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| Tema: Requiem (11 de abril de 2019 en Nueva York (Autoconclusivo)) 27th Mayo 2020, 16:11 | |
| Siff, una famosa y querida asgardiana, había acudido al templo a pedirle a la valquiria que acudiera presurosamente a su tierra natal. Horas después de este aviso, a Millie le sobrevino una perturbadora y desagradable sensación. Estuvo horas suplicando a los dioses por el bienestar de su paladín y por su pueblo. La joven Millie era la Seidr, vidente, de la casa de fe asgardiana situada en Nueva York. Desde que fue acogida por los creyentes de la fe nórdica había coincidido innumerables veces con Brunilda. Al principio la guerrera la causaba fascinación y admiración. A Millie le pareció alguien casi inalcanzable. Pero ella era optimista y perseverante por lo que cada vez que se cruzaba con la rubia intentaba entablar conversación con Brunilda. Al cabo de un tiempo, la alegre Seidr logró obtener el cariño de la mayor. Millie se dio cuenta de que Brunilda era tan honorable y digna como su fama, quizá más. Esto hizo que la joven sintiera un afecto muy profundo por la guerrera. Tan en confianza se sentía con la rubia asgardiana que era a una de las pocas personas que tocaba sin sus siempre presentes guantes.
Cuando al pasar las horas su bienamada guerrera no regresó. Empezó a preocuparse seriamente. No quería alterar a nadie y se calló sus temores. Fue al amanecer del siguiente día cuando sus infundadas sospechas se hicieron muy reales. La madrugada del día once algo turbó sus ligeros sueños. Millie se levantó de la cama con su pijama de unicornios y llamada por algo salió al exterior del recinto. No pasó mucho tiempo hasta que de los cielos descendió Aragorn, el fiel rocín de Brunilda. al principio la vidente sonrió, pensando que el caballo alado traía consigo a la valquiria. Pero cuando el animal se acercó sin jinete sobre su lomo, Millie empezó a temer lo peor. Aragorn se mostraba triste y en cierta manera esquivo. La morena fue a tocar a la montura de a guerrera con las manos cubiertas por sus guantes rosa pálido y Aragorn giró la cabeza. Aragorn se movió y se sus alas cayó una espada. Los ojos castaños de la joven se abrieron de par en par. Era Colmillo de Dragón. Miró a los ojos azules del “pegaso”. Una espada y una montura sin su guerrera. Eso no decía nada bueno.
- Espera.- pidió al rocín. El caballo alado se quedó en el exterior del templo.
Millie se metió al templo en busca de algo con lo que envolver la espada. No podía tocar la espada directamente. Si el influjo de Brunilda había caído, Colmillo de Dragón se volvía un ser insaciable de almas y sangre. La férrea voluntad de la líder de las valquirias era la que mantenía al arma maldita en el camino correcto. Al poco tiempo Millie apareció con un paño de lana de oveja que había sido bendecido por las sacerdotisas. La oveja era uno de los animales sagrados para su fé. Con cuidado de no tocar a Colmillo de Dragón de forma directa, envolvió la espada en el paño de lana y la metió presurosa en el templo. la joven vidente bajó a las profundidades del templo. Al sótano donde había una cámara con los objetos de valor y peligrosos de su fe. Depositó en esta bóveda la espada y se dirigió de nuevo a reunirse con el corcel de Brunilda.
