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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman)
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Aidan Doyle Marvel Universe
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Mensajes : 344 Fecha de inscripción : 10/08/2019 Localización : Santa Mónica Empleo /Ocio : Cantante heavy Humor : Ardiente
Ficha de Personaje Alias: Wraith Nombre real: Aidan Doyle Universo: Marvel
Tema: Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman) Sáb 5 Sep - 21:53
- ¡Camarera! ¡Aquí! -el hombre elegante con la perilla perfectamente recortada alzó la copa para llamar a la maître ataviada con un traje de chaqueta rosa con minifalda negra.
- Buenas noches, señor Cefalú. ¿Qué van a tomar? -inquirió ella, preparando su tablet para apuntar.
- ¿Qué tal está la carne de angus? -preguntó el hombre sentado a su derecha, con algunos kilos de más pero también impecablemente vestido.
- Excepcional, señor. ¿Cómo la quiere?
- Al punto, y con una sonrisa.
- Es una elección estupenda, Paolo. Es una de las especialidades del Batello. ¿Qué vas a tomar tú, Angelo? -preguntó a un tercer hombre sentado a su izquierda que parecía trabado en una discusión de negocios por el teléfono. El aludido interrumpió un momento la conversación para responder:
- Tomaré ragout de pato.
- Perfecto. Yo tomaré el angus también. Gracias, preciosa.
- ¡Y no te olvides de mi sonrisa! -le recordó Paolo, asestándole una sonora palmada en el trasero cuando ya se alejaba-. Y bien, Domenico, ¿qué vas a hacer éste fin de semana?
- Tengo un recital en el Carnegie Hall, un cuarteto de cuerda con piezas de Brahms y Schumann. ¿Y tú?
- Golf.
- Debería habérmelo imaginado -el hombre se llevó la copa a los labios-. ¿Qué tal se te da?
- ¡Estupendamente! Escucha; el miércoles estaba en Gray's Lake jugando con Franchesco y saqué once bajo par a pesar de la lluvia...
- ¿Señor? -la camarera se dirigió tímidamente hacia el hombre que acababa de colgar la llamada de teléfono.
- ¿Qué pasa, chica?
- Disculpe, señor... Se ha acabado el ragout de pato.
- Ése no es mi problema -respondió él.
- ¿Disculpe?
- En la carta pone que tenéis ragout de pato. Vosotros lo ofrecéis, yo me lo como.
- Pero... señor... -tartamudeó la mujer-. Lo... lo siento, no es posible... No nos queda...
- ¿Que no es... posible? -un peligroso brillo acerado relució en los ojos del hombre, haciendo retroceder por instinto a la mujer, pero Domenico la cogió por el brazo, mirándola a los ojos.
- Escúchame, Vicky... He reservado el local para cerrar negocios importantes con el señor DeCarlo, y eso me va a suponer importantes pérdidas, así que no queremos que se vaya descontento, ¿verdad? Sólo consigue el maldito ragout de pato, ¿de acuerdo? -el hombre le guiñó un ojo y esbozó lo que pretendía ser una sonrisa tranquilizadora, pero que resultó aún más aterradora que la mirada de Angelo. En cuanto la soltó, la mujer echó a correr en dirección a la cocina, justo a tiempo para escuchar las últimas palabras del dueño del restaurante: ¡Ah, y trae de nuevo al sumiller, preciosa! ¡Queremos otra botella! Bueno... ¿de qué estábamos hablando?
Diez minutos antes...
- Muy bien, eso es, adelante, moved el culo -el tipo vestido con un traje de cuero negro y máscara de demonio estaba sentado encima de una de las encimeras de la cocina del elegante restaurante, con una pierna flexionada encima y la otra colgando mientras daba instrucciones al personal. Llevaba un cuchillo en la mano diestra y de vez en cuando daba pequeños sorbos a la botella que sujetaba con la izquierda-. Vamos, apresuraos a llenar esas bolsas, y no os olvidéis de los malditos zeppole.
Desde el interior del restaurante les llegó la voz del jefazo llamando a la camarera, que miró con expresión asustada al intruso.
- Ve -dijo haciendo una seña con el cuchillo-. Y no hagas nada extraño si no quieres que empiece a rebanar gargantas, guapa.
La mujer salió corriendo al salón restaurante y Aidan empezó a observar a través de la ventana de la puerta, echando de vez en cuando un vistazo al interior de la cocina para asegurarse de que el resto del personal seguía cumpliendo con sus funciones.
Sus dedos se crisparon en torno al marco de la puerta cuando el tipo gordo le dio la palmada en el culo a la camarera, convirtiendo sus labios en una fina línea. Muriel había trabajado también en un bar del puerto, y aunque aquél tugurio no había sido ni la mitad de la mitad de elegante que aquél, parecía que algunas cosas no cambiaban. Entreabrió ligeramente la puerta para poder escuchar la conversación pero no intervino porque no era su problema. Había escogido aquél local porque se encontraba en una zona aislada del puerto por la que no pasaba mucha gente un martes por la noche y porque, por azares del destino, había encontrado el establecimiento cerrado al público aunque había gente trabajando dentro, y pensó que sería la manera más discreta de conseguir lo que pretendía. Nada más. No era ningún héroe. No era buena persona. Válerie se lo había dejado muy claro esa noche.
Estaba enfadado y no tenía ninguna intención de negarlo. No tenía que hacerlo cuando era Wraith. Cuando se ponía la máscara de demonio ya no tenía que rendirle cuentas a nadie ni tenía que respetar ninguna ley o estúpida convención moral o social. Aidan se había quedado callado, pero con Wraith podía escupir su furia. Porque por una vez había intentado hacer lo correcto. Había intentado no aprovecharse de ella, y ella se lo había pagado con odio y desprecio. ¿Qué tendría que haber hecho? ¿Acostarse con ella? No conseguía entender por qué no lo había hecho. Los dos habrían pasado un buen rato, y no era como si su poder obligara a la gente a hacer cosas que no estuvieran naturalmente inclinadas a hacer. Y total, se había ido con otro, lo cual significaba que sí que quería. Bah... Eso le pasaba por intentar ser buena persona. No volvería a repetir el error.
La chica regresó asustada al interior de la cocina, y Aidan notó cómo palidecía ostensiblemente al recibir una noticia de uno de los cocineros.
- Tengo... tengo que salir otra vez -le dijo al hombre que los tenía temporalmente secuestrados, sin atreverse a mirarle a los ojos, ni mucho menos al cuchillo que sostenía-. Nos hemos quedado sin uno de los platos que han pedido.
- Está bien -respondió él-. Y los demás, no os paréis. Cuanto antes terminéis antes me habré largado de aquí.
Vio cómo la camarera salía de nuevo a toda prisa, y, aunque a aquella distancia no podía escuchar bien las palabras del intercambio, vio perfectamente cómo uno de los tipos se levantaba con aspecto amenazador y cómo el jefe agarraba a la camarera con rudeza por el brazo y le decía algo que le hacía dibujar una expresión de terror en su rostro.
En ese momento, a través del reflejo del cristal, Aidan no vio a la camarera, sino a sí mismo. Se vio a si mismo, indefenso cuando el Ente le había inmovilizado, o cuando el Rey Morgan le había encadenado, o cuando Belial le había obligado a cantar en el concierto. Aquella mujer estaba igual de impotente que había estado él, mientras aquél puto mafioso ejercía sobre ella el poder de su fuerza física, su posición y su autoridad, de la misma manera que le habían obligado a él a someterse todos los dioses, demonios y metahumanos con los que se había encontrado.
Pero en aquellos momentos no era Aidan el pringado. Era Wraith. Y a Wraith no se le sometía tan fácilmente.
Ahora....
- Bueno... ¿de qué estábamos hablando?
- Diría que de vuestras aburridas aficiones.
La voz, grave y ronca, procedía de la misma puerta por la que había desaparecido la chica. Pertenecía a un hombre alto y esbelto enfundado en un extravagante traje de cuero negro con hombreras y refuerzos en pectorales, costillas y antebrazos, además de una máscara de demonio también de cuero. En una mano llevaba una botella de vino abierta, y en la otra empuñaba un cuchillo de cocina.
- ¿Quién coj...? -el dueño del local hizo amago de levantarse, pero, entonces, el hombre emitió un poderoso grito, haciendo un barrido por la elegante sala del restaurante, reventando las cristaleras que daban al río y prendiendo fuego automáticamente a las mesas y sillas de madera que plagaban el local. Cubriendo los últimos metros que le separaban de su mesa, el enmascarado se sentó sobre ella, justo en medio de los tres hombres. La expresión de sus ojos, lo único que dejaba al descubierto la máscara, era de absoluta locura.
