Una vida común (Blair Van der Woodsen)[23/6/18]

Blair era una mujer que vivía sola, en una ciudad grande y peligrosa como Nueva York, puede que fuera de buena familia, pero no era estúpida, como hija de dos funcionarios de las Naciones Unidas le habían dado nociones básicas de que hacer para evitar secuestros, ataques y ese tipo de cosas a las que la familia de los trabajadores de la ONU se encontraban expuestos. No es que hubiera sonado la alarma de su apartamento, quien fuera que hubiera entrado había sido lo bastante inteligente como para desactivar la alarma, tendría que cambiarla... Pero cuando la puerta de la calle sonó amortiguadamente, supo que alguien había entrado en su casa.

Con se levantó con rapidez, y en su lugar puso la almohada, sacó el bate que uno de sus ex le había regalado para un deporte que nunca practicó y es escondió detrás de las cortinas, no podía negar que se le hacía raro que le lanzara un abrigo, pero no iba a ponerse a razonar con un posible secuestrador, por mucho que fuera educado y la llamara señorita, ella tenía sangre latina y sabía defenderse. Le habían explicado como manejar el bate, se sujetaba con las dos manos y lo movías como una raqueta de tenis, ella era buena al tenis, podía hacer eso...

El miembro 'Blair Van der Woodsen' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Dado de 10' : 10

Blair ya estaba marcando el teléfono de emergencias para avisar que se habían colado en su casa cuando dijo que no era necesario... "Del todo" era la parte clave de la frase, es decir, que en parte si lo era, así que por lo tanto si era un intruso con intenciones no precisamente buenas. ¿Iba a robarla? ¿A matarla? ¿A secuestrarla? cualquier opción era posible en aquella gran ciudad. Pero enseguida le preguntó si jugaba al beisbol... ¿Que clase de secuestrador o ladrón hacia una pregunta así? Sin embargo sus sorpresas no se habían acabado, y menos cuando dijo la palabra clave "mutante". No es que fuera escondiendo con celo su condición, o puede que si, tampoco era algo que iba prodigando y sus habilidades no eran lo suficientemente llamativas como para que la gente se diera cuenta a simple vista, y si no preguntaban, ella no respondía, así de simple.

Colgó el teléfono y miró fijamente a su interlocutor, era inquietante, jodidamente inquietante, con esa cara sin... rostro... sin rasgos, sin ojos. Daba miedo, y sinceramente, en aquella situación no se encontraba demasiado dispuesta a hablar o poner sus habilidades al servicio de nadie, y menos si ella tenía un bate en la mano. No jugaba al beisbol, pero tenía un revés de escándalo.

- ¿Quien eres? ¿Que haces en mi casa? ¿Porque no tienes cara? Responde si no quieres que llame a la policía y les expliques que hace un hombre sobre mi moqueta con dos golpes en la cabeza.

Podía decirse que Blair no se encontraba en ánimos especialmente conciliadores, pero ninguna mujer que es levantada de la cama a esas horas por un intruso que no tiene cara, teniendo en cuenta la cantidad de cosas raras y peligrosas que transitan las calles de Nueva York, se encontraría con ganas de ofrecer un té y unas pastas a nadie.

Blair encendió inmediatamente las luces, no porque el hombre que aseguraba ser un detective se lo hubiera pedido; era una simple cuestión de lógica encender las luces cuando un desconocido se colaba en tu casa y se plantaba en tu habitación para decirte que conocía tus habilidades y que las necesitaba. Pero nada de aquello tranquilizaba a Blair; ella no formaba parte de ningún supergrupo, no hacía un uso público de sus dones, no por miedo al sentimiemto antimutante que tanto parecía afectar a muchos, simplemente apreciaba su privacidad, y ésta comenzaba por no publicar a los cuatro vientos lo que era capaz de hacer, aunque tampoco era un secreto de estado, su familia y allegados estaban al tanto. No es como si fuera algo impresionante o realmente llamativo, ella tenía cara, no como el hombre de enfrente, aunque estaba segura de que cuando se abstraía leyendo y manejando las señales debía parecer autista. Nada más lejos de la verdad.

- Eres un detective, no un policía, y has irrumpido en mi casa sin una orden judicial; si no me equivoco, eso es un delito y se llama allanamiento. Creo que no me he explicado con claridad, me importa un pito a lo que te dediques y lo que necesites, quiero una buena razón para no llamar a la policía y denunciarte. Y la quiero ya.

