[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega

De repente Zoey se sintió mal consigo misma. Si, los héroes y los villanos fueron los que destruyeron su hogar, ¿pero acaso tenía derecho a recriminárselo a los héroes de éste universo? Esa idea rondaba por su cabeza desde que conoció a Gwen. Ellos no tenían la culpa de nada. ¿Tanto rencor tenía dentro del pecho que les echaba en cara sus agonías a todo el que pasaba con una máscara?
Ya lo dicen: las heridas del corazón no se curan con facilidad, y la suya todavía supura pus.

- No ti recocomas po eso, ehmmm... - ¿Cómo se había presentado cuando llegó? Piensa Zoey, piensa... - Xaunwil. Qui seas novato u no, iso nu emporta. Lo quimporta creo yo es po lo cual tas luxando, tas difendendo, y malega escuxá que tiés los tuyios po delante - y trató de sonreírle de forma afable para que se sintiera mejor. Algo en su mirada le decía a Zoey que algo en él no iba bien.

Cuando Shawn sacó su móvil para enseñarle un vídeo, los ojos de la mutante brillaron de curiosidad, más por el aparato que por lo que iba a enseñarle. Steph le enseñó algo parecido a eso y flipó. ¿O no era la misma cosa?

- .... ¿Se.... imparejó? .... ¿El bixo ira embra? - Para ello todo aquello era nuevo. ¿Una criatura venida del espacio que se juntó con un humano? Para ella eso equivalía a una pareja que daban a luz a un niño. Y con la mutante teniendo un mini-incendio dentro de su cabeza, Shawn le preguntó dónde vivía. - Pue... antes vivía y domía en la caye, peo aora toy en una casa mu gande. Una llamada Mansón Equix u algo po el estilo. Toy con una uena miga qui minsenia cosas uenas. ... Po sieto Xaunwil... Nu te lo tomes mal ni na ¿vale? Mitá gutando muxo ablá cuntigo asín que vi a peguntante argo. ¿Quí tas buscando in ete lugá? ¿Po qué as venío?

Y entonces, una pelirroja alzó la voz.


- ¿Deva dices? Los nombres que has mencionado los conozco... ¿Pero Deva? Quizás del universo del que vengo sean distintos de donde vengas tú. En mi universo son unas entidad un tanto... de mentes cerradas y tradicionalistas. Muy difíciles de invitar a una fiesta de cumpleaños - bromeó el soberano ensanchando levemente su afilada sonrisa.

Shiva, Brahma y Vishnu. Nunca se hubiera imaginado que se juntaran para tener descendencia. Lo dicho, tal vez no eran los mismos que conocía en su universo. Bastante curioso.

- Ahora me has sorprendido. ¿Existe ese Dios Exterior en éste universo? Vaya... curioso... ¿Y por qué querrías entablar conversación alguna con él? Según Lovecraft es un dios cuya cada palabra es una mentira, y que su maldad no conoce límites al comprender la totalidad de la mente humana. Siendo mi caso me quedaría observando en lugar de acercarme. No sacaría nada en mi provecho tratando con un dios cuya existencia nuclear es la del caos absoluto.

En aquel momento, una pelirroja se levantó y comenzó un discurso refiriéndose a la compañera que le había tocado. Morgan guardó silencio y puso toda su atención en lo que decía, entretenido. Cuando entró el olor era peculiar y una mera fragancia. Ahora podía sentirlo en todo su esplendor. Qué perfume más embriagador...

- Esa mujer me ha hecho pensar en algo bastante cierto: no estamos aquí para tomar un té. Estamos aquí por algo. Así pues, te propongo ésta situación: se te ofrece una posición de un poder de semejante magnitud que podría cambiar el destino de muchos. Pero se te pide algo a cambio. ¿Qué ofrecerías a cambio? Nada de preguntas. Tan sólo... una respuesta. Razónalo bien.


Se había encontrado con un montón de criaturas extrañas que no hablaban su idioma, que se comunicaban mediante telepatía o mediante otros seres vivos. Encontrarse con una mujer que se comunicaba iluminando las palabras... Joder, como escriba en el aire "teléfono, mi casa" a John le da un ataque de risa allí mismo y adiós a la cita, seguramente.
Hizo que sonriera levemente. No por lo del dedo luminoso, sino por lo que le dijo. "Si destrozas la vida a la gente… ¿Por qué estás aquí?" Buena pregunta, se dijo. Anda que no se lo había preguntado veces eso. Después de cada relación fracasada, de cada muerte... ¿Por qué? "Porque así es la vida" se dijo a si mismo. Con el tiempo el dolor se apalía, pero nunca desaparece. Y eso le recuerda que sigue siendo humano.

Iba a decirle algo, pero entonces Garnet se levantó y habló en voz alta. John no se giró, ni la miró, y si dio algún atisbo de escuchar lo que decía, seguramente sería un error por parte de quien le mirara. Mantuvo sus ojos azules fijos en Dolphin, cogió su vaso y lo levantó para que el camarero se acercara.

- Cámbiamelo por un gintónic. - Cambiada la bebida mientras la pelirroja terminaba su monólogo, el inglés prosiguió. - Verás, prefiero poner la mochila sobre la mesa y enseñar lo que llevo antes de que alguien se lo encuentre por sorpresa y me eche la culpa de su muerte. Pero saber que tienes la muerte a cuestas, hay a quien le resulta interesante, misterioso... incluso se podría llegar a cierto nivel de erotismo. ¿Tú qué piensas, guapa?

Que le hablara sobre una posible muerte no amedrentó a la mujer. Parecía incluso... ¿motivada? Eso a John le sorprendió bastante dada su experiencia con sus anteriores relaciones amorosas donde siempre tuvo que separar el "trabajo" de su vida privada. Normalmente si una persona bromea sobre la muerte es una de tres: o se ha encontrado con ella varias veces, o es inmortal o es una idiota, y Dolphin no parecía que fuera de las terceras.
Ante su petición John enarcó una ceja y sin apartar su mirada de la de Dolphin, le pasó el vaso para que lo probara. Si nunca había probado un gintónic... ¿Era una niña crecidita que se escapó de casa apenas unas horas antes de conocerse? ¿Días? ¿Quería experimentar?

- Así que eres una cazatesoros submarina. Ahora es cuando me dices que te llamas Ariel y que buscas un príncipe que te amarre fuera del mar y que no te deje hablar - ironizó el mago, sin saber lo cerca que estuvo del origen de la mujer.

Dolphin siguió con su jugada, demostrando que la vida de John no la afectaba lo más mínimo, o a menos que se lo tomara demasiado a la ligera.

- Muchas, muchas cosas más. Demasiadas para una cita express. Si eres tan suicida como pareces y no le das al botón, igual te lo cuento después. ¿Y tú qué? ¿A parte de buscar barcos hundidos haces algo más? ¿Alguna cosa que tenga que saber como que tienes una boca en el estómago o que estas huyendo de un camarón enamorado? O tal vez te va más lo de buscar marineros a los que seducir y arrastrarlos hasta el fondo del mar para que se unan a tu cama personal hecha con cráneos humanos.

Si fuera un dibujo animado, la boca de la mutante habría golpeado la mesa con suficiente gravedad como para romperla mientras se descolgaba su lengua. ¡Conocía a esa pelirroja, la del discurso sobre la voz de una chica y a saber qué más estaba diciendo porque ya no la escuchaba! ¡LA PELIRROJA DEL BESO POTERO! Ay dios, menuda vergüenza le entró de repente cuando recordó algunos fragmentos de aquella noche. No estaba segura si se acordaría de ella - pero claramente que te poten en la boca hace que no se te olvide nunca su cara -, pero por si acaso se puso en posición de "si no la veo, no me ve", girando la cabeza hacia Shawn y no mirar NUNCA de reojo.

