Nadando como pez en el agua (Miembros de la Young Justice y Warlock) [16.04.2018]

16 de Abril de 2018
Happy Harbour, Base de la Young Justice
08:42 A.M.

Ser un vigilante de la noche no es tan sencillo. Y ser un miembro de la Young Justice… menos todavía.

Nuestra vida siempre es agitada y está llena de emociones, tanto positivas como negativas. Siempre hay algún que otro malentendido entre nosotros, e incluso los mejores amigos se pelean. Pero también tiene su parte buena. La Young Justice es como una familia, y todos nos cuidamos los unos a los otros. Es como el lema de los mosqueteros: ¡Todos para uno, y uno para todos!. Así es la Justicia Joven, y su líder, es decir: yo, Dick Grayson, se encarga de que el grupo siempre esté unido y no le falte de nada.

Es por eso, que el día de hoy es tan importante para nosotros. Tan solo había pasado un día de nuestra misión fallida de encontrar a Wally. ¿Qué ironía, eh? Se supone que era el tipo más rápido del mundo y podría haber vuelto a casa si hubiera querido. Pero había tenido problemas con sus poderes sobre la velocidad, y había vuelto a desaparecer siendo tragado por la Speed Force. Volvimos a casa hechos polvo, no podíamos hacer nada más en aquel estado. Para poder ayudar a nuestro amigo necesitábamos saber más sobre el fenómeno que había creado Barry Allen el día que un rayo le alcanzó.

Habíamos vuelto a perder a Wally, y todos nuestros compañeros estaban de capa caída. Sin ánimos y sin fuerzas. Pero esa solo fue la gota que colmó el vaso. La Young Justice llevaba desde la colisión sin un momento de descanso, sin un día de relax. Eran todo problemas…

La llegada de la nueva Raven causó el descontento por parte de algunos, y la marcha de Garfield del grupo. Después, más gente empezó a desvanecerse, y Coral, Brian y Joanna se contaban entre los desaparecidos. Creí recuperar la esperanza cuando se produjo la guerra entre las dos Atlantis, y Batman y yo fuimos a rescatar a nuestros amigos que vivían con La Sirenita bajo del mar. Me animó ver a Kaldur’ahm y a Garth con vida. ¡Y mejor aún! Roy también había surgido de entre los muertos, y Conner le encontró viviendo en el bosque. Nuestros amigos empezaban a aparecer, uno por uno, y parecía que por fin eran todo buenas noticias. Pero después de que Barbara consiguiera recuperarse del ataque de Crane en el Asilo… ella dimitió como Batgirl, y perdimos a otro miembro importante del grupo. Para mi… el más importante.

Pero no quiero empezar de nuevo con las penas y el discurso lacrimógeno. ¡Hoy es un día para pasarlo bien! Y es que el 21 de marzo fue el cumpleaños del Superchico, y como pasó lo de Atlantis, entre unas cosas y otras no pudimos celebrarlo como dios manda. Así que, esta mañana bien temprano me he dedicado a avisar a todos mis amigos y compañeros para prepararle a Conner Kent una fiesta de cumpleaños secreta en la playa. Avisé personalmente a los miembros que estaban siempre por la base, y todos estuvieron de acuerdo y me ayudaron con los preparativos de la fiesta. Se lo dije a Raven, Kaldur, Garth, Megan y Cyborg. Y avisé por teléfono a Roy, Barbara, Artemis… y a aquel chico tan raro que encontró Conner, ese tal Warlock. Incluso invité a Garfield, por si le hacía ilusión pasarse a vernos, aunque lo veía poco probable. También me hubiera gustado haber traído de vuelta a Wally West, y era una verdadera lástima, porque al velocista le encantaban las barbacoas en la playa...

Bueno, y ahora solo quedaba despertar a la bella durmiente…

***

16 de Abril de 2018

Happy Harbour, Base de la Young Justice

10:24 A.M.

Era increíble cómo podía dormir a pierna suelta el chaval. Se había quedado sobado abrazando al pobre Lobo, que empezaba a agobiarse por el estrecho espacio vital que le brindaba su dueño. Entonces, piqué a la puerta como si acabara de entrar en su cuarto y esperé a que el Superchico abriera los ojos. Todo el mundo estaba en sus puestos, y la estrella era la única que faltaba.

—Vamos, Con, despierta... — le comenté cuando balbuceó algo sin sentido por culpa del sueño— Hay una emergencia y te necesito operativo.— dije con un tono muy serio, como si verdaderamente algo estuviera sucediendo. Ya tenía ganas de ver la cara que pondría el clon de Superman cuando viera la fiesta que le habíamos preparado.

—Ha ocurrido algo en la playa de Happy Harbour. Necesito que te vistas y me acompañes.— le dije lo más serio que pude, y le di la espalda para marcharme de su habitación, pero no sin antes decirle— Ah, y no te olvides de traer el bañador.

Cuando Conner terminó de prepararse, le ordené a la Esfera que abandonara su forma esférica y se convirtiera en la Supermoto. Nos montamos en ella y todo parecía ir a las mil maravillas, aunque tuve la sensación de que quizás Conner viera que había algo raro en aquella repentina y urgente misión.

Llegamos a la playa, y todo fueron gritos y vítores de nuestros amigos. La cara que puso Conner al ver lo que habíamos montado fue bastante graciosa. Entre todos, habíamos pintado una pancarta con letras muy grandes que ponía: “FELIZ CUMPLEAÑOS CONNER”, y la habíamos colgado en lo alto de un pequeño risco que había junto a la playa.

Todos los miembros de la Young Justice se acercaron a saludarnos y empezaron a darle a Superboy los regalos. Yo aproveché para empezar a asar la carne y la verdura en la barbacoa y a preparar los refrescos mientras el resto se bañaba animadamente. Fue entonces cuando me di cuenta de la figura solitaria de Raven que destacaba entre el resto de nuestros compañeros. Iba ataviada con… ¿eso era un bañador? Parecía más bien otra de sus túnicas…Estaba muy callada, así que me dirigí a ella para iniciar una conversación.

—He traído hamburguesas de carne de soja para ti, espero que sean de tu agrado, Raven.— comenté, guiñándole un ojo a la Azariana.

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Se suponía que iba a ser una fiesta en la playa, pero Raven llevaba puesta una de sus túnicas habituales, larga hasta los pies con el corte en las piernas al estilo de Azarath. Lo único que no había traído era la capa, que le habría dado demasiado calor, aunque llevaba los guantes, que le cubrían hasta el antebrazo, y los tacones no parecían la elección más afortunada para caminar sobre la arena, pero no pasaba nada; se había situado en un lugar apartado y tampoco tenía demasiadas intenciones de moverse.

Sus compañeros habían regresado el día anterior después de una búsqueda que les había llevado más de dos semanas y de la que habían regresado con las manos vacías.

No podía evitar sentirse triste. No sólo porque Wally West había significado mucho para ella en su universo de origen, siendo el primer muchacho por el que había llegado a sentir algo, sino porque la moral del grupo estaba por los suelos y la golpeaba como las ondas de un estanque al rodear una piedra. Y, de la misma manera que la piedra del ejemplo, se sentía atrapada de aquella sensación de desánimo, y no conseguía escapar.

Richard estaba poniendo mucho de su parte por levantarles el ánimo, como siempre, y Raven sabía que en parte aquella fiesta no era más que una excusa para hacer que los miembros de la Young Justice olvidaran sus preocupaciones y tribulaciones, aunque nada más empezar ya había obtenido su primera derrota: Artemis. La novia del velocista se encontraba demasiado abatida como para acudir.

Entre todos habían puesto su granito de arena para la fiesta: a ella le habían encargado traer las bebidas, cosa que había hecho. Zumos, batidos y unas botellas de un líquido negro que los terrícolas llamaban "Coca Cola" junto con otras cosas que Dick le había dejado apuntadas en un papel.

Lamentablemente no tenía dinero propio, ni tampoco sabía hacer prácticamente nada que no fuera meditar. Entre eso, y que no conocía mucho a Conner, no se le había ocurrido qué regalarle. Tampoco tenían costumbre de eso en Azarath.

- Te lo agradezco mucho, Richard -dijo cuando el moreno se acercó hasta ella, y el sentimiento era sincero.

Eran los pequeños detalles como aquél los que la hacían sentirse integrada y querida, aunque no sabía si la antigua Raven también habría sido vegetariana y Dick sólo estaba haciendo lo mismo que habría hecho para con ella. No... esa clase de pensamiento no le hacía ningún bien en ese preciso momento.

- Temo... que no voy a ser una compañía demasiado agradable en ésta fiesta, Richard...

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Warlock se extrañó al recibir en la mansión una llamada. Normalmente su único contacto del exterior era Conner que venía a verle de vez en cuando, pero no le llamaba. El resto de sus amigos vivían en la mansión o tenían cosas que hacer, por lo que los descartó, sin embargo, si la llamada había sido aceptada por la recepción del edificio, sin duda era alguien de fiar, y tomó el aparato. Le bastaron sólo unos segundos para asimilar la información, colgar y salir volando a propulsión hacia Happy Harbor tras recibir la invitación por parte de Nightwing a la celebración de cumpleaños de Superboy.

Warlock no celebraba su cumpleaños, ignoraba en qué fecha terrícola exacta fue creado en su planeta natal, pero sabía que para los terranos, era un evento de suma importancia, no en vano, celebraban el comienzo de toda su vida. Negó con la cabeza en pleno vuelo pensando en lo profundos y sentimentales que eran los humanos, y en cómo le daban importancia a cosas pequeñas como si fuesen indispensables. Debía ser maravilloso sentir tanta grandeza, y esperaba poder ver las cosas así algún día.

Luego recordó que no tenía un regalo para Connie. Sus sistemas revisaron en los archivos de conversaciones y recuerdos visuales con él en busca de alguna pista, pero sin detener su travesía. Empezó a preocuparse al no dar con un patrón que le indicase sobre qué obsequio sería apropiado, y entonces vio la pancarta a lo lejos; Ya había llegado. Observó al resto de invitados dar sus paquetes a Conner y sintió una punzada de culpa. Tendría que darle algo más tarde...

Descendió hasta la arena, que se fundió en extraños cristales bajo la proyección de energía de sus pies, y después corrió para lanzarse a abrazar a su gran amigo, elevándolo por los aires en un par de vueltas hasta dejarlo de nuevo en tierra.

- ¡¡FELICIDADES, CONNIE-TÚ!! Yo espera que tú no se decepcione. Yo no ha traído ningún presente... Yo lo siente...

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Invitado

Aclaración :

Cuando tuvo noticias de que los participantes de la misión de rescate a su “querido primo”(con ironía)habían vuelto refunfuñó. Su sincero deseo era que ese viaje precipitarse la caída de los conocidos como Justicia Joven. A aquel suplantador de la identidad del menor de los Allen, no le hacía nada de gracia que Wally West regresará al mundo, le complacía que el primer Kid Flash estuviera desaparecido o muerto. No soportaba a nadie de la familia West-Allen. Por eso un sentimiento de satisfacción y felicidad le llenó su endemoniada alma cuando se enteró que la aventura había sido un gran fracaso. Se rió con gusto a escondidas para evitar descubrir su tapadera. delante de la vieja de Iris puso ojos de cachorrito y cara de angustia y tristeza total. Se mostró desvalido y sobrecogido. Sus emociones parecían completamente reales, sabía muy bien fingir los sentimientos de los que él carecía.

Como todo un buen ajedrecista haría tenía que mover sus piezas con sumo cuidado. No podía destapar su maniobra al contrario. Así que raudo como un rayo se dirigió a la casa de Artemis, aquella que en la Tierra-16 (Tierra de Young Justice Serie) la muchacha compartía con Wallace. Hizo su mejor interpretación de un muchacho preocupado por la arquera. La dirigió falsas palabras de consuelo, tenía memorizado un montón de frases de estúpido optimismo y ridícula esperanza que solía decir el verdadero Bart. Recitó estas palabras con un sentimiento y una emoción casi fidedignas. No obstante, para él todas esas letanías eran palabras vacías y absurdas. No sentía nada de lo que estaba interpretando. Simplemente tenía que mantener su tapadera hasta que pudiera lograr sus objetivos. Artemis no era nada más que un medio para conseguir un fin. No la veía ni como una persona. Algo así como un mascotita. Era vietnamita así que el joven se planteó en que quizá era muy similar a la raza de cerdos pequeños y adorables originarios de ella zona del Vietnam que en el primer mundo eran unas mascotas exóticas. Concebido el concepto de animal de compañía como algo superficial, no con el cariño intenso y desprendido que muchas personas muestran a sus queridas y apreciadas mascotas. Eso era ella para él. Menos que una persona real y más que un mero adorno. En casa de la que fue aprendiz de Green Arrow, el castaño preparó palomitas y chucherías para que vieran tumbados y fuertemente abrazados en el sofá un maratón de películas. Brucely, el Pit Bull que tenía Artemis y Wally, se sentó con su ama, notando el pesar de la joven. Thrad ocultó su sentimiento de animadversión e intentó refrenar sus inmensas ganas de clavarle algo punzante a aquel perro y hacerse sufrir hasta la muerte. Cerró una de sus manos fuertemente, clavandose las uñas en la piel para contener su irrefrenable impulso de agredir a aquel ser vivo.

