Out (Hush, Apollo) [15/12/2018]

Aquellos pequeños momentos de descanso eran lo que más disfrutaba Apollo de la vida, tenía con él a su marido y a su hija, y con un poco de suerte la Tierra no correría peligro durante unos días, dejándole algo parecido a una vida normal con las dos personas del mundo a las que mas amaba, era cierto que su hija había muerto en la Colisión, pero el había abrazado a esta Jenny y ambos se habían reconocido al instante, era SU hija, de algún modo seguía siendo SU Jenny y eso era todo lo que importaba.

Cuando el camarero se negó a calentar la comida de su hija y le dijo que no podían consumir comida del exterior Apollo se dio cuenta de que no les querían en ese bar y a punto estuvo de pedirle a Midnighter que se marcharan de allí, él podía calentar el potito con facilidad cuando nadie les mirara en cualquier lugar, pero ¿donde podían ir? No tenían otro lugar en el que refugiarse de la lluvia que caía sin descanso sobre la ciudad de Nueva York, su marido resolvió el problema, le encantaba esa faceta de él, cuando se ponía [/i]razonable[/i], por suerte para todos el encargado comprendió la situación porque si no hubiera actuado como lo hizo la situación habría escalado rápidamente.

El Superhumano miró a su marido acercarse con una sonrisa en los labios y le ayudó a ponerse a Jenny en las piernas para darle de comer, la pequeña siempre comía mejor con papi Midnighter que con él, se demoró unos segundos antes de volver a sentarse apretando con cariño el hombro de su marido mientras admiraba la dulce escena pero cuando notó la tensión en el cuerpo de Midnighter se sentó de nuevo frente a él, se notaba que tenía algo serio que decirle.

Apollo apretó entre las suyas la mano de su marido, por fin parecía dispuesto a abrir su corazón, por fin podría ayudarle a combatir a los demonios de su interior, aquel gesto lo era todo, cuantas noches de soledad había soñado con que el hombre de su vida regresara y se abriera a él, con que ocurriera precisamente lo que estaba sucediendo en aquel momento, no osó decir una palabra tan solo incrementó levemente la presión sobre la mano de Midnighter para que este supiera que tenía toda su atención...

Entonces la mirada de su marido cambió, el ordenador acaba de activarse, lo había visto demasiadas veces como para no ver el cambio ya no solo en los ojos sino en las facciones e incluso en el modo en que sujetaba a Jenny, solo esperaba que pronto recibieran un ataque, tenía que ser un ataque porque si no lo era sería algo mucho peor y su marido volvería a abandonarlos, no, esta vez no lo permitiría, esta vez intentaría convencerlo de que no lo hiciera.

- ¿Qué cojones es ésto? -les increpó un hombre incluso más alto que él.

- Pues es justo lo que parece , contestó Midnighter en tono calmado. Mi marido y yo hemos entrado al bar para darle de comer a nuestra hija ¿Tiene algún problema con eso, caballero?

Apollo sabía que su marido no estaba tan relajado como aparentaba, habría calculado mil veces como darles una paliza a aquellos tipos y había elegido palabras y tono concienzudamente para obtener el mejor resultado en el enfrentamiento, pero aunque pareciera una estupidez aquel hombre y su homofobia habían hecho muy feliz al Dios del Sol, cierto que les habían interrumpido en un momento intimo y pensaba hacerles pagar por ello, pero por otro lado eran los que habían activado el ordenador así que Midnighter no iba a dejarle de nuevo, ESO si que hubiera sido algo doloroso, estos tipos solo eran una mosca a la que apartar para seguir con su conversación.

- ¿Pero qué os habéis creído? replicó el gigantón seguido del típico discurso homófobo, algo que habían escuchado demasiadas veces de formas diferentes pero que venía a ser siempre lo mismo, os odio porque sois diferentes, os odio porque sois felices, os odio porque yo no comprendo como podéis amaros y odio todo lo que no comprendo.

- Esta vez mi vida, Jenny está muy a gusto y no hace falta molestarla, ya me encargo yo, dijo Apollo levantándose y sacando pecho, aquel tipo estaba acostumbrado a intimidar a la gente con su tamaño y no a alguien de la envergadura y musculatura del Superhumano, tal y como él esperaba el hombre se detuvo un momento para revaluar la situación, les pido disculpas si les hemos molestado de algún modo, dijo sumiso mientras se acercaba al grandullón.

Su voz y sus lenguaje corporal no encajaban, un pequeño truco que había aprendido de su marido, eso suele descolocar a la gente lo suficiente para sorprenderlos, cuando llegó a la distancia adecuada y sin apenas usar su velocidad sobrehumana agarró a aquel ser despreciable por algo que seguro que valoraba mucho y lo obligó a ponerse de puntillas.

