A talk with the devil |Blair Van der Woodsen - Matthew Murdock| 1-Mar-2019 |

Era un día Miércoles, el día que justo quedaba a mitad de semana y un "alivio" para la mayoría de trabajadores promedio, pero no para el, en el pequeño, pero reconocido despacho legal de nombre Nelson & Murdock, los pasos, el sonido tedioso de los teléfonos y un Foggy abriendo su segunda bolsa de papas fritas era lo que predominaba en su oficina, aunque el hombre en cuestión no se encontraba del todo "bien", su vida como Daredevil había tenido un gran vuelco no solo porque el crimen había subido considerablemente, si no que estos parecían ser mas hábiles que los comunes asi como fuertes y rápidos; con algo de precaución dejó de repasar aquellos documentos adaptados al braile para masajear su mandíbula con la mano izquierda, no tenía sus acostumbradas gafas de cristal escarlata, por ende sus ojos azules sin vida se podían ver con facilidad, a su vez mostraba lo cansado que se encontraba y no por los curitas que escondían las heridas de mejilla y el puente de la nariz, si no por una noche ajetreada de trabajo y golpes.

A pesar de tener poca paciencia y una pésima actitud positiva, le agradaba tener por un momento algo de "tranquilidad", ya que donde el se encontraba había una ventana tras de si, y bajo esta ventana se podían escuchar los gritos de los niños, los ladridos de los perros que a diario jugaban con ellos, ademas del cálido olor de comida casera que preparaban las amas de casa de Hell´s Kitchen, esos pequeños detalles es lo que le inspiraban día con día a arriesgarse, había muchos super heroes, cierto, pero ninguno se enfocaba tanto como el en aquel sector que parecía meramente olvidado había arriesgado mucho por ese barrio, había perdido y ganado, tantos recuerdos, sueños, victorias, todos aquellos factores que le inflaban el orgullo cada que las personas le veían en su leotardo rojo y gritaban "¡Ahí va el guardián de Hell´s Kitchen!".  Giró sobre su lugar con aquella silla de ruedas y se recargó en el marco de la ventana con una enorme sonrisa, uno de los niños volteó y le saludo con un educado "Buen día señor Murdock" mientras este alzaba su mano saludandole, pocas personas se ganaban un respeto con ambas identidades, las personas le saludaban y respetaban como Matt Murdock, mientras con con Daredevil le admiraban y se sentían protegidos, asi como Karen Page, en un tiempo muy lejano y doloroso se lo dijo, su mente comenzó a divagar en el pasado en sus acciones, no fue si no un sonido agudo y algo molesto del teléfono que lo sacó de tal ensoñación.

Soltó un suspiro cansado, giró a su posición inicial con el ceño levemente fruncido y levanto el endemoniado aparato -¿Si?, ¿ya ha llegado?- soltó una mueca de asombro, en la mañana había recibido una notificación de parte de su secretaria que tenia una cita a las tres y media con una tal Blair Van algo, en su mente no quería ser grosero, pero le era algo difícil recordar el nombre completo, incluso buscó torpemente la nota que le habían dejado con el nombre de ella escrito para leer con las yema de sus dedos el apellido -Vale, dile a la señorita Woodsen que puede pasar- colgó el auricular y comenzó a ordenar el papeleo que invadía por completo su escritorio, aunque al poco rato se arrepentiría, debido a que no todos eran de un caso o de una misma fuente, eso le acarrearía muchos dolores de cabeza mas tarde, acomodó su corbata roja y se colocó los lentes para no incomodar a su cliente, si bien aunque el lugar parecía ligeramente desordenado, este no tenía un olor desagradable, incluso era fresco a comparación del día ligeramente acalorado, se peinó vagamente con los dedos mientras escuchaba el leve taconeó de aquella mujer, la presentación era importante y mas cuanto trataba con alguien como la señorita Woodsen que tenía fama no solo de ser una importante mujer en la política, si no a su vez ser una incansable defensora de los mutantes ya que según había escuchado era uno de ellos, aunque no le interesaba mucho, había convivido con varios de ellos para saber que son personas, con los mismos derechos y obligaciones que el y todo ciudadano del planeta; La puerta se abrió y a su nariz llegó un agradable olor a jazmin con lavanda el ultimo lo dedujo a la ropa, tenía un porte seguro, dedujo que mediría aproximadamente un metro con setenta y cinco o setenta y seis, con un caminar elegante, cabello largo y su radar le daba una perfecta imagen de su cuerpo delgado pero voluptuoso incluso se re incriminó mentalmente al analizarla de tal manera, mas no era su culpa, todo aquello lo hacia en automático.

