Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
 
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AutorMensaje
Midnighter
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Midnighter


Bando : Neutral / Anti-Héroe

Insignia de Fidelidad : Año 9

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Ficha de Personaje
Alias: Midnighter
Nombre real: Desconocido
Universo: DC Universe

Entrevista Mortal (Erin, Apollo) [17/12/2018]  Empty
MensajeTema: Entrevista Mortal (Erin, Apollo) [17/12/2018]    Entrevista Mortal (Erin, Apollo) [17/12/2018]  Icon_minitime23rd Julio 2023, 15:59

Si algo había quedado claro para Midnighter después de la última noche, era que necesitaban un canguro para Jenny. Bueno... necesitaban muchas cosas. Un hogar para Jenny, cierta estabilidad económica, pañales (toneladas de pañales), comida de bebé... y, por encima de todo, Midnighter necesitaba, por su propia salud mental (y la de todos los que le rodeaban), poder disponer de vez en cuando de un momento de intimidad con su marido. Aunque sólo fuera para salir a tomar algo. El justiciero podía ser feliz simplemente pegando palizas a criminales, pero sabía que Apollo necesitaba algo más, y había tomado la firme determinación de empezar a tenerlo más en cuenta. La situación requería cierta urgencia, así que, a falta de tiempo y medios (y ordenador, y piso, y…) para publicar una oferta de empleo a medida, analizar y valorar currículums, había arrancado directamente el número de teléfono en un flyer que había encontrado pegado en una farola y había llamado desde una cabina para concertar una cita en la cafetería de la esquina a la hora del desayuno. La oferta indicaba que la muchacha era joven, lo cual les venía genial porque por lo general las adolescentes sin demasiada experiencia se conformaban con poco, y ni Apollo ni él andaban sobrados de dinero, precisamente.

- Buenos días, Erin, ¿verdad? Me llamo Lucas -dijo, presentándose-. Él es mi marido, Apollo, y ésta es nuestra hija, Jenny.

-Oh... ¡Hola! -dijo la chica. Si era posible, estaba tan nerviosa como entusiasmada, y debía de haber pedido consejo para la entrevista a, al menos, tres personas distintas (y contradictorias). No había otro modo de entender por qué llevaba una sobria camiseta color lavanda y unos tejanos de lo más normal, pero, al mismo tiempo, una mochila bandolera que lucía un número imposible de pines y chapas por centímetro cuadrado. Por no hablar de que no parecía estar demasiado segura de si tenía que aparentar ser una persona seria o no-. Sí, soy Erin, encantada -continuó, enrollando y desenrollando un mechón de pelo. Tardó un segundo más de la cuenta, pero finalmente extendió la mano para estrechar la de los dos hombres. -Hola, Jenny -terminó, sonriendo a la pequeña.

La computadora del vigilante hizo una rápida revisión de la muchacha. Su lenguaje corporal indicaba un nerviosismo totalmente acorde a la situación, y no había nada en sus latidos o en su actividad cerebral que indicara la presencia de poderes o rastro alguno de animosidad hacia ellos. Había vacilado a la hora de estrecharles la mano, no podría decir si como una consecuencia de sus nervios naturales o quizá un vestigio de prejuicio hacia ellos por ser homosexuales, pero incluso aunque fuese lo segundo no podría culparla. Todavía había mucho trabajo por hacer en aquel mundo para acabar con los prejuicios. Se fijó especialmente en su actitud hacia la niña y en como reaccionaba la pequeña hacia ella. Jenny parecía contenta, por el momento.

Ni Apollo ni él necesitaban comer, pero en aras de ofrecer una impresión lo más normal posible y que la chica no se sintiera nerviosa ni incómoda, llamó a la camarera para tomarles nota y pidió para él un café solo, un zumo de naranja y un plato con huevos fritos y alubias.

- ¿Qué vas a tomar tú, cariño? Y por favor, Erin, pide lo que quieras, invitamos nosotros.

- ¿De verdad? ¿Puedo? -preguntó, con la sorpresa inscrita en mayúsculas en su rostro pecoso- Eh... Pues... -miró la carta- creo que tomaré un batido de Oreo y un sándwich.

