What is love? Oh, baby, don't hurt me (Gotham) [3-04- 2019] {Gwen y Bea PNJ}

El lápiz prácticamente se movía solo sobre el papel. Bea siempre se relajaba mientras hacia sus dibujos, era la única forma de no pensar en el lugar en el que se encontraba, en la mierda que los médicos le metían en el cuerpo durante dos semanas al mes, en que dentro de poco muchos de los que compartían la sala con ella estarían muertos y, con suerte, unos pocos curados. Ella no se hacía demasiadas ilusiones. Para una chica de diecisiete años que había sido arrancada de su mundo y que difícilmente llegaba a pagar su tratamiento lo mejor era no pensar en ello.

Al menos había tenido algo de suerte en eso de pagar su tratamiento. Cuando el efecto Omega la atrapó y la trajo a un mundo tan distinto del suyo, un mundo en el que no conocía a nadie, se acababa de enterar de que tenía Cáncer. En España el tratamiento hubiera sido gratis, pero resulta que esta mierda le trajo a Estados Unidos. Cuando se enteró de que estaba en Gotham casi le da un ataque. Gotham, la ciudad de Batman, la ciudad más insegura de todo el mundo de los cómics. Ella allí sola, sin apenas saber ingles y sin nada más que un jodido bono-bus y un puñado de euros en el bolsillo.

Su sorpresa creció bastante cuando se dio cuenta de que todo dios hablaba en castellano en realidad, eso le alivió un poco la ansiedad. De algún modo había aparecido en un mundo en el que los cómics eran reales, era de locos, era imposible, pero era lo que había. Buscó una casa en la que quedarse y una forma de ganarse la vida, pero no hay casas gratis y el trabajo que le ofrecían a una chica sin hogar de su edad... no era algo que fuera a aceptar.

Ya se había hecho a la idea de vivir en el parque hasta que su enfermedad se la llevase cuando a un hombre le llamo la atención uno de los dibujos que estaba haciendo en el suelo y le echó unas monedas. Esa era su oportunidad, aquel día muchas más personas contribuyeron a la noble causa de conseguirle a Beatriz Castillo una comida caliente. Los siguientes días trató de ahorrar parte de aquel dinero y se compró materiales más adecuados, empezó a dibujar más en serio. En su vida anterior siempre se había avergonzado de sus dibujos, se le daba bien dibujar, pero su estilo era... raro. A muchos artistas les desagrada parte de su obra y Bea no era una excepción, pero mientras que otros consiguen evolucionar y depurar su arte, ella era completamente incapaz, es más, cada vez iba a peor. Su técnica mejoraba pero a ella cada vez le gustaban menos sus propios dibujos.

Lo más curioso es que se vendían bastante bien, no entendía por qué la gente quería caricaturas de ese tipo, pero se las pagaban a buen precio. Incluso estaba dibujando cómics de sus superhéroes favoritos, en este mundo al parecer la propiedad intelectual de esos personajes era libre, eran personas reales y salvo tipos raros como Deadpool nadie había registrado su nombre ni su imagen. Eso le permitió establecerse, pillar un apartamento, pagar las facturas y tal, incluso las abultadas facturas médicas.

Acababa de terminar la portada de su último cómic y le estaba echando un vistazo cuando uno de los enfermeros abrió la ventana y una ráfaga de viento se lo arrebató de las manos... "Un par de horas de trabajo a la mierda", pensó cuando la hoja salió por la ventana. No estaba nada orgullosa de aquel dibujo, odiaba que siempre que dibujaba le salieran unas peras tan enormes, enormes de verdad, de esas físicamente imposibles. Bueno, tendría que repetirlo y ahora, al menos, intentaría no dibujarle unos pezones tan exagerados, aunque sabía perfectamente que no lo conseguiría y que si lo hacía seguramente el cómic no se vendiera tan bien.

Estaba sacando una nueva hoja y preparándose para empezar de nuevo cuando la ventana estalló y alguien de rosa y blanco la atravesó, justo al lado de la que estaba abierta. Los cristales saltaron en todas direcciones y solo un milagro impidió que nadie saliera herido con ellos. Allí de pie estaba nada más y nada menos que su superheroína favorita de todos los tiempos, Gwenpool, la mismísima Gwendolyn Poole.

Bea estaba tan alucinada que no podía creérselo, estaba casi por saltar del sillón y arrojarse sobre ella para estar segura de que era real y no un mal viaje de la quimio, para pedirle su autógrafo, para decirle que era su mayor fan del mundo mundial... Entonces se dio cuenta de que tenía la portada de su cómic en la mano y casi se muere de la vergüenza. Su carpeta se cayó al suelo, sus dibujos se desperdigaron por la sala y Bea sentía que su rostro debía estar iluminando la sala de color rojo.

La chica se tapó la cara como pudo y trató de hacerse lo más pequeña posible, de ocultarse en el sillón y escapar a la mirada de su heroína. Creía que no podía sentir más vergüenza de la que sentía cuando la vio aparecer con la portada en la mano, se equivocaba, ahora podía ver todos sus últimos trabajos desperdigados por el suelo. Le asqueaban aquellos dibujos ¿Por qué tenían que venderse tan bien? Claro que si no lo hicieran a estas alturas el Cáncer habría acabado con ella... en aquel momento casi le parecía una opción mejor.

