Always bet on red (Matt Murdock, May sheen woo) [26/06/2019]

La casa de subastas van Winkle tenía un gran prestigio, siendo que desplazó a otras casas de subastas en cuanto a sus formas de trabajar, teniendo cientos de logros. Actualmente la misma estaba bajo el mando de la heredera de Rip van Winkle. Muchos podían cuestionar que lo fuera, pues entre la elegante mujer de pelo negro, tez pálida y características europeas y la joven asiática había una evidente diferencia, pero no cuestionaban ésto, ya que tenía la explicación de sus rasgos heredados de su padre, algo que no le agradaba. La mujer esperaba a un invitado desde que conoció a Elektra; recibió el aviso de que iría alguien su nombre y lo aceptó gustosa. Estuvo mientras observando los acontecimientos del mundo, entre ellos los recientes. Estaba mirando el cuadro que representaba a su madre. Había meditado mucho su posición tal cual se lo había relatado ella formando partes de diversos regímenes. Podía ver algo de ellos en éstos. La olla presión se estaba volcando y ya los bandos estaban definidos, y ella misma en nombre de Kami tomo su decisión; no iba a apoyar semejante atropello. Por eso iba a ayudar, y si tenía que luchar, lo haría.

– Imagino que es lo correcto que Kami me guíe en ésto – dijo mientras caminaba para recibir a su invitado.

Pensaba sobre qué pensaría ella de su decisión. Conociéndola le apoyaría, pues siempre estuvo orgullosa de sus acciones de tomar un camino propio. Cuando por fin llegó, ella pudo ver a su invitado. La sorpresa que tuvo fue mayúscula; Kami parece actuar de formas misteriosas. El hombre con la escultural mujer rubia era quien llevaba el caso que estuvo en boca de todos. Podía decirse que los dioses de la fortuna le enviaron allí. Se inclinó, llevando sus manos al costado para saludarlo:

[color=#FF0000]– Bienvenidos a la casa de subastas van Winkle, es un placer recibirlos. Soy May Sheen Woo Winkle-usó el saludo tradicional porque pese a conocerlo por las publicaciones del juicio y la pantalla eran la primera vez que se conocían de forma directa, lo mismo la mujer a su lado. En verdad el hombre frente a ella era lo opuesto a su padre; alguien noble de gran corazón y con la fuerza de voluntad para afrontar lo que viniera. Caso contrario al de Kennedy, el fiscal. Conoció al tipo en una fiesta; era un soberbio y arrogante que terminó siendo puesto en su lugar por ella y dejándole claro que no era de su agrado y que sin decirlo era un miserable. La justicia tiene dos caras; la mala, como ese fiscal, y el hombre presente, la justicia que ve por lo que es.


Matt Murdock, pese a la importancia de aquella velada, estaba algo distraído. O, más que distraído, abrumado. Los eventos recientes habían sido demasiado para él. Demasiadas noches sin dormir. Demasiados esfuerzos. Demasiados imprevistos. Nada había salido como él había querido y todos los esfuerzos por retirar la tapa de la olla a presión antes de que explotase habían sido en vano. Su mente, su cuerpo, su espíritu... aún estaban en el tribunal. Aún estaban en los relieves de cada documento que, al pasar su dedo, se convertían en palabras en su mente. En cada testimonio. En cada protesta. En las toses y murmullos de la sala. En el latido del corazón de Drago. Seguía dándole vueltas, como si pudiera arreglar algo, como si repitiera una jugada en una partida que, desde siempre, las cartas estuvieron marcadas. Así que se concentró en el lugar. En el olor a viejo. Pulcro, pero donde cada objeto le regalaba el idioma de su historia. Se centró luego en la mujer a su lado. Una que conocía demasiado bien pero en la que, en aquella ocasión, todo era distinto. El perfume, la forma de caminar, el maquillaje. Sólo los detalles más sutiles, aquellos que muy poca gente aparte de Matt podían percibir, le recordaban que a su lado avanzaba Elektra Natchios. Fue entonces cuando se centró en la mujer que avanzó hacia ellos. No hubo una mano extendida, o al menos ningún gesto que indicase aquello. Así que se limitó a hacer una inclinación de cabeza

- Soy Matt Murdock. Para mí también es un auténtico placer que nos haya recibido- hizo un ademán con la mano- Dejaré que mi encantadora acompañante se presente sola. Soy un desastre para ese tipo de cosas. No estoy acostumbrado a moverme en sitios tan elegantes. Lo mío son los juzgados y las prisiones.