El falso Bart activaba con mimo los cabellos rubios de la vietnamita e intenta hacer que se sintiera mejor. Intentando ganarse su confianza y arraigar en su corazón una dependencia proviniendo de eso que se llamaba afecto. Necesitaba hacerse imprescindible para ella y fijar su posición. Sabía que nadie sospechaba de él, pero no podía relajar su actuación ni levantar sospechas de ninguna clase.

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De fondo se escuchaba el sonido de la televisión. Las voces de los personajes de dibujo animado se extendían por toda la habitación mientras pelirrojo se preparaba un café. Se había levantado hacía un rato se servido un tazón de cereales con leche fría. Después de comerse su desayuno, decidió elaborar ese negro néctar que te reanuda por las mañanas. Luego tenía planeado ir al taller del petirrojo y desarrollar alguno de sus proyectos mecánicos. Quizá hacerle una mejores a los vehículos de su amigo moreno. El arquero se encontraba solo en el apartamento de Blüdhaven. Su compañero de piso estaba en Happy Harbor. Se había quedado allí a pasar la noche después de una misión complicada y fallida.

Su teléfono sonó con una alegre síntoma. Roy la tarareó la canción hasta que llegó a la mesita de café donde tenía su móvil. Al descolgar escuchó la voz de Dick. Richard le invitó a una fiesta en la playa para levantar los ánimos del grupo y festejar el no celebrado cumpleaños de Conner. Cómo ser extremadamente social que era, el pelirrojo acepto encantado. Nunca se perdería un evento social. Era la oportunidad perfecta para hablar con todo tipo de gente y divertirse. Además que fuera en la playa le sumaba puntos de interés, era muy bien sabido que al de ojos esmeralda le encanta el ambiente de sol, mar y arena.

Concluida la llamada, se alistó. Se metió en la ducha, se vistió, se peinó, acomodo su bañador azul con flores blancas y sus útiles de playa en una mochila color verde militar y bajó al garaje. Allí se subió a su motocicleta roja y se puso en camino. Como siempre conducía a gran velocidad, aunque la distancia entre Blüdhaven y Happy Harbor era pequeña. Una vez llegó a la base tecleo la clave que se había asignado cuando reconfiguró el sistema. Al entrar en la base se dio cuenta de ya no había nadie en el lugar. Se sentia extraño estar en ese lugar sin nadie. Todo era tan extraño, tan diferente y no estaba ligado de ninguna manera a ese lugar. Ese enclave no tenía ningún significado para él y menos si no había nadie para recibirle. Esa sensación de no encontrarte en tu lugar. Quiso salir de allí lo más pronto posible. Había llegado un poco tarde. Bueno no importaba, Dick había dicho que estarían en la playa. Dejó su moto roja aparcada en el garaje. Recorrió la distancia que había desde la base a la playa a pie. La distancia no era mucha y le gustaba pasear.

Al llevar a la playa se despojó de la ropa de calle, quedándose en bañador. El arquero parecía en su habitad natural en la playa. Su pelo peinado por la ligera brisa marina y sus gafas de sol con cristales rojos que ocultaban sus ojos esmeralda. Dio gracias a Tesla de que Richard le hubiera mandado la ubicación via GPS porque estaban en un lugar apartado que era difícilmente encontrable. Ya estaba notando las manías un tanto antisociales y ocultistas que tan poco le gustaban.El de ojos verdes era muy sociable y estar apartado de la gente le producía algo así como una sensación de ligero pesar. Le gustaba charlar con desconocidos, hablar con las féminas que llamasen su atención y sobre, todo hacer cuanta más vida social pudiera. Roy al llegar, como la mayor parte de las veces, destilaba alegría. El no recordaba a Wallace, era como si esa persona esa no existiera por lo que no sentía su pérdida ni el dolor de su ausencia. Sabía que era un golpe duro para sus amigos pero él no tenía ese pesar.

-Dickie, creo que eres un hombre muy capaz y no necesitas mi ayuda en la Barbacoa- le dió un toquecito en el hombro mientras pasaba a su lado.

Saludó con más énfasis a los conocidos, que a los completamente desconocidos como ese tal Kaldur. A ese atlante le podía resultar bastante extraño el trato con Roy, ya que la persona denominada en su mundo Roy Harper era físicamente y psicológicamente muy diferente a la persona que residía actualmente en Omega. El pelirrojo que tenía delante era más simpático, más amable y con una personalidad más cálida y cercana. En cuanto a aspecto se refiere, aunque ambos se asemejaban en rasgos comunes como su cabello y su color de ojos, el arquero de Omega era más alto y más atractivo que el amigo de Kaldur. También saludó muy amistosamente a Garth, porque ambos eran muy eran muy amigos. Aunque no procedían del mismo universo, los dos tenían una relación muy cercana en ambos mundos de origen. Kaldur era cortés pero se notaba la distancia. El de ojos esmeralda hizo su habitual comentario de cabeza de branquias a Garth y en el rostro del moreno se perfiló cierto enfado que hizo reír a Roy. Aunque el moreno siempre era muy sereno las bromas del arquero sí que le podían sacar de quicio. Hizo un alto a la conversación entre ellos tres para felicitar al homenajeado.

-Felicidades tío. Con tan poco tiempo no he podido preparar nada, lo siento.- puso su expresiva cara de disculpas.
A su lado se encontraba un ente que el pelirrojo no sabía muy bien en que categoría de los seres vivos englobar. Tenía una fisonomía un tanto peculiar que no le sonaba absolutamente de nada. El arquero hizo gala de su absoluta y su carácter difícilmente impresionable. La vida le había enseñado a ahorrar esfuerzos de sobresaltos para cuando necesitase realmente ese dosis extra de adrenalina.

-Soy Roy, un placer- estrecho amigablemente la mano de Warlock, como si fuera lo más normal del mundo. En su lista de amigos también aparecía gente de muy extrañas apariencias.

Luego se acercó a saludar a la empata que estaba un poco más alejada del grupo.

-Raven, tu compañía siempre es agradable- Comentó siempre agradable y simpático el pelirrojo- ¿no pasas color?- Existía un verdadero contraste en cómo iban ataviados dos los. Mientras que Roy mostraba despreocupadamente su torso desnudo, tan solo llevando su bañador azul con flores blancas, Raven estaba enfundada en una túnica. Era una de las contadas ocasiones en que podía exhibir su cuerpo no estando amoratado y eso le subía la autoestima.

Desde la misión de rescatar a Wally Conner no había dormido muy bien. La culpa le reconcomía. Había estado tan cerca del pelirrojo y aun así no logro cogerle la mano antes que se perdiera en speed forcé. Su súper velocidad no le había servido de nada y se sentía un fracasado. Había decepcionado a todos aunque ninguno de ellos se lo reprochara. Pero encontraba consuelo dormir abrazado a Lobo, le brindaba un calor confortable que ahora le hacia falta. Lobo por su parte notaba a su dueño algo decaído y le intentaba animar como podía, aunque tuviera que dormir agobiado.

Hay que tanquear a ese carbón.

Conner murmuro ante el llamado de su amigo, al principio se hizo el remolón pero finalmente se levantó de la cama dándole oportunidad a Lobo de escapar de ese abrazo de oso. Mientras se lavaba la cara para despejarse escucho atentamente las indicaciones y le extraño lo del traje de baño mas no dijo nada, seguramente la misión tendría relación con meterse en el agua. Una vez listo salió de su cuarto con su típica camiseta que hacia conjunto con su bañador: una bermuda negra con una franja roja a los lados, y unas chanclas. Se subió en la supermoto sin rechistar pero empezaba a sospechar, Dick no vestía su típica ropa sino una más veraniega, como la que él llevaba puesta. Acaricio dulcemente a Esfera en modo de saludo antes de emprender la marcha, Lobo disfrutaba de velocidad que le daba el viento en la cara como a cualquier perro que se asomara por la ventana del coche. Al llegar a la playa nunca espero recibir tal recibimiento, estaba entre sorprendido y nervioso por ser el centro de atención y no haber tenido tiempo a mentalizarse. Cuando ato cabos recordó que no había celebrado su cumpleaños, hasta se había olvidado de el después de todo lo que había pasado y era una grata sorpresa saber que sus amigos, su familia, lo tenía bien presente. Fue dando las gracias con una sonrisa mientras recibía los regalos de todos, los fue abriendo y enseñándolos entre aplausos. Dejo los regalos en una de las mesas para tenerlos a buen recaudo y tiro los papeles que los envolvían en la basura, después de haber sido un amante de la limpieza y del medio ambiente fue a saludar a los presentes, empezando por Raven que la veía bastante apartada con Dick.

Gracias por venir Raven, por cierto, ¿no pasas calor?

Dijo con cierto punto de inocencia y desconcierto ya que todos llevaban poca ropa. Luego miro a Dick.

Gracias por organizar esta fiesta Dick pero no creo que la merezca…si hubiera sido más rápido ahora Wally estaría con nosotros.

Se disculpó el moreno pero antes que el jefe del equipo pudiera reprochar algo el festejado fue abrazado por un ser de otro planeta, haciéndole levantar de suelo. Conner una vez volvió a tocar pies a tierra se lo quedo mirando asombrado para luego reír, con Warlock podría sentir el verdadero significado de un gran abrazo de oso.

No digas eso Warlock, me hace muy feliz que hayas venido, en serio. Hola Roy, encantado de que estés aquí y no te preocupes por el regalo.

Le dio unas palmadas en el hombro para que se animara, acto seguido llego el arquero y le saludo. Eso le hizo pensar en Arty e entristecerse un poco porque sabía el motivo y no podía culparla, la próxima barbacoa se aseguraría que Wally estuviera ahí. Solo le basto echar un rápido vistazo a la fiesta para para volver a animarse, toda esa gente estaba para el y no podía decepcionarles.

¿Por qué no vamos a bañarnos junto a los otros?

Dijo mientras se quitaba la camisa y las chanclas dejándolas junto a la mesa de los regalos. Estaban en una fiesta, se tenían que divertir.

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Ese día, el numeroso grupo de héroes descubrió que no hay nada como necesitar pasárselo bien para disfrutar de una fiesta. Afortunadamente, tenían toda la playa para ellos, y el ambiente mejoraba por momentos. Muchos se conocían entre sí, ya fuera porque vinieran de la misma dimensión o porque habían compartido ese mes que llevaban en la nueva realidad. En definitiva, parecía que ese día no podía pasar nada raro… Pero la normalidad, como siempre, se empeñaba en rehuir a los miembros de la Young Justice.

Son demasiados, pensaba Dolphin, escondida tras unas rocas que sobresalían por encima de la superficie. Quizás no fueran ellos, se dijo al asomarse un poco, justo a tiempo para ver cómo unos pocos entraban en el mar para bañarse. A pesar de la distancia, podía distinguir tres voces familiares… Y, gracias a todo el tiempo que había tenido para pensar en ello, finalmente podía ponerles cara. Arsenal, el pelirrojo tatuado… Nightwing, el chico de pelo negro (Tendría que averiguar cuál de los dos chicos de pelo negro era). Y, por último, Garth. Era… Curioso. Dolphin recordaba al atlante de los ojos violetas con muchísima más claridad que al resto, pero hacerlo la llenaba de tristeza. Y lo peor es que no podía recordar el por qué. Por mucho que pensara en él, por mucho que lo intentara... No conseguía desenterrar su historia. En su cabeza sólo había imágenes sueltas, impregnadas de emociones tan intensas que a veces incluso resultaban dolorosas.

