Age of Mythology [5 de abril de 2019](libre)

El olor a agua salada le llenaba los orificios nasales y el sonido del traqueteo de los barcos que se posaban sobre las aguas de un pequeño puerto del sur de Florida. Por entre marineros y turistas curiosos echando fotos a cada embarcación con un nombre curioso que veían, se encontraba Gray, con una camiseta de interior blanca, unos pantalones de camuflaje y unas botas marrones. Esta era una de esas raras ocasiones en las que no estaba en ese lugar por coincidencia, por estar deambulando, no, estaba ahí para ver a una persona, uno de los muchos amigos que tenía por los estados. Un barco de mediano tamaño de nombre “Freeway” le hizo sonreír, había encontrado a la persona que buscaba.

El hombre, de edad ya avanzada que aún conservaba algo de color en el cabello aunque ya estaba tirando para gris, se encontraba en ese instante ayudando a su tripulación a cargar algunas cosas en su barco cuando, de reojo, vio a Gray y no dudo en dejar lo que estaba haciendo para ir a recibirla con los brazos abiertos

-¡Red!- el uso de ese mote demostraba que el hombre conocía a Gray de mucho antes de que su pelo perdiese el color, efecto de la vejez -¿Que haces aqui? Cuanto tiempo sin verte

Se dieron un fuerte abrazo como saludo

-Po na, que hace poco tuve en casa tu mamá y me dijo que tene un barco- lo cogió del hombro y se giró con él a su lado para mirar su barco -No te veo dede que te fuite a… ¿Vetnam?

El hombre asintió con la cabeza, aunque su historia con Gray empezaba mucho tiempo atrás, cuando vivía en una granja con sus padres y mientras ellos dormían se produjo un incendio. Para suerte de la familia, Gray vio el incendio mientras buscaba un sitio en el que dormir y pudo entrar para salvarlos, la historia no acaba aquí pero, como todas las historias de Gray, es demasiado larga como para contarla entera. El hombre, que llevaba su chaqueta de cuando estuvo en Vietnam, miro a Gray con ojos nostálgicos; los tiempos podían cambiar, pero ella era la persona que nunca cambiaba… bueno, sin contar el aspecto

-Oye, voy a hacer ahora un viaje a Grecia ¿Te apuntas?

Gray la miró, por unos segundos, confusa; no sabía muy bien donde estaba Grecia, de hecho a ella le sonaba a lugar ficticio de esos que salen en los cuentos. De todos modos, no iba a rechazar una invitación de un amigo para hacer un viaje por el mar, algo que pocas veces había hecho en su vida

-Enga- dijo con fuerza y energia mientras se separaba del hombre y se dirigía hacia la rampa que conectaba el barco con el puerto -Surquemo los mare

El hombre soltó una suave carcajada entre dientes, ni siquiera le dijo a que parte de Grecia iban ni cuánto duraría el viaje, pero ¿Cuando le había importado eso a Gray? Desde que la conocía, nunca le importo ni a dónde iba ni de donde venia asi que simplemente sonrió, termino de cargar la mercancía y se pusieron rumbo a Grecia, específicamente a Litochoro; el pueblo de los dioses.


El calor de la mañana le dio en la cara mientras, apoyada en una de las barandillas del barco, sorbía una taza de café caliente. Hace pocas horas habían llegado al puerto y su amigo se había ido a buscar a alguien, pidiendo a Gray que, junto a su tripulación, vigilarán el barco. Gray dijo que lo haría, aunque en verdad su mirada no estaba puesta en el barco, ni siquiera en los alrededores del barco; sus ojos estaban puestos en la gran montaña que se alzaba sobre el pueblo, era tan grande que incluso con su vista dañada por la edad le era posible distinguir que, en efecto, se trataba de o una montaña o un monte. Su amigo vino poco después, con algunos papeles en la mano los cuales no interesaron a Gray lo más mínimo

-¡Ay David!- grito desde el barco -¿Y ese pazo montaña?

El hombre se giró para ver a qué se refería, poniéndose la mano sobre los ojos para cubrirselas del sol

-Ah, ese el Monte Olimpo, ahí dicen que es donde viven los dio

No tuvo ni tiempo de terminar la frase cuando Gray saltó por la borda, cayendo a unos metros de él

-Me voy a ecalarlo, luego vuervo

El hombre soltó una carcajada, sabía que en cuanto su amiga viera el monte no duraría en querer subirlo, después de todo Gray era una persona que, a pesar de tener una avanzada edad, estaba en un estado físico muy bueno eso sin contar sus poderes de mutante. Kayle sacudio la cabeza y suspiro

-Vale, pero nosotros salimos mañana por la mañana, asegúrate de estar aquí o tendrás que volverte nadando- curiosamente, no se extrañaría si Gray terminaba haciendo eso -Oh y, toma esto

El hombre le lanzó su chaqueta de la guerra, magullada ya por el paso del tiempo

-Por si te da algo de frió

Gray sonrió y se dio la vuelta para proseguir su camino mientras se despedía con el brazo levantado en el aire. Ahora lo que le tocaba era escalar el monte, no debería de costarle mucho.