Dibujos tirados por el suelo:

Gwenpool escribió:

- ¿Los has hecho tú? ¡Están muy bien dibujados! -obviando las tetorras y las trancas que les dibuja- ¿También dibujaste el mío, verdad? ¡Dibujas genial!

La pobre chica levantó levemente la cabeza ante las palabras de la mejor heroína del mundo, realmente su ídola acababa de decir que dibujaba bien, incluso una tímida sonrisa comenzó a aparecer en su rostro, pero aquello solo duró un instante... en cuanto Gwen siguió hablando y mencionó el tamaño de ciertas partes el mundo de Bea volvió a caérsele a los pies. SU heroína se estaba burlando de ella y de sus dibujos. Definitivamente era mejor que se la tragara la tierra, en aquel preciso instante sería lo ideal. Pero mientras aquello no ocurriera siempre podía ocultar su cara entre sus brazos y esconderse de la mirada de aquella diosa vestida de rosa y blanco.

La montaña rusa que eran sus sentimientos dio otro gran vuelco segundos después ¿Se acababa de ofrecer a hacerle de modelo? ¿Se estaba burlando o realmente era sincera con ella? Inmediatamente la miró con los ojos como platos mientras, sin poder evitarlo, se le vino a la mente la escena de Titanic, solo que en vez de Di Caprio ella sujetaba el carboncillo y la del sofá era Gwenpool en todo su desnudo esplendor... de nuevo volvió a ocultar la cara rápidamente mientras se ponía más colorada que la capa de Superman. El corazón le iba a mil por hora, sentía más vergüenza que nunca en su vida, y eso era mucho decir, además era completamente incapaz de retirar aquella imagen mental de su cabeza, lo que no solo acrecentaba su vergüenza sino que aceleraba aún más su corazón.

Bea apenas escuchaba las palabras de su heroína, estaba demasiado confusa y avergonzada, aunque se atrevió a mirar un poco entre sus dedos y verla poniendo aquellas poses empezó a aliviarla, realmente parecía hablar en serio, bueno, todo lo en serio que podía hablar Gwenpool. Pero ahora el rostro al que le tocó cambiar fue al de la chica de rosa, y en cuanto habló una nueva emoción tomó el control de las demás. Miedo. Miedo a que se fuera sin haber sido capaz de decirle nada. Miedo a que la opinión de su heroína se quedara en que era una chica que solo sabía hacer dibujos guarros y esconderse haciendo una bolita en el sillón.

- ¡NO! gritó mucho más alto de lo que esperaba.

Quería decirle: "no, no te vayas, por favor, mi sueño siempre había sido conocerte, desde que llegue a este mundo y supe que aquí los superhéroes son reales solo he querido conocerte. Eres mi ídola, la mejor heroína de todos los tiempos". Para terminar de arreglarlo, al intentar agarrarla para que no se marchara se tropezó con sus propios pies, había intentado sujetar a su heroína y habían acabado las dos en el suelo sobre un montón de dibujos pornográficos.

- Hhhhh...

La chica intentó hablar pero le resultó imposible y cuanto más trataba de levantarse mayores eran sus problemas, casi se arranca la vía de la quimio al enredarse las dos... cuando al fin consiguió al menos quedarse de rodillas frente a su heroína, se armó de valor.

- Bea.

Iba a decir "Beatriz Castillo, tu mayor fan", pero se dio cuenta de que no tenía voz... Muy buen momento para hacer una imitación de la sirenita.

- Beatriz.

- Soy Bea, siento todo esto.

Tras unos segundos de incomodo silencio uno de los jóvenes sentados puso una melodía en su móvil mientras casi riéndose les decía idos a un hotel


- Si sabes curar el cáncer sería un puntazo, dijo al fin, una vez la broma del chaval le ayudó a romper el hielo, termino en media hora o así si quieres...

De nuevo la imagen del Titanic le vino a la mente, incluida la parte del coche y volvió a ponerse colorada.

Y ahí estaban las dos, intentando ponerse en pie torpemente... sobre todo por parte de Beatriz que con los nervios no dejaba de tropezarse constantemente y de caerse una y otra vez sobre u heroína. Aquel era, de lejos, el peor momento de su vida, claro que a fuer de ser sinceros también era el mejor que había tenido desde que llegó a la jodida Gotham. De hecho, la joven no pudo evitar pensar que aquella situación era lo más parecido al sexo que había tenido desde meses antes del efecto Omega, lo que de nuevo la hizo ruborizarse y empezar a llevarse las manos a la cara. Pero la física siempre la había odiado, era una relación mutua ya desde el primer año de instituto, y en aquel momento la ley de la gravedad se impuso de nuevo ya que, si de repente, a un cuerpo con cuatro puntos de apoyo le quitas dos el resultado es que inevitablemente desciende.

