Mad Max: fun in the California sun (Harley Quinn, Gray Fox, Gaghiel) [14/04/2019]

El polvo de la carretera se levantaba con el paso de una vieja camioneta Ford F100, su conductora una joven afroamericana vestida de manera estrafalaria, con ropa de cuero y hombreras con pinchos, evidentemente se dirigía al Wasteland Festival con un disfraz que parecía haber sido sacado de una de las películas de Mad Max, incluso se maquilló la cara para que pareciera sucia. Ella estaba delante, pero detrás, en la zona de carga descubierta, Gray se encontraba sentada, con la cabeza apoyada en el cristal trasero, mirando al cielo a través de sus gafas de sol. A diferencia de la conductora, la mujer de pelo gris llevaba un estilo más casual; una camiseta blanca algo sucia, una camisa hawaiana amarilla echada encima de la camiseta, un pantalón vaquero con rasguños y agujeros, y unas botas negras que, porqué no decirlo, no pegaban nada con lo que llevaba puesto, claro que a Gray eso no le importaba ni lo más mínimo; en su vagabundeo por el mundo a veces encontraba ropa tirada por ahí o que algún despistado dejó en una cesta de una lavandería y se olvidó de ella, y eso era lo que solía ponerse. Con sus labios, un poco secos por la falta de agua y por el sol, silbaba una canción de una antiguo western, de esos de los que ya nadie se acuerda, mientras un pensamiento gracioso le venia a la cabeza, un recuerdo de cuando era joven y al subirse a un autobús causo un revuelo por sentarse al lado de una persona de color. De eso hacia ya años, pero Gray aun tenia muchas anécdotas de su pasado y a veces le gustaba recordarlas; si hubiera hecho esto que esta haciendo en esa época, habría causado un revuelo aun mas grande. Dejo de silbar y se puso a darse golpecitos en las rodillas con el ritmo de la canción que antes silbo, cuando su transporte se detuvo. Miro hacía atrás y vio a la mujer bajarse del vehículo e ir hacia donde ella se encontraba, apoyándose en uno de sus lados con ambos brazos entrecruzados

-Hasta aquí es donde puedo llevarte

Miró a su alrededor, no podía ver nada así que dedujo que aún seguían en el desierto. A otra persona le resultaría extraño que alguien se parase en mitad del desierto, ella asintió y se bajó de la camioneta sin hacer más preguntas. La conductora la miró con un cierto aire de pena hacia la mujer, parecía mayor y no sería justo que la dejara en mitad del desierto

-Oiga, ¿Por que no se viene al festival?

Gray se quitó las gafas, cerrandolas y sujetandolas con la mano izquierda, y miró algo extrañada a la joven mujer

-¿Fetiváh? ¿Que fetiváh?

Ahora la sorprendida era la mujer, la cual le señalo la entrada al festival que estaba delante de ellos a menos de treinta metros. Gray apretó mucho los ojos y al final pudo distinguir que, en efecto, eso no era una continuación del desierto ni una montaña sino las murallas de un festival; el Wasteland Festival

-Po enga, amono a eso

Ya que estaba ahí, no estaría de más ver qué era eso y, quien sabia, si habia algun bar dentro podría tomarse una copilla, o una botella, para refrescarse el gaznate. Aunque cuando se dispuso a caminar en la dirección en la cual la mujer le había señalado, fue detenida por la misma mujer que le sujetó el brazo con su mano

-¡Espere! Primero tendría que cambiarse la ropa- Gray se miró la ropa, no entendía que tenia de malo las ropas que tenía puestas, aparte de que estaban algo sucias no estaban mal -Para entrar necesitas estar vestida de una “cierta manera”, si quiere yo le puedo dejar algo para que pueda entrar

Gray se encogió de hombros, no le importaba entrar en el festival y tampoco le importaba no entrar, pero pensó que no estaría de mal vestirse como es debido ¿Que mas daría? Ademas las ganas de beberse un buen whiskey o un tequila cargadito eran de un gran peso, sobretodo bajo este sol, para entrar en el festival. Asintió con la cabeza y dejó que la mujer la vistiera como ella viera.


Re-vestida, Gray se dirigió a la puerta del festival sola, la mujer que la había vestido y traído hasta allí se fue con unos amigos después de ayudarle con la ropa; la camisa hawaiana y la camiseta blanca fueron remplazadas por una chaqueta de cuero negro, que le quedaba algo pequeña, y un sujetador improvisado con unas vendas, no llevaba nada más en la parte de arriba ya que las heridas que adornaban su cuerpo pegaban mucho con la estética del festival. El pantalón se quedó con el mismo, por como estaba de sucio y roto pegaba perfectamente, al igual que con las botas.

Al llegar a la entrada vio el letrero que se situaba encima de ella, “Wasteland” y al entrar, vio la cantidad de cuero, metal y piel que llenaban el lugar. Gray no juzgaba, ni mucho menos, cada cual hacía lo que quisiera y al fin y al cabo ese era el espíritu del festival, comportarse como si el mundo se fuera a acabar. Claro que Gray se comportaba así todos los días del año, no como si el mundo se fuera a acabar sino haciendo lo que a ella le daba la gana. A pesar de toda la gente vestida como una película de Mad Max que se encontraba ahí, algunas miradas eran dirigidas hacia Gray no solo por su imponente aspecto sino por las cicatrices que eran claramente visibles por el modo en que iba vestida, algunas echaban una mirada rápida, otros las miraban más detenidamente intentando averiguar si eran reales o simplemente maquillaje, a Gray todas estas miradas no le importaban ni lo más mínimo, su principal objetivo era encontrar un bar o algo así para refrescarse.

Por fin su vagabundeo por el festival le dio sus frutos cuando vio el cartel luminoso del “Atomic cafe”, seguro que ahí tendrán algo para echarse a la boca y mojarse los labios. Se acercó a la barra, con un joven a su izquierda al cual no prestó mucha atención en un principio y se lanzó a mirar la carta. Las bebidas tenían nombres muy raros, Gray era una mujer simple y le gustaba que al whiskey se le llame whiskey y al vodka, vodka. Seguía mirando la carta cuando escucho la conversación que tenia el hombre con la camarera y cuando hablo de una bebida más fuerte no pudo evitar mirar a ver que le servía, la copa le dejo un poco decepcionada, pero si eso era lo mejor que tenían ahí, tendría que probarlo

-¡Ey!- llamó a la camarera de una manera algo ruda, dando dos golpes con la mano en la barra -Pome lo mimó

La camarera le devolvió una sonrisa y no tardó en servirle la misma copa a la mujer que, de nuevo, la miro un poco decepcionada como si esa copilla se le fuera a romper nada más levantarla. Haciendo caso omiso a la camarera, le quitó la pajita dejándola en la barra y levantó la copa, moviendola hacia donde estaba el hombre para hacer un brindis

-Salúh

Y echándose el contenido de la copa en la boca, no sin antes soplar para quitarle el fuego de encima, se la bebió entera de un trago ante los ojos un poco incrédulos de la camarera, que no se esperaba que se la tomase tan rápido. Dejo la copa en la barra y la miró, como ya le paso las otras dos veces, algo decepcionada

-¿Y esto e lo mah fuerte? Po vaya

Una explicacion:

Cuando terminó de beberse la copa y escuchó la exclamación del hombre, se paró unos segundos para fijarse más en el. Era guapo, con algunos tatuajes en el brazo, bastante guapo, que pena que fuera demasiado joven para ella. Su reacción le pareció un poco exagerada, claro que para ella beberse eso tan rápidamente era lo más normal del mundo y no veía porqué tanto alboroto, en sus tiempo se había llevado a la boca bebidas mucho más fuertes, algunas que incluso te dejaban temporalmente ciego. Esto era como un zumito para ella.

Vio al hombre pasarle un billete a la camarera mientras pedía una bebida más fuerte. A ella no le gustaba el dinero ni su uso ni nada que venia con el, eso si, dejaba a los demás la libertad de tenerlo y usarlo como les diese la gana y, porque no decirlo, usarlo para conseguir algo del alcohol del bueno era una forma de gastarse el dinero que ella podría apoyar con gusto. Aprovecho que la camarera se fue a buscar el licor del bueno para dejar la chaqueta de cuero en uno de los taburetes de la barra que tenían al lado, dejando ver aun mas de sus cicatrices y músculos que adornaban su cuerpo. Después de cerrar la puerta, la camarera les presento una botella de un licor aparentemente muy fuerte.

Ella no entendía eso de “95% de alcohol”, si estaba bueno ella se la bebía. No entendía porque ese número era visto como alto, ni qué significaba, ya que ella de porcentajes y todo eso no tenía entendimiento alguno; no sabia porque al joven le impresionó tanto esa botella, aunque dedujo que sería porque era un licor muy fuerte, sobretodo con lo que dijo el hombre de morirse si se lo tomaban a pelo, estaba a punto de coger la botella para echarle un trago cuando la camarera la cogio para hacer un coctel.

Cuando tuvieron delante de ellos las bebida, Gray no dudo ni un segundo, a diferencia de Aidan ella cogió el vaso y se lo echó, de nuevo, a la boca bebiendoselo todo de un trago y dando un fuerte golpe a la mesa con el vaso al terminar de beber. Era fuerte, muy fuerte, eso tenía que admitirlo y sin embargo, en sus tiempos jóvenes podría jurar que tomo cosas aún más fuertes que está, aunque a lo mejor es que tras tantos años de beber bebidas tan fuertes se había acabado acostumbrado. Miro el vaso, levantandolo para ver los cubitos de hielo que aún quedaban en el. Su reacción fue todo lo contraria a la de su acompañante de bebercio, el no tenia tanta resistencia como ella a los licores fuertes y ese primer trago no le sintió nada bien. Le dio una palmada en la espalda y soltó una carcajada

-¡No te vaya a tragantar amigo!

Miro de nuevo el vaso, cogiendolo de nuevo esta vez para echarse los hielos a la boca, masticandolos y tragandoselos

-Ta bueno- dijo, dejando el vaso en la barra -Aunque tenía musho helo

A ella le gustaba la bebida sin hielo, ya que eso, para ella, era ahogar la bebida en agua, algo que otros hacían a fin de poder beberse las bebidas más fuertes; echarle hielo, gaseosa, todas esas cosas que para ella era arruinar un buen whiskey eran muy comunes. Tampoco es que le gustasen los cócteles; las bebidas separadas eran más simples y más disfrutables, aunque si se le ponía un buen cóctel delante ¿Por qué no disfrutarlo?

-Tell ya’ somethin’, boi- se dirigió a Aidan, poniendole la mano en el hombro, como si tuviera confianza a pesar de conocerlo de solo unos minutos -Si alguna ve tas por la ribera del Mississippi, busca una granja llamá McCarthy y busca a un tal “Billie McCarthy” y el tiene el mejo alcohol de to USA

Claro que el Billie que ella conoció ya era un hombre mayor y ciego, menos mal que su hijo se llamaba igual y había seguido con la tradición de su padre de hacer licor casero de buena calidad y fuerte, así que muy posiblemente si Aidan bajaba, como ella le había dicho, por el Mississipi le fuera posible agenciarse una botella de licor McCarthy del bueno. El hombre se presentó como Aidan y le tendió la mano, un ofrecimiento que ella aceptó, dándole un fuerte apretón

-Yo no soy musho de nombré- le dijo tras el apretón de manos -Aunque de joven me llamaban “Red Fox”, alguno e escuchao llamarme “Gray Fox” también, no se porque

Eso ultimo lo dijo con tono sarcástico, sabia muy bien que su pelo perdió su color natural con el tiempo y la verdad, le daba igual cómo la gente la llamase. Le daba igual antes y le daba igual ahora, pero si la gente quería presentarse con nombre y apellido no estaba de más que ella se presentará con el “mote” con el que mucha gente se refería a ella

-¿Ere musico? Yo he conocio a muchó musicó en mis tiempo- al parecer Aidan se fijo en su aspecto, puede que en sus músculos o en sus cicatrices, ella sonrió y se hecho a la boca el vaso, lleno de nuevo, a la boca antes de contestar -Pretty face, si te cuento to mi vida, tamos aquí hasta mañana. Si quere te puedo contar, algunas historiá

Se paró a  pensar en alguna unos segundos cuando, gracias a contarle lo de Billie McCarthy, se acordó de algo que le paso en su granja. Con el vaso en la mano empezó su historia, haciendo movimientos con los dedos como señas que acompañaban a lo que contaba

-Me acababa de bebé una botella de licor McCarthy y me taba dando un baño en el rio cuando de repente- subió su mano izquierda con la palma abierta para cerrarla de repente con fuerza -Un puto caimán me agarro la pierna y empeso a tirarme pa entro el rio. El joputa era fuerte y casi me arrastra ata el fondo, pero yo le cogí el morro y le di un dereshazo en to el morro- con la misma mano izquierda hizo el movimiento de un puñetazo -Le rompí un diente y conseguí soltarme. Boi, si te va a baña en un rio, ten cuidao con los caimane que son muy duró los cabrone

Soltó una carcajada al terminar la historia, la última vez que estuvo por el mississipi pudo jurar que vio al mismo caimán que intentó comérsela años atrás; supuso que se trataba del mismo por la marca que tenía en la parte derecha de la boca y que le faltaba un diente en esa misma marca. Echó otro trago a la bebida, esta se la estaba tomando más despacio no por nada, sino porque asi podria disfrutarla más que si se la bebió de un trago

-No creo que mi via sea mu especial. Yo solo hago lo que me da la gana, lo llevo hacendo to mi via y lo hare ata que me muera, una vez- esto lo hilo con otra historia, era casi como si el alcohol le hiciese recordar historias para contar -Taba en un bar de Nueva York bebiendo un buen whisky cuando unos cabrone ‘pezaron a pegar tiros y a mi me rompieron el vaso que taba bebiendo. Te lo digo, cogí a uno de esos tipos y se lo lanze al resto y cuando me intentaron dispará, les lance la mesa, que a la gente no se le rompe la bebida, hombre ya.

Otra gente se habría asustado en esa situación, de que un grupo, posiblemente de mafiosos que intentaban asesinar a algun objetivo o alguien de otra familia, empezase a disparar mientras disfrutaban de una buena bebida, pero Gray no, ella se enfadó porque le rompieron el vaso del que estaba bebiendo con sus gilipolleces. Sin duda, podría estar hablando con Aidan toda la noche y, mientras hubiese buena bebida y estuviese en buena compañía, no le importaría hacerlo.

Soltó una carcajada ante la idea de ahogarse con el alcohol que acababan de beber y es que le resultó graciosa la idea que, después de toda su vida, después de todo lo que había vivido, se muriera por beber un licor más fuerte de lo normal. Soltó otra risotada y le dio una palmada a Aidan en el hombro, le estaba cayendo bastante bien y eso que lo conocía de hace poco, es que el alcohol unía a la gente o mas sencillo aun, a Gray no le costaba hacer amigos o conocer a gente nueva, era algo que le venía de forma natural. Era irlandés, que sorpresa, aun recordaba una época en la que se escuchaban mucha habla irlandesa por los puertos de los estados unidos, voces que poco a poco se fueron apagando y con el tiempo, aclimatandose al acento de la región en la que estuviesen, sinceramente, le daba igual de donde era, nunca le importaron detalles como esos y nunca lo harían, aunque si que escucho que los irlandeses tenían muy buen beber, otra razón más para que le caiga bien Aidan.

-¿India?- negó con la cabeza, no por que no lo fuera sino porque no lo sabía y no le importaba -Yo no soy ma que una pésoná y na mas, sin raza ni na de eso

Sonrió al escuchar a Aidan decir su antiguo mote, le traía recuerdos de su juventud, cuando los policías lo gritaban mientras intentaban arrestarla, como recordaba leerlo en algunos periódicos y pensar que era un poco tonto. También se dio cuenta de que Aidan pensó que era india por su nombre, no recuerda muy bien quien se lo inventó pero quien sabe, a lo mejor fue un nativo americano

-Ese mote, me lo dio la pasma, creo- se cogio el hombro izquierdo con la mano derecha y empezó a dibujar círculos con el, para estirarlo un poco que lo tenía agarrotado, la verdad es que no sabia quien se lo habia inventado aunque no es que le importara -Lo nombre no son lo mio, po eso no tengo, solo se que me’mpezaron a llama así y ya.. po se quedo.

Técnicamente decía la verdad, pero también mentía; si que tenía un nombre, un nombre del cual aún no se olvidó por completo, sin embargo no aceptaría ese nombre bajo la premisa de que los nombres es solo otra forma de suprimir la libertad, de quitarnos el poder ser simplemente personas, humanos, no “John” o “Julietta”, una persona sin nombre era una persona libre, un pensamiento exagerado y un poco cabezón, pero así era ella; cabezona. Claro que no le importaba que los demás tuviesen nombres, dejaba a los demás la libertad de elegir y si eligen cosas diferentes a lo que ella creía, no era su deber juzgarlos ni reprimirlos… a no ser que jueguen con la libertad de otras personas, entonces si que tendra algo en contra.

-¿Heavy?- arqueo una la ceja derecha y sonrió -¿Pa que catalogá la musica? Music is music, ¿Pa que ponele nombre tambien?

La música era arte, un conjunto de sonidos que te producían emociones y sensaciones a cada cual más distinta; podrías estar bailando mientras llorabas bajo la luz de una brillante luna y al segundo estar bailando en un campo de flores. Cuando ella cogia un instrumento, no pensaba en tocar rock o folk, no, ella pensaba en tocar música, en dejar que sus manos se dejen llevar por las vibraciones de aquello que esté tocando sin tener que preocuparse por “géneros musicales” aunque, claro está, no todo el mundo compartía esa opinión sobre la música y pensaba que tener la musica separada en generos y subgeneros era lo ideal, para Gray eso era demasiado complicado y le quitaba la libertad que le daba tocar un instrumento si tenía que tocar según un genero de musica, aunque si Aidan no pensaba lo mismo ella le respetaria, como a hecho siempre con la gente que piensa diferente a ella, incluso cuando a veces eso le regaló más de una cicatriz en el cuerpo.

