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| ¿A quién temió el mal...? (Brother Blood, Alexander Dragún, Bart Allen) 20/2/19 | |
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162BrotherBlood DC Universe
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Mensajes : 94 Fecha de inscripción : 11/03/2017 Localización : Caverna bajo Hollywood hills Empleo /Ocio : Líder de la Iglesia de Sangre
| Tema: ¿A quién temió el mal...? (Brother Blood, Alexander Dragún, Bart Allen) 20/2/19 7th Septiembre 2018, 04:47 | |
| Andrew Meyers estaba inquieto... Llevaba semanas sin saber de la reportera que contactó con él para conocer la historia que todos los demás se negaron a oír. Y todo comenzó con aquél dichoso diario...
Contempló su tienda de antigüedades especializada en la segunda guerra mundial con desánimo. Todos esos tesoros ahora le pesaban como cadenas de una gran condena. Si le había pasado algo, algo grave, no se lo perdonaría... Se acercó a la vitrina de exposición de sus ejemplares más interesantes, y retiró con cuidado el pequeño cuaderno, cuyas cubiertas de cuero estaban desgastadas, y sus páginas roídas y amarillentas. Recordaba la emoción que sintió cuando su ojeador en Europa le comunicó que había dado con ese diario de Hitler que todos creían falso a buen precio en una pequeña subasta. No dudó un segundo en obligar a su subordinado a conseguirlo, pues llevaba tiempo oyendo historias sobre él; Desde que el dictador escribía en él sobre rituales de magia negra, hasta que relataba encuentros con seres alienígenas, y toda clase de bobadas paranormales. Fuera como fuese, si realmente era un libro lleno de desvaríos del más famoso dictador de la historia, debía poseerlo, y así fue. Recordaba cómo abrió el paquete emocionado, y al revisarlo descubrió apuntes interesantes sobre sus ideas políticas, sobre los consejos militares de sus estrategas, reuniones... Era fantástico...
Suspiró y abrió la página marcada con una fotografía en blanco y negro, leyendo el texto que no le dejaba descansar desde que llegó a sus manos. En él, Adolf Hitler explicaba furioso cómo estaba harto de discutir con sus allegados que la conquista de Zandia no era una opción. El tono de su escrito era el de alguien profundamente disgustado, casi se refería a tal propuesta como una locura, y más adelante explicaba por qué... Zandia era una nación poco conocida. El mundo sólo sabía de ella por su increíble capacidad de salir airosa de todos los intentos fracasados de toda civilización que quiso hacerse con sus tierras. Sus gentes parecían movidas por una fuerza muy superior cuando entraban en conflicto, sin importarles el sufrimiento o la propia muerte con tal de proteger no a su país, si no sus creencias... y tras ellas, un líder en la sombra. Un nombre que inspiraba respeto a aquél que sembraba el mundo de terror en los años 40, Sebastian Blood.
Recordó cómo al leerlo la primera vez, sabía que le sonaba de algo ese nombre, y lo buscó en internet. Efectivamente, lo conocía, era ese tipo de ojos rojos que salía a veces en la televisión dando sermones muy poéticos sobre cómo la sangre unía a todas las criaturas vivas en hermandad. Siempre le había resultado un tipo extraño, pero era muy popular entre la gente, y tenía miles de seguidores en todo el mundo. Le resultaba curioso que se llamasen exactamente igual todos los sacerdotes de la Sangre, pero creyó que sería algo hereditario, o parte del título de líder. Sin embargo, al volver al relato de Hitler sobre Zandia, descubrió que días después el dictador de reuniría con las autoridades Zandianas para firmar un tratado de paz, conforme Zandia quedaba fuera del conflicto por parte de los nazis. Nuevamente, al mencionar a los integrantes del poder en dicha nación, parecía más centrado en el pontífice de la Iglesia de la sangre que en el presidente y sus allegados. Comentó cómo éste manejaba las voluntades de los mismos como simples marionetas, cómo sólo con un gesto autorizaba ciertas acciones, como si toda esa gente fuesen meras mascotas. El alemán confesó sentirse incómodo, pero entendía que fuese así, pues Sebastian Blood emitía un aura imponente. Confesó sentir alivio al regresar de la opresiva atmósfera del lugar, y su deseo de nunca más regresar allí. En una última frase, cansado, el dictador habló incluso de miedo a ese hombre...
