El regreso de Kuroyama (Matthew Murdock) [13-03-2019]

-¡Guau!- exclamó un hombre de mediana edad, algo gordo y con unas facciones muy toscas en su rostro -¿Entonces que pasó después Señor Murdock?, ¿que pasó con ese tal Spot?-, dejó el periódico a un lado para comenzar a servir el café que aquel abogado invidente había estado esperando desde hace cuatro minutos, los cuales pasaron entre frases que decía hasta el cansancio como "no soy Daredevil Stu" ó "No, no me besuque con la princesa de la mafia, porque No soy Daredevil", de manera cansada masajeó su frente tentándose a tomarlo de la camisa, sacudirlo y decirle repetidas veces que No era el cuernudo rojo hasta que le quedara bien entrado en esa cabeza tan impertinente suya, pero claro, un invidente no podría hacer eso y menos si era abogado, por lo que, aspiro aire para volver a repetir aquella frase una vez mas -No lo se Stu, pregúntaselo a Daredevil-; sonrió de manera triunfante al percibir como tensaba su mandíbula y fruncía el ceño -Si, si como diga, dos de azúcar ¿cierto?- preguntó levemente molesto y el atinó a asentir divertido de todo eso, así había sido desde que llegó a New York, todo era como antes, pero con un ambiente mucho mejor -Bien, entonces paga hoy por tu café- completó entregándole el café en su mano izquierda -Claro, ¿tienes cambio de veinte?- respondió burlesco, Stu alzó una ceja con una mueca de "no engañas a nadie, eres pésimo mintiendo" -Es uno de cinco-, tomó el billete y lo guardo de mala gana en su bolsillo -Ups!- con habilidad tomó su bastón y se dirigió directo a su departamento, había terminado con un caso del cuál como era costumbre le había ido bien, por lo que optó simplemente por irse a descansar a su cálido y armonioso hogar.

La tarde era sencillamente perfecta, un sol que calentaba su piel de manera no agresiva, el aleteo de las palomas sobre el y los chillidos de los niños que corrían de un lado a otro fingiendo ser super héroes y demás, era demasiado tranquilo como para... no, simplemente no ocurría nada, todo en paz, tranquilo ¿porque debería...?, o ¿porque no?. Un pequeño desvió en su recorrido, unas prendas tiradas a un rincón y una mascara colocada, daban como resultado al invidente abogado saltando de techo en techo, columpiándose disfrutando de la maravillosa ciudad con un traje escarlata, simplemente no podría estar en su despacho leyendo sobre sus otros casos, necesitaba fervientemente acción, no podía estarse quieto; entre sus recorridos en solitario por Hell´s Kitchen captó un olor, familiar y a la vez algo doloroso.

En busca de aquella fragancia no pudo evitar el toparse con una escena meramente molesta, ignorando aquellos impulsos que salían de el cada que salgo le decía que Elektra se encontraba cerca, no, para el ahora lo importante era poner todo en orden en aquella ciudad, no era posible que se fue por "poco" tiempo y estaba hecha  todo un nido de alimañas. Se quedó quieto, las sombras le ocultabas haciéndolo imposible de ver para un hombre común, pero claro, el no sabia que era cubierto por estas, ya que un accidente le dejó ciego de por vida, y y lo único que le permitía saber donde se encontraba era su eco localizador, con suma atención escuchaba como hablaban de un multiple asesinato, el sabor cobrizo en el aire le indicaba que el atacante era todo un sádico, hablaban de viseras y mucha sangre, esas eran las pocas veces que agradecía no tener vista había veces que se metía en tantos problemas, algunos tan bizarros que si llegase a verlos quedaría pardo de miedo, una de las razones del porque le llamaban "El Hombre Sin Miedo", soltó un pequeño gruñido de impotencia y fue ahí cuando supo donde estaba ella, justo en el edificio del frente, ¿le miraba? el sentía que si, incluso a esa distancia podía escuchar sus latidos calmados sin ningún cambio "Calmada como siempre..." pensó serio, se levanto de aquel escondrijo y le siguió.

Subió con suma rapidez el edificio donde el estaba, parecía como si lo hiciera a propósito, "¿Porque, porque de repente incitas nuestro encuentro?, jamás fue así... jamás...", se prensó de la superficie de la barandilla y de un salto quedó en donde sería su punto de encuentro, ella llegó a penas y un segundo después; el, con los músculos tensos y la mandíbula apretada evitaba decir alguna tontería, se alegraba fervientemente que ella existiera en aquella enfermiza realidad, llena de seres tan complicados y otros mas simples, así como Natasha, le alegraba encontrarse con alguna alma "amiga", aunque ella parecía no importarle, no importaba para el, una apuñalada mas en el corazón no le afectaría "¿que más da?" con aquella voz suave que conocía de mas, le dio un mensaje, tosco, violento, indicándole que ella no había sido la causante de aquel desastre, la mayor parte de el le creía ¿porque habría ella de matar civiles comunes?, pero la duda era palpable, ella podría no ser la Elektra que una vez conoció, podría ser una cuya historia de vida el no se encontraba, le dolería si fuese así, pero tal vez sería lo mejor para el, comenzó a caminar al rededor de ella, siendo cuidadoso que ella aún le viese el rostro cubierto con aquella mascara roja con cuernos -Quiero creerte, dios sabe que lo deseo, pero ¿como se que eres la Elektra que una vez conocí?- se detuvo por un momento, tratando de calmarse, pero simplemente no podría, ella era la única (a parte de Stick pero el ya estaba muerto ó al menos lo estaba en su universo) que podía burlar su radar, lo convertía en un blanco -¿Como creerte?...flacucha- optó por decirle aquel apodo, aquel que le decía en la universidad, no sabía si serviría de algo, pero, tal vez si fuese la Elektra que el conoció.

Nada.... pensó con melancolía Nada que indique si le importa o no.... ninguna emoción, solo aquel amargo recuerdo de cuando nos volvimos a encontrar....  la mente del vigilante vagó por un momento, a aquella escena lejana cuando perdió su radar y desesperado acudió a ella, en ese tiempo salia con Heater, pero el volver a sentir la esencia de Elektra, no como la ninja, si no como la amante salvaje, aquella "Flacucha" cuya voz era igual de suave que la seda, cuya piel olía a perfumes caros y a embriagadoras sales de baño que literalmente le volvían loco.

