Años de Omega |
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| Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] | |
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| Tema: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 31st Agosto 2019, 19:05 | |
| Aquel día se había despertado desconcertada. Como sucedía frecuentemente en su vida. El sueño no era placentero para ella. Siempre le traía aquellas imágenes que no lograba comprender. Suspiró y se levantó. Fue a la cocina y se llenó un vaso de agua. Miró atentamente el agua en el vaso un momento. A los seis años había estado a punto de ahogarse y tras esa experiencia era como si todo hubiera cambiado para siempre. Comenzó a tener esas imágenes tan vívidas dentro de su cabeza, acompañándola toda su vida. Esa sensación desconcertante y frustrante de que algo iba mal en tu cabeza y no había manera de que pudieras arreglarlo. Sacó de un cajón unas pastillas, las sacó de su envoltorio de plástico y las dejó un instante en su mano. Las miró antes de llevarselas a la boca y pasarlas con un trago de agua. Miró el reloj, colgado en la pared. Eran las cuatro de la tarde. Esa semana la tocaba entrar de noche y tenía el horario alterado. Había salido de trabajar a las seis de la mañana y había vuelto a casa un poco más tarde de esa hora. Vivía cerca de su trabajo por lo que no necesitaba ningún medio de transporte. Abrió la nevera. No tenía nada para prepararse una “almuerzo.” Se fue a la ducha y dejó que el agua fría la terminase de despertar. Se vistió con un pantalón vaquero, una camiseta negra y una chupa de cuero marrón. amarró su largo cabello dorado en una coleta y se dirigió a la cafetería en la que trabajaba Pauly. Pauly era un amigo que conocía desde hacía cinco años. Era un muchacho larguirucho y delgado. Llevaba gafas de pasta de un intenso azul eléctrico y su cabello era rubio teñido. Aquel muchacho, que era unos cuatro años más joven que Valerie, se había largado de su casa a los dieciséis. Sus padres no entendían que fuera homosexual y le atacaban constantemente. por ello decidió emprender una vida por su cuenta en la que fuera libre. no pudo terminar unos estudios pero a base de perseverancia encontró un trabajo como barista en una agradable cafetería de barrio. Valerie le entendía. Sus padres no habían sido lo mejor del mundo. La habían intentado ayudar todo lo que pudieron pero no encajaban con la visión de la vida de su hija. Ellos estaban aferrados a una cultura anquilosada donde la mujer tenía que ser recatado, sumisa, discreta y una buena esposa y Val quería ser dueña de su vida. De su vida y de su mente quebradas, quebrada pero suya únicamente. La atractiva rubia entró en la cafetería de estilo rococó como si estuviera por su casa. Pauly tras la barra la saludó alegre. Valerie se sentó en la barra y pidió unas tortitas con sirope de fresa y nata, un zumo de naranja y un café largo y americano. En unos minutos la mujer tuvo su pedido. No había mucha gente en la cafetería aquella tarde por lo que el camarero pudo acercarse a ella y conversar. Pauly y Valerie se pusieron a hablar de cómo les trataba la vida. La de ella había caído en una espiral de aburrida monotonía. Se iba a dormir, se levantaba y se iba a trabajar. Por el contrario Pauly salía y conocía mucha gente. era muy activo tanto en la calle como en su casa. le contaba a su amiga cómo había conocido a un chico por internet y habían quedado para verse. Tras unas horas en el local, Val se dirigió a un comercio del barrio para comprar algo de comida. no podía estar todos los días alimentándose en la cafetería. Hizo la compra, la llevo a casa y como aún faltaba tiempo para irse al curro se puso a ver un poco la televisión. Cuando dieron las nueve y media salió de su casa para ir al bar en el que era camarera. Valerie trabajaba en un bar de estética rockera-metalera ubicado en el vecindario Alphabet City en Manhattan. Era un barrio antiguamente muy conflictivo con tendencias bohemias y étnicas. Lo más destacable del lugar eran los Jardines Comunitarios que se habían creado aprovechando parcelas abandonadas. Cuando disponía de algún rato libre,a la agraciada mujer le gustaba sentarse y mirar la vegetación que crecía en esos pequeños y naturales remansos de paz. La naturaleza viva la hacía olvidarse momentáneamente del caos en el que estaba inmersa. Nada más cruzar los jardines y alejarse un poco allí estaba su trabajo. Val era camarera en un bar llamado la Hora Bruja. El local era alargado. Una tanda de mesas negras con las sillas de forja negra y con el sillon de un rojo agranatado estaban por todo el lugar. La barra donde atendía Valerie a la clientela se encontraba en vertical. Frente a la barra había una hilera de sillas para quien prefería beber su trago allí. Al fondo había un escenario donde algunos viernes y sábados tocaba algún grupo de los alrededores. También al fondo, había una mesa de billar y una máquina de dardos. Todas las paredes estaban forradas con carteles de grupos, conciertos, festivales y eventos. La música siempre sonaba alta y se mezclaba con los clamores de los parroquianos del tugurio. Unos cantaban, otros hablaban a gritos y otros reían descontrolados. Nunca había ni una pizca de silencio en el lugar. El ser camarera no era el trabajo soñado de Valerie. Ella no era una persona particularmente sociable al que le gustase estar rodeada de gente. Además, sirviendo en una bar siempre tenías que aguantar desprecios y malos modos de personas que se creían más por estar consumiendo y pagando en el local. Sumado al hecho de que cuando trabajas de noche te encuentras una buena cantidada de escenarios desagradables y grotescos. Como bien dice la expresión de noche todos los gatos son pardos, al caer el día no puedes distinguir qué tipo de personas te encontrarás en la oscuridad. La clientela de aquel antro era variada. La camarera rubia se encontraba de todo en su turno de trabajo. Desde personas agradables hasta insufribles idiotas borrachos. Al llegar a la Hora Bruja, Valerie se puso tras la barra. Su compañero Duke que esa semana estaba de tarde la saludó alegre pero ya cansado de la larga jornada. Duke era un hombre castaño, bajito y fortachón. Tenía un bigote gracioso y aunque siempre estaba de buen humor y dispuesto a contar una anécdota sobre sus adorados y golfillos hijos, no querías estar en el lugar cuando se ponía de mal humor. Dejó los vasos recogidos y se dispuso a irse. Val le despidió con un gesto de cabeza. Aún era temprano y no había casi gente en el local. la rubia sabía que de ocho a diez más o menos el local era tranquilo. a la gente le gustaba entrar a beber y festejar cuando la noche estaba aún más avanzada. |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 9th Septiembre 2019, 19:21 | |
| Aquella noche había una cara nueva entre los habituales parroquianos del lugar. Inicialmente no destacaba más que cualquier otro, salvo por ser algo más atractivo que la media y por unos ojos azules especialmente llamativos e intensos. Sin embargo, no fue por eso que la camarera empezó a fijarse en él, sino porque estaba sentado solo en la barra, completamente inmóvil, bebiendo lentamente vaso tras vaso de whiskey sin abrir la boca más que para beber y pedir nuevas rondas hora tras hora. Valerie no sabía si era porque iba bebiendo despacio a pequeños sorbos o porque tenía una resistencia de base alta al alcohol, pero lo cierto era que, varias horas más tarde, no mostraba indicios de estar borracho. Al menos lo que se entiende por estar completamente borracho.
Otros, en cambio, no lo llevaban tan bien. A eso de las once de la noche, empezó una pelea al fondo, en la zona de las mesas de billar. Según lo que se podía escuchar, uno de ellos pensaba que el otro había hecho trampa moviendo las bolas cuando nadie le estaba mirando, y por supuesto el compañero lo negaba. En un momento dado, el acusador, un tipo alto y robusto, con barba, melena rubia y barriga cervecera que se adivinaba tras la camiseta negra bajo la camisa de cuadros rojos, se adelantó para empujar al otro, un hombre algo más bajo y delgado pero también fuerte, calvo, y vestido completamente de negro, y de inmediato empezó la pelea mientras el resto del local se reunía alrededor y los jaleaba.
- Diez pavos a que el de la camisa a cuadros cae primero.
La frase inesperada procedente de la barra pilló a Valerie por sorpresa. La había verbalizado el tipo misterioso, el de los ojos azules, el mismo que durante tres horas no había pronunciado palabra. De hecho ni siquiera la estaba mirando en aquél momento. Tenía la mirada perdida en algún punto indeterminado entre la superficie de la barra y el mostrador que había más allá de la rubia, con una expresión indescifrable que oscilaba entre el hastío y la indiferencia más absoluta.
En un momento dado, el de la camiseta negra cogió un botellín de cerveza y se lo estrelló al grande en la cabeza, dejándolo inconsciente. El hombre misterioso debió de verlo reflejado en el cristal de su vaso, porque esbozó una mueca.
- Tengo buen ojo para los gilipollas -musitó con cinismo. Por primera vez alzó la mirada para ver a Valerie-. Lo siento. Éste tiene que ser un trabajo de mierda y deduzco por tu expresión que no estás muy contenta. Mi mujer también trabajaba como camarera en un tugurio de mala muerte en el puerto, allá en Santa Mónica.
Se frotó un momento los ojos y después la nariz, como si le picaran o le escocieran.