- Así que tenemos ni más ni menos que a Domenico Cefalú en persona, el actual líder de la familia Gambino -dijo con sorna mirando al hombre de la perilla-. ¿No es irónico cómo funciona América? Todo el mundo sabe quiénes son los líderes de las Cinco Familias de la mafia pero nadie hace nada por detenerlos. Por cierto... debería actualizar sus gustos musicales, amigo -al llegar a éste punto bajó el tono como si estuviera a punto de hacerle alguna confidencia-. No quería tener que decírselo, pero está un poco desfasado.
Se echó a reír. Parecía evidente que estaba bastante borracho.
- Oiga, ¿quién narices es usted? -preguntó Doménico, cada vez más asustado por el inexorable avance del fuego.
- Caray, pensaba que era evidente. Soy el sumiller. He venido a traerles el vino -respondió, derramando acto seguido el contenido de la botella sobre la cabeza del mafioso.
En ese momento Paolo intentó llevarse la mano al interior de la americana, posiblemente para sacar una pistola, pero el hombre de la máscara de demonio la atrapó al vuelo, y, apoyándola de golpe contra la mesa usó el cuchillo de cocina para clavarla a la madera, un segundo antes de reventar la botella vacía contra la cabeza de Angelo, que cayó sobre la mesa, inconsciente y sangrando. Paolo empezó a gritar, mirando su herida con ojos desorbitados.
- Esa es la mano con la que le tocaste el culo a la camarera, ¿verdad? Bien.
Domenico se puso de pie, retrocediendo con expresión asustada.
- Oiga, no sé quién es, pero por favor, no me haga nada.
El hombre de la máscara se incorporó, avanzando hacia él, lento pero implacable. Aidan no veía a Doménico Cefalú. Veía al Ente, al Rey Morgan, a Gob, a Belial, a Superboy y a todos los que le habían humillado recientemente.
- ¿Cómo se siente? ¿Cómo se siente al ser tú el que tiene su vida a expensas del otro? No es divertido, ¿verdad?
- ¿Qué es lo que quiere? ¿Dinero? -el hombre cayó al suelo de rodillas mientras las llamas rugían y crepitaban a su alrededor-. Se lo puedo dar. Le puedo dar lo que me pida...
Wraith hizo un gesto de negación con la cabeza.
- Lo que yo quiero, usted no me lo puede dar, y ahora mismo lo único que me interesa es averiguar si los cerdos sabrían nadar.
Y emitió un nuevo grito, ésta vez en la dirección del hombre, acertándole de pleno en la onda expansiva. El fuego demoníaco que acompañaba siempre su grito prendió las ropas y la carne del mafioso, que salió al exterior convertido en una bola de fuego ardiente que se disolvió al entrar en contacto con las negras aguas del Hudson.
Wraith avanzó hasta el embarcadero y se quedó mirando el río, tratando de encontrar algún indicio de que el hombre pudiera seguir vivo, pero al cabo de unos segundos desistió. Por puro reflejo hizo el gesto de llevarse la boca de la botella a los labios, sólo para recordar que acababa de reventarla hacía unos segundos en la cabeza de uno de aquellos tipos. Entonces se encogió de hombros y dejó caer lo que quedaba por encima de la barandilla del embarcadero, regresando al interior del local.
- ¿Por qué hace ésto? -gritó Paolo, que hacía esfuerzos vanos por desclavar el cuchillo que atravesaba su mano mientras las llamas les cercaban más y más. ¿Está loco? ¡Vamos a morir todos!
- ¿Y qué más da? -el hombre se encogió de hombros-. Vamos a morir de todos modos.
Miró al mafioso a los ojos. Sentía sus movimientos abotargados por las brumas del alcohol, su propia conciencia estaba adormecida, pero no tanto como para permitir que muriera quemado vivo como lo había hecho su hijo.
- Permíteme que te ayude con ésto -de un sólo movimiento desclavó el cuchillo de la mano de Paolo y le seccionó la yugular.
Retrocedió un par de pasos, observando cómo el hombre se ahogaba en su propia sangre, sintiendo como un extraño frío se apoderaba de él, a pesar del calor cada vez más asfixiante del incendio.
Aquella era la primera vez que mataba... Y, curiosamente, resultó mucho más fácil de lo que pensó que sería. Se sentía... bien. Como si, por una vez, hubiera podido llevar las riendas de su vida sin que nadie más tirase de los hilos. Como Wraith era poderoso y la sensación era... estimulante, embriagadora.
Abandonando el salón principal, entró en la cocina y abrió la cámara frigorífica donde se almacenaba el marisco. Dentro estaban todos los trabajadores del Battello, tiritando ateridos. Wraith les hizo una seña para que le siguieran, se dirigió hacia una de las paredes de la cocina, una que daba contra un callejón lateral del puerto, y reventó la pared con su grito, creando una salida para los trabajadores, que se apresuraron a escapar. La maître fue la única que se atrevió a mirar un instante en su dirección antes de huir.
- Vamos, mujer, anímese... Ya no tendrá que buscar el ragout de pato -y se echó a reír al verla salir corriendo porque, por una vez, él era el temido y no a la inversa.
* * * *
Cuando finalmente consiguió llegar a la Fábrica de Azúcar abandonada, el hombre de la máscara de demonio apenas se tenía en pie. El agua fría del Hudson sirvió para despejarle un poco cuando tuvo que atravesar los conductos que estaban anegados, pero aún así le costó una barbaridad abrir los diferentes candados y cerrojos que mantenían al doctor Douglas Rattman a buen recaudo.
Después de trastear un buen rato con la cerradura consiguió abrir, y, arrastrando uno de los taburetes hasta uno de los mostradores se sentó, depositando sobre la sucia superficie un montón de tuppers que sacó de una mochila térmica con las palabras "Restaurante Battello" inscritas en ella.
- Bueno... aquí tenemos... -fue mirando el contenido de los tuppers-. Una cosa que se llama... ¿burratta? pero que aparentemente no es más que un ensalada pija... algo que parece... ¿carne cruda? -torció el gesto con expresión de disgusto-. ¡Ah! Ésto está mejor. ¡Pasta! -abrió el recipiente y sonrió ante el intenso olor de la boloñesa-. Y son gnocchi. Hacía milenios que no comía gnocchi. Qué suerte, ¿eh, doctor? -por la manera en que arrastraba las palabras era bastante evidente que estaba muy borracho, aunque de por sí la peste a alcohol ya debería ser indicativo suficiente-. Esto otro es... una pasta negra que huele a marisco... Mmmm... marisco... -su expresión se tornó melancólica por un instante-. Reconozco pulpo, cangrejo y no sé qué más... Seguro que está riquísimo. A ver... Ésto otro es un pescado cocinado en plan fashion. Debería verlo, doctor. Tiene aceitunas, tomate seco, salsa de yogur y algo que parece pesto -se echó a reír como si acabara de escuchar un gran chiste-. ¿Y éste otro? ¡Oh, éste tiene buena pinta! Es carne, de cerdo, creo, y está cubierto por una especie de mermelada roja que huele dulce. ¿Compota de cereza? No tengo ni idea, pero me muero de probarlo. Además, eso de ahí parecen lascas de queso. ¿Y ésto? ¡No se lo va a imaginar, he traído postre también! Mire, se llaman Zeppole de Ricotta, siempre quise probar ésta mierda. Se supone que son como galletas italianas redondas que se sirven calientes con una salsa de caramelo de bourbon quemada. ¡Salsa de caramelo de bourbon quemada! ¿Cómo de flipante es eso?
Guardó silencio, después de desplegar todo el banquete delante del científico, al que no había mirado todavía ni una sola vez desde que entró. En ese momento, pareció extremadamente vulnerable, como si toda la verborrea anterior no hubiera sido más que un intento por desviar la atención de lo que verdaderamente le atormentaba. Cuando volvió a hablar, lo hizo en un tono mucho más apagado, sin levantar la mirada.
- He traído... vino también, pero... ahora que caigo no sé si puede beber... con todo lo que toma... Bueno... supongo que hay agua, ¿no? Quería... compensarle un poco por todos éstos días de estar comiendo mierda, yo... ¿Por dónde... por dónde debería empezar...?
Se incorporó en su asiento, mirando al techo.
- Mmmmmm.... Bueno... Metrópolis... Metrópolis ha sido... arrasada... -se mordió el labio inferior, sofocando un súbito temblor-. Y como que he... matado a tres hombres ésta noche...
Cogió un calabacín hecho a la plancha del plato de carne y lo mordió con furia, luchando por contener las lágrimas que llevaban toda la noche pugnando por salir.
