[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega

¡Bienvenidos a este post especial por el día de San Valentín!

[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Movie+43+23

Imaginad que estáis en una habitación con un montón de desconocidos, y el mediador os hace sentaros en una mesa dónde tendréis que hablar con alguien durante cinco minutos. ¿Terrorífico o emocionante?

Si pasados esos cinco minutos sentís que hay una conexión especial con vuestro compañero, podéis seguir charlando con él hasta que os hartéis. Pero si por el contrario, estáis pasando vergüenza ajena con vuestra pareja, podéis tocar el timbre que tenéis encima de la mesa para que os cambien de pareja. ¿Os animáis a participar?

Reglas:
- Este tema es principalmente para los solteros de oro de Omega, pero todo el mundo puede unirse si es para pasar un buen rato.
- A medida que los personajes escriban su entrada en este tema, cuando lleguen a un número par, el mediador (cualquier miembro de la administración) los distribuirá en varias mesas para que empiecen a charlar.
- Cuando un personaje toque el timbre, el mediador indicará cuál será su siguiente pareja.
- Los personajes pueden ir entrando y saliendo del tema cuando quieran.
- Y sobretodo, recordad que estáis roleando para pasarlo bien.
- El tema se cerrará pasados treinta días de este post.
- Los personajes se distribuirán de manera chico-chica. Quién tenga otras preferencias deberá indicarlo en su post de entrada.

Si ha quedado todo claro… ¡Empecemos!

¡A ver quienes son los primeros valientes que prueban la Speed Dating! Very Happy

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[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Houseo11

Necesitaba un poco de aventura. Necesitaba algo que le quitara el resquemor que sentía. Tanto tiempo encerrada en esa mansión aprendiendo más o menos a hablar mejor gracias a su compañera de habitación podía llevarte a la locura si has estado viviendo toda tu vida al aire libre y sin tanta gente alrededor. Tampoco es que fuera tan buena idea pensó la mutante una vez abandonó la mansión en busca de eso que llaman "speed dating". Fuera de la mansión seguía habiendo mucha gente, y en lugares cerrados como en edificios pues... diez de diez.

Zoey se había puesto una camiseta sin mangas algo rota que llevaba la caricatura de un conejo en la pechera, una chaqueta vaquera y otros vaqueros algo rotos (es lo que tiene que tu ropa venga de las donaciones). Eso si, las botas que llevaba eran buenas, MUY buenas. Perfectas para andar mucho cómodamente y por todas partes. Fue lo único que permitió que le compraran.
Aquel día se había hecho bien la trenza la cual llevaba colocada sobre su hombro derecho. Hacía mucho tiempo desde que había estado con alguien, y aunque había sido algo esporádico, sobretodo consentido por ella, hay ciertas necesidades que no se pueden cubrir del todo.
Cuando escuchó hablar del speed dating a uno de los alumnos de la mansión sintió curiosidad. ¿5 minutos para hablar con alguien y si no te gusta o te sientes incómodo, siguiente? La curiosidad le quemaba por dentro y no pudo evitar tirarse de cabeza a explorar.

- Ola uenas - saludó la mutante a quien llevara lo de las citas. - ¿Cómo mi tengo quescribir?

Aún no sabía como demonios mi madre me había convencido para probar suerte en aquello de las speed dating, las constantes preguntas sobre si por fin me había echado novia no me paraban de acosar a medida que el 14 de febrero se acercaba, llegando incluso a preguntarme si quizás mi preferencia fuese hacia el mismo género. Cansado de aquel acoso finalmente accedí solo para que se callase. Aunque no podía negar que una pequeña parte de mi estaba curioso por ver como se desarrollaría aquello, con o sin alien, seguía siendo un adolescente con las hormonas disparadas; y que Savage se burlase de mi constantemente no ayudaba.

Y ahí me hallaba, vestido con una camisa azul marina a juego con unos pantalones beis, atravesando la puerta del establecimiento donde se suponía que tendría lugar el evento. Ya dentro los nervios volvieron a aflorar en mí, ¿Ahora qué se supone que tenía que decir? Rápidamente eché un vistazo y vi a una extraña mujer de piel verde hablando con el que parecía el organizador.

Parecía que no iba a ser el único "bicho raro" en esto, eso me tranquilizó un poco. Lentamente me puse al lado de la mujer y comencé a hablar con el encargado:

-Apúnteme a mí también por favor, me llamo Shawn Wild-

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Spoiler:

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¿Conocer a alguien? Si, parecía buena idea o al menos eso pensaba después de que su tío la llamase pidiéndole que conociera a alguien, que si hay un roto para cada descosido... un momento, esa expresión, ¿Nos significaba otra cosa? Daba igual, lo importante es que le había comentado lo del Speed Dating, el pensaba que ahí podría encontrar a alguien, alguien bueno para ella obviamente, su tío había dejado claro “Tu tranquila, y si vemos que la persona no es indicada para ti, tu me la dejas y yo le despellejo vivo, o viva, que yo no discrimino. Pasatelo bien”

Cuando por fin llego al sitio miro un poco a la gente que ahí había, un hombre y... ¿Una chica verde? ¿Que? No, ella no era la mas indicada para fijarse en las apariencias. Se había puesto su bandana negra, la mas bonita que tenia, una camisa de traje (pero sin traje) y unos pantalones vaqueros azul marino, aunque lo que mas resaltaba de ella era su altura, mas que su ropa que era normalucha, al menos tuvo la decencia de maquillarse un poco las ojeras. Menos mal que entro poco después del hombre y puedo copiar lo que le dijo al encargado antes de sentarse, eso le quitaba un poco de ansiedad

-Yo también vengo para apuntarme- le dijo al encargado mientras se sentaba-Mi nombre es Martha R.

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No era que hubiera buscado ese lugar de un modo consciente, o que supiera en absoluto de que se trataba. En Tamaran no existían las citas a ciegas y si bien en alguna ocasión había escuchado el concepto, se me escapaba su significado. ¿Era una cita donde te obligaban a ir con los ojos cerrados? ¿Una cita sin ir a ningún lugar, ni visitar, ni ver nada en concreto? O tal vez, era salir con un ciego. Cualquiera de esas opciones eran tan distantes como extrañas a mi parecer, y andaban lejos de mis planes cercanos. Aunque tampoco es que hiciera muchos planes, a decir verdad. Pero al pasar por delante de ese local, ver tanta gente mirando curiosa al interior y con esa imperceptible tensión en el aire de quien espera impaciente algo que está por suceder... Me paré e intenté mirar al interior del local. Pese al frío de la época, llevaba gafas de sol para ocultar aquellos ojos totalmente verdes y carentes de iris y pupila.

— ¿Disculpa? — Sentí que algo tocaba brevemente mi hombro y giré la cabeza para ver de quién se trataba. Era un chico joven. — ¿Vas a entrar? — Mis ojos voliveron a pasearse al interior del local y de nuevo al muchacho.

— No lo sé. — Respondí con total sinceridad. — Ni siquiera sé qué es o qué están haciendo. — Vi la sombra de la decepción cruzar brevemente su mirada, pero fingí no verlo. Porque he aprendido que a los humanos les gusta esconder lo que sienten, y a veces forzarles a enfrentarse a ello, les hace sufrir.

— Es un local de Speed Dating. — Me imaginé a Wally llevando a una cita a cuestas. Eso no podía ser tenía que haber otra explicación. Seguramente el chico se dio cuenta de que no le seguía, porque se aclaró la garganta. — Es para conocer gente. Te sientas en la mesa que te indican y alguien se sienta contigo y charláis un rato. Y cuando quieres probar con otra persona le das al timbre y se cambian los asientos.

— Oh, ¡creo que ya entiendo! — Le sonreí al muchacho. Donna a menudo me animaba a tratar con otras personas a parte de los titans, a conocer más gente. Y esa parecía la manera perfecta para lograrlo. — Entonces, voy a entrar.

No esperé a ver su reacción. Giré sobre mis talones y entré decidida al local. Un rápido vistazo al interior y pronto advertí el pequeño mostrador donde parecía acumularse gente para hablar. Caminé hacia él, despertando a mi alrededor la usual reacción en la gente cuando alguien con piel naranja se pasea por el lugar y me planté en el mostrador, sin haber perdido en absoluto la sonrisa. Iba vestida con una camisa blanca, una falda de tubo negra y un blazer azul marino sobre el hombro. Antes de hablar, retiré las gafas de sol de mis ojos y las dejé como una diadema sobre mi cabello.

— Soy Kori Anders. Me gustaría participar en el Speed Dating, por favor.

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[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Doh0iv10

El día de san valentin un día dónde el amor estaba en el aire la Hindu tenía dándole vueltas la idea dé ir a buscar un poco dé salir decidió tomar él toro por los cuernos desdé que wade desapareció ya no salia hace tiempo y en está fecha era algo qué tomo por decisión propia ir a una cita a ciegas.

Sé preparo con un vaquero ajustado con adornos de un tigre en su pierna y un águila en la otra una remera sin mangas ajustadas con un Escoté muy revelador y unos zapatos dé color negro y con su peinado habitual, mientras caminaba hasta él lugar sé preparó para ése momento nunca fue en busca de una cita era la primera vez qué tenía qué hacer eso y entró habló con tranquilidad.

Me llamó Juri y vine al speeding daté...

Llegó él momento de comenzar esperaba qué sus padres le den suerte con esto qué estaría por hacer.

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[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega XHWwC2h

”Tengo un cuerpo inmortal con el poder de los dioses, Brahma, el Creador de vida tiene el poder para guiar ejércitos, su ejecutividad vive en mí y me permite guiar a los humanos, Su hermano Shieva el destructor de mundos, tiene el puño de hierro , Vishnu Dios del equilibrio perpetuo, Ambas fuerzas están en mis brazos y con ellas puedo destruir todo mal, Soy la luz que no tiene fin, la fuerza que duerme en lo más profundo del alma y sobrepasa todo lo humano.:

Invitado

Había acabado todas sus tareas del instituto, había completado todas sus maquetas, había hecho y rehecho el puzzle de Victoria Francés sobre una chica de negro enfundada en una capa de plumas en un bosque blanco, tres veces guiándose por el dibujo y dos veces sin mirarle, había empezado a hacer mil grullas, había pedido su deseo de que todos sus seres queridos fueran felices, las había echado por la ventana para verlas volar y las había recogido para que ni Tornado Rojo ni Cybord le riñeran por ensuciar el jardín de la base. Como era habitual en él, sin nada que hacer se aburría. El aburrimiento y él no hacían muy buenas migas. Así que, decidió ir a dar un paseo por algún lugar y buscar una forma de divertirse.

Tras un rato de pasear por la ciudad mientras se comía un perrito caliente y un helado, vio un local que se estaba llenando de gente. Le entró la curiosidad y le pareció divertido así que decidió unirse a aquel tropel de personas. Speed Dating leyó en uno de los letreros del lugar. Le pareció que iba a ser muy entretenido, algo similar a lo que salía en las comedias de situación y en las películas románticas sobre esos lugares. El castaño solo tenía la información que daban las producciones televisivas y de Holywood sobre las citas de cinco minutos.

Se acercó al mostrador para inscribirse. Bart tenía el aspecto de un joven de aquella época: pantalones vaqueros de color claro un poco anchos, unas deportivas especializadas para runners de un color naranja un tanto chillón, unas NIKE AIR ZOOM PEGASUS 34, y una camiseta verde pistacho un tanto ceñida.

- Hola, Soy Bart. ¿me puedo apuntar?- antes de que el recepcionista le atendiera se había llevado un caramelo de un pequeño cuenco de cristal que había sobre el mostrador. La impaciencia le podía, dio golpecitos reiterados e insistentes en el mostrador. Le entregaron su papel de inscripción en el que tenía que responder a unas preguntas. Puso cara de empanamiento total. Empezó a leer e intentar responder. Eran cosas sobre sus hábitos y aficiones. Escribió bastante en el papel, le gustaban muchas y diversas cosas. Como no quería aburrirse no dejaba ni un espacio de tiempo en blanco en su vida. Giró la cabeza y se despistó. Miró a la gente congregada en el lugar y había varias personas conocidas así que las saludo enérgicamente con su mano.

San Valentín uno de los días mas románticos del año y esta vez no tenía ni una cita pero lejos de desanimarse decidió que como tantas veces buscaría una forma de pasarla bien pero decidió cambiar su traje formal por algo más adecuado algo más suelto un pantalón corto azul con un cinturón fino que era cómodo pero vistoso unas medias largas que llegaban a cubrir casi todas sus piernas llegando a dejar poco a la vista pero luciendo sus piernas unos zapatos que eran de color marrón oscuro en sus manos tenia muñequeras de color rojo y llevaba puesta una remera de color oscuro complementado por una chaqueta manga corta de tipo militar que en su brazo derecho tenia la bandera americana su largo pelo estaba suelto y sus anteojos estaban como siempre , había dado un baño con esencias de rosas y cuando salió uso una Shalimar de Guerlain compuesto de cítricos como la mandarina, bergamota y limón, y de flores como la rosa y el iris, y la pachulí y el vetiver.

Recordó cuando lo olio por primera la actriz Rita Haywort lo tomó como una de sus fragancias luego de acomodarse y mirarse al espejo llego la hora de la verdad salió rumbo a allí miraba como todo estaba adornado por la fecha de forma muy hermosa se olía el amor en el aire hasta la gente parecía diferente y mas buena gracias a esta fecha con sus manos en los bolsillos iba hasta el lugar miro la entrada estaba concurrido eso era bueno antes de entrar se tomo un momento, respiro y tomo un pequeño aerosol con aroma a menta le dio una aspirada y finalmente entro al lugar se dirigió hasta el lugar y hablo con un tono relajado.

Buenas mi nombre Gaghiel Metallium vine al speeding daté como participo?.

Mientras miraba a todos sonrió para saludar luego con su mano había muchas personas y eso lo hacía interesante después de todo este día se haría interesante mientras esperaba que comenzara todo aquello.

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[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega 4f0dbec03712619eebcefa756f8012d9

"Cuenta mi historia, a quienes pregunten, cuéntala con verdad, las cosas malas junto con las buenas y permite que sea juzgada apegado a ellas.

San Valentín. Había tantas variantes sobre éstas fechas que casi todo el mundo había olvidado por completo o simplemente desconocían el origen de San Valentín. No era un día santo, no trataba sobre nadie llamado Valentín. Se trataba de una fiesta donde se sacrificaba una cabra, se untaban con sangre sus cuerpos para pedir fertilidad, los mozos azotaban a las mujeres por la calle con las tripas de la cabra y luego se iba al turrón. Bueno, pensándolo bien tampoco es que sea muy distinto: la cabra se cambia por un cabrón o un cornudo; se untan de cremas, perfumes y colonias para ligar; las tripas se cambian por cañas y lo del turrón sigue siendo el turrón.