- Pueeeeeh no creas. Toy vivendo en isa casa poque mi ayudaon. Ális, la xica con la que duemo macogió, mi puso dilante los amos del lugá y me dieon vía libe pa quearme. No toy comu alumna, sinó má bien como inquilinia. Y tampocu tingo tanto trato con lo demá. No... no sopoto mu bien la grande multitues y los grupo grande. Asín que la mayó pate del tempo lu paso en la abitasión, en el jaddín o en el banio cuando nu hay naide. Ya... mi a costao argo quidame aquí.

Que le dijera que le estaba gustando la cita y que era una chica interesante hizo que se le ensanchara la sonrisa y le brillaran los ojos. Hasta el momento la mayoría de personas habían dicho algo por el estilo pero como algo curioso, como si la hubieran sacado de algún circo. Shawn era de los pocos que lo decía de otra forma, y le gustó que fuera así.
Cuando fue a contestar sobre la cita, sonó el timbre y levantó la mirada, sorprendida. Les dijeron que tenían que cambiar de sitio para entablar conversación con otros. Zoey no entendió muy bien esa regla, pero no era su casa y no eran sus reglas. Tendría que acatarlas. Así pues se levantó pero antes...

- Hmmm... - No sabía con exactitud cómo lo haría, porque no sabía ni escribir ni leer, y tampoco tenía un teléfono con el cual pudiera contactarla. La opción estaba clara. - ¿Mi pues dá tu númeo de tiléfono? Yo no tingo, peo pueo pedí yamá disde la mansón.

Esperó a la respuesta de Shawn y con una sonrisa de oreja a oreja se despidió, o mejor dicho, hasta más ver.

Ocupó la nueva silla en la nueva mesa, y ésta estaba vacía. Había tenido una buena experiencia con su cita anterior, así que su sonrisa era genuina. ¿A quién le tocaría conocer ahora?

Cuando escuché la voz alcé la vista, curiosa por saber cómo sería la persona que se iba a sentar enfrente y sólo los segundos que tardé en despegar la vista de mi móvil y levantar la cabeza se me hicieron eternos y suficientemente largos como para que se me hiciese un nudo en la garganta y en el estómago, causa de los nervios. Luego me sobresalté al escuchar el ruido que habían hecho todas esas cerdadas contra la mesa, poniendo los ojos como platos -Wow… Qué de marranadas-sonreí disfrutando de la vista de todos esos snacks que tanto me habían acompañado en tardes de vicio con amigos.

Una vez le vi a los ojos me quedé sonriendo, tapándome la boca para no soltar una carcajada estruendosa en medio del local por su gesto de “Praise the Sun” -NNnjjj...jjj…- Cogí aire como si acabase de salir de bucear -Qué crack…- susurré limpiándome una lagrimita que se me había escapado de la risa.

Escuché su cumplido y apostaría una mano a que sólo con eso ya había empezado a sonrojarme, pero el hecho de que fuese menor que yo me daba la suficiente tranquilidad como para tener confianza en mí y no hacer el idiota-¡Gracias! Sí, me encanta, de hecho toco la batería en un grupo, nos llamamos las MJ’s- dije convencida para luego rodar los ojos en blanco y murmurar - Adivina cómo se llama la cantante…- Tomé aire y estiré la mano hacia el vaso de agua que descansaba frente a mí, para darle un sorbo. -Tocamos en un local llamado la ratonera la semana que viene, vente si quieres- dije encogiéndome de hombros. Todas llevaban siempre al menos un acompañante… sería agradable por una vez que también hubiese alguien esperando a que acabase de tocar para pasar el rato conmigo.

No me di cuenta de que no me había presentado hasta que escuché su nombre -Un placer, Gwen-dije llevándome una mano al pecho-perdona- añadí agitando la cabeza por la falta de educación que acababa de demostrar. Y me quedé fijamente mirando cómo se colocaba las chapas mientras pensaba en mis cosas durante un instante.

Al escuchar su invitación se me iluminaron los ojos, pero mi padre siempre dice que hay que ser cortés, lo justo para aceptar las invitaciones, a la par que humilde, lo justo para coger un poco. Alargué la mano dando las gracias y cogí la barrita más pequeña que había en la mesa, dándole un bocado largo y masticando lentamente, la que tenía caramelo entre las capas de chocolate y me costaba un esfuerzo despegarlo de mis dientes. Sonreí mientras masticaba y entonces escuché el ruido de una campanita. Abrí los ojos buscando al culpable y entonces anunciaron la rotación de las parejas. Le miré alzando las cejas con pena y me encogí de hombros alzando las manos. -Jo, qué coñazo…- bufé mientras me levantaba y empezaba a coger mis cosas- Si no nos volvemos a ver hoy, te veo en el concierto-dije despidiéndome con una mano en la boca cubriendo lo que me quedaba por masticar y tendiéndole la otra a modo de despedida.

Busqué el nuevo sitio adjudicado y me senté. De nuevo, llegué antes que mi compañero o compañera. Aproveché unos segundos super veloz para comprobar que todo estaba en orden, la sombra de ojos negra, el pintalabios negro, la diadema en su sitio, el flequillo bien…
Alargué la mano hacia el vaso que me había llevado de la mesa y me enjuagué con cuidado hasta garantizar que no quedaba nada de la chocolatina en los dientes.

Guardé el móvil corriendo y me quedé esperando, esta vez mirando al frente, a las flores, al techo, a la pared… Marcando un ritmo del bombo de la batería con la punta del pie debajo de la mesa.

[***]

-Tengo buen comer.- Se alegró de que le hiciera gracia la pose que había realizado en honor al videojuego.

-Yo toco la guitarra pero no tengo grupo. Lo hago un poco por hobby no quiere ser un profesional o dedicarme a la música.- comentó alegremente.- No sé ...- puso una fingida pose pensativa. No se le hizo difícil adivinar el nombre de la cantante del grupo de la rubia: MJ. Esto se debía a que generalmente la técnica de usar el nombre de la cantante, que supuestamente era líder de grupo, para denominar al grupo era bastante usada. Por ejemplo en Jem and the Holograms o Jossie y las Pussycat.- Quizá se llame JM - dijo haciéndose un poco el gracioso. - un poco egocentrista por su parte llamar al grupo por el nombre de uno mismo.-

Como el suyo, el nombre de la chica era el diminutivo de un nombre más largo. Bart no solía presentarse por su nombre completo a menos que fuera una ocasión muy solemne. Bartholeme Henry Allen le parecía un nombre bastante aburrido. No era como Bart. Un nombre corto, sencillo, juvenil y que sonaba bien. - Bonito nombre.- hablaba de forma muy ingenua y sincera, sin esa actitud de coqueteo que ponen algunos hombres cuando la mujer se presenta y recitan la mil veces pronunciada frase de tienes un nombre muy bonito.

La experiencia le estaba resultando muy agradable al castaño. Gwen le parecía muy simpatía y creía que tenían muchas cosas en común. Aunque ella no comiera como comían los velocistas. Si a él le hubieran ofrecido comida seguramente hubiera devorado la mitad de lo que había. La conversación era amena sin embargo el velocista se descentró. Una atractiva mujer pelirroja se había levantado de su mesa y había soltado multitud de improperios contra su acompañante. Bart miró al lugar en el que se había sentado Garnet y vio a una chica alta y desgarbada que lucía un poco apocopada. Daba la impresión de que Martha había hecho sentirse mal a su compañera. El de ojos dorados escuchó lo que decía mujer pelirroja sobre aquella muchacha de un aspecto extraño con una bandana que cubría la mitad de su rostro. Garnet gritó a pleno pulmón que Martha estaba poseída y Bart abrió los ojos con impresión. No sólo dijo eso, sino que ese ente pensaba que podía mantener relaciones sexuales con cualquiera de la sala. El velocista criado por personas de dos generaciones pasadas, con una familia muy tradicional, pensaba que los actos íntimos debían realizarse por amor y no con un extraño en la primera cita. Por lo que las intenciones del ente le parecían muy groseras.