Esa era tan sólo una de las razones por las que los había buscado. Necesitaba respuestas, y era el momento perfecto para empezar a conseguirlas de una vez. Aunque mentiría si dijera que no estaba nerviosa, Dolphin no pensaba echarse atrás en ese momento. Llevaba un mes prácticamente sola, vagando por el océano… Y aunque los Titans no pudieran ayudarla, sería fantástico que al menos la dejaran estar con ellos durante la fiesta. O, al menos, que no se enfadaran ni asustaran. No era la primera vez que un terrestre se sobresaltaba al ver sus escamas, para después extender el rumor de que había visto una especie de monstruo marino o algo así. De todas formas, los Titans no parecían muy preocupados por la apariencia de esa… Cosa negra y metálica, fuera lo que fuera. Eso la tranquilizaba un poco, y le dio el impulso final que necesitaba para salir de su escondite y hacerles un gesto de saludo con la mano desde lejos. Al menos, estaba totalmente segura de que Arsenal estaba ahí, aunque tuviera dudas sobre la identidad de Dick y Garth estuviera demasiado apartado, fuera de su alcance. No creía que fuera buena idea ir con él de primeras, tampoco. Aunque aún no sabía qué sentir hacia él, sí estaba segura de una cosa: No estaba preparada para soportar su indiferencia si él no la recordaba.

Lo más fácil sería empezar por otra persona.

Trató de nadar con lentitud hacia ellos, para no pillarles por sorpresa o asustarlos. La costumbre y su propia inquietud se aseguraron de que estuviera allí en medio minuto, sin embargo. Y por otra parte, quizás debería haber pensado un poco antes cómo iba a explicarse. Tendría que improvisar.

Alzó una mano cubierta de escamas, la punta del dedo índice ya iluminada, y comenzó a dibujar más que escribir unas letras en el aire. A pesar de que sus dedos estaban unidos por una extraña membrana rosada, esa no parecía ser la causa de su torpeza a la hora de escribir. Era como si… No estuviera acostumbrada a ello. Pero, a pesar de todo, no parecía tener intención de empezar a hablar. -Dolphin.-Cuando terminó, se señaló a sí misma, sin dejar de mirarles. Presentándose, esperando algún tipo de reconocimiento por su parte. -¿Me recordáis?-No sabía que su aspecto difería mucho de la Dolphin a cuya boda habían acudido los Titans, y por tanto, el recuerdo que cualquiera de ellos podría conservar. Y no sólo debido a su mutación o su voz…

La atlante que había llegado a Omega era varios años más joven, y había prescindido del lujoso vestido blanco con el que el grupo de héroes la había conocido. En lugar de eso, llevaba puesto un top rasgado, blanqueado por la sal marina y el uso; y unos pantalones azules de una extraña tela iridiscente, que recordaba vagamente a las escamas de un pez. Por último llevaba una pulsera de conchas que había ido haciendo a lo largo de su viaje, en un intento de entretenerse con algo.

-Yo os recuerdo. No sé por qué. Nunca os había visto.-Se llevó una mano al pelo empapado, retorciendo un mechón entre los dedos: Tan sólo podía confiar en la suerte para que alguno de los presentes la reconociera. -¿Qué ha pasado?

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Cuando dejaron en paz al cumpleañero, Conner se acercó a dónde estábamos Raven y yo, y le correspondí con una gran sonrisa y un golpecito en el hombro.

—Vamos, Conner. Todos sabemos que no fue culpa de nadie lo que pasó con Wally. No te comas más la cabeza con eso y disfruta de tu fiesta improvisada.— le dije, esperando que se liberara de las preocupaciones al menos por el día de hoy— Ya era hora de tener un momento divertido todos juntos, ¿No crees?

Mientras le ponía sal y aceite a la carne y a las verduras, me dediqué a observar en silencio como Conner se relacionaba con el resto de invitados. Esbocé para mi mismo una ligera sonrisa llena de satisfacción al ver al clon de Superboy tratando de dejar su timidez atrás. Me alegraba ver que ya se desenvolvía mejor en situaciones sociales y había hecho nuevos amigos. Como el mutante Warlock, un ser bastante curioso y amigable, que se había convertido de la noche a la mañana en un miembro más de la familia.

El último en llegar a la fiesta fue Roy, algo que no me sorprendió en absoluto. Lo que si que me dio que pensar, fue el insulso saludo que le dedicó a Kaldur’ahm. El pobre Atlante había tratado de ser lo más amable posible con el pelirrojo, pero las diferencias de los distintos universos estaban muy marcadas entre ellos. Umh… habría que trabajar eso.

—No te preocupes Roy, tampoco necesitaba tu ayuda...— comenté con ironía mientras el pelirrojo pasaba por delante mío para saludarnos. No me molestó en absoluto la poca preocupación del arquero. Además, quería que todos disfrutaran de la compañía del resto para que los lazos de la Young Justice se hicieran más fuertes.

—Tonterías… —le contesté a Raven mientras le daba la vuelta a toda la carne a la brasa que se estaba cocinando en la barbacoa— Para mi siempre eres una agradable compañía. —sonreí divertido, y entonces añadí— Somos como los padres de los Titanes. Nos quedaremos charlando tranquilamente en la orilla mientras los niños juegan con el agua.

Y así fue. Una vez reunidos todos los invitados, Conner fue el primero en sugerir lo de meterse en el agua. Kaldur y Garth hicieron una carrera para ver quién llegaba antes a zambullirse, y Megan y Cyborg jugaban a ver quién le salpicaba más al otro. Sus risas eran contagiosas, e inevitablemente me arrancaron una a mi también.

De pronto, sentí la vibración del móvil y lo saqué del bolsillo del bañador para echarle una ojeada. Mi sonrisa se volvió un poco más débil cuando leí el mensaje de texto de Barbara.

—Lástima… tenía muchas ganas de verte...— susurré para mi mismo.

Entonces, fue cuando el grupo de Titanes se dio cuenta de la presencia de la desconocida. Quizá lo era para algunos, y quizá lo era menos para otros…

Estreché los ojos con el fin de leer mejor lo que la muchacha estaba escribiendo a lo lejos. Era como si unos gusanos de luz empezaran a caminar por el aire y formaran las letras. Desde aquella distancia sólo distinguí la palabra “Dolphin”.

—Espera un momento… esta chica me suena de algo...— le comenté a Raven.

Pero no podía acercarme a la orilla para verla mejor y dejar desatendida la barbacoa. Esperaría a terminar de cocinar lo que estaba haciendo para no provocar una situación peligrosa, y dejaría que los demás se acercaran a ella de mientras. No parecía tener intenciones hostiles, de hecho, la chica de cabellos blancos se había acercado a nuestro grupo de una forma muy cauta. Pero por si acaso, no pensaba quitarle el ojo de encima...

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Al fin llegó el homenajeado, siendo recibido con gran entusiasmo por todos los jóvenes que se habían reunido para celebrarlo; por todos excepto por Raven, que se mantuvo, como siempre, al margen, más apartada del resto.

Siempre se sentía desplazada cuando la alegría y la felicidad embargaban a sus amigos, no sólo por su incapacidad para compartir y comprender sus emociones, sino también, y muy especialmente, por el peligro que entrañaría lo contrario. Raven era muy consciente de la amenaza que supondría para el mundo si alguna vez llegaba a perder el control, y por esa misma razón prefería no arriesgarse, por mucho que esa decisión la destrozara por dentro y la hiciera parecer antipática, fría o antisocial a ojos de los demás.

No así a ojos de Conner, al parecer, pues el moreno fue a saludarla a ella la primera, a pesar de sus intentos por mantenerse apartada.

- Gracias por venir Raven.

Agachó la mirada, algo avergonzada.

- No podía hacer otra cosa. La idea de la fiesta me pareció muy acertada después de... las últimas decepciones -dijo, sin querer ser más específica para no remover aún más las heridas-. Lamento no haberte traído nada... No tenemos fiestas de cumpleaños en Azarath y todavía no me he hecho del todo a vuestras costumbres. Feliz cumpleaños, Conner -dijo de corazón.

- Por cierto, ¿no pasas calor?

- No te preocupes, estoy bien.

Y así era. Raven era extremadamente delgada, por lo que el calor le afectaba menos que a los demás, y en cualquier caso, la idea de exhibir su cuerpo la horrorizaba demasiado como para planteárselo siquiera.

Un sorprendente invitado hizo entonces su aparición, una especie de forma de vida tecnoorgánica. Su aspecto sin duda era peculiar, y muy alejado de cualquier cosa que la azariana hubiera podido ver en su vida, pero en ningún momento se sintió inquieta por su presencia, pues sentía que no había maldad en él, y no era necesario ser émpata para reconocer que el afecto con el que abrazó a Conner era del todo sincero... y quizás un indicativo de algo que nadie más que ella podría percibir, algo que le hizo esbozar una leve sonrisa pero que no compartiría con nadie pues a nadie competía más que a ellos dos.

Luego llegó Roy; No hacía ni dos semanas que el arquero había pasado unos días con ella en la Montaña mientras el resto del grupo estaba ausente, y la morena aún no había podido olvidar aquellos pectorales de vértigo que el pelirrojo parecía no tener problema alguno en mostrar. Mmmm... no... Realmente no le hacía ninguna falta volver a verlos otra vez, y menos en aquella playa, con Conner, y Richard, y... Oh, Azar... No tenía necesidad de aquello, pensó mientras sentía que le iban subiendo involuntariamente los colores. Quizá debería regresar a la base. Después de todo, no pintaba nada allí. Y encima se dirigía hacia ella, repitiendo la misma pregunta que le había hecho Conner. ¿Qué les pasaba a todos con su ropa?

Se abrazó los enguantados antebrazos, nerviosa, y desvió la mirada.

- Estoy bien, Roy -respondió, con mayor brusquedad quizá de la que pretendía, deseosa de librarse de la intensidad de aquellos bonitos ojos esmeralda-. Por favor, discúlpame -dijo dándose la vuelta. Las palabras de Dick habían sido amables, pero lo cierto era que acudir a la fiesta había sido un error. Ella no pertenecía allí, y sería mejor que se marchara antes de que la situación empeorara.

Estaba empezando a alejarse, pero algo hizo que se detuviera de repente, una súbita presencia desconocida en la playa. Se volvió para mirar a la hermosa mujer de cabellos blancos que les observaba curiosa desde la orilla.

—Espera un momento… esta chica me suena de algo... -le dijo Richard, y ella regresó nuevamente a su lado, sin dejar de abrazarse los escuálidos brazos.

- No la conozco -dijo tras ver las letras que la muchacha dibujaba en el aire-. Pero lo que sí puedo ver es que no alberga mala intención. Está siendo sincera, nos conoce. ¿Quizá formaba parte del grupo en alguna otra dimensión?

Esperaría hasta ver si alguno de los demás la reconocía, y si no, se acercaría y trataría de entablar contacto con ella empáticamente para ver si la ayudaba a aclarar sus recuerdos como había hecho con Dick.

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El technarch sonrió ante la comprensión de su querido amigo, y se sorprendió ante su actitud festiva. No le había visto nunca participar en actividades de ocio, salvo cuando ambos escapaban a hacer paseos en moto por largas carreteras. Al semikryptoniano le encantaba sentir la velocidad en el cuerpo, y Warlock era uno de los vehículos más rápidos del universo cuando se transformaba. Eso le recordó que aún tenía su aspecto alienígena al descubierto, y eso podría traer problemas a la fiesta, por lo que enseguida mudó su aspecto al del rubio larguirucho que había adoptado como identidad terrana, vistiendo un bañador negro con el logo de los X men en un costado.

-Esperad a yo!!- Sacudiendo los brazos para avisar de que iba, corrió hasta la orilla en unas pocas zancadas y se lanzó en bomba, salpicando a los que se encontraban en pleno chapoteo. Al asomarse de a la superficie, su media melena se hallaba apelmazada tapándole los ojos, y se sacudió como un perro para recuperar la visión. Se lo estaba pasando genial.

Sin embargo, había algo que llamó poderosamente su atención; Ese tal cyborg poseía partes robóticas en su organismo, pero no parecían vulnerables al agua. En su caso, Warlock sabía que todos sus componentes estaban formados por una materia que se comportaba de modo orgánico respecto a los líquidos, del mismo modo que era fexible como la carne cuando debía cambiar de forma, pero no parecía que aquéllas piezas tuviesen nada que ver con sus materiales.

Dispuesto a saciar su curiosidad, se acercó al desconocido para preguntar.

- Interesantes partes mecánicas! Cómo hace tú para que sean impermeables?

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Invitado

-Me tienes en casa … sabes perfectamente cual es mi habilidad culinaria es su-pre-ma. Así que si necesitas mis sabios consejos solo silba.- Comentó con su carácter guasón.