Con lo que el circulo volvía a repetirse y sus cuerpos volvían a rozarse y sus pensamientos volvían a desbocarse y su vergüenza a dispararse hasta dejarla incapaz de actuar. Por suerte Gwenpool parecía mucho más capaz que ella de realizar la dificultosa tarea de ponerse en pie, algo claramente imposible para una mera mortal como Beatriz Castillo, alias Bea, que en aquel momento seguía imitando a un camaleón sobre un cojín rojo. La situación era tan ridícula que le daba aún más vergüenza, ¿qué iba a opinar su heroína de ella? Seguramente que solo era una niña idiota incapaz de dibujar algo con proporciones humanas normales y que su media neurona no era suficiente ni para mantenerla en pie sin tropezarse...

- Ehm… tr… tranquila, no pasa nada - tranquilízate Gwen, que te vas quedar sin puntos suspensivos para usar - cuidado con… déjame que te ayude a levantarte

Y así la superheroína consiguió lo que un instante antes parecía completamente imposible y pudo valientemente presentarse, aunque la voz tardó en salirle finalmente lo consiguió.

- Bea… me gusta, es corto, así se aprende rápido

En la mente de Bea en un instante pasaron mil cosas, la vergüenza que comenzaba a remitir por fin, decidió volver a tomar el control, su mente calenturienta (y en su defensa hay que decir que intoxicada por la quimio) se imaginó rápidamente una vida con su heroína, empezaría simplemente como su Sidekick pero rápidamente se abriría paso hasta su corazón y pronto se casarían, luego, por supuesto vendrían los niños, un trabajo aburrido y entonces su heroína, su amada, los abandonaría y ella volvería a estar sola...

Beatriz sacudió la cabeza, ni siquiera en sus propias fantasías parecía que su vida pudiera llegar a ser feliz, estaba un poco mareada y necesitó ayuda para volver a sentarse, que locura, incluso le había parecido escuchar que Gwenpool estaba dispuesta a esperarla a que terminara la sesión. Tenía que haber sido la sangre agolpándosele en la cabeza y las nauseas que estaban a punto de conseguir que echara la primera papilla, algo que, por suerte, consiguió contener hasta que la puerta se cerró.


Al salir Bea miró hacia ambos lados esperanzada, pero en el pasillo no había nadie, como se había temido durante toda aquella media hora, sólo había sido cosa de su imaginación, le había dado muchas vueltas en la cabeza durante lo que le quedaba de sesión y solo había mantenido la esperanza porque Frank le había confirmado que Gwenpool realmente le había dicho que la esperaría y que había mucha química entre las dos. Pero la química era otra de esas cosas que la odiaba, cualquiera que recibiera quimioterapia sabía eso.

- ¿Cómo ha ido todo? No me respondas, no hace falta; por que a partir de hoy no vas a volver aquí jamas

- ¡¡AAAAAHH!!

El corazón casi se le sale del pecho a la chica, un instante antes no había nadie y ahora una mano se le ponía en el hombro desde atrás y la amenazaba de muerte, su bolsa y su carpeta cayeron al suelo, aunque por suerte esta vez no se abrieron y lograron su objetivo en la vida, que no es otro que mantener lo que esta dentro de ellas a buen recaudo. Una vez pasada la sorpresa (o, más bien, susto) inicial Bea no se creía su suerte, no estaba muy segura de si buena o mala, porque habiéndose leído todo lo que habían publicado de Gwenpool igual había decidido volver a matarla por hacer ese dibujo de ella, al fin y al cabo ella no era más que un NPC en su historia. Pero fuera para eso o no, había vuelto a por ELLA. A estas alturas Bea estaba segura de que su heroína debía pensar que aquel tono rojo intenso era su color de piel natural.

Y entonces, como había soñado en su imaginación un rato antes ella la cogió en brazos... y el cerebro de Bea volvió a bloquearse, y no por eso de haber cambiado de lugar en un instante, ella conocía perfectamente como funcionaba el poder de Gwen, quizás incluso mejor que la propia heroína, al fin y al cabo no solo se había leído todos sus cómics (incluyendo mucho cómic de fan de diversas calidades), sino que había participado en cientos de discusiones y análisis acerca de los esos poderes. La cosa es que se quedó bloqueada simplemente por estar en sus brazos, quería estrecharla ella también, pero la vergüenza se lo impedía así que apretó con fuerza su bolsa, imaginándose que era Gwen y poniéndose aún más colorada si aquello era humanamente posible.

¿Ese era magneto? Y salto de nuevo, ahora un viejo militar que recordaba haber visto en la tele varias veces, Ross, el Hulk Rojo. Sus ojos se abrieron como platos al verlo

- Lo… siento, parece que tu heroína es un poco inútil…

- No, tú eres perfecta.

Al parecer como su cerebro se había desconectado la boca había tomado la iniciativa y una nueva oleada de vergüenza la atenazó justo después de hablar, ojalá lo hubiera hecho justo antes, pero no, su cerebro y su boca también la odiaban al parecer. Ademas el tono que había usado... ¡joder! Si parecía que se estaba derritiendo como un helado en pleno agosto... que realmente lo estuviera haciendo era lo de menos.

Saltaron de nuevo antes de que Ross llamara a seguridad o de que se transformara en Hulk y las aplastara, pero nada en el mundo hubiera podido prepararla para aquello, literalmente nada. Había aparecido en un mundo en el que la magia y los superhéroes eran reales, algo completamente imposible, pero ahora mismo estaba en un puto episodio de erase una vez la vida, cierto era que los glóbulos rojos en lugar de andar tranquilamente corrían que se las pelaban. Pero, por otra parte eso era normal, el corazón de Bea iba a mil por hora.