Apollo sonrió. La chica le cayó bien al instante, se la veía risueña y divertida, y al parecer Jenny estaba de acuerdo con él.

- Yo quiero unas patatas fritas de esas con queso fundido y trocitos de bacon crujiente, con una salsa, creo que era ranchera o algo así. ¿Sabes cuáles digo cariño? Y probaré ese batido de oreo también, suena delicioso.

Los hoyuelos de Erin se acentuaron al ensancharse su sonrisa. Al parecer no era la única amante de los excesos de dulce y salado. El superhumano sabía que su elección de comida podía no parecer muy normal, menos aún para alguien con su cuerpo, pero ya que iba a comer algo prefería darse el gusto; le encantaban aquellas patatas crujientes con la salsa y el queso chorreando. El hecho de que un cuerpo como el suyo en otra persona requiriese horas de gimnasio al día no era motivo para contenerse las pocas veces que comía. Además, en realidad eso solía atraer miradas, y Apollo no podía negar que en realidad le gustaba que le mirasen. En cuanto a Midnighter, no hizo ningún comentario. Era consciente de las preferencias alimenticias de su marido, y aunque el tuviera gustos más sobrios entendía que para Apollo la comida no fuese una necesidad sino un placer que hacía bien en satisfacer.

- Bien, Erin... Eres bastante joven. ¿Podrías empezar comentando cuáles son tus experiencias en trato con niños? Jenny tiene nueve meses y puede ser un tanto... difícil a veces. Queremos estar seguros de que vas a ser capaz de manejarte en una situación de estrés. No es lo mismo el nivel de dificultad que entraña un bebé al que supone atender a un niño más mayor y autosuficiente.

Apollo sonrió ante las palabras de su marido. “Difícil” era una forma de definirlo, sí. Cuando atravesó la pared de su habitación en el transporte con un rayo, o cuando interrumpió una discusión entre los dos con un pequeño estallido y había tenido que atraparla al vuelo.

La chica se mordió el labio inferior y frunció ligeramente el ceño, concentrada.

-Pues... veamos. Tengo dos hermanastros pequeños. Así que domino lo básico. Y... -vaciló un instante para buscar las palabras adecuadas- se me da especialmente bien entretenerlos. Jugar con los muñecos, contar cuentos... Me he visto todas las pelis de Disney, me sé todas las bandas sonoras y estoy dispuesta a hacer maratones de Pocoyó. Y bueno, sobre las situaciones de crisis... -tragó saliva-. Uhm, he estado en algunas. Y.… creo que se me dan bastante bien -ensayó una sonrisa que, esperaba, fuera de lo más inocente.

Apollo miraba más a su marido que a la chica, no porque no le importase la seguridad de Jenny, sino porque en realidad no sabía bien que aportaba él a la entrevista. Estaba seguro de que Midnighter estaría la analizando mientras hablaba, y quizás incluso habría comprobado sus antecedentes antes de venir, aunque ahora que lo pensaba se le ocurrió una pregunta:

- Erin -dijo tras saborear una patata durante un rato-. ¿Por qué quieres cuidar niños?

-Eh... Pues... la verdad es que me gusta, y me han dicho que se me da bien -seguramente porque ella misma era un poco cría todavía-. Y necesito el dinero para... -titubeó un poco, incómoda- bueno, para ir a un concierto. De un grupo.

- ¿Ah, sí? ¿De qué grupo?

Apollo tenía un gusto musical muy extenso. Su favorita era sin duda Doris Day, pero cualquier música bien trabajada le gustaba. Eso incluía incluso alguna boy band de las que les gustaban a las quinceañeras, sin olvidar jazz o rock, por supuesto. A él a veces le gustaba tocar un poco la guitarra, para lo que solía escoger canciones de los Beatles. Tanto a él como a Midnighter les gustaba especialmente “Here comes the sun”.

- Un... Un grupo de rock. No son muy conocidos. Tocan el mes que viene -respondió ella, con evasivas.  

No dijo el nombre de Deamhan. No quería que sus potenciales jefes pensaran que era una satánica o algo parecido. No le dejarían cuidar de su niña si pensaban que iba a sacrificarla a un príncipe del infierno. No debía estar haciéndolo demasiado mal hasta ahora, porque el tal Lucas parecía bastante convencido.