La mujer dejó escapar una risa cantarina, apretando afectuosamente el brazo del abogado.

- Oh, vamos, no seas exagerado, querido, te manejas muy bien -después extendió la mano libre hacia May a modo de saludo-. Dobar dan, mi nombre es Andrea Peric, quizá haya oído hablar de mí... Soy una coleccionista de arte bastante conocida en Croacia. Matthew me habló de su galería y decidí que por fuerza tenía que venir a visitarla...

Elektra sabía que, si quería mantener su tapadera de agente de los Thunderbolts no podía ser vista públicamente junto al abogado que estaba llevando el caso de Drago. Tampoco les convenía considerando que iba a ser una de las armas secretas a esgrimir por Matt en el juicio. Si en algún momento se dejaba traslucir que mantenían una relación cercana, su testimonio podría ser considerado inválido, y eso no sería bueno para nadie. Así que había optado por poner en práctica sus considerables talentos para el disfraz.

Llevaba un elegante y provocativo atuendo de un color muy alejado al que solía vestir, lo suficientemente revelador como para mantener todas las miradas centradas en su cuerpo para que no pudieran fijarse en su rostro, ocultando su llamativa melena azabache bajo una peluca rubia. Aún así, había disimulado el tono oscuro de sus ojos con lentillas de un azul prístino, había aclarado con maquillaje el color de su piel, y había suavizado el rojo de sus labios con un labial sienna suave que ayudaba a volver aún más anodino su rostro, sin nada que destacara realmente en él o la distinguiera de cualquiera de las mil rubias que llenaban las calles de Nueva York.

El acento extranjero nunca había terminado de irse del todo, pero después de tantos años viviendo en América estaba lo suficientemente diluido como para que fuese indistinguible de cualquier otra región europea, especialmente si no se tenía la suficiente experiencia tratando con gente de esos lugares, como Matt le confirmó con su sonrisa.

Aunque él sólo podía percibir los rastros más sutiles del disfraz, apreció el toque de una coleccionista croata. Sabía que así no tendría que disimular sus escasos dejes europeos, y Grecia y Croacia estaban relativamente cerca. Había que tener un oído muy fino para notar diferencias en el acento en una persona que hablaba un inglés prácticamente nativo.


La verdad, podía leer los gestos del abogado un poco. Íntegra, su abogada personal, siempre habló maravillas respeto a su persona, un abogado altamente capacitado y cualificado para ella entre los mejores de mundo, que se graduó con todos los honores, un hombre que podría tener un buffet de abogados exitoso y optó por ayudar a otros. La verdad es que sus talentos como abogado le permitían conocer "todas las lagunas legales y notas al pie" que podían usar en contra de él, la única forma de que el otro miserable ganara era volteando todas las cartas a su favor siendo que su victoria fue porque lo ayudaron, no por su talento como fiscal.

– Bueno, puedo entenderlo, señor Murdock, por su profesión, y déjeme decirle que usted merece mis respetos, y la verdad, Kennedy ganó porque cambiaron todo a su favor, lo que en sí mismo muestra la clase de persona que es: un hombre que no merece representar a Temis, lo mismo la jueza – le dijo, mostrando su apoyo.

Justamente la jueza Andrea era una invitada en una futura fiesta hasta hacía unas horas. Había recibido una cancelación directa a su invitación escrita por parte de la misma alegando que su presencia causaría problemas en su fiesta por la polémica de su fallo, lo que no fue sino una forma sutil de mandarla al diablo.

Matt agradeció con una sonrisa las palabras de la señorita Winkle e hizo un leve asentimiento con la cabeza.

