My China girl [2/4/2019, 14:30h](libre)

Haciendo caso de los recurrentes consejos de sus amigos y allegados sobre sus vestimentas inadecuadas para la vida en Midgard, aquel día salió a pasear con ropas más adaptadas a la cultura terrestre y ala ciudad en la que ahora residía.  La guerrera llevaba un estilo muy casual, no era una mujer que destacara o se caracterizase por sus atuendos típicos femeninos.Brunildase había puesto unos pantalones vaqueros cortos, una camisa holgada de color blanco y sobre esta una chupa de cuero negra. Su  cabello dorado, que habitualmente llevaba recogido en dos trenzas, ahora se encontraba suelto.

No había batalla que luchar, nadie en la mansión con quien disfrutar de una charla entretenida o beberse todo el minibar. Estaba aburrida así que salió del lugar en busca de un poco de diversión. Las calles de la gran manzana aún se la hacían muy desconocidas a pesar de llevar viviendo un largo en la urbe. No le dio mucha importancia a perderse por aquel dédalo de callejuelas. Tenía ese aparato con el que llamar al mayordomo de la mansión. Ella confiaba en Jarvis, sabía que aquel hombre iría a buscarla a donde fue que ella se encontrase. No sólo estaba dedicado a Tony, sino que con el tiempo el fiel mayordomo ayudaba en todo lo posible a los Vengadores.

Tras un rato de caminar presurosamente llegó a un parque frondoso y salvaje. era el corazón verde de Nueva York. El lugar denominado como Central Park. La valquiria se quedó maravillada con la flora del lugar.  En la urbe de hierro y metal no acostumbraba a ver lugares como aquel, tan llenos de naturaleza y vida. Compró un aguamiel light en uno de los múltiples puestos ambulantes de bebidas que estaban de una punta a otra del parque. Una de las pocas cosas por las que podía dar gracias a la tendencia de  apropiación cultural de Midgard. Cuando Thor había  decidido que el lugar para Argardia fue en la tierra, muchas empresas para cubrir la necesidad de los habitantes asgardianos del lugar habían comercializado la bebida. Ahora el hidromiel, la bebida de los dioses y sagrada para la raza asgardiana, podía encontrarse embotellado a un módico precio en cualquier supermercado de barrio de cualquier lugar del gran país de Estados Unidos.

Iba bebiendo su preciada bebida mientras miraba con fascinación la ingente y reluciente vida natural que impregna cada poro de aquel pulmón verde. Tan ensimismada estaba observando la riqueza floral del lugar que no se dió cuenta de que en su camino había un joven. Sin querer chocó con él y rompió la conversación que el muchacho estaba manteniendo con una belleza asiática.

-Perdone, my lord.- hizo una reverencia exhibiendo sus refinados modales de nobleza asgardiana. La hidromiel se le había caído de las manos. El botellín de vidrio se había roto dejando miles de fragmentos por el suelo.

La valquiria se agachó para ayudar al hombre que había tirado al suelo a levantarse. Las maneras del chico la sorprendieron y abrió con sorpresa sus grandes ojos azules. La rubia se quedó un poco patidifusa. La verdad es que no estaba acostumbrada ni a la amabilidad ni a las buenas maneras por parte del sexo masculino. Sus interacciones con los hombres siempre eran más bien hostiles. Conocía a muy pocos varones que no merecieran ese comportamiento frío y distante de su parte. Una vez que aquel hombre estuvo en pie ella se dispuso a recoger los pedazos de vidrio marrón de su botella de hidromiel. Recogió los con al ayuda del muchacho y los depositó en una papelera cercana. Así el parque quedó de nuevo limpio.

- En verdad caballero, que ha sido mi falta.  Estaba obnubilada con la belleza sin igual de este parque y no le he visto.- Negó con la cabeza cuando el joven dijo lo de la cerveza.-  Es hidromiel. - Ella tendió su mano a Savage de forma cortés para darle un apretón de manos y presentarse.- Soy Brunilda.- La rubia vio a la joven que acompañaba a Savage. La valquiria la sonrió afable y también le tendió su mano a modo de saludo.

May estaba lanzándole indirectas a una persona cercana. la asgardiana miró en dirección a donde la asiática estaba apuntando. Allí se encontraba otra muchacha de un bella presencia. Notó como había un sutil coqueteo entre la hermosa asiática y una atractiva rubia que estaba sentada en un banco cercano comiendo una hamburguesa.  Los asgardianos pillaban muy rápidamente los comportamientos de cortejo. La coquetería, la seducción y las insinuaciones eran temas que se les daban particularmente bien. Era por algo que entre los midgarianos había miles de descendientes de los principales asgardianos y dioses nordicos. Además, Brunilda había sido líder de las valquirias mucho tiempo. Las valquirias, principalmente en sus primeros años como guerreras de élite, vivían alejadas del contacto con los demás asgardianos. Sólo compartían vida con otras valquirias, estando muy alejadas del pueblo llano. Había estado privada del contacto masculino mucho tiempo y había entablado relaciones sexuales, amorosas y afectivas con las otras valquirias. Sabía muy bien cuales eran esos gestos delicados que utilizaban las mujeres para conquistar a otras mujeres.  