- Bien, Erin... Sólo quedan un par de cosas que me gustaría aclarar, pero son bastante importantes. Te he comentado lo de las situaciones de crisis porque, bueno, Jenny es un tanto... "especial". No lo sabemos con certeza, pero existe la posibilidad de que, en algún momento, si se enfada...

El hombre se tensó de repente, enmudeciendo y volviéndose para mirar hacia atrás.

- ¿Si se enfada...? -quiso saber Erin, antes de ser interrumpida por... - ¿¡Tentáculos!?

Dos gigantescos apéndices similares a los de un pulpo gigante acababan de reventar la cristalera que estaba tras ellos, reventándola en mil pedazos antes de volver a retirarse. Midnighter agachó la cabeza y suspiró.

- No. No ahora, por favor... No ahora -musitó.

En la calle, una masa de tentáculos parecía haber emergido del suelo y estaba destrozándolo todo alrededor, levantando coches y arrojándolos por los aires, azotando las calles y golpeando a los ciudadanos que corrían desesperados.

- Oh, no, nonononono... - ¿qué diablos era eso? Parecía agresivo. Parecía peligroso. Y esperaba no haberlo conjurado ella por accidente.

Apollo pareció querer levantarse, pero Midnighter le puso una mano en el brazo, mirándole durante un instante. "Por favor, no", decía con la mirada. "Esto es Nueva York. Esta ciudad está repleta de héroes, ¿no? Alguien vendrá. Seguro que alguien vendrá. No tenemos nuestros trajes, no podemos llamar la atención...". Pero los tentáculos estaban atrapando a la gente de la calle, había personas heridas, puede que muertas, en el suelo.

- Mierda -musitó Midnighter, y apartó la mano que había puesto sobre el brazo de su marido-. Muy bien, vamos a tener que considerar esto como una prueba de competencia y capacidades in extremis -dijo alargándole a la adolescente la bebé-. ¡Enseguida volvemos!

- ¿Qué? -preguntó. Una interjección no muy original, pero acorde con lo que quería transmitir. ¿Los padres de Jenny... Iban a ir a enfrentarse a... eso? ¿Eran... superhéroes o algo parecido...?

Erin se obligó a cerrar la boca y a centrarse en la pequeña, que se había quedado a su cargo mientras sus padres encaraban al monstruo. Jenny se abrazó a su nueva niñera como si la conociera de toda la vida. Los gritos de la gente, el pánico que la rodeaba y los asquerosos tentáculos que intentaban atraparlos no parecían hacer mella en su buen humor, estaba claro que la niña era muy, pero que muy, especial. Mientras la niña intentaba jugar con el pelo de Erin, Apollo despegó a tal velocidad que las niñas pudieron sentir la succión en el aire, lo que provocó una risita en la pequeña.

Había un tipo en el centro de la maraña de tentáculos. Parecía ser el que los estaba dirigiendo. Midnighter trató de llegar hasta él, pero los desagradables apéndices se interponían en su camino, tratando de inmovilizarle y trayéndole desagradables recuerdos de las bestias a las que había combatido en la luna. Por cada tentáculo que destrozaba surgían varios más a su paso. No iba a poder llegar, así que se dedicó a tratar de poner a salvo a los heridos y ayudar a los que no podían correr. El Dios del sol sobrevoló la zona rápidamente, utilizando sus rayos oculares sobre alguno de los tentáculos y cortándolos allí donde miraba. Eso liberó a varios de los heridos, pero eran demasiados, así no lograrían nada, al menos a largo plazo. Cargar contra el que controlaba los tentáculos tampoco era una opción. Si no frenaba lo suficiente antes de golpearlo, las vísceras de aquel tipo llenarían la calle. La niñera le había gustado, y si le veía destrozar a un tipo de un puñetazo seguramente rechazaría cuidar de Jenny. Su marido también parecía haber renunciado al ataque directo; Por cada tentáculo que destruían salían más, y eso les impedía llegar a la raíz del problema. Se estaba planteando llevar a cabo una medida desesperada cuando uno de los tentáculos levantó por los aires uno de los vehículos y lo lanzó contra la cafetería... justo hacia la cristalera tras la que se encontraban sentadas Erin y Jenny, sin que ninguno de los dos metahumanos llegara a tiempo de impedirlo.