Morgan se planteaba seriamente cambiar ciertos adornos decorativos de su salón del trono cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Se estaba aburriendo. De normal dejaba esos asuntos a sus pequeños siervos y cuando volvía, si no le gustaba lo que veía se ensañaba con ellos y que lo volvieran a hacer. Era mucho más divertido que quedarse en el castillo mirando fijamente una pared sin saber si poner una calavera cruzada con dos hachas o una fuente donde se posaran los murciélagos.
Decidido a sacarse de la cabeza esas tonterías salió de su morada y se dirigió a la Vigilia, a dar un paso y perderse. Muy sabio quien dijo que para encontrar algo, hay que perderse. De otra forma te pierdes tú mismo buscando algo que jamás encuentras.

Sus pasos lo llevaron hasta una aglomeración de gente en la entrada de un local. Escuchó como dos chicos se picaban mutuamente para que entraran a probar suerte, a ver si salían con una tía buena de aquel sitio. Speed dating lo llamaban. Morgan sonrió para sus adentros. ¿Por qué no? De seguro sería el centro de atención nada más entrar por la puerta.

Dicho y hecho, el rey del mal abrió las puertas mientras la gente se apartaba a su paso. Una figura alta, siempre más alta que tu bien vestida. Se quitó el abrigo y lo dispuso sobre su brazo, sujetando el paraguas con la mano. Se acercó sin ceder el paso hasta donde estaba quien regía las citas.

- Bonita noche, ¿no es así? Vengo a apuntarme. Morgan. Apúntame como... Morgan.

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Hear me sing

A pesar de que ya había pasado un tiempo desde que Dolphin se había adentrado en la vida de aquel mundo de aire, las ciudades terrestres le seguían pareciendo fascinantes. Había muchas cosas en ellas en las que Dolphin nunca habría caído si no las hubiera visto. Por ejemplo, todos los edificios tenían puertas a ras de suelo, ya que los habitantes de la superficie estaban permanentemente atados al suelo, y no podían ascender sin la ayuda de unas escaleras, un ascensor o una incómoda cuesta. Se sentía más ligera, ya que no tenía que soportar el peso del océano sobre sus hombros. Pero quizás lo más interesante fueran los sonidos… Y los olores. Ambos eran más intensos ahí, y aunque las ciudades terrestres tenían cierta tendencia a ser malolientes y ruidosas, siempre se podían encontrar cosas muy agradables de vez en cuando. Justo como ese aroma que le acababa de hacer volver la cabeza.

Dolphin estaba paseando por las calles, estirando las piernas después de una corta siesta en su habitación del Monte Justicia. Estaba planteándose volver, cuando pasó por delante de lo que parecía un bar… Pero que olía como un jardín entero. Y todo ello, sin una mísera flor a la vista. Había muchas cosas que le gustaban a la atlante de la superficie, y entre ellas se encontraban las flores. Eran tan bonitas como las anémonas y los corales, y además olían bien… ¿Cómo no le iban a gustar? Aunque le dio un poco de pena cuando supo que las mataban para decorar, eso sí…

¡Pero esa no era la cuestión! Dolphin había hecho de su curiosidad una profesión, y no le iba nada mal por una razón muy sencilla: Tenía curiosidad para dar y tomar. Así que, sin pensárselo mucho (y sin leer ningún cartel), entró en el misterioso local.

Había muchas personas dentro, algunas de ellas con un aspecto de lo más peculiar. Es decir… Dolphin no era quién para llamar raro a nadie. Pero hasta donde sabía, los terrestres no venían en colores como el oliva y o el naranja, ni tenían en la cabeza… Lo que quiera que tuviera ese en la cabeza. Aunque a saber. Aún tenía que aprender mucho de los respiradores de aire. No había ninguna fuente obvia del aroma que estaba investigando, así que decidió acercarse al mostrador en torno al cual se reunía la mayoría de la gente. Igual estaba pasando algo interesante.

Ese día, la atlante llevaba el pelo recogido en una coleta alta, unas sandalias de color negro, y un vestido que, si bien no enseñaba nada que no tuviera por qué verse resultaba bastante… Revelador. Teniendo en cuenta que la chica que lo llevaba puesto era lo más cercano a una sirena que muchos de los presentes verían en su vida, claro. No es como si fuera a ponerse para andar por la calle un escote que… Sí, como el que llevaba esa chica de los cuernos, precisamente.

Espera… ¿Cuernos?

Una inspección ligeramente más detallada aclaró que no era más que el pelo de la chica en cuestión, afortunadamente. Pero el hombre del mostrador no tenía tiempo para inspección alguna, así que carraspeó, haciendo que la peliblanca se girara y le prestara un poco de atención. -Perdona… ¿Tu nombre?

¿Para qué querría saber cómo se llamaba? No tenía ni idea. Pero tampoco quería dejarle con la palabra en la boca y seguir a lo suyo. Así que Dolphin escribió en el aire las letras de su nombre, que iluminaron por un momento el sitio en el que ella estaba.

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[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Clear+2

John estaba terminándose el cigarrillo mientras miraba sin ganas la televisión. Estaba más centrado en el momento y en la compañía que en lo que estaban diciendo por la tele. No necesitaba ver ninguna película romántica o que le regalaran bombones. No necesitaba juguetes sexuales nuevos ni preguntarse cuándo sería mejor hacerse un seguro de vida por si le pasaba algo. Tenía a la pelirroja acomodada a su lado, mordiéndose el labio y mirándolo.

- ¿Alguna vez has celebrado San Valentín?

John enarcó una ceja, apagando el cigarrillo que tenía entre manos en el cenicero.

- Alguna, pero no hubo ni chocolate ni amor de por medio, pero si muchos corazoncitos. - Sonreía mientras miraba la tele. - ¿Una de esas publicidades te ha dado una idea?
- No necesariamente. Es curiosidad, supongo que es una de esas cosas para tachar de la lista. Pero no me imagino algo así - hizo una mueca, señalando la escena que se retransmitía entonces, donde una mujer en lencería, recibiía a su hombre en una cama llena de pétalos de rosa. - Necesitaría un Valentín a mi medida. Con más alcohol y menos gilipolleces.
- ¿Qué tienen de malo los pétalos? - bromeó John cuando claramente se estaba imaginando otra cosa con referencia a aquel anuncio. - Podríamos hacer alguna gilipollez para celebrarlo. Podría probar de cocinar algo.
- ¿Otros huevos ingleses? - bromeó, metiéndose con la corta carta que podía ofrecer el inglés a la hora de cocinar. - Pero podríamos probar alguna cosa. - Dió una calada al cigarro, y se levantó del sofá. - Pero tiene que ser algo memorable, Jota. Mi primer San Valentín...
- Si crees que no puedo darte un San Valentín especial, siempre puedes probar viendo a otra gente - le dijo John sin tapujos y sin apartar la mirada de un anuncio en concreto que ponían en la tele.

En aquel momento, ambos se miraron, y estalló una tormenta.

...

Sonó el tintineo de la puerta cuando ambos entraron en el local. El inglés y la pelirroja se quedaron quietos, mirando el panorama y evaluando la situación, las posibles citas... Había de todo por decirlo de alguna forma, y aún así a John no el pareció nada del otro mundo. Había estado en el Infierno maldita sea: eso te cura de todo espanto, y el mago te lo puede asegurar. Echó una ojeada tanto a los hombres como a las mujeres, y no se paró ni una sola vez a mirar a su compañera.
Sin decir nada, ambos se acercaron hasta la persona que llevaba las citas. Esperó para ser el segundo, y cuando le tocó, se encendió un cigarrillo a pesar de que estaba prohibido fumar ahí dentro. Guiñó un ojo y le sonrió al dependiente.

- Apúntame. John Constantine. Con C, no con K.

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"La magia es engañar al universo y hacerle creer una mentira increíblemente escandalosa"

[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega 11gruj9

[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega 11gruj9

Estaba totalmente apalancada en el sofá, con un cigarro en los labios y buena compañía, viendo la tele mientras un sinfín de publicidad pastelosa y comerciales de hoteles y diversos juguetes sexuales. Miré a John de soslayo, mordiéndome el labio inferior por dentro. Soy perfectamente consciente de que mi fama no destaca en el campo romántico pero… qué cojones. John se traía consigo un pequeño repertorio de primeras veces conmigo. Una más, por discreta y sutilmente sugerida, no significaba nada.

— ¿Alguna vez has celebrado San Valentín?

John enarcó una ceja, apagando el cigarrillo que tenía entre manos en el cenicero. Mis ojos siguieron el trayecto de sus manos, y subieron por la manga de su camisa hasta sus labios, esperando una respuesta.

- Alguna, pero no hubo ni chocolate ni amor de por medio, pero si muchos corazoncitos. - Sonreía mientras miraba la tele, cosa que agradecí. Soy buena actuando y ocultandome tras fachadas. Diría que de las mejores. Pero esa confirmación me habia pillado por sorpresa. Como me había sorprendido el breve pinchazo de celos que sentí en el pecho. Breve, muy breve, aunque para entonces no sabía del todo qué era. - ¿Una de esas publicidades te ha dado una idea?

— No necesariamente. Es curiosidad, supongo que es una de esas cosas para tachar de la lista. Pero no me imagino algo así — hice una mueca, señalando la escena que se retransmitía entonces, donde una mujer en lencería, recibió a su hombre en una cama llena de pétalos de rosa. — Necesitaría un valentín a mi medida. Con más alcohol y menos gilipolleces.

- ¿Qué tienen de malo los pétalos? - bromeó John. Fruncí el ceño, hasta que me di cuenta de que probablemente él tenía otra cosa en mente. - Podríamos hacer alguna gilipollez para celebrarlo. Podría probar de cocinar algo.

— ¿Otros huevos ingleses? —bromeé, agradeciendo poder pensar en algo a parte de los pétalos. Porque no me gustaba la idea. O mejor dicho, pensaba que no me gustaba la idea, pero a duras penas me conocía a mi misma para juzgar si algo que jamás había probado ni sentido podría o no gustarme. Sentía curiosidad por saber si cómo sería encontrar la sorpresa. Pero me daba la impresión que pétalos o flores no pegaban con nosotros. — Pero podríamos probar alguna cosa. — Di una calada al cigarro, y me levanté del sofá. — Pero tiene que ser algo memorable, Jota. Mi primer San Valentín…

- Si crees que no puedo darte un San Valentín especial, siempre puedes probar viendo a otra gente - dijo él. Sentí su voz, desprovista de indirectas e insinuaciones, y busqué su mirada, sin entender qué pasaba por su mente. Hasta que seguí la dirección de su mirada, al anuncio de Speed Dating...

Poco después, cruzábamos el umbral de un lugar bastante plagado de gente que debían estar desesperados para una cita. Y yo no iba a tardar en unirme. Contrario a lo que esperaba, sentía un cosquilleo en la boca del estómago. Era una sensación completamente nueva y en realidad me moría de ganas de saber cómo acabaría la noche. John me dejó pasar primero, y no me molesté en mirar en su dirección. Y sabía que si le miraba, no sería capaz de seguir fingiendo calma, como si nada sucediera.

— Garnet Brooks. — susurré sin más en el mostrador, antes de alejarme del mismo con las manos en los bolsillos de la chaqueta de cuero, bajo la cual llevaba un sencillo vestido rojo, con un no tan sencillo escote, y unos botines de tacón negros. No pude evitar desviar la mirada hacia John un breve instante, pero que fue suficiente para verle guiñar un ojo y prender un cigarro ahí mismo…

...cretino.

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Todavía recuerdo la voz de Stacy en mi cabeza "¡Es imposible que todavía no hayas besado a ningún chico!" "¿No vas a querer casarte nunca?" "¡Estás en la universidad! Deberías probar cosas nuevas!" Yo estaba harta. Lo único que quería era seguir con mi vida al margen de los comentarios en la universidad, de las movidas salseantes de mis compañeros y demás parejas cutres que me encontraba online en las llamadas del wow. ¿Tan complicado era entender que estaba perfectamente bien sola?

Por lo visto sí, porque Stacy apareció por la puerta de clase el día de San Valentín con un chillido estridente y abrazándome como si hubiese conseguido el mayor logro de mi vida. -¡SORPRESA! TE HE APUNTADO AQUÍ - Y me dio un formulario, medio arrugado de traerlo con nervios, donde comprobé mis datos y en un vistazo rápido, el título -Speed....¿¡QUÉ!? -¡Te va a encantar! Conoces a alguien, charlas un poco, dejas que te inviten a una copa y si no te gusta - se encogió de hombros- lo dejas ir y ya. ¡Sin compromiso! Es JUSTO lo que necesitas. -...No voy a- Además ya te he apuntado y he pagado la tarifa, no puedes decir que no..- Dijo con un tono cantarín que me sacaba de quicio.

Suspiré y me froté los ojos, dispuesta a seguir con el día de mierda que pasó sorpresivamente rápido.

Me quedé pensando en mi padre, en los trabajos que tenía que hacer, en la raid de esa noche para la que había quedado con Dagweena y Orco...
Y justo cuando estaba dispuesta a no ir y devolverle el dinero a Stacy, entró por la puerta. -¡¡TIA, TIENES QUE PREPARARTE!! ¿A ver, qué te vas a poner? -Volví a suspirar- Mi padre te ha abierto la puerta... - Gruñí mientras ella abría mi armario y se dedicaba a despotricar sobre la ropa rota que tenía en las perchas. -¡AH! Esto es perfecto, ¡ME ENCANTA! Deberías ponértelo- Alcé la vista y tenía en su mano la percha que sujetaba el vestido que mi padre me compró para sus actos de ceremonia. Incorporé medio cuerpo de la cama, apoyándome en los codos. -No voy a ponerme eso- dije dejando escapar toda la pereza que tenía en esa frase- BAH - Y siguió buscando, moviendo las perchas a un lado y al otro del armario.

-¿Es que no tienes una prenda de ropa que no esté rota o no sea para querer pegarse un tiro?- Por un momento pensé que el armario la iba a succionar. Hubo un momento donde mi compañera se convirtió en un par de patitas asomando entre la oscuridad de mi ropa. Bufé una sonrisa y de golpe sacó el otro vestido que aguardaba mi armario. ¿Cómo demonios lo había encontrado? -¡Esto! Conserva tu marca, es más femenino de lo que sueles llevar y... ¿Tienes unos tacones con lo que combinarlo? -

Me levanté y agarré el vestido, poniéndomelo por encima del cuerpo. -No me lo pongo nunca, me lo regaló MJ para los conciertos y porque pensó que me- Blablablabla, es de tu talla, póntelo. ¿Los tacones? - Stacy, no-.