Habitualmente era una mujer razonable, y Dios sabía que ahora mismo también lo estaba siendo. Todavía no había llamado a la policía y le había denunciado por intento de secuestro, algo bastante más grave que un simple allanamiento. Le gustaban las sorpresas, pero no definiría aquello como una sorpresa agradable, y eso no la dejaba en un ánimo precisamente conciliador. Tampoco ayudaba que el tipo se paseara por su habitación como Pedro por su casa, al menos no parecía estar familiarizado con la estancia, era estúpido, pero la aliviaba saber que era la primera vez que se colaba en su casa, sin embargo, le molestaba su actitud, la tranquilidad y seguridad con la que había empezado a sacar cosas de su gabardina. Un portafolios, una bolsa de papel y un disco duro. Se comportaba como si fuera a escucharle y aceptar lo que fuera que necesitara por el simple hecho de estar ahí, de pie como un pasmarote mirando por su ventana. Le daban ganas de pegarle con el bate una segunda vez, no para defenderse, aunque no tenía claro que no lo fuera a necesitar para eso, todavía no sabía si iba armado o no; sino para ponerle en su lugar y quitarle toda esa arrogancia de un buen golpe.

- No esquive mis preguntas detective, por si no te has dado cuenta todavía, no tengo demasiada paciencia y no estoy de buen humor.

No le gustaban las amenazas veladas y era lo suficientemente inteligente como para saber cuando estaba recibiendo una. Si el detective quería ponerla a su favor, no eraba yendo por buen camino; puede que no fuera un genio del combate, pero nadie amenazaba de aquella manera a ella y su familia sin que hiciera algo al respecto. No necesitaba ser letal para mandara tomar por culo a aquel hombre y ponerle una denuncia.

Iba a atizarle con el bate de nuevo aprovechando que estaba de espaldas cuando citó el nombre de Stryker. Le sonaba vagamente, recordaba haberlo visto por ahí con un discurso antimutante, era militar o algo parecido; no se movía por los círculos mutantes lo suficiente como para estar al tanto de todas esas cosas; pero le llamó la atención la acusación que hacía sobre él. No era un secreto que había gente que odiaba y temía a las personas como ella, pero no sabía que la cosa llegara hasta tal punto. Bajó el bate y se acercó a ojear los documentos que había sobre el escritorio; era un informe federal con pruebas sobre los experimentos que ese hombre había llevado a cabo sobre los mutantes y toda la gente que había muerto durante ellos, la lista era larga, demasiado larga para no sentirse asqueada. Y el ejército lo había tapado todo.

- Me suena su nombre, no estoy tan en contacto con los grupos mutantes como para saber este tipo de cosas. Yo llevo una vida normal.

Parecía que finalmente las cosas quedaban claras, por fin había explicado los motivos que le habían llevado a colarse en su casa, aunque seguía sin saber que era lo que quería de ella, le estaba costando un mundo obtener respuestas, tenía que sacarle la información con cucharilla y parecía que seguía habiendo más preguntas que respuestas para estas. No le gustaba estar en la sombra, que le ocultaran información y menos aún cuando habían ido a buscarla de aquella manera. Se acercó a él con una sonrisa burlona en el rostro, al juego de echar balones fuera podían jugar todos, y le puso una mano en el pecho antes de hablar.

- Oh querido. ¿Tan preocupado estabas por mi que has venido a protegerme de ese hombre malo? Que bonito, pero podrías haber llamado... Es lo más educado en estos casos.

No tenía ni la más remota idea de que pintaba ella en todo aquello, de la persecución de mutante, salvo porque era una posible víctima, pero había ido buscando algo, le había llevado aquella información, así que dudaba mucho que estuviera allí para avisarla o protegerla. Puede que para ella colarse en un servidor remoto y sacar hasta el polvo de allí fuera pan comido, pero no tenía ni idea de como desencriptar archivos; por supuesto que era buena con las matemáticas, y si encontraba un patrón podría escribir alguna fórmula o algoritmo que revelara la información, pero para eso tendría que aprender a leer códigos y necesitaría tiempo. Era economista, no hacker, y su especialidad matemática eran los algoritmos de previsión económica, no el descifrado de lenguaje informático.

- Creo que comprendo lo que quieres, pero creo que no puedo ayudarte. Soy economista, no hacker, creo modelos de previsión empresarial, pero no descifro códigos, y ahora mismo no se me ocurre que conozca a alguien que pueda hacerlo.

Ni siquiera sabía como de complejo era lo que tenía, pero si lo era sólo se le ocurría que Industrias Stark o LexCorp serían capaces de algo así, y no conocía a nadie en ninguna de esas empresas. Parecía que el detective se había tomado todas aquellas molestias para nada.

Miró el reloj sobre su mesilla y se resignó a que pasaría la noche en vela. Aquel detective parecía encontrarse la mar de a gusto en su casa y ella no se lo quitaba de encima ni con agua caliente. Ignorándole completamente dirigió sus pasos al salón, concretamente al mueble donde guardaba los licores y se sirvió un whisky; no era una gran bebedora, pero le gustaba tener alguna cosa en casa para ofrecer a sus invitados, y este parecía un gran momento para que le dieran por culo a su invitado y servirse ella una copa. Con un poco de suerte él se iría pronto y ella todavía tendría algunas horas para dormir.