Al ver venir el enorme proyectil hacia ellas, los ojos grises de Erin se abrieron desmesuradamente. Por puro instinto, la chica dio la espalda a la cristalera, rodeando a Jenny con los brazos para protegerla, y, al estar vuelta de espaldas, se perdió completamente lo que sucedió a continuación.

Un joven alto se materializó, aparentemente de la nada, frente a la cristalera de la cafetería. Alguien podría haberlo descrito (con el permiso de Apollo) como una estatua griega. Tenía el cabello castaño cobrizo y cuidadosamente despeinado; y un rostro de pómulos marcados, fuerte mandíbula, labios llenos, nariz recta y ojos color topacio. Su piel era blanca como el mármol y... ¿relucía? Sí, relucía a la luz del sol. Moviéndose a una velocidad imposible, el joven tendió el brazo hacia el coche, como si pudiera detenerlo con la palma de su mano.

Y.… de hecho, así fue.

El frontal del vehículo se frenó inmediatamente, y el resto de la carrocería, empujada aún por la inercia, se plegó sobre sí misma como un acordeón. El joven perfecto se volvió hacia las dos chicas abrazadas tras el escaparate, como si quisiera comprobar que estaban bien. Entonces, guiñando un ojo a Jenny, dejó el coche destrozado sobre el suelo y.. se esfumó. Pasados unos instantes, al no oír el esperado estallido de la cristalera, Erin aflojó un poco su presa sobre la pequeña y se atrevió a abrir un ojo y mirar a su alrededor. No sabía qué había pasado, pero parecían estar a salvo.

- ¿Estáis bien? -preguntó la camarera, corriendo al lado de la adolescente y la niña. Erin asintió con la cabeza, apartándose de los ventanales de la cafetería-. Menos mal, de no haberse interpuesto ese hombre...

Ah, entonces tenían que haber sido Apollo o Lucas.

-Sí, menos mal... -respondió Erin, aliviada por no haber terminado en un hospital con su protegida el primer día -. Tus papás son una pasada, Jenny -le susurró a la pequeña.

Midnighter llegó corriendo al interior de la cafetería pasando a través de la cristalera rota un segundo después.  

- ¿Estáis bien? -inquirió, llenándose los bolsillos de la gabardina con trozos de cristal roto-. ¿Quién era ese tipo?

- Estamos bien -confirmó la chica-. No tengo ni idea -respondió a la segunda pregunta, pensando que se estaba refiriendo al villano de los tentáculos.

Desde el ángulo en que se encontraba Apollo no había podido ver el objetivo del coche ni cómo se había detenido, así que, ajeno al peligro que había corrido su hija siguió con su plan... Aunque quizás llamarlo plan era un poco excesivo...  

Se lanzó en picado en dirección a aquel tipo, acelerando a la máxima velocidad que podía alcanzar dentro de la atmósfera sin que ésta se incendiara. Un impacto directo contra él lo destrozaría, así que Apollo aterrizó a unos centímetros a los pies de su objetivo. Los tentáculos que intentaron detenerle estallaron por el impacto, como también lo hizo el suelo bajo los pies de aquel hombre. Gotas de asfalto hirviendo y fragmentos sólidos surgieron del suelo y se proyectaron varios metros hacia arriba; el tipo se había encargado de crear una buena área de seguridad a su alrededor, así que fue el único herido. Tenía varias quemaduras graves y algunos fragmentos incrustados en su cuerpo, pero si los sanitarios lo atendían no sufriría daños permanentes. El hombre semiinconsciente intentaba decir algo, pero Apollo lo ignoró mientras salía del cráter. El impacto y la aceleración habían desintegrado su ropa casi por completo, pero él no le prestó atención a ese pequeño detalle mientras caminaba hacia su marido y las niñas.

- ¿Estáis bien?

Al ver el coche aplastado se estremeció un momento. Menos mal que Midnighter se había encargado, si no... Prefería no pensar en ello.

El anciano se desplomó al suelo, y una especie de nube densa de color marrón escapó de su cuerpo. Al verlo, Midnighter corrió hasta él y le comprobó el pulso. El hombre aún respiraba mientras los últimos restos de humo marrón abandonaban su cuerpo, pero en el instante en el que el último jirón de niebla le dejó, tuvo un espasmo y se quedó rígido por completo.  