- Me alegro mucho de que lo vea así. Le aseguro que no es la única. El juicio de Dragoslav Katich fue un auténtico atropello. Una vergüenza, un insulto a nuestro sistema de justicia y, en definitiva, a toda la ciudadanía. Y no creo que haga falta esperar mucho para que la reacción de la gente contra el pisoteo de sus derechos se haga sentir.
May no podía negarle la razón, ése fallo había sido un atropello en todo el sentido de la palabra, con aquél hombre pavoneándose de su victoria. Si se los comparaba, Matt era la representación del hombre que buscaba la justicia y se guiaba por ella; el otro, un miserable.

– Es lo que buscaron. Para mí, la historia tiene un caso parecido. Sólo necesitaban alguien para declarar una guerra y que explote. Muchos ignoran que antes de la primera guerra mundial estaba todo tenso, la muerte del archiduque Francisco Fernando de Sarajevo sólo desató lo que estaba ya allí. Éste problema lo preparó el mismo gobierno y busca el detonante. En éste caso no fue asesinato, sino un juicio injusto. Dragoslav Katich es el francisco Fernando de ésta historia – la comparación no era al azar, pues los paralelismos entre hechos eran muy similares, quitando la muerte, claro.

- Por desgracia, es demasiado común la utilización de chivos expiatorios como medio para obtener las excusas necesarias para iniciar una guerra -asintió Elektra-. Hay quien todavía cuestiona que el bombardeo sobre Pearl Harbor tomara realmente por sorpresa a los americanos, y no les faltaría la razón al alegar que forzaron la mano de los japoneses al cortarles todas las vías de suministros. En aquella ocasión, también, hacía falta una excusa para tomar medidas que el pueblo no aprobaría.

May se volvió hacia ella, ofreciéndole un apretón firme como muestra de confianza.

– Es un placer recibirla, y estaré complacida en mostrarle algunas de nuestras recientes adquisiciones restauradas para que pueda ver la calidad de ellas y el porqué de nuestra reputación – le hizo un gesto para que le siguiera y guiará a su compañero.

La casa tenía diferentes áreas dedicadas a las culturas y periodos de la historia. La pareja acompañó a la señorita a través de las galerías, deleitándose con aquel sonido, casi de iglesia, reverberando, por las vibraciones y olores de las obras de arte, hasta llegar a la parte dedicada a Europa. Había diversos objetos de alto valor; éstos se traían para ser restaurados y puestos luego a la venta en las subastas.

– Justamente hace poco nos llegó desde Croacia una representación del período eslavo encontrado en pésimo estado. Los restauradores lograron recuperarla. Aquí está Perun, el dios supremo del panteón eslavo. Entre otras muchas cosas es el dios de la justicia, el equivalente de Forseti en el panteón nórdico o Temis en la mitología griega- mostró con orgullo la obra, pues estaba en pésimo estado y lograron devolverla a su gloria original. En todo momento su voz seguía monótona, pero se sentía cómo era en realidad, siendo amable y gentil.

Matt escuchó con atención y, al poco, se aclaró la garganta

- Sé que dada la antigüedad de la obra es prácticamente imposible que me permita tocarla pero... ¿Podría describírmela lo más detalladamente que fuese posible? No sólo lo relativo a su procedencia. Sino a su aspecto. Yo no soy ciego de nacimiento, así que con ella podría hacerme una idea más o menos aproximada.

– Al contrario, puede tocarla sin problemas. Su tacto es un modo de entenderla, así como lo hago con mi sentido de la vista. Puedo darle detalles, pero por favor, tóquela. Está bien asegurada y firmemente sostenida - le invitó, mostrando cortesía y respeto, pues, las personas que no tenían un sentido podían compensarlo con la mejora de los demás, y ella lo entendía muy bien gracias a sus maestros y entrenamientos en el teatro chino de Pekín donde durante ciertos ejercicios debió tener los ojos vendados y aprender a usar el resto de sus sentidos para moverse y cumplir con las tareas-. Puedo empezar por decir, señor Murdock, que su vestimenta es similar a la de los centuriones romanos. El relieve de sus ropas lo identifica como de alta alcurnia; tiene el brazo izquierdo para abajo con un escudo de corte similar a una lágrima. En su mano derecha sostiene arriba un cetro, símbolo de mando, y su cara es de rasgos similares a los griegos con una barba prominente. Su pose es de mando como corresponde a un líder de un panteón. Señorita Andrea, como ve ésta imagen mezcla rasgos de varios períodos, el romano, el helénico y el eslavo- dio la explicación acerca de la imagen mientras se notaba en su voz el respeto por ambos y amabilidad.