Y asi fue. No solo era por su fuerza física muy superior a la de cualquier ser humano sino porque, incluso para las personas normales, el Monte Olimpo no era difícil de escalar; se organizaban excursiones, había lugares en los que descansar e incluso una carretera que te llevaba hasta casi 1200 metros en el monte. Claro que Gray, por su manera de hacer las cosas, no tomó ninguno de los caminos ya preestablecidos por las gente que antaño subieron al monte, ni se paró en uno de los refugios para los montañeros que subían el monte y buscaban el descanso, no; ella subió por un camino casi recto, llegando a veces que tener que escalar zonas escarpadas haciendo uso de su fuerza. Empezó la subida a eso de las diez de la mañana y llego a la cima casi a las dos del mediodía, cuatro horas en tardar en subir el monte era la mitad de tiempo que se podía tardar en subir al monte, eso si no lo hacías en varios días por un camino más tranquilo y disfrutando del paisaje, sobretodo si tienes problemas de visión y te cuesta ver unos metros delante de ti para saber que camino tomar; se valia con saber dónde estaba poniendo las manos, cuando escalaba, y los pies, cuando caminaba. Eso de disfrutar del paisaje y darse una vuelta por el monte no le interesaba a Gray en ese momento, a ella lo que le interesaba era hacer algo de ejercicio físico y vaya si lo hizo; a pesar de sus poderes estaba sudando un poco, tenia la chaqueta de su amigo atada a la cintura ya que, a pesar de la altura, en Abril hacía calor en el monte y no apetecía llevar una chaqueta puesta.

Se estiró un poco para destensar los músculos mientras miraba a su alrededor y fue entonces cuando, por casualidad, vio a una muchacha rubia que como ella había subido a la cima. No se esperaba encontrarse a nadie ahí, puede que algún montañero si, pero a una “niña” pues no aunque quien sabe, a lo mejor era como ella y había subido para hacer algo de ejercicio, cada cual podía subir un monte por las razones que le diese la gana. Ya que estaba ahí, se acercó a saludarla, aunque Gray no tenía en cuenta de que la joven podría ser griega y no entender el ingles… aunque a veces ni los ingleses entendian su ingles

-’Allo gurl- saludo a la joven, con las manos metidas en los bolsillos y una pose muy casula para alguien que acababa de escalar un monte -¿Que ashe tu por aqui? ¿A escalao er monte como yo?

Se entrelazo los dedos y se los crujió, provocando un fuerte sonido que a la gente un poco escrupulosa con esos temas le podría haber resultado repelente, para luego sacudirse la mano. La verdad es que tanto escalar le dejó la mano un poco echo polvo, menos mal que su efecto regenerativo ya estaba empezando a actuar, si aún fuera joven ya se encontraría en buen estado, mas su edad no le permitía ya regenerarse tan rápido como antes. Miro a la joven que se hallaba ahí en la cima con ella, al igual que Gray no tenía equipamiento ni vestimenta para escalar, cosa que habría hecho sospechar a cualquiera menos a Gray; ella no sabía el equipamiento que se necesitaba para escalar y francamente le daba igual, cada uno podía escalar como le diese la gana. La joven rubia le recordaba un poco a ella cuando era joven, por la buena forma física que parecía tener, claro que ella era pelirroja y ¿más alta? Se acordaba de muchas cosas, pero no de cómo era ella misma, qué cosas.

Se sentó con las piernas cruzadas, colocando ambas manos en sus respectivas rodillas y devolvió el cordial saludo, sobretodo comparando con el suyo, de la joven con un rápido movimiento de la cabeza tal cual haría un cowboy que saluda desde su caballo

-¿Si?- dijo antes de tumbarse en el suelo, cruzando los brazos para utilizarlos como apoyo para su cabeza, mirando de esta forma las nubes que pasaban sobre la montaña -Yo la’calao po… po que ma dao la gana, y ya ta

No tenía otra razón para haber ascendido por el monte, no era por turismo como Cassandra, ni por ver si era capaz de hacerlo, le dio por ahi ya esta, le podría haber dado ganas de comerse un donut y también lo habría hecho. Se estaba bastante bien ahí arriba, aunque hacía algo de calor la brisa te lo quitaba de inmediato, era como un agradable día de verano de esos que te dan ganas de quedarte en la piscina, sin meterte en el agua, mientras te comes un rodaja de sandía. Su descanso terminó cuando la joven recalcó las buenas vistas que se tenía desde tan alto y, por cabezonería, Gray se levantó, casi de un salto, para comprobarlo. Se acercó otra vez a Cassie para ver las vistas que tenía desde su posición, apretó los ojos entrecerrados intentando ver algo

-Yio no veo una mierda

Su miopía le hacía imposible disfrutar de los paisajes lejanos como lo haría una persona sin su problema, sabia que delante de ella se alzaba un paisaje; podía claramente ver que se trataba del pueblo y del mar, lo malo es que ella lo veía todo borroso, como si alguien hubiera pintado un cuadro y se hubiese entretenido a emborronarlo con una toallita húmeda poco a poco. Se encogió de hombros, denotando de esta manera su poca decepción al no poder ver el paisaje y volvió a tumbarse como estaba antes, cosa que no duró mucho

-Astias, e verda- se levantó, esta vez no tan rápido como antes ya que se podría hacer daño en la espalda si seguía dando esos brincos, que no tenía edad para eso -M’amigo ma dicho que aquí viven lo diosé, cómo

Chasqueo los dedos de su mano derecha mientras intentaba recordar algún dios que conociese, mordiéndose los labios a la vez que chasqueaba y movía la mano de arriba abajo. Por fin se le iluminó la mente, dejó de chasquear los dedos para cerrar la mano en un puño y colocarla con de un golpe en su palma izquierda, señalando al terminar este curioso gesto a la joven

-Como jezucrito.

Claramente no tenía ni idea de dioses ni nada de eso, ella nunca había sido muy de religión y de hecho una vez echó abajo una que se estaba construyendo, aya por los años treinta, por nueva orleans, claro que no fue su culpa ya que no se esperaba que las vigas con las que se estaban haciendo las paredes fuesen tan poco resistentes, culpa de quien quiso abaratar los gastos. De todas maneras, tampoco sabía nada sobre los dioses griegos ni ningún dios de cualquier otra cultura, si incluso confundió a jesucristo, uno de los personajes más reconocidos por todo el mundo entero, con el dios del cristianismo

-¿Tu habé algo de ezo?- miró a su alrededor, ahí no había nadie mas que ellas dos y nadie más, entonces se le vino una idea a la cabeza -¿Tara hueca eto?