- ¡Apollo! ¡Este hombre está muerto! -le avisó.

Pero no podía ser... No podía ser tan sencillo. Su marido no le había golpeado directamente, y aunque el hombre era de edad avanzada no debería...  

Un chillido escalofriante le hizo girar la cabeza hacia los edificios de la derecha, donde ahora había una mujer que parecía ser el núcleo de la eclosión de tentáculos, que continuaban atacando a los viandantes. Dos de ellos acababan de ser empalados y necesitarían ser atendidos rápidamente si aspiraban a tener alguna posibilidad de supervivencia. Midnighter sacó el pequeño bastón que había mantenido oculto en su espalda debajo de la gabardina y apretó un botón para extenderlo y convertirlo en un bo.  

- ¡Apollo! ¡Llévalos al hospital! ¡Yo la entretendré!

- ¡Voy! ¡Asegúrate de no derrotarla! Parece algún tipo de espíritu o demonio.

Apollo tomó con cuidado a los heridos más graves. No conocía bien aquel barrio, pero como esperaba el hospital no fue difícil de localizar desde el aire. La enfermera que estaba en la recepción se quedó mirando al apuesto superhumano (completamente desnudo) que apareció de la nada portando a dos heridos graves.

- Han sido atacados no muy lejos de aquí por... por algo, pronto llegarán más heridos.

Las últimas palabras de Apollo apenas fueron audibles. Sin la delicada carga el viaje de vuelta fue mucho más rápido. Midnighter se dedicó a saltar y esquivar los tentáculos, arrojando cristales a la mujer entre cabriola y cabriola, pero procurando no hacerle más que cortes y rasguños, sin ejercer daño letal. No se molestaba en tratar de destruir los apéndices, pues éstos volverían a resurgir mágicamente mientras la fuente continuara viva. En un momento dado saltó sobre el tejado de un coche y aprovechó el ángulo para lanzar el bo hacia arriba, golpeando a la mujer en la barbilla. Sin embargo, aunque el cuerpo estaba herido y magullado, no parecía afectar en nada a la entidad, que, repentinamente, empezó a hablar:

- Toda esa rabia... Si, Draggletail conoce la rabia. Tú y yo nos parecemos mucho.  

Parecía que había habido una pausa en los ataques, así que Midnighter calculó que lo mejor sería fomentar que siguiera hablando para ganar tiempo hasta que volviera Apollo.

- ¿Draggletail? ¿Ese es tu nombre o el de la chica que has poseído?

- La chica... -los ojos se iluminaron en dorado-. Se llama Marcia... 26 años según vuestra raza calcula el tiempo... Divorciada. La confianza que había puesto en su marido fue traicionada. Tanta, tanta ira y tanta rabia….  

- ¿Qué le ocurrirá a ella cuando te saquemos de su cuerpo? ¿También morirá como el anciano?  

Midnighter había visto por el rabillo del ojo que regresaba Apollo. Sabía que podría oír la respuesta de la criatura.

- Cuánta arrogancia... Marcia y Draggletail son uno hasta que Marcia muera. No hay vida después de Draggletail.

- Un parásito... -susurró Erin, sintiendo que se le revolvía el estómago-. Pobre chica...

¿No había forma de salvarla?

Midnighter fue saltando hacia atrás hasta llegar a una escalera de incendios y subió hasta llegar lo más cerca posible de Apollo.  

- La chica ya está muerta. Si la hacemos caer, simplemente buscará otro huésped. Tienes que llevarla al espacio y soltarla allí, lejos de cualquier forma de vida.

El espacio... Parecía una buena idea. De hecho, parecía la única viable. Pero si Apollo la llevaba fuera de la atmósfera... ¿no se pondría en riesgo de ser poseído también?

- Espera, ¿y si se mete dentro de Apollo? -preguntó, asustada.

El Dios del Sol escuchó la pregunta de Erin, pero no estaba preocupado. Por desgracia no tenía tiempo de contestar; si esa cosa se daba cuenta de que iba hacia ella, si abandonaba ese cuerpo antes de salir, habría muchas más víctimas.  

