Como gatos en el agua (Eclipse, Apollo) [15/10/2018]

¿Cuál es el origen de la maldad? ¿De dónde surge la oscuridad que infecta los corazones de los malvados? ¿Cuál es la excusa que utilizan los hombres para esgrimir sus banderas de odio? ¿Por qué los seres humanos estaban siempre tan ávidos por matarse unos a otros? Religión, política, codicia, celos... ¿Es que no se daban cuenta de que cualquier vida era mucho más valiosa que todas aquellas fútiles ambiciones? La política le provocaba náuseas. Ocasiones como aquella le hacían desear regresar a los viejos tiempos en los que actuaba como el Ángel de la Venganza, impartiendo la justicia divina entre los impíos y corruptos. El mero hecho de estar allí, contemplando a aquellos hombres armados que luchaban por una causa autoproclamada como justa, sin que les importara un ápice acabar con la vida de miles de personas inocentes en aras de una supuesta justicia inmisericorde, le traía a la memoria recuerdos muy desagradables de su infancia en Srebrenica y lo que había sucedido en el falso nombre de la religión. Llevaba muchos años combatiendo la oscuridad en Nueva York, pero nada de lo que había vivido hasta ahora podía equipararse a la magnitud de lo que aquellos hombres pretendían hacer para alcanzar sus ideales. Le hacía hervir la sangre de indignación, y supo que aquél día, mantener la promesa que le había hecho a Xavier, iba a costarle más que nunca en su vida. Se alegraba de estar con Logan; Sabía que él sería uno de los pocos que no le juzgaría si en algún momento llegaba a perder el control.

Le hizo la pregunta que cualquiera esperaría del actual líder de los X-Men, y Lobezno le dio la respuesta que el líder de los X-Men habría esperado oír... si se tratara de Cíclope. En lo que a él respectaba, le importaba bien poco si los destripaba a todos. Sólo se lo decía porque se suponía que era lo que tenía que hacer, pero el propio Lobezno sabía que no se trataba más que de una formalidad más. Nadie le detendría allí dentro. Desde luego, no él. Bastante tendría ya con tratar de mantener el control sobre sí mismo como para vigilar si su compañero destrozaba o no a gente que no merecía vivir.

A diferencia de lo que Logan pudiera pensar, Drago no creía que disfrutara con ello. Y no lo creía por una simple razón: porque él había asesinado a mucha gente en el pasado, y había disfrutado con cada uno de los miserables bastardos a los que había arrancado de éste mundo. Los había hecho sufrir hasta el extremo de hacerles desear la muerte, y habían muerto gritando, con un rictos de terror en sus despreciables rostros. Sí... Drago sabía lo que era disfrutar con la muerte, y en los ojos de su compañero no encontraba el brillo que había habido en los suyos cuando cumplía su cometido divino. Quizá esa era la principal diferencia entre los dos, la razón por la que Xavier le había hecho prometer que dejaría de matar como condición para ingresar en la Patrulla, mientras que jamás había intentado cambiar a Logan. Porque mientras que Logan mataba en defensa propia y para proteger a los suyos, él había ido intencionadamente a buscar a cada una de sus víctimas, y las había asesinado por venganza. Y había disfrutado con ello.

Quizás Eclipse no fuera la mejor elección para llevar a cabo aquella misión considerando su historia, pero los terroristas tenían rehenes, y cuando se trataba de infiltrarse en un sitio sin ser descubierto, Eclipse resultaba ser la mejor opción. Además, Lobezno y él se llevaban bien y hacían muy buen equipo juntos, lo cual, considerando el carácter hosco y solitario del que los dos hacían gala, era todo un dato a tener en cuenta.

De hecho, no era la primera vez que interpretaban un numerito como el que iba a tener lugar en el interior del embalse, y cada uno sabía bien cuál era su lugar. Eclipse controlaba la luz, y podía hacer prácticamente cualquier cosa para engañar a la vista, pero no podía emular sonidos, por eso en situaciones como aquella era preferible que Lobezno se ocupase de la parte de dar la cara mientras él permanecía invisible y apartado, ya que, a diferencia de su compañero, él no era a prueba de balas. Sin embargo, aunque no podía hacer que la voz sonara desde otro punto, sí que podía confundir lo suficiente los sentidos de los tiradores para que les costara acertarle.

Primero, hizo que todas las luces comenzaran a parpadear. Sutilmente al principio, y cada vez con mayor violencia hasta que finalmente se apagaron del todo. El desconcierto cundió entre los secuestradores, quienes, rápidamente, trataron de encender las linternas, sólo para comprobar que éstas no funcionaban. Y, entonces, una luz fantasmagórica acompañada de una densa neblina ilusoria se extendió por entre los hombres, y una figura aterradora y demoníaca se irguió ante ellos en el punto en el que se encontraba Lobezno. La figura era mucho más alta de lo que el mutante era en realidad, por lo que si trataban de dispararle, errarían en todos los órganos importantes.