Aparte de las cosas típicas en la sangre, los polis vigilando y tal también podían verse diversas toxinas paseando por allí, poniéndole la zancadilla a los glóbulos rojos, escupiendo o arrojando basura, robándole la gorra a los glóbulos blancos (que no estaban en su mejor forma), etc. La joven dedujo que debían ser los restos de la quimio que quedaban en su torrente sanguíneo. Bea intentó respirar más pausadamente, controlar sus pulsaciones y, efectivamente, los glóbulos rojos bajaron el ritmo lentamente.

- Yo... gracias, aunque la verdad no se por donde empezar, el episodio del cáncer nunca lo vi, ¿había episodio del cáncer? La verdad es que creo que no lo había, igual deberíamos preguntarle al glóbulo rojo viejo ese de ahí, es el que se lo sabía todo.

En aquél momento Beatriz se dio cuenta de que aún seguía en brazos de su heroína y volvió a ponerse colorada, los glóbulos rojos que ya casi iban andando comenzaron a correr de nuevo, y el único que podía darles alguna respuesta se alejaba sin remedio.

- Yo también soy de España, de hecho me sorprendió mucho cuando aparecí en Gotham y todo el mundo hablaba en español, suponía que era porque el efecto Omega me lo traducía o algo como que era de un cómic traducido al español, pero si dices que esto es un foro y que el user que escribe tus historias es Español igual es eso... aunque creo que esto ha quedado demasiado filosófico en realidad.

La verdad es que cuando leía los cómics era mucho más fácil, comprender las referencias que hacía Gwen sin ver la escena al completo era complicado a veces, no pilló el tema de X23 ni del autobús, aunque ponerse el traje le hizo sentir un valor que no había experimentado jamás, estaba dispuesta a todo... pero eso de luchar quizás era demasiado. Gwenpool se lanzo al ataque y ella la siguió como pudo evitando que le partieran la cara unos dibujos animados que uno tras otro eran descuartizados o tiroteados por la mejor heroína de todos los tiempos.

Cuando aparecieron en el parque Bea no se sentía mejor que hacía unos minutos, pero de algún modo sabía que su heroína realmente había hecho lo imposible. Al fin y al cabo Gwenpool siempre lograba lo imposible, era lo que hacía siempre en los cómics. No llegaba a acostumbrarse a vivir en un mundo en el que los cómics eran reales, con superhéroes, supertecnología, supercriminales, demonios y demás rollos, pero hasta ahora, aparte del propio efecto Omega, no había tenido contacto directo con ese mundo aparte de vivir en Gotham.

Ahora había conocido a su heroína preferida y a pesar de empezar con mal pie ¡ELLA LE HABÍA CURADO EL CÁNCER! Bea no se sentía ella misma en aquel momento, se sentía feliz, poderosa, capaz de cualquier cosa, además llevaba el uniforme de una heroína. Casi sin darse cuenta sus labios se fueron acercando, el contacto entre sus cuerpos estrechándose (el hecho de que Gwen la estuviera prácticamente abrazando no la ayudaba precisamente a contenerse) y como había soñado cientos de veces la besó. Fue un beso suave y, para cualquier otra persona, tímido, pero para ella fue lo más lanzado que había hecho en su vida... por desgracia no duró demasiado.

- Nopiensesqueestoesporelbeso, dijo de repente atropelladamente apartándose de su heroína y vomitando ruidosamente junto a ella.

Allí estaba ella, vomitando la primera papilla, cubierta de algo viscoso que representaba la sangre de sus células cancerígenas, junto a su heroína a la que había besado a traición... Aquella situación devolvió a Bea a la realidad. Si algo positivo le ocurría tenía que ser porque el destino le tenía reservado algo realmente terrorífico... como vomitar durante un beso a la persona que más valoras en este mundo y que te acaba de salvar la vida.

- Lo siento, dijo aún medio encorvada y buscando un clinex en su bolsa, lo siento mucho.

Ahora mismo la vergüenza que sentía no se la quitaba ni siquiera el traje de X23, aunque, por suerte, le ocultaba las mejillas que ahora mismo estarían más rojas que un tomate. Realmente lo sentía, sentía haber vomitado y sentía haber besado a su heroína sin consentimiento... del beso en sí mismo era lo único de lo que no se arrepentía.

- Si, si, es que la quimio y el estrés no casan bien.

Bea hizo lo posible por sonreirle a su heroína, empezó a desviar la mirada de sus pies para mirarla a los ojos y de repente sus labios volvieron a encontrarse. Estaba casi segura de que esta vez no había sido ella la que había besado a traición a Gwenpool, pero ¿eso significaba que su heroína la había besado a ella? No tenía sentido, ningún sentido ¿por que alguien como Gwen iba a besarla a ella?

Escuchó patidifusa como Gwen se disculpaba con ella, quería abrazarla y volverla a besar, decirle que no se estaba aprovechando de ella, que llevaba sola desde hacía más de un año y que era la primera vez que besaba a alguien desde que llegó a este mundo de mierda. Decirle que siempre había soñado con conocerla, con vivir este tipo de aventuras, con … tantas y tantas cosas. Pero su valor se había esfumado con aquel primer beso.