Sonrió de manero amable así también con un ápice de profesionalismo -Señorita Woodsen, mi nombre es Matthew Murdock, primeramente agradezco su preferencia al despacho de Nelson & Murdock- alzó su mano izquierda como era su costumbre para dar el saludo común -Digame, ¿en que le puedo ayudar?- preguntó señalando le con su mano libre que tomase asiento.

Miércoles. Era el día que en su agenda estaba señalada la reunión en aquel despacho de abogados, su secretaría aseguraba que eran los más competentes de la ciudad, a pesar de que su despacho se encontraba en un barrio tan conflictivo. Hasta el momento, sus asuntos legales habían sido gestionados por el abogado de su familia, tampoco es que fueran asuntos demasiado importantes, gestiones menores principalmente, pero debido a su nuevo cargo y la familia de la que procedía, enseguida supo que lo mejor sería contar con una firma que la respaldara al margen de su familia. No quería que intentaran sacarle las vueltas por decir que les beneficiaba en algo, la verdad es que esperaba que fueran tan buenos como aseguraban.

Estrechó su mano en un breve saludo y se sentó donde el abogado le indicaba, el protocolo habitual al entrar en un despacho, vamos. Se acomodó en la silla, una de esas horribles sillas de oficina que no responden a otro estilo más que al de resultar incómodas y horrendas. Era un despacho muy sobrio, muy industrial, más propio de una fábrica de los 90 que de un despacho de abogados del siglo XXI.

- Necesito un nuevo despacho de abogados, uno privado, hasta el momento, mis asuntos se llevaban entre el gabinete jurídico de mis oficinas y el abogado de mi familia, pero considero que con una familia involucrada en asuntos diplomáticos internacionales lo más prudente para evitar polémicas en mi trabajo es que otro abogado lleve mis asuntos legales. Los privados, evidentemente, ya cuento con un gabinete jurídico en el congreso para el trabajo.

Reconocía que en ocasiones era un pequeño engorro dedicarse a redactar leyes sin ser un experto en ellas, pero tenía un excelente gabinete respaldándola que la asesoraba y de los cuales aprendía a diario, y la verdad es que tampoco le parecía prudente andar dejando sus proyectos de ley en manos de un abogado externo al congreso, quizás en un futuro, pero en aquel momento, prefería ser prudente.

No es que no se fiara de él a pesar de ser invidente, parecía competente, y sus cifras de casos ganados eran impresionantes para ser un despacho pequeño con sólo dos asociados, simplemente como novata que era en su puesto de trabajo, prefería ser precavida.

-De acuerdo, supuse que solo buscaba simple asesoramiento juridico o que se trataria de un simple caso de "acoso", perdone si lo digo de esta  manera, pero, realmentd me sorprende de que una persona, conocida como usted haya elegido este humilde bufet- sentado en su silla abre el cajon izquierdo de su escritorio, sus dedos pasan de folder en folder con inscripciones en braile para su facil busqueda, solo hasta que sus dedos captan el patrón que se tenia previsto para aquella cita detiene su busqueda, saca la carpeta y cierra con cuidado el cajon.

-Generalmente mi socio el señor Nelson es el que se encarga de estos casos- abre la carpeta para "leer" la informacion que se encuentra en esta -le hago mencion de esta informacion debido a que lo mas probable es que se tenga que dirigir en su mayoria de veces con el, por desgracia ahora se encuentra en un asunto personal, pero ya tendra la oportunidad de conocerle- su sonrisa profesional no desapareció en ningun momento, sacó una simple hoja blanca de una canasta de oficina que se encontraba a su derecha -En esta hoja- con su mano izquierda escribe unas cuantas cosas en fila antes de pasarsela -Hagame el favor de apuntarme su nombre completo, fecha de nacimiento, correo electronico y alguna dirección donde le sea mas cómodo el tener que recibirnos en caso de que se nos cite al momento que este por completo segura de aceptar nuestros servicios, esta ultima es opcional, el telefono que nuestra secretaria ha registrado se usara para comunicarnos con usted, en caso que no desee esto puede dejarnos otro numero- , para el, hacer ese protocolo era cansado, perl necesario, el despacho habia sido atacado en muchas ocaciones, y por ende se habian vuelto muy precabidos al respecto, y presentia que su nueva clienta, se sentiria agobiada por tanto parloteo de su parte, pero de nueva cuenta, era Foggy quien lidiaria con la mayor parte del trabajo no el.