La puerta de la celda se había quedado abierta y no parecía que su secuestrador tuviera intención alguna de impedir que se marchara si elegía hacerlo...
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Tema: Re: Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman) Dom 4 Oct - 0:53
Llevaba un mes encerrado en ese búnker húmedo y frío desarrollando uno de los mejres escudos de la historia para un tipo chiflado que había quemado su casa. Era una situación que volvería loco a cualquiera, claro...
...salvo a quién ya está loco.
Al menos era cierto que estaba a salvo de la barbarie de ahí fuera. Su secuestrador y ahora "jefe" solía traerle noticias del exterior, y no eran para nada buenas, aunque... a veces pensaba que eran mentiras que se inventaba para retenerle. Pero de ser ciertas... podía dar a Wheatley por perdido. Y también a la torreta. Suspiró dolido. Esos dos trastos se habían convertido en su única familia, y no había sido capaz de protegerlos. Era una suerte que hubiese decicido alejarse voluntariamente de la paternidad y las relaciones amorosas...
Ya sólo necesitaría los materiales para crear la versión final del prototipo. En los ensayos virtuales había funcionado sin problema, pero era tiempo de hacer pruebas reales... aún no sabía cómo.
El singular aparato se servía del principio de sus portales, pero llevado mucho más allá, y añadiendo algunos extras. Básicamente trabajaba alterando un punto concreto de la misma. Existían (O existieron, antes de Omega) infinitas realidades paralelas a la nuestra, de modo que sólo necesitaba tomar las redes existenciales de cada versión del sujeto de prueba, y que las circunstancias de uno y otro, se intercambiasen cuando los signos vitales estuviesen bajos. Con una alta probabilidad, el intercambio modificaría los hechos, de modo que si el chalado de éste mundo recibía un balazo, y el aparato intercambiaba su circunstancia con la del chalado que estaba tomando café en otra realidad, el tipo de la cafetería sentiría un gran dolor en el pecho, pero no llegaría a morir. La realidad siempre trata de reconstruirse del modo más lógico posible, por lo que en nuestra dimensión la herida de bala desaparecería, pero en la suya una bala no podía aparecer alojada en el corazón salida de la nada, así que se convertiría en un microinfarto.
Pensó en varias formas de aplicarlo al sujeto. Su conclusión final fue que la mejor opción sería conseguir crear millones de unidades e introducirlas en el flujo sanguíneo, pero... era algo altamente inviable en sus condiciones.
Mientras divagaba sobre el tema, sintió abrirse la puerta del lugar. No tocaba visita de su captor según sus cálculos, pero sin dudas era él, cargado con lo que parecían bolsas con tuppers de comida, y botellas de vino. Por lo que pudo ver tras su despliege del arsenal alimenticio, estaba ebrio y... dolido. Observó la puerta abierta y estuvo tentado de huir y dejarlo con sus miserias, pero... suspiró. No tenía un centavo, ese hombre le debía dinero, y además, no tenía a dónde ir, pues le había dejado sin hogar. Se sentó con él y le miró con semblante cansado.
- Entonces... ¿Ya no hay proyecto? ¿Ni retorno con los suyos? Y obviamente no quiero preguntar por mi venganza... - Tomó uno de los envases y comenzó a comer una ensalada de espirales de pasta de verduras- Simple curiosidad, ya que estamos de cena romántica... ¿Qué le ha ocurrido?
Le tenía miedo, pero llevaba tanto tiempo conviviendo y contactando con él que era casi alguien cercano. Al menos el más cercano en un mes... y pensó que podía permitirse una pequeña broma para romper con su drama personal.
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Aidan Doyle Marvel Universe
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Tema: Re: Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman) Miér 25 Nov - 21:15
No sabía muy bien qué había esperado, pero no estaba loco. Incluso con la borrachera sabía que lo más probable era que Rattman intentara huir en cuanto viera la puerta abierta, pero estaba demasiado deprimido como para intentar evitarlo. Desde antes de empezar su monólogo había tenido claro que iba a tener una lujosa cena en solitario mientras esperaba a que viniera la policía a arrestarle. Realmente no había pensado mucho más allá. Si se dejaría arrestar, si se marcharía antes de que llegaran, si pelearía... Su cerebro estaba demasiado agotado como para calcular a medio/largo plazo, pero, milagrosamente, no hizo falta. Porque Rattman hizo lo último que había esperado que hiciera teniendo en cuenta que llevaba tres semanas siendo su prisionero: cogió uno de los tuppers y empezó a comerse tranquilamente la ensalada.
Aidan suspiró ante la pregunta. Aquella situación era surrealista, pero no tenía ánimos ni fuerzas para nada más. No esa noche.
- Pues... evidentemente sigo queriendo no morir -musitó mientras cogía el tupper de pasta y empezaba a picar de los gnocchis con un tenedor de plástico-. Pero ya no voy a obligarle a hacer nada, doctor. Si quiere seguir trabajando en el proyecto, puede continuar, pero fuera de éste antro. Mi oferta de pagarle por sus servicios sigue en pie, pero la decisión de continuar o no depende enteramente de usted. La oferta de ayudarle en su venganza también sigue en pie. Tengo mucha ira que quemar dentro, ¿sabe?
La pasta olía maravillosamente, pero no conseguía que le supiera a nada. Era como ceniza en su paladar. Con una mueca de asco dejó el tupper sobre la mesa.
- Voy a ser sincero con usted, doctor -dijo, con la transparencia del borracho a quien ya todo le da igual-. Mi familia está muerta. Un demonio hijo de puta vino a verme hace dos meses. Me comió la cabeza y me hizo firmar un contrato que inicialmente ni siquiera me creí. Verá usted, hasta entonces yo había sido un tipo normal, ajeno a toda ésta mierda de superpoderes, alienígenas y entidades sobrenaturales. Siempre fui creyente, pero nunca imaginé... Nunca llegué a créermelo del todo, ¿comprende? Me prometió gloria, fama, riquezas... El pack completo -hizo un gesto con la mano-. Mi familia... Éramos pobres. Acabábamos de aterrizar en Estados Unidos, como quien dice, y no resulta fácil ganarse un hueco en el mundo de la música... Con toda esa competencia... Es difícil destacar -se pasó una mano por el pelo, nervioso conforme se acercaba el momento de explicar el peor día de su vida-. Mi... mi hijo... Sólo tenía dos años... Tuvimos un accidente... -se mordió el labio inferior y miró al ingeniero con ojos llenos de angustia. Aunque no lo llegó a explicitar, resultaba fácil imaginar lo que había pasado-. Así que, ya ve; la única razón por la que accedí a firmar ese maldito pacto... Ellos... ya no estaban. Pero ahora yo estaba obligado a ser su esclavo hasta el momento de mi muerte. Cuando muera, mi alma les pertenecerá e iré al infierno. Pero mi mujer y mi hijo están en el cielo, así que, si eso ocurre, ya nunca jamás les volveré a ver, en toda la eternidad... Por eso estoy intentando encontrar la manera de hacerme inmortal... Al menos hasta que consiga matar a ese cabrón, o recuperar el contrato de mi alma.
Se hizo un largo y pesado silencio en la sala, tan opresivo como si se tratara del fondo de una mina y se estuvieran quedando sin oxígeno. Finalmente, fue Aidan quien retomó la palabra.
- Respecto a qué me ha pasado desde la última vez que nos vimos, pues a ver... resumiendo... -alzó la mirada al techo como si estuviera enumerando en su cabeza-. Una entidad súper poderosa me encerró en una jaula y subastó mi vida al mejor postor... Un demonio quiso poseer mi cuerpo... Otro estuvo a punto de arrancarme la garganta... Después me ordenaron cantar en honor de otro de los Señores Infernales mientras... mientras destrozaba Metrópolis y organizaba una carnicería a mi alrededor -la voz se le quebró llegado a éste punto, pero hizo su mejor esfuerzo por recomponerse-. Un dios africano me dijo que no tenía derecho a estar alterado porque era un hombre blanco que jamás había padecido las penurias que padeció su pueblo. Je... Fue buena, esa -añadió en un susurro amargo, más para sí que para su interlocutor-. Como si el hecho de ser blanco fuera la razón de que hubiera tenido un colapso y no el hecho de ver cómo un puto demonio se comía a un niño vivo ante mis ojos...
Sus manos temblorosas subieron hasta aferrarse a los bordes de su máscara de demonio, que, lentamente, fue apartando de su rostro hasta descubrirse por completo. Sus ojos azules parecían más vulnerables y frágiles ahora que no se escudaban detrás de aquella espantosa fachada.