- Espera- Antes de que Gwen se fuera Bart le dio una pequeña bolsita de ositos de gominola a modo de despedida. - Ha sido un placer conversar contigo, procuraré ir a ver el concierto.-

Recogió todas sus chucherías y se fue a conocer a su nueva acompañante. Se sentó en silla y a desparramar encima de la mesa toda su comida. Al ver con quien le había tocado instintivamente se levantó y fue abrazarla. Pero recordó que Zoey tenía ciertas reticencias con el contacto físico. Así que se quedó a escasos centímetros de ella. Luego se giró y se volvió a sentar en su sitio.

-Zoey, es un placer verte de nuevo. ¿Cómo te encuentras? Parece que estás bien. ¿Comes bien? Puedes comer de mi comida si quieres. -

El chico era risueño, simpático y gracioso. Debían de rifárselo en el instituto. Me reí y me divertí como hacía tiempo que no lo hacía. Casi se me había olvidado lo que era tener el cuello y los hombros relajados y no querer esconder mis ojos en el flequillo. Me levanté y me quedé mirando la bolsa de ositos de gominola unos instantes, sonreí con tristeza, no recuerdo la última vez que alguien que no fuese mi padre me regalaba algo -Muchas gracias Bart…- dije con más ternura de la que pretendía en la voz y me despedí con la mano antes de ocupar mi nueva mesa.

Estaba guardando la bolsa de gominolas en mi mochila, ya sentada cuando escuché su voz.

Me giré de manera instintiva buscando sus ojos verdes que reposaban sobre las oscuras ojeras que indicaban su falta de sueño constante. En una situación normal, me habría sonrojado y me habría alarmado porque una persona conocida me viese en un sitio de citas rápidas. Pero… la situación era especial - Hola- Genial, elocuente, un verdadero discurso, magia saliendo de mi boca. ¿La verdad? No sabía qué sentir. Si bien por un lado me había roto una costilla y fracturado otra, había armado un escándalo y conocía mi identidad… Por otro, había respetado mi secreto, era una persona que me podía dar información muy valiosa sobre los simbiontes, era alguien con quien podía compartir la vida de spider… y… No sé muy bien por qué, quizá precisamente porque conocía mis dos identidades, tenía ganas de poder compartirlo por alguien al fin. Demasiado tiempo estando sola con el dolor de no ser quien debería.

Aprecio la soledad, como todo el mundo en determinados momentos. Pero la aprecio cuando es una opción, no cuando no me queda otra alternativa.

-No, la verdad es que no. No todo el mundo hace que casi me pillen y me rompe dos costillas antes de conocer su nombre- dije marcando las distancias. Primero quería dejar claro que no se me había olvidado y que no era algo que estuviese dispuesta a perdonar, al menos de momento. Eché un vistazo rápido a su cuerpo y denotaba nervios por todas partes. Sudaba, estaba inquieto con las manos, apenas me miraba a los ojos… ¿Tanto le importaba lo que yo pudiese pensar de él?

Tenía la cabeza hecha un lío, como el 90% de las veces que la usaba. Y no sabía qué sentir, así que tomé aire con un suspiro, cerrando los ojos un instante, notando la textura del pintalabios al hacerlo. No sabía lo que tenía que hacer, y tampoco lo que quería así que decidí, por una vez, ser sincera e improvisar. Al fin y al cabo, conocía mi mayor secreto. Yo no podía cagarla más. - Mira, Shawn… - Volví a tomarme un par de segundos para contestar y organizar las palabras en mi cabeza- No sé qué sentir, ni sé qué quiero hacer. Pero no te odio, ni sigo enfadada contigo. Eso tampoco significa que te haya perdonado. Pero… No… tengo mucha gente… No soy de hacer amigos y no me sale bien.- Empecé a ponerme nerviosa yo también y se me notaba en la respiración, que hacía que se me moviesen los hombros y el pecho de manera irregular, y también en que mis manos empezaban a retorcer los dedos entre ellas - No conozco a nadie y además también supones un peligro por lo que sabes de mí… No sé si ser tu amiga o si tenerte vigilado. No sé cómo portarme contigo así que… ¿Por qué no… simplemente… Charlamos y ya está…? Y… me ayudas a averiguar si tengo que tenerte cuidado o cariño… -Terminé con un último suspiro y mirando al suelo mientras le señalaba la mesa. La idea de exponerme de ese modo me aterrorizaba… pero para mi suerte, estábamos en igualdad de condiciones.

Susurré entonces- Eso sí, como vuelvas a decir que tengo poderes tan alto, te mataré desde el minuto uno- Dije haciéndole consciente de lo que acababa de hacer, pero con un tono más relajado.

A la mutante casi se le salta el corazón. Dos veces seguidas. Ya luego si puedes trata de imaginar cómo podría ser eso cuando sólo se tiene un corazón (al menos un humano) y una vez fuera no vuelve a entrar.

La primera vez fue al reconocer la persona que tenía delante. ¡BART EL VELOCISTA! ¡El chico guapo que la ayudó junto con Alice y Jake cuando lo del banco! Ese chico tenía un algo que le despertaba un bum bum dentro del pecho de Zoey que la volvía nerviosa. Había visto muchos chicos guapos en su corta vida claro, pero ese tenía un algo que no sabía describir.
La segunda vez fue con el rapidísimo abrazo que estuvo a punto de darle. Si hubiera terminado de rodearla habría dado un grito tan agudo que podría haber roto los vasos de cristal y las ventanas del local con lo que la habrían contratado como cantante de ópera. Probablemente... Pero como no lo terminó se quedó en un estatus rígido y con los ojos tremendamente abiertos. Cuando Bart volvió a su lugar, volvió a respirar. Nota mental Zoey: el oxígeno es necesario para seguir viviendo.

- To-to-to-to-to-to-to-TOY BIEN! Asías Bart. ¿Y como tas tú? Depué di separarno nu supe na más de ti. ¿No ti pesiguieon ni ná? ¿Ti trataon bien o ni ti buscaon? - Luego echó un ojo a la comida que traía consigo Bart y se preguntó si podría comer algo de lo que llevaba. ¿Eran comestibles esas cosas? No lo tenía claro, aunque una parte suya le decía que debía babear al mirarlas. -Si, como bien. Aoa toy con Ális en la casa gande ande vive y me tatan bien. Ueno, unque queo que nu sabe casi naide qui toy ahí asín que... - Zoey cogió una de las chocolatinas y tras varios intentos mordiendo, descubrió que se tenía que quitar el plástico. - ¿Y tú cases aquí? ¿Yenes buscando paeja u argo po el estilo? ¿Seso o argo má? - Y le dio un mordisco a la chocolatina.

La hecatombe estaba por desatarse.

Me resultó extraño que su primer impulso fuese pedir perdón. Es algo raro en mi vida. Normalmente y acostumbrada a mis amistades, tienden a echarme la culpa, buscar cualquier excusa para convertirme en culpable o demuestran que les da igual perderme y por tanto, les necesito yo a ellos más que ellos a mí. Esa situación me ponía tensa y me volvía irascible e irritable. Pero no estaba acostumbrada a que la gente sepa que la había cagado. -Y gracias por disculparte…- Dije dando por zanjado el tema incómodo tratando de relajarme. Me agotaba estar tensa, era algo superior a mis fuerzas. No era capaz de encontrar el motivo por el que me pasaba, pero se me notaba en la expresión y en el lenguaje corporal. No soporto las situaciones emocionales que dependen de mí y tener que tomar la determinación de o bien mostrarme vulnerable o bien mandar a alguien a paseo. Lo primero podría hacerme muchísimo daño, lo segundo hacer que me quede sola… y ninguna opción es agradable.