Elektra observó a Matt mientras pasaba con delicadeza la mano por la roca, tratando de hacer coincidir el recorrido con las explicaciones de May, visualizando en su mente la estructura y detalles de la obra. La griega conocía bien el amor que el abogado profesaba por el arte, y no pudo evitar experimentar una vez más una punzada de dolor hacia él, por todas las cosas hermosas de las que no podría nunca disfrutar. No le compadecía, pues no había nada que compadecer en el increíble hombre que tenía a su lado, pero sabía lo que significaba para él no poder volver a disfrutar de una puesta de sol, de la increíble gama de colores que se pintaban en el cielo, o de los increíbles prodigios capaces de brotar del pincel de un artista. Siglos y siglos de tesoros que permanecerían para siempre mudos ante él...

La asiática estaba hablando de justicia, liderazgo y autoridad. Dos de esos rasgos vivían en la persona de su actual presidente, Luthor. Por desgracia, faltaba el más importante de ellos, la Justicia, tal como la propia May había señalado momentos antes. Matt suspiró con resignación

- Parece una pieza exquisita. Y se lo agradezco. Gracias a sus explicaciones es casi como si pudiera verla.

Matt no había tenido, hasta el momento, la maña suerte de vivir una guerra. Drago sí. De hecho, era de lo primero que había experimentado en su vida. Aún así, conocía la incertidumbre, el miedo y el sufrimiento de los inocentes. Si, habitualmente, ya se sentía impotente ante todos lo que sufrían en su ciudad... ¿Qué pasaría cuando ese sufrimiento fuese a escala nacional o incluso... mundial? Aún le daba pudor hablar de aquello. Tenía miedo... él... supuestamente un hombre sin miedo... Temía hablar y más de eso... Pues sabía que las palabras de guerra se convertían fácilmente en actos de guerra. Pero no podía ya poner freno a lo inevitable, negar la realidad o las razones que le habían llevado allí

- Su analogía de hace un momento ha sido muy acertada. Yo mismo la utilicé en alguna ocasión, antes de este atropello, advirtiendo de a dónde nos llevaría si perdíamos la perspectiva. No se me escuchó. Yo seré ciego, pero el mundo ha decidido hacerse el sordo a mis palabras y... aquí estamos. Las advertencias son historia, como este antiguo relieve. Las advertencias y, por lo visto, también la justicia.

Justicia... Elektra misma había estado perdida en la contemplación de la figura. Por desgracia, Temis no había sido nunca un referente para ella, no de la manera en la que lo había sido siempre para Matthew. Las Furias habían sido quienes la habían guiado durante la mayor parte de su vida. Paradójicamente, en la obra de Esquilo que prácticamente había sido un reflejo de su propia experiencia vital, Agamenón, las Furias terminaban por convertirse en un símbolo de Justicia y Orden. Al final, la Orestíada trataba del sufrimiento transfigurado en conocimiento. De utilizar el dolor como un medio para escapar de la maldición de la venganza de sangre y ser libre... Poder pasar al fin... de la oscuridad... a la luz...

No... No era así como transcurría la leyenda, claro. Pero ya estaba cansada de dejarse arrastrar por lo que las Moiras habían decidido para ella. Por una vez sentía que tenía las riendas de su propia vida, y no estaba dispuesta a soltarlas nunca más. A partir de ahora su destino sería lo que ella dispusiera. Ella. No La Mano. No Bullseye. No Kingpin. No Ross, ni Luthor. Ni siquiera Matthew. Ella sería su propia dueña.

