Otra vez en la maldita Speed Force (Wally West)[14/4/2018]

No iban a llegar a tiempo, no si esperaban mucho más. El traficante de esclavos había dejado caer a la niña desde lo alto del edificio. Wally West no tenía tiempo para pensar a pesar de que su alrededor había vuelto a ralentizarse. Los cabellos de Elektra ondeaban como si estuvieran sumidos bajo las profundidades del mar, y Wiccan adelantaba un brazo a cámara lenta a la vez que despegaba sus labios para conjurar. No lo conseguirían. No llegarían a tiempo. La criatura ya estaba a mitad de camino para estamparse contra el suelo…

Podría dejar que eso sucediera. No pasaría nada. No siempre se puede salvar a todo el mundo. La niña moriría, pero él volvería a casa. Llevaba mucho tiempo lejos de su hogar, de sus amigos, del amor de su vida. Ya se había sacrificado una vez por el mundo… ¿Por qué hacerlo por una niña y más cuando estaba tan cerca de volver a ver a Artemis?

Sabía que algo malo pasaría si volvía a forzarse a hacer aquello, lo descubrió durante su viaje por Asgard. Cuando rompía la barrera de la luz era capaz de ver cómo el tiempo se detenía, o incluso como caminaba en dirección opuesta... había vuelto a sentir el azote de la Speed Force tan sólo hacía unos instantes, cuando cogió a Elektra en brazos. ¿Por qué hacerlo de nuevo?

Miró a sus dos compañeros, analizando el detalle de sus angustiados rostros, de los gritos que empezaban a emanar de sus gargantas. Los miró como si fuera la última vez que los viera. Y entonces sonrió. Wally West no era perfecto, pero era un héroe. Y los héroes siempre se sacrificaban por los demás.

Kid Flash corrió como nunca hasta estar debajo de dónde tendría que caer la chica, pero no subió por el edificio. Si intentaba cogerla y saltar desde aquella altura acabarían por hacerse daño, sobretodo teniendo en cuenta que su velocidad superaba en aquellos instantes la barrera de la luz. Además, no podría tocarla a menos de que consiguiera dejar de vibrar durante el salto, y eso no parecía factible después de lo ocurrido.

Pero a cambio, se le ocurrió otra cosa. Kid Flash empezó a girar sobre sí mismo a una velocidad vertiginosa, creando un pequeño remolino que amortiguaría la caída de la chica. Tras varios segundos, la muchacha quedó flotando en el aire y a medida que desaparecía el remolino, la niña fue descendiendo lentamente hasta poner los pies en la tierra. El velocista respiró aliviado al ver que la chica estaba bien, al menos había conseguido salvarle la vida.

La rehén se acercó sonriente a darle un abrazo como agradecimiento, pero sintió como el tacto de Wally iba desapareciendo lentamente hasta que solo pudo acariciar el aire. Su expresión cambió radicalmente a una profunda tristeza. Kid Flash hizo lo que hacía siempre ante una situación desesperada. Sonreír.

El pelirrojo miró por última vez a sus compañeros, y se dio cuenta de la presencia de una pequeña nave que se acercaba a ellos. Por un instante, antes de desaparecer junto al remolino y un fugaz rayo rojo, Wally West juró ver a Dick, Artemis, Conner y Oliver montados en la Esfera.

- Maldita sea… estaba tan cerca de volver a casa y ahora… otra vez… - susurró, cerrando los ojos y dejándose llevar por la fuerza de la velocidad hasta deshacerse en el aire...

Dick, Artemis, Oliver y Conner miraron a su alrededor y se dieron cuenta que Barry Allen también había desaparecido…


Otra vez en la maldita Speed Force. Lo sabía, sabía que esto volvería a pasar al ver que se había forzado demasiado estos últimos días en correr por aquí por allá y sin comida alguna.

Y ahora estaba solo de nuevo en aquel remolino gigante de colores, atrapado como la primera vez y todo por no haber sabido cómo controlar aquellos impulsos, aquellos cambios que había sufrido su cuerpo tras salir de la primera Speed Force. Ahora no habría portales mágicos ni colisiones que le sacarían de allí con vida. La última vez había pasado casi un año desde que había salido de aquella jaula… ¿Qué pasaría si no salía nunca de allí? ¿O si volvía a salir de nuevo? ¿Y si pasaba cincuenta años allí encerrado? ¿Y si eran mil? Entonces habrían muerto todas las personas que amaba sin poder hacer nada… no, no quería un destino así.

- Quiero que termine esta pesadilla… si no… si no voy a poder verles de nuevo… al menos mátame de una vez… no… no puedo soportarlo más… - sollozó el joven Kid Flash tras derrumbarse entre las paredes de viento y colores.