- Disculpe, My Lady ¿estamos interrumpiendo “cosas de chicas”?- dijo Brunilda con un tono entre dulce y perspicaz a la asiática. La guerrera se debatía entre aceptar la invitación a bebida del chico para dejar que el amor fluyera entre esas dos bellezas ó seguir su aburrido camino sin entrometerse en la vida de aquellos tres desconocidos.

De un momento a otro Victoria actuó con nerviosismo. Un ruido muy raro salió de aquel cachivache electrónico que la rubia tenía consigo.  En el rostro de Brunilda se perfiló la incomprensión y la duda sobre este nerviosismo. ¿A qué se debía ese inusual estado de agitación? Aquella mujer no parecía la típica chica tímida que cuando la pillaban coqueteando se le venían todos los colores encima.

Sonrió coqueta ante el halago de May. - No me digas esas cosas, soy  vulnerable las lisonjas de la féminas. -dijo riendo ligeramente- My  Lady May, vos estáis siempre radiante. Tenéis razón en ese apunte pero vivo presa de mi labor. -

Poco tiempo después del agradable saludo, May terminó rápidamente su comida y se adecentó para entrar en contacto con la mujer que le había robado toda su atención. La morena les invitó a permanecer espera mientras ella iba a conquistar a su objetivo. La valquiria pensó que quizá hubiera sido mejor partir, para facilitar que las jóvenes tuvieran más intimidad. Cuando intentabas ligar con alguien a veces los amigos eran un escollo y dificultan tener una proximidad con el destinatario de los afectos.  Pero la chica china había decidido aunar el grupo con su interés amoroso y sus compañeros de heroicidades.

- Toma todo el tiempo que precises. Te esperaremos aquí. Os deseo suerte en vuestra empresa.-

La guerrera observaba la interacción de las dos mujeres. Como todo asgardiano que se precie le interesaban mucho los cotilleos sobre relaciones y devaneos amorosos. Pensó que el piropo que había dedicado May a Victoria era algo poco florido pero por algo había que empezar a cortejar a una dama. Mientras que la asiática parecía ser más lanzada y directa en el galanteo, la rubia era más calma y sutil.

El joven moreno amigo de May inició una conversación. Dejó que enfocarse en el cortejo de Mayy le prestó a aquel muchacho toda su atención. Puso una expresión dubitativa en su semblante. Ella era muy conocida en su Reino Asgard, en Midgard no tenía muy claro si lo era. Brunilda no tenía ni idea de los medios de comunicación de la tierra ni de su alcance. Solían salir en los encabezados de las noticias cuando salvaba el mundo junto a su grupo de amigos, todos ellos héroes, como Thor o el grupo de los Vengadores. Era una heroína relevante en la tierra antes del cataclismo de los mundos. No obstante, con el efecto omega todo había variado y no podía saber muy bien si era un personaje público que tuviera un gran calado en las noticias recientes. - Supongo que la gente hable de mí a veces.- Dijo encogiéndose de hombros sin darle mucha importancia a si era famosa o no. Su níveo rostro se vistió con una alegre y entusiasmada sonrisa cuando aquel joven mencionó su raza. La rubia se sentía muy orgullosa  de ser asgardiana.

- Has dado en el clavo caballero. Me suelen decir mucho que los asgardianos tenemos un porte única.Vos sabéis mi nombre creo que es justo que me digáis el vuestro. Creo que se os ha pasado decirmelo. -

Shawn y Brunilda estaban lo suficientemente cerca para poder escuchar el comentario de Victoria. La valquiria se rió ligeramente al captar el comentario sobre que no iba a caer a la primera de cambio. Una presa difícil para May pensó. Las personas que no caen a la primera hacen más divertido el proceso del coqueteo. a los asgardianos les gustaban mucho los juegos de seducción. Ir poco a poco cortejando a quien habían marcado como si fuera una caza donde acorralas a la presa hasta la extenuación y cae rendida a tus pies.  

La valquiria pudo comprobar de primera mano cómo la asiática era realmente muy directa cuando le gustaba algo, en este caso alguien. La morena había entrado a saco a la rubia desconocida. Sin ningún tipo de dilación ni charla que  rompiera el hielo, empezó a piropear a Victoria desde el minuto uno. Sabía lo que quería e iba a por ello, una cualidad que la guerrera dorados de cabellos admiraba. May con sus halagos presumía de la inmensa fortuna de su familia y admiraba la radiante belleza de Nicrom. La táctica era arriesgada y podía salir mal pero en este caso parecía que había surtido efecto. La alegría y jovialidad que desprendía Mayor hizo que su galanteo calara en la destinataria de sus afectos. Brunilda se alegraba de que el cortejo de May hubiera resultado efectivo.