- Y cuando ya parecía que no podían machacarme de más formas... Traté de hacer algo bueno para variar. Algo bonito, dedicándole una canción a una amiga en el día de su despedida... Pero todo se torció de una manera que aún sigo sin entender... Verá usted, doctor... Mi poder... El don del demonio... Hace que la gente que escucha mi música sienta cosas... Hace que se sientan atraídos... fascinados... No afecta a todo el mundo igual, depende de la personalidad de cada uno, pero en general es lo que me ha garantizado tanta fama y tantos seguidores. Lo que me ha vuelto rico de la noche a la mañana. La chica de la que le hablo... Cuando me escuchó cantar se sintió sexualmente atraída hacia mí. Traté de explicárselo, ésto mismo que le explico a usted. Le dije que lo que estaba sintiendo no era real, y que si accedía a sus demandas me estaría aprovechando de ella. Ella no se lo creyó, se pensó que le estaba contando una excusa y me dijo que no quería volver a verme jamás. Así que ya ve... Para una vez que intento hacer lo correcto, hacerlo bien... ¿Qué tendría que haber hecho? ¿Acostarme con ella? Ella nunca habría sabido que no era real y habría sido feliz, mientras que ahora... Ahora he conseguido joderle la noche cuando lo que pretendía era hacer lo contrario. Joder... -sus dedos se engarfiaron en su cuero cabelludo incapaz de contener por más tiempo todo lo que le desgarraba por dentro-. Desde que firmé ese maldito pacto nada me ha salido bien. No consigo... hacer nada a derechas. Engañé a mi mujer... provoqué el accidente que le costó la vida a ella y a nuestro hijo... Provoqué la puta WWD... Ni siquiera soy capaz de hacer que una amiga se lo pase bien en su noche especial. Siento como si estuviera atrapado dentro de una tormenta y no fuera capaz de encontrar el camino de salida. Como si me hubiera caído dentro de un puto pozo y no consiguiera respirar. No puedo... no puedo romper las malditas cadenas y ya no sé qué hacer. Ni siquiera puedo suicidarme porque si lo hago iré al infierno y ya no podré ver a mi familia nunca más...
La máscara de demonio yacía abandonada sobre la mesa del laboratorio, entre los tuppers de comida que se iba gradualmente enfriando, mientras el hombre a la que pertenecía desnudaba su alma de la misma manera que había hecho con su rostro. Ya no quedaba nada que ocultar... Lo había soltado todo y Rattman era la primera persona con la que se sinceraba. No con su grupo, que eran amigos suyos desde la universidad, ni con Edward ni con Dinah, sino con aquél hombre que no tenía sino motivos para odiarle, que había sido su prisionero y al que había obligado a trabajar para él en contra de su voluntad.
¿Por qué él? ¿Por qué Rattman?
Quizá no había ningún motivo real más allá de la aleatoriedad de un borracho, o, quizás, deseaba que alguien le despreciara tanto como él se despreciaba a sí mismo.
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Doug Rattmann Marvel Universe
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Tema: Re: Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman) Vie 23 Abr - 1:41
Douglas oyó los desvaríos de ese hombre sin dejar de comer. Podía resultar monstruoso para cualquiera que contemplase la escena ver al ingeniero tan tranquilo ante las atrocidades que le contaba su interlocutor, pero lo cierto es que cuando pasas un mes a base de legumbres en conserva y algo de leche, un manjar italiano como el que trajo su captor se convertía en una prioridad frente a los remilgos éticos y morales. Se detuvo un instante al oír lo de la muerte del pequeño. Doug no tenía hijos, pero sí un proyecto al que consideraba como tal. Suspiró... Se imaginó la angustia de ese extraño hombre, incapaz de aceptar que su ser querido ya no volvería, y que era culpa suya... podía entender perfectamente ambas emociones... Siguió con la comida, tomando esta vez unos muslos de pollo preparados al horno con queso gratinado y especias. No quería comparar a Wheatley con ese niño. Iba a encontrarle. Tarde o temprano...
La segunda parte del relato estaba plagada de conceptos que escapaban a la experiencia de Douglas. Las mujeres, las relaciones sociales en general, eran algo que hacía años que había decidido dejar atrás, consumido por la sensación de culpa que le despertaba la idea de cargar a otros con el peso de sus trastornos mentales. Puede que se medicase, pero en su interior sabía que nunca llevaría una vida normal. Sin embargo, eso no le hacía exento de tener su propia visión de cómo debía ser una relación, y ese hombre no había respetado la suya... Pero eso no lo hacía merecedor de un castigo tan severo. Todos podemos equivocarnos, y de su esposa dependía acabar o no con su sufrimiento, no de la muerte.
Entonces el tipo se retiró la máscara y al fin pudo ver su rostro. Le sorprendió que no temiese que le identificase con las autoridades, pero a la vez, eso sólo demostraba que ya poco le importaba su porvenir. Sus facciones eran bastante atractivas; Varoniles, pero sin ser demasiado toscas, y esos ojos azules sumidos en la tristeza aportaban un toque de fragilidad que poco encajaba con la robustez de su anatomía musculada. Sin duda habría sido un buen modelo para un cuadro, o un boceto. Douglas se terminó el pollo apretando los ojos, cansado, escuchando todo lo relacionado a los demonios, los niños devorados y metrópolis ardiendo. Empezaba a estar saturado del pesar de su acompañante, y ahora sólo se tenían el uno a otro, así que iba a tratar de... reconfortarle. Por el bien de ambos.
Cielos, no podía estar sucediendo de verdad...
Dejó el tupper a un lado cuidadosamente, y aspiró para serenarse. Luego, empezó a hacer uso de lo aprendido en terapia durante casi más de veinte años.
- Bueno... Siendo honestos, cualquiera creería que no merece usted compasión alguna, de hecho, ni siquiera usted lo piensa, ¿cierto? Por eso me cuenta todo eso, espera que le vea como un ser horrible, y sí, tal vez debería hacerlo, porque lo es, pero aún así... sufre por ello y lo reconoce. Quiere reparar el daño, asume las consecuencias. No es como esos psicópatas que devoraron a ese niño... Eso es lo que, para su mala suerte, me hace ver a un hombre que sufre, y al que quiero ayudar, y no un monstruo al que desee dejar atrás saliendo por esa puerta. Además, puede que eso sea lo que esperaría de cualquier persona, igual que seguramente ha esperado que vomitase ante tan terribles explicaciones, pero... Yo llevo años viendo cosas así. Ese montón de pastillas que me ha ido trayendo son lo único que me ha salvado de ver atrocidades como las que cuenta, o incluso peores, ¡y de hacerlas! Una vez casi maté a una terapeuta de Arkham por estas malditas ilusiones... Terrores nocturnos, voces... Con que me descuide un poco, mi vida se vuelve un infierno como el que usted ha vivido. Tardaron algunos años en dar con un tratamiento efectivo contra toda la mierda que tengo, algunos medicamentos no eran compatibles, para otros presenté alergia... Viví casi... cuatro años viendo y oyendo cosas que me hacían orinar encima del miedo. Usted sólo lleva unos días, puede tomarlo como un consuelo. Además, cuando esto pase, las visiones horribles se acabarán para usted, mientras que para mí, los demonios seguirán acechando a menos que me drogue como un yonki de callejón.
Hizo una pausa para beber un poco de vino dulce. Suspiró. Realmente su condena era absurda... en un mundo con tantos avances, aún nadie se había preocupado por resolver los destrozos de la mente humana...
- Sobre lo que pasará si muere... Aunque lograse reencontrarse con su familia, ¿Está preparado para asumir que quizá no obtenga su perdón? Porque sería egoísta asumir que, por estar en un lugar de bien, deba perdonarle. No sabemos qué reglas rigen eso que llamamos Paraíso, pero si su esposa tiene libertad allí para decidir, puede elegir no perdonarle, y entonces toda su odisea habrá sido en vano. Es como lo que le ha ocurrido con esa chica esta noche... Usted cree que fue fruto de su poder lo que ella sentía, ¿Pero tiene forma de saberlo? Y si sabía que algo así sucedería, ¿Por qué le dedicó una canción? Sabe... si ella no iba a darse cuenta, tal vez debería haberla complacido. Usted habría disfrutado, ella también, y yo no habría cenado decentemente, claro está, pero es de usted de quien hablamos, y de hber sido así, estaría bien. Lo que quiero decir es... Que cree saber lo que va a ocurrir siempre, como si hubiese un patrón inalterable, y al final, las decisiones que toma en base a ello, siempre le perjudican. Cuanto más intenta anticiparse, más giros imprevistos da la vida, y le golpea con ellos.