La joven se sentó en el banco que había junto a ellas, no sabía que decir ni que hacer. Siempre había sido muy introvertida, pero su heroína estaba llorando y eso le rompía algo por dentro, así que, en esta ocasión, no pudo quedarse al margen de la situación.

- ¿Sabes? La primera vez que besé a una chica me dio un bofetón, esto ha sido una mejora ¿no crees? Solo ha habido vómitos y lagrimas pero ningún golpe. Después de aquello no volví a intentarlo, puedo asegurarte que la tontería esa del radar gay no funciona, al menos conmigo. Todas las chicas que me han gustado han resultado ser total y completamente heteros.

Bea le hizo un gesto a su heroína para que se sentara junto a ella.

- Mi vida ha sido una mierda ya antes de llegar a este mundo, mis padres no dejaban de preguntarme cuando iba a llevar a un chico a casa y como tampoco tenía suerte con ninguna chica preferí no decírselo nunca. Luego me diagnosticaron un cáncer de los chungos y me dijeron que la quimio era la única salida pero que aún así tenía pocas posibilidades de superarlo. Unos días después el mundo se partió y caí en este mundo, nada menos que en la ciudad de Gotham, aparte del infierno ¿que otro sitio hay peor que ese en todo el mundo? Bueno quizás Blüdhaven, pero viene del mismo cómic en realidad así que no cuenta. Pasé tela de hambre y frío hasta que empecé a ganarme la vida vendiendo esos dibujos de mierda de los que no estoy nada orgullosa.

- Entonces apareces tú, me salvas la vida, me das esperanza, dices que te gustan mis dibujos, algo que me parece increíble porque no me gustan ni a mi y no entiendo como alguien puede querer comprarlos. Te he besado y te he vomitado encima y aún así sigues aquí. Wonder Woman o Kamala Khan se habrían largado asqueadas hace tiempo, pero tú eres mejor que ellas, mucho mejor que ellas. Tú eres perfecta, en todos los sentidos. Yo solo quería agradecerte que me salvaras.

Segundos después un resquicio del valor que antes había sentido la impulsó a seguir hablando.

- Tu beso ha estado genial... siento lo del sabor a vomito.

- Si, creo que esa es la definición correcta, una autentica mierda. Yo empecé a leer cómics precisamente para escapar de mi mierda de vida. Cada vez que pensaba que no me podía ir peor..., la joven se encogió de hombros, entonces encontré tu primer cómic y me sentí un poco identificada contigo, deseaba escapar de mi vida a través de los cómics. Bueno, supongo que los dioses me han sonreído o algo así, al fin y al cabo he acabado aquí, en Gotham ¿Sabes lo que es conocer la identidad de Batman y no poder decirlo por miedo a que te pase algo o que se la líen?

Bea volvió a mirarse los pie, avergonzada. No se atrevía a mirar a la cara a su heroína mientras ella le contaba todo aquello. Por supuesto que lo sabía, lo había leído, pero que ella se lo contara lo hacía real. Todas esas cosas que les ocurrían a los héroes en los cómics, aquí les habían ocurrido de verdad. Y había cosas muy chungas, chungas de verdad, familiares muertos, torturas físicas y psicológicas muy graves, elecciones imposibles. Casi se puso a llorar al comprender que su mierda de vida era un cupcake en comparación.

- Mis dibujos... si me esfuerzo puedo conseguir no dibujar esos, Bea gesticuló para representar las partes enormes que salían en sus cómics, pero por algún motivo estos se venden de lujo, y yo necesitaba la pasta para pagar el tratamiento y mi piso de mierda. No estoy orgullosa de ellos, se que puedo dibujar mucho mejor, crear historias mucho mejores... pero en este mundo en el que los superhéroes existen nadie compra cómics si no son... bueno, así.

- ¿Kamala? Que yo sepa es superhetero en sus cómics, de ahí que supongo que su reacción sería esa. En tus cómics nunca tienes pareja, pero con lo cagones que son en las editoriales estoy segura de que te habrán escrito hetero como a todos los heroes.

Su heroina busco de nuevo su contacto, primero sus dedos mientras seguían hablando y luego sus labios... maldita sea estaba segura de que en algún sitio de su bolso tenía un caramelo de menta, claro que seguramente era de antes de llegar a este mundo ¿si se lo tomaba eso mejoraría o empeoraría el sabor a vómito? Gwen la estaba besando y ella solo podía pensar en vómitos... genial, simplemente genial.

- No has de pedirme perdón por nada.

Fue toda la respuesta que pudo dar casi sin aliento mientras rebuscaba en su bolso. Tenía que encontrar el puto caramelo ¡TENÍA QUE ENCONTRARLO! Pero el muy cabrón se resistía. Su corazón se detuvo durante un instante cuando ella le hizo aquella pregunta. LA PREGUNTA. Le costó conseguir hablar, joder, le costaba respirar ¿Cuanto tiempo puede permanecer parado un corazón sin que te mueras? ¿realmente estaba parado o iba tan rapido que ni distinguía sus latidos?