- Nosotros no queremos problemas y si tu quieres conservar esa voz tan grave y bonita que tienes les vas a pedir a tus amigos que no intervengan, porque si alguno de ellos hace un movimiento que no me guste vas a perder a tus dos mejores amigas ¿lo captas?, un leve asentimiento de cabeza y un gesto a sus compañeros para que se mantuvieran al margen fue toda la respuesta que necesitaba antes de seguir hablando, solo habíamos venido a tomar algo y a que la niña comiera tranquilamente y nos habéis interrumpido en una conversación privada, yo ya me he disculpado por haberos molestado a pesar de que no hemos hecho nada malo ¿verdad? el matón asintió pero un leve incremento de presión de la mano lo animó a hablar, nada malo, no hacíais nada malo, os pido perdón, bien, me alegro de haber podido resolver este pequeño malentendido.

El Superhumano mantuvo un momento más su presa mientras miraba uno a uno a aquellos tipos con desprecio, por desgracia veía en sus ojos que cuando soltara al líder de aquellos imbéciles se iba a liar, quizás lo que hubiera hecho su marido hubiese causado menos heridos, pero al pensar en Midnighter se le ocurrió como resolver el problema, darles una pequeña victoria les permitiría salir de allí sin tener que abrirles los cráneos, no le apetecía tener que buscarse ropa otra vez ni tenían donde quitarle las manchas de sangre.

- Por cierto, hace un momento dijiste algo de que hay lugares específicos para los que son como nosotros, si nos dais la dirección o indicaciones para ir a uno de esos lugares nos podremos ir y no tendremos que volver a pisar vuestro bar nunca más ¿os parece bien?

Los tipos se miraron, el gesto de dolor de su líder y el hecho de haber “echado” a Midnighter y a Apollo de su bar para siempre parecía ser suficiente para evitar las hostilidades, la perspectiva de tener que enfrentarse a dos tipos grandes y que obviamente no les tenían ningún miedo a pesar de que ellos eran más cada vez empezaba a parecerles peor, la salida que les ofrecía el Dios del Sol era sin duda mucho más segura...

Poco después pudieron salir del bar sin más incidentes, ahora al menos tenían un lugar al que dirigirse, un lugar en el que podrían terminar aquella conversación, Apollo tomó la mano de su marido mientras caminaban y lo miró con una sonrisa en los labios estaban juntos de nuevo y nada los separaría esta vez, nada.

La despedida de Midnighter estuvo a punto de conseguir que la situación volviera a ponerse violenta con aquellos tipos, humillar a aquel tipo de gente solía ponerlos violentos, pero su marido tenía toda la razón y si insistían en recibir una paliza habría que dársela, aquel beso que le dio Midnighter lo merecía, por mucho que Apollo detestase tener que recurrir a la violencia no pensaba cambiar su forma de ser o esconder sus sentimientos por su marido ante los que no podían entenderlos.

Por suerte aquellos tipos debieron comprender que no era buena idea meterse con ellos y les dejaron marcharse, meterse con dos gays sentados a una mesa con una niña era una cosa, pero enfrentarse a dos hombres fuertes, altos, musculosos y que claramente sabían pelear mejor que ellos era otra muy distinta, así que aprovecharon la excusa que Apollo les había dado para dejarlos marchar, al menos les habían dado las indicaciones necesarias.

- Si no fuera por Jenny te estaría arrancando la ropa ahora mismo y lo sabes cariño, en mi opinión las camas están sobrevaloradas, dijo besando suavemente los labios de su marido, yo también los hecho de menos, sobre todo a Angie, era tan fácil hablar con ella de cualquier cosa...

Un pequeño deje de tristeza se pudo apreciar en la voz de Apollo con aquellas ultimas palabras, pero rápidamente pasó y cuando recuperó la palabra ya lo hizo en su habitual tono alegre.

- Pero aún no he perdido la esperanza, en el sitio en el que quedamos atrapados el tiempo no funcionaba correctamente, Angie me lo advirtió, podían pasar tres días o tres años aquí antes de que el Transporte pudiera reconectar con los dispositivos que ella me dio para colocar en órbita, aún podrían regresar.

Le quedaban ya pocas esperanzas pero jamás las perdería del todo, no sabía que hubiera hecho de perder a su marido y a su hija, al menos los tenía a ellos, Apollo acarició la cabeza de Jenny que rápidamente le cogió la mano para obligarlo a jugar un momento con ella, la niña se tapó la cara con la mano de su padre y al destaparsela no dejaba de reírse, el Superhumano comprendió rápidamente a que quería jugar Jenny y se situó frente a ella, tapándose la cara con las manos.

