Los clásicos nunca mueren [24-6-2019] (Celsit)

La mutante había salido del juicio agotada. Las horas en los juzgados no tenían comparación respecto a las horas de su trabajo o a las misiones que realizaba con la MKL, pero se había visto expuesta a un desgaste mental y psicológico que drenó su energía por completo. Había presenciado muchas cosas fuera de lugar, movimientos y concesiones que hizo que la morena desconfiase de todo lo que ocurría entre aquellas cuatro paredes. Por eso lo primero que hizo al salir fue investigar por su cuenta desde el móvil qué tipo de acontecimientos sí eran comunes en un juicio penal.

Caminó todo el camino de vuelta hasta su casa aprovechando esos momentos sobre la luz blanca del teléfono. Pasaba de página a página y de perfil a perfil intentando que alguna de las preguntas que hacía en el navegador le consiguiese una respuesta concreta.No levantó la vista de camino, ni cuando abrió el portal, tampoco cuando subió las escaleras, ni al abrir la puerta de su casa. Magneto pudo escuchar el cimbreo metálico de las llaves al otro lado antes de que entrase.

Ya en su casa las lanzó en un recipiente que descansaba sobre una mesita en la entrada, cerró tras de sí y mientras guardaba el móvil en el bolsillo trasero de su pantalón, dando por perdida la búsqueda, entró al salón con un suspiro.


Todas las luces del salón se encendieron a la vez antes de que ella pudiera accionar uno de los interruptores. Había entrado tan ensimismada en la información y con la mente tan saturada del juicio que no reaccionó con esa primera sorpresa. - Buenas noches Celsit - No fue hasta que escuchó la voz un instante después cuando alzó la vista y su brazo derecho brilló con un potente naranja candente bajo la ropa. Reaccionó defensiva por completo, preparando su arma por si era un intruso.

Y lo era, pero no el que esperaba.

Un gesto de sorpresa se abrió paso lentamente rompiendo la expresión firme de la mutante, quien poco a poco recuperaba la temperatura habitual en su diestra. La voz del hombre seguía llegando a sus oídos, pero no procesó nada del mensaje hasta que escuchó el nombre de Eclipse.

Parpadeó muy rápido mientras volvía a la realidad. Se quitó la chaqueta poco a poco, aún aturdida, y la lanzó sobre la otra parte del sofá. Magneto estaba en su salón, en su sillón concretamente, que ahora estaba ubicado hacia la puerta, mencionando algo de ayudar a Eclipse. Cómo había conseguido entrar era una respuesta fácil. ¿Para qué? Eso era otra historia.

Sasha al fin tragó saliva y consiguió articular palabra - No.. no te esperaba. Ni siquiera en mi piso, no te esperaba… en general- Carraspeó con los brazos cruzados, aún en pie. Las imágenes e historias del terrorista cruzaron su memoria a toda velocidad. Lo que le habían contado, lo que había visto, lo que mutantes de otro universos les habían confesado sobre él… Había que reconocer que sus motivos no eran malos y que resultaba razonable que un mutante tan poderoso decidiera montar su propia revuelta. El único problema con él y la hermandad era que seguían el lema de “el fin justifica los medios”. Y que no buscaban la igualdad como la patrulla sino una imposición clara de los mutantes sobre el resto de la humanidad.
La mestiza se soltó el pelo y se pellizcó la nariz. Esa mierda le venía grande. Había tomado algo de distancia con la mansión y era la última persona con la que pensaba encontrarse. Su aprendizaje en Europa habían hecho que su mentalidad respecto a la desigualdad mutante fuese mucho más flexible, pero eso… - ¿Quieres un café? Yo sí - Caminó a la cocina para servirse y volvió con un café largo americano para ella, que descansaba hirviendo entre sus manos. Max pudo detectar perfectamente el shock de la mutante y cómo intentaba buscar alguna respuesta rápida a su confusión. La incredulidad no era algo que se le diese bien ocultar. La idea de tener que contárselo a Sieglinde no abandonaba su mente un sólo instante.

- Vamos por partes… - Dejó el café en la mesa y se sentó en el sofá, cerca del líder. Apoyó los codos en sus muslos, y la barbilla en sus nudillos. De cerca parecía todavía más serio.

Miraba a sus ojos y cuando necesitaba que debía escapar de la presión de su mirada, buscaba las canicas levitantes. - ¿Cómo puedes ayudarnos?- Preguntó sin más. La situación era tan surrealista para ella que no fue capaz de profundizar mucho más.

Por dentro se rió del condenado destino. “Haré cualquier cosa para sacar a Drago de la cárcel” dijo. Y el universo colocó a Magneto en su sillón.

El camino a la cocina fue uno de los viajes más extraños de la mutante. Varias voces se arremolinaban en su cabeza buscando una solución que claramente no existía. Sí, tal vez estuviese pensando en ayudar a Drago… ¿A cambio de qué? Está claro que no había ido con intención hostil, ya hubiese intentado matarla.