El superhumano se lanzó sobre la mujer, la apresó con fuerza e ignoró los tentáculos que intentaban obligarle a soltarla mientras subía a gran velocidad, acelerando más conforme la atmósfera se hacía más tenue. La criatura gritaba y se retorcía:

- ¡Draggletail no puede morir! ¡Draggletail tomará tu cuerpo cuando éste muera!

- Suerte con eso; si el señor del infierno no consiguió mi alma, dudo que tú puedas hacerlo. Voy a acabar contigo, pero no porque te odie sino porque estás haciendo daño a inocentes, y me alegra que no puedas morir, en serio; quizás unos eones en el espacio sean lo que necesitas para recapacitar por lo que estabas haciendo. Quizás algún día encuentres otro ser vivo en el que habitar y entonces puedas compensar el mal que estabas causando.

- ¡Noooooooo!

Apollo lanzó el cuerpo moribundo de Marcia hacia el sol y volvió a donde estaba su marido apenas medio minuto después de haber salido. La frágil estructura humana reventó mucho antes de alcanzar la esfera ardiente, y la masa de gas y tentáculos se prendió en llamas de manera casi automática, aunque Apollo no pudo verlo porque para entonces ya estaba aterrizando junto a su marido.

- ¿Todos bien?

- Sí, pero deberíamos alejarnos de aquí antes de que alguien nos pregunte y nuestra cara salga en las noticias.

El hecho de no tener documentación alguna ni para ellos ni para Jenny era una preocupación constante para el metahumano, que se quitó la gabardina y se la puso a Apollo, esbozando una media sonrisa al ver cómo Erin cerraba fuertemente los ojos. Suerte que estaban en diciembre y había salido con ella porque no tenía otra pieza de abrigo. Tenían aproximadamente la misma talla aunque Apollo fuera más alto, así que más o menos podría cubrirse con ella. Una vez restaurado el pudor de su marido, avanzó hacia donde aguardaba Erin, con la pequeña Jenny tendiendo sus brazos hacia él, entusiasmada y en absoluto asustada por lo que acababa de desarrollarse. Ya se escuchaban las sirenas de las ambulancias, la policía y los bomberos que venían a paliar los daños y atender a los heridos. Midnighter recogió a Jenny en brazos y miro a Erin con cara de resignación.

- Imagino que ya no estás disponible para ese trabajo de canguro, ¿verdad?

- Eh... ¿por qué no? -lo menos peligroso del día, de hecho, había sido la parte de cuidar de Jenny-. Quiero decir, siempre y cuando mi padre no se entere de... ésto... -hizo un amplio gesto para incluir el asfalto levantado, la cristalera rota y los demás desperfectos.

Apollo se rió ante la respuesta de la joven.

- ¿De verdad?

Erin se encogió de hombros.

- No muchas jóvenes de tu edad son capaces de soportar cosas como... "esto" y seguir tan tranquilas como tú -respondió el metahumano, articulando lo que Midnighter estaba pensando-. ¿Acaso es habitual para ti?

-Ah. Eso. Bueno -las pecas de Erin fueron tragadas por un inesperado rubor-. Claro. Es que... No suelo ponerlo en el currículum. Ehm... Tengo un poco de experiencia en el... ¿campo superheroico?

- Eso puedo entenderlo, nosotros tampoco lo habríamos puesto en el nuestro, ¿no, "Lucas"?

- Nosotros ni siquiera tenemos currículum, Apollo... Erin -continuó, dirigiéndose ahora a la chica con actitud seria pero calmada-, puedo ver la actividad eléctrica de tu cerebro y no veo que tengas poderes de ningún tipo...

- Sí tengo poderes. Es sólo que... Todavía no los controlo muy bien -se cruzó de brazos, tratando de parecer más cool que avergonzada.

Midnighter enarcó una ceja.

- No puede ser. Si tuvieras poderes mis implantes los habrían detectado. A menos que... ¿eres maga?

- Midnigther, deja a la chica -interrumpió Apollo poniendo una mano en su hombro-. Si tiene o no poderes es cosa suya y no tiene por qué contestar a eso. Nosotros tampoco vamos anunciándolo a los cuatro vientos, ni nuestros poderes, ni su origen. Hay gente que necesita tiempo para salir del armario -añadió guiñándole un ojo a Erin.  