Entonces ella relató, como se hizo de un apodo que poco le quedaba, pero que les unía como cómplices en alguna travesura, con aquellos apodos -Lo recuerdo....- respondió Me sentí el hombre mas dichoso del universo pensó con una mandíbula tensa y una lengua mordida evitando soltar aquellas palabras comprometedoras, para el no tendría caso aquello, no tenía remedio después de todo seguramente ella le odiaba y estuviese planeando su muerte en los pocos segundos que se quedaba callada; tal vez para ella no importo aquel año, donde vivieron las mejores locuras juntos, donde amaron por primera vez y sus cuerpos se exploraban mutuamente en la calidez de una cabaña (propiedad de Elektra) alimentándose de helado mientras se susurraban cariñosas palabras, mientras un joven Matt Murdock soñaba con un futuro juntos, donde el y ella tenían un hogar.

Entonces, como si de una cubeta de agua helada se tratase, las palabras de Elektra detuvieron repentinamente la razón del porque estuvo tan perdidamente enamorado de ella, para abrir paso a otra puerta de la historia, aquella que relataba la culminación del primer amor, la vez que los matones de Slaughter la secuestraron, a ella y a su padre -También lo recuerdo,  y después de.... aquello me abandonaste- respondió duro, tanto fue su esfuerzo por mantener aquella voz que una vez dichas las ultimas palabras su garganta le ardía, pero se mantenía firme -Bueno, me reconforta que al menos.... seas la Elektra que de cierta manera conozco- aquella expresión dura se relajó, le dio una sonrisa, conciliadora y cariñosa.

Se alegraba enormemente conocer al menos a dos personas de su vida, dos que han marcado una parte de su vida tanto como Daredevil como Matt Murdock, los músculos dejaron de tensarse y por fin el corazón pudo latir con calma, su respiración se normalizó incluso se tentó a pedirle un abrazo, mas era demasiado, a eso sumándole que no era el momento preciso lo cuál ella dejó muy en claro -Entiendes muy bien como las reglas del juego continúan, asi como también debo entender que sabes que solo hay una regla- alzó su mano izquierda con el dedo índice levantado -Solo una regla, nada de muertos, ahora dime ¿a quién persigues?, no preguntaré el porque dado el hecho que me dirás que no es de mi incumbencia, pero si quiero saber que tan alta es su jerarquía en la mano- fue claro y profesional -No se si fuiste la Elektra* que me ayudo con la misma antes de todo este problema de la unión de universos y demás- cruzó los brazos con la "mirada" a un punto lejano.





*Shadowland #4 y #5

Y eso supuso al menos un pequeño golpe en el corazón, el saber que no era la Elektra que le ayudó con la Mano para librarse se la bestia, la misma que entró en su subconsciente, levantando a aquel niño que gimoteaba entre oscuridad y temores para darle una katana y hacerle comportarse como un hombre sin miedo; si, creyó que no le daría mucha importancia pero entre ellos había tanta complicidad, tantas emociones, tanta historia que ni por mas duro que pareciera podría olvidarlo, claro sabía que con ella jamás se sabría que seguiría tal vez una patada o un "Muérete Murdock" sería lo mas apropiado de ella, muy pocas veces habían estado tan tranquilos, asi, frente a frente cada uno en sus pensamientos pero sin perderse en ellos.

Recuerda como inició todo, como el maestro Izo (otro anciano hijo de #@$%)llegó de la nada tomando el licor de su refrigerador con la noticia de que debía ser el lider de la mano para hacerla una organización del bien, el sabía que le tentaba la idea, incluso le excitaba tener bajo su control tal clan para purificar las calles de Hell´s Kitchen por lo que ni corto ni perezoso aceptó, primer error; tuvo que "matar" a Izo para demostrar que era un digno lider, lo hizo frente a todos, rápido dándole piedad y en su mente repetidas veces se cruzaba la frase "¿Este es el infierno por el que tuvo que pasar Elektra?", una vez lider se fue a japón para unir a las demás cabezas, segundo error. Y poco a poco sin saberlo un demonio tomaba posesión de el, había veces que se volvía irracional, salvaje, excesivamente castigador, pero no podía evitarlo, algo le incitaba a hacerlo y fue tan estúpidamente ciego que no creyó que fuese algo tan grave tercer y ultimo error antes de caer en el gran abismo de maldad que se escondía en su alma.

La muerte de Bullseye.... jamás creyó que el terminaría con su vida varías veces se lo planteó, cuando una agonizante Elektra se arrastraba hasta su hogar y moría en sus brazos, cuando cayó en la locura creyendo que ella estaba viva, mas no era asi, cuando Karen después de abandonarlo regresó y pasa salvarlo se cruzó siendo atravesada por su bastón; esas eran las veces que añoraba la muerte de el, escuchar como su corazón perdía la fuerza matandolo, pero jamás se atrevió, no se atrevía a matar con conciencia o por venganza por ello una vez que el Sai atravesó la carne del abdomen saliendo desde la médula espinal, y la sangre brotaba como fuente, Matt Murdock era tragado por aquel ente de maldad pura "La bestia".

Algo avergonzado al saber que Elektra le había visto tan salvaje, irracional, con solo el deseo de acabar con el que causaba desastres en su vida amorosa, masajeó su nuca -Asi que.... me viste...- murmuró lo suficientemente fuerte como para que le escuchase, pero con una voz pesada, como si admitirlo aún le costara gran cosa y lo era, se había alejado de todo por unos meses meditando, reflexionando pero aún la sola idea de recordarlo le daba un fiero escalofrió.

Sentía como ella se acercaba, mas no notaba aquel paso inseguro, estaba preocupado por los fuertes latidos de su corazón y rezaba porque su cuerpo no le traicionara haciendo alguna estupidez, le preguntó sobre la bestia y el ladeo el rostro -Si, pero no se porque quieres saberlo, ¿acaso tú?- sus ojos se abrieron, un estimulo común a pesar de no poder ver, ella había optado por dejar lo del tema de aquel ninja de lado, dejándolo desconcertado, ya que, jamás había sucedido aquello primero era la misión y después.... después de iban, mas bien ella, en algunas ocasiones el pero en cualquiera de las dos terminaba herido -No, no quiero hablar de ello- respondió duro, no confiaba en ella, ni si quiera sabia si aún le amaba, ambos tenían algo grande que les unía, pero el pasado le incitaba a desconfiar de ella; y nuevamente su radar le indicaba su cercanía, su mano sentía la calidez de ella, aún estaba confundido, "¿porque aquel cambio de ella?" se repetía mientras su mano se alzaba levemente, asi quedando entre sus dedos la fina y suave mano femenina, acarició un par de veces la parte superior agachando su cabeza como si en un momento pudiese ver aquel intimo contacto, nuevamente movió el rostro pero de frente para que así, ella pudiese ver aquel rostro cubierto por la mascara, aquel rostro duro y serio, que escondía a un nervioso hombre; no supo el porque ni como, pero muy de repente se había quitado la mascara, quería hablar, quería desahogarse, quería a la Elektra que conoció en la universidad muchos años atrás, y deseaba, simplemente deseaba jamás haber salido de aquella habitación donde dos jóvenes enamorados disfrutaban de un buen helado, y volvió a sonreír, melancólico pero con un vano intento de calmar aquella tensión -Bueno, entonces supongo que la cacería se verá postergada para otro día, lo mejor será entonces que por ahora sea todo... aunque....- se aclaró la garganta sin desaparecer la sonrisa, la cuál ahora era un poco nerviosa ante la poca costumbre de estar tan calmado con ella -¿Tienes tiempo para charlar un rato?- soltó finalmente.