Así que cuando escuché de nuevo una disculpa, volví a tensar los hombros sin quererlo -Shawn… - susurré mientras hablaba, no me oyó de lo atolondrado que estaba -SHAWN- dije con más firmeza y algo más alto hasta que me miró. Cogí aire subiendo las manos y lo solté lentamente bajándolas - ¿Relájate vale…? - Si seguía tan tenso, me iba a poner tenso a mí, y eso no iba a salir bien.

Aunque me tensé igual cuando mencionó lo de San Valentín. Al estar de nuevo relajados, el peso de la vergüenza por que me hubiese visto en ese sitio, se hizo real. Me sonrojé y la voz empezó a temblarme de manera sutil. -Ah… eh… Sí, he visto la calabaza, un disfraz muy particular…- dije desviando la mirada un instante hacia él- Y… ¿tú qué estás buscando aparte de chocolate?- alargué la mano hacia el vaso de agua para mantener ocupada la boca y taparme la cara el máximo posible, escondiendo los ojos detrás del flequillo.

De repente me hice consciente de dónde estaba. En un sitio de citas rápidas por san valentín, culpa de Stacy, con un chico al que conocía fuera, en la vida real. Y que además sabía de mí mucho más que mis mejores amigos juntos.

El estómago me dio un vuelco y empecé a respirar más agitada. -Yo… la verdad es que una amiga me ha arrastrado hasta aquí y no sé decir que no muchas veces… Pero a mí estas cosas no me van… No me gusta el tema del ligoteo, el coñazo de esperar la llamada o tener que hacerla…- me quedé pensativa, escuchando mis palabras. Parecía que había tenido miles de experiencias similares - ¡Que tampoco lo he vivido! Pero no sé… No creo que sea algo que me guste…- Y a decir verdad, tampoco creo que me nadie me diese una oportunidad.

Agité la cabeza y volví de nuevo a la realidad, a nuestra conversación - Ah… Mi vida en realidad es muy monótona… Universidad, prácticas, buscar un hueco para estar con mi padre y… salir por las noches...-generé un silencio para que entendiese que me refería a “como spider” - así. Bueno, y jugar de vez en cuando con amigos a algún juego online- Me encogí de hombros. Esa era mi realidad. Ni vida apasionante, ni agrupación de héroes… Mi vida era mía y de nadie más. -¿Y tú bizcochito?- dije particularmente tierna esa última palabra, recordando la palabra de su madre. Realmente no le conocía más allá de que estudiaba medicina, o eso creía recordar. Su nombre y que su madre le quería. Bueno, y su secreto… Y si soy sincera conmigo misma, estaba deseando saber más.

Esperando a que fuera su turno, Brunilda se pasó el tiempo de espera  en la barra charlando con su amiga Janet y bebiendo una fría y deliciosa hidromiel. No le dio tiempo a terminar su segundo trago, cuando una de las azafatas del evento la convocó para acudir a una de las mesas. No la hacía ni gracia ni ilusión estar allí pero la avispa se mostraba encantada con toda esa pantomima. Cada día la sorprendían más las formas de cortejo de los midgarianos.

Se levantó del taburete en el que estaba sentada, llevando en su mano derecha su copa, se dirigió con esa porte regia, digna y majestuosa que todo dios asgardiano posee. Janet tuvo la precaución de no ponerle tacones Brunilda. La señora Van Dyne decidió acompañar el look de la valquiria con unos zapatos planos porque la guerrera ya era de por sí bastante alta y porque sabía que la asgardiana siempre calzaba botas y en Asgard los tacones no se estilaban mucho. Por lo que había sido un desastre ponerla tacones, no había sabido andar con ellos y hubiera dado semejante espectáculo.

Se sentó en la mesa que la habían asignado.  Se sorprendió de tener dos acompañantes. Porque por lo que sabía en Midgard las agrupaciones se daban de dos en dos. Su raza asgardiana era un tanto más abierta respecto a los emparejamientos con varias personas. Miró de forma analítica a sus dos acompañantes: un joven adulta y un hombre madurito. Su su agrio y estricto  carácter se ablandaba cuando trataba con mujeres jóvenes porque sabía lo cruel que aún seguían siendo los Nueve Reinos con las féminas. En cuanto al hombre tenía un lenguaje corporal que le recordaba a alguna clase de animalillo indefenso. Captó un rasgo peculiar en él y le observó detenidamente.

Brunilda se quedó mirando fijamente y con mirada escrutadora los ojos de Douglas. Un ojo de cada color. ¿Qué podía significa aquello? ¿Ese hombre estaba marcado por la fatalidad o por la fortuna? Ella como emisaria de la muerte conocía múltiples casos de cómo el destino se trazaba por diferencias imperceptibles en los ojos de los midgarianos. Sin ir mucho más allá del mundo vikingo: Sigurd, ojo de serpiente. Gran caudillo y casi imbatible en batalla. Un hombre afortunado que vivió y murió con honor. ¿Sería igual para ese hombre que iba a conocer? ¿o acaso estaba tocado por la perdición?Negó con la cabeza. De primeras no le generaba esa desconfianza que le producían los marcados por el infortunio y la maldad.

-My Lady y My lord, Soy Brunilda de Asgard y es para mí un placer conoceros.- hizo una cortés reverencia y se sentó en su lugar. Dejó su jarra de hidromiel sobre la mesa.

- No, no suelo tener problemas con la policía y como llevaba el traje tampoco me reconocieron mucho sin él. - Sonrió alegremente. Se sintió bien al saber que la mutante se encontraba en un lugar donde lo estaban tratando bien.

Ah claro pensó y se dió un imperceptible, debido a la velocidad del chico, golpe en la cabeza. Como no se había dado cuenta que su amiga provenía de un mundo donde la comida era escasa y por lo tanto no tenía un sistema de envasado como el de los Universos con grandes reservas de comida.

- Generalmente la comida lleva esto- tocó uno de los plásticos de unas golosinas.- Que es una envoltura para proteger los alimentos. Esto se quita.- retiró el plástico y se comido una golosina.- Todo lo que sea de este aspecto y de este tacto- acercó el plástico para que Zoey lo tocara.- no se come.- intentó explicarle para que lo comprendiera. Allí echó mucho en falta a Tim, que siempre le explicaba a él las cosas y con quien le era muy fácil entender. Su Red Robin era para él era la persona que mejor explicaba las cosas cotidianas de la existencia. Para él había sido difícil acostumbrarse a la cotidianidad del presente, ya que, en el futuro muchas cosas diferían.

-¿Una casa grande como en Downton Abbey?¿Y qué haces para divertirte allí? Supongo que también irás a clase y esas cosas aburridas- Puso un gesto de aversión cuando habló de las clases. No es que se le dieran particularmente mal, simplemente que se aburría mucho en el instituto de Happy Harbor. Bueno se había aburrido siempre en clase.

-No había nadie en mi casa, me aburría y me pareció divertido. En las series siempre salen situaciones graciosas de las citas a ciegas y parece que puede haber gente interesante. - Comentó como si fuera lo más lógico apuntarse a todo tipo de actividades porque te aburres.- Y si encuentro el amor es un plus.- Zoey había tocado un tema delicado. El menor de los velocistas no era de esos chicos que buscan relaciones esporádicas, era más bien alguien chapado a la antigua que creía que el sexo iba ligado a las relaciones estables.