Su cuerpo se movía en piloto automático preparando dos cafés largos, el suyo tal y como lo había pedido a diferencia de que en vez de echar el azúcar, la llevó para que pudiera servirse cuanto quisiera. Dejó todo servido en la mesa pequeña y sostuvo el café entre sus manos, haciéndolo burbujear.

Le observó beber de su café. Si había un rasgo característico en Max estaba claro que era su capacidad para aparentar que nunca llevaba prisa. Dio el sorbo como si hubiese quedado con un amigo a disfrutar de una charla agradable al atardecer. Paladeó y luego se recostó para hablar.

Lo primero que hizo fue ofrecer su información y medios. Definitivamente no había asaltado su casa con intención hostil. Pero eso, aunque interesante, no es lo que captó la atención de la mutante. Ella necesitaba opciones reales de rescatar a su amigo. Algo palpable. Un plan que cubriese los agujeros que ella había encontrado en los suyos. Luego ofreció asilo. A ella y a cualquiera, haciendo especial mención en los alumnos. - Te lo agradezco… Yo estoy protegida, de hecho cuento con que Drago me acompañe donde yo estoy ahora.. Creo que podría sentirse como en casa - La idea de Drago en la MKL hizo que sintiese algo de calidez en el pecho. Sería como volver a los viejos tiempos, pero todo nuevo y aún mejor. Él podría tocar, si aún quiere, Elissa podría trabajar en Europa o facilitarle algún dispositivo para que pudieran verse. Podría volver a ser profesor y ella volvería a tenerle cerca. Era simplemente perfecto. Se enterneció con la imagen. - Respecto a los demás integrantes de la mansión y el alumnado… creo que deberías contactar con Ororo o algún otro miembro principal.. ahí no puedo meterme. - Tampoco hacía falta mencionar el hecho de que ella había sufrido un… distanciamiento de lo que la entidad de la mansión suponía y representaba.

Aprovechó que él hizo una pausa para beber y ella hizo lo mismo, disfrutando del café ardiendo por su garganta. Cuando escuchó “el verdadero culpable de estos crímenes” no pudo evitar sentir una punzada que le atravesaba el pecho en nombre de la culpa. El sistema judicial decía que ella debía pagar por su delito. Y lo haría, como le dijo a Matt, si eso le aliviaba a Drago lo más mínimo. Todos sabían que eso no ocurriría.

Sin embargo, consiguió captar su atención. No sólo parecía dispuesto a colaborar, es que parecía interesado en hacerlo. Sólo cometió un error: dar por hecho que había un equipo de rescate. - Ese… “equipo”de rescate… Todo lo que hay lo tienes delante - Dijo buscando la severa mirada del mutante.

Las palmas de las manos morenas se rozaban entre sí con los dedos abiertos, intentando amasar una solución al inmenso problema que compartían. - Te voy a ser sincera… prefería no acudir a esto… Pero parece que el mundo va a condenar a Drago, hagamos lo que hagamos. Estoy dispuesta a casi cualquier cosa por sacar a mi amigo de ahí. Pero me gustaría que fuese la última opción. Tiene un buen abogado. Uno realmente bueno. Y los grupos activistas, Hank, todos están trabajando duro para que no suceda lo que parece que va a suceder. Yo personalmente no soy tan ingenua como para confiar en el sistema… - Desvió la mirada recordando la conversación con Matt - Pero sí me parece justo dejar que las cosas sigan su curso. Yo también… tengo ideas.. Y créeme, son buenas… Si cuento contigo será jodidamente fácil. Pero… Necesito que se haga cuando todo lo demás falle .- Volvió a buscar la pupila del hombre, interesada en su reacción y su siguiente movimiento.

- Ya que has asaltado mi casa, déjame a mí preguntarte… ¿Por qué te importa?- Era obvio el por qué. A cualquier mutante le interesaba implicarse ante el nuevo modelo de ley. Esa respuesta era tan obvia que era estúpida. Sasha preguntaba más allá. ¿Por qué, de todas las injusticias que sufrían los mutantes a diario en Estados Unidos, había decidido esa para actuar?

La realidad había estado arrollándola a un ritmo difícil de tragar para cualquiera, pero el pragmatismo de la MKL le había ayudado a entender el presente tal y como acontecía. Y la realidad de ese instante contaba que en su salón había un terrorista, uno con el que ella estaba negociando. Trató de centrarse en la conversación, pero escuchar en repetidas ocasiones el nombre “Celsit” para referirse a ella hacía de un modo extraño que se sintiese incómoda en el sitio. Algo en ese nombre no se sentía como en casa. No como siempre…

Carraspeó intentando centrarse en su respuesta. Había sido un día muy largo, el juicio no lo había hecho fácil y estaba deseando tirarse a la cama a fingir que dormía. Dio otro trago al café. - Eso lo tengo claro… por eso tengo un plan. No confío en el sistema y sé que esos hijos de puta van a aprovechar la más mínima oportunidad para echar la mierda sobre nosotros. No sólo sobre nosotros. Aliens, cyborgs, razas, seres de todo tipo… Todo aquel que no pueda hacerse pasar por un humano corriente está jodido- dejó el vaso en la mesa y se pinzó la nariz.

