Sed bienvenidos [Evento] (Spiderman, Ente y John Constantine)

Spoiler:

El tiempo y el espacio se retorció en las calles de NY, una magia ancestral y poderosa arrancó a John Constantine, Chispas y Spiderman del lugar y los transportó hasta un lugar apartado del tiempo, que existía y a la vez no, cuando se materializaron en el salón de la casa del misterio esta pareció darles la bienvenida con cariño, decorando las paredes con tonos azules relajantes, colocando en cada pared butacas y lugares para reposar, ofreciendo una comida caliente en la gran mesa de madera que reposaba en el centro del lugar y en una de las paredes chisporroteaba un agradable fuego que relajaba el cuerpo y el alma.

El mago se sacudió el polvo de la gabardina y la dejó sobre una percha que tenía cerca, probablemente, la casa ya había intuido lo que su dueño iba a hacer y se había anticipado a sus necesidades, sobre la repisa de la chimenea había un paquete de tabaco, John lo cogió, lo abrió y se llevó un cigarro a los labios, los encendió con calma con una cerilla que arrojó al fuego y observó a sus invitados, ahí estaban, el mago estafador de Londres, un tipo con mallas azules y rojas que parecía sacado de un tebeo y una bola de energía con patas y piernas que se movía inquieto por la casa, el inglés no sabía exactamente que hacer ahora mismo, esta situación le sobrepasaba con creces...Si simplemente estuviese con Zeta cerca...Ella le sonreiría y le diría algo del estilo ‘’Tranquilo Johnny, encontraremos la solución, siempre lo hacemos’’, pero no había ni rastro de ella, desde el colapso de universos todo se había ido al garete y John tenía que hacer de niñera, algo que no le gustaba, suspiró y se derrumbó en una de las butacas mientras seguía observando a chispas, tras un rato fumando en silencio se levantó y dijo:

- Estáis en la casa del misterio, este lugar os proporcionará todo lo que necesitéis, aquí estaremos a salvo y nadie podrá encontrarnos a no ser que yo o la casa queramos que nos encuentren, no sé qué diablos está pasando ahí fuera, pero os aseguro que aquí no estaréis en peligro...- Luego se retiró hacia la mesa de madera y rebuscó, encontró un muslo de pollo que parecía tener buena pinta, lo cogió y con la mano sobrante retiró el cigarro de la boca y lo apagó apretándolo en su puño, luego masticó el pollo, era sabroso, ni siquiera se había dado cuenta de lo muy hambriento que estaba...Suspiró y se volvió a sentar en una butaca mientras terminaba de morder la carne del muslo, una vez terminó lo arrojó al suelo, que pareció engullir el hueso.

El inglés se pasó la mano por la cara con desesperación, no sabía qué hacer ahora mismo, se había retirado a la casa del misterio como prevención, pero ciertamente, estaba confuso y aturdido, y lo que esa cosa chisporroteante le había hecho al tocarla no le había ayudado, suspiró y miró a los presentes:

-Bien, os seré sincero, no tengo ni idea de que está pasando, tal vez encuentre algo en la biblioteca, pero tardaré un tiempo, si tenéis alguna sugerencia, es bienvenida, mientras tanto, aprovechad la casa, limpiaos, descansad y todo eso...- Dijo el mago mientras se ponía en pie pesadamente, mirando a sus invitados, aunque, más bien, era más propio decir que todos ellos eran invitados de la casa.

El mago de cabellos rubios hizo demostración una vez más de sus dotes mágicas teleportando a ambos hasta otro lugar. Un lugar cuyas energías eran más que notorias para la bola de energía que, al parecer, se sincronizó con las mismas. Su flama se volvió azul a la par que las paredes de aquel salón que fue el escenario de su llegada. Desconocía quién o que era aquel lugar, pero lo reconoció como familiar. El aroma de los alimentos le atrajo, pero en consciencia de su incapacidad para tocar acabó por decantarse en parar flotando junto a la chimenea que ofrecía aquel fuego tan acogedor y, que para él, era fuente de energía y alimento.

Mientras dejaba que aquellas energías en calma lo inundaran, dos ojitos somniolentos surgieron entre sus llamas y observaron de forma atolondrada el lugar y luego a sus compañeros.

-Ohhh, la casa del misterio…se siente taaaaan bien.- dijo con un tono de voz que le hacía aparentar estar drogado, o quizás es que realmente lo estaba. La casa de alguna forma había actuado sobre el como si fuera un sedante.

Sus ojos siguieron el movimiento del mago masticando aquel muslo de pollo cuyo hueso acabó por ser devorado por la casa. Se preguntó entonces como se sentiría alimentarse como ellos, usando una boca y masticando aquella materia sólida.