En ese punto se preguntaba qué rumbo decidir para sus palabras. No estaba siendo un discurso muy alentador, pero lo que intentaba decir era claro: No se puede conocer el futuro a la perfección. Él como físico lo sabía; Existían infinitas variables de una misma situación, acordes a la multiplicidad de universos dimensionales existentes, y aunque Omega hubiese unido a casi todos ellos, el principio de aleatoriedad aún estaba vigente, pues la existencia no podía volverse lineal, ya que eso la llevaría al colapso, a un estancamiento, y ésta debe variar, evolucionar...
- Mire. Mi actitud ahora mismo confirma lo que le digo, y puedo asegurarle que es un fenómeno mucho más común de lo que cree. Lo que trato de decirle es, que está bien tener un plan para el futuro, pero también ser humilde y aceptar que las cosas no siempre salen como uno espera. Y hay que seguir adelante, aunque no nos perdonen, aunque hagamos sentir mal a alguien, aunque nos equivoquemos y hagamos un mal trato... sólo aceptar que puede pasar lo imposible nos prepara para no derrumbarnos ante ello cuando llega. En eso se basa la vida misma...
Doug miró muy serio a su "paciente". Tomó aire y continuó.
-Creo que lo que le está dañando más es esperar hacer lo correcto siempre, y darse cuenta de que no lo es. En el fondo no piensa en la gente a la que trata de ayudar o "salvar", sólo en usted. Esa chica le deseaba y al final la dejó insatisfecha porque era lo más piadoso, según usted y también quería que yo saliese corriendo por la puerta porque era lo que usted esperaba, lo que le haría sentir suficientemente justo, pero aquí estoy. Porque para mí, lo justo es ayudar a un hombre que ha conocido también la tristeza y lo ha perdido todo. No quiera ser un héroe para salvar su alma, siga siendo usted, y cuando llegue el momento de purgar los pecados, o de hacer lo correcto, lo sabrá, pero no viva pagando una penitencia digna del más allá, ¡sigue vivo!
Se quedó en silencio observando a su secuestrador y luego apartó la vista, algo derrotado.
- Yo... espero haberle ayudado... algo. Al menos.
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Tema: Re: Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman) Sáb 8 Mayo - 20:41
Aidan no tenía claro qué es lo que esperaba que ocurriera cuando había empezado a sincerarse con su prisionero. Que tratara de atacarle, que saliera corriendo por la puerta abierta, que llamara a la policía... Para ser honestos, estaba en ese punto que todos hemos experimentado alguna vez en el que estaba tan saturado de todo y tan amargado que realmente le daba igual y por eso no quería ni pensar en ello.
Existía una pequeña posibilidad de que Rattman estuviera lo suficientemente loco como para quedarse a disfrutar de la cena con su secuestrador, pero sin duda, lo que no habría esperado jamás de los jamases, era que realmente le fuera a importar lo suficiente como para tratar de empatizar con él y darle una respuesta a aquella súplica no pronunciada.
Si aquél repentino cambio en las tornas de la ecuación había sorprendido al buen doctor, no había palabras para describir la expresión que se le quedó al irlandés cuando le vio dejar el tupper a un lado para empezar a responderle con una profesionalidad que no habría tenido nada que envidiar a una sesión de terapia en una consulta privada. Tan sorprendido estaba que le permitió hablar hasta el final, parpadeando un par de veces cuando hubo terminado, tratando de poner en orden su confundido cerebro para procesar todo lo que le había contado.
- Bueno... Actué de manera egoísta... Sin pensar siquiera en lo que mi familia podría realmente desear, tomé la decisión por ellos -dijo, en respuesta a si creía que merecía o no compasión-. Y a causa de ello los demonios invadieron el mundo. Han pasado unas pocas semanas tan sólo, y, sin embargo, he aprendido mucho en éste tiempo. He aprendido que el dinero, el poder... no significan nada al final. ¿Alguna vez ha tenido un momento de lucidez en el que toda la mierda que creías conocer de repente se desmonorona y te das realmente cuenta de lo que de verdad importa? Para mí fue el día en que murió mi familia -se quedó callado unos segundos, meditando sobre las experiencias que Rattman le había confesado-. No... no tenía ni idea -dijo al fin-. Lo siento. Pero... -se inclinó ligeramente hacia adelante, pensando cómo decirlo-. Esas experiencias que me cuenta son... horribles. Espantosas. Y no se lo deseo a nadie. Pero... al final del día... es algo que sólo le afecta a usted... Convierte su vida en un infierno... Pero yo he convertido el planeta literalmente en uno -dijo, dirigiéndole una mirada azul repleta de desesperación-. A éstas alturas, doctor Rattman... realmente preferiría padecer todo lo que usted sufre a diario con tal de devolver la vida a todos los que la han perdido por mi culpa. Si pudiera deshacer todo lo que ha sucedido éste último mes... lo firmaría sin dudarlo... Respecto a qué pasará si mi familia no me perdona... -esbozó una mueca amarga-. Igualmente será preferible a pasar la eternidad en el infierno. Si consigo mantenerme vivo el tiempo suficiente para encontrar la manera de burlar el contrato o matar al que posee el control sobre mi alma será suficiente.
Se llevó el vaso de vino a los labios e hizo un gesto de negación con la cabeza mientras pensaba en su siguiente comentario.
- Yo no sabía... que iba a provocarle ese efecto. Existía una posibilidad, por supuesto, pero verá, doctor, mi poder afecta a cada uno de manera distinta. Tengo la capacidad de fascinar a aquellos que me escuchan cantar, y genera una atracción que es distinta en función de la persona y que siempre va a ir acorde a su personalidad. Es decir, que únicamente activa impulsos naturales ya existentes en la persona, no fuerza reacciones contrarias a la misma. Si existen probabilidades de que alguien se sienta sexualmente atraído hacia mí, escuchar mi música actuará de detonante, pero si esa persona de natural jamás se habría fijado en mí, no lo hará por mucho que me escuche cantar. En su lugar puede que desarrolle admiración, o sensación de lealtad, o instinto paternal, todo dependiendo de a qué se sentiría naturalmente impulsado en base a su forma de ser. Yo no tenía manera de predecir que la cosa iba a resultar así. Recientemente he descubierto que soy capaz de guiar en cierto modo el efecto que quiero provocar, de manera que si me concentro mucho en una emoción concreta y canto una canción acorde, puedo insertar una sugestión mental de esa idea. En el caso de ésta chica, quería inspirarle ánimo, valor, autoestima. Que creyera en sí misma para impulsarla a triunfar en la nueva carrera que se había abierto ante ella. Nada en la canción ni en mi intención sugería deseo sexual, así que no tenía manera de preveerlo. Respecto a por qué no me acosté con ella... -tomó aire, mirando al techo. Lo que iba a confesar ahora sin duda era lo más doloroso de todo-. Al principio de recibir mis poderes estaba ebrio de fama y poder. Estábamos de gira por Europa, a muchos kilómetros de distancia de mi esposa. Podía ver cómo las mujeres me miraban con deseo al cantar y... -suspiró-. Fui débil y le fui infiel a Muriel. Ella se dio cuenta, y aquella discusión fue la causa del accidente de coche que causó su muerte y la de mi hijo -se produjo un tenso silencio, con la mirada de Aidan perdida en el roñoso suelo, hasta que finalmente se decidió a continuar-. Por eso no pude... No pude volver a repetir aquello. Volver a manipular a otra mujer, con la muerte de mi esposa tan reciente... Pero tiene razón -dijo con determinación volviendo a alzar la mirada-. Basta de anticiparse, se acabó tener un plan. Vamos a improvisar -resolvió poniéndose en pie-. Vaya a asearse, doctor, porque esta noche le invito a salir fuera.
* * * *
Aunque en la actualidad la zona de Williamsburg, donde se encontraba la vieja factoría de azúcar abandonada, estaba abarrotada de hoteles de lujo, el Wythe había sido el primero de todos. El bar de la sexta planta tenía unos ventanales de suelo a techo que ofrecían vistas increíbles del skyline de Manhattan, y aquella noche particularmente calurosa, la terraza al aire libre resultaba el lugar perfecto para tomar algo si gozabas del dinero y la popularidad suficientes. Un llamativo y alegre papel tapiz amarillo les recibió cuando llegaron a la recepción del restaurante, repleto de plantas de un verde vivo y coloridas sillas y sofás.
- Disculpe, señor, ¿tienen reserva? -les preguntó un elegante camarero árabe aproximándose a recibirles.
- ¡No, no la tengo, pero soy Aidan Doyle, cantante de Deamhan! -exclamó, en voz lo suficientemente alta como para que le escuchara medio bar, claramente demasiado borracho como para que le importara-. Tengo dinero para gastar, y puedo cantar para amenizar la velada totalmente gratis si me dejáis pasar.