Le habló de los nazis, del pasado… y toda su cabeza viajó a la simulación con Bonka y la explicación de Sieglinde. Se había sometido a cientos de simulacros con la invasión Badoon y otros escenarios en Europa y sólo había conseguido llegar al quince por ciento de posibilidades de éxito. La alemana demostraba orgullo y ella decepción. Sus esfuerzos ni siquiera alcanzaban un cuarto de éxito antes de que una fuerza oficial la eliminase o fuese a detenerla por infracción. Fue cuando la alemana vio la frustración en sus ojos verdes, que comprendió que Sasha necesitaba contexto.

El puto contexto.

Le contó todo, cómo había sido la segunda guerra mundial en Alemania,cómo Hitler usó a los mutantes a su antojo, les marcó y les usó como arma en una guerra que no les perdonaría tan fácilmente. Estaban al mismo nivel que los judíos, pero para desgracia de los mutantes europeos, eran especialmente útiles por sus capacidades. Así que fueron torturados, utilizados y acribillados de cientos de formas inimaginables.

Ella ya sabía lo de los nazis, ya sabía que su gobierno iba por el mismo rumbo que tenía Europa, que la poca libertad que tenían estaba a punto de acabar…

Los potentes ojos del hombre se encontraron con los profundos ojos verdes de la mutante, en un sincero duelo que sostuvo la tensión. Sasha asintió con la cabeza mientras fruncía el labio. No le quedaba otra opción… ¿Verdad?

- Puedo encargarme del operativo de rescate, de la parte táctica. No quiero involucrar en esto a nadie que no quiera estar. Creo que lo más sensato sería dejar el rescate entre tú y yo, cuanto más discreto se haga y menos prensa podamos darles contra nosotros, será mejor para la comunidad… ¿Puedes tú mover los hilos burocráticos y de información? No tengo ningún tipo de influencia… no puedo atacar a Luthor de ninguna forma. Mis competencias acaban con que conozco al abogado del caso de Drago…- terminó chasqueando la lengua con algo de hastío.

La mente de Sasha volaba rápido entre imágenes cruzadas e incompatibles mientras poco a poco se iba construyendo un plan de actuación útil. Tener a Magneto en su equipo aunque fuese delicado era extremadamente provechoso. Sus ojos verdes se deslizaban sobre las superficies de su propio salón, ese que se sabía de memoria y por donde sabía moverse a oscuras, pero no veía los muebles, las luces, la guitarra ni el ladrillo de la pared. Veía el juicio, a su amigo encarcelado, los planes, los túneles, la ruta a la prisión… Lo veía todo y por primera vez, tuvo fe. Podía encajar.

Sin embargo una voz de cautela hacía eco por sus pensamientos, tenía claro que fiarse de Magneto era una opción delicada porque su causa valía más que las vidas humanas y no quería que le relacionasen estrictamente con la hermandad. Después de lo acontecido con la mansión ella era completamente independiente. Si acaso, de la MKL, y los métodos de esa institución sólo la alentaban a ser más independiente aún. Respiró hondo recordando el contacto que Matt le había facilitado para la información. Le mantendría al día de todo a través del oficial y del chaval del Bugle. Tal vez no entraría en detalles muy profundos sobre el plan, pero estarían advertidos de que algo estaría preparándose, para cuándo y con quién.

Cuando Magneto se puso en pie utilizando las canicas como mapeado, Sasha estiró el brazo hasta la mesita auxiliar y extendió varios folios y un par de bolígrafos para tomar notas sobre la organización del plan de liberación. No podían permitirse el lujo de dejar registro en ningún dispositivo electrónico. Con un par de toques al móvil el equipo de música de la sala empezó a reproducir Stormy Weather de Etta James, una playlist de Jazz clásico que Drago le había recomendado hace mucho tiempo. Tenía razón en decir que el Jazz te hacía sentir libre y cuando escuchaba sus compases compuestos podía visualizar a su amigo libre del peso naranja.

Revisó el plan de arriba a abajo un par de veces, iba escribiendo notas rápidas. Por lo visto era importante pasar a la acción de forma preventiva. - Hay varias cosas a tener en cuenta… - dijo trazando rápidas líneas sobre lo que parecía el camión de una furgona de policía - Supongamos que Drago sale de los juzgados y… - Las siguientes horas llenaron su salón de planes entre susurros con un fondo de jazz, de muchas más tazas de café y de una conversación donde pudo sentir a Magneto casi como un igual.

Casi. No le hablaría del mechero, por precaución, ni tampoco de su idea de compartir los planes con el abogado, pero pondría todo su empeño en trazar con él el plan perfecto.

Drago sería libre.

Y con él, la comunidad mutante.