- Hidromiel. De hecho el sabor es bastante diferente al de la cerveza.- Corrigió. De hecho, los midgarianos siempre tenían esa confusión entre la bebida asgardiana y la midgariana. A Brunilda le resultaba un tanto curioso esa comparación entre ambas bebidas. A Thor, Balder, Volstagg,  Fandral, Hogun, Amora, Lorelai, Sigurd, Siff, Loki, Odín, las tres madres(Freya, Gaea y Frigg)  y demás asgardianos que conocía  la diferencia entre la cerveza y la hidromiel era palpable y evidente.  La hidromiel tenía un sabor más dulce, ya que, era una bebida alcohólica, como bien su nombre indicaba, proveniente de la miel.  de Estrechó la mano que el moreno le ofrecía en ese extraño saludo que realizaban los midgarianos.- un placer conoceros, Shawn Wild.- expresó con cierto matiz rimbombante como solía hacer su raza al pronunciar un nombre. los asgardianos le daban mucho valor a los patronímicos. el nombre no sólo era una forma de presentarte al mundo, también designaba la importancia de tu casa y tu linaje.

Una sonrisa radiante y alegre cruzó el rostro de Brunilda cuando el joven mentó a Thor. La guerrera no solía ser muy expresiva casi siempre en su semblante se mostraba serio. Sim embargo la cosa cambiaba cuando se trataba del poseedor del Mjolnir. Desde lo más profundo de su corazón la valquiria admiraba al heredero al trono de Asgard. El Dios Nórdico era una de sus personas favoritas del universo. No sólo era alguien junto a quien batallaba e impartía justicia. Los dos asgardianos compartían una misma visión del mundo y siempre habían estado muy pendientes el uno del otro. Tenían un fuerte vínculo de amistad que traspasaba cualquier barrera y cualquier distancia.

-Sí, Thor es mi mejor amigo. Nos conocemos casi desde niños.- May y Violet se acercaron a donde se encontraban conversando Shawn y Brunilda.

En un gesto muy resuelto y espontáneo la rubia se encogió de hombros ante la pregunta de la rubia recien llegada. Brunilda aunque realizase multitud de gestas heroicas no le importaba lo más mínimo se resultaba alguien destacado o pasaba totalmente inadvertida. -¿En Midgard? No lo tengo muy claro. Soy muy conocida por mis gentes pero en este lugar no sabría que decirle mylady.  Hago mi trabajo y no me fijo en esos detalles. Podría ser que hubiera salido en las comunicaciones midgarianas. Recientemente se abrió uno de nuestros templos y fue noticia. -

-No te preocupes, muchacho. Cada uno bebe lo que puede o lo que quiere. - Dijo la rubia con muy buen talante. Se dió un suave golpecito en el hombro a modo de consuelo. fue un toque muy ligero pues sabía de la diferencia de fuerza entre los asgardianos y los midgarianos. Además, el chico no parecía de los hombres más fuertes de la tierra. Suponía que era un poco enclenque. Shawn le había caído en gracia y al estar en una situación relajada se podía mostrar un tanto más abierta y menos seria de lo que era su personalidad en a las apremiantes situaciones de combate o peligro en las que frecuentemente se veía inmersa.  Los asgardianos tenían un mayor aguante  para el alcohol que los midgarianos debido a su constitución. Pero aún así, a la guerrera le resultó un poco extraño que Shawn no acostumbrara a beber. Después de todo tenía entendido que en Midgard como en su tierra natal Asgard también se celebraba con bebidas alcohólicas. Había algunos midgarianos que no bebían pero la cultura de la que procedía la guerrera era un caso muy extraño y raro un joven-adulto que no ingiriera alcohol o tomaba poco. Además, en las celebraciones de sus templos nórdicos los creyentes terrestres bebían en abundancia como dictaban las reglas de sus fiestas milenarias. May se acercó con la mujer a la que estaba cortejando. La asiática  hizo una breve introducción de la nueva integrante del grupo. La valquiria se alegró de que Nicrom hubiera sucumbido a los inusitados piropos de la asiática. Aunque era uan mujer seria, ella siempre deseaba lo mejor para sus amigos y allegados.

- Brunilda es mi nombre, mylady.- Hizo una ligera inclinación de forma muy cortés.- No es ningún secreto que los asgardianos nos enorgullecemos de nuestro origen y llamamos a muchas cosas por los nombres ancestrales. - La preciada guerrera asgardiana no destacaba en la asimilación cultural. No era como otros compatriotas suyos que casi paban desapercibidos en la tierra. Desde que una barrera magica impenetrable había cubierto la Ciudad Dorada e impedía a los hijos de Asgard retornar a su hogar, muchos de ellos se habían había aclimatado a la vida en Midgard. Algunos pasaban completamente inadvertidos como si fueran midgarianos de toda la vida del señor. Otros como Brunilda no eran capaces de dejar de lado sus constumbres y su manera de vida para no destacar en la tierra.  - Un nombre hermoso para una mujer encantadora, como vos. - dijo siempre galante la asgardiana. Su profesión era bastante obvia para ella. a veces se le olvidaba que los habitantes del cuarto reino no estaban versados en su cultura asgardiana ni en la religión y vida nórdica.