-Yo estoy a gustito aquí… -dijo suavemente aún junto al fuego. Tras una larga pausa de mero disfrute por la absorción de energías volvió a hablar.- ¿Os preocupa lo acontecido? No es como si pudierais hacer algo al respecto y revertirlo.

El aspecto de la casa era un tanto...destartalado. Desde luego, nada que ver con el orden obsesivo del Doctor Extraño o del Druida. Spidey supuso que no todos los usuarios de magia debían sacarse del mismo molde.

"Aunque, ahora que lo pienso, ni siquiera se donde estamos ¿Esta casa está en algún lugar en concreto? Algo me dice que ya no estamos en kansas, Toto".

Por lo menos, el engabardinado confiaba lo bastante en ellos como para dejarles pasar a lo que parecía su base de operaciones. Bien, eso significaba que entonces podría asaltarle a preguntas y ver de qué rollo iba exactamente...

"Bueno, pero creo que le haré todas las preguntas sentado. Me duele un poco la espalda..."

Casi ni se acordaba del tiempo que habían estado removiendo rocas y salvado gente. Apenas habían podido limpiar un pedazo de la ciudad, pero había sido más que suficiente para salvar un montón de gente. Eso satisfacía a Peter, aunque fuera de momento.

-Un lugar muy espacioso, engabardinado. ¿Pagas mucho de alquiler? Quizá me mude aquí al lado.

Chispas ya parecía sentirse como en casa, y le notaba como si se fuera a dormir de un momento a otro. Desde luego, el ambiente era extrañamente cómodo y familiar. Incluso cuando la costilla de pollo desaparecía por el suelo, algo en la cabeza de Parker le decía que aquello era perfectamente normal, como si una voz ajena a él le estuviese invitando a quedarse y relajarse.

- Muy bien, gente. Creo que este sería el mejor momento para hacer las presentaciones y formalidades básicas. Permitid que me presente yo primero - y, apuntandose a si mismo, recita - A mí podéis llamarme Spiderman, o Trepamuros, o Lanzarredes o, según J.J., la Amenaza Arácnida, y mi trabajo favorito es cuidar Nueva York de amenazas varias. ¿Y tú como te llamas? Y con respecto a tu pregunta, Chispas... - por último, moviendo el dedo en dirección a la criatura luminosa, dice - ¿Qué quieres decir con eso de que no podemos revertirlo? ¿Acaso sabes de donde viene todo esto, ehmmm... chaval?

John se dirigía hacia la puerta que materializaría la biblioteca de la casa, ignorando por completo al enmascarado, por Dios, ni que le importase como se hacía llamar cuando salía a jugar a los héroes, panda de payasos...El mago suspiró mientras notaba el abatimiento en cada fibra de su ser, notaba todo el peso de su espalda, cayendo con fuerza para quebrarla y destrozarla...Tenía el pomo en la puerta ya cuando aquel ser habló, diciendo que ellos no podían hacer nada para revertirlo, entonces algo se iluminó en el interior de John, una bombilla, esa que siempre había estado ahí, brillando por su ausencia, claro, demonios, era eso...Se giró y observó al Ente con los ojos abiertos como platos, entonces avanzó hacia él lentamente mientras de una de las paredes aparecía una estantería, John caminó hasta esta y sacó un voluminoso libro con tapas de cuero negro desgastadas y que tenía runas inscritas en el lomo:

-Diablos, como no he podido caer antes, claro que sí, todo encaja, demonios. – Abrió el libro sobre la mesa, se lo sabía de memoria, así que no tuvo que rebuscar demasiado en este para llegar hasta donde buscaba, estaba escrito en un idioma extraño, desconocido, pocos en el mundo sabían leerlo ahora mismo, y de hecho, John no conocía ni el 60% del contenido del libro por desconocimiento de aquella lengua, repasó una línea con el texto y se quedó a la mitad de la hoja: - Sabía que había oído hablar de algo así antes, es decir...No a esta escala...- Miró a sus dos invitados, fijando su mirada en el Ente, entonces, se aclaró la garganta mientras meditaba bien sus palabras, no quería que ellos supieran todo lo que implicaba lo que estaba ocurriendo, así que daría una explicación por encima:

-Veréis, lo que ha ocurrido, y, bueno, de hecho está ocurriendo, es un choque dimensional, para viajar de una dimensión a otra es necesario una gran cantidad de energía, que, al ser liberada produce energía residual que es arrojada a una de esas dimensiones, bien, ahora imaginad que distintas dimensiones colapsan y se fusionan, toda la energía que esto produce deberá ir a algún sitio...- Mientras John hablaba, se sacó un cigarrillo del bolsillo, lo llevó a la boca y se lo encendió, dio una calada y miró fijamente a Ente: - Ahí es donde tu entras en juego, amigo, sin embargo, parece que eres una singularidad, es decir, no es algo frecuente lo que eres tú, y tal vez seas la clave para averiguar qué demonios ha ocurrido para que la creación se desmorone. – Tras eso aguardó en silencio, dejando que sus invitados digiriesen la información, ciertamente, no era algo fácil de asumir, para ninguno.