Se agachó al suelo doblando la piernas y, sujetándose para no caerse con una mano, le dio un puñetazo rápido, y no muy fuerte, al suelo en el que se encontraban con la mano que le quedaba libre, dejando un pequeño cráter del tamaño de su puño que, aunque resultaba impresionante visto desde la perspectiva de una persona normal, demostró que el monte en cuestión no estaba hueco, cayéndose rastros del suelo de su puño al levantarlo de la tierra

-Po no

Miró con unos ojos confusos, con una ceja alzada y la otra bajada, a la joven rubia como si buscar alguna respuesta a eso de los “dioses”. No tenía ninguna razón para pensar que David le había mentido y, en su desconocimiento sobre cualquier religión, ignoraba eso de que los dioses podrían no ser reales lo que le daba otra razón para confiar en su joven, comparado con ella, amigo marinero. Lo único que sabía de los dioses es que vivían muy arriba y que siempre estaban mirando a la humanidad, o algo asi, la verdad es que la última vez que alguien le habló sobre religión sólo tenía quince años y no se acordaba ni de la mitad.  A lo mejor  Cassie le podía dar una explicación mejor de lo que eran los dioses y todo ese tema.

La risa de Cassie ante la exclamación de incapacidad de Gray, sobre lo de no poder ver nada, podría haber resultado ofensivo para algunas personas, no para la anciana. Eso si, arqueo la ceja ante la pregunta de si le ocurría algo a su vista, una pregunta que más de una vez le hicieron y que no le importaba responder, aún recuerda cuando su vista empezó a fallar por primera vez y como un colega suyo, Andrew se llamaba si no recuerda mal, le dijo de ir al medico para que le recetara unas gafas, ella le dijo que iria… al final ni se acercó

-No me paha nah, weno si- negó tener problemas y al segundo afirmó tener problemas -To lo que ta leho, ta como borrozo

Señaló al horizonte, se podía ver el mar y las olas lejanas que se movían con la calma del viento

-Se que zon, pero no mu wen

Se encogió de hombros, no veía eso como un problema o un inconveniente, pocas veces se tenía preocupar de las cosas que estaban lejos claro que era un poco molesto en las grandes ciudades ya que el paisaje urbano se convertía en una especie de masa borrosa multicolor. Ahí, el la naturaleza, no era tan molesto ya que el paisaje era más distinguible que si había muchos colores o luces o personas. Mientras escuchaba a Cassandra hablar sobre los diferentes tipos de dioses se puso a rascarse detrás de su oreja derecha sin perder contacto visual con la joven, confundida un poco por lo que le estaba contando

-¿Lo gregos tenen sus propió diose?

No tenía conocimiento alguno de lo que eran los dioses ni cuantos existían, por eso lo que le dijo Cassie la dejo algo confundida ¿Acaso en américa tenian dioses diferentes? No tenía ni idea y no mentiría si dice que no le importaba tanto como para ponerse a aprender sobre ellos. Eso si, le gusto lo de que los dioses griegos fueran menos estrictos que el cristiano, si tenía que haber alguien ahí arriba mirándolos desde el cielo, que mejor que alguien que sea más permisivo con las… ¿Leyes? Gray no tenía ni idea de nada de eso, así que supuso que los dioses se regían por las leyes que existían en la tierra. La anciana pasó la mano un poco por el crater que dejo tras golpear el suelo llenándose la mano de polvo y trozos de piedra que poco después se sacudió de encima

-Eho mola, lo de ze ma “premisios”- dijo echandole un vistazo al cielo -La liberta e lo ma impotante

Claro que, como era de esperar no solo por lo que le dijo la joven si no por la evidencia de que ahi no habia nada, la residencia de los dioses no parecía encontrarse en ese lugar. Una pequeña decepción, para qué engañarnos, esperaba poder ver cómo eran esos “dioses” que tantas iglesias tenían por el mundo, aunque ya sabía que los dioses americanos eran distintos de los griegos o eso creeia ella, por lo que bajo su punto de vista no se estaba perdiendo tanto. Por un segundo pensó en que su amigo le había mentido, pero se quitó esa idea de la cabeza; según Cassie eso era más como una leyenda popular, no una mentirijilla piadosa que le contó su amigo, que tampoco es que se fuese a enfadar por una mentira incluso cuando ella prefería la verdad antes que las mentiras, ella era directa y hablaba sin rodeos… a veces eso no era tan bueno tampoco

-Joe, yo que pensába eshame uno trago con ello- miro a la joven rubia y sonrió -You a fine gal, ¿Quere baja y come algo comigo?

Se volvio a tumbar en el suelo, con sus brazos cruzados para guardarse del duro y frio suelo

-Pero luego, que aqui se ta mu aguto

Gal:

Aunque al principio había hecho calor, al estar en la cima sin darse mucho movimiento le empezó a entrar algo de frío que podría soportar, sin embargo, al tener ahí con ella la chaqueta de su amigo decidió darle uso y ponersela, la chaqueta que tenía su amigo cuando sirvió en la guerra de vietnam. Él le habló alguna vez de la guerra, la verdad es que a ella le importaba bien poco las guerras de este o de cualquier otro país, le parecen estúpidas, innecesarias, por lo que le contó su amigo demasiadas muertes, de ambos lados y fuera quien fuera quien muere no estaba bien, eso era robarle de todo, robarle de su libertad. Durante su vida vio tres de las guerras más famosas, las mas horribles. Al menos de esas sabía poco, lo suficiente, pero poco. Miro a Cassie con una ceja alzada