- Cabe hacer muchas preguntas -estaba diciendo Matt- Habrá que hacerse muchas más en el futuro... -Estaba claro que quería ser sutil pero, también que se le entendiese. Ni avasallar ni pecar de medias tintas- Pero parece que la única que será relevante, en un tiempo, es... ¿De qué lado estamos?


Mientras describía la estatua recordó muchas cosas; cómo fue aprendiendo que todo artefacto u objeto tiene una historia y una razón de ser, pueden además enseñarnos mucho, incluso pasado mucho tiempo de su creación. El pasado puede muchas veces proyectar el futuro.

– No hay de qué, la verdad es que me alegra que pueda percibirlo – le dijo mientras reflexionaba un poco. En la mayoría de las mitologías los dioses representan un pináculo de todas las virtudes, pero también los defectos que la humanidad tiene, por algo los dioses olímpicos son capaces de buenas acciones o dejarse llevar por sus deseos. Alejandro Magno afirmó ser hijo de Zeus, y eso mismo le dio un impulso, pero también causó que se elevara hasta la soberbia. Tal vez el presidente no se consideraba hijo de un dios, aunque se dejó llevar por sus motivaciones como tal. Mientras le escuchaba entendía su situación, y tras que terminara, habló – Muchos escuchan lo que quieren, otros sólo ignoran y algunos ven en las palabras la verdad, una por la que vale la pena ponerse de un lado porque es lo correcto. Yo antes tenía dudas de qué hacer, pero al ver lo que pasó tomé mi decisión y estoy de su lado, no sólo porque es lo correcto, sino que además soy, como Drago, una metahumana – dejó salir la bomba, no había motivos para ocultar lo que era, y más con él – Entrené para ser fuerte, estudié diversos métodos de combate, aprendí el arte de la espada y me hice fuerte para defender a otros de las acciones injustas. Practico la espada que protege la vida- dijo, revelando su naturaleza. Hizo una pausa antes de proseguir - La lucha aleja a la paz... Pero hay momentos en los que debemos luchar- dijo mostrando su pensamiento, ya bastante claro en cuanto lo que venía– Estoy dispuesta a luchar en todos los frentes por bien de la justicia y la libertad, porque así como yo, otros escucharon y saben que es lo correcto. La justicia verdadera no aceptaría que una jueza como la que lo condenó ejerza la justicia, que un abogado reciba todo a favor para apoyar que un relato gane – dijo mostrando todo lo que pensaba, y la verdad, ella tomó su decisión; estaba del lado de los que creían en lo correcto. Enfrentaría lo que viniera y apoyaría a otros.

Matt se retiró las gafas y se llevó la mano al hueco entre sus ojos. No estaba cómodo con aquello. No estaba cómodo con nada... pero la situación era la que era. Cientos de veces habló en los tribunales acerca de luchar por sus derechos. Sería un hipócrita si después de todo lo vivido y de todo lo que había dicho ahora, que había llegado el momento de luchar más que con palabras, se echase atrás. Esa posición no le gustaba. Un... reclutador... Usar las palabras para convencer a la gente era su trabajo. Pero no para convencerlas de poner en riesgo su vida o su libertad. Con todo... pudo notar en el latido de la anticuaria que su determinación era firme. No estaba reclutando. Estaba ganando una aliada.

- Admiro su valentía y su sentido de la justicia. Muchos metahumanos, pese a los argumentos del gobierno, han optado por acogerse a las condiciones del presidente Luthor -Dirigió el rostro brevemente a la caracterizada Elektra. No podía verla, pero buscaba su complicidad, que obtuvo en la forma de una leve presión en el brazo que la griega sostenía. Finalmente, tendió la mano a May y, pese a lo duro de la situación, sonrió-. Bienvenida al frente.

Elektra sonrió a su vez, tendiéndole la mano y una tarjeta con un teléfono móvil no rastreable escrito en él.

- Si en algún momento necesitas llamarnos, utiliza éste número. Si nosotros necesitamos tu ayuda, alguien se pondrá en contacto contigo. Bienvenida, May...