Un...¿Una colisión de dimensiones? Entonces...eso significa que lo de Nueva York podría llegar a todas partes...dios mío ¡Mary Jane y tía May podráin estar en peligro!

Con todo lo que había sucedido, Peter simplemente no había tenido tiempo para pensar en nada que no fuera salvar personas de los escombros y los edificios cayéndose. Sólo ahora que descansaba había recordado a su familia.

Si lo que dice el rubio es cierto, entonces más nos vale que Chispas nos diga lo que sabe. Y pronto

-Dinos una cosa, Chispas. Dices que el proceso no se puede revertir, que lo que quiera que ha pasado no puede volver. Eso significa que debes conocer bastante bien la razón de todo esto. Por favor ¡Cuéntanos que ha pasado! ¡Es urgente! Escucha... - Su tono se volvió menos apremiante, tratando de destilar la mayor calma posible de su cuerpo - ...siento si estoy sonando un poco nervioso, pero tengo una familia que podría estar sufriendo ahora mismo, y querría estar seguro de que no les va a pasar nada. Si sabes aunque sea un poco de lo que está pasando, podría ser vital para todos nosotros.

Flotaba adormilado formando pequeñas pompas, o al menos eso parecían, moradas sobre su cabeza que explotaron con los pasos firmes del mago que iba hacia el con un libro y lo leía atentamente. Ente redirigió su flote para colocarse por detrás y observar el extraño libro que no alcanzaba a comprender, como muchas otras cosas. Quizás si le dejaran tocarlo…

-Uh…oh… ¿Dices que soy energía residual? ¿Eso me clasificaría como una defecación humana?

El cúmulo de energía se planteaba si debía sentirse ofendido o alegre por empezar a comprender que era. Se elevó nuevamente mientras era observado. Había desarrollado unas extremidades previamente que le colgaban. Había aprendido a moverlas peor no tenían utilidad alguna pues no podía coger o caminar si absorber todo como una aspiradora. Empezó a preguntarse si estaba absorbiendo el aire que tocaba pero si fuera así lo notaría. ¿Querría decir eso que quizás podría aprender a tocar las cosas sin acabar con ellas? Expulsó unas chispitas moradas como si la idea le causara alegría.

-¡Yo no sé nada! Pero sé lo que sé, y lo que sé es lo que él ha dicho.-Señaló a Constantine.- Porque lo siento. El tiempo como tal ya no es como vosotros conocíais, ahora es nuevo, tan nuevo como yo, por tanto ni adelante ni atrás podemos ir, solo estar en el ahora. Y por eso no se puede cambiar pues el tiempo se ha vuelto inamovible.

Parecía que sus palabras alarmaban al héroe arácnido que intentaba aparentar que tenía los nervios aplacados. Pero la casa que los hospedaba sabía bien sus deseos que eran ir en busca de sus seres queridos y por ello creó una puerta para que pudiera salir. Dudó mucho antes de marcharse hasta que finalmente dijo que volvería pronto, tan rápido como se asegurase de que los suyos estaban bien y salió por la puerta.

Ente regresó cerca del fuego de la chimenea pues le daba gustirrinín y lo demostraba emitiendo pequeños soniditos chisposos.

El rostro del inglés se ensombreció de temor por lo que estaba a punto de hacer, el enmascarado había desaparecido gracias a una vía de salida que le había proporcionado la casa del misterio, ahora sólo quedaban el Ente y Constantine, tal y como el mago había planeado que se quedarían, paseó por la estancia mientras aquella esfera de energía reposaba delante de la chimenea, John no tenía ni idea de cuánto poder poseía esa cosa, y ni siquiera estaba seguro de saber lo que era realmente, sin embargo, el riesgo de dejarle libre era inmenso, demasiado grande para sopesar posibilidades, tan solo había una salida para todo aquello.