-Nah, no e difisi, a mi a vese icluso se me ovida que veo mal

Como se le podía olvidar a alguien que tenía problemas de visión era algo que poca gente podía entender, te podía pasar si eres joven y tienes que usar gafas por primera vez puede que se te olvide ponertelas para ir a clase y solo darte cuenta cuando ya hayas llegado ahí, pero con la edad de Gray… puede que al estar tanto tiempo con los problemas de visión que te hayas acostumbrados a ellos o que pienses que todo el mundo tiene una visión parecida, a saber. Al menos eso explicaba por que antes pareció negar que no tenia problemas de visión

Escuchó atentamente la explicación de la joven, parecía saber mucho del tema y, aunque el conocimiento que le estaba exponiendo era más general que otra cosa, Gray parecía pensar que ella era muy diestra en el tema de las religiones. La única que pudo identificar fue la del cristianismo, las demás le sonaron a chino, bueno salvo la de los nativos americanos que una vez hace mucho tiempo atrás se acordaba de estar en una tienda con esos nativos americanos de los que ella hablaba los cuales le pintaron la cara, le dieron y dijeron cosas de las que ya no se acuerda y le dejaron irse. Ahora gracias a Cassie se acababa de enterar que presenció un acto religioso sin darse cuenta

-Que’nteresate- tenia la boca apoyada en su mano derecho mientras escuchaba a la joven -Tonse, to er mundo cree ago diferete ¿No? Po epero que se lleve bien to e mundo que cree cosa diferete

Llegaba a ser hasta adorable lo poco que sabía Gray de historia, no conociendo el hecho de que la raza humana llevaba siglos matándose simplemente por pensar diferente o de ser de una religión diferente. Si hubiera tenido unos estudios mejores que los que tuvo, a lo mejor podría saber algo del tema, por ahora tenía un desconocimiento casi total de todo lo que sucedió antes de que ella tuviera consciencia. Lo de que vivíamos en un mundo cada vez más libre le hizo alzar de nuevo una ceja a la mujer, esta vez como signo de duda

-Mushasha, er mundo sempre a sio libre- le puso una mano en el hombro y la miro a los ojos agachándose lo suficiente para que su cara y la de la rubia estuviesen a la misma altura -lo que pasa e que hay que tene er valo y la fuersa pa efretarse a to lo que nos quita la liberta

Eso era y nada más, desde el inicio de la civilización los humanos habían sido siempre libres, pero oprimidos por personas que creían tener el poder de limitar la libertad de sus congéneres, ya sea por leyes injusta o mandatos a seguir a rajatabla. Gray se lanzó al mundo persiguiendo la libertad, ella no buscaba iniciar una guerra, una revolución o inspirar a nadie, solo quería ser libre hasta el día que abandone la tierra; dejaba a los demás elegir su destino al igual que ello eligió el suyo

-Po podemo baja- iba a señalar el lugar por donde ella escaló la montaña, mas vio que la joven decia de dar el camino largo que era por el bosque -Weno, si vamo po ahi, tu ve primer que io no ze baja por ahi

Como ella tomó un camino más recto que los demás, un camino que se podía tomar sin necesidad de habilidades especiales, salvo que te costaría algo más de tiempo y energía, que te permite saltarte horas de caminata por el monte y acercarte a la cima en cuestión de unas pocas horas si eras una persona normal escalando. Gray, como era ya obvio, no era normal


-Y cuano sheguemo abajo poemo buca a mi amigo, que taba asendo una etrega a un sitio de aqui, poemos come ahi si eso

En muchos sentidos, Gray parecía más una niña pequeña que una anciana; al tener tan poca educación en muchos temas y tan pocos conocimientos de otros, era fácil embelesar explicándole cosas tan básicas o mundialmente conocidas como que la tierra gira alrededor del sol o simplemente que la tierra está constantemente girando. Todos esos conceptos que cualquier niño de sexto de primaria conoce para ella eran totalmente desconocidos y la verdad es que no le importaran mucho; su estilo de vida no se veía afectado si no sabia a que temperatura el agua se convierte en vapor o hielo. Vivía de forma diferente a los demás, eso estaba claro.

De hecho, puede que no fuera la primera vez que le explicaban cosas sobre las religiones, que se le hubiese olvidado por que no le importara lo suficiente como para a hacer el esfuerzo mental de recordar o simplemente que la persona que se lo contase no tuviera tanto interés en el propio tema haciendo que ella le prestase menos atención al tema. Se podía notar la atracción que sentía la joven rubia hacia estos temas, por lo que a Gray le resultó más fácil escucharla. De política tenia algo mas de idea, al menos sabia que había un gobierno y que cada algo de tiempo se votaba a uno nuevo o algo así, ella jamas habia votado, mas si que conoció algún que otro presidente de los estados unidos, aunque al que recordaba con más afecto era un tal “Kennedy”, le sentó bastante mal años después cuando se enteró de lo que le hicieron, no podía soportar el robo de una vida.

Frunció un poco el ceño cuando la adolescente comenzó a hablar sobre las leyes que son necesarias para la convivencia en sociedad y puede que tuviera algo de razón, o toda la razon quien sabe, sin embargo Gray tenia una opinion que chocaba con la suya en algunas partes

-No necesitamos una ley para saber que matar a alguien esta mal- dijo con su acento y su forma de hablar características, los cuales podrían hacer inentendible para algunas personas -Nosotros mismos sabemos que está mal y que está bien, no es “hacer lo que te venga en gana”, es vivir la vida libremente, sin otra ley más que las nuestras mismas

Su discurso quedaría algo mejor si no se comiera sílabas y casi palabras enteras, más si consigues entender lo que decía, podrías comprender que era lo que trataba de decir; para ella las únicas leyes eran las morales, las que tenemos todos dentro de nosotros. Claro que Gray sabía que algunas veces las personas se saltaban esas leyes morales, por no tenerlas desde un principio o simplemente por ignorarlas, ella sabia éstos, mas no era su cometido ir por ahí cambiando a las personas o el mundo, ni mucho menos

-Yo solo quiero vivir mi vida, la gente que haga lo que quiera, para eso estamos vivos ¿No?