¿Que mas podía decir aquel hombre?, cuyo rostro mostraba la fragilidad emocional que abrumaba su vida día tras día, noche tras noche, cuya mente no estaba dispuesta a volver aquel pasado tortuoso y mucho menos recordar; asi es como el se lo había planteado, olvidar todo aquello, dejar atrás el pasado, pero por alguna razón este volvía, volvía en forma de una mujer de prominentes curvas, con esencia a un delicado perfume francés y una voz que podía llegar a ser tan cálida como el terciopelo, ó helada como el fiero invierno en japón, aquella mujer de facciones griegas, Elektra Natchios, la cuál había juzgado, le había alejado de cierta manera de su vida, pero siempre terminaban ayudándose, ¿porque? "Porque la necesitas..." se decía, "porque ambos se necesitan, porque son como el Hielo y el Fuego, porque así como hay un nuevo mañana este debe ser acompañado de una adictiva noche", entonces el diablo se dejó vencer.

Por un momento dejó se concentró levemente en colocarse la mascara, pues la prensa aún le tenía en la mira, aún esperaban como una fiera hambrienta lo hace, esperando a que su victima en agoniza caiga, para asi dar el golpe final, y el no estaba dispuesto a dejarse vencer; aún unidos por aquella casta caricia el retrocedió guiándose con su radar para captar un lugar donde ambos pudiesen sentarse, jamás soltó su mano, ni siquiera cuando el se sentó esperando a que ella lo hiciera, ni siquiera cuando abrió su corazón y contó todo, porque, ¿que mas pasaría?, ella había vivido el infierno que el lo había hecho, ella había sufrido y el solo le dio la espalda, ¿como había podido ser tan tonto?, ¿como tan siquiera se atrevió a juzgarla, y etiquetarla como una asesina sin sentimientos?, claro, Stick así le había enseñado, como trató de enseñarle a el, la diferencia es que el jamás pudo con ello, con el remordimiento, con aquellas constantes pesadillas que aún le atormentaban por las noches, que hacían que el hombre sin miedo volviese a ser un niño, que se resguardaba en sus sábanas de seda y abrazaba una almohada de consuelo. Habló, durante minuto tras minuto no paraba de repetir Por el amor de dios, estos minutos se volvieron horas, donde ahora hablaba de como la bestia le mantenía en un estado de letargo dentro de su mente, atormentándolo con su madre, su padre, sus relaciones amorosas fallidas, las pocas personas que perecieron cuando el tenia puesto el traje, de como ella apareció de repente, para hacerlo tomar compostura y volver a ser "el hombre sin miedo".

El frio de aquella noche insistía en golpear su nuca y hacer remover los suaves cabellos con olor a esencias caras, los autos escupían humo de los escapes, las pisadas de las personas de algún departamento por alguna fiesta, los gritos de niños jugando, y el olor a una cena recién hecha, daba muestras de una ciudad viva, completa, como ese hombre de un extraño gusto para los disfraces, que poco a poco notaba como una presión de su pecho y mente desaparecía poco a poco; cuando termino su relato solo sonrió, porque ahora se sentía liberado de cierta manera ya no tenía que guardárselo, aquel desprendimiento de emociones negativas dieron paso a un Matthew divertido, animado, uno que dejo de existir desde que Elektra se fue de su lado, aquellas bromas iban desde sus aventuras en su "retiro espiritual" hasta las cosas tan curiosas y graciosas que ha tenido que soportar en su llegada a New York.

-Y muy de repente ¡Pum!, el tipo ese me "absorbe" en una especie de dimensión, pero logro escabullirme para dejarle bien enredado con mi bastón- sonríe abiertamente -Se que es un villano pero pobre tio, quedó realmente inmovilizado en el piso, nadie se atrevió a moverlo hasta que la policía llegó por el, que fue como a eso de las ocho- aquella risa juvenil comenzó a calmarse, sus músculos se encontraban relajados, algo que muy rara vez ocurría cuando Elektra se encontraba, su rostro volteó a ella y con la mayor calma agradeció que estuviese con el ese tiempo, si bien en New york tenían un dicho, "La noche es joven" y el era un fiel creyente de ello -¿tienes hambre?- preguntó como si fuese lo mas normal del mundo -Bueno, porque.... pensé que al menos podríamos ir a cenar por ahí- hizo un ademan con su mano izquierda señalando la zona comercial, donde restaurantes, cines y teatros abundaban, siendo la principal atracción de los turistas.

Que ella le tratara de reconfortar (banamente) que Bullseye fue revivido no le alegraba para nada, aún mantenía la culpa de haberle matado, pero a pesar de ello durante su retiro había decidido que fue lo mejor después de todo aquel hombre de desequilibrio mental había causado muchas muertes, entre ellas la de elektra, Karen y a Gloriana, algo que sin duda le había marcado mucho y jamás le desearía a alguien más. -No me alivia en lo absoluto Elektra... lo maté, pero, de alguna manera el haberlo matado significaba que ya no causaría mas muertes, mas pesar, ahora que me los has dicho me siento...- había dejado el final de ese comentario al aire, ni siquiera sabia como le hacia sentir esa noticia, ni si quiera se había percatado que en ese momento finas gotas caían sobre ambos, cubriéndoles en una fina capa húmeda, la cuál atravesaba su leotardo rojizo y humedecía el cabello de aquella mujer; Ante la pregunta sobre la bestia el se alzó en hombros indicando que, no lo sabía, realmente no tenía idea de como funcionaba aquello, pero ciertamente prefería no temer a que una parte le haya causado algo, que pudiese volverlo irracional, sanguinario y tan.... poderoso, no, sin duda alguna no quería ni pensarlo por el momento -A pesar de todo... una parte de mi piensa que el matar a Bullseye fue una espeie de liberación, por todo lo que hizo... te hizo- comentó por ultimo para dejar zanjado el asunto, no tenía caso, si el llegase por venganza pelearían.