Con cierto temor se quitó el guante de la mano derecha y alzó el brazo para poner su mano en la frente del caballo. Temblaba ligeramente. Nunca le había gustado ver o sentir cosas desagradables. Sabía que en Asgard había ocurrido una desgracia y que iba a doler pero necesitaba conocer lo que había pasado. Cuando su piel tocó la del animal imagenes empezaron a inundar su mente. La cantidad de información que le llegaba era abrumadora. Vio Asgard tan dorada e imponente. Un campo devastado. Una imagen de ese campo en pleno regocijo de vida. Era desgarrador ver ese paraje desolado sabiendo cómo fue antaño. Dos ejércitos en una lucha encarnizada. La valiente asgardiana peleando de forma aguerrida y feroz. La valquiria no dejándose vencer por un enemigo que a cada instante crecía. Un sentimiento de orgullo impregnó la conexión entre Aragorn y Millie. la situación era difícil y complicada pero la rubia no se dejaba amedrentar. Sin que nadie lo esperase, apareció en el campo de batalla una armadura gigantesca. Los conocimientos del caballo alado sobre ese ser la invadieron: el destructor, una poderosa máquina creada por la fusión entre magia e ingeniería. Un arma creada para matar a los más poderosos dioses del cosmos. Brunilda hizo frente a esa poderosa máquina pero fue arrojada y separada de su espada mágica. esa sería la precipitación para su fin. La rubia vio el conjuro de Karnilla, se puso en medio para que no diera al desprevenido Balder. un conjuro paralizante que la dejó indefensa ante el mortal rayo del Destructor. Millie con lágrimas en sus ojos y tristeza en cada parte de su ser vio como balder sostenía a la moribunda valquiria entre sus brazos. La muerte de Brunilda y los sentimientos de tristeza de Aragorn fuertemente entrelazados con los suyos propios. De sus ojos castaños empezaron a desprenderse acuosas e ingentes lágrimas. Le dolía profundamente perder a su preciada amiga. Brunilda era una de las personas más dignas que había conocido en su vida. Alguien en quien confiar y que te ayudaba sin mirar el costo que supondría. Era un alma con la que se sentía a gusto. Perder a un ser querido duele. Sientes un profundo vacío en el corazón. Una ausencia que te marca para siempre de forma intensa y permanente. Apartó su mano de la frente del rocín y se la enguantó. Luego se abrazó fuertemente al animal y juntos compartieron su dolor por la pérdida de tan valiosa asgardiana. Amanecería en unas horas pero el mundo ya no volvería a ser el mismo. Nunca lo es cuando dejas a alguien atrás.
Horas más tarde con todos los creyentes avisados de las terribles noticias, había mucho que hacer. Tenía que realizar un ritual para homenajear a los caídos y facilitar su ingreso en el más allá. Las asgardianos eran un pueblo muy festivo y la muerte era otro motivo para celebrar. Era una despedida donde tus seres queridos te desean lo mejor en esa nueva existencia que es el gran paso que es la muerte. Millie recorrió el templo en busca de todas las pertenencias de Brunilda. También llamó a la mansión de los vengadores a reclamar todas las cosas que tenía la asgardiana mayor en la residencia. A la joven la atendió el fiel y educado Jarvis. El leal mayordomo prometió a Millie que recogería todo y lo llevaría al templo cuanto antes. El sirviente de los vengadores sabía muy bien lo importante que era para los creyentes en la fe nórdica sus tradiciones y en especial todo lo relacionado con uno de sus miembros. Jarvis también sentía pesar por la pérdida de la rubia. Ella alguien brusca pero gentil y de buen corazón que había dedicado toda su vida a cuidar y proteger a los demás. Era valiente, honorable y desinteresada. por lo que entendía que su gente quisiera poder despedirla con los honores que regía la tradición y sus creencias. Todo lo de la valquiria debía ser quemado.
Cuando todo estuvo organizado y revisado más de diez veces la vidente se fue a su cuarto y grabó un vídeo para sus canales. En aquel mensaje para todo el que quisiera escuchar narraba su dolor al perder a la valquiria, quien siempre fue fiel y honesta con ella. Alguien que siempre la apoyó y ayudó y a quien tenía muy presente en su corazón. También explicó cómo se preparaban para celebrar un funeral, cual eran los ritos y cómo debían vestirse. Como siempre en sus publicaciones dio gracias a la gente que la veía y pidió a los dioses para que fueran felices.
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