar toqueteando un pequeño instrumento circular de metal blanquecino. No solo las herramientas que estaba utilizando tenían formas extrañas y totalmente desconocidas para el ojo humano, sino la habitación en si tenia una arquitectura extraña; de primeras, el cuarto era redondo y la mesa se encontraba colgando en la “pared” mientras él flotaba sobre un cojín que parecía estar imantado con la pared.

A su izquierda, la pared comenzó a vibrar y una pequeña figura humanoide apareció de lo que ahora se asemejaba más a un líquido que al sólido de hace unos segundos atrás. La figura tenía un cuerpo semejante al de una niña humana de unos nueve años, sin embargo su piel era de un color morado acompañado de varias manchas naranjas, su cabeza era coronada por una especie de escamas rojizas, tenía cuatro ojos repartidos por su frente y sus manos se cerraban en forma de pinza

- ¡Papi! -exclamó en su idioma nada más entrar- ¿Lo has terminado?

Javis suspiro, sonriendo a la par que le daba los últimos toques al cachivache

- Se supone que no tenias que saberlo… tu hermano no sabe guardar un secreto

Bromeo, entregando el objeto el cual la pequeña rápidamente comenzó a traquetear entre sus manos

- Antes de que lo rompas -le interrumpió, colocando sus manos encima de las de ella cariñosamente -pasa la mano por la parte de abajo

Guio a su hija con suavidad y de lo que ahora se podía identificar como la parte superior del objeto apareció una luz la cual proyectó el sistema solar en el que se encontraban ahora mismo. Los cuatro ojos de la niña se abrieron a la par que su sonrisa, de dientes puntiagudos, alumbró su rostro

- ¡Qué chulo! ¡Gracias papá!

La pequeña le abrazo con toda la fuerza que sus bracitos le permitian y el le devolvio esa muestra de afecto, claro que con más suavidad

- Venga, ahora sube a enseñárselo a tu hermano y dile a mamá que sube en seguida

La joven asintió y volvió a desaparecer por la pared de la misma manera que como entró. Javis echó la vista hacia atrás, a la ventana que alumbraba la habitación dejando pasar los rayos de luz a través de unas membranas similares a las agallas de un pescado terrestre. Apoyo los pies en el suelo y comenzó a andar, la habitación pareciendo rotar a la par pudiendo así asomar la vista por el tragaluz.

Los dos soles daban un tono rojizo al cielo, la gente paseaba y montaba los curiosos coches voladores que usaban para moverse por el pequeño pueblo que él hizo su hogar. La capital brillaba a lo lejos, una ciudad resplandeciente construida bajo una cúpula protectora.

Ante este paisaje, Javis se planteaba porque seguía haciendo esto. Ya hacía… incontables milenios desde que abandonó la tierra y comenzó a explorar la galaxia y en todos esos años tuvo innumerables familias. Siempre encontraba alguien o algo que le ataba, le hacía detenerse y disfrutar la vida con él, ella o ellos… pero sabía que siempre acabaría de la misma manera, al igual que en la tierra. Sus seres queridos envejecerán, morirían y al final se acabarán convirtiendo en un recuerdo lejano mientras el sigue adelante, su incapacidad para morir siendo la única invariabilidad en su vida.

Mas no podía evitarlo, tenía que detenerse y admirar la vida que le rodeaba, aquellos que la podían disfrutar en su plenitud sabiendo lo rápido que podía desaparecer entre sus manos. Esos seres, cuyas vidas no serían ni un suspiro comparada con la suya, eran lo que le mantenía en su camino, lo que le hacía ser mejor persona de la que fue una vez en la tierra. Sonrió hacia los soles, dio media vuelta y se metió por la misma pared que su hija.

En otra habitación, esta mas iluminada con ventanales y lamparas azuladas de forma amorfa, lo que se podría describir como una hembra adulta de la especie se encontraba sentada en un líquido amarillento mientras sujetaba en su mano un proyector con el que leía las noticias de la semana. Sin tener que girar la cabeza, noto la presencia de su marido que acababa de entrar en la habitación

- ¿Qué le ha parecido el regalo?