- No, Sexo, no. Eso se hace cuando tienes una pareja y la quieres mucho.-

El tiempo que tenía que pasar con su actual pareja de conversación se terminó cuando el chico avisó que tenían que cambiar de mesas. El soberano se levantó primero, apoyando las manos sobre la mesa y dirigiendo su ardiente mirada hacia la hija de los Devas.

- Bien, no tengo un número de contacto, pero si quieres hablar conmigo, abstente. Es más emocionante cuando los encuentros no los... ves venir.

Morgan se despidió con un ademán y arreglándose los puños de su camisa anduvo el camino requerido hasta su siguiente pareja la cual, vaya sorpresa la suya, era la pelirroja que llamó tanto su atención. Cuanto ácido tenía en su lengua. Cuanta mala leche... y no le sonaba de nada, ni siquiera su nombre. ¿Un diamante en bruto? Había que comprobarlo.
Se sentó y como esperaba, nada más verle le saludó con una daga. El problema fue que era un juguete demasiado gastado. Aquello le bajó los ánimos al rey calabaza, pero no quiso mostrarlo cambiando la expresión de su rostro. Se mantuvo quieto, con la espalda recta y las manos enguantadas cruzadas sobre la mesa, observando a la pelirroja. En silencio. Sin mover un músculo.

Cuando terminó de hablar Morgan dejó que pasara un ángel, manteniendo su postura.

Y entonces, sonrió, y la pelirroja tuvo la sensación de escuchar el tañido de una guadaña al segar.

- Camarero, tráenos algo para beber. Lo que ella quiera y para mí un San Francisco. No escatimes con los zumos. Y algo para comer también. Carne, pescado... lo mejor que tengáis. Irá a mi cuenta - eso último se lo dijo directamente a la pelirroja. Cuando el camarero se marchó con la comanda Morgan retomó la conversación. - Voy a proponer un juego. Uno que hará que ésta conversación vaya al grano directamente. Si no tienes nada que decir que sea interesante, calla y come. Si no vas a lanzarme una daga afilada como hiciste con la otra mujer, calla y bebe. Eso incluye cualquier referencia típica a las fiestas de Halloween, mi aspecto o llamarme Jack. Espero que seas más creativa que eso, y yo no soltaré ningún chiste refiriéndome a tus cicatrices y si querías llamar la atención durante tu adolescencia de niña rebelde. ¿Te parece?

Les sirvieron la comanda. Fueron bastante rápidos.

- Bien pues, pasemos a lo que interesa: ¿qué estás buscando con éstas citas? ¿Pareja? ¿Sexo? ¿Compañía? ¿Otros?

"¿Suicida? No. Curiosa". La de veces que se había autoconvencido John de que esa era su auténtica naturaleza y no un desenfrenado sentido de la autodestrucción.

- Bueno, ya veremos... - respondió John sin dejar muy claro si iba a llamarla o no. En todo caso le pasó su móvil para que le apuntara su número. El mago notó la suavidad de su piel, casi como si acabara de salir de una piscina o del mismo mar. Primeramente se preguntó si se trataba de algún producto nuevo que usaban las chicas de hoy en día para luego irse a sus cavilaciones donde la presencia de un súcubo no se descartaba hasta que se metían en la cama.
Con el número en su poder, John se levantó de la mesa, y se despidió de Dolphin con un movimiento de cejas como si dijera "Enga".

Su siguiente cita no se encontraba aún en su sitio, así que John aprovechó para ponerse cómodo y pedir otro gintónic. Cuando el camarero trató de avisarle que las bebidas alcohólicas no entraban dentro de los ofrecimientos gratuitos de la velada, John le miró directamente a los ojos y luego, le sonrió. El camarero le devolvió la sonrisa y muy alegremente fue a buscarle el gintónic.

Mucho más tarde sus jefes le preguntarían por qué se habían servido bebidas gratuitas cuando tendrían que pagarlas. Ese sería el marrón del camarero, no de John, y nada le impediría disfrutar de su bebida.

- A ver quién toca ahora...

- Nu, nu voy a clases. Weno, unque si pués contá cuando Ális minsenia a ablá mejó comu clases, intonses pué que si que vaya a clases. Peo las demás, las qui fasen por la mansión nu, nu voy... ¿Y quí es eso de Douton Aby?

Si el velocista era bueno observando detalles, entonces sería capaz de apreciar cierto rubor que comenzó a aflorar en las mejillas de Zoey, así como una pronunciación de su sonrisa y la ligera falta de sincronía entre sus párpados. De momento era algo pequeño, minúsculo, pero detectable si se reconocían los síntomas al verlos demasiadas veces con otras personas.

- Uuuuuuuhhhhuhuhu... lamour..... Jijijijiji.... ¡JIH! Iso eh mu bonito Bart. Encontá lamour sempe eh muuuuu weno, sobetó cuando lotro tambié ti da su amó. ¡Peo hay argo que... argo que..... ! ¡UNA CALABAZA! - gritó Zoey, señalando al hombre que tenía a varias mesas por delante. No distinguió a la mujer porque su vista no daba para más en aquellos momentos.

Estuvo señalando al hombre y con expresión de sorpresa como si se tratara de una fotografía. Pasado más o menos un minuto volvió a la normalidad.

- Peona... hihihi... ¿Ande iba?........ ¡Ah si! Mia, nu sé poqué mitéis el seso con lamour. ¡El seso eh una cosa, y lamour otra! ¡¿Po qué hay qui complicarlo tanto?! Si ties un picó, te rascas, asín como si ties muxa falta, pueh le pides a arguien pacostase contigo. ¡Asín de sinsillo! Du amigo puen acostase juntos sin sentí amó polotro, y luego eso pué sugí. Quisás. Peo eso.... ¡EH! ¡YA TA! ¡TENGAMO SESO! ¡AQUÍ MISMO! ¡EN LA MESA! ¡Y SIN ROPA QUI TENGO CALÓ!

- Siempre está bien aprender cosas. Yo antes no leía pero me dí cuenta de que tener conocimientos es muy necesario. Me alegró mucho que Alice te ayude a progresar. Por la zona de Alabama y Estados del Sur sí que tienen un habla más rústico como el tuyo. Pero en Nueva York y las grandes capitales la gente habla un idioma un poco más correcto y si que se les complicaría un poquito entenderte.-  Sabía muy bien lo que era verse con los tejemanejes del lenguaje. No entender lo que querían decir los demás y que no supieran lo que tu querías decir.- Downton Abbey es una serie de la tele que narra la vida de unas personas ricas en una gran casa y allí tienen criados y esas cosas. -

No se le pasó por alto el hecho de que el cuerpo de la mutante empezó a cambiar. Como un rubor aparecía en sus mejillas e iba perdiendo coordinación. No era médico y quizá estaba exagerando un poco. Debía quizá esperar unos momentos antes de apresurarse como hacía siempre.

- Son dos conceptos complicados y hay muchas maneras de verlos. Si tu quieres separarlos es correcto también pero yo creo que van mejor de la mano.-

Negó enérgicamente con la cabeza. agradeció mentalmente llevar siempre como mínimo tres capas de ropa. El cambio de ánimo a un más exaltado le daba la confirmación de que algo estaba ocurriendo.

- Creo que estás intoxicada por algo.- comentó bastante en shock por la sugerencia de que practicaran sexo desnudos sobre la mesa.

Ahí extraño más que nunca a su preciado Timothy. Era listo y tenía esos dos tipos de inteligencia que hacían mucha falta en al vida: la inteligencia teórica y la inteligencia práctica. Además es un chico nacido y criado en Gotham, seguro que sabía que hacer en casos como ese. Bart era un chico de urbanizaciones coloridas con gente que era alegre y feliz, vivía en un a barrio bien rodeado de la clase media-alta estadounidense.  No se había topado nunca directamente con borrachos ni drogadictos ni envenenamientos ni sobremedicaciones ni epilepsia ni nada parecido.