La reunión quedó documentada al parecer con una fotografía. En un principio no la encontraba, pero un doble forro en el diario dejó caer dos o tres antiguas notas y fotografías cuando lo movió, y las recogió apurado temiendo que se estropearan. Fue entonces cuando su sangre se heló... No, no podía ser casualidad, no existían genes que perdurasen exactos tantas generaciones... Allí, en la fotografía que tenía apuntado "Comité de paz: Zandia", se veía a Adolf Hitler tendiendo la mano al presidente Zandiano, y junto a éste, con una larga túnica blanca, estaba Blood. El mismo hombre que daba sermones televisados y reunía a miles de personas en las plazas que visitaba, estaba plantado en una escena de hacía 93 años... ¿Qué estaba pasando?
Cerró el libro con angustia. Esa fue la pregunta que le llevó a proponer la investigación de la misteriosa casualidad en varios medios, pero todos le tomaban por loco o un tarado de lo paranormal, aunque ni siquiera los medios dedicados a ese tipo de temas quisieron escucharle. Cuando ya daba todo por perdido, recibió la llamada de una mujer que decía que él tenía razón, y que iban a trabajar juntos para destapar al extraño líder del culto. Todo empezó bien, hablaron largas horas durante unos días, y luego ella fue enviándole informes de todo lo que iba averiguando y sus diversos avances, hasta que de pronto, dejó de recibir sus mails. La llamaba al teléfono, pero nadie respondía. No sabía dónde vivía, o siquiera, si aún vivía...
Desde ese momento, cada vez que veía a Blood en televisión, sentía que un brillo sádico se apoderaba de su mirada. Se estaba volviendo loco... tenía que hacer algo, tenía que saber dónde estaba esa mujer. Dejó el libro en la vitrina y cogió el teléfono. Debió pensarlo antes, debió mandarlo con ella, a escoltarla, lo que fuera. Ahora, sólo podía rezar por que la encontrase...
- ¿Alex? Me alegra oírte chico, yo... necesito que vengas, creo... que he metido a alguien en problemas. | |
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| Tema: Re: ¿A quién temió el mal...? (Brother Blood, Alexander Dragún, Bart Allen) 20/2/19 8th Septiembre 2018, 10:29 | |
| Iris West era una buena periodista. Trabaja para el tabloide Picture News de Ciudad Central. Era responsable, seria y con una marcada tendencia social. Como todos los miembros de su familia se había caracterizado por ser intrépida, audaz, temeraria y sobre todo, buscar por encima de cualquier otra cosa el bienestar familiar. Andrew Meyers había acudido a ella con su historia después de recibir varias negativas de profesionales de la prensa más afamados y reputados que Iris. La mayoría de los compañeros de la castaña habían tildado al anticuario de loco. Otros corresponsales habían dicho que era un oportunista, que se había inventado una historia maravillosa para vender sus baratijas a precio de oro.
Pero Iris le había creído. Sabía que aquel diario que todo el mundo tachaba de imitación o de falsificación era auténtico. Sabía por los recuerdos de todos sus yo que residían en su ser, quién era ese personaje de quien hablaba con tanto afán el dictador. Conocía perfectamente bien a esa dinastía sectaria que alargaba sus tentáculos hasta el siglo XXXI. Hermano de Sangre era un enemigo de los Titanes. Había luchado contra el grupo de héroes juveniles en época de su sobrino y también en la temporada de su nieto. Sebastián Blood era alguien a tener en consideración y vigilarle con cautela. Puso en jaque, tanto él como sus encarnaciones futuras, a los grupos de héroes. Era rematadamente malo, peligroso y suponía un enorme riesgo para Wally y Bart. Como adulta responsable de ese par de jovenzuelos no podía dejar libre a alguien así. Sabía que no podía desaprovechar la oportunidad de desvelar al mundo la farsa que suponía el falso líder religioso. No buscaba ni la fama ni el dinero. Simplemente quería proteger a sus niños de aquel villano.