Le pregunto sin dejar de leer el holograma

- Le ha encantado… espero que le dure más que el último que le hice

- Mientras no decida tirarselo a su hermano a la cabeza, todo irá bien

Bromeó la mujer, ahora sí girando la cabeza para dedicarle una mirada burlona a su marido

- Entonces todo bien ¿No?

Pregunto el y ella asintió, volviendo a su lectura

- Tienes suerte de que tengamos una hija que sea tan fácil de contentar, a otras niñas les tendrías que fabricar un hexápodo mecánico para sacarles una sonrisa

- Vaya si es verdad ¿Así te conquiste a ti, no?

Su mujer le miró con el ceño fruncido, para segundos después rodar los ojos mientras sonreía

- Bueno que querías, si un exótico alienígena crea una nueva forma de transporte para impresionarme… eso haría palpitar el coviculoide de cualquier Tlaxiana

Ambos rieron, dándose un rápido beso antes de que ella siguiera leyendo y él le pasara un brazo por los hombros y echará la vista por las ventanas. Disfrutando del paisaje del planeta al que ahora llamaba hogar, una enorme paz llenando su alma… mas esa paz estaba a punto de acabar.

Pues cualquier persona con dos niños sabía lo ajetreado que era el día a día con ellos, entrando ambos en la habitación de los padres mientras se pegaban empujones el uno a la otra

- ¡Papa, papa! -exclamaba la pequeña -¡Tley no me quiere devolver mi juguete!

- ¡Eso es mentira! -se defendió a gritos el pequeño, que parecía tener unos años más que la niña- Solo lo he cogido un momento para verlo, jope

Tando el padre como la madre compartieron una mirada, suspiraron y Javis cogio el ·juguete de las manos de su hijo y se lo entregó a su hija

- Tley, no tienes que cogerle las cosas a tu hermana si ella no quiere

El pequeño agacho la cabeza, pareciendo estar arrepentido por sus acciones. Sin embargo, la madre interrumpió a su marido

- Y Tlallia, tienes que aprender a compartir tus cosas

La pequeña parecía estar a punto de imitar el gesto de su hermano, sin embargo al bajar la mirada un brillo la deslumbró y levantó la mirada hacia la ventana

- ¿Qué es eso?

Preguntó a sus padres mientras señalaba hacia la ventana, ambos girando la cabeza sabiendo que se trataba de una estratagema para que los pequeños pudieran escapar de las garras de sus padres.

Luz.

Eso fue lo último que recordaba Javis antes de “morir” y volver a la vida en un paisaje apocalíptico. La tierra estaba seca, con lava y llamas hasta donde la vista podía alcanzar, el  aire estaba lleno de gases tóxicos y una neblina grisácea que dificultaba la visión “Por fin” pensó él, por fin había muerto de verdad y estaba en el infierno, donde se merecía estar. Estuvo a punto de sonreír a la par que levantaba la vista al cielo, esperando ver a los demonios revolotear sobre su cabeza. Su rostro se congeló, la sonrisa se le borró de la cara y su boca pasó a ser una muesca de horror, sus ojos temblando a punto de llorar siendo esto cortada por la sequedad a su alrededor.

Eran dos soles. Los dos soles que hasta hace unos minutos estuvieron dando vida al planeta, a sus habitantes… a su familia. Y en un instante, todo eso fue borrado de la superficie de este; su familia, el cielo, el suelo por el que caminaban.. todo. Sus rodillas cedieron, dejándose caer sobre la carbonizada superficie que le quemaba la piel, golpeó la tierra ardiente con sus manos, gritando desesperadamente por un consuelo que sabía que no llegaría jamás.

Se quedó mirando la tierra calcinada bajo sus pies… Esa sería su vida ahora en adelante, vivir en un planeta muerto como castigo por su vida, era lo que se merecía al fin y al cabo. Poco sabía él que su castigo aún estaba por llegar.

Del cielo aparecieron unas luces las cuales parecían estar buscando algo sobre la superficie, sin embargo al dar una de ellas con Javis todas pasaron a concentrarse en él. Fue entonces inundando con el sonido de varias naves que descienden sobre él y fue entonces cuando comprendió lo sucedido; no fue un desastre natural sino unos seres que buscaban un planeta para terraformarlo… y eligieron el suyo.