su audición le logró percibir como alzaba una ceja, y con voz divertida preguntaba si ir asi con los trajes, para dejar unos micro segundos de silencio, haciendo otra interrogativa ¿Que, que tengo en mente?, ya sabrá, seguro, soltó aquella sonrisa confiada, pícara y prácticamente juvenil, esa que salia cuando ganaba algo, como cuando lograba ganar un juicio contra un mafioso poderoso, o la primera vez que Elektra aceptó una cita con el, si, aquella sonrisa era la que lograba expresar por completo su sentir en ese momento -Bueno- se levantó de donde estaba sentado para alejarse un metro de ella -Pensaba invitarla a un buen restaurante, con comida fina, y bebidas exquisitas- fingió un acento elegante como esos que le ponían a los franceses en las peliculas -Después, planeaba sacarla a bailar entre las personas de la alta estirpe social- comenzó a fingir un baile clásico, como los que pasaban en la tele en sus épocas de niño, antes de perder la vista -Y por ultimo, la dejaría en la entrada de su palacio, con la ayuda de una majestuosa carroza- terminó su parodia francesa con una reverencia burlona -o bien, podríamos ir al bar de Jossie´s y patear unos cuantos traseros- se levantó señalando una zona a su espalda,si bien, aquel bar no sería la gran cosa, pero podria ser divertido, generalmente las peleas ahí eras un excelente entretenimiento y mas si Turk estaba de por medio -Entonces, ¿que eliges?, flacucha.

A pesar del agua comprimida en pequeñas gotas caia sobre ellos como si fuese una pésima película romantica pudo notar el olor y sabor salado de las lagrimas, Elektra era una mujer fuerte o al menos aquel hombre de mallas rojas asi lo percibía, de alguna manera el saber que sus tonterías le había alegrado aquel amargo momento causaban en el un cálido sentir en el pecho, ambos habían estado alejados desde hace mucho tiempo, lo único que les unía era The hand y aquel pasado universitario, en el fondo el aún la amaba, asi como amaba a Natalia, y como amó a Karen Page, cada mujer que había pasado por su vida como Matt Murdock habían dejado una marca imborrable, tanto en su alma, como en su mente y era esa misma marca que le impedía guardarles un rencor  -Entonces, hágame el favor de acompañarme- le sonrió precipitándose a todo aquello  -Claro, ¿que es lo que le acongoja señorita?- preguntó con una sonrisa plasmada en aquel rostro semi oculto y por las palabras que ella usó para iniciar, sabía que aquello sería profundo -Oh, Elektra... no es nada- se avergonzó son un muy leve sonrojo en los pómulos -Creo que aún te tengo gran confianza...- entonces, una vez que terminó ella tan solo comenzaba.

Aquella historia, como la narraba, aquel fuerte sentir no era mas que una aguja mas que se enterraba en el sacando a flote su preocupación, mas ¿que podía decir?, ¿que podía hacer?, el sufria, ella sufría y en ningún momento pensó en preguntarle "Elektra, ¿como te encuentras?", todo por su orgullo, por refundirse en su propia pena, creyendo que nadie conocía ni sentía su dolor, claro, era joven, aún no había encontrado esa especie de equilibro que ahora le mantiene a flote; pero, aparte de aquello, aparte de desear abrazarle y calmarla se sentía del asco, una vez mas sacaba sus conclusiones, creyendo que ella solo era una vulgar asesina, que solo disfrutaba de aquello, de lastimar y del dinero y ahora se daba cuenta que sus ojos no eran los únicos que impedían su cegera -Elektra..- soltó con suavidad al sentir cuando se alejaba, sintió como el aire le faltaba creyendo que volvería a ser como antes, ella saltando y el solo con sus remordimientos, pero no fue asi, sintió como el aire regresaba a sus pulmones oxigenando la sangre y los músculos cuando volvía a el, no hizo falta mas para de igual manera acercarse, le amaba el... el creía no saberlo, en el fondo se engañaba, lo sabía, pero se auto convenció que no era asi. Sus manos tomaron las de ella, aún bajo la tela podría percibir su calor y suavidad, ambos dedos pulgares masajearon los delgados dedos pensante, la lluvia seguía cayendo pero el ya no sentía el exterior, toda la atención estaba ella y en sus brazos que se colaban en los costados femeninos para cerrar el poco contacto en un firme y fuerte abrazo.

-Te amo Elektra- besó su cabellera con ternura y aspiró de aquel aroma mas que conocido, dejándose embriagar por las sensaciones de antaño cuando un beso o un abrazo eran tan comunes para ellos -Te amo, así como amo a la viuda, o amé a Karen Page, solo dios sabe el gran vuelco que tuve cuando nos reencontramos, aquella época cuando trabajabas con King Pig- su abrazo fue por un segundo mas fuerte hasta soltarle -Te ayudaré Elektra, te ayudaré a combatir aquello que te persigue- se separó levemente y aquella expresión relajada y ciertamente, amorosa pasó a una seria -Pero no quiero que nos comprometamos a nada, a lo que me refiero es, que iniciemos una relación.- no sabía como lo tomaría y lo menos que quería es hacerla sentir peor de lo que el ya le había hecho en los ultimos años -Y no quiero que lo tomes a mal, en estos meses me he auto conociendo, y se que jamás podre sacarte de mi mente, pero prefiero evitarnos corazones heridos... si es que las cosas no salen como esperamos- se explicó, su mano izquierda se fue levantando acomodando su cabello -Creo que ambos sabemos que lo que vivimos fue hermoso, pero parece que debemos seguir a delante, Elektra.

Oh amargo y misericordioso destino, aquel que disfruta del sufrimiento ajeno, de pavonearse en su vida como una vulgar prostituta lo hace cada noche incitando el pecado en los hombres, solo que esta ultima solo busca la supervivencia del primero mencionafo, que no distingue de edad ni género y arrasa con todo aquel que no encuentra la manera de mantenerse a flote o de escapar, lo sabe porque el ha estado recibiendo cada puño, bofetada, patada y apuñalamiento que esta le dedica con cariño.