De nuevo Gray tenía conocimiento de algunas personas que solo viven para trabajar, con el único fin en la vida de ganar dinero. Para ella esto era un concepto horrible, no se podía imaginar una vida entera trabajando y al final ¿Para que? Todos acabamos enterrados y nuestro dinero convirtiéndose en polvo, hace mucho tiempo que tuvo la decisión de vivir como lo hace y a dia de hoy, aún no se a arrepentido ni un solo día en toda su vida.

Comenzaron su descenso por el monte, Gray se dio cuenta de cómo la rubia aumentaba su ritmo una y otra vez, no pensó nada más sobre eso; a lo mejor esa era la forma que tenía la joven de andar por el monte, que más le daba a ella. Sin embargo y gracias a esto, llegaron al pueblo antes de lo que se esperaban. Una vez ahí, Gray fue al puerto en el que su amigo tenía amarrado el barco y justo lo encontró ahí, hablando con algunos de sus marineros

-¡Oi!- gritó desde lejos, alzando la mano a fin de que su amigo se diera cuenta de que ahí estaba -¡He vuelto! Y traigo compañía

Los hombres se giraron hacia Gray y Cassandra, el capitán se quitó el sombrero, apretándolo contra su pecho con la mano izquierda mientras que con la derecha hacia un saludo típico de la marina

-Captain David Williams, a su servicio

Tras el saludo, el hombre miró detrás suya y vio cómo sus hombres miraban a la joven rubia. Tras tanto tiempo en alta mar sin ver mujer alguna los marineros no podían evitar quedarse fascinados por el atractivo de la joven rubia, todos menos unos dos que estaban más atrás; ellos estaban más atraídos el uno por el otro que hacía Cassie. David tuvo que darle un capón a uno de sus hombres para que dejasen de mirar a la adolescente como… bueno, como adolescentes

-Disculpe a mis hombres señorita, tanto tiempo en el mar y se olvidan a comportarse cuando hay una dama delante suya

El hombre llevó de nuevo su atención a su vieja amiga, dandole una sonrisa. Conocía muy bien a su amiga y estaba segura de que ni le había preguntado el nombre a la rubia; Gray estuvo años sin saber como se llamaba el mismo y de su apellido ni hablemos, puede que fuera la primera vez que lo escuchaba

-Vayas a donde vayas siempre haces nuevos amigos ¿Eh, Red?

Gray bajo una ceja y arqueo otra, una expresión que parecía característica de ella

-Espero que ella no te haya conocido cómo lo hice yo- el hombre se giró hacia Cassie y bajó el tono un poco como si intentara que Gray no le escuchara -La primer vez que la conocí me reventó un diente de una hostia

El hombre se rió ante la anécdota al igual que Gray, se notaba que se conocían desde hace mucho y eran buenos amigos

-Eh, que tu me disparaste en el pie, un puñetazo te llevabas si o si

Los dos continuaron con sus risas. Se notaba por como hablaba con Gray el hombre que la conocía desde hace años, a diferencia de Cassie el no tenia que esperar unos segundos antes de responder a Gray si no que la entendía perfectamente a pesar de su forma de hablar tan extraña. La mujer puso su mano en el hombro de David mientras se reía, para sujetarse, tardando unos segundos en retomar la compostura

-Bueno, nosotros íbamos a comer que tengo un amigo que tiene un restaurante aquí con la mejor comida de toda grecia, a él le estaba llevando los ingredientes ¿Nos acompañáis?

Gray, como era de esperar, asintió con la cabeza esperando a que Cassie hiciera lo mismo y les acompañará en la comilona. Seria un dia de canciones, comidas y canciones de marineros, y la anciana no se perdería eso de ninguna manera

Se podía ver en la conversación entre la anciana y la adolescente que una estaba más versada en el tema de las leyes que la otra, de hecho si Gray no fuera tan cabezota la joven podría conseguir hacerle ver las cosas desde un punto de vista diferente, quién sabe, si se la hubiera encontrado siendo más joven a lo mejor ahora sería una persona totalmente diferente. Ahora, con la edad que tenía y todo lo que vivió ya no le merecía la pena cambiar su forma de pensar, como la mayoría de ancianos se había vuelto cabezota, aunque no se podía decir que de joven no lo fuera también. En resumen; entendía lo que la joven le trataba de decir y por una parte lo entendía, pero por otra parte ella seguía viendo las leyes, la sociedad y todo en general a su manera, aunque a ella le daba igual lo que la joven pensara, no en el sentido malo de la palabra; a ella no le importaban las opiniones de la gente sino la gente en si, lo que eran detrás de todo eso y esa muchacha, de momento, le estaba cayendo bien.

-Bueno, muchas leyes las han hecho gente con poder ¿No?

Cuando los más grandes y fuertes consiguieron el poder dijeron “Esto es la Ley”. Era una forma muy básica y puede que errónea de ver las leyes, más qué importaba que una anciana no entendiera las leyes, si, puede que fuera una anciana capaz de levantar un autobús, pero no iba a hacer nada al respecto; ella dejaba a los demás vivir como les diese la real gana, La conversación sobre leyes y “formas de vida” podría haber continuado de aquí hasta el infinito, que no es que estuviera mal, sin embargo era mejor hablar de mas cosas; si la conversación con la joven era todo el rato del mismo tema se podría llegar a cansar, menos mal que cuando llegaron abajo el tema de conversación dio un giro de 360 grados.