Sus piernas temblaron al levantarse, empujándose con los brazos para poder mantenerse en pie hasta que pudo levantar una mirada desafiante a una de las naves que se cernía sobre él, bajando poco a poco de entre los cielos hasta aterrizar frente a él. Javis no movió un músculo, manteniendo el ceño fruncido, la mirada desafiante y los puños apretados, esperando que fuera lo que fuese saliese de ahí para poder mirarle a la cara y maldecir la muerte del planeta y de su familia. Las compuertas se abrieron, bajaron tres figuras cubiertas por trajes espaciales anaranjados, sus cascos espaciales transparentes le dejaron ver a Javis el origen de esta especie invasora.

Humanos.

Javis miró el traje que le pusieron tras las pruebas médicas que le hicieron al llegar a la nave. Por cómo estaba hecha la tela, con fibras tirantes y flexibles, se supone que le debería quedar pegado a la piel, más al no ser de su talla por completo se le quedaba lleno de arrugas a su alrededor.  La parte inferior estaba adornada por diseños octogonales y líneas horizontales de color blanco que daban color al tono gris de la tela, mientras que en la parte superior parecía adoptar un diseño mas liso con el color de las líneas que subían desde abajo asta los hombros.

Desde una ventana podía ver los dos soles de su planeta y la bola de tierra ardiente y calcinada que una vez fue su hogar, sus ojos intentando recordar la hermosa imagen de aquel astro antes de la llegada de sus… “congéneres”. La puerta se abrió deslizándose hacia arriba y entró una mujer de piel morena y cabello blanco, en su rostro se podían ver las modificaciones cibernéticas realizadas ya fuera para poder hacer su trabajo más eficazmente o simplemente por estética. Los adornos en su ropa demostraban su rango en la nave; capitana

- ¿Me explica otra vez como ha sobrevivido a nuestro ataque orbital?

Javis la miró de arriba a abajo con una mirada de soslayo, frunciendo el ceño ante la rápida e insignificante explicación de la aniquilación del planeta; “ataque orbital”. Apretó los puños y reprimió las ganas que sentía de abalanzarse hacia ella

- Ya se lo he contado a los médicos, soy inmortal, no puedo morir

La capitana sacó un panel de cristal flexible de su bolsillo y miro unas líneas de texto que aparecían en el

- Debe de decir la razón, las pruebas que les hemos hecho a su células muestran… una perseverancia sin parangón -volvió a guardar el cristal y se apoyó los pies con firmeza, poniendo la espalda todo lo derecha posible- ¿Me puede decir cuántos años lleva vivo?

Se quedó pensativo, intentando recordar en qué año nació o en qué año se marchó de la tierra… los recuerdos eran nublosos., Incluso el cerebro del ser más inteligente del universo tenía capacidad finita para los recuerdos. Y había algunos que no pensaba olvidar nunca.

- Creo que… si pienso en los ciclos solares de los planetas que he visitado… aproximadamente diez mil quinientos años

La capitana mostró un rostro serio, sus prótesis cibernéticas emitiendo unos leves zumbidos mientras sus ojos parecían intentar procesar la información. Tras unos segundos, sonrió y con un tono formal y respetuoso, hablo

- Señor, creo que es conveniente que le llevemos al Planeta Madre.

“Así será como llaman ahora a la tierra” pensó Javis durante el viaje, trayecto que se pasó viendo como la nave viajaba a la velocidad de la luz desde la ventana de su habitáculo. Sin embargo, no podía estar más equivocado; la Tierra hacía milenios que fue abandonada, ahora no más que un páramo desértico sin recurso alguno que utilizar. El nuevo planeta capital de la humanidad era, curiosamente, Júpiter, aunque la humanidad ya había colonizado todos los planetas de su sistema solar e incluso usaba la energía del sol para su funcionamiento.

Al llegar a PM, se vio sumido en una cantidad inmensa de entrevistas, de estudios y, al final de todo eso, muestras al público de su poder para no morir. Por lo visto, la sociedad humana de aquella época se volvió muy militarizada debido a la expansión sin precedentes de la especie y cualquiera que pudiera luchar, ya sea desde una nave o desde un planeta, era visto como un miembro capaz de la sociedad. Ya hacía milenios desde la época de los héroes, ahora nada más que una nota en los libros de historia.