Desde que perdio la vista y Stick le entreno en las artes ninjas, no creia que su vida fuese a dar un vuelco tan grande, primero fue la venganza de su padre donde en su distraccion empujó a una inocente mujer desde una ventana dandole muerte.... huyó, y como un cachorro asustado fua a buscar apoyo en su "protector", mas este se habia ido y le hizo entender que lo mejor era no establecer vinculos emocionales; y asi lo hizo en la universidad hasta que ella hizo acto de presencia, con ese perfume frances y su voz como el terciopelo que le causaba un agradable escalofrio en brazos y nuca, pero la oscuridad cayo de nueva cuenta sobre el y ella le abandonó dejandole llorando en su habitacion por horas.

¿que si lo habia superado?, no, el aun siente esas ganas de hundir sus dedos en la larga cabellera y saborear sus labios, dejarse llevar por el sentir que le quema y desgarra desde las entrañas decirle que jamas se ira, que el esta ahi por ella y para ella, que no le deje.... que no juegue con el.

Incluso el tenerla tan cerca, su oido pegado al pecho, escuchando sus latidos le parecia tan irreal, incluso su mano izquierda pasaba una y otra vez por su delgada figura mientras dejaba solo un beso en el cabello, le agradaba aquello... pero debia despertar, ella ahora necesitaba su ayuda y el... el... no podia, simplemente no podia, si fuese un hombre sin escrupulos, no dudaria en consumar aquello que le molesta y traicionar la confianza de dos buenas mujeres.

-La cena aún esta en pie.... - sonrie muy levemente relajando el abrazo -igual... tal vez tengas razón, debo dar una ultima ron....- el sonido de tres gritos le alerta, el olor a polvora, un disparo, el sonido del casquillo cayendo, cuatro latidos que en un segundo pasan a ser tres, uno de ellos culpable -ya lo sabes... bien venida de regreso a Hell's kitchen- responde ronco, la separacion del abrazo casi ni lo siente, solo se concentr en el atacante, coloca sus guantes y se acomoda la mascara, no se da cuenta si Elektra le sigue o simplemente se quedó en el lugar donde partió, en el fondo algo le decia que le acompañaba, pero no estaba seguro, pues asi como podia prestarle atencion a todo a su alrededor, podia unicamente centrarse en un objetivo.

El camino a su objetivo le preció realmente rápido, incluso nostálgico, llevándole nuevamente a su atolondrada juventud, donde todo parecía ser mas facil, o mas dificil en su caso, ignorando por completo que años después su vida SI sería un completo desastre, o al menos por una temporada; a sus sentidos llegó rápidamente la información, tres personas (victimas) muertas, y una cuarta (culpable) alejándose con una rapidez asombrosa, algo que hacia mucho tiempo, no captaba algo as.


-Dios mio....- logró decir ronco mientras se colocaba con rapidez la mascara -¿Esto lo ha hecho quien buscas?, me recuerda a...- en la punta de su lengua tenia el nombre de aquel que podría ser capaz de algo así, alguien que en el pasado le causó unos cuantos dolores de cabeza, sin embargo así como ahora, Elektra le había ayudado. Y justo cuando la frase sería completada unas sirenas callaban el ambiente, la policía había llegado, no le sorprendió, pues ya los venia escuchando a mas de siete manzanas debido al fuerte sonido que profesaban esos autos, pero lo que si le sorprendió fue que fuesen directo con Elektra, acusándola de asesinato -¡No!- habló fuerte ante poniéndose -Lo siento rojo, solo hacemos nuestro trabajo- respondió uno con olor a mantequilla de maní y donas procesadas de hace dos días -Lo se, pero no ha sido la culpable de esto.... estoy investigándolo por...- alzó su cabeza y la giró a donde ella, se encontraba hace un par de segundos, se había ido, como siempre.

Suspiró regresando con los policías -ha habido múltiples asesinatos, sin embargo es dificil dar con el responsable- les informó como si fuese un sargento -El hombre es muy peligroso, les recomiendo mantenerse a raya con esto- fue lo único que dijo y como Elektra también se fue.

Lanzó el bastón con intención de irse de ahí, pues ya no quedaba mas que hablar con los agentes; se detuvo por un momento en un balcón, solo para dejarse perder por un momento entre los sonidos de la ciudad, los automóviles escupiendo el humo por los escapes a la vez que los conductores lanzaban palabras groseras y vulgares a un tipo que parecía detenerse a la orilla solo para recoger a alguien, los pasos de la gente que pasaba despreocupada y curiosa al notar aquella escena del crimen, los mismos policías con la mismas palabras de siempre “Por favor, sigan caminando y no crucen la línea”, esta se repetía una y otra vez sin resultado alguno, pues los neoyorkinos estaban siempre atentos a los acontecimientos de la ciudad.

De pronto, antes de irse, un hombre le hablaba desde abajo, olía a cigarrillo y sudor, sin embargo, a pesar que tenía planeado ir con Urich, se dio la oportunidad de asentir a su pedido, este, le da una indicación de verse en un callejón en cinco minutos, aunque claro, el llega antes, baja con suma facilidad a donde se encontraba aquel hombre y estrecha su mano con educación, a pesar de todo, su rostro reflejaba una seriedad, digna de un vigilante Detective, estoy a su servicio, ¿de que deseaba hablar?. cada palabra empleada era cuidadosamente dicha, pues ya había tenido mas de una ocasión la oportunidad de toparse con detectives demasiado despiertos. Entonces, el habla de Elektra, mentiría si dijese que estaba a punto de irse, si no fuese porque le sorprendió el hecho de enterarse por ese hombre, que ella había estado ayudando a la policía, y mentiría si dijese, que en el fondo, su corazón se aceleraba levemente al saberlo, se lleva la mano izquierda debajo de la nariz y suelta una pequeña sonrisa al saber que, al menos un poco de ella había hecho caso de sus consejos. Le narró la historia que Elektra vagamente le había contado en la azotea minutos antes de llegar ahí, por lo que también se alegraba de que no fuese alguna especie de trampa y se tragase toda la mentira de la supuesta asesina, por lo que sus músculos al momento se relajaron.

El hombre pidió permiso para sacar un cigarro y aunque el iba a negarse sería demasiado tarde, pues ya tenía uno entre sus labios para encenderlo, el humo realmente le molestaba pero hizo un esfuerzo para que este no se sintiera mal, no fue sino hasta ese momento, en el que admitía sentir un aprecio por Elektra que notó un ritmo diferente en el corazón del hombre, el corazón latía mas rápido, por ello la sangre recorría el cuerpo con mayor rapidez, un leve sudor en sus manos y una respiración levemente agitada le indicaban que otro más, había caído en los encantos de la ninja, realmente no le culpaba, pues incluso el, que siempre había tratado de mantener una distancia emocional con ella, imposiblemente lo lograba, y al final, todo aquello que notaba del detective, pasaba en su cuerpo con una sola caricia de ella; hasta que su oído captaba el sonido de una carpeta con demás papeles, que se dio cuenta que se había perdido otra vez en sus pensamientos, ignorando las palabras de aquel hombre, tomó la foto con cuidado y maldijo por dentro su ceguera, pues con los guantes del traje puestos, sería mucho mas difícil saber que el lo que aquella foto mostraba, para su suerte, el detective le indicaba que es lo que se veía y aunque lo negara, si la foto reflejaba una mujer con unos Sais… podría ser ella, la preocupación le embargaba, asi como al detective.