- ¿Tu no te das cuenta de la hora que es, verdad? ¿Te has parado siquiera a pensar que si un sábado a estas horas una chica con una amena vida social como la mía está en su casa, durmiendo y no divirtiéndose con sus amigos es porque necesita dormir y descansar? Y por si eso no responde a tu pregunta. No, no quiero dar un paseo por LexCorp, es tarde y quiero dormir.

Suspiró, dio un sorbo a su copa y contó interiormente hasta diez para no sacarle los ojos allí mismo a aquel tipo. ¿De que coño iba todo aquello? ¿Era una puta broma? Primero le contaba una cosa, luego otra. Entraba en su casa con el cuento de que Stryker era el demonio y luego se saltaba con un problema en LexCorp sin venir a cuento. ¿De que iba aquel tipo? Estaba claro que tenía problemas, y no eran precisamente los que le estaba diciendo, su cabeza era una jodida jaula de grillos.

- Oye… ¿Estas drogado? Comprendo que te sientas muy solito, y que con esa no-cara nadie quiera trabajar contigo, pero no puedes irrumpir en la casa del primer mutante que te encuentres para liarle en tus asuntos. Lo se, una ayudante atractiva, inteligente y con poderes es un gran fichaje, pero paso. No entiendo a que viene nada de esto, paso de Stryker, entrégale ese informe a los Vengadores, a SHIELD o a los X-men, seguro que a ellos les interesa más que a mi. Y lo siento mucho por Luthor, pero que solucione él sus problemas. No quiero ambientarme al respecto de ninguno de tus rollos raros. ¡Ni siquiera se quien eres!

Definitivamente se había tomado algo que le había sentado muy mal, o no se lo tomaba, que podía ser. Había visto Homeland, sabía lo que le ocurría a las personas bipolares, y él estaba teniendo el mismo tipo de comportamiento inquietante que la protagonista. Como soltara la palabra “terrorista” esta vez si que llamaba a la policía, pero para que lo encerraran en una habitación acolchada con electroshocks y tiraran la llave al East River. Esperó a que hiciera algo, irse, aclarar los pájaros de su cabeza, hablar o tirarse por la ventana mientras se terminaba su copa; si no había hecho nada de eso cuando se la acabara le acompañaría hasta la puerta, echaría el candado y luego se volvería a la cama, a seguir durmiendo sin tipos inquietantes que dieran el coñazo.

Parecía que empezaban a hablar el mismo idioma; seguía queriendo que se fuera y la dejara dormir, pero como había dicho antes, se había resignado a que aquella sería una noche muy larga. Haciendo uso de toda su buena educación y diplomacia, le sirvió una copa a su interlocutor y volvió a sentarse en el sillón, dispuesta a obtener más respuestas. Si él quería su colaboración, tendría que ser con sus normas o podía volverse por donde había llegado.

- Recapitulemos. Has venido a buscarme, estando en conocimiento de mis habilidades para que piratee ese disco duro que has puesto sobre mi mesa por todo ese asunto mutante de Stryker, se ve que no estaban demasiado bien informado sobre lo que puedo hacer y no, y además para lo que sea que esté pasando en LexCorp. Siento si mis conclusiones no son demasiado acertadas, eres tan críptico que sacar algo en claro de todo lo que dices es bastante complicado. Comprendo tu preocupación por el asunto de Stryker, no soy idiota y entiendo el riesgo que suponen ese tipo de personas. Hoy son los mutantes, mañana cualquier persona con habilidades especiales, esa es una clase de enfrentamiento que ni este ni ningún otro país puede permitirse.

Pegó un sorbo a su copa, haciendo una pausa para observar a su interlocutor y comprobar que iba por el camino correcto. El hombre que tenía delante no sólo era misterioso con si rostro, sino también con sus palabras, y estaba demasiado cansada para tener que adivinar sus pensamientos e intenciones; aun así parecía que no iba a dejarle otra opción. ¿Es que él no tenía sueño? Porque ella si, y mucho.

- Sería mucho mejor si llevara ese disco duro a los Vengadores. Están relacionados con el gobierno, el ejército, las Naciones Unidas, si hay alguien en este país interesado en el contenido de ese disco aparte de los mutantes, son ellos; y tienen tecnología y conocimientos de sobra para sacarle hasta el polvo de los circuitos.