Iris era consciente de que el diario y la fotografía no eran suficientes para relatar un historia con una base creíble. Había muchas formas de desacreditar ambos. El parecido físico entre el hombre de la foto y el actual patriarca de la Iglesia de Sangre actual podía explicarse por parestesco o simplemente por una similitud de rasgos entre ambos varones. El relato a narrar era inverosímil. Los humanos tendía a escoger una mentira convincente a una verdad con elementos pintorescos. Por ello, necesitaban más pruebas. La periodista sabía que dentro de la secta se encontraba una Biblia. Ese texto sagrado había desacreditado a Blood en el universo de origen de Bart. Si se infiltrada entre los creyentes quizá pudiera acceder al lugar de culto y encontrar más información para documentar y avalar su artículo.
La mujer castaña empezó poco a poco. Primero, contactó con los familiares de algunos de los sectarios. Muchos familiares le fueron relatando como su pariente había entrado a la secta por propia voluntad, hablando de las virtudes tanto del líder como de la religión, luego se fueron involucrando más y más hasta perder su identidad y personalidad subjetiva. Luego, contactó con los sectarios que según sus familias eran más proclives a dar algún tipo de datos o a evangelizar a los demás. Algunos se mostraron reacios, otros fueron más abiertos. Tras eso, Iris fingió interés en entrar a formar parte de la comunidad de creyentes. Paso a paso se adentró en la secta. con cautela iba haciendo ligeros avances y hallazgos. Periódicamente, la reportera iba informando al anticuario de los avances y descubrimientos que iba haciendo. sin embargo, un día alguien empezó a desconfiar de la curiosidad desmedida de la nueva sectaria y allí Iris West dejó de dar señales de vida.
Hacía tiempo que Bart no veía a su abuela. Se veían frecuentemente, ya que, estaban muy unidos. Las atenciones de la abuela a su nieto se habían incrementado desde el incidente con el falso Bart. La mujer también estuvo muy pendiente del joven el tiempo previo y posterior a la boda de Wally y Artemis. A Bart no le caía en gracia la novia de Wallace y cuando una persona querida contrae nupcias con alguien que nos disgusta se aflige un poco nuestro estado de ánimo. El menor de los Allen había pasado por muchos dramas desde su entrada en Omega y su “tutora” pensaba que el adolescente necesitaba que se estuviera pendiente de él. Ella pensaba que en esa época era cuando el muchacho más necesitaba sentirse apoyado y querido por su familia. Como no le contestaba al teléfono, el velocista se pasó por la casa de la madre de su padre. Pero allí no encontró rastro de ella. Era muy raro. A continuación se pasó por el trabajo de Iris. El castaño sabía de la pasión, el tiempo y el esfuerzo invertidos por Iris en sus artículos. Si no estaba en su casa era lógico pensar que pudiera encontrarse en las oficinas del periódico. Cuando llegó al edificio de Picture News, le dejaron pasar. Para que nadie sospechas ni preguntará por la difícilmente explicable poca diferencia de edad entre abuela y nieto, Iris había presentado a Bart como su sobrino a todos sus compañeros de trabajo. Una vez dentro del edificio, se dirigió al escritorio de su abuela que estaba vacío. El usuario de la Speedforce preguntó a los amigos y amigas del trabajo de Iris por ella. Le dijeron al muchacho que hacía mucho que no la veían, que llevaba tiempo sin pasarse por la oficina y le dieron toda la información que tenían sobre los artículos en los que estaba trabajando. El adolescente fue hablando con las personas en las que se puso en contacto su abuela para escribir las noticias. No fue difícil dar con su paradero, pues la West tenía un registro de sus fuentes en el ordenador del trabajo. Visitó a casi todos los nombres de una larga lista y ninguno le podía dar nada con lo que saber dónde estaba su abuela o por qué había desaparecido. De esta manera llegó al anticuario de Andrew Meyers. Varias veces pensó en contactar con sus amigos o con su primo. Wally acababa de casarse hacía unos días y la verdad es que los velocistas seguían un poco distanciados y con rencores varios. Con respecto a los Teen Titans, el castaño no quería alertarnos por una simple sospecha. El menor tenía la esperanza de que sólo se tratase de un malentendido aunque según iba hablando con personas y no tenía nada, esta esperanza se volvía más efímera.