- ok, lo que tu digas guapa.- No presionó mucho porque sabía que ella se estaba poniendo incómoda. No entendía muy bien que había hecho pero no quería hacer sentir mal a Raven.- Si necesitas cualquier cosa me dices-

Conner propuso que fueran a darse un chapuzón y el pelirrojo no pudo resistirse a refrescarse en el el mar.- o si te aburres mucho con Richard- comentó lo ultimo con un cariz bromista sacándole la lengua al líder de grupo.

Se unió a la carrera de sus compañeros para ver quien era el primero en llegar a la orilla. Al llegar al agua, el pelirrojo les tiró agua a todos, en especial a los atlantes. Ante ellos se presentó una joven. El de ojos esmeralda la miró fijamente. Observó arriba a abajo a la muchacha que se estaba frente al grupo. Aunque tenía un aspecto ligeramente desaliñado, le parecía atractiva. Estaba seguro que era una atlante, más que nada por las escamas y su aspecto de pasar mucho tiempo mojada. Decía que les conocía pero ¿de qué?

Generalmente cuando un fémina decía que le conocía era porque había tenido o un encuentro sexual, un flirteo o una relación romántica. Estaba muy seguro de que la peliblanca no era uno de sus ligues. Recordaría a alguien de las profundidades del mar. Porque necesitaban agua frecuentemente para hidratarse y nunca había tenido que preocuparse de aquello con ninguna mujer con la que hubiera yacido. Luminiscencia. Observó curioso cómo la joven dibujaba en el aire palabras. Parecía muda, cosa que se le hubiera grabado en la memoria. Las formas alternativas de comunicación tan sólo se practicaban cuando la comunicación oral fallaba. Por lo que Roy concluyó que Dolphin era muda. Detalle en el que habría prestado atención. Aunque a él le encantaba hablar se le hubiera hecho muy evidente la falta de sonidos en la comunicación con la chica.

-Soy Roy. - se presentó sonriente- Pero en la intimidad puedes llamarme como quieras guapa.- Comentó con un guiño y un ligero coqueteo. Él nunca desaprovechada una oportunidad de flirteo. Trató de ocultar con su ligoteo una sonrisa triste que pugna por posarse sobre sus labios. No, no la recordaba. Sabía que era duro perder todo tu mundo y encontrarse de pronto completamente solo y olvidado. El pelirrojo había encontrado en Omega una segunda oportunidad pero había sido duro dejar todo atrás. Superar a las personas ausentes, todavía seguía extrañando muy fuertemente a su Jaybird, y reparar aquellas relaciones que en su mundo habían quedado colgadas. Los comienzos no son fáciles y menos si te encuentras solo. Algo dentro de él se sentía triste al pensar que quizá la peliblanca se encontraba en aquella desesperante situación.

- ummm- se quedó un momento pensativo y para explicar si que adquirió un matiz un poco más serio. - Hubo una confluencia y desestabilización que han producido una macrogénesis del universo. El universo se ha reconfigurado y reconstruido sobre nuevas bases. Algo así como cuando formateas un ordenador por un fallo en el sistema operativo. - El fenómeno de colisión de los mundos era algo difícil de sintetizar para explicar de una forma sencilla y corta. Por lo menos para Roy que siempre se iba a la parte más científica. - Los diferentes universos se fusionaron así como las diferentes versiones de cada habitante. - Abrió sus manos y volvió a juntarlas mientras hablaba. Un gesto muy simple que para el arquero significaba como la expansión del universo y su multiplicidad de versiones se compactada en una sola. - Quizá fuimos amigos en otro mundo y los recuerdo de la tu de otro universo resuenan. Guapa, ¿Hay alguien de nosotros que recuerdes con más intensidad? ¿Alguien que percibas que tenías una relación más cercana? - Se acercó y tocó un brazo a la joven.

Miró a Dick a lo lejos, cocinando en la barbacoa. Él era más experto que él en ese tema de recuerdos de sus otros yo. El de ojos verdes no podía ni organizar los recuerdos de su mundo como para encima lidiar con los de sus otras versiones. Luego miró a Garth, era atlante como seguramente aquella joven.

-Tíos, - Miró a Kaldur y a Garth. Ellos eran atlantes y posiblemente pudieran ser de ayuda a Dolphin. - ¿Os suena haberla visto por las profundidades oceánicas? -

Mientras jugaba con los demás a lanzarse agua vio una mancha negra la cual le puso en guardia, pero nunca pensó que saliera una chica de ahí. Al principio sospecho de ella, nunca le había visto. Al ver como escribía su nombre a su mente le vinieron recuerdos relacionados con la chica, recuerdos de uno de esos Superboys de otros universos que Omega había reunido en él. Se llevó la mano a la frente haciéndose las imágenes mas claras. Con rapidez miro a todos lados, como si buscara alguien más para luego volver a mirar a la chica.

Espero que no venga Acuaman con uno de sus tsunamis…

Dijo serio para luego sonreír de lado y acercarse a la chica ofreciéndole amistosamente su mano.

Han pasado muchas cosas Dolphie, yo solo tengo un recuerdo de ti, apenas se nada de ti. Pero no pensemos en eso ahora ya que es muy largo de explicar. Hoy es mi cumpleaños y lo estamos celebrando en un fiesta ¿te nos quieres unir?

Rápidamente esquivo el tema de explicarle el fenómeno omega y adopto por un tema más ameno y que no rompiera la magia de la fiesta. Aunque no tuviera mucha información de ella sabía que era de los suyos y no había ningún peligro.

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Fueron dos las personas que se acercaron a hablar, aunque Dolphin pudo sentir las miradas de casi todos los demás sobre ella. Por suerte, uno de ellos era Roy: Se alegraba de poder empezar con alguien conocido, dentro de lo que cabía. Se presentó, y ella estuvo a punto de responderle cuando él añadió algo que la hizo arquear las cejas con incredulidad. Es decir… Sus recuerdos sobre Roy eran vagos, marcados por las risas de un bebé y su continua búsqueda de pareja… Aunque nunca había intentado ligar con ella, que recordara. Y, ahora que lo pensaba, ¿dónde estaba la niña? Aún no sabía cómo encajarla en el desordenado puzzle que se había instalado en su memoria. Sólo sabía que debía de haber estado un tiempo con ella, y que de alguna manera estaba relacionada con el arquero escarlata. Quizás fuera su hermana pequeña, o su hija… Aunque veía a Roy bastante poco centrado como para tener niños. Y eso, además, llevaría a otra pregunta, con una respuesta aún más difícil. ¿Quién sería su madre?

Pero ya tendría tiempo para los detalles. Antes, había una cuestión mucho más urgente en el aire (literalmente, ya que la última frase que había escrito todavía no se había borrado), que el terrestre procedió a explicar mientras Conner se acercaba por detrás.

-Hubo una confluencia y desestabilización que han producido una macrogénesis del universo. El universo se ha reconfigurado y reconstruido sobre nuevas bases. Algo así como cuando formateas un ordenador por un fallo en el sistema operativo.-Decir que había entendido una palabra de todas las que estaban contenidas en esa explicación habría sido una exageración muy optimista. Se imaginaba que para él todo eso debía de ser perfectamente lógico, pero para ella… No aclaraba nada en absoluto. Su cara de confusión debió de ser tan evidente, que el arquero acabó por repetir la explicación, esta vez usando palabras un poco más comprensibles. De acuerdo, los universos se habían fusionado, mezclando versiones de distintas personas entre sí tal y como había ocurrido con el planeta entero. Era una auténtica locura, desde luego, pero… No sería la primera que ella viera. Y además, era la única explicación posible al hecho de que hubiera aparecido otra Atlantis diferente a la que conocía… Y también debía de ser la razón por la que recordaba a algunos de los presentes. Su primera esperanza se desvaneció poco después de que empezara a comprender, sin embargo. Roy… No la recordaba. No era el mismo que, en un mundo lejano, había convivido con otra Dolphin lo suficiente como para dejar esos recuerdos que habían llegado hasta ella.

Eso no bastaba para desanimarla, sin embargo: No era ni mucho menos la primera vez que las cosas no salían como había planeado, y aún quedaban muchos Titanes a los que preguntar. Además, Roy estaba siendo muy simpático… Quizás pudieran llevarse bien también en esa dimensión. -¿Hay alguien de nosotros que recuerdes con más intensidad? ¿Alguien que percibas que tenías una relación más cercana?-Dolphin asintió con decisión, haciendo ondear su pelo ligeramente. Mientras el pelirrojo preguntaba a los otros dos atlantes, aprovechó para comenzar a escribir los nombres que recordaba. -Garth.-El primer nombre salió solo, como si llevara dando vueltas en su cabeza mucho tiempo. Y así era, en parte. Si había algo que recordara con claridad, eran los ojos violetas de Tempest, la forma de su magia en el agua. Entre los presentes no había nadie que se pareciese a él físicamente, pero su mirada se posó casi sin querer sobre el chico que tenía sus mismas marcas tatuadas sobre un ojo. -Dick. Korindr. Troia...-Se llevó una mano a la cabeza, intentando centrarse. Los nombres… Se le escapaban, perdidos en un remolino de imágenes, de sensaciones tan diferentes entre sí que le costaba distinguirlas. Tenía que recordar… Pero todo lo que le venía a la cabeza era ese bebé, que no podía acabar de situar.

-Espero que no venga Aquaman con uno de sus tsunamis…-El chico que había visto acercarse antes habló, y de pronto, Dolphin tuvo la sensación de que las piezas acababan de caer en su sitio. Sus labios formaron un pequeño círculo cuando recordó el día en que el rey Orin y ella habían intentado evitar una guerra con la superficie… Tan sólo para acabar peleando con Superboy. Al final todo se había arreglado, pero había hecho falta una ola gigante y unos cuantos golpes para ponerse de acuerdo. Daba igual, en el fondo. Lo importante era… Que él la recordaba. No era mucho, ya que esa debía de ser la única vez que se habían visto. Pero era suficiente para hacer sentir a la atlante que no estaba totalmente sola, que pertenecía a algún sitio. Era lo más bonito que había sentido desde que la luz morada la había apartado de su hogar, un mes atrás. -Hoy es mi cumpleaños y lo estamos celebrando en un fiesta ¿te nos quieres unir?

Dolphin era perfectamente consciente de que le estaba tendiendo la mano para que ella la estrechara. Era un saludo común, un poco formal pero perfectamente comprensible para la situación. No le importaba. Antes de que Superboy lo pudiera ver venir, se encontró a sí mismo siendo abrazado por la atlante. La peliblanca se apartó rápidamente, enjuagándose una lágrima de alegría. Sus expresivos rasgos mostraban una sonrisa de felicidad pura y dura, hasta el punto de resultar contagiosa. Más tarde, se preguntaría cómo es que había llegado a pelear con alguien como él. Pero eso sería en otro momento, después de la fiesta. Se llevó una mano al codo y se sonrojó un poco, como pidiendo disculpas por tanta espontaneidad de golpe. Eso no significaba que se arrepintiera, sin embargo. De alguna manera tenía que exteriorizar el alivio y la felicidad que estaba sintiendo por fin. -Felicidades, Superboy. Y gracias...

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—Yo no soy aburrido… — alcé ligeramente una ceja y entonces me giré a mirar a Raven —¿Soy aburrido?

Con el ruido de la barbacoa, no me había dado cuenta de la disculpa de la Azarina, y la encontré alejándose discretamente de la playa. Quizás se sintiera incómoda, o necesitaba tiempo para pensar y estar sola. Pero por alguna razón aquello me molestaba.

Me frustraba ver como Raven siempre miraba la vida de sus amigos a lo lejos, sin implicarse, sin permitirse tener emociones. Me hacía sentir muy impotente porque era incapaz de hacer nada para cambiar su naturaleza demoníaca. Era un tema que se escapaba a nuestro conocimiento y no tenía una solución a corto plazo. Por eso, siempre que podía me acercaba a hablar con ella y a entretenerla para que se sintiera un miembro más de la Young Justice.

Agradecí en silencio la aparición de la joven de cabellos plateados con una sonrisa tranquila. Su presencia era una pequeña excusa para que Raven se quedara un rato más en la playa. Las palabras de la émpata fueron muy sabias, y me dieron una idea. Esa Dolphin no parecía tener nada en nuestra contra, y bien podría haber conocido a alguno de nosotros en otra dimensión, así que...