- Me hace falta más alcohol. ¿Me pones otra, guapa? | |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 22nd Septiembre 2019, 23:28 | |
| A la Hora Bruja entró un agraciado varón que pidió a Valerie un vaso de whiskey tras otro sin mediar palabra alguna. Aidan había estado callado y consumiendo bebidas durante tres horas. El tipo de cliente favorito de Valerie, el que no te daba la brasa ni intentaba entablar relación alguna con los camareros. Simplemente pedía su bebida y estaba a lo suyo. Un intercambio sin charla social redundante. Al local siguió entrando gente y nadie fue a acompañar a aquel bebedor solitario de la barra. A la rubia le resultó poco usual la actitud de aquel hombre pero cada cual tenía tanto sus problemas como sus motivos. Estaba ingiriendo una buena dosis de alcohol en el cuerpo pero no parecía estar muy afectado. La camarera no se preguntó ni preocupó mucho por eso. Otros clientes si tenían más problemas con la cantidad de alcohol que habían bebido. Como siempre, los sonidos de la conversación balbuceante y errática de los pasados de copas competían con el volumen de la música. Valerie había llegado a acostumbrarse a ese barullo y ya no le parecía tan insoportable como los primeros días de trabajo. En el fondo del bar se perfilaba una pelea pero la rubia estaba atareada en la barra y no se dio ni cuenta. Mientras la discusión de los dos clientes tenía lugar, la rubia estaba sirviendo chupitos a un grupo de siete amigos que se acababan de acercar. Tras servirles los chupitos de vodka a la animada juventud, Valerie se puso a fregar. Si no tenías todo mínimamente apañado te quedabas sin vajilla a mitad de la jornada. Sabiendo eso, cuando había una cantidad considerable de jarras sucias en el bar, la camarera ráìdamente las apilaba y lavaba. La rubia estaba remojando y metiendo al lavavajillas una tanda de vasos cuando una frase de proveniente de una voz masculina desconocida, la sorprendió. En aquel momento se dio cuenta de que no había visto al propietario de la voz nunca por el Bar. Como en cualquier local, se tenía unos clientes fijos y otros esporádicos. Ese hombre de momento era del tipo esporádico, quién sabía si más adelante se convertiría en un parroquiano. Antes no le había prestado mucha atención. Ella ponía el modo automático y servía las bebidas rápidamente sin fijarse en mucho más a su alrededor. Ni siquiera prestaba atención al cliente. No era muy sociable ni le gustaba charlar con desconocidos. La rubia no tenía el talante amigable y alegre de los camareros con más desparpajo. Por ello, no recibía muchas propinas.
La camarera miró a la pelea que tenía lugar en el área de los juegos de mesa. Observó atentamente las cabezas de ambos contrincantes. No vio aquella marca inexplicable y extraña que aparecía en la gente cuando iba a morir. Supo que no debía preocuparse mucho. Nadie más que ella, o al menos esos creía, era consciente de esta señal. No es cómo si pudiera hacer algo cuando aparecía aquel signo de que la muerte rondaba pero no verla la hacía estar tranquila ante muchas situaciones. Uno de los contrincantes estrelló un botellín de cerveza en la cabeza de su adversario. El misterioso hombre volvió a hablar y Valerie le miró con sus penetrantes ojos azules.
-En ningún trabajo se está a salvo de ellos.- comentó con un tono apagado. No le gustaba su trabajo pero necesitaba el dinero para sobrevivir. No tenía familia que pudiera ayudarla y sus amigos estaban tan hasta el cuello como lo estaba ella. Además, no tenía claro que pudiera aguantar mucho en cualquier otro empleo. Su carácter y los gilipollas por doquier no ayudaban a que pudiera estar en otro lugar. Valerie no aguantaba ni insultos ni impertinencias ni mucho menos que un hombre intentara propasarse con ella. Para su desgracia, la arrogancia y la actitud desmedida de muchas personas habían minado sus puestos en otros lugares y su oportunidad de ascender. Así, había acabado sirviendo copas en aquel tugurio.
Le sirvió otro trago sin comentar mucho. Valerie leyó entre líneas. Estaba claro que si a la mujer de aquel hombre había trabajado en tugurios y sabía del mal ambiente de esos locales y él se estaba comportando como otro borracho más algún problema había.Probablemente su esposa le habría dejado. Ese era el pan de muchos días, hombres despechados porque sus parejas les dejan por su adicción al alcohol. En su vida había muchos cabos sueltos como para enredarse en los de los demás.
La rubia al ver que el hombre que fue atacado con una botella de cristal no se levantaba, tomó su teléfono móvil y marcó a emergencias. La camarera contó al receptor de la llamada lo que había pasado y este dijo que rápidamente enviarían a personal sanitario. Valerie saltó la barra con una facilidad pasmosa. Era como si su cuerpo estuviera atléticamente entrenado. Se dirigió a comprobar cómo estaba el cliente.
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 24th Septiembre 2019, 23:57 | |
| La rubia resultó ser una mujer de pocas palabras y un tanto seca. Aidan no estaba pasando por su mejor momento; no sólo había perdido a su mujer y a su hijo en un accidente de tráfico del que él había sido el único responsable, sino que se había convertido en el esclavo de un demonio que tenía posesión de su alma y se había visto obligado a desatar la plaga infernal que invadía el mundo. Eso por no hablar del hombre que retenía prisionero en una fábrica abandonada de Williamsburg en un vano y posiblemente infructuoso intento de que consiguiese recrear para él un objeto mítico que podría darle la inmortalidad para poder librarse del dominio que su demoníaco amo tenía sobre él al quedar invalidada la amenaza sobre su alma tras perecer.
No, Aidan estaba bastante seguro de que todo el mundo estaría de acuerdo en que habían sido unas semanas de mierda y en que tenía todo el derecho del mundo a ahogar su puta vida en todo el alcohol que pudiera tragar mientras aún siguiera consciente.
En aquél estado de semiembriaguez había incurrido en la debilidad de tratar de conectar con otro ser humano con el que podía empatizar, sin embargo, contrariamente a lo que cabría esperar en una camarera, la rubia no podía parecer menos interesada en lo que tuviera que contar.
- Tsk... -desde luego que sabía captar una indirecta. Parecía que la mujer no sólo odiaba su trabajo, lo cual era totalmente comprensible, sino que además no ponía ningún empeño en disimularlo en aras de una mayor eficacia en su labor. Es de todos conocido que un buen camarero se enorgullece en saber dar conversación a sus clientes, especialmente aquellos que están solos, porque, cuanto más cómodo esté el cliente, y cuanto más se prolongue la conversación, más probable es que consuma y consuma y consuma, llenando al mismo tiempo la caja y el platillo de propinas. Estaba claro que muchas propinas no iba a ganarse la rubia con aquella actitud tan cortante, pero a Aidan, como todo en su vida desde que había perdido a su familia, no podía importarle menos.
Por eso se sorprendió tanto de que saltara con presteza la barra para acudir al auxilio del maltrecho cliente. Su responsabilidad no iba más allá de realizar la llamada de rigor a emergencias, no tendría por qué involucrarse tanto. Más por aburrimiento que por otra cosa se quedó observando cómo ella le comprobaba el pulso y lo acomodaba en un sillón algo más cómodo, improvisando una almohada con la chaqueta del tipo y manteniéndolo abrigado hasta que llegó la ambulancia.
Después miró cómo regresaba a su puesto de trabajo y continuaba desarrollando sus tareas como si tal cosa.
- Así que eres de las que se preocupan por los demás. Debo admitir que estoy sorprendido -dijo a modo de comentario casual-. Por mi parte nunca, ni una sola vez, me ha importado una mierda esa clase de gente.
Estaba claro también que, pese a ser un garito heavy, nadie de momento le había reconocido, lo cual no era del todo extraño considerando lo reciente que era su popularidad. Mejor, lo prefería así. La mujer había suscitado su curiosidad y prefería que continuara mostrándose tal cual era de verdad, sin caras falsas ni medias verdades. | |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 29th Septiembre 2019, 19:18 | |
| Valerie se adentró entre el corrillo que empezaban a formar los clientes curiosos. Un gruñido se escapó de sus labios. Realmente le molestaba ese tipo gente que se quedaba parada a mirar y no ayudaba cuando ocurría una catástrofe. Sobretodo, la molestaba la versión 2.0 de los mirones, los iluminados y enganchados a la red que colgaban toda su vida en internet y en especial cuando ocurría algo. No podían ayudar, no. Su prioridad era subir a las redes sociales el momento tan intenso que estaban viviendo. Cuando tuvo al herido a su alcance, comprobó sus constantes vitales. Aunque sabía que la parca no se lo llevaría, por lo menos esa noche, no estaba demás evitar al maltrecho cliente complicaciones. Con una inusitada fuerza, levantó al herido como si nada y le posicionó en uno de los sillones del local. Tomó un abrigo de objetos perdidos que alguien se había dejado en el local hacía unos años. Era marrón y tenía un forro de lana de oveja que le hacía muy calentito. Se le puso encima al hombre inconsciente. Con otra prenda olvidada, improvisó una almohada. Una vez estuvo cómodamente a salvo, la camarera volvió a sus quehaceres.
Hizo un encogimiento de hombros con la afirmación que hizo Aidan sobre su persona. No le interesaban ni las vidas ni los problemas ajenos porque suficiente tenía con los suyos. Pero algo en su interior no podía dejar a la merced de la suerte a alguien que tenía dificultades.
- Nunca se sabe lo que hay detrás. - Ese borracho con ganas de pleito podía llevar mucho sobre sus espaldas y el alcohol y las peleas ser su fuente de escape. Todos los que recorrían a la bebida tenían sus motivos. Valerie sabía lo difícil que era mantenerse en pie cuando has tocado fondo. Lo mucho que cuesta enfrentarte a tus demonios. Conocía muy bien esa sensación de verse arrastrada por la ira y la furia. Dejarte arrastrar por un arranque en un momento inapropiado y cargarla por completo. Descargar en el momento más inadecuado y resultar un incordio para los demás. Perder la confianza y buenas expectativas que los demás tenían en tí. Un sólo error basta para apartarte, nadie se acuerda de todo los favores que prestaste o de los múltiples aciertos. Un simple momento malo puede joderte el día, el mes, los años y así, la vida. Hacer algo desafortunado en un instante de máxima frustración, virar ciento ochenta grados tu camino. Cuando todo va mal y no tienes ningún apoyo ni sostén te hundes más en la miseria. El mundo es duro pero se torna oscuro, cruel y devastador cuando no encuentras ni un atisbo bondaz en ninguna parte. Parecía que no iba a decir nada más. Se quedó un segundo callada ordenando unas botellas en la estantería. el silencio se instaló por un momento entre Aidan y Valerie. Pero ella quería expresarse. Sacar aquella parte suya que quería luchar contra las injusticias y gritarle al mundo para que dejase de ser tan desconsideradamente cruel. Una parte de sí misma que llevaba mucho tiempo ausente, dominada, adormecida y apagada. Esae pedazo de la valquiria que la vida había sometido duramente. Sus ganas de enfrentarse a las reglas que imperaban en el injusto juego se habían sofocado con brutalidad. Se sentía como una ave despojada de sus alas. Desgraciadamente anclada en el suelo sin poder emprender el libre vuelo.