Tras una ardua discusión sobre por qué tenía que llevar bolso y tacones, cómo llevar el pelo y el maquillaje, el look acabó en mis converse negras, el vestido, un par de mis pulseras negras de cuero, el choker de pinchos de los conciertos, mi mochila y la diadema negra. Ella se puso insistente para que me maquillase y me pinté como siempre hacía para los conciertos, sombra negra a dolor en los ojos y los labios negros. - ... Bueno, quizá a alguien le guste lo macabro- Cállate....-

Y ahí estaba yo, sola por fin en ese local a reventar de gente. Me preguntaron por el nombre - Stacy, de apellido... Gwen- Todavía recuerdo cómo Stacy se me acercó el primer día de clase diciendo que teníamos que ser mejores amigas sólo por la coincidencia de nuestros nombres. En ese instante, la quería matar. -Toma, comprueba que tus datos están bien y espera en esa sala- Comprobé todo con cuidado, sonriendo para mi al ver que Stacy había mentido para que yo fuese mayor de edad esa noche.. y entonces me paralicé en la preferencia. Heterosexual, homosexual, bisexual o asexual...
Di un par de toques con la tapa del boli en el folio. Stacy había marcado heterosexual y yo... la verdad es que no lo tenía nada claro.

Agité la cabeza y finalmente lo corregí, marcando con una X la casilla de bisexual. Si no lo tenía claro, tal vez fuese la noche para averiguarlo. Además... Seguro que no van muchas mujeres bisexuales o lesbianas a esos sitios, ¿no? Ellas... tenían sus propios ambientes y... eso...

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Conmigo:

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Era todo un evento. Por alguna extraña razón, o quizá por una campaña publicitaria brillante en la que el eslogan se había atrevido a decir lo que otros speed dating no pese a que era evidente, el caso es que aquélla sencilla reunión se había transformado en una cola que en absoluto tenía nada que envidiar a la de un concierto de cualquier grupo conocido.

"¿Y si conoces aquí a tu superman?"

Una leve risa se escapó de entre sus labios. Poco sabía del hombre de la capa roja, pero una cosa era cierta; En un lugar como ese, podía haber superhéroes. Al fin y al cabo, si los humanos corrientes se sienten solos, ¿por qué no iban a sentirse igual quienes ocultan la mitad de su vida a los demás?

Obviamente también podían acudir villanos, el reverso oscuro de la moneda. Incomprendidos, juzgados, marginados... No era su caso. Sebastian era querido por sus seguidores, y por gente que tarde o temprano le seguiría. Tenía fans de toda clase: Jóvenes entusiastas de sus ideas de unión y hermandad, personas maduras que veían en él a un Moisés salvador de los perseguidos por el poder Zandiano, ancianos que le admiraban por profesar y dirigir poderosas creencias siendo tan joven, e incluso adolescentes que simplemente le añadían a su catálogo de fantasías húmedas.

Y es que si había una virtud de la que se sentía orgulloso y que no debía a ninguna fuente de poder, era su atractivo. Aunque dejase de ejercitarse y cuidar su imagen, lo cierto es que la genética había sido generosa con él, y era algo a lo que había sabido sacar provecho desde siempre. Una conquista amorosa adecuada podía abrirte la puerta a muchas posibilidades, no en vano, muchas de las mayores fortunas del mundo habían acabado en sus arcas con un simple susurro al oído.

Pero no sólo de amantes generosas vivían sus planes. Si era cierto que este evento había causado tanto revuelo, tal vez pudiera encontrar poderosos aliados en él, y si no, simplemente conseguiría más acólitos para su causa. La sangre nueva es siempre bienvenida a la laguna sagrada.

Sabía que los mojigatos de otras creencias le juzgarían por esto, pero también sabía que ante el resto del mundo, sería un religioso moderno que se sentía solo y participaba de las actividades de la comunidad. Sonrió satisfecho haciéndose una coleta mientras se abría paso hasta el mostrador, seguido por la mirada de algunos presentes que le reconocieron, pese a no llevar su habitual túnica blanca, si no una camisa negra y vaqueros, algo que también le sucedió al muchacho que anotaba la lista.

-¡E-espere, usted es...!

- Alguien que está ante un joven muy perspicaz, ¿No es necesario que te de mi nombre, verdad?- Tomó el formulario a rellenar del tablero e hizo una mueca sutil ante las casillas de las distintas inclinaciones sexuales. Cuando vives tanto tiempo y tienes que complacer a tanta gente, acaban dándote igual muchas cosas... Cogió el bolígrafo y marcó la opción "Bisexual", y entregó el papel al chico- Antes de que creas que vas a ganar una fortuna con esto, sólo te diré que no es buena idea comerciar con mis asuntos...

El muchacho sintió cómo una oleada de terror indescriptible le recorría el cuerpo, como si hubiese salido del propio papel que Blood sujetaba, y entonces miró un instante los ojos del religioso. Su expresión era calmada, su voz una caricia, pero aquélla mirada ¿estaba realmente refulgiendo o sólo se lo pareció?

No le importaba. Destruyó ese papel entre temblores en cuanto Sebastian se perdió entre la muchedumbre.

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[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Firma_10

Llevaba horas buscando el maldito local. Se había perdido varias veces de camino, pero finalmente había estado siguiendo a la masa, y se acercó al gran grupo de gente que se había agolpado allí. Esperaba que ninguno fuese familiar de nadie herido en Stark Industries durante el incidente causado por Wheatley.

Wheat...

Cerró los ojos apenado. Llevaba meses buscando a su creación, y pese a contar con la ayuda de esa extraña torreta que poseía un software similar al suyo, Doug no había obtenido resultados, y se sentía terriblemente solo... Además, el dinero empezaba a escasear y su medicación se hacía necesaria. Por eso quería acudir a la presentación masiva de candidatos a un puesto en la fábrica de dispositivos móviles e informáticos que pensaban abrir en la ciudad próximamente. Puede que sus cualificaciones estuvieran destinadas a algo más, pero en su circunstancia estaría dispuesto a trabajar para Pizza Billy si le llamaban.

Se aproximó al mostrador y un muchacho algo nervioso tras de éste le dedicó una mirada analítica. Pese a su pelo siempre alborotado, esa mañana acudió a arreglarse la barba, y vestía con una chaqueta sobre la camisa que le daba un aire distinguido, como de profesor universitario. El joven determinó que no se trataba de un mendigo confuso y le acercó un formulario que Doug comenzó a rellenar casi sin leerlo.

- ¿Su nombre, señor?

- Ah, Douglas Rattmann, disculpe por no presentarme.

Doug quedó perplejo ante la pregunta de la sexualidad, ¿Era realmente necesario? Observó al joven, que atendía a otra persona en aquél momento, y luego volvió al papel. Suspiró profundamente. Era algo en lo que nunca había pensado. Cuando tuvo edad para darle vueltas al asunto, sus problemas mentales le preocupaban mucho más que los chicos o chicas, y con el paso del tiempo, su dedicación a la ciencia y la gravedad de su esquizofrenia le hicieron contemplar la convivencia en pareja como algo inviable y una pérdida de tiempo.

Marcó la casilla "Asexual" que era lo más parecido a no responder, y le entregó la hoja al chico. Aún cavilando sobre ello, el ingenuo científico se adentró en busca de trabajo allí donde todos andaban buscando el amor.

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[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega border=

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Bueno, bueno… que sujetos más interesantes en esta primera ronda de Speed Datings. Veamos que puede salir de estas improvisadas parejas...

La primera distribución es la siguiente:

Gwen - Bart
Hailey - Martha
Kori - Doug
Zoey - Savage
Dolphin - Constantine
Juri - Morgan
Gaghiel - Blood

Los jugadores pueden empezar sus conversaciones y contestar a sus parejas cuando les apetezca, sin turnos y sin orden de respuesta.
Recordad que todavía pueden seguir entrando personajes al tema, y si dos personajes están incómodos con sus parejas pueden cambiar de mesa dándole al timbre.

¡A pasarlo bien y buena suerte!

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[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Firma_11

Invitado

-Oh sí- giró y canturreo - VA A SER TAN GENIAL Y DIVERTIDO- Aplaudió con gran entusiasmo y alegría.

-Janet deja de montar escándalo por la calle- la gente les estaba mirando y a la valquiria le ponía un tanto nerviosa. Su amiga estaba más entusiasmada de costumbre y casi la daba miedo preguntarle a que se debía esa efusividad.

-Es que estoy muy emocionada-

-Me alegro.- comentó la rubia sin mucha emoción. No sabía donde la estaba dirigiendo su amiga. La castaña simplemente la había dicho que iban a salir y enseguida se había puesto a arreglarla. La había elegido un elegante conjunto de dos piezas formado por un top crop y una falda larga con vuelo, la había arreglado en pelo, la había maquillado y la había pintado las uñas. A Janet la gustaba mucho el porte que tenía la guerrera, se veía ciertamente bien con casi toda clase de ropa y como tenía unos rasgos muy agraciados era fácil de maquillar.

- Estás tan guapa.- Revoloteo en torno a la valquiria- creo que he hecho un gran trabajo.

- Me siento como una prostituta.-

-¿Verdad? He hecho un trabajo genial, es que soy tan buena.- A la heredera Van Dyne le gustaba mucho la estética y la moda. -Ya sabes, Bruni que yo te quiero como si fueras mi hermana - la abrazó-En otra vida tú puedes ser mi hermana pequeña, Jessy Van Dyne. Janet y Jessica creo que queda genial; J&J podría ser nuestro logo. Nos divertiremos: mucho hablaremos todas las noches y nos escaparemos de casa para hacer travesuras. Tú me dirías ah es que eres tan femenina y yo te llamaré marimacho todo el rato. Pero en realidad estaríamos muy unidad y cuando las cosas se pusieran mal seríamos el consuelo de la otra. Ese amor que se tiene entre hermanas.-

- Jan, Jan …- pero la heroína denominada como la Avispa no la hizo el menor caso y siguió parloteando.

- JANET- Alzó la voz para que su amiga le prestara un mínimo de atención- las reencarnaciones no creo que funcionen así y lo que hacemos los asgardianos no es exactamente una reencarnación. -

-Estas muy negativa y me estas recordando a Hank- dijo con cierto tono de tristeza-¿ Thor no agita tu martillo y te da la vida que deseas después de todo este tiempo luchando por Asgard?

-No - se llevó una mano a la frente. Un día de estos iba a tener que explicarle detenidamente cómo funcionaban realmente aquellos tejemanejes de su mundo de origen.

-Deberíamos hablar con él cuando sea rey para que cambie eso. Me parece un poco mal otra vida de servicio después de haberle dado ya una. Y cómo somos sus amigas dudo que nos diga que no. Ay que bien que ya hemos llegado -

La rubia arrugó un poco el morro. No sabía que era ese lugar ni por qué se reunía tanta gente allí.

-Jan¿Esto que es?

- Es un lugar donde gente soltera conoce a otra gente soltera. - dijo mientras caminaban hasta el mostrador.- Si no ves a ningún soltero o soltera interesante le das a next. Creo que nos podemos reir mucho. Yo te espero en la barra y te hago gestos desde ahí. No te preocupes que lo voy a observar todo, vas a estar segura siempre. Si algo va mal creo que nuestra palabra segura sería pintalabios ó cereza. No cambiemosla totalmente y que sea estilo.-

- Espera … ¿me has apuntado a una cosa de citas y a tí no?-

-Yo estoy en un largo proceso de divorcio y no puedo ser vista en compañía masculina … no quiero que mi ex le quede mi legado. -

-Creo que tú le fuiste infiel-
-Eso no es cierto y si lo fuera él no puede probarlo. Así que no puedo dejar ninguna prueba o indicio.-

-Me voy a un bar.- Ese tipo de cosas no la gustaban. Eran como una modernización de esas fiestas vikingas en las que se concertaban matrimonios, ella pasaba de todas esas historias.

- Si aquí hay bebidas … y hay hidromiel- la castaña se arrojó a los pies de la valquiria -Hazlo por mi, hazlo por mí, hazlo por mi, vamos Bruni, Hazlo por mí, vamos, Val … por favor - La cara pensativa de la rubia, eso era un YES. Lo sabía. Los asgardianos rubios siempre eran tocados por sus súplicas dulces. Hizo un gesto de victoria cuando la asgardiana no la veía. - He marcado todas las opciones de sexualidad en tu solicitud porque sé que los asgardianos le dais a todo.

Brunilda se encontraba en aquel lugar con su semblante serio. Nunca había podido decirle que no a Janet Van Dyne con esa personalidad optimista y enérgica que destilaba por cada uno de sus poros la atractiva y millonaria ex-vengadora. Su amiga se encontraba en la barra con sus pulgares arriba y una sonrisa de oreja a oreja. A veces se preguntaba cómo podía llevarse con alguien así.

[FDI: No, Lobo no va a meterse aquí: es hombre casado, pero como llevo 3 cuentas, en lugar de contestar tres veces voy a hacerlo con ésta. ¿Por qué? ¡Porque puedo! ¡JA!]

ZOEY

Demasiada gente. Había demasiada gente. Antes se podía tolerar pero ahora... no dejaban de entrar y entrar y entrar y... Y la mutante estaba a punto de tener un mini-infarto y salir de allí pitando. ¡Pero no! No podía o mejor dicho, no debía salir huyendo. Estaba allí porque quería estar allí. ¿Cuál era su propósito? Ah mierda, la presión la estaba matando y no podía pensar con claridad, ni recordar. ¿Por qué estaba allí? El esfuerzo terminó en un pequeño respingo cuando la nombraron por su nombre. Querían darle una chapita escrita con su nombre para que no tuviera que ir presentándose a diestro y siniestro una y otra vez. Así lo hicieron con todos porque así funcionaban las normas de aquel local.
Estaban a punto de sentarlos con sus primeras parejas y Zoey tenía ganas de darle mordiscos al suelo para ver si así hacía un agujero y se metía en él cual larva.

Tarde. Vinieron a por ella. Le pidieron que se sentara en ESA mesa. Bueno, de algo hay que morir. Un ataque al corazón tampoco la gran cosa si se compara con, por ejemplo, que te quemen vivo en una hoguera.

La mutante se acercó a la mesa donde iba a sentarse junto a un chico joven, moreno. No lo había visto nunca pero le pareció guapete. Algo es algo, chica. Se bebió de un sorbo el vaso de agua que tenía delante y lo volvió a poner en su sitio. ¿Nervios? ¡JA! Nervios...
Antes de ponerse a hablar trató de calmarse. Se imaginó que estaban solos ellos dos. No había nadie más alrededor. Solos ellos dos.... ellos dos.... ellos dos..............

- Ola...Emm... Eta eh la pimea ves quiago esto así que... emmm... - ¡MIERDA, NO SABÍA LEER EL NOMBRE DEL CHICO! ¡MIERDA MIERDA MIERDA! - ¿A quié ti dedicas? ¿Qui fases con tu vida?

MORGAN

Se puso la chapa con su nombre en la parte izquierda de su chaleco, y entregó tanto su paraguas como su abrigo al chico que les había atendido. Éste por su parte trató de acercarse lo menor posible al rey del mal, como si fuera capaz de quemarle la piel al menor contacto.

- Ten cuidado con mis cosas...

Sonó una campanita y el gerente les informó que de inmediato iban a asignarles una mesa a cada uno. Las normas eran claras, así como los brillantes reflejos del timbre precursor del final de la charla. En esas citas uno tenía que mostrarse tal y como era, o bien mostrar lo que la otra persona quería ver para sentirse bien con lo que había pescado. Morgan no iba a mentir: estaba ahí por un propósito, y si ninguna de las aspirantes daba el perfil, se resignaría a seguir buscando otro día. No era el fin del mundo. Oh, espera...