—Raven, necesito que te acerques a ellos y compruebes que va todo bien...— le indiqué con amabilidad, aunque sonaba casi a una orden directa de su líder. Confiaba en que la mujer supiera manejar la situación. Además, así obligaría a la Azarina a acercarse a sus amigos, apagando así su deseo de marcharse.

Desde aquella distancia era capaz de oír lo que ocurría en la playa, y me daba cierta perspectiva a la hora de tenerlo todo controlado. Warlock se había acercado a nuestro amigo Cyborg, y ambos mantenían una conversación interesante sobre biotecnología, mecánica y drones.

—Están hechos de un metal ligero capaz de resistir tanto las presiones atmosféricas como las acuáticas. —explicó Víctor con entusiasmo. Eran contadas las ocasiones en las que podía hablar de la tecnología instalada en su cuerpo, sobretodo teniendo a un interlocutor tan interesante como Warlock— Mis huesos están protegidos con una capa de Acero-Molibdeno para poder resistir mejor las piezas exteriores.

Miss Martian sonreía mirando en dirección al Technarch mientras escuchaba la conversación. Parecía sentir mucha curiosidad por él alienígena y se alegraba de que Conner tuviera amigos fuera de la base que le hicieran olvidar lo solo que se sentía a veces.

Por otra parte, Roy le hizo un breve pero intenso resumen a Dolphin sobre la colisión de los mundos, y Conner trató de ser amable con ella para que terminara de acercarse a nuestro grupo. En cambio, Kaldur miraba a la Atlante sin saber que decir, no parecía reconocerla y se sentía algo confundido.

En cuanto a Garth… el moreno tenía una expresión muy seria. No le quitaba los ojos de encima a Dolphin, y no fue hasta que escribió nuestros nombres cuando me di cuenta de quién era realmente aquella muchacha que había surgido del fondo del mar.

—Oh, mierda…

Las lágrimas de tristeza habían empezado a resbalar por los ojos violetas del príncipe de los Idyllists.

***

Nadando como pez en el agua (Miembros de la Young Justice y Warlock) [16.04.2018] Images?q=tbn:ANd9GcTO7L3jVxqluP2wpVFrHQv6o4GvzGfFRzOBDgFEKGeamnJ4q0V2nw

Garth no dejaba de mirar a la mujer de cabellos plateados que tenía delante. Él no la había olvidado. El atractivo joven recordaba cada detalle de su vida junto a la inocente y traviesa Dolphin.

La conoció gracias a su maestro Aquaman, quien era por aquel entonces el amante de ella. ¿Cuándo había empezado a sentirse celoso del Rey de Atlantis? ¿Qué significaba aquel cosquilleo agradable que sentía al mirar la sonrisa de la mutante?

Finalmente, Orin entendió que Garth y Dolphin estaban hechos el uno para el otro, y los bendijo cuando la chica se quedó embarazada del príncipe de ojos violetas. Se celebró en Atlantis una boda por todo lo alto, que no olvidaría jamás. Que ni siquiera ahora había olvidado...

—He esperado por ti toda mi vida… Te quiero, Dolphin.

Ella había aprendido a amarle de todo corazón y Garth se sentía muy agradecido. Aquella noche de bodas, decidió dejar atrás sus sentimientos por su antiguo amor, Tula.

—Garth, se lo mucho que Tula significaba… significa para ti. No espero cambiar eso.—dijo su recién esposa frente a la tumba de la ex-novia de su marido. La estatua de piedra sostenía un tridente de tres puntas y los ojos de la misma miraban felices en dirección a la superficie.

— He venido a verla… para prometerle que cuidaré de ti por ella, para intentar hacerte feliz siempre..

Y eso hizo durante los meses siguientes. Pero la vida de un Titán siempre es complicada.

—Bueno… ¿Y qué piensas?— dijo su mujer, sosteniendo en sus brazos al bebé contra su cuerpo desnudo. El parto había ocurrido en circunstancias complicadas, pero finalmente su hijo había nacido.

—Es hermoso, como su madre.— sonrió el hombre con dulzura, admirando a las dos personas que más amaba en el mundo.

El nacimiento de Cerdian había sido maravilloso para la pareja, pero el bebé había llegado en el peor momento posible. Atlantis estaba siendo atacada y Garth tenía el deber de marchar para proteger a su familia.

—Garth, ¡No!, te necesito.

—Lo sé. Y daría cualquier cosa por quedarme. Tú, y este hermoso niño… Lo sois todo para mi… Regresaré lo más pronto posible.— prometió Tempest, y dejó a Mera al cuidado de su mujer y su hijo. Pero la esposa de Aquaman fue abatida por nada menos que el malvado Ocean Master, que había decidido secuestrar a su hijo para criarlo como el nuevo rey.

Recordó de pronto aquel sentimiento de pérdida con claridad. La furia, el miedo... la angustia de perder lo más importante de su vida le destrozaba por dentro y por fuera. Por suerte y con la ayuda de Arthur, Garth consiguió recuperar a su familia al completo. Pero Dolphin había sido la primera en tener claro cuáles eran las prioridades en su vida.

—Cariño, lo siento. He tenido obligaciones con los Titanes.

— ¿Y qué hay de tus obligaciones conmigo y con nuestro hijo? — protestó la mujer. Recordaba la esbelta figura de Dolphin, ataviada con un vestido amarillo de corte griego vaporoso y sosteniendo a su hijo en brazos.

Pero a pesar de las dificultades, su esposa también había sido una mujer amable y comprensiva. Los Titanes eran la única familia que Tempest había tenido nunca, y no podía separarse de su deber con ellos. Su mujer decidió entonces trasladarse a vivir a la torre para poder pasar más tiempo con su marido. Aquellos días fueron maravillosos, hasta que la Torre fue atacada y quedó destruida de nuevo. Por primera vez, Garth se planteó abandonar lo que había sido. Marcharse a Atlantis para vivir con Dolphin y Cerdian. Ser el padre que había prometido ser...

Pero el destino no se apiadó del Titán. El Espectro atacó Atlantis y nada pudo impedir que la ciudad se derrumbara ante su mágico poder. Aquella dura y triste imagen se le había quedado grabada para siempre en la retina, y su memoria se encargaría de recordárselo hasta el final de sus días. Garth recordó el cuerpo inerte de su mujer y su hijo bajo las ruinas Atlantes. Se había quedado sin nada. Sin su familia, sin sus amigos los Titanes, sin su maestro Aquaman… y de pronto, vio brillar una luz violeta...

El solitario y siempre ausente Garth, vivía como podía sobrellevando aquel sentimiento de culpa y pérdida. Había encontrado en Omega a su nueva familia, la Young Justice, y por suerte, la mayoría de sus miembros le recordaban. Y ahora, delante de sus ojos tenía a la mujer a la que tanto había amado. Quería abrazarla, besarla, decirle lo mucho que la había echado de menos… pero aquella no era su Dolphin. Parecía una versión más joven. Todavía tenía ese aire travieso y juguetón en los ojos, además había perdido la voz por alguna razón. Él, en cambio, era un maduro y castigado Garth. Un hombre que había visto demasiadas cosas horribles con sus cansados ojos violetas. No sería justo pedirle que se quedara con él. No sería justo proyectar en ella lo que siempre había deseado recuperar. No podía pedirle que arreglara su corazón roto...

Roy le miró con una sonrisa cuando Dolphin escribió con bioluminiscencia el nombre de Garth y de Richard en el aire. Vio la esperanza en sus ojos esmeralda, pero Garth no podía alegrarse. Él no se sentía capaz de ayudarla, de hacerse comprender.

Se llevó la mano al rostro conteniendo el sollozo y trató de tranquilizarse hasta que tras varios minutos de silencio, finalmente logró esbozar una triste y desoladora sonrisa.

—Yo te recuerdo, Dolphin. Éramos muy cercanos en mi mundo… —empezó, casi como un susurro.— Me alegro... de que estés bien...

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Nadando como pez en el agua (Miembros de la Young Justice y Warlock) [16.04.2018] Firma_11

Warlock se lanzó en bomba al agua como si no se hubiera dado cuenta de la aparición de la recién llegada (aparición que, por otro lado, resultaba difícil no tener en cuenta dado lo llamativo de su peculiar belleza, pero el technarch no era humano y no tenía por qué verse afectado por sus debilidades), a la que salpicó por completo con su zambullida junto con todos los que ya estaban chapoteando.

Todos parecían alegres, despreocupados y felices excepto Raven, que observaba la escena con aquella característica frialdad imperturbable que tan inquietante resultaba, vestida entera de azul oscuro de la cabeza a los pies, sobria, los brazos cruzados generando distancia respecto a los demás y la expresión severa y neutra de un profesor que vigila las travesuras de los niños en el patio del recreo.

Aquella expresión no varió ni siquiera cuando Roy inició un intento de flirteo con la hermosa atlante, a pesar de saber que ella jamás experimentaría aquella clase de vivencias; el nerviosismo y la emoción del cortejo, la ilusión de saber que otra persona se interesaba por ella, y, finalmente, el amor... y la felicidad. No... aquello nunca sería para ella.

- No, no eres aburrido, Richard -contestó en el mismo tono vacío agachando la mirada a la arena de la playa cuando el moreno hizo la pregunta.

Como siempre, Richard era el único que se quedaba a su lado mientras todos los demás se divertían y se sucedían las muestras de cariño de las que ella nunca podría ser más que una simple espectadora. Nadie podía saber lo mucho que sufría, porque nunca se había abierto a nadie lo suficiente como para que pudieran hacerlo a causa de sus propias inhibiciones, pero Dick siempre parecía sospecharlo y siempre intentaba ayudarla. Se lo agradecía, pero precisamente porque le consideraba su amigo nunca podría hacerle partícipe de sus problemas. Ya se preocupaba siempre demasiado por todos como para añadir más peso sobre sus hombros, un peso que además no podía hacer nada para evitar.

Ante su orden, asintió. No era la primera vez que sus capacidades eran utilizadas para detectar posibles peligros o amenazas para el equipo, aunque ésta era una opción que ya había descartado hacía rato al ver a la muchacha. Empezó a caminar hacia la orilla, pero, a medio camino, varió su rumbo para acercarse al atlante. Situándose frente a él, le miró directamente a los ojos que con tanto esfuerzo pugnaban por contener las lágrimas. Su mirada, privada ya de la frialdad tras la que se había escudado minutos antes, revelaba una empatía y una compasión abrumadoras. No podía leer la mente de Garth, pero en su corazón apenas había diferencia, pues era capaz de sentir en su propia carne todos y cada uno de los sentimientos encontrados que desgarraban al moreno. Los sentimientos de Garth eran tan profundos, tan intensos, que se reflejaban en ella como en un espejo, amenazando con arrebatarle de la misma manera las lágrimas. Pero, a diferencia de Garth, ella estaba entrenada para contener aquella clase de emociones, por lo que no llegó a ceder a su empuje. En lugar de eso, pasó sus manos por los hombros del moreno, ofreciéndole el parco consuelo que sus escuálidos brazos eran capaces de proporcionar, y le ofreció lo único que le podía ofrecer:

- ¿Quieres que te lleve a algún otro lugar? ¿Deseas que alivie tu dolor?

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Warlock escuchó cada palabra de Cyborg almacenando datos en su mente a velocidad vertiginosa.

- Especie de yo es en esencia orgánica, así que yo deduce que la tecnarquía tuvo un pasado meranente orgánico, pero nosotros también están compuestos de la materia base de las estrellas. Nosotros son flexibles, resistentes a las altas temperaturas, y d consistencia variable. Yo nunca había oído hablar del molebdeno, tal vez haya algo de eso en composición de yo también

Solía preguntarse a menudo ambas cosas; De qué estaba hecho, y cómo sería la tecnarquía antes de fundirse con las máquinas. Serían como los humanos, seres emocionales, o sólo pura lógica y raciocinio? Tal vez su forma de ser fuese un eco del pasado tratando de regresar del olvido en la carrera evolutiva de Kvch.

De pronto ambos, repararon en un cambio en el ambiente. Warlock estaba tan metido en la conversación que no percibió n la llegada de nuevos invitados,y cuando así fue, el panorama fue devastador... Uno de los presentes, en concreto presentaba unos descensos preocupantes de serotonina y endorfinas, además de altas pulsaciones.

Warlock sabía que esas eran señales evidentes de dolor emocional en un ser vivo. Sintió un leve estremecimiento, y se aproximó para comprobar si la fuente de tabto sufrimiento era una posible amenaza, pero al llega,sólo vio a una joven con rasgos de ser acuático que encajaba en un 96% de los cánones humanos de belleza.