El hombre vaciló, sin saber qué hacer, pero en ese momento el gerente se aproximó, le susurró algo al chico para que se marchara y a continuación les hizo una seña a los dos hombres para que le acompañaran, guiándoles hasta una mesa privilegiada en la terraza desde donde podían ver el horizonte de Manhattan brillar a través del East River como algo mágico.
- ¿Puedo servirles algo, señores?
- Sí, por favor... Yo quiero un cóctel picante de mezcal y mango, y a mi amigo servidle vuestro mejor vino welschriesling dulce austríaco, de esos que tienen baja gradación. Y traednos caviar para picar.
- Enseguida, señor...
El hombre se marchó con su pedido y un par de chicas que habían estado juntas en la terraza se acercaron hasta ellos. Una era una exhuberante morena vestida con un elegante y sensual vestido negro y dorado con el cabello recogido en una cola alta; la segunda era rubia, llevaba el pelo suelto y estaba vestida con un romántico vestido de encaje rosa.
- ¿Realmente eres Aidan Doyle? -inquirió la morena antes de volverse a mirar a Rattman-. ¿Y él quién es? No me suena haberle visto en el último concierto...
- Eso es porque acaba de llegar -replicó el irlandés sin cortarse ni un pelo ante la flagrante mentira-. Es el nuevo guitarrista. Le he sacado fuera para enseñarle el mundillo.
- Guitarrista, ¿eh? -dijo la rubia sentándose al lado de Rattman y dirigiéndole una larga mirada a través de sus interminables pestañas-. Los guitarristas siempre me han resultado muy sexis...
Largos y pálidos dedos se deslizaron suavemente para acariciar la clavícula del ingeniero hasta acabar en la base de su cuello mientras se recostaba contra él, depositando un suave beso en el lateral de su garganta.
- Cuidado, chicas, es nuevo en todo ésto -advirtió Aidan, riéndose ante la expresión en el rostro del científico-. Tratadle bien, no seáis rudas...
- Pero tú no... ¿verdad? -la morena le acarició el brazo lentamente mientras tomaba asiento a su lado. Cuando llegó al final de su extremidad procedió a realizar el recorrido inverso subiendo por su muslo.
La mano de la rubia empezó a maniobrar el botón superior de la camisa de Rattman para abrirla, y la morena se inclinó para regalar al irlandés una mejor vista de su generoso escote.
- ¿Sabes? Eres mi cantante favorito... Siempre me he preguntado si serías igual de bueno para todo con tu boca... -insinuó, rozándole el labio inferior con el dedo.
Las entrañas de Aidan se retorcieron de disgusto y experimentó una sensación de náusea en la boca del estómago. La mano que recorría su muslo ya se dirigía hacia el botón de sus pantalones.
Joder... No estoy lo suficientemente borracho para ésto, se dijo el irlandés tomando a la chica de los hombros para apartarla de él.
-Lo siento, señorita, pero me gusta invitar a una copa primero, y aún ni siquiera han llegado las bebidas -se excusó, con una de sus encantadoras sonrisas falsas hábilmente entrenadas para encandilar a la audiencia-. Qué le voy a hacer, soy un pobre chico tradicional irlandés... -añadió con un guiño encantador, metiéndoselas a ambas en el bolsillo.
El camarero árabe de antes no tardó en llegar trayendo sus bebidas, y Aidan le pidió que trajera dos cócteles más de mezcal y mango para ellas. No se molestó en preguntarles sus nombres. ¿Para qué, si de todas formas lo más probable es que no los recordara al día siguiente?
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Tema: Re: Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman) Dom 9 Mayo - 13:05
Doug necesitaría varios años para asumir todo lo que estaba viviendo esa noche...
Minutos antes estaba secuestrado en una fábrica abandonada y húmeda comiendo comida de un tupper, y ahora se hallaba e uno de los locales más lujosos que había visto jamás. Y todo por escuchar a su secuestrador ebrio que tuvo un mal día. Definitivamente ese había sido uno de los escasos casos en los que la bondad volvía de regreso. Doug decidió seguir su propio consejo y relajarse, al fin y al cabo, ¿Qué más podía hacer? No tenía donde ir, y tampoco quería exponer a los policías al poder terrible que ese tipo había demostrado. Además... no parecía una mala erson, sólo alguien que se equivocaba sin parar. Tal vez la opción menos peligrosa sería ayudarle de ese modo, más personal.
Así que era una estrella del rock... Doug suspiró. Hace veinte años habría dado lo que fuese por estar en aquélla situación. No conocía a su banda, pero debían ser populares dada la facilidad con que les dejaron entrar sin tener ni de lejos pinta de frecuentar un sitio tan refinado. Aidan pidió vino para él. No tuvo valor pra decirle que no le convenía mezclar alcohol con su medicación, así que simplemente dejó la copa en la mesa. Al poco tiempo, dos mujeres "cazatalentos" se aproximaron, y su compañero no tuvo mejor idea que hacerle pasar por su guitarrista. Cuando quiso darse cuenta, ya tenía a una de esas dos lobas encima, realizando sus más que ensayados coqueteos. Rattmann miró a Aidan molesto, casi pidiendo auxilio. No quería ser descortés, pero viendo que su compañero había experimentado un disgusto similar, decidió dejarse de formalidades. Cogió la mano de la muchacha rubia y la apartó de sí, y tras ella, alejó al resto de la mujer.
- Disculpe señorita, pero... no soy guitarrista. Como músico solía ser vocalista, pero... mi compañero es un liante y está bastante ebrio, así que le sugiero que no se arriesgue con estas prácticas que podrían considerarse acoso con alguien que simplemente le... acompaña por su bien.
Era una situación tan violenta... Doug había deciddo alejarse de la gente por sus muchos problemas psicológicos, y aunque estas muchachas no buscasen una relación formal precisamente, lo cierto es que, aunque eran muy hermosas, le desagradaban sus hábitos depredadores. ¿Cómo pdían acercarse así a un completo descnocido? ¿En qué estaban pensando? Se llevó una mano a la cara y miró el vino. Estaba tentado a darle un trago, pero alguien tenía que aportar serenidad al "equipo", obviamente la tarea ideal para el esquizofrenico... Se levantó y fue al baño a beber un poco de agua. Esperaba que a su regreso los ánimos se hubiesen relajado, o mejor aún, que ellas se hubiesen ido.
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Tema: Re: Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman) Sáb 22 Mayo - 21:00
Cuando Rattmann regresó del baño, las dos chicas habían desaparecido y Aidan estaba asomado a la terraza observando el asombroso skyline de Nueva York gloriosamente iluminado con una expresión extraña en la mirada. Se había terminado ya el cóctel y bebía directamente a morro de la botella de vino dulce que había encargado para el doctor, acodado en la barandilla. Cuando el otro hombre se reunió con él, el irlandés le miró de reojo, enfocando la mirada para tratar de distinguir al verdadero Douglas Rattman entre las imágenes que oscilaban ante sus ojos.
- Eres un aguafiestas de la ostia, ¿lo sabías, doc? -bromeó en tono amargo dando un nuevo trago de la botella-. Tendrías que haber visto las juergas que nos montábamos cuando salíamos todo el grupo -bebió de nuevo-. Aquello sí que era impúdico. Y no por mí. No, doc, no por mí -hizo un gesto de negación con la cabeza tan brusco que el mundo entero le dio vueltas-. Yo nunca le fui infiel a mi mujer, nunca... Excepto... -se repente se tornó pálido como la muerte-...excepto en París... -dio un largo trago a la botella y se limpió la boca con la manga-. A mí me has hecho un favor, desde luego... Pero pensaba que a ti podría atraerte la idea de echar una canita al aire después de estar tanto tiempo encerrado...
Tambaleándose, retrocedió hasta que sus piernas chocaron contra los asientos y prácticamente se desplomó sobre los cómodos cojines, mirando al ingeniero.
- Bueno, doc. Me he tomado la libertad de reservarnos una habitación doble más abajo, podrás encontrar las llaves en mi bolsillo cuando pierda el sentido, porque te aseguro que tengo toda la intención de hacerlo. Alégrate, doc... Cuando esté inconsciente podrás clavarme un abrecartas en el corazón, o entregarme a la policía, o lo que se te antoje, ¿y sabes qué? Brindo por ello -dijo alzando la botella al aire-. Pero no te aconsejo que me tires por la barandilla, eso llamaría demasiado la atención. Bueno, doc... Yo ya te he contado mi vida, pero no sé prácticamente nada de ti... ¿Por qué no te sientas y me cuentas lo que te pasó en Industrias Stark? ¿Cómo has llegado a ésta situación? ¿Por qué tenías una jodida arma mortífera en tu casa? ¡Qué es eso de que fuiste vocalista en un grupo! -si la situación no fuese tan absurda, posiblemente se estaría partiendo de la risa. Un momento... parecía que sí que se estaba partiendo de risa...-. No puede ser, es increíble. ¿Cómo se llamaba el grupo? ¿De qué estilo era? Vamos, vamos, doc, que al final todavía terminaremos montándonos un dúo de karaoke en el escenario de la terraza... Seguro que no es así como visualizabas el final del día ésta mañana.
