Ampliando la plantilla (Matt Murdock 9-1-2019)

Las fiestas navideñas habían terminado ya, los trabajadores volvían a su rutina habitual y en la ciudad de Nueva York se aproximaba un temporal que amenazaba con hacer caer la del pulpo. Agradecía que Blüdhaven no fuera una ciudad costera, ya había tenido suficientes temporales en Tokyo, un cambio hacia un clima más estable no venía mal. En cualquier caso no estaba allí por diversión, había asuntos importantes que requerían su atención. El bufete de abogados que había contratado la reciente filial americana de su empresa había acabado siendo un fiasco, tras un par de encargos recibidos tarde y mal hechos, había tomado la firme decisión de prescindir de ellos para contratar a alguien menos inútil. No es que fueran a recibir denuncias todo el tiempo, pero una empresa necesitaba un buen departamento jurídico, gente que llevara al día todo el papeleo legal que tenía que tener una empresa de esa envergadura y asegurarse, porque no, de tapar la mierda que se encontraba fuera de los términos legales.

Un nombre había llegado a sus oídos recientemente. Murdock. Decían que era bueno, muy bueno, también decían que su despacho estaba en un barrio asqueroso, y cuando Natsuki aparcó su Ashton Martin un poco por encima de las oficinas, enseguida se preguntó si su coche seguiría allí cuando volviera a por él. Seguramente si, ningún millonario estúpido se adentraba en los infiernos de una ciudad como aquella si no tenía claro que era el pez más peligroso del acuario, los rateros lo sabían y ella lo sabía. Así que bajó de su coche, y guardó las llaves en su bolso antes de entrar en el despacho de abogados.

- Tengo cita con el señor Murdock, soy Natsuki Aoki.

Se arrebujó en su abrigo, alegrándose de no haberse puesto vestido aquel día. Llevaba unos elegantes pantalones de traje en color canela, combinados con una chaqueta en color veige y zapatos marrones, parecía una niña bien cualquiera, salvo por la pistola que guardaba en su bolso. Hace años había aprendido a salir de casa siempre armada, un detalle del que nadie tenía porque sospechar.

En las oficinas me encontraba conversando sobre cierto tema con mi compañero de trabajo y amigo, Foggy Nelson-Matt, hay que cerrar ese caso está perdido...-Pero cuando estaba a punto de responder a las palabras de mi amigo escuché el pitido de un coche, y si especificamos bien era un pitido de aparcamiento similar al de un Bugatti o un Ashton Martin. Un olor femenino, suave, floral, a loto, en general un olor de aroma oriental apareció en la sala y junto a ese olor la presencia de una chica que nunca había visto-Foggy, luego hablamos, nos vemos a las nueve en el Bar Ennis-Tras esto anduve hacia la chica la cual dio sus motivos de estar en este barrio de mala muerte-Tengo cita señor Murdock, soy Natsuki Aoki-Revisé en mi archivador de citas confirmando que era cierto, tenía una cita concertada.

Yo iba vestido con mi traje de corbata color gris asfalto, bajo la chaqueta una camisa de botones blanca y una corbata ajustada de color rojo en relieve granate. Sujetaba en una de mis manos mi característico bastón de ciego de color metálico y rojo en su punta-Bienvenida a Hell's Kitchen señorita Natsuki, quizás este barrio no sea de su agrado pero eso no indica que sea nulo como abogado, al igual que no me supone ningún problema mi ceguera ejerciendo mi trabajo. Supongo que habrá venido aquí para contratar mis servicios ¿no es así?-Esboce una sonrisa leve en mi rostro mientras esperaba la respuesta de la chica.

Natsuki se sentó en una de las sillas del despacho, frente a la mesa del abogado, que atacaba con ironía y cinismo, no es como si tuviera necesidad de hacerlo, había ido hasta allí en son de paz, no a cortarle las falanges de una en una hasta que le dijera lo que quería saber. No, había ido porque necesitaba un abogado, uno bueno, y su currículum hablaba por sí solo.

- Si pensara eso de usted, Murdock-san, no habría conducido desde Blüdhaven hasta aquí sólo para entrar en su despacho. ¿No cree?

Sabía que era ciego, se había informado bien antes de visitar su despacho, no es que le hubiera investigado a fondo, para eso tenía tiempo, pero había querido saber un poco a que atenerse cuando visitara su despacho y eso, incluía su ceguera. Sacó los informes que había hecho preparar en braille para que le resultara fácil leerlo. Eran datos económicos y legales de su empresa, nada comprometedor, por supuesto, simplemente quería que comprendiera cual era el estado de Byocite Labs y convencerle para que dirigiera el departamento jurídico de su empresa.

- Necesito un abogado, para mi empresa, y a título particular, y dicen que es usted de los mejores de Nueva York y estoy interesada en contratarle. En el informe que tiene delante, encontrará toda la información que necesita.

Esperaba que aceptara, así no tendría que recurrir a los segundos de la lista, un bufete de abogados de tendencias politicas republicanas a los que le tocaría hacer la pelota. Quería abogados que trabajaran para ella, no estúpidos que se creían dioses en la tierra y se dedicaran a jugar al golf, drogarse y follarse prostitutas hasta reventar. Trabajaban, era cierto, pero le desagradaba al extremo como la miraban, como si fuera otro pedazo de carne en el que ellos pudieran meterla. Le daban ganas de pegarles un tiro; Matt no parecía de ese tipo de abogados y dudaba mucho que con su ceguera pudiera mirarla de alguna manera. Todo ventajas.

- Necesito un abogado, para mi empresa, y a título particular, y dicen que es usted de los mejores de Nueva York y estoy interesada en contratarle. En el informe que tiene delante, encontrará toda la información que necesita.-La chica parecía decidida, vio que yo era una buena opción pero no me fiaba demasiado de ella-Bien, trabajaré con usted a partir de mañana. Cambiando de tema ¿le tiene hueco a su agenda a las nueve y media? Podríamos quedar en un Bar de aquí y tomar unas copas con mi amigo Foggy, no se aburrirá. Quizás así me conozca mejor -Mi tono era un tono más de amistad que de flirteo, yo tenía una regla y era no mezclar el trabajo con el amor ya que es algo que me salió muy mal en el pasado. Tras esto me ajusté mi roja corbata en relieve y amplié mi sonrisa esperando una respuesta, afirmativa, de la asiática.

Bueno, había sido fácil y ahora tenía un problema menos, un abogado que parecía competente para los asuntos legales de su empresa y los personales, aunque esperaba no darle demasiado trabajo en ese aspecto, siempre le había gustado pasar desapercibida, pero claro incluso alguien que pasaba desapercibido necesitaba de abogados, a veces hacía cierto papeleo que era mejor que un experto facilitara, tenía una vida demasiado ocupada como para ocuparse encima personalmente de todas sus cosas, para eso tenía una secretaria, un gestor financiero y ahora un abogado. Además, ¿Para que hacer ella todas esas cosas cuando podía pagar a otros para que las hicieran? Así podía usar su escaso tiempo libre para descansar, un tiempo que ahora necesitaba como el comer.

- Me temo que tendrá que ser en otra ocasión Murdock-san, mi agenda está demasiado llena. Si tiene cualquier duda, no dude en llamar a mi secretaria o a mi teléfono personal, si ella no contesta. Que tenga un buen día Murdock-san.

Y sin más preámbulos, se levantó y salió del despacho, si conducía deprisa, quizás le daría tiempo a echarse una pequeña siesta después de almorzar, antes de enfrentarse a las montañas que el papeleo de expandirse en Blüdhaven había supuesto.