- Seguramente si la gente se preocupase un poco más por los demás, este mundo no sería la puta mierda que es.- No era buena con las interacciones personales y daba la imagen de ser una persona fría, pero la rubia tenía un gran corazón debajo de su manto de escarcha. |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 30th Septiembre 2019, 00:46 | |
| - Ah, una idealista -respondió el hombre alzando su vaso hacia ella-. Yo solía pensar así, antes, pero tuve que aprender por las malas que los sueños no son más que sueños, y que la realidad siempre es terrible. No importa lo que puedas pensar del ser humano, si depositas en él tus esperanzas, siempre se verán defraudadas.
Como cuando Muriel se había casado con él, aceptando su promesa ante el altar de que siempre le sería fiel sólo para verle caer ante la tentación a la primera de cambio. Él, como persona y ser humano, era un fraude, una decepción que había causado la muerte de los que más quería, y, si en el mundo existiera justicia, la más mínima, habría sido él quien habría muerto en ese accidente de coche en lugar de su mujer y su hijo.
- El ser humano es lo peor y la felicidad verdadera no existe, porque siempre sucederá algo horrible que lo arruinará todo.
Empezaban a picarle los ojos de nuevo, y sentía cómo el alcohol se le subía sin remedio a la cabeza. Estaba empezando a estar bastante borracho, y si no dejaba ya de beber iba a terminar llorando como una magdalena delante de una camarera cualquiera a la que sus mierdas le importaban menos que la marca del lavavajillas que usaba para fregar los vasos. Bebió lo que quedaba del suyo y arrastró el recipiente vacío hacia ella, abriéndose la chaqueta para buscar la cartera.
- Créeme, chica cuyo nombre desconozco: ésta es la realidad y deberías aceptarla tal cual es, antes de que te hagas ilusiones por algo y todo se vaya al infierno.
Literalmente. Estuvo a punto de echarse a reír. Maldito fuera ese whiskey barato.
- Espera siempre lo peor, así nunca saldrás decepcionada -le aconsejó abriendo la cartera para sacar un fajo de billetes. No tenía la más mínima idea de cuánto le debía, pero no le importaba. Los últimos conciertos habían ido de puta madre gracias al cabronazo de Gob. ¿Para qué cojones servía tener dinero si no se lo gastaba? Ah, al cuerno con todo-. Quédate la vuelta, guapa. Por las molestias. ¡Nos vemos en los bares!
Se llevó dos dedos a la sien derecha a modo de despedida, un gesto habitual suyo, se puso la chupa de cuero y salió al exterior. Fuera hacía un frío de cojones, sobretodo teniendo en cuenta que durante el día habría hecho unos 20 grados y ahora podría hacer... ¿unos ocho o nueve? Joder... Con tanto frío seguro que se espabilaba de golpe. Iba a tener que llamar un taxi para llegar al hotel.
Entre el frío, el cansancio, las preocupaciones y el alcohol no se dio cuenta de que la puerta del bar se abría justo después de él para dejar salir a dos tipos fornidos; uno llevaba una sudadera blanca y el otro una chaqueta de cuero negra. Los dos tipos caminaron rápidamente hacia donde Aidan se había desviado para llamar a un taxi, le cogieron desde atrás y le llevaron directamente hacia la pared, golpeándole violentamente la cara contra el ladrillo. Aidan sólo tuvo tiempo de sentir una repentina explosión de dolor al tiempo que su nariz y su boca se llenaban de sangre, y de repente se sintió caer cuando los dos tipos le arrojaron al suelo de un oscuro callejón cercano. Cuando ya estaba en el suelo empezaron a patearle las costillas, dejándole sin aliento y sin capacidad para exhalar el grito del Wraith. Uno de ellos se subió a horcajadas sobre él y le dio un puñetazo que hizo golpear su cabeza contra los adoquines del suelo, dejándole inconsciente.
- Vamos, vamos -le urgió su compañero mientras el agresor le abría la chaqueta al cantante para buscar la cartera repleta de dinero que le había visto sacar en el bar. Una vez la tuvo entre sus dedos se levantó, guardándola en el bolsillo interior de su propia chaqueta.
- ¡Larguémonos! -indicó al otro, echando a correr. | |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 5th Noviembre 2019, 14:06 | |
| - Una idealista no. - Casi rió. Si siguiera algún noble ideal de caballero andante no pasaría por la vida intentando juntar sus piezas y sobrevivir. Se implicaría más en las injusticias y sufrimientos ajenos. Tan sólo trataba de no ser alguien desposeído de toda humanidad y no hacer sufrir a sus congéneres.
Ella no hacía nada para avanzar en el ideal de un mundo mejor y más gusto. Pasaba por vida intentando no dañar. Pero no ayudaba ni intervenía en exceso. Los demás la daban bastante igual a menos que estuvieran en alguna situación de vida o muerte. Solamente intervenía en situaciones de extrema necesidad. Sus experiencias vitales la habían alejado de casi todas las personas que amaba, la habían arrancado sus sueños y sus ideales. Valerie había sido desposeída de todo. Desde su nacimiento su madre le fue arrebatada. Su padre un hombre duro pero cariñoso, con quien tuvo una infancia feliz en su Rusia natal, fue brutalmente asesinado cuando ella tenía siete años. Su legado familiar robado por parientes crueles y avaros. Llevada a un país extranjero donde creció de casa de acogida en casa de acogida. Repudiada y maltratada por ser extranjera tanto por sus "tutores legales" como por compañeros de escolaridad. Una adolescencia adelantada que la hizo ser víctima del acoso de esos pares de ojos lascivos y lujuriosos que conciben a las niñas y mujeres como objetos de placer masculino. Traicionada por amigos y parejas. Pero sobretodo por su propia mente. Mujer iracunda forjada en la continua lucha, frustró su camino al defenderse de un agresión de un profesor universitario. Eso era lo que ella recordaba. No sabía que el destino la había arrancado mucho más. No tenía constancia de su anterior devenir. No sabía ni de su eterno sacrificio ni de su resurrección para su destino como heroína de su mundo.
- No creo que el mundo mejore por obra y gracia. No creo que la gente sea buena y las endurezca las desgracias de su vida. Eso es un poco infantil. Soy frío y malo porque el mundo me ha hecho así. Eso es mentira, son tus actos los que te hacen malo. Actúas como actuaron contigo, pues eres la misma mierda. Sólo no quiero convertirme en una hipócrita. Despreciaría ser todo aquello que profundamente detesto.- Hablaba con una franqueza casi abrumadora.- Todos pasamos mierda, pregunta a quien quieras del lugar. Eso no nos da derecho a ser basura humana.-
Captó cómo el alcohol cuando comienza hacer efecto al desconocido. Pensó en decirle que era buena hora para irse a casa a pasar la mona. Pero ella no era nadie para aconsejar a borrachos crónicos sobre cómo y cuándo detener la ingesta de alcohol. Notó que Ayudan se daba también cuenta de su estado y ella hizo un asentimiento con la cabeza para indicar que estaba en lo correcto. Aquel hombre pagó y antes de irse la dió un discurso sobre sus tristes y desesperanzadas creencias vitales.
- Es Valerie, no chica.- No le gustaba que siendo una mujer adulta usasen con ella ese tipo de palabras que comparan a las féminas creciditas con niñas. Sabía que no había sido para ofenderla pero el uso no apropiado de una palabra puede hacer el.mismo daño perpetuando conductas y valoraciones inadecuadas.
- Mis ilusiones y esperanzas se perdieron hace mucho. Es el mismo mal el que nos aqueja a todos, guapo.-Si algo no se le escapaba a la rubia era la belleza física de los demás. Era algo superficial como toda la maldita sociedad.- Mi vida no ha sido un lecho de rosas precisamente.-
La camarera le indicó lo que debía por las copas que le había tomado. El músico al pagar le tiró un fardo de billetes. La rubia le iba a devolver el exceso y el consiguiente cambio pero el moreno se lo ofreció como propina. Bueno, así podría hacer un poco más confortable el piso destartalado donde habitaba.
Tras la ida de Aidan, las cosas en el bar siguieron igual que siempre. Valerie siguió su rutina de servir tragos a diestra y siniestra, limpiar vómito y sangre del local. Así, entre borrachos, alcohol y música pasaban las horas de trabajo. Sin darse cuenta ya había llegado a la hora de cerrar. Salió de la Hora Bruja para vaciar los cubos de basura. El contenedor de vidrio quedaba un poco alejado del bar por lo que tuvo que alejarse un poco del local. Terminó de vaciar sus restos en el contenedor y al girar la vista notó un cuerpo en un callejón cercano. Algo se removió en su interior. No captó ese aura que siempre veía cuando alguien iba a morir. El tiempo seguía corriendo. Aún así presurosa acudió a socorrer al herido. Cuando se acercó al hombre inconsciente y comprobó sus constantes vitales. Había recibido una brutal paliza. Hacía bastante frío por lo que Val decidió que no podía pasar más tiempo en la calle. Lo mejor sería esperar a los servicios médicos en un lugar cálido. Tomó al hombre herido a cuestas junto con los cubos de basura. Se dirigió al local y tumbó a Avisan en uno de los sofás mientras fregaba rápidamente el local para poder irse a su hogar. Una vez concluida su labor, tomó en brazos al hombre y con paso presuroso se dirigió a su piso. Ella era fuerte y no le costó gran esfuerzo trasladarlo. Una vez en su hogar, puso al músico en su viejo sillón, le tapó con una manta y comprobó de nuevo sus constantes vitales. Puso la calefacción y preparó café por si el borracho despertaba. Agarró su teléfono y tras un rato consiguió hablar con emergencias. |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 7th Noviembre 2019, 12:08 | |
| - Creo que... eso no es necesario -la voz procedía de su espalda, del sillón en el que había dejado al cantante. Cuando se volvió, le vio sujetándose la cara con una expresión de dolor, aún aturdido-. Principalmente lo que más ha salido herido ha sido mi orgullo -dijo, indicándole con la mano que podía colgar el teléfono y cancelar la visita de emergencias.