- Bueno... técnicamente ya hemos tenido una cita ¿no? Me esperaste a que acabara la sesión de quimio y me llevaste a varios sitios, vencer a mi cáncer creo que es mejor que sentarse en un cine a ver una peli. De hecho a pesar de la pota yo le daría cinco estrellas a nuestra primera cita.

- Ostia Gwen, que casualidad, andaba leyendo el foro y como preguntaste por mi decidí pasarme ¿necesitabas mi ayuda con algo no? ¡Ah! Y tu debes de ser Bea. Me han hablado un montón de ti, un placer. Bueno me voy que Jeff esta esquilmando los patos del lago, si necesitas algo más mandame un Whatsapp.

El mercenario le lanzó a Gwenpool un pequeño paquete de caramelos mentolados mientras salía corriendo tan rápido como había llegado mientras Bea se quedaba mirando como una idiota...

- ¿En serio? Ese cómic no me suena, o ¿ha sido en este mundo? preguntó Bea extrañada. Yo me he leído todo lo que habían publicado de ti antes de llegar aquí, el 10 de marzo del 18, creo que nunca olvidaré ese día. Todo lo que hayan publicado después... pues queda fuera de mis posibilidades, continuó tras las palabras de Gwenpool.

Estaba superavergonzada de sus dibujos, pero parecía que a su heroína le gustaban lo que le ayudaba un poco a superar la situación. Su corazón había sido una montaña rusa durante toda la conversación, pero, con las siguientes palabras de Gwen, parecía indeciso entre detenerse por completo y latir a mil por hora. Quería responder inmediatamente que si, pero el miedo y los nervios le atenazaban la garganta. Su heroína, la mejor de todos los tiempos, no solo la había besado sino que ahora le estaba pidiendo que se mudara con ella (seguramente fuera de Gotham, no entendía como esa ciudad seguía habitada).

Pero no le dio tiempo a responder nada, para cuando consiguió aclararse la voz lo suficiente para volver a hablar estaban rodeadas de otras versiones de Gwen que parecían estar discutiendo como derrotar a Hulk. Lo más curioso de todo es que estas si hablaban en ingles, algo que no le había ocurrido hasta ahora. Ver esas variantes y comprender como debían hacerle sentir a su heroína le devolvió la capacidad de hablar, tenía que apoyarla como pudiera (y si de paso se soslayaba la invitación mejor que mejor, que no se sentía con fuerzas de afrontar esa conversación)

- Tu eres la que eres, eres perfecta tal como eres, ni variantes, ni otras versiones de ti, tu eres la mejor heroína del mundo, eres la mas sexy y guapa de todas, y puedes ser lo que decidas ser, puedes lanzarles un escupitajo al ojo a los que intentan escribir tus historias y tomar las riendas de tu vida...

En ese instante, Bea se dio cuenta de que le acababa de decir a Gwen que era la más sexy y guapa y volvió a morirse de vergüenza, soltó la mano de su heroína y volvió a mirarse los pies mientras deseaba que se la tragara la tierra ¿Por qué le ocurrían a ella estas cosas? ¿No podía pasarle algo normal por una vez? Y la aparición de Deadpool termino con la poca normalidad que quedaba en la escena.

Todo esto estaba ocurriendo demasiado rápido, era demasiado confuso. Incluso dudaba de que fuera real. Siempre había soñado conocer a Gwenpool y ahora, no solo la conocía, sino que hasta parecía interesada en ella. Todo era muy surrealista, como en un sueño y lo de los caramelos terminó de rematar la faena. Estaba claro, todo esto no podía estar pasándole a ella, a ella solo le ocurrían desastres, por tanto esto era solo un sueño. Y si era un sueño y nada de esto era real lo mejor era disfrutar de ello tanto como pudiera antes de despertarse de nuevo en la sala de quimio.

- - Ji quiegeg eg caramelo, ven a pog el

Y fue a por el caramelo, pero no se lo arrebató a Gwen ni mucho menos, aprovechó para besarla. Para besarla de verdad, con pasión... y con mucha falta de experiencia, se concentró en disfrutar de aquel beso porque no sabía cuando despertaría. No sabía que hacer con la lengua (ni con las manos ya puestas) pero fue improvisando como mejor pudo. Cuando por fin se separaron le faltaba el aire y no estaba muy segura de si el caramelo se habría desecho o de si se lo había tragado, pero eso le daba igual.

- Vivamos juntas, en mi piso apenas tengo cosas aparte de mis lapices, una play, la tele y algo de ropa, en quince minutos puedo recogerlo todo. Por cierto ¿Donde estamos? Esto parece demasiado luminoso para ser Gotham.

Bea había perdido su timidez, al menos mientras siguiera convencida de que aquello era un sueño y no le estaba pasando...

- Puaj MODOK, supongo que mi cerebro había decidido olvidarlo. Es uno de los villanos más tristes del universo Marvel... aunque en DC si hay quienes lo superan. El Rey Condimento es sin dudas el más ridículo que existe.

La mente de Bea rápidamente se imagino a Gwen y a ella, sentadas en un cómodo sofá, usando una bata-manta que las cubriera a las dos, viendo en un panel flotante las pelis que se estaban preparando del MCU cuando le pilló el efecto Omega. Por no decir todo lo que hubieran sacado de Henry Cavill como Superman y Gal Gadot como Wonder Woman (que estaba para mojar pan). Unos meses antes hubiera añadido a la lista el Joker de Joaquín Phoenix, pero habiendo vivido en Gotham todo este tiempo... mejor no.