Erin sonrió de vuelta. Apollo era un hombre muy agradable, y agradecía que mediara. Lucas... Bueno, parecía educado, pero también era muy serio y, para qué negarlo, daba un poco de miedo.

- No me importa, sé que no tengo que hacerlo pero quiero responder –dijo mirando a Midnighter-. Sí, podría decirse que soy algo así como maga de nivel uno.

"Implantes"... Guay... Sonaba como a cyborg. ¿Dónde los llevaría? No era que se apreciara ninguna pieza metálica a simple vista.

- No tienes de qué avergonzarte, se ve que eres una buena chica y el trabajo es tuyo si lo quieres. Si tienes poderes, perfecto, y si no, también, aunque debo advertirte que Jenny sí los tiene, o al menos los tenía, y es muy fuerte.

- ¿Jenny tiene poderes? -repitió Erin, como si quisiera asegurarse de que había entendido bien. Miró a la niña, que parecía de lo más tranquila e inofensiva, y entonces volvió a mirar a sus padres.

- No lo sabemos a ciencia cierta, pero es lo más probable –Midnighter intercambió una mirada con su marido, inseguro acerca de si debían o no revelar más a aquella desconocida que tenía, además, poderes mágicos.  

- Cariño, la chica ha protegido a Jenny con su propio cuerpo -contestó Apollo, captando a la perfección el significado de aquella mirada-. ¿Qué más pruebas necesitas? Si tú no hubieras detenido ese coche, las habría aplastado. Por mí es la persona ideal para el trabajo.

La mirada del vigilante se volvió aún más penetrante e intensa.

- Yo no detuve el coche. Apareció un tipo de la nada y lo bloqueó. Debía de ser un mago porque mi computadora no podía registrarlo, era como si no estuviera ahí. Pensé que se quedaría a ayudar, pero desapareció tal cual apareció. Yo llegué un par de segundos más tarde.

Apollo miró extrañado a su marido, sin saber que decir. ¿Si ese tipo no hubiera aparecido, Jenny y Erin habrían muerto? Se estremeció debajo de la gabardina y no a causa del frío.

- ... Espera. ¿No fuisteis vosotros? -preguntó parpadeando la pelirroja.

Datos. A midnighter no le gustaba no tener todos los datos. Necesitaba tener todos los datos para poder analizar y comprender. Apollo tenía razón, pero sólo en parte. No conocían a la chica de nada y él siempre fue demasiado confiado. No estaba del todo tranquilo después de haber revelado a los cuatro vientos que tenían poderes, aunque también era cierto que en aquel nuevo universo no tenían enemigos aparte de los Skrulls. La idea de tener una niñera desconocida con poderes de los que no conocía la naturaleza exacta y que ni siquiera podía controlar del todo bien no le tranquilizaba, pero, por otra parte, el hecho de tenerlos quizá le viniera bien para atender a Jenny si llegaba a manifestar sus propios dones...  

Echó un vistazo al exterior de la cafetería, donde la policía andaba haciendo preguntas a los supervivientes. No tardarían en señalar hacia ellos.

- Sería preferible continuar ésta conversación en otro sitio. Apollo sigue desnudo, y aunque normalmente no me quejaría, aunque logremos evitar que nos interroguen, corremos el riesgo de que nos detengan por escándalo público.

Como siempre, Midnigther tenía razón; Algunas personas ya señalaban en su dirección. La verdad, vestido solamente con una gabardina que le llegaba a las pantorrillas, el pobre Apollo corría el riesgo de ser detenido si la NYPD lo confundía con un pervertido.

Un pervertido volador.

- ¿Te apetece volar, Erin? -preguntó, ofreciéndole una mano a su marido y otra a la chica-. Podemos terminar esta conversación en cualquier azotea, o en tu casa si lo prefieres; así te ahorras el bus.

- Eh... ¡Claro! -esta vez, la pelirroja los miraba con ojos relucientes.