Y, mientras su compañero atraía la atención de los criminales, él se deslizó hasta quedar detrás de los que mantenían retenidos a los rehenes, con las tonfas dispuestas...

Tenía que reconocer que Lobezno estaba cumpliendo con el papel a la perfección. Casi mejor que él mismo, vaya. Por eso resultó tan sorprendente que, a pesar de todo, una de aquellas sabandijas fuese capaz de reunir el valor necesario para correr hacia la bomba.

Y el espectáculo comenzó; Lobezno se arrojó sobre el miliciano, y los tipos que vigilaban a los rehenes, seguros ya de su muerte, se dispusieron a poner fin a las vidas de los prisioneros. Eclipse enganchó la semiautomática del que estaba a su izquierda con la tonfa y tiró hacia arriba, provocando una lluvia de balas en el techo, al tiempo que, con el pie derecho, descargaba una brutal patada lateral en la rodilla del otro, que se torció con un inquietante chasquido. Realizando un hábil giro con la tonfa, desarmó al primer miliciano y le golpeó con fuerza utilizando la empuñadura del arma que sostenía en la mano diestra. Sonó un nuevo crujido, éste procedente de la nariz del tipo, que se la cubrió con la mano, con la sangre fluyendo a borbotones, y comenzó a trastabillar hacia atrás mientras su compañero berreaba en el suelo agarrándose la rodilla rota. A Eclipse le bastó una patada circular para terminar de dejar inconsciente al primer tipo, y justo a tiempo, porque el que estaba en suelo acababa de recuperar su arma y, como no podía verlo estando invisible, se disponía a soltar una ráfaga de balas al azar chillando como un loco. Eclipse no podía permitirlo, o los rehenes terminarían heridos, así que pateó el brazo armado del miliciano, haciendo volar lejos el arma, lo agarró por el cabello y le obligó a descender al tiempo que su rodilla se alzaba para encontrarse con su mandíbula. En cuestión de segundos, los dos estaban inconscientes ante un puñado de rehenes aterrados que no eran capaces de comprender lo que había pasado.

Logan se había ocupado ya de los terroristas que custodiaban el explosivo, y se disponía a hacer desaparecer la ilusión cuando una especie de borrón plateado surcó la habitación a toda velocidad, impactando en su compañero...

Todo pasó tan rápido que apenas tuvo tiempo de reaccionar. En cuestión de una fracción de segundo, lo que parecía ser un misil tierra-aire impactó de lleno en su compañero y lo empotró contra una pared convirtiéndolo en pulpa de X-Men. Y de repente el misil resultó ser un hombre de apariencia cuasi angelical, imbuido de una brillante luz dorada, aureola incluida, que se encontraba flotando en el aire a escasos metros de distancia de él.

Pudo reconocer el idioma en el que habló por ser una lengua eslava como la suya. Aunque, por desgracia, allí acababan las similitudes. El bosnio era bastante parecido al serbio y al croata, las cuales se podían clasificar como una única lengua, el serbocroata, y como parte del grupo eslavo meridional, eran moderadamente inteligibles con el esloveno a pesar de las grandes diferencias existentes entre ellas, pero el ruso... del ruso no entendía ni media palabra, así que no tenía ni idea de lo que le estaba diciendo a los rehenes.

Sin embargo, algo en su actitud general le decía que aquél tipo no era de los malos. Era perfectamente capaz de percibir que la energía que le imbuía procedía del sol, lo cual lo clasificaba automáticamente como una criatura de luz, exactamente lo contrario a lo que él combatía normalmente. Dragoslav era un hombre religioso, y como tal, también era supersticioso. Creía en la existencia de los ángeles (durante un largo tiempo se creyó uno de ellos) y en la de los demonios, y desde luego aquél tipo no se parecía en absoluto a un Shaitán.

Por otro lado, indudablemente poseía la fuerza y la velocidad suficientes como para convertirlo a él también en gelatina si se arriesgaba a salir de la invisibilidad, y a diferencia de Lobezno, no podría sobrevivir a eso. Considerando que además al parecer no podrían entenderse hablando, y que parecía más propenso a golpear primero y preguntar después, le resultó más sensato permanecer oculto y vigilar su próxima acción.

Ya Lobezno se había recuperado del monumental golpe y le estaba hablando en su mismo idioma. Le sorprendió que no se hubiera abalanzado sobre él directamente, pues sabía que los estados de dolor intenso solían asalvajar más a su compañero, pero quizás así pudiera razonar con él y encontrar una solución para la situación. Y si no era así... bueno, acababa de percibir que su poder procedía del sol, y por algo le llamaban "Eclipse"...