- Voy a hacer una cosa. Luego te vas a sentir un poco mareada y te va a dar un hambre ingente ¿ok? Creo que eso es lo que pasa  al menos ...- Tocó la mano de Zoey e hizo que parte de su Speedforce pasase a ella, la aceleró el metabolismo con el fin de quemar aquello que la estaba produciendo ese malestar. Cuando consideró que lo que provocaba malestar a la chica podría ya haberse disuelto, hizo que la Speedforce volviera a él. Rezaba en bajito porque estaba preocupado y no sabía que hacer. Esperaba que la Speedforce no la hubiera matado ni la hubiera agrabado los síntomas y que por todos los dioses de la velocidad, por su madre, por su padre, por su abuela Iris y por su abuelo Barry, Zoey se recuperase cuanto antes. Por si acaso no funcionaba o no era que estuviera intoxicada de alguna manera sino que la estaba dando un ataque o un fallo en su organismo gritó la típica frase.

- A mí amiga la esta dando un chungo, ¿hay algún médico en la sala?-

Me sonrojé aún más y fruncí el ceño cuando mencionó las palabras “media naranja”. ¿En serio la gente esperaba enamorarse en sitios así? Yo pensaba que simplemente era un sitio donde la gente desesperaba se juntaba y encontrabas con quién eras más afín, te llevaba a la cama y punto. ¿Quién demonios se enamora de alguien que apenas conoce y en un sitio así?

Me sorprendió el comentario que le delataba con tanta falta de confianza y como habíamos quedado que íbamos a hablar… me lancé a preguntar -¿Por qué dices eso de ti? Estudias medicina, solo por eso eres un nuero a sortear- dije dando a entender que cualquier padre o madre querría tenerle en la familia como futuro buen partido a nivel académico. Parte de mi broma también cumplía las ganas de ayudarle. Aún no tenía claro por qué, pero quería animarle un poco. Si mi vida ya era un caos...la suya tampoco tendría que ser fácil.

Alcé las cejas sorprendida cuando dijo que su madre le había obligado. No me parecía el sitio ideal para mandar a un menor de edad. O bueno, creo que es menor de edad.

Cuando escuché que tenía broma, descubrir que un chico como él, en principio buena persona Se me escapó una risotada enmarcada por el pintalabios negro por la broma con las novias que no existen -Ya… mi padre insiste bastante en que mis salidas por las noches es porque me he echado un novio en la universidad- Cogí aire, respirando hondo - Dice que seguro que es un kinki y por eso no se lo quiero presentar. No sé cómo decirle que tampoco existe - niego con la cabeza con el recuerdo de mi padre incómodo hablando de temas tan personales.

-Que raro, muy ciegos tienen que estar para no fijarse en ti- Eh…. ¿Qué…? - O sea,por tu carácter y así quiero decir…- ¿Cómo…? -que no me refiero a que no seas guapa ; todo lo contrario - Vale… me va a dar algo… Estoy muy poco acostumbrada a recibir cumplido y eso lo ha sido. En toda regla además. Creo que mi cara parece un tomate recién cogido y he fruncido los labios para no mordérmelos, sin darme cuenta. -Ah.. yo…- Me quedé pillada en sus ojos unos segundos. No sabía reaccionar, ¿Qué se supone que tengo que decir? ¿Tú también eres guapo? ¿Gracias? ¿Decirle que no tenía razón? Justo cuando iba a abrir la boca, cambió de tema a los juegos online.

Bien Gwen, ese sí es tu terreno, olvida lo que acaba de pasar, seguro que sólo estaba siendo cortés y educado con el tema… Creo que llamar guapa a una mujer es una de esas cosas que se hacen por cortesía, como no preguntarle su peso. Agité la cabeza, como si eso pudiese quitarme el sonrojo más que evidente. Para colmo, soy super pálida y eso me dificulta la tarea de ocultarlo…

-Ah… ¡Sí! Si, Overwatch. Juego mucho últimamente, soy platino. Juego de lo que haga falta, controlo al menos dos personajes de cada rol pero se me dan mejor los personajes de defensa-Sonreí pensando en cuándo acababa la temporada competitiva mientras pensaba algo para seguir la conversación- ¿Cuál es tu personaje favorito? ¿Cuál es tu main? - Me fui relajando poco a poco, mientras la conversación fuese de esto, todo iría sobre la seda…

Alcé las cejas sorprendida - ¿Estás en un equipo? Wow… Bien por ti - Dije con sinceridad. Los grupos.. no eran lo mío. No sé trabajar en equipo, no soporto que me juzguen y… No sé. Nunca me sentí cómoda. Cuando me preguntó por mi padre, mi sonrisa se ensanchó. Era el único tema del que me preguntaba el resto del mundo, porque era lo único que conocían de mí. Eso y la carrera, así que saber que por una vez me preguntaban por interés real, me sorprendió y por una vez, me apetecía contestar a esa pregunta.

Pero antes de que la acabase los gritos de Zoey invadieron el local. Dios… Esta chica parecía salida de una charca de salvajes… Y lo peor de todo es que eso no me desagradaba del todo. Me tapé la boca para aguantar la carcajada de manera educada, pero acabé por reventar, riéndome como si fuese lo más gracioso de ver en la vida, dando golpes en la mesa y con los ojos cerrados con fuerza, incluso se cayó una lágrima por mi mejilla. Vi a Bart al otro lado de la mesa y su cara era un cuadro. En cuanto pude me tapé la boca de nuevo y me recompuse respirando cada vez más lento, hasta que pude volver a beber agua -Dios… Conozco a esa chica desde hace un tiempo y es que me mata, te lo juro, me mata… - Sonreí mirándole a los ojos y agitando la cabeza en negación- Perdona… uf... - Me llevé una mano al abdomen y respiré todo lo hondo que pude.

-Ahm.. me preguntabas por mi padre. La verdad es que bien, es la única compañía constante que tengo aparte del grupo- Di por hecho que sabía esa información, no sé por qué -Así que sí, tenemos muy buen vínculo… Además es la única familia que tengo - No pude evitar formar una sonrisa triste y luego hacer un aspaviento con la mano - Pero no hablemos de eso, estamos los dos bien- Mientras soltaba un suspiro, con el abdomen aún dolorido de la risa, le miré. Me di cuenta de que soy nefasta sacando temas de conversación y fui a lo simple -¿Quieres hablar de algo? ¿Algún tema en particular?- dice encogiéndome de hombros, esperando no quedar como una inepta.

-¿Hay algún médico en la sala? - Miré a Shawn. ¿Estaba obligado a acudir como estudiante de medicina? Juraría que el juramento hipocrático era sólo cuando te graduabas pero quizá pudiese ayudar.

Me encontraba curiosamente relajada. Siempre tenía que estar atenta, siempre me encontraba en una situación en la que tenía que calcular mis mentiras y mis excusas a la perfección. Y… la verdad es que poder disfrutar de ser quien soy, ausente de esa tensión, me estaba sentando de maravilla.

-Recuerdo la conferencia, pero no sólo los que estamos en la carrera de bioquímica hacemos bioquímica listillo, también había alumnos de medicina y de química - dije con retintín y desgana poniendo la voz más grave como si fuese lerdo y haciéndole burla para luego soltar una carcajada que delataba que era una broma. En realidad estaba convencidísima de que estudiaba medicina… pero nope.

Compartíamos carrera… eso sí que era raro. Apenas tenía nadie en la universidad. Stacy me pasaba los apuntes pero pensaba que yo era una pellera importante. No sabe el verdadero motivo que hay detrás por mi falta a las clases… Aunque ya que compartía el motivo con Shawn, dudo mucho que pudiese pedirle los apuntes. -Quizá pudiésemos quedar para estudiar algún día-dije sin darle demasiada importancia.