En cuanto le dieron la mano, Apollo despegó lentamente, para darle tiempo a Erin a acomodarse junto a su cuerpo. Todo su empeño era que la chica estuviera segura, y que no se sintiera incómoda al abrazarla para que no cayera. Al fin y al cabo todo lo que los separaba era sólo aquella gabardina. Él no se avergonzaba de su cuerpo, pero la chica sí parecía tener mucho más pudor que él, como demostraba su empeño en no bajar nunca la mirada más allá de sus clavículas, cosa que, de momento, estaba logrando bastante bien.

Una vez se hubieron alejado de la zona del desastre hasta una terraza más apartada y tranquila, Midnighter continuó:

- Hay una alta probabilidad de que Jenny manifieste poderes en algún punto, pero aún es demasiado pequeña, por lo que la probabilidad de que los muestre aún es baja, pero no descartable. Lo cierto es que si de verdad tienes poderes quizás podrías solucionar las posibles crisis antes de que se produzcan. Lo que te puedes encontrar oscila desde que flote en el aire, se ilumine o lance descargas de energía si se enfada o se asusta, pero no debería ser nada de lo que preocuparse... Demasiado.  

- Bueno, en realidad no sabemos qué puede desarrollar en éste universo siquiera -matizó Apollo.

- Sí. No sabemos nada aún, ni siquiera si llegara a desarrollarlos. Pero es una probabilidad que no conviene descartar porque es bastante alta.

- Vale... Ehm... ¿Puede incapacitarme o... matarme? No tengo seguro.

- ¿Preguntas si puede matarte y después te preocupas por el seguro? - Midnighter dejó escapar una risita. Le estaba gustando el sentido del humor de la muchacha-. Francamente, no lo creo. Aún debería ser demasiado pequeña para desarrollar nada, y además... -miró a la niña, que estaba gateando hacia Erin y tironeándole de la pernera del pantalón-. Parece que le has caído bien –terminó con una sonrisa. Una que, por una vez, no era intimidante.

- Vaaale... Entonces... Uhm... Si veo que es demasiado para mí... ¿Puedo llamaros? ¿Lleváis el móvil encima cuando salís a salvar el mundo?

- La verdad es que acabamos de llegar con el fenómeno Omega y no tenemos prácticamente nada, ni el equipo que solíamos tener, ni, como has podido ver, uniformes o comunicadores. Pero supongo que podremos conseguir un móvil barato.

- Vale, genial. Creo que me las apañaré... ¿Tenéis algo de dinero? Puedo acompañaros si queréis ir de compras.

- Llevaba la cartera en el bolsillo de atrás del pantalón, así que en mi caso la respuesta es no, aunque me encanta ir de compras.

- Uhm... -la chica hizo una mueca. Si los dólares habían corrido el mismo destino que la ropa de Apollo, sólo debían de quedar cenizas- ¿Hemos... pagado por el desayuno...? -se le ocurrió de repente.

Midnighter se echó a reír.

- Chica, considerando todos los destrozos provocados por esa criatura, creo que el desayuno es el menor de los problemas de ese establecimiento. El seguro reparará todos los daños, espero. Por mi parte me gusta creer que el hecho de haberles solucionado el problema del monstruo tentacular que estaba asesinando gente bien vale un desayuno.

- Para mí, contaría... -asintió la muchacha.

- Para ser honestos no tenemos mucho dinero para ir de compras, aunque podremos pagarte tu salario. Por no tener no tenemos ni casa, así que para quedarte con Jenny tendrías que llevarla a algún sitio. Si no puede ser en casa de tu padre, a algún lugar de confianza, parque de bolas, centro comercial, cafetería, etc, en función de la hora. Nosotros nos ocuparíamos también de gestionar los gastos extra.

- Seguro que se nos ocurre algún sitio -respondió la pelirroja con una amplia sonrisa.

- Pues entonces supongo que está sellado -dijo Midnighter dándole la mano-. Tenemos tu número, así que te llamaremos en cuanto consigamos un teléfono.

Erin devolvió el apretón con toda la firmeza que pudo. Tenía que dar una buena impresión a su empleador.

- Genial.

Un problema menos que tachar de la lista. Ahora sólo faltaba encontrar una casa, alguien que les consiguiera documentación legal, adoptar oficialmente a Jenny, y averiguar la manera de que Apollo no fuera desplegando sus encantos cada vez que entraban en acción. Y, de todo, eso último posiblemente fuera lo más complicado.

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