El soberano se acercó con su porte hacia la silla designada, y se topó delante a una mujer que desprendía cierta esencia... distinta. Morgan la escrutó con sus ojos pero no pudo recordarla. Si no la recordaba o no le sonaba su cara, mal íbamos. Pero podía darle un tiento. Quizás todavía no había hecho ningún contacto con su idea, o tal vez era de las que se ocultaban a pequeña escala.

- Bienvenida- le dijo el soberano, entrecruzando sus dedos enguantados sobre la mesa - Tampoco eres, como se diría, de por aquí, ¿no es así? ¿Qué te trae por el reino de la Vigilia? ¿Soledad? ¿Placer? ¿Desespero?

CONSTANTINE

No tardaron en pedirle que apagara el cigarrillo, que allí dentro no se podía fumar. A punto estuvo de "convencerlos" de que podían dejarle fumar sólo a él, pero seguramente serían demasiados y sólo conseguiría que las citas se atrasaran. Tenía prisa, por decirlo de algún modo, así que apagó el cigarrillo a desgana mientras el recepcionista se tomaba la molestia de recordarle que el tabaco podía matar.

- Y aún así aquí sigo, ¿no? Uno a cero para el viejo John.

Le dieron una chapa con su nombre, John, y le preguntaron si se podían quedar con su gabardina. Lo pensó detenidamente, y al final se la prestó al recepcionista, el cual le entregó un número correspondiente a su percha. Ahora si que tenía prisa: esperaba que no pasara nada por dejar su gabardina con el resto de prendas de vestir allí almacenadas. Si de repente una de ellas le daba por estrangular a su dueño por no lavarla como es debido él no querría saber nada. Haber sido mejor dueño.

Las normas fueron explicadas y las mesas, servidas. Pudo ver la melena rojiza algunas cabezas delante de él. No le miró, ni él la buscó. Las cosas estaban como estaban. No había nada más que decir. Las cartas sobre la mesa.

John se sentó en su silla y lo que vio fue a una mujer con un cuerpo que quitaba el hipo, y un rostro que te dejaba sin aliento. En definitiva, de las que te matan por asfixia. En su chapa ponía Dolphin. Un nombre peculiar donde los haya. John estudió el rostro de la mujer, su pose... Daba la sensación que era un pececito fuera del mar.

- Una advertencia antes de empezar: fumo como un carretero, y eso es algo que no va a cambiar. Y otra cosa: destrozo la vida de las personas. Eso no es un hábito sino una maldición. ¿Y tú qué? ¿Eres algo más que una cara bonita?

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AVISO:

¿Sabes por qué tengo unos ojos tan grandes? Para verte mejor. Así que cuidado con lo que haces.

Esperé como era lógico y de esperar para alguien con mis características. Con las manos en los bolsillos de la chaqueta de cuero negra, y cambiando el peso de la punta de mis pies a mis talones, mirando a la gente de mi alrededor con una mezcla de curiosidad y desinterés fingido. ¿Imposible? No lo creo. Les miraba, de arriba a bajo, intentaba ver cómo eran, pero luego miraba a otro lado. Como si fueran incapaces de mantener mi atención. No porque lo fueran realmente si no porqué... Seamos francos, yo nunca había necesitado un lugar así para pillar. Me valía con bajar al bar de la esquina, pedir una copa y esperar. Pero ya estaba allí, me había apuntado y estaba también John.

Un chico se acercó a ofrecerme una chapa a cambio de mi chaqueta, que iba a ser guardada con el resto. Me la quité, dejando los brazos al descubierto y no se me pasó por alto como su mirada juzgaba el corte del vestido, pero sobretodo, las cicatrices. Desde las pequeñas finas plateadas que cubrian mis hombros y bajaban hasta mis brazos, hasta la pequeña del mentón, la siempre mencionada cicatriz del ojo izquierdo, y la cicatriz de mi abdomen, tímidamente revelada a través del escote. Carraspeé y me planteé salirme de aquella una broma, como siempre. Pero luego volví a pensar en John. Y la sonrisa se transformó en un ceño fruncido, y una mirada de aquellas que parecen querer convertir en ceniza a su objetivo. Tendí un brazo y cogí la solapa del chico y le acerqué a mi, para poder susurrarle al oído. Qué dije, quedó para siempre entre él y yo, pero bastó para que el muchacho no volviera a mirar en mi dirección para lo que quedaba de noche.

Una vez me indicaron a dónde ir y me dieron una chapa con mi nombre, fui a sentarme a la mesa que me habían indicado. Me quedé sentada, en silencio, hasta llegó mi primera cita de la noche.

Lo que llegó a mi, fue básicamente una mujer de dos metros de altura, con cara de no haber dormido en una semana y haber intentado disimularlo con sombra de ojos, y lo peor de todo... su mirada. Yo, que había tratado varias veces con gente que estaba al otro lado, sintió un escalofrío al ver unos ojos tan desprovistos de vida, que si no fuera porque la veía respirar, ya estaría buscando un policía por la calle. Para colmo, llevaba la cara tapada con un pañuelo negro. Tuve que forzarme a pegar el culo a la silla y hacer un esfuerzo para dejarlo ahí parado.

¿Y qué tenía yo? Mucha piel al aire, piel bronceada y un maquillaje digno de una estrella de cine.

Y mis cicatrices.

Muchas cicatrices.

— No sé quién te lo ha dicho, pero ya no vendo droga. El negocio ahora lo lleva el tío rubio de la gabardina.

Señalé hacia atrás con el pulgar, hacia donde sabía que se había sentado John.

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A medida que la sala se llenaba de personas, mi nerviosismo comenzó a aumentar, al menos el número de bichos raros por metro cuadrado se había disparado desde la última vez que había echado una ojeada a los participantes del evento.

- ¿ Eso es una jodida calabaza con patas?- preguntó asombrado el simbionte mientras nos fijábamos en la elegante figura de ese tal "Morgan" (o eso ponía la chapa). Aparte de ese extraño ente, podía ver figuras bastante atractivas e incluso pude localizar brevemente al que parecía ser el famoso Brother Blood del que había oído hablar en la universidad. Me daba bastante mala espina lo rápido que había logrado obtener seguidores en su universidad, pero nunca me había interesado lo suficiente como para preguntar en que consistía su filosofía; tendría que tener un ojo encima de él por si las moscas.

Sorprendido reconocí el característico cabello pelirrojo de mi compañera en los Thunderbolts Gaghiel, había tenido poco trato con ella, pero dejando de lado sus excentricidades me parecía una persona agradable, supongo que eso de limpiar los trapos sucios de la sociedad daba poco tiempo para la vida sentimental. Esperaba que tuviese suerte en su búsqueda, nuestro oficio era demasiado estresante como para no tener con quien relajarse.

Mi vista se desvió hasta la figura de una rubia que se me hacía demasiado familiar, sin el traje blanco y los moratones parecía muy distinta, pero reconocería a Gwen Stancy en cualquier sitio. El pánico comenzó a aparecer mientras un gran rubor aparecía en mi rostro, la primera persona con la que me sincero sobre mis poderes y la cagué tanto que la heroína había dejado claro que no quería saber nada de mí ni de mis problemas. Tenía que arreglar eso cuanto antes, quizás me había lanzado demasiado sin casi conocerla, ya fuese por una conexión arácnida o lo que sea, pensaba que eso sería lo mejor. Internamente deseé cruzarme con ella para al menos pedirle disculpas, algo que aprendí forzosamente es que a cuanto menos gente con mallas cabrease mejor.

Finalmente un empleado me llamó para acompañarme a una mesa cerca de las esquinas de la habitación, aún no sabía quien era mi pareja, por lo que me senté a esperar mientras que por el rabillo del ojo la imponente figura de Brunilda hizo acto de presencia por la entrada.

-Más que una sesión de citas rápidas para desesperados esto parece una reunión de intentos fallidos de héroes- bromeó el alien. Justo cuando le iba a replicar, noté como mi pareja se sentaba enfrente de mí en la mesa. Dicha persona resultó ser la única que había llegado antes que yo al edificio.

Ya cara a cara, la situación fue como había pensado, totalmente incómoda. Se notaba que ninguno de los dos teníamos experiencia previa, ya que desde fuera nos podrían haber descrito como dos manojos de nervios sentados juntos. No pude evitar apreciar con mayor detalle los rasgos de mi acompañante, dejando de lado la piel oliva lo que más me llamo la atención fueron sus ojos, parecía ciega. Pero tal como la vi sentarse sin problemas y coger el vaso, parecía no tener ningún problema con la vista... muy curioso.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la titubeante voz de la mujer, la cual poseía un extraño acento, supongo que era extranjera y por eso casi no podía hablar en mi idioma. Le debió costar mucho jugársela a venir aquí, sin duda tenía agallas, más que yo al menos.

-Em, bueno, soy estudiante de Bioquímica en Gotham, aunque recientemente me mudé a Michigan por asuntos familiares. Fue un poco coñazo todo lo de la mudanza, pero el cambiar de aires siempre está bien y mi nuevo entorno es bastante hospitalario- dije intentando mostrarme lo más natural posible, algo que dudaba bastante que haya funcionado.

Me fijé en la chapa de identificación de la tal Zoey, un nombre bonito si se me preguntaba.

-Ey Don Juan, será mejor que apartes la vista ya de la "chapa" si no quieres que tu primera cita te tache de pervertido en menos de un minuto- se burló Savage. Sonrojado hasta las orejas, me di cuenta de que dicha identificación estaba posicionada un poco por encima del pecho de Zoey, por lo que mi miradita anterior la podría haber malinterpretado.

Rápidamente balbuceé cualquier tontería intentando fingir que no había pasado nada, rezaba porque no se hubiese dado cuenta.

-¿ Y tú Zoey qué haces? ¿Estudias, trabajas...? No pude evitar notar que eres de fuera, supongo que el cambio es bastante radical. ¿ Te está gustando el país?- pregunté para después dar un profundo sorbo al vaso de agua a ver si ese repentino calor se me pasaba un poco.

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Spoiler:

Llego el momento de la verdad empezaría con eso estaba algo curiosa por que se podía ver una enorme asistencia había de todos los tipos y aspectos y le toco su turno para su sorpresa el que le dio inicio a esto fue el podía sentir curiosidad por su aura nunca juzgaba a nadie pero era alguien de mundo porque con sus palabras dejo claro que podía notar más que muchos allí eso le resulto un poco agradable y era un pie bueno para empezar con eso hizo una leve sonrisa para poder iniciar con su charla.

Así es no soy de este mundo pero creo que tu tan poco lo eres y siendo sincera me trajo todas esas razones y algunas otras la verdad eres muy perceptivo y a ti que trae por aquí pues me resulta curioso mucho acerca de ti con solo verte...

Su presencia tenía un aire entre encanto y enigma le recordaba a su Tío yama que podía ser así pues siendo señor del inframundo tenía un aura indefinida que no era sencilla de interpretar de ningún modo pero esto le hacía más interesante le daba curiosidad y intriga como su madre solía decir “Un hombre enigmático atrae a buscar conocer sus secretos” aunque lo de hombre podía descartarse ella podía ver que esto lo ponía interesante.

Me llamo Juri y tu como te llamas me gusta saber con quién tengo el honor y el gusto de comenzar esta conversación en este lugar hoy.

Fue directa para poder saber su nombre y ver como seguía esto.

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”Tengo un cuerpo inmortal con el poder de los dioses, Brahma, el Creador de vida tiene el poder para guiar ejércitos, su ejecutividad vive en mí y me permite guiar a los humanos, Su hermano Shieva el destructor de mundos, tiene el puño de hierro , Vishnu Dios del equilibrio perpetuo, Ambas fuerzas están en mis brazos y con ellas puedo destruir todo mal, Soy la luz que no tiene fin, la fuerza que duerme en lo más profundo del alma y sobrepasa todo lo humano.:

Mientras la gente se agolpaba en los alrededores la “Marquesa de Insnomouth” podía ver como había una abundante variedad de personas de todos los tipos y edades lo que hacía esto más interesante podía ver a cada momento agolparse más gente el momento podía llegar para iniciar esto le ponía ansiosa y expectante quien sería un hombre una mujer no le importaba solo quería divertirse un poco y posiblemente sacar una cita u cuando menos un buen rato eso daba igual después de todo como decía muchas veces solo importaba un buen rato hombre o mujer da igual finalmente llego el momento quería ver con inicia el menú de estas citas para su sorpresa era alguien con su imagen decía “Aquí vengo abran paso” nada mal actitud y sobretodo un aire de carisma parece que la apuesta comenzó con mucho peso hoy eso le agradaba.

La verdad podía recordar muchas personas así no era habitual podía ver un aura como la que tenían grandes en la historia como lo fueron el Primer ministro Winston Churchill o más parecido Gregory Rasputín ese hombre tenía muchos misterios denotaba peligro pero sobretodo algo que como una serpiente te atrae hasta que no te das cuenta y te devora sin siquiera lo notes como un cuervo disfrazado de paloma un demonio vestido de ángel o un tirano hermoso simplemente estaba bien entonada con este inicio.

Es mi día de suerte por lo que veo parece que esto va ser interesante no le parece Señor?

Pregunto dejándole el pie para su respuesta para poder iniciar con su conversación vaya que tena ganas de ver a profundidad a aquel hombre con todo lo que despedía de si con su andar y presencia.

[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Grell_sutcliff_gif_by_kyoyaanime-d4kkq76

[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Grell_sutcliff_gif_by_kyoyaanime-d4kkq76

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"Cuenta mi historia, a quienes pregunten, cuéntala con verdad, las cosas malas junto con las buenas y permite que sea juzgada apegado a ellas.

Se volvió a preguntar porque había permitido que su tío le hubiese convencido de ir a este sitio, había mucha gente y eso ya le ponía nerviosa, pero es que ademas tendría que hablar con alguien aleatorio y tendría que aparentar no tener miedo a las relaciones sociales, todo perfecto para ella vamos. No quería fijarse mucho en los demás, de hecho estaba mirando al suelo la mayor parte del tiempo intentando no llamar la atención, algo muy fácil para una mujer de su altura y de su aspecto físico, obviamente.

Por fin empezaron a decir a la gente a donde ir, le dieron una chapita con su nombre para que se pudiera identificar “Que bien” pensó “No hay nada que me haga sentir mas como ganado que una chapa con mi nombre” pero se resigno y se la puso, no quería ser la rebelde que no llevase la chapa, ademas seguro que no le dejarían no ponérsela, esas son demasiadas negaciones en un día.