-Soy una valquiria, realizo las labores propias de mi casta que son proteger a mi pueblo, a nuestros fieles y servir a mi Rey Odín.- A diferencia de los héroes del planeta tierra, a los asgardianos no les importaba mucho desvelar su identidad. Los habitantes de Asgard no guardaban celosamente sus nombres. Thor era, Thor, Loki era Loki, Siff era, Siff y Amora era, Amora. No utilizaban ningún alias de héroe para ocultar su nombre real. Si bien era cierto que ella era conocida como la Valquiria, no era porque  fuera reticente a mostrar su identidad sino porque su función era en la mayoría más importante que su individualidad.

-Deberíamos ir a un lugar en el que no sólo sirvan bebidas alcohólicas sino en el que podamos deleitarnos con una agradable comida. Mi pueblo es mucho de contar anécdotas guerreras frente al fuero, pero yo no soy muy buena oradora. no tengo el don de la palabra ni se endulzar las historias para que resulten mágicas, envolventes y fascinantes.-

Intuyó que el joven se estaba guardando las espaldas. Si bien era cierto que no le conocía nada más que unos escasos minutos, recordaba a la perfección como May había dicho que los tres se dedicaban a lo mismo y que era bueno verse fuera de los ambientes de trabajo. Así que no mencionó nada que pudiera relacionar al muchacho con la labor heroica. se guardó esos pequeños matices para ella. A Brunilda le daba completamente igual desvelarse, porque no tenía identidad secreta. Su vida no tenía ninguna división, siempre era Brunilda la valquiria. Nunca olvidaba su labor nunca tenía una vida a parte que pudiera ser puesta en riesgo. En cuanto a la asiática, ellas dos se habían conocido en un estado de alerta en la capital germana. Sin embargo, la valquiria estaba en la urbe debido a sus obligaciones como una de las principales diosas nórdicas del panteón asgardiano. Para no hablar de más y no dar información que su amiga no quisiera que los demás supieran omitió una parte de la verdad.

- Es lo normal para mí cruzarme en mi día a día con todo tipo de personas.  May y yo nos conocimos en Berlín. Yo estaba inaugurando una sede asgardiana en al ciudad y supongo que May estaría por sus empresas. - Se encogió de hombros. A la rubia asgardiana no le parecía muy atípico cruzarse tanto con personas con poderes, sin poderes o con héroes de su misma clase. Después de todo, ella se codeaba con gente corriente cuando salía a la calle, iba a los templos nórdicos o tenía que cumplir sus obligaciones como valquiria. En Asgard no todo el mundo era un guerrero venerado y aclamado como podía serlo Balder o Thor. También había campesinos, criados y demás personas con trabajos corrientes y molientes.  había personas muy normales en su vida con las que convivía y mantenía una gran amistad.

Sonrió complacida ante lo dicho por la recién llegada.- Siempre es de mi agrado estar con personas tan agradables. Es verdaderamente un placer estar rodeada de tanta belleza, My ladies y mylord- Hizo un galante y sutil reverencia. a los asgardianos les gustaba mucho hacer gala de un cortejo y un coqueteo social. Cuando no se encontraban en la batalla eran mucho de alabar las virtudes y hacer continuas insinuaciones a sus acompañantes. - espero no ser lo demasiado ruda y poder expresarme con precisión al contar alguna anécdota de mi tierra natal. A los Midgarianos suelen resultarles curiosas las historias de Asgard, porque es un lugar al que muy pocos de ellos tienen acceso.- Asgard no era uno de los principales sitios turísticos. La Ciudad Dorada, por regla general, tenía vetado el acceso para personas no asgardianas.

Como era lo normal al proceder de una cultura ancestral, un mundo en el que pervivió la tradición que no había superado la edad media y que no conocía la ciencia, la valquiria estaba muy perdida cuando Shawn y Violet explicaron sus profesiones. Brunilda no tenía ni idea de lo que era la bioquímica tampoco lo que era un ordenador. Sabía usar a grandes rasgos y con ayuda un móvil pero no iba más allá de un uso casi básico del terminal. Por lo que ella simplemente asintió y sonrió. Lo usual cuando no tienes ni idea de lo que los demás están hablando y estás muy desubicado de la conversación. empezaron a caminar hacia el restaurante al que May les había invitado, la valquiria les siguió caminando en silencio, no tenía nada que añadir a esa conversación sobre términos y palabras que no entendía.

-Cierto es que desde hace rato no tengo la menor noción de lo que se refiere. No sé si que son esos videojuegos ni que hace para ganarse la vida.-

De las palabras de May pudo extrapolar que la asiática sólo se veía interesada por personas de sexo femenino. No hizo ningún comentario porque a los asgardianos  no les importaba con quien te acostabas. no tenían esa tendencia homófoba que solía darse la tierra. May se agarró al brazo de Violeta y caminó muy pegada a ella. La mística parecía muy emocionada con la rubia. Estaba claro que deseaba apasionadamente ganarse su favor.