La genialidad de Tony Stark era archiconocida, así como el afán de protección del Capitán América, no dudaba que podrían estar genuinamente interesados en dar a conocer lo que sea que estuviera en ese disco y en los informes. Todo el mundo sabía que si la famosa trinidad vengadora se enteraba de que te estabas portando mal, la zurra que te darían sería proverbial. Hacían honor a su nombre, de eso no cabía duda. No es que fuera una gran fan de los grupos de héroes, siempre pensaba que ran parte de los problemas con los que luchaban se los buscaban solitos, pero debía reconocer que eran un gran seguro contra los individuos como Stryker.

- Ahora, con respecto a LexCorp. ¿Por qué se supone que debemos ayudarles? Tienen un problema y si no lo solucionan sus acciones se desplomarán. ¿Por qué debería preocuparnos eso? Cosas como estas son más frecuentes de lo que parece, y estoy segura de que Star Labs, Wayne, Osborn y Stark agradecerían un poco menos de competencia. Es una putada para los inversores, pero como he dicho, estas cosas pasan.

Debería haber algún tipo de interés oculto para que un detective privado quisiera solucionar los marrones de una empresa multinacional;  lo más probable es que le hubieran contratado para esa tarea, no era raro, esa gente podía pagar lo que fuera necesario, pero si peculiar. Él parecía que trabajaba mayormente en solitario y este tipo de empresas trabajaban con despachos que tenían a su disposición recursos de sobra para limpiar cualquier tipo de mierda.

- Y por supuesto, si quieres que colabore, tendrás que darme tu nombre o al menos una forma de llamarte. “Eh tu, el detective delincuente” es demasiado largo y aunque se ajusta a la realidad, podría sonar poco educado. Mis padres se gastaron mucho dinero en mi educación, sería una pena que no hubiera servido para nada.

No podía decirse que su ánimo siguiera siendo el mejor, pero al menos se encontraba con más disposición a ayudar. Finalmente había conseguido sacar en claro algo de información y tenía claro que la manera más rápida de sacarle de su casa, pasaba por la colaboración en sus misteriosos planes.

Escuchaba con atención las palabras del detective, hasta que terminó de hablar; al menos le había dado un alias por el que llamarle, aunque la verdad, hubiera preferido un nombre, pero si era lo que prefería... Se conformaría con eso, era más de lo que tenía hace un rato cuando le golpeó con el bate, no iba a ponerse melindrosa ahora... No sabía todas esas cosas sobre Lex Luthor, pero tampoco le sorprendían, la mente humana podía ser muy retorcida cuando quería y ningún hombre de negocios que se precie de serlo era una hermanita de la caridad.

- Vaya, así que Lex es un chico muy muy malo que tiene contratos ultrasecretos del gobierno. Seguro que Stark tiene algo que decir al respecto. Y si, los Vengadores son famosos, pero... ¿Corruptibles? Si algo caracteriza a esa gente, es que ignoran tan absolutamente cualquier norma, que es imposible que hagan lo que otro quiera. Pero comprendo que en este caso quiera mantener un perfil bajo, no llamar la atención.

Pegó un trago a su copa y pensó en los motivos que podrían haber hecho que una compañía no declarara un robo aparentemente millonario, porque estaba claro que ese "incidente" era un robo. Algo se habían llevado y fuera lo que fuera era importante. No necesariamente malévolo, por supuesto...

- El mayor misterio, es por supuesto, quien les ha robado, no tanto como el motivo. Hay muchos por los que las compañías con departamentos de I+D no declaran los robos. Cualquier noticia pública sobre cualquier cosa que estén investigando les haría perder la patente, sin embargo si mantienen la boca cerrada y limpian el desastre, pueden registrar dicha patente y obtener los beneficios que eso les supondría, generalmente suele ser mucho dinero. Si es algo relacionado con el gobierno, bueno, es lógico, seguramente en esos contratos existan cláusulas de confidencialidad que impiden a LexCorp hablar sobre dichos contratos. O simplemente tienen copias, todas las empresas hacen múltiples copias de todos sus archivos en servidores remotos y más si son empresas grandes. ¿Llevarse todo lo relativo a un proyecto y dejar un espacio vacío en su lugar? Es prácticamente imposible hoy en día. Hay múltiples razones posibles por las que han negado todos los rumores. Pero si no están limpiando el desastre... eso es raro. Eso significa que si les han robado un prototipo, es que el prototipo no funciona adecuadamente o le falta algo para que funcione y si les han robado los planos... puede significar que los planos están incompletos o que necesiten algo que quien les haya robado, no tiene.

Ponerse a elucubrar sólo abría múltiples opciones, y saber cual era la acertada era casi imposible sin saber de que se trataba ese proyecto. Habría que investigar, cotillear al respecto, pero si el proyecto estaba cifrado... Lo tendrían un poco complicado, sin un hacker.