- ¿Donde está papa?... Aquiiii, dijo al destaparse ¿donde está papa?... Aquiiii

Después de una pelea clandestina más ganada con mucho esfuerzo y un desmayo después de que el réferi me declarara ganador levantando mi brazo en alto,  tan pronto di un paso fuera de cuadrilátero caí al piso, lo que provocara que pasara casi todo el día siguiente descansando en la cama, pero por la tarde como ya estoy casi como nuevo, así que me pongo mi mejor ropa y no es que  sea de comprarme ropa elegante con algunos trajes me siento más como un esclavo, no es algo que me moleste en lo absoluto pero a veces siento que no los necesito  y que  realmente los tengo por el entrenador que tengo y su jefe en las peleas.
Así que sin pensarlo mucho saco el teléfono y le hablo a Ryan para hablar con el e invitarlo a salir.
-Hola Ryan, oye que tal si vamos a una noche sin límites- le digo
-lo siento será a la siguiente tengo un asunto familiar que  debo arreglar-
-déjame ir a verte entonces- le propongo.
-no, no, no, ve diviértete, sabes que por mi estás en una relación abierta- me responde
-si estás de acuerdo bueno-
-solo una cosa ten cuidado he escuchado cosas de gente extraña-
-tranquilo me voy al lugar más común de la ciudad- le explico- cuídate te extraño- le cuelgo
Guardo el teléfono en mi cajón y saco la cartera de mi bolsillo antes de salir de la casa, al parecer se quedara sola un rato así que lo puedo dejar ahí.
Salgo de la casa y me dirijo hacia el antro,  en la taquilla hay una buena cantidad de gente que quiere entrar, compro en la taquilla mi entrada antes de ir a la  fila de entrada dónde me registran antes de poder entrar.
El guardia de seguridad retira la tira dejándome entrar al interior una vez ahí otro de los empleados me guía hasta una de las mesas que están en el piso de abajo, automática me siento mientras que me deja una mesa junto con un papel con pluma para apuntar a lo que voy a querer de beber, como todavía es temprano como para empezar a beber no anoto nada y mejor digo a mi mismo que debería comenzar a disfrutar la música y de los jóvenes vellos que están aquí.
No he fijado mi atención en ninguno en particular, aunque no suelo salir mucho podría simplemente buscar a un joven e invitarle las bebidas y divertirme solo necesito buscar alguien que no venga a acompañado o que no sea menor de edad con identificación falsa.

Apollo asintió a las palabras de su marido, estando con Jenny sería mejor un sitio tranquilo. Cuando le encontraran un canguro a la pequeña tendrían tiempo de salir una noche a bailar y divertirse, pero, por ahora, la verdad es que le apetecía mucho más simplemente sentarse a disfrutar de la compañía de su marido y su hija. Aunque al parecer la noche no parecía demasiado dispuesta a dejarles un momento de intimidad y de repente alguien salió de la fila de una discoteca y se puso a decirle cosas sin sentido, solo reconoció un nombre, uno que precisamente nadie debería haber conocido. Y para rematar le estaba empezando a doler la cabeza.

- Yo... creo que nos confundes con otras personas, dijo dudando un momento el Superhumano, me llamo Apollo y este... este es mi marido.

El dolor de cabeza aumentaba por momentos ¿Cómo era eso posible? El cuerpo del Dios del Sol estaba diseñado a la perfección, hasta ahora jamás había sufrido ningún dolor así ni ninguna enfermedad ¿estarían sufriendo algún tipo de ataque? A Apollo le estaba costando mucho pensar con claridad y sentía la mente espesa. Unos segundos después el dolor comenzó a disiparse y al hacerlo dejaron paso a unos recuerdos difusos, unos recuerdos que eran a la vez antiguos y nuevos para él.

- ¿Carlos? preguntó reconociendo por fin al hombre que les saludaba, perdona, no te había reconocido, la verdad es que no esperaba verte por aquí ¿Sólo un año? hacía una eternidad que no nos veíamos, estas igual, no has cambiado nada.

Los recuerdos de aquella otra versión de si mismo más joven se habían colado por fin en su cabeza y su mente había hecho lo mejor posible por mantener la cordura, los situó en una juventud que el Superhumano tenía completamente vacía, rellenando sus recuerdos anteriores a StormWach. Lucas, el infierno, Superman, los cambios en The Authority... muchas cosas de esos recuerdos no encajaban demasiado bien, pero de algún modo, aunque eran dos personas completamente distintas eran la misma. Él no solo era Apollo, también era Andrew Pulaski y había sido abducido por alienígenas, y, en sus recuerdos, después de aquello debió ser perfeccionado por el cabrón de Bendix. Todo era muy confuso así que intentó no profundizar demasiado en ello, al menos por ahora.

- Lucas y yo nos casamos hace ya mas de un año, dijo ya de manera mucho más natural, y esta preciosidad se llama Jenny ¿te apetece que tomemos algo y nos pongamos al día? Porque con todo este rollo del efecto Omega las cosas están... revueltas, hace poco leí en una revista que una madre y su hija se habían reencontrado y tenían la misma edad ¿puedes creerlo?

El tipo que estaba detrás de Carlos en la cola fue a apartarlos para avanzar, pero una sola mirada a Midnighter bastó para hacerle cambiar de opinión. Algo dentro de él le dijo que si quería mantener todos los dientes dentro de la boca era mejor no interrumpirlos.

- Cariño ¿te acuerdas de Carlos no? le pregunto Apollo a su marido, el primo de Javier, nos lo presentó hace una eternidad en Opal City.