Cuando se la puso le indicaron a donde ir, a una mesa en la que su cita ya estaba esperando, al menos esto podría acabar rápido si la cagaba, seria fácil. Al ver la persona que estaba sentada lo primero que noto fue que era una mujer, pelirroja, bueno por ahora normal, tenia un vestido rojo que ya era mas elegante que lo que Martha llevaba puesto, pero que le iba a hacer si no le gusta llevar vestidos, ademas el vestido mezclado con su pelo hacia parecer a la mujer una gota de sangre que la miraba con cara de...no sabia muy bien definir la mirada que tenia cuando la vio, sorpresa al verla tan alta y con la cara que tenia, su maquillaje parecía no haber funcionado, que raro, no es como si tuviese una bandana en la mitad de la cara y unos ojos tan felices y vivos como un dia de tormenta. La mujer que seria su cita también tenia lo suyo, una cicatriz en el ojo pero, a diferencia de lo que tenia Martha, esa cicatriz la gente podría decir que da un buen toque misterioso o algo así, era mejor que tener la mitad de la cara chamuscada, eso si. Intento no fijarse en los pequeños detalles si no en la persona al completo, no parecia nada raro, compara con Martha, Garnet parecía una chica totalmente normal

Cuando fue a sentar pudo escuchar el comentario que soltó referenciando su aspecto de persona no muy sana y que intentaba ocultarlo sin mucho éxito. Al menos era original, puede que lo añadiese a la lista mental de cosas que la gente dice al verla... bueno, por lo menos se había quedado en su sitio y no había salido corriendo, eso ya era un logro... ¿Para Martha o para ella?

-E... ese es nuevo, aunque ahora entiendo porque me paran en todos los controles

La conversación había comenzado, ¿Sí no? Puede que no de un buen tono, pero al menos ya habían intercambiado palabras, era mejor que nada, aunque el ligero tartamudeo de Martha daba a notar que no estaba muy confiada. Lo peor fue cuando se sentó, temblaba un poco y sus ojos intentaban mirar a todas partes menos a la cara de... ¿Gernet Books? No, Garnet Brooks, que entre el nerviosismo y tener que leer la chapa desde donde estaba hacia que le costase mas leerla.

-¿Por qu-e-e es... estas tu aquí?

Es que no era mas tonta porque si no nacía ameba, ¿Por que estaba allí? Pues para lo mismo que todos, conocer a alguien, hablar y eso, al menos para eso estaba Martha ya que no tenia ni la mínima esperanza en conocer a una "pareja" aqui, por eso de no ser excesivamente guapa... y tener un ente malvado en su cabeza “Vaya, eres mala ligando, quien se lo hubiese esperado” ese comentario le hizo recordar que en cualquier momento y en cualquier conversación el ente podría salir a decir hola.

-Oh, mierda

...¿Dijo eso en voz alta? Que bien, decir mierda en una cita daba +10 punto de elocuencia, todo había comenzado súper bien para Martha, para nada quería desvanecerse en el aire como si no existiera y no volver a aparecer nunca

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Si la primera impresión ya me había dado la sensación de que las cosas podían no salir bien, ver los pasos agigantados con los que mi compañera trataba de lanzarse al abismo de la vergüenza no lo hacían mejor. A su favor admitiré que cuando mencionó lo de ser parada en los controles, se me escapó media sonrisa ladina y me forzó a relajar ligeramente la espalda, acomodándome en el asiento. En todo momento recordaba que mi intención era no insinuarme en absoluto, pero había que entender que parte de aquél deje felino a la hora de hablar y expresarme era una segunda naturaleza en mi. Era como respirar, como beber, era una parte de mi misma totalmente instintiva.

— Desde luego no estoy aquí para buscar trabajo. — respondí con calma, viendo que tendría que tomar un papel más activo en la conversación si quería poder guiarla por buen camino. — He venido a desahogarme.

Apoyé los brazos en la mesa, y alcé una mano a mi rostro, para apoyar en ella mi barbilla. Miré cómo aquella muchacha temblaba como un flan con cada palabra que pronunciaba y no pude evitar plantearme qué estaba haciendo allí. Primero podría haber pensado que mi aspecto le resultaba intimidante, o atractivo. Pero inmediatamente me desvié a la primera opción. Primero, porque la gente que suele verte con esos ojos no puede quitarte la mirada de encima, segundo, porque su actitud parecía más de querer huir de allí que no de querer jugar. En mi experiencia, la gente que tenía ese pavor a las relaciones sociales, evitaba este tipo de eventos donde el diálogo y el contacto eran la estrella de la fiesta, su hueso y alma. La única razón por la que ibas a un sitio así, era buscando dicho contacto, no para rehuírlo.

— Lo que me pregunto, es qué haces tú aquí. Si no te gusto y no quieres nada conmigo, es tan sencillo como darle el botón y verás a otras personas que pueden ser más de tu agrado. Quedándote aquí como si te estuvieran obligando o como si te resultara un esfuerzo... A mi no me haces ningún favor, lo contrario.

Una vez más, mi tono no era agresivo ni molesto. Era una indiferencia total y absoluta, simplemente una explicación de los hechos. Para alguien que solía mentir tanto, esa noche había abogado mucho por la sinceridad. Y tal vez, eso era exactamente lo que necesitaba esa noche. Ser brutalmente sincera y honesta.

Para colmo, la chica dijo ella sola algo que me hizo ladear ligeramente la cabeza. ¿Oh, mierda? Miré a mi alrededor, a ver si ella había visto alguien que pudiera suscitar tal exclamación, pero no había nadie que hubiera entrado nuevo, nada que llamara la atención. Lo que fuera que la había incomodado, parecía estar ahí, en esa mesa. Así que volví a encararme a ella, esta vez con más desconfianza que gracia, y me replanteé una vez más mi papel ahí esa noche.

— En serio. Si te ves con mucha presión, timbre y puerta.

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Un estudiante de... ¿Bioquímica? ¿Qué era eso? ¿Algo relacionado con las defecaciones? En "casa" tenía esa amiga, la entendida que había leído trozos de libros que pudo recuperar del desierto, y decía que si querían cultivar algo tendrían que usar su propia mierda porque era bio. No fue hasta más tarde cuando descubrieron que se necesitaban semillas para que crecieran. Menudos años más tontos echaron a la nada con esa tontería.
Entonces, era un estudiante, y que se había mudado a Michigan. Zoey no tenía ni puñetera idea de dónde estaba eso, si muy cerca o muy lejos de Nueva York. Lo poco que conocía de aquel nuevo universo se centraba en la ciudad de la Gran Manzana, la Mansión X y poco más. La mutante se planteó en un pequeño lapsus si no tendría que viajar un poco más y conocer mundo.

- Yo pueh... si podía dicir qui toy estudando. Mistán inseniando a ablá bien, unque no sé qui tene di malo mi foma dablá. Man dixo que lis cuesta intenderme asín que... ueno, tingo una amiga, una cumpaniera de habitación qui m'ayuda con el idoma. Y si, pensas bien: soy di fuera. Conquetamente d'un univirso diferente a éste. Yo vivía en Ueco, un lugá yeno de arena, runas y dunde tiníamos qui peleá pa sobreviví cada día. Asín que si, ísta ciudá mi gusta. E mu... bonica. Ta yena de cosas qui nunca he vitto y cada día incuento algo nuevo. Po cierto, ¿quí es... bioquímica?

La conversación iba bien. El chico que tenía delante parecía majo, bastante majo, y joven. Pero bueno, parecía. Zoey se había encontrado muchas veces con jóvenes que parecían viejos, y viejos que parecían jóvenes, y éstos últimos sobretodo aquí, en el nuevo mundo.
Un repentino pensamiento cruzó la mente de Zoey. Algo que era muy importante antes de seguir con la conversación. Tenía que decirlo o si no explotaba.

- Una pegunta. En tus ratos libes, ¿eres un héroe, o eres un viyano?

Parece que las razones expuestas por el soberano habían sido acertadas. No las había dicho porque hubiera leído la mente de Juri, su cuerpo o algo por el estilo: a la hora de buscar una pareja en un programa como el speed dating, la gente solía acudir con esos motivos a cuestas metidos en una mochila junto a sus ilusiones y sus futuras rupturas. Morgan se tomó un momento para pensar la respuesta que le daría a la mujer. ¿Cuál sería la mejor forma de decirlo? ¿Directamente? ¿Velarla? ¿Ignorar la pregunta? Estaba en una ruleta de la fortuna de citas y, como suelen decir los futuros perdedores, hemos venido a jugar.

- Vengo a lo mismo que la mayoría de éstas personas: probar suerte y ver si salgo de aquí con una pareja que pueda... satisfacer mis necesidades. - Optó por ser franco, pero a medias. De nuevo, el nombre de Juri junto a su cara no estaba en su lista de recuerdos ni rumores. Había que ir con cuidado según qué decía y a quién.

Morgan se señaló la chapa que llevaba puesta, donde rezaba su nombre.

- Morgan, y gracias, pero ya sabía tu nombre- dijo señalando la chapa que llevaba la mujer encima. ¿Despistada? ¿Olvidadiza? Notas, notas en su calabaza... - ¿Y de qué parte de la existencia procedes? Me recuerdas un poco a los que moran en viejos templos de piedra y en modernas tabernas esperando que alguien brinde a su son. - Se estaba refiriendo a los Outlanders, pero de nuevo, mejor cuidar las palabras. - Yo procedo de la primera mota de pensamiento, de la primera acción que como un rayo, dividió el mundo en dos.

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Hear me sing

Estaba de los nervios. Cuando llegué y conseguí entregar el formulario pasando entre la gente con mi diminuto cuerpo, me asignaron un número de mesa en un trozo redondo de papel.Me giré buscando la entrada al salón y cuando llegué observé el panorama primero con calma, luego con sorpresa y luego con inqiuetud. Mujeres y hombres muy atractivos, que no tendrían la necesidad de estar ahí. Seguramente estén por diversión… y eso me ponía de los nervios. Mi vista se clavó en un hombre rubio con gabardina que me recordaba a mi padre, luego en una pelirroja escultural con un vestido rojo y poco a poco fui echando un vistazo sobre las personas que hacían de ese un negocio rentable. Súbitamente mi vista se clavó en un tío que me daba la espalda y parecía haberse puesto una calabaza en la cabeza. Tardé unos segundos en procesarlo, luego bufé dejando rodar mis ojos… La gente ya no sabe qué hacer para llamar la atención de una pareja.

No sé por qué era un sitio donde no esperaba encontrarme a nadie conocido y tras echar un vistazo localicé a dos personas que al menos conocían mi nombre.Era inútil intentar ser invisible donde era evidente que no podía serlo, así que decidí ser amable y cordial. Con todo el valor que pude reunir, di un paso al centro de la sala, rodeando a Zoey primero acariciándole la espalda al pasar junto a ella, a modo de saludo y luego junto a la mesa de Brunilda, que me pillaba de camino, donde la saludé con un susurro, muerta de vergüenza y con mi piel iluminada por el rubor de la situación. ¿Por qué? Brunilda era espectacular, podría tener a quien quisiera. Y que Zoey me viese allí… Bueno, Zoey me daba un poco más igual, no sabía aún cómo funcionaba nuestro mundo del todo así que no era importante, pero… ARRGG

Agité la cabeza. Volví a comprobar el número de mesa, 14, y fui buscándolo con la cabeza. Cuando la localicé me la encontré vacía y en parte me alivió. Siempre prefiero ver venir a quien se acerca que saber que me están mirando llegar. Me quité la mochila y la colgué de la silla. Saqué el móvil para comprobar en el reflejo que mi pintalabios negro seguía en su sitio. Sonreí por si tenía que quitarme algo de los dientes y lo guardé en la mochila. Luego me acomodé en la mesa, apoyando los codos mirando la campanita que había para tocar si querías cambiar de pareja, según me habían explicado. Miré los cubiertos, las copas, el centro de flores diminuto que había en el centro de la mesa, que sostenía una vela. Estaba de los nervios y se me movía la pierna sola debajo de la mesa de arriba a abajo. ¿Sería un chico o una chica? ¿Mayor? Ugh, espero que no. ¿Y si no teníamos nada en común de qué vamos a hablar? No quiero una pareja pero al menos el rato debería ser divertido…

¿Qué hago aquí? Debería irme, esta sensación es odiosa, sea quien sea va a juzgarme y yo no quiero tener que enfrentarme a eso, es una gilipollez y lo he hecho por presión de-

Escuché la silla de enfrente moverse y alcé la vista.

Delante de mí tenía a un chaval, más joven que yo, y en lo primero en lo que me fijé fueron en sus ojos. -¡Tus ojos parecen botes de estus!- dije de forma impulsiva pensando en los frascos del Darksouls. Tenía los ojos amarillos y eso molaba un montón. Aunque el chico era muy joven para mí, tenía la esperanza de que le gustasen los videojuegos, como a la mayoría de chavales y al menos podríamos tener una conversación entretenida para ayudarme a relajarme.

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Conmigo:

La verdad es que me había sorprendido lo fácil que se había abierto sobre su procedencia, aunque viendo su aspecto era bastante probable que procediese de otra dimensión. Tenía que admitir que había que esforzarse un poco para comprender todo lo que decía, pero su peculiar acento me resultaba muy curioso.

-Eso está genial, para llevar aquí desde la colisión ya te manejas bastante bien en nuestro idioma, enhorabuena a ti y a tu profesora- dije cordialmente sonreía.-Debe ser duro adaptarse a un mundo tan distinto al tuyo, a mi ya me cuesta digerir bastantes cambios y eso que se supone que soy de "aquí"; aunque nunca entendí bien que dimensión es la original pero bueno. Sobre mi carrera, normal que no te suene, ni en mi mundo es muy reconocida, pero en mi humilde opinión me parece vital: Se encarga de estudiar la misma composición de los seres vivos, es decir, cada pequeña unidad de los miles de millones que pueden formar a un ser vivo.- antes de continuar con un medio discurso nerd que me tenía preparado desde casa en caso de que me sacasen el tema de la carrera, Zoey formuló LA pregunta.

Sorprendido no pude evitar que se me escapase el agua de la boca por la sorpresa, casi ahogándome.

-Tiene piel verde y una cicatriz del tamaño de Kentucky en la cabeza, ¿En serio pensabas que ella no estaría en el ajo de las tonterías que tus amigos con aires de grandeza y tú realizáis? Ahora deja de parecer que te está dando un infarto e intenta no cagarla. Todos en las mesas van a sacar su as bajo la manga y ahora tenemos el apoyo de Ross, no nos pasará nada por soltar un poco de información- me sugirió Savage.

-Em, es complicado. Supongo que si preguntas por ahí sobre un alien con una lengua kilométrica no es que te den buenas recomendaciones, pero ese es mi "primo" por así decirlo. Yo intento ayudar con todo el caos que originó la unión,
pero entre que todos me miran como un asesino y que a veces es difícil controlarse muchas veces me pregunto si debería considerarme un héroe. Aún no hice nada de lo que me arrepienta, y por ahora ayudé a bastantes personas, por lo que diría que estoy con los buenos o eso intento. ¿ Y tú?-

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Spoiler:

Que el cuerpo... estaba formado por... miles de millones de......................................