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Tema: Re: Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman) Dom 23 Mayo - 22:44
Al regresar se sintió aliviado al ver que las muchachas se habían ido, pero la actitud melancólica del rockero le indicó que algo iba mal. Al tenerlo cerca vio que estaba atacando la botella que pidió para él, aunque se olía el aroma del vino desde medio metro antes de descubrir tal hecho. Tuvo que soportar algo parecido a un berrinche seguido de una leve depresión y finalmente un desplome con risa etílica. Suspiró. Ahora el tipo quería saber de él... Menuda noche le esperaba.
- Sí señor, soy un aguafiestas. Pero también la única persona serena ahora mismo. Alguien tiene que cuidar del equipo, y me enorgullece ser esa persona -Se sentó a su lado y trató de responderle antes de que se quedase dormido- Verá... eso de la canita al aire... digamos que no estoy interesado. He evitado mantener relaciones de cualquier tipo. Si son superficiales como la que ellas prometían, me resultarían desagradables, vacías... y cualquier cosa más allá de eso... bueno. No quiero que nadie comparta mis miserias. Y tampoco me fío demasiado de la gente... En fin. Tendré en cuenta lo de la habitación, sólo espero no tener que arrastrarle hasta ella, no sé si sería capaz. Lo de clavarle cosas o denunciarle... No. Seré franco y terriblemente egoísta: Usted me ha dejado sin nada, así que, pese a que dije que no quería que nadie cargase comigo, usted se lo ha ganado- Una media sonrisa se dibujó en sus labios- Al menos hasta que tenga donde ir. Y sobre lo de Stark... Estaba trabajando en un prototipo de inteligencia artficial que aprendía en base a prueba y error, como cualquier ser humano. Estaba avanzando mucho, pero entonces, el programa encargado de gestionar la Torre Stark sufrió un colapso, y el señor Stark tomó la decidión de conectar a mi proyecto a la fuente principal para suplir a Jarvis, el programa roto. Le advertí una y otra vez que no era buena idea, que Wheat no estaba preparado, pero no me hizo caso. Sin embargo, Wheat, mi creación, lo estaba haciendo bastante bien, aunque aún era... cómo decirlo, muy inmaduro. Se dedicaba a hacer bromas o poner música a los trabajadores entre sus otras labores, y ellos empezaron a criticarlo, cuchichear sobre que era un robot idiota e inservible. Era un robot muy emocional, así que eso le dolió, y sumado a que, lo que fuese que colapsó al anterior programa también le corrompió a él, todo acabó en desastre. Wheatley de pronto empezó a destrozarlo todo, se volvió un tirano que quería acabar con todo lo que le hizo daño...- Le entendía tan bien- Y cuando la situación se resolvió, salió propulsado a los cielos y nunca más le volví a ver. Obviamente fui despedido y culpado del incidente. Al marcharme, decidí llevarme de forma ilegal todos mis proyectos, y para mi sorpresa, alguien dejó una torreta guardiana que no era mía. Cuando la analicé un poco, descubrí que tenía una especie de copia pirata del programa de Wheatley. Al parecer alguien trataba de robarme el proyecto, y el desastre hizo que no lo lograse, pero al encontrar el mismo programa en ella, la dejaron en mi laboratorio. Por eso la tenía en mi casa, ella era la única esperanza que tenía de encontrar a Wheatley...
Se detuvo un largo momento. Era muy duro recordar todo lo que pasó, y ahora que había perdido a Torri, era seuro que jamás localizaría a Wheat... Suspiró cansado.
- El grupo nunca existió. Era un sueño adolescente que tuve hasta la universidad. Quería ser cantante de metal, pero... Conforme fui desarrollando más desórdenes mentales y necesitando más medicación y terapia, me encerré en mí mismo. Temía al rechazo de la gente, empecé a tener cada vez más miedo de mostrarme en público, y al final... me convertí en una rata de laboratorio solitaria. Así que ese karaoke sería el único escenario que conocería mi talento jaja
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Tema: Re: Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman) Lun 7 Jun - 20:10
- Touché -se rió el irlandés, haciendo un gesto de disparo con los dedos en dirección a Rattman como si sostuviera una pistola imaginaria-. ¿Seguro que no es usted médico, doc? De los de verdad, me refiero. Quiero decir, de los que usan escalpelo y esas cosas -se corrigió sobre la marcha para no ofender al licenciado. A aquellas alturas el mundo le daba vueltas, pero aún era capaz de discurrir mínimamente-. Sí,sí... Yo te entiendo, "bro". La gente se piensa que soy un mujeriego, pero eso es sólo el personaje, ¿sabes? En realidad, muy posiblemente era el más monógamo del grupo. Conocí a mi mujer en el instituto y sólo he estado con ella desde entonces... Hasta que le puse los cuernos en París... No sé por qué lo hice, doc, tienes que creerme -dijo, bebiendo un nuevo trago de la botella-. De repente, no sé, sucedió... Y ella murió justo después, por mi culpa... Tuvimos una discusión... y eso provocó el accidente... Mi hijo... mi hijo también murió... Joder... -se apretó el puente de la nariz para contener las lágrimas-. Basta de miserias. No quiero hablar de miserias, joder... Hemos venido aquí a pasarlo bien y divertirnos. ¡Yuhú! ¡Éste hombre es mi amigo! -exclamó a los cuatro vientos enganchándose del cuello del ingeniero con un brazo-. Sí, tío, no te preocupes, "bro"... Te ayudaré a recuperar tu piso.
Con los ojos muy abiertos escuchó toda la explicación que le dio el doctor sobre su trabajo en la Torre Stark, con la atención desmedida que ponen los borrachos cuando son conscientes del nivel de embotamiento general de su cerebro y no quieren perderse detalle de la conversación, intercalando de vez en cuando sentidos comentarios que decían "¡Menudo idiota!", o "¡Qué gilipollas!", o simplemente balbuceos emotivos e ininteligibles cuando Rattman explicaba las características de Wheatley y su vinculación con él. Cuando llegó al punto de explicar por qué conservaba la torreta en su casa, Aidan ya estaba llorando a lágrima viva. Dramáticamente se aferró a la pechera del traje de Rattman y le miró con intensidad.
- Cuando toda ésta mierda acabe te voy a ayudar a encontrarla, amigo. ¡Cuenta con ello! Te lo prometo, tío, de verdad... Lamento haber pensado que era una trampa que habías puesto para matarme... ¿cómo pude pensar algo así de tí, con lo buen tío que eres? Mucho mejor tío que yo, mucho... ¿sabes qué? -con resolución, se limpió las lágrimas y le dio una palmada en la chaqueta al científico con renovada resolución-. Tengo que hacer algo para compensarte. Vamos a pasar una noche de puta madre, ya lo verás. ¿Así que querías ser cantante metal? Pues, aunque sea por una noche vas a cumplir tu sueño, ya te lo digo yo. Ven conmigo, doc.
Con paso resuelto se dirigió a hablar con el responsable del hotel, y Rattman vio cómo se sacaba de la cartera el dni y una tarjeta de crédito. Acto seguido, el hombre indicó a un botones que les sirviera de guía, y el muchacho les condujo hasta una enorme sala de apariencia industrial pero con paredes de repostería, techos de pino visto, barra de bar de madera con cubierta de mármol, grandes espejos envejecidos y ventanales de forja que dejaban ver las impresionantes vistas de la ciudad. En un extremo había equipamiento de música, guitarra eléctrica, bajo, batería, micrófono, amplificadores y todo cuanto podrían necesitar para un pequeño concierto improvisado. El botones les dejó todo enchufado y funcionando y se marchó, dejándoles solos en el salón de eventos.
- ¿Qué te parece? -dijo Aidan acercándose a los instrumentos-. Ni en mis más salvajes sueños habría podido pensar que tendrían guitarras eléctricas en éste sitio tan pijo... Bueno, doc... ¿qué te apetece cantar? -al escuchar la sugerencia de su compañero por poco se le cae la mandíbula al suelo-. ¿Qué? ¿Lost Horizon? ¿De verdad? Joder, doc -dijo con un silbido apreciativo-. Jamás en la vida habría podido imaginar que te molaba el Power Metal. ¡Es increíble! Mis primeros discos también eran de Power Metal, ¿sabes? Recuérdame que te pase algún disco. Vale... espera que monte ésto...