El tipo de la aureola volvió a decir algo en ruso y trató de golpear a Logan con un rayo de luz solar concentrada que brotó a través de sus ojos tal y como lo hacía Cíclope (¿por qué a todos les daba por arrojar rayos por los ojos, por cierto?), y que él no tardó en absorber con su propio control de la luz. No contento con eso, cargó contra su compañero, volviendo a empotrarlo contra la pared, que ya empezaba a resquebrajarse a causa del castigo recibido. Sin duda era una problema, pero en aquél momento tenía una preocupación más acuciante, pues uno de los secuestradores se las había ingeniado para llegar hasta la bomba sin que ninguno de ellos se apercibiera, y parecía dispuesto a activarla, pero se detuvo en seco al ver cómo el contador se ponía automáticamente en marcha, sin que hubiese llegado a pulsar el botón... aún. Atónito, comprobó la numeración del contador, sin darse cuenta en su asombro de que la maquinaria no estaba emitiendo el menor sonido. Después se miró el dedo, seguramente pensando si había llegado a activarla sin darse cuenta. Aún se encontraba en ésa tesitura cuando alguien le enganchó el cuello por detrás, ejerciendo presión con el brazo hasta dejarlo inconsciente. Si Apollo o Logan miraban, podrían ver cómo el hombre se llevaba las manos a la garganta, agarrotando los dedos como si algo invisible le estuviese asfixiando, y sus pies patalearon incluso brevemente en el aire antes de quedar colgando, inertes. Una voz gutural resonó entonces por la estancia, hablando en inglés para dirigirse a los rehenes.

- ¡Salid de aquí! ¡Rápido!

Como no sabía si le habrían entendido, una sucesión de flechas luminosas se dibujó en el aire para señalar el camino que conducía al exterior del embalse, y, tras algunos segundos de vacilación, los rehenes comenzaron a seguirlas, apartándose de la zona de peligro inmediata. Entonces, Eclipse creó una ilusión de sí mismo a varios metros de distancia (por si al chico de oro se le escapaba algún golpe, que había demostrado tener la mano bastante suelta) y se dirigió a los dos combatientes en inglés, en la esperanza de que el extraño le entendiera:

- ¡Basta! ¡Parad ya! ¡Vais a acabar destrozando el embalse y las miles de personas que viven debajo morirán! ¡Estamos en el mismo bando!

- Pertenecemos a un equipo de héroes llamado los X-Men, quizá hayas oído hablar de nosotros -dijo Eclipse, abundando en lo ya dicho por su compañero-. Somos mutantes, y cada uno de nosotros posee alguna habilidad o poder especial. En mi caso, puedo controlar la luz y generar ilusiones, que es lo que viste al aparecer. En su caso... -miró de soslayo a Lobezno y sonrió con cierta malicia-, bueno, digamos que tiene muy mala leche. Yo pongo las ilusiones y él hace el resto. Trabajo en equipo. No esperábamos que otro superhéroe pasara por aquí y nos confundiera con los terroristas. La gente por lo general solía conocer el significado de las "X" que llevamos en el traje, pero desde la Colisión de Universos todo ésto es un verdadero caos. Imagino que no perteneces a nuestra realidad, ¿cierto? ¿Formas parte de algún grupo? Y por cierto, deberíamos atar a esos terroristas y llamar a la policía para que vengan a recogerlos, si es que los rehenes no les llamaron ya.

A Eclipse no le resultó raro lo que decía el superhéroe. La Colisión había dado lugar a multitud de situaciones inverosímiles, como cuando se habían encontrado con dos Magnetos totalmente diferentes en la mansión, así que poco había que le pudiera sorprender.

La cuestión de la homosexualidad tampoco le impresionó demasiado. Drago era musulmán, y aunque el Corán contenía condenas expresas de los actos sexuales entre personas del mismo sexo, al haberse criado entre Europa y Estados Unidos aceptaba la homosexualidad como algo natural, considerando la condena religiosa como algo obsoleto en el contexto de la sociedad moderna. Ayudaba el hecho de que uno de sus compañeros de la patrulla, Northstar, fuese abiertamente homosexual, claro.

Además, el Corán se manifestaba en contra de la lujuria homosexual, pero no decía nada sobre el amor homosexual, y por lo que parecía, Apollo y su marido estaban casados, y hasta tenían una hija.

Todo lo demás que explicó le sonó a chino, al igual que a Logan, pero gracias a la ilusión que le cubría su rostro permaneció igual de inmutable en todo momento.

- Apollo... creo que lo mejor sería que vinieras con nosotros a la Mansión X -dijo finalmente-. Estamos tratando de establecer contacto y alianzas con todos los nuevos héroes que han aparecido desde la Colisión, y quizás el Profesor pueda ayudarte a encontrar a tu familia y amigos. Es un telépata muy poderoso, y posee los medios para localizar prácticamente cualquier mente. Allí podríamos charlar con más calma una vez nos hayamos deshecho de éstos tipos -señalando a los terroristas-. Además, ¿dices que te has enfrentado al gobierno alguna que otra vez? En ese caso, quizá te caigamos bien -añadió con sorna-. El gobierno nos odia. Pero creo que será mucho mejor hablar de todo ésto en la cafetería de la mansión con alguna bebida caliente por delante. ¿Vienes?