De manera tentativa probó a levantarse. Tenía el cuerpo aterido por el tiempo que había pasado tirado en el frío suelo del callejón a aquellas horas de la madrugada, pero por lo demás, parecía intacto, salvo por la cara, que le dolía horrores.
- Mierda... -musitó, palpándose la carne hinchada y entumecida del rostro-. ¿Tienes un espejo?
En cuanto la rubia le hubo proporcionado uno, masculló una maldición entre dientes. Tenía un ojo morado, el labio partido y media cara inflamada.
- Joder... ¿Puedes dejarme un poco de hielo para reducir la hinchazón? Normalmente no me importaría pero pasado mañana tengo un concierto y mi manager me va a matar cuando me vea así. No es que el físico sea demasiado importante en el heavy, pero lamentablemente, en ésta sociedad siempre ayuda, y sé que en parte me escogieron como cantante por mi aspecto. Espero que el morado se vaya con maquillaje o estoy jodido...
De repente se acordó de que Valerie no le había reconocido en el bar, a pesar de trabajar en un local de ambiente rockero/metalero y de que había dado el gran concierto en el Madison Square Garden hacía poco más de una semana.
- Perdona -dijo volviéndose hacia ella con la mano extendida-. Me doy cuenta de que nunca llegué a decirte mi nombre cuando tú sí me habías dado el tuyo. El alcohol me vuelve un poco capullo, aunque no es excusa. Aidan Doyle, cantante de Deamhan. Encantado.
No sabía si sería por la paliza, por la adrenalina, por el súbito miedo ante la reacción de su manager cuando se enterara de lo ocurrido o por las horas transcurridas, pero lo cierto era que se encontraba bastante despejado.
- Y a propósito de eso, te debo una disculpa -añadió con incomodidad pasándose una mano por la nuca-. Estoy pasando por una racha muy, muy mala. Como... infernalmente mala.
Tampoco iba a entrar en detalles. No le apetecía inspirar más pena de la que seguramente ya daba ahora mismo. De todas maneras, si Valerie estaba al tanto de las noticias en el mundillo del rock/heavy, quizá se habría enterado del accidente en el que había perdido a su familia hacía menos de un mes. Todavía sentía que le faltaba el aire al recordar a su hijo ardiendo en la parte trasera del coche. Cerró los ojos con fuerza, tratando de apartar el recuerdo.
- Desde hace unas semanas siento que el alcohol es lo único que me mantiene vivo, lo único que me permite... continuar. Cuando estoy sobrio, la vida se vuelve... insoportable, y nada tiene sentido. Pero los demás no tienen por qué soportar mis mierdas -dijo, volviendo a sentarse en el sillón. Tenía la sensación de no haber dormido en una semana. Como si le hubieran pegado una paliza, vaya-. No pretendía faltarte al respeto antes... Valerie.
La miró directamente a los ojos, remarcando la palabra para que le quedara claro que la había recordado.
- En Irlanda es habitual decir expresiones como la que te dije de manera coloquial, al menos en el lugar donde nací. Mi padre era pescador, y mi madre pescadera; mi mujer trabajaba de camarera, así que jamás se me habría ocurrido decirte nada ofensivo. Sé lo que se siente al tener que trabajar en puestos infravalorados o despreciados por la gente que se cree superior a ti y que se piensa que puede darte órdenes y utilizarte como si fueras un sirviente por el simple hecho de trabajar en el sector servicios.
>>No voy a negar que me merecía el repaso que me diste, pero creo que te infravaloras. Dices que no eres idealista y que no crees que las personas puedan ser buenas por naturaleza, pero lo cierto es que me has traído a tu casa sin conocerme de nada cuando te habría bastado con hacer una llamada al 911 allí mismo, en la calle. Es lo que habría hecho cualquier ciudadano que quisiera comportarse de manera cívica, especialmente después de una jornada de trabajo en el turno de noche en la que estarías comprensiblemente agotada. Nadie te habría pedido hacer más, Valerie. Has escogido traerme a tu casa porque eres, en esencia, una buena persona. Dices que los actos nos hacen malos, pero a veces no son los actos, sino las experiencias. Estoy seguro de que muchos criminales lo son porque no tienen nada que perder, porque ya perdieron todo lo que tenían en su vida. ¿Crees que eso los vuelve malos por naturaleza? ¿Que una persona buena podría experimentar la misma clase de pérdida sin caer en lo más profundo? | |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 16th Noviembre 2019, 21:31 | |
| Colgó el teléfono al escuchar la voz del desfallecido recobrandose. Le habían dado una buena paliza. Ella al menos pensaba que no estaba de más un reconocimiento médico. Pero ella no era nadie para aconsejarle acudir a un profesional sanitario.
Por lo visto no iba a morir. Aunque Val no sabía si podía fiarse de sus percepciones. Esas “luces” que indicaban la muerte y esos contadores sólo podía verlos ella. Nadie la creía cuando lo contaba. Era Valerie contra el mundo. No encontraba explicación. La rubia lo encontraba muy real pero para los demás eran fantasías e ilusiones. Había estado en baremaciones y análisis psiquiátricas por ello. Era un signo de esquizofrenia ver cosas que los demás no. La habían llegado a convencer que te tenía algún tipo de problema mental. Tal vez, como le dijo su terapeuta alguna vez sólo estaba obsesionada con la muerte porque se sentía responsable de la muerte de su progenitor. Su padre que había muerto porque ella no quiso hacer caso de sus “consejos”. porque en vez de ir a un lugar seguro, quiso tomar un helado y salió corriendo. Tenía siete años y no entendía las consecuencias de meterse en medio de una reyerta callejera. Cosa que nunca olvidaría a partir de ese momento. Perdió a su única familia por una bala cruzada. Su vida se hundió y nunca había conseguido volver a levantarla. Siempre se había mantenido a flote, no se ahogaba pero nunca alcanzaba la orilla. Se culpaba del fallecimiento de su padre, eran ciertas las palabras de la terapeuta. No obstante, Valerie no llegaba a entender cómo la culpa podía hacerla ver esas cosas.
La rubia asintió con la cabeza ante la petición del espejo. Del salón fue al baño. Empezó a buscar en los cajones del lavabo un espejo de mano. Lo encontró. Estaba con ciertos medicamentos que tomaba de forma habitual. Pensó en tomarse alguna pastilla y también en lo adolorido que estaba aquel hombre en su sofá. Así que tomó un bote de analgésicos y se los llevó junto con el espejo.
Cuando la ex-valquiria le dio el espejo pudo comprobar las heridas, magulladuras y contusiones que tenía su atractivo rostro. Le tiró el bote de analgésicos mientras se dirigía a la cocina.
- Te vendrán bien para el dolor.-
La que antaño fue Brunilda no cocinaba mucho pero sí que tenía en su casa lo básico. Envolvió los hielos que sacó del congelador en un paño y volvió al salón para dárselo a su improvisado invitado.
- físico abre muchas puertas también cierra otras. ¿Quieres un café? - ofreció la camarera.
Estrechó la mano que aquel hombre la ofrecía. Se quedó un poco desconcertada. Creía que el músico estaría demasiado tomado para recordar su nombre pero al parecer no era así.
- Un placer. Es una de las propiedades del alcohol. Saca lo peor de la gente. -
A la camarera le sonaba el nombre de aquel hombre. Era un músico que estaba sonando mucho y alzándose con mucha fuerza. Pero la rubia no escuchaba su música. Sus letras hablaban de la mitología. Valerie no tenía muy buenos recuerdos sobre las historias de los pueblos vikingos. Las historias de los dioses nórdicos la traían recuerdos y sueños extraños que la alteraban. Eran inexplicables tanto para ella como para las personas a las que les había contado eso. Nunca había escuchado esas historias por boca de su padre y las recordaba desde muy pequeña. Eran muy reales para Valerie. No lo entendía y le daba miedo. Por eso prefería olvidar. Mantenerse al margen de ese tema. Intentar alejarse de los estímulos que la causaban irreales fantasías y desconcertaban su mente.
- Como todos, se llama vida. - comentó con su tono adusto. - Tu grupo canta canciones sobre la mitología nórdica y así ¿no? No sigo mucho ese rollo. Las historias de dioses y protectores no son lo mío. -
La rubia era sincera. Aunque sus ademanes eran fríos no activa con enfado o maldad. Era un persona seria y callada.
- Por lo que he visto, el alcohol no es ningún salvavidas. Hunde más de lo que ayuda. Es veneno. Al principio parece un alivio pero la mierda sigue ahí aunque lo ocultes entre copas.-
Se asombró cuando le ofreció la disculpa. Nadie se comportaba de esa manera hoy en día. No pensaba que sus palabras hubieran podido calar en alguien o que sus pensamientos y palabras importase. Por lo general, los bebedores compulsivos no escuchaban las palabras de una insignificante camarera.