Observó a uno y otro sin comprender, y dedicó entonces su mirada a Conner en busca de respuestas.

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Invitado

Al ver el nombre de su amigo Garth, Roy le miró significativamente. El arquero estaba intrigado y le gustaba el cotilleo además. ¿Allí había tema, había habido o iba a haber tema? En su universo había un tema caliente entre Garth y Lilith. Pero Lilith no estaba así que … se quedó un poco pensativo. Ambos eran atlantes, jóvenes y atractivos … podía pasar de todo. Esperaba con impaciencia la respuesta del ojivioleta. ¿Había coqueteado con una conquista del moreno atlante y luego tendrían una discusión? Muchas preguntas se agolparon de repente en la intrépida mente del arquero. Lilith también era amiga suya y sintió una ligera preocupación por aquel tema. En aquel punto empezó a abrumarse. Demasiados aspectos que no sabía como abarcar ni controlar ni afrontar de una forma eficiente y madura.

Fue ver escrito el nombre de su dos exs y el pelirrojo se puso pálido. Sintió como su corazón palpitaba más abruptamente. Su gesto se quedó entre la sorpresa y el susto. Por diferentes razones las referencias a aquellas dos féminas le hacían daño. Toda la alegría y vitalidad del arquero desaparecieron en ese momento. Las rupturas no era un tema del que le gustase hablar o recordar ni tener presente.

Kori le había dejado sin darle ninguna explicación destrozando tanto su corazón como su autoestima y su autoconcepto en mil pedazos. Además era la ex de Dick, y no habían hablado de ese arduo tema. A todo el mundo solía agradarle más Richard. Porque era amable, no cometía errores ni indiscreciones. Además contaba con unos envidiables atributos físicos. Por el contrario él hablaba mucho y su vida era un constante cúmulo de indiscreciones, errores y meteduras de pata. pero no le importaba que el resto del mundo vanagloriarse a Dick Grayson ni que le construyeran altares ni que fuera superior a él en cualquier sentido o aspecto. Él también le admiraba por todas y cada una de sus maravillosa virtudes. Sólo quería ser especial para alguien, estar en el puesto número uno para la persona a la que entregaba su corazón y su mundo. Él le dio todo a la tamerana hasta quedarse vacío. dudas se agolpaban en su cabeza y le carcomían internamente: ¿Era el segundo plato porque no podía estar con Grayson? ¿Alguna vez había llegado a corresponderle? ¿Le había amado de la misma manera que él la había amado a ella?

Donna, su primer amor, quien además era una de sus mejores amigas y un gran apoyo en su vida no había dado muestras de existencia en Omega. Los ojos esmeralda del arquero se pusieron un poco vidriosos. No podía dejar de pensar en que nunca la podría recuperar, que no iba a volver a verla, que nunca más se reirían por cosas triviales o hablarían de problemas trascendentes, que ella nunca volvería a corregir sus excesos, que nunca le llamaría de nuevo idiota con esa risa típica de la amistad y el cariño, que nunca más iba a decirle que todo iba a salir bien, que no volvería a sentir una cariñosa caricia en su rojo cabello, no volvería a darle ánimos ni tampoco se abrazarían nunca más. Había perdido a Donna, su gran e íntima amiga irremediablemente y para siempre. Una sensación de desasosiego se apoderó de él. Esas heridas siempre quedaban muy abiertas en el pelirrojo. Porque en vez que hablarlo con personas de confianza e intentar desahogar su dolor, sacar sus sentimientos de autodesprecio, culpabilización, inferioridad y desasosiego ante abandonos, hacía como si nada hubiera ocurrido y aparcaba en tema. Fingía estar bien e ignoraba deliberadamente las situaciones de conflicto y sentimientos negativos.

- Richard … está allí.- comentó entrecortadamente intentando recuperar la respiración. Quizá él también necesitaba que Dick o alguien le consolara. - Troia es Donna y ella no está. - Ella no había aparecido en Omega lo más seguro es que hubiera muerto. Pero no quiso poner en palabras sus preocupaciones. No quiso hacerlo más tangible y real. Quiso que permaneciera en el silencio como un descabellado fruto de su desquiciada mente. Tampoco le permitía su crianza navaja hablar mucho sobre el tema de la muerte. Era algo relativamente tabú para los indios. El dolor por la pérdida y los difuntos se consideraba como algo personal e íntimo que no debía impregnar a los demás.

- No hemos sabido nada de ella aún … - dijo un matiz triste en su voz. La quería y la extrañaba a partes iguales. El dolor de su ausencia le embargaba. Aunque había una peculiar relación entre Wondergirl y Speedy, él siempre iba a tenerla muy cerca de su corazón. Porque tenían una profunda y muy enraizada amistad. Ella había estado para él cuando no había podido contar con nadie. Había secado día tras días sus lágrimas sin pedirle nada a cambio, había visto su peor cara y no le había abandonado. No había muchas personas en su vida que le hubieran aceptado a pesar de las partes más oscuras.

- Necesito una copa.- Comentó sin pensar. Su adicción a la bebida siempre le hacía pensar siempre en el alcohol cuando las cosas se tensaban. Ese maldito momento en que necesitas un puto trago para diferir todos tus problemas no resueltos: tu trauma con los abandonos, los conflictos con las exnovias, los temas problemáticos no tratados, la falta de autoestima y tu tendencia a la depresión por no hablar de todas esas jodidas cosas. Pero te das cuenta que eres un jodido alcohólico y te tienes que comer tus delirios mentales sin ningún tipo de anestesia. Pestañeó para alejar esas ideas de su mente. Ese instante en que te gustaría tener el subidón de las drogas en tu organismo para no tener que lidiar con tus problemas reales. Aunque después de la subida, llegaba siempre la bajada. La crisis pos estado de exaltación era jodidamente horrible, agradaba tus problemas al máximo.

-Bueno …- dijo intentando hacer como que nunca había realizado aquel comentario sobre ir a beber. Porque era un fiesta y sus dramas podrían solucionarse o no en otro momento. Lo que pasa es que se le hacía muy difícil sonreír con toda aquella nube negra que era pensar en las personas ausentes, especialmente en sus exs. Antes era más fácil porque el alcohol si que le ayudaba a poder encubrir sus roturas, era algo que le animaba y le daba la fuerza para sonreír cuando todo lo que quieres es encerrarte en tu cuarto a llorar hasta deshidratarte.

-Espero que no venga Aquaman con uno de sus tsunamis …- Una broma entre toda esa miseria, igual era su día de suerte.

-Que Garth interceda es su mentor por algo.- Mal Roy, mal. ¿Por qué siempre metía la pata hasta al fondo? Era su jodido superpoder liarla parda. Miró a su moreno y atractivo amigo atlante. La cara del agraciado Garth mostraba un tristeza infinita y le dejó más frío que un témpano de hielo. El pelirrojo se quedó unos instantes anclado en su sitio, intentando pensar en la manera de aliviar el sufrimiento de uno de sus hombres más queridos en el universo.

Sus instintos iniciales era correctos todo eso tenía pinta de ser un peliculón dramático tipo Lo que el viento se llevó, si Escarlata fuera en realidad un hombre atlante. Al ver el cúmulo de reacciones, expresiones y gestos del bondadoso atlante, inmediatamente supo que de alguna manera aquella Dolphin era una novia o una ex. Un sentimiento tanto de comprensión como de tristeza le invadió. Sabía muy bien lo que era mantener el tipo e intentar no derrumbarse cuando la presencia de una persona desestabilizaba tu universo. Lo duro que era respirar y cómo las lágrimas pugnaban por salir. Los ojos verdes se concentraron el los violetas y el pelirrojo supo que tenía que esforzarse más. Tenía que esforzarse al máximo para que el ambiente no decayera. Los ánimos ya estaban de por sí bastante bajos con las tragedias acontecidas en los días previos como para sumarle más aspectos negativos y más depresión al asunto. Él era el hombre alegre del grupo y no podía permitirse perder ese cargo. Porque para él lo más importante en el mundo eran sus seres queridos y Garth era uno de sus mejores amigos desde la preadolescencia. Su bienestar siempre primaba por encima del suyo.

- Una fiesta, no es una fiesta sin música. - dijo para animar el cotarro- Puedo poner algo en mi móvil y bailar. Por cierto, no se si os acordáis de Dance Dance Revolution. Y si aclimato la base con una pista para poder hacer duelos de baile, soy muy bueno en ello. - Miró al horizonte y se quedó un tanto ensimismado. En la lejanía divisaba a unas atractivas féminas jugando al voleibol playa con unos bikinis bastante bonitos y sugerentes. Eso le dio una idea. - También podríamos descargar adrenalina retando a alguien a un partido de voleibol playa. - Señaló una de las múltiples redes que había habilitadas en las playas para que la gente practicaba ese deporte tan veraniego. - Yo no tengo ni idea de ese deporte pero no puede ser muy difícil. Aquellas chicas de allí no tienen pinta tampoco de saber mucho y se están riendo un montón.- Porque había ido a un montón de terapia para tratar sus adicciones y sabía que cuando tienes una maldita crisis emocional, a veces funciona quebrar el pensamiento que está matando. Pensaba que hablar y hablar de cosas sin sentido podría aturullar la mente del submarino y hacerle olvidar por un momento sus sentimientos de dolor.

A donde estaban llegó Raven. Claro a ella nunca se la pasaba ningún desbarajuste emocional. Tenía la capacidad para notar cada una de las emociones de los demás. El arquero la sonrió con jovialidad, porque estaba acostumbrado a encubrir su sentimientos de tristeza bajo su gesto amable y su sonrisa radiante. Sabía que ante ella caería su fachada. No obstante, tenía tan automatizada esa forma de actuar le salía de forma natural. Cuando esa es tu manera de proceder siempre es difícil romper la dinámica aunque seas consciente de que tus acciones son inútiles.

- Tío, cuentas conmigo siempre.- le comentó a Garth mientras le dedicaba una cálida sonrisa y le daba ese golpe típico de hermandad masculina en el hombro. Porque el atlante aunque reservado y tranquilo siempre había sido un gran compañero y un mejor amigo, brindando apoyo, consuelo y amistad a todos los integrantes de los titanes originales. Con las nuevas generaciones del grupo había sido un tanto más distante pero si le habían necesitado siempre había estado para prestar su ayuda. Roy se sentía muy unido al de ojos violeta, ya que, tenían un vínculo de amistad muy fuerte forjado desde antaño en la comprensión y el cariño mutuo.

-¿Quieres que te deje a solas con Raven?- le susurró. La empata era una buena chica pero sabía que sus peculiaridades y más al estar un tanto alterado, podían generar en algunas personas más reticentes cierto temor. Además, Garth era un hombre un tanto reservado y un tanto introvertido. Nunca había tenido un trato muy íntimo con la hija de Trigón y podía resultarle incómodo que sus problemas quedasen al descubierto ante personas desconocidas.

Se sorprendió de ese repentino abrazo, nunca pensó que le correspondería así a su saludo. Antes de que pudiera contestarle a dicho afecto se separó de él, mostrando una dulce sonrisa que no tardo en dibujarse en sus labios. No conocía mucho a esa chica pero sabia que no tardarían en llevarse bien. Le acaricio el brazo en modo de apoyo para que dejara de estar triste y le acompañara a tierra firme.

Gracias Dolphin ¿tienes hambre? Dick está preparando una barbacoa.

Cuando iba preguntarle si le gustaba más la carne o el pescado o si era vegana como Raven apareció Garth contándole todo lo que sentía. Al verse en medio de esa conversación se sintió incómodo y lentamente se fue del lugar dejándolos solos, acercándose al pelirrojo. Le miro mal cuando hablo de jugar a un juego de bailar, no pensaba bailar y menos en su cumpleaños, que pensara en otra cosa. Como si le hubiera leído la menta propuso otra cosa, una que le hizo recordar la noche que pasaron juntos en la casa de Dick. Arqueo una ceja y le sonrió con picardía.

¿No sabes jugarlo pero insistes en ir a molestar a esas chicas Roy? ¿acaso te quieres llevar alguna al piso de Dick?

Pobre, siempre acababa en medio de todo. Discretamente se fue con Dick y la barbacoa, podría ir con Warlock pero no quería molestarlo ya que lo estaba viendo bastante animado con Cyborg y no quería acaparar toda su atención por ser su amigo.

¿Le falta mucho a la carne? Tengo hambre.