Bart llegó a la tienda de antigüedades de Nueva York. Se quedó unos instantes mirando las cristaleras de la entrada. Había muchas cosas que le llamaban la atención y despertaban su curiosidad. Sin embargo, no era el momento para distraerse con la historia mundial. Entró en el anticuario y se dirigió al mostrador.
- Perdone, estaba buscando al señor Meyers.- intentó sonar serio pero su tono de voz siempre era algo enérgico y cantarín.
Última edición por Bart Allen el 17th Septiembre 2018, 14:05, editado 2 veces |
| | | Alexander Dragún
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| Tema: Re: ¿A quién temió el mal...? (Brother Blood, Alexander Dragún, Bart Allen) 20/2/19 17th Septiembre 2018, 03:22 | |
| El teléfono comenzó a sonar mientras estaba en la ducha, que oportuno. Salí del baño apresuradamente para contestar con una toalla como toda prenda encima y sacudiendo mi cabeza para quitarme algo del agua que aún goteaba de mi cabello, la llamada era importante y eso lo sabía sin haber atendido porque me alcanzaba una mano para saber la cantidad de personas que tenían mi número.
Resulto ser una persona que con la que entable amistad en mi tiempo en Nueva York, un anticuario especializado en la segunda guerra mundial llamado Andrew Meyers que había conocido mientras investigaba la historia de la tierra buscando similitudes con Gaia. Al hombre le encaba contar la historia tras las piezas que tenía en su tienda y habíamos pasado horas charlando sobre ellas, inevitablemente mi interés me llevo a usar ciertos términos que le ayudaron a deducir que era alguien con experiencia militar, cosa que le terminé admitiendo aunque no la labor había desempeñado en la fuerza. No hubo tiempo para saludo cordial ni formalidades lo que sumaba apremió a su llamada así que intente que se calmara para que luego me explicara qué era lo que había pasado. Dejé el móvil sobre la cama mientras me vestía a toda prisa, tomé dinero, un par de prendas de ropa y una identificación falsa para poder moverme en los transportes hasta la gran manzana.
Menos de una hora después me hallaba en camino hasta la otra punta del país, mientras organizaba en mi mente lo que el anticuario me había contado y pensando por dónde empezar a buscar a la mujer extraviada. Le había dado instrucciones al viejo para que no abriera su tienda hasta que yo llegara a la ciudad, lo último que necesitaba es que también desapareciera él y fueran dos personas las que tuviera que buscar, hasta que llegara a la ciudad y me enterara de todo el panorama solo tenía que una mujer llamada Iris West estaba desaparecida mientras investigaba una información que Meyers había conseguido en un diario supuestamente perteneciente a Hittler.
Más de 6 horas después me encontraba en la tienda de antigüedades revisando la computadora con los mails que la reportera le había enviado mientras tomaba apuntes de información que pudieran servir en la investigación de la desaparición. Le pedí al señor Meyers que se quedara en la parte trasera de la tienda y yo fui quien abrió el local, si los que secuestraron a la periodista venían a atar cabos sueltos me encargaría de que conocieran la salida.
La puerta se abrió de pronto haciendo que guardara la libreta donde llevaba mis anotaciones, mientras con la otra mano apagaba el monitor para evitar miradas indiscretas. Un jovencito atravesó la puerta, un adolescente que quizás tendría 17 años como mucho y estatura promedio.
-Bienvenido a la tienda, ¿buscas algún objeto en particular o solo entraste por curiosidad?-. Dije apoyando las manos sobre el mostrador y sonriendo con amabilidad.
-Está ocupado en este momento. Dime que necesitas, quizás yo pueda ayudarte-.Dije manteniendo la misma expresión calmada y serena. Parecía un niño normal e inofensivo pero yo también podía parecer eso a simple vista, de modo que no podía bajar la guardia solo por su aspecto ya que podría ser otra cosa con la forma de este muchacho, podía parecer una acción algo paranoica pero nunca las precauciones son pocas. | |
| | | Invitado Invitado
| Tema: Re: ¿A quién temió el mal...? (Brother Blood, Alexander Dragún, Bart Allen) 20/2/19 27th Octubre 2018, 12:37 | |
| Al acercarse al mostrador le atendió un muchacho que parecía tener una edad similar al velocista castaño. Escuchó con atención lo que el otro joven le decía y su respuesta casi se vio reflejada tanto en su cara como en sus gestos y acciones. Negó un tanto con la cabeza mientras comenzaba a emitir verbalmente su respuesta a lo preguntado por Alexander Dragún.