Dos hombres enamorados de la misma mujer, pero solo uno triste por aquellas pruebas que apuntaban a dicha mujer mientras que el otro, tomaba mayor fuerza para encontrar a quién inculpaba a Elektra. El vigilante regresó la foto asintiendo ante su petición Elektra no pudo ser la asesina, al menos no de este, pues estaba conmigo en un tejado, a unas cuantas manzanas de aquí. expresó Buenas noches Detective entonces, asi, una vez terminada aquella charla, fue con Ben Urich.


El Daily Bugle, aquel edificio donde J. Jameson, ha hecho su fama a base de gritos, chillidos e ira contra Spider-man, y por que no, contra el, pero no como el vigilante endiablado de la cocina del infierno, si no como el abogado busca pleitos de la misma zona, un lugar que no le agradaba en nada, pero ahí estaba aquel hombre, el primero en descubrir su identidad sin ningun truco o maleficio, oh no, si no solo usando su intelecto y que desde entonces, se volvió un aliado y buen amigo de el, Ben Urich, delgado, algo calvo y con una horrible tos del infierno por culpa de su adicción al tabaco. No necesitó pedir permiso para entrar, con solo abrir la ventana podía hacerlo, aunque claro, le molesto aquel repentino olor a cigarro.

Deberías dejar eso Ben, te hará daño, y aun tienes una mujer que te espera toda las noches a que regresas a casa sano y salvo. ese fue su saludo, claro, antes de sentarse en el marco de la ventana mientras el mencionado seguía tecleando unas cuantas cosas en su computadora Déjame en paz Daredevil, tengo una historia fenomenal, al menos que quieras algo, te recomiendo que me lo digas de una buena vez. podría sonar tosco, pero una vez que le conoces, es un buen hombre Has atinado, si, necesito tu ayuda. sonríe un poco divertido, pues sabía que se negaría rotundamente a hacerlo por tratarse de ella... Necesito tu ayuda sobre los extraños asesinatos que pasaron hace un tiempo atrás en la cocina del infierno, esos que implican a... Elektra. decir su nombre es una tortura para el hombre, el corazón de este se acelera, sus manos tiemblan levemente y el sudor se hace presentan en su frente, pobre hombre, no le culpaba, en el primer reencuentro que tuvo con Elektra, sufrió una herida muy grave... aunque claro, el pobre había pasado tantas cosas por estar involucrado con el, pero a pesar de todo... jamás se echaba para atrás.

Fue dificil conseguirlo, pues el negaba en repetidas ocasiones que en eso no le ayudaría, al final, apeló a su buen corazón y asi fue como logró su cometido. en algunos periódicos, logra leer con la yema de sus dedos la tinta impresa en el papel, no fue hasta que Urich encontró uno que leyó en voz alta, asi captando su completa atención, aquello era tan raro, le parecía extraño pues no recordaba haber oido de aquello y menos de aquel tiempo... tal vez fue después de haber tenido el enfrentamiento con Maria Tifodiea, o tal vez al venir de diferentes lineas temporales, todo aquello realmente no sucedió en su mundo, pero, sin duda alguna le preocupada aquello. Entonces Urich repite lo que es obvio, otra vez Elektra.

Sabes que no puedo dejarla sola cuando todos la tachan de ser algo que no es Ben, tal vez tuvo su mal tiempo, pero ahora es diferente, lo se... no le diría que hablaron, porque hacerlo, significaría que el tal vez ya no le tendría la suficiente confianza de antes, por lo que solo se cruzó en brazos pensando que sería la mejor idea, entonces, volteó a donde Ben para responder -¿que sabes de estos nuevos asesinatos en la cocina del infierno?, ¿has escuchado algo al respecto?.

Es porque soy un muy ferviente fan de su carrera bromeó acercandose a donde Ben. Aquellos asesinatos eran muchos mas de lo que pensaba y todos ligados con el KingPin, no mentiria, desconfiaban ahora un poco en Elektra, pero de haber sido la culpable, ¿acaso se hubiese molestado en decirselo?, no, ella no hubiera negado su acto, se hubieran enfrentado una vez mas ¿Sabes algo de Lady Bullseye? no necesitaba detalles, el sabria de aquién hablaba, despues de todo, ella era una de las asesinas de Kingpin, ¿quien le aseguraba que los lazos entre ellos se han roto?, y ahora inculpaban a Elektra.
Negó con la cabeza masajeandose la sien Olvidalo, mejor dime, ¿sabes la dirección del dojo de Elektra? caminó hasta el escritorio de el, se apoyó en la superficie llena de papeles y una vieja computadora que Ben se negaba a modernizar Y también me gustaria que dejases de fumar conocia su mania, después de un cigarrillo terminado venia otro y esta vez, el vigilante se encargó de quitarselo y tirarlo por la ventana.

Ben no era un hombre que se diga muy emotivo, salvo contadas ocasiones cuando siente que esta perdido y al final, el bien vuelve a ganar, por lo que el sabía, que detrás de aquellas maldiciones después de lanzar ese cigarrillo solo eran simples palabras vacías, y hasta cierto punto, el mismo se alegraba de que aquel flacucho hombre haya entablado una amistad tan confidencial con el, al punto, de guardarle su identidad y defenderlo de las calumnias que su mismo jefe lanzaba contra el Tal vez le respondió de igual manera, solo que de manera socarrona Debo retirarme Ben, procura no extrañarme mucho bromea, y después de una despedida rapida, se encamina a su siguiente objetivo: El dojo.

Nunca se esperó que Elektra formase una vida de aquella manera que la describen, y por dentro, sentía una molestia, después de todo, el logró hacerse de una vida después de ella, ¿porque en el caso contrario no era asi?, ¿acaso la vida debía ser una mala broma para ella, o solo ha tenido la mala suerte de toparse con viejos enemigos?, de una u otra manera, debia admitir que aquel Dojo, le daba una apariencia de elegancia. Abrió la puerta con cuidado, entrando completamente seguro que no saldría algún lunático a atacarle o algo así, y para su suerte, quién lo recibió fue quién dedujo, era el sensei del lugar; no le agradó como había dicho ese "oh eres tú", pues le daba la impresión de que ya se conocían y el no le recordaba.