-Nunca es tarde para partirle la cara a imbéciles.- El comentario de Savage sobre los abusones le recordó cuando la gente se metía con ella al llegar a la Capital del reino. Era una chica de provincias y los habitantes de la ciudad se creían mejores que ella. La gastaban bromas crueles, eran duros, arrogantes y despreciables. Tuvo que ganarse el respeto superando con creces las expectativas, siendo mejor que ellos, destacando y sobre todo, partiendoles la cara a golpes.

La afición de Violet por los videojuegos era compartida también por Mayor y Shawn. Lo que hizo que en ese determinado momento la conversación giró en torno a ese mundo.  La valquiria no sabían de lo que estaban hablando. Aquellas palabras que usaban le eran muy ajenas. oía la conversación entre la rubia y el castaño pero era como si dialogarán en otro idioma. Como Brunilda comprendía todos los idiomas del Universo, en realidad para ella era como si los dos jóvenes estuvieran emitiendo sonidos ininteligibles.

Devolvió la sonrisa a May. Le pareció muy amable de su parte preocuparse por su adaptación en Midgard. No solía estar acostumbrada a que nadie mirase por su bienestar. Ella era una mujer que siempre se valía por sí misma sin gestos considerados de otros. Enarco  una ceja con la explicación sobre los videojuegos de Shawn. No entendía muy bien el por qué a las personas les parecía divertido aquel entretenimiento. ¿Por qué querías vivir otra vida? Ella estaba demasiado ocupada siendo Brunilda, la valquiria para ser alguien más. Además, si querías un tipo de vida ¿por qué no la llevabas en la vida real? Era algo que la parecía completamente ilógico. La valquiria sin dudarlo prefería algo más real y tangible. Violet le dió una explicación más detallada sobre los videojuegos y cuál era su trabajo. No obstante, a Brunilda, que había nacido en una sociedad sin un desarrollo tecnológico ni versada en los campos de la ingeniería y electrotecnia,  se le hacía muy complicado entender esos significados y hacerse una imagen mental de aquellos términos, aquellas nocione y los aparatos electrónicos a los que se referían.

-Oh sí los juguetes de Ironman- Conocía muy bien a Tony Stark, un gran amigo de Thor y en muchas y frecuentes ocasiones aliado de Asgard y todos sus asgardianos. Si bien no era un hombre al que pudiera describir como virtuoso, al menos si se esforzaba cuando la situación requería de su ayuda.

Después de una corta caminata llegaron al restaurante. Se notaba por las actitudes cercanas y de confianza que los empleados del lugar conocían a la morena. Enseguida la joven de etnia asiática demandó una mesa para ellos cuatro. Sin más dilación, les asignaron un rincón agradable y bien situado.

Cuando el camarero se acercó a la mesa, la valquiria pidió. Sonrió cuando la otra rubia dijo que iba a beber lo mismo que ella. No menospreciaba las capacidades de los midgarianos pero sabía que las diferencias anatómicas entre los asgardianos y ellos eran destacables. Los asgardianos tenían mayor resistencia al alcohol y por eso su sociedad bebían ingentes cantidades de bebidas alcohólicas.

-Yo desearía cordero asado y hidromiel si es posible. Si no disponen de esa bebida, cerveza está bien.- Aunque Brunilda podía perfectamente pagar su comida, para los asgardianos estaba mal visto rechazar los gestos de hospitalidad. la hospitalidad en su cultura era un concepto muy importante y debías tanto ofrecerla como aceptarla.

Sintió una opresión en pecho cuando el joven mencionó que estaba en una tierra ajena a la suya. La nostalgia la hizo su presa. Había convivido con midgarianos desde que las primeras razas de humanos aparecieron pero nunca antes había estado vetada de su hogar. La barrera que impedía su regreso a Asgard la hacía sentirse más lejos de casa que nunca. La imposibilidad de volver a casa era lo que más la aquejaba.

- Mientras no batallo ocupo mi tiempo en otras labores de mi cargo como valquiria. Acompaño las almas de los guerreros al Valhalla, cuido de los fieles, visito y ayudo en los templos.  Si me queda tiempo hago cosas más habituales para los midgarianos: paseo, quedo con mis amigos para ir a beber, practico deportes … ese tipo de cosas de la vida diaria sencilla. También entreno, quizá podría enseñarte algo para que encares a esos abusones que mencionabas antes. - Suspiró.- A veces es difícil encontrarse lejos de casa, sentirse acogida, integrada y parte de una sociedad que desconoces. Es como sentirse ajeno a todo el mundo, como si nadie pudiera entenderte y te sintieras aislado completamente.-

May se mostraba entusiasmada con cada avance que iba consiguiendo en su acercamiento a Violet. A la valquiria le parecía que aquel cortejo iba a terminar en una happy ending. Quizá si las cosas se formalizasen ambas señoritas se enbarcasen en una relación formal de noviazgo. Por la actitud de May, Brunilda intuía que la asiática buscaba algo más que un lige de una sola noche. estaba cautivada por la rubia y quería hacerla parte de su mundo.