- Hay cosas bonitas y otras muy interesantes. Pero no venía por eso. El señor Meyers es un amigo de mi …- ¿Qué iba a decir abuela? Y tener que dar una interminable ristra de explicaciones. No, automáticamente se corrigió en el discurso oral. Al ser un speedsters casi no se notó el microlapso que le tomó resolver su disyuntiva.- tía, Iris West- sonrió. No estaba mintiendo mucho. Después de todo Iris West aparecía en los documentos de identidad de Bartholomew Henrry Allen II como su “tía”.
-Le quería preguntar una cosa sobre unos asuntos que tiene con ella.-
Miró a Alex fijamente. El muchacho frente a él estaba siendo precavido y asegurándose de que el de ojos dorados no era una amenaza. Pero Kid flash no supo leer entre líneas. su personalidad era despreocupada, bondadosa y confiada. Para el velocista no había ningún motivo para desconfiar en el otro joven y tampoco pensaba que nadie pudiera desconfiar de él. pensó que aquello era lo típico proceder de una tienda con dos empleados. Para toda persona prudente, no era buena la premisa de confiar en un desconocido y mucho menos, mostrar todas las cartas cuando estas tratando de una desaparición. Si se miraba el caso con perspectiva policial, las últimas personas con las que contactó Iris west podrían estar implicadas en la ausencia de la periodista. El castaño perdió este tipo de agudeza y perspicacia cuando su edad se reconfiguró al volver de la muerte. era cuatro años más joven que cuando en Los Angeles estudiaba en la academia de policía criminología. Ahora estaba en una versión adolescente de dieciséis años a la que aún le costaba frenar sus impulsos ingenuos, alocados y que confiaba en todo el mundo.
- Iris no está, no ha acudido al trabajo y una de las últimas personas, según su agenda y diarios personales, con la que tuvo contacto es con Andrew Meyers. Entonces, quería hablar con él por si tiene alguna pista sobre dónde podría estar.-
El menor de los Allens era alguien muy sincero y la verdad en sus palabras se perfilaba en cada sílaba tanto como la palpitante preocupación que tenía por el bienestar de su abuela. Cuando un ser querido se encuentra en paradero desconocido cada segundo que esa situación se perpetúa es una agonizante tortura. Bart intenta mostrarse seguro y calmado pero no podía. se movía ligeramente, no era alguien que pudiera estar mucho tiempo quieto. |
| | | 162BrotherBlood DC Universe
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| Tema: Re: ¿A quién temió el mal...? (Brother Blood, Alexander Dragún, Bart Allen) 20/2/19 21st Noviembre 2018, 21:00 | |
| Meyers escuchó la conversación tras la entreabierta puerta del almacén de su tienda, y su corazón se encogió al oír el parentesco del muchacho con ella. Se asomó ligeramente para observar al recién llegado; Dudaba que ese tal Blood manejase a agentes de tan poca edad para resolver sus asuntos u obtener información, además, el jovencito tenía cierta similitud física con la periodista. Antes de que Alexander decidiese tomar medidas innecesarias, Andrew salió de su escondite y se presentó en la escena. Alzó una mano a Alexander en un gesto tranquilizador.
- Tranquilo Alex, creo que podemos confiar en su palabra. Tienes un parecido razonable con tu tía, chico. Puedo contarte lo que ha pasado, pero... no creo que puedas hacer gran cosa por ella. Ni siquiera yo sé qué le ha podido pasar...-El hombre se fue viniendo abajo conforme avanzaba su relato. Se sentía culpable de haber implicado a la mujer en algo tan peligroso, y ahora debía confesarlo todo a un muchacho para el cual iba a ser con seguridad una noticia espantosa ¿Por qué no pudo simplemente ignorar su descubrimiento?- Yo... oh señor. Verás, hace poco descubrí algo inquietante en una de mis rarezas. Un diario que perteneció a Adolf Hitler. En él había algo... algo imposible, pero que de ser cierto, revelaría algo inquietante sobre cierta figura pública y respetada. Nadie quiso escucharme, claro, salvo tu tía. Ella se presentó aquí y se decidió a llegar al fondo del asunto. Estuvimos en contacto un tiempo, pero lo último que me dejó saber, era que iba a... a tratar de acercarse a esa figura importante. Verás, es un tipo que dirige un culto religioso, ¿Te suena de algo el nombre de Hermano Sangre?