Se cruzó en brazos asintiendo Si, el mismo que viste y calza, escuchó atentamente a lo que le decía y notaba que ciertamente se alegraba de que ella ya no se encontrase ahí... aquello fue como una pequeña espina que le molestaba, pero no le culpaba, después de todo el era un hombre ordinario (o al menos asi lo percibía el) uno que por obvias razones estaba acostumbrado a una vida mas calmada y menos activa como la de el, o la de ella Estaría muy agradecido si pudieses ofrecerme su antigua dirección, seré sincero, me tentaba mucho conocer este lugar... ella me habló de el y... bueno, sonaba como una buena etapa. aquel hombre le daba cierta confianza, si Elektra confió en el, entonces el no dudaba en al menos confesarle aquello.

Solo esperó un momento más para que le diese la dirección, y así despedirse de manera educada ante el.

El camino no fue largo, o al menos el no lo notó asi, después de todo, su cuerpo se movia tan naturalmente al lugar indicado, mientras una parte de su conciencia vagaba por los rincones de sus recuerdos y mente. Esa noche había escuchado diferentes versiones de un pasado doloroso, sangriento y triste, donde Elektra, una vez mas le daba señales de no ser la mujer fria que siempre creyó que era, si no algo más... cálido, como la tierna joven que se escondía juguetona tras sus guarda espaldas mientras el trataba de acercarsele más, sin duda alguna la vida les ha jugado por igual malas pasadas, con la diferencia de que el lograba al menos retomar su vida, y tener el apoyo de alguien, pero ella.... estaba sola, y cuando tuvo a alguien simplemente lo perdió, odiaba que esas cosas pasaran, mas cuando se trataba de personas que se merecían un poco de luz en sus vidas.

Pero quienes somos nosotros para cambiar los designios del señor. murmuró con voz ronca, acercándose cada vez más.

Al llegar, lo hizo desde las escaleras, pues notaba claramente el techo destruido, junto con un latido familiar dentro, Elektra, se encontraba ahí y casualmente cuando el estaba llegando, ¿porque justo ahora tenía que enterarse de todo?, ¿porque no antes de que la bestia tomara control de su cuerpo?, o antes de que se casara con Milla... justo ahora, después de su regreso. Quitó las cintas de la policia y abrió la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido, el lugar realmente era un caos, con un olor a humedad entre la madera y escombros, justo entonces, ella parecía estar asombrada de su presencia... eso le sorprendió, pues siempre lograba captarle mucho antes que llegara, parecía tener algo entre sus manos, tal vez una foto, pues dudaba mucho que algún papel se hubiese mantenido todo ese tiempo intacto, por dentro, sintió un leve piquete en el pecho Tal vez... solo que se aclaró la garganta bajando levemente la cabeza, dandole cierta privacidad mientras guardaba dicha foto en su mochila Ha sido una noche larga Elektra... me he topado con un detective que dice ser amigo tuyo... luego Ben y después tu dojo....

Lentamente, se fue acercando a ella, caminando sobre aquellos escombros, teniendo cuidado de donde pisaba pues podía resbalar o caer Tu historia... la que me contaste, fue la que me trajo hasta aquí... y puedo notar que no es nada grato cerciorarse que era cierta; al decir aquello maldijo internamente, ahora, ella creería que desconfiaba en ella y tal vez se iría, retrocediendo cinco pasos de uno que logró avanzar aquella noche con ella, en el fondo rezaba por que no se lo tomase a mal y se quedase un rato mas.

Bueno, el detective ese Pudo tentarse, y decirle que estaba enamorado de ella, sin embargo tuvo que morderse la lengua antes de decirlo, despues de todo, seguramente ella ya lo sabia. Por otra parte, Ben y ella no se llevaban tan bien, después de todo ella trató de matarlo, justo después de que ella le atrapara la pierna con una trampa para osos y después lanzara un pared de ladrilll sobre el.... aquello le causaba un leve escalofrio con solo recordarlo, uno mayor que aquel frio que entraba por el lugar semi destruido.

Te mandó saludos fue todo lo que dijo con una leve sonrisa, que daba a dar entender que aquel viejo amigo se encontraba bien. Esta no duró mucho, pero sus facciones no eran toscas Aunque estuviese con ella... creeme que haber sabido que estabas viva... bueno, a pesar de ello nos reencontramos... ¿Recuerdas?, cuando yo cambie de traje y un mago invocó nuestros lados oscuros o algo asi.... yo habia fingido mi muerte.... por segunda vez y ambos re hicimos nuestras vidas... no juntas admitió, esperaba que aquello, si lo recordase.

Pero, aquella charla lentamente fue tornandose mas seria y tensa para el, sobre todo cuando ella misma confesó haber ido con Kingpin, algo que realmente le dejó con un mal sabor de de boca; después de todo, su pasado con el era catalogado como una de las peores crisis nerviosas que ha tenido, pero a pesar de ello.... a pesar de que su casa fue destruida, su reputación manchada y hacerlo llevar a la locura, pudo conocer a su madre, y re encontrarse con Karen... algo que hasta el día de hoy aun dolía su partida.

Después, le indicaba que se fuese, y que a pesar de todo  ella debia arreglar cuentas pendientes con ese Kuroyama, y de cierts forma... la entendía, incluso el mató a Bullseye por su asesinato, ¿acaso aquella situación no era la misma? Lo entiendo Elektra... se acercó mucho mas hasta lograr colocar su mano izquierda en el hombro femenino Después de todo... yo, yo hice lo mismo aquello lo soltó como si fuese un pesar  que jamas desapareceria Pero, si deseas cambiar... estaré esperandote, en donde siempre y asi, como si fuese solo una corta despedida, se alejó de aquel lugar, donde las cuentas, por fin serian saldadas.

El hecho que el mismo, no le pusiera ninguna contrariedad al posible asesinato de ese hombre, es que el también la había perdido, cuando Bullseye la mató. La primera vez se había conformado con solo dejarlo caer desde una altura considerable, para dejarle con su cuerpo totalmente destrozado... aunque claro, jamás se imagino que la mano se entrometiese y le ayudara a recuperar su cuerpo, otro punto por el cual detestaba a La Mano. Y la segunda, bueno, fue la peor decisión... pero ya no podía cambiar su pasado, si no aprender de el, y ahora mismo, Elektra necesitaba su apoyo... claro, no la dejaría matar a todos, pero ahora al conocer su historia, al notar aquel lugar destruido, el cuál aun poseía un leve olor a sangre no podía negar, que ahora mismo, si no fuese por el, estaría sola, por ello no cometería el mismo error dos veces, le dejaría su espacio por el momento y continuarían juntos esta vez.