- Soy hija de una cultura que trata a las mujeres como niñas. Siempre inferiores. Luego en América, siempre se han usado ese tipo de palabras para desprestigiarme. Sé que no era tu intención ofenderme pero a veces las palabras perpetúan malos comportamientos. -
De cierto modo le hizo gracia cómo parecía, desde lo que sabía, que su vida y la de Aidan eran inversas. Ella nació heredera de una prominente fortuna gracias a la gran industria textil de su padre. Luego todo le fue arrebatado. Ahora trabajaba en trabajo ingrato que no la daba para mucho más que subsistir. Aidan era de familia humilde y ahora triunfaba en el mundo de la música.
Última edición por Valerie Kozlov el 17th Noviembre 2019, 16:57, editado 1 vez |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 17th Noviembre 2019, 01:07 | |
| Atrapó el bote de analgésicos al vuelo y se tomó directamente un par de pastillas antes de aplicarse el hielo sobre la parte inflamada de la cara, en exposiciones breves para sobrellevar el frío intenso.
- Sí, por favor. Gracias. Me ayudará a despejarme del todo -dijo ante la oferta del café.
- Soy hija de una cultura que trata a las mujeres como niñas. Siempre inferiores. Luego en América, siempre se han usado ese tipo de palabras para desprestigiarme. Sé que no era tu intención ofenderme pero a veces las palabras perpetúan malos comportamientos -le dijo la rubia al volver de la cocina.
- De acuerdo, me doy por enterado. Intentaré tenerlo en cuenta de ahora en adelante -dijo, sentándose para tomarse el café que le ofrecían-. Por cierto, ¿de dónde eres? No soy muy bueno identificando acentos.
- Tu grupo canta canciones sobre la mitología nórdica y así ¿no? No sigo mucho ese rollo. Las historias de dioses y protectores no son lo mío.
Esbozó una leve sonrisa.
- Ya... sobre eso... Tanto a Sullivan como a mí nos apasionan las historias de fantasía y la mitología, desde que éramos niños. Crecimos con El Señor de los Anillos, Reinos Olvidados y todas esas cosas, así que, cuando empezamos a componer... la inspiración surgió de manera natural. No sólo mitología nórdica; también egipcia, hindú e incluso babilónica. Queríamos encontrar un hueco en el que destacar en Estados Unidos, y el Metal Sinfónico es algo bastante escaso aquí, así que pensamos que, al haber menos demanda, lo tendríamos más fácil. El metal sinfónico se presta mucho a ésta clase de historias, ¿sabes? Todo es muy... épico. Queríamos seguir los pasos de Nightwish -dio un largo sorbo a su café-. Pero mis propias composiciones son más personales. Tratan sobre mi día a día, y las cosas que me ocurren. El estilo es más Power Metal. Quizá eso te gustaría más, aunque esas canciones son mucho menos conocidas. Podría cantar algún día en ese bar tuyo, y así te las mostraría. No le cobraría nada a tu jefe y podría ayudar a aumentar la clientela con la condición de que obtuvieras una buena comisión con los beneficios.
Guardó silencio un instante, pensativo.
- De hecho... todo ésto... haberte conocido y estar teniendo ésta conversación contigo me está dando una idea para una nueva canción.
No podía evitar notar que Valerie no había respondido a su pregunta acerca de si creía que el que se rinde al mal porque no le queda nada por lo que luchar tenía una tendencia natural hacia la maldad o no, y, por tanto, no sabía hasta qué punto podía sincerarse con ella. Tenía la sensación de que la camarera era de las que veían el mundo en blanco y negro, sin toda la gama de grises de por medio, y, por desgracia, nada en la vida era nunca tan sencillo.
¿Era él malvado porque obedecía las órdenes de un demonio por tener demasiado miedo a las consecuencias si no lo hacía, a pesar de saber el mal que estaba provocando en el mundo? ¿O era simplemente un cobarde?
- He... hecho cosas muy malas en los últimos tiempos, Valerie -dijo al fin, mirándola a los ojos-. Cosas que jamás podrías imaginar. Pero... quiero intentar cambiarlo. Estoy trabajando para lograrlo.
Para ser libre. Si tan sólo conseguía encontrar la manera de romper el dominio que el demonio tenía sobre él... Si lograba escapar... Ojalá el hombre que tenía prisionero en Williamsburg le ofreciera la respuesta que necesitaba. | |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 22nd Noviembre 2019, 13:43 | |
| Valerie sirvió dos cafés negros y fuertes en las típicas tazas de colores del ikea. Volvió a la sala y le entregó una de las tazas que contenía ese elixir marrón. Asintió con la cabeza a la respuesta de Aidan. estaba ciertamente sorprendida. No solía cruzarse con personas que tomasen muy en serio sus consideraciones. En los tiempos que corrían si te quejabas de alguna palabra expresión del lenguaje salían veinte idiotas a decirte que querías cambiar el buen uso de la lengua y que por algo existía la gramática y pamplinas similares. como si el lenguaje no evolucionase y se siguiera hablando como en época Shakesperiana. Más se quejaban cuando veían que eras un mujer. Porque la mujer no podía percibir que existían injusticias porque eran una locas y unas exageradas . La consideración que tenía antigua Grecia parecía no haber cambiado tampoco en siglos. Hasta en temas de cuestiones biológicas de la anatomía femenina te venían a corregir. Porque aunque ellos tenían un cuerpo muy diferente al tuyo sabían mucho más que tú. Pero dejando los idiotas de lado, Val se sintió bien al ser considerada otro ser humano. Alguien con ideas y opiniones que merecían ser escuchadas. Hacía bastante que había perdido su voz y sus ganas de alzarla.
-De Rusia. Pero tengo un acento neoyorquino muy bueno. Se me dan bien los idiomas.- Una cálida sensación le llegó al pronunciar la última frase. Su padre siempre le había enseñado que los idiomas eran importantes. Era necesario poder comunicarse bien en cualquier tipo de situación. Además a la rubia le gustaba aprenderlos y hablar con gente en los diferentes lenguajes existentes.
Se apoyó en la pared y dió un gran sorbo a su café. Escuchó atentamente lo que contaba Aidan sobre su grupo y sus orígenes del grupo. A Valerie no es que no le gustasen las historias o la fantasía. Es que su mente colapsada. ¿Cómo explicar eso a alguien? ¿Cómo decir que tu mente se desboca y te hace ver, soñar y sentir cosas que nadie más está, ni sueña ni siente? ¿Cómo describir la inmensa soledad y frustración que te da no poder hacer caso a tus percepciones? ¿Cómo hablar de lo duro que es no poder confiar en un mismo? Y más cuando esa persona es un desconocido.
-No lo entiendo.- Comentó porque la magia, la fantasía y la mitología no había sido para ella historias con las que evocar un mundo lleno de misticismo e ilusión. No tuvo la emoción de recrear aventuras si no el sufrimiento del peso de la realidad. - Quizá es porque soy dura de mollera y recordar historias no es mi fuerte. -
Convivir cada día con una enfermedad mental te enseña a ser selectivo tanto con las palabras como con las personas. No puedes exponer algo tan íntimo y menos en una sociedad tan insensible que repudia a quien se sale de la norma.
- Quizá sí me gustasen más. La vida cotidiana y las historias de personas sencillas es mi estilo. -
Pensó en la propuesta del músico. Seguramente sería bueno para el dueño y para su compañero de trabajo. A ella no le interesaba conseguir más dinero. No tenía más interés que subsistir día a día. No tiene ni grandes sueños ni aspiraciones.
- Supongo que algo se podría organizar. Hablaré con él dueño.-
No tenía ni idea qué podía haber inspirado a Aidan una canción. Ella era muy mundana, no tenía nada en su vida reseñable para que estuviera en una canción.
- No soy alguien muy reflexiva. Si buscas consejo no soy la mejor opción. Mientras el mundo se derrumba a mí alrededor yo simplemente actuó. Sobrevivo. Es como un impulso natural. - Suspiró.- Decía mi padre- Su padre, ese hombre que en sueños tenía ese rol. Pero ya no podía cambiar su discurso. Tenía miedo a que cualquier error, despiste o contradicción en sus palabras pudieran desvelar su situación. que la vida te forja como forja una espada. Te golpea con fuerza para quitar las impurezas, sólo el metal más puro y noble libre de toda impureza se utiliza para las mejores armas. Dio otro trago a su café, terminándoselo.
-Todo el mundo hace cosas malas todos los días. El concepto de bien y mal supongo que es relativo.- se encogió de hombros.- El estado fomenta que las familias acojan niños ofreciendo suculentos cheques. Sí me preguntan a mí es algo malo pero la sociedad considera que es correcto.- Sus ojos azules y brillantes miraban fijamente a Aidan.- -Supongo que si intentas resarcir el daño que has hecho no estés tan perdido. -
Valerie sabía que el bien puede comprarse. Que quien tiene el dinero,la estima y el poder puede jugar sus cartas para hacer que la situación le haga ver como un héroe o una víctima. ¿Era malo intentar sobrevivir en ese mundo amañado? Tenía muy claro que hizo bien al protegerse de los abusos de pudientes y reputados hombres. Pero a la sociedad no le pareció bien que le rompiera un brazo al tutor que trató de forzarla en su despacho. Quedó como una alumna irascible que se enfadaba por una nota. Fue expulsada por defenderse. Nadie creyó que ella estaba protegiéndose. Ella era la mala de cara a la galería. Porque era alguien insignificante, alguien que no tenía la relevancia para ser escuchada. |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 24th Noviembre 2019, 00:54 | |
| - ¿De Rusia, nada menos? -se sorprendió el cantante-. Casi me da vergüenza que se me note más el acento a mí que a ti... En serio, es muy útil que se te den tan bien los idiomas. ¿Has pensado probar a trabajar en algún otro lugar donde el conocimiento de otras lenguas esté bien valorado? No me lo tomes a mal, pero me dio la impresión de que trabajar de camarera no es tu puesto soñado.