El hombre hizo una pausa para analizar la expresión del muchacho, y suspirando, prosiguió:
- Si lo que el diario muestra es cierto, ese hombre, o lo que sea, es... inmortal, o algo similar. Y por alguna razón Hitler le temía. No me importaría que ese hombre fuese realmente un semidiós inmortal, pero cuando el mayor psicópata de la historia te tiene miedo, bueno... -Meyers se agarró los brazos inquieto- Cada vez más gente cree en él. Se... se marchan de sus hogares y se van a servir a su causa. Si es alguien maligno, y tan poderoso... El mundo debe saberlo... ¿no?
Observó al muchacho castaño, esperando que el universo entero le cayese encima. Sabía que su razonamiento no justificaba lo que le hubiese podido ocurrir a esa mujer. Sabía que a ojos del chico, él era el mal hombre que se sentía justo en ese momento. Agachó la cabeza y susurró.
- Perdóname, chico... | |
| | | Alexander Dragún
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| Tema: Re: ¿A quién temió el mal...? (Brother Blood, Alexander Dragún, Bart Allen) 20/2/19 15th Diciembre 2018, 07:37 | |
| Meyers salió de la trastienda pidiéndome calma mientras le hablaba al chico. Esa actitud suya no me había gustado ya que la razón de que yo estuviera en la tienda era para evitar que se expusiera, pero también sabía que era un hombre mayor muy afligido que no tenía una experiencia como la mía así que no podía pedirle que actuara a mi forma, por lo que no podía reprocharle como había actuado. En vez de armar un escándalo me mantuve con la misma actitud serena volviendo mí vista de nuevo al muchacho mientras hablaban.
El anticuario repitió al recién llegado lo que me había contado a mí al explicarme su problema. Había escuchado algo sobre ese tipo en San Francisco pero no le preste atención por parecerme propaganda religiosa barata, ya había tenido suficiente para dos vidas cuando nos tocó escoltar un convoy de predicadores de Morninglight que trataron de convertirnos a cada miembro del escuadrón durante una misión en Gaia. Que el famoso líder religioso fuera longevo no era importante al menos para mí ya que el tipo podría ser un vampiro, demonio, hechicero, mutante, esper, inmortal, semidios y hasta el mismísimo Ponce de León que eso no haría diferencia en lo que a mi objetivo constaba porque mi labor era encontrar a esta periodista y ponerla a salvo. Lo que si me importaba y bastante era hasta donde llegaba la influencia de esta famosa iglesia, ya que dependiendo de cuanto poder y qué tan bien ramificada en los estratos de la ciudad estuviera el escandalo sería peor, me podía hacer una idea del desastre que sería si la noticia se publicara diciendo por ejemplo que el hermano sangre era un mutante, sería catastrófico para su culto ya que todas las asociaciones anti-mutantes se le tirarían encima. Esta razón además de que tan entregados a su fé fueran hacía que tratar con esta gente fuera peligroso, ya que harían lo que sea para evitar que su amado mesías cayera de su pedestal.
-Lamentarse ahora no soluciona nada-. Lo interrumpí, era irrespetuoso de mi parte y lo sabía pero era mejor que dejarlo echándose culpa sobre algo que ya no tenía marcha atrás.- Lo mejor que podemos hacer ahora averiguar donde la tienen y ponerla a salvo-.
Demasiadas preguntas y pocas respuestas, lo mejor era moverse y buscar algo por dónde empezar, así que tome el anotador que tenía debajo del mostrador con lo que sabía por el momento y lo metí dentro de mi mochila mientras salía de detrás del mostrador.
-Voy a irme por unas horas a ver que averiguo, por lo pronto Andrew preferiría que te quedes en la tienda y cierres la tienda ni bien me vaya. Si llega una o varias personas que quieran ingresar mientras no esté no lo permitas, si insisten quiero que vayas atrás, te encierres y llames a la policía y después a mí. No creo que se atrevan a hacer algo si los defensores de la ley están por aquí-. Centré mi atención en el muchacho.- A ti no te buscan, así que lo mejor sería que no te quedaras por aquí, llamaré si consigo alguna información-.