El hombre rió de nuevo cuando Cassie le pregunto el nombre a Gray, el, que la conocía desde hace tanto, sabía perfectamente lo que la mujer le iba a responder así que, de forma cómica, se estiró un poco intentando alcanzar la altura de la mujer y fingió tener el cuerpo robusto que tenía ella

-”Me puedes llamar como quieras, yo no tengo nombre”- llegó incluso a imitar la singular forma de hablar de Gray casi a la perfección -¿A que le ibas a decir eso?

Le preguntó el hombre, con una gran sonrisa mientras dejaba la imitación de Gray. Esta frunció el ceño aunque acompañado por una sonrisa dando a entender que le hizo gracia la imitación de su amigo

-¿Que quieres? Soy una mujer de costumbres- y una carcajada fue compartida por ambos -Llamame “Gray Fox” si quieres, es lo que me suele llamar la gente hoy en día

Aunque David seguía llamándola “Red” ya que cuando la conoció era el nombre por el cual se la conocía, además ese nombre le traía recuerdos de cuando era un crío, de leer en los periódicos sobre “Red Fox” o escuchar en la radio que un grupo de policías estuvo a punto de capturarla, antaño la mujer fue casi una famosa, ahora, con el paso del tiempo, parecía haber desaparecido todo rastro de su historia, olvidada cuando el mundo cambió la mirada a otras cosas

-Tiene usted toda la razón, tengo que poner a mis hombres en cintura

David asintió con la cabeza y lanzó una mirada de enfado a los dos hombres que miraron de esa manera a la joven evitando ambos la mirada de su capitán mirando hacia el cielo o al suelo. El era viudo y no veía el atractivo que tenían algunos hombres de su edad en las mujeres más jóvenes que ellos; con una mujer de tu edad podías conversar mas, habíais vivido lo mismo y era mas agradable. Frunció el ceño aún más cuando la joven explicó que sentía un poco de recelo de irse a comer con esos dos hombres

-¿Veis lo que habéis conseguido? No se puede tratar así a una señorita- dio unos pasos, acercándose a su barco que seguía amarrado en el puerto -¡Oi, Gennaro!

De una de las escotillas del barco se asomó un hombre con una gran barba negra y una boina de chef algo sucia, que bandia una espátula en su mano izquierda

-Qui cosa?

-Hazle un plato a estos dos ¿Vale? Que hoy te van a acompañar- se acercó a sus hombres y les dio a ambos una palmada en los hombros -Y hazlo picante, como tu sabes

-Va bene

Y el cocinero volvió a meter la cabeza en la escotilla, acompañado por los dos hombres que, a paso lento y con pocas ganas, se metieron de nuevo en el barco

-Es Gennaro, nuestro cocinero- aclaró David a Cassandra que podría no entender qué era lo que estaba pasando -Solo come lo que él cocina, así que cuando amarramos en algún puerto dejamos que el se haga lo que quiera

Gray probó su comida cuando estuvo en el barco y podía afirmar que era un buen cocinero, aunque a veces, si alguien se quejaba de su comida, empezaba a gritar en un idioma que ella ni sabia cual era. De hecho, David tampoco le llegaba a entender del todo bien ya que, aunque Gennaro era italoamericano y perfectamente sabia hablar ingles, prefería hablar el idioma de su mamma”. Como los hombres maleducados ya estaban a buen recaudo, David dio un silbido al resto para que se fuesen a comer, los dos que no habían prestado mucha atención a Cassie y un tercero que estaba pescando en el puerto, o al menos intentándolo. Este, a diferencia del resto de la tripulación, era un joven de por lo menos veinte años, con un bigote bien recortado y  una barba de tres días, claramente era el joven y atractivo del grupo aunque también era callado y al ver a Cassie se limitó a saludarla dándole un toque en la boina que llevaba puesta.

El grupo se dirigió hacia el restaurante que tenía colgado el cartel de cerrado, no obstante al dar David tres toques en la puerta esta se abrió, apareciendo tras de ella un hombre negro de aspecto robusto y pelo gris que le saludo dandole un fuerte abrazo. Tras su saludo, el hombre del restaurante se fijó en Gray y sonrió

-Así que esta es la legendaria “Red” ¿No?- Al igual que David,  el hombre también hizo un saludo de la marina -Teniente Alfred Simms, es un placer conocerla señora

Estaba claro que cuando estuvo sirviendo junto a él en la marina, David le contó muchas cosas sobre su amiga a Alfred. Ella, como era humilde, le saludo con un gesto de la cabeza compartiendo la sonrisa del hombre

-Ni soy legendaria ni creo que ya siga siendo Red- se Señaló su pelo caño y río, inmediatamente se dio cuenta de que el hombre no conocía a Cassandra y decidió presentarla ella misma -Ella es Cassandra

Aunque a Alfred le costaba un poco entender lo que decía la mujer, el no estaba acostumbrado como David, pudo comprender que estaba presentando a la joven rubia que les acompañaba. Repitió el saludo esta vez dirigido hacia Cassie y al terminarlo miro a la joven un poco extrañado al no saber que hacia acompañando a unos viejales como ellos

-¿Tu nieta?

Pregunto a David, este negando con la cabeza mientras reía ante la pregunta de su amigo

-No, no, es una amiga de Red ¿No?