Cuando le respondió a su comentario sobre las historias de fantasía alzó levemente una ceja y depositó la taza de café, prácticamente vacía, encima de la mesa.
- Bueno... mis canciones no hablan exactamente sobre mi vida cotidiana. Son más bien mis sentimientos en el momento de escribirlas. Mis sueños, mis esperanzas, mis anhelos... -guardó un momento silencio, pensativo-. Uso también muchas metáforas y símbolos. Un poco como escribir poesía. La música ha sido siempre mi vía de escape, mi manera de lidiar con mis sentimientos y emociones, antes de que empezara a volcarme en la bebida. Pero aún así creo que podría gustarte.
La rubia aceptó su propuesta y él se levantó, buscando su chaqueta de cuero y empezando a ponérsela.
- No soy alguien muy reflexiva. Si buscas consejo no soy la mejor opción. Mientras el mundo se derrumba a mí alrededor yo simplemente actuó. Sobrevivo. Es como un impulso natural.
Aidan se volvió hacia ella, terminando de ajustarse la chupa.
- A mí me parece, Valerie, que vales mucho más de lo que pareces considerar, y así me lo has demostrado hoy. Creo que te infravaloras demasiado. Yo también soy un superviviente, eso lo tenemos en común -le sonrió con calidez y escuchó la anécdota que ella le contó justo después-. Tu padre era un hombre sabio -reconoció, asintiendo-. Me ha gustado mucho esa analogía. Suena como algo que podría haber salido de una de esas historias de fantasía que antes dijiste que te costaba entender -el azul de sus ojos se ensombreció ligeramente por el pesar ante la manera en que la rubia se había definido a sí misma-. Realmente creo que te infravaloras mucho, Valerie. Me parece que eres mucho más inteligente y capaz de lo que pareces pensar. Creo que podrías lograr grandes cosas. Las limitaciones te las pones tú misma. Se me viene a la mente una frase para la canción que me inspiras: "I wish to fly and to be free". Creo que puedo trabajar con eso.
Ella siguió hablándole sobre el bien y el mal, para finalizar con una frase que le dejó helado mientras le miraba fija e intensamente a los ojos, azul con azul.
-Supongo que si intentas resarcir el daño que has hecho no estés tan perdido.
¿Resarcir el daño? ¿Cómo iba a hacer algo así? ¿Cómo podía resarcir el daño que había causado la invasión demoníaca? Sólo de pensarlo sentía que le volvían las náuseas. No, de momento lo único que quería era conseguir escapar de Gob, librarse de la influencia que tenía sobre él. Si lo lograba, de entrada ya no tendría que seguir obedeciendo sus órdenes, y eso era algo, ¿no?. De lo demás podría preocuparse luego.
La verdad es que ni siquiera se lo había planteado. Para ser honestos, lo único en lo que había estado pensando desde el fatídico concierto del 3 de abril era en cómo escapar de la correa que le tenía aprisionado por la garganta como si fuera un perro. Pero, para ser justos también, es que ya de por sí era mucho para asimilar, y hasta que no lograra escaparse, pensar en cualquier otra cosa habría sido tan absurdo como planificar unas vacaciones para esquiar en la nieve estando con la pierna rota y muletas.
- Bueno... Será mejor que me vaya ya. Es tarde; tú debes estar muy cansada y yo tengo que prepararme para el viaje de mañana por la noche. Haré que mi manager se ponga en contacto con tu jefe y espero que podamos volver a vernos cuando termine la gira. Podríamos quedar para cenar algo y ver una peli. Quizá hasta podría convencerte para ver El Señor de los Anillos -bromeó con una sonrisa amistosa-. Hasta la vista, Valerie. Muchas gracias por todo, ha sido un placer conocerte -concluyó, ofreciéndole la mano a modo de despedida. | |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 25th Noviembre 2019, 14:07 | |
| - No tengo ningún título y estoy segura que son necesarios. Además, mi trabajo es el único del que no me echan. No soy lo que se dice paciente y eso incomoda mucho a los jefes y clientes.-
Suspiró con nostalgia. Antes sí que pensaba que a pesar de los mazazos de la vida iba a brillar. Que estaba empezando a contener y dominar su enfermedad mental y sus fobias. Tenía mucho talento para los idiomas. Era como un don natural. Entendía y comprendía cómo se formaban los idiomas. Sus reglas y sus sonidos eran algo que enseguida captaba. Nunca había sido una alumna brillante en el colegio y en el instituto. Le costó mucho esfuerzo sacar la prueba para la universidad pero consiguió entrar a una. Logró acceder a la carrera de traducción e interpretación. En aquel tiempo su familia de acogida era una pareja buena y bondadosa que se dedicaba ayudar a todos sus acogidos. Darlin y Jordan les trataban como a hijos. No les importó tenerla en casa tras cumplir la mayoría de edad y ayudarla en su primer año de carrera con los gastos. Valerie trabajaba y estudiaba. Al siguiente curso pidió una beca y se la concedieron. Trabajaba a medio tiempo en una librería pequeñita y de barrio. El dueño era un anciano bonachón y regordete llamado Alvin, amigo de sus padre de acogida. Pero nunca había tenido muy buena suerte. Fue ese año cuando un profesor se encaprichó de ella. Val era atractiva y llamaba la atención de muchos hombres y mujeres. Le había pasado desde los trece años. Aquel profesor estaba siempre habituado a conseguir lo que quería. Primero fueron halagos y ayudas con recomendaciones de libros y material adicional. Al principio, fue galante pero Valerie no quería nada con el profesor. No quería exponer su reputación y su futuro al involucrarse con una aventura pasajera. El profesor no se lo tomó nada bien y empezó a restarle puntos. Cuando ella acudió a su despacho a reclamar intentó chantajearla y luego, forzarla. La rubia sacó todo su mal genio y se defendió. era fuerte. Siempre lo había sido y redujo a su agresor en un suspiro. Le rompió una mano. Eso le bastó a aquel despreciable hombre para alejar que ella le había atacado porque estaba enfadada por sus bajas calificaciones. Todo el mundo le creyó. Nadie ayudó a Valerie. La junta de la universidad la expulsó.
- No es el trabajo soñado de nadie. Pero es cierto que con mi carácter la atención al público me resulta realmente difícil.-
Escuchó atentamente como Aidan hablaba sobre sus canciones. Estaba claro que componer y la música era algo que le apasionaba, como a ella sus idiomas. Tenía suerte de haberse abierto camino en un trabajo que le entusiasmaba de aquella manera. Ella se rindió. Quizá podría haberse esforzado más. Buscar otra manera de trabajar con diferentes lenguas o quizá apelar hasta conseguir que se hiciera justicia. Pero se rindió. Se sintió un poco triste al recordar su destino frustrado.
- Soy rusa, no se me dan bien las emociones.- Bromeó sobre el tópico de que eran gente tan fría como su inexpugnable invierno. Esa broma como muchas otras tenía gran parte de razón. No es que a la fémina se le diera especialmente bien tratar con los demás o ser empática o consolar a alguien.
- Hay muchas cosas que desconoces de mí. La primera impresión no siempre es la correcta. Tal vez no sea buena persona y te haya ayudado porque tengo un trauma con la muerte. Puro egoísmo para no sentirme mal conmigo misma.-
Parecía sacado de una historia de fantasía porque lo era. Eso fue lo que pensó Valerie. Las alocadas narraciones que le repetía una y otra vez su mente en un intento de desequilibrarla. Aunque su padre real no era muy diferente al hombre que reflejaban esos fantásticos recuerdos.
- Mi padre tenía una sabiduría peculiar.- Sonrió. Le guardaba un gran afecto. Era estricto y riguroso pero también tenía un bondad única. La obligaba a enfrentarse a sus temores y la enseñó a no ser presuntuosa cuando se está en la cima porque la suerte siempre cambia.
Quizá es que no quiero iba a responder a la afirmación de que se infravaloraba y que podía lograr grandes cosas. Porque no tenía nada por lo que prosperar. Nadie por quién seguir adelante. Quería a su amigo Pauly pero en su interior sentía que no era necesaria. Ni para el mundo ni para nadie. No tenía nada en lo que creer o por lo que luchar. Nada que la moviera de esa rutina en la que se había enclaustrado. Nada he descongelase su coraza helada y la hiciera moverse. Pero cuando estaba por abrir la boca, Bruni su salamandra salió a escena. La salamandra se subió por la mano de su dueña.
- Bruni, te has vuelto a escapar traviesa. - la desmemoriada ex-valquiria puso al animalito en su terrario con mucho mimo y cuidado.
Si ella desaparecía, ¿quién le daría de comer a su Bruni? Seguramente encontraría a alguien. Si tenía esa mascota es porque era un animal bastante fácil de cuidar. Suspiró.
Asintió con la cabeza a las palabras del moreno. Ella estaba muerta de cansancio y sueño. Siempre que salía de trabajar lo primero que hacía era ir derecha a la cama. Dormía casi hasta mediodía y cuando se levantaba hacía sus quehaceres antes de volver al curro.
- Espera- dijo ante la despedida de Aidan y se fue a la cocina. Del frutero tomó una fruta y se la dio al cantante. Las manzanas dan energía y te alejan del sueño. Además, seguro que ya lo sabes, son una fruta mágica para los pueblos nórdicos.
Última edición por Valerie Kozlov el 28th Noviembre 2019, 12:36, editado 1 vez |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 27th Noviembre 2019, 23:46 | |
| Cada cosa que decía la rubia iba activando una conexión en la mente del cantante, como quien va descubriendo el dibujo de un puzzle a medida que encajan las piezas.
Observó con agrado la divertida mascota de la muchacha. Hasta en eso tenía que ser diferente a la norma.