Al igual que los mutantes. Por eso no le temieron al ver su capacidad para no morir, pues si estos humanos se criaron sin tener ni siquiera el más mínimo conocimiento de lo que es un mutante ¿Por qué temerlos? Javis se convirtió de la noche a la mañana en un héroe a nivel multiplanetario, un soldado perfecto que acabará con los enemigos de la humanidad con su inmortalidad. Le dieron una casa, un transporte y le dieron los “papeles” necesarios para alistarse en el ejército, incluso le ofrecieron alistarse como un general del alto mando, ya que alguien con su “experiencia” de seguro podría llevar a un ejército a la victoria.

Fue al registrarse como soldado de a pie, sorprendiendo así a todo el planeta que expectantes se imaginaban al hombre inmortal como un general, cuando conocio a Alexia y ambos se enamoraron. Aunque para Javis era.. raro, era diferente… ya tuvo muchas familias antes, pero ya no era como antes, incluso mirando a su hijo recién nacido a los ojos sentía… soledad, no la conexión y el calor que antaño sentía por sus familias.

Su hijo tenía siete años cuando fue llamado a la guerra en un planeta a años luz de PM. Al parecer unos alienígenas, a diferencia de los Tlaxianos, tenían la capacidad de defenderse de los ataques orbitales, por lo cual un ataque a pie era la única forma de conquistar el planeta. Sesenta y cinco planetas ya habían caído bajo el poderío de la humanidad y parecía que este sería el siguiente.

Y allí, en primera línea de fuego, Javis vio las atrocidades de la humanidad; los cuerpos ardiendo de bebés de la especie original del planeta, sus hogares ardiendo, familias rotas y tiroteadas. Incluso participó en parte de esas atrocidades… si todos lo hacían, dejaba de ser un crimen personal y pasaba a ser una acción más, como robots sin alma que quieren cumplir su objetivo sin sentimientos… ni siquiera la lógica estaba de su parte.

Se dio cuenta entonces de que no solo era ese planeta, sino cientos y cientos de astros que ardían o arderán por el afán de la humanidad a expandirse, miles de millones de vida arrebatadas solo para que otras miles de millones pudieran vivir en un planeta nuevo y expandirse. Un universo en llamas… no se quedaría quieto sin hacer nada, esta vez no, nunca más.

Mirando desde lejos a los planetas del sistema solar habitados por la humanidad, Javis se echó los brazos a la espalda no sin antes activar la IA de la nave

- ¿Sí, señor?

- Activa el protocolo… “Llamada”

El silencio inundó las paredes metálicas de la embarcación, respondiendo una voz metálica poco después

- ¿Está seguro, señor? Su familia… está en el planeta

Javis asintió

- Hazlo.

Y la IA emite un mensaje de socorro a todos los navíos militares de la humanidad, una señal que les llevaría de vuelta al planeta humano más cercano. Esperó pacientemente al aviso de la voz que le avisara de que todos los navíos humanos llegaron a algún planeta. En silencio, Javis preparó una especie de bolas metálicas con un mecanismo parecido a un reloj. Setenta y cinco en total, una para cada planeta habitado por la humanidad.

Un botón y las bolas desaparecieron. Un botón y la humanidad desapareció en  un instante. Ochocientos mil millones de vidas apagadas en un instante, reducidas a átomos junto a sus planetas. Desde la ventana, Javis vio como el sistema solar se convertía en polvo dejando solo la tierra desolada y el sol que aún brillaba en el cielo estrellado.

La inteligencia artificial de la nave, tras unos minutos de un silencio mortal, rompió el silencio

- Lo que ha hecho usted hoy, señor, no tiene parangón entre las atrocidades -el tono normalmente frío de la máquina pareció sonar.. afligido- ningún ser, ninguna máquina o ningún dios podrá juzgar lo acontecido… Usted es un monstruo. Siento haberle sido de utilidad.

Y un pitido le dio a entender que la misma IA se desactivo, avergonzada de haber formado parte en algo tan… indescriptible. Tantas vidas, en tan poco tiempo, ni siquiera los peores dictadores y conquistadores de la galaxia se atreverian a tal atrocidad.