- Si eso no te cuesta mucho esfuerzo nos vamos a ahorrar una pasta en plataformas de streaming.

La joven se asustó un poco al ver que Gwen desaparecía en mitad de la conversación ¿La había asustado? ¿Le daba asco su aliento? ¿Le parecía una acosadora? ¿Se había estado burlando de ella? Pero de pronto su heroína volvió a aparecer y todo seguía igual que antes, todo bien, todo perfecto. Incluso le estaba sonriendo, a ella, a una dibujante de cómics de dudosa moralidad.

- Ten… tengo más todavía, por si quieres otro

- Me tomaría el paquete entero, pero en realidad creo que ya no hacen falta.

Bea estaba ya desatada, al fin y al cabo, acababa de llegar a la conclusión de que aquello tenía que ser un sueño, y si era así nada de lo que hiciera tenía importancia ¿no? Le daba un poco de miedo descubrir cuando despertara que seguía teniendo cáncer pero, por ahora, se concentraba en lo bueno. Volvió a besar a su heroína, esta vez lentamente, disfrutando de cada instante. Y haciéndolo un poco mejor, que la falta de experiencia se combate así, practicando, practicando mucho, algo que estaba deseando hacer.

Para cuando se separaron Gwen le había dicho algo que no había escuchado y el lugar había vuelto a cambiar... estaban en su cuarto, tal y como lo había dejado antes de ir al hospital. Bocetos desechados en el suelo, desorden y caos por doquier, cama desecha... aquello era un sueño ¿no? ¿por que no aprovecharlo? Justo antes de que Gwen alterara de nuevo la realidad acertó a decir una frase.

- La cama es más cómoda de lo que parece, si quieres podemos usa... ¡JODER!

De repente su maletín de dibujo había aparecido en sus manos, junto con su mochila llena hasta las trancas con su ropa, de hecho de uno de los bolsillos laterales asomaban sus bragas preferidas (unas de Gwenpool, a ver como explicaba eso sin parecer una acosadora). Y de repente otro cambio, estaban en el más lujoso y más grande despacho que hubiera visto nunca, y allí ante ellas estaba Michael Fassbender (la verdad es que hubiera preferido a Ian McKellen, pero él tampoco lo había hecho mal precisamente).

Max las miró un momento, como si esperara algo, después asintió.

- Parece que ahora si te quedas a esperar la respuesta jovencita, no me gusta que me dejen con la palabra en la boca. Te pediría que no lo hicieras de nuevo por favor.

Bea suspiró, ni siquiera se había dado cuenta de que estaba aguantando la respiración. Parece que por suerte la versión de Magneto de este universo era de esas que al menos se molestaba en hablar las cosas y no solo masacraba humanos. Todo un detalle por su parte ¿Sabría este Magneto que el tema mutante de los cómics de Marvel estaba orientado a las luchas contra la discriminación social? Vamos que Magneto era, en el fondo alguien que abogaba por la igualdad racial y de identidad de género.

- Respondiendo a tu pregunta, continuó tras una breve pausa, te diré que si, la oferta sigue en píe. Aquí en Genosha se acepta a cualquiera que tenga algo que aportar a la sociedad. Si esta chica tenía "cáncer" supongo que no es mutante, podremos buscarle plaza en la universidad o el instituto, según su nivel, el señor del magnetismo no estaba dispuesto a reconocer que era tan viejo que juzgaba muy mal la edad de los jóvenes, aunque si tiene algún tipo de capacidad o conocimiento útil para nuestra comunidad se esperará de ella que la comparta.

La verdad es que salvo por lo incomprensible de todo lo que estaba pasando esto cada vez se parecía menos a un sueño. El cerebro de Bea volvía a estar a punto de cortocircuitarse, otra vez.

- Hoy es tarde para buscaros nada, alojaros esta noche en mi casa. Seguramente mañana podamos encontraros un lugar para las dos.

- Hola, soy Bea, consiguió por fin decir.

Max se quedó un rato mirando a Gwenpool y a su acompañante, aún le resultaba un poco chocante que ahora este tipo de relaciones se hicieran publicas de esa manera, no es que tuviera nada en su contra, por supuesto, pero en la época en la que él había nacido esto era algo impensable. Por suerte estaba acostumbrado a ocultar perfectamente sus emociones y no se reflejó en su cara, aunque quizás tardase un poco en contestar.

- Eso es muy interesante Gwen, sería interesante que habláramos de ello más en profundidad en otro momento. Estoy seguro de que la señorita Frost podrá ayudarte a sacar el mayor partido de esa capacidad. Respecto a las capacidades de tu amiga estaría bien ver alguna de sus obras antes de ponerla a decorar la ciudad...

- ¡NO!

Max se quedó mirándola un instante, todo lo que rodeaba a Gwen era un autentico dolor de cabeza, pero tener a alguien en el grupo de élite de Luthor merecía la pena. Al fin y al cabo no era más que una niña superada por su poder, sola. Podía comprender perfectamente el trauma que eso podía causar.