Pero, justo cuando trataba de irse, y Elektra estaba a punto de decir algo más, Kuroyama hizo su aparición, a su radar, era un hombre imponente, mucho mas que Piedra, el ultimo miembro de la Casta, que le había ayudado a recuperar el cuerpo de Elektra, y lo que le siguió fue igual de impactante: la protegida que Elektra le mencionó, Nina. Aquello se salia de control y el solo que quedaba ahí, quiero y con un ceño ligeramente fruncido.

Conozco la historia, Nina sus palabras destilaban un tono mordaz, mientras volteaba a donde ella Pero ahora no eres mas que un simple cascarón vacio, utilizado a placer cual muñeca de trapo por el mismo tipo que te arrancó el corazón, que cobarde, traicionar a la mujer que dió tanto por ti..

De un momento a otro, la pelea se había desencadenado, Elektra contra aquella mujer y el, contra el hombre que tanto la hizo sufrir, aquella no era su pelea, pero de ser necesario, le enfrentaria, por el bien de su ciudad y la mujer de cabellos azabaches que se defendía con fiereza.

La cadena fue lanzada contra el, lo cual, no dudó en responder sacando su bastón para alargarlo cual Bö y lograr enredarlo, asi evitando el impacto.

Aquella pelea era dificil para los viejos amantes, Elektra perseguida por los fantasmas del pasado y el noble abogado luchando a su lado con tal que protegerla de algún daño, aunque claro, ambos tenían sus respectivos. Matthew se concentraba al máximo para evitar aquella masa de músculos le arrebatase el bastón, pero su fuerza no se comparaba con la de Kuroyama, el cuál a su perspectiva, parecía un fisiculturista, solo que con la habilidades de combate y uso de armas.

Las palabras de la chica eran hirientes, en la mente del vigilante, no dudaba que aquello fuese hiriente, la persona que alguna vez quisiste tanto, ahora en tu contra, como años atrás, en aquel fatídico día, cuando Urich le acompañó en la búsqueda de Elektra, el término bajo un montón de ladrillos, y una pierna herida por causa de una trampa para osos. Y ese día regresaba en esa ocasión, pero el no podría defenderla, pues aquel hombre había logrado arrebatarle el Bö, dejandole a merced de aquella Hoz, pero era rapido, y con el tiempo, había aprendido un sin fin de trucos nuevos.

No se la pensó dos veces, su pierna derecha de adelantó pisando una tabla de madera húmeda que se encontraba en el piso, esta le sirvió de escudo, pues la hoz impactó contra esta partiendola por la mitad, a lo cual, tomó ambas partes lanzandolas contra Kuroyama, en un intento de distraerlo. Giró a su lado derecho, quedando cerca de una mesita de noche que por suerte, aun se conservaba fuerte, la tomó rompiéndola para asi tomar dos de las patas de esta y usarla como si fuesen el Nunchaku, solo sin la cadena que les une. Asi que, con esto, se acercó al ninja teniendo cuidado de que cada vez que aquella hoz se dirigiese a el, usaba la firme madera para desviarlo con un golpe.

Ambas mujeres continuaban con sus palabras mordaces, su agilidad y destreza para evadir el ataque de la otra con intención de matar a la otra. Matt no era sordo a estas palabras, ni ciego a las acciones que cada una hacia, los movimientos eran tan rápidos, pero no dudaba que Elektra terminaría ganando aquel encuentro, no porque fuese una fe ciega, si no porque fue una de las mejores aprendices de Stick, y eso, era algo que valía mucho, el mientras tanto, se concentraba en aquel fornido ninja, el cuál logró atraparle el brazo, y usar la misma cadena para intentar ahorcarlo.

El aire comenzaba a faltarle y la tensión era mucho mayor, su cuello se tensaba junto con los músculos de sus brazos intentando soltarse, entonces, soltó una de las patas para tomar la cadena, no se la arrebataría, pues su fuerza era considerablemente mayor a la de el. Asi que giró, su pierna derecha reaccionó rapido, para darle una patada justo en la rodilla, asi para al menos hacerlo arrodillarse, al sentir hasta el minimo titubeo ante la presión de la cadena en su cuello, se las arregló para soltarse de esta, arremetiendo otro golpe con la pata, la cuál fue interceptada por este.

Su torpeza, habia hecho que se olvidara por completo de soltarse primeramente del agarre que tenia en su brazo izquierdo, por lo que el resultado, fue que no solo le tumbó, si no también le lanzó contra una pared. A su oido, escuchaba el crugir de sus huesos, la pared de por si húmeda por el tiempo, y pos segundos, su corazón acelerandose ante tal error.
Kuroyama era realmente un hombre fuerte y con una mayor experiencia que el, pero si de algo podia jactarse es que de ninguna manera de daria por vencido; mientras Elektra continuaba contra la mujer que alguna vez, fue su protegida, el se levantaba una vez mas, pero solo fue azotado nuevamente contra la pared, su mente daba vueltas, aturdido por los repetidos golpes contra esa pared que lentamente y sin preveerlo, se desgastaba aún mas, tal vez incluso con unos tres golpes asi, la pared hubiera cedido y el, terminaria sepultado.

En segundos, Kuroyama se habia ido dejando solo el sonido de una motocicleta y a la aprendiz muerta, claro, a manos de Elektra. Con sus sentidos aturdidos no pudo notar como el corazón de ella, latia levemente alte el dolor de perder a un ser querido, tal vez si lo hubiera escuchado, sabria que ella no era la fria mujer que siempre conoció, si no que solo era una coraza mas para protegerse. Tambaleantemente fue levantandose, caminó hasta a ella para darle algunas palabras que pudieran reconfortarle pero... ella rapidamente le cortó, alegando que deseaba estar sola, el asintió y sin decir nada mas, se retiró de aquel lugar.

No sabia si ella tomaria su oferta, y se verian nuevamente, o regresaria a su antigüa vida como mercenaria, lo que si era seguro, es que ahora, el corazón del vigilante, ya no cargaba con el mismo pesar de siempre para con ella, esa noche, resulto ser reveladora.

off. perdona si es algo apresurada o corta, solo que mi lap no sirve y ando respondiendo desde el celular.