Las diferentes especies de la galaxia no tardaron en encontrar al culpable de la desaparición de la raza humana y, unidos como nunca antes en la historia del universo, se juntaron para juzgar a Javis. El juicio se produjo en el planeta más grande de la galaxia y al juicio acudieron como jueces los miembros más prestigiosos de cada raza que conformaba el cosmos, miles de seres diferentes unidos para juzgar a Javis

- ¡Él nos salvó de la humanidad!

Gritaron algunos, sus palabras traducidas por el traductor universal ubicado en el centro de la sala

- ¡Es un monstruo sin piedad! Ni siquiera se le podria llamar un ser vivo ¡Es un Ente maligno!

Gritaron otros… Por un momento parecía que Javis sería puesto en libertad, puede que incluso fuera visto como un “héroe” para ciertas especies que sufrieron los ataques de la raza humana y lucharon en guerras encarnizadas contra ellos. Eso se acabó cuando fue su turno para defenderse

- Lo que hice, lo hice por la paz en el universo y volvería a hacerlo a cualquiera de ustedes si fuera necesario

Y vio como el terror se apoderaba de los allí presentes. Ni uno solo dio un veredicto a su favor y la galaxia se volvió a unir para condenar al último humano con vida a una prisión construida especialmente para él, para un inmortal; fuera de la celda el tiempo transcurrirá con normalidad, sin embargo dentro de la misma cada año que pasará, pasará un segundo en el exterior.

Fue condenado a pasar un milenio dentro de aquellas paredes, un milenio que dentro se traduciría a 31.556.822.400 años de soledad. Al menos, según le explicaron antes de meterlo allí adentro, tendría entretenimiento para… no volverse loco. Era una prision perfecta, creada por el miedo aterrador que sentían hacia él, hacia Javias, hacia el Ente… el ser más temido de todo el universo.

Y pasó un milenio y las puertas de la celda se abrieron. Con pasos lentos y temblorosos, el Ente salió de su celda y vio a los alienígenas que se concentraban a su alrededor… celebrando su salida. Al parecer, en los años que permaneció encerrado su historia fue cambiando de boca en boca, transformándose en la historia del Ente, un temible guerrero que acabó con la mayor amenaza jamás vista en la historia de la galaxia.

Un héroe que traería a la galaxia a su culmen supremo.

Pero les abandonó. Inventó una forma de viajar en el espacio teletransportandose como hace miles de millones de años,al menos para el, hizo en la tierra y desapareció, dejando las guerras interplanetarias para explorar el universo, nunca metiéndose en los asuntos de las distintas civilizaciones que visito, nunca hablando con nadie ni relacionándose ni teniendo ningún tipo de contacto. Un fantasma que a veces se aparecía en un planeta o en una nave de alguna especie que viajaba por algún sistema solar de la galaxia.

Y poco a poco, la vida en el universo se fue apagando, incluso los inmortales no llegaron a ver el final del mismísimo tiempo. Pero el sí y sabía que era lo que debía de hacer; construir el mecanismo que le llevará atrás en el tiempo, al inicio de todo para así poder terminar su historia una vez.

El big bang, la creación de las galaxias, de los planetas, de la vida, el Ente lo vio todo desde la gema que ahora mantenía encerrado su cuerpo. Paso de mano en mano a través del universo, a través de generaciones, hasta llegar a su hermano y, luego, a su sobrina. Sabia cual era su cometido; ser el villano hacer que su sobrina le odiara para que, al igual que como vio el cuando le tocó vivir esto desde fuera, se convirtiera en una mujer fuerte capaz de soportar los quehaceres de la vida.

Pero algo sucedió, algo que hizo que sus recuerdos se estremecieran… su línea temporal desapareció, su futuro, el de su sobrina e incluso el de los incontables planetas que visitó en su pasado. En un segundo, los universos se mezclaron dejando su linea temporal en pedazos… y no pudo mas, no soporto mas la tortura la vida y su psique cedio. Comenzó a odiar a cada ser vivo del universo, odio a cada uno de los universos que se mezclaron con el suyo y fue entonces cuando decidió que, como castigo por aquella transgresión, acabaría con toda vida en cada universo.

Sería el monstruo que siempre estuvo destinado a ser, pues al final…

El era el Ente.

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