- ¿ Wally?

El pelirrojo se levantó al escuchar una voz extrañamente conocida… ¿Era posible que no estuviera solo en la Speed Force?

- ¿Wally...?

Una mano aferró el antebrazo del chico, ayudándolo a ponerse en pie.

- Me lo has puesto difícil. Avísame la próxima vez que vayas a empezar a correr a la velocidad de la luz - de algún modo, Barry logró sonar jovial, pese a la situación que los rodeaba.

No era sencillo. La Speed Force rugía a su alrededor en una cacofonía de sonidos, luces y colores, un impulso invisible que los obligaba a seguir corriendo, a no detenerse. Alimentaba la supervelocidad de ambos y, al mismo tiempo, los arrastraba lejos de las vidas que conocían y amaban.

¿En cuántos mundos distintos habría perdido Barry Allen a Wally West...? Flash se había hecho aquella pregunta cientos de veces desde el inicio de aquel viaje. No provenía del mismo universo que el chico por el que ahora se jugaba la vida y, aún así, lo conocía desde siempre. En su mundo, el pelirrojo había tenido un destino distinto. Era el propio Barry quien había sucumbido a la llamada de la Speed Force, había permanecido atrapado en ella durante años. De hecho, para poder seguir a Wally al interior de aquel torbellino (hacía apenas unos segundos, si es que el tiempo en aquel sitio tenía algún sentido) Flash había necesitado toda su fuerza de voluntad, y que su mente repitiera a gritos la frase que una vez le ganó el anillo azul.

Todo va a salir bien.

- ¿Cómo estás? - preguntó, su perpetua sonrisa dejando paso a una expresión de genuina preocupación. Wally no tenía buen aspecto; nada sorprendente, dado lo que le había ocurrido. Hasta donde Barry sabía, aquella encarnación de su sobrino sólo había sido Kid Flash. La velocidad de la luz debía de ser nueva para él, y tan poderosa que era absolutamente incapaz de controlarla. La Speed Force lo llamaba como el canto de una sirena o, aún peor, con la inexorabilidad de un electroimán.

¿Sabría por cuánto tiempo había estado desaparecido? ¿Tendría la más mínima idea de lo que había sucedido los últimos años en el mundo? Por experiencia, Barry se atrevía a imaginar que no. Suponía que iba a tener que darle unas cuantas respuestas, y tenían poco tiempo.

Los minutos que pasaran allí dentro podían traducirse en meses en el exterior.

Wally West sintió una cálida mano sobre su hombro y después sintió como alguien le empujaba hacia arriba, alzándolo de la miseria en la que se encontraba en aquel momento.

Reconoció la voz al instante, pero su lógica le decía que aquel encuentro sería harto improbable. Pero ahí estaba, delante de él con lo que parecía una sonrisa. Siempre intentando reconfortarle de todas las maneras que conocía.

- Tío... - susurró con voz temblorosa, y sin poder evitarlo se lanzó a abrazar a su Barry mientras las lágrimas de desesperación bajaban sin detenerse por sus pecosas mejillas. Llevaba tanto tiempo sin ver un rostro conocido que no podía evitar dejarse llevar por la emoción. Sí Barry había podido encontrarle, aún había esperanza de poder salir a tiempo de la Speed Force.

- Yo... no sé cómo ha pasado... pero ahora puedo correr más rápido y mi cuerpo está cambiando... ¿Qué es este lugar?- le explicó asustado a su tío, deseando que él encontrara una explicación a lo que le había sucedido.

Wally siguió corriendo por el interior del remolino de luces y colores sin perder de vista a Barry. Tenía tantas preguntas que hacerle, tantas cosas de explicarle... pero primero tendrían que tratar de salir de la Speed Force lo antes posible.

-¿Cómo lo haces? - le preguntó el muchacho con dolor en los ojos - ¿Cómo puedes seguir sonriendo a pesar de todo?

- Tío...

El abrazo sólo pudo durar un instante. La carrera no podía detenerse en aquel lugar, donde el tiempo y la distancia eran prácticamente conceptos abstractos.

- Yo... no sé cómo ha pasado... pero ahora puedo correr más rápido y mi cuerpo está cambiando... ¿Qué es este lugar?- Wally estaba asustado.

- Estamos en la Speed Force - respondió Barry - Definirla es... complicado. Sé lo que hace; controla el flujo del tiempo y el espacio. Sobre el "qué es"... nunca me ha quedado claro del todo. Parece ser un lugar físico, algo así como otra dimensión... pero también tiene voluntad propia, como si fuera un ser consciente. Los velocistas bebemos directamente de ella, como de una fuente de energía... hasta donde yo sé, ilimitada.