La morena hizo cuenta de su riqueza y sus habilidades para llamar la atención de Violet hacia su persona. Lo que comentó la joven de etnia asiática captó un tanto la atención de la guerrera asgardiana. Había tenido mucha relación con historiadores, arqueólogos y vendedores de reliquias. Expoliaron las ruinas de civilizaciones de antaño en busca de comprensión, entendimiento y los peores en busca de hacer fama, fortuna y dinero al vender al mejor postor reliquias de la antigüedad. Todavía existían midgarianos que tenían un fuerte valor y nostalgia por objetos del pasado. Pero no tenían cuidado y respeto las cosas que no comprendían. Los objetos mágicos o divinos que algunas familias de la riqueza exponían en sus casa podrían causar grandes percances.

Se guardó entre sus ropajes el papel que le había tendido Savage con su número de teléfono.- Te llamaré cuando tenga un rato libre para concertar un encuentro. Vosotras señoritas también podéis acudir si lo deseáis.- Aunque Brunilda tenía un móvil, que muy amablemente sus amigas Paty(Hellcat) y Jenny(Hulka) la habían enseñado a utilizar. Prefería guardar el número en el aparato cuando estuviera en su casa. No se la daba muy bien el manejo de esos artefactos y tardaba bastante, por lo que prefería hacerlo en la intimidad de su habitación sin que nadie pudiera ver que la faltaba mucha destreza en el uso de esos artilugios.- Por la zona de Central Park se encuentra uno de nuestros templos, las estancias son grandes y podríamos acomodar alguna para que te pueda dar algunas clases de combate y defensa.- La mujer del norte tenía bien presente que por seguridad de sus amigos no podía llevar a nadie desconocido a la mansión de los Vengadores. Así que omitió la información de que vivía en tal lugar y ofreció un lugar alternativo para su entrenamiento con el joven Shawn.


Asintió y sonrió ante el ofrecimiento de la pudiente mujer. La asgardiana agradecía y admiraba la predisposición de May de ayudar siempre a los demás. Se notaba que era alguien al que gustaba preocuparse por el bienestar de los demás. No obstante, la situación de la valquiria era muy diferente a la de los mestizos de dos culturas. Brunilda había socializado y asimilado la cultura asgardiana desde que nació. Escuchó la pregunta y decidió inventar algo bien elaborado. Llevaba muy arraigada las maneras asgardianas porque llevaba cientos de años en al misma cultura. Estaba muy enraizada y consolidada en la civilización de la que era originaria. Sus acercamientos a otras culturas, como la midgariana habían sido efímeros. Cabía también resaltar que no era una asgardiana convencional. Ella era un estandarte de la dignidad y moralidad de Asgard. Era una paladina de la justicia y los rasgos de Asgard estaban como marcados a fuego sobre su alma, como si estuvieran tallado en lo más profundo de sus densos huesos. Cada fibra de su ser y su existencia misma tan sólo cantaba la canción de Asgard.

Las palabras del muchacho y una mano de Violet sobre la suya, apretándola para ofrecerle apoyo. Se sintió un poco abochornada con tanta atención en su persona. No estaba acostumbrada a que nadie se preocupara por su bienestar. Que de repente los otros tres comensales mostrasen gestos de comprensión, consuelo y apoyo la hizo sentirse un tanto extraña. Nunca había sido presa de tanta atención y no sabía muy bien que hacer o qué decir. Simplemente asintió y emitió un sonido afirmativo.

May le dio un giro a la situación, sacando a colación a su madre. La valquiria dio las gracias de que a su morena amiga le gustase tanto conversar. La magia no era un tema de lo más agradable para Brunilda. A pesar de que en Asgard vivían rodeados por un sin fin de ella, los magos eran apreciados y la academia de magia tenía tanto prestigio como la de guerreros; la rubia desconfiaba en alto grado de los usuarios de la magia. estos la habían demostrado una y mil veces que no se podía confiar en ellos, que la magia corrompe y ennegrece el alma.

- Es diferente, yo no hago magia.- Comentó dejando en claro que ella no era un algo paranormal.- No me agrada mucho la magia. En general suelen ocurrir percances de gran gravedad por una manipulación incorrecta. El uso incorrecto de poderes místicos y en pos de actos de villanía es muy usual.-

Al poco tiempo de estar sentados en el restaurante, los camareros dejaron los deliciosos manjares sobre la mesa. Brunilda hizo buena cuenta de su comida. Las maneras asgardianas difieren notablemente con las formas midgarianas. La valquiria casi no hizo uso de los cubiertos para alimentarse.

- Yo no le temo a nada. Se lo que es la vida y muerte. Como también sé de los infortunios que provoca la magia. He visto la devastación que provoca, la locura, la maldad, la sin razón a la que lleva. El un mundo ha estado infinidad de veces al borde del cataclismo por magos que se creen mejores que los demás. Muy pocas personas hay en el universo capaz de permanecer intactos cuando hacen uso de un poder místico.-

De todos los magos, hechiceros y místicos que habían pasado por su experiencia vital tan sólo podría nombrar con admiración y cariño al que fue su compañero en los Defensores, Stephen Extraño. Sin embargo, había algo en Mayor que le generaba confianza. Esperaba no equivocarse aquella vez. A a había tenido demasiados fallos depositando sus esperanzas en usuarios de la magia.