-Po pue que vaya- dijo con tono alegre, poco despues de darle un sorbo a su bebida -y a ve si cuando acabei me dejai toca algo que llevo tiempo sin coge un instrumento

Esa última palabra fue la más complicada que Gray dijo en toda la conversación y, fíjate tu por donde, la dijo como se tenía que decir sin equivocarse en el habla. Puede que, al ser una palabra que escuchó tantas veces a lo largo de su vida, la forma correcta de la palabra se le haya quedado en el subconsciente… o simple y llanamente; fue suerte. Miró el cigarrillo de Aidan y negó con la cabeza, no sería ella la que le quite la libertad a alguien para fumar… puede que fuera porque no sabia eso de que el humo mata ya que el ultimo anuncio que vio sobre los cigarrillos fue hace mucho en un ultramarinos y, si no recuerda mal, decía algo como “Curese el Asma con cigarrillos Laramie” de modo que todo eso del tabaco causando cancer… ella lo ignoraba por completo

-Para na

Dijo en su ignorancia. Fue entonces cuando distinguió el bloc de notas que Aidan saco ya hace rato y eso le otorgó otra sonrisa mientras le daba otro buche a su vaso, recordó una vez que se encontró con otros tres artistas con una guitarra a la espalda años atrás, cuando a su cabello rojizo le empezaron a salir ya algunas canas. No recordaba sus nombres, pero si recordaba como uno de ellos sacó un cuaderno y empezó a escribir una canción mientras hablaban, ayudado de vez en cuando por sus otros dos acompañantes, lamentablemente sus nombres se habían perdido con el tiempo y ella no se acordaba del de ninguno de los tres, ni de los dos hombres ni el de la mujer, pero si que se recordaba al hombre del medio tocar la canción en su guitarra cuando acabó de componerla y también lo mucho que le gusto, tanto que aun a día de hoy recuerda la letra, se llamaba algo así como “Country Roads”. Que lastima que nunca más volvió a ver a esas tres personas tan amables con las que compartió una bebida años atrás, le hubiera gustado volver a escuchar esa canción otra vez

-To somo especiale a nuestra manera, yo no soy ma que una anciana que vaga po el mundo, seguro que hay mile de persona po ahi fuera que pensan igual que yo- sonrio y le puso la mano en el hombro, apretandoselo no para intimidar ni nada por el estilo, pero co muestra de “afecto” -Pero me guta como piensas, muchacho, y epero que esa “fisolofia” te acompañe e resto de tu via

Le soltó el hombro, poniendo la mano sobre la barra y girándose hacia el frente para darle otra trago al cóctel, mientras de reojo miraba como Aidan escribía en su bloc de notas. Una carcajada se le escapó de entre sus ancianos labios, con el vaso aún en la mano señaló al bloc

-Cuando la termine, me la tiene que toca,  a ve que tal suena

Off Rol: Perdonad que me haya flipado escribiendo, espero que os guste el post xDD Os he de confesar que me habéis arrancado varias carcajadas mientras iba leyendo vuestras respuestas. Soy muy fan de la manera que tiene de hablar Gray Fox xDDDD


— ¡¡Leeeeet it goooo, leeet it gooooo, la puta ama en el hielo soooooooy!!
— Pero si estamos en abril… ¿De qué coño habla?
— Calla, y tu sigue echándole purpurina…

Harleen Quinzel estaba tratando, por todos los medios posibles, disfrutar de esas mini-vacaciones que se había auto-adjudicado en cuanto el Joker puso un pie fuera del parque de atracciones abandonado. Lo más divertido fue cuando se enteró que habían encerrado a su pastelito en el Asilo de Arkham y que probablemente se pasaría allí una buena temporada. Hasta entonces, se haría llamar Queen Harley, y tendría a todos los matones bajo sus pies (literalmente, pues la mayoría andaban agachados en torno a una antigua pista de hielo, que ahora tan sólo era un triste cuadrado de cemento), y su primer mandato como reina sería recuperar las atracciones de la Milla de la Diversión, ya que no entendía cómo seguía llamándose así si la mayoría ya no funcionaban y eran más peligrosas que divertidas.

Pero como de momento, no había pista de hielo donde jugar, Harley creyó que sería igualmente divertido si se la imaginaba. Se puso los patines en línea y ordenó a sus secuaces que le tiraran confeti y purpurina, para simular una nevada, mientras ella daba vueltas y vueltas sobre sí misma a la vez que cantaba. La rubia, irradiaba felicidad, y quiso contagiar a los matones del Joker de igual manera, obligándoles a llevar también patines, y a ponerse unas ridículas coderas y rodilleras como las que ella llevaba.

A pesar de que se había terminado el invierno, Harley vestía una bufanda negra y roja, para simular que todavía hacía mucho frío. Pero la realidad es que ya empezaba el calor de la primavera, y su ropa no cuadraba mucho con las intenciones que llevaba el juego. Llevaba puesta una camisa de manga larga y debajo de ésta un top a juego con sus pantalones cortos y sus medias de colores. Siempre rojas y azules, como la punta teñida de sus coletas rubias.

Tenía un aspecto ridículo bailando con los patines en línea, pero eso poco le importaba. ¡Por qué era libre! El Joker no estaba, y no iba a volver hasta dentro de muuuuucho tiempo. ¡Podía hacer lo que quisiera cuando quisiera! Cantar, bailar, saltar, gritar… ahora era la reina del parque de atracciones, y nada ni nadie podría estropearle la diver…

La Arlequina enmudeció de pronto y quedó congelada en una dramática postura digna de una bailarina de ballet profesional, mientras miraba fijamente a uno de sus matones huir por la puerta central, llevando puesta una máscara de conejo mientras sostenía en sus brazos un maletín de pequeñas proporciones. Ese maletín… su forma, su aspecto, su color, su todo… ¿De qué narices le sonaba?

— Harley, querida, este maletín es muy importante.
— Claro, pastelito.
— Quiero que le eches un vistazo en mi ausencia.
— Claro, pastelito.
— Sobretodo, que no le pase nada.
— Claro, pastelito.
— Si cuando vuelva, el maletín ha desaparecido, por alguna razón estúpida, o se ha dañado… te daré de comer a los perros, ¿Queda claro?
— ¡¡¡Claro, pastelitoooooooooo— y de pronto, el recuerdo se mezcló con la realidad. — Oooooooaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaggggggggggggggggghhhhhhhh!!!

Harley señaló al culpable mientras gritaba histéricamente con toda la fuerza que le permitían sus pulmones. Sin perder ni un segundo más, patinó con furia hasta la puerta central del parque, a tiempo para ver como el matón de la máscara de conejo blanco se escapaba en uno de los coches del Joker.

— ¡¡MALDITO LADRÓN DESGRACIADOOOO!! — gritó en mitad de la calle, y todos los perros se pusieron a aullar al unísono, incluidas sus hienas Bud y Lou. Subió al primer coche que encontró aparcado y se quitó los patines para poder maniobrar cómodamente, dejándolos en el asiento del copiloto —¡¡TE MATAREEEEEÉ!!— gritó enfurecida en el momento en el que encendía los motores y pisaba fuertemente el acelerador con el pie descalzo.

El extravagante automóvil derrapó con la fuerza de mil demonios, y aceleró de tal manera que sus ruedas impregnaron la carretera de llamas durante unos segundos. Pero no era lo único que estaba “on fire”. Los ojos de Harley también reflejaban un fuego interior alimentado por la ira que sentía en aquellos momentos.  

Quizás no fue la mejor elección de vehículo. El gigantesco rostro del Joker en medio del capó del coche, no ayudó a que la persecución pasara desapercibida por el G.C.P.D. Todos sabían que algo malo estaba sucediendo cuando vieron correr a Harley a toda velocidad por las calles de Gotham. Fue por culpa de la policía que casi pierde de vista al conejo blanco, pero gracias al dominio, o más bien a la temeridad de su conductora, la rubia fue capaz de esquivar los coches de policía que trataron de cerrarle el paso.

La Arlequina ni siquiera prestó atención al lugar dónde le estaba llevando el conejo. Así que abandonó Gotham sin saber a dónde narices se dirigía, con la esperanza de detener al ladrón del maletín, antes de la hora de cenar. Pero no fue así…


El Jokermobile ya llevaba horas haciendo unos ruidos muy raros, y las ruedas estaban tan quemadas que Harley había tenido que rebajar la velocidad si quería seguir manteniendo el coche con vida. Y es que ese vehículo no estaba preparado para la caña a la que había sido sometido por la alocada conductora. Había cruzado de punta a punta los Estados Unidos, y por el camino tuvo que parar varias veces a repostar y robar algo de comer. Para colmo, la radio de Gotham le había comunicado que los presos del Asilo de Arkham se habían escapado la noche del día trece, y lo más probable era que el Joker estuviera entre ellos. Eran realmente muy malas noticias. Muy pero que muy malas. Si no volvía a casa con el maletín intacto, el Joker iba a pasar su preciosa cabeza por la guillotina.

Pero lo peor de todo no fue eso, sino que en un despiste al entrar en el estado de California, perdió la pista del matón traicionero, y llevaba ya un par de horas dando vueltas sin sentido por el desierto de Mojave, completamente perdida y sin nada que llevarse a la boca.

Cuando creía que ya estaba todo perdido, el destino quiso darle un golpe de suerte.

Sus ojos se iluminaron con esperanza al distinguir en la lejanía el coche del matón aparcado en las cercanías de lo que parecía un campamento. ¡Ésta era su oportunidad de atraparlo! Estaba tan emocionada que pisó el acelerador hasta hacer temblar todas las piezas del coche. No consiguió frenar a tiempo, y la cara sonriente del Joker que había esculpida en su capó, se estampó directamente contra el chasis del otro coche, mandado a Harley volando por la inercia.

—¡¡¡IIIIIIIEEEEEEEEEEEEEHHHHHHHHHHHH!!! — se escuchó. Y después Harley derrapó contra el suelo y su cuerpo empezó a dar vueltas como una peonza hasta detenerse por completo. Tardó unos segundos en recomponerse, y escupió la arena que se había tragado. Levantó la cabeza, algo mareada y sonrió al ver lo deformada que había quedado la estúpida cara del Joker al chocar con el otro coche.— Estás más guapo así, Mr J…

Pasó varios minutos en el suelo, recomponiéndose, hasta que finalmente decidió levantarse y ver las pintas que llevaba. La camisa tenía las mangas rotas, así que decidió arrancársela y quedarse con las coderas de los patines, mostrándole el top que llevaba debajo. Su cuerpo estaba lleno de arañazos y pequeños cortes, pero nada realmente serio. Había perdido una de las rodilleras, y sus medias estaban llenas de agujeros y arañazos por culpa de la arena. Y la bufanda completamente deshilachada. Y eso que todavía no se había visto la cara. Se le había quitado parte del maquillaje blanco y el pintalabios se había corrido. Pero lo que más le preocupaba eran los pies, pues iba completamente descalza.

Se acercó al Jokermobile y abrió el compartimento secreto en busca de algo que ponerse. Tuvo suerte de que cada vehículo iba preparado con armas y munición para cuando salían corriendo de uno de sus atracos. Incluso a veces se habían dejado parte del botín, pero había nada de botas, así que tuvo que volver a ponerse los patines de forma provisional. De momento, algo de dinero, un revólver y se colocó un cinturón alrededor de la cintura con munición. Por desgracia no llevaba su preciado martillo, pero sí estaba el bate de béisbol, al que ató a su espalda con otro cinturón. Pensó que aquello era más que suficiente para darle una paliza a aquel desgraciado y recuperar el maletín.

Tan pronto como pudo, se puso en marcha. Patinó durante cinco minutos hasta llegar a la entrada de lo que se llamaba el “Wasteland Festival”. No tenía ni pajolera idea de lo que era aquello, pero sabía que el conejo blanco se encontraba allí dentro. No entendía cuál era su intención viniendo hasta aquel lugar tan remoto, pero se imaginó que sería el lugar perfecto para hacer un intercambio. O quizás es que el tipo era muy friki y ya. 

— Eh, tu disfraz está muy conseguido, nena.— le felicitó el musculitos que vigilaba la puerta, a lo que Harley le contestó con un corte de mangas. Ese chiste no había tenido gracia, estaba hecha un puto asco. Pero en cuanto puso un pie dentro, o en este caso un patín, se dio cuenta de lo que aquel tipo le había intentado decir.

Carreras de motos, peleas en jaulas de hierro, coches destartalados, máscaras de calaberas, cuero, rejillas, placas metálicas, bates de pinchos, armaduras ridículas, bikinis minúsculos… ¿Pero qué demonios? ¿Porqué esa gente parecía salida de una película de Mad Max?

Le hubiera encantado curiosear más, pero tenía un objetivo en mente y no podía entretenerse. Lo primero es lo primero.

Llevaba horas muriéndose de sed, y se encontraba bastante mareada, así que nada más entrar se fijó en el camión oxidado donde rezaba el nombre de “Atomic Cafe”, e ignorando completamente el cartel que ponía “Cerrado”, abrió la puerta del local de un patadón, provocando un enorme estruendo.

— ¡¡¡AAAAAAAAAAAGGGGGGGUUUUUUUUUUUUUAAAAAAAAAAAA!!!— gritó con desesperación mientras reptaba hasta conseguir llegar a la barra, pues se había caído de bruces contra el suelo pegajoso, ya que se había resbalado con los patines nada más entrar.

La camarera, medio asustada medio sorprendida por lo que acababa de suceder, le sirvió a la muchacha sedienta un vaso de agua mineral. Harley lo atrapó con las manos como si fuera una presa, y se la bebió con tanta prisa que casi se la derrama por encima.

Una expresión de completa felicidad se dibujó en su rostro y entonces se giró a mirar a los dos individuos a los que había interrumpido con su escandalosa aparición.

—¡Anda!— exclamó, ya totalmente recuperada de su deshidratación. — ¡Hola, guapo! ¿Qué hace un tipo como tú en un lugar como éste? — le preguntó a Aidan, con la clásica, y ya pasada de moda, frase de ligoteo. Hasta que de pronto, su atención viró a la mujer fortachona que tenía a su lado. — ¡La hostia! — se acercó a la mujer de pelo canoso hasta invadir su espacio personar y le tocó los músculos del brazo con mucho interés. — ¿Esto es de verdad? ¡Pero qué pasoteeee!

Y sin venir a cuento de nada, se colocó en medio del hombre y de la mujer, y pasó sus brazos por los hombros de ambos, en un gesto de colegueo, mientras les dedicaba una enorme sonrisa.

—¿Por casualidad no habréis visto a un conejo blanco pasar por aquí, verdad? Y ya de paso alguien que me pueda prestar unas botas de mi talla...

Movió el vaso lentamente en círculos, viendo como lo que le quedaba de bebida se movía en su interior, a veces en estos momentos se acordaba de todo el tiempo que pasó en bares, hablando con desconocidos que luego se convirtieron en sus amigos, o esas peleas que empezaban porque alguien se sentó en el sitio de un motero o el camarero había servido la bebida demasiado fría o demasiado caliente. Sonrió, echando una mirada hacia atrás no tenía nada de lo que arrepentirse; vivió su vida como quiso y nada ni nadie le podría quitar eso, la sonrisa no se borró de su rostro cuando escuchó la pregunta del joven con el que estaba compartiendo la bebida

-Weno, e que a lo madero no le guta la libertá, ello siempre hablan de leies y to eso, pero- hizo una pausa para respirar -la unica ley que yo sigo, son la morale

Había explicado cómo pensaba y la razón de porque tenia problemas con la autoridad, mas pensó que lo que Aidan quería escuchar era alguna historia, alguna anécdota de sus problemas con la policía, una de sus “aventuras”. La verdad es que de esas tenia un montón, recordó una que le pasó cuando era joven, cuando aún no se le conocía por todo estados unidos como Red Fox, en un condado de Texas y tuvo que enfrentarse a un Marshall y a tres vaqueros

-Una ve- soltó una carcajada, para ella la historia era muy graciosa, aunque otros pudieran opinar diferente -Me meti a domi en una casa y al parece, era la casa de un ricashon y llamó a un “Marsal”, que vino con otro do amigo

Se llevó el vaso a los labios y dio otro sorbo, aun le quedaba un poco mas de bebida y, aunque no era un McCarthy, no estaba mal del todo

-Asi que ahi taba yo, con un laso en cada brazo sujetanome, lo do vaquero a caballo y el “marsal” apuntaome con una ecopeta- en la historia faltaban algunos detalles, como dónde se encontraba en ese momento e incluso mas detalles que faltarían cuando continuase la historia, los detalles no eran lo suyo -En cuanto se acercó, le di un cabesaso en toa la cabesa y  lo otro do lo tire de su caballo y lo lanze el uno contra el otro

Soltó una risotada, aún se acordaba de la cara que se le quedó a los dos vaqueros cuando los tiró de sus respectivos caballos para luego usar los lazos con los cuales pensaban sujetarla para lanzarlos el uno contra el otro. No podía decir que no se divirtió durante su vida, incluso si se tenía que enfrentar a los policías

-Fue divertio, te lo digo yo… aunque la fieta vino dia depue, cuando me iba a sali ya der condao y me eperaban die hombre armaos en la frontera, verah; yo nunca huio, si me tengo que pelea con toa una comisaria, lo hare.

No dejó claro si ella salió libre de ese encuentro, pero si se encontraba ahí hablando con Aidan es que, en efecto, fue capaz de superar a esos diez policías texanos armados y salir del condado sin más problemas. También recordaba haber cogido el sombrero de uno de los vaqueros días atrás, que el sol apretaba mucho y un sombrero le venía de perlas. Lo que le dijo a Aidan empezaba a resultar cierto, que si empezaba a hablar sobre su vida, sobre todo lo que vivió, estarían aquí toda la noche… bueno, tampoco es que fuese una mala idea, una pequeña pausa, hablar con un colega en un bar sin tener que preocuparse por nada más, no sonaba tan mal. Escucho lo que Aidan le contó sobre el Heavy Metal, asintiendo con sus palabras; no conocía esa historia sobre la música, sobre ese genero en especifico, y le pareció interesante, sobretodo eso de la libertad de lo que hablaba el joven músico. Lo que ya no le gusto tanto es como hablaba de forma tan despectiva hacia ese otro género, el pop

-¿A ecuchao a to la musica “pof”? Po que lo tas metieno a to en el mimo saco- dio, por fin, el ultimo trago al coctel -Creeme, que yo e conocio a polis que eran totamente diferente a otros poli, no podemo ve una parte y deci que son to iguales ¿No?