Me dirigí a la puerta tratando de recordar a quien conocía de la ciudad y donde podría encontrarlos a esta hora, conocí a un par de personas que se movían por zonas grises y que podían llegar a venderme información sobre la orden o de algún movimiento extraño que los relacionara. Era un buen punto para comenzar, gente como ellos se enteran de muchas cosas y son capaces de contarlo, siempre que puedas pagar el precio. | |
| | | Invitado Invitado
| Tema: Re: ¿A quién temió el mal...? (Brother Blood, Alexander Dragún, Bart Allen) 20/2/19 19th Diciembre 2018, 23:24 | |
| De la trastienda salió un hombre. Parecía ser el dueño de la tienda, el señor Meyers por el que Bart había preguntado. Dirigió unas palabras al muchacho que el ojidorado tenía delante.
- Mi familia tiene una gran capacidad para salir de toda clase de embrollos.- Comentó con su habitual talante vivaracho y optimista el adolescente.
El anticuario parecía preocupado. El velocista puso una mano en el hombro de Meyers para darle apoyo y consuelo. El mayor comenzó a contar lo acontecido y el menor de los Allens puso todo su empeño para seguir con atención el relato. Se había perdido algo en un despiste pero creía que había captado lo importante: un diario y Hitler. Un artículo sobre un importante figura histórica era algo que seguramente le interesase a una periodista. Hasta que no escuchó el nombre de aquel villano de Dc no entendió porqué Meyers se mostraba tan inquieto.
Por la sorpresa abrió de forma desmesurada sus ojos ambarinos. Conocía a Hermano de Sangre. Asintió enérgicamente con la cabeza. Se las había visto con él. Pero no se imaginó nunca que la desaparición de su querida y atrevida abuela estuviera relacionado con el líder de una secta. El velocista tenía muchos datos sobre Brother Blood y su Iglesia porque en más de una ocasión los titanes se habían enfrentado a este personaje y a su sucesor. Lo que sabía lo había obtenido tanto de forma directa como indirecta a través de lo narrado por mentores y amigos. También sabía bastante sobre el líder del culto en Omega, ya que, Bart leía todos los días todos los periódicos de tirada nacional. Pero nunca había salido aquel sectario asociado a ninguna trama criminal ni a ningún suceso extraño o poco lícito. Nunca en Omega había leído nada sobre Sebastian Blood que le causara la más ligera sospecha.
En su universo de origen Sebastian Blood era adolescente que había matado a su padre, como regía la tradición de los Hermanos de Sangre, para convertirse en el pontífice de la Iglesia de sangre. Había nacido y crecido en un celda sin formación ninguna y siempre creyó que su ascenso y libertad se debían a la influencia del Octavo demonio (Trigón). Por ello, le dedicó su más leal devoción. Sus intentos por dominar el mundo y ofrecérselo a Trigón le llevaron a Kid Eternity. Kid Eternity en castigo le envió al infierno. Allí creció matando y bebiendo sangre de demonios, volviéndose más fuerte y poderoso.
Existían miles de mundos posibles, millones de variantes que pueden determinar tanto tu personalidad, tu camino, tu actitud, tu modo de ver percibir las cosas y tu horizonte existencial. Omega era un universo formado por el material fundido de todos los mundos. Por lo que, cada pieza era de una proveniencia diferente. Una persona podía diferir de forma sustancial según cual fuera su mundo de origen. Había miles de ejemplos de eso. El castaño no conocía a nadie que no hubiera cambiado de forma primordial al recibir de lleno el efecto Omega. Kid Flash lo sabía. Tenía bastante claros los conceptos metafísicos de la existencia. Como el detalle más insignificante podía variar de forma sustancial el curso de tu destino. Sus familiares speedsters habían cometido muchas veces errores variando y modificando las líneas temporales del universo.
Quizá una secta demoníaca con planes de dominación mundial y su vampírico y satánico líder podrían ser en otro universo unas devotas y bondadosas personas dedicadas a extender la bondad y amabilidad en el mundo. Pero por la continuación del relato de Meyers parecía no ser así.
El anticuario habló sobre un diario que describía Blood como alguien inmortal al que Hitler temía.