-Es mi deber ayudar a todo aquel que lo precise. Es la labor propia de mi rango, servir al prójimo.- Le agradó el entusiasmo que percibió en aquel muchacho- He de advertir joven Shawn, que no soy una maestra ni fácil ni paciente.- No estaba acostumbrada a la vida docente y cuando ejercía esa labor era palpable su método basado en sobre todo en el trabajo duro y el esfuerzo personal.  La enseñanza no era su fuerte. Habitualmente era dura y exigente con sus pupilos. No era alguien que diera un halago a la primera de cambio. Estaba considerada como uno de los profesores más difíciles de Asgard.

- Me sentiría muy honrada de ver tus destrezas artísticas.- Respondió ante la invitación de May. La rubia guerrera degustó un poco más de su deliciosa y exquisita comida.

Le causó una gran sorpresa la cuestión que planteó Violet. La mayoría de sus habilidades eran por proceder de una raza de dioses, ninguno se debía a extraños poderes superiores a los que tenían sus conciudadanos de Asgard. Ella no lo sabía porque no era ducha en las materias científicas ni en la genética. Pero las características superiores de su raza se debían a una causa genética como los superpoderes en los terrestres. Lo que hacía diferente a los asgardianos es que no sólo una parte de la población disfrutaba de poderes, sino que los asgardianos todos tenían esas envidiables peculiaridades.

- Todas mis cualidades físicas se deben a mi raza y a mi entrenamiento. Cada asgardiano nace así con facultades superiores a las de los midgarianos y con una tendencia innata a los poderes místicos. Lo que es  de mi casta como valquiria es mi conexión con la muerte. La presiento, sé cuando algún ser vivo va a morir.-

-La comida y la bebida suavizan mucho mi carácter. Ya verás que en el campo de combate soy uno de los entrenadores más duros de Asgard.- Alzó su copa y apuró su bebida. Se sirvió un poco más de hidromiel. Como buena asgardiana tenía un buen saque.

Brunilda asintió y sonrió ante lo dicho por May. No conocía ni el teatro midgariano ni obras de este basadas en las valquirias. Solamente esperaba que no fueran relatos poco verídicos creados desde la  ingenua imaginación de los midgardianos. No quería dudar de su amiga pero tenía constancia de que el conocimiento que poseían los humanos sobre Asgard y sus costumbres no era del todo acertado.

Cuando relato sus habilidades y su unión con la muerte, un tema que era un tabú bastante fuerte  para los midgarianos, el estado de ánimo de la  joven de etnia asiática decayó. La rubia sintió un poco de pena. sim embargo, para ella no era algo que se tratase con tristeza. La otra vida era algo muy recurrente en todos los largos días de su experiencia como principal valquiria de Odín.

- Perdí a mi padre cuando habían pasado nueve veranos desde mi nacimiento. He vivido años, siglos y milenios desde que las Nornas cortaron su hilo y aún así le sigo extrañando. No pienso en él con tristeza porque sé que cuando mi hora termine nos reencontraremos. Le recuerdo con cariño y aprecio que me enseñara tanto. Así es como debe honrarse a los que ya no están con el recuerdo del amor y cariño que nos entregaron.-

Con el comentario del muchacho recordó a todas las compañeras que había tenido a lo largo de su vida como guerrera de élite asgardiana. Habían muerto muchas de sus compañeras sirviendo a Asgard. Una muerte digna y gloriosa. La valquiria las había visto perecer a todas, una tras una. Era la última de su casta y eso significaba que si no encontraba a nadie pronto para continuar con el legado, su muerte significaba el fin para las valquirias.

- A los migdarianos siempre les resulta extraño.- Se rió ligeramente- Estoy unida a la muerte no sé si puede explicarse ni entenderse. Tampoco no sé si carecer de esta conexión dificulta este comprendimiento de lo que en conjunto son la vida y la muerte. Para mí no son más que dos caras de la misma moneda. Morir no es ni mucho menos el final, es sólo un tránsito. Ayudo a las almas a llegar a su destino, sin mi ayuda se quedan varadas, tristes y solas eternamente. Guío al paraíso a las almas de mis queridos fieles y me siento gratificada de poder aliviar su dolor cuando el cuerpo muere. Estar amarrado a un cuerpo muerto es un agonía perpetua para un alma. No considero que sea algo triste ni algo que induzca al temor o a un estado de ánimo pesimista. -

Para cada uno de los allí presentes la relación con los progenitores era muy diferente. La diversidad de familias y de roles se hacía muy presente. En cada uno de los casos el que tomaba el rol de figura de apego era distinto. Mientras que a la Valquiria en su primera infancia la había criado su padre, porque su madre murió al nacer ella, a May y a Shawn  les había cuidado su madre. No obstante, estaba claro que carecer de un padre o una madre o de ambos dejaba un rastro y una huella en el alma.