Esa pregunta fue dirigida tanto a Gray como a Cassie, la anciana , claro esta, asintió ya que si no ¿Que era Cassandra? Era una amiga, como todas aquellas personas que conocía en los estados unidos. Una vez estuvo todo aclarado aclarado, Alfred les abrió la puerta al completo dejándoles pasar al restaurante. Era un pequeño local con las paredes blancas y rugosas y las columnas pintadas de azul. El suelo estaba limpio, reflejando la luz del sol que entraba por las ventanas redondas del establecimiento y las sillas estaban sobre las mesas, claramente el local no estaba abierto al público, más Alfred les guió hasta una gran terraza con vistas al mar en la cual había una gran mesa en la que cabían todos perfectamente, con un pequeño árbol que crecía desde uno de los lados de esta

-Sentaros, por favor, que yo traigo la comida

Todo estaba preparado y listo; los platos, los vasos, los cubiertos e incluso tenían a su lado un barril con hielo lleno de cerveza y jarras de agua, estaba claro que Alfred era muy detallista y le gustaba agasajar a sus amigos y a los amigos de sus amigos. El barco de David le traía provisiones desde USA así que para él esto era una forma más de pagar los servicios de su amigo

-Que bonito es todo esto ¿No? Casi me dan ganas de quedarme aquí a vivir

La anciana se quedo admirando las hermosas vista que tenían desde la terraza, no muchas veces veía el mar y no siempre desde un lugar tan hermoso como en el que estaban ahora mismo. Como los demás, ella también se sentó en la mesa al lado de David, dejando un hueco por si la adolescente quería sentarse con ella. Poco a poco Alfred fue llenando la mesa de platos típicos griegos, como el Tzatziki, Kofta o el Moussaka, acompañado también de unos filetes de atún al ajillo con un toque de limón. Una vez terminado de traer todo se sentó junto a los demás para acompañarlos en el festín que les había preparado, todos incluida Gray sorprendidos por la cantidad de comida que Alfred consiguió preparar para todos y la buen pinta que tenía

-Si tuviera que elegir un sitio para quedarme el resto de mi vida, elijo este

Bromeo Gray, haciendo que todos se rieran. Alfred sonrió, para él eso era un cumplido ya que desde pequeño siempre quiso ser cocinero, le encantaba preparar comidas para los demás y hacerles felices con ella, alimentar a los demás era su sueño

-Que aproveche

Y empezó la comilona.

Off:

David asintió ante lo que le dijo la muchacha dándole a entender que comprendía lo que le quería decir, lo malo es que siendo sus empleados tan “viejos” como eran sería difícil inculcarles algo así, o algo en general. Tendrá que usar la mejor y más picante comida a fin de hacerlo meter en la cabeza, no sería fácil, pero el esfuerzo valía la pena. Al menos sería más sencillo hacérselo entender al más joven del grupo, aunque con su edad extraño sería que no supiera que no se debía de mirar a las personas como meros trozos de carne.

Al menos Alfred sabía comportarse aunque eso no es que extrañase a David en absoluto; tenía una mujer y una hija en la universidad en américa, la única razón de que no estuviese su mujer con el era que se encontraba visitando a su hija. En la comida le dio, por estar comiendo con tanta gente al parecer, recuerdos de su familia y no pudo evitar sacar la cartera en la cual llevaba varias fotos de su hija; de bebe, de adolescente y de mujer hecha y derecha. Gray se asomo un poco con la cabeza, viendo así las fotos de la hija de Alfred, este al ver el esfuerzo de la anciana giró la cartera para enseñarle las fotos aun mejor

-Miren, es mi hija,  Maria ¿A que es guapa?

Alfred tenía la típica mirada de padre; da igual que enfrente suya estuviera una top model, la mujer que programó el sistema que hizo posible el sistema que nos llevó a la luna o la mismísima reina de inglaterra para él su hija era la más guapa, la más inteligente y la persona más importante del mundo. En su cartera también llevaba una pequeña foto, de tipo Carnet, de su esposa que tenía aspecto sudamericano

-Se está sacando un doctorado en Estados Unidos… estoy muy orgullosa de ella

La anciana sonrió. Le producía una sensación cálida ver a un padre o una madre hablar sobre sus hijos, puede que fuera por el hecho de no tener familia, ni padre, ni madre ni descendencia alguna, lo que si tenia era una gran cantidad de amistades por todos los estados y eso tampoco estaba nada mal, ademas tampoco es que le importara no tener familia, le daba igual todo ese tema ya que ella la familia la veía como algo cambiante, tu familia eran los tuyos y los de Gray eran todas las personas con las que poder conversar o echarse unas birras en una mesa de un bar. La comida siguió entre charlas y risas, mas el tema de conversación rápidamente fue dirigido hacia la joven Cassie que, a parte del otro joven, era la persona que más resaltaba del grupo

-¿A que te dedicas, Cassandra? ¿Que estas estudiando?- le preguntó Alfred, que se acababa de limpiar la Moussaka de la cara -Me dijiste que os conocisteis en el monte ¿No?

Alfred no era tan pasota como Gray o David como para no darse cuenta de que, por como iba vestida, era extraño que estuviera solo en el monte. Pensaba que a lo mejor era parte de una excursión o algo, así que les dejo algo de tiempo libre para irse a comer, aunque si ese fuera el caso no entendía que hacia ella viniéndose a comer con un grupo de viejales y no se quedaba con sus colegas de instituto. Gray interrumpió la duda del hombre con un carraspeo

-Ella- tenía la boca llena cuando dijo eso, así que trago lo que estaba masticando para poder seguir hablando -Es muy inteligente, me a estado explicando un huevo de cosas sobre religión y de más, me lo ha explicado muy bien todo

Como la mujer hablo mas rápido que lo normal, Alfred echo la vista a David que le tradujo lo que le intento decir. Al entenderlo, el hombre sonrió y echó una carcajada

-¿Por eso estas aquí? Ya sabes, por ser “El Monte Olimpo”

Alfred volvió a reír aunque David frunció el ceño mirando directamente a su amigo, sabía que iba a decir ahora y no le gustaba para nada. Después de tanto tiempo siendo amigo, ambos sabían cómo se comportaba el otro casi a la perfección

-Si de verdad existieran los "dioses" no tendría que haber visto a tantos jóvenes morir delante de mis ojos, tanta miseria tanta… tanta muerte.