- Longevo, más o menos como un vampiro. - Se quedó meditabundo un nanosegundo.- Los vampiros se alimentan de sangre para existir y Blood hace lo mismo para tener poderes. Con lo cual son lo mismo ¿cierto?- Con total confianza el menor soltó sus inverosímiles planteamientos.
Se le encogió el corazón porque Sebastian Blood parecía ser también en ese universo un todopoderoso vampiro que absorbía los poderes de la sangre de sus víctimas. Empezó a sentir un ligera angustia y preocupación por el bienestar de su abuela. Iris era valiente pero no contaba con ningún poder o habilidad para hacerle frente a los poderes de aquel maligno. Tuvo miedo de perderla a ella también. Era la única persona que recordaba al yo de su mundo. La única a la que no había perdido totalmente al chocar los universos. No obstante, el muchacho tenía la esperanza de que sólo estuviera retenida o perdida en algún lugar.
Asintió con la cabeza ante lo dicho por Alexander. Quedarse esperando y lamentarse nunca solucionó ningún problema de nadie. Lo único que resuelve las situaciones es hacer algo. Veía muy lógico lo que comentaba el otro joven. Si Iris estaba investigando a la Iglesia de Sangre y había desaparecido, lo más seguro es que fueran los miembros de esta secta quien la tendrían cautiva. Lo que tenían que hacer era buscarla y liberarla de su prisión.
- No tengo nada que perdonarte, mi … - iba a decir abuela. Que extraño se sentía tener que cambiar una palabra que estás tan acostumbrado a usar.- tía se mete con frecuencia en estos de líos- No era culpa de nadie que Iris west estuviera a merced de la Iglesia de sangre. Bart no era de ese tipo de personas que culpabilizaba al resto, simplemente en ocasiones las cosas salían mal. Como dijo su mentor Max Power: la vida va de asumir fracasos y poco a poco lograr cumplir objetivos.
La Iglesia de Sangre como cualquier grupo religioso necesitaba el dinero y la devoción de sus fieles. Las principales iglesias de Estados unidos intentaban tener en sus listas a miembros de las élites pudientes de la sociedad. Si hubiera alguien lo suficientemente rico que pudiera interesar a esa gente quizá podrían encontrar la manera de entrar. Pero al velocista no se le ocurría nadie que tuviera ese enorme prestigio social. Sin embargo, las iglesias también necesitaban de gentes sencillas para realizar aquellas labores que el dinero no puede. Personas a las que mueva más que el poder o salvar su alma con contribuciones económicas la devoción. La Iglesia de Sangre tenía que captar a la gente del pueblo llano en algún tipo de reuniones o eventos. Claro como no se le había ocurrido antes las iglesias tenían sedes físicas donde las personas iban a misa, eventos y se afiliaban. ¿Así habría accedido su abuela a los entresijos de la secta? ¿Fingiendo tener interés por hacerse miembro? En tierra uno la sede central de la Iglesia de Blood se encontraba en Phoenix, Arizona. No tenía ni idea de si en Omega el lugar elegido para erigir el templo de Trigón sería el mismo.
Bart usó ligeramente su speedforce para evitar que el Alex saliera por la puerta después de dar su monólogo. Le gustaba el chico. En cierta manera le recordaba a Robin, porque había analizado la información, el problema que tenían y había tomado las rienda. No obstante, él no estaba de acuerdo en el papel que le tocaba jugar.
-Espera, te acompaño. No se me da muy bien permanecer inactivo y puedo ser de ayuda. Soy rápido y tengo conocimientos de primeros auxilios.- Puso su mano en el hombro de Alex.- Anteriormente he coincidido con Blood y no es bueno ir sólo tanto si vamos a coincidir con él como si estamos ante sus fieles. -
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| Tema: Re: ¿A quién temió el mal...? (Brother Blood, Alexander Dragún, Bart Allen) 20/2/19 18th Septiembre 2020, 10:06 | |
| Alexander Dragún se ha ido del foro. Decidid lo que queréis hacer con éste tema, si queréis eliminarlo, cerrarlo o continuarlo sin él. | |
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| Tema: Re: ¿A quién temió el mal...? (Brother Blood, Alexander Dragún, Bart Allen) 20/2/19 | |
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