Hubo un punto, seguramente entre que decidía dejar de hablar del tema y beber su agua cuando el cerebro de Zoey colapsó. Que ella supiese el cuerpo estaba formado por brazos, torsos, piernas, cabeza, pies, manos, etc. ¿Miles de millones de unidades? Se imaginó un ser formado con todas esas piezas y le entró tal repelús que cualquiera diría que tenía frío.

Su pavor se fue a pique después de formularle la pregunta y que éste escupiera todo el agua que estaba bebiendo. Se echó varios centímetros para atrás, más de sorpresa que de asco. Si se pusiera a relatar todo lo que tuvo que hacer en Hueco para sobrevivir... Que le escupan agua en la cara está en el TOP 10 de cosas sin importancia.
Entre la sorpresa y el desconcierto, sentir una mano rozando su espalda le puso la piel de gallina. Se giró hacia un lado y luego a otro... ¡GWEN! ¡ERA GWEN! Los ojos de la mutante se iluminaron cuando vio que la primera amiga que hacía en éste nuevo universo estaba allí. ¿También tenía un resquemor, o buscaba algo mucho más serio? La vio dirigirse hacia la mesa de... espera... ¿Ese era el corredor? ¡HOSTIAS SI! ¡DEL ATRACO! ¿Qué pasaba con esa ciudad que se encontraba con todo el mundo?

Shawn pudo por fin respirar y se dispuso a responderle. Poco a poco la sonrisa y el brillo de Zoey se fueron apagando, volviéndose una máscara opaca, sin mostrar ningún tipo de sentimiento. Sintió el impulso irrefrenable de tocar la campana, levantarse y salir de allí antes de que le subiera la rabia por el cuerpo.

No lo hizo.

Miró al suelo, pensativa. Echó un vistazo de reojo hacia Gwen, Bart, y más allá vio a Steph, a Alice, a... Cerró con fuerza los ojos y los volvió a abrir tras exhalar, mirando directamente hacia Shawn. Él tenía que comprender.

- En mi mundo, la luxa ente heroes y viyanos terminó po destruí la sivilisasón y tol mundo conosío. Yo nasí despué, peo los héroes y viyanos que aun pululian por el mundo no eran mejoes que sus peesesores: héroes que si creían con derexo a saquificá un asentamento pa poé salvá el mundo ya roto; viyanos cutilisan a las pesonas pa poé ganá a los héroes y tené control, poer.................... ODIO a los héroes y viyanos po lo que son, po lo quiseron y lo quiarán.................. Peo desde quistoy aquí he conosío héroes que no son asín. Son pesonas nomales que quién ayudá a la gente, que se fijan en las pesonas. ¿Me peguntas po mí? Yo cuido di los míos. Sempe. Cuido de los que quieo poque son lu más pesiao que hay en eta vida. Yo no me consideo heoína y nunca lo seé, poque si tingo quelejí un día ente el mundo y los míos, el mundo ta pedío, poque eligiré los míos. - Después de aquel momento de seriedad, se permitió sonreirle. - Ees un xico mu majo. Nontendo poqué te mian común asisino. Y queo que nu conosco ese pimo tuyo.

Bueno, al menos la broma que había hecho sobre los controles parecía haber sido de su agrado, eso era bueno, a no ser que se riese de ella y no con ella, si fuera la segunda situación supuso que lo averiguaría cuanto mas avanzase la conversación. Le contesto a la primera pregunta que formulo Martha esa noche ¿Desahogo? Si, parecía una buena razón como cualquier otra, al menos ella tenia una razón, aunque no se ala convencional, ella...

Sintió la mirada de Garnet cuando le pregunto el porque de que estuviese allí, mas concretamente el porque no le había dado al botón ya, al parecer se había percatado de que no estaba muy a gusto en este tipo de situaciones, que parecía que su silla tenia un clavo en la esquina y se estaba intentado no clavárselo , pero no quería que pensara que fuera por ella

-No es... no es por ti, es que en este tipo de situaciones en el que tengo que hablar con desconocidos... me pongo muy nerviosa, no es ni quiera nada contigo ni tampoco que lo quiera

Ella mismo noto que temblaba mas de la cuenta y lo intento controlar, era muy difícil algo que hacías sin querer, también intento calmar su respiración, si la primera persona con la que hablaba hacia que se pusiera así, hoy salia de aquí con la lengua fuera y en camilla

-Mi... mi tio me dijo que viniera aquí- Abrirse era lo mejor para conversar con otro ser humano, cuando tenga que conversar con un pez aprenderá a nadar -Que conociera a alguien y eso, pero no creo que... que vaya a conocer a alguien, tengo algunos... problemillas

Y se señalo con la mano a la bandana, no se la quito porque espero que Garnet se diese cuenta de que no la llevaba porque le hacia sentir mas guay, ademas se notaba que estaba muy pegada a su cara, como si faltase algo. En realidad se debería de haber señalado toda la cara ya que no es que fuese muy guapa, puede que si descansase todo lo que es debido y se cuidase mas fuese mas guapa, pero por como estaba ahora ella y un bulldog iban de la mano en lo que hermosura se trata

-Pero... podemos hablar, si quieres... si no, botón y “pasapalabra”

Dijo eso ultimo en su idioma natal, porque eso queda súper exótico. Parece que cuando soltó el “Oh, mierda” le hizo menos gracia que lo que dijo al principio, pensó que lo había dicho porque quería irse o algo así, que bien, ahora tendría que explicar cosas

-No, no, es que... tengo una voz en... en la cabeza y... una gema que... creo que esto no es el mejor tema de conversación aquí ¿No? A lo mejor nos descalifican, y yo quiero el coche

Ah, una broma haciendo pasar estas citas como si de un concurso se tratase y que el ganador conseguía un coche, classic estrategia para intentar que el ambiente este mas relajado, usar el humor.

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Aquello era para mear y no echar gota. Empezando por el "No es por tí, es por mí" al "es que mi tio me dijo que viniera" y finalmente un "No quiero nada contigo, pero si quieres hablamos." Me llevé una mano al rostro di un suspiro de aquellos que parecen querer historia y miré a la chica entre los dedos de mi mano abierta. Me dejó claro que algo tenía bajo la máscara y debo decir que no sentía curiosidad alguna por saber qué es lo que ocultaba.

— Chica, el coche es un polvo. Y en vistas de que no tienes ni intenciones, ni ganas de ello, estás perdiendo el tiempo. Peor aún, me haces perder el mío. Así que te voy a proponer un trato.

Me eché hacia atrás en la silla, cruzándome de brazos. Nunca me había importado una mierda lo que la gente pensara de mi. No iba a empezar ahora. Había escuchado alguna vez aquello de que alguien acostumbrado a la atención y a despreciar a los demás, pasaba a ser la que buscaba cuando alguien la ignoraba. Algo así como que la gente busca aquello que no puede tener y si quieres que te busquen hay que mostrar desinterés. Pero eso conmigo no funcionaba. ¿No quieres nada? Pues no tenemos nada de lo que hablar, simple y llano en lenguaje de calle.

— Te voy a dar una clase exprés sobre cómo tratar a la gente, cómo no ponerte tan nerviosa y cómo actuar en este mundillo tan hermoso al que llamamos sociedad. Tras lo cual le darás al botón y te irás a intentar poner en práctica lo que hayas aprendido, cumpliendo así el sueño de tu tío de conocer a alguien, superando tus... — señalé con el índice haciendo circulos a su cuerpo en general y finalmente apunté a su cara, a la bandana. — problemillas. Y yo podré buscar alguien que quiera darle menos al pico y más a la lengua.

Sonreí, tan encantadora como siempre.

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Invitado

No sabía muy bien cuando tiempo había pasado desde que rellenó los papeles hasta que el encargado le asignó una mesa. Pero para el castaño esperar, aunque fueran unos míseros minutos, eran por su forma de percibir el tiempo una eternidad. Mientras esperaba que las citas rápidas comenzasen, se surtió de cantidades abundantes de comida. Como hacía raro que había dejado de ver a las personas que conocía del lugar, ya que, no era muy bueno concentrando su atención en algo por un periodo de tiempo largo, había puesto a jugar con su PSP.

No estaba demasiado pendiente de los estímulos externos porque no le parecía que en aquel lugar pudiera producirse ningún incidente. Sintió un toquecito en el hombro, levantó la vista y un tanto despistado porque no sabía quien podía requerir su atención. Era uno de los encargados del evento amablemente le indicó que su mesa era la catorce y que ya le estaban esperando. Como siempre estaba haciendo esperar a los demás, era quizá un rasgo característico de los miembros masculinos de la familia. Ser de los más rápidos del planeta no te otorga un título en materia de puntualidad.

-Siento el retraso.- Llegó a la mesa y dejó todas las chucherías, caramelos, dulces, bebidas, batidos y barritas energéticas que había comprado encima. Oyó la voz de su acompañante. Se quedó un poco sorprendido con la comparación entre sus ojos y el estus. Nunca nadie le había dicho nada similar. Bart siempre había pensado que sus ojos eran de un color bastante corriente y moliente. Le agradó que aquella comparación fuera sobre el tema de lo videojuegos, algo que conocía realmente bien y le era grato.

Se levantó de su asiento, alzó las manos al cielo como en una alabanza y comentó.- Alabado sea el sol- Habiendo hecho aquella representación de una parte del videojuego Dark Souls que se había vuelto icónica, se volvió a sentar en su silla.

-Tu estilo mola, ¿te gusta el punk?- Comentó al fijarse como iba vestida la joven que tenía enfrente.- A mí me gusta más el rock pero como en la actualidad los estilos no son puros sino están más bien mezclados es a veces un lío categorizar a algunos grupos.- Se dio cuenta de que se había saltado una de las normas básicas de cortesía cuando conoces al alguien, la presentación. No es que fuera alguien muy estirado pero si que en su familia siempre insistían de que debía exhibir buenos modales. - Me llamo Bart - Como era su primera vez en un Speed Dating no sabía exactamente cómo iba eso. Suponía que tenías que hablar todo lo que pudieras para conocer a la persona que tenías en frente en el periodo de tiempo que te daban. - ah claro la chapa - Comentó al ver la insignia donde se encontraba el nombre de la rubia. Se la dieron, la había guardado y se había olvidado completamente de ella. La sacó de su bolsillo la suya y se la colocó.

Abrió una bolsa de caramelos y se llevó uno a la boca.- Si sientes hambre puedes comer de cualquier cosa de lo que he traído.- Al igual que todos los usuarios de la SpeedForce Bart comía bastante para mantener las energías que su organismo quemaba increíblemente rápido.

Había cogido su broma con lo del coche y lo había transformado en una metáfora, que bonito ¿Era eso a lo que llamaban trabajo en equipo? La mujer parecía haberse confundido, no es que no buscara nada con nadie es solo que con su aspecto seria raro atraer a alguien, bueno podía contar en que hubiese algún rarito o rarita por ahí que le gustase esa clase de cosas, las cosas que te hacen mirar para otro lado, como los discursos de los políticos.

No era la mas experta en lenguaje corporal pero por la forma en la que Garnet cruzo sus brazos vio que era verdad eso de que cuando la persona se cierra mentalmente a ti también cierra otras cosas, en este caso los brazos, en otros puede ser una puerta o se acabaron los ejemplos que no superan la mayoría de edad.

Ahora había pasado de ser una “cita express” a una “clase de aprende a tratar con personas, que no es tan difícil-express”. Claro que Martha ya había tenido muchos encuentros con psicólogos que le decían siempre las mismas cosas, para que cuando ella intentase hacerlas saliese todo mal o incluso peor, puede que esto fuera diferente, la mujer que estaba enfrente suya no es que tuviera mucha pinta de ser una psicóloga, no tenia gafas, ni un traje aburrido y tampoco parecía odiar a todo el mundo incluido si misma.

-Eso me... me ayudaria- por un momento se perdió siguiendo con la mirada el dedo giratorio de Garnet - Asi puede que...

Martha se quedo cayada un momento y cerro los ojos, para volver a abrirlos casi al segundo. Justo después se apoyo con su brazo izquierdo en la mesa, puso su mano derecha sujetando su mentón con el pulgar y dijo mientras alzaba una ceja:

-You like jazz?

[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Tenor

[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Tenor

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Le hicieron dirigirse a una mesa de las ubicadas en el centro del meollo, ocupada ya por una mujer de melena roja y rebelde, en cuya cara era legible la satisfacción ante su llegada. Sonrió despreocupado, relajando el ambiente. Se sentó y oyó su comentario con una mueca entre desafiante y divertida, y así dio comienzo el juego.

- Será tan interesante como quieras hacerlo, Gaghiel... Un nombre curioso. Extranjera?

No parecía poder esperar gran cosa de esa muchacha, pero algo de rodeo demostraría si al menos era de conversación interesante. Como era evidente que su físico sí había llamado su atención, el religioso apartó uno de los negros mechones de su flequillo y lo sujetó tras su oído con aire distraído, exhalando un suspiro cansado. Puede que fuese un gesto sencillo, pero tenía más que comprobado que le daba un aire sofisticado e inocente, y eso gustaba a sus futuras amantes.

Era el turno de la pelirroja de mostrar si sus cartas estaban a la altura de la partida. Esperaba no aburrirse mucho.

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Una señorita muy sonriente acompañó a Doug hasta una mesa junto unas plantas. Sobre ella había un vaso y una botella de agua, y un ramo de flores decorativo. Todo el mundo parecía muy alegre, y el científico no pudo evitar sentirse cada vez más confuso ante la presencia de seres que parecían más sacados de una película de ciencia ficción y el hecho de que muchos no parecían ir vestidos para encontrar trabajo. Torpeza quizá? Aunque en realidad empezaba a pensar que el torpe era él... Echando un vistazo rápido a la sala, cada vez le parecía más evidente que no se respiraba un ambiente laboral precisamente.

Sumido en su agobio personal, de pronto una muchacha de piel anaranjada y exuberante melena rojiza se sentó frente a él con una amplia sonrisa. Debía admitir que sus ojos completamente verdes despertaban su curiosidad, pero pese a las miradas iracundas de algunos de los presentes que hubiesen deseado tener su compañía, Doug no se sentía afortunado. Entristecido, observó a la muchacha con sus ojos bicolor y dejó escapar la pregunta más patética de su vida:

-Supongo que no viene a preguntarme por mi currículum, verdad?

Perfecto... Las facturas sin pagar y él perdiendo oportunidades, y para colmo, ni siquiera sabía dónde se había metido.

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Lejos de contestar todas y cada una de las preguntas que iba formulando, la chica optó por dejar caer un instante la cabeza y volver a hablar con un monumental "¿Te gusta el Jazz?" que lejos de aclarar las ya cientos de dudas acumuladas, hizo que me llevara el rostro a la mano por una segunda vez.

Iba a ser una noche jodidamente larga.