Era su forma de cambiar de tema a uno más animado, aunque también lo hacía porque tenía hambre de verdad y eso cada vez tenia mejor pinta.

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Definitivamente… No estaba preparada para eso.

Lo peor que había alcanzado a imaginar era que ninguno de los Titans la recordara. Si eso pasaba, siempre podría improvisar, tratar de empezar una amistad de cero… Algo. Incluso disculparse, volver al mar y seguir su camino hacia ninguna parte, a pesar de que ser una heroína, como Arthur, le parecía la mejor opción. Ayudar a la gente como solía hacer en Atlantis, con unos amigos de verdad, dejando de ser un monstruo para quienes la vieran.

Hubiera sido perfecto.

Pero lo último que había querido era hacer daño a alguien con su presencia. La mención de Donna y Starfire no había sido una buena idea, a juzgar por la reacción de Roy, que había perdido hasta el más mínimo atisbo de confianza de un plumazo. Y no fue lo único que hizo que la sonrisa que Conner había puesto en sus labios se desvaneciera. De pronto, escuchó algo… Un sollozo.

Su oído, más fino que el de cualquier terrestre, le había resultado muy útil en infinidad de ocasiones. Pero, esa vez… Quizás hubiera estado mejor sin él. Sus ojos grises se dirigieron instintivamente a la fuente del sonido. Y lo que vio… Le partió el corazón. -Yo te recuerdo, Dolphin.-Por un instante, las imágenes que inundaban su memoria se alinearon. “Todo lo que quiero es ser feliz”, le había dicho, una vez. Las palabras resonaban en su mente, pero estaban… Mal. ¿Por qué estaban mal? Podía sentir todo el alivio que acompañaba el retorno al hogar, pero también una tristeza infinita, como si lo hubiera perdido todo… Incluido el recuerdo de qué había tenido en primer lugar. Podía notar un atisbo de ira, y el dolor y la desesperación de una madre moribunda amenazaban con asfixiarla. Y, aún así, algo en su interior sólo deseaba estrechar al moreno entre sus brazos y hacerle sentir mejor. Decirle que no sabía por qué se sentían así, pero que todo iba a estar bien a partir de ahora. Ni siquiera escuchó la propuesta de Conner de ir a comer algo: Se sentía aturdida, confundida, embargada por una mezcla de sentimientos agridulces a los que no era capaz de dar sentido. -Éramos muy cercanos en mi mundo… Me alegro... De que estés bien...-Sus palabras deberían haberla hecho sentir mejor, pero… No lo hacían. Traían consigo el mismo vacío que la había estado carcomiendo por las noches durante todo ese tiempo. Si habían sido amigos, no… No entendía por qué las lágrimas de Garth no eran de alegría. ¿Qué había pasado entre ellos? Dolphin podía recordar con claridad la luz en sus ojos violetas, el sonido de su risa. Estaba segura de que, en algún momento… Habían sido felices.

Extendió una mano temblorosa hacia él, tratando de… Alcanzarlo, de alguna manera. Nunca se había sentido tan sin palabras en su vida. Entreabrió los labios, olvidando por un momento que no podía hablar, pero aún así sin saber qué decir. Pero, antes de que pudiera hacer nada, otra mujer intervino. Vestía con una túnica oscura, parecida a las que llevaban las hermanas de la Viudedad, y le ofrecía un consuelo que Dolphin no sabía cómo darle. El arquero intentó animar el ambiente, proponiéndoles jugar a algo… Pero la atlante no sabía cómo. Y aunque supiera, no se veía con ánimos para algo así. -¿Quieres que te deje a solas con Raven?-Quizás eso fuera lo más razonable. La peliblanca no tenía ni idea de la relación que había entre ellos dos, quizás fueran pareja y lo mejor fuera apartarse. Se enjuagó la humedad que comenzaba a inundar sus ojos con el dorso de la mano, tratando de deshacer el nudo que se había formado en su garganta sin éxito. La idea de que estuvieran juntos la incomodaba un poco, pero eso era lo último en lo que estaba pensando en ese momento. Quería decirle a todos lo perdida que se sentía, lo mucho que lamentaba haber irrumpido en su fiesta tan sólo para arruinarla un momento después. Quería gritar, pero no tenía voz. Así que confió en que las lágrimas que rodaban por sus mejillas se llevaran consigo todas las dudas, todo el dolor. Se sentía como si hubiera despertado del mejor sueño de su vida y la peor de sus pesadillas, a la vez, y no pudiera recordar con claridad ninguna de las dos. Pero sabía que eran reales… Y que, quizás, alguna de esas personas lo recordara todo.

-Lo siento...-Escribió, sin saber muy bien para quién. Superboy se fue, y no podía culparlo. No tenía por qué inmiscuirse en algo que no le concernía, y menos todavía en un día en el que se suponía que tendría que pasarlo bien. Sin embargo, Dolphin no se podía permitir el lujo de dejar toda esa situación de lado… Pero tampoco podía interrogar a Garth. Ver por fin al chico que en torno al cual giraban tantos de sus nuevos recuerdos… Peor, verlo así de destrozado, le impedía siquiera pensar con claridad. Y no quería hurgar en la herida, fuera esta la que fuera.

No quería hacerle más daño. Así que… Tenía que apartarse de él.

Tras dedicarle una última mirada, empezó a trazar las únicas palabras que podía decirle en ese momento.-A mí también me duele, pero… No sé por qué. Por favor, habla después conmigo, cuando estés mejor. Necesito entender esto, entenderte a tí. Por favor… -Apenas se dio cuenta de que estaba escribiendo en atlante, de tal modo que sólo Garth y Kaldur podrían entenderlo. No importaba. No estaba segura de poder expresar eso en inglés, y el resto de los Titans no tenían por qué saberlo. Su trazo fue vacilante, todo su cuerpo estaba temblando. Pero no podía parar ahora. Empezó a caminar hacia la orilla, dejando a Tempest en manos de Raven. Sólo esperaba que la mujer pudiera paliar el dolor que ella le había causado…

No soportaba verlo así. Ni a él, ni a nadie. Pero especialmente a él, decía una vocecilla en su cabeza. Y menos sabiendo que, de alguna forma, era culpa suya.

Nunca le había costado tanto caminar por tierra firme. Sus pasos la condujeron hasta Dick, que apenas se había movido del sitio. El líder de los Titans, lo recordaba como el más cuerdo del grupo. Si alguien sabía algo, aparte de Garth… Seguramente fuera él. Conner también estaba allí, pero ya había dicho que sólo tenía un recuerdo suyo, y era mutuo. Era algo que la alegraba, pero… De momento, no le servía para nada. - ¿Por qué duele? ¿Qué nos está...?-No llegó a acabar la frase, las lágrimas le impedían ver con claridad. No era necesario ponerlo en palabras, sin embargo. Para unos héroes como ellos, que habían dedicado sus vidas a salvar a cuantas personas pudiera… Resultaba evidente cuándo alguien necesitaba ayuda, aunque no hubiera un villano o un desastre natural de por medio. No, a veces… La propia vida de una persona podía ser su mayor enemiga, y eso no hacía que el peligro fuera menor. Porque… ¿Cómo podía escapar alguien de sus propios sentimientos, de sus propios recuerdos?

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Garth nunca quiso que la situación escalara de forma incontrolada. Sin querer, su fuerte reacción ante la aparición de Dolphin se había convertido en el foco de atención de todo el mundo, y el muchacho era incapaz de soportar aquellas miradas escudriñadoras que le dedicaban sus amigos. El Altante no se caracterizaba por ser alguien extremadamente sociable, como lo era Roy, más bien siempre trataba de ser discreto y no le costaba pasar desapercibido en muchas situaciones. Tener la atención de todo el mundo empezó a agobiarle sobremanera, pero lo que terminó por desestabilizarle fueron las lágrimas incontroladas de Dolphin.

La mujer de cabellos blancos le miró con compasión, y estiró su delgado y escamado brazo con el fin de alcanzarle. Garth sintió el fuerte bombeo de su corazón cuando trató de corresponderla y rozar con suavidad los dedos de la mujer. De pronto cerró su mano en un puño cuando sintió las frías y viscosas yemas de los dedos de Dolphin, y se apartó de ella. No quería acercarse, no podía caer en la tentación tan fácilmente. Buscar el consuelo en sus brazos no tenía ningún sentido, puesto que aquella chica no era la mujer con la que se había casado y había tenido a Cerdian. No podía pedirle eso...

Raven llegó a tiempo para interrumpir el torbellino de emociones que le golpeaban fuertemente, como las olas al chocar en un acantilado. La empata logró traer de vuelta a Garth del mundo de los sueños y ponerle los pies en la tierra. Escuchó a la gente de su alrededor que le mostraba su apoyo, como su compañero pelirrojo al cual le asintió como forma de agradecimiento. Después leyó lo que Dolphin le dedicó en el lenguaje Atlante con frases luminiscentes en el aire, y asintió con un poco más de seguridad en sí mismo.

— De acuerdo. Pero… no llores más. — susurró con algo de amargura. No quería esta situación y menos quería preocupar a la recién llegada por su culpa. El dolor que sentía era algo que sólo le pertenecía a él, y sería muy egoísta por su parte tratar de empapar a todos con sus problemas.

— Gracias Raven… — dijo esta vez dirigiéndose a la empata— Pero ahora mismo necesito descansar un poco. Quisiera poner en orden mis sentimientos en soledad...

El príncipe de los Idyllists se adentró en las aguas marinas sin apenas despedirse, y nadó con rapidez hasta las profundidades del océano, dónde el silencio y la tranquilidad de las aguas serían su único consuelo.

Nadando como pez en el agua (Miembros de la Young Justice y Warlock) [16.04.2018] Avatar10

Garth se derrumbó frente a los ojos de la extraña y yo sentí la necesidad de dejar lo que estaba haciendo para ir a socorrerle. Pero la comida no iba a hacerse sola, y además el Atlante parecía bastante agobiado al recibir la atención y preocupación de todo el mundo. Me mordí el labio mientras intentaba deducir lo que ocurría en la orilla, a la espera de que aquella situación no acabara como el rosario de la aurora. Confiaba en Raven, sabía que ella sería capaz de aliviar las desbocadas emociones del chico de ojos violetas, pero al parecer lo único que sucedió fue que el Atlante desapareció entre las aguas.

Conner fue el primero en abandonar la orilla y acercarse a la barbacoa. Le noté un poco asqueado por la situación. Quizás era imaginaciones mías, puesto que Conner siempre había sido un chico muy serio y poco dado a sonreír. Cogí un poco de aire y le mostré mi mejor sonrisa al super-chico.

— ¡Esto ya está casi listo! — exclamé, mientras cogía con las pinzas un jugoso trozo de carne y se lo ponía en un plato de plástico. La verdad es que yo también empezaba a sentir ese gusanillo en el estómago. — ¡Chicos! ¡Venid a comer! — grité desde mi posición, esperando que los demás me oyeran y se acercaran a nosotros. Estaba seguro que cuando la gente empezara a comer, eso también aliviaría sus corazones. Yo mismo por ejemplo me pongo de muy mal humor cuando llevo muchas horas sin comer, y me baja el rendimiento en una misión.

Cuando se acercaron los demás ya tenía los platos preparados para cada uno; muchas salchichas para Roy, las hamburguesas de Tofu para Raven… y también tenía preparado un plato para Dolphin. Había comida de sobras, y con la ausencia de Garth tampoco quería que se desperdiciara. Esbocé una sonrisa cuando la Atlante se acercó y le ofrecí su plato. No esperaba que la muchacha se pusiera a llorar de repente, tratando de explicarme algo con sus poderes. Mi sonrisa se quedó en una pequeña mueca y dejé el plato encima de la Barbacoa. Me acerqué a Dolhpin para darle un fuerte y cálido abrazo.

— No te preocupes, eres una chica fuerte Dol, y Garth también lo es. Ya verás como todo se arregla… — le susurré, cerca de su oído. — Ahora come un poco y sécate esas lágrimas. Te sentirás mejor...— Me aparté de ella y volví a ofrecerle el plato de comida con una sonrisa.

Nos sentamos todos juntos en las toallas que había dispuestas sobre la arena y disfrutamos silenciosamente de la barbacoa. Con la excusa de que estábamos ocupados comiendo, nadie quiso sacar ningún tema, y finalmente miré en dirección a Roy y le guiñé el ojo.

— Oye, Roy, me gusta tu idea de jugar un rato a voleyball ¿Por qué no hacemos luego dos equipos? Y quien gane se librará de las tareas de limpieza de la base durante una semana. ¿Qué os parece?