Con el comentario de su madre me tensé un poco, realmente no sabía cómo comportarme respecto a ello, no sabía cómo actuar - Ah… nah, es muy tierna- Dije sin más, tratando de mover el tema y de quitarle la preocupación por el mote. Ojalá tuviese yo una madre así…

-Pffff Junkrat es lo que os gusta a todos porque mata solo- dije desde lo más profundo de mi corazón -Seguro que eres de los que suda de la carga y sólo se centra en matar- quería empezar a tantear el terreno de picarle, pinchándole un poco para saber cuánto aguantaba y cómo reaccionaba.

Poco a poco fuimos zanjando temas hasta llegar al del equipo en el que estaba. Agaché la vista un momento, reflexionando en mi posición de soledad. Nunca podría llegar a trabajar en equipo, me agobia demasiado y prefiero tener un compromiso solo conmigo a que otras personas dependan de mí. -¿No entrenáis juntos? ¿Cómo os las arregláis para trabajar en equipo luego?- Pregunté de manera genuina, se me hacía raro que solo se juntasen cuando ya pasaba algo. Pero entonces fue cuando la espontánea chica de piel oliva estalló en deseo.

-¿En serio? Mi pareja anterior ha sido el chico que está con ella - dije bufando una risa, pensando en la casualidad mientras retomaba la atención en la cita -Ah.. sí, soy la batería. La verdad es que hemos tenido un par de ofertas de debut y nos reconocen alguna vez por la calle… Es una sensación muy rara- dije negando con la cabeza. Justo cuando acababa por preguntarme más cosas del grupo, enmudecí para ir a echar un cable con él cuando decidió ir a ayudar. A fin de cuentas estaba más que acostumbrada a arreglármelas sola a nivel médico, incluso con las costillas rotas que él me había provocado.

Le seguí con calma y sonreí a Bart cuando llegué - ¿Qué ha pasado? - dije mirando a Zoey, pensando que está en buenas manos. Miré a Shawn, parecía más suelto y desde luego tenía más confianza que yo. Yo nunca me habría atrevido a socorrer a alguien a nivel médico de ese modo. Luego miré a Bart - ¿Tú estás bien? - Tal vez había sido una intoxicación alimentaria o un mareo o algo así…

- ¿Intoxicá? Uhihuhuhuhuhu.... Ah puesí, poía esise que si..... O pué que no. Pué... pué que sea inteso... intinso... Intoxixanixima patí como.... - Si antes era difícil entender lo que estaba diciendo la mutante, una vez borracha era un logro nivel platino poder sacar algo en claro de su verborrea. Y mientras su boca se perdía en la "no tengo ni puta idea de lo que dices", sus manos estaban quitándole la chaqueta preparándose así para el sexo sobre la mesa.

Bart sin embargo tenía otros planes y se acercó a ella. Zoey no pudo enfocar bien su vista así que tan sólo veía un borrón delante de ella. Se lo quedó mirando con la sonrisa perdida y los ojos caídos y le tendió la mano cuando éste la buscó.

Acto seguido, Zoey se convirtió en una batidora. Le castañearon los dientes, los ojos se quedaron fijos en un punto que no dejaba de vibrar, los dedos de los pies se le contrajeron y el vientre se le puso totalmente duro. Sintió un calor recorriendo su cuerpo que fue en aumento. La sangre en sus venas se llevaba toda la toxicidad que produjo el dulce en su organismo, devolviendo poco a poco la lucidez a su mirada.
Cuando el calor abandonó su cuerpo, la mutante sintió un mareo repentino como tantas otras veces había padecido tras una borrachera de las buenas. Cerró los ojos y se llevó la mano a la frente, apoyando el codo sobre la mesa sujetando así toda su cabeza.

- Ehh... no Bart yo.... nisisito... abufff....

Entonces aparecieron dos figuras que conocía: Gwen y Shawn. Éste le pidió que se pusiera con las piernas levantadas, aunque su cabeza no consiguió procesarlo muy bien, por lo que estando sentada tan sólo trató de levantar una pierna, con negativos resultados. Le pareció sentir otra mano en la frente que no era suya y alguien que preguntaba qué había pasado. Zoey no lo tenía claro, pero de algo estaba totalmente segura.

- Nicisito ir al banio... Ehmm.... ¿Arguien mi pué levantá?

Agradeció  que Gwen y Shawn se presentarán ante su pedido de auxilio. Pues él no tenía muy claro que malestares eran o no preocupantes. No conocía la enfermedad de primera mano, su cuerpo se recuperaba más rápido de lo que pudiera siquiera sentir nada.  Los daños en su cuerpo debían ser extremos para que él pudiera tener algo parecido a un simple mareo o un dolor de cabeza.

Sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta de que se había metido en un embrollo. Pero cómo iba a explicarles la situación  si poner en peligro su identidad  secreta. No podía explicarles con exactitud los hechos porque a Gwen acababa de conocerla y a Shawn era la primera vez que le veía. No contaba con la suficiente confianza para hablarles de su particular metabolismo y cómo a veces precipitaba las cosas porque era un joven muy impulsivo.

Shawn se estaba haciendo cargo de Zoey mientras Gwen le preguntó qué había pasado.

-Bueno …- respondió un tanto dubitativo. - empecé  a captar unos signos físicos  que evidenciaban una intoxicación. Además  el comportamiento de Zoey  se volvió  un poco raro y … -

La parte más  complicada estaba llegando. No le gustaba ocultar la verdad porque era un eufemismo para mentir. Le gustaría  poder dar una buena explicación para que la mutante ya no estuviera en ese estado de intoxicación. Una excusa plausible que no le señalará como velocista.

- Ahora está un poco mareada … no sé  muy bien que ha podido pasar… -  En parte no mentía porque no sabía qué era lo que había causado el malestar a la mutante. Quizá  alguien ha acelerado su metabolismo  para que quemase la sustancia que la hacía daño. Cómo decir aquello sin levantar sospechas y sin tergiversar la realidad. - Parece que su metabolismo ha quemado lo que la producía malestar.- Comentó como si toda esa acción de acelerar el metabolismo de alguien le fuera un tanto ajena. - Yo estoy bien.-

Se sentía un poco más tranquilo al contar con alguien que pudiera dar un consejo y ayuda a Zoey un tanto más experta que sus puntuales corazonadas sobre cómo actuar. Shawn había recostado a la mutante y la había aconsejado levantar las piernas para que se le pasase el mareo.

-Es mejor que la lleve yo. - puso cara de arrepentimiento y culpa.- Siento haber estropeado vuestra charla. Muchas gracias por vuestra ayuda.- expresó con agradecimiento y bondad.

La joven de piel verde dijo que necesitaba ir a servicio y Bart se acercó a ella. Con cuidado la ayudó a levantarse y la sostuvo.

- Luego tendrías que beber alguna bebida isotónica para evitar la deshidratación.- Porque estaba seguro que al acelerar los procesos había perdido agua y nutrientes que necesitaria reponer.

OOC: Acciones apalabradas con el usuario de Shawn.

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La situación estaba siendo muy tranquila. Hablábamos de manera fluida, sonreíamos, entendíamos de lo que hablaba el otro… Y era algo muy extraño para mí, ya que mi vida social, la poca que tenía, se disgregaba en grupos. Tenía a los colegas de los juegos online, los de la universidad, el grupo, mi padre… Todos hablaban conmigo de manera fluida y divertida dentro de lo suyo pero nadie interconectaba en mi mundo de esa manera.