Casi como a obediencia del pensamiento del mago, la casa materializó una puerta en un extremo de la sala, opuesto a dónde estaba la chimenea: - Ahora vengo, creo que voy a darme un baño. – Susurró Constantine mientras abría la puerta y se perdía por ella, sin esperar respuesta. Al cruzar la puerta se encontró en una sala llena de estanterías, dónde el inglés guardaba parte de los objetos mágicos que había acumulado a lo largo de los años: - Me pregunto cómo funcionarán después de todo esto….- Dijo para sí mismo mientras paseaba por las hileras de estantes, buscando algo en concreto, finalmente, se detuvo delante de una especie de estatua que tenía unos símbolos rúnicos grabados, la estatuilla era de apenas unos 30 cm de estatura y tenía una forma grotesca, con una cara con los ojos y la boca muy abiertos, el mago la recogió y salió de la sala.

Cuando volvió a la sala de estar, Chispas seguía delante de la chimenea, pero se giró con curiosidad cuándo vio entrar a Constantine: - ¿Qué es eso? – Dijo el ser en su afán de conocer, John no contestó, dejó la estatua en medio de la sala, de pie y le miró: - Es un juego muy divertido, para pasar el rato, mira, ven. – Dijo con un tono firme, pero agradable a la vez, cuándo Ente se acercó lo suficiente, la estatua empezó a brillar y el inglés pronunció un hechizo en una antigua lengua ya muerta, apuntando con su mano diestra a Chispas.

De la estatua salieron unas cadenas brillantes de color rojo escarlata que empezaron a rodear a Ente para atraparle: - Lo siento chaval, eres demasiado peligroso, por ahora, por lo que sé, podrías estar causando tú este desequilibrio en el universo. – John frunció el ceño, le costaba utilizar su magia, diablos, aún seguía débil por el contacto con aquella cosa, pero no podía echarse atrás, ya no.

Ente apenas prestó cuentas cuando el mago se marchó para tomar un “baño”. Estaba demasiado ensimismado con el fuego de la chimenea. Aquel fuego suscitaba en el cierto sentimiento de igualdad. Era energía, como él, diferente pero lo era. Acercó una de sus manitas deseando tocarlo aunque no pudiera realmente hacerlo, ni el propio fuego quemarlo Pero de alguna forma, lo absorbió levemente, comprendiendo toda su complejidad y sencillez.

Escuchó entonces los pasos de regreso del mago y se giró para observarlo con sus redondos y curiosos ojos. -¿Qué es eso?- Preguntó mientras se acercaba flotando a lo que parecía ser una estatuilla con forma humanoide. Era un juego o al menos eso pretendía que fuera el mago para él. Los juegos eran divertidos pero eso no lo sabía el, no sabía nada sobre un juego. No podía saberlo hasta que lo probara.

-Vaaaaaaaayaaaa un juego… suena interesante.

De golpe sintió por primera vez una fuerza capaz de arrastrarlo, de atraerlo en contra de su joven voluntad hacia otro lado. Jhon estaba recitando algún tipo de hechizo que activaba el artefacto y este era quien lo atraía. Ente se sintió mal, quiso correr al lado opuesto del cuarto y alejarse de aquel “juego”, pero por mucho que lo intentara no podía pues unas cadenas lo impedían, cadenas que formaban aquella fuerza. Su color morado se iba apagando al igual que su flama iba desapareciendo hasta que finalmente de Ente no quedaba nada, no al menos en aquella estancia. El mago humano había conseguido lo que pretendía y era encerrarlo.

Todo estaba negro. No había ningún tipo de luz, no era la negrura de la noche salpicada por estrellas, no era nada. Ni el mismo podía verse. Sentía frio por primera vez, sentía miedo y nauseas. Aquello no le gustaba.

-No me gusta este juego…Jhon Constantine…no me gusta…¡¡¡DEJAME SALIR!!!

Por mucho que lo repitiera sus palabras viajaban vacías por la nada. No llegaban a ningún lado porque no estaba en ningún lado. Quizás el simplemente ya no existía. ¿Era aquello lo que los humanos llamaban muerte? No quería llegar a ese punto, acababa de nacer.

-Por favor…te-tengo miedo…por favor.

Recordó el fuego y con ello, todo lo que aprendió de el al “tocarlo”. Podía ser imparable o contenido, podía decrecer en tamaño y aumentarlo, podía elevar su temperatura hasta desintegrarlo todo. Él era fuego, eran uno y podía hacer lo mismo. Podía ser incontenible, él era incontenible.

En el cuarto, mientras Jhon suspiraba aliviado por lo que acababa de hacer, la estatuilla empezó a brillar como si algo la quemara por dentro y entonces, empezó a fundirse hasta quedar una mancha negra y plastosa en el suelo. La energía morada salió de golpe.

-¡¡¡DEJAME SALIR!!!

La casa del misterio al escuchar los deseos de la energía cósmica lo dejó salir, creando un agujero en su pared por la cual este se fue rápidamente como una rata asustada sin mirar atrás. El agujero se volvió a cerrar impidiendo así que Jhon pudiera seguirle.