El aparato electronica del muchacho sonó. El castaño miró su móvil y se disculpó.  Acababa de recibir un aviso y comunicó a las mujeres que se encontraban con él que no podía permanecer más tiempo con ellas. Brunilda hizo una inclinación de cabeza a modo de despedida. Sin duda le había resultado agradable aquel joven.

Dio un largo trago a su hidromiel cuando May comentó lo de los Psicopompo en las culturas clásicas y como cada cultura milenaria tenía esos guías que encaminaban el alma hasta los paraísos mortuorios. No le gustaba mucho hablar de los que realizaban su labor en otras religiones. Hacía mucho tiempo hubo grandes conflictos por establecer a quién pertenecía cada alma. Aunque al final se lograron poner unos criterios, las rencillas entre los diferentes emisarios de la muerte seguían muy presentes en la actualidad.

- Los asgardianos sabemos de la muerte y sus designios desde el primer amanecer de nuestra vida. Algunos como yo misma hemos visto la vida y la muerte varias veces. No hay misterio ni desinformación que oculte que pasa cuando la vida llega a su fin. Tampoco hay miedo ni temor. Entendemos la muerte como otra etapa de nuestro devenir.-  Parpadeo varias veces. En el discurso de Victoria hubo varias palabras que no entendió muy bien. Ella no estaba muy inmersa en la cultura terrestre ni en sus terminologías. Metahumano o mutante no sabía que quería muy bien que era. Sin embargo, comprendió que era algo así como el concepto de “raza”. Unas diferencias anatómicas y visibles que nos separan de nuestros afines.

- Y sin embargo, nosotros os consideramos muy interesantes. - Sonrió a las mujeres y bebió un trago de su jarra.- Midgard es como nuestro segundo hogar y algunos de los nuestros han procreado muchos hijos con los midgarianos. lo que me hace suponer que en el fondo no somos tan diferentes y que sin lugar  dudas todos estamos hechos del mismo material. - Mientras hablaba iba acariciando el borde de su jarra con la yema de sus dedos. Había captado cada una de las miradas de fascinación e interés de may en la otra mujer y al faltar el muchacho, se preguntaba si estaba haciendo mal tercio.  

- No tenga apuro, my lady. Los sentimientos son indómitos cual potro salvaje, no pueden controlarse tan bien como las espadas.- Comentó  en respuesta a lo dicho por Victoria de ponerse melodramática. Aunque,  bien era cierto que Brunilda ejercía mucho control sobre sus propias emociones y su rostro siempre era sereno como si no ocurriera nada. La mayor expresividad la tenia cuando mostraba su enfado, su ira y su rabia.

La asgardiana no entendía muy bien aquel concepto de metahumano ni el de mutante. En su tierra natal no existían tales conceptos. No había  unos “normales” y otros “diferentes”. Asgard eras asgardiano  fuera cual fuera tu origen, vinieras de donde vinieras, tuvieras el poder que tuvieras o la apariencia física que tuvieras. Hela,  Hogun, Amora,  Loki, Fenrir … todos diferentes tanto en físico  como  en poder, todos asgardianos. Quizá  era esa mentalidad de su cultura lo que hiciera que su raza resultase más tolerante y sierra que otras de los nueve reinos.

-Oh - Dijo con un poco de sorpresa - Parece ser que allí donde vayas ser de sexo femenino trae complicaciones. Mi vida tampoco ha sido fácil. Me ha costado sangre, sudor,  lágrimas y huesos rotos llegar a ser de la élite asgardiana. He tenido que probar en cada ocasión y cada segundo de mi vida mi valía. He sido insultada, injuriada, retada,  humillada, desprestigiada ... Se han reído de mí de mi esfuerzo y mi tesón.  He sido tratado como ciudadana de segunda, como si el hombre más vago, más inútil y más idiota de Asgard fuera mil veces mejor que yo. Siempre se me ha tratado peor y exigido más  que  cualquier persona de sexo masculino. Sin embargo, en mi casa no tenemos esas discriminaciones sobre quién te acuestas o no. -Sí en algo eran reconocidos  los asgardianos era por su libertad  y tolerancia en  ámbito de la sexualidad. La mayoría  de ellos eran abiertamente bisexuales y algunos reconocidamente pansexuales. La familia real era un claro ejemplo de familia poliamorosa; el rey casado con tres reinas que criaba  a sus hijos juntas como si todas ellas fueran madres de toda la prole de Odín.

- No entiendo muy bien cual es el problema en ser o no ser. - comentó ante la revelación de May pues ella parecía haber soltado un gran secreto y para la valquiria no era nada. Para ella todas las formas de vida eran iguales. No diferenciaba a los demás por su etnia, su condición, su sexualidad, su origen o cualquier otro criterio excluyente. Ella sólo medía a las personas por su falta o no de bondad y dignidad. Juzgaba como todos pero su rasero era el de la ética y moralidad. La crueldad. la maldad, la agresión al prójimo eran los indicadores que Brunilda usaba para valorar a alguien. No que tienes sino quien eres.