— Vamos a ver, corazón. Toda esa mierda de oír voces, nunca deberías decirla en la primera cita. Igual que lo de la cara. Y deberías practicar un poco las expresiones faciales. Incluso con media cara tapada los ojos pueden decir mucho y los tuyos son un recordatorio constante de lo mal que lo estás pasando aquí, lo que, por tercera o cuarta vez, me está jodiendo a mi la noche. Lo del Jazz, hubiera sido una gran manera de empezar la noche, pero soltarlo ahora, de la nada es... desconcertante.
Tendrías que mirar primero unos temas de conversación que puedas sacar. Y si tu tío te obliga a estar aquí, yo que tú levantaría el culo y me iría a otra parte. ¿No te das cuenta de lo que supone irte a hacer este tipo de cosas sólo porque alguien te dice que lo hagas?

Aun así, fuera mi poder como médium o mi instinto natural, había algo en todo aquello que no me gustaba. Aquella chica no me entraba como una actriz o alguien que fuera particularmente buena ocultando lo que sentía y un cambio tan brusco de actitud no parecía algo enteramente natural. Pero no tenía ninguna base para emitir un juicio, y como tal, lo único que podía hacer era mantenerme alerta y ver qué pasaba.

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Cuando fui a sentarme frente a aquél hombre, sentía cierta emoción contenida, las ganas de pasármelo bien. Me acomodé en mi silla con una sonrisa de oreja a oreja y... poco a poco la perdí. No porque estuviera yo mal. Precisamente ese era el problema. Al otro lado de la mesa, el humano que me miraba tenía un ojo de cada color. Era un hecho que me agradaba y sorprendía, pues era un atributo escaso entre los humanos, pero la mirada triste y cansada que adivinaba en ellos me privaba de disfrutar su presencia.

No eran sólo los ojos. Eran los hombros caídos, eran las ojeras, era la tristeza oculta en la comisura de sus labios. Aquél hombre parecía estar sufriendo, y me encogía el corazón. Había conocido otros humanos en la tierra, pero la mayoría eran chicos fornidos, super héroes, gente capaz de cuidarse y cuidar a otros. Pero aquél hombre, suponía un nuevo nivel de fragilidad.

- Supongo que no viene a preguntarme por mi currículum, verdad?

Tendí un brazo por encima la mesa, despacio. Le daba tiempo de sobras a retirar sus manos si así lo deseaba, pero si no lo hacía, le daría un suave apretón en su mano, acariciándole los nudillos con mi pulgar. Esperaba que la calidez de mi piel, le fuera en algún modo reconfortante.

— Me gustaría preguntarte por tu currículum. — Concedí con una sonrisa, intentando que mi voz sonara tan cálida como pudiera... Lo cual tampoco era muy difícil. — Sólo he venido a hablar, a conocer mejor a los humanos. Me llamo Kori, y me gustaría saber tu nombre. Y tengo que decirte que me gusta muchísimo el color de tus ojos. Tienes el cielo en tus ojos, pero tienes también la tierra... Creo que es muy hermoso.

También me hubiera gustado decirle que había belleza en cómo aceptaba sus sentimientos. Estaba demasiado acostumbrada a ver a gente ocultar lo que sentía, mentir y esconder las emociones como si fueran algo que había que olvidar... Pero algo en la honestidad de ese hombre, me parecía increíble. Pero los humanos son reacios a aceptar eso... Así que no dije nada. Tal vez lo haría, más adelante.

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[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Doh0iv10

Doug vio venir el gesto de la muchacha que tenía enfrente con algo de nerviosismo. Normalmente evitaba el contacto físico con las personas, quizá por que éste solía producirse en el transporte público con gente no muy higiénica y siempre lo asociaba a una experiencia desagradable, pero la delicadeza con la que se acercó aquélla mano... Quizá estaba asustada? Y si era su primera vez en lo que fuese aquéllo? Alzó la vista a esos fascinantes ojos verdes y se sintió algo más tranquilo.

"Bueno... Ya no puedo hacer nada por lo de la entrevista, pero no se lo haré pagar a ella"

Al oír cómo hablaba sobre sus ojos, un ligero ardor subió hasta las mejillas del científico, que tomó con la mano libre un trago de agua del vaso que se encontraba en su lado de la mesa. No estaba acostumbrado a que empleasen metáforas tan poéticas acerca de su persona, aunque debía admitir que le resultaba agradable. Al terminar,una media sonrisa se instaló en sus labios y trató de corresponder al piropo en condiciones.

-Vaya... Pues en los tuyos está toda la vegetación que me falta para formar un bonito planeta habitable, jeje. Por cierto, no eres humana entonces? Vienes de otro mundo o dimensión? Ah,sobre mi nombre... - Estiró levemente de la solapa de su chaqueta, mostrando la chapa- Soy Doug. Encantado, Kori. Siento mucho mi... Presentación, es sólo que en realidad llegué aquí buscando otro lugar y ese despiste me causará algunos problemas, no pretendía ser grosero...

Esperaba que al menos esa disculpa compensara a la pobre chica, pues le estaba tratando bien desde el principio. Doug miró su mano, atrapada por la de ella, tan suave y cálida, y apartó la mirada con una sonrisa. Vaya... Así que aquéllo era sentirse tímido.

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A medida que el estado de ánimo de aquel hombre llamado Doug mejoraba, volvió a mis labios la sonrisa. "Eso está mucho mejor", me dije. Me planteé retirar la mano, pero pude ver cómo el contacto había hecho parte del efecto en él y decidí quedarme como estaba, dejar que fuera él quien decidiera cuándo había sido concreto.

— Entonces ese planeta se parecerá a Tamaran, de dónde yo procedo. Había más vegetación de la que tenéis en la Tierra, pero vuestro planeta también me gusta mucho. El Sol y el mar son maravillosos. Mi planeta se encuentra lejos de aquí, en el sistema de Vega. — mis ojos miraron rápidamente la chapa de Doug, pero no tardaron en volver a la conversación. Había algo que Doug dijo que no terminé de comprender y ladeé el rostro, a modo de incomprensión. — ¿Sientes tu presentación? ¿Quieres decir que no te gusta cómo ha sido? ¿Te gustaría volver a empezar?

Le dediqué una sonrisa fugaz, y me enderece en la silla, carraspeando ligeramente.

— Doug, es un placer. Mi nombre humano es Kori Anders, pero en realidad soy Koriand'r, princesa de Tamaran. Pero dejé mi planeta y vivo aquí ahora. He trabajado como modelo y en un zoológico con los delfines. ¿Te gustaría hablarme de tu currículum?

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[Especial St Valentin 2018] ¡Speed Dating! Una cita a ciegas con Omega Doh0iv10

La mirada de Zoey se perdió en la persona que le había tocado ligeramente, quien resultó ser Gwen, ¿eso significaba que se conocían? Sin duda el mundo era un pañuelo. La rubia ni me había dirigido la mirada, seguramente no me había reconocido sin un alien pegado a mi espalda y a punto de comérsela, quizás lo mejor fuese evitarla a no ser que me tocase de pareja; ya ahí le pediría disculpas por mi estupidez.

Peor ahora tenía que centrarme en mi cita actual, la cual repentinamente cambió de actitud volviéndose muy seria. Tras su discurso, me sentí como la mierda. La había cagado hasta el fondo, sin duda el tema debía ser muy delicado para ella.

-Siento oír eso, en mi opinión cuando un héroe se deja llevar por el poder no es diferente de los villanos que se supone que combate. Aún nunca me vi en la situación de tener que tomar decisiones con daños colaterales, pero debe ser durísimo; no sé si sería capaz. Al final solo soy un novato en esto, pero pienso como tú en parte, mis seres queridos son lo más importante para mí. Y gracias por el cumplido, tú también eres muy agradable.- una idea salió de mi cabeza, esperaba no desagradar a Zoey, aunque viniendo de la dimensión donde provenía no creo que fuese algo tan raro de ver.

Rápidamente saqué mi móvil del bolsillo y poniendo youtube busqué un vídeo de Venom y adelantando el móvil con la pantalla en dirección a Zoey se lo acerqué para que pudiese verlo mejor.

-Esa cosa viscosa que acaba de mandar a volar a un coche es Venom, lo más parecido a mí que hay en esta tierra. Proviene del espacio, y al llegar aquí se emparejó con un humano dándole los poderes que estás viendo. Mi simbionte es una cepa de ese maníaco, pero por suerte cayó en buenas manos y ahora estoy intentando controlarlo mejor. - era liberador poder hablar de mi otra vida con otra persona sin disparos o explosiones de por medio, la charla con Zoey me estaba gustando.

-¿ Y ahora dónde vives? - pregunté intentando sacar un tema de conversación.

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Spoiler:

Mientras se explicaban las normas, Dolphin dio un par de vueltas a la plaquita con su nombre entre los dedos- Si alguien la estuviera observando, probablemente pensaría que estaba indecisa, preguntándose si realmente merecía la pena intentarlo así. Si su vida amorosa podía abrir un nuevo capítulo junto a alguno de los presentes. Pues bueno, ese hipotético observador no podría estar más equivocado. Con una sonrisa de satisfacción, la atlante consiguió averiguar cómo funcionaba el broche, y lo prendió de su ropa justo a tiempo para ver cómo el resto de participantes se distribuían por las mesas.

Hasta ese momento, no había tenido ni idea de dónde estaba. Era lo que tenía entrar a ciegas en los sitios. Pero eso no significaba que fuera a irse por donde había venido ahora que se había enterado. No, no: Los descubrimientos no habían hecho más que empezar. Y más si se tenía en cuenta que Dolphin no conocía a nadie de la superficie, aparte de los Titans. No podría desear unos amigos mejores, cierto, pero no iba a morirse por hacer unos pocos más. Así que se dirigió a su mesa, oliendo casi antes que viendo al inglés que había al otro lado. Porque sí, el olor del tabaco es particularmente desagradable si no estás acostumbrada a él, y además tu olfato se empeña en amplificarlo aunque no quieras.

-Una advertencia antes de empezar: fumo como un carretero, y eso es algo que no va a cambiar. Y otra cosa: destrozo la vida de las personas. Eso no es un hábito sino una maldición. ¿Y tú qué? ¿Eres algo más que una cara bonita?-Era una presentación pesimista cuanto menos, y la atlante la escuchó con la cabeza ligeramente inclinada. Cuando terminó, John pudo ver cómo la peliblanca se llevaba un dedo a los labios con gesto pensativo. Un dedo que poco después empezó a brillar, y que dibujó, trazo a trazo, las palabras que la chica a la que estaba pegado no podía decir.

-Encantada, supongo.-Se encogió de hombros, sonriendo con una resignación fingida que no lograba ocultar el humor que se escondía detrás. Habría que aguantar el tabaco, entonces. -Si destrozas la vida a la gente… ¿Por qué estás aquí? Si vas diciendo eso, no hablarás con muchos.-A decir verdad, Dolphin no le creía. Había pasado el suficiente tiempo entre vagabundos, marginados varios y monstruos sólo de apariencia como para creer que hubiera una “maldición” así. Además, él no parecía tener nada raro… La atlante se fijó en su chapa, intentando descifrar su nombre. J….oh….n….. Const...ant….in….e.

Había veces en las que se alegraba de no tener que aprenderse cómo se pronunciaba correctamente cada sílaba.

-Por cierto, gracias. Y espero ser más que eso, sí.-Teniendo en cuenta que un alto porcentaje de los humanos que la habían visto habían salido corriendo, era toda una novedad. Aunque quizás tuviera que ver con el hecho de que, en ese momento, sus escamas no fueran visibles. Fuera como fuera… Nunca sentaba mal un pequeño cumplido de vez en cuando.

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Parecía no haberse dado cuenta de el cambio en Martha, o si se había dado cuenta ni le había importado, puede que tuviese que hacer algo mas para demostrárselo, pero no estaba aquí por eso, bueno no es que pudiese estar en otra parte al estar conectado a su huésped, estaba aquí para divertirse con las interacciones entre humanos.

Escucho lo que decía Garnet sobre lo de la conversaciones, que si con los ojos podían transmitir mucho, que si no debía decir lo de la voz en su cabeza como primera cosa, que conversación mas aburrida.Se inclino hacia atrás, apoyando su espalda al completo en el respaldo de su silla, y cruzando sus brazos por detrás para apoyar su cabeza

-Las interacciones humanas son tan interesantes porque nunca se sabe como van a ir, si todos actuásemos igual en las conversaciones, seria muy aburrido ¿No crees? Te lo dice alguien con muchos años, haz caso a tus mayores

Ahora se acordó que se supone que estaba ahí porque Martha tenia que conocer gente, lo que dijo Garnet se lo recordó; su tío quería que conociese a gente. No era algo malo, demostraba que su tío quería que Martha tuviese una relación o puede que una simple amistad, pero al ente le importaba eso entre cero y nada, el solo quería divertirse viendo a Martha interactuar con los demás y por como estaba yendo su conversación con ella, no la tendría, por eso intervino.

-Ah si, esto se supone que va de citas, citas rápidas, porque no hay nada mejor para saber si una persona es factible para ti que una conversación de un par de minutos, excelente. Por cierto, soy la voz en su cabeza, pero puedes llamarme lo que te de la gana, pero llamame

Guiño el ojo y extendió la mano izquierda, como muestra de saludo esperando a que Garnet aceptara el apretón de manos

-Yo espero ver algo que me divierta, y dándole una clase de como actuar en una “cita” no me divierte. Pero si quieres hablar con alguien mas interesante, aquí estoy yo, así aprovechamos el tiempo antes de que alguno de los dos le de al botón, hablemos ¿No? Y si te lo preguntas, yo si que me llevaría a alguien de aquí para un "polvo" pero seria tan fácil que no voy ni a intentarlo...ugh, que manera mas tosca de decirlo ¿Que somos? ¿Asiaticos?

Un poco de racismo intencionado siempre entraba bien, bueno no es racismo si se odia a todos por igual.

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Mi primera lección sobre el lenguaje corporal, pasado por el forro de las pelotas. Mientras yo hablaba, la chica se estiraba y ponía los brazos tras la cabeza, demostrando un desinterés e incluso aburrimiento abismal. Lejos de molestarme, hizo que la sonrisa de mis labios se acrecentara. Lejos de interrumpirle, me quedé callada y apunté mentalmente cada una de las cosas que me decía y las fui almacenando como cartuchos en una escopeta. El rencor no era una de mis más conocidas características, pero desde luego era uno de mis rasgos.

Primero empezó con una curiosa afirmación sobre cómo las interacciones humanas eran siempre inesperadas y me retuve de pensar en todas aquellas cosas entre humanos que eran completa y absolutamente previsibles. Me planteé hasta qué punto una "voz en la cabeza" podía conocer lo que hacían y dejaban de ser los humanos. De hecho, me seguía pareciendo difícil de creer que fuera otra persona y no un intento de la chica de arreglar su situación. Siguió tratándome con condescendencia... Algo que cualquier persona que se hubiera parado a escucharme durante un sólo segundo, se hubiera dado cuenta de que no soporto. Mezcló de por medio un intento de frase de ligoteo que tal vez hubiera logrado despertar mi atención, si no hubiera sido acompañada inmediatamente después por un guiño, tenderme la mano y decirme que le estaba aburriendo. Para finalmente, soltar la sobrada de que podría tener un polvo si lo quisiera, pero que era demasiado fácil.