La anciana no quería darle ninguna lección a Aidan y mucho menos cambiar su opinión, es solo que le pareció extraño que alguien tuviese tanto odio hacia otro genero de música sin que hubiera escuchado a todos los que cantaban ese género. Ella no sabía nada sobre pop ni metal, puede que hubiese escuchado alguno de los dos géneros y como para ella no existían los géneros, no poder saber cuales eran, pero Aidan parecía entender todos esos temas y sin embargo se mostraba muy duro hacia el pop. Lo que Gray quiso decir es que, a lo mejor algún cantante de pop no hacía las cosas por dinero si no para, como él dejó entender, expresarse ya sea una filosofía o una forma de pensar, o actuar. No siguió con el tema, siguió escuchando a Aidan atentamente, le gustaba eso de que él se expresase con la música, que su música fuera el sin importarle nada más, era una forma de pensar que podía compartir

-¿Tas casao? Felicidade

Levantó la copa vacía hacia Aidan, congratulandole por su matrimonio y por el embarazo de su mujer, claramente no tenía toda la historia del hombre que estaba a su lado y puede que su alegría fuese prematura, claro que no tenía forma de saber nada sobre el tema ya que lo acababa de conocer y el artista no le contó nada sobre su vida personal, tampoco es que tuviera que hacerlo y Gray no le iba a preguntar nada ni mucho menos; si él quería hablar sobre su vida, le escucharía, pero no le preguntaría nunca

-Mushasho, he tocao mucho itrumento y la guitarra 'lectrica e uno de ello. Pero tiené razon- acerco su cara a la del hombre, sonriendo -No me rindo tan fasilmente

Un fuerte estruendo, un golpe y un grito, eso fue lo que escucho cuando la desconocida, que entró como un huracán, apareció en el bar. Tenso los músculos por unos segundos cuando escucho la puerta abrirse tan de repente y con un golpe tan fuerte, en su experiencia cuando pasaba eso significaba que iba a haber pelea, se relajó cuando vio que solo se trataba de una muchacha que… reptaba por el suelo. Arqueo una ceja, la chica parecía extraña, algo que demostró aún más con sus interacciones con Aidan y ella. Como Gray, la desconocida venía sedienta y venía buscando algo de beber, la anciana se habría conformado con un vaso de whiskey, más ella prefirió uno de agua; a gustos colores. Sonrió cuando la joven se dirigió a Aidan

-El castigo po se atractivo

Dijo sarcásticamente y sonriendo. Aidan era guapo, aunque para Gray estaría mucho mejor si tuviera veinte o treinta años más, y estaba claro que atraería la atención de todas las jovencitas del lugar. De joven ella también fue una joven muy atractiva, menos mal que su estilo de vida alejaba a todos los pretendientes que pudiera tener. Cuando la joven le comenzó a tocar los músculos, sonrió, en vez de enfadarse y soltó otra carcajada

-I like this kid, e rara y tiene enerjia, eso ta bien

No le molestaba en absoluto que le cogiera los músculos, ni que invadiera su “espacio personal”, ella también se podía poner demasiado personal a veces. Volvió a arquear una ceja al escuchar a la mujer hablar

-¿”Co… nejo? Eso que e?- ni una vez en su vida había visto un conejo ni sabia que era. Tampoco sabia que era lo que le contesto Aidan -¿”Ma Mas”? Da fak u talkin’ bout?

La parte un poco inculta de Gray salió a relucir; esas dos palabras le sonaban como a chino y miró tanto a Aidan como a Harley para ver si alguno de los dos les explicaba de qué estaban hablando

Gaghiel podría jactarse de muchas cosas en su vida ser una mujer que se dio el gusto de estrechar la mano de muchas grandes figuras o incluso tener amistad muy cercana con varios que figuran en los libros de historia tanto como haberse dado el lujo de estar en todos los lugares de fiesta y descontrol más grandes de cada tiempo desde el nueva york de la prohibición pasando por lugares tan diversos como Marsella y demás donde vivía más en estado ebriedad que sobria por momentos

Pero ella no discriminaba donde hubiera ruido alcohol y tal vez algo de sexo era un buen lugar para la nacida en Hungría incluso en un lugar como este donde estaban en un sitio que podría ser bien el set de filmación de Mad Max o de star wars por el aspecto pero no venia a hacer un casting o buscar autógrafos sino a divertirse y tal cual tenia una botella de un licor muy fuerte que estaba a 3/4 de su contenido tras darle unos cuantos sorbos, no era la primera del día tras comer algo que un experto en dietas recomendaría bajo la amenaza de un arma en la sien inicio con una y esta era la segunda tras terminarla comenzó a recorrer y explorar el lugar mirando un poco mientras llevaba el pico de la botella a su boca y le daba un trago antes de limpiarse con la manga.

Cuando tras varios sorbos la termino tirándo por detrás de su hombro cuando escucho una maldición solo basto voltear y dedicarle una mirada y una sonrisa con sus dientes de sierra para que no dijera más nada siguió camino y vio un bar y se froto las manos.

Justo lo que necesita mi cuerpo más medicina.

Rio antes de ir allí cuando noto 3 presencias curiosas los miro antes de ordenar.

Oye preciosa un séptimo regimiento o si tienes dame un  Everclear 190.

Miro la cara de esta pensando que era una broma lo del Everclear 190 pero no ella le alcanzo un vaso y estaba por servirle pero hizo un gesto.

Deja la botella voy a terminármela.

Mira a los tres mientras se sirve y luego alza el vaso.

A su salud

— Oye… ¿vas a pagar eso? — preguntó la camarera del Atomic, refiriéndose al vaso de agua y al destrozo que Harley le había ocasionado a la puerta de su querido camión oxidado. Aquel food truck ya había pasado la garantía, y no creía que el seguro pudiera cubrirle una cosa así.

Ignorándola deliberadamente, Harley dejó escapar un suspiro cuando el guaperas de la chupa de cuero pasó de ella.

— No me llamo Alicia, me llamo Harley— exclamó, con el ceño ligeramente fruncido, para después hinchar los carrillos de aire en forma de protesta.— ¿En serio quieres largarte cuando nos acabamos de conocer? ¡Mira que eres maleducado!

Después, la mujer de espectaculares músculos mostró su confusión en voz alta. Parecía no terminar de encajar lo que la rubia había preguntado, y tampoco conocía lo que era Mad Max. ¡Menuda locura! ¿Quién en su sano juicio se había perdido aquel peliculón? ¡Tenía que aclarárselo cuanto antes!

Pero justo en aquel instante, entró otra persona al bar. Era una mujer delgada, alta y esbelta, con una larga melena pelirroja y una sonrisa siniestra escondida bajo sus labios. La camarera le sirvió algo de alcohol a la nueva y entonces volvió a la carga:

— Creo que no me explicado con suficiente claridad… — empezó la rubia.

— ¡OYE! ¡Qué si vas a pagar! -espetó la camarera, perdiendo ya la paciencia. Pero lo que la pobre chica no sabía era cuánto odiaba Harley Quinn que la interrumpieran mientras hablaba. Acto seguido, la novia del Joker le contestó a la joven apuntándole a la cabeza con el revólver. Le quitó el seguro al percutor con un movimiento, indicando así que se trataba de un arma de fuego de verdad, y no una réplica de plastiquete. La camarera reaccionó automáticamente alzando las manos en el aire, completamente alarmada.

—Mira... Llevo conduciendo 42 horas sin parar, casi me muero de sed en mitad del desierto y no tengo ganas de que me toquen las narices... ¿VAS A DEJAR QUE ME EXPLIQUE AHORA?— gritó con frustración, y esta vez apuntó en dirección al cantante para que detuviera sus pasos. No pensaba dejar salir a nadie de allí a menos de que terminara de hablar.

La gente enmudeció, pero el silencio no duró ni tres segundos.

— A su salud— dijo alzando el vaso la pelirroja que había sentada en la barra.

— ¡Gracias! — Harley volvió a sonreír de oreja a oreja en cuanto vio que todo el mundo estaba esperando a que ella hablara. Y como si no hubiera pasado absolutamente nada, se enfundó el revólver en el cinturón de dónde lo había sacado minutos antes.

—Bien, y ahora que ya tengo toda vuestra atención me presentaré… —algo que sin duda la histriónica arlequina adoraba.— Me llamo Harley, y estoy buscando a un tipo que anda por este festival llevando una máscara de conejo blanco… ese hombre lleva consigo un maletín pequeñito que me ha robado, así que me gustaría saber si lo habéis visto pasar por aquí o no, o si podríais ayudarme… —después volvió a echar un vistazo a sus pies y se encontró con los patines en línea que ya estaban hechos polvo por la arena del festival— Oh, y... ¿Sabéis dónde puedo conseguir unas botas...?

Dejó el vaso vacío en la barra y se apoyó con los codos en ella, dejando brazo izquierdo en reposo mientras se sostenía la cabeza apoyando el moflete sobre su mano derecha dando un aspecto despreocupado. Una palabra que desconocía salió de la boca de Aidan; “mutante” ¿Que era eso? Le parecía haberla escuchado cuando era joven, en unas protestas o algo asi que le pillaron en una ciudad por la que estaba pasando, pero como no le presto atención a esa manifestación no sabia que significaba

-¿Qué u “Miutante”?- pregunto mirando de refilon a Aidan, con una ceja alzada y la otra bajada -Si eho sinifica que pueo dale una palisa a un Marsal y a su colega, lo soi

Soltó una carcajada cuando escucho lo de “personaje”

-Weno, man llamao cosa peore- volvio a soltar otra carcajada, la compañia de Aidan era agradable -Y yo malegro de econtrate a ti, jovensito

Le dio una palmada con la mano en el hombro, un poco fuerte no lo suficiente como para causarle algún daño, pero si como para hacerle temblar un poco. Escuchó atentamente la charla que le dio el joven, comparado a ella claro está, sobre lo malo que era el pop y, como era de costumbre, Gray daria su opinión sin tapujo alguno, sin censura

-Nontendio ni media lo que a disho- algunas palabras es que no le sonaban a chino, le sonaban a alienigena -Pero veo que siente una pasio po la musica y eso a mi- dio un golpe en la barra con sus nudillos -me guta

Aidan era una compalia agradable, la mujer rubia que acababa de entrar ya se tendria que decidir que era, de momento era rara y… un poco gritona. La atención volvió a ella cuando profesó su desconocimiento de lo que era un conejo y “Mad Max”, notandolo sobre todo cuando Aidan se giró para preguntarle si no estaba de coña

-¿Que? Ma pueto la mima cara que me puso uno cuando le dihe que no ze que era una “Pisza”

Lo curioso es que aun seguia sin saber lo que era una pisza, o mejor dicho, una pizza ya que la persona que le puso esa cara luego empezo a ponerse muy pesado y Gray puede que, o puede que no, le diera un puñetazo en toda la cara y lo pusiera a dormir, todo era relativo. Giro la mirada a la entrada, hacia la recién llegada, una pelirroja de un cabello parecido al suyo cuando era joven… bueno en verdad no se acordaba muy bien cuando su pelo empezó a ponerse canoso ¿Hace veinte, cincuenta años? Ni idea. Cuando era joven y ya está, no tenia por que acordarse de todo lo que le pasaba a su cuerpo y menos su pelo, que solo se lo veía si tenía un espejo delante.

Arqueo una ceja cuando Aidan intento que la pelirroja no se pidiera una bebida de nombre extraño

-Dehala honbre, si de ago hay que morise

Y otra carcajada más. Gray no estaba borracha, ni mucho menos ya que su poder regenerativo le hacia muy dificil hacerlo, pero se lo estaba pasando bien con tanta gente con la que hablar. A veces la compañía no estaba mal del todo. Al menos hasta que, tras la insistencia de la camarera por hacerle pagar la bebida a Harley, algo que Gray tampoco tenía pensando en hacer ya que en esa ropa que se había encontrado ya ni se acuerda donde no llevaba nada encima, esta última sacó un revólver y empezó a apuntar a la camarera y poco después a Aidan cuando este intentaba irse. Tanto él como la camarera pusieron los brazos en altos, Gray siguió con su pose relajada que tenía antes, con una ceja arqueada mirando a la mujer a la cual ya ni estaba escuchando, se estaba centrando en el arma que tenía en las manos… si escucho su nombre, Harley, y una cosa sobre unas botas, que necesitaba o estaba buscandolas o algo asi.

La anciana estaba preparada para quitarle el revólver a la rubia a la fuerza a fin de hacérselo tragar, y no precisamente por la boca, cuando el cantante se puso a… eso, a cantar. Fue todo muy extraño, era la primera vez que había visto algo así y le puso los pelos de punta, no por miedo si no por la admiración que sintió en esos momentos por Aidan, casi tenia ganas de abrazarle en ese instante y llamarse "Son". Mas parecía funcionar especialmente bien con Harley que ahora estaba quieta mirándole a los ojos, a tal punto que consiguió quitarle el arma y dársela a ella. La mujer miró primero al hombre y luego al revolver, un poco confundida con lo que tenía que hacer con ese instrumento, había visto a gente usarlo pero nunca lo usó ella, intentó presionar el tambor para hacerlo salir y pensando que seria difícil lo apretó mas de la cuenta haciendo que saliera disparado a la otra punta del bar, desperdigando las balas por doquier

-Oupsie

Musito, luego con el resto del arma lo único que le quedaba por hacer era apretarla entre sus manos hasta que solo quedó un amasijo de metal y plástico que tiró al suelo provocando un sonido metálico al llegar a él. Aidan se despidió y tras esta extraña situación, se fue por la puerta del bar dandole a Gray sus deseos de volver a verla después del concierto. Unos segundos de silencio pasaron antes de que alguien, en este caso la anciana mujer, dijera algo

-¿¡Pero que **** de ****** ******* acaba de ****** pasa, ******!?

Tras unos segundos más de estupefamiento volvió en si. Podría estar enfadado con Harley por haber sacado una pistola, pero no al final no mando nadie al otro barrio así que no tenía porque, como ejemplo, darle un puñetazo tan fuerte que su mandíbula inferior se transforme en su frente. Se quitó las botas que llevaba puestas para dárselas a la rubia, algo demasiado normal como para la situación que acababan de vivir, como si a Gray no le importara que casi se produjera un tiroteo o que Aidan hubiese controlado con la voz a Harley, bueno eso ultimo si que le habia dejado un poco impresionada, lo del tiroteo…eso era ya muy viejo.

-Quedate eta, que yo no ze ni de onde…- miro en la bota derecha, metio la mano y saco un escorpión muerto -Anda, azi que eto era lo que me pinshaba… bueno- volvió a dejar caer al artrópodo dentro de la bota y se las tiro a Harley al suelo -Pa ti

Expicacion:

Miro al joven antes de regalarle una sonrisa divertida tenia sus puntos validos en lo que decía antes de contestarle se sirvió otro vaso y lo tomo haciendo un leve momento de pensamiento antes de contestar mientras miraba a una mujer de edad que podía tener más de lo que se ve a simple vista y volvió a mirarlo.

Muy cierto es diría el filosofo Yoda y he bebido con irlandeses buenos compañeros de copas y no niego que tengas razón pero dudo de que un Evercleer logre lo que muchos no han logrado aun y que siguen intentándolo aparte vengo de beber wodka y licor como para inducir una coma en media ciudad necesitaba algo muy fuerte.

A todo la mujer de edad dijo que de algo hay que morir lo que le gano un asentimiento y una sonrisa pero a todo esto la chica que parecía estar tan loca como cierto conocido vestido de rojo no tomo muy bien el haber perdido el centro de atención y lo mostró con un arma estaba por actuar pero lo que siguió a continuación dejo ver que había en aquel hombre mucho mas de lo que se podía ver a simple vista, su voz era hipnotizante como un fuego a una flama para un insecto en verano eso la aturdió un momento dejando ver que se quedo perdida en su voz tan suave aquello duro un momento donde logro calmarla era un don similar al de las sirenas o las banshes hadas de la muerte de folklore irlandés cuando todo termino ella se recupero de ese influjo cuando lo escucho decir señoritas solo pudo dedicarle una palabra para ver su reacción con ellas.

Iré a ese concierto aunque pensé que solo las mujeres podían ser una Banshe no los hombres.

En aquel momento le dio una mirada dejándole ver que sabia que aquello no era solo un don sino un poder que tenia en el con una sonrisa para ver su reacción luego de eso miro a harley.

Tal vez pueda ayudarte cariño si es que hay una recompensa interesante tras eso.

Le guiño un ojo antes de sonreír divertida por que fue un coqueteo pero ofreciendo sus servicios para hacerse cargo de capturar a aquel sujeto.

Fuera de eso podemos negociar si lo capturo.

Te pido perdón, Harley...

Harley...

Harley...

Harley...

Aquellas palabras rebotaron en su cabeza una y otra vez, y otra vez... El hombre de la chupa de cuero la había llamado por su nombre, pronunciándolo con la voz más sexy que jamás había escuchado. Y dentro de su cabeza ocurrió lo siguiente:


El moreno se puso a cantar de pronto, acto que a Harley le sorprendió al principio, pero que poco a poco, se dejó seducir por la idea, prestando su total atención a la melodiosa voz del atractivo joven. Nadie le había cantado antes, ni tampoco le habían dedicado una canción. Y todavía menos la habían tocado con tanta amabilidad y cariño. 

Tan sólo fue un suave roce en su brazo derecho y un delicado susurro de amor en su oído. Pero aquel gesto que hubiese sido tan insignificante para cualquier otra persona, contrastaba notablemente con la manera en que el Joker le hablaba y la tocaba.

Dio un respingo, sintiéndose incómoda por un instante, pero fue incapaz de apartar la mirada de aquellos potentes y seductores ojos azules. Ningún hombre la había tratado antes tan románticamente bien. Pero sí lo había hecho una mujer… aunque todavía tenía que debatir aquel tema consigo misma.

— ¡Esperaaaaaa! —  gritó, pero ni siquiera fue capaz de moverse del sitio. — ¡Al menos escríbeme tu número de teléfono! —  exclamó, ya cuando el joven se había marchado por la puerta del Atomic café. —  Hombres… —refunfuñó para sus adentros y volvió a mirar a sus compañeras de bar. — Siempre hacen lo que quieren. Primero te seducen con promesas que jamás van a cumplir y luego se marchan, dejando regueros de corazones rotos a sus pasos… — al ver que seguía hablando consigo misma, y ya más despierta de la realidad que le rodeaba, miró a Gray Fox con una sonrisa. — Por cierto… ¿De qué estábamos hablando?

Harley no había sido consciente en ningún momento de que Aidan le había arrebatado el revólver, ni de que la mujer forzuda lo había hecho trizas segundos después. Así que la miró inocentemente, hasta que de pronto, los ojos de la rubia brillaron con una luz pura y cristalina, y las lágrimas empezaban a asomarse por sus ojos llenos de agradecimiento.

—¿Me regalas tus botas? — dijo, con una vocecilla la mar de adorable, mientras se agarraba fuertemente las manos y se las llevaba a los labios, tratando de contener la gran emoción que sentía.— ¡Eres una tía SUPERGUAY! ¡GRACIAS! — dijo saltando de pronto hacia la nativa, con la intención de estrecharla en un fuerte y emotivo abrazo.

— ¡Yo también te regalaré algo! — y pensando durante un segundo lo que quería darle a cambio de las botas, agarró su bufanda roja y negra de rombos, y se la entregó a Gray Fox con una gran sonrisa.

Después se enfrascó en quitarse los patines allí mismo, para luego ponerse las botas de la otra mujer, que le iban un poco más grandes de lo normal. Fue entonces cuando encontró el escorpión dentro de una de ellas.

— ¡Y además vienen con un animalito de compañía! — volvió a sonreír mientras cogía el artrópodo con cuidado y lo dejaba dentro del vaso donde había bebido el agua, justo en frente de la camarera. —Aunque está un poco sucio, así que habrá que darle un bañito… — sugirió la rubia, mientras que a la pobre chavala que tenía enfrente iba a darle un patatús como aquella mujer siguiera en su bar.

— Tal vez pueda ayudarte, cariño, si es que hay una recompensa interesante tras eso.— dijo de pronto la pelirroja de su derecha, guiñándole un ojo. A lo que la rubia le contestó:

— Umh… ahora mismo no llevo nada de valor encima, pero… ¿Te interesa un vehículo violeta y verde chillón con la cara de un payaso en el capó? Lo tengo aparcado fuera del evento, y si me ayudas a atrapar al ladrón es todo tuyo.

De todas formas, aquel vehículo ya estaba destrozado y sin gasolina, y dudaba poder volver con él a Gotham. Pero era la mejor oferta que podía ofrecerle en aquellos momentos a la desconocida. Quizás podría sacarle algo de utilidad, ya que todavía habían armas y munición dentro del coche con el que solían atracar los bancos de Batman-city.

— De todos modos ya no puedo entretenerme más por aquí, así que vayámonos ya si quieres ayudarme. — Antes de marcharse por la puerta, volvió a girarse, despidiéndose del resto de mujeres del local. —Gracias por vuestra generosa amabilidad, ciudadanas de California. — dijo con emoción y agradecimiento en los ojos, colocando su mano derecha en la frente, imitando el saludo militar de las tropas americanas. — Espero que el karma, o los dioses paganos a los que adoráis, os recompensen por vuestra buena acción de hoy.

Y sin pensarlo dos veces, Alicia-Harley se marchó del Atomic café en busca de su conejo blanco, sin saber a ciencia cierta si la desconocida le seguiría.

Dio un respingo y se tapo el oído derecho cuando la rubia gritó a Aidan que se acababa de marchar, si tuviera que describir su voz con una palabra sería… irritante, claro que no se le puede culpar a uno por la voz que tiene y aunque hubiese una ley para hacerlo, Gray no era de seguirlas. Sonrió nostálgicamente aquello de “reguero de corazones rotos”, había vivido mucho y sin lugar a dudas tras de ella se encontraba un reguero de viejos amantes a los que no volvió a llamar, eso de atarse a una persona, de tener pareja o casarse no va con ella, un reguero de… corazones rotos se podría decir, a veces incluso de huesos rotos; una vez se lo hizo tan fuerte con un tipo que le lesionó la cadera. Perdida en sus pensamientos, ella tampoco recordaba de qué estaban hablando antes de que el músico se pusiera a embelesar a todo el bar con su voz, fue el único momento en su vida que Gray sintió un cariño paternal hacia alguien, un orgullo como si esa persona fuera su hijo.

Cuando le entregó las botas no se esperaba esa reacción de la rubia, bueno es que no se esperaba esa respuesta de nadie. Cuando vio que la rubia se abalanzaba para abrazarla, Gray alzó las manos en su dirección para pararla

-No ase farta que

Mas no  fue lo suficientemente rápida y acabó en los brazos de la rubia a la cual no devolvió el abrazo, limitándose a darle unas palmaditas en el hombro con la mano izquierda. Cuando la anciana la escucho mencionar que le haría un regalo como agradecimiento no movió un dedo ni dijo nada a fin de evitarlo, la rubia era libre de hacer lo que le diera la gana incluso si a Gray le apetecía más estar tranquila dándole a la bebida en un bar. Pero Aidan se había ido, a lo mejor ella también se tendría que ir y buscar a ver donde iba a cantar el joven irlandés, que no tenía ni idea de donde iba a ser el concierto ya que nadie se lo dijo, tendrá que seguir el sonido de la música para guiarse.

Cuando Harley le dio su bufanda se quedó con una media sonrisa en la cara, no estaba acostumbrada a que le hicieran regalos y menos una bufanda… bueno, al menos le serviría si le entra frío o por si se da un paseo por Canadá, que ahí arriba hace mucho frío. La expresión de no saber cómo reaccionar continuo al ver como Harley ponía al escorpión en el agua, no por eso si no por la reacción de la camarera que parecía desfallecer ante la imagen del artrópodo. Las dos mujeres se pusieron a hablar sobre el ladrón y sobre la recompensa, a Gray eso le daba bastante igual así que prefirió intentar recordar hace cuanto llevaba las botas esas y desde cuando tenían un escorpión en el zapato. Se miró el talón del pie y vio marcas de la picadura del animal, confirmando que cuando se metió ahí estaba vivió, al menos no fue una serpiente eso si que habría sido incomodo de tener bajo la planta del pie

Volvió la mirada al vaso en el cual el pobre animal seguía en su “baño” para limpiarse y cuando Gray vio que la rubia se iba del bar con su despedida extravagante usaba palabras que la anciana desconocía como “Karma” “Paganos” y demás, sonaban como otro idioma para ella. A pesar de no entender de la misa la mitad de lo que hablaba la extraña joven, respondió a la despedida con un leve movimiento de la cabeza y levantando su vaso vacío para despedirla, se levantó de su asiento para coger el vaso de agua, sacando de esta forma al animal del escorpión… para segundos después, agarrándolo del aguijón, echárselo a la boca y masticarlo con todas sus crujientes partes que resonaban al masticarlo; el animalito era comida y no iba a dejar que se desperdiciase en un vaso de agua que la camarera tiraría. Hablando de ella, al ver esta cena ya no pudo evitar mas y se desmayó detrás de la barra, Gray se asomo a verla unos segundos mientras seguía masticando, se encogió de hombros y, como las tres personas que antes estuvieron con ella en el bar, salió de el terminando por fin con el escorpión. Siendo sincera, no fue de sus almuerzos favoritos claro que al estar tanto tiempo viviendo sin ataduras había comido muchas cosas, puede que demasiadas y ahora, a este punto de su vida, comerse un artrópodo le parecía lo más normal del mundo.

Miró a su alrededor, entre toda la gente vestida de forma extraña pudo ver a la mujer rubia que si no recordaba mal se llamaba… ¿Alicia? Si le hubiera prestado más atención podría recordar que ese no era su nombre, qué más daba si total ella no era mucho de nombres. De lo que si se acordaba era de algo sobre un conejo y como seguía sin tener ni la menor idea de que era, lo mismo con eso de “Mad Max” que a ella le sonaba como una canción de algún grupo que no conocía. Se dejó la chaqueta de cuero en el bar, llevando solo el pantalón y el sujetador hecho por vendas, haciendo que entre la multitud destacara más que ninguno. Se acercó a Alicia Harley con un paso relajado y le hizo el mismo gesto con la cabeza que hizo para despedirse, haciendo un rápido movimiento con la barbilla por lo que usaba la barbilla para saludar

-He pensao que me voi con vohotra, a ve si azi veo que coñio e un “conieyo”

No tenia interes en nada más, le daba igual la rubia, la pelirroja, él… la verdad, no recordaba nada más de lo que la rubia gritó en el bar, algo de un maletín y de un ladrón ¿Un conejo ladrón? Gray pensó que si ese... lo que fuera, era capaz de robar a una mujer armada tendría que ser algo digno de ver y ya que no tenía nada más que hacer, no quería perdérselo. Además mientras tanto podría otear a ver si encontraba el lugar en el cual se podría dar el concierto, dos espectáculos al precio de ninguno ya que pagar, pagar, pues como que no.

La situación se puso interesante realmente ese joven aparte de tener una habilidad intrigante estaba como para partirlo como un queso y no era para menos se veía bueno como para escucharlo cantar a capela en una alcoba a solas por otro lado estaba la mujer de edad a quien le dedico una sonrisa y la rubia más allá de que era tan extravagante como ella y que estaba mejor que comer pollo con la mano le pareció divertido después de todo quien seria si no le gustara meterse en líos así que tomando la botella para no dejarla e incorporándose siguió a la rubia.

Bueno fue un gusto estar aquí con ustedes pero tengo trabajo y rubiales no te preocupes aplicaremos el clásico el primero es gratis además de que hay algo.

Dijo tomando la botella del pico y beberla antes de mirarlos a todos y hacer un ademan como saludando a un público en un teatro y hablar.

Te vas a meter en problemas lo sé pero que demonios me gustan los problemas y me hacen más divertida la vida.

Dijo con una sonrisa mientras salían del lugar aparte necesitaba cada tanto su dosis de diversión y no de la normal sino de la que implica destrucción daño y unos cuantos huesos rotos de quien se metiera así era su vida y no iba a cambiarla que iba a hacer después de todo seguir a ese loco raro de Sandia o Zandia o como demonios se llame el país que vio en varios canales no señor ella veía que no era el santito que mostraba demonios podría apostar que haría ver al papa borgia como un bebe de pecho además de que por ahora prefería buscar los problemas para divertirse o tan solo ganar dinero para gastarlo en beber y relaciones de una noche.

Camino a la par de la chica con la botella en la mano dándole sorbos y pensando en como se puso todo de interesante tras adentrarse en ese lugar y aún faltaba mucho más por delante como capturar al conejo blanco.

Adoro cuando todo esto pasa.

La rubia pegó un saltito, lleno de júbilo, cuando escuchó que la pelirroja de dientes raros iba a ayudarla a buscar al conejo blanco. Su sonrisa se ensanchó hasta casi deformarle la cara, en cuanto vio que la señora de músculos de acero también se apuntaba. Estaba muy fashion con las vendas en el pecho y la bufanda de rombos que le acababa de regalar.

—¡Genial! ¡Esta será una misión sólo para chicas! ¡Girls Poweeeeeer! — exclamó la arlequina con mucho entusiasmo, para después poner rumbo aleatorio con la intención de buscar al ladrón del maletín. — Por cierto, yo soy Harley ¿Me había presentado ya? ¿Vosotras cómo os llamáis? — preguntó, curiosa. Si pensaban ayudarla en su misión secreta era mejor conocer sus nombres antes que nada. Quedaría muy feo eso de dirigirse a la gente con un “¡Eh, tú!”.

Por el camino, la novia del Joker se dedicó a parar a toda persona viviente que se cruzaba con ella para preguntarle si había visto a alguien con una máscara de conejo. Algunos la ignoraron, otros la tacharon de rarita… pero ninguno parecía haber visto a nadie con esas características. Quizás el ladrón había sido muy listo y se había quitado la máscara de camino al festival. ¿Así como demonios le iba a reconocer?

Empezó a impacientarse al pensar que no estaba avanzando nada en su búsqueda, y pensó en todas las horribles posibilidades que tenía el Joker de torturarla como no volviera con el maletín intacto. Tragó saliva, asustada, pero de pronto, una poderosa música llamó la atención de las tres mujeres. A lo lejos, se podía escuchar a todo volumen la primera estrofa del famoso concierto de Heavy Metal que había anunciado a las puertas del festival. Si, él mismo al que se había referido Aidan antes de desaparecer del bar.

Atraídas inevitablemente por la magia de su música, las tres mujeres siguieron el canto del hombre-sirena y se plantaron delante del concierto. Aquel lugar estaba abarrotado de fans locos que gritaban y bailaban, y les fue casi imposible avanzar hacia delante, así que se quedaron en la última fila, escuchando de lejos la poderosa y sensual voz de su cantante, que no era nada más y nada menos que el mismísimo Aidan…

— Que cabrón, encima de guapo el tío canta bien… — dijo la rubia, sin percatarse de que estaba moviendo la cabeza al son de la batería. En realidad no era tan fan de ese estilo musical, pero no pudo evitar empezar a mover su cuerpo al ritmo de la percusión. — ¡¡¡Ouuu Yeaaaaaaah!!! — exclamó, casi a la vez que Aidan. Siguió canturreando por la bajo la letra de la canción como una fan más, hasta que…

—¡Ahí está! — dijo de pronto, señalando con el dedo al objetivo para después mirar a sus compañeras de fechorías.

Si seguían la dirección del dedo de Harley, verían que estaba apuntando a un hombre extraño, de espalda arqueada y máscara de conejo, que se había quedado clavado en la primera fila, escuchando la música a tan solo cinco metros del cantante.

— ¡Le dispararé desde aquí, creo que puedo alcanzarle! — dijo llena de júbilo, ahora que por fin había encontrado a su objetivo ya no tendría que ser lanzada al tanque de las pirañas. Pero la felicidad de su rostro se borró al instante en cuanto su mano derecha palpó el vacío en su pistolera.

—¿Pero qué diablos? ¿Donde narices está mi revólver? ¡AAAAAAAGHHHHH! — la ira y la frustración empezaron a trepar por el cuello de la arlequina hasta remarcar una de sus venas, y sus ojos se encendieron, llenos de rabia. — ¡No dejéis que escape! — indicó a sus recientes amigas, y empezó a correr por el lateral del concierto, para evitar lo máximo posible al público enloquecido, mientras buscaba una manera de plantarse en el escenario lo más rápida posible. Vio su oportunidad cuando se percató de la existencia de una pequeña torre de madera que imitaba una torre de vigilancia post-apocalíptica. Desde allí, había varias cuerdas que descendían en dirección al escenario, decoradas con banderillas de colores.

Harley sonrió con una idea muy clara en la cabeza. Estaba decidida, y nadie podría hacerle cambiar de idea, por muy alocada que fuera.

Subió las escaleras de madera que llevaban al final de la torre, y se escuchó un “¡Eh! ¡No puedes estar aquí!” pero la arlequina apartó de un manotazo al enfadado vigilante y éste tuvo la mala suerte de tropezarse con sus propios pies hasta caerse por el lateral y agarrarse a la cornisa de puro milagro a la vez que pedía auxilio.

La habilidosa acróbata pegó un salto desde lo alto de la torre, y desenvainó en el aire el bate de béisbol que llevaba a su espalda, colocándolo por encima de la cuerda con los banderines. Se agarró al trozo de madera con ambas manos y descendió rápidamente por la cuerda hasta desgastarla y romperla justo antes de llegar al escenario. Pero gracias a la velocidad que llevaba, consiguió hacer una voltereta, y aterrizó de un salto mortal justo al lado de Aidan.

—¡Viva el Heavy Metaaaaaaal! — gritó la rubia sin haber perdido la sonrisa y con la adrenalina recorriendo todavía su cuerpo. Levantó el brazo que no sostenía el bate para después hacer el símbolo de los cuernos, algo que se estilaba entre los cantantes de ese tipo de música.

El público creyó que la aparición de aquella extraña mujer formaba parte del espectáculo, así que los fans recibieron a Harley con vítores y aplausos. Tras lanzar un par de besos al aire como agradecimiento y guiñándole el ojo a Aidan, la novia del Joker volvió a fijar la vista en el público, para darse cuenta de que el conejo ya había empezado a largarse.

—¡ESTA VEZ NO ESCAPARÁS! — dijo la rubia con rostro de psicópata, mientras se relamía. Agarró con fuerza el bate, y desde su posición, pegó un salto en dirección al asustado conejo blanco...

Off:

Gray no compartía el entusiasmo de la rubia con eso de la misión de chicas, de hecho se tapo el oido que tenia mas cerca de la rubia cuando esta se puso a gritar y aunque le gustaba el entusiasmo, tampoco es que le encantará que le estuvieran gritando a cada minuto pero no podía hacer nada para acallarla, eso iría en contra de su “espíritu”. No recordaba haber oído su nombre antes, a lo mejor si que se lo dijo y no se dio cuenta, aunque de todas formas ella no era mucho de dar nombres así que no le importaba no saber el nombre de las personas con las que trataba

-Yamame como te e la gana

Que le pusieran motes nunca le ha molestado y no iba a empezar ahora, dejaría que Harley la llamase como quisiera, lo mismo para la otra mujer pelirroja que les acompañaba. Resultaba gracioso ver a Harley preguntar a las personas con las que se cruzaba sobre el conejo, la mitad pasaban de ella pero es que algunos intentaban quitársela de en medio para segundos después alzar la vista hacia Gray y darle un sustillo pensando que se trataba de la guardaespaldas de la rubia o algo asi, por lo cual responden cualquier cosa rápida con tal de quitarse a las dos de encima, la anciana no es que estuviera ayudando mucho en la búsqueda.

Y menos ayudaba si seguía sin saber que era un conejo ¿Como podía avisar que le había visto si no tenía ni la mas minima idea de que estaban buscando? Tampoco es que tuviera culpa, lo había preguntado y nadie le respondió, tampoco era para tanto si total su vida no iba a cambiar por saber o no saber lo que era un conejo. Y cuando la búsqueda no parecía estar dando fruto, la musica que llego a sus oídos las embeleso obligandolas a seguirla hasta su origen, quedándose plantadas al final del grupo de fanas que bailaban a sintonía con la música. Sonrió ante el comentario de Harley

-Si soo tuvera vente o treta año mah…

No podía negar que era un hombre muy atractivo, más demasiado joven para ella además estaba el tema de que estaba casado, Gray seguía sin conocimiento del pasado turbio de Aidan por lo que para ella había otra razón para no querer coger a aidan entre sus brazos y… “achucharlo”; ella hacía lo que quería y sin embargo jamás se interpuso entre ninguna pareja ya fueran novios o esposos. Cerró los ojos, dejándose llevar por la música la cual siguió chasqueando los dedos de la mano derecha mientras movía la cabeza de abajo arriba y de lado a lado lentamente, tenía ganas de subirse ahí arriba con Aidan, tocar junto a él y su grupo, pero sobretodo junto a él.

Claro que de esa momento agradable le sacó el grito de Harley que avisaba a sus dos compañeras de búsqueda que acababa de encontrar lo que buscaba. La anciana mujer alzó la vista a fin de ver por fin que era un conejo y cuando lo vio se sintió algo decepcionada

-Peo zi eho e un tio co una macara ya ta

No entendió que la máscara que llevaba era de un conejo, para ella le pareció un gato con unas orejas muy largas. Quiso parar a Harley antes de que disparara al hombre, no le gustaban las armas de fuegos y mucho menos el asesinato, más al ver que no sacaba nada se acordó de que hace unos minutos le reventó el revólver cuando estaba apuntado a Aidan lo que le dificultaría en gran parte lo de disparar al hombre, claro que a la rubia no le gusto nada eso y se le pudo ver visiblemente enfadada, Gray era todo lo contrario ella se lo estaba pasando bien.

No le gustaba que le diesen órdenes, era lo que mas odiaba, por otra parte quedarse a vigilar que no escapara el hombre le permitía seguir escuchando el concierto de Aidan y esa era una oportunidad que no desaprovecharía en absoluto. Se quedó “vigilando” al hombre mientras dejaba a las otras dos hacer… lo que les diera la gana la verdad, no se preocuparía por lo que quisieran hacer. O eso pensaba ya que no pudo evitar mirar de reojo lo que tramaba Harley, intentó dos veces matar a una persona y no es que eso entusiasmara a Gray, así que cuando vio que se subía en la torre para segundos después tirar a un hombre de ella fue incapaz de no ir corriendo a socorrer al pobre vigilante que aún seguía enganchado

-Dejate cae, io te cojo

El hombre, aunque a regañadientes, aceptó el ofrecimiento de la mujer descolgandose así de la torre para caer en los fuertes y musculosos brazos de la mujer, la cual el sujeto como un príncipe sujeta a una princesa herida. El hombre se quedó unos segundos mirándola, al igual que Aidan ella tambien podia causar admiración en los demás que era justamente lo que le estaba pasando a ese vigilante que miraba con los mismos ojos con los que un hijo ve a su madre o a su padre

-¿Ta ben amego?

Asintió con la cabeza y dejo que Gray le volvería a dejar en el suelo quedándose sentado para recuperarse de tanto “movimiento”. La mujer retomó la vista hacia Harley, viéndola en el escenario dando besos al publico ¿Como llego hasta allí? No tenía ni idea, no consiguió verlo ya que estaba ocupada en ayudar a que no se descoñara aquí el amigo. De todas formas, fue poco a poco al concierto de nuevo, ya con más ganas de escuchar a Aidan cantar que de averiguar que era un conejo, aunque con Harley apareciendo en mitad del escenario no estaba muy segura de que fuese a continuar la música. Al estar algo distraída se dio un sustillo cuando delante de ella apareció corriendo el hombre de la máscara, produciendo en ella una reacción que le hizo pegarle un puñetazo al hombre en toda la nariz rompiéndole parte de la mascara en el proceso y tirándolo al suelo a la vez haciendo que quedara al haberle golpeado cuando estaba corriendo

-¡Coño!- exclamó al pegarle el puñetazo, cuando ya estaba el hombre en el suelo lamentándose el golpe se giró hacia él, agachandose para tenerlo mas cerca y se señalo con el dedo, sus nudillos manchados al haberle, lo mas probable, partido la nariz -No me de ezo zuto cago en dio

Me llamo Gaghiel preciosa…

Mientras ella parecía algo extravagante por sus actitudes algo que le gustaba estaban en el concierto y lo vio cantar pero ella vio como su amiga se fue a por el idiota y se subió a una torre mientras observaba todo.

Le guiño un ojo mientras le seguía la otra mujer cuando la escucho decir si solo tuviera 30 años menos no pudo evitar una leve sonrisa por que no era la que más edad tenia aunque de seguro era mejor no aclararlo por que tal vez busque el secreto para tener un cutis tan blanco y sin arrugas por que no se imaginaba pidiendo por una melena roja que haría morir de celos a un león y unos dientes que sacarían envidia a un Megalodon mientras sonaba la música tenia mucho talento y sabia como moverse demonios apostaría que llegaría a grandes ligas eso lo veía bien mientras atrapaba al tipo que cayo ella miraba donde estaba.

Cayo en el escenario y lejos de parecer raro lo tomaron como parte del show el de máscara de conejo se apareció y su compañera se hizo cargo con un buen golpe ella no perdió el tiempo y se hundió por debajo del piso usando su escondrijo de topo para luego como si fuera una película de terror de los 80 sacar la mano y tomarlo de sus pies y lo hundió hasta el cuello dejándolo inmovilizado con ninguna posibilidad de escapar exceptuando que tuviera algún poder y luego de eso salio de allí cerca y acomodo su ropa ante la mirada curiosa de muchos.

Bueno sigan escuchando el concierto ese cantante es un bombón si pudiera tirármelo y que aceptara lo haría sin dudarlo.

Ella sonrió de forma picara mientras se remojaba los labios no eran solo palabras ella era muy sincera con eso de ligarlo de ser posible pero primero debía de disfrutar el concierto con el cantando con tanta potencia que de seguro haría poner celoso a más de uno del salón de la fama del rock and roll ella solo disfrutaba de los acordes mientras le dedicaba un pulgar arriba a Harley mientras llegaba.

Perdón cariño se te perdió este peluche puedo ablandarlo para ti.

Le dijo mientras le apoyaba uno de sus pies en la cabeza al cretino sin importarle mucho si le dolía o no después de todo se lo busco.

tecnicas usadas:

Cuando Harley se dispuso a saltar en dirección a su presa, la persecución terminó antes de poder decir “¡Que te pillo, conejillo!”.

La imponente mujer de las vendas le dio tal mamporrazo en toda la cara al señor conejo blanco, que le partió la máscara por la mitad, cayendo al suelo para terminar hecha añicos sobre sus pies. El maletín que llevaba en sus manos se deslizó bajo los pies del público, hasta detenerse no muy lejos de ambas mujeres.

De pronto, la que se había presentado como Gaghiel, desapareció y apareció en un instante, dejando atrapado al enemigo de Harley en su agujero de topo, sin darle ninguna opción a su objetivo para escapar.

El público enloqueció ante tal acto de violencia, y Harley enmudeció unos instantes antes de poder reaccionar. No quería provocar un escándalo entre el público, pero el grupo de Aidan había dejado de tocar, y el susodicho cantante la miraba con gran sorpresa y confusión. Era evidente que acababa de interrumpir el famoso y esperado concierto de Deamhan en el Wasteland Festival. Y pensó que la mejor manera para disimular en un concierto de Heavy, era… pues eso, tocando Heavy Metal…

Pero no conocía el grupo de Aidan, y sus conocimientos sobre ese género musical en concreto eran escasos, así que su mente se quedó en blanco durante unos segundos hasta que finalmente se acordó de algo.

—¿Cómo se llamaba aquel grupo de música feminista…? — miró entonces a Aidan, que seguía igual o más confuso que ella. — Se llamaba como la hija del comisario de Gotham… umh… Barbara… Barb… ¡Crucified Barbara! — saltó de repente, y entonces sin perder el tiempo, se acercó al micrófono de su compañero y empezó a cantar la primera estrofa de la famosa canción “Jennyfer”.



La rubia miró al cantante y le guiñó un ojo para después darle un golpecito, cadera con cadera, para obligarle a bailar. Esperaba que el moreno se animara lo suficiente para seguirle el rollo y volver a tener la atención de todo el público del festival, dejando que sus compañeras se encargaran de recoger el maletín.



Harley empezó a tomarse demasiado en serio su papel de cantante. No es que tuviera demasiada experiencia en la profesión, pero si que había invertido muchas horas de su vida en cantar, sobretodo en la ducha. Y es que la arlequina nunca se amedrentaba ante un escenario, ella estaba hecha para dar espectáculo.

—It’s a hard LIFEEEEEEEEEE to be a TOUGH GIIIIIIIIIRL...— se entregó de lleno a la música, emocionándose al sentir los vítores y el sincero amor que le profesaban los fans. Fue tal el éxtasis, que olvidó por un instante el objetivo por el que estaba allí. Se sentía querida con ese animado público, algo que ni el Joker ni cualquier otro le había brindado jamás.

De pronto, unas escurridizas manos alcanzaron el maletín que se había perdido entre los pies del entusiasmado público. Un pequeño hombrecillo, agazapado y con una máscara de lirón de color grisáceo, apretaba el preciado tesoro contra su pecho.


Los ojos azules de la arlequina se abrieron de par en par, sorprendidos al recordar de pronto la existencia de aquel dichoso maletín y rápidamente señaló con el dedo al ladrón, para que sus nuevas amigas se dieran cuenta de lo que estaba sucediendo entre el público.

Pero tan pronto como les hubo señalado, otro hombre apareció. Esta vez más alto y forzudo, con unos músculos que cualquiera podría envidiar (menos Gray Fox, claro, ella era más guay para Harley). Sus ropajes andrajosos y post-apocalípticos no hacían demasiado juego con la máscara que llevaba puesta. Una máscara igual que la del conejo blanco pero de color marrón. ¿Qué era aquello? ¿Qué significaba todo esto? ¿El lirón y la liebre de Marzo?

En menos de un segundo, el hombre-liebre saltó en dirección a la nativo-americana, dispuesto a darles una paliza a ella y a la pelirroja de dientes de tiburón, que tenían secuestrado a su amigo el conejo blanco. De mientras, el hombrecillo de la máscara de ratón se escabullía hábilmente por entre las piernas del público, con el maletón del Joker en sus diminutas zarpas…

— JEEEENNYFEEEEEEEEERRRRRRRR— gritó Harley con desesperación ante la aparición de los nuevos enemigos.


FDI: Ahora sí, turno para Aidan!! xD

Si Gray pudiera describir en una frase todo lo que se le estaba pasando por la cabeza en el instante en el que vio a Gaghiel aparecer de debajo de la tierra sería “Que cojoneh e eto” viendo”. Se quedó más que sorprendida ante el extraño poder de la pelirroja; había visto mucho mundo, o al menos mucho de las américas, pero jamás algo parecido o al menos nada que ella recuerde. Entonces fue cuando noto la falta de música en el ambiente, que se dejaba notar incluso con el ruido de los fans a tope, por culpa de la intrusión de Harley, porque claro, que una anciana reviente de un puñetazo a alguien en un concierto es normal, que una mujer rubia salte al escenario… pues también es normal, a los fans del grupo de Aidan parece ser que le gustaba mucho la marcha, más incluso que al propio grupo que dejó de tocar cuando la arlequina entró en escena.

Gray podría ser una de las pocas personas en la tierra que, tras conocer a Harley, no desearía darle un puñetazo en la cara, si, puede que fuese algo chillona para su gusto y que se le fuera un poco la mano con las armas de fuego, pero todos cometemos locuras en algún momento. Lo que si no le gusto nada es que interrumpiera a Aidan, mirándola con la misma mirada que pone una madre enfadada cuando alguien se mete con su hijo. La cosa no mejoró cuando la rubia misma empezó a cantar, que no es que cantase mal pero ponerse a cantar después de escuchar a Deamhan, sobretodo a Aidan, es como si un grupo de chimpancés saliera a cantar después de los Beatles; la comparación no favorece a los segundones.

De todas formas, le gustaba la canción, no la había escuchado antes y tampoco es que Gray fuese muy “feminista”, cosa graciosa ya que ella era la encarnación del feminismo hecho persona; una mujer fuerte, sin nada ni nadie que la ate y sin ningún hombre que “cuidar” lista para darle una gran pelea al mundo. No era feminista por lo mismo que no era ni de izquierda ni de derechas, ella no tenía una visión política y social del mundo más allá de lo de ser todos libres y todos iguales… bueno, con eso ultimo alguien la podría confundir con una comunista, cosa que no sería la primera vez.

Cuando el grupo empezó a tocar siguiendo el ritmo a Harley todo mejoró, aunque los fans seguían tan enloquecidos como al principio, Gray incluso empezó a seguir el ritmo de la canción con movimientos de cabeza, fue por eso por lo que se dio cuenta de a lo que la rubia señalaba y vio como un tipo con otra máscara de animal intentaba agarrar el maletín entre el público, casi se olvidó de todo eso ya. Iba a ir a por el hombrecillo, que comparado con el parecía un niño pequeño, cuando apareció el forzudo con otra máscara de otro animal, esto empezaba a parecer un cachondeo

-I’ve had it with these muddafukin animals, in dis muddafukin place!

Exclamó la mujer molesta por la rápida aparición de tantos amantes de los animales en los alrededores. El que acababa de aparecer parecía tener mucho musculo, eso no le disgusto ya que llevaba tiempo esperando una buena pelea, a lo mejor se la daría ese tío raro. Cuando Aidan empezó a cantar y el tipejo se abalanzó hacia ella sintió una descarga de adrenalina por todo el cuerpo, más que por la pelea inminente  por la voz de Aidan que la llenaba de ganas de pelear. Cuando ella y el hombre se entrelazaron ambas manos en un juego de ver quién tenía más fuerza la voz de una mujer resonó por todo el festival, interrumpiendo momentáneamente la pelea y, con la rabia que le daba eso, a Aidan también al desaparecer los sistemas de sonidos enmudeciendo el concierto.

Gray no es que fuera una santa; en los sesenta y setenta puede que le diese alguna que otra calada a unos cigarros de una sustancia alucinógena, pero eso no se podía comparar a lo que estaba presenciando. Una mujer, que estaba vestida de tal forma que parecía haberse tirado en un montón de basura y haber salido con todo aquello que se le hubiera pegado al cuerpo, cosa que Gray no podría decir que no lo hizo alguna vez, empezó a dar un discurso sobre que ella era un lo que sea y que los conflictos se resolvían en donde fuera, la verdad es que ella no entendió ni una mierda de lo que dijo, lo único que pudo pillar fue lo de “Gladiadores”, a ella que le gustaba el boxeo había escuchado esa palabra antes y sabía que, al menos, significaba pelea

-¡No ze que polla ta pazando!- exclamo la anciana -Pero zi hay que pelea ¡Aquí toy yo! Que ya tengo gana, cojona

“La esperanza es un error. Si no puede arreglar lo que está roto, te vuelves loco.”

Mad Max Fury Road




Parece que todo de un momento a otro cambiaba el concierto se detuvo por que llamo la atención bueno hay que admitir que alguien que hace algo como meterse en la tierra tomar a alguien de su pie y hundirlo hasta el cuello no era muy usual pero lo que siguió solo logro mostrar lo divertido de la situación la chica vestida de arlequín solo pudo tomar esto y sacar una canción mientras la mirada severa de la mujer que estaba a su lado solo mostraba como era la situación logrando sacarle una estruendosa carcajada mostrando sus dientes que podían ser los de una piraña por lo triangular y afilado pero tras eso le dio un pulgar arriba y luego de ese momento donde no cantaba mal y ella pensó en pedirle el micrófono pero aiden volvió a pedirlo para cantar.

Lastima pensaba yo hacer algo de karaoke mi preciosa arbequina.

Dijo justo cuando cayeron los demás a la fiesta otros invitados y uno era grande y musculoso esteroides eran de seguro por que esos músculos normales no eran vino así ambas con la intención de atacarle ella sonrió de forma amenazadora por que si buscaba ir al hospital lo iba a complacer cuando hubo una interrupción alguien que vestía como un boss de Beat em up atrajo ese maletín y tras hacer una perorata bastante de película y que su compañera aceptara el reto ella solo levanto su mano y hacia un gesto de hablar.

Bla bla si como gustes si la jovencita aquí acepta yo igual no tengo problemas en partirle el trasero a lo que traigas si quieres una lucha de yo contra el barrio venga te la daré pero si no cumples con tu palabra corre y rápido por que si te atrapo vas a conocer el dolor en cada parte de tu cuerpo así adelante.

Luego de eso miro a su compañera y los demás de seguro Aiden debe estar con un mal día pues se le pegaron todos los líos en un momento aunque ella solo se limitó a dedicarle una sonrisa y dedicarle un beso y lanzárlo con unas palabras.

Lo siento no es tu día cariño la próxima vez invito un trago y tal vez algo más.

Le dijo de modo coqueto ante la mirada de todos no es que le importara mucho la opinión de los demás pero primero a ponerlo como camote a quien ponga la "Emperatriz del Festival del Juicio Final" y a ella si se ponía en pesada.

Si no fuera porqué Harley Quinn estaba más pendiente de lo que le sucedía al maletín del Joker, hubiera jurado que se lo estaba pasando genial cantando al lado de Aidan. Había conseguido que el moreno le siguiera el rollo para distraer al público de lo que estaba sucediendo en realidad. Los vítores de los fans fueron directos a lo que ocurría en el escenario, pero la verdadera acción estaba ocurriendo en otro lugar muy diferente...

La rubia se despidió de su “colega” con un saludo militar y el rostro compungido y lleno de tristeza, como si realmente le hubiera emocionado el hecho de que Aidan la cubriera mientras ella se lanzaba a por los ladrones al ritmo de Crucified Barbara, justamente coincidiendo en la estrofa de “You better run, girl”.

Pero para cuando consiguió agarrar la careta del hombre ratón y estirarla hasta casi arrancarle la cara… una voz femenina retumbó por el páramo y se detuvo toda la fiesta de golpe.

- ¿Detecto conflictos en el Festival?

— No sé que le habrá hecho pensar eso… señora — dijo en voz baja, más para si misma, mientras soltaba la careta del lirón de golpe, que se estrelló con rápidez contra la cara de su enemigo debido a la gomilla que todavía llevaba sujeta a la nuca.

El lirón se retorció de dolor, llevándose las manos a su cara/máscara, y por la distracción perdió de vista el maletín. Por suerte (o no tan suerte) Harley y su contrincante quedaron rodeados por tres matones de la emperatriz del mal, que le arrancaron el maletín de las manos y lo lanzaron en dirección a la su jefa.

— Disculpe, señora… pero este hombre me ha robado MI maletín— inquirió la arlequina— Y no voy a permitir que se vaya de rositas a la enfermería porqué sí. ¡Voy a darle una paliza en esa cúpula del trueno si es necesario!— exclamó, enrabiada, y dejó de torturar al pobre lirón que seguía en el suelo, y se levantó para dirigirse a donde se encontraban sus nuevas amigas.

—Vamos a darles una paliza a estos tres, chicas...— Alzó las dos manos, con intención de “chocar los cinco” con Gray y con Gaghiel a la vez.

Fue entonces, cuando de entre el público, salieron más hombres con máscaras de todo tipo de animales. Algunos eran altos, otros de estatura baja, otros igual de musculosos que la mole de la máscara de la liebre de marzo… eran como unos diez en total...

—Upsie...— la rubia tragó saliva y empezó a arrepentirse lentamente de su frase anterior.— Parece que vamos a tener más enemigos de los que yo pensaba...

En ese punto de la situación Gray ya estaba empezando a pensar que esto parecía como esas veces que uno de esos pavos melenudos y ropas coloridas le pasaba uno de esos cigarrillos de la risa. De todas formas, lo que le había quedado claro es que se iban a tener que pelear ¿Con quién exactamente? Le daba igual, se pelearía con ella misma si pudiera, era un poco “conflictiva” en ese aspecto.

Se rasco el interior de la oreja con el meñique mientras la rubia se quejaba a la Emperatriz de que si el maletín era suyo y bla bla bla, la verdad es que la anciana no tenía concepto de la propiedad privada, por lo que para ella nada era robar; era cogerlo sin más. Aún así entendía que no todos tenían esa misma forma de pensar y que les molestaba que le “robaran” las cosas… francamente, a Gray no le podía dar más igual.

Las tres mujeres, la rubia, la pelirroja y la que antes era pelirroja pero que su pelo se había vuelto grisáceo por eso de la edad, habían declarado sus ganas de repartir tortas como panes, respondiendo al gesto de Harley con un choque de palmas, un poco burro por parte suya, y cuando la más mayor vio a más tíos vestidos con máscaras de lo que suponía eran diferentes animales, no estaba segura ya que no reconocía a la mitad, no pudo evitar sonreír; hoy seria un buen día. Rodo los ojos cuando la emperatriz siguió hablando

-Zi, zi ¿Amo a dano de otia ya o no?

Buena noticia; iba a combatir junto a Aidan y eso no estaba mal, el “chaval” la verdad es que alegraba la vista, y los oídos.

Entrando en la cúpula de trueno con sus tres compañeros de batalla, Gray miró a su alrededor, al público encaramado en los barrotes gritando con violencia anticipándose al combate que se iba a producir. La mujer se estiró los hombros que dieron un fuerte quejido

-Eto me rekerda a mi trenta cumpeaños

A saber cómo es que estar encerrada en una cúpula con gente gritándote le podría recordar a un cumpleaños. Cuando empezaron a repartir armas, Gray se quedó con lo primero que supo reconocer; una espada, aunque ella se pensaba que era un cuchillo grande. Se quedó unos segundos mirando el arma de gomaespuma, la olió un poco y, sin pensarlo dos veces, le dio un mordisco a la punta arrancándola con los dientes, claro que no tardó en escupirla al suelo

-No tentei comelo- aviso a sus tres compañeros, echando un escupitajo al suelo -ceo que no e “comitible”

No era su culpa que hicieran unas espadas de gomaespuma con un aspecto tan suculento, aunque luego el sabor era bastante asqueroso, aunque seguramente todos los allí presentes sabían eso. A la anciana no le impactó lo de que no hubiera reglas, si total en las peleas en las que ella solía participar nunca había. Como le parecia mas comodo de esta forma, sujeto su espada del revés agarrandola por la cuchilla, preparándose para darle con el mango a sus contrincantes, aunque tampoco le gusto sujetar su arma así, por lo que bajó un poco más la espada y acabo usando la empuñadura como un puño americano… no había reglas ¿No? Mientras la emperatriz anunciaba el comienzo de la pelea, Gray se giro a sus compañeros

-Weno, io me quedo con ezo die y vozotro con er reto

O no sabía contar o Gray era un poco egoísta en cuanto a repartir se refiere.

No tardó en ir al rescate de Aidan cuando vio al mastodonte lanzarse a por Aidan, que de forma inteligente se había echado a correr; a veces eso era la mejor estrategia. No para Gray, claro, que se lanzó hacia el tío dándole un gancho de derecha en toda la mandíbula, claro que “su intención” era darle en la cara con el mango de la espada, solo que falló y le dio con los nudillos; un fallo lo tiene cualquiera.

Cuando el pavo cayó al suelo, haciendo que el polvo se levantara con el impacto, fue cuando la voz de Aidan empezó a retumbar en sus odios, le daba una energía y unas ganas de pelear que no eran normales. Se fue corriendo a donde había caído el tipo enmascarado, que en ese momento solo podía pensar una palabra “Mami”; la anciana lo cogió y lo levantó por los aires, lanzándolo contra otro pavo que había por ahí… Vaya, Gray había durado medio minuto usando el arma de gomaespuma.

El tipejo sobre el que había lanzado al otro tipejo se levantó, quitándose de encima a su colega, y cargó contra Gray, lanzándole un puñetazo en toda la cara al ver que la mujer le daba bastante igual las armas de gomaespuma. Sin embargo, el golpe le dolió más a él que a ella, sacudiendo esta última la nariz, encogiéndose de hombros ante la “poca fuerza”, relativa a la suya, del hombre. Sujetando aún el mango de la espada, le dio un golpe con la muñeca y parte del mango, claro que la gomaespuma no amortiguó mucho si quien te golpea puede levantar un coche con una mano y un elefante con la otra. Por la Cupula del Trueno se vio volar un diente ensangrentado que acabó en el otro lado de la arena; Gray llevaba dos y no tenía planeado dejarlo ahora

-Po zi que zirven pa reparti eta arma tan blandicas

Se lanzo a por otros dos que tenia cerca,usando su fuerza exponelcielamente superior a la de los dos hombres, agarrándolos por un lado de la cabeza chocandoselas como si fueran un par de cocos, dejándolos k.o

-Y batante bien

Tras chocar los 5 con el arlequín y aun con todo lo que bebió estaba bastante sobria y es que su organismo era muy diferente desde que dejo de envejecer algo que podía agradecer pues su hígado hubiese sido reemplazado muchas pero muchas veces con la ingesta de alcohol que hacia además de claro la cirrosis mientras la jovencita una forma divertida de decirla a la mujer de edad, puesto que ella era mucho más grande pero se mantenía en óptimo estado y lo agradecía.

Mientras entraba en la cúpula se podía ver el ambiente y pudo ver a su compañera de pelo blanco comiendo un poco de uno de los objetos que le entregaron y luego lo escupió una pequeña risa surgió de la boca de ella por ese momento luego de eso surgió el momento de luchar mientras el pobre Aiden corría como pollo sin cabeza aunque su compañera peliblanca podía defenderlo y muy bien por que para su edad sabia repartir muy bien golpes era una buena persona "Sabía dar sin recibir" parecía.

Mientras 2 venian con ella iniciando una muestra de su habilidad desviando los golpes con mucha facilidad con sus manos para cuando pudo darle una patada para sacarse a uno un momento el otro intento tomarle y le sujeto de las manos ella las giro haciéndole sentir dolor 2 golpes en el diafragma con los puños y una patada como un canguro lo hicieron caer y ella quedó de pie para seguir con los otros pues eran 2 más los que se unían a la fiesta mientras Aiden cantaba.

A eso le llamo un buen ost de combate demonios...

Dijo con bastante energía y bloqueo los golpes que le lanzaban mientras se quitó el saco y se lo lanzo en la cara a uno de ellos y lo tomaba del brazo torciéndoselo y una patada baja los hacía caer fuerza mientras volvía a lanzarlo este lo esquivo solo para recibir un fuerte golpe en el estómago y ser tomado con fuerza lo levanta a boca arriba sobre sus hombros y cuando lo tenía en esa posición lo tiro girando para voltearlo y girando sobre sí misma para impactar su nuca y espalda contra el piso dejando al pobre infeliz fuera de combate el otro intentaba incorporarse cuando una patada bien propinada le voló varios dientes mientras acomodaba su saco poniéndoselo.

¿Algún otro con ganas de más?

— Ésta es Tierra de Nadie, ciudad sin ley… — empezó a explicar la emperatriz de Wasteland, pero Harley encontró que era más divertido dejar de prestar atención a su gran explicación, y prefirió imitar la forma de hablar de aquella señora, abriendo y cerrando los dedos de su mano derecha al ritmo de su voz, como si su puño se hubiera transformado en el pico de un pajarito.

Llegó a tiempo de escuchar cuando le sugirió escoger un miembro más para su crew de pateadoras de culos. Y sin pensarselo dos veces, señaló al cantante de Heavy que le había caído en gracia.

— ¿Y a mí por qué? ¡Si ni siquiera te conozco, joder!—  protestó el Irlandés.

—  ¿Cómo que no? —  inquirió la rubia, tan ofendida que casi se le puso a hacer pucheritos. Después de todo lo que habían vivido juntos aquel día, ¿ya se había olvidado de ella?. La pelea en el bar, el baile y la canción en el escenario, la persecución de los matones...— ¡Un par de peleas más y ya pronto podremos ser mejores amigos!—  Harley soltó una súbita y siniestra carcajada, que casi hizo sentir incómodos a los que la rodeaban. ¿De qué narices se estaba riendo ahora?

Siguió las indicaciones de la seguridad del festival y le requisaron el bate de madera maciza que llevaba amarrado a la espalda. La mujer de pantalones cortos y top de color caqui, observó con detenimiento el bate preferido de Harley y esbozó una mueca al ver las pequeñas manchas de sangre que salpicaban la madera.

— ¿A que es una monada? Cuida mucho de mi bebé, ¿vale? Lo quiero de vuelta — comentó la divertida alrequina, guiñándole un ojo con complicidad.

La organizadora le dio a cambio un bastón de gomaespuma, a Aidan una hacha y el resto escogieron las espadas. Harley alzó una ceja, mientras miraba con sospecha el arma de plástico. No era la única confundida por aquellas armas de pacotilla y es que Gray Fox acababa de darle un mordisco a su espada y no parecía disfrutarla demasiado.

Una vez dentro del domo, la novia del Joker decidió hacer su propia presentación, mientras escuchaba los vítores y los gritos de furor de todos los espectadores de la cúpula del trueno.

— ¡Atenciooooooon! ¡Señoras y señores! — empezó a gritarle al público, imitando la voz de una locutora, como si realmente estuviera retransmitiendo en directo la pelea.— A mi derecha, Graaaaay Foooooox puño de acero, un peso pesado que os enviará de una torta al cielooooo.—exclamó alzando el puño, esperando que los espectadores reaccionaran con entusiasmo. — A mi izquierda, la misteriosa Gaaaaaghieeeeeel colmillos de tiburón. Os devorará antes de que podáis usar el bat-repelente de tiburoneeees. Y a mi otra izquierda tenemos al guaperas de Aidaaaan Dooooyle, el cantante que os derretirá con su voooz. ¿Pero qué es lo que veo?  Está entrando la hermosa, la increíble y maravillosa, Harleeeeeeey Quiiiiin, ¡¡Uaaaaaaahhhh!!

El festival se estaba animando por momentos. Era como si todo el mundo estuviera esperando a que se realizara la primera pelea en la cúpula del trueno de aquella tarde. Y Charlie y sus ángeles, estaban a punto de prometerles un espectáculo que no olvidarían jamás.

Justo antes de que sonara la campana que daba inicio a la batalla, Harley ya estaba a medio camino, gritando con la furia de una amazona y lanzándose contra sus enemigos a golpe de bastón de gomaespuma. No entendía el concepto de esperar, pero tampoco fue demasiado relevante su ataque inicial. Aquella dichosa arma de plástico no hizo más que estorbarle, y recibió el primer puñetazo en toda la cara. Del golpe, cayó de espaldas contra el suelo, y se manchó la cara de arena y sangre. Cuando quiso darse cuenta, ya tenía al tipo encima.

— Así que eres de los que les gusta dar por detrás, ¿eh? —sonrió traviesa. — Chico malo… — y voló de pronto una patada directa a entrepierna, que hizo retorcerse de dolor al enmascarado.

Harley apoyó firmemente las manos en el suelo y pateó el rostro de su agresor al levantarse de un salto. Fue un ejercicio digno de una experta gimnasta. Después sintió como las entrañas le rugían, como si ardiera un fuego en su interior, y se dio cuenta de lo motivada que se sentía escuchando la voz de Aidan a todo volumen. ¡Eso sí que era música y lo demás tonterías!

—¿Cómo era la intro de esa serie de Dragones y Mazmorras? ¿Tú el Bárbarooo? — comentó, señalando a Gray Fox, que acababa de enviar por los aires a uno de los matones. — Acróbata —se señaló a si misma y después lo hizo en dirección a Gaghiel.— Mago y Aidan el Bardo.

Sonrío divertida después de haber repartido entre sus compañeros las clases de un juego de rol de fantasía, y corrió a por otro de los matones, que parecía algo mareado después de haber pasado por las manos de Gaghiel.

La rubia realizó otra acrobacia digna de un buen grito de Xena, y atrapó con sus muslos la cabeza del matón, a quién le asestó varios puñetazos en la cara hasta que finalmente, cayeron juntos sobre la arena. La Liebre de Marzo yacía ahora inconsciente en el suelo y había perdido la máscara de un guantazo.

— Veo que sois hombres de pocas palabras…— comentó la rubia, recogiendo la máscara de su contrincante y haciendo ver que se la colocaba. Fue en ese momento, cuando descubrió que había una carta de as de corazones, enganchada en el reverso de la máscara. Los ojos de Harley Quinn se abrieron de par en par, al darse cuenta de quién estaba realmente detrás del robo del maletín del Joker...

Se lo estaba pasando pipa, incluso si tenía que soportar los gritos de Harley que ya le estaban empezando a hacer daño en los oídos, al menos la voz de Aidan y su musica arreglaban un poco este aspecto de la pelea. Arqueo una ceja cuando la rubia la llamó “bárbaro”  entendiendo esa palabra como que era una bruta… eso para ella era un halago, su fuerza bruta era algo de lo que se sentía muy orgullosa. Se giró hacia ella y vio su acrobacia para acabar con otro de los matones, a Gray casi le dio dolor de cabeza ver tanto movimiento, estaba bastante claro que su estilo de pelea era muy diferente al de Harley; la rubia era un rifle de asalto, rápido y manejable, mientras que Gray era más bien un tanque, lento, pesado y arrasa con todo a su paso.

La sangre aún le goteaba de su puño, no la suya claro está, cuando el último de los matones animalistas, el guepardo, les pedía clemencia con una de las vocecillas mas pateticas que Gray había escuchado en mucho tiempo. Por unos momentos no entendió la razón de estar sujetando asi ese maletín, mas no tardó en acordarse que esa era la razón de que estuvieran ahí dentro peleando contra estos mataos de la vida que ahora adornaban la arena.

Frunció un poco el ceño cuando Aidan le exigio al hombre que rogase aun mas que le dejasen ir, ella tuvo que levantar las palmas señalando al hombre que dejase de arrastrarse

-Enga que… que no e pa tato, no te vamo a ashe na ma, tas rendio

A Gray le gustaba la pelea como el que más, pero sabía cuando un combatiente se estaba rindiendo y no quería seguir con la pelea y el hombre era un caso claro de esto último, no hacía falta seguir torturándole. Los cuatro ganaron el combate y se merecían un premio, el premio, que consistía en el maletín que Harley había estado intentando recuperar todo este tiempo… ya llegaba al punto que incluso a la anciana le interesaba saber que podría esconder dentro de aquel maletín.

Una carta… eso era lo único que había… bueno ¿Qué más da? Como si había un millón de dolares en monedas de cinco centavos; ella estaba ahí para repartir tortazos y pasarlo en grande, por su parte el maletín era algo sin importancia. Mientras Aidan reprendía a Harley, la anciana tomó la carta de la mano de Aidan y la observó, decir que no tenía ni idea qué cojones era lo que tenía ante sus ojos era decir poco.

-Weno, yo me lo e pazao bien, me da igua que hubieze en er maleti- le lanzó la carta a Harley, que sin querer le dio en toda la cara -Peo como te vea yo ashe lo de la pitolica otra ve- refiriéndose a lo que dijo Aidan, cuando le puso en el bar la pistola en la cara -te doy

Con la mano le hizo un gesto de “te meto un meco y te dejo seco”. No era una amenaza, ni una orden, era más bien una sugerencia; le sugería que sería mejor para ella que no la viera apuntando con un arma de fuego a nadie, y menos aún a Aidan, otra vez

-Weno- dijo mientras se estiraba, crujiendo algunas de sus extremidades en el proceso -Abeiamo quedao en que me ejaria toca argo ¿No, Aidan?

Le pregunto sonriendo, Gray se comportaba como si no hubiera pasado nada fuera de lo común, como si que la metieran en una "jaula" a pelear contra un montón de tíos con mascaras de animales para recuperar un maletín que contiene una carta con dibujitos que ella no entendía en absoluto fuera de lo mas normal del mundo

-Que depue de la palisha que l'emos metio a eto, tego gana de tocame argo

El mago no es que se le negara eso en un juego de rol como calabozos y dragones aunque tal vez la Elfa le vendría bien tan bien conocidos como Dökkálfar o Svartálfa en la mitología escandinava se podían asemejar a su persona son seres que tienen vidas longevas y poseen una gran seguridad que parece opacar todos los defectos que no muestran como tan bien Son ágiles y rápidos capaces de luchar con gracia y elegancia lo sabía bien, puesto que en su mundo trato con ellos y era una de los pocos humanos que podía mirarlos de igual a igual bueno humana dentro de los estándares de aspecto pero no era momento como para divagar.

Sinceramente si hubieses dicho tan bien elfo nocturno o un elfo de sangre me hubiese quedado como anillo al dedo sexy arquelin.

Le dijo tras eso sonrió mientras miraba la terminación todos estaban en el suelo habían ganados por lo que tras estirarse miro a los demás tras esto buscaría un poco de comer y vería si podía sacar el número del guapo cantante de la arlequín y el de joven mujer en espíritu por que mostró tener agallas y eso le gustaba en alguien y se estiró tras que por fin se revelara que era lo que había en el maletín.

Todo ese lío y ese desastre por una carta de pokemon mientras cada uno lo tomaba como podía ella tardó un momento y empezó a  reírse realmente era para tomárselo a risa incluso tras escuchar a la madura bueno en aspecto por que si por edad fuera ella era la más grande.




Al menos espero sea una carta rara y que valga cada momento de esto si no fue divertido al menos para mí digo.


Aclaro mientras acomodaba su ropa después de todo el verse elegante y luchar no era fácil de combinar al menos en su caso requería algo de tiempo pero esperaba ver si había más que eso o terminaron con el lío del maletín.

Mad Hatter.

Ahora todo tenía sentido.

Las máscaras de animales salidos de un cuento de Alicia en el país de las maravillas... Su extraña obsesión por un maletín que guardaba una curiosa y descatalogada carta de un pikachu en su interior…

¿Espera, qué?

—¡NO ME JOD*S— la Arlequina se llevó las manos a la cabeza, igual de estupefacta que el resto de espectadores, cuando quedó revelado el contenido del maletín del Joker. Después, se mordió el labio inferior y miró a Aidan con un gesto de culpa e incomodidad— ¡Es de mi jefe! ¡Yo no tenía ni idea de lo que había dentro del maletín!

Realmente, no quería saber porque el Joker tenía algo así en su escondite, pero sí sabía que como no lo devolviera todo de una sola pieza, su preciosa cabecita rubia iba a rodar alegremente por la Milla de la Diversión. Pero a la vez, se sentía tan frustrada de haber perdido el tiempo viajando de una punta de los Estados Unidos a otra, persiguiendo al estúpido conejo blanco por una estúpida carta de pokémon que… necesitaba pagarlo con alguien

Miró de reojo al hombre que había sucumbido al control mental del sombrerero. Seguía arrodillado frente a ellos, con actitud acobardada, esperando a que los vencedores decidieran su destino. Y sin venir a cuento de nada, la Arlequina le asestó un maletazo en toda la cara. De su boca saltaron dos dientes más, le iba a quedar una sonrisa estupenda después de aquella paliza.

Las carcajadas de Gaghiel rompieron la tensión del absurdo momento, y la nativo americana le restó importancia al asunto.

—Weno, yo me lo e pazao bien, me da igua que hubieze en er maleti— Harley cogió con cuidado la carta de Pikachu que tenía estampada en la cara y la guardó cuidadosamente dentro del maletín —Peo como te vea yo ashe lo de la pitolica otra ve— le regañó la mujer —te doy

—¡Claro que no! ¡Si ahora vamos a ser mejores amigos, ¿Verdad, Aidan?— y la rubia se lanzó a los brazos del cantante y le estampó un sonoro beso en la mejilla, que le dejó todo el carmín en la cara. Después se dirigió a Gaghiel y a Gray, y las abrazó con todas sus fuerzas. — ¡Hacemos un equipo alucinante! ¡Esto deberíamos repetirlo algún día! Y ahora… ¡A festejar nuestra gran victoria!

Menos mal que sus compañeras miraban la parte positiva de aquella situación, y es que era muy cierto lo que decían. Se habían complementado la mar de bien a la hora de apalizar a los diez matones del Sombrerero Loco en menos de cinco minutos.

—¡Si, sí! ¡Vayamos a tocar algo! — exclamó, entusiasmada por la propuesta que acababa de hacer Gray Fox.

Al parecer la rubiales tampoco tenía conocimiento de que se hallaba dentro del maletín y se quedó tan sorprendida como los demás, al parecer era de su “jefe”... la anciana no tenía ni idea de que estaba hablando, ni Harley ni Gaghiel que hablaba sobre una "carta rara" ¿Ahora las cartas podían tener rareza? ¿No eran simples trozos de papel de usar y tirar? Algunas cosas de la vida moderna Gray no podía comprender del todo bien.

De lo que sí tuvo idea fue de la hostia que le pegó Harley al pobre hombre que había estado llorando y suplicando piedad, dedicándole una mirada de enfado a la arlequina. Gray no pudo responder al abrazo de Harley ya que le pilló de imprevisto, alzando las manos en el aire sin saber muy bien qué hacer. Alzó una ceja al escuchar la propuesta de la Emperatriz y sonrió

-¿Tene una sona de la tersera eda en eza cupula?

Claro que estaba de broma, soltando una carcajada tras su pregunta. Ahora lo que ella quería es pasárselo bien en el sentido de tocar algo de música, beber un poco y… bueno, estar en una buena compañía. A decir verdad, la caravana del grupo de Aidan no era lo que cabía esperar, pero era bastante acogedora y para ir de un sitio a otro no estaba nada mal, no le importaría viajar en una caravana así, aunque a ella le gustaba más dormir bajo las estrellas.

La anciana se sentó en una de las sillas mientras veía a Aidan sacar las diferentes botellas de alcohol que tenía en la nevera, la anciana no tardó en coger un vaso, el Jack Daniel’s y echarse un buen vaso del whisky que engullo de un trago, aunque no perdió la mirada de la bebida irlandesa de la que Aidan hablaba

-Po a lo mejo le esho un trago a ver que ta ashen la cosa por “Ilanda”- le contestó con una sonrisa -Anque ahora lo que toca e… ¿Onde tiene la guitarra pa que te toque argo?

La anciana dejó que Aidan le explicara todo como si fuese su primera vez tocando una guitarra, intentando evitar una sonrisa de “Yo ya sé tocar la guitarra” que le quería salir en el rostro. Incluso le dejó que le pusiera las manos correctamente, le hacía gracia cuando la gente, por su apariencia, no pensaba que podía tocar como ella tocaba y es que las apariencias solían ser engañosas; nadie diría que esa caravana pertenece a un grupo de Heavy Metal.

Eso si, lo que no sabía es lo que le comentó sobre el guitarrista de ese grupo y su cara pasó de intentar no mostrar una gran sonrisa a tener aspecto de tener gran interés en lo que Aidan le estaba contando

-Oe, que interezante, tu zi que habe coza, carajo

Le dijo sonriendo, dándole una palmada en el hombro, aunque eso se le acabaría olvidando en unos días, siempre era interesante aprender cosas nuevas. Una vez terminó su explicación, Gray se reclinó en la silla de madera y empezó a tocar unos pocos acordes aleatorios, sin ritmo alguno buscando la “práctica “ con la guitarra. Carraspeo un pooc y se sacudio las manos, a fin de sujetar la guitarra con mas fuerza

-Eto e un zolo que me enzeño er guitarrita de un grupo ashe ya uno año… menua fieta no pegamo eza noche- puso la mano en los acordes y empezó a tararear la canción -er zolo e un poco lago.. Voy a ententa tocalo ma rapio

Siguió tarareando la canción antes de comenzar a tocar, moviendo los dedos con los acordes que tocaba, pero sin llegar a tocarlos hasta que no llego al punto en el que tocaba hacer el solo

Won't you fly high, free bird, yeah?~


Y lo que siguió fue una demostración de las habilidades musicales de la mujer impresionantes. Casi dos minutos de un solo de guitarra increíble, que parecía imposible que estuviese saliendo de las manos de la anciana que incluso movía la cabeza y las piernas al son de la música. Puede que la podría haber tocado un poco mejor, falló algunos acordes y no era del todo igual a la que le enseñó tocar años atrás el guitarrista de la banda Lynyrd Skynyrd, más fue algo digno de presenciar y escuchar. Al terminar jadeo un poco y sonrió, mirando a sus colegas

-Joe, eto er la leshe- paso sus manos por las cuerdas de la guitarra con cuidado -Zi qe a zio divertio

“En la historia siempre ha habido una serie de oscilaciones del péndulo, pero el individuo no tiene que quedar atrapado en eso.”


― Robert Johnson


Tras el momento donde Harley se metió entre ese descanso del chico guapo y abrazo a todos la verdad no era malo se divirtió cuando tras este momento la marquesa de Insnomouth estaba escuchando algo de cúpula del placer hermosas palabras le recordaba cuantas fiestas donde las bebidas fuertes las mujeres y hombres se divertían como en una bacanal la frase "Sexo drogas y Rockfeller" era un dicho de ellos pero prefirió seguirlo a Aiden después de todo mientras caminaba cantaba con un tono tranquilo una canción que definía mucho algo de ella.


Ella entró al trailer la verdad que recordaba cuando viajaba como música y mientras él se pone acomodo ella se acomodó y le contesto.

Jack Daniel's la verdad para muchos es un veneno para otros es el olvido para mí es una deliciosa medicina.

No era de sorprender Gaghiel tenía mucho gusto por bebidas fuertes no por nada bebía mientras escuchaba atenta eso bebía el alcohol sabía muy bien lo que decía aunque tenía un curioso recuerdo su actitud era muy parecida a alguien con el compartió muchas pero muchas bebidas por lo que decidió ver si era algo parecido mientras la escucha a la madura mostrar sus talentos mientras sonría y miro a Aiden.

Aiden sabes al verte me recuerda a alguien no sé si es que tú te me asemejas a él, dime has oído Robert Johnson no sé si te gusta el género del blues bueno de hecho tocas algo diametralmente opuesto aunque no sé por qué me viene a la mente él al verte perdona si te molesta mi curiosidad.

Dijo bebiendo pero quería ver si había algo como aquel gran músico de Blues que como se dijo con Tartani y paganini obtuvieron su talento por parte de un pacto con fuerzas oscuras será que con su reacción logre ver si está acertada en parte de su sospecha.

Harley no lo sabía. Y seguramente nunca lo supiera. Pero aquella descatalogada carta de Pikachu ilustrador valía más de 250.000 dólares en subasta. Y es que el loco maniático de las cartas y los cuentos de Alicia, Jervis Tetch, la había tenido bien guardada en su preciado maletín hasta que la perdió estúpidamente en una apuesta jugando contra el Joker.

Avergonzado, Tech envió a sus secuaces a infiltrarse en la guarida del payaso con la intención de robar el maletín. Lástima que Harley Quinn se encontrara bailando el “Let it Go” en aquel momento y desbaratara sus planes con la ayuda de tres completos desconocidos. Y es que la improvisación y su personalidad impredecible eran las mejores armas de la arlequina.

— Espera… ¿Cúpula del placer? ¡Eso suena la mar de interesante! Claro que vamos a...— pero el cantante se negó, cortándole rápidamente el rollo a la mujer vestida de Tía Ama. Aidan sacó a las tres mujeres de allí (mientras Harley se peleaba con los del guardarropa para que le devolvieran su queridísimo bate de béisbol) y se las llevó a un lugar mucho más tranquilo que la cúpula del trueno.

Harley le siguió algo molesta, con los carrillos hinchados como protesta. No sabía cómo podían haber rechazado semejante oferta, puesto que parecía muy interesante a primera vista esa fiesta super vip que les había sugerido la reina del festival. Pero menos mal que lo hicieron, la mente de la arlequina en aquel momento no había conseguido procesar bien lo que realmente implicaba la palabra “placer” en aquel festival.  

Cuando llegaron a la sencilla, pero acogedora caravana de Deamhan, Harley empezó a curiosear todo lo que había por allí suelto, y también lo que estaba escondido. Empezó a abrir y cerrar cajones, a probar uno de los sofás para luego levantarse y sentarse en una de las sillas de madera, a pasar las cortinas de un lado a otro, ahora hay luz, ahora no, ahora sí, ahora no… y es que su personalidad hiperactiva no la dejaba mantenerse quieta por mucho rato.

Indecisa, miró una a una las botellas que Aidan ofrecía como su veneno particular. No lograba tomar ninguna decisión al respecto de cuál beber primero, así que decidió esperar a que cada una de sus amigas tomara una botella para después tomar nota y probarlas todas. La gran mayoría votó por abrir el Jack Daniel’s primero, así que esa que iba para adentro.

Después decidió que el lugar más cómodo para escuchar cantar a sus amigos era el suelo. Así que se estiró en una de las alfombras y se quedó maravillada con el increíble solo de guitarra de Gray Fox. Nunca pensó que todos los que la rodeaban en aquel momento tenían talento con la música. Aidan era el cantante principal de un grupo de heavy famosísimo (aunque a ella no le sonaba de nada), y Gaghiel se había puesto a cantar con una voz entre sexy y creepy de camino al trailer. Y ahora, la señora de la tercera edad, por la que jamás hubiera apostado que tocaba bien la guitarra, bueno, ahí estaba, dejándoles alucinados a todos.

—¡Decidido! De mayor quiero ser como tú, Gray… ¡Eres una tía cañera!— exclamó Harley entusiasmada, mientras se estiraba como un gato encima de la alfombra. La rubia le dio otro golpetazo a una botella diferente, y empezó a notar poco a poco los efectos divertidos del alcohol cuando Aidan tomó el relevo de la guitarra.

La arlequina reaccionó a su voz con un largo suspiro de enamorada. Y es que no había escuchado antes una voz tan bonita en un hombre. El tío cantaba jodidamente bien, y encima estaba como un tren… ¿Es que se podía pedir algo más de aquel guapetón?

— Tienes una voz increíble, Aidan… — le comentó, una vez terminó de cantar. — Seguro que tienes novia. O al menos una larga cola de chicas que suspiran por ti… Oh, bueno, a lo mejor te gustan los chicos, nunca se sabe. Ahora hay que preguntar siempre las dos cosas por si acaso.— rió de pronto, con las mejillas sonrojadas por el alcohol. Se notaba que estaba empezando a desvariar por el torrente de palabras que atropellaban su discurso. — Si no tuviera a mi pastelito, a lo mejor te tiraba la caña. O la red. ¡O una flota entera de barcos pescadores! — volvió a reír, esta vez más fuerte. Y entonces se acordó de su querido y amado Joker, que seguramente ya habría llegado a la Milla de la Diversión y habría notado la ausencia de su preciada Arlequina. Por qué… ¿la había notado, ¿no? Es decir, llevaban unos cuantos días sin verse, y ella no lo hubiera soportado si hubiese sido al revés.

El rostro de Harley palideció súbitamente, si es que podía ponerse aún más blanco teniendo en cuenta de que todavía llevaba maquillada la cara de payaso. Y de pronto… estalló en lágrimas.

—¡Maldita sea! ¡Llevo 6 años de relación con Mr. J y ni siquiera me ha pedido matrimonio todavía! ¿Os lo podéis creer? ¡¡Qué voy ya para los 34!! ¡Qué quiero tres hijos y a este paso se me va a pasar el arroz! ¿A qué demonios está esperando?— brotó de pronto, pasando súbitamente de la tristeza a la ira mientras se enjugaba con el guante las lágrimas de cocodrilo que asomaban por sus ojos.

-¿U… u que?

Pregunto arqueando una ceja, juraba que Aidan, mientras hablaba sobre el alcohol irlandes, acababa de decirle algo en un idioma extraño o era una de esas palabras modernas que ella no entendía. Por suerte, el hombre explicó que significaba y Gray soltó una carcajada; la verdad es que era un nombre muy acertado para el Whiskey

-Weno, io ze que po er su se lleva ma er “Moonshine”, adema sempre e un juego cuando lo bebe- se puso las manos en los ojos, tapandoselos -Nuca zabe zi te va a deja shego

Y se echó a reír. Que te pasara algo asi debia de ser una jodienda, pero Gray, que vivió muchas “aventuras” sabía sacarle algo de gracia incluso a las peores cosas de la vida. Estaba bastante agusto ahi, sentada, rodeada de buena gente, y Harley, quién le iba a ella a decir que su aleatorio viaje le llevaría a encontrarse en este lugar, a luchar en un coliseo y a escuchar la increíble voz de Aidan, aunque claro, si tu vida se basa en viajar sin rumbo… al final te acabas encontrando con gente quieras o no. Sonrío cuando escucho eso de que antes se usaba como medicina

-Zi yo o cotara; una ve vi a un medico jalaze meia botella de whiskey ate de opera- se carcajeo -No ze zi era medishina o no, pero como etra

Le dio otro trago a su vaso, parecía beber alcohol como una persona normal bebía agua. A ella también le molestó un poco la actitud de Harley, mas no iba a decirle nada si asi era ella, lo unico que haria seria interponerse si sacaba su arma de nuevo con intención de hacerle daño a alguien, aunque no puedo evitar admitir que se alegró cuando Aidan hizo que se estuviera quieta al fin, no, si además de tener buena voz sabia controlar a Harley, este “chaval” lo tenia todo. Sonrio cuando acabo su solo

-Nah, no me guta trabaja, musho meno trabaja de argo que me guta

Sonaba extraño para alguien que no conocía a Gray que dijera lo que acababa de soltar ¿Quién no querría cobrar por hacer algo que le gusta? Pero la anciana tenía otra visión del mundo; si se ponía a tocar música profesionalmente, algo que podría haber hecho a lo largo de su vida ya que tocó con grandes estrellas, para ella perdería la gracia de poder tocar libremente, lo que ella quisiera y cuando le diera la gana, además el dinero para ella no valía nada, si se lo encontraba se deshacía de él lo antes posible.

-Weno, e aprendió de musho artista diferente- le dedico una sonrisa a Aidan -Lo que no ze e catar tan bien como tu, a ve zi me ezeña

Le guiño el ojo. Aun con la sonrisa en el rostro, fruncio el ceño y miro a Harley que acababa de exclamar que queria ser como ella, cuando fuera mayor. La anciana no podia estar mas en desacuerdo con algo en su vida

-Mushasha, no te o recomendo- dijo, dando otro trago a su bebida -Io no zoi arwen a quen imita

Mucha gente tenía a Gray como un ejemplo a seguir, un símbolo de la libertad y no solo ahora cuando era mayor, de joven mucha gente la veía como mas que una persona, como algo más, alguien que debían seguir. Ella no quería nada de eso en absoluto, quería que los demás tomaran sus propias decisiones y llevaran sus propias vidas, no que imitaran la suya ni la tomaran como ejemplo de cómo vivir.

Sonrió un poco cuando Harley empezó a hacer suposiciones sobre la vida amorosa de Aidan, más esa sonrisa desapareció en una milésima de su rostro cuando escuchó la respuesta del irlandés; su familia había muerto. Ella nunca conoció a la suya, pero eso no evitaba que sintiera el dolor de alguien que sí tuvo la suya y la perdió, además aunque ella no sabía lo que era ver la muerte de un familiar si que sabia como se sentía ver la muerte de un ser querido; cuando tienes más de cien años… ves a mucha gente morir.

Como si hubiera pedido el control de su cuerpo, se levantó, acercándose a Aidan el cual tomó por el hombro y, con algo de fuerza, lo acerco a ella dandole un fuerte abrazo, no dijo ni media palabra, ni durante el abrazo ni cuando se separó, mirando a Aidan directamente a los ojos asintió con una mirada seria

-I’m sorry, son

No hacía falta decir más. La conversación siguió, esta vez girando la atención a Harley que se quejaba de que su vida con el tal “Mr. J” no estaba yendo como ella había planeado, de eso si que no podía opinar nada de nada; la última vez que alguien intentó pedirle la mano, lanzó el anillo a un río y salió corriendo; nadie iba a ponerle las riendas a este corcel. Eso sí, asintió a lo que decía Aidan que parecía saber de lo que hablaba, él estuvo casado al fin y al cabo. Lo que sí pudo añadir fue un pequeño inciso

-Y zi quere niño, io te recomedo adopta- dio otro trago a la bebida, el ultimo antes de que en el vaso solo quedaran las manchas de licor -Io me crie e’un ofanato, no zabe lo musho que se alegraba mi copañeo cuando alguien lo adotaba

Mientras oí tocar a la mujer de más edad bueno fuera de ella que no mostraba los años que tenía por su aspecto le sorprendió con su habilidad solo sonrió y asintió mostrando un pulgar arriba.

Escuchaba todo atenta la verdad es que recordaba muchas cosas tantas buenas como  malas de ser esa estudiante que era un cerebro que paso por las garras de la muerte y no renuncio a los ideales que tenía lo que le llevo ala muerte a convertirse en la mujer que era hoy en día ella tenía mil batallas sobre la espalda  contra dioses demonios y entes que no entraban en ninguna categoría era una leyenda viviente en su mundo temida por muchos y respetada por otros tantos no se podía observar ni una sola herida en su cuerpo, pero había algunas que estaban allí y cada tanto resurgían en forma de recuerdos de amigos algunos aprendices y amores perdidos eso vino por las palabras de Harley ella nunca quiso formar una familia, pero entendía la importancia de ello.

Cuando escucho lo de Aiden una puñalada en sus recuerdos más tristes entendía que era perder mucho y no es que fue una, sino que varias veces enterró amigos amantes y muchos sueños, pero ella aún seguía tratando de encontrar algo que asemeje a una familia aunque sabía que lo perdería irremediablemente era ser masoquista o solo un deseo que siempre terminaba sacándole miseria luego tal vez ambas  seguía haciéndolo animal de costumbres puede decirse.

Bueno Harley la verdad es que no puedo agregar nada tal vez deberías pensar en buscar otra persona una chica como lo eres volverá feliz a cualquier chico más un patán como ese que mencionas puede ser que encuentres a alguien si te abres a esa posibilidad.

Luego mira a Aiden y se estira.

Cuando te veo recuerdo al viejo Robert la verdad es que compartí muchas noches de beber whisky Moonshine en un bar mientras conversaba con él sobre la vida  la verdad veo en ti esa melancolía y sabiduría de un hombre como el que carga muchas cosas que ha amado demasiado y ha perdido mucho, pero aun esta de pie, ya no tiene sentido ocultarlo ahora, pero yo tengo más edad que la señorita gray aquí presente estas ropas son verdaderamente victorianas y no imitaciones digamos que ciertas circunstancias detuvieron mi envejecimiento además de darme algunos poderes como vieron.

Dejo caer la bomba después de todo no es como que fuera tan raro solo bastaba ver su reacción y como seguían tras esa revelación de su parte.

—Estaba casado... Pero mi mujer y mi hijo de dos años murieron en un accidente de tráfico hace dos semanas.

El ambiente animado y festivo pasó de pronto al silencio sepulcral digno de un funeral. Nadie dijo nada en los siguientes siete segundos. Las tres mujeres se quedaron sin palabras, observando cómo Aidan continuaba bebiendo como si el alcohol fuera capaz de ahogar sus penas. Incluso Harley, que normalmente le costaba cerrar la boca, se quedó igual de petrificada que el resto.

— ¿Dos semanas? … Dios mío, Aidan… eso… eso es horribleeeeeeee... — y de pronto, aún más desinhibida por el licor, se puso a llorar ruidosamente. El llanto y las lágrimas de la rubia eran tan sinceros, que parecía una niña pequeña frotándose las manos contra la cara para detener el torrencial. Ahora entendía porqué el cantante era un gran aficionado al Whisky, y no únicamente porque fuera irlandés.

La arlequín, que ahora parecía ahogarse en un mar de lágrimas, abrazó con todas sus fuerzas al hombre que le había pasado el brazo por los hombros. ¿Cómo podía aguantar todo ese dolor que llevaba dentro? ¿Cómo podía seguir adelante una persona que había perdido lo que más quería en el mundo? Sí Mr. J y su hijo murieran en un accidente… Sí él la abandonaba... ella… ella probablemente seguiría sus pasos. El mundo sin su pastelito no tendría sentido alguno. Él la creó, la hizo suya en cuanto la arrojó al estanque de químicos… La convirtió en Harley Quinn. Su fiel y sumisa Harley Quinn…

—Nadie debería supeditar su felicidad a la de otra persona, y si tus aspiraciones en la vida no coinciden con las de él, quizá deberías dejarle.

Dejarle. Dejar al Joker. ¿Eso era posible?


¿Cuándo había llegado ella? ¿Qué hacía allí?


No. No eran cuatro. Eran seis en aquella habitación. 

— Tal vez deberías pensar en buscar otra persona, una chica como tú volverá feliz a cualquier chico...— dijo Gaghiel sin tapujos. 

Pero la atención de Harley estaba puesta en las otras dos figuras. ¿Es qué nadie más se había dado cuenta? Allí estaban, mezcladas con las otras tres.


Pero nadie más parecía verlas. Sólo ella.  

— Y zi quere niño, io te recomedo adopta- — Continuó Gray, haciendo una pequeña reflexión sobre su vida en el orfanato. 

Una náusea. Harley empezó a sentirse algo mareada por culpa de la conversación. La abrumaba, y su respiración se agitó a medida que las diferentes voces se iban mezclando a su alrededor. No quería esto. No necesitaba esto ahora.


— No puedo hacer eso… él… me... me necesita. No puedo dejarle... — una sonrisa desencajada se grabó en el rostro de la arlequina. Pero sus ojos no rieron en acompañamiento, estaban tristes.


Lo mejor sería que él tuviera las mismas aspiraciones que tú pero se hubiera acomodado a lo fácil, a la rutina.— la voz aterciopelada de Aidan empañó dulcemente sus oídos, disolviendo el resto de voces. El cantante la seguía mirando a los ojos, buscando llegar a la consciencia que había al otro lado. El calor de su cuerpo contra el suyo en aquel medio abrazo la devolvió a la realidad. Quiso aferrarse a esa sensación...


Basta. Basta...


Las lágrimas volvieron a brotar por el rostro de la rubia, estropeando el poco maquillaje que le quedaba después de la batalla en la cúpula del trueno. 

— Él… me...  — Harleen miró a Aidan con intensidad, el moreno podía distinguir el miedo en sus ojos. Necesitaba sacarlo de dentro. Quería decirlo en voz alta, pero no tenía el valor de hacerlo — Él… me.. Ma...ma… —la ansiedad trepó hasta su garganta y le asfixió las cuerdas vocales, impidiéndole así pedirle ayuda.


Harleen Quinzel no estaba todavía preparada para aquella gran verdad. 

Los ojos de la rubia perdieron la cordura en un parpadeo. Su cerebro la estaba protegido de enfrentarse a una traumática realidad.

—¿De qué estábamos hablando? ¡Ah, sí!— sonrió de pronto la rubia, recuperando su estado animado habitual. — ¿Sabes qué? ¡Quiero probar el Baileys! Tu explicación de antes ha sido tan convincente que me han entrado unas ganas terriiiibles de beber.— dijo de pronto, soltando una contagiosa carcajada mientras se servía más alcohol en su copa.

Gaghiel aprovechó para hablar de su inmortalidad, y la arlequina se acordó del archiconocido enemigo de Batman, Ra's al Ghul, también conocido como la Cabeza del Demonio, el terrorista que jamás envejecía gracias a las fosas del Lázaro. Harley no pareció demasiado sorprendida ante la revelación, aquel grupo de mujeres le había parecido bastante peculiar desde el principio. Por no hablar de Gray. Pateando traseros como una profesional y tocando la guitarra como si llevara cincuenta años haciéndolo...

—¿Son victorianas de verdad? ¡Menuda pasada! ¿No tendrás algo en tu armario para prestarme, ¿verdad? El rollo Steampunk me encanta, con sus faldas de encaje y sus volantitos tan monos...

-Yo dede pequeña tenia caro que iba a vivi viajado por lo etados- respondió a la anecdota de Aidan -caa ve que me dermo bajo un shielo etreyao… se que ishe lo correto

Sonrió y soltó una carcajada cuando Aidan respondió positivamente a lo de enseñarle a cantar, aunque ahora que recordaba si que sabia cantar algo

-En verda zi que ze cata argo, aque no se zhi cueta; e una cashio que me ezeñaro la tribu con la que etuve ashe uno año, de natvio ameicano- junto en ese momento recordó lo que vivio con Jesse, como descubrio la identidad de sus padres y lo bien que se lo pasó aquel día incluso si tuvo sus momentos más trágicos -Mi mae era una nativa taben, anque no shegue a conoshela, peo zi que vi un a foto zuya

La anciana no se podía ni imaginar lo que era perder una familia, lo de perder a un amigo si lo podría entender ya que llevaba unos años ya en el que todos sus amigos estaban haciendo cola en el cielo y el infierno, pero una mujer y un hijo... no, no podría entenderlo. No iba a pedirle a Aidan que se abriera, que compartiera su dolor con ellas, sin embargo, si necesitaba un hombro en el que apoyarse, ahí estaba el suyo; un hombro del que poder sujetarte e incluso si no te quedan fuerzas para seguir sujeto, ella te agarrara para que no te sueltes. Puede que ese fuera el momento mas lugrube del … pero el destino les tenia otra jugada preparada

Arqueo una ceja, extrañada ante como estaba Harley actuando… la verdad es que ese chiquilla le parecía un poco extravagante y eso le gustaba, ser disconforme con lo establecido era algo que a ella siempre le había molado, aunque tampoco es que le gustase eso de que fuese sacando armas y poniéndoselas en la cara a la gente, pero bueno; mientras estuviera ahí ella no haría daño a nadie. Al igual que Aidan, estuvo a punto de preguntarle si bebía más, sin embargo, al escuchar lo último que dijo… un recuerdo le vino a la cabeza

Gray vio mucho a lo largo de su larga vida  y a veces le costaba recordar todas las caras con las que en antaño se encontró, pero aquella “loca” mujer le recordaba a una historia que vivió por los años 50; la anciana se encontraba en un pequeño pueblecito y, en el parque, se juntaban las familias con los hijos a dar paseos y a hablar, las mujeres siempre se juntaban en un grupo para hablar mientras vigilaban a sus niños jugar en los columpios. De entre todas ellas había una mujer que destacaba más que ninguna y de la que ella se acordaba bien; Charlotte, una joven de apenas 30 años.

Estaba muy bien maquillada, iba impoluta y siempre hablaba maravillas de su marido, cada día en ese parque era la única que siempre decía solo cosas buenas de la vida con su marido, puede que Gray escuchase las conversaciones mientras dormía bajo la sombra de un árbol, pero lo poco que escuchó le pareció bonito el amor que sentía a la mujer… pero la historia no tenía un final feliz. Unos días antes de que Gray abandonara el pueblo encontraron a la mujer con seis navajazos en el estómago y el marido huido; al parecer llevaba siendo abusada por su marido desde que se casaron, pero lo ocultaba en una máscara de fingida felicidad, una relación tóxica oculta tras una mentira.

Ese “me ma” a la anciana solo le sonó a una cosa… y no le gustaba ni un pelo. Frunció el ceño y apretó los puños, la verdad es que no le apetecía volver a escuchar como alguien era asesinado por un ser querido, mira que ella misma vio como las mujeres avanzaron estos ya mas de cien años que llevaba en la tierra, pero aun seguía habiendo palurdos que las veían como seres inferiores, el sexo débil… Gray era prueba de la ignorancia de aquellos trogloditas. Cuando Aidan le pregunto lo del maquillaje y ofreció sus servicios, le puso la mano en el hombro, como para tranquilizarlo y miró fijamente a Harley a los ojos

-Mia… no ze que te ara, peo tiene que ashe argo ante de que vaia a peo

Le aconsejo, un consejo sincero que esperaba que siguiera. Miro a Aidan, sonrió levemente intentado con ese gesto relajar algo el ambiente, soltando la mano del hombro

-El ya te lo a ofreshio, peo zi quie yo tabie le pueo da una shala ar tipejo eze

Quien decía charla decía partirle todos los huesos del cuerpo, que mira que Gray nunca mataba pero destrozarte entero, si tenía que hacerlo lo hacía y más de una vez incluso lo hizo sin querer, pero si Harley les daba carta blanca para darle una visita a su pareja estaba claro que si le rompía algo no sería sin querer

La perpetua juventud y la inmortalidad son cosas que muchos anhelan, pero pocos pueden soportarla cuando la comprenden en realidad.

La verdad que escuchando de cada uno su historia no se sentía tan rara el mundo es un asco muchas veces oculto tras un sol bonito o al menos eso piensan muchos ver que cada uno tiene sus propios demonios muchas veces al punto de no saber si son ellos o tú eres realmente el demonio tras tanto tiempo la sabiduría y la experiencia se logran con eso aunque muchas veces es un peine que te dan cuando no te queda un pelo como para usarlo  algo que aprendió a las malas.

Finalmente cuando vio a Harley quebrarse sintió como un jodido puñal clavándose en sus entrañas ella era hermosa podía tener el mundo a sus pies y un hombre que la tuviera como una reina aunque por los visto tenía un patán y bastardo que la manipulaba usándola como si fuera una jodida mascota los monstruos no nacen se hacen por culpa de personas como el jodido desgraciado que torturaba a la chica tanto mental como físicamente, sus ojos mostraban un brillo siniestro por un momento un viento frío se hizo sentir era que sus emociones tomaban manifestación en su elemento por la situación había visto muchas veces cosas así y en todas no termino bien solo una vez alguien intento hacerse más macho con ella.

Ese auto proclamado hombre pretendió intentar hacerse el que manda solo para que ella lo tomara de la cabeza y lo estrellara contra una pared hasta matarlo muchos dirán que fue algo muy extremo aunque para ella era aplicar la frase "Muerto el perro se acabó la rabia"pues de dejarlo vivir seguro una mujer inocente hubiera muerto en sus manos, lo vio en sus ojos este tipo era frenarlo ahora o nunca y no le tembló el pulso en hacerlo porque si bien podía ser una asesina tenía ciertas cosas que no toleraba en lo absoluto esa especie de sujeto faltaba el respeto a verdaderos hombres como lo fueron su padre quien dio su vida por salvarle esos tipos valían como un templario a sus ojos muertos estaban mejor.

Yo apoyo lo que dicen ellos aunque si por mí fuera no me importaría desollarlo vivo y usar su piel para hacer una alfombra donde pises todos los días y convertir su cuerpo en carne para los carroñeros del desierto.

Eso último no era una broma lo iba a hacer si le daban el visto bueno porque la verdad no le importaba cargarse a alguien mucho si era una lacra.

Las palabras murieron en su boca antes de que pudieran salir libres como pájaros. 

El rostro de la arlequina palideció cuando Aidan le preguntó sobre sus moratones. El vaso de Baileys que sostenía cuidadosamente bailó entre sus dedos, mientras un cosquilleo inquietante subió desde sus entrañas hasta colarse en el corazón, estrujándolo sin miramientos. La mirada del cantante sobre ella la aterrorizaba. Nunca le había visto tan frío y rabioso, ni siquiera cuando estuvo peleando por su vida en la cúpula del trueno, o cuando le encañonó la cabeza nada más conocerle.

— No, no que va. Esto es por la barra de pole dancing — la rubia rompió a carcajadas, señalándose los moratones de la cintura y haciendo ver que todo aquel arrebato suyo había sido un simple malentendido. De hecho, ni siquiera ella era consciente del todo de lo que había estado a punto de decirles a sus compañeros. Era como si su cerebro estuviera protegiéndole de la verdad, distorsionando sus propios recuerdos en una especie de disociación temporal.

La falsa carcajada no hizo más que atraer de nuevo la preocupación de sus amigos. Bueno, en realidad las tres personas que estaban con ella en el interior de la caravana ni siquiera eran sus amigos. Normalmente, la gente a la que acabas de conocer no se convierte automáticamente en tu amigo. Apenas sabes nada de ellos, y ellos tampoco saben nada de ti. No te conocen. Pero para Harley, cualquier nueva experiencia que sucediera fuera de los muros de la Milla de la Diversión era como respirar aire fresco. 

Si Harley Quinn se detenía a analizarlo seriamente, se daría cuenta de que no tenía amigos de verdad. Era incapaz de tenerlos con una persona detrás suyo continuamente, manipulándola y controlando su vida día tras día. Lo más cercano a una verdadera amistad era su relación con Pamela, puesto que a veces resultaba imposible confiar en Selina. Nunca sabías en qué momento le iba a interesar traicionarte (o robarte). Y aún así, para ella eran las mejores amigas del mundo. Aunque tampoco es que él le permitiera verlas demasiado.

— ¿Quieres que vaya a decirle cuatro palabras a ese bastardo?— gruñó Aidan.

—Mia… no ze que te ara, peo tiene que ashe argo ante de que vaia a peo. — siguió Gray.

—Yo apoyo lo que dicen ellos aunque si por mí fuera no me importaría desollarlo vivo y usar su piel para hacer una alfombra donde pises todos los días y convertir su cuerpo en carne para los carroñeros del desierto.— sentenció Gaghiel.

—El ya te lo a ofreshio, peo zi quie yo tabie le pueo da una shala ar tipejo eze.— concluyó Fox.

Otra vez sintió un pequeño mareo, seguido de un pinchazo en el estómago. Los orbes azules de la arlequina bailaban inquietos en algún punto lejano de la habitación. Tenía a Aidan, Gaghiel y Gray de frente, apoyándola y escuchándola. Pero sus ojos estaban fijos en la parte trasera de la caravana. Justo detrás de sus nuevos amigos se recostaba un hombre alto y muy delgado, embutido en un elegante traje de color morado. El hombre le devolvía una mirada inquieta con sus ojos verdes, inyectados en sangre. Se pasó el dedo índice por el cuello en un gesto que propiciaba la muerte. De pronto, el hombre soltó una sonora carcajada. Rió, rió y rió dentro de su cabeza, mientras la arlequina notó un fuerte nudo en su garganta.

No debía olvidar que su pareja era el Joker. El archienemigo del mismísmo Batman. El príncipe de crimen que aterrorizaba Gotham día tras día. El bromista que apalizó a un niño con una palanca. El payaso que dejó paralítica a la hija del comisario con un solo disparo. El cómico que te apuñalaba cuando no habías entendido el chiste. El amante que te empujaba por un séptimo porqué habías atrapado al murciélago...

Ellos no le conocían como ella. Y era mejor que siguiera siendo así. No podría soportar verles convertidos en víctimas de sus macabros y sádicos juegos. Y por increíble que fuera, no creía que ninguno de los presentes pudiera tener una sola oportunidad de hacerle frente, por mucho que presumieran de super-habilidades. Harley tenía tanto miedo del Joker, que lo tenía por alguien invencible. 

— Wowowowowow parad el carro. ¡Estamos bien! De verdad... sólo es que estoy un poco enfadada porqué últimamente está demasiado ocupado con su trabajo...— Harley forzó de nuevo su sonrisa y luchó por no volver a ponerse a hiperventilar.— Aunque gracias por ofreceros... si necesito que le deis una buena paliza, volveré a llamar al Team Mad Max —exclamó divertida, alzando el puño de forma muy entusiasta.—  ¿O debería decir el Team Dungeons and Dragons? 

Esperaba que aquello sirviera para aplacar sus preocupaciones y rezó para que se cambiara de tema radicalmente. Nunca antes había deseado con tanta fuerza dejar de ser el centro de atención.