- Pues además de todo eso, resulta que las manzanas me encantan -dijo con una sonrisa sincera cuando le entregó la fruta. Pensativo, le dio un mordisco a la apetitosa piel, ya en el marco de la puerta pero aún sin decidirse a marchar-. Yo también tengo un trauma con la muerte -se decidió al fin, apoyando la mano libre en el quicio de madera- . Hace muy poco perdí a mi familia en un accidente de coche -sus labios se tensaron hasta formar una fina línea. Seguramente la rubia ya habría sumado dos más dos con su actitud en el bar-. Aún puedo ver... a mi hijo... ardiendo en el asiento de atrás... La muerte... me aterroriza ahora.
Pero no por los motivos que Valerie podría imaginar. Si Aidan moría, iría al infierno, lo cual significaba que nunca jamás podría volver a reunirse con su mujer y su hijo en toda la eternidad... Porque a buen seguro ellos no habrían terminado allí.
- ¿Sabes, Valerie? Existen maneras de lidiar con éstas cosas, especialmente para alguien a quien no se le dan bien las emociones. Se suele decir que el arte es una manera de expresar cómo nos sentimos. En ocasiones, entregarse a la música, la pintura o el baile, nos puede servir para reconducir todos esos sentimientos negativos. ¿Hay algo en lo que sientas que podrías destacar? ¿Algo con lo que podrías llegar a expresarte? Mira... -se sacó del bolsillo de la chaqueta una tarjeta y se la dio a Valerie-. Si decides probar suerte en la música, grábate a ti misma cantando, o tocando, y mándasela a éste hombre. Es mi manager. Él lo verá y decidirá si darte una audición -la miró durante unos segundos antes de continuar-. El físico ya lo tienes, tu voz es bonita, y el look general podría encajar. El aire rebelde vende muy bien en éste negocio. Y quién sabe... quizá no seas lo suficientemente buena como para destacar en solitario, pero siempre podrías unirte a alguna banda, aunque fuese para hacer los coros. En éste trabajo hay una parte importante que es de cara al público, pero la mayor parte del tiempo lo pasas encerrado en un estudio de grabación, y los contactos con el público normalmente son encima de un escenario y sin trato directo. Y es un trabajo para el que viene bien tener fluidez en los idiomas.
Dio un nuevo mordisco a la fresca piel de la manzana, que crujió bajo sus dientes.
- Sea como sea, espero volver a verte pronto, Valerie. Estamos en contacto -dijo, antes de hacerle un saludo con los dedos que le quedaban libres de sujetar la manzana y girarse para marcharse.
No tenía ni idea de si se estaba equivocando, puesto que no la había escuchado cantar, pero no podía evitar empatizar con ella por el hecho de que su mujer había sido camarera también, y, al igual que parecía ocurrirle a Valerie, no disfrutaba de su trabajo. Además, qué diablos, quizá le había salvado la vida en aquél callejón.
A pesar del dolor de los moratones, estaba de buen humor. La noche había terminado de una manera extraña y del todo inesperada, pero, por increíble que pudiera parecer, había pasado un rato bastante agradable con la rusa, y si la alternativa habría sido caer desfallecido y borracho en el sofá de su hotel y quedar en coma hasta el día siguiente sumido en uno de sus horribles sueños sin sueños...
Bueno, no había estado tan mal... ¿no? | |
| | | Invitado Invitado
| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 4th Diciembre 2019, 14:03 | |
| El músico mencionó que a él le encantaban las manzanas y Val se sintió feliz con ello. La que en su vida anterior fue una valquiria no sabía la mágica relación que tenía su pueblo con las manzanas. Cómo eran un fruto que la da la vida y protege de los males. una fruta que posee una magia singular que incide muy directamente con aquellas personas que llevan magia en su ser y en su alma.
A continuación Aidan empezó a hablar sobre su trauma con la muerte. El corazón de la rubia se encogió. La muerte de un infante no dejaba indiferente a nadie. A ella en especial le afectaba mucho cuando un menor fallece. Era sumamente triste que le arrebataran tanto camino vital por recorrer. Un ser que aún no había tenido tiempo de probarse y darse a valer en la aventura de la existencia. Era cruel arrebatar la ilusión y resquebrajar el amor en el corazón de unos padres. Porque uno de los más grandes amores en el universo es el del progenitor a sus hijos e hijas. Los padres y madres se desviven por cuidar y proteger a lo que es la luz de sus vidas. Que un hijo muera antes que sus padres es antinatural. Deja una marca en el alma del progenitor imborrable.
Valerie nunca se había planteado tener hijos. En principio porque no le llamaban demasiado la atención los niños y después por todo el bagaje emocional y psicológico que tenía encima. Los enfermos mentales sufren con la idea de que sus descendientes hereden sus malestares. No querían pasarles su mal a otra persona. No querían que alguien pudiera sufrir aquellos horribles malestares que les atormentaban.
- La muerte me persigue - sonaba algo loco pero la confesión de Aidan la dio el coraje para pronunciar las palabras que nunca había dicho en alto. Desde que su cuerpo se había hundido en un frío río, al caer el autobús escolar por un puente, siempre había sentido que la muerte como una lúgubre compañera la acompañaba. Quizá como represalia de haber roto su fúnebre embrujo.
-No sé lo que es perder a un hijo.- dejó pasar unos segundos. - Pero he perdido mucha gente importante en mi vida. Mi madre murió al traerme al mundo. Fui la causa de que mi padre muriera. Mi mejor amiga en la adolescencia murió porque la insté a que probaremos unas drogas. Poco después mi novio en un accidente de tráfico. - inhaló y expiró.- Quizá son desafortunadas casualidades y me lo tomo muy a pecho. Pero siento que la gente se muere a mí alrededor y no puedo hacer nada.-
No mencionó aquellas extrañas luces y los contadores que veía en cada persona. Cuando los contadores llegaban a cero, la persona moría. Valerie tenía claro que eso era así. Pero no lograba entender por qué sólo ella captaba esas cosas. Pensaría que era un delirio de su enfermedad pero daba la casualidad de que siempre que el contador tenía un cero la persona moría. Eso no se lo estaba imaginando. Luego el tema cambio hacia el futuro profesional. Valerie escuchó la propuesta de Aidan sobre lidiar con sus emociones a través del arte. Ella nunca había practicado baile, pintura o música como actividad para aliviar su carga emocional. Pensó en la pregunta del músico. Nunca se había planteado si podía destacar en una disciplina artística. Ella era un persona más física. Se la daba bien el deporte y los movimientos corporales. Aprendía rápido los movimientos corporales y las técnicas del movimiento.
- Sí … la gente suele decir que tengo buen oído y que mi voz es hermosa cuando canto.- No lo hacía con frecuencia porque para ella era algo íntimo que ligaba con la confianza y la alegría. Cosas que hacía tiempo no tenía en su vida. Recordó cómo de pequeña su padre la enseñaba a cantar y tocar el piano. Era una forma de que ambos recordasen a su madre. Cynthia Blackstone, su progenitora, era un cantante de ópera estadounidense. Seguramente de ahí sacaba la potencia y el hermoso tono de su voz.
- Tal vez me anime a probar suerte. -comentó mirando la tarjeta que le había dado el castaño.
Se encogió de hombros. -Sabes dónde vivo y dónde trabajo, así seguro podemos volver a encontrarnos.-
La ex-valquiria levantó la mano a mono de despedida. |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 12th Diciembre 2019, 23:57 | |
| - La muerte me persigue.
La frase le hizo pararse en seco en el rellano y se giró para mirar a Valerie.
-No sé lo que es perder a un hijo.
Le estaba costando horrores sincerarse así, era evidente en su actitud y en su semblante, así que el músico aguardó pacientemente y con calma a que reuniera el valor para continuar.
Y después, simplemente escuchó. Y el agujero negro que había en su pecho desde el día del accidente empezó a inundarse con un sentimiento de compasión que se llenaba más y más con cada muerte que mencionaba la rusa hasta que, al final, la sensación de empatía y comprensión era tal que, por un segundo, volvió a sentirse un ser humano otra vez.
Llevaba muerto por dentro desde el día del accidente, fingiendo estar vivo y pasando la mayor parte de su tiempo en el bar para poder sentir algo, aunque fuese algo tan nocivo y autodestructivo como los efectos que provocaba el alcohol.
Era como si estuviera las 24 horas en un... agujero, oscuro y sofocante donde no llegaba la luz del sol y la lluvia caía en forma de sangre (la sangre de su mujer muerta por su culpa), ahogándole en pena, dolor y remordimientos.
Estaba muerto, muerto y desconectado del mundo. La vida era una inmensa broma, una obra de teatro en la que todos interpretaban su papel. Era fácil vivir así, sin preocuparse por nada ni por nadie.
Pero Valerie... ella vivía su propio infierno. Estaba tan dañada como él, y, sin embargo, había escogido no desentenderse de los demás. Había escogido ser buena persona.
Sin pensárselo mucho, Aidan deshizo el camino que había recorrido para abrazarla. Era un abrazo sincero, de los que transmitían todo sin necesidad de palabras. No tenía ni idea de si ella le rechazaría, pues, por lo que había visto hasta ahora la rusa era una mujer poco dada a los afectos innecesarios, pero él era impulsivo, y se dejaba llevar sin racionalizar demasiado las cosas. El gesto era sincero, era tal como lo sentía y como deseaba transmitirlo. Si ella lo aceptaba o no, sería cosa suya.
"Siento que la gente se muere a mí alrededor y no puedo hacer nada". La última frase le hizo apretar los labios hasta convertirlos en una fina línea. A ella las desgracias le sobrevenían sin pretenderlo. En su caso, él mismo había atraído la tragedia sobre su hogar. Era culpa suya, y sólo suya. Una lágrima solitaria resbaló por su mejilla pasando inadvertida a causa del abrazo hasta que fue a morir entre sus labios. De manera sutil se la limpió antes de separarse de ella.
- Tú no tienes la culpa, Valerie -musitó, mirándola a los ojos.
¿Cuánta gente le había repetido esa misma frase después del accidente? Porque él conducía el coche y todo el mundo pensaba que se sentiría culpable por el famoso síndrome del superviviente. Y él se veía obligado a asentir y callar, sin poder decirles lo que su alma gritaba por dentro: que sí que era culpa suya. No porque hubiera sido él quien estuviera conduciendo el coche, sino porque había sido su propia estupidez. su imperdoble egoísmo, los que habían provocado la discusión que había derivado en el accidente. Podría haber sido Múriel quien condujera y la culpa habría seguido siendo suya. Pero en aquél caso, en el caso de Valerie, la frase era totalmente cierta.
Dos seres heridos, con un pasado trágico marcado por la muerte, uno inocente, y el otro culpable. Luz y oscuridad... Las dos caras de una misma moneda.
- Oye... ¿qué te parecería si me quedo esta noche a dormir aquí en tu sofá? Podría dar aviso para que me trajeran mi guitarra y el equipo necesario y mañana cuando nos levantemos podría ayudarte a grabar la demo para mi representante. Mi viaje no es hasta por la noche, y tampoco tengo tantas cosas que recoger en el hotel. ¿Qué te parecería? | |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 7th Enero 2020, 09:52 | |
| Sus palabras detuvieron la despedida. No se fue su intención de interrumpir sus pasos. Simplemente fueron pensamientos apresados y atesorados muy en su interior que vieron la oportunidad de salir. La rubia no se daba cuenta de que una nueva etapa estaba por llegar a su vida. Un momento en el que la revelación la sacaría de su incertidumbre y en la que podría aceptar tanto su pasado como su presente y subida actual. Una etapa en que por fin entendería el sentido de las tragedias de la vida, el auto regimiento y descubrimiento al que eran sometidos los paladines como ella. Por fin, comprendería no sólo su destino sino también su misión, su legado y cómo funcionan las fuerzas místicas que regulan el universo. Cuando la adolescente Brunilda eligió el camino como valquiria supo muy bien que su existir iba a ser como estar descalza atravesando un lecho de espinas. Nada volvería a ser fácil. Quedó marcada por el designio de fuerzas caóticamente ordenadoras. Una y otra vez en cada nueva vida y resurrección se repetirían desgracias similares a los de su primera vida para forjar y adiestrar su personalidad y carácter. Para su raza y para las Nornas, un guerrero nace a través de reveses. Tan sólo se ve la verdadera fuerza en momentos de necesidad y adversidad. Hay que saber aguantar y resistir. Sobretodo, hay que seguir eligiendo la bondad cuando todas las luces se han apagado y toda esperanza ha sido brutalmente arrasada. Se busca una alma realmente valiente y realmente honorable que permanezca fiel a los principios a pesar de todo. Alguien que pueda sobrellevar la pesada y tortuosa espada que es ser un elegido del destino. Pero aunque era muy próximo aún no era el momento. Valerie debería permanecer en la ignorancia un poco más. Debía sufrir la culpabilidad de los designios y pensar que era rara, diferente, loca y que no encajaba. Debía sufrir y padecer. Estar sola y agobiada. Aquel tránsito era inevitable para su desarrollo.
Aidan dejo que la rusa expresase sus más secretos pensamientos. Cada pérdida había sido un funesto golpe que había repercutido en la cerrazón de su carácter. Era muy duro para ella abrirse. Había aprendido desde pequeña a ser dura, invulnerable y no mostrar sus miedos. En un mundo hostil en el que a muchos les gustaba aprovecharse de las debilidades de los demás no se podía desvelar cuál era tu tacón de Aquiles. También la educación de su padre en la más tierna infancia. Su progenitor siempre la instaba a hacer frente a sus miedos a encararlos directamente y a no llorar ni compartir sus temores. El concepto del valor para su adusto padre ruso era afrontar con entereza lo que temías. Sin pedir ayuda ni misericordia. Vestirte únicamente con la dignidad y el orgullo de ir de frente. No dejarte vencer y seguir adelante encarando al miedo.
El cantante escuchó atentamente sus palabras. Las letras que salían de su boca y la emoción con que la que las pronunciaba, llegó al hombre que había recogido. Para la ex-valquiria era algo extraño pero también sentía menos peso en su carga. El moreno la abrazo y la rubia no supo muy bien cómo actuar. No estaba acostumbrada a que nadie la consolase. Era bastante ajena a ese tipo de contacto físico. No dejaba que nadie se acercara lo suficiente a sus heridas y nunca causaba ese tipo de reacciones en la gente. Ella siempre era la dura, la fuerte, la que podía sobrellevarlo, la que resistía y a la que nada le afectaba. Tenía un rol de persona fría e impenetrable. Debido a eso, no compartía sus miserias y pesares muy frecuentemente con nadie. Su corazón se había ido cerrando y alicatando hasta forrarse con una férrea coraza. Poco a poco correspondió el abrazó. Un sentimiento de calidez y comodidad empezó a surgir. Sintió un leve consuelo a sus pesares. Hacía mucho tiempo que no sentía un acercamiento personal con alguien. Se dejó llevar por la calidez de ese abrazo, aferrándose fuertemente a Aidan. Era como si lo dicho hubiera descongestionado su interior. De sus profundos ojos azules cayeron unas pocas y pesadas lágrimas. El dolor atrancado en su ser fluía hacia arriba.
¿Podría creer en aquellas palabras que pronunció Aidan? ¿Realmente no era su culpa? "No sé puede vencer a la muerte". Esa frase resonó en su cabeza con gran estruendo. No recordaba quién había proferido esa oración. Una imagen le llegó de repente. Era aquel hombre adusto, serio y estricto que en sus fantasías hacia el rol de padre. A veces no podía separarle de su padre real. Ambos eran muy parecidos en pensamiento y carácter. Él había dicho las palabras. En su interior le creyó. Sentía con gran intensidad que era cierto. La muerte llegaba siempre y a todos. No tenía criterio aparente ni distinciones. Todas las culturas pensaban que la muerte era una fuerza inamovible e imparable. La renacida y futura valquiria aún no lograba entender porque veía esos marcadores si no podía hacer absolutamente nada. ¿Era un fallo en el sistema de Matrix? ¿Era un castigo por algo? ¿Por qué tenía la capacidad para ver y presentir la muerte?
- Cuando alguien va a morir su fecha ya está escrita.- Eso era algo innegable para ella que se percataba de aquellos marcadores. Se aclaró la garganta.-Seguramente no se pueda hacer nada pero … siempre me pregunto qué hubiera pasado si no hubiera sido imprudente. Si hubiera llegado a este mundo sin causarle dificultades a mi madre, si no hubiera desobedecido a mi padre, si no hubiera instado a Lira a tomarse aquellos opiáceos, si no hubiera entretenido a Mark aquella noche … si esas circunstancias no habrían pasado ellos estarían aún conmigo o nada hubiera podido cambiar los designios de la muerte.-
Ese sentimiento amargo se apagaba tenuamente con la comprensión y el apoyo de Aidan. También porque la circunstancias parecían ofrecer una perspectiva de que las cosas son inamovibles, que la muerte es implacable y impugnable. No importa tus esfuerzos o tus armas, siempre acaba desempeñando su papel en el teatrillo del cosmos.
Valerie escuchó la propuesta de Aidan. Se carácter frío y cerrado le impedía a rechazarla. Pero había compartido con él algo muy íntimo y en aquel momento sentía como si Aidan fuera alguna clase de amigo. Sopesó la propuesta. En caso de que saliera mal no podía perder mucho.
-De acuerdo- comentó un poco reticente. |
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| Tema: Re: Nos vemos en los bares( Aidan & Valerie) [Viernes,12 de abril de 2019 en Nueva York] 9th Enero 2020, 00:40 | |
| "Cuando alguien va a morir su fecha ya está escrita".
Quizá. Aidan era lo bastante aficionado a las religiones y a los diferentes mitos como para no plantearse la idea del destino, pero lo que era innegable era que su familia no habría muerto si Muriel y él no hubieran discutido aquella noche. Y habían discutido porque él había sido un miserable, porque se le había subido la fama y la gloria a la cabeza. Podía entender perfectamente las dudas de Valerie, porque él tendría que vivir lo que le quedaba de vida preguntándose cómo habrían sido las cosas si nunca hubiera aceptado el pacto con Gob. Era muy probable que entonces aún estuvieran vivos.
- Te entiendo -dijo, separándose del abrazo pero manteniendo las manos sobre los hombros de ella para mirarla a los ojos-. Mejor de lo que crees.
Aquella noche Aidan durmió en el sofá del pequeño apartamento de Valerie, y en cuanto estuvo en condiciones de levantarse y superar los efectos de la resaca se puso en contacto con uno de los trabajadores que ayudaban con la gira y le pidió que le trajera su guitarra, junto con la cámara y el equipo de grabación para ayudar a la rusa con su maqueta.
Cuando por fin terminaron todo ya era tarde, y Aidan tuvo que darse prisa en recoger todo y dirigirse corriendo a su hotel para hacer las maletas y ducharse antes de ir al aeropuerto a coger el avión que le llevaría a su próximo destino, pero no sin despedirse de Valerie y prometerle que volvería a tener noticias suyas en cuanto supiera algo.
Era curioso como el universo hilaba a veces las hebras del destino. Lo que había sido para Aidan una excursión más al bar para ahogar las penas en alcohol que había terminado con una paliza en un callejón de mala muerte, y para Valerie una noche más de tedio en un trabajo que no la apasionaba había derivado en otra cosa, algo que podía traer oportunidades y cambio para los dos. ¿Y por qué no? Las cosas buenas eventualmente terminan por llegan a quien sabe esperar. Llámalo destino, o tal vez la fuerza de voluntad de cada uno, pero, al final, nunca llueve eternamente... | |
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