Flash no se sentía cansado físicamente. ¿Cómo iba a estarlo, con aquel lugar alimentando permanentemente sus fuerzas? Pero la Speed Force minaba sus fuerzas a otro nivel, y sabía cómo debía de sentirse Wally en aquel momento.

- Por lo que entendí, forzaste tus habilidades al máximo cuando intentaste salvar el mundo... La Speed Force te tragó como un agujero negro. Afuera el tiempo funciona distinto. Han... - Barry dudó un instante. ¿Cómo decirlo para que doliera menos? - Han... pasado casi dos años desde que desapareciste.

Dejó un instante de silencio (¿qué habría sido? ¿Un día entero de silencio en el exterior? Ni siquiera sabía la equivalencia exacta, suponiendo que el flujo del tiempo discurriera a la misma velocidad en todos los puntos de la Speed Force). Le puso a Wally una mano en el hombro, murmurando un "lo siento", aunque sabía que no bastaría. Después, respondió a la última pregunta de su sobrino. En aquel momento, le pareció que él necesitaría aquel consejo más que nunca.

- Nunca hay que perder la esperanza, Wally. Incluso cuando sucede algo así. Si te rindes, si dejas de correr, si decides no luchar... se acabó. A veces, lo imposible pierde el "im" por el camino.

El silencio que siguió tampoco fue tal. El perpetuo zumbido de la Speed Force lo impedía.

- Lo siguiente es complicado de explicar, y tengo poco tiempo. Seré breve. - Barry miró al pelirrojo directamente a los ojos - Mientras estuviste ausente, hubo una especie de contracción del espacio ahí fuera. Lo han llamado la Colisión de los Mundos. Fue como... si todos los universos posibles se abrieran unos a otros. Fue cuando viste a Dick Grayson a través de un portal. Seguramente para ti fue hace un momento. Pero han pasado semanas.

Y ahora, la parte más complicada.

- Yo... procedo de una de esas otras dimensiones, Wally. Soy Barry Allen, sí... Pero no exactamente el que tú conocías. En mi mundo, la historia fue algo distinta.

Flash volvió a mirar al frente, pero no a la realidad disuelta en borrones que discurría a su alrededor. Dejó que su vista se perdiera en el vacío, mientras los recuerdos volvían a su mente.

- Yo mismo estuve atrapado en la Speed Force. Durante años. Todos me dieron por muerto. Mi sobrino... quien había sido Kid Flash... tomó el traje rojo después de mí.

Barry le dejó un momento para que digiriera sus palabras. Al ver el rostro de incredulidad de su sobrino, supo que tendría que repetírselo de alguna forma que no dejara lugar a las dudas.

- En mi mundo, Wally West... Tú también fuiste Flash.

Wally West no perdió de vista en ningún momento a su tío, y sus ojos verdoso[/size]s vagaban entre la veracidad de sus palabras.

La Speed Force, todo empezaba y acababa con ella. Era el origen de sus poderes, la fuente de su vida, y la que le había arrebatado varios años de su juventud al lado de su familia y amigos. Dos años perdidos sin haber visto a Artemis Crock...

La expresión de Wally era desconcertante, dolorosa, cómo si miles de espadas le hubieran atravesado en aquel momento. ¡Eran dos años, maldita sea! ¡Podrían haber cambiado mil cosas desde entonces! Y ahora le invadía el miedo a lo desconocido... ¿qué pasaría en cuanto volviera? ¿Y si no quisiera encontrarse con lo inesperado? Tenía miedo.

Pero ahí estaba Barry Allen, a su lado, siempre dando el mejor consejo en la situación más desesperada. Él sí era el posible de lo imposible. Él era la esperanza.

Wally se quedó en silencio, escuchando la explicación de su tío acerca del choque de universos. Así que eso había sido, por eso vio a Dick Grayson en el hielo tras la brecha entre la realidad y lo infinito. Pudo haber escapado por ese desgarro espacial, pero no le dio tiempo. El hombre más rápido fue lento. Y en cambio aterrizó en el frío yermo de Niflheim, en un planeta de un universo lejano, y tuvo que recorrer un largo camino para volver a terminar en la Speed Force, una vez más. Pero ahora sabía que podía salir, que la Fuerza de la Velocidad le pertenece aunque le haya atrapado...

- Osea... ¿eres mi tío pero no eres mi tío? - Wally ya empezaba a tener papilla como cerebro entre tantos mundos paralelos y sucesos extradimensionales.  

- ¿Que yo... he sido Flash? - parpadeó el pelirrojo incrédulo ante la revelación.