Conectó la pantalla gigante al ordenador y buscó la canción en YouTube con la letra para ponerla de fondo en voz baja. Con el micrófono y la guitarra pronto la anularían, pero así tenía la base de fondo por si se despistaba con la letra o la guitarra. Aidan dejó sonar los primeros acordes, empezando a cogerle el ritmo con el instrumento aprovechando la longitud de la introducción, y cuando Rattman dio el primer grito le miró asombrado.
- Joder, doc... No está nada mal para no haber cantado en 20 años... Joder... ni calentado siquiera. Si al final va a resultar que el principiante soy yo -bromeó riendo.
En cuanto tuvo dominado el ritmo, se unió al doctor cantando con él a dúo, y fue como si, entonces, un curioso fenómeno sucediera, transfigurando al patético y derrotado borracho de hacía unos minutos y revistiéndole de un curioso halo de majestad y dignidad que casi le hacía brillar, atrayendo inevitablemente la mirada del ingeniero. Juntos, realizaron un dueto casi perfecto que logró mantenerse hasta el final, con Aidan ayudando a Rattman a mantener los agudos más elevados pero centrándose principalmente en apoyarle con la guitarra para que pudiera cumplir, aunque fuera para un único espectador, su sueño tan largamente añorado. Cuando la canción finalmente acabó, Aidan saltó en el aire con la guitarra en un gesto de triunfo.
- ¡Sí! ¡Ésto es lo que necesitaba ahora, joder!
La canción, llena de energía y poder, hablaba acerca de superar los tormentos y adversidades de la vida, y había actuado como un revitalizador, llevándose consigo toda la amargura de la noche para dejar sólo el sabor de la victoria. En aquél momento se sentía capaz de todo...
- Gracias, doc... Quería hacer algo por ti, pero creo que al final eres tú el que me ha ayudado a mí... Y ya por cierto, en serio, ¿por qué todos los que conozco resultan ser metaleros de pro bajo apariencias que jamás habrían podido señalarlo? -inquirió, pensando en Gray Fox, la anciana india que había resultado ser una guitarrista profesional, y ahora el doc...
Quién lo iba a decir...
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Tema: Re: Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman) Jue 15 Jul - 1:12
Y allí estaban. En otro capítulo de la increíble y aterradora vida de Douglas Rattmann. Lo llamaremos "El concierto para dos" pensó, mientras su ebrio anfitrión le guiaba hasta el escenario. Suspiró. Bueno, si había que cantar, haría lo que pudiera... Pero ya que el extraño hombre quería conocer su faceta rebelde, le propuso un título de una de sus bandas favoritas de entonces, cuando le dio por un sonido más salvaje.
- Es algo vieja, y el grupo duró poco, pero... tal vez, ¿"Kingdom of my will"? -Su acompañante puso una mueca exageradamente sorprendida. Al ingeniero se le dibujó media sonrisa. Evidentemente nadie esperaría una sugerencia como esa de arte de un nerd con pinta de profesor universitario venido a menos, pero todos teníamos un pasado.
Cuando preparó el vídeo y se posicionó con la guitarra, Doug miró al vacío desde el escenario. ¿Cuántas veces imaginó un local como ese, incluso un estadio, lleno de gente clamando por su nombre o el de su banda soñada? Algunos recuerdos inundaron su mente; Los ensayos con Brett y su amigo Jake, que eran compañeros del edificio residencial de estudiantes frente al suyo, las cervezas que tomaban a escondidas al acabar, a Betty y Linda viniendo a saludar y tomando fotos por si un día eran famosos... Incluso la despedida, cuando al acabar la carrera todos vieron marcharse su sueño, era un dulce recuerdo para él. Fue la última vez que tuvo algo parecido a una vida social. Ellos lo ignoraban, pero ese mismo año tuvo su primer brote depresivo agudo, en navidad, y le aumentaron la medicación. Cada tratamiento nuevo le alejaba más de las personas normales, o es era lo que él sentía. Llegó un punto en que se lamentaba de tener aquéllas amistades, ya que no les contó nunca sobre sus trastornos, les mintió, y decírselo habría supuesto exponerles a una realidad incómoda. Así que disimuló, siguió como siempre, eventualmente perdieron el contacto, y al final, se quedó solo. La calidez de aquéllos momentos casi olvidados dibujó una sonrisa sincera en su rostro, y de algún lugar de su ser que aún se sentía vivo, surgió una fuerza que estalló con el poderoso grito que inciaba la canción. Sí... algo desentonado, pero no había perdido el toque.
Su sorprendido compañero pareció tener una resurrección similar conforme avanzaban la canción. La letra seguía fresca en su memoria, y era muy apropiada a los eventos actuales, pues la humanidad luchaba por prevalecer en medio de un mundo oscuro y corrupto. Superación, resiliencia... eran esos los valores que le hacían amar esa música desde hacía tanto. Eran los valores que necesitaba día a día.
Al acabar la cancion, ambos parecían más animados, más jóvenes. La pregunta de Aidan le pareció interesante, pero sólo pudo responderle con lo evidente.
- Supongo que porque el tiempo cambia a las personas. Algunos lo hacen por trabajo, por dificultades, por amor... Y otros, siguen la senda de sus pasiones. Esos tienen suerte- Bostezó tapándose educadamente con la mano- Aunque ahora la única senda que quisiera seguir es a la cama... ¿Qué me dice? Ya mañana, si la resaca no lo deja muerto, podemos decidir qué hacer con nuestras desordenadas vidas de superstar...
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Aidan Doyle Marvel Universe
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Mensajes : 344 Fecha de inscripción : 10/08/2019 Localización : Santa Mónica Empleo /Ocio : Cantante heavy Humor : Ardiente
Ficha de Personaje Alias: Wraith Nombre real: Aidan Doyle Universo: Marvel
Tema: Re: Sympathy For The Devil [30/04/2019] (Douglas Rattman) Miér 28 Jul - 19:44
OOC:
La idea de la siguiente conversación vino de la usuaria de Rattman
El metalero dejó escapar una carcajada amarga mientras le pasaba el brazo sobre los hombros al científico.
- A mí la senda de mis pasiones únicamente me condujo al infierno, amigo mío... Recuérdame mañana que te enseñe la partitura de la última canción en la que he estado trabajando... El estribillo dice: "I'm on the street of my dreams, or on the road to hell? Street of my dreams... or just the road to hell?". Qué diablos, puede que hasta te pida ayuda para terminarla...
La inspiración para aquella canción le había venido hacía dos días, cuando Dinah había ido a visitarle en su hotel de Seattle, y le había estado dando vueltas en la cabeza para distraerse a sí mismo del encargo que le había dado Loki y del miedo que le inspiraba tener que enfrentarse a una diosa tan terrible y sanguinaria como era Kali. En cierto modo, todo aquello había sido también una agradable pausa en la frenética locomotora que le había estado conduciendo cuesta abajo hacia el infierno los últimos días, y realmente le agradecía a Rattman el respiro.
Juntos, emprendieron el camino hacia las habitaciones, mientras Aidan sentía cómo la sensación de subidón se iba disipando, dejándole con un mareo extremo que le obligó a apoyarse más de la cuenta en su compañero de desventuras.
- Oye, tío... ¿te habías dado cuenta alguna vez de que tienes los ojos de dos colores diferentes? -inquirió de repente arrastrando las palabras después de quedárselo mirando fijamente varios segundos-. Como... como ese tío... Bowie... Sí, joder, como Bowie... qué grande... mola un huevo, tío... Y... y... también había una raza de perros de éstos que se ven en las películas tirando de los trineos... ¿cómo se llaman? Oh, tío... algún día me iré a vivir a... a... Siberia... o Alaska... Seguro que los demonios no me encuentran allí, ¿no? Y tendré uno de esos perros y le llamaré como tú, ¿qué te parece, doc? O quizás le llame doc...
- Como ésto siga así me despertaré casado con éste en Las Vegas... -suspiró el doctor, poniendo los ojos en blanco con extrema paciencia.
- Oh, ¿las Vegas? ¿Has estado alguna vez en las Vegas? ¿Te imaginas una actuación allí? Podríamos hacer una gira, tú y yo, doc, ¿qué te parece? -exclamó de repente, dándole una palmada en el pecho-. Ya lo estoy visualizando: "Aidan y Douglas: Rebeldes con causa". ¿Qué me dices?
Y, así, sus voces se perdieron en la lejanía del pasillo, sin saber que, al día siguiente, sería el comienzo del fin...