Abrí los ojos como platos cuando me dió la servilleta y el boli. -¿Qué…?- Parpadeé un par de veces antes de cogerlo en mis manos y apoyarme en la mesa. Sonreí enseñando los dientes. Este muchacho es idiota.
Destapé el boli con los dientes y garabateé una G rápida con la mano derecha. Dirigí el boli a mi boca para volver a taparlo y lo limpié con la mano- Espero que no hagan falta treinta años, sinceramente. ¿También quieres una foto conmigo o qué? Jajajaja- Dije como los famosos, primero el autógrafo, luego la foto, luego te regalan su guante de béisbol… -Pues damos conciertos constantemente en salas de Rock y Punk. Nos llamamos las MJ’s, tocamos en una semana en “La Ratonera”- Wow, he pasado de no tener a nadie que quisiera verme en los conciertos ni acompañarme en los ensayos a tener dos personas… ¡La mitad del grupo!

Hacía mucho tiempo que no me encontraba así con nadie, pero entonces el foco de todas las miradas fue hacia Zoey y su precario estado. Empecé a pensar que le habían echado algo en lo que fuera que estuviese bebiendo y empecé a mirar alrededor. Sólo había estado con Shawn y con Bart… El primero no parecía tener moral para hacer eso y el segundo no parecía tener acceso a drogas. Miré a la peliblanca primero con extrañeza y luego con preocupación.
Pero pasé el tiempo suficiente callada y en mis pensamientos, intentando averiguar qué había pasado, que ya se incorporaba poco a poco, hablando de cualquier manera. Supongo que como se las podía apañar después de un chungo.

Agarré a Zoey del otro lado de su costado, donde Shawn no agarraba y le eché una mano -¿Te encuentras muy mal?- Pregunté buscando su mirada. Conocía algunos síntomas, pero son demasiadas las causas que pueden provocar eso. Golpe de calor, bajada de tensión, ataque nervioso… Pero entonces Bart habló de intoxicación. Arqueé una ceja. Quizá no estaba tan equivocada con lo de la copa -Vaya.. qué mala suerte… ¿Seguro que no te importa llevarla?- Aseguré antes de que se la cargase a sus hombros y se la llevase al baño.

Luego la gente se reavivó volviendo a la normalidad de las speed dates. Me llevé una mano para frotarme la nuca y respiré hondo con un suspiro - Pffffiu…. - Miré a Shawn unos instantes y luego sonreí -Oye… yo… Creo que me voy a ir. No sé. - Me encogí de hombros arrugando la nariz- De verdad creo que esto no es lo mío…- Pero me pareció ver por un instante decepción o algo parecido a la tristeza en su mirada. Era como si todo lo bien que lo habíamos pasado antes ya no existiera y me di cuenta de que me había expresado como el culo - Me refiero a si quieres venir conmigo. Salir de aquí - Hice un gesto con la cabeza señalando la puerta y sonreí con los labios. -Te has portado muy bien con Zoey, es una chica peculiar, está un poco perdida pero…- y seguimos la conversación mientras salíamos por la puerta de las speed dates.

Brunilda les miró con intriga. ¿Qué fueran tres era raro? En la cultura asgardiana se permitían mucho tipos de relaciones desde la monogamia, la bigamia, los tríos, la poligamia, el poliamor, las relaciones abiertas y etc. Los emparejamientos en Asgard no tenían  como en la tierra un concepto fijo ni estaban ligados a un sólo tipo, tenían uan concepción más abierta y libre. Sólo había que analizar la relación del Rey Odín para darse cuenta de eso. Odín  tenía una relación a cuatro, donde Freya había asumido el rol de madre de todos los hijos que vinieran de ese matrimonio cuádruple.  Aunque lo más usual para perpetuar la estirpe, según Brunilda porque  ya era muy difícil y complicado tener una relación con una persona como para tenerla con dos o tres, era las parejas de dos miembros.

- No entiendo los rituales de cortejo midgariano. No sé si es  raro o no que seamos tres en una mesa. Es la primera vez que asisto a uno. -

La jovencita que se presentó como Dolphin era muda o al menos lo parecía al comunicarse mediante señales lumínicas. Mucha gente tomaría eso como un terrible defecto o una falla grave en una de las primordiales capacidades. Pero a la asgardiana la daba igual.  No es que la sonorización de las palabras no fueran importante, es que se les daba demasiado valor.  Era quizá hasta algo positivo. porque la lengua oral era un sistema muy fácil de comunicación, por lo que se fomentaba que hubiera personas parlanchinas. sin embargo, un sistema gestual o una significación o en el caso de atlante la escritura lumínica noeran tan fáciles, por lo que no fomentaba tanto el diálogo innecesario. A la asgardiana, por lo general, no le gustaba la gente que hablaba de más.

- No se encuentra en Midgard. Midgard es el planeta que vosotros llamáis tierra. La Tierra - le costaba un poco acostumbrarse a llamar a Midgard Tierra. La falta de uso de una palabra en beneficio de otra, hace que se automatice un concepto y sea difícil utilizar otro nombre nuevo para referirte a lo que generalmente denominas con otro nombre. - forma parte de los Nueve Reinos que conforman en Universo. Estos Nueve reinos están unidos por el árbol de la vida.   Asgard se encuentra por encima de los otros ocho reinos, en las ramas más altas del Yggdrasil, el árbol de la vida.  De los nueves reinos Asgard es primordial, una catástrofe en mi reino significaría también el declive de los ocho reinos restantes.- señaló en referencia a lo comentado por Doug de si su mundo de origen seguía en pie.

¿Modula qué? Brunilda proviniente de una tierra que tenía un desarrollo tecnológico propio de la Edad Media y en el que primaba la magia por encima de la ciencia, no puso ni siquiera acercarse al concepto de lo que era un modulador de voz. por contexto, si que comprendió que debía ser un aparato midgariano para que Dolphin dejase de ser muda y pudiera hablar.

En un momento sintió que sus piernas se estiraban y su cuerpo se levantaba. No era voluntario. La presión en sus costados y el calor sobre sus hombros le indicaron la presencia de dos personas que conocía, Shawn y Gwen. No tenía muy claro quién la llevó al baño y quien la ayudó a ponerse recta. Demasiadas vueltas. ¿Andaba o flotaba? ¿Cómo iba a flotar? Ella no podía flotar. Había algo duro en sus manos. Blanco. Era refrescante.
Tenía la cabeza bajo la pica.

Agua fresca...

Estaba en el baño. En el baño de aquel local de las citas rápidas. Había venido sola a probar, a ver qué pasaba, y lo que terminó pasando fue que... no se acordaba. Nada de nada. Hubo un momento donde todo hizo "PUF" y desapareció de su cabeza. Lo último que recuerda son las voces de Gwen, Shawn y Bart tratando de ayudarla.
Cerró el grifo y sacó la cabeza mojada. El cabello se le pegó sobre su piel oliva. Parecía uno de esos carteles de los edificios de mujeres totalmente mojadas sin motivo aparente. Se apartó el mechón que tenía pegado sobre el puente de la nariz, pensativa. ¿Había sido buena idea? No estaba hecha para ese tipo de eventos. Ese no era su mundo. ¿Cómo encajar? ¿Y debía encajar?

Pocos minutos después salió del baño, y se topó con Bart.

- Ehmm... gasias po aiudame peo... queo que miré pa casa ya. Lu sento. Miué pasao bien vovendo a verte, de vedá. A ve si nus vemus in otro momento. Que temines de pasá uena noxe y... eso... gasias de nuevo.

Zoey se despidió de Bart con una sonrisa, y se dirigió a la puerta. No encontró ni a Gwen ni a Shawn de camino. Una lastima, porque también quería darles las gracias y disculparse por lo que fuera que hubiera montado. También vio a la pelirroja pero... estaba ocupada hablando con una calabaza con somb..........................................................




Si, era hora de irse.