-Así es- sonrió Barry con un deje de nostalgia en su voz y sus ojos azules siguieron mirando al infinito, como si estuviera buscando algún borrón en la Speed Force que revelara la realidad de su mundo. Lo añoraba, quería volver a él. Su realidad, si Iris West...

-Sí, y fuiste un Flash digno de su nombre... salvaste incontables vidas, venciste a los malvados, luchaste con valor cuando la noche era más oscura... creciste, te convertirse en un hombre. Oh, y te casaste y todo. Tienes dos preciosos gemelos, Jai e Iris...

-Tengo...¿hijos? - preguntó el muchacho sobresaltado y con un poco de rubor en las mejillas. Era incapaz de verse como un hombre adulto, y todavía menos pensar en tener hijos.

-Si...pero no te preocupes por eso...aun queda mucho para que conozcas a Linda.

-¿Linda? - Wally susurró ese nombre como si se tratara de una predicción funesta. Ya no le gustaba tanto ese futuro, un futuro siendo Flash pero sin Artemis...

Barry se dio cuenta de que había metido la pata. Había hablado demasiado de su mundo y quizás no era lo correcto para el muchacho. Al menos por el momento.

-Lo que intento decirte... es que no debes tener miedo a nada, Wally. Eres capaz de superar todos tus problemas si crees en ello. Nunca debes dejar de creer...

El pelirrojo asintió, aunque seguía sin saber cómo interpretar ese futuro sobre si mismo. El velocista esta completamente confundido por culpa los acontecimientos de dos años enteros en tan solo unas horas. Entonces, Barry vio por fin la oportunidad de rasgar la infinita Speed Force y crear una vía de escape...

Barry sólo podía darle unos segundos a su sobrino para que lo asimilara todo, por mucho que le doliera. Podía sonar irónico pero, pese a ser el hombre más rápido vivo, al velocista le gustaba tomarse las cosas con calma. No en vano era conocido por su hábito de llegar tarde.

Bien, pues ahora tenía prisa... tan pronto como se presentara la oportunidad de salir de la Speed Force, tendría que aprovecharla, y lo mejor sería que hiciera todo lo que tenía que hacer primero.

- Escúchame bien, Wally - esta vez, las palabras de Barry fueron más apresuradas. Por la forma en que silbaba el aire en sus oídos, su oportunidad estaba cerca, y no podía desaprovecharla contando viejas anécdotas de su mundo. - Quiero que guardes esto... - tomó la mano de su sobrino y apretó algo metálico contra su palma, cerrándole después los dedos para que no lo perdiera durante la carrera -Va a hacerte falta a partir de ahora. - el mayor de los velocistas esbozó su sonrisa característica, esa que parecía dejar en nada cualquier problema.

Y entonces, lo vio: un punto en que los rayos amarillos de la Speed Force dejaban de converger y se desviaban en todas las direcciones del espacio. Necesitaría pasar por su lado a toda velocidad para que el desgarro creciera y Wally pudiera caber por él...

Sólo saldría uno de los dos.

- Mantente a mi lado, ¿vale? Y cuando te diga, corre. Corre como nunca lo has hecho.

Barry volvió a fijar la vista al frente y contó mentalmente hacia atrás. 3, 2, 1...

- ¡Ahora! - gritó.

Y, cuando estuvo seguro de que su sobrino corría en la dirección correcta, él apretó los dientes, lo adelantó y se desvió bruscamente hacia la derecha, alcanzando el límite de su propia velocidad.

La estática amarilla que llenaba la Speed Force crujió y chisporroteó, y un sonido similar al de tela al desgarrarse llenó los oídos de Wally West. Sintió que algo tiraba de él hacia el vacío, que la realidad a su alrededor se deformaba y se retorcía, y perdió de vista a Barry Allen, convertido en un borrón rojo, uno con la Speed Force.

Lo último que oyó fue la voz de su tío.

- Volveremos a vernos, Wally...

Y entonces cayó, sin saber en qué dirección estaba el cielo y en cuál el suelo, rodando pendiente abajo un instante, y en caída libre el siguiente, mientras su excesiva velocidad arrancaba chispas en el asfalto que estaba pisando. Le costó un minuto entero poder frenar, quemando la suela de sus botas en el proceso.

Cayó de bruces al suelo, recuperando la respiración. No había zumbidos, ni chisporroteos, sólo el más profundo silencio. Había salido del remolino. Y Barry Allen no estaba con él.

Cuando, dolorido y confuso, abrió al fin la mano derecha, sus ojos verdes reconocieron al instante el objeto que su tío le había entregado antes de dejarlo atrás.

Era el anillo de Flash.

Continuación: Pronóstico reservado