- Te agradecería jovencita que controlaras tu tono, dijo el Señor del Magnetismo mientras la joven se ponía colorada. - De todas formas creo que tu... Amiga encajaría mejor en el instituto o en la universidad, una vez complete sus estudios podrá aportar mucho más a nuestra sociedad.

La verdad es que Magneto no era un gran conversador, al menos no con alguien con quien tenía tan poco en común como aquellas dos jovencitas. Así que la cosa decayó rápidamente y pronto estuvieron solas en la habitación.

- Creo que no debería haber gritado, aunque no parece haberse enfadado demasiado ¿no me pondrá a limpiar letrinas o algo así no?

Bea estaba muy nerviosa, la verdad es que empezaba a dudar de si aquello era un sueño, una pesadilla o la cruda realidad. Una gota de sudor se deslizaba por su espalda. En los sueños no se sudaba ¿no? La verdad es que había oído eso alguna vez aunque ahora no estaba segura de donde.

- ¡Esta cama es muy cómoda! Mira, ven a probarla - ¡¿QUE?! - ¡SENTARSE! digooo… siéntate a mi lado para probarla

Estaba, otra vez, más colorada que un tomate. Uno bien maduro. Sentía miedo y vergüenza a partes iguales, porque si esto no era un sueño (y el sudor parecía indicar que no lo era) eso quería decir que antes se había lanzado sobre ella como una gata en celo EN EL MUNDO REAL... o todo lo real que es un mundo en el que existen los superheroes, claro. De nuevo su mente intentaba distraerse y dispersarse con cualquier cosa mientras ella se esforzaba por seguir respirando y por mantener el corazón dentro del pecho.

Pero no hubo tiempo de pedir disculpas o de nada más, en cuanto empezó a sentarse Gwen saltó sobre ella. Sintió la presión de sus labios, de todo su cuerpo, sintió su calor, su olor, su tacto, casi podía sentir como ambos corazones latían desbocados, aunque eso seguramente eran imaginaciones suyas. No sabía que decir ni que hacer, deseaba que aquel momento durase para siempre.

- Eso ha estado bien, dijo casi sin aliento, creo que cada vez se nos da mejor esto.

Bea no se atrevía a moverse por miedo a perder el control. La verdad es que empezaba a tener bastante claro que aquello no era un sueño, si lo fuera estaba segura de que ya no llevarían ropa, nada de ropa. Pero eso no hacía sino hacerla sentirse más avergonzada (de nuevo).

- Perdona si lo de antes te molestó... yo... creía que tenía que ser un sueño. Nunca me ocurre nada bueno... hasta ahora al menos.

La verdad es que conocía a su heroína de los cómics y, para ella, todo esto podría ser solo un juego.

La frase de las olimpiadas consiguió arrancarle una sonrisa a Bea. La cabeza de la chica subió de nuevo con lentitud y, aunque seguía bastante colorada, al menos fue capaz de mirar a su heroína a la cara.

- No creo que eso exista en casi ningún universo, pero si encuentras uno en el que si y podemos participar juntas, me encantaría ir a por la medalla de oro, añadió solo en su mente.

Deseaba haberlo dicho en voz alta, pero hubiera muerto de vergüenza. La verdad es que no sabía de medicina lo suficiente para saber si eso era posible o no, pero mejor no arriesgarse. Gwen le dijo entonces algo que, de nuevo, consiguió dejarla sin respiración. Necesitó varios intentos para conseguir recuperar la voz otra vez.

- ¿Conocerme? ¿A mí? Preguntó la chica incrédula, nadie le había dicho algo así nunca, en toda la puta vida.

Y entonces volvió a derretirse. Gwen volvía a besarla, suavemente esta vez. Bea empezó a abrir los labios esperando más, pero su heroína se separó de ella de repente, demasiado rápido para u gusto, y la dejó boqueando como un pez. Un pez que se sentía increíblemente estúpido, por cierto. Sintió ganas de sujetarla, de continuar aquel beso, pero Gwen tenía razón, todo estaba yendo demasiado rápido. Por lo que había leído su heroína tenía aproximadamente la misma experiencia que ella en estas cosas, lo que venía a ser entra nada y absolutamente nada.

O habían tenido muy mala suerte pulsando los botones de la tele o iban a necesitar su cuenta de HBO ¿Se podría usar en Genosha? ¿Sería esa una smart TV o necesitarían comprar un Chromecast o algo por el estilo? De todas formas la verdad es que la pobre chica estaba agotada. Después de todo el día de acá para allá había tenido la sesión de quimio, que siempre la dejaba baldada, había luchado (o más bien acompañado a Gwen mientras ella luchaba) con el cáncer dentro de su cuerpo, había tenido emociones para varios años, incluyendo su primer beso y que la chica que le gustaba viera sus braguitas... con la cara de la chica que más le gustaba. La verdad es que ahora mismo dormiría durante una semana, o tal vez dos.

- Que te parece si simplemente nos echamos a dormir un rato, no se tú, pero yo la verdad estoy agotada, y en un deje de valor o de cansancio (seguramente lo segundo) añadió, siempre he querido dormir haciendo la cucharita, pero nunca he tenido con quien practicar.