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Nadando como pez en el agua (Miembros de la Young Justice y Warlock) [16.04.2018] Firma_11

Observó como el atlante se perdía en las aguas desde la orilla, respetando un deseo de intimidad y privacidad que entendía muy bien. No eran pocas las veces que ella misma se había refugiado en Azarath buscando ese mismo consuelo.

No podía decir que entendía por lo que los jóvenes estaban pasando porque habría supuesto una mentira, pero, por eso mismo, no pudo evitar experimentar una suerte de comezón entre toda la compasión que le inspiraban los dos atlantes.

Al menos ellos habían llegado a vivir el amor y la felicidad, sabían lo que era, habían llegado a conocer lo que era querer y ser correspondido. Ella, en cambio, nunca podría experimentarlo. ¿No decían que era mejor haber amado y perdido que jamás haber amado? Estar obligada a percibir continuamente las emociones que a ella le estaban negadas era tan cruel como mostrarle un caramelo a un niño sin permitirle nunca alcanzarlo.

Le sirvió de cierto consuelo comprobar que, además de ella, Roy fue el único que se acercó a ofrecer su apoyo al moreno, ya que, de todos los que se encontraban en la playa, había sido el único en interesarse por ella y su bienestar. Sabía que era injusto por su parte tener esa clase de pensamientos cuando un compañero lo estaba pasando tan mal, pero Raven tenía la autoestima muy baja y tendía mucho a compararse (de una manera muy poco sana) con los demás. Si, de repente, todos hubieran saltado a consolar y animar a Garth se habría sentido muy sola y excluida del grupo. Después de todo la certeza de saber que ella no era su Raven, que estaba reemplazando a la Raven real de aquél universo no había dejado nunca de flotar por encima de su cabeza. Aquellos no eran los compañeros que había dejado atrás en su dimensión, y, si ya de por sí le había costado establecer lazos con sus amigos por culpa de lo cerrado de su carácter, con aquellos, que no la conocían de nada...

Su mirada se cruzó con la de Roy para contemplarle de manera seria e intensa, como si pudiera llegar más allá de aquellos pozos verdes y contemplar con meridiana claridad lo que pretendía ocultar para el resto del mundo. En cierto modo, así era. Tan sólo dos semanas atrás el arquero y ella se habían estado sincerando, y el pelrirojo le había contado cuáles habían sido sus sentimientos hacia Donna. A la hechicera no le hacía falta leer la mente del joven héroe para saber qué era lo que había provocado aquella súbita explosión de emociones autodestructivas. Quizá podría hablar con él más tarde, aunque ya sabía lo que le iba a decir.

Por el momento se quedó allí, donde estaba, contemplando las aguas con expresión ausente mientras se abrazaba los delgados brazos para protegerse de la brisa marina. Dejaría que los chicos comieran y se divirtieran. No tenía apetito, y, de todas formas, tenía muchas cosas que pensar.

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Warlock y Cyborg contemplaron toda la escena desde el agua sin saber qué hacer, o al menos la confusión era legítima por parte del alien. Su compañero de baño le abandonó poco después de ver irse al muchacho moreno hacia el fondo marino, para ver si podía ayudar al resto. Warlock por su parte, vio a Conner marcharse con su líder, seguramente furioso por cómo la extraña situación había enrarecido el ambiente festivo. Sintió el deseo de ir a animarle, pero de algún modo, algo más allá de sus sistemas le dijo que no era buena idea; El superchico había elegido a quién acudir en función de lo que necesitaba, y el technarch sabía que no siempre tenía la respuesta adecuada a sus inquietudes...

En ese momento se dio cuenta de que estaba allí únicamente por él, pues aunque se mostraba amistoso con el resto de sus compañeros, no había llegado a entablar una verdadera relación con ellos. Siempre tenían cosas que hacer, o simplemente le dejaban pasar el rato con su amigo, sin interceder.

Suspiró, y al agachar la mirada, vio que estaba aún con su aspecto real, y si bien aquélla cala estaba bastante escondida, no era prudente por su parte mostrarse así en público. No sólo continuaba siendo un alienígena ilegal en Terra, si no que para el mayor de sus males, su especie había sido clasificada como "inviable" en los procesos de obtención de la ciudadanía, por lo que jamás podría aspirar a ser un habitante regulado en su nuevo hogar. Como si se hubiese contagiado del ambiente depresivo, las espinas de su melena y el brillo de sus canales dorados descendieron. Entonces observó la costa y se encontró con alguien que en ese momento estaba tan solo como él. Con andar algo pesado, salió del agua, y se transformó en el joven alto y delgado que solía ser su disfraz humano, aunque esta vez ataviado con bañador, y se sentó cerca de Raven, respetando su espacio, e imitando su postura.

- ¿A tú le importa que Yo se quede a tu lado? Yo promete no molestar a tú. Yo solo... - No supo cómo terminar la frase. tampoco parecía que ella le escuchara. Simplemente, decidió contemplar las aguas con sus cansados ojos ambarinos. A veces perdía de vista todos los problemas que tenía en realidad. O tal vez, esa parte menos tecnológica de su ser, intentaba ignorarlos...

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Invitado

El pelirrojo dejó a Garth con la empata y se dió un poco de prisa para alcanzar a Conner.

- Yo nunca molesto. Soy simpáticamente parlanchín por eso me ama la gente. Porque puedo hablar en situaciones incómodas de cosas graciosas y hago olvidar la gente sus problemas, es mi superpoder.- Conner no era lo que se dice el alma de la fiesta. Era de este tipo de personas que bendicen el silencio y prefieren escuchar a hablar.- Porque cuando más hablo yo menos tiene que hablar la gente seria. Pensé que agredecerías eso, tío.- Se estaba yendo mucho de tema y se reencaminó a la conversación anterior.- El voleibol utiliza los brazos, es colocarse, recibir el balón y anotar punto. Parece bastante sencillo. - Miró al kriptoniano con curiosidad. ¿Los supers no eran ese tipo de personas que llegan y besan el santo? Ese tipo de individuos que despiertan resquemor porque se les da todo bien desde el primer momento. - Manejo muy bien las extremidades superiores por el arco y el baloncesto. Tengo bien la motricidad fina; mi uso de destornilladores y herramientas de microprecisión son perfectas. Además, la confianza en uno mismo atrae. ¿Cuántas crees que me deje llevar Dick?- Comentó con tono pícaro. - Pero la verdad es que me mantengo despierto a base de café porque trabajo mucho en mis proyectos, así que si el ritmo de actividad física decae me duermo. Soy un precioso bello durmiente pero el problema es que ronco un montón.- replicó guasón -

Dolphin se había despedido de Garth. El arquero no había entendido nada de lo escrito en aquel idioma submarino pero por las caras de los atlantes supuso que era un adiós emotivo. Luego, la misteriosa joven se acercó a Dick. Roy suspiró. Quizá era lo mejor.

Miró a su amigo mientras se adentraba en las profundidades. Roy no sabía cuál era la historia entre Garth y la muchacha. Pero no parecía ni rencoroso ni enfadado. Aquello era como si tuviera el corazón roto. Tener que enfrentarse a eso resultaba una experiencia dura hasta para el arquero que era más extrovertido que su principesco amigo. Así que el pelirrojo se preocupó. Si era complicado para él, no quería ni imaginarse lo difícil que le estaba resultando aquella situación al introvertido atlante.

El líder de los titanes era en aquella situación el más apto para hacerle frente a los desajustes emocionales. Los palabras y el gesto triste de la chica enterneció al pelirrojo. No le gustaba que nadie sufriera. Se les quedó viendo un poco en la distancia. Le hubiera gustado ayudar pero no podía controlar sus agitadas emociones, menos las de los demás.

El primer Robin les llamó a comer y repartió a cada uno un plato. Estaba bajo de ánimo y no le apetecía mucho comer. Pero Richard se había esforzado mucho en preparar la comida del grupo. También era el “cumpleaños” se Conner y no quería ni dar más preocupaciones a sus amigos ni hacer que el ambiente, a pesar de que había cierto enrarecimiento, decayera. Empezó a partir las salchichas de su plato en trozos casi minúsculos. Las movía con ritmo por el plato con el tenedor. De vez en cuando se llevaba un bocado a la boca pero estaba comiendo muy poco.

- ¿Ya has estado antes en Happy Harbor?- preguntó a Dolphin.- No es un lugar especialmente bonito y hace mucho frío pero la gente es simpática por aquí.-

La joven peliblanca estaba sola y a Garth no le hubiera gustado que la trataran mal. El príncipe de Shayeris la había dejado con ellos, así que el arquero se sintió un poco obligado a estar pendiente y mirar por el bienestar de la atlante.

Cuando Dick le llamó se sobresaltó. “Mierda, lo sabe, lo ha visto.” Pensó. Los murciélagos eran muy observadores y podían ver por encima de muchos trucos. Se avergonzó un poco. Debería actuar como un adulto y comer apropiadamente aunque tuviera el estómago con ese nudo que provocan los melodramas. Iba a pedir perdón e inventarse algo para que no pareciera que su no comer era a posta. No obstante, el primer robin no quería reprenderle por sus malos hábitos y el arquero sintió alivio. Por eso mientras Richard continuaba enunciado su propuesta comió de forma apropiada. Se había librado en una ocasión, nadie conseguía burlar al Batman más de dos veces.

- Por este tipo de cosas digo que eres un aburrido.- Pasó su brazo por encima de los hombros de Dick. - Es fácil para mí hacer un RoyBot que frege la base. ¿Por qué no nos jugamos algo más interesante? Como el equipo que pierda será esclavo del que gane por una semana o contar un secreto avergonzante o realizar alguna prueba picante. - Asintió muy rápidamente con cabeza mientras preguntaba:- ¿A qué estáis conmigo chicos y chicas?- El arquero era medio showman; una parte por personalidad y otra teatral para llamar la atención y cautivar.

-Oye, Kaldur. Victor. Tengo razón ¿a que sí? - Chocó el puño con ellos.

Raven y Warlock estaban mirando al mar alejados de los demás pero el arquero creía que esa sana competición podía tanto proporcionar risas cómo crear un sentido de pertenencia.

- Raven y Warlock, dadme la razón.- Puso su mejor cara de por favor.

El ambiente se había en enrarecido tantos que todos se mantuvieron en sus posiciones sin moverse por el simple hecho de no saber cómo actuar. La primera que decidió hacer algo fue Dolphin, que decidió ir detrás de Garth y a partir de ahí todos empezaron a tomar sus puestos. Como buen líder que era Dick decidió que la mejor manera de animar la fiesta era ponerse a comer y de paso no tirar la comida. El siguiente a seguirle fue Roy, animando al personal con su característico don de gentes. Conner no iba a negar que ese incidente le había afectado, pero al ver el esfuerzo que ponían sus amigos en levantar el ánimo sonrió y cato la comida.

Esta todo muy rico, deberíamos hacer mas barbacoas.

Dijo felicitando al cocinero. Después con la barriga llena y los ánimos remontados propusieron hacer el esperado partido de voleibol, todos participaron menos Raven ya que no querían presionarla hacer algo que no le gustara. Pero sin tenerlo previsto la muchacha se estaba acalorando más que los jugadores por ser la única observadora de ese hermoso panorama, hasta había momentos que todo se movía en cámara lenta resaltando los atributos de los participantes. Para sofocar el calor del ejercicio físico decidieron jugar al juego de la sandía. Warlock se sentó al lado de Raven para hablar de ese nuevo juego. El primero en hacer los honores fue el cumpleañero, le vendaron los ojos y le dieron un par de vueltas para desorientarlo y guiarle hacia la sandía. Entre el mareo y que sus compañeros le daban indicaciones más confusas que la anterior se puso nervioso y golpeo con fuerza al suelo. Por suerte había dado de lleno a la sandía pero como utilizo más fuerza del necesario creo una onda expansiva que medio enterró a sus amigos y hecho a perder la sandía. Dick mando a Conner a sentarse contra la palmera durante cinco minutos para que reflexionara sobre lo que había hecho. Después de un buen rato jugando los demás el líder fue a buscar al cumpleañero y se lo encontró dando cabezazos en el aire y no pudo evitar reírse, al parecer su amigo había reflexionado tanto que había ido a pedir consejo al mismísimo Morfeo. Se sentaron todos juntos a comer la rica sandia partida por todos mientras veían el atardecer. Una vez el sol se había ido tras el mar decidieron que era hora de recogerlo todo y volver a casa.

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