Pues muy bien... Challenge accepted.

— Vamos a ver si me ha quedado todo claro... — No podía dejar de sonreír. La verdad es que no me esperaba que la noche fuera a empezar de un modo tan... maravilloso. Casi me dolían las mejillas de la tensión, pues mi sonrisa no podría haber sido más ancha. — Me dejas claro que te aburro, muestras un desinterés total y absoluto por lo que digo o pienso, me tratas como a una niña, actúas como si estar aquí te aburriera y no tuvieras puto interés en estar, pero te quedas de todos modos, tras lo cual me sueltas la frase de ligoteo de libro barato, para hacerte el interesante. Perdón, peor aún, decir que eres interesante sin demostrarlo y te coronas con la vacilada de que podrías follar de querer pero que sería demasiado fácil. No te preocupes, amor. Si quieres divertirte, es muy sencillo ponerte un reto.

Sin más me levanté, y llevándome una manos a los labios carraspeé sonoramente para que pudiera escucharme con atención todos y cada uno de los asistentes del local.

— Disculpad interrumpa vuestra hermosa velada, y de nada a los que ya están deseando que les den al timbre. Mi querida compañera quiere compartir unas palabras con vosotros. — Le sonreí una vez más. No sabía que sería más ácido, si mis palabras o mi sonrisa. — O más bien la voz de su cabeza que ha tomado ahora posesión de su cuerpo. Parece que estar aquí le parece una pérdida de tiempo y dice que si quisiera un polvo con cualquiera de los presentes podría tenerlo pero que no lo va a intentar porque es demasiado fácil. — me giré para dirigirme a ella, pero sin bajar el tono de voz. — Espero que ahora tu estancia en este local no sea un constante de aguantar desesperados y te propongan la diversión que buscas. Aunque viendo que eres racista, espero que al menos te cortes con los que no son de aquí. He visto un par de pieles de color inusual.

Delante de todo el mundo, apreté el timbre que marcaba el final de nuestra cita. Cogí mi chaqueta y me dispuse a salir, parándome un solo instante a su lado. Tenía dos antecedentes de hombres que eran varias décadas mayores a lo que aparentaban. Lo de aquella chica no me sorprendía. Tampoco me importaba que la gente todavía pudiera escucharnos.

— Me importa una mierda cuán mayor seas dentro del cuerpo de esa mujer. Te quedan muchos años para tener una oportunidad conmigo.

Le di una palmada y abandoné la zona de las mesas. Paré junto al chico de la entrada para informarle que salía a fumar un cigarro y que me avisaran para la siguiente ronda y finalmente, salí del local despidiendome con la manita de cualquiera que todavía estuviera escuchándome... Voz en la cabeza incluida.

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La naturalidad con la que la tal Kori empezó a relatar su vida en apenas cuatro frases sí parecía digna de una entrevista de trabajo, pero lo que Doug no esperaba era que finalmente, ella preguntase por su currículum, hacía rato que se había olvidado ya del tema. Esa extraña manera de ordenar ideas y actuar acorde a ellas sin aparentemente seguir un hilo lógico, sino guiarse por impulsos, desmontó los esquemas que Doug podía esperar, y dejó ir una ligera carcajada, tapándose la boca con la mano.

No recordaba la última vez que un ser vivo le había resultado divertido o adorable, pero esa extraña mujer anaranjada empezaba a caerle bien. Ojalá no fuera una de esas modelos falsamente estúpidas que se veían por televisión, aunque mencionó algo sobre delfines...

-Disculpa, es que eres muy espontánea y eso me resulta gracioso, además, mi currículum te resultaría aburrido, yo he trabajado siempre con máquinas, y a tí te interesan los animales, verdad? Qué trabajo tenías con los delfines? Los cuidabas, entrenabas...?

Se sorprendió a sí mismo al verse sintiendo tanta curiosidad por alguien. Quizá aquélla experiencia le sirviera para mejorar sus dotes sociales, después de todo. Y entonces, rompiendo la extraña magia que estaba experimentando, una mujer de llamativo vestido rojo se levantó y empezó a transmitir un discurso surrealista acerca de su acompañante. Doug observó preocupado a la muchacha con medio rostro cubierto, pero parecía tranquila, y algunos presentes no podían evitar reír, pues aquélla escena parecía orquestada por los organizadores para dar un toque de humor al evento, aunque Doug no acababa de ver el chiste en todo eso. Luego ambas mujeres se fueron cada una por su lado, y él simplemente observó a Kori confuso.

- Uff... Menudo genio, verdad?

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La conversación podría haber ido de otra manera, puede que si el ente no hubiese decidió salir y decir algo, Garnet le habría dado algunas pautas a Martha para conversar en una cita de estas, pero no, el ente había decidido que era un buen momento para salir a decir algo, y vaya algo. Un ser que odiaba todo y a todos, queriendo hablar con alguien, no era una buena idea y eso fue demostrado cuando la propia Garnet se levanto y, procurando que todos la escucharan decidió decirle al ente unas cuantas cosas.

Y no fueron bonitas, para nada, y para rematar todo, le dio al botón que finalizaba su rápida cita con Martha y se fue, no sin antes decir que no tenia ninguna oportunidad con ella, eso tendría que dolor ¿No? Puede que no si eres un ente dentro de una gema que no siente mucho dolor psicologico ni físico en cuanto a las relaciones se trata

-Oh, que pena, me has humillado públicamente- imito un ataque al corazón, poniendo ambas manos en el centro de su pecho -No podre soportarlo

Todo esto lo dijo con un tono sin emoción y es que en verdad no le importaba para nada que algo así sucediera, pero aun así seguía queriendo ver a Martha entablar conversación con otras personas, la diversión todavía la tenia en mente, así que volvió a su lugar y dejo a Martha volver a tener el control, que despistada se preguntaba que había pasado “Nada, solo has sido rechazada y creo que todos se han enterado, bueno, fui yo el rechazado, pero estamos juntos así que, los dos fuimos rechazados”. Estupendo, no sabia si era verdad eso del rechazo pero estaba demasiado avergonzada como para saberlo, sus manos cubrían sus ojos mientras se encogía en la silla ¿Habría algún momento de su vida en el que las cosas le fueran bien? Se levanto intentado no llamar la atención mas de la que ya la había llamado y volvió a donde antes había esperado a que la llamasen para las citas y se sentó en el primer sitio que vio, puso sus brazos en sus rodillas, agacho la cabeza la apoyo en sus brazos para cubrir su cara que se había puesta roja de lo nerviosa y agobiada que estaba, e intento desaparecer de ahí ¿Se quedaría para la segunda ronda? No quería ser esa persona que cuando algo no va bien ya se van y huyen, pero no sabia que hacer ahora mismo, estaba congelada, no podía levantarse de donde se había sentado, ni para irse de ahí ni para ir a otra cita... al menos le podía echar la culpa a su tío y al ente, su tío por darle la idea de venir aquí y al ente por joderla como siempre... pero puede que se estuviese agobiando por una nimiedad, puede que no toda las citas fuesen a ir así, puede que el ente solo la hubiese jodido esta vez, quien sabe, la próxima podría ser mejor.

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Así es húngara nacida en Budapest para ser exacta puedo ver por su presencia de cierta popularidad aunque de cierto modo su forma de caminar como se mueve dicen que es un hombre acostumbrado a moverse y saber hacerse notar o estoy equivocada con lo que digo?.

Su forma de moverse su presencia y más que nada el incidente denotaban mucho le recordaba a como actuaban muchos de los agentes de alto rango de Los iluminatti y decidió subir la apuesta mostrando una sonrisa bastante simpática pero dejando ver un poco sus dientes no de forma amenazante sino más bien de forma divertida pero buscaba conocer más de él quizás por curiosidad y ver cómo podía llevar a cabo eso.

Nuestra forma de movernos dice mucho de nosotros o como nos gusta que nos perciba los que nos ven ahora pero hay mucho más que no puedo percibir aun a simple vista que me da curiosidad un aura de peligro que a muchos atrae como una luciérnaga a una llama pero eso me gusta.

No le mintió le fue sincera había mucho más de lo que se ve podía sentirlo pero es generaba un interés solo esperaba ver como lo tomaba y decidió seguir.

Tu tan bien eres Europeo por como hablas pero no reconozco de que país región pero sería interesante que tu decidas como sigue esto….

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"Cuenta mi historia, a quienes pregunten, cuéntala con verdad, las cosas malas junto con las buenas y permite que sea juzgada apegado a ellas.

Observó a la chica atentamente. Era puro deseo, eso estaba claro, aunque le resultaba divertido que pudiera ver su porte de figura pública, pero desconociera quién era. Pensaba en si le revelaría su identidad o no, cuando esbozó aquélla curiosa sonrisa. Dientes aserrados? Sólo había visto algo así en las noticias, a un hombre al que llamaban Pingüino, quizá eran parientes?

Lanzó una mirada intensa a la muchacha. Si tenía familia mafiosa, tal vez no fuese una total pérdida de tiempo...

- Ciertamente eres audaz... Sí, soy nativo de Bulgaria, concretamente de una próspera región conocida como Zandia, y desde luego me has pillado... Tengo la mala costumbre de ser un fenómeno de masas, de veras no sabes quién soy? - Blood se soltó la pelo y puso su expresión más serena, ayudándose con las manos, cuyas palmas señalaban al techo- "Y a vuestra piedad acudo, pues todos somos hermanos, unidos por la esencia misma de la vida, el elixir que no conoce de clases ni poder, fluye por nuestro cuerpo y da nombre a este leal siervo de su fe, Hermano sangre"

Terminado el breve párrafo que tantas veces había repetido en los medios, Sebastian sonrió satisfecho y sin pudor alguno, tomó uno de los largos mechones de Gaghiel, mirándolo con fingida inocencia mientras jugueteaba con él entre sus dedos.

- Espero que no te inquiete el hecho de estar ante una figura religiosa. Mi culto no es tan cerrado a según qué cosas, puedo llevar una vida normal... Por cierto, éste... Es tu color natural, o es teñido? No te he preguntado por los dientes por que hay gente que los tiene así, como ese tal Pingüino, lo conoces?

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Mientras lo escuchaba podía notar cómo desde él vemos era sinceró con sus deseos pero a cada paso su forma recordaba a las dé varios dé sus tíos cómo lo era Yama gobernante del inframundo y a cada momento fue mostrando su conocimiento y por error hizo una preguntar qué ya formuló pero eran las cosas del momento.

Luego la pregunta dé qué parte dé la existencia procedes la dejo en claro qué era un ente como ella pero las palabras qué agregó la sorprendieron más era una entidad tan antigua cómo sus padres y hacía esto más sorprendente y contestó con mucha tranquilidad.

Soy una Deva creada a través dé la esencia de los dioses shieva brahma y vishnu soy creada hace poco pero de todos los lugares del mundo y dimensiones poco pensé encontrar a un ente qué pueda igualar la edad dé mis padres y es un gusto no tener qué ocultar mi verdadera naturaleza ante usted.

Hizo una pausa para proseguir con sus palabras.

Pero hace poco encontré en mi camino a un dios Lovecraftiano Nyarlatothep aunque sinceramente no pude tener una conversación en buenos términos cómo aquí.

No mentía pero no quizo agregar más dé aquellos acontecimientos quería darle pie para qué hablaran dé otras cosas allí si lo deseaba.

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”Tengo un cuerpo inmortal con el poder de los dioses, Brahma, el Creador de vida tiene el poder para guiar ejércitos, su ejecutividad vive en mí y me permite guiar a los humanos, Su hermano Shieva el destructor de mundos, tiene el puño de hierro , Vishnu Dios del equilibrio perpetuo, Ambas fuerzas están en mis brazos y con ellas puedo destruir todo mal, Soy la luz que no tiene fin, la fuerza que duerme en lo más profundo del alma y sobrepasa todo lo humano.:

Poco iba tomando un matiz dé color más interesante dio cómo lo suponía en él blanco era europeo y dé bulgaria una región dé los balcanes era un lugar con historia para su gusto durante la primera guerra mundial fue un territorio caliente qué estuvo repletó de espías intrigas políticas conspiraciones y demás cosas invisibles a los ojos dé la historia excepto para unos pocos privilegiados.

Lo dejó seguir para poder armar más dé su misteriosa y cita y lo reconoció cómo un líder religioso en auge lo qué correspondía a sus actitudes y daba cuenta dé su habilidad y la oratoria lo delataba, luego en un gestó curioso tomó uno dé sus mechones y jugo con ellos sólo devolvió la sonrisa con un modo similar.

No sería la primera vez ahora reconozco su figura y aunque sea curioso es mí color real rojo carmesí cómo la sangre la moneda dé la vida en cuánto a mis dientes bueno tan bien es algo natural en cuanto a el pingüino no tengo parientes vivos hace siglos que olvidé cuando murió mí último familiar es interesante ver cómo él tiempo modifica nuestra percepción de la vida siendo un líder religioso debe tener una visión interezante del mismo.

No fue con vueltas decidió mostrar algo dé su verdadero ser él tenia algún motivo más detrás iba darle razones para ver hasta dónde iba con una sonrisa siguió con su conversación.

Soy dé más edad de lo qué aparentó pero digame su fama le precede cómo un líder religioso algunos lo ven cómo un pilar dé una nueva fe otros cómo un misterio y algunos no pueden definirlo yo creó qué muchos hablan pero pocos preguntan o me equivoco ?.

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"Cuenta mi historia, a quienes pregunten, cuéntala con verdad, las cosas malas junto con las buenas y permite que sea juzgada apegado a ellas.

Sebastian dejó el pelo de la muchacha, y bebió distraído un trago de su vaso de agua. Así que no tenía familia... Descartados los contactos influyentes. Sin embargo, dijo que sus parientes llevaban siglos muertos,y que ella tenía más edad de lo que aparentaba. Tenía una corazonada, podía salir mal, pero no perdía nada por intentarlo... Allá va.

- La gente habla cuando está inquieta, y no pregunta por miedo a saber. Nada es más perturbador que lo que uno desconoce, y una religión nueva ganando poder es algo que pocos han visto antes... Además, supongo que el color poco habitual de mis ojos les asusta un poco. Ser diferente es una carga dura de llevar, aunque a muchos de los aquí presentes no parece irles tan mal. Eso me lleva a preguntarme algo, y espero no ser descortés... Eres humana? O tienes alguna cosilla por ahí escondida aparte de tu peculiar sonrisa?

De pronto,una despampanante pelirroja se levantó de su silla y comenzó a importunar a su acmpañante, que no parecía particularmente preocupada por el hecho, Blood incluso podía percibir un atisbo de aburrimiento en ella. Algo molesto por que dicha interrupción podía desviar el rumbo de su conversa, Sebastian trató de zanjar el tema lo antes posible.

- ...Aunque a los humanos corrientes no parece irles mejor, verdad?

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