En los ojos del hombre se pudo ver el temor, la rabia y el arrepentimiento de un hombre que pasó una guerra. Le costó mucho tiempo hacerse a la idea de lo que vivió y aún hoy en día tenia pesadillas de lo sucedido, viendo en su bañera las caras de lo hombres que no pudo salvar, los rostros de aquellos demasiado jóvenes como para siquiera pedirse una cerveza mandados a morir en una guerra que no entendía, le temblaron las manos y David le tuvo que dar unas palmadas en la espalda a fin de tranquilizar a su amigo

-Sabes- dijo David con una leve sonrisa -Una mujer como tu nos habría hecho mucho bien en la guerra, contigo a nuestro lado todo podría haber sido muy diferente

Gray vio muchas guerras a lo largo de su vida, por ejemplo vio las dos más importantes del mundo y jamás se le ocurrió participar, ni por un segundo

-No me gustan las armas, no quiero matar a nadie… eso es quitarle la libertad a una vida, quitarle el derecho a elegir y sabes muy bien que eso es lo que mas odio

David asintió la cabeza, con una sonrisa entre resignación y entendimiento. Ella te podría romper un brazo, te podía hacer daño, heridas incluso graves y sin embargo jamas mataría a nadie y nunca, en toda su larga vida, usó un arma de fuego o un arma blanca. Las armas y el asesinato eran para los cobardes, aunque las guerras eran algo distinto ella se negaba a participar. Alfred se dio cuenta del tono gris que estaba tomando la conversación y, a la vez, también se dio cuenta de estaban terminando de comer así que se levantó con una sonrisa que se estaba forzando en el rostro, aun con los recuerdos en su mente

-Bueno… ¿Queréis postre? He hecho una tarta de queso y limón que esta de rechupete ¿La traigo?

Dirigió esa pregunta sobretodo a Cassie, mirándola con las manos entrelazadas. De Gray no tenía conocimiento, más sabia que su amigo David no podía tomar azúcar, al menos no debía o no mucho, y sus postres siempre tenían algo de dulce en ellos, a veces demasiado pero ¿Que seria de la vida sin el dulzor? Alfred no quería vivir en ese mundo y lo demostraba no solo con una comida de gran sabor sino también con unos dulces bien dulzones.

Alfred asintió cuando Cassie dijo que su hija era inteligente y trabajadora, desde pequeñita se esforzó mucho para conseguir estudiar lo que a ella más le gustaba y, por fin, lo había conseguido. No asintió tan rápido cuando le pregunto de que era su doctorado ya que, aunque su hija se lo explico miles de veces aun seguía sin entenderlo del todo

-Es un doctorado en física teórica, aunque no tengo ni pajolera idea de qué va eso

El venía de una generación menos informada, sobretodo viniendo de Estados Unidos que no era un país conocido por sus altos niveles escolares. Gray frunció el ceño pensativa, intentando averiguar por sí misma qué era eso de “Física teórica” sin mucho resultado. Los adultos tampoco pasaron por alto lo que la joven quería estudiar, David soltando una leve carcajada

-Pues si quieres aprender de historia de estados unidos, pregúntale aquí a mi amiga- le dio una palmada en el hombro a Gray que, por la sorpresa, casi escupe lo que tenía metido en la boca -Ella ha visto más acontecimientos y conocido a más gente famosa que todos nosotros juntos

Gray alzó una ceja, más asintió segundos después ya que era cierto que había visto mucho durante su vida y conocido gente famosa, algunas antes de que se lanzarán a la fama y otras cuando ya eran famosas, aunque a ella eso no le importaba en absoluto; si podía compartir una buena cerveza con alguien, que más le daba lo “famoso” o “famosa” que fuera. Ella tambien se podria considerar una persona famosa, o mejor dicho “Infamous” y ciertamente lo fue por un tiempo, más esas épocas ya pasaron y ahora llevaba un perfil más discreto aunque reconocible para aquellos que sabían de ella de antes.

El clima de la conversación se altero un poco cuando Alfred empezó a hablar de la guerra,era uno mas de los cientos que vino traumatizado del infierno que era participar en una guerra por el interés de alguien mas arriba en la cadena de mando que no le importaba mandar a jóvenes a morir. Menos mal que cuando la joven compartió en lo que se quería convertir cuando terminara sus estudios la conversación volvió a un tono mas relajado

-Pues seguro que serás una “Estoradora” muy buena

A pesar de no conseguir decirlo bien, Gray tenía buenas intenciones cuando lo dijo. Si la joven quería que esa fuera su profesión cuando fuera mayor, la anciana le deseaba todo lo mejor y, ademas, al ver lo bien que le explico las cosas ahí arriba estaba claro que esa era su verdadera profesión. A Alfred le sintió un poco mal que todos rechazaron su postre, al menos hasta que vio las señas que le hacía Gray para que le trajera un cacho y, con una gran sonrisa en el rostro, eso hizo, trayéndole un cacho de su tarta de limón que tenía una pintaza impresionante. La mujer no tardó ni dos segundos en ponerse a comer ese delicioso postre

-¿Quieres que te acompañe?- pregunto Gray a Cassie cuando esta les dijo que tenía que irse, terminándose de tragar la última cucharada de la tarta y limpiándose la boca con los nudillos, no era muy refinada la verdad -Si no me quedo aquí, lo que tu digas

Ella siempre dejaba elegir, al fin y al cabo la libertad se trataba de eso, por lo que no le importaba lo que le dijera la joven; aceptaría cualquier cosa que eligiera. Ella estaba gusto ahí sentada, comiendo tarta, mas también se encontraba a gusto afuera, paseando o escalando montes, para Gray las dos opciones eran buenas.