[Autoconclusivo] Dark was the night, cold was the ground {Nueva York, 22/12/18, noche}

Se levantó en su cama, con solo una camiseta encima de su ropa interior con el cuerpo dolorido como si hubiera hecho un intenso ejercicio físico. Desearía saber qué había pasado ese día, mas solo se acordaba de entrar en una casa y después todo se quedaba borroso, fuera lo que fuese lo sucedido lo único que tenía en cierto era que su herida facial le estaba molestando esa noche; tenía que echarse su crema. Se levantó de su solitaria cama con el quejido del somier como uno acompañante y se dirigió a su baño teniendo a veces que sujetarse en la pared al estar un poco aturdida, ni siquiera sabía qué hora era, pero la oscuridad que se filtraba por las ventanas le dejaba claro que no era de día.

Le dio al interruptor, la bombilla que colgaba del techo se encendió con una leve luz, suficiente para ella poder manejarse en el baño. Abrió el pequeño armario con espejo que tenía encima del lavabo, sacó su crema y empezó, con mucho cuidado, a echársela por su cicatriz dejando que la puertecilla se cerrara sola algo que, curiosamente, no solía hacer. Que chirriara al abrir si que era algo más común así que pensó que a lo mejor se trataba de las bisagras que estaban en mal estado, sin embargo, cuando fue a parar la puerta  con intención de inspeccionar las bisagras se miró al espejo y… no se vio a ella, mejor dicho, vio su cuerpo… pero no en su poder

-¿Me has echado de menos?

Sus movimientos se detuvieron al igual que su respiración, se congeló como cuando un cervatillo se encuentra cara a cara con el gran lobo feroz. Era ella y a la vez no lo era, como si se tratara de una pesadilla se intentó despejar dándose repetidos golpes en la cabeza con la muñeca. El espejo se rió… con su propia risa, con la risa de Martha o mejor dicho, con la del Ente

-Ya veo que no… bueno, ya iba siendo hora de volver ¿No crees?

Frunció el ceño y lentamente empezó a elevar la mirada hasta encontrarse con su propia imagen otra vez, mirándola con odio, un odio visceral que la corroía por dentro. Odiaba tener a esa criatura dentro de su cabeza cada momento de su vida, se odiaba a si misma por coger la gema años atrás y en esa desierta noche en ese pequeño baño… era la única emoción que sentía

-¿Por que me haces esto? ¿Por que a mi?

Su tono estaba entre el enfado y la tristeza, apoyó ambas manos en el lavabo una de las cuales aún seguía llena de su crema para las heridas que jamas termino de ponerse. Era no era nadie especial, solo una persona mas como otra cualquiera y aun asi tenia que soportar día tras día al Ente dentro de su cabeza, no entendía que había hecho para merecer esto

-Ugh, los humanos sois todos iguales “¿Por que a mi?” “¿Cuando se acabara mi sufrimiento”

Su tono fue burlón mientras que los ojos de Martha estaban a punto de llenarse de lágrimas. El comportamiento del Ente le producía repulsión, tanta como pensar que un ser usaba su cuerpo cuando quisiera, se sentía violada… y no podía hacer nada para evitarlo

-Siempre os quejáis de todo lo malo que os pasa- la morena volvió a alzar la vista cuando escucho otra vez su voz, la del ente, seguir hablando -Sin daros cuenta que el conflicto es lo que os hace fuertes ¿Acaso nace el león siendo grande y fuerte? No, lo consigue cazando, enfrentándose a sus rivales y matando para sobrevivir

Martha cerró los ojos y negó con la cabeza. Que el sufrimiento y el dolor hiciese a la gente fuerte… no, eso no podía ser así, de pequeña ella entrenaba mucho, era deportista y le encantaba practicar deportes, pero cuando tuvo contacto con el Ente… se le quitaron las ganas de todo. En ella el dolor lo único que consiguió fue arrebatarle todo lo que ella era, dejando tras de si un capullo vació, una sombra de lo que una vez fue

-Cada guerra, cada batalla, cada muerte nos hace más fuertes… solo los débiles y estúpidos buscan la paz

El Ente siempre hablaba con un tono de superioridad, un tono que Martha odiaba con toda su bilis y que desearía algún día poder quitarse de su cabeza, no volver a escucharlo nunca más por el resto de su existencia. Estos meses sin él fueron los mejores de su vida desde que tenía catorce años y ahora veía cómo, con esta conversación, se desmoronaba toda felicidad que pudiera estar sintiendo hasta ahora

-Lo único que quieres es joderme la vida a mi y a todos los que me rodean, eso es lo único que has querido todo este tiempo

Musito esas palabras mirando directamente a sus ojos, a los del Ente. Se esperaba una risa, un carcajada para burlarse de ella, sin embargo, la respuesta que recibió fue un suspiro de frustración

-¿Acaso crees que yo quiero esto?- esa pregunta la dejó muda, ni en un millón de años se habría figurado que esas palabras saldrían de su… de la boca del ente -Estoy encerrado en una gema, en una jaula dentro de una celda

El tono del Ente empezó a elevar, como si la situación en la que se encontraba fuera lo que más odiaba, más que cualquier otro ser en el universo, más que cualquier humano en la tierra. Aborrecía estar encerrado en esa piedra preciosa azulada de la que no podía salir y tener que usar el cuerpo de una mujer deforme para llevar a cabo sus planes con lo que él había sido

-Mi raza viajó por todo el universo, nos alzamos a las estrellas buscando el significado de la vida, caminamos entre dioses y demonios, vimos civilizaciones levantarse y desaparecer…- su tono se volvió poco a poco más calmado, dejándose algo de tiempo para respirar entre frases -Ahora solo quedo yo, encerrado como un simple prisionero, el único que encontró sentido a su vida

Intento con todas sus fuerzas evitar preguntar al igual que estaba intentando evitar sentir empatía por el ente; que más dará que su raza estuviera muerta si él era un ser despreciable y odioso, eso no era excusa para comportarse de esa manera… o al menos así lo veía ella. A pesar de todos sus esfuerzos por evitar seguir con la conversación fue incapaz de detener su curiosidad, más el Ente contesto la pregunta antes de que ella pudiera siquiera musitar una sílaba

-The death of the universe, that's my purpose

Con esas últimas palabras Martha abrió con todas sus fuerzas el armario haciendo que el cristal se reventara contra la pared cayendo algunos trozos al suelo del baño. Se sentó, apoyando la espalda en la pared y se puso las manos en las cabeza mientras apretaba los dientes y cerraba los ojos, no lo soportaba mas, ni al Ente ni a la vida, quería que todo acabara de una vez por todas. De reojo vio una pieza de cristal en el suelo más grande que las demás, alargó su brazo y lo tomó con su temblorosa mano, lo miró unos segundos y lentamente se lo acercó al cuello, su mano temblaba mientras se apoyaba con fuerza el trozo de vidrio en su tráquea, paso unos segundos totalmente inmóvil con eso apretado contra su cuello antes de lanzar el fragmento hacia la pared haciéndolo añicos. Ahí, en el frío suelo de su baño en esa oscura